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Nº 21, 2010
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Arqueología y Sociedad, Nº. 21 2010
los estudios etnohistóricos. Además, se espera con los métodos y los datos manejados por otra;
que el éxito de aquellos estudios sea tal que se en segundo lugar, las investigaciones deben ser
alentará la realización de otras investigaciones diseñadas, desde su inicio, de tal manera que in-
semejantes, las cuales abordarían una gran va- cluyan estrategias múltiples anticipando cómo
riedad de temas esenciales para la comprensión las diversas técnicas se verifican entre sí y como
de las instituciones andinas. todas pueden contribuir, a un conjunto unifor-
me de objetivos.
Es evidente que para una reconstrucción
válida de las instituciones andinas se necesitan Este informe es un ejemplo de cómo la ar-
diversas estrategias que dispongan de distintos ti- queología puede proporcionar nuevas informa-
pos de información. Las evidencias etnográficas, ciones sobre diversos y complejos problemas
documentales y arqueológicas son incompletas vinculados al estudio del estado incaico. Aun-
por separado y es preciso enlazarlas de manera que las conclusiones de la investigación todavía
sistemática3. A pesar de lo obvio del principio, en están en una fase preliminar, es de esperar que
la práctica ha sido muy difícil de aplicar. En parti- muestren algo sobre la manera de enfrentar los
cular, se ha dejado de integrar a la arqueología en problemas cuya importancia ya se ha establecido
los estudios vinculados a asuntos institucionales a través de los estudios etnohistóricos. Además,
y de organización. Aunque Menzel, en su artículo se espera que el éxito de aquellos estudios sea
sobre la dominación incaica de la costa sur del tal que se alentará la realización de otras inves-
Perú (1959), ha mostrado lo que es posible lograr tigaciones semejantes, las cuales abordarían una
cuando se aplica la arqueología a estos problemas, gran variedad de temas esenciales para la com-
solo ahora estamos en condiciones de esperar que prensión de las instituciones andinas.
la Arqueología aporte algo más de lo que tradi-
cionalmente le ha interesado, o sea el estudio de
la tecnología, las subsistencias y la cronología. Investigaciones arqueológico-documentales
en Huánuco
No creo que sea posible, indicar paso a paso
una metodología básica que describa cómo se En 1963 se inició en el departamento de Huánu-
ha de combinar exitosamente la arqueología co, en la sierra central peruana, un estudio que
con la etnohistoria y otras técnicas. Todo pro- combinaba técnicas arqueológicas e históricas
cedimiento varía en gran medida debido a las en la investigación multidisciplinaria conocida
diferencias entre los temas mismos, las caracte- como “Un Estudio de la Vida Provincial Incai-
rísticas de los investigadores y las informaciones ca” y dirigida por John V. Murra. Participaron en
.disponibles. No obstante, hay dos puntos que este programa de investigaciones basadas sobre
merecen un énfasis especial por ser de particular fuentes documentales específicas y excepcio-
importancia: en primer lugar, es necesario hacer nalmente productivas (Ortiz de Zúñiga [1562],
un esfuerzo constante para eliminar las fronteras 1967, 1972), arqueólogos e historiadores, así
disciplinarias. y sub-disciplinarias, pues es posi- como etnólogos y un botánico. El equipo con-
ble que las soluciones a interrogantes plantea- centró su atención en varios grupos locales inte-
dos por una subdisciplina puedan ser abordadas grados al estado incaico así como en el camino
incaico, incluyendo los centros de poder estatal
3 Las obras siguientes son ejemplos de investigacio- allí localizados; también se vieron las relaciones
nes básicas, las cuales, consciente y eficazmente, combi-
nan documentos y arqueología en la reconstrucción de entre ambos factores. La investigación actual se
ciertos aspectos de sociedades e instituciones sociales. deriva directamente de aquel estudio, concen-
No se espera que la lista sea exhaustiva, sino que pro- trándose en los aspectos urbanos de la domina-
vea de una introducción aparte del trabajo que se está ción incaica en las regiones provinciales.4
llevando a cabo: Adams (1965: 1972); Calnek (1972);
Charlton (1969); Rowe ( 1967) ; Rostworowski (1977, 4 El proyecto del Dr. Murra, en el cual Morris cola-
caps: 1, 3, 5 y 6). boró como auxiliar, fue subvencionado por la National
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Craig Morris y J. Idilio Santillana Perspectiva arqueológica en la economía incaica
Como en el espacio disponible no se puede los materiales y para señalar los antiguos puntos
analizar toda la investigación en Huánuco, se de vista sobre las diferencias en la calidad de los
considerará solo un rasgo del patrón incaico –la productos y sobre la clasificación de los objetos
producción no agrícola– para mostrar como se en general.
