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INTRODUCCIÓN:

La introducción, no parte desde el origen de Freud, sino que hace hincapié en textos de 1926, 1917,
1913, posibilitando una gran introducción entre lo que es el psicoanálisis y la medicina, es como una
división subjetiva que Freud tenía entre ser médico y tener la pretensión de construir un edificio
psicoanalítico. ¿Cuál era el objetivo de Freud? Abordar el padecimiento psíquico, y no el físico. Un médico
se ocupa de lo biológico, del cuerpo, de atacar algo que está en el plano de lo físico, una enfermedad. Por
ejemplo: la gripe, de la cual se sabe la causa, se sabe a qué obedece y, por lo tanto, se puede pensar en
un tratamiento. Freud no queda contento como médico porque había pacientes histéricas que se
presentaban en el consultorio con dolores de pierna, con dificultad para caminar, pero al momento de
revisarlas se encontraban con que no tenían nada en el cuerpo. Sin embargo, la paciente seguía con la
pierna inmovilizada, y es aquí donde Freud se encuentra con todo un desafío, porque la histérica le está
marcando que, para este tipo de síntomas, el dispositivo médico no funciona. Así es como Freud plantea
crear un nuevo dispositivo para abordar este padecimiento psíquico, porque se da cuenta que lo físico
poco tiene que ver.

A) El psicoanálisis: como la formalización de un procedimiento para abordar el padecimiento


psíquico  refiere a la construcción de un dispositivo que me permita poder tratar este tipo de
síntomas tan novedosos que lo ofrecían las histéricas. Por ejemplo: “no veo” = no tenía nada en
los ojos; “no puedo caminar” = no tenía nada en la pierna; “huelo a pastelito quemado” = no tenía
nada en la nariz. Cacilie como ejemplo de paciente, cuyo rostro se encontraba paralizado,
aunque no tenía absolutamente nada en el cuerpo. La sometieron a los más crueles tratamientos
médicos y, sin embargo, el problema no está situado allí, se trataba de un síntoma histérico. Y
estas pacientes histéricas no eran un invento de Freud, sino que tenían más que ver con
Charcot, quien ya venía trabajando en este campo y quien le da a la histérica otra posición en el
marco científico. Antes de Charcot la histérica era considerada una bruja, una mujer poseída por
el demonio, a la cual se debía prender fuego en la hoguera, y se caracterizaba por ser
mentirosas, hacer teatralización y fingir ante los médicos, cuando en realidad no tenían
padecimiento alguno. Charcot le da otro lugar a la histeria, le presta atención y somete los
síntomas de la histérica a una regularidad; empieza a ordenar esos síntomas, a clasificarlos…
pero cuando Freud entra en contacto con la histérica ya había todo un desarrollo previo, que era
justamente el de Charcot.
Freud gana una beca que le permite viajar a Paris y entrar en una institución psiquiátrica que era
la más prestigiosa de la época, la Salpetrier, y es ahí donde conoce a Charcot y empieza a tomar
conocimiento de esta labor que venía realizando con estas pacientes denominadas histéricas. Lo
que observa Freud, de algún modo, es que ese tipo de pacientes tenían un padecimiento que no
tenía que ver con el cuerpo, sino más bien tenía que ver con el plano de lo psíquico. Acá hay un
padecimiento psíquico que Freud registra y piensa que necesita construir un dispositivo para
abordarlo, necesita formalizar un procedimiento que le permita tratar el padecimiento psíquico
(como se menciona en el punto de programa).
“Un tratamiento por la palabra”, “el valor de la palabra y su dirección, sugestión y transferencia”:
“Conferencia de introducción al psicoanálisis”, este texto Freud lo escribe en 1916 pero lo publica
en 1917, allí Freud explica cómo trabaja un médico y que es lo que en realidad pretende él
cuando pide formalizar un procedimiento para abordar un padecimiento psíquico. Y hay una gran
diferencia, en el primer párrafo Freud aclara: “el psicoanálisis es un tratamiento para pacientes
neuróticos…” la neurosis comprende lo que es la histeria y la neurosis obsesiva, cada vez que
Freud diga neurosis, alude a estas dos (ej: neurosis obsesiva; el hombre de las ratas. Histeria;
Dora).
El psicoanálisis no solo comprende estas enfermedades. Los tres grandes moldes son: el
neurótico, el psicótico y el perverso, son tres cabezas distintas, son tres estructuras psíquicas
diferentes, 3 modos de funcionar diferente; el perverso goza con el sufrimiento del otro, el
neurótico ve a alguien que está accidentado en la calle y se espanta, el psicótico delira. Freud
dice que el psicoanálisis es un tratamiento para pacientes neuróticos, o sea que de las otras
enfermedades dice poco y nada. O sea que nuestro mayor interés va a estar puesto en la
neurosis obsesiva y en la histeria; y en esta materia está más puesto en la histeria.
Freud comienza con la histeria, él pone a hablar a las histéricas, y ellas le permiten construir todo
un dispositivo. Por eso en los orígenes es muy importante prestar atención que toma de Charcot,
a qué referentes toma. Freud parte de poner a hablar a la histérica y escucharla y entender que
hay un sentido detrás de todo esto, un sentido oculto y que es un sentido a descifrar.
¿Qué sentido le da Freud a la palabra? En la conferencia 1, Freud propone que la palabra tiene
un valor central porque para este dispositivo es un instrumento clave, porque nosotros no somos
médicos. Cuando nos piden un turno nosotros no le decimos “bueno, pasa al consultorio sácate
la ropa que te voy a revisar la presión arterial, el pulso, etc”; nosotros a la persona le decimos
“háblame de vos”, la regla fundamental analítica dice “háblame”, ni siquiera es necesario decir
“de vos” porque cuando el sujeto habla siempre está hablando de él, por más que esté criticando
a la madre está hablando de él que se ve reflejado en la madre. Entonces, la regla fundamental
analítica es HABLAME. Se supone que uno cuando consulta es porque tiene alterado y
quebrado el ritmo de la vida y no puede continuar si no es con la ayuda de otro, o sea un
problema hay. Cuando uno está quebrado, siente que no puede, siente que necesita un
empujoncito, una ayudita y ahí va a consultar a otro.
Freud en “pueden los legos…” dice que verdaderamente una persona puede ser analista cuando
se analiza a sí mismo, cuando analiza sus propias problemáticas, su propia historia de vida. Un
lego es alguien que no tiene un conocimiento científico sino más que nada un conocimiento
popular, vulgar. La pregunta del texto es: ¿puede un lego ejercer el psicoanálisis? Freud dice
que sí. En esta época Freud pondera el hecho de que la persona no tenga colgada 500 títulos,
sino que la persona haya experimentado por cuenta propia que es el análisis, haya el mismo sido
paciente, haya indagado en su propia historia subjetiva, se haya enfrentado con sus propios
problemas. No hacer esto, dice Freud, implica que los problemas del otro paciente si yo también
los viví sean un punto ciego en la terapia del otro, (ej: si yo fui abusada sexualmente y viene otra
mujer siendo víctima de abuso, es un punto ciego eso para mí, no lo voy a poder tratar dice
Freud en este texto), aparte el psicoanálisis propone correrse del lugar del ideal, lo cual significa
no decir al otro lo que debe hacer, implica que el otro pueda hablar y poner en palabras su propia
historia de vida, y si a mí hay algo de todo esto que me está haciendo ruido y me hace mal no
voy a poder tener una escucha como corresponde, neutral, no le puedo decir “anda y denuncia”,
porque por algo no lo hace (obvio que si vienen una mujer con toda la cara destruida golpeada
por un hombre no es para un tratamiento psicoanalítico, no puedo perder tiempo diciéndole
háblame a ver qué te pasa, porque esa mujer sale del consultorio y vuelve a la casa y el tipo la
mata, ahí tiene que intervenir todo un equipo), hay problemáticas que requieren el aquí y el
ahora, y ahí el psicoanálisis no tiene lugar, nosotros nos desplegamos en el tiempo, nos
remontamos al pasado, nos remontamos al presente, prevemos cuestiones del futuro.
El psicoanálisis dice Freud, se aprende uno a uno (punto del programa), esto significa de alguna
manera que el psicoanálisis se enseña en contra de la formación previa, yo no puedo enseñar
psicoanálisis planteando que “saquen una hoja” y copien lo que les dicto. La manera más eficaz
de aprender qué es el psicoanálisis, de que se trata y cómo atiendo, es habiendo pasado por esa
experiencia. Nunca vamos a tener una situación en la que nos inviten a presenciar a través de
una cámara Gessell, nunca vamos a ver como un profesor está en el diván con un paciente y
empieza a intervenir y a preguntar, y vamos a anotar; esa formación convencional que sirve para
otras carreras y otras materias nunca la van a vivir, porque eso implicaría violar completamente
la intimidad del otro.
Uno a través de la palabra, como dispositivo del instrumento psicoanalítico, puede curar y puede
enfermar; por eso es nuestra herramienta clave y central, lo que atraviesa todo este dispositivo
psicoanalítico, lo que más valor tiene, es “el valor de la palabra”, ya que esta me permite ejercer
en el otro los más poderosos influjos. Cuando se estigmatiza, se ubica en una posición, es muy
difícil correrse de ese lugar, ahí la palabra ENFERMA; nosotros en el dispositivo analítico, con
palabras, curamos, rompemos sentido, construimos otro, más acorde a la vida del sujeto, eso lo
hacemos con la palabra, por eso ésta tiene un valor fundamental en nuestro dispositivo. Freud
dice en la conferencia 1 que el psicoanálisis es un tratamiento que requiere tiempo, yo al
paciente no le prometo nada, no le vendo ilusiones, todo lo contrario, le expongo de entrada las
dificultades del método: lleva tiempo y es costoso, como para que el paciente desde el vamos
diga lo acepto o no lo acepto. En algún punto es importante el valor que cada paciente le da a
eso, y estando en común acuerdo con el profesional, se hace como un contrato.
No se aprende el valor de la palabra viendo como el docente le enseña al alumno a través de
una cámara Gesell, sino de alguna manera habiendo atravesado por esta experiencia, por eso el
sentido del punto del programa que dice “el psicoanálisis se aprende uno a uno” y la pregunta
“¿Cómo enseñarlo a un curso entero?”, es muy difícil enseñar el psicoanálisis, dice Freud, jamás
en psicoanálisis uno puede ver como otro interviene porque el sujeto de por si yo ya cuando voy
y consulto no voy porque estoy bien, voy porque hay algo en mi vida que perdió sentido y
necesito la ayuda de otra persona al cual le supongo un saber, yo tengo que suponerle saber a
esa persona porque si no confío y considero que es un chanta, que me está estafando, no
funciona la transferencia. Para que se instale la transferencia yo debo suponerle un saber al
profesional, si no me siento cómodo en el lugar y no le supongo saber, no se instala la
trasferencia, y si la transferencia no se instala no hay tratamiento psicoanalítico posible. La
transferencia es el terreno en el cual se lleva a cabo el análisis.
Éste es un concepto nodal del psicoanálisis, es central, al igual que el inconsciente, la pulsión y
la repetición, son los 4 conceptos que Lacan denomina fundamentales de Freud, son 4
conceptos que son los grandes pilares de la teoría psicoanalítica. La transferencia es un
concepto central, ya que sin ésta no hay análisis, entonces si yo no le supongo un saber a mi
psicólogo y no se instala la transferencia, ¿para que voy?
Si el paciente supiera que hay alguien detrás de la puerta escuchando, no contaría nada, porque
ya confesarse a sí mismo, aceptar problemas uno mismo, dice Freud es doloroso, contárselos a
un segundo es terrible, imagínense si yo supiese que la conversación está soportando un tercero
no hablaría prácticamente anda, de acá el punto que dice “la conversación no soporta terceros”,
el psicoanálisis yo no puedo enseñarlo mostrándole a alguien como se hace porque esa persona
no hablaría, encima de que le cuesta a el mismo confesarse sus propios problemas, ni hablar si
yo estoy teniendo en cuenta que hay un curso escuchándome; no hay manera de aprender el
psicoanálisis que no sea a partir del propio análisis.
Los conceptos de Freud, los fue construyendo a partir de los obstáculos que se presentaban con
las pacientes de él. Esto es algo muy característico de teoría psicoanalítica. El modo de trabajo
en Freud era haciendo clínica a partir de la teoría, y hacer teoría a partir de su trabajo en la
clínica; esto significa que en la medida en que Freud escribía algo, lo probaba con las pacientes,
y en la medida en la que se encontraba con una paciente que le presentaba todo un desafío
porque venía con una problemática compleja que él no estaba acostumbrado a elaborar, lo
invitaba a que revise los conceptos, los piense nuevamente y así volver a introducir a la paciente
en nuevos conceptos, era como a ensayo y error. Así se construye el edificio psicoanalítico, así
se construye el dispositivo que Freud propone.

“UNA DIFICULTAD DEL PSICOANÁLISIS” (1916)

“Dificultad” no se refiere a una dificultad intelectual, algo que impidiera al receptor entender el
PSA, sino a una dificultad afectiva: algo por lo cual el PSA se enajena los sentimientos del
receptor apartándolo de prestarle interés o creencia.
Freud propone algo que es completamente revolucionario y que a los seres humanos les genera
mucho rechazo. Se trata de dos tesis que, según Freud, resultan injuriantes (injuria: ofensa,
agravio, insulto, ataque), y plantea que son como un insulto para la sociedad, para la historia de
la humanidad: 1) “los procesos anímicos son inconscientes”, es decir, no todo el aparato psíquico
equivale a conciencia, no todo lo que ustedes digan, hagan o sientan lo controlan; la gran tesis
revolucionaria acá es postular un inconsciente, decir que yo no soy amo de mi propia cada
básicamente (hay una parte del aparato que nos gobierna, el icc). Y esto genera una injuria en la
gente porque el ser humano se siente atacado en su narcisismo; y 2) “los impulsos sexuales
desempeñan un papel enormemente grande”.
Entonces, la primera tesis que Freud hace que resulta injuriante es la del inconsciente, que el
aparato psíquico no equivale a conciencia. Y la otra, remite a que Freud le da un gran crédito a la
sexualidad. Freud va a hablar de sexualidad, se va a meter con temas que hoy por hoy, así y
todo, como está avanzada la sociedad, son tabú. Él inclusive llega a postular que hay sexualidad
en la infancia. Estas dos tesis a la gente le resultan injuriantes, Freud expone esto en “Una
dificultad del psicoanálisis”.
En este texto, Freud propone que el psicoanálisis a la gente le causa rechazo, pero no porque no
lo entiendan, no se trata de una dificultad intelectual; la gente no se banca el análisis porque éste
les produce una herida narcisista (narcisismo = estado en que el yo retiene junto a sí a la libido),
una herida afectiva, emocional, le toca algo. Para Freud el narcisismo universal, el amor propio
de la humanidad, ha recibido hasta hoy 3 graves afrentas (ofensa, injuria) de la investigación
científica:
A) AFRENTA COSMOLÓGICA (Copérnico): El hombre creyó primero que la Tierra, se
encontraba en el centro del universo, mientras que el sol, la luna y los planetas se movían en
torno de aquella. L aposición central de la Tierra era para él una garantía de su papel dominante
en el universo y le parecía que armonizaba bien con su inclinación a sentirse al amo de este
mundo. Pero resultó ser que la tierra no es el centro del universo, sino que es un planeta más
que gira alrededor del sol, siendo el sol la única estrella del sistema solar. Copérnico rechaza la
teoría geocéntrica y plantea la universalidad de la teoría heliocéntrica (los 9 planetas se mueven
en torno al sol).
B) AFRENTA BIOLÓGICA (Darwin): El hombre, en el curso de su desarrollo cultural, interpuso
un abismo entre ellos y su propio ser. Los declaró carentes de razón y pretendiendo un linaje
divino que le permitió desgarrar su lazo de comunicada con el mundo animal. Hay que tener en
cuenta que es el adulto quien se enajena del animal hasta el punto de insultar a los seres
humanos con el nombre de un animal; el niño no siente diferencia alguna entre su propio ser y el
del animal; no le asombra que los animales piensen o hablen en los cuentos. Los estudios de
Darwin fueron los que pusieron término a esa arrogancia. El hombre no es nada diverso del
animal, no es mejor que él; ha surgido del reino animal y es pariente próxima de algunas
especies (evolucionamos a partir del mono), y, por lo tanto, es un animal más. Para Darwin entre
el mono y nosotros ya hay un eslabón perdido; esto genera una herida narcisista en el hombre
porque éste cree que es un producto racional, perfecto, que se asemeja a un Dios.
C) AFRENTA PSICOLÓGICA (Freud): La más sentida de las afrentas. El hombre se siente
soberano en su propia alma. Pero la vida pulsional de la sexualidad en nosotros no puedo
domeñarse plenamente, y los procesos anímicos son en sí inconscientes, volviéndose accesibles
y sometiéndose al yo sólo a través de una percepción incompleta y sospechosa, equivalen a
aseverar que el YO no es el amo en su propia casa. Ambos, reunidos, representan esta tercera
afrenta.

Entonces el ser humano tiene un amor propio (narcisismo) que con estas injurias queda
derribado. Si yo te digo en tu aparato psíquico no está solo la conciencia sino también el
inconsciente, te estoy hiriendo. Si yo te digo que vivís en un planeta de los nueve que giran en
torno al sol, te estoy hiriendo. Y si te digo que no venís de un producto divino creado por Dios y
que venís de un mono, también te estoy hiriendo. Estas tres afrentas generan las tres grandes
heridas narcisistas del psicoanálisis, y la humanidad pareciera que no le perdona esto.

“¿PUEDEN LOS LEGOS EJERCER EL PSICOANÁLISIS?” (1926)

Legos = no médicos. La pregunta es si también a los no médico debe permitírseles ejercer el análisis.
Esta pregunta tiene un condicionamiento tanto temporal como espacial. Temporal, porque hasta el
momento nadie se había preocupado por determinar quién ejerce el psicoanálisis.

 La situación analítica no es compatible con la presencia de terceros. Además, como las distintas
sesiones son de valor muy desigual, un espectador incompetente que asistiera a una de ellas
casi nunca obtendría una impresión utilizable y correría el riesgo de no comprender aquello de
que se trata ente el analista y el paciente, o se aburriría. Debe conformarse con nuestra
información, que trataremos de transmitirle de la manera más confiable que podamos.
 Entre el médico y el paciente no ocurre otra cosa que conversar, el analista no emplea
instrumentos, ni siquiera para el examen, y tampoco prescribe medicamente. Hace que durante
el tratamiento el enfermo permanezca en su ambiente y mantenga sus relaciones habituales
(esta condición no siempre se puede cumplir). El analista hace venir al paciente a determinada
hora del día, lo hace hablar, lo escucha, luego habla él y se hace escuchar.
 Los tratamientos analíticos requieren meses y aún años, por eso no se puede comparar con un
ensalmo (éste produce un efecto más rápido, más repentino). Además, no debemos despreciar
la palabra. Es un poderoso instrumento, el medio por el cual nos damos a conocer unos a otros
nuestros sentimientos, el camino para cobrar influencia sobre el otro. Las palabras pueden
resultar indeciblemente benéficas y resultar terriblemente lesivas.
 Es preciso preparar al paciente: se lo alienta a ser totalmente sincero con su analista, a no
mantener en reserva nada de lo que se le pase por la mente, y luego a remover todas las
limitaciones que le harían preferir no comunicar muchos de sus pensamientos o recuerdos.
 La confesión cumple en el análisis el papel de introducción. Pero lejos está de constituir la
esencia del análisis o explicar su eficacia. En la confesión, el pecador dice lo que sabe; en el
análisis, el neurótico debe decir más. Por otro lado, no hay noticia de que la confesión haya
desarrollado alguna vez la virtud de eliminar síntomas patológicos directos.
 Existe y desempeña un gran papel en el análisis el influjo personal del analista. Pero no el mismo
que en el hipnotismo. Es decir, el analista no emplea ese influjo personal -el factor sugestivo-
para suprimir los síntomas patológicos, como acontece en la sugestión hipnótica. Además, sería
erróneo creer que ese factor es el exclusivo soporte y promotor del tratamiento.

CONFERENCIA 16: Es un caso largo de una mujer que sufre de un delirio de celos y culpa al
marido de querer serle infiel con una empleada de él. Ella arma toda esa escena, donde hasta
inventa que recibe cartas de parte de la empleada. Freud se pone a analizar el caso y plantea
que todo esto lo hace porque a ella le gusta el yerno y se lo proyecta al marido. El psiquiatra en
este caso la etiqueta como “delirio de celos” y le receta una pastilla; en cambio, el psicoanálisis
hace otro tipo de abordaje, donde va más al hueso. No significa que el abordaje psiquiátrico no
sea importante, pero si es un poco más superficial, son dos modos de trabajar distintos. Freud
dice, “el psicoanálisis es a la psiquiatría lo que la anatomía a la histología”, que significa que en
realidad no hay una ciencia superior a la otra, o que haya una con mayor certeza al momento de
abordar el caso, sino que son ciencias complementarias.
El común denominador en este texto dice Freud, es planear que hay un abordaje distinto,
complementario. Y este caso de delirio de celos es para ejemplificar que el psicoanalista va al
hueso, es como el histólogo; y el psiquiatra es como la anatomía, aborda el caso desde afuera;
sin embargo, para hacer un buen abordaje necesitamos ambas cosas, ir a lo profundo, pero
también quedarme viendo que pasa ahí en la superficie. Respecto a la postura de Freud,
propone trabajar en forma complementaria.

PRIMERA PARTE: DE LA DEFENSA AL APARATO A DESEO

“SOBRE EL MECANISMO PSÍQUICO DE LOS FENÓMENOS HISTÉRICOS (1893)

En este texto Freud plantea que el ámbito en el que deben buscarse los fundamentos para el origen de
los síntomas histéricos es el de la vida psíquica. Por lo que los fenómenos de la histeria tienen un
contenido psíquico. Para comenzar a plantear esta búsqueda retoma aquellos estudios que Charcot había
realizado en relación con la Histeria.
El autor destaca de Charcot que fue el primero en intentar someter a una regularidad/legalidad al
fenómeno de la Histeria, es decir, el primero en darle entidad a la enfermedad de la histeria y formular una
ley que lo rigiera. La observación clínica en ese momento, desatenta o deficiente solo había visto
simulación o capricho.
Freud toma de Charcot sus estudios sobre las parálisis traumáticas que aparecían en la Histeria. Según
Charcot este tipo de síntoma surgía a partir de un episodio traumático. Este trauma debe cumplir ciertas
condiciones para considerarse como tal: 1) debe ser grave, y por lo tanto conllevar a un peligro mortal o
amenaza para la existencia. 2) no debe ir acompañado de una conmoción cerebral o lesión real grave. 3)
debe tener una relación particular con una parte del cuerpo.

Por ejemplo, un obrero recibe un golpe muy fuerte y tiempo después su brazo se paralizaba, mientras que
entre estos dos momentos su brazo funcionaba normalmente. Charcot explicaba este proceso
reproduciéndolo, produciendo artificialmente la parálisis en un enfermo en estado hipnoide. Le da un
golpecito en el brazo en dicho estado (el golpe también podía sustituirse por la sugestión verbal), el brazo
se cae, queda paralizado, y muestra exactamente los mismos síntomas que en la parálisis traumática
espontánea. O sea, una vez que el enfermo volvía al estado normal, su brazo, quedaba efectivamente
paralizado. Mediante dicha experiencia se planteaba una analogía entre el trauma real y la sugestión
verbal. Tanto uno como el otro tenían como consecuencia una parálisis, por lo tanto, debía suponerse que
el momento en que el obrero había recibido el golpe, se encontraba en un estado semejante al hipnótico.
Pero con esta teoría Charcot no podía explicar el surgimiento de otros tipos de síntomas histéricos ni
como estos se generaban en histerias que no fueran traumáticas (en el sentido de que estas surgían a
partir de un trauma tomado como un accidente, en el sentido mecánico).
Freud entonces comienza a relatar como a partir de estas ideas de Charcot, y con la ayuda de Breuer,
empieza a investigar casos de pacientes histéricos no traumáticos. Freud y Breuer comienzan a pedir a
estos pacientes que les relataran como habían aparecido sus síntomas. Según el autor esta tarea no era
fácil dado que no siempre las pacientes recordaban esas circunstancias con exactitud y muchas veces
tampoco querían relatarlas. Por lo tanto, se les pedía que recordasen en estado hipnótico. Lo que Freud y
Breuer descubren es que siempre se llegaba a una " vivencia teñida de afecto ". Por lo tanto, lo que Freud
plantea es que esa vivencia y el trauma planteado como lo hacía Charcot son equiparables en tanto en el
caso del trauma, no es el factor mecánico lo que genera el síntoma, sino el terror y la sorpresa en el
momento del accidente. Por lo tanto, en ambos tipos de Histeria se puede decir que son producidos por
un TRAUMA PSIQUICO. Así según Freud, toda histeria puede considerarse traumática.

