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GRENTE SECRETO Pre sa Dee RNNy (0) ~ zanla més alta realizacion espiritual, altiempoquellee ORIENTE SECRETO Es la corriente mas esotérica y mistica del Islam. Vi- viendo perfectamente integrados al instante presente, y aceptando incondicionaimente la realidad como ma- _ nifestacién de Dios, los santos y los sabios sufies alcan- " 2 Pl : ne \ ORIENTE SECRETO = i am ea aL = —_=- er “Wa Sli at er Ed et | Fk oem aM al la yl a a eg ae —s ‘ er Ee etre eile ee Ry ee oie = “at c 1. ha h él eee . ‘ ci é i 1 a : co / - 3 a 1 eo i : i, a oe 2 oo. } F ; i i ; : ’ , : E f ; j ! " bi oo c iL 1 5 : ‘ rh i‘ ; . : i rt . i * ra f l ey : 4s aL rE, r ; rik , el a ey a alt bes 31 ; Ym! ‘ : * Ld . fr ‘ met a Ps ee ai edi, i ; 7 «= = : Pf oo j A a! 2 = H k 4 aie* t i A ee eee ge a Zz a : - , eI Wd : ’ j c A oa si « At ag ig abt mat Ve peed PONT a aie, ea gets we Tae + hes i 5 ag LW, tha ‘ " Dl is Ned EE r. ee ute ete , pt * tas { ES ey a 4 a Se = : * i [ he ' ' : eet ee Oye an SS y 5 : a ong oct Li oa ae i at mh Hf: = I a T i i iz. a Ne il 1 7 ‘ 4 i r ' i a ; . i — a a " Psa 7 : a ae = lt a ’ . 7 =e - 1 + 7 1 T , ic thee ~ ' of = F ’ AS ete hs | * 4 TR 8 P| eee - Qn a. 1 F \ ar al | peal a [ ai aS i. a a 1p ~ 1 4 ‘- ie i ] jl - 7 ce i i a TiS ts zs melon ol! Loe ca 7 i c " 4 A aieis Pe ' 7 ‘ F i Tarkealle ms . wreaths ga OL a c= pi = 4 ieee — piel sh oe -_, Pah ee Paes: bi _ - h ae eu 0 a rs at a a i . a +. . a = Ee fay eee as os i it = , ti F Sa a a Se ine : a ae a Lae a eet a = a at ." Fy ak i : i aie ; re Oy : i a5 is | si ii 5. a ie t ’ ¥# ® tar i F i lay at. # ae fi vl! “ Y Mita | a 4 f. ; ce ma Fr ue J 1 = ita Daft Fy Pai . P | i : : ~ ‘ a ge iri : a hee : I > | ‘ 2 ET ahs ; oA at a a ‘ se oa AF 1 . a a A i. =e Te iy = a - ; ‘ “ | Case ot be 1 i = = F i i 2 iin a a ang £ - ‘ ih z b amt 7 7 Ms ot, They - Ly : ts) - : 4 a ‘J i 7 2g aS isha ©. ana ie teats! MRS PTL ioa 2s nA = a ee i ri Lf INDICE Capitulo IT — El sufismo er el [slamo.........cesccssssccsseesecesnsees Capitulo If — La afirmacion de la unidad. (Al-Tawhid) Capitulo TTT — La realizacion espiritual on. sescsccceeee Capitulo TV — La experiencia eSpirituaal .........-sccccsssseseceee -_ Capitabo Vo — El arr enn..cccccescssssssssccsessnnsecsccnecseseseennnseenenteeeveee ae erm VE Eel Be ssaccsssnssnscssnsvcnssnsanncsecsennanssnsonoonenancocosnton Anexo — Una cadena spiritual oe. .esssccsescccssssseccesesen Capitulo VII — oe REIS si arises Lah cnelecsentn cuties Capitulo VIII — Breve historia del SUFISM virnwcnmscnsnenen Capitulo [IX — Vida y obras de los maestros espirituales MAS IMPOTtaNtEss ........ccccorseeeeeer 17 33 49 67 79 96 97 107 125 . Esta coleccion se propone explorar las principales ten- dencias de la espiritualidad oriental, no como curiosidades folcloricas u objetos de erudicion, sino como tradiciones vi- vas, susceptibles de transformar radicalmente nuestra per- cepcion de la existencia y nuestro modo de tomar conciencia de las cosas. Las perspectivas y las practicas estudiadas en estas obras nos conciernen directamente, con nuestros proble- mas, nuestros conflictos, nuestras circunstancias de occi- dentales del siglo Xx. Para cada uno de nosotros, esas orien- taciones pueden entranar un cambio total de las viejas maneras de ver y de reaccionar, una ruptura de los habitos ° y los condicionamientos, para desembocar en una libertad interior y en una plenitud inmediata, en la que el instante vivido sea sinonimo de eternidad. Las ensenanzas del taoismo, del hinduismo, del budismo, del chamanismo, del islamismo, son extremadamente dife- rentes, pero la conclusion de que dan testimonio es idéntica. No se trata de un exotismo intelectual cualquiera, sino de la REALIDAD mas intima y mas inmediata, presente en el co- razon de cada uno de nosotros. CAPITULO 1 EL SUFISMO EN EL ISLAM La naturaleza del sufismo — Definiciones — Los cinco pilares, La actitud religiosa basica del Islam es la sumision a la om- nipotencia de Dios. Su expresi6n esencial es el reconocimiento y la afirmaci6n de la Unidad divina (al-tawhid), que tanto puede ser revelada por la Ley coranica como fruto de una rea- lizaciOn intenor personal. i Efectivamente, el Islam —al igual que muchas otras religio- nes— posee un aspecto exterior y un aspecto interior. El as- pecto exterior es el de la Ley revelada (la sharia), que se ocupa de la observancia de los ritos