ha tratado de diseñar las investigaciones arqueo-
El segundo conjunto de preguntas trata de
lógicas utilizando como base la documentación.
la organización: ¿Se organizaba acaso a los pro-
Y porque la mayoría de los datos nuevos están
ductores en unidades específicas de producción?
relacionados con la manufactura de tejidos, éste
¿Trabajaban a tiempo completo, o solo por ho-
será el tema principal que nos ocupará.
ras? ¿Cuál era su posición social y económica?
La producción especializada no agrícola ¿Cómo se administraba la producción? Es posi-
siempre ha sido una parte integral de las consi- ble reunir datos arqueológicos relativos a todas
deraciones sobre el desarrollo y la naturaleza de estas preguntas, pero a la interpretación es difí-
las civilizaciones tempranas. Los arqueólogos se cil, lográndose mejor cuando analiza otra serie
han interesado especialmente en la formación de hipótesis alternativas y más específicas. Estas
de especialistas en esta época y en los avances hipótesis se formulan con mayor facilidad con la
tecnológicos que se lograron. Pero el material ayuda de documentos.
ordinariamente tratado no ha servido mucho
para el análisis de otros problemas y ramifica- Finalmente, aparecen preguntas más am-
ciones de la producción no agrícola y artesanal, plias que consideran no solo los contenidos so-
que también son cruciales para comprender las cioeconómicos, sino también los contextos polí-
sociedades en cuestión. Un enfoque sistemáti- ticos e ideológicos relacionados con los bienes y
co que combine el uso de materiales documen- su producción: ¿Cómo se distribuían estos bie-
tales con lo arqueológico, cuando se disponga nes? ¿Se limitaba el uso de ciertos bienes a cla-
de ambos, producirá un panorama más comple- ses o contextos sociales específicos? ¿En qué se
to. Para poder obtener esta mejor perspectiva, fundaba la demanda de los diversos productos?
debemos responder a tres conjuntos generales ¿Iba más allá de una utilidad básica? Estas pre-
de preguntas. guntas son las más difíciles, pero tal vez las más
importantes, si el estudio de los artefactos y su
El primer grupo tiene un carácter mayor- producción ha de contribuir a la reconstrucción
mente tecnológico: ¿Cómo se manufacturaban y a la comprensión de la sociedad en su totali-
estos productos? ¿Cuáles eran los materiales dad. Es aquí también donde se precisa coordinar
utilizados y dónde se originaban? Las técnicas estrechamente los estudios documentales y la
de producción ¿acentuaban la cantidad o la ca- arqueología. El arqueólogo en particular, tiene
lidad? ¿Había claras distinciones en la calidad ventajas cuando dispone de uno o varios mode-
de los productos? Estas preguntas se pueden re- los de la sociedad y sus instituciones, que posibi-
solver casi siempre por medio de la arqueología, litan así la formulación de interrogantes en esos
excepto en el caso de productos como los tejidos tejidos. Como dichos modelos a menudo son
que ordinariamente no se conservan. El mate- incompletos o no están adecuadamente com-
rial histórico tiene importancia más marginal, probados, la arqueología puede aportar nuevas
aunque puede ser útil para indicar el origen de informaciones vitales.