Lo que Freud se pregunta a continuación es cómo será el nexo entre la vivencia que surge en la hipnosis
y el síntoma que aparece luego. Y lo que Breuer plantea es un tipo de causalidad directa, toma al trauma
psíquico como un cuerpo extraño cuya presencia genera una patología, y que una vez removido, cesan
sus efectos (cuando cesa la causa, cesa el efecto). Por lo tanto, si se logra encontrar el momento en que
un síntoma fue producido, este síntoma desaparece. Lo que notan es que, cuando el paciente llegaba al
momento en que el síntoma había sido causado, éste lograba expresar en palabras esa situación y el
síntoma desaparecía. Descubren entonces que el recuerdo de esa vivencia estaba conectado a un afecto
muy grande, tanto como el de la vivencia misma. A partir de esto, se preguntan cómo ciertos recuerdos se
manifiestan tan vivos (siendo que un suceso que ocurrió hace mucho tiempo y aun así sigue
exteriorizando su imperio sobre el individuo), para provocar efectos en la vida del paciente mientras que
otros se desgastan hasta el olvido. Explican esto mediante una tesis: Cuando el ser humano atraviesa
una situación intensa (o impresión psíquica) se produce un incremento en su Sistema Nervioso de esa
suma de excitación (acontece por vías sensoriales). En todo individuo, para la conservación de su salud,
existe el afán de volver a empequeñecer esa suma de excitación (acontece por vías motrices). A esto se
lo denomina, principio de constancia. Entonces, la tendencia del Sistema Nervioso va a ser a descargar
ese incremento mediante una acción. Ante un trauma psíquico, se deberá responder con una acción tal
que permite la descarga del incremento producido por éste (si me dan una bofetada = acrecentamiento de
la suma de excitación del SN  devuelvo bofetada= disminución de la suma de excitación. De ese modo
queda más aliviado, descargó tanto como le fue cargado). Si bien hay distintas modalidades para esta
reacción (para leves acrecentamientos de excitación bastan alteraciones del propio cuerpo: llorar, insultar,
mientras más intenso sea el trauma psíquico, tanto más grande la reacción adecuada. Pero siempre la
reacción adecuada es la acción. Sin embargo, la palabra puede ser el sustituto de la acción, y en ciertas
circunstancias (confesión), el único sustituto. Por ejemplo, si ante un trauma psíquico la persona no
reacciona adecuadamente mediante una acción o mediante la palabra, se da la posibilidad de que el
recuerdo de esa situación pueda conservar todo el afecto de la vivencia. Si un ofendido no puede
devolver la afrenta, ni dando a su vez una bofetada ni por medio de un insulto, se crea la posibilidad de
que el recuerdo de ese suceso vuelva a convocarle el mismo afecto que estuvo al comienzo.

Entonces: si la reacción frente al trauma psíquico tuvo que ser interrumpida por alguna razón, aquél
conserva su afecto originario, y toda vez que el ser humano no pueda atenuar el aumento del estímulo
mediante abreacción (descarga de emociones y afectos ligados a recuerdos) está dada la posibilidad de
que el suceso de convierta en un TRAUMA PSÍQUICO. La abreacción como una manera de descargar el
incremento de cantidad, en caso de que una persona no lo haya podido lograr  puede tramitar el afecto
de un trauma psíquico mediante un proceso de asociación de representaciones, evocando en su interior
representaciones contrastantes con la vivencia.

Pero en el histérico existen representaciones que conservan su afecto, es decir que padece de traumas
psíquicos incompletamente abreaccionados, y que, por lo tanto, deben encontrarse por fuera de lo que
Freud llama “comercio asociativo”. Así, se debe suponer que en el momento en que el paciente vivenció
una situación traumática se encontraba en un estado auto hipnótico, en el que la conciencia se
encontraba escindida y que permitió que la representación de la vivencia quedara excluida del comercio
asociativo. En otros casos, se debe suponer que el contenido de la vivencia no permita que las
representaciones del trauma sean tramitadas o que por razones sociales la persona no pueda reaccionar
ante una situación traumática.

La terapia que Freud propone para el tratamiento de los síntomas histéricos consiste entonces en llevar al
paciente en estado hipnótico al momento en que experimenta un trauma psíquico sin reaccionar
adecuadamente y obligarla entonces a reaccionar esta vez debidamente. De ese modo, el afecto cuyo
tránsito había sido interrumpido es reconducido y el síntoma desaparece.

“LAS NEUROPSICOSIS DE DEFENSA” (1894)

En este texto Freud se propone retomar la idea de la existencia de una escisión de conciencia en los
pacientes histéricos. Lo que va a poner en cuestión no es la existencia de la escisión, sino su origen.
Según Janet la escisión se daría por una predisposición innata que hace que ciertos individuos se
conviertan en histéricos, lo toma entonces como un rasgo primario.

Para Charcot, en cambio, la escisión de conciencia se adquiere cuando se alcanzan estados similares al
hipnoide, por lo tanto, se considera a la escisión como un rasgo secundario. Se produce cuando, estando
la persona en estado hipnoide, surgen representaciones que por eso quedan por fuera del comercio
asociativo con las demás representaciones de la conciencia. La novedad que Freud va a proponer
consiste en pensar a la escisión de la conciencia como un acto voluntario de la persona. A partir de esto,
Freud habla de dos histerias distintas a la hipnoide planteada por su colega. Por un lado, nombra a la
histeria de defensa, en este tipo de histeria Freud va a plantear una escisión de la conciencia que va a
responder a un acto voluntario del sujeto. Pero Freud, sin embargo, aclara que al pensarla como un acto
voluntario no quiere decir que el sujeto se proponga escindir su conciencia, sino que su objetivo es otro,
pero como no lo logra, el resultado es la escisión de la conciencia.

Por otro lado, habla de histeria de retención, que es aquella en la cual la reacción frente al trauma
psíquico fue imposibilitada y la forma de tratar sus síntomas es provocando la abreacción en la hipnosis.

Freud en este texto se va a encargar específicamente de la histeria de defensa, en realidad de las


neuropsicosis de defensa.

Asimismo, Freud explica que los pacientes con histeria de defensa eran personas sanas hasta que una
representación inconciliable sobrevino en sus vidas. Una representación inconciliable en tanto implica un
afecto penoso o vergüenza para estas personas. Este tipo de representaciones son tratadas de olvidar
por las personas, son tratadas de sofocar o ahuyentar, ya que por su carácter penoso las personas no se
sienten capaces de tratarlas con su yo como a otras representaciones, de resolver la contradicción que
plantean. Y este tipo de representaciones está, la mayoría de las veces, relacionada al vivenciar sexual.

A esta altura, Freud todavía se pregunta cómo funciones este tipo de defensa en personas sanas, si es
que hay algún tipo de predisposición en las personas que desarrollan neuropsicosis de defensa, como la
histeria, la neurosis obsesiva y la psicosis alucinatoria.

Lo que Freud explica es que la forma en la que el yo trata de defenderse, es decir, el hecho de tratar de
ignorar o pensar a ciertas representaciones inconciliable como si nunca hubiera ocurrido, es una tarea
imposible de lograr completamente. Esto es así porque, una vez que esa representación se presenta, su
huella mnémica y el afecto anudado a ella no pueden desaparecer, lo mejor a lo que se puede apuntar es
a volver esa representación una representación débil quitándole el afecto adherido a ella. El problema es
que esa suma de excitación no puede desaparecer, sino que tiene que aplicarse a otra cosa. En el caso
de la histeria, esa suma de excitación se traspone, mediante un proceso que Freud denomina
“conversión”, al cuerpo. Y dicha trasposición afectará un lugar del cuerpo que mantenga algún tipo de
nexo con la vivencia traumática. De este modo, el yo se deshace de la contradicción que la
representación inconciliable le planteaba, pero a cambio de esto, aparece un síntoma en la persona, y la
representación, más débil luego de que se le arrancara el afecto, forma el núcleo de un grupo psíquico
separado. Luego, si nuevas vivencias logran volver a aportar afecto a la representación inconciliable, dan
lugar a que pueda volverse a dar una asociación de representaciones entre los dos grupos separados, y a
raíz de esto, se dan nuevas conversiones.

Mediante el método catártico que propone Breuer, se intenta volver a llevar la suma de excitación desde
el cuerpo a lo psíquico y luego resolver la contradicción que se planteaba con un trabajo de pensamiento
y descargando la excitación mediante el habla. Esto se logra en la hipnosis, porque en los estados
semejante al dormir, la distribución de la excitación que es característica de la vigilia se cancela y esto
permite alcanzar el grupo psíquico separado.

Freud plantea que todo lo investigado en relación a la histeria de defensa permite restarle importancia a la
escisión de conciencia como predisponente (predictivo) para el desarrollo de esta neurosis y otorgárselo a
la capacidad para la conversión.

En el caso de personas que no tiene una capacidad importante para la conversión, el afecto que se
arranca a la representación inconciliable permanece en el ámbito de lo psíquico y se anuda a otra
representación que sin ser inconciliable mantenga también un vínculo simbólico con aquello. Esta nueva
representación, al recibir la suma de excitación que pertenecía a la representación inconciliable, se
vuelve, por esto, una representación obsesiva. También en el caso de la neurosis obsesiva, las
representaciones inconciliables tienen que ver con vivencias sexuales. Luego la representación obsesiva
aparece también como un sustituto de la representación sexual inconciliable que queda formando un
grupo psíquico separado.

Freud explica que el neurótico obsesivo tiene una menor ventaja en relación al tipo de defensa que
utilizan con respecto al histérico, ya que el afecto permanece sin cambio. En el caso de la psicosis
alucinatoria, la persona trata a la representación inconciliable y a su afecto como si nunca hubieran
aparecido y lo logra mediante una alucinación. Lo que sucede en las personas que desarrollan esta
psicosis es que como la representación inconciliable se encuentra entrelazada con la realidad objetiva, el
deshacerse de la representación, implica que se deshaga también de ese fragmento de la realidad con el
cual la representación estaba entrelazada, logrando así una alucinación (Por ejemplo: madre que pierde a
su hijo).

El mecanismo al servicio de evitarle malos momentos al yo que constituye la defensa lleva entonces,
según la persona a que esta desarrolle distintos tipos de enfermedades.

Freud culmina este texto presentando la hipótesis auxiliar, en la cual se basó en el estudio de estas
neuropsicosis de defensa. La hipótesis auxiliar consiste en suponer que en las funciones psíquicas entra
en juego un monto de afecto o suma de excitación que puede aumentar, disminuir, desplazarse y
descargarse, y que corre por las huellas mnémicas que toda representación deja, como si fuera una carga
eléctrica que se desliza sobre la superficie de los cuerpos.

UNIDAD 3. PRIMERA CLÍNICA FREUDIANA: LA PSICOTERAPIA DE LA HISTERIA

“SOBRE LA PSICOTERAPIA DE LA HISTERIA” (1895)


Afloran conceptos centrales del psicoanálisis, tales como la defensa: expulsar de la conciencia la idea o
representación inconciliable (Aún no se hablará de represión, recién se hará en 1915); la resistencia, la
cual impide que la representación inconciliable aparezca como recuerdo; el falso enlace y la transferencia.
Por otro lado, se va a abandonar la hipnosis como método para tratar a las histéricas y se reemplaza por
otra técnica, la presión sobre la frente o método del apremio.

Ambos conceptos son dos caras de una misma moneda. La resistencia es la contracara de la defensa. En
tanto la defensa actúa para expulsar a la representación, la resistencia lo hace para impedir que ésta
vuelva.

Este texto nos muestra cómo debe proceder un psicoanalista en un tratamiento psicológico al abordar un
síntoma histérico. Como si fuese un manual que nos indica cómo tratar al paciente. Pero a lo largo del
texto, se denota que el abordaje que se lleva adelante sufre de obstáculos, y esto lo invita a pensar en
nuevos conceptos.

Uno de los obstáculos que enfrentaba Freud es que había pacientes que no se dejaban hipnotizar, es
decir, que no eran susceptibles de hipnotización. Éstos no tenían confianza, no querían estar en ese
estado de desconocimiento, de inconsciencia frente al médico. Y, además, esta técnica le implicaba a
Freud un grado energético muy importante, como así también una suma desmesurada de tiempo.

La presión sobre la frente significaba que los pacientes de recuesten, se relajen, se concentren y
fundamentalmente insistirles en que recordaran la ocasión en que los síntomas habían aparecido. A partir
del insistir a los pacientes, le comenzaban a surgir ideas. Estas ideas llegaban a la conciencia. La idea, en
las pacientes, de superar una resistencia iba totalmente en contra de que las representaciones
patógenas, es decir inconciliables para la conciencia, llegaran a ella.

El yo se defiende de una representación inconciliable (idea fea/displacentera). Tanto la defensa como la


resistencia comparten una misma fuerza psíquica. Defensa y resistencia (ésta solo se manifiesta en el
trabajo analítico y colabora para impedir que vuelva a aparecer en la conciencia esa representación
inconciliable).

A partir de esto, Freud comienza a hablar del “no saber” de las histéricas como un “no querer”, es decir,
no es que no saben, sino que no me lo quieren contar. Esto le plantea al terapeuta la tarea de superar esa
resistencia a la asociación y por lo tanto a que el síntoma desaparezca. Freud comienza a utilizar la
técnica de la presión sobre la frente para poder distraer la atención del paciente y de esta forma
permitiese que alguna imagen o idea que compromete al paciente a que se la comunique. Así Freud se
encuentra con que los recuerdos o pensamientos que comenzaban a aparecer no eran la representación
o el recuerdo patógeno que buscaban, sino otras representaciones que va a tomar como eslabones de
una cadena asociativa que lo llevarán por el camino hacia el núcleo patógeno.

Se propone conectar ideas una con otras a modo tal de armar una cadena y suponer que ésta me
reconduce al núcleo patógeno. El núcleo patógeno se desempeña como algo inaccesible e inalcanzable.
El recuerdo último que completaría el eslabón de la cadena no aparece, no se puede llegar a decodificar.
Si me puedo aproximar y esto supone un alivio. El núcleo patógeno como aquella escena que daría lugar
o que causa el síntoma a la paciente.

La única manera de llegar al núcleo patógeno es forzar, insistir a la paciente que recuerde, aunque ésta
asegure que no recuerda. Freud se basa en la experiencia de diferentes análisis de casos y va a explicar
que la mayor parte de las veces no se encuentra en la histeria un único síntoma que pueda reconducirse
a un único recuerdo patógeno, sino que se presentan varios síntomas, que, aunque sean independientes
entre sí, pueden estar relacionados y se encuentra toda una serie de representaciones patógenas
encadenadas. Estos encadenamientos no son fáciles de seguir ya que las asociaciones entre las
representaciones aparecen más allá de lo que el sujeto sabe.

Hay 3 modos o tipos de estratificación de estas representaciones alrededor del núcleo patógeno. Freud
propone esto para dar sentido a la forma en que la representación va apareciendo mediante el trabajo con
sus pacientes:

1er ordenamiento: Criterio lineal o cronológico. Todas las representaciones más recientes aparecen sobre
la superficie y las menos recientes, a medida que se avanza, Analogía con un fichero (organizado según
el día)

Segundo ordenamiento: Criterio concéntrico. Según el grado de resistencia, según el devenir consciente
que presentan las representaciones. Más resistencia = más tarde aparece el recuerdo; menos resistencia
= menos tarda en aparecer en el análisis. La resistencia va aumentando o disminuyendo a medida que se
acerca o se aleja del núcleo patógeno. Ej. Capas de la cebolla.

Tercer ordenamiento: Hilos lógicos. Según el contenido o el enlace de los hilos lógicos. Este tipo de
ordenamiento es mucho más complejo que los anteriores. Puede seguir varias líneas (no una única) que
se ramifican, se entrecruzan y desembocan por separado en el núcleo patógeno. A partir de diferentes
vías puedo llegar a este núcleo. No importa el tiempo en el que sucedió, si se trata del mismo contenido
puedo unir esas ideas (se conectan porque tiene un contenido en común). Se emplea una analogía con el
salto de caballo (haciendo referencia a la pieza de ajedrez que se mueve en ‘L’). La forma de avanzar
hacia el núcleo patógeno por el camino de los hilos lógicos es la forma de mover el caballo en el juego de
ajedrez.

El material patógeno no puede pensarse como un cuerpo extraño (por ej. En el caso de un cáncer, la
solución está en extirparlo); sino más bien como una INFILTRACIÓN. Esto propone un nuevo objetivo
para la terapia: poder ir reestableciendo la circulación por el camino de las representaciones que estaba
bloqueado mediante la disolución de la resistencia. Y luego será tarea del terapeuta reconstruir una
organización como si fuera un rompecabezas.

Otro de los obstáculos que surge en el análisis da lugar al falso enlace o anudamiento equivocado. Su
aparición hace que la técnica de presión sobre la frente fracase. Asimismo, este fracaso surge de la
relación entre el paciente y el terapeuta. Y muchas veces las pacientes manifestaban sentimiento hacia él.
Freud descubre que esos sentimientos correspondían a otras personas, pero que las enfermas estaban
transfiriendo a su lugar de terapeuta. Lo que Freud hace es incluir esto, que parecía un obstáculo,
tomándolo como una equivocación o un falso enlace de las pacientes y que, en el afán de asociar,
transferían un deseo que aparecía en la conciencia a él. De este modo, el analista aparecería como un
eslabón más de la cadena asociativa.

En este texto Freud trata de mostrar cómo debe proceder un psicoanalista en un tratamiento psicológico
al abordar un síntoma histérico. Pero tiene un modo de abordaje que surge de los obstáculos.

El primer obstáculo con el que se topa es que se encuentra con ciertos pacientes a los cuales no puede
lograr hipnotizar (el método catártico se practicaba con los pacientes en estado hipnoide). Lo que nota a
partir de esto es que algunos de estos pacientes parecían rehusar la idea de ser hipnotizados, por lo que
le surge la idea de que no fueran hipnotizables aquellos pacientes que lo exteriorizaran o no tuviera algún
tipo de reparo contra la hipnosis. A partir de esto, Freud comienza a utilizar otro tipo de técnica que
consistía en hacer recostar a los pacientes, tratar de que lograran cierto grado de concentración e
insistirles en que recordaran la ocasión en que los síntomas habían aparecido. Así comenzó a notar que a
los pacientes comenzaban a surgirles ideas a partir de su insistir y esforzar a que se concentraran para
lograrlo. Todo esto le proponía a Freud la idea de que tenía que suponer una resistencia en los pacientes
que iba en contra de que las representaciones patógenas llegaran a la conciencia de éstos. Ahora bien, si
Freud había elaborado ya la teoría de las neurosis de defensa, en las cuales ciertas representaciones por
ser inconciliables para el yo de las personas eran desalojadas de la conciencia justamente con el fin de
defenderse de ellas, parecía lógico que esa fuerza psíquica que había esforzado a la representación
inconciliable afuera de la conciencia y del comercio asociativo, luego trabajara como una resistencia a que
la representación pudiera aparecer en el recuerdo.

Por lo tanto, aparece el concepto de resistencia como contracara de la defensa, en tanto, mientras la
defensa actúa para expulsar a la representación, la resistencia lo hace para impedir que vuelva.

A partir de esto, Freud va a hablar del “no saber” de los histéricos como un “no querer saber” que le
plantea al terapeuta la tarea de superar esa resistencia a la asociación y, por tanto, a que el síntoma
desaparezca, que se presentaba en cada paciente.

Freud comienza a utilizar entonces la técnica de la presión en la frente para distraer la atención del
paciente y que de esta forma permita que aparezca alguna imagen o idea que compromete al paciente a
comunicarle sin reservarse nada por pensar que no es importante o por efecto de alguna clase de crítica.

Así Freud se encuentra con que los recuerdos o pensamientos que comenzaba a aparecer no era la
representación o el recuerdo patógeno que buscaban, sino otras representaciones que va a tomar como
eslabones de una cadena asociativa que la llevarían por el camino hacia el núcleo patógeno. Por lo tanto,
Freud comienza a comprender que las representaciones que surgen a partir de la presión en la frente
permiten recorrer el camino hacia la representación patógena con la cual, en realidad, no podría trabajar
separándola del contexto porque sería ininteligible para el paciente.

Freud da muchos ejemplos de cómo se encuentra permanentemente con la resistencia en los pacientes y
es claro en que la manera de avanzar en la terapia es insistiendo y esforzando al paciente a hablar aun
cuando este asegura que nada se le ocurre.

En otro apartado, Freud se encarga de poner en duda la teoría de etiologías de la histeria diversas de la
de defensa. Plantea que tanto la histeria hipnoide, como la de retención, en las cuales no intervino la
actuación de un mecanismo como la defensa, no deberían implicar para la terapia de pacientes con
dichos tipos de histeria, ninguna resistencia por parte de éstos. Pero Freud, sin embargo, se encuentra
con resistencia en todos los casos que atiende, aun cuando estos son tomados como histerias hipnoides
o de retención. De esta manera, Freud deja planteada la hipótesis según la cual en toda histeria se puede
hablar de la actuación de la defensa y de la defensa como lo primario.

Freud luego va a hablar, basándose en las experiencias de distintos análisis de casos, de la complejidad
de los casos de histeria más frecuentes.

Explica que la mayor parte de las veces no se encuentra en la histeria un único síntoma que pueda
reconducirse a un único recuerdo patógeno, sino que se presentan varios síntomas que, aunque
independientemente puedan estar relacionados, y que se encuentra toda una serie de representaciones
patógenas encadenadas. Estos encadenamientos no son fáciles de seguir ya que las asociaciones entre
las representaciones aparecen más allá de lo que el sujeto sabe. Y para dar sentido a la forma en que las
representaciones van apareciendo, Freud plantea 3 tipos de estratificación de estas representaciones
alrededor del núcleo patógeno.

Un primer ordenamiento es según un criterio cronológico. Este aparece con las representaciones más
recientes sobre la superficie y las menos recientes van apareciendo a medida que se avanza. Freud
ofrece para pensar esta estratificación una analogía con un fichero en el cual se almacenan distintas
actas y que por su fecha van quedando delante de todo lo más reciente. Este tipo de ordenamiento sería
lineal.

Un segundo tipo de ordenamiento puede pensarse según el grado de resistencia al devenir conscientes
que las representaciones presentan. Este tipo de ordenamiento ya no sería lineal, sino concéntrico
alrededor del núcleo. Así podría hablarse de distintos métodos de resistencia que van aumentando a
medida que se acercan al núcleo.

El tercer tipo de ordenamiento es según el contenido de las representaciones según el enlace de los hilos
lógicos. Este tipo de ordenamiento es mucho más complejo que los anteriores, ya que para avanzar hacia
el núcleo siguiendo los hilos lógicos de las representaciones no basta con seguir una única línea, sino
varias líneas que se ramifican, se entrecruzan y desembocan por separado en el núcleo. La analogía que
Freud utiliza para referirse a la forma de avanzar hacia el núcleo por el camino de los hilos lógicos es la
de la forma de mover un caballo en el juego de ajedrez. Por estas formas de estratificación de las
representaciones patógenas, Freud plantea que no puede pensarse al material patógeno como un cuerpo
extraño, susceptible de ser extirpado sin dañar los tejidos que lo rodean. Esto es así porque no puede
encontrarse una barrera clara del comienzo de lo patógeno, el material patógeno se encuentra en sus
estratos más externos en relación con sectores del yo normal. Por lo tanto, el material patógeno debe ser
pensado más bien como una infiltración.

Esto plantea otro objetivo para la terapia, ya no va a servir querer encontrar un núcleo como si fuera un
cuerpo extraño para poder extirparlo, sino que el fin de la terapia consistirá en poder restablecer la
circulación por el camino de las representaciones que estaba bloqueada, mediante la disolución de la
resistencia. Si se avanzara directamente hacia el núcleo de la organización patógena, el paciente no
lograría nada con aquello, por eso es necesario trabajar con las representaciones, que van entrando una
por una a la conciencia, siguiendo los hilos lógicos y venciendo a la resistencia y luego será tarea del
terapeuta reconstruir una organización como, según lo expresa Freud, si fuera un “rompecabezas”.

Cuando avanzando de la forma en que Freud lo indica, se llega a las representaciones que constituyen al
núcleo patógeno, los pacientes no logran reconocerlas como recuerdos, esos recuerdos no aparecen.
Freud, entonces, se ve llevado a pensar que se trata de “pensamientos inconscientes” y que al seguir en
el análisis un encadenamiento de representaciones, se pasa desde lo consciente a lo inconsciente, es
decir, aquellas representaciones que no son entendidas por el paciente como recuerdos.

Por último, Freud habla de otro obstáculo que surge en el análisis y que hace que la técnica de la presión
sobre la frente fracase. Y este fracaso surge por la relación del paciente con el terapeuta. Muchas veces
las pacientes manifestaban sentimientos hacia él, y descubre que eran sentimientos que correspondían a
otras personas, pero que las enfermas estaban transfiriendo a su lugar de terapeuta. Lo que Freud hace
es incluir esta que parecía un obstáculo tomándolo como una equivocación o un falso enlace de las
pacientes que, en el afán de asociar, transferían un deseo que aparecía en la conciencia, a él. Así, el
analista aparecía como un eslabón más de la cadena asociativa. En este texto, entonces, se abren
muchas vías que conducirán a los principios del psicoanálisis.

