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PREPARACIÓN DE LAS PREGUNTAS PRÁCTICAS DEL EXAMEN

En las preguntas sobre morfosintaxis y sobre léxico se pide que se explique y razone el uso de las
palabras que aparezcan subrayadas en el texto. Tanto si esas palabras están empleadas de acuerdo
con la norma o contraviniéndola, lo adecuado es empezar por explicar la teoría general que establece la
RAE al respecto, para analizar después el caso particular que se presenta.

Por ejemplo:

1) Cualquier pregunta sobre los sustantivos femeninos que empiezan por /a/ tónica debe empezar
por la exposición de la teoría general:

En general, ante sustantivos femeninos que empiezan por /a/ tónica (con las grafías a, ha), el artículo
determinado singular debe ser el y no la (el agua, el águila). Esta norma afecta esencialmente al artículo
determinado y al indefinido, que toma la forma un (un agua, un aula), aunque no es incorrecto utilizar la
forma una (una agua, una aula).

No se aplica esta norma cuando el artículo no precede inmediatamente al sustantivo (la turbia agua, la
afilada asta).

No siguen esta regla los adjetivos demostrativos, por lo que deben usarse siempre con la forma
femenina (esta agua, esa alga, aquella alma). Los indefinidos una, alguna y ninguna pueden adoptar las
formas apocopadas un, algún, ningún (un agua, algún águila, ningún aula), pero también se admiten las
formas plenas una, alguna, ninguna (una agua, alguna águila, ninguna aula).

No afecta esta norma ni a los adjetivos que empiezan por /a/ tónica (la hábil artesana, la alta torre), ni a
las palabras derivadas de sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica, pero que la han perdido
en la nueva forma (esta agüita, la aguilita).

Tampoco debe caerse en el error de utilizar la forma el ante sustantivos femeninos compuestos cuyo
primer elemento, como palabra independiente, comienza por /a/ tónica, pero que ha pasado a /a/ átona en
el compuesto, como ocurre, por ejemplo, en la aguamarina, palabra llana, cuya sílaba tónica es –ri–.

Una vez expuesta la teoría general, se debe explicar y razonar cada caso concreto que se plantee
en la pregunta. Por ejemplo:

Preparan un pincho muy sabroso con este alga y un ala de pollo.

Este alga es un uso no normativo, puesto que, ante sustantivos femeninos que empiezan por /a/
tónica, los adjetivos demostrativos deben emplearse siempre en su forma femenina.
El indefinido, en cambio, puede usarse indistintamente con la forma un, que es la más frecuente,
o con una.
Por lo tanto, la oración normativa es:
Preparan un pincho muy sabroso con esta alga y un ala de pollo.
O también:
Preparan un pincho muy sabroso con esta alga y una ala de pollo.

2) Cualquier pregunta sobre leísmo, laísmo o loísmo debe responderse exponiendo, en primer
lugar, la teoría general:
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Cuando el pronombre átono desempeña la función de complemento directo, deben usarse las
formas lo, los para el masculino (singular y plural, respectivamente) y la, las para el femenino
(singular y plural, respectivamente). Sin embargo, se acepta la forma le para masculino singular
de persona o ser personificado.

Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto, deben usarse las


formas le, les (singular y plural, respectivamente), cualquiera que sea el género de la palabra a la que
se refiera.

Una vez expuesta la teoría general, se debe explicar y razonar cada caso concreto que se plantee
en la pregunta. Por ejemplo:

A las dos pequeñas dalas la cena las primeras y les acuestas enseguida.

En esta oración el pronombre enclítico de dalas ejerce la función de CI, mientras que el siguiente
(les acuestas) lo hace de CD. Por lo tanto, se produce un laísmo en el primer caso y un leísmo en
el segundo, ambos antinormativos.
La oración normativa es: A las dos pequeñas dales la cena las primeras y las acuestas enseguida.

3) Cualquier pregunta sobre el uso de los posesivos como complemento de un adverbio debe
responderse exponiendo, en primer lugar, la teoría general:
Es muy frecuente el error consistente en confundir el sintagma preposicional con valor adverbial (detrás
de mí, cerca de ti, encima de él…) con el complemento de posesión, que se construye también con la
preposición de (El hermano de Juan). En el primer caso, el adverbio (detrás, cerca, encima…) es el
núcleo del que depende el complemento preposicional (de Juan), mientras que en el segundo el
complemento de posesión tiene como núcleo un nombre (hermano). La manera de saber si la expresión
con posesivo es correcta o no es fijarse en el núcleo: si se trata de un sustantivo, es correcta; pero si se
trata de un adverbio, no lo es.
Por ejemplo, en La camisa de Miguel, como camisa es un sustantivo, admite que lo modifique un
posesivo, su camisa, la camisa suya. Pero el adverbio no admite esta modificación, por lo que encima
de Víctor no puede ser sustituida por su encima.

Una vez expuesta la teoría general, se debe explicar y razonar cada caso concreto que se plantee
en la pregunta. Por ejemplo:
No te pongas detrás mía, que no te veo.
Puesto que detrás es un adverbio, no puede ser núcleo de un posesivo (mío, mía, tuyo, suyo…) y sí
puede, en cambio, regir un sintagma preposicional (de mí, de ti, de ellas…).
Por lo tanto, la oración correcta es: No te pongas detrás de mí, que no te veo.

4) En las preguntas sobre léxico se debe aclarar en primer lugar en qué consiste el fenómeno al
que se debe la incorrección y después se explicará el caso particular que se plantea en la cuestión:

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a) Con sus palabras le ha infringido un daño irreparable.
Se produce un error por paronimia. Dos o más vocablos son parónimos cuando mantienen entre
sí relación o semejanza, por su etimología o solamente por su forma o sonido.
Por la semejanza entre los significantes, se utiliza aquí infringir (‘Quebrantar leyes, órdenes,
etc.’) en lugar de infligir (‘Causar daño; Imponer un castigo’).
La oración correcta es: Con sus palabras le ha infligido un daño irreparable.

b) En esa ocasión al Gobierno le dieron una bofetada en la cara muy injusta.


En la misma definición de una palabra se incluyen forzosamente varios rasgos semánticos: subir
equivale a ‘ir hacia arriba’, de igual manera que entrar equivale a ‘ir de fuera adentro’. Por eso, resultan
redundantes las expresiones subir arriba o entrar adentro, ya que el significado de las palabras que
acompañan a los verbos mencionados va incluido en el significado de estos.
Se produce una redundancia entre bofetada y en la cara, puesto que bofetada significa ‘golpe que se
da en el carrillo con la mano abierta’.
La oración correcta es: En esa ocasión al Gobierno le dieron una bofetada muy injusta.

c) De lejos parecía un insolente antidiluviano que había sobrevivido a todos los cataclismos.
Nos encontramos ante un caso de etimología popular, que consiste en la interpretación
espontánea que se da vulgarmente a una palabra, relacionándola con otra de distinto origen, lo que
provoca su deformación. Se confunden aquí los prefijos ante- (‘antes de’) y anti- (‘contra’). La voz
correcta es antediluviano (‘anterior al diluvio universal’).
La oración correcta es: De lejos parecía un insolente antediluviano que había sobrevivido a todos los
cataclismos.

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