Science Foundation, proyecto GS 42. Antes del inicio del
proyecto, Murra (1962b) escribió un informe que exa- Mucho del material etnohistórico apropiado
minó algunos de los problemas tratados. Se ha publica- al estudio de los productos incaicos no agrícolas
do muchos de los resultados en ensayos que acompañan ha sido tratado por Rowe (f946) y por Murra
los documentos que se usaron para organizar el trabajo
(1956 y 1975) en obras generales sobre la cul-
(Ortiz 1562; 1967; 1972). Véase también Thompson
(1968a; 1968b; 1969), Morris y Thompson (1970), y tura y la economía incaicas. Además, el artículo
Morris (1966; 1967; 1971; 1972a). de Murra, “La función del tejido en varios con-
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nos 3,000 m2. Además, otros dos edificios, el b2 tajoso disponer de mejores informaciones sobre
y el b3, contenían una gran cantidad de huesos y los otros niveles de la economía y de la sociedad
otras herramientas, que probablemente también de la región para ver si esta instalación estatal,
e usaban para la producción y para actividades construida a fines del siglo XV o principios del
relacionadas con ella. Su arquitectura, en parti- XVI, tuvo alguna influencia notable sobre los
cular, indica que eran bastante distintos de los patrones de producción a nivel local. ¿Las ope-
otros 40 edificios recién mencionados. Se pro- raciones del estado implicaban acaso un aumen-
pone que parte de esta diferencia radica en el to general en la producción de textiles y otros
hecho de que no se usaban como dormitorios. productos? Por otro lado, podría haber habido
una centralización de varios de los aspectos de
Partiendo de la base de las 40 residencias-
la producción, a expensas del rendimiento lo-
talleres, es difícil llegar a una indicación del
cal. Quizás se trataba de una combinación de
número de personas que vivía en el conjunto.
ambos factores. Sospechamos que lo que ocurría
Toda la evidencia disponible da a entender que
era que existían tendencias de cambia en la or-
los edificios se usaron en forma contemporánea
ganización, las cuales colocaban bajo el control
y es probable que todos fueran utilizados de
del estado la producción de cantidades cada vez
manera intensiva durante la época posterior a
mis grandes de ciertos bienes. Estudios más pro-
la conquista española, cuando se interrumpió
fundos de documentos regionales y de hallazgos
la función de la ciudad. No se conoce ningu-
arqueológicos quizás ayudarán a resolver estas
na evidencia histórica que ayude directamente
preguntas tan cruciales para la comprensión de
a calcular el tamaño del grupo de trabajadores;
los patrones de cambio económico y político.
pero se supone que por lo menos 100 personas
vivían y trabajaban en el conjunto. Esto impli- Ahora nos dirigimos hacia las cuestiones de
caría un promedio de solamente 2.5 personas la especialización por ocupaciones y del carác-
por cada edificio, sin duda un número mínimo ter de la unidad de producción. Aquí encontra-
si se tiene en cuenta la cantidad de material en- mos que la evidencia arqueológica indica que el
contrado en la zona. El doble de este número se- Conjunto VBS era una instalación especializa-
ría probablemente más realista, pero parece casi da, muy distinta a los otros grupos de edificios
imposible postular un total de más de 300 perso- en la ciudad. No parece probable que la gente
nas, cuando se considera la cantidad de espacio que trabajaba en aquella instalación se ocupa-
disponible y la proporción del mismo que debe ra en ninguna otra actividad económica fuera
haber sido ocupado por las vasijas de cerámica. del recinto. Debemos aguardar los estudios de
los patrones de distribución de artefactos en el
Cualquiera que sea el número exacto de pro-
recinto antes de llegar a alguna conclusión final
ductores o la cantidad precisa de su producción,
sobre el conjunto de actividades y sobre la sub-
se han de considerar grandes para una instala-
división interna.
ción de producción preindustrial. Además, la
disposición arquitectónica indica que el control La evidencia disponible en este momento no
era estricto. Fuera del muro exterior del conjun- sugiere un patrón de especialización interna rígido,
to, las estructuras b1 y b4 parecen haber sido y tiende a apoyar la sugerencia de que la mayoría
edificios administrativos de algún tipo No eran de los miembros del grupo al que nos referimos
talleres ni residencias, y no estallamos exageran- practicaba labores semejantes, entre las que la pro-
do si sugiriéramos que alojaban actividades rela- ducción de textiles era probablemente la primera
cionadas con los registros y con la seguridad. actividad de una lista relativamente corta.
