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Todos en manos de pocos

Desde la creación de las FARC y demás guerrillas durante los años sesenta, varios
presidentes intentaron entablar conversaciones con estas, la mayoría sin resultados. Durante
la presidencia de Belisario Betancur se dio el primer proceso de paz entre las guerrillas y el
gobierno nacional, la cual buscaba la desmovilización de las primeras mediante la creación
de la Comisión de Paz; en 1984 se da un cese de fuego con las FARC y se otorgaba
reconocimiento político a la Unión Patriótica. Sin embargo, en 1985 se levantaron las
conversaciones argumentando falta de garantías por las dos partes. Esto se volvió a
presentar durante las conversaciones en el gobierno de César Gaviria. En 1999, el
presidente Andrés Pastrana comenzó el Proceso de Paz del Caguán y con él una zona de
distensión. Este proceso de paz se caracterizó por su desorden y la falta de voluntad de las
FARC, las cuales continuaron sus actividades delictivas, como el secuestro y la extorsión.

Posteriormente, durante los dos periodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez, se


implementaron las políticas de “seguridad democrática” junto a los recursos otorgados
gracias al “Plan Colombia”. Entre 2002 y 2010, se lograron avances militares y el
fortalecimiento de la Fuerza Pública, aunque durante este periodo no se presentó la
oportunidad de entablar un nuevo proceso de paz, únicamente conversaciones para la
liberación de secuestrados tanto con las FARC como con el ELN. Dos años después de la
finalización del mandato de Álvaro Uribe, en el 2012, nuevamente se dio la oportunidad de
abrir negociaciones para llegar a una salida al conflicto durante el primer periodo
presidencial de Juan Manuel Santos.

En Mayo del 2011 se dieron los primeros acercamientos entre el gobierno nacional y las
FARC, y un año después se comenzaron las reuniones exploratorias. En Octubre de 2012 se
instalaron oficialmente las mesas de negociación en Noruega, posteriormente continuando
en La Habana en Noviembre del mismo año y dando inicio al primer ciclo de
negociaciones. Las negociaciones giraban entorno a cinco puntos referentes a desarrollo
agrario integral, participación política, cultivos ilícitos, víctimas y fin del conflicto. El 26
de Septiembre del presente año se firmó el Acuerdo para la terminación del Conflicto.

Sin embargo, no todo fue color de rosa. El 2 de Octubre la opción del “NO” obtuvo la
mayoría de los votos en el plebiscito con el que el Presidente Juan Manuel Santos pretendía
refrendar los acuerdos, lo que dejó al país con un sentimiento de incertidumbre. Para nadie
es un secreto que el mayor partido opositor al actual gobierno Santos es el Centro
Democrático, a la cabeza de Álvaro Uribe. El “uribismo” tiene una gran base social, así
como “(…) raíces sociales y políticas que están bien delimitadas geográficamente.”
(Velasco, 2014) lo que es observable en el mapa de la concentración del voto del “NO”.
Teniendo en cuenta que el senador Álvaro Uribe tiene bajo su influencia la decisión voto de
millones de colombianos y con ello la posibilidad de aceptar la refrendación política de los
acuerdos de paz, ¿es posible una salida negociada a este impase?

Mirando hacia atrás, después del plebiscito de 1957, Laureano Gómez se opuso a lo que se
había establecido en el Pacto de Sitges. A pesar de este percance se logró una
renegociación, lo que dio como resultado al Pacto de San Carlos. Esto da cabida a la
posibilidad de la renegociación de los acuerdos ya pactados, y así, llegar a una salida
negociada con la oposición, especialmente con Álvaro Uribe.

El primer plebiscito que se realizó en 1957, en él se buscaba una salida al periodo de


violencia entre conservadores y liberales, igualmente como una manera de ponerle fin a la
dictadura militar de Rojas Pinilla. Lo anterior se asemeja a la situación en la que se
encuentra el país actualmente, en donde se busca una manera no armada de terminas el
conflicto armado con las FARC. No obstante, es posible observar que a diferencia del
Frente Nacional y su momento de negociación, en el que Alberto Lleras logró la
participación y respaldo de Laureano Gómez, el presidente Santos no contó con el apoyo de
la oposición, entendido por el Centro Democrático, lo que parece haber sido el mayor error,
sumado a la alta abstención a diferencia de la presentada en el plebiscito para el Frente
Nacional, y a la poco popularidad del gobierno Santos.

Después del plebiscito de 1957, Laureano Gómez se opuso a lo que se había establecido en
el Pacto de Sitges. A pesar de este percance se logró una renegociación, lo que dio como
resultado al Pacto de San Carlos. Esto da cabida a la posibilidad de la renegociación de los
acuerdos ya pactados, y así, llegar a una salida negociada con la oposición, especialmente
con Álvaro Uribe. Sin embargo, es importante tener en cuenta el número de actores dentro
de las negociaciones. En la negociación del Frente Nacional se encontraba únicamente el
bando conservador, dividido ente laureanistas y ospinistas, y el bando liberal, a cabeza de
Alberto Lleras; mientras que en este momento se debe agregar a un acuerdo tripartita:
FARC, gobierno nacional y oposición.

Un acuerdo tripartita, según Henry Acosta (mediador entre gobierno y FARC) es la


solución al No. El resultado de las votaciones del pasado 2 de Octubre deja mucho que
decir, especialmente una clara visión de fragmentación y división del país. Si se logra tener
la participación del Centro Democrático será posible llegar a un gran pacto nacional y
construir así un acuerdo mucho más fuerte e incluyente.

La salida negociada significaría para Álvaro Uribe una posibilidad de una mejora en su
imagen ante sectores que apoyaban el Sí, ya que se vería un esfuerzo para construir la paz
en Colombia y daría peso a su oposición, la cual desmejoró después del escándalo
destapado por las declaraciones de Juan Carlos Vélez, como jefe de campaña del No.
Sin embargo, siendo consientes de la capacidad movilizadora de Álvaro Uribe y de la base
social con la que cuenta, la posibilidad de se presente un acuerdo en poco tiempo es baja.
Igualmente, se debe tener en cuenta el punto de vista de las FARC, las cuales no cuentan
con incentivos dentro de los puntos propuestos por el Centro Democrático para ceder más,
en especial en el punto de participación política, a menos de que se ofrezca la posibilidad
de una asamblea constituyente, lo que es poco probable. En este momento lo único que
queda es esperar ya que en este momento el país se encuentra en stand by por cuenta de la
oposición.

Bibliografía
Velasco, J. D. (26 de Mayo de 2014). ¿Qué es el Uribismo? El Tiempo .

Fundación Ideas para la Paz. (s.f.). La Habana, paso a paso. Recuperado el Octubre de
2016, de Fundación Ideas para la Paz: http://www.ideaspaz.org/especiales/dialogos-
habana/#

Política, R. (3 de Octubre de 2016). Henry Acosta considera que solución al No en el


plebiscito es una mesa tripartita con Centro Democrático. El Espectador .

Redacción Política. (Octubre de 2016). País polarizado frente a la paz. El Espectador .

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