“FRAU CACILIE” (1895)

Freud presenta el caso de esta paciente como uno de los que más a fondo llega a analizar y uno de los
cuales más pruebas le ofreció para postular un mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos. Sin
embargo, Freud dice no pode brindar muchos detalles acerca de este caso por cuestiones personales.
Esta paciente había sufrido varios traumas psíquicos durante años y presentaba una histeria crónica. Sin
embargo, no podía recordar cómo habían surgido tantos síntomas, expresaba que su memoria se
encontraba llena de “lagunas”. Hasta que un día comenzó a tener reminiscencias y durante 3 años revivió
todos los traumas de su vida. La examinación de Freud de los momentos en que Cacilie revivía sus
traumas, le permitieron comprender el determinismo de cada síntoma. Acá aflora la idea del síntoma
como compuesto o determinado múltiplemente

Una particularidad de Cacilie era que antes de tener una reminiscencia, el afecto correspondiente a ésta
aparecía. Y la paciente, por un falso enlace, tomaba a ese afecto como perteneciente al presente, sin
imaginar que éste en realidad correspondía a la reminiscencia que estaba pronta a aparecer.

Muchas veces aquello que ya estaba listo en el inconsciente, según Freud, que era sentida por la
paciente como satisfactoria pero que unas horas más tarde la aquejaría. Por ejemplo, si pensaba que era
muy positivo que hacía ya tiempo no tenía un determinado dolor, ese dolor terminaba apareciendo horas
después. En estos casos, el contenido de la reminiscencia aparecía antes que el sentimiento o afecto que
la correspondían.

Muchas de los síntomas que Cacilie presentaba, le mostraron a Freud cómo en la histeria los enfermos
pueden manifestar un estado psíquico en uno corporal mediante una simbolización en la cual ciertas
expresiones lingüísticas hacen de puentes verbales que permiten la conversión.

Por ejemplo, Cacilie sufría de una neuralgia facial que aparecía y desaparecía, pero sin hacer caso a
todos los tratamientos médico que recibía. Una vez bajo el efecto de la hipnosis, Freud pudo hace que
este síntoma cesara mediante la sugestión y entonces comenzó a sospechar del origen biológico de ese
dolor en el rostro. Cuando Cacilie comenzó a tener esas reminiscencias en las que recordaba la vivencia
ocasionadora del síntoma precedidas por el efecto correspondiente a éstas, Freud esperó a que
apareciera el caso de la neuralgia facial. La vivencia que se le apareció a Cacilie entonces, fue la de una
pelea con su marido en la cual éste hacía hecho una observación suya que la había ofendido mucho, en
ese momento, la paciente sintió un dolor muy fuerte en su mejilla y expresó “Para mí eso fue como una
bofetada” y con esa expresión el síntoma desapareció. La neuralgia siguió apareciendo los días
siguientes y cada vez recordaba nuevas escenas en las que diversas discusiones habían provocado ese
dolor mediante la simbolización. Lo mismo había ocurrido cuando apareció el recuerdo del momento
ocasionador de un dolor en el talón. Dicho recuerdo era de un momento en el cual Cacilie estaba
recuperándose de una enfermedad y debía presentarse en sociedad luego de mucho tiempo. Entonces le
sobrevino el miedo de “no poder andar derecha” o de no entrar “con el pie derecho”.

Nuevamente, a través de un puente verbal un estado psíquico como el miedo había aprovechado la
ocasión de que Cacilie tenían ciertos dolores en los pies para instalarse allí y manifestarse de esa
manera.

En este caso, los puentes verbales cumplen el rol de conectar o vincular un estado psíquico con un
estado físico, a través de una frase (“Para mí lo que mi marido me dijo fue como una bofetada”). Y es
gracias a éstos que Freud puede comprender qué es lo que pasa. Tramitación por rectificación asociativa.

Recordemos que el mecanismo de la histeria es el de conversión. Esto implica que cuando la


representación se separa del afecto gracias a que actúa la defensa, el afecto a través del mecanismo de
la conversión va a parar al cuerpo. Por eso puede decirse que la histérica sufre con el cuerpo, el afecto
tiene como destino el cuerpo. Por lo contrario, en el caso de la neurosis obsesiva, la representación se
separa del afecto, no hay conversión, sino otro mecanismo, que es el de falso enlace (hablamos del plano
de lo psíquico). En él, el afecto tiene otro destino, otra representación o idea. Cuando la conciencia no
soporta a esa representación porque le resulta inconciliable, lo que hace la defensa es separar
representación de afecto.

UNIDAD 4. EL TROPIEZO CON LO INCONSCIENTE

“LA PROTÓN PSEUDOHISTÉRICA” (CASO EMMA) (1895)

Recién en 1900 se va a formalizar y definir el Inconsciente (en “La interpretación de los sueños”). Anterior
a ella se hablaba de escisión de la conciencia.

Freud avanza a partir de los obstáculos que la clínica le va presentando, esto es un poco la lógica
psicoanalítica/freudiana, y así constituye nuevos conceptos. Es la evidencia clínica quien lo obliga a
pensar acerca de esta instancia.

Este caso le permite entender que en la persona hay un saber no sabido por ella. Este caso está por 2
escenas fundamentales, una sucedida a la edad de 8 años y otra a la edad de 12. Ésta última aflora
primero porque es más reciente y deviene consciente porque está más cerca de la superficie. A los 12
años Emma entra sola, ve a los vendedores y sale corriendo del negocio y le surge el pensamiento de
que se ríen de su vestido y que uno de los empleados le gustaba. El síntoma que Emma tiene es el de no
poder entrar sola a una tienda. Freud convencido de que la escena por sí sola no dice nada, sigue
insistiéndole a Emma que recuerde un poco más. Surge un proceso de conexión/asociación inconsciente
entre ambas escenas (8 y 12 años) a partir de elementos comunes, tales como: el vestido, el negocio, los
empleados, las risas. A pesar de este incidente Emma volvió a la tienda donde el pastelero trabajaba.
Estos elementos comunes forman el nexo causal y son centrales en el trauma. Las dos situaciones no
son capaces de producir un trauma por sí mismo, no bastan para ocasionar el trauma. La segunda
escena pone en conexión los elementos con la primera escena vivenciada. Su conjunción forma el
trauma, una escena no resignifica a la otra, sino que la última escena despierta el recuerdo
(inconscientemente) de la primera. Ya en la etapa de la pubertad, Emma evoca por efecto retardado lo
sucedido en la infancia. Una escena trae a la memoria y revive a la otra. Esta evocación siempre se da en
el plano de lo inconsciente y el trauma aparece con efecto retardado. Como consecuencia del trauma
aparece el síntoma.

¿Cuándo la defensa se vuelve nociva, pernicioso, patógena? Cuando la defensa se ejerce sobre
recuerdos o representaciones que pueden producir un displacer mucho mayor que la vivencia en sí no
produjo. A los 8 años Emma no entendía que es lo que ocurrió, no comprendía que fue abusada. En
cambio, a los 12 años logró entender lo que antes no, por ello el recuerdo es más traumático que la
vivencia misma. Emma a esta edad recuerda, y se defiende del recuerdo nocivo. La vivencia en sí no
produjo displacer. El abuso dejó una huella, una marca en su aparato psíquico. Lo pernicioso es
defenderme de eso nocivo. La defensa que ejerce el yo será sobre el recuerdo (quien genera el trauma),
no sobre la vivencia. Resumidamente, la defensa se va a volver nociva cuando el recuerdo de la vivencia
produzca el displacer.

“MANUSCRITO K” (1896)

En este texto Freud se refiere a las neurosis de defensa como estados patológicos de estados afectivos
normales, que a diferencia de … no llevan a la tramitación, sino que perjudican al yo.

Conflicto  histeria

Reproche  neurosis obsesiva

Duda  amnesia alucinatoria

Mortificación  paranoia

Estas neurosis aparecen en las mismas ocasiones que sus afectos normales. Asimismo, estas ocasiones
deben cumplir con dos condiciones para que se desarrolle una neurosis: 1) Ser de contenido o carácter
sexual y; 2) Aparecer en la infancia, en un período anterior a la pubertad. Freud entonces da las razones
de la importancia de estas condiciones para que se desarrolle una neurosis. Explica que existe un
mecanismo psíquico defensivo que llamará “ley de constancia” que consiste en una tendencia … a
distribuir la energía psíquica de una manera que no genere displacer. Este tipo de defensa se ejerce
sobre recuerdos y representaciones y funciona porque por lo general esos recuerdos o representaciones
desprenden un displacer que es mucho menor que el que la vivencia tuvo en su momento.

Pero la defensa se vuelve nociva cuando el recuerdo de una vivencia es eficaz de desprender un
displacer mucho más importante que el que la vivencia en si le provocó a la persona. Y el único tipo de
vivencia que, con un efecto retardado, pueden producir más displacer como recuerdo, son las vivencias
de carácter sexual, ya que si la vivencia ocurrió en la infancia y su recuerdo surge después de la
pubertad, dicho recuerdo será capaz de desprender y provocar al yo un displacer mucho más intenso que
la vivencia, y por ocurrir en la infancia, careció de significado y esto es así porque la sexualidad se
constituye en dos tiempos (esto no lo dice todavía en el Manuscrito K, sino que se plantea en 3 ensayos):
antes y después de la pubertad. Ambos momentos están conectados, son interdependientes, uno
determina al otro.

Freud entonces se pregunta de dónde puede provenir el displacer que desprende el recuerdo de una
vivencia sexual en la infancia. Descarta la idea de que la vergüenza o la moral pequen el papel de fuerzas
represoras que logren excluir de la conciencia a las representaciones que provocan el displacer ya que
aquellos movimientos considerados por Freud como carentes de vergüenza o moralidad, no se mostraban
exentos de desarrollar neurosis de defensa. Por eso, Freud se ve llevado a pensar que tiene que existir
en la sexualidad misma algo que genera displacer. Luego va a plantear que la sexualidad en sí misma ex
traumática (no en este texto).

Pasos en los que las neurosis se desarrollan:

1) Una vivencia sexual ocurrida en la infancia


2) La represión del recuerdo de esa vivencia a raíz de una vivencia posterior que despierta ese
recuerdo. A consecuencia de esto se forma un síntoma primario (por ejemplo: no poder entrar a
la tienda sola).
3) Se puede situar un período de la defensa lograda que es semejante a un estado saludable o de
salud, excepto por el síntoma primario.
4) Retorno de las representaciones reprimidas que plantean una lucha al yo que termina formando
los síntomas propios de la neurosis.

El síntoma denuncia que hubo algo, pero que ahora se expresa de manera desfigurada, disfrazada o
desplazada. El síntoma siempre es un retorno de lo reprimido.

“NUEVAS PUNTUALIZACIONES SOBRE LAS NEUROPSICOSIS DE DEFENSA” (1896)

Este texto tiene la finalidad de agregar ciertas cuestiones a su teoría de las neuropsicosis de defensa y
sus etiologías. Destaca la importancia del factor o vivencia sexual infantil como determinante de un
trauma. Se define al síntoma como una transacción, como un mal negocio (genera displacer), como una
formación de compromiso, como resultado de la pelea entre lo reprimido y aquellas representaciones
inconscientes que quieren aflorar en la conciencia, es decir, como consecuencia de la lucha entre las
fuerzas represoras y representaciones reprimidas.

Lo que Freud introduce como condición para que una persona desarrolle en la vida adulta alguna neurosis
de defensa es que haya sufrido una vivencia traumática sexual en la niñez, antes de la pubertad, y en esa
vivencia tiene que haber habido una irritación de los genitales. Pero no van a ser esas vivencias sexuales
en la infancia las que sean traumáticas sino la reanimación de estos como recuerda una vez que la
persona maduró sexualmente.

Aquellas vivencias cuyas representaciones eran inconciliables para el yo de la persona adulta, y que por
ende se intentaban ahuyentar no son, entonces no son nocivas por sí mismas sino porque son capaces
de despertar la huella mnémica que la vivencia sexual infantil dejó en la persona en cuestión. Por lo tanto,
esa predisposición a desarrolla una neurosis en ciertas personas que en “Las neuropsicosis de defensa”
no había quedado establecida, es reemplazada en este texto por el efecto de la vivencia sexual infantil.
Solo pueden reprimir el recuerdo de una vivencia traumática relacionada con la vida sexual en la edad
adulta aquellas personas en la que esa representación inconciliable es capaz de despertar la huella
mnémica de una vivencia sexual infantil.

Ahora bien, una defensa realmente lograda, no daría cuenta de haber existido, sin embargo, siempre que
aparecen los síntomas, se puede hablar del retorno de lo reprimido. Y va a ser ese retorno el que permite
pesquisar la existencia de esa defensa. Pero el costo de mantener por fuera de la conciencia a una
representación inconciliable es la aparición de un síntoma. En ese sentido puede considerarse al síntoma
como transacción, como un mal negocio. Y aquello que aparece en el síntoma no es lo que se quiere
olvidar, sino una formación de compromiso entre las representaciones reprimidas y las que son
represoras.
“LA ETIOLOGÍA DE LA HISTERIA” (1896)

Freud reconoce el trabajo hecho por Charcot con las histéricas. Y nota que no descubre el origen de la
histeria, es decir, la causa. Charcot pretende un camino simple y directo hacia la histeria, siendo ésta
última determinada por la herencia. Para Freud, en cambio, la causa de los síntomas de la histeria se
debe a algo mucho complejo y no muy sencillo de hallar. Aquí marca una distancia con la postura de
Charcot. Si bien, conoce los hallazgos de él y sus numerosas investigaciones. FALTA

UNIDAD 5. FORMACIONES DEL INCONSCIENTE: ARTE DE INTERPRETACIÓN

“CINCO CONFERENCIAS SOBRE PSICOANÁLISIS” (1910)

“LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS” (1900)

CAP II: “EL MÉTODO DE LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS”

Freud plantea que la concepción que propone de los sueños es una concepción de los sueños como
susceptibles de ser interpretados. Los sueños serían interpretables en tanto es posible encontrarles un
sentido que permita considerarlos un componente más del conjunto de acciones anímicas.

Las teorías científicas sobre los sueños que existían en esta época no consideraban a los sueños más
que como estados fisiológicos que nada tenían que ver con las acciones anímicas. Por eso Freud recurre
a la opinión popular que era muy distinta al saber científico. Según los profanos lo sueños tienen un
significado oculto que aparece en el lugar de otro proceso de pensamiento y que por lo tanto se tiene que
poder develar. Ahora bien, Freud encuentra, dentro del saber popular dos métodos distintos que los
profanos utilizaban con el fin de interpretar los sueños.

Uno de estos métodos consistía en tomar a todo el contenido del sueño y reemplazarlo por otro contenido
procediendo por analogía. Esta era el método de interpretación simbólico. Luego aquello que se obtenía a
partir de esta interpretación era trasladado a un futuro, se tomaba como una profecía. Freud explica que
este método fracasa cuando aparecen sueños confusos o incomprensibles.

El otro método, es denominado por Freud el método del descifrado ya que toma al sueño como si fuera
una escritura en la que cada signo se debe traducir, según una clave fija, en otros signos. Luego esos
otros signos que aparecieron se toman para reintegrar una trama y también se remiten al futuro. Este
método de descifrado presentaba una variación que consistía en prestar atención además de al contenido
del sueño, a las características del soñante. Por lo tanto, un mismo elemento que aparece en los sueños
puede referir a distintos significados en un hombre rico que en un hombre pobre, por ejemplo. Sin
embargo, lo esencial del método del descifrado es que toma al sueño en sus elementos.

Aunque el método que propone Freud no coincide con estos métodos profanos, va a plantear que se
encuentra mucho más cercano a estos últimos que a la opinión de los sueños que tenía la ciencia.

Para Freud el sueño tiene un significado y existe un método científico para interpretarlo. Cuando que en
su análisis de pacientes neuróticos en las cuales pedía a estas pacientes que le contaran todo cuanto se
les ocurría sin someter a esas ocurrencias a ninguna crítica, estos pacientes habían empezado a llevar a
la terapia sueños que habían tenido. Así Freud había decidido tomar a esos sueños como si fueran
síntomas, buscar la determinación de cada sueño de la manera en que buscaba la de cada síntoma. Para
eso entonces, era necesario que el paciente pudiera relajarse para permitir que ciertas representaciones,
que en estado normal de vigilia no aflorarían retenidos por la crítica que los sujetos imponen a sus
pensamientos, lo hicieran, afloraran. La energía psíquica que se utiliza para realizar esa actividad critica
debe poder ser usada para perseguir a esas representaciones que surjan y así observarse a uno mismo.
Pero Freud va a coincidir con el método del descifrado en tanto considera que el sueño debe ser tomado
en sus fragmentos ya que todo sueño es un compuesto de formaciones psíquicas. La diferencia con el
método del descifrado, sin embargo, estará en que, mientras en dicho método cada fragmento es
sustituido por algo que le evoca al interpretador de sueños, en el método utilizado por Freud quien hace el
trabajo de interpretación es el propio soñante. Sin embargo, que realmente importa es aquello que cada
fragmento del sueño le evoca al soñador.

CAP VI: “EL TRABAJO DEL SUEÑO” PUNTO A: “EL TRABAJO DE CONDENSACIÓN” Y PUNTO B: “EL
TRABAJO DE DESPLAZAMIENTO”.
En este texto Freud plantea que el error de los métodos de interpretación de los sueños que lo
precedieron estuvo en querer encontrar el significado del sueño basándose en su contenido manifiesto, es
decir, en aquello que el soñante recuerda de un sueño. La novedad que Freud presenta es que, entre el
contenido manifiesto de un sueño y los resultados de los estudios de éste, se ubican en pensamientos
latentes del sueño, que se consiguen en el análisis. Los pensamientos latentes de un sueño son aquellos
a los que el soñante llega cuando se le presentan los distintos elementos del contenido manifiesto y se le
pide que comunique lo que aquellos evocan en él. Por lo tanto, el significado del sueño debe basarse a
partir de los pensamientos latentes y no desde el contenido manifiesto, si bien es a partir de este último
que se accede a los primeros. Así para el método de Freud se plantea el problema de la relación entre
contenido manifiesto y pensamientos latentes. La idea es la de que ambos expresan el mismo contenido
en lenguajes diferentes. El contenido manifiesto expresa los pensamientos latentes según una forma que
utiliza signos y formas de combinarlos que se deben distinguir. Pero el contenido manifiesto, entonces,
debe tomarse según aquello a lo que hace referencia y no como si tuviera un valor en sí. Al igual que un
rebus, un acertijo en imágenes, no se debe tomar a esa imagen según su valor figural, como si fuera una
pictografía o un cuadro, sino que para descifrarlo es preciso tomar a cada signo, a cada imagen y ver
cómo están asociados, con qué se asocian, qué resulta cuando lo hacen. Así el significado deja de
parecer absurdo y cobra un sentido que permite resolver el acertijo.

“11° CONFERENCIA: EL TRABAJO DEL SUEÑO” (1916-17)

*Contenido latente u oculto logra desfigurarse, salirse con la suya y acceder de forma disfrazada a la
conciencia, pasando al contenido manifiesto (lo que cada soñante recuerdo del sueño). Son 4 los
mecanismos u operaciones que intervienen y que hacen que del contenido latente se pase al contenido
manifiesto: Condensación, desplazamiento, trasposición en imágenes y elaboración secundaria. Éste
último mecanismo tiene la particularidad de tener lugar una vez que el sujeto está despierto. Sin embargo,
las 4 operaciones ayudan a que el contenido oculto emerja como manifiesto (disparatado e
incomprensible) en la conciencia. El contenido latente tiene la necesidad de desfigurarse.

Freud explica que es materia del psicoanálisis encontrar y comprender las operaciones mediante los
cuales lo pensamientos latentes son convertidos en el contenido manifiesto del sueño. Y el trabajo de
interpretación se realiza en el sentido contrario, ya que intenta llegar a los pensamientos latentes
partiendo del contenido manifiesto. El contenido manifiesto se encuentra desfigurado y mediante el
trabajo de interpretación se pretende hacer desaparecer esa desfiguración.

La primera operación del trabajo del sueño de la que Freud habla es la condensación (síntesis, unión,
concentración). La existencia de esta operación puede suponerse debido a que el contenido manifiesto
siempre es mucho menor que el contenido de los pensamientos latentes. La condensación puede llevarse
a cabo omitiendo ciertos elementos de los pensamientos latentes o reuniendo varios elementos de estos
pensamientos que comportan alguna característica en uno compuesto en realidad por varios. Esto sucede
en el caso de las personas mixtas, cuando en un sueño aparece una persona (A) que en realidad actúa
como otro (B), tiene características de otra (C) y está vestida como si fuera otra (D). También puede
suceder esto en lugares e incluso en palabras o pensamientos, siempre y cuando los elementos que
aparecen unificados en el contenido manifiesto compartan una característica o tengan algo en común.
Cabe destacar que la condensación nunca actúa por separado, sino que siempre actúa con el
desplazamiento, quien se encarga de desplazar el acento de un aspecto irreconciliable a una conciliable e
inofensiva, le desplaza la carga.

La condensación entonces no permite que ninguna relación entre elementos de los pensamientos latentes
y del contenido manifiesto se mantenga simple (¿?) ya que uno manifiesto puede corresponder a muchos
latentes y cada latente puede estar presente en varios manifiestos.

La idea de una traducción palabra a palabra debe ser descartada como forma en la el trabajo del sueño
traspone el contenido latente al manifiesto de un sueño. Se trata de algo mucho más complejo.

La segunda operación del sueño que Freud nombra es el desplazamiento. Esta operación se exterioriza
en el hecho de que un elemento latente aparece sustituido por otro elemento más lejano en el contenido
manifiesto en una especie de alusión en la cual el nexo entre los dos elementos no es fácilmente
comprensible como lo es en las alusiones que se hacen en el pensamiento de vigilia. También se
exterioriza el desplazamiento en tanto el acento de un elemento importante de los pensamientos latentes
se traslada a otro elemento en el contenido manifiesto que no lo es. Y ese desplazamiento del acento
muchas veces se utiliza en el pensamiento de vigilia para provocar un efecto cómico.
La tercera operación del trabajo del sueño es la trasposición de pensamientos en imágenes. Esta
trasposición puede ser fácil de imaginar si se piensa en elementos que representan objetos o personas,
pero cuando lo que se quiere trasponer en imágenes son ideas más complejas o abstractas, el trabajo del
sueño lo logra mediante propiedades formales en el contenido manifiesto como la claridad, la obscuridad,
la división en muchos fragmentos. En resumen, el sueño se da en imágenes. A diferencia de la vigila,
donde la imagen se conecta con palabras y luego se termina por constituir en un pensamiento, en el
sueño hace lo contrario, invierte la secuencia: pensamiento-palabra-imagen.

Los opuestos pueden aparecer en el contenido manifiesto representados por un mismo elemento, y
también pueden aparecer elementos que no tengan un significado, sino están allí para que otros
elementos se entiendan. Si la manera en que pensamientos latentes y contenido manifiesto se relacionan
no puede entenderse como una traducción textual debido a todas las características nombradas
anteriormente, Freud busca analogía para pensar dicha relación. Y la encuentra en el sistema d escritura
egipcio de los jeroglíficos. La interpretación de un sueño es análoga al descifrado de los jeroglíficos en
tanto estos son signos figurales que leen de una determinada manera, no representan objetos o idea de
una manera explícita, sino que cada signo tiene un significado que depende del contexto, de dónde está
ubicado entre otros signos, de su relación con los demás. También en el sistema de escritura egipcio hay
signos que no tienen un significado en sí mismos, sino que se escriben para darle significado a otros. Y
en el sueño sucede lo mismo, éstos no son representaciones pictóricas que tienen un significado en sí
mismos, sino que cada elemento del sueño toma un valor en su relación con el resto. Freud explica la
trasposición de pensamientos en imágenes por el tratamiento regresivo que el trabajo del sueño aplica a
los pensamientos. Es decir, si todo pensamiento comenzó siendo una imagen que luego se conectó con
palabras para más tarde construir pensamientos, el trabajo del sueño revierte esa evolución.

Como última operación del trabajo del sueño Freud nombra a la elaboración secundaria, que sería un
proceso por el cual se organizan en un todo medianamente inteligible a los primeros resultados del trabajo
del sueño. Aquí el soñante, ya despierto, le comunica/comparte con alguien el contenido del sueño.
Intenta hacerlo más coherente, filtra, omite, cambia el contenido, agrega otras, todo con el fin de hacer del
sueño un todo más congruente e inteligible.

Serie A: Sueño, operación fallida, chiste, síntoma. Particularidades de cada uno.

Todas estas son formaciones del inconsciente y actúan bajo una modalidad que le permite desfigurarse.
Tienen en común que parten de las leyes del inconsciente o están determinadas por él. Las 4 formaciones
del inconsciente comparten una unidad estructural, están hechas por las mismas leyes, son vías
calculables.