y de los actos de devocion. EF] aspecto interior existe a través de] sufismo (altasawwuf), cuyo objetivo consiste en la purificacion del corazon del practi- cante para asi posibilitarle la fusi6n con Dios. El sufismo, de- nominado a veces la «verdad» (hagiga), nacio a finales del pni- mer siglo de la hégira (siglo VIII después de Cristo) y a pesar de que en determinadas épocas de su historia estuvo prohi- bido, sigue teniendo vigencia en la actualidad. Todos los mu- sulmanes creen en la Unidad tal como esta expresada en el Coran: la misma impregna todas las formas de la doctrina y de la practica religiosa, pero lo que distingue al sufi del creyente comin es que intenta liberarse del mundo de la multiplicidad en lo inmediato. En efecto, el sufismo esta orientado a la esen- cia de la ley, pero al mismo tiempo la supera. Tomando la ex- presi6n de Titus Burkhardt, «tiene su fin en si mismo en el sentido de que posibilita el acceso al conocimiento inmediato de lo eterno». La naturaleza del sufismo FI sufismo, en su calidad de via interior del Islam, se pre- senta como una sucesiOn de expresiones personales que tien- den a favorecer un acercamiento del ser y de la Realidad ultima. Su objetivo final consiste en acceder a la conciencia de esta realidad, es decir, en aniquilarse en ella. La totalidad de los métodos iniciaticos sufies estan orientados en este sentido; aspecto comun del Islam con las vias de realizacién que se en- cuentran en las otras tradiciones: hinduismo, taoismo, mistica cristiana, budismo, etc. Obviamente, el camino elegido es dis- tinto, no se trata de amalgamar todas estas tradiciones, pero la finalidad es la misma. En el Islam, el sufismo es la via que con- duce de lo individual a lo universal, del mundo de las aparien- cias a la Unidad, tal como lo hace el taoismo mistico en el seno de la religion popular china, el vedanta en el hinduismo, etc. 6 En la practica, el sufismo esta ligado fundamentalmente a dos grandes dominios: el de las verdades universales y el de la realizaci6n del hombre a través de los distintos grados de la # via El] primero de ellos concierne a los puntos de la doctrina y el conocimiento que se puede tener de los mismos. Este as- pecto metafisico intenta hacernos comprender cual es la natu- raleza de la Realidad y el lugar del hombre en la misma. Pero, tal como lo veremos, no se trata tanto de obtener un conoci- miento tedrico de las cosas sino mas bien de llegar a una intui- cion o certeza sobre las mismas. El 6rgano puesto en juego es el corazon, mas alla de la raz6n, y, por lo tanto, la vision de la realidad es una visidn del coraz6n. Por otra parte, ambos do- minios se superponen constantemente, y la metafisica se en- cara slempre siguiendo la 6ptica de la via y de la realizaci6n es- piritual. En ésta —segundo dominio— el papel del sufismo consiste en conducir al hombre al estado de santidad, es decir a un estado de entereza y de pureza perfecta en el cual el hom- bre llega a ser «la representaciOn mas universal y mas completa del muisterio divino». En realidad, el sufismo, al recordar al hombre quién es, al transformarlo en forma progresiva y al permitirle salir del mundo fisico, opera sobre varios planos ta- les como el plano cosmolégico, el escatolégico y el psicoldgico, que han sido puestos de manifiesto por estudiosos como Leo Schaya y Seyyed Hossein Nasr. No obstante, sea cual fuere la forma en que se expresa y el plano sobre el cual actuia, Ja reali- zaciOn es siempre la misma: el alma plena de ferviente amor, la personalidad que termina por restablecer el pacto que el hom- bre hizo con Dios, a través del desprendimiento de su ego y de todos los lazos sensibles. Tal como lo expresa al-Hallaj, el mistico mas importante del siglo X, al final del camino «me he transformado en Aquel a quien amo, y Aquel a quien amo se ha transformado en mi. Somos dos espiritus fundidos en un unico cuerpo». A fin de completar brevemente esta presentacién, quere- mos agregar que el camino seguido por el adepto para alcanzar el grado de purificacién deseado implica, ademas del respeto a la ley y una prdactica religiosa esotérica, una iniciacién y un mé- todo. Estos ultimos se realizan gracias a la presencia de un guia, considerado como el representante de la «cadena» que asciende hasta el Profeta. Naturalmente, los distintos métodos inicidticos constituyen 7 En el umbral de la Reatidad divina las distintas vias (tariqa) que existen en el sufismo, cada una de las cuales es el fruto de la experiencia de un gran maestro his- torico, inciador de una «cofradia». Corresponden a las diver- sas . 