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Durante la mayor parte del siglo XX, cuando los consumidores querían comprar
energía eléctrica, no tenían otra opción. Tenían que comprarlo de la utilidad que
tenía el monopolio del suministro de electricidad en la zona donde se ubicaban
estos consumidores. Algunas de estas utilidades se integraron verticalmente, lo
que significa que generaron la energía eléctrica, de las centrales eléctricas a los
centros de carga y los distribuyó a los distintos consumidores.
Las utilidades eléctricas que operan bajo este modelo hicieron contribuciones
realmente notables a actividad económica y calidad de vida. La mayoría de las
personas que viven en el mundo industrializado tener acceso a una red de
distribución de electricidad. Durante varias décadas, la cantidad de la energía
suministrada por estas redes se duplicó cada ocho años.
Al mismo tiempo, avances en ingeniería mejoraron la fiabilidad del suministro
eléctrico al punto que en muchas partes del mundo el consumidor medio está
privado de electricidad por menos de dos minutos al año.
Estos logros fueron posibles gracias a la incesante tecnología avances. Entre
éstos, mencionemos solamente el desarrollo y la erección de líneas de transmisión
que operan en más de 1 000 000V y que abarca miles de kilómetros,
la construcción de centrales eléctricas capaces de generar más de 1000mW y la
control online de las redes que conectan estas plantas con los consumidores a
través de estas líneas.
Algunos lectores seguramente sentirán que, sobre la base de este registro, puede
haber sido prematuro para escribir el primer párrafo de este libro en el pasado
tiempo.
También argumentaron que el costo de los errores que las utilidades privadas
realizadas no deben pasar a los consumidores. Los servicios públicos, por otra
parte, a menudo estaban estrechamente vinculados al Gobierno.
La política podría interferir con la buena economía. Por ejemplo, algunos las
utilidades públicas fueron tratadas como vacas de efectivo, y otras fueron
impedidas de fijar tarifas a un nivel que refleja los costos o se privan del capital
que necesitan para inversiones esenciales.
Estos economistas sugirieron que los precios serían más bajos y que la economía
como todo se beneficiaría si el suministro de electricidad se convirtió en el objeto
de la disciplina del mercado en lugar de la regulación del monopolio o la política
del gobierno.
Esta propuesta se hizo en el contexto de una desregulación general de las
economías occidentales que había comenzado a finales de los setenta.
Por lo tanto, es menos probable que los consumidores se ensillado con las
consecuencias de las inversiones imprudente. Si la electricidad fuera realmente un
Mercancía simple, kilovatios-horas se podrían apilar en un estante-como
kilogramos de harina o televisores-listo para ser utilizado tan pronto como el
consumidor enciende la luz o inicia el proceso industrial.
Los minoristas luego compiten para realizar esta actividad de venta de energía.
Uno de estos minoristas puede ser una subsidiaria de la compañía local de
distribución. Minoristas compran energía eléctrica en el mercado mayorista y la
revenden a los consumidores que No desean, o no se les permite, participar en
este mercado mayorista. Minoristas No tienen que poseer ningún activo de
generación de energía, transmisión o distribución.
Los grandes consumidores, por otra parte, a menudo tomarán un papel activo en
los mercados de electricidad Comprando su energía eléctrica directamente a
través del mercado. Algunos de ellos pueden ofrecer su capacidad de controlar su
carga como un recurso que la ISO puede utilizar para Controlar el sistema.
Los consumidores más grandes a veces se conectan directamente al sistema de
transmisión.