Proceso primario y secundario: aluden a los dos modos de funcionamiento del aparato psíquico, tal como
fueron descritos por Freud. Pueden distinguirse:
A) desde el punto de vista tópico: el proceso primario caracteriza el sistema inconsciente, mientras que el
proceso secundario caracteriza el sistema preconsciente-consciente. Tiene sus propias leyes que se
ajustan a lo racional, a la lógica formal, acorde al mundo externo: a) Ley de identidad; b) Ley de
transitividad; c) Ley del 3ero excluido y; d)

B) desde el punto de vista económico-dinámico: en el caso del proceso primario, la energía psíquica fluye
libremente, pasando sin trabas de una representación a otra según los mecanismos del desplazamiento y
de la condensación. En el caso del proceso secundario, la energía es primeramente «ligada» antes de
fluir en forma controlada.

Asociaciones extrínsecas o superficiales: Las asociaciones extrínsecas pertenecen al funcionamiento del


consciente. Hace referencia a la homofonía (mismo sonido). En el inconsciente, una representación que
es inconciliable para la conciencia le puede desplazar la carga a otra representación que puede ser
tranquilamente tolerada para la consciencia, gracias a que suenan de modo similar. La condición es que
suenen parecido, por eso es una asociación superficial justamente. No se basa en el significado de la
palabra, sino en relaciones superficiales tales como el sonido en este caso. Aquí se desplaza, se traslada
la carga.

UNIDAD 6. PRIMER ORDENAMIENTO METAPSICOLÓGICO

LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. CAP VII: SOBRE LA PSICOLOGÍA DE LOS PROCESOS


ONÍRICOS.

APARTADO B: “LA REGRESIÓN”


En este apartado Freud comienza destacando que todo sueño debe considerarse un acto psíquico que
siempre está impulsado por un deseo por cumplir. Y que el hecho de que ese deseo no pueda
reconocerse como tal se debe a la censura psíquica que el sueño tiene que soportar en su formación.

Luego habla de dos particularidades del sueño, dos características peculiares que este presenta. Una de
ella consiste en que aquello que en los pensamientos de un soñante puede aparecer como algo que se
desea, o se espera que suceda, en el sueño aparece como algo que en efecto sucede, como algo dado.
La segunda característica consiste en que en el sueño muchas representaciones no se piensan, sino que
se trasponen a imágenes sensibles. Entonces se propone elucidar cómo es que pueden producirse estos
fenómenos. Freud comienza planteando que se tiene que poder pensar en una localidad psíquica en la
que los sueños ocurren. Y sin pensar una correspondencia de esa localidad con un sustituto físico,
anatómico, Freud va a entenderla en el plano de los psíquico como ubicada en el interior de un aparato.
Esta primera conceptualización y esquematización del aparato psíquico es analogado por Freud a un
microscopio o telescopio ya que va a ubicar dentro de este aparato a distintos sistemas que constituirían
los elementos del mismo, como los sistemas de lentes en los microscopios. Estos sistemas psíquicos
estarían ubicados a una distancia constante unos de otros en el interior del aparato.

Lo primero que Freud ubica en este esquema es una dirección ya que plantea que todo ciclo psíquico
comienza a partir de estímulos y termina en una inervación motriz. Así designa en el aparato a un sistema
sensorial en el que se encuentra un sistema que recibe todas las percepciones que llegan a él, y un
sistema motor cuyo sistema permite la descarga de los estímulos a través de un movimiento. Por lo tanto,
los procesos psíquicos recorren el aparato desde el sistema de las percepciones hasta el de la motilidad.

Luego Freud a partir de esto comienza a plantear ciertas distinciones. Plantea que todo lo que ingresa al
aparato por el polo P, deja en éste una huella que pueden entenderse como una alteración en los
elementos del aparato y que Freud llamará huella mnémica. Y la función correspondiente a esas huellas
es la de la memoria.

Ahora bien, es necesario, para que el polo


perceptivo se mantenga siempre receptivo a todo
estímulo que lo alcance, que no guarde
alteraciones en sí mismo. Por lo tanto, se debe
pensar que el polo perceptivo carece de
memoria, que la excitación pasa por él sin dejar
huellas y que solo loas deja en los sistemas que
aparecen detrás.

Y todas las percepciones quedarán asociadas según distintos criterios en los diferentes sistemas
psíquicos quedarán asociadas según distintos criterios en los diferentes sistemas psíquicos. Las
relaciones serán más simples en los primeros para ir complejizándose y pareciéndose cada vez más a la
lógica del pensamiento racional. Así, en los primeros sistemas las asociaciones serán por simultaneidad y
en lo más alejados por semejanza, por ejemplo.

Todo lo que a partir de este momento Freud empieza a agregar a este esquema toma sin fundamento en
las investigaciones sobre los sueños. Para poder
pensar la formación de los sueños Freud había
necesitado suponer la existencia de dos instancias
psíquicas, una de las cuales criticaba a la otra y no
le permitía el acceso a la conciencia. Entonces va
a tomar a estas dos instancias como sistemas para
ubicarlos en el esquema del aparato psíquico. Y
los va a nombrar según la relación que esos
sistemas mantienen con la conciencia, ubicada en este aparato a continuación del polo motor. A la
instancia criticadora, que mantiene relación más estrecha con la conciencia y que se ubica entre ésta la
instancia criticada. Freud la llama Preconsciente, en tanto la excitación presente en él puede acceder a la
conciencia. Y a la instancia criticada la llama sistema Inconsciente porque no tiene acceso alguno a la
conciencia si no es pasando anteriormente por el Preconsciente.

La importancia de un aparato psíquico planteado entre la percepción y la conciencia reside en que Freud
está rompiendo con la idea de que todo lo que es percibido por una persona es percibido
conscientemente por ésta. Freud va a decir que todo proceso psíquico comienza siendo inconsciente y
que no todo lo que está en el interior del aparato psíquico va a alcanzar la conciencia.

Sitúa el punto de partida de la formación del sueño en el sistema inconsciente porque de él surge la
fuerza impulsora para dicha formación. Lo que Fue d se pregunta es cómo logra la excitación onírica
acceder a la consciencia si durante el estado de vigilia la censura es la que frena ese camino a través del
preconsciente para llegar a la formación a esta excitación. Ahora bien, si el acceso a la consciencia que
los pensamientos oníricos logran en el sueño se explicara por la debilidad de la censura durante el dormir,
esto dejaría sin explicar el carácter alucinatorio de los sueños, la trasposición de pensamientos en
imágenes que es característica de éstos.

Por eso Freud se ve llevado a entender el carácter alucinatorio de los sueños pensando que lo que
sucede en éste es que la excitación en vez de seguir el camino progrediente, es decir desde el polo
perceptivo hacia el polo motor, sigue el camino regrediente, la energía se desplaza hacia el externo
sensorial y alcanza el sistema P. Este camino regrediente también se sigue en la vigilia cuando se trate
de recordar, pero la diferencia está en que en tal caso no se va más allá de la imagen mnémica, en
cambio en el sueño se alcanza el polo de las percepciones y esto permite una vivencia alucinatoria. La
regresión consiste entonces en llevar a las representaciones hasta la imagen sensorial de la cual
surgieron. Si el pensamiento tiene una evolución que comienza en percepciones como imágenes a las
cuales luego se les pone palabras y luego se conforman los pensamientos, la regresión des esa
evolución. Éste también explica que la lógica de los pensamientos se pierda en el sueño y por lo tanto el
contenido manifiesto aparezca como absurdo.

Freud explica que la regresión puede darse porque durante el dormir la corriente progrediente cesa y esta
quizá contribuye a que la corriente tome el camino regrediente. A esto se suma la resistencia que se
opone a que los pensamientos accedan a la conciencia por el camino del preconsciente y la atracción de
ciertos recuerdos que tienen que ver con escenas infantiles que mantienen vivacidad sensorial.

Por último, Freud habla de 3 formas de regresión, que en realidad son una misma regresión: Una
regresión tópica en el sentido de los sistemas psi del esquema del aparato. Una regresión temporal en
tanto implica llevar a formas psíquicas más antiguas. Y una regresión formal porque aparecen formas de
expresión primitivas en el lugar de las habituales.

APARTADO C: “ACERCA DEL CUMPLIMIENTO DE DESEO”

En este apartado Freud explica por qué considera al sueño como un cumplimiento de deseo. Lo que
aporta la fuerza impulsora para que el sueño se forma es, según Freud, un deseo inconsciente. Si bien
para la formación del sueño es necesario que haya pensamientos oníricos, sin el aporte del deseo
inconsciente como motor para dicha formación, ésta no se puede llevar a cabo. Así Freud propone para
pensar esta idea, que los pensamientos oníricos pueden tomarse como empresarios quienes, sin un
capitalista, que sería el deseo inconsciente, no podría llevar a cabo ninguna empresa.

Luego Freud trata de explica la importancia de los restos diurnos para los sueños ya que nota en todo
sueño siempre aparecen temas que tienen que ver con cosas que acontecieron recientemente durante el
día. Freud recuerda que, en el caso de las neurosis, ciertas representaciones inconsciente al no poder
ingresar al preconsciente, transferían su intensidad a representaciones que al ser inofensivas ya
pertenecían al preconsciente, para tratar de lograr algún efecto en éste. Y las representaciones
inconscientes, buscaban para realizar esa transferencia, preferentemente a representaciones
preconscientes que hubieran pasado desapercibidas. Esta idea trasladada al caso de los sueños lleva a
que Freud plantee que el deseo inconsciente se sirve, en la formación del sueño, de restos diurnos o de
representaciones indiferentes porque necesita valerse de un material libre de asociaciones para realizar la
transferencia. Los restos diurnos y representaciones indiferentes a su vez toman entonces del deseo
inconsciente la fuerza para participar en la formación del sueño.

Ahora bien, para explicar el origen de ese deseo que ofrece la fuerza para la formación de los sueños,
Freud necesita valerse de un supuesto teórico, de un constructo teórico que va a adquirir el carácter de
mito originario del aparato psíquico.

Freud entonces propone pensar en un momento del aparato psíquico anterior al que mediante el
desarrollo de alcanza como actual. Al comienzo ese aparato funcionaba con el modelo del arco reflejo,
descargando por vía motriz todo estímulo que llegaba a él. Pero luego aparece lo que Freud va a
denominar el “apremio de la vida” que es una urgencia que la vida va a imponer a ese aparato y que va a
perturbar el modo de funcionamiento reflejo. Freud toma para explica esto el caso de un bebé teórico.
Este bebé por el apremio de la vida comenzará a sentir la necesidad interna del hambre. Ahora bien,
antes una necesidad interna como el hambre, el aparato psíquico ya no puede descargar este estímulo
mediante una inervación motriz, porque a diferencia de los estímulos externos que golpean de a una vez
al aparato, la necesidad interna implica un estímulo constante para el aparato. Cuando por la acción de
otro, en el caso del bebé, cuando recibe alimentación, el estímulo interno se cancela y esto da lugar a lo
que Freud va a denominar la “vivencia de satisfacción”. Lo que esta vivencia dejó en el aparato es una
huella mnémica de ese momento en el que hubo una percepción de satisfacción total. Esa huella queda
asociada a la huella que la necesidad también había dejado en el aparato y esto implica que cada vez que
la necesidad aparezca se suscitará un movimiento, una moción que tenderá a alcanzar la percepción de
ese momento de satisfacción, apuntará a la identidad de percepción de la vivencia de satisfacción, es
decir a producir la percepción misma. Esa moción que se suscita es lo que Freud llamará deseo, por lo
tanto, cuando habla de cumplimiento de deseo está hablando de su movimiento, que siempre apunta a
reencontrar la percepción del momento mítico de satisfacción. El problema que esto plantea es que para
intentar reencontrar esa percepción lo que el deseo puede hacer es tomar el camino más corto hasta
investir el polo sensorial y esto da como resultado una alucinación. Por lo tanto, ese movimiento no lleva
nunca a la satisfacción total ya que lo máximo que puede lograr es una alucinación y aun así ésta no
puede terminar de satisfacerlo porque no alcanza la identidad perceptiva a la que se pretende llegar. Así
el deseo se vuelve indestructible e imposible de satisfacer y apunta a cumplirse de modo alucinatorio.
Pero Freud explica que cuando el aparato psíquico se desarrolló ese modo de funcionamiento no trae
ningún beneficio, deja de ser el más adecuado y esto lleva a que el ser humano deba moverse por otros
caminos, ¿? con el mundo para tratar de conseguir lo que se desea como percepción y no como
alucinación. Así la búsqueda de algo va a implicar un rodeo, un modo de funcionamiento del aparato que
requiere una lógica, una serie de pensamientos que hacen a la forma en que el ser humano se maneja
con la conciencia. Así el pensar surge como sustituto del modo de cumplimiento de deseo alucinatorio.

El sueño entonces es un cumplimiento de deseo que se da de modo alucinatorio y que por eso puede
tomarse como un testimonio de la forma en la que alguna vez el aparato psíquico funcionó. Y mientras
dormimos, todo lo proveniente del inconsciente es inofensivo en tanto no puede poner en movimiento al
aparato motor que es el único medio por el cual podemos actuar sobre el mundo.

Y es gracias a que el deseo nunca se satisface que éste se relanza, por la vía de modificar el mundo tal
que uno pueda percibir y no alucinar, permanentemente constituyendo siempre un motor para el aparato
psíquico en general y no solo para la formación de sueños.

SEGUNDA PARTE: LA PULSIÓN Y SU ORDENAMIENTO

UNIDAD 7. DE LA INSISTENCIA EN LA SEXUALIDAD COMO ETIOLOGÍA A LA CONSTRUCCIÓN DE


LA PULSIÓN

“TRES ENSAYOS DE TEORÍA SEXUAL” (1905)

Concepto de pulsión como nodal y fundamental en obra de Freud. Define a la sexualidad humana como
diferente y contrapuesto al instinto, que es aquello que define la sexualidad de los animales. El instinto es
una conducta heredada innata y fija, no permite la variabilidad y el objeto es específico por lo que no hay
posibilidad de sustitución. Por lo contrario, la pulsión se trata de un concepto límite, fronterizo entre lo
psíquico (o anímico) y lo somático, entre el cuerpo y la mente. Es una exigencia de trabajo permanente,
es un estímulo interno, una fuerza constante que se desprende de una zona del cuerpo y que le va a
exigir a lo psíquico un trabajo. Nunca se satisface totalmente (al igual que el deseo), se caracteriza por
siempre encontrar satisfacción parcial, por lo que siempre queda insatisfecha. Al tratarse de un estímulo
constante, no cesa, está en continuo fluir. Posee 4 propiedades: objeto, meta, fuente y empuje.

Objeto: es lo más débil, lo más variable. Es contingente. Y es una excusa para que se lleve a cabo la
meta (obtener satisfacción); Meta: siempre tiene que ver con la acción que me permite encontrar
satisfacción (parcial); Fuente: zona recortada del cuerpo de la cual se desprende ese cúmulo de
excitación; Empuje: fuerza constante que hace que la pulsión se encuentre en continuo fluir.

Opinión popular acerca de la sexualidad: Atracción irrefrenable que una persona ejerce sobre otra del
sexo opuesto y que tiene como fin la reproducción o al menos las acciones que tienden a ellas. Faltaría
en la infancia y adviene en la pubertad (época en la cual maduran los genitales). Esta definición está más
calcada a la noción de instinto que de pulsión porque el objeto tiene que ser específicamente el del sexo
opuesto, las acciones tienen que tender a la reproducción, parece ser que se trata más que nada de la
sexualidad animal. En la pulsión el objeto se sustituye y acá parece ser que es algo fijo, si no es del sexo
opuesto no podría hablarse de sexualidad.

Una de las primeras críticas que le hace Freud a la opinión popular de ese entonces es que existen
numerosas actividades sexuales que quedan por fuera de esta definición, pero que nadie duda de
calificarlas como sexuales (sexo oral, relaciones entre parejas del mismo sexo). La meta: No todo el
mundo tiene relaciones para procrear, el fin no es la reproducción (sin embargo, nadie duda de calificar
esa actividad de sexual). Los genitales no son la única parte del cuerpo capaz de producir placer
(diferentes partes del cuerpo que no son el genital, tales como: la boca, el ojo, el oído, el ano, etc. también
pueden brindar satisfacción al sujeto).

Teniendo en cuenta esta enorme variedad de actividades que quedan por fuera de la definición clásica, lo
mínimo que se plantea hacer Freud es ampliar la noción de sexualidad, a partir del Psicoanálisis: la va a
pensar como un compuesto de cosas, como múltiples formas y variaciones. Esto hace referencia a la
pulsión como parcial (se satisface en zonas separadas del cuerpo). Hay una particularidad y es que la
psiquiatría decía que esto sucedía en los perversos (“gente enferma)” únicamente. En cambio, Freud
sostiene que, en los neuróticos, en la” gente sana” también aparecen estas formas de sexualidad, solo
que en los llamados perversos aparecen de forma manifiesta, y en los neuróticos aparecen de forma
desfigurada, a través de sus síntomas. “La neurosis es el negativo de la perversión” porque ambos, el
perverso y el neurótico hacen lo mismo, encuentran una satisfacción usando una única zona del cuerpo
(que no es el genital) con la diferencia de que el perverso lo hace de forma manifiesta, de una manera
abierta y el neurótico, el “normal”, en cambio, lo reprime, pero a través de sus síntomas termina
haciéndolo, termina de forma oculta cumpliendo sus síntomas (de modo desfigurado”).

Caso Dora: gran chupeteadora de chiquita (pulsión oral). Síntoma que destaca Freud en ella: la tos muy
persistente y llamativa, aparecía y desaparecía y no obedecía ninguna cuestión médica. Explica esta tos
como un síntoma histérico que tiene su razón de ser en una fantasía felatio (fantasía de placer sexual
oral) expresada a través de la tos. Ella era una joven de 18 años que tenía esta idea dando vueltas en la
cabeza. Y esta idea, en esa época era una idea considerada irreconciliable y tuvo que reprimir esta
fantasía, pero vuelve bajo un síntoma: la tos). Tosiendo, está haciendo y llevando a cabo
desfiguradamente su fantasía, pero lo logra a través de un síntoma. Por eso Freud sostiene que, los
síntomas son una satisfacción sexual sustitutiva, porque el neurótico de forma desfigurada, de forma
vedada, casi de forma oculta, cumplen sus síntomas, el perverso no se toma este trabajo, sino que lo
hace abiertamente. Lo que el perverso hace abiertamente, el neurótico lo desfigura y lo termina
concretando gracias a su síntoma. La psiquiatría decía que las únicas personas que llevaban a cabo este
tipo de actividades sexuales eran los perversos. Y Freud se opone a esto, ya que el ser humano normal
puede encontrar satisfacción mirando, escuchado, tocando, y no solamente uniendo genital masculino-
femenino. Lo que pasa es que esto pasa al plano de una perversión cuando la persona en cuestión no
puede hacer otra cosa que encontrar satisfacción sexual de esa manera (Por ej.: espiando al vecino).

De aquí, las 2 características fundamentales de la perversión: fijación y exclusividad. Cuando el sujeto


lleva a cabo su práctica sexual de forma exclusiva y fija estoy entrando al terreno de una patología (Por
ej.: un perverso es un fetichista: un tipo que encuentra un modo de satisfacción exclusivamente con el
zapato de una mujer. Es perverso porque concentrarse en este objeto anula el todo el cual el zapato
forma parte, por ejemplo, la mujer. Al tipo solo le produce satisfacción el zapato de una mujer, es en forma
exclusiva y fija, no es la cartera es siempre el zapato). Y anula la totalidad la cual el sujeto está insertado,
que es el cuerpo femenino.
Freud dice que la sexualidad humana es mucho más compleja que la propuesta por la opinión popular (la
cual plantea que, si había sexualidad, no existía en la infancia, y si se hablaba de infancia no existía la
sexualidad). La sexualidad humana incorpora muchos elementos que esta última la ignora y deja por
fuera, desde el psicoanálisis la sexualidad humana es un compuesto de pulsiones parciales (esto es,
actividades que no involucran al todo y que se satisfacen cada una por su lado): la boca se satisface
chupando, la boca mirando, el oído escuchando, y son pulsiones que no están gobernadas por nadie, c/u
se satisface por su lado, por su cuenta. Esto da cuenta del concepto (no planteado por Freud) de
anarquía pulsional. Una anarquía justamente es la ausencia del gobierno. Cada pulsión parcial abre su
propio juego (no se hablaría del genital monarca que las gobierna y dice “todas vamos a hacer esto para
luego tener el acto sexual del coito”). Muchas zonas del cuerpo van a funcionar al igual que los genitales.
Esto significa que también van a producir placer. Freud llama a estas zonas del cuerpo que van a poder
producir placer y que no son el genital= zonas erógenas. Otras partes del cuerpo van a aportar placer y no
son el genital. La energía pulsional es anárquica porque no viene pre organizada (a diferencia del
instinto), no hay un gobierno de pulsiones, sino que siempre las pulsiones son parciales porque nunca hay
una satisfacción total ni tienen una meta completa ni reproductiva. En fin, las pulsiones parciales de la
vida infantil aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta, desconectadas entre sí, pero eso son
anárquicas, no responden a un único “gobernante” pulsional.

Freud da otro paso más y termina de disentir con la opinión clásica: Evidentemente existe sexualidad en
la infancia (no necesito del genital para que haya sexualidad, por ejemplo: retener y expulsar aporta
placer y en la infancia está). Si pensamos en la sexualidad como un compuesto de cosas, como múltiples
formas, si pensamos a la sexualidad como todo este compuesto de pulsiones parciales en donde c/u se
satisface por su cuenta y no se subordina a la genitalidad, es lícito/comprobable que los niños también
llevan a cabo este tipo de actividades, entonces por ello también hay sexualidad en la infancia.
Sexualidad no es lo mismo que genitalidad, hay diferentes zonas erógenas del cuerpo que si se estimulan
me producen placer, el ojo, la boca, el ano, y donde el genital no interviene, ni se subordina porque
estamos hablando de una anarquía. ¿Por qué esperar hablar de sexualidad una vez madurado el genital
si hay otras partes del cuerpo que me producen placer? En el niño es comprobable todo este tipo de
actividades, como por ejemplo el que se chupa el dedo (no hay fin nutricio, succión en vacío) y encuentra
placer, que Freud no duda clasificarlo como sexual. Es hecho porque es placentero, y eso es lo sexual
para Freud, encontrar placer a partir de una pulsión parcial.

Resumidamente la sexualidad infantil se caracteriza por ser anárquica, caótica y desorganizada y la


sexualidad adulta por tener pulsiones parciales organizadas en torno al genital. De todos modos, las
pulsiones NUNCA dejan de ser parciales. Todas las zonas se subordinan, se ponen al servicio del genital.
Las pulsiones se subordinan, pero no dejan de ser parciales.

La primera teoría pulsional (primer dualismo pulsional -antes del giro de 1920-) aparece en “Las pulsiones
y sus destinos (1915)”. Este primer esquema opone pulsiones de auto conservación o yoicas y pulsiones
sexuales, la vida anímica estaría regida por ambas. Asimismo, esta división conceptual responde al
distingo entre hambre y amor. Las pulsiones de auto conservación tienden a preservar, a conservar la
vida del individuo, es decir, apuntan a su supervivencia. Esto suena muy similar a lo que ocurre en el
animal. Ya anteriormente se había planteado diferenciar la sexualidad humana de la sexualidad animal,
ya que en esta última rige el instinto en vez de la pulsión, y es por eso que Freud prefiere llamarlas
pulsiones yoicas. Freud designa a estas pulsiones como el conjunto de las necesidades ligadas a las
funciones corporales que se precisan para la conservación de la vida del individuo; y su prototipo viene
representado por el hambre. Si bien toma como prototipo el hambre, Freud parece admitir que hay otras
muchas pulsiones de auto conservación vinculadas a las correspondientes funciones orgánicas (nutrición,
defecación, emisión de orina, actividad muscular, visión, etc.

Las pulsiones sexuales, en cambio, se caracterizan por ser numerosas (brotan de múltiples fuentes
orgánicas) y por ser independientes al principio, ya que buscan el placer de órgano, y recién después se
sintetizan para entrar al servicio de la reproducción.

Las pulsiones sexuales están determinadas por el principio de placer (no se tiene en cuenta el mundo
externo ni las consecuencias, como, por ejemplo: el peligro. Sino que busca el placer e intenta evitar el
displacer), mientras que las pulsiones de auto conservación representan, dentro del aparato psíquico, las
exigencias de la realidad (están determinadas por el principio de realidad -mundo externo, lo que marca la
realidad-). En definitiva, el conflicto psíquico entre el yo y lo reprimido tendría su raíz en el dualismo
pulsional.

La pulsión puede tener 4 destinos: * La represión: Cuando una pulsión es reprimida no puede acceder a la
conciencia, sino que debe dar ciertos rodeos
* La sublimación: es un destino de pulsión sin represión. Destino en el cual se adquieren los logros
culturales. Es la capacidad de producir algo diferente con la pulsión que no sea la represión y la
consiguiente neurosis.