18 En realidad, alli termina el propdésito de la doctrina, cuyo mensaje final es que el hombre, en esencia, no es mas que la «gran luz del mundo infinito». Saber cOmo el ser toma con- ciencia de esta verdad infinita, c6mo resuelvé, r vive la unidad del tawhid corresponde ya al dominio de la experiencia espiritual y se realiza a través del método. La naturaleza de Dios-la unicidad La shahadah, es decir, la profesion de fe o el credo de la religion musulmana es que «no hay mas divinidad que La Di- vinidad». Léa ilaha ill-Allah Siempre se vuelve a esta afirmacién tanto en la doctrina como en la practica sufi. Pero lo que para el creyente comun tiene una evidencia deslumbradora —no hay otro Dios mds que Allah, Allah es el unico Dios —para el mistico reviste una sig- nificacion mucho mas compleja y universal, en la medida en que Dios.se revela como la unica Realidad que trasciende to- dos los nombres y todas las apariencias. Para el sufi no existe nada mas alla de esta Realidad. Ella es la verdad una y origi- nal. El Todo que es tinico y lo Unico que es todo. En el Coran se afirma en forma reiterada el testimonio de la Divinidad unica —la formula anteriormente citada figura en el capitulo 47—, pero aparece en su forma mas especifica en la sura 112, frecuentemente considerada como la mas antigua y que es la mas conocida y recitada junto con la sura de aper- tura. Su transcripcion es la siguiente: «El, Dios, es uno. El es la plenitud absoluta, que se basta a Si misma, que no ha engendrado ni ha sido engendrado, que no tiene iguab. | Tanto en el Coran como en la zuna, Dios aparece como to- dopoderoso, omnipresente, eterno. Es el absolutamente mise- ricordioso, redentor, grande, generoso y bueno, que domina e impone su voluntad, permanente y primero, poseedor y senor, que ordena, revela y otorga la subsistencia... Se le califica con una serie de nombres y de epitetos, noventa y nueve en total, tales como el Sempiterno, el Majestuoso, etc., que han sido re- velados y son recitados en letania a lo largo de las plegarias. 19 Ro a re EN ao SC i ot vu 3 So oe . - oJ © 50 ® _— Pipi \ 2 ~ a ae — —e. <= 7 a _— —— ; ae = x — a = A i Cd - Pee a = c oe A Ci Ns ai Co = | a en D 5 E = - <9 -_* = a saa - * . “8 = Zz ee wher = Cy . ' a vi. ek ; = ‘ee 7 D4 be * Pps i a ce | = 1 a aT =e r = a i cS Aled a be on aa a a i - : . as ® = —-e = ——— Soe : ‘— = * Bs . = “a . = it % : cee, =o ™i at Ente = a ae ite ha 7 r Sg arse tS eS. ae: . = ——— wag NY : ce Ue fi eH ig Bb oie BA Hein : f a ee ie HL ay beac 8 gs eee oF Hl fs = oa — o fe Pl s 7 - . = “5 Lf Jfeeoe FS “2 3eeS = fot = Z ". = a = ote pee - ‘ . ; na “. ae a arian -_ 2a es = = = ai i ree 7 al aE oe a ~=9 ay Te Lb i cet t . is 4 ri i — ss, : 7 | Fey ees : oe f NNN cemeneans iiae ec eee ee ore pas le elie 2 bo eS 3 Fe “zs = poe) OE UF ee 7 on = 7 i | a: ; HiT uli = = sb ho - nt es ea yi r) rt Ri te il t Aye ot : Usualmente se utilizan tres textos coranicos para definir sus atributos mas importantes: — Eles eterno. — Su trascendencia abso- luta excluye cualquier ana- logia con las criaturas. « Todo perece salvo su rostro» «No hay nada que se le asemeje» «A él nose le pide explicacion de sus acciones» — EI es la voluntad arbi- traria. Los sufies, undanimemente, reconocen este aspecto de un Dios soberano (sefior y autécrata): el evocado por la tradici6n, en el Coran y en la ley. No obstante, desde su punto de vista, la unicidad tiene otra dimension, mas interior y menos cargada de directivas, en la cual aparece Dios como causa inmanente y perenne del mundo. En su tratado, Kalabadhi enuncia una cantidad de cualida- des que se corresponden con este aspecto mas secreto de la na- turaleza de Dios. Escribe: «El no es un cuerpo, ni el recepta- culo de un espiritu, ni una forma, ni un individuo, ni una sustancia, ni el accidente de una sustancia. No hay en El ni uni6n ni separacion. El no es ni movil ni inmévil. El no tiene ni partes, ni elementos, ni miembros, ni 6rganos, ni direcciones espaciales, ni situaciones. Ningtin obstdculo Lo alcanza. El no esta sometido a la sucesi6n del tiempo... Ningun lugar Lo con- tiene, ninguna duracién se Le aplica. El no podria estar en contacto con cosa alguna, ni aislado de cosa