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2003
Los principios son el elemento que da cohesión a una ciencia. Su estudio nos
permite avanzar y ahondar en el Derecho de Marcas. La profundización en ellos no
nos llevará por un camino distinto al ya andado, pero sí nos permitirá comprender
mejor aquello que ya conocemos. Además, su esclarecimiento tiene relevantes
consecuencia prácticas.
Como los principios del Derecho hunden sus raíces y razones en la naturaleza de
los objetos que consideran (bienes, contratos, personas, marcas, etc.), será
necesario primero desentrañar cuál es la naturaleza de la marca, para después
esbozar la parte fundamental de nuestra ciencia. El ojo atento que contemple
pacientemente la realidad jurídica de la marca, sabrá descubrir en ella todos los
principios de los que hablaremos.
Si falta un solo elemento, la cosa no es marca, y, si algún día lo fue, deja de serlo.
Así, por ejemplo, la vulgarización de una marca termina por desnaturalizarla al
perder del elemento distintivo; de igual forma, si no hay producto, porque nunca se
elaboró, la marca se desvirtúa. Lo mismo puede decirse si no existiese público que
conozca del producto y de la marca, entonces ella no tendría razón de ser.
1 Hemos preferido no seguir las tradicionales definiciones de marca enmarcándola dentro de los «signos», pues la
palabra tiene fuertes connotaciones gráficas. Hoy en día es posible registrar como marcas, olores, sonidos, etc. que,
pese a que son susceptibles de representación gráfica (de algún modo todo puede graficarse), no son propiamente
gráficos.
El diccionario de la Real Academia Española define al «signo» como «1. Objeto, fenómeno o acción material que
natural o convencionalmente representa o substituye a otro objeto, fenómeno o acción. 2. Indicio, señal de algo. 3.
Cualquiera de los caracteres que se emplean en la escritura y en la imprenta. 4. Señal que se hace por modo de
bendición (…). 5. Figura que los notarios agregan a su firma en los documentos públicos, hecha de diversos rasgos
entrelazados y rematada a veces por una cruz. 6. Hado, sino. 7. Cada una de las doce partes iguales en que se
considera dividido el Zodiaco (…) 8. V. Radio de signos. 9. Mat. (…). 10. Mús. Cualquiera de los caracteres con que
se escribe la música. 11. Mús. (…)» [Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Espasa Calpe,
Madrid, 22ª edición, 2001.].
Más que un signo, consideramos que marca es una «forma», en el sentido metafísico de la palabra. Cfr. LLANO,
Alejandro, Gnoseología, EUNSA, Pamplona, 1983, p.26 a 30. No hemos encontrado precedentes en la doctrina de
este postulado que formulamos. Por la profundidad del tema y la extensión que su estudio requiere, no se lo podrá
tratar en el presente trabajo, mas lo ofrecemos para una ocasión posterior.
2 En sentido análogo, se ha dicho que marca propiamente es «la unión entre el signo y producto en cuanto que tal
unión es aprehendida por los consumidores.» [FERNANDEZ-NOVOA, Carlos, Fundamentos de Derecho de Marcas, Ed.
Montecorvo, Madrid, 1984, p.23].
El mismo autor precisa que «la marca es un bien inmaterial; esto es, un bien que no tiene una existencia sensible,
sino que, por el contrario, necesita materializarse en cosas tangibles (corpus mechanichum) para ser percibido por
los sentidos, siendo además susceptible de ser reproducido ilimitadamente y de modo simultáneo en diversos
lugares.» [Ibídem., p. 21].
Nos alineamos más con FERREIRA RUBIO, que distingue cuatro funciones: «a) como
criterios informadores del total ordenamiento jurídico; b) como criterios
interpretativos; c) como criterios limitativos de los derechos, y d) como criterios
integradores.» 5
3. Clasificación de principios.
Entre los muchos principios que gobiernan nuestra ciencia, nos parece que los
fundamentales son:
1. Principio de registrabilidad.
2. Principio de la libre opción.
3. Principio de temporalidad.
4. Principio de territorialidad.
5. Principio de especificidad (o especialidad).
6. Principio de no confusión.
8 DÍEZ PICAZO, Luis, conf. Sistema de Derecho Civil, 4ª ed., Tecnos, Madrid, 1981, vol. I, p. 171.
9 FERREIRA RUBIO, op. cit., p. 56.
4. Principio de registrabilidad.10
Según este principio, sólo la marca registrada surte plenos efectos jurídicos.
Al ser la marca «aquella cosa que distingue a un producto frente al público», puede
darse el caso de que «aquella cosa» no esté registrada como marca. En otras
palabras, no hace falta el registro para que una marca sea tal. Ahora bien, de ello
no se concluye que los efectos de una marca registrada sean iguales a una que no
lo esté. El legislador ha dispuesto en la generalidad de países, que para que una
marca surta plenos efectos jurídicos previamente debe estar registrada.