* El trastorno hacia lo contrario: Si la meta tenía que ver con una cuestión activa ahora va a tener que ver
con una cuestión pasiva (por ejemplo: la mudanza del amor en odio).

* La vuelta hacia la propia persona: el masoquismo es un sadismo vuelto hacia el propio yo y la


exhibición lleva a mirarse el propio cuerpo. Vemos que cambia el objeto, pero se mantiene inalterada la
meta.

La sexualidad infantil debe pensarse como la base de la sexualidad adulta, no están desconectada, no
puedo pensar una sin la otra. El primer modo de respuesta provisorio o endeble que da Freud para
responder cómo se da el pasaje de la sexualidad infantil a la adulta es que se da mediante las
organizaciones pregenitales, esto quiere decir que en un momento determinado de la vida va a
predominar una pulsión parcial sobre las otras (por ejemplo, la pulsión oral)

Etapa oral: predomina la pulsión oral, zona erógena: boca (0-18 meses).

Etapa anal: predomina la pulsión anal. El interés está puesto en la retención y expulsión de heces. Zona
erógena: ano (18-36 meses)

Etapa fálica: predomina el falo. (3-6 años)

Etapa genital: predomina el genital (pubertad en adelante).

En el ser humano NO hay instinto, no se habla de un ordenamiento prefijado, entonces lo que se ordena
en esa sexualidad tiene que ver con la historia de ese sujeto, por la manera en que esa sexualidad se
tramita en la historia de ese sujeto.

UNIDAD 8. EL RETORNO DE LO “CONSTITUCIONAL”

Freud dice que el concepto de fantasía va a aparecer vinculado al modo de fijar las múltiples actividades
de la sexualidad infantil, es decir, me permite entender cómo paso de una sexualidad infantil a una
sexualidad adulta, cómo construye el ser humano esta sexualidad adulta organizada y no caótica.
Indudablemente hay una construcción sexual (no a todos les gusta de la misma manera llevar adelante el
coito, no da igual de un modo que de otro). A este concepto el autor lo viene pensando hace bastante
tiempo, pero lo desarrolla finalmente en el texto “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología
de las neurosis” que escribe en el año 1905.

Freud abandona la concepción traumática, plantear la correlación entre una situación traumática y la
producción de un síntoma. Lo que Freud plantea en este texto es que subestimó el papel de la frecuencia
de los abusos que denunciaban las histéricas por parte de los adultos y ahora le empieza a parecer poco
probable la existencia de tantos perversos, razón por la cual se criticó a sí mismo diciendo no haber
sabido diferencia las huellas de los hechos reales, es decir lo que él llama espejismos mnémicos de las
histéricas y lo que realmente sucedió. O sea, las histéricas creían recordar recuerdos, cosas que no eran
(esto lo hacían inconscientemente no intencionadamente).

Este texto es clave en su teoría porque Freud desliga la producción de un síntoma de una dependencia
absoluta del acontecimiento, lo importante es que para el sujeto pasó, es verdad y por lo tanto tiene
efectos como si hubiera pasado (hay algo ahí construido por el sujeto que puede valer como recuerdo).
Estas fantasías son definidas como construcciones del recuerdo, por alguna razón el sujeto las arma, es
decir construye esta escena inventada para defenderse de su propia práctica sexual infantil, del recuerdo
de esta práctica, entonces lo que está en juego y lo que comanda la construcción de ese recuerdo no es
el episodio sino la propia sexualidad. Teniendo en cuenta esto, Freud afirma en el texto “cayó por tierra el
elemento traumático y ya no hacemos depender todo de factores accidentales”. Aquí el concepto de
fantasía se entiende como el armado de una escena sexual, que no tiene sostén en la vivencia.

En la producción de esa escena está involucrado el propio sujeto, entonces la práctica sexual infantil de
esta manera marca la dirección que seguirá la vida sexual en la madurez. En este caos de pulsiones
parciales hay algo que se va armando, que se va fijando en forma de fantasías. En este sentido Freud las
piensa como un marco para la sexualidad en la medida en que la limita y ordena.

Ahora los síntomas ya no aparecen como retoños directos de aquel episodio traumático, de los recuerdos
reprimidos de vivencias sexuales infantiles, sino que entre los síntomas y las impresiones infantiles se
intercalan las fantasías. Es decir que estas fantasías se construyen por un lado a partir de los recuerdos
infantiles de lo que sucedió al sujeto, pero sostenidas en la propia práctica sexual, esto es armadas como
un modo de defensa, de ordenamiento de la propia práctica sexual, de su propia sexualidad.

En la fantasía se pone en acto la pulsión parcial, y va a ser una y no otra (elijo algo no fantaseo con todo
a la vez). Una de las pulsiones se va fijando, es decir, ordenando un ordenamiento. De aquí la fantasía
como marco (“dime con que fantaseas y te diré qué tipo de neurosis tienes”). La fantasía siempre tiene
que ver con la pulsión que se pone en juego. En este caos de pulsiones parciales, vemos que algo se va
armando en forma de fantasía. Entre la situación traumática y el síntoma se intercala la fantasía. La
fantasía como armado de defensa de la propia práctica sexual. Sabemos que las pulsiones se satisfacen
parcialmente y siempre hay un déficit de satisfacción, nunca alcanzamos la satisfacción plena, y es
entonces frente a esta insatisfacción que el sujeto se arma una estrategia para tratar de alcanzar esa
satisfacción sexual. Estrategia quiere decir armado de una escena que sería la particular articulación de la
pulsión con un objeto y con una meta determinada. A esto Freud lo llama fantasía inconsciente.

CONFERENCIA 23: LOS CAMINOS PARA LA FORMACIÓN DEL SÍNTOMA (1916-1917)

En este texto Freud explica una dificultad surgida en el análisis de los neuróticos que tiene que ver con el
carácter de los recuerdos de vivencias infantiles que estos traen. Éstos la mayoría de las veces son una
mezcla de verdad y falsedad. En los recuerdos se mezclan elementos de vivencias realmente ocurridas
con elementos de las fantasías de los neuróticos y la actitud que debe adoptar el analista debe ser no
menospreciar la fantasía e intentar trabajar siempre con realidades. Las fantasías tienen algo de real si el
enfermo se ha ocupado de ellas y por lo tanto tienen realidad psíquica más allá de la realidad material. Y
para las neurosis es la realidad psíquica la decisiva.

Freud entonces comienza a hablar de ciertas fantasías que aparecen con mucha frecuencia en los
recuerdos de los neuróticos. Nombró entonces 3:

- La fantasía de seducción, de haber sido iniciado demasiado pronto en la sexualidad de un modo


abusivo. Casi siempre se atribuye el abuso a la figura del padre o de un familiar cercano.
- La fantasía de la escena primordial, es decir la de haber presenciado el coito entre los padres,
- La fantasía de la amenaza de castración, como castigo.

Lo que Freud plantea es que, si bien existen los casos en que un niño puede realmente ser abusado, o
puede haber observado accidentalmente el coito entre los padres e incluso haber recibido la amenaza de
castración, estos casos no tienen la frecuencia, en la realidad, con que estos recuerdos aparecen en los
sujetos. Por lo tanto, llega a la conclusión de que estas fantasías se desarrollan inevitablemente. Si
realmente suceden los hechos es aparte, cuando los hechos no suceden se establecen en parte de
indicios y se completan con la fantasía. A partir de estas elucidaciones, Freud va a calificar a estas
fantasías como “fantasías primordiales” y las va a entender como un patrimonio filogenético. Con la
fantasía se llenan las lagunas de la verdad individual con una verdad prehistórica. Es en las fantasías
además donde los sujetos pueden disfrutar de aquello que a lo largo de la vida han tenido que ir
renunciando. Por eso el autor compara al ámbito de la fantasía con una reserva natural en que es posible
conservar aquello que corre peligro de ser arrasado por la realidad.

Las fantasías conscientes aparecen en la forma de sueños diurnos y se caracterizan por tener dos
vertientes, una erótica y otra ambiciosa. Ahora bien, las fantasías que tienen importancia y constituyen la
fuente de los síntomas neuróticos son fantasías inconscientes. Sin embargo, tienen la misma estructura.
Son fantasías de orden estrictamente sexual.

Las fantasías inconscientes son las que forman parte o participan en la formación de los síntomas. ¿Qué
van a tener en común la fantasía inconsciente y la fantasía consciente? Ésta última es analogado a una
reserva natural, puede aflorar cualquier tipo de anhelo o deseo sin que el otro me critique. Además,
ambas fantasías comparten la misma estructura, ambas tienen lugar gracias a la insatisfacción.

UNIDAD 9. ORGANIZACIONES (I)

LA ORGANIZACIÓN GENITAL INFANTIL (1923)

Al introducir la novedad de la sexualidad infantil, Freud tuvo que enfrentarse a la dificultad de lograr reunir
a esa sexualidad infantil con la sexualidad adulta. Si la sexualidad infantil debía entenderse como
constituida por pulsiones parciales que surgen y se satisfacen en el propio cuerpo y c/u por su cuenta, era
necesario poder dar cuenta del porqué de esa “anarquía” a la organización que caracteriza a la
sexualidad adulta en la cual las pulsiones parciales están unificadas y subordinadas al primado de una
única zona, la genital, con el fin de la reproducción.

Con el paso del tiempo, Freud fue abandonando esa idea de una anarquía vs organización y encontró
que, en cada momento de la vida sexual infantil, una pulsión particular organiza a todas las demás. Así
comenzó a hablar de las organizaciones pregenitales como, por ejemplo, la oral en la que el mundo del
niño se divide en chupable o no chupable. Estas organizaciones pregenitales se irían sucediendo como
un modo de anticipar la sexualidad adulta en la que todo se subordina a la primacía de las zonas
genitales.

Pero en este texto de 1923, Freud plantea que ha llegado a una modificación de la teoría, que tiene tanto
peso que se hace necesario exponerla en un nuevo texto al que titula “La organización genital infantil”. Así
está acabando con la oposición entre sexualidad infantil y sexualidad adulta, que se buscaba justamente
en lo genital.

Freud entonces explica que ya no puede sostener la idea de que el primado de los genitales no se
consuma, o lo hace de manera incompleta en la infancia. Y propone que los puntos en común entre la
sexualidad infantil y la adulta van más allá de la elección de objeto y son más importantes. Si bien la
unificación de las pulsiones parciales bajo el primado de los genitales no se da, el interés por ella y el
quehacer con ellos es muy importante y predomina.

Además, Freud explica que la característica principal de la organización genital infantil que está
proponiendo es justamente la que marca la diferencia con la organización genital definitiva del adulto. Esa
característica es que, en ese momento, para los niños de ambos sexos solo desempeña un papel el
genital masculino. Por eso, Freud plantea que en realidad no hay un primado genital, sino un primado del
falo. Al hablar de falo, no se está haciendo referencia al órgano sino a la premisa universal del pene. El
falo es el pene con valor universal, representa lo que siempre puede faltar, de lo que uno puede carecer y
lo que uno aspira a poseer.

La explicación de esta organización es hecha en el texto con respecto al niño varón. Plantea que es
normal que los niños presupongan en todos los seres vivos un genital como los que ellos mismos tienen.
La atención y la curiosidad del niño se vuelcan hacia el miembro y se interesan por verlo también en otras
personas para compararlo con el suyo. Y en el curso de sus investigaciones descubren que el pene no es
un patrimonio común a todos los seres humanos. Cuando logran descubrir los genitales de alguna
hermana o compañerita tienen la reacción de desconocer la falta. Creen ver un miembro a pesar de todo
o tratan de convencerse de que ya crecerá. Y más tarde, llegan a entender la falta de pene como
resultado de una castración, el miembro había estado allí alguna vez, pero por alguna razón fue removido.
La consecuencia de esta teoría es el surgimiento de la angustia de castración porque el niño comienza a
temer que la castración se practique sobre él.

Sin embargo, no se da desde el principio la generalización de la falta de pene sobre todas las personas
de sexo femenino. Esto porque el niño entiende que sólo personas despreciables pueden haber sido
castrados. La castración es entendida como formas prohibidas que él mismo realizaba, es decir, el
onanismo (masturbación).

Y con respecto al genital femenino de su madre, el niño no lo descubre como tal, sino que cuando ésta
tenga otro hijo, desarrollará teorías que expliquen el trueque del pene (que la madre tenía) por un hijo.

“ALGUNAS CONSECUENCIAS PSÍQUICAS DE LA DIFERENCIA ANATÓMICA ENTRE LOS SEXOS”


(1925)
En “La organización genital infantil” Freud planteaba que la consecuencia directa de la premisa universal
del pene era el complejo de castración. Y ese complejo de castración sería articulado con lo que Freud
llamó el Complejo de Edipo.

Freud planteaba que la consecuencia directa de la premisa universal del pene que se da en todos los
niños era el complejo de castración, y este complejo de castración seria articulado con lo que el autor
llamó Complejo de Edipo.

Al hablar de dicho complejo, Freud planteaba que todo niño tiene una aspiración a quedarse con la madre
y deshacerse de su rival, el padre. La primera relación de un niño siempre es con su madre, que se
encarga de cuidarlo y de esa manera la madre se convierte en el objeto que el niño aspira poseer. Pero
en esta relación que el niño tiene con su madre siempre aparece un tercero que es el padre, este padre
interviene para impedir la relación incestuosa entre el niño y su madre, y esta intervención por parte del
padre se da bajo el modo de una amenaza. La amenaza que está en juego es justamente la amenaza de
castración, así el niño entra en la disyuntiva de tener que elegir entre quedarse con la madre y perder su
miembro o conservar su miembro y perder a la madre. Según el autor la salida ideal de complejo de Edipo
supone la elección por parte del niño de conservar su pene con la esperanza de en un futuro encontrar un
sustituto de la madre; esta salida ideal del complejo de Edipo se da en los niños varones por lo que es
denominado angustia de castración.

Ahora bien, en el varón el complejo de Edipo es más fácil e inteligible porque quien tiene un papel
predominante es la madre, quien ya había sido tomada como objeto durante la lactancia y la crianza, y el
padre aparece como un perturbador en tanto también pretende él estar con la madre. En el varón el
complejo de Edipo es una formación primaria, Freud la entiende como la primera estación discernible en
el varón y no logra esclarecer del todo la prehistoria del complejo de Edipo en él.

En el caso de las niñas las cosas son diferentes. El desarrollo de la sexualidad femenina se debe pensar
de otra manera. Freud se encuentra con que la simetría de los sexos no existe. Para la niña el primer
objeto también es la madre, y por eso el complejo de Edipo en la niña es una formación secundaria,
quiere decir que llega en un segundo momento y el autor logra construir de una manera más clara la
prehistoria del complejo de Edipo en ella.

Cuando la niña descubre el miembro de un hermanito o compañerito lo entiende como el correspondiente


superior de su propio órgano. Su reacción ante el descubrimiento de los genitales del sexo opuesto es
distinta al de los niños varones, ellos creen que las niñas no lo tienen porque se portaron mal y se lo
cortaron y ellas forman su juicio y decisión en el acto: vieron lo que el niño tiene, saben que ellas no lo
poseen y quieren poseerlo. Esto es lo que Freud llamó envidia del pene. La niña parte de la castración, de
que le falta y de que quiere tener eso que le falta.

A partir de esto el autor habla de tres consecuencias psíquicas de la envidia del pene: una de ellas es el
surgimiento del complejo de masculinidad por el cual la niña recurre a un proceso de desmentida en el
que no quiere aceptar su castración, ella se convence de que tiene pene. Otra consecuencia posible es
que surja en la niña el sentimiento de inferioridad y que comience a compartir con el varón el menosprecio
por el sexo mutilado. La tercera consecuencia es el aflojamiento de los vínculos tiernos con la madre
(salida ideal del complejo de Edipo). Y de esta manera se pasa de la ligazón-madre a la ligazón-padre, a
partir del reproche que la niña le hace a su madre por haberla parido mujer. Y en ese viraje hacia el padre
la niña resigna el deseo del pene por el deseo de un hijo. Elige al padre pretendiendo que le dé algo que
la madre no pudo darle.

Así pudo observarse que la niña ingresa al complejo de Edipo a partir de la castración como un hecho
consumado. Por lo tanto, el complejo de castración en el caso de la niña permite el ingreso al Edipo, a
diferencia del caso del niño en el cual es el complejo de castración el que lleva a la salida del complejo de
Edipo. En la niña el motivo para la demolición del complejo de Edipo falta y por eso se abandona
progresivamente.

Represión y sepultamiento: El complejo de va a fundamento para formar parte de la cultura humana. Se


habla de complejo nuclear: Edipo y castración ya que es central, es el núcleo de aquellos futuros
problemas que se aproximan al sujeto, y que desatan la neurosis. El sepultar del Complejo de Edipo va a
parar al inconsciente. Asimismo, se habla de represión primordial, fundacional, originaria del inconsciente,
así nace el inconsciente como instancia. Lo que diferencia represión primaria de represión secundaria es
que la primera refiere al mito que explica cómo se constituye el inconsciente en un acto psíquico de un
material que nunca fue ni será consciente, en cambio, en la represión secundaria el inconsciente ya está
constituido y se está reprimiendo algo que alguna vez fue consciente y gracias al tratamiento analítico
pasa a ser consciente.
“33 CONFERENCIA: LA FEMINIDAD” (1932)

Diferencias entre el hombre y la mujer:

En la fase fálica de la niña, el clítoris es la zona erógena rectora es el clítoris, pero deja de serlo porque la
niña renuncia a su satisfacción masturbante y desestima su amor por la madre y reprime buena parte de
sus aspiraciones sexuales, llevando la zona erógena a la vagina. En cambio, el varón continúa con el
ensayo del pene que ya poseía.

El primer objeto de amor del varón es la madre, quien también es la protagonista de su complejo de
Edipo, en la niña también es la madre, pero es el padre a quien se consuma a continuación.

La niña al finalizar su complejo de Edipo odia la ligazón-madre, reproches por no poseer el pene y por la
primera perdida de alimento (cuando le dejan de dar leche). Luego si nace un hermanito, la hija reproche
que no le quisieron dar alimento por el recién llegado. Pero en el niño, la única fuente de hostilidad a la
madre es por los múltiples deseos sexuales que su libido posee y que casi nunca pueden ser satisfechos.

El complejo de castración en el varón nace después de ver genitales femeninos y así se angustia
pensando que le puede ocurrir lo mismo. En la mujer nace al ver genitales del hombre y esto la hace
envidiarlo y aferrarse al deseo de llegar a tener algo así. Hay tres salidas para su castración consumada:
inhibición sexual o neurosis (se deja de masturbar el clítoris y se reprime el onanismo, o se vuelve frígida),
complejo de masculinidad (se niega a reconocer el hecho de no poseer pene y se identifica más con la
madre fálica o con el padre) y feminidad normal (vuelva su deseo hacia el padre buscando su pene o falo,
el cual luego se sustituye por el deseo de tener un hijo=falo).

Con la transferencia del deseo hijo del padre-pene, la niña ingresa al complejo de Edipo y se refuerza la
hostilidad a la madre siendo esta una rival. El niño abandona su complejo de Edipo por la amenaza de
castración, este amor a su madre se reprime y se instaura como su heredero del super yo.

“La feminidad normal se consuma cuando la mujer encuentra un hombre que la ame (las mujeres
necesitan ser amadas por su narcisismo) y este le brinde un hijo varón. “

UNIDAD 10. ORGANIZACIONES (II)

“INTRODUCCIÓN DEL NARCISISMO” (1914)

TEÓRICOS  Concepto de narcisismo: alude al amor o la elección de un objeto que en lugar de ser otro,
es uno mismo. Narciso amaba a la imagen que reflejaba en el lago, es decir que amaba a un sí mismo
pero que estaba afuera, en la imagen. Por lo tanto, hay una objetivación de sí mismo. Lo que ama como
yo, no es uno mismo, sino que es la imagen que se reconoce como “yo”. Tomaba a esa imagen del yo
objeto de amor.

Freud plantea que en el psicoanálisis se encuentran conductas que se corresponden con la de Narciso. A
Freud le interesa que los rasgos de amor narcisista están presentes en todos los sujetos en cierta medida.
Freud se cuestiona qué quiere decir amor al yo, tomarlo como objeto y qué relación existe entre esto y
tomar como objeto a otros. Así hay sujetos que aman a otro que es similar a uno mismo, esto se da en la
conducta homosexual. Pero esta elección no se reduce a la homosexualidad, siempre la elección de
objeto es alguien que tiene algo que ver con el yo. Siempre se da la elección de un semejante.

Empieza a aparecer una dualidad entre objeto y yo. Libido del yo y libido del objeto. Según si la libido
inviste al yo o al objeto. Y esa libido es una cantidad limitada que, si se pone en el yo, se quita del objeto
o viceversa, Hay una proporcionalidad inversa entre libido del yo y libido del objeto. Freud toma la
metáfora de las amebas. Éstos tienen un cuerpo y emiten seudópodos para alimentarse, que se retrotraen
luego de cumplir ese objetivo. Freud va a pensar al yo como la ameba (organismo unicelular, un único
núcleo). Cuando uno se enamora, se dirige la libido al objeto a expensas de la cantidad que formaba al
cuerpo, al yo. Cuando se pierde el objeto, se retrotrae la libido sobre el yo. Esto es lo que sucede en el
duelo. Se vuelve al narcisismo. Pero la libido que vuelve hacia el yo, trae rasgos del objeto que antes
investía (identificación). Así la libido está en el yo, pero que ahora tiene algo del objeto, el yo aparece
como sustituto del objeto perdido. A esto Freud lo llama narcisismo secundario porque es segundo a la
elección de objeto.

Freud habla de dos casos extremos en el movimiento de la libido del yo al objeto y viceversa. Una es el
caso de la psicosis, en el que el sujeto tiene una percepción del fin del mundo. Freud vincula esa
percepción con la megalomanía, el delirio de ser el salvador de la humanidad, el sujeto se ubica en un
lugar hipertrofiado, sería el punto en el que toda la libido está puesta en el yo. El otro caso extremo es el
del enamoramiento extremo, que Freud caracteriza como la esclavitud enamorada. Cuando para alguien
el objeto es todo y el yo al lado suyo se empobrece, no es nada. Toda la libido está sobre el objeto, de
todas formas, no hay posibilidad de que no haya algo libido en el yo.

Lo que tienen en común los objetos que se eligen, con el yo, es que son totalidades, se toman como
totalidades y no como partes. Conciernen a algo que tiene que ver con la unidad, a diferencia de la
pulsión parcial. El yo del narcisismo tiene el valor de presentarse como una totalidad unificada integrada.
De poder reconocerse a uno mismo como integrado, y no como partes del cuerpo independientes unos de
otros. Una persona puede amarse a sí mismo porque su yo le ofrece la posibilidad de encontrarse en una
unidad y no sentirse un cuerpo fragmentado.

Freud distingue entre el autoerotismo, que tiene que ver con la satisfacción de zonas separadas, y
narcisismo, que tiene que ver con poder sentirse una unidad integrada. En la dimensión del narcisismo lo
valioso en mantener una unidad, la unificación de las pulsiones parciales. Esto es también lo que permite
la elección de objeto, ya que quien elige es un yo integrado y no una boca o un pedazo de piel. Freud así
puede hablar de la subordinación de las pulsiones al yo, que del autoerotismo se pase a un narcisismo
que implique hablar de un yo. Las pulsiones parciales no se acaban, siempre hay un resto de
autoerotismo que es insubordinable. Para ilusión es que en la relación de amor todas las pulsiones serán
subordinadas.

¿Cómo es que la unidad se vuelve valorable? En el comienzo del individuo no hay yo, no hay unidad sino
autoerotismo, algo debe producirse para que la unidad se constituya como valorable. La madre es la que
valora a un niño como algo valorable. Y el niño se identifica con la imagen que la madre tiene de él, con el
ideal de unidad que la madre tiene de él. La madre tiene esa imagen del niño porque viene a ocupar el
lugar de lo que le falta. Se ubica para la madre con valor fálico. El valor del yo como totalidad es el valor
que viene marcado por la misma lógica fálica, es el valor de la más deseable porque representa lo que
falta. El narcisismo es en su origen el precipitado de esto. Es lo que el niño reconoce como lo que su
mamá reconoce en él y lo que toma como parámetro de lo que hace posible que un otro lo quiera.!!!

RESUMEN  Freud define al Narcisismo como una conducta según la cual el sujeto trata a su propio
cuerpo como trataría al cuerpo de un objeto sexual. Explica que dicha definición había sido introducida en
el ámbito de la clínica para referirse a una perversión en la que toda la vida social de una persona se
reduce a estos manejos. Luego ciertos rasgos de este tipo de conducta se habían encontrado en la
observación psicoanalítica de sujetos con otras perturbaciones, y finalmente, Freud propone que el
narcisismo pensado como una colocación de la libido se puede considerar ocupando un lugar en el
desarrollo sexual regular de las personas.