alguna, ni locali- zado en algun lugar. Los pensamientos jamas Lo aprehenden, los velos jamas Lo ocultan, y sin embargo las miradas jamas Lo alcanzan». La ambiguedad que pesa sobre esta naturaleza de la Uni- dad, recuerda a aquella concerniente al principio del Tao en la mistica china, y a la doctrina de la no dualidad en el advaita- veda. Efectivamente, los sufies consideran que el Ser tinico es increado, inengendrado, desencarnado, innominado e inalcan- zable en este mundo. Y sin embargo, no hay cosa alguna de la cual no sea a la vez el formador, el poseedor y el engendrador. Sin forma alguna, sin ninguna semejanza con alguna de sus criaturas o con alguna de sus creaciones, aun cuando ni si- quiera sus atributos se asemejan a los de aquellos, segun los 21 textos siempre ha preexistido y precedido a los seres que tie- nen un origen temporal. | | Y respecto a esta inmanencia agrega Hallay: « N o existe un antes que lo preceda, ni un mas alla que lo supere, ni una partir de que lo anteceda, ni un lejos que con él converja, ni un hacia que se le una, ni unen que lo localice, ni un cuando que lo fije... Su perpetuidad ha superado la contingencia. Su existencia ha superado la nada. Su preeternidad ha superado el fin». Se ha dicho que la doctrina de la unidad es una forma de panteismo, debido a que constantemente todo remite a Dios, que él todo lo impregna con su esencia, que —como dice el Reena ’ ee Ty ri : jo d aneeca gest bo «Aquel que se conace a si mismo conoce @ Su Senor » ae Coran— sea cual fuere el dngulo en que os orientéis, alli estd la cara de Dios. Ahora bien, la doctrina lejos de afirmar que Dios es el mundo, que es la adici6n o la division de todo lo exis- tente, dice que el mundo no puede ser algo totalmente distinto de Dios. Para los sufies, Allah no tiene partes, es Uno-e- indivisible, y es en esa medida como representa lo Unico real posible. Esa es la raz6n por la que no se puede considerar aquello visto por el ojo, discernido por la razon, como elemen- tos compuestos de la esencia divina sino que deben ser consi- derados como elementos en los cuales se manifiesta la Presen- cia de la totalidad indivisible de Dios. Esto queda claramente expresado en la Epistola obre la unicidad, la mas explicita for- mulacién del tawhid, que fue atribuida en algunas ocasiones a ibn-Arabi y en otras a un miembro de su escuela, al-din Bal- yani. Dice alli que quienes proclaman la encarnacion y el pan- teismo se han dejado enganar por la sutileza de las palabras, ya que «(Dios) de ningin modo esta en una cosa y no hay cosa alguna que esté en él». Y la Epistola continua: «El era, y con El no habia ni después, ni antes, ni arriba, ni abajo, ni proximidad, ni lejania, ni como, ni donde, ni cuando, ni momento, ni instante, ni tiempo, ni ser manifiesto, ni lugar. Y ahora El es tal como El era. El es el Unico sin unicidad, el Singular sin singularidad. De ningun modo esta compuesto por un nombre y por una designacién: ya que Su nombre es El y su designacion es El, y no existe nombre o designacion distintos de El. El es el Primero sin anterioridad y el Ultimo sin posteriori- dad. El es el Aparente sin aparicidn y el Oculto sin oculta- miento...». | La unidad del ser E] sentido mas profundo de la afirmacion del Uno implica el reconocimiento de que sdlo Dios «es». Que el es él mismo tal como ha sido siempre, infinitamente vasto, omnipresente, omnisciente y bajo todos los aspectos, cualesquiera que éstos sean. Es decir, que la formula «no hay mas divinidad que La Divinidad» también se puede expresar «no hay mas realidad que La Realidad», o «no hay mas verdad que La Verdad», ya que la esencia divina comprende todos los nombres y todas las cualidades, y a partir del momento en que se admite que la di- 23 vinidad no tiene solamente un aspecto especifico, cada uno de ellos es intercambiable. «La unidad del Ser» (wahdat al-wujud) es el elemento de la doctrina en el cual se fundamenta esta concepcién. El Coran lo expresa diciendo: Dios es lo primero y lo ultimo, lo mani- fiesto y lo oculto. Esta frase proclama que Dios es lo unico «real», lo tinico absoluto, que no existe nada fuera de él. To- das las cosas son Nombres y Cualidades del misterio divino, y deben su existencia tan sélo al Ser unico que es el unico que «es», Este vuelve inexistente todo aquello distinto de si, y por extensién la tinica realidad que tiene el mundo fisico es la de Dios. Ya