10 No se confunda el lector con el principio atributivo del Derecho de Marcas, que se encuentra comprendido, a
nuestro juicio, en este gran principio. Por el principio atributivo se reputa titular de una marca (registrada) a quien la
haya registrado. El principio de registrabilidad observa no sólo la titularidad, sino todos los derechos que nacen a
partir del registro.
11 La Ley Francesa de Marcas de 1857 no lo formulaba de modo expreso. No obstante, los tribunales y la doctrina
rápidamente se inclinaron a dar su derecho de uso al primero que la ocupaba, como en el caso de los derechos de
autor.
12 La excepción ha sido recogida en nuestra Ley de Propiedad Intelectual ecuatoriana (LPI). Tanto los titulares de las
marcas notorias, como los de las de alto renombre, no necesistan registrarlas para hacer valer sus derechos. Cfr.
LPI, artículo 196, lits. d) y e).
La ratio del principio nace más del Derecho del Consumidor que del de Marcas,
pues lo que el legislador intenta precautelar con el registro es el derecho a la no
confusión del público (corolario del derecho a la información), más que el derecho
del titular de la marca a la misma. No obstante, ambos derechos se erigen como
cofundamento de éste principio. Bien se sabe, que el registro beneficia tanto al
consumidor, como al titular de la marca.
Pero como nuestro derecho termina donde comienza el del otro, la libertad
otorgada por este principio tiene una limitante15: la colisión de derechos. No se
puede registrar una marca en desmedro del derecho de un tercero. Al ser la marca
un tipo de información, tiene las limitantes propias del derecho de la información:
no se puede registrar una marca injuriosa, ni una que atente contra la honra,
intimidad o buena imagen de otro, ni que desinforme (confunda), ni en desmedro
de las buenas costumbres…16
Conocido es que tampoco se pueden registrar los signos con bajo o nulo nivel
distintivo17, o que puedan inducir al público a una confusión18. Esto no constituye
una excepción al principio de la libre opción, sino una confirmación de él. En
13 Prueba de ello es el tratamiento siempre excepcional que dan las leyes a este tipo de marcas. Cfr. LPI, artículos
197 y 198; Decisión 486, artículos 224 a 236.
14 Las facultades otorgadas por el derecho de la información son tres: la de recibir información, la de investigarla y la
de difundirla. Cfr. BEL MALLEN, Ignacio, CORREIDORA Y ALFONSO, Loreto, COUSIDO GONZÁLEZ, María y GARCÍA SANZ,
Rosa, Derecho de la Información, Colex, Madrid, 1992, t. I, pp. 111 a 115.
15 En estricto derecho el principio no tiene verdaderas «excepciones». La colisión de derechos no es una
«excepción» al principio de la libre opción, sino una limitante, pues la libertad de la que se habla no es una libertad
sin contenido, como el libertinaje. La libertad debe entenderse siempre dentro del marco de la responsabilidad, que
mira siempre al derecho de los demás. Consecuentemente, el principio de la libre opción es un principio cuya
eficacia es limitada (lo limitan los derechos de los demás), pero no tiene excepciones.
16 Cfr. DESANTES GUANTER, José María, BEL MALLEN, Ignacio, CORREIDORA Y ALFONSO, Loreto, COUSIDO GONZÁLEZ,
María y GARCÍA SANZ, Rosa, Derecho de la Información, Colex, Madrid, 1994, t. II.
17 Como colores considerados aisladamente, o denominaciones genéricas. Cfr. LPI, artículos 194 y 195, lits. a), b),
d), e) y f).
18 Cfr. LPI, artículos 195, 196 y 199.
6. Principio de temporalidad.
En su peregrinar por esta tierra el hombre está condicionado a vivir dentro de dos
elementos naturales que lo limitan: el tiempo y el espacio. Al ser la marca un
producto proveniente del querer del hombre, también ha quedado sometida a las
mismas leyes. La marca no es un derecho ab eterno. Su duración depende de las
leyes de cada país y de la voluntad de su titular.
7. Principio de territorialidad.
De igual forma que el tiempo, el espacio también es un limitante natural de la
marca. Una marca no es un derecho oponible universalmente, no es un derecho
que podemos hacer valer tan fácilmente erga omnes en cualquier lugar del mundo.
El registro de una marca consolida el derecho sobre ella en el territorio del país en
donde se registró, y a fortiori en los territorios hasta donde se extienda la pipe line.
Adicionalmente, por el principio de buena fe se podrá extender en el tiempo y en el
espacio su ámbito de acción, pero no nos adelantemos.
19 En realidad estamos ante una marca «inexistente», la cual por «inexistente» no se puede registrar. Como
habíamos dicho en el punto 1, los elementos esenciales de la marca son cuatro: a) que exista una cosa; b) que
distinga; c) a un producto; d) frente al público. En el caso de un signo similar o idéntico, falta el segundo elemento.