A través de la evidencia de Huánuco Pampa Se puede considerar mejor el concepto del
podemos sostener con insistencia la gran impor- grado de especialización como una parte del
tancia del estado y el grado de control directo carácter y de la organización general de los
en ciertas actividades de producción. Sería ven- grupos potenciales de trabajadores, campo en
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el cual los documentos proveen la mejor fuen- salud y fueran jefes de unidades domésticas es-
te. Esa información no se presenta en la forma taban obligados a trabajar para el Inca sobre una
de descripciones explícitas que se puedan apli- base temporal y rotativa. Esta era la forma usual
car directamente como interpretaciones, sino de trabajo en las tierras cultivadas del estado,
a manera de datos sobre el carácter general de en la construcción pública y en el ejército. En
la mano de obra disponible para el estado. La términos cuantitativos, es probable que la mit’a
consideración de diversas opciones en un es- fuera la fuente más importante de mano de obra.
fuerzo por contraponer la evidencia documen- Puesto que era un servicio temporal, la mit’a no
tal con la arqueológica, es típica del proceso alejaba a los conscriptos de sus contextos socia-
interpretativo que le utiliza en muchos otros les y étnicos en las comunidades tradicionales.
esfuerzos generales para reconstruir los patro- No conozco ningún vínculo definitivo entre la
nes de actividad en la ciudad. fuerza laboral de la mit’a y la producción textil u
otro tipo de producción artesanal. Tendemos a
La etnohistoria sugiere que se pueden hacer
asociar casi toda la artesanía con algún grado de
distinciones entre los trabajadores del estado se-
especialización; sin embargo, el sistema de pro-
gún varios criterios, incluida la labor desempe-
ducción en gran escala que vemos en el Conjun-
ñada, la porción de tiempo dedicada al servicio
to VB5 probablemente podía ser realizado por
del estado y el grado en que la comunidad local
mano de obra temporal bajo la supervisión de
y las relaciones de parentesco eran alteradas por
especialistas. Hay la posibilidad adicional de que
el cumplimiento de obligaciones hacia el estado.
estos artesanos locales sirvieran al estado con
Es difícil definir de manera precisa las diversas
una dedicación a tiempo parcial, cumpliendo
categorías de trabajadores del estado, puesto
con su obligación hacia la mit’a al desempeñar
que éstas eran relativamente flexibles y cambia-
su trabajo habitual.
ban rápidamente. Hay tres clases de trabajadores
que son los que quizás ayudan más a entender La razón primordial para dudar que el re-
la producción no agrícola; en Huánuco Pampa cinto de producción en Huánuco Pampa fuera
están relacionadas con el problema inmediato administrado por trabajadores de la mit’a, es la
de interpretar la producción controlada por el indicación en las crónicas de que el hilado y una
estado: Son la Mit’a, compuesta por trabajado- gran parte del tejido eran trabajos principalmen-
res reclutados en turnos; las aqllakuna, mujeres te femeninos (Cobo [Libro 14, Capítulo XI])
escogidas; y los mitmaqkuna, colonos. Todos se 1956: Tomo II, 258; Guaman Poma [¿1615?]
pueden considerar como patrones posibles, y 1936: 218-220; Rowe 1946: 24) aunque algunas
habían sido utilizados por separado o conjunta- fuentes mencionan la fina tela kumpi como pro-
mente por el estado incaico en las actividades ducto del trabajo masculino (Cobo [Libro 14,
de la producción. Sin embargo, es probable que Capítulo XI] 1956: Tomo II, 259), Además, la
solamente uno de ellos se aplique al complejo de arqueología demuestra bastante específicamen-
producción tratado antes. Ciertamente que no te la presencia de mujeres en el recinto. Encon-
hay divisiones que sugieran grandes distincio- tramos más de una docena de alfileres de metal
nes de categorías o clase entre los trabajadores. (T’upu) utilizados para sujetar la ropa femenina
Aquí solamente se puede bosquejar brevemente (véase los diversos dibujos de Guaman Poma,
la naturaleza de estas tres clases. Para un trata- 1936: 300 por ejemplo) y no había artefactos
miento más completo de las diversas categorías que pudiéramos asociar con la presencia o con
de servicio al estado, véase Murra (1956: 264- actividades masculinas, por lo menos en esta
274) y Rowe (1946: 265-270). etapa de nuestro análisis.