hemos dicho que para el mistico el objetivo de la busqueda consistia en reconocer «la unidad del Ser». Al reali- zarlo, toma conciencia de que él y el mundo real son solo uno, que no existe separacién con el absoluto. Pero, para alcan- zarlo, debe liberarse de su naturaleza terrena, y reencontrar la naturaleza divina que reside en lo mas profundo de su cora- zOn. Efectivamente, es en nuestro interior donde debemos bus- car la esencia divina de la Realidad, eI verdadero tesoro. El Profeta proctamo qué quien se conoce a sf mismo conoce a su sefior, y cuenta que Dios se le habia revelado como un movi- miento no sélo «hacia el Exterior» (al-zahir) —a través del mundo creado— sino también «hacia el Interior» (al-bdtin), diciendo que habia revelado el mundo como el uno y el otro a la vez, para que asi nosotros conociéramos su aspecto «inte- rior» por nuestro propio interior, y su aspecto «exterior» por nuestro exterior. Ibn-Arabi_sefalara que, en realidad, el mundo exterior y finito, el n temporal, es el teatro donde Dios «Se revela en toda significacién», pero al mismo tiempo es aquel donde se oculta a toda comprensién. Y explica que mientras se permanece en el mundo terreno no se lo puede ver ni alcanzar, ni tan siquiera tener «ciencia» sobre él, ya que se encuentra velado «tras de setenta mil cortinas de luz y de tinie- blas», es decir, por una infinidad de existencias y de alterida- des ilusorias. Ibn-Arabi escribe: « Dios se define por la suma de todas las definiciones posibles; ahora bien, en tanto que las for- _mas del mundo son indefinidas, no se podria comprenderilas a todas ni conocer la definicién Idgica de cada una, salvo en la medida en que se las incluya en la definici6n de un microcos- mos dado. Por esta razon se ignora la forma logica de Dios, ya 24 que sdlo se la conocerta conociendo la definicién de todas las formas, lo cual es una imposibilidad; por lo tanto, no es posible definir a Dios ». Otra raz6n por la cual no se puede alcanzar ni ver a Dios en este mundo es que, en tal caso, uno se encontraria en plena contradiccién. Ya que, efectivamente, si otro distinto de él] pu- diera verlo, esto significaria que existe una dualidad entre él y su creaciOn. Por eso los sufies afirman que su «unidad no tiene igual», que «El se ve a Si mismo por medio de Si mismo, que nadie mds que El Lo puede ver». Dios no puede 3 Q por mirada alguna. El hombre llegara a distinguirlo no mediante sus sentidos sino, por el con- trario, renunciando al mundo fisico y haciendo renacer ia na- turaleza divina €n su coraz6n. Puesto que Dios esta en todas las formas, jtambién esta en cada uno de nosotros! Los sufies dicen: «Conozco a mi senior a través de mi senior»; y con esto quieren decir que es preciso perder primero el ego de la propia _ personalidad para fundirse con él. Ibn-Arabi continua: «Quien une en su conocimiento de Dios ef punto de vista de la trascendencia con el de la inmanen- cla, y quien atribuye a Dios ambos aspectos globalmente, lo co- noce verdaderamente, es decir que lo conoce en forma global y no en forma distinta, ast como el hombre se conoce a si mismo en forma global y no en forma distinta>. - Algunos sufies sefialaron que la doctrina de la unidad, a. través de la formulacién del tawhid, pasaba por una jerarquia de grados. Lo Estos sufies dicen que la primera afirmaci6n «no hay otro Dios mds que Allah» es el tawhid de la gente comun. «No hay otro El mas que El» tiene un grado superior ya que, tal como lo dice Sohravardi, este tawhid niega la existen- cia de todos los él (todos los seres que son distintos de Dios), al afirmar que tienen su origen en El (en Dios). «No hay otro ti mas que Tu» es superior ain. Ya que mientras el tawhid anterior expresaba una idea de ausencia, se expresa aqui una idea de presencia. E] cuarto estadio es aquel que antes evocdbamos. Afirma que el pronombre «ti» hace flotar la duda de la contradiccion dejando suponer la existencia de una dualidad. Entonces, este cuarto tawhid se convierte en «No hay otro yo mas que Yo» y es mas elevado que el tercero. El quinto grado es informulable. Afirma que las distincio- nes entre «Ser», «no ser», El, ti o yo, s6lo existen en tanto no se ha alcanzado la realizacién de la unidad. Este grado es in- menso y es el del mundo divino. Sohravardi dice que no existe un grado mas alto que éste, puesto que el mismo es infinito. Y cuenta que un dia, preguntaron a