9. Principio de la no confusión.
Por principio, una marca no puede causar confusión de ningún tipo.
los cuatro elementos cambia –en este caso, el producto– la marca será sustancialmente distinta.
24 El fundamento de todos los principios marcarios, como se dijo en el punto 1, es la naturaleza de la marca. Para
que una marca sea tal, debe tener fuerza distintiva. Luego, en puridad jurídica, no cabe llevar el principio de la
especialidad hasta el extremo de transgredir del principio de no confusión, pues no se estaría protegiendo una
marca sino algún otro interés no jurídico.
25 Cfr. Jurisprudencia española, p. 279.
26 Cfr. Derecho Uniforme de Marcas de Benelux, donde no se aplica la regla de la especialidad.
¿Qué tipo de uso es exigible? El mínimo, el que permita que el público asocie el
signo con el producto, es decir, que se den los cuatro elementos de la marca. Por
ejemplo, puede realizarse una propaganda masiva de un gato–robot que aún no se
27 Habíamos expresado que la marca es también una «información». Al serlo, también está regulada bajo las reglas
del Derecho de la Información, entre las que está la prohibición de desinformar. Cfr. DESANTES GUANTER, José
María, op. cit.
28 Cfr. LPI, artículo 195, 199 y 196, lits. f) y h); Decisión 486, artículos 135, 201 a 220; sobre la confusión con billetes
o monedas Vid. Ley de Régimen Monetario y Banco del Estado, artículo 6; sobre la confusión con el signo de la
Cruz Roja Vid. Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de las Fuerzas
Armadas en campaña, artículo 53.
29 En legislaciones como la española la ley dispone que a los cinco años de no uso la marca caduca ipso iure. Ello
es una consecuencia de la realidad natural de la marca, que ipso facto ha caducado ya. El legislador está facultado
para determinar el plazo de exigibilidad del mínimo uso; no obstante, es de naturaleza que para que una marca sea
tal, debe usarse… ¿Cuánto tiempo? El que razonablemente estime el legislador de cada país.
En nuestro país son tres años necesarios para cancelar la marca. Cfr. LPI, artículo 220; Decisión 486, artículo 165.
Por último, escuetamente anotamos que si relacionamos este principio con los
demás, pronto descubriremos diversas e interesantes conclusiones. Por ejemplo,
el principio de territorialidad determina la cuantía del «mínimo uso»: la impresión
de mil ejemplares de una revista nacional, puede bastar en un país pequeño que
tenga tres millones de habitantes, pero no en uno que tenga doscientos. Sobretodo
vale relacionar este principio con el que exponemos a continuación.
30 Por las razones expuestas, no compartimos el criterio de ciertos sectores de la doctrina que otorgan modestos
efectos al uso publicitario de la marca.
Resulta más obvio lo dicho cuando lo que se protegen son servicios. Supongamos que una Firma muy especializada
registra como marca un signo que protege sus servicios de consultoría, y hace una fuerte publicidad de ellos. Por los
altos precios, y el reducido público al que está destinado, en cinco años de propaganda no le llega ni un cliente.
¿Podemos acaso decir que su marca ha caducado por inexistencia del servicio que nunca se dio?
31 Para FERNANDEZ-NOVOA el prototipo de «acto de uso relevante» es la venta del artículo de marca [op. cit., p. 412].
32 Como en el caso del derecho a la vida, es permitido matar cuando la vida propia está en juego (legítima defensa
del derecho a la vida).
33 Vid. Principio de registrabilidad, donde explicamos su fundamento.
34 Las marcas «defensivas» son las que un empresario registra con el único objeto de ampliar el ámbito de
varios productos o servicios. En principio, la misma ratio debería aplicarse a las marcas defensivas.
Concluimos este artículo citando las palabras de FERREIRA RUBIO. Aunque larga es
la cita, bien vale reproducirla: «la mención de la buena fe como factor de limitación
ofrece al jurista práctico, en especial al juez, un elemento de múltiples y variadas
connotaciones, una vía directa para llegar a la solución de conflictos, sin tener que
transitar oscuros e intrincados cuando no laberínticos senderos normativo-
positivos. Mucho se ha criticado a la dogmática, y a los juristas en general, por su
afecto a la retórica; pensamos que más que retoricismo, es el afán desmedido de
no apartarse un ápice del frío texto legal, lo que hace que el abogado o el juez
argumenten con las normas hasta lograr combinarlas de forma tal que el resultado
sea lo más valioso posible. No es menester ese rodeo cuando se cuenta con la
buena fe como principio rector; y, si contamos con normas expresas al respecto,
con mayor razón.»38
36 CICERÓN, Marco Tulio, De Officiis, 3ª ed., Porrúa, México, 1978, Libro III, cap. XVII, pág. 83.
37 MONTES, V., Comentarios a las reformas del Código Civil, Tecnos, Madrid, 1977, t. I, p.363.
38 FERREIRA RUBIO, op. cit., p. 325.