a. La mit’a: Fuera de los nobles y los inte- b. Los mitmaqkuna: Los colonos mitmaq
grantes de algunas otras clases exoneradas de eran gentes trasladadas por el estado de un lu-
impuestos, todos los varones que gozaban de gar a otro en grupos relativamente grandes, una
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forma de colonización dirigida por el estado. La A menos que un análisis futuro cambie nues-
razón que se da generalmente para explicar estos tra interpretación de los restos materiales en
cambios de lugar de las poblaciones, es que los Huánuco, lo más probable parece ser que los
cambios apoyaban el mantenimiento de la segu- ocupantes del Conjunto VB5 fueron algún tipo
ridad interna. Sin embargo, Cieza (1959:60-62) de aqllakuna, o por lo menos un grupo con una
sugiere que también tenían funciones económi- estructura semejante.
cas. Si bien el tamaño exacto de las unidades Las mujeres y las actividades femeninas se
mitmaq no está claro y probablemente variaba asociaban casi por completo con el recinto; en
mucho, parece cierto que eran grupos de varias términos arquitectónicos, la unidad de residen-
familias, frecuentemente comunidades enteras. cia era probablemente una unidad no familiar; el
Cieza sostiene que los mitmaqkuna eran a control estricto de acceso al recinto demuestra
veces artesanos, plateros, picapedreros, y men- medidas de seguridad que no tienen comparación
ciona específicamente a los tejedores. En uno de en la ciudad, y estas parecerían justificables sólo si
los edificios del Conjunto VB5 se hallaron algu- los ocupantes del recinto pertenecieran a alguna
nos fragmentos al estilo de la cerámica negra de clase social especial, la cual requiriera una segu-
Chimú, hechos con materiales de la región, lo ridad excepcional. Estas características describen
cual llevaría a pensar en la posibilidad de que sus mejor a las mujeres escogidas que a cualquier otro
ocupantes fueran mitmaqkuna del Chimú. Pero grupo que pudiera haber estado presente en un
como los fragmentos constituían un porcentaje centro administrativo incaico. No obstante, no
insignificante de la colección del edificio y como hay evidencia de los cargos religiosos que se su-
parecen haber faltado en las otras estructuras, pone que también desempeñaban.
su presencia no apoya fuertemente la posibili- En una comunicación personal el Dr. John
dad mencionada. La arquitectura, por otro lado, H. Rowe ha sugerido que la evidencia arqueoló-
parece contradecir la idea de los mitmaqkuna. gica, fuera examinada en términos de la posibi-
Presuntamente, los mitmaqkuna se caracteriza- lidad de que allí se produjera la chicha, puesto
ban como un grupo de unidades familiares in- que se sabe que las aqllakuna la hacían (Rowe
terrelacionadas. Una distribución, con edificios 1964: 269; Guaman Poma [1615] 1936: 299).
casi idénticos en calles relativamente angostas, Quizás la mejor hipótesis actualmente disponi-
parece más adaptable a su utilización por indi- ble para explicar las grandes cantidades de ce-
viduos, en vez de familias. Si bien tenemos que rámica en el recinto es que fuera utilizada en
admitir que la arquitectura en sí misma no es la elaboración de Chicha. Cobo ([Libro XIV)
completamente convincente, nuestra supuesta Capítulo IV] 1956; II: 242) nos informa en la
expectativa para una colonia de mitmaqkuna se- preparación y el consumo de la chicha se utili-
ría un grupo de pequeños recintos, cada uno con zaban numerosas vasijas. Durante la temporada
sitio para un patio y algún grado de independen- de excavaciones de 1972, trabajamos en otra
cia para la unidad familiar (véase Rowe 1944 y área abundante en cerámica (en el sector orien-
Morris 1971 sobre la arquitectura incaica). tal de la ciudad) que se ha interpretado provi-
c. Las aqllakuna: Las aqllakuna han sido sionalmente como un lugar donde se elaboraba
usualmente vinculadas con la religión (Rowe la chicha y otros productos alimenticios para el
1946: 269.; Cobo [Libro XII, Capítulo XIX] consumo general (Morris mss, Stein, 1975). Al
1956, II, 98), pero el material documental tam- comparar las formas de las jarras y los restos bo-
bién sugiere que era un grupo variado y que tánicos encontrados en éstas y otras colecciones
dispondremos de algunas pruebas excelentes so-
sus servicios incluían actividades que no eran
bre la posible producción de la chicha.