un maestro qué era el su- fismo. Este respondié: su comienzo es Allah, pero su fin no existe. De la misma manera, este quinto tawhid le permite decir a Arabi: «En realidad, no existe unidn ni separacion, asi como no existe alejamiento ni acercamiento. Sdlo se puede hablar de union cuando hay dos factores, nunca cuando se trata de una cosa unica». En cierto modo, se puede considerar que la doctrina de la unidad es, en tltima instancia, la on ento de si mismo. Desde este punto de vista, se une en forma directa con fa via de la realizacion espiritual, ya que constituye un esfuerzo por encontrar en si mismo la presencia de la esencia unica. Del mismo modo, el santo, a través de la via espiritual, intenta en- contrar en su coraz6n la verdad (hagqiqa) y la perfeccion, in- tenta realizar todas las posibilidades de su condicion, es decir, la sintesis de las cualidades césmicas en virtud de las cuales es a un tiempo representante de Dios e idéntico en su alma al alma del mundo. Es en este punto, finalmente, donde se en- cuentran la doctrina de la unidad y la del hombre universal, y donde ambas se combinan para liberar al hombre de las duali- dades con las cuales se ve confrontado a causa de su naturaleza terrena. Por lo tanto, ésa es la significaci6én ultima de la-unidad 26 del Ser: conocerse a si mismo para saber que su ser no es ni su ser, ni algo distinto de su ser, sino que-es él Ser mismo de ah, indefinible e¢_ informulable, el Si Mismo inmutable del mundo. Por qué el velo existe y separa el alma de la luz «Si no existiese la tenebrosa oscuridad del mundo fisico, seguramente apareceria con toda claridad la luz del misterio divino. Si no existiese la tentacién seductora de la concupis- cencia de los sentidos, seguramente se levantaria el velo. Si no existiesen las pasiones terrenales, sin lugar a dudas se revela- rian las realidades espirituales. Si no existiesen las causas crea- das, resplandeceria con toda su luz la omnipresencia divina. Si no existiese el esfuerzo, con toda seguridad la gnosis seria clara y pura. Si no existiese la avidez del deseo, con toda seguridad el amor divino se arraigaria poderosamente en el alma. Si no subsistiesen atin algunas pasiones terrenales, con toda seguri- dad los espiritus se consumirian en el amor apasionado por Dios. Si no existiese alguna falla del servidor, con toda seguri- dad el Senor seria contemplado. Asi es como, cuando gracias a la interrupciOn de estas causas ocasionales caen los velos, y gracias a la amputacion de estas pasiones terrenales se supri- men los obstaculos, sucede lo que ha dicho ya el poeta: «Se te ha revelado un secreto que durante mucho tiempo se te habia ocultado, ha brillado una aurora de la cual tt eras la oscuridad. »En efecto, eres ti el velo que oculta a tu propio corazon el secreto de su misterio, ya que eres tu quien sella tu corazon para ocultarlo. »Si te ausentas de tu corazon, él se instala en el mismo y sus tendas se levantan sobre la cima de la santa revelacion. »Y se produce un coloquio divino cuya audici6n jamas aburre y cuyos versos y prosa se nos vuelven ardientemente deseados ». | Ibn al-Arif Mahasin al-majalis 27 Fl] hombre perfecto y universal Segun la interpretacién que los sufies hacen de la revela- cidn, el mundo sensible creado esta hecho de un conjunto de velos que enmascaran el mundo re lito. Para los «indaga- ‘dores de Ia verdad», estos velos recubren él objeto de su inda- gaciOon, tal como acabamos de ver en el texto de al-Anif, y pue- den ser divididos en dos categorias. Los velos oscuros. son los. velos de las malas tendencias, tales como la tenta- cion, la colera y los deseos. El indagador aparta estos velos mediante la practica de las virtudes tradicionales. Los velos claros. Estan constituidos por la castidad, una humildad dema- siado exagerada, y, generalmente, por la prosecuciOn excesiva de las cualidades, que preocupa de tal manera al indagador que le hace olvidar el fin real de su busqueda. En consecuen- cia, el indagador debe apartarse de las mismas y tener como unico objetivo la unidad del Ser. __ Estos valores son los primeros obstaculos que debe superar el hombre. Una vez que lo consigue, alcanza la «santidad infe- rior»; desde alli, va ascendiendo en forma progresiva hasta las tres graduaciones de la union, al término de la cual se admite que ha alcanzado la «santidad superior» y la perfeccion que caracterizo al hombre original. Tanto la doctrina de la unidad del Ser como la del hombre perfecto encuentran su fuente en el relato de la creacion. De acuerdo con el Coran y la hermenéutica sufi, Dios ha querido, mediante la Creacion, revelarse a Si mismo. El Profeta refiere estas palabras de Allah: « Yo era un tesoro oculto, quise ser co- nocido y creé el mundo». El quiso ver las esencias de sus nom- bres perfectisimos, es decir, su propia esencia, en un objeto global que, por estar dotado de la existencia, resume todo el orden divino. Lo quiso asi a fin de revelarse su misterio a si mismo. En un principio, creé6 el mundo como una cosa amortfa y desprovista de espiritu, «semejante a un espejo que aun no 28 Una prdactica religiosa asidua [. wi ta hl 4am =. ha i ig i in i ies th ey eh “ii nig het i iN 7 ee" sh New ih I ' litt pi ‘i ihe! a eo ie us a ae ey ii isd tn ited ili i! Wh ns se = Heb dl ean ey uh ‘ Cine Ne By i Oy x — co , ee "4 i Mo = = Hl ile Ha (1 . ——\ it ay ate oa it a SS i eye ii te jul uh * ra | Hh ME} = es Ree aes |B ie i i = a. SSS ce i il oe m y SS th bs vi eT a ei ial ‘i lu en i & Wn an : Ss ‘s ) Fie i i ii ee Wi i ae i F 7 le spies q 7 , | rt nei iS at 4 fat i RR x i lh aie iit. | i i os Hi | i \ i — y i) a y cr i i ‘hi ii fh ve i a i ai ae ne i i fed iit i Hed il ety i. : a AM Ls : at i eilljanely eit akg ha Vg ee fos “ail ie i a ely; Cima vie At 1 oq ‘s — eee ee . = ee —— _ ry beady *, s ie ae es "ite a ee ces ai Hs th mn La a ih Na ~ ; Y ak I [Be getty 1s den at ui Hi ~ Di 0 if Hi, a ati i\ a sy ‘ 4 i aii Nth ui a aa i il hs 1 ee SN pat Hi Hila i = A Ali ol yl i ce = hist % l FV aare raseovetesett stat tear Te dy ae ‘ pe latcat # : ye Wa itl matt “eis Ms st ‘ : ra ee be en oh t | a tt. ko Ee Ch ea ees Whole Aye ha sido pulido». Luego hizo al hombre para que fuera, a un tiempo, su representante y el espejo acabado en el cual pudiera contemplar sus nombres. En el capitulo 95 del Coran podemos leer que el hombre fue creado con las proporciones mas admirables (ahsan taq- wim); jpero que mas tarde se precipité hacia el grado mas bajo de la escala (asfal sdafilin)! Fue entonces cuando aparecieron los velos que le enmascaron el mundo divino y su verdadera naturaleza. El término ahsan taqwim implica no sdlo que el hombre es . el fin supremo de la creacion, sino también que reune en si to- das las verdades éschciales del universo. Dios lo ha concebido de esta manera como sintesis de todas las otras naturalezas creadas, como su propia «forma» interior. Ibn-Arabi afirma que el hombre es a Dios lo que la pupila es al ojo, ya que a tra- vés de él Dios contempla su creacién y le dispensa su miseri- cordia: «Asi es el hombre —dice —, a un tiempo efimero y eterno, ser creado perpetuo e inmortal, Verbo que divide y que une. Con su existencia, el mundo fue acabado>. A comienzos del siglo pasado, Silvestre de Sacy senalaba a proposito de esta concepciédn del hombre como Logos: «el Hombre Perfecto es la reunion de todos los mundos, divinos y naturales, universales y parciales. Es el libro en el cual estan reunidos todos los libros, divinos y naturales. Por su espiritu y su intelecto, es un libro razonable denominado la Madre del Libro, término coranico que designa el prototipo celeste de los libros revelados, el Verbo y el Espiritu divino, que Jorjani identifica con la inteligencia primera. Por su corazon, es el li- bro de la Tablilla bien cuidada. Por su alma, es el libro de las cosas borradas y de las cosas escritas: él es esas carillas venera- bles, elevadas, puras, que no deben ser tocadas y cuyos miste- rios s6lo pueden ser comprendidos por aquellos que estan libe- rados de los velos tenebrosos>». (Citado por E. Dermenghem en Eloge du Vin.) Para los musulmanes, al igual que para los cristianos y para los judios, el hombre cay6é de su perfeccién en un segundo mo- mento; se precipitO en su condicién puramente terrena y hu- mana (aquello que el Coran denomina el grado mas bajo de la escala, asfal sa@filin), en donde encontré la ilusién de la duali- dad. Ahora bien, es justamente esta caida la que confiere todo 30 su sentido a la busqueda mistica: el hombre cayé en un estado de separacidn respecto de Dios, su alma se apart6 del alma universal, pero si bien se convirtid-en-un ido a las pa- siones y a los deseos, proclive a olvidar su origen, sigu e lie- wel en si la ima a perieccién. Y para los sufies es eso O Unico que cuenta. El estado paradisiaco