Uno de los motivos que llevaba a querer investigar la existencia de un tipo de narcisismo primario y
normal como el propuesto más arriba, era el estudio de la teoría de la libido en las parafrenias
(esquizofrenia). En estas patologías del enfermo se caracteriza por presentar delirios de grandeza y
extrañamiento de su interés del mundo exterior. A partir de esto, Freud se pregunta cuál es el destino de
la libido que se retira de los objetos, y el delirio de grandeza que caracteriza a estos sujetos parece indicar
que esa libido es conducta hacia el yo. Pero aquí Freud explica que el destino de grandeza no es una
creación nueva, sino que este estado ya había existido antes. Así va a entender al narcisismo que surge
cuando la libido se retrotrae desde los objetos al yo, como un narcisismo secundario que parte de la base
de un narcisismo primario que sería una fase que ya había existido en la niñez y que según Freud había
sido oscurecida por distintas influencias. Es decir, para poder conceptualizar esta vuelta de la libido de los
objetos al yo que constituye el narcisismo secundario, Freud se ve llevado a suponer, tomando en cuenta
las actitudes de delirio de grandeza que también caracteriza a los niños, la existencia de una fase
originaria de investidura libidinal del yo que va a llamar narcisismo primario. Esa investidura luego sería
cedida a los objetos, pero sin dejar, sin embargo, de persistir. Y aquí Freud introduce el ejemplo de una
ameba para explicar que la investidura libidinal del yo persiste y es a las investiduras de objeto, como el
cuerpo de esa ameba a los seudópodos que ésta emite. Pero el narcisismo primario no era susceptible de
ser descubierto por observación en la investigación ya que lo que se hacía más evidente eran las
investiduras de objeto que podían ser emitidos y retiradas de nuevo. Es por eso que una fase como el
narcisismo primario debió sugerir como una suposición para poder dar cuenta del narcisismo secundario.

Comienza a aparecer una dualidad entre yo y objeto, es decir, entre una libido yoica y una libido de
objeto, según si ésta inviste al primero o al segundo. Freud explica que esa libido es de una cantidad
limitada que, si se pone en el yo, se quita del objeto y viceversa. Es decir, hay una proporcionalidad
inversa entre libido yoica y libido de objeto, y esto se comprende mejor si se piensa en dicha metáfora de
la ameba, la cual cuando pretende investir a un objeto un pseudopodo (falso brazo/pie) de la ameba crece
y lo hace a expensas de la cantidad que formaba al cuerpo, es decir la libido que investía al yo. Freud
habla, por ejemplo, del enamoramiento, un estado en el cual la libido yoica se empobrece en favor de la
libido de objeto.

Ahora bien, Freud también había hablado del autoerotismo como una fase temprana de la libido que tenía
que ver con la satisfacción de zonas separadas y pulsiones parciales sin recurrir a un objeto exterior y sin
hablar de una unificación. Ahora bien, Freud se pregunta por la relación entre ese autoerotismo y el
narcisismo que estaba introduciendo a su teoría, la respuesta a tal interrogante es que esa relación va a
poder entenderse recurriendo al análisis del desarrollo del yo: el yo es una instancia que el autor trata de
pensar como una unidad que integra, que unifica todas esas pulsiones parciales que no se subordinaban
a nada y que se satisfacían cada una por su cuenta. Una instancia como el yo no está presente desde el
principio, sino que se desarrolla, lo que aparece en el principio son las pulsiones autoeróticas pero de ese
autoerotismo se pasa a un narcisismo primario que ya permite pensar en la existencia del yo y en la
subordinación de las pulsiones parciales a ese yo. La importancia de ese narcisismo primario reside
entonces en que este permite hablar de una unidad, de una unificación de las pulsiones parciales. Y en
este sentido el rol de los padres juega un papel importante ya que son ellos quienes narcisisan al niño, es
decir que lo invisten libidinalmente, fundamentalmente la madre que es quien sanciona a ese bebé
desmembrado, que siente todo su cuerpo marcado por pedazos y lo sanciona como una unidad, como
algo digno de amarse y esta bella totalidad, tan valorada por ella, se explica porque tiende a ubicarse en
el lugar de lo que a ella le falta, es decir en el lugar del falo. Esto es que los padres al depositar sus
expectativas en sus hijos posibilitan su narcisismo. Y todo esto es también lo que posibilita la elección de
objeto, en tanto quien elige es un yo integrado, el yo constituido en ese narcisismo primario, y no una
boca, los ojos o un pedazo de piel. Freud explica que esta elección de objeto puede ser según el tipo
narcisista o según el tipo del apuntalamiento. Si se elige un objeto según el tipo del apuntalamiento va a
tener como modelo a la madre nutricia o al padre protector; por otro lado, si la elección de objeto es según
el tipo narcisista puede elegir según lo que uno mismo es, lo que uno mismo fue, lo que uno querría ser o
según la persona que fue parte de uno mismo.

Por lo tanto, Freud va a hablar de un movimiento del autoerotismo al narcisismo y de este a la elección de
objeto y de la aparición del yo y una unificación del sujeto contemporáneos a la fase del narcisismo.

Con la introducción del concepto de narcisismo, la pulsión de autoconservación, que aparecía


oponiéndose a la pulsión sexual, se relaciona con ésta va a tener que ver con una libido sexual porque en
el narcisismo el yo se toma como objeto. Así comienza a romperse el anterior dualismo pulsional.

En el siguiente capítulo, Freud trata, entre otros temas, el de la vida amorosa de los seres humanos como
una vía de acceso al estudio del narcisismo.

Explica que la elección de objeto había sido pensada al comienzo como la elección de objeto del tipo del
apuntalamiento exclusivamente. El mencionado tipo del apuntalamiento o anaclítico, hace referencia a
una elección de objeto en la que se tiene como modelo a quienes fueron los primeros objetos sexuales,
esto es, se ama a sustitutos de la madre amada o el padre protector. Por lo tanto, es una elección de
objeto que surge como consecuencia de la historia del sujeto en cuanto a los complejos de Edipo y de
castración.

Pero lo que Freud introduce en este capítulo es el descubrimiento de un segundo tipo de elección de
objeto según el cual los sujetos se buscan a sí mismos en el objeto de amor, es decir, no siguen el
modelo de la madre o del padre, sino el de su propia persona. Este es entonces, el tipo de elección
narcisista.
Todo ser humano tiene entonces ante sí, y en cuanto a la elección de objeto, dos caminos posibles: el de
sí mismo y el de la mujer que lo crio. Y así como es narcisismo primario es una fase que se supone en la
historia de todos los seres humanos, éste puede expresarse de manera dominante en su elección de
objeto. Freud además plantea, sin ser absoluto, que el tipo de elección del apuntalamiento es
característico del hombre, mientras que en el sexo femenino parece predominar la elección narcisista en
su versión según la cual las personas no aman, sino que necesitan ser amadas, y eligen, por ende, a
quien pueda calmar esa necesidad. La única posibilidad de amar a otro de esas mujeres estaría en el
amar a un hijo en tanto éste constituyó, en un primer momento, una parte del cuerpo propio.

Entonces… se habla de dos tipos de elección:

1) La elección que surge como consecuencia de la historia del sujeto (complejos de Edipo y
castración) se tiene como modelo a la madre o al padre, en el modelo del apuntalamiento. Se ama a
sustitutos de la madre nutricia y el padre protector.

2) La elección de objeto se basa en uno mismo, es la elección de objeto narcisista, el otro se elige
en función de lo que uno mismo es, en el otro se elige a sí mismo. Se elige a alguien que se parezca a
uno, pero además implica elegir al que me ama. Según Freud, este tipo de elección es
característicamente femenina. También se puede elegir lo que uno fue, en el otro lo que uno ya no es.
Además, se puede elegir a quien es como uno querría ser. O finalmente elegir a la persona que fue una
parte de uno mismo, es decir, un hijo para una madre, el amor de una madre a un hijo es, para Freud, un
amor narcisista, la ama porque es una parte de ella.

Según Freud entonces se ama:

Según el tipo narcisista:

- A lo que uno mismo es


- A lo que uno mismo fue
- A lo que uno querría ser  se relaciona con la cuestión del ideal
- A la persona que fue parte de si mismo propio

Según el tipo de apuntalamiento:

- A la mujer nutricia
- Al hombre protector

“SOBRE UN TIPO PARTICULAR DE ELECCIÓN DE OBJETO EN EL HOMBRE (1910)

Freud habla en este trabajo sobre un tipo de elección de objeto masculino que logra construir a partir de
los relatos que sobre la vida amorosa le hacían los neuróticos. Este tipo particular de elección de objeto
presenta una serie de “condiciones de amor” que se le exigen al objeto.

La primera de esas condiciones es llamada por Freud “la condición del tercero perjudicado” y consiste en
que los sujetos que se ubican dentro de este tipo eligen siempre a una mujer como objeto amoroso que
no esté libre, una mujer que esté involucrada con otro hombre, ya sea su marido, su prometido o su
amigo.

La segunda condición se considera característica del tipo si se presenta en combinación con la primera
condición ya que también suele presentarse por sí sola y Freud la llama “la condición del amor por
mujeres fáciles” y establece que sólo las mujeres cuya conducta sexual tenga mala fama y cuya fidelidad
sea dudosa, pueden ser tomada como objeto de amor.

Además de estas dos condiciones Freud habla de ciertas características particulares de la conducta de
los sujetos hacia su objeto de elección.

 Éstos otorgan un valor supremo a las mujeres que presentan rasgos de liviandad
 Presentan siempre una tendencia o querer rescatar a la amada
 Exaltan la autoexigencia de fidelidad, aunque la infringen muy a menudo

Para poder explicar todos estos rasgos, Freud recurre a la historia de estos sujetos y plantea que surgen
de las mismas fuentes que la vida amorosa de las personas normales, esto es, la relación con la madre y
el padre en la infancia. En los sujetos que se ubican dentro de este tipo particular de elección hay una
fijación infantil de la ternura a la madre y Freud se encarga de reconducir cada rasgo a distintos aspectos
de la relación con ésta.
Así la condición del tercero perjudicado deriva del momento, dentro de ¿? familiar, en el cual el niño
aspira a poseer a la madre, pero siempre aparece un tercero que es el padre.

La segunda condición merece una explicación un poco más compleja. Freud la deriva del hecho de que
en el momento en que el niño tiene noticias acerca de las relaciones sexuales, le cuesta asumir que sus
padres llevan a cabo esas conductas y en ese proceso, además, también se entera de la existencia de
mujeres que ejercen la prostitución y de alguna manera relaciona a estas mujeres con su madre en tanto
considera que en el fondo hacen lo mismo. De esta manera, también reconduce a la condición de la
liviandad de la amada, al complejo materno.

En cuanto a los rasgos de la conducta de estos sujetos hacia la amada, también se derivan del complejo
parental.

A la sobreestimación de la amada se la explica en tanto la madre es para el niño aquel ser único e
insustituible.

La tendencia a rescatar a la amada surge también del complejo parental en tanto, cuando el niño se
entera de que sus padres le dieron la vida, se le genera el deseo de devolver a sus padres ese regalo y
esto deriva hacia el padre como una fantasía de rescatarlo de un peligro mortal, y hacia la madre como la
de obsequiarle o hacerle un hijo.

UNIDAD 11. LA CUESTIÓN DEL IDEAL ¿Qué tipo de acto psíquico es necesario o debe advenir para
que desde el autoerotismo se pueda pasar a un narcisismo? La constitución del yo, el yo constituido como
instancia. ¿Cómo se constituye el yo? En el comienzo del individuo no hay yo, o sea, no hay unidad, sino
autoerotismo. Algo debe producirse para que la unidad se constituya como valorable; el autor explica que
es la madre quien valora a un niño, es decir, quien lo torna como algo valorable, y el niño se identifica con
la imagen que la madre tiene de él, con el ideal de unidad que la madre tiene de él. Y el niño quiere
coincidir con la imagen que su madre tiene de él. La madre tiene esa imagen del niño porque viene a
ocupar el lugar de lo que le falta. Entonces el niño se ubica para la madre con valor fálico. El valor del yo
como totalidad es el valor de lo más deseable porque representa lo que falta. La madre vuelve al niño una
unidad valorable. Narcisismo primario: relación madre-niño. Niño como lindo, bueno, inteligente. Acá
estamos hablando del YO IDEAL. Se refiere al niño como completo, sin fallas, ni fisuras, se supone que
no le falta nada. A esto debo ubicarlo en un tiempo pasado, porque ya está perdido. Freud lo ubica en un
tiempo pasado porque no se puede volver a esta etapa de la vida donde el niño representaba todo para la
mamá, es inalcanzable. El YO IDEAL se diferencia del IDEAL DEL YO. Éste último alude a un tiempo
futuro y sugiere una estrategia para volver a alcanzar ese yo que supuse completo y ésta en el pasado, ya
perdido. La estrategia apunta a qué hago para ser perfecto, sin embargo, no me permite volver al tiempo
pasado.

Si uno pudiera coincidir con lo que se aspira en el ideal del yo entonces podría hablar de un yo ideal. Por
medio del ideal del yo se prende volver a ese yo ideal que alguna vez fue.

El yo actual o real es el yo que pertenece al tiempo presente. Supone un ideal del yo. El ideal se va
renovando, nunca se termina. El ideal es orientador del deseo, éste una vez alcanzado, anhelo/pretendo
otro, y así sucesivamente. Constantemente mido mi yo con el ideal.

Del sepultamiento de Complejo de Edipo como resultado, el yo porta un ideal (“podría ser como mi papá
para conseguir una mujer como mamá”). Todo lo que iba en contra del ideal, el yo lo deprime (por
ejemplo, estudiar medicina por pedido de los padres y exprime las ganas de ser artista). El ideal queda
formado por sustituir a la madre por una mujer lo más parecida posible.

En resumen… El ideal del yo está determinado por la historia singular de cada sujeto, es la salida del
complejo de Edipo la que supone la formación de un ideal. Este ideal está ligado a valores, prohibiciones
y limitaciones, es un modelo al que el yo aspira, es lo que el yo debe ser. La fuerza del ideal del yo
vendría a ser una estrategia que me permite recuperar algo de esa completitud que el yo tenía y que fue
perdida. Es una marca que implica algo muy particular, es eso que, si yo me lo pongo, como por ejemplo
una camiseta de futbol, ya me ubico de otra manera, porque la identificación con esos rasgos son los que
pienso que me van a hacer recuperar algo de lo perdido. La fuerza del ideal me empuja a alcanzar al yo
ideal, es decir a esa imagen de perfección sin fisuras que uno supone en el pasado, el yo ideal sería
entonces ese yo entero y sin fallas que uno lo tiene como completo pero que lo ha perdido y aspira a
poder recuperarlo. A partir de todo esto se puede decir que el yo actual pone en marcha todas las
estrategias que se encuentran en el ideal del yo para poder alcanzar ese yo ideal que le fue perdido.
Serie: Hipnosis, masa, enamoramiento. Ubicación del objeto en el lugar del ideal. La cura por amor y el
psicoanálisis. Transferencia y resistencia.

APUNTES: Hipnosis como técnica que utilizo Freud en un primer momento, para llegar a la escena que
ocasionó el síntoma. La hipnosis consta de dos momentos: hipnotizar al sujeto y acto seguido impartirle
una orden sugestiva (ej. “Cuando te despiertas vas a abrir el paragua”). Es necesario conectar esto con la
cuestión del ideal. En la relación hipnotizador- hipnotizado el ideal es ubicado del lado del hipnotizador
(quien dice que es lo que hay que hacer). Ocupa el lugar del ideal diciendo que tiene y que no tiene que
hacer el sujeto. Hay una sumisión y obediencia de parte del hipnotizado y una falta de crítica hacia el
hipnotizador, que se explican entendiendo que el hipnotizador está ocupando el lugar del ideal del yo. La
posesión del sujeto es sumisión porque de alguna manera el hipnotizador encarna esta posición del ideal.

Masa y enamoramiento comparten rasgos en común. Características del enamoramiento:

Hay una sobreestimación del objeto amado. Sus cualidades están totalmente sobrevaluadas

Como consecuencia de esto tengo un empobrecimiento del yo. Ésta denota una característica de lo que
es la libido (energía limitada y de proporcionalidad inversa, si tengo poca en el yo tengo mucha en el
objeto y viceversa).

El objeto amado está exento de crítica, de faltas.

Este objeto de amor se toma como justo, necesario e intachable (todo lo que él diga es palabra santa).

Todo lo que él es, es ideal, lo coloco así en el lugar del ideal del yo y empiezo a hacer todo lo que esa
persona cree correcto y por ello lo concerniente a mi conciencia moral empieza a fallar.

El hipnotizador y el amado tienen en común que rastrean el lugar del ideal. Lo único que diferencia el
enamoramiento y la hipnosis es que en el primero las pulsiones sexuales no son inhibidas, en cambio en
la hipnosis las pulsiones son de meta sexual inhibida.

Masa: Conjunto de personas, donde individualidad se empieza a perder en pos de lo colectivo. No


intervienen a título personal los sujetos en la masa. Los individuos dentro de la masa no operan en base a
un razonamiento individual, o que los hace pertenecer a la masa es que todos son uno. A Freud le
interesa que la conducta/comportamiento del individuo dentro de una masa cambie, se modifique y no sea
el mismo. La masa tiene como característico que potencia las pasiones (Por ejemplo, linchamiento). Uno
pasa a actuar basado en lo que la masa marca. Lo que une a los individuos de la masa es algo que los
identifica, la masa se une en torno a un líder, se nuclea entorno a éste a una cantidad de gente
justamente en base a un conductor, que puede no ser una persona, sino un ideal, una bandera, pero
siempre es algo externo a los miembros de una masa.

Lo interesante es ver como de algún modo, Freud plantea que el conjunto de individuos que forman parte
de la masa pone a un mismo objeto en el lugar del ideal, que los nuclea, los une. Es decir, al conductor de
la masa en el lugar de su ideal del yo y por eso se identifican entre sí los sujetos. La hipnosis como masa
de dos. Lo que separa la hipnosis de la masa es simplemente el número de individuos involucrados (la
masa es un conjunto).

En los tres casos, lo que tienen en común y por eso están puestos en serie, es que en los tres casos hay
una pérdida de individualidad y el objeto se ubica en el lugar del ideal del yo. O sea, en los tres casos uno
actúa por amor al lugar del ideal del yo.

También Freud habla de lo que es la cura por amor. Y dice que un neurótico se cura por amor al analista
porque ocupa ese lugar del ideal. Freud se corre del lugar del ideal, esto quiere decir que no responde al
neurótico desde el lugar del ideal. El psicoanálisis marca en este sentido una ruptura con este sistema (no
decimos qué hacer y no hacer), no asume ese lugar porque si lo hiciéramos estaríamos hipnotizando, le
estamos quitando la palabra, su individualidad. Así, el psicoanálisis se sale/se corre de la estructura
enamoramiento hipnosis masa.

En fin, las coincidencias entre hipnosis y enamoramiento no son difíciles de notar. En ambas existe la
misma sumisión humillada, igual obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia el objeto
amado, la misma absorción de la propia iniciativa. En la hipnosis el hipnotizador ocupa el lugar del ideal
del yo como en el enamoramiento lo ocupa el objeto amado. Ahora bien, así como tienen sus similitudes
poseen también una diferencia, y esta última reside en que el vínculo hipnótico excluye toda satisfacción
sexual mientras que en el enamoramiento esta se pospone solo de manera temporaria y permanece en el
trasfondo como meta posible para más tarde. Ahora bien, también se pueden encontrar similitudes entre
hipnosis y masa, por ende, se puede decir que la hipnosis es una masa de a dos, y por tal motivo no se
las puede comparar ya que ambas son idénticas. Sin embargo, Freud observa que la masa aísla el
comportamiento del individuo de la masa frente al conductor. Es en esta restricción del número donde se
puede notar una diferencia entre la hipnosis y la formación de masa, así como la ausencia de aspiración
sexual también diferencia a ambas anteriores del enamoramiento. En esta medida, se puede ubicar a la
hipnosis en un plano intermedio entre el enamoramiento y la formación de masa. Por último, dentro de la
masa existe una multitud de individuos que han puesto un objeto, uno y el mismo, en el lugar de su ideal
del yo, a consecuencia de lo cual se han identificado entre sí en su yo. Y es en este sentido donde se
puede hablar de que en la formación de masa existe una idealización donde el conductor de la masa
ocupa el lugar del ideal del yo, y también una identificación donde todos los individuos se identifican entre
sí dejando de lado sus propias individualidades en favor de la masa.

RESUMEN: En este apartado, Freud analiza la historia de desarrollo de la vida amorosa de los seres
humanos. Explica al enamoramiento como una investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales
con el fin de alcanzar la satisfacción sexual directa y esa se extingue una vez lograda esa satisfacción.
Ese tipo de amor es llamado amor sensual o común. Pero lo que Freud plantea es que nunca en la
realidad la situación es tan simple, y que el hecho de que las personas amen de una manera que va más
allá de la satisfacción sexual directa tiene que haber surgido de la certidumbre de que la necesidad que
se extingue con la satisfacción sexual volvería a despertar.

En una primera fase del desarrollo de la vida amorosa, es decir cuando las personas son todavía niños,
éstos tienen como objeto de amor a alguno de sus progenitores y sus pulsiones sexuales intentan alcanza
en ellos la satisfacción. Luego, esta relación con los padres se modifica a partir de una represión que
obliga a renunciar a esas metas sexuales infantiles y el niño permanece ligada a los padres pueden
entenderse como “tiernos” más que como “sensuales”. Pero esas dos corrientes, tierno y sensual, se
mantienen a lo largo de la vida y lo ideal sería que, entrando a la vida adulta, las personas pudiesen reunir
algo de las dos corrientes de modo que haya una cooperación entre pulsiones no inhibidas y pulsiones de
meta inhibida en la relación con el objeto sexual. Así gracias a las pulsiones tiernas se puede pensar en
un enamoramiento más allá del anhelo exclusivamente sensual.

Pero Freud va a destacar ciertos rasgos particulares y características del enamoramiento para tratar de
explicarlos. Éstos son la sobrestimación del objeto y como consecuencia de esto, el empobrecimiento del
yo. Es típico del enamoramiento que el objeto amado esté exento de la crítica y que sus cualidades sean
sobrestimadas. El objeto se engrandece tanto que el yo se autosacrifica y el primero termina devorando al
segundo. Además, las funciones que corresponden al ideal del yo, es decir, todo lo concerniente a la
conciencia moral, comienza a fallar en tanto todo lo que hace el objeto se torna como justo y necesario,
así como intachable.

Para dar cuenta de este fenómeno, Freud recurre al concepto de idealización y explica que muchas veces
la elección de objeto se realiza sobre la base de que éste presente rasgos que el yo propio habría querido
tener, es decir, se busca el sustituto del ideal del yo propio no alcanzado. En el caso del enamoramiento
entonces se pone al objeto en el lugar del ideal del yo.

A partir de esta explicación, Freud planteará una serie constituida por el enamoramiento, la hipnosis y la
masa.

También en la hipnosis hay una sumisión, una obediencia y una falta de crítica por parte del sujeto hacia
el hipnotizador que se explican entendiendo que dicho hipnotizador está ocupando el lugar el ideal del yo.
Así, lo único que diferencia a la hipnosis del enamoramiento es que en la primera hay una ausencia de las
pulsiones de meta sexual no inhibidas, como las que sí están presentes en el enamoramiento.

Siguiendo la serie, Freud toma a la hipnosis como una “masa de dos”. Esto es, la hipnosis recorta de la
masa el comportamiento de un individuo de ésta respecto de sus conductas. Así lo que separa a la
hipnosis de la masa es el número de individuos involucrados y la masa debe entenderse como un
conjunto de individuos que han puesto a un mismo objeto, es decir, al conductor de la masa en el lugar de
su ideal del yo y por eso se identifican entre sí.

La serie enamoramiento-hipnosis-masa entonces se basa en que en los 3 casos hay una pérdida de la
individualidad y el objeto se ubica en el lugar del ideal del yo.

UNIDAD 12. EL IDEAL, EL PADRE Y EL TIEMPO PRIMORDIAL.

Apuntes: Freud empieza a servirse de estudios de antropólogos, etnólogos, sociólogos, arqueólogos


porque trata de construir el mito acerca del origen de lo que es la cultura humana. ¿Cómo se forma una
cultura humana? Plantea observaciones de otros autores, una de las cuestiones en las que se va el
totemismo. El totemismo es un modo de funcionamiento social. Es el modo en que funciona una sociedad
con ciertas particularidades. Un tótem es un animal sagrado. Había un determinado grupo de sujetos que
se nucleaban entorno a la adoración de un tótem, alrededor del cual se organizaban aspectos tanto
sociales como religioso, como por ejemplo ciertas prohibiciones (no tener relaciones sexuales e/ los
mismos miembros que se nucleaban en torno a este animal). Y también por otra parte, no matar este
animal sagrado. Por ejemplo, si el animal sagrado es una vaca, todos los miembros que adoran a la vaca
sagrada no pueden tener relaciones entre sí y tampoco pueden matarla a la vaca. Es como decir, 2
universales de toda la cultura humana: INCESTO no tener comercio sexual con miembros de mi familia,
PARRICIDIO no matar a mi padre.