específicamente religiosas (Rowe 1946: 269;
Guamán Poma [1615] 1936: 298-299). las No es necesario aceptar literalmente la
aqllakuna eran solteras y, en general, jóvenes. clasificación compleja de las mujeres escogidas
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indicada por Guamán Poma ([1615] 1936: 301- de esta producción en el caso de la población
302) para suponer que, además de la diferencia incaica, Mientras que algo de especialización en
en categorías de edad, había distinciones impor- los bienes manufacturados es una característica
tantes en las actividades económicas realizadas general de toda civilización antigua y probable-
por varios grupos de aqllakuna. En realidad, al mente siempre tenía algo que ver en sus proce-
considerar estas variaciones, parece probable sos de desarrollo, la especialización no siempre
que hubiera más de una casa para las mujeres encajaba dentro del mismo contexto socioeco-
escogidas en un centro importante como Huá- nómico, ni desempeñaba el mismo papel.
nuco Pampa; además, el Conjunto VB5 puede
Obviamente, el panorama de la organiza-
ser solamente un recinto ocupado por mujeres
ción económica incaica es todavía incompleto.
cuyas responsabilidades económicas sobrepasa-
Sin embargo, hay dos aspectos generales del sis-
ban casi completamente cualquier cargo o fun-
tema económico que pueden ayudar a explicar
ción religiosa que tuvieran.
por qué era importante para el estado incaico en
La manera por la cual las sociedades com- expansión disponer de un gran control directo
plejas movilizan y organizan una fuerza laboral sobre la producción, cómo se realizaba ese con-
para realizar ciertas tareas esenciales representa trol estatal y por qué se daba énfasis a productos
una de sus dimensiones más importantes. En el tales como el tejido. El primero de estos rasgos
caso de sociedades complejas tempranas, parece cruciales es que los incas ponían énfasis en las
muy probable que grupos estructurados según relaciones de intercambio recíproco, antes que
líneas religiosas, y a veces de parentesco, se diri- en el trueque o el uso de mercados (Murra 1956:
gieran gradualmente hacia funciones económi- Cap. VI). Ligado a esto vemos que el estado de-
cas, políticas y militares bajo el servicio de una pendía del trabajo humano para muchos bienes,
autoridad centralizada (Murra 1956, Cap. VIII en vez de tener como al base de renta el sistema
y 1962a: 722; Adams 1956). Un factor impor- de tributos en especie. El segundo aspecto es la
tante para, el desarrollo de los estados antiguos gran capacidad de los dirigentes a varios niveles
era la capacidad para manipular las institucio- de la sociedad para trasladar a la población de
nes tradicionales y las unidades de organización sitio en sitio, colocando a la gente donde tuviera
de tal forma que pudieran servir a distintas fun- acceso a los recursos esenciales. En la mayoría
ciones. Tenemos evidencia, entre los incas, de de los casos, estos recursos eran naturales, y te-
una mano de obra considerable, controlada di- nían que ver con la colocación de pueblos en
rectamente por el estado. Si las investigaciones diferentes zonas ecológicas (Murra 1967; 1968;
posteriores confirmaran nuestra identificación 1972; 1975). Pero cuando se llega al nivel de
de esa fuerza como un grupo de mujeres esco- organización estatal, se trataba frecuentemente
gidas, podremos empezar a ver la interacción de del traslado de la gente a situaciones esencial-
la complicada red de factores económicos, polí- mente urbanas, destinándola no sólo al control
ticos y religiosos que en traban en la formación de recursos naturales, sino a la organización o
y en el mantenimiento de estos grupos. supervisión de la población laboral.
La práctica de la reubicación de la pobla-
ción y del traslado de gente para lograr diferen-
El contexto institucional de
tes fines, era común a los tres grupos de traba-
la producción centralizada
jadores estatales tratados antes. En el caso de
Por nuestro conocimiento general de las socie- la producción artesanal, facilitaban la centrali-
dades urbanas antiguas hemos llegado a consi- zación de la producción, las rentas basadas en
derar que la producción especializada no agrí- la energía humana en combinación con la ca-
cola es un rasgo importante. En consecuencia, pacidad de reubicar a la gente. Si se podía traer
no nos sorprende encontrar evidencia sustancial productores en número suficiente a los centros
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