en que se encon- traba no esté-iif€mediablemente perdido: siloalale en él la in- tuicién de la unidad divina, y mediante la revelacién de la pra- cia puede y debe recobrar su estado anterior, identificdndose con el arquetipo del hombre universal que lleva en él. Asi, tal como lo dijéramos anteriormente, el rol fundamen- tal del sufismo consiste en recordar al hombre aquello que él era; en despertarlo a su verdadera naturaleza, y en posibilitarle el viaje del mundo finito hacia el infinito. « E/ alma es una cosa inmensa —decia el sheik al-Darqawi hace cien anos—; es todo el cosmos ya que es la copia del mismo. Todo aquello que esta en el cosmos se encuentra también en el alma, y de la misma manera todo aquello que estd en el alma se encuentra también en el cosmos.» Al pasar del estado de asfal sGfilin al de ahsan taqwim, el hombre se desprende de los velos que cubren su in- minencia y se restablece en su condicién de unidad perfecta con el cosmos y en su prototipo divino. ;Cémo se efecttia este pasaje? ;Cual es el itinerario que recorre? Este es justamente el objeto de la realizacidn espiritual y del método. 31 LA REALIZACION aS Ce : 4) Gor F Scie @ - ashy spin i} Conocimiento y ser — No comprender ya es comprender — observacion del mandato. La pobreza espiritual — La Conocimiento y ser Una cosa es afirmar que el divino es Unico y universal, reci- tar la shahdda, la profesién de fe del Coran, decir que todos, en esencia, somos a la vez un fragmento y la totalidad de la Unidad, que el cosmos revela constantemente el mensaje de la Verdad al hombre. Y resulta relativamente facil asimilar esto en palabras, asi como resulta facil formular que éstos constitu- yen puntos fundamentales de la doctrina sufi. En realidad, ni el espiritu ni la raz6n hallan grandes dificultades para aceptar estos aspectos un poco formales de la ensenanza de los maes- tros, asi como no hallan ninguna dificultad para ver que es esto, precisamente, lo que distingue al sufismo respecto del is- lamismo y de cualquier otra religi6n. Sin embargo, el estudio de la doctrina, la asimilacién de sus fundamentos, sdlo conducen al hombre hasta un determinado nivel de comprensi6n; a partir de ahi, de nada sirve ya recurrir a la mente. Siempre se puede decir que «el Ser es uno», pero comprender, por ejemplo, cdémo «es uno» supera ampliamente el entendimiento y el marco del conocimiento vulgar. Y tratar de analizar cOmo se toma conciencia de la unidad del Ser es algo practicamente inexpresable. Se puede decir que uno se siente llamado, que desea renunciar al mundo, que se encuen- tra en perfecta simbiosis con su entorno y con los otros, que esta inundado por el amor divino, pero todas estas expresiones son tan solo las manifestaciones exteriores de algo diferente, y no hacen mas que responder a las diversas modalidades de la -gracia divina. No explican en absoluto el por qué y el como de la transformaci6n que se opera en el alma de un individuo. En otras palabras, el estudio de la doctrina (del cual nos ocupamos en el capitulo anterior), el conocimiento intelectual de las verdades, son utiles, es cierto, e incluso en alguna me- dida indispensables para la realizacion de la via, pero no obs- tante alcanzan muy pronto sus limites y, en todo caso, no reali- zan, por si mismos, la conversion del alma. Efectivamente, es muy raro que el simple estudio doctrinal sumerja directamente al ser en un estado de finitud y de contemplacion. Por otra parte, si bien la toma de conciencia de la unidad del Ser y la revelacion de Dios marcan el comienzo de cualquier via mistica, 1aS mismas se efectuan en un plano distinto del de el intelecto y la raz6n. El hombre, segun el caso, siente su intui- ciOn O su certeza; experimenta una especie de «perplejidad» 34 ot EB WY 5 Lad 2 ts St ee es 8 Oa ee eee .* = L . acer er F ia Gane’, hes res ae ae i : Ls . fa a J 2 3 m= ’ Lea a Sa | MU gee a Tue Jn Ae z bed . - : if aus A 5 a a - - S al B E HF ad aay ‘ | iy y > = Tet ry Ue Vay Ps ; Sy F) PAA (Ae z= in 1) yh , q ‘ 7 =e FAL VDT? ih yen, . 7 Sail | é ee, eel Tray PL ; HAD rh Wd ea ATP PPD day eT eG, Hee oa —— | | | Ske — = mY EMMETT ce = (ENE NY TTT TMM oe Bt - Ce Wn ee Hie au El segundo conocimiento i Se : wT pa iin eee Loe ‘im MN a ; HTN Hace Le AN ca oe Fd IN Ny ire i 4 if My WHI | — 4 oP 2 ; ee pie i - pelt Hi He mK AIT it Wai hi f] a . &

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