Planteo del mito científico: Freud encuentra características comunes entre el totemismo y la zoofobia,
sobre todo el caso se remonta al pequeño Hans (fobia a los caballos). No se trata de un miedo al caballo,
sino al padre (miedo reprimido). Sustituye padre por el caballo. Freud lo compara porque se encuentra
con que el padre de repente puede ser analogado al tótem, tengo que admirarlo, respetarlo y no puedo
matarlo. Hans gracias a desarrollar una fobia hacia al caballo (y no hacia al padre) puede pasar a formar
parte de la cultura humano, de lo contrario nunca hubiera podido.

Banquete totémico: se juntan todos los miembros de la comunidad que adoran al tótem, que durante todo
el año lo admiran y lo respetan, hasta que de repente un día se juntan entre todos, matan al tótem
sagrado y se lo devoran. Levantan las prohibiciones que rigen de ordinario. La única condición que es
muy importante que todos los miembros participen, no puede haber uno que no lo haga.

Horda primordial: Este estudio Freud lo toma de Darwin. Darwin plantea que el ser humano evoluciona a
partir de un mono. Había un macho alfa gorila grandote) que se ocupaba, estaba a cargo de un grupo de
gorilas más pequeños que de repente les enseñaba, los instruía en todo lo que tiene que ver con la
supervivencia, como, por ejemplo, como cazar para no morirse de hambre, como prender el fuego y
abrigarse para no morirse de frío. Lo que pasa es que este padre lo que hacía era quedarse con todas las
hambres y les prohibía que ellos también pudieran gozar, ya que las quería todas para él. Este macho alfa
tenía cosas buenas, pero también malas. Indignados, se juntan por no poseer y no disfrutar ninguna
hembra, deciden entre todos juntarse y asesinar al papá, hartos de que él pueda gozar de todo tipo de
beneficio de las hembras y ellos no. Matan a la persona que le enseñaba a sobrevivir. De algún modo, al
matarlo, se arrepienten, gracias a él no murieron ni de hambre ni de frío. Después del asesinato surge la
culpa y el arrepentimiento, por efecto retardado. Entonces como se sienten mal, deciden prohibirse a ellos
mismos todas esas cosas que el papá en vida les prohibía (tener comercio sexual con los gorilas hembras
de la horda). Entonces, también deciden que nadie más ocupe ese lugar del padre, es decir, que ese
lugar quedará vacío, porque si alguien más tiende a ocuparlo lo van a querer matar. Necesariamente este
lugar tiene que quedar vacío, no va a ser ocupado por ningún mono más. Este asesinato, este crimen del
padre se funda el origen de la cultura humana. La cultura humana tiene lugar a partir de un asesinato y
así sostener estas prohibiciones (incesto y parricidio). Toda cultura humana se organiza en torno a un
padre. A partir de que lo asesinan, es su modo de sostener su universalidad. Estas prohibiciones van a
estar vigentes para siempre. El padre es importante para entender cualquier cultura. El padre nos
garantiza un cierto orden. Las neurosis también giran en torno a la relación con el padre (Por ejemplo: si
mi papá no fue muy eficaz en separarme de mi mamá, esto me va a traer consecuencias psicológicas).
Toda cultura humana se ordena alrededor de una función de un padre, porque es un padre que ordena,
prohíbe, limita.

Identificación primaria. Cap 7 de “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921): Freud comienza
definiendo a la identificación como la primera forma de lazo afectivo con otra persona. Plantea que tiene
un papel en la prehistoria del Complejo de Edipo en tanto el niño se identifica con el padre, quiere crecer y
ser como él. Al mismo tiempo presenta una investidura de objeto con la madre, y estos dos lazos
coexisten por un tiempo sin influirse hasta que confluyen y así surge el Complejo de Edipo. La
identificación con el padre se torna, entonces, hostil y así Freud explica a la identificación como un retoño
de la fase oral en la que el objeto apreciado se incorpora mediante la devoración y al mismo tiempo se lo
aniquila. En fin, identificarse es tomar rasgos del objeto y apropiarlos a mi yo, que es lo que pasa en una
masa, por ejemplo. Es “ser como".

Resumen:

En este texto Freud toma distintas investigaciones de antropólogos de su época para analizar de modo
particular el funcionamiento social del totemismo, y según planteaban estos investigadores constituyó una
fase regular de todas las culturas.
A partir de estos trabajos Freud caracteriza a esta forma de organización. Plantea entonces que el
totemismo es un sistema según el cual los miembros de un linaje se nuclean en torno a la adoración de
un tótem que representa un determinado animal. Los miembros de un tótem adoran a ese animal y se
consideran descendientes de él. Y en relación a un determinado tótem se organizan tanto los aspectos
religiosos como sociales del clan. Los aspectos religiosos tienen que ver con la forma en que los
miembros se relacionan con el animal que adoran: estos no pueden ni matar ni comer a ese animal. Y los
aspectos sociales tienen que ver con cómo se relacionan los miembros de un linaje entre sí: estos no
pueden mantener relaciones sexuales con individuos del mismo clan totémico.

En uno de los apartados Freud establece una analogía entre niños y salvajes en cuanto al trato que
mantienen con los animales; Freud se había encontrado con distintos casos de zoofobias en niños y en
todos estos los niños temían a un determinado animal por el que alguna vez habían sentido admiración o
por el cual se habían interesado. Mediante el análisis de estos casos Freud había encontrado que el
miedo al animal era en realidad una angustia referida al padre que habría sido desplazada al animal. Esto
se explicaba porque el niño tenía sentimientos ambivalentes hacia el padre, lo odiaba en tanto lo sentía
un rival en la competencia por la madre y al mismo tiempo lo admiraba y adoraba. Por ende, la forma de
resolver este conflicto era desplazando ese sentimiento ambivalente a algún animal.

A partir de todo esto Freud encuentra características comunes al totemismo y a las zoofobias en los
sujetos. En el totemismo el animal también representa al padre para los miembros del linaje y así las dos
prohibiciones o tabúes del totemismo, es decir, la de no matar al tótem y la de no mantener relaciones
sexuales con las mujeres del mismo clan, son según Freud las mismas que entran en juego en el
complejo de Edipo.

Otro aspecto que Freud analiza del totemismo es el de un tipo especial de ceremonia llamada banquete
totémico. En ciertas ocasiones los miembros del tótem mataban y devoraban crudo al animal que
adoraban, esto es, violaban el tabú de no matar al animal sagrado. En un principio lo lloraban pero luego
comenzaban a festejar e ir en contra de las prohibiciones que regían todos los días. Freud encuentra en
este tipo de ceremonias, en el modelo de la fiesta, que lo festivo aparece como manera de alterar la
normativa que rige a las personas de ordinario. También encuentra en este caso, que los sentimientos
ambivalentes hacia el animal del tótem que representa para los miembros del clan a su padre coinciden
con los sentimientos ambivalentes hacia el padre que son característicos de los niños en el complejo de
Edipo.

Freud en este texto, también toma la idea de la horda primordial de observaciones hechas por Darwin a la
organización de los gorilas. Estos formaban hordas, que son grupos pequeños en los que el gorila más
fuerte logra imponerse ante los gorilas más jóvenes para quedarse con las hembras mientras que estos
últimos son desplazados y echados. Darwin planteó entonces que originariamente los hombres también
tenían esta forma de organizarse en hordas.

Freud trata a partir de los distintos elementos que fue tomando de estas teorías antropológicas de
construir una historia que permita entender el pasaje de la organización de los hombres en hordas al
sistema totemista y por eso utiliza la idea del banquete totémico y así plantea que en los tiempos de la
horda primordial los hombres jóvenes, desplazados por el padre poderoso que se había quedado con las
mujeres, decidieron juntarse, lo mataron y devoraron. A partir del asesinato del padre pudieron descargar
el odio que sentían por él y así apareció en ellos el arrepentimiento y sentimiento de culpa, es por eso que
decidieron prohibirse ellos mismos todo lo que el padre prohibía cuando vivía por una obediencia de
efecto retardado y así surgieron los tabúes fundamentales del totemismo que luego se observan en el
complejo de Edipo.

TERCERA PARTE: PARADOJAS DEL ORDEN

“MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DE PLACER” (1920)

Apuntes: Debemos tener en cuenta cómo se pensaba el aparato psíquico antes del giro de 1920 (U6).
Hay fenómenos clínicos que contradicen que el principio que rige el AP es el principio de placer (principio
que rige todo el funcionamiento de algo; TODO el funcionamiento del AP se rige por esta tendencia a
buscar placer y a evitar el displacer). Todo esto antes de 1920, antes del texto MÁS ALLÁ DEL
PRINCIPIO DE PLACER. Este texto marca un cambio, un viraje en la teoría. Se plantea otra teoría del
trauma, otro dualismo pulsional, nueva teoría de la angustia, nuevo esquema del aparato psíquico.
Importancia teórica nodal, central por todos estos cambios que produce.
Primera situación que contrasta a Freud: no todo sueño es un cumplimiento de deseo (sueños
postraumáticos de la guerra), juegos que no persiguen en placer (juego de fort-da, “se fue-acá está”),
repetición de experiencias que no contuvieron posibilidad alguna de placer (neurosis de destino), restos
no tramitables en la transferencia (análisis con la transferencia).

Lo llamativo de este juego se compone de dos momentos: el nene repetidas veces juega con más
frecuencia a este juego “ooo” (parte más displacentero del juego). Se corresponde con las primeras
salidas/separaciones de la mamá. Y esto va en contra de la idea de que al AP se rige por el principio de
placer, o sea tiende a la búsqueda de placer y evitar el displacer.

Pareja de amados donde ella decide sorprenderla a ella, disfrazándose con una armadura y la va a
buscar por la calle para sorprenderla (le recubre desde el talón hasta la cabeza), cuando de repente le
clava la espada y la mata. Saca la armadura para ver el enemigo que estaba debajo de ese traje y se da
cuenta de que era su amada. Desconsolado, ahogado por su llanto, decide irse al bosque y descargar
tanta bronca. Decide clavar en el árbol esa espada donde había reencarnado su amada, Clorinda.

Son sujetos que por lo general se quejan de que en la vida le pasan las peores situaciones (pe: “todas mis
novias están locas” “todos mis socios me estafan”). Sujetos de que son víctimas de las peores
situaciones. Sujeto que vuelve y vuelve y vuelve a padecer aquella situación que más desea evitar.

El sujeto repetía sus actuaciones con alguna persona, el analista. En vez de recordar una situación con el
padre, lo repetía con el analista (la relación con su padre). Actuaba en la transferencia esta relación. El
sujeto en la transferencia no repite situaciones placenteras, agradables y lindas. En este caso, al igual
que en los otros 3, se repite lo traumático, lo displacentero, y esto contradice la idea de que el aparato
psíquico se rige por el principio de placer.

Éstas son las razones el giro. Estos fenómenos contradicen lo que él venía planteando hasta 1920. Éstas
dan cuenta de que hay una compulsión a repetir que parece tener el aparato psíquico. El sujeto no puede
parar de repetir ciertas cosas. Esta compulsión a la repetición tampoco puede explicarse a través del
principio de placer y se desprende a partir de todos estos fenómenos

En el capítulo 4, Freud trata de darle una base teórica a todos estos ejemplos clínico anteriormente
mencionados. Esto implica empezar a reformular otra concepción del aparato psíquico. Empieza ahora a
pensar el aparato psíquico como una esfera (que tiene un adentro y un afuera). Piensa al aparato como
una vesícula que se altera a recibir estímulos que provienen de afuera. Piensa en los problemas que
puede tener esta vesícula, al igual que cualquier ser vivo, ¿cómo resistir para no morirse?, esto quiere
decir ¿de qué manera recibo los estímulos externos y cómo me adapto a ellos?

Freud propone que el aparato psíquico una capa o membrana protectora, la cual tiene la función de
barrera protectora anti estímulos, que sirve como filtro, me permite proteger y resguardar a la vesícula, de
estímulos externos (de afuera). Hay estímulos externos que no son tan tenues y no logran ser filtrados por
la capa protectora, son estímulos que superan la capacidad del aparato para tramitarlos. Son
suficientemente intensos que atraviesan la capa protectora, no logran ser filtrados por la barrera
protectora e ingresan al aparato. A esto se le llama situación traumática. La forma que tiene el sujeto de
manejar esta situación traumática es mediante la vía de la repetición. Una repetición que intente ligar algo
de este exceso. La repite para ligarla, para dominar el estímulo. Repite la situación como un intento de
dominar ese exceso de energía que ingresó en el aparato. Recordemos que el aparato psíquico funciona
si la energía está ligada. Se liga en huellas, en representaciones. Una representación siempre está ligada
a un monto de afecto, por ello no puede haber energía dando vueltas por el aparato psíquico sin ligarse a
una representación, de lo contrario el AP no funciona. Cuando la energía es desbordante, producto de
una situación traumática, se intenta ligar algo de este exceso mediante la repetición. Cuando una
situación traumática sucede es más urgente el intento de ligar, de dominar el exceso y esto hace que por
lo tanto se deje de lado el Principio de placer y aparezca la compulsión de repetición. Por eso la
compulsión a la repetición es más original y más elemental que el principio de placer.

El principio de placer no desaparece, queda en un segundo plano, pierde su universalidad y primacía, lo


destronan. Principio de placer y compulsión a la repetición siguen actuando juntos, después de ligar las
representaciones (energía desbordante se une a una huella) recién busco placer. Comparte el trono con
lo que sería la compulsión a la repetición

Freud piensa ¿Qué pasa con los estímulos que provienen del interior de AP? Estímulos internos =
estímulos pulsionales. No hay capa protectora para los estímulos pulsionales. El trauma ahora es
pensado como algo externo (mencionado anteriormente), pero también como algo interno. Los estímulos
pulsionales no cuentan con capa protectora y esto significa que la pulsión, como estímulo interno es un
estímulo traumático. Excede desde el vamos la posibilidad del AP de tramitarla. No se puede huir del
estímulo pulsional. Esto modifica la teoría freudiana, todo lo dicho hasta ahora, porque ya no será
necesario atravesar una situación accidental externa. Estoy alcanzado por los efectos del trauma. La
situación traumática esencial es la de la pulsión a la que nadie puede escapar, así el trauma ya no es
accidental (anteriormente solo dependía de algo externo), la concepción de trauma ahora es la de un
trauma inherente al ser humano (todos estamos ligados a un trauma). O sea, el funcionamiento más allá
del principio de placer no es exclusivo.

Freud luego de plantear este esquema, redefine la clasificación de las pulsiones. En el repetir del AP va a
ver un poder ligar, tiene que ver con la pulsión de vida y un repetir y repetir y repetir que no voy a poder
ligar (fracasa), que tiene que ver con la pulsión de muerte. Acá tengo de un nuevo dualismo pulsional, que
aparece luego del giro de 1920. Las pulsiones de vida son las yoicas y las sexuales (ambas juntas, se
engloban en la pulsión de vida). Esas pulsiones yoicas y sexuales tienen que ver con todo lo posible que
puede ser ligado. El chiste, el síntoma, el sueño, el acto fallido, el lapsus (especie de acto fallido con la
palabra) son cosas que se pudieron ligar, manifestaciones del inconsciente que gracias a la repetición se
pudieron expresar de otra manera, desfiguradamente. Se trata de representaciones que se unieron con
otras y pasaron a la conciencia disfrazadas. Se pudo ligar y expresar de otro modo, pero lo importante es
que se pudieron ligar, la repetición tuvo éxito. En cambio, Freud dice que sin embargo la repetición es
infructuosa (no sirve para nada) porque algo siempre permanece sin poder ligarse. Por más que yo repita,
repita, repita, siempre queda algo por fuera, algo imposible de pronunciar o ser puesto en palabras, algo
que no puede ser encausado, que queda como energía libre y Freud llama a esto pulsión de muerte,
porque no se logra ligar. Se trata de energía psíquica no disponible para ser ligada (nunca se ligó ni se
ligará a nada, ni antes, ni ahora, ni nunca). La pulsión de muerte actúa en forma muda (no se expresa en
nada que tenga que ver con la palabra), resistencial (insiste) y mortífera. La pulsión de muerte se
manifiesta en actitudes/conductas autodestructivas. Estas pulsiones no actúan separadamente, sino que
se manifiestan en forma entremezclada, por momentos prevalece una y por momentos prevalece la otra.
No actúan de manera tajantemente separadas.

Resumen: Más allá del principio de placer es un texto que Freud escribe en el año 1920 y que produce un
giro muy importante en su obra ya que en él va a plantear que el principio ordenador del aparato psíquico
no estaría del todo regido por el principio de placer, dado que hasta entonces sostenía que todo lo que
guiaba al aparato psíquico era la búsqueda de placer. Pero en la clínica se encuentra con ciertas
situaciones y fenómenos que no podían explicarse basándose en tal principio. En este texto el autor
comienza presentando ejemplos que contradicen sus teorías, de esta manera toma el ejemplo clínico del
sueño, diciendo que los sueños son siempre un complimiento de deseo, es decir responderían al principio
de placer. Sin embargo, Freud se ve confrontado con esta afirmación porque en ese momento estaban
apareciendo muchos casos de neurosis traumáticas de guerra. El autor se interesa en los sueños de
estos sujetos, los que soñaban una y otra vez con la situación que les había resultado traumática, y nota
que los sujetos se despertaban de esos sueños con renovado terror. Lo particular que se encuentra en
esos sueños es que se repetía todas las noches la situación que el sujeto más quería olvidar y es esto lo
que, precisamente, iba en contra de la idea de que los sueños son un cumplimiento de deseo. Frente a
esto Freud señala dos cuestiones o características de lo que sucedía, una era que si a consecuencia de
la situación traumática el sujeto había sido herido físicamente no contraería la neurosis, la condición para
que la contrajera parecía ser que el sujeto no hubiera tenido consecuencias físicas. La otra condición para
que se produzca la neurosis es que en el momento de la situación traumática el sujeto no estuviera
preparado, a esto se denomina factor sorpresa.

En el capítulo II de este mismo texto Freud diferencia terror, miedo y angustia planteando que estos textos
se usan equivocadamente como expresiones sinónimas pero que se las puede distinguir muy bien en su
relación con el peligro. Va a explicar que el miedo es una reacción que se da frente a la presencia de un
objeto concreto, es la reacción frente a la aparición de algo que tiene nombre y que por lo tanto permite
tomar medidas de precaución. El miedo anticipa la aparición del objeto, tiene la función de evitar el terror,
pero si súbitamente aparece el objeto la reacción ya no es el miedo sino que es el terror. Por otro lado, la
angustia es el miedo, pero con la distinción de que uno no sabe ante qué, es la espera o expectativa, pero
sin saber frente a qué, la angustia, dice Freud, es un estado de espera, un intento de prevención de algo.
Uno no puede ponerle nombre, no puede pensar en un determinado objeto. Teniendo en cuenta el
fenómeno de los sueños que se repetían en las neurosis de guerra, es al sujeto que le ocurrió una escena
que no esperaba al que esta situación se le repite todas las noches y el mismo sujeto no había tenido
angustia porque no había tenido una espera a tal situación, es así que la condición de la neurosis
traumática es la falta de angustia.
Otro de los fenómenos que no se explica desde el principio de placer y que es una de las razones que lo
llevan a Freud a realizar un giro conceptual en su teoría es el juego del FORT-DA. Lo que cuenta el autor
es la historia de la mamá de un niño pequeño, de aproximadamente año y medio el cual no hablaba, sino
que apenas producía unos pocos sonidos, y que ella lo dejaba para realizar determinadas tareas como
por ejemplo ir a trabajar. La madre se quejaba de que su niño arrojaba todos sus objetos, y que al
arrojarlos emitía un sonido OO, esto era interpretado por Freud con la ayuda de su mama como FORT, lo
que en alemán significa se fue. Luego descubre que el juego constaba de dos partes, el niño jugaba con
un carretel, lo arrojaba de manera que desapareciera dentro de la cuna pronunciando el sonido OO, que
significaba FORT con la traducción de se fue, luego tiraba del piolín y el carretel aparecía, ene se
momento el niño pronunciaba AA, lo que quería decir DA traduciéndolo como acá está. A todo esto, Freud
lo interpreta teniendo en cuenta lo que estaba ocurriendo con el niño en ese momento, y era que su
mama estaba comenzando a seguir su propio deseo y por tal motivo lo dejaba algunas horas al cuidado
de otros para salir sola. De esta manera, el juego estaba representando a la partida de la madre y a su
retorno. Pero había un elemento que a Freud le llamaba la atención, esto es que el niño la mayoría de las
veces jugaba a la parte del juego que estaba asociada a la partida de la madre, es decir que el niño
repetía no la parte agradable del juego sino la parte displacentera.

Lo mismo ocurría en el ámbito del análisis con la transferencia, este es otro de los obstáculos clínicos con
los que Freud se topa y que lo lleva a cuestionar la idea de un aparato psíquico regido totalmente por el
principio de placer. Freud acá plantea que el sujeto repetía las actuaciones que tenían que ver con su
propia historia personal pero esta vez con el analista, lo interesante que el autor recorta también aquí es
que el sujeto no repite en la transferencia aquellas situaciones placenteras sino al contrario, repite las
peores formas de relación, las peores relaciones. Por lo tanto, el sujeto, también en este caso, repite lo
traumático, lo displacentero.

Otro ejemplo que llevo a Freud al cambio conceptual es el hecho de que mucha gente se queja de que
todo le sale mal, de que siempre fracasa en la vida, que una y otra vez vuelven a fallar en lo mismo. A
esto Freud lo conceptualiza y lo denomina neurosis de destino. Plantea que el sujeto vuelve y vuelve a
repetir aquella situación que más desea evitar.

Teniendo en cuenta todos estos fenómenos, Freud se pregunta por qué alguien repite una situación
traumática o aquella parte displacentera de alguna determinada situación, si eso va en contra de la idea
de un aparato psíquico conducido por el principio de placer y descubre lo que en el texto denomina
compulsión a la repetición de situaciones que no traen posibilidad alguna de obtener placer. Dicha
compulsión a la repetición es planteada como más original e independiente del principio de placer. Freud
plantea que a esta compulsión a repetir no se la puede explicar a partir del principio de placer que hasta
entonces gobernaba el aparato psíquico, por eso él se cuestiona desde donde poder abordarla y en el
capítulo IV intentará dar una base teórica a todos estos ejemplos clínicos tratando de reformular la
concepción que tiene del aparato psíquico.

En el capítulo IV comienza entonces a pensar al aparato psíquico como una esfera que delimita un
adentro y un afuera. Piensa al aparato como una vesícula que se altera a recibir estímulos. La superficie
recibe los estímulos del afuera y en ella se ubica al sistema percepción-conciencia. Freud comienza a
pensar a los problemas de esa vesícula como los de cualquier ser vivo y uno de ellos es el hecho de
cómo resistir sin morirse, de qué manera resistir a los estímulos externos y adaptarse a ellos. La vesícula
posee en su superficie una barrera protectora de estímulos que sirve como filtro, como una suerte de
atenuante frente a los estímulos intramitables para el aparto; esta barrera logra que los estímulos que
llegan al aparato no alteren su funcionamiento normal, es decir el funcionamiento que está regido por el
principio de placer. Ahora bien, cuando la barrera se rompe ingresan al aparato estímulos que superan la
capacidad del mismo para tramitarlos y esto es denominado por Freud como situación traumática. La
forma que tiene el sujeto de manejar esa situación es por la vía de la repetición. Una repetición que
intente ligar algo de ese exceso, el sujeto repite la situación como intento de dominarla, de ligar el exceso
de energía que ingresó al aparato. El aparato necesita que la energía esté ligada, es decir que esté
engarzada a representaciones, en huellas. El aparato funciona si la energía puede estar encausada en
representaciones, cuando la energía es desbordante se intenta ligar algo del exceso por medio de la
repetición. Por ejemplo, en el juego del FORT-DA el niño trata de repetir la partida de la madre como una
suerte de intento por ligar algo de lo que para él fue la situación traumática. Cuando una situación
traumática ocurre es más urgente el intento de ligar, de dominar el exceso, por lo tanto, se deja de lado el
principio de placer y aparece la compulsión de repetición, y es por esta razón que se dice que la
compulsión a repetir es más original y elementar que dicho principio.

Sin embargo, todo esto se complica cuando los estímulos no provienen del exterior sino del interior, esto
es cuando se piensa en los estímulos pulsionales. Freud plantea que la pulsión es el estímulo interno por
excelencia y para esto no hay una barrera protectora, por esto mismo dirá que la pulsión, como estímulo
interno, es un estímulo traumático, ya que funciona como algo que excede la posibilidad de tramitar por
parte del aparato. Por lo tanto, esto modifica todo lo dicho anteriormente, porque ya no va a ser necesario
atravesar una situación accidental externa para pensar en el trauma. La situación traumática esencial será
la de la pulsión, a la que nadie puede escapar. Así, el trauma ya no es accidental y la concepción de
trauma queda redefinida, ahora la concepción de trauma es la del trauma como inherente al ser humano.
De esta manera el funcionamiento más allá del principio de placer no es exclusivo de quienes hay sufrido
un accidente y por eso precisamente se puede sostener la redefinición de lo traumático pensado desde el
costado interno.

A partir de todo lo expuesto hasta ahora, una de las consecuencias teóricas que se desprende de la
nueva conceptualización del aparato psíquico y de la redefinición del trauma es redefinir también la
clasificación de las pulsiones. En su primer dualismo pulsional, Freud postulaba las pulsiones de
autoconservación y las pulsiones sexuales, ahora en su segundo dualismo pulsional incluirá a ambas en
lo que denomina pulsiones de vida contraponiéndolas a las pulsiones de muerte. Entonces se puede decir
que la repetición no es infructuosa ya que en ella algo es posible de ser ligado, sin embargo, algo siempre
permanece sin poderse ligar. La repetición permite ligar algo de la pulsión, aunque siempre queda algo
por fuera, que es imposible de pronunciar o de ser puesto en palabras. Aquello que no puede ser
encauzado, ligado y que queda como energía libre es a lo que Freud denomina pulsión de muerte y actúa
muda, se manifiesta en actitudes destructivas y se contrapone a la pulsión de vida que es todo aquello
que se logra encausar, ligar y se puede expresar a través, por ejemplo, de sueños o de síntomas. Esto
destrona al principio de placer y pone en duda su universalidad y primacía.

UNIDAD 14. LA SEGUNDA TÓPICA. INSUFICIENCIA DE LA PRIMERA TOPICA PARA DAR CUENTA
DE LOS PROBLEMAS DE LA CLÍNICA

Segundo esquema de aparato psíquico. Segunda tópica. “Más allá del principio del placer” marca un
pasaje entre un antes y un después, es un texto bisagra, nodal para la teoría psicoanalítica. Trae
consecuencias tanto teóricas como clínicas. Dentro de las consecuencias teorías: vuelve a pensar la
estructura del aparato psíquico. Esquema del peine le permitía a Freud pensar en inconsciente y sus
formaciones. El inconsciente era comparado a lo reprimido. ICC – PCC – CC (1er tópica) le permitía
pensar en el conflicto entre pulsiones reprimidas y fuerzas de la represión, y donde también habíamos
visto que el síntoma aparecía como formación de compromiso, como mal negociación, como transacción.

Por estas cuestiones, y también otras, ésta primera tópica no era suficiente porque, por ejemplo, no era lo
mismo decir que el conflicto era entre ICC y YO que entre ICC Y CONCIENCIA, dado que el YO no se
identifica plenamente con la CONCIENCIA (una de las grandes novedades post-giro; el YO no es todo
conciencia, el YO no es = a CC, CONCIENCIA no es equivalente a YO). Hay una parte del YO que no es
consciente, o sea, algo del yo es inconsciente; y por lo tanto el INCONSCIENTE tampoco se identifica
plenamente con lo reprimido (si bien todo lo reprimido es ICC). Existe un inconsciente no reprimido, que
puede acceder a la conciencia (una especie de PCC). No todo lo ICC es reprimido, pero si todo lo
reprimido es ICC, o sea todo lo que se reprime si es ICC, pero el ICC no está todo reprimido, hay una
porción que está situada en el yo.

CC e ICC son consideradas como cualidades, y ya no como instancias (no tiene que ver con la topología
del aparato psíquico).

Freud empieza a pensar que la cualidad de CONCIENCIA no alcanza para dar cuenta de estas
cuestiones. Por ende, comienza a pensar en otra estructura del aparato psíquico. De esta manera,
aparece ahora la idea de un interior y un exterior y la función de conciliar lo que viene de uno y viene de
otro. Entonces, comienza a pensar que los sujetos viven intentando conciliar a los impulsos interiores o
internos con lo perteneciente al mundo exterior.

Hay un amigo de Freud, que se interesa por cuestiones del psicoanálisis, este hombre se llamaba George
Graddeck, quien era un médico con un gran conocimiento en psicoanálisis y admiraba/simpatizaba a
Freud. Graddeck propone una tesis que Freud toma. Esta tesis sostenía que somos manejados por algo
que nos hace hacer las cosas, de que hay fuerzas que nos gobiernan, y, de hecho, que determinan
nuestros actos. Freud toma esta tesis, para plantear que esto constituye una parte de nuestro aparato
psíquico, o sea, hay una parte de nuestro aparato que nos empuja a hacer cosas más allá de lo que
conscientemente podemos pensar, y denomina a esta parte del aparato psíquico el ELLO.
Caracterización del ELLO (“das es” = eso): Incluye a las pulsiones. Sería la sede de lo pulsional (lugar que
contiene las pulsiones), Freud lo denomina almacigo pulsional. De acá sale toda la energía. El ello es la
instancia que me lleva a hacer las cosas más allá de lo que sabemos, más allá de lo que conscientemente
podemos pensar, más allá de lo que queremos. Esta instancia nos maneja, nos gobierna. El ello como
más abarcativo que lo reprimido. En el ELLO está lo reprimido y lo no reprimido *. Freud planteaba que,
en el inicio, en el comienzo de nuestro aparato psíquico, este aparato solo sería ELLO, vendrían a ser
esas pulsiones que aspiran a satisfacerse. El ELLO es atemporal, es decir, no tiene en cuenta qué tiempo
es; es amoral y también es indomable (no lo puedo controlar, sofrenar). El bebé tiene ELLO, el bebé se
hace caca, no tiene en cuenta el espacio, si es correcto o no, si la mamá se va a enojar o no, se hace
caca, no lo controla, tiene ganas y lo hace, sin contemplar el mundo externo, no importa cómo, cuando, ni
dónde. Luego, explica Freud que por el contacto con el mundo exterior se da una modificación de forma
tal que surge algo que va a permitir canalizar estas pulsiones por la vía de su tramitación con la realidad.
Ésta instancia es el YO, quien asume la representación del individuo, quien unifica e integra, el que me
dice que no soy un montón de pulsiones parciales, sino que soy yo quien controla todo esto. El YO
aparece como una diferenciación del ELLO, gracias al contacto con el mundo externo. El YO tiene una
función mediadora, porque trata de conciliar lo que el ELLO demanda y lo que la realidad exterior me
exige. El ELLO es pura exigencia, en cambio el YO tiene una función conciliadora, intenta quedar bien
con ambas partes. Con la metáfora del jinete y el caballo, es la forma que Freud encuentra para relacionar
ambas instancias. Caballo = es el ello porque dijimos que al ser el almacigo pulsional (quien contiene las
pulsiones) tiene la fuerza, y el caballo de alguna manera, si es el que tiene la fuerza, más allá de que
haya un jinete (quien se cree que dirige). Sin la fuerza que está en el ello, no vamos ni para atrás ni para
adelante. El yo se forma justamente por ser una diferenciación del ello.

Lo reprimido es una parte del ELLO, lo reprimido forma parte de aquello que logra ligarse y así lo
reprimido tiene que ver con la pulsión de vida, o sea en el ELLO está la pulsión de vida. Pero en el ELLO
también está la pulsión de MUERTE, que es lo que no logra ligarse. Lo reprimido es aquello que
encuentra otra forma de salir a la luz de forma disfrazada, por ejemplo: chistes, sueños, fallidos, síntomas,
lapsus, etc. (todas las formaciones del inconsciente). Son retornos de lo reprimido, lo reprimido logra
expresarse desfiguradamente, y esto significa que se ha podido ligar de modos distinto, logra pasar a la
conciencia de forma disfrazada. Lo reprimido logra expresarse a través de un síntoma, de un sueño, etc.
Si es retoño es pulsión de vida. Asimismo, también tengo en el ELLO lo que no se expresa, es decir, hay
energía psíquica que nunca estuvo ni estará disponible para ser ligada. Por esto, el ELLO es más
abarcativo que lo reprimido, porque también tiene a la pulsión de muerte que no tiene que ver con lo
reprimido.

“Mudez pulsional” la pulsión de muerte no se expresa, no se liga a nada, se manifiesta a través de


conductas o tendencias destructivas, por fuera de la palabra y de lo reprimido.

Entonces, el ello es más abarcativo porque contiene a la pulsión de vida y a la pulsión de muerte.

“Los vasallajes del yo” Vasallajes = exigencias. Aspiración a la unidad por parte del yo. El yo tiene una
función que es conciliar, integrar, unir, sintetizar, y de alguna manera Freud explica que el YO parece
estar sometido a 3 exigencias, a 3 vasallajes, a 3 amos contradictorios, que son:

1. EL ELLO: le demanda pura satisfacción, sin tener en cuenta el tiempo, si está bien o está mal.
Puras pulsiones que aspiran a satisfacerse y que no le interesa el mundo externo.
2. MUNDO EXTERNO
3. SUPER YO

En esta función de querer sintetizar, conciliar, de alguna manera, termina sometido. El YO no es amo de
su propia casa, el YO termina haciendo lo que puede frente a tantas exigencias. Estos vasallajes, estas
relaciones de dependencia están impuestas desde 3 lugares.

El SUPERYÓ (“Uber Ich”) como representante del padre. Es el heredero del Complejo de Edipo (cara
buena), lo que hereda es la crítica de los padres, es un representante de la ley del padre porque me dice
que está bien y que está mal, marca las exigencias (“no robes”, “se honesto”, “se bueno”, “estudia
mucho”, etc.). Esto de alguna manera, significa que es una interiorización (no necesito que mi papá me
recuerde/refresque que puedo, que no puedo, que está prohibido, que está permitido, etc.) de las
exigencias, mandatos y prohibiciones parentales. Freud, ya había empezado a hablar de lo que era la
conciencia moral, como una instancia que controla y vigila constantemente al yo, midiendo la distancia
que hay entre el yo actual y el ideal del yo. La conciencia moral como instancia que pertenece al super yo.
Esta instancia es la tercera instancia que compone la segunda tópica de Freud. La traducción correcta del
“Uber Ich” al español, es sobre yo. Está por encima del yo, observándolo, criticándolo, cuestionándolo,
juzgándolo, si cumple o no con el ideal. Desde el Complejo de Edipo resulta la formación del ideal,
entonces si yo tengo este ideal y el super yo está viendo que yo no lo cumplo, se genera una tensión
entre el super yo y el yo, denominado, se manifiesta como sentimiento consciente de culpa. Ésta no es la
única cara del superyó, la otra cara que tiene ya no tiene que ver con algo bueno, sino que se caracteriza
por una exigencia desmedida. Es una cara patológica, enfermiza. Un aparato psíquico normal cuenta con
3 caras: ello, yo y super yo. Sin embargo, Freud observa que hay sujetos que tienen conductas llamativas,
se topa con sujetos obsesivos, que cuanto mejor hacen las cosas, peor se sienten. Esto a Freud le llama
poderosamente la atención. Más cumplen los rasgos del ideal que marcan = más severo se torna el super
yo. No hablamos del super yo normal, con la primera cara, sino que evidentemente estamos presente
antes la 2da cara, se caracteriza por una exigencia desmedida. No duda en calificar al superyó como
sádica, tiene una cierta satisfacción cuando se le exige mucho al yo (mejor hace las cosas, más exige). El
sádico es el que goza con el sufrimiento del otro. El super yo se vuelve tan sádico, tan cruel como solo el
ello sabe serlo. Se trata de una exigencia que se torna desmedida, más cumple con el ideal, más grande
es la exigencia. Freud apela a la hipótesis de que el super yo, extrae la fuerza del ello, es un infiltrado de
la pulsión de muerte que proviene del ello (se filtra). Además de heredar esta cara ordenadora, de ser un
representante del padre, también hereda la desmezcla pulsional (catexias, investiduras de objetos
relegadas). El super yo hereda todo, incluido lo pulsional. El sujeto mejor hace las cosas, peor se siente,
entonces el sujeto no sabe porque se siente mal, y si desconoce las razones se genera una tensión entre
la 2da cara del super yo y el yo, que se llama sentimiento de culpa inconsciente. La culpa la experimento
conscientemente, lo inconsciente son las razones. Y es por ello que, a este sentimiento de culpa
inconsciente, Freud decide llamarlo necesidad de castigo del yo. El yo parece ser que tiene una
necesidad de ser castigo, esto se denomina masoquismo (encontrar satisfacción en el padecimiento).
Estamos hablando de un tipo de satisfacción paradojal (¿Cómo voy a encontrar satisfacción
padeciendo?). Esto significa que el sujeto la está pasando bien, pasándola mal. El super yo tiene un
componente sadista que se complementa con un componente masoquista del yo, y esto da lugar a los
famosos satisfacciones paradojales (nuevos síntomas luego del giro de 1920).

Antes de 1920. Freud intenta explicar el problema del masoquismo, pero ingresa a un callejón sin salida.
Queda inconclusa esta explicación. ¿Quién viene primero, el sadismo o el masoquismo? Luego de 1920,
con el nuevo dualismo pulsional, Freud le da otra vuelta de rosca bastante más interesante al fenómeno
del masoquismo porque ahora cuenta con un concepto crucial, nodal para darle una explicación nueva al
masoquismo: la pulsión de muerte. Ésta le va a permitir explicar así el masoquismo. La meta de la pulsión
de muerte es la auto destrucción del sujeto, y, por lo tanto, la satisfacción está ligada al sufrimiento.

Masoquismo moral: no se refiere al castigo corporal/erógeno, sino que a la moral de la persona


(sufrimiento no ligado al padecimiento del cuerpo, pero psicológico). * LAPLANCHE DEF

En la reacción terapéutica negativa está en juego el masoquismo del yo porque esta necesidad de castigo
equivale al estar enfermo, a la necesidad de estar enfermo del sujeto. Pero resulta ser que cuando Freud
le marca que se está empezando a curar, de repente pueden suceder dos cosas: el sujeto de repente
empeora (sus síntomas encrudecen), o abandona el tratamiento. Esto pasa porque el sujeto necesita
estar enfermo.

UNIDAD 15. COMPLEJIDAD DE LAS RESISTENCIAS Y LÍMITE A LA META DEL RECORDAR

Resistencia que plantea antes del giro y después del giro. Cuando hablamos de las resistencias del yo
estamos hablando de resistencias que se encontraban presentes antes del giro. Son 3: resistencia de
represión, resistencia de transferencia y beneficio secundario. Estos tres tipos de resistencia los podemos
ubicar claramente antes del giro de 1920. Ahora yo tengo nuevas resistencias que se van a sumar de
estas, que son las que provienen, no de la instancia del yo, sino que del ello y del super yo.

La resistencia es un concepto que es privativo del psicoanálisis, esto significa que solo se manifiesta, es
propio del trabajo psicoanalítico, solo se manifiesta en este ámbito, solo tiene lugar en este trabajo (a
diferencia de la transferencia). Solo opera en la clínica. La resistencia se caracteriza por ser aquello que
se opone a la cura psicoanalítica, la frena. Resistencia en el sentido de oposición. La resistencia es la
contracara de la represión (represión anteriormente denominada defensa), vale decir, la misma fuerza que
origina la represión. Antes, se sostenía que la represión expulsaba/aparataba la representación
inconciliable de la conciencia, porque le resultaba displacentera. Ahora en el trabajo analítico, la
resistencia va a ser esta misma fuerza que impida que eso vuelva a acceder a la conciencia. Si
resistencia es todo lo que se opone a trabajo analítico, va a producir un detenimiento en las asociaciones.
1) La resistencia de represión: La resistencia es a lo que lo reprimido retorne. Esta resistencia parte del
yo. El yo se resiste a que lo reprimido retorne. El mecanismo de represión juega a favor del yo, está al
servicio de evitarle malos momentos al yo, separa/aparta de la conciencia aquello que le hace mal.
Impedir que lo reprimido retorne (vuelva a la conciencia), ésta es la resistencia.

2) La resistencia de transferencia: Segundo tipo de resistencia del yo. La transferencia es un particular


modo de vínculo, de lazo afectivo, que se establece en el marco del análisis y tiene que ver con la
ubicación del analista en algún lugar sobre el cual es desplazado sentimientos, emociones, afectos, ideas
que en verdad no le corresponden, se trata de una transferencia negativa porque si de repente el paciente
se comporta desafiantemente con su analista, al igual que lo haría, por ejemplo, con su propio padre, se
produce entonces una alteración del trabajo analítico. Y aquí la transferencia ya no aparece como motor,
sino como obstáculo. Vemos como la instalación de la transferencia está al servicio de la resistencia. Se
trata obviamente de una transferencia negativa, en este caso, hostil. Podría tratarse también de una
transferencia negativa, pero también de corriente erótica. La resistencia se sirve de la transferencia
negativa. Ambos caminos detienen el análisis.

3) El beneficio secundario: Tercer tipo de resistencia que parte del yo y que ubicamos antes del giro de
1920. Dos beneficios del síntoma: el síntoma es el resultado de dos fuerzas en pugna/contrapuestas: el
yo por un lado y las mociones libidinales por el otro. De esta lucha, el síntoma es una transacción, un mal
negocio, pero de alguna manera detiene y frena la lucha. Si hay síntoma es porque ya no se está
luchando más. El síntoma en si mismo, su formación conlleva un beneficio, primario. Por formarse,
detiene una lucha. Éste es un beneficio intrínseco, ligado directamente a la formación del síntoma. Que
haya síntoma implica decir que se detuvo el conflicto. El síntoma también tiene un beneficio secundario,
que es extrínseco, porque tiene que ver con que a partir de que se forma el síntoma, el yo le saca una
ventaja. A partir de que se formó un síntoma, el yo le saca ventaja (por ejemplo: estar enfermo y no ir a la
escuela; ser depresivo y no tener que hacerte cargo de las deudas; ir a la guerra y cobrar pensión de por
vida sin preocuparse por problemas económicos o crisis). El sujeto obtiene muchos beneficios, no va a
querer saber nada con que el analista se lo saque. El yo se termina reconciliando con el síntoma. El yo le
saca una ventaja al síntoma y esa ventaja a la hora del análisis se termina convirtiendo en otra
resistencia.

Gracias a “Más allá del principio de placer” y también gracias a la 2da tópica que piensa Freud, como
consecuencia de este giro es que el autor piensa más resistencias: una proveniente del ELLO 
Compulsión a la Repetición. Esto sería una resistencia porque el analista trata de que el sujeto cambie de
posición, que el sujeto modifique su conducta, que no siempre sea la misma, que el sujeto no se comporte
siempre de igual modo (por ejemplo: siempre elegir a los socios que lo estafan o mujeres que siempre le
son infiel). La Compulsión a la Repetición es el eterno retorno de lo igual, es una resistencia de lo
pulsional, siempre se presenta lo mismo con esa fuerza imponente, y ésta es una de las mayores
resistencias del análisis. Y otra resistencia proveniente del SUPER YO  Necesidad de Castigo. Se trata
de un goce masoquista que hace difícil que el análisis avance. Acá aparece un modo de resistencia que
también está íntimamente ligado al síntoma, porque si el síntoma, si bien me genera un goce, también es
quien me hace padecer. El síntoma mismo es el que brinda la satisfacción masoquista. Y esta satisfacción
es pulsional, o sea que de nuevo Freud plantea, que algo de la satisfacción pulsional se opone al análisis.
Entonces tanto la resistencia del ello, como la del super yo, son consideradas por el autor resistencias
mayores que encontró en “Más allá del principio de placer” y la 2da tópica.

Primera teoría de la angustia (antes del giro de 1920): RA. La represión separaba a la representación de
su correspondiente afecto. Y como el afecto quedaba libre, flotando, si no se trasponía en otra
representación, se mudaba en angustia. Freud pensaba a la angustia, en este primer momento, como
libido no tramitada.

Segunda teoría de la angustia (después del giro de 1920): AR. En el texto “Inhibición, síntoma y angustia”
Freud escribe en el capítulo III, que hay una modificación de la teoría. La angustia ahora es la que causa
la represión. Piensa al yo, ya no como una instancia tan débil y sometida, cambia su postura, su modo de
pensar. Porque va a sostener que el yo cuenta con un recurso para defenderse. Cuando el yo detecta
algo amenazador, que proviene del ello, o sea mociones que provienen del ello (por ejemplo: miedo a
papá -Hans-), el yo cuenta con un recurso para defenderse que es denominado: señal de angustia.
Entonces hay una moción libidinal peligrosa que proviene del ello, el yo activa la señal de alarma, que
emite una pequeña señal de angustia, que posteriormente activa el mecanismo de la represión. Y
activando el mecanismo de la represión, se sofoca, se ahuyenta, la moción libidinal que proviene del ello.
Cuando se activa el mecanismo de la represión de esta fuerza lucha contra la de las mociones que
quieren manifestarse surge el síntoma como la cara visible del conflicto. Síntoma que el yo intentará
incorporar para lograr extraer de él alguna ventaja, lo cual es denominado beneficio secundario. Si el yo
en vez de poder realizar esto, tiene que luchar con el síntoma, esto es denominado lucha secundaria del
yo con el síntoma. El yo lo que busca es cancelar la ajeneidad (ajeno) del síntoma por ser algo extraño y
aislado en la vida anímica y busca además integrarlo a ella… por eso dijimos en la anterior unidad que es
tan difícil atacar el síntoma en la terapia.

Entonces, posterior a 1920, es la angustia la que genera represión, y ya no la represión la que genera
angustia.

TALLER: LOS BENEFICIOS DEL SÍNTOMA

Cuadernillo de cátedra

¿Cuál es el lugar de la fantasía en la formación de síntomas? ¿Es posible considerarla como una
formación del inconsciente? ¿Cómo situarla en relación a la pulsión? En respuesta a estos interrogantes
rastrearemos en primer lugar, la relación de la fantasía con la formación de síntomas, para luego enunciar
algunos interrogantes en una vertiente más vinculada a lo pulsional. La noción de fantasía se puede
explorar en diferentes textos a lo largo de la teoría psicoanalítica. La encontramos especialmente
trabajada en la 23ª Conferencia “Los caminos de formación del síntoma”, en la cual se la puede ubicar
como forma de obtención de placer emancipada del examen de realidad. Freud nos dice que va a
explorar la génesis e importancia de la actividad del espíritu que llamamos fantasía, y que goza de
universal estima. El hombre, para obedecer al principio de realidad y por apremio exterior “tiene que
renunciar de manera transitoria o permanente a diversos objetos y metas de su aspiración de placer” No
lleva a cabo esta renuncia sin algún tipo de resarcimiento. Se ha reservado una actividad del alma en que
se concede a todas esas fuentes de placer resignadas. La fantasía aparece como una supervivencia, una
forma de existencia que la emancipa del requisito de realidad. El otro sentido en el que la presenta en
este texto es como modo de recuperación de la satisfacción perdida. Freud utiliza la analogía de la
creación del reino de la fantasía dentro del alma con la institución de “parques naturales”, que son
reservas surgidas como reacción a los reclamos de la industria, que amenazan con alterar la faz originaria
de la tierra. “El parque natural conserva ese antiguo estado que en todos los otros lugares se sacrificó con
pena, a la necesidad objetiva. Allí tiene permitido pulular y crecer todo lo que quiera hacerlo, aún lo inútil y
lo dañino”. En este punto entonces la fantasía se muestra como un modo de recuperación de la
satisfacción perdida. Por otra parte, se puede explorar a las fantasías en su versión yoica. Se trata de
creaciones designadas por Freud como sueños diurnos, que son conscientes. Se describen como
satisfacciones imaginadas de deseos eróticos, ambición y grandeza. En ellos la ganancia de placer se
hace independiente de la aprobación de la realidad.

En “El creador literario y el fantaseo”, Freud trabaja el juego del niño como antítesis de la realidad “El niño
diferencia muy bien de la realidad su mundo del juego, a pesar de toda su investidura afectiva; y tiende a
apuntalar sus objetos y situaciones imaginados en cosas palpables y visibles del mundo real”. El poeta
hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo fantástico y lo toma en serio, se siente ligado a él,
aunque sin dejar de diferenciarlo de la realidad. En la creación literaria emociones penosas pueden
convertirse en fuente de placer para quien se acerca a la obra. Cuando el hombre deja de jugar no hace
otra cosa que prescindir de todo apoyo en los objetos reales, y en lugar de jugar fantasea, crea sueños
diurnos. La creación literaria, que es el fantaseo del poeta, produce placer porque disimula el carácter
egoísta de las fantasías, por medio de modificaciones y ocultamientos. Cuando alguien es artista genuino
dispone de algo más. Elabora sus sueños diurnos de modo que pierdan lo que tienen de personal y
chocante para que otros puedan gozarlos también. Los atenúa para que no dejen traslucir su proveniencia
de fuentes prohibidas. Obtiene agradecimiento y admiración alcanzando por su fantasía lo que antes
obtenía solo en ella.

La otra versión de las fantasías, más interesante a los fines del análisis, es la de las fantasías
inconscientes. Estas pueden haber sido siempre inconscientes o bien haber sido conscientes y, por efecto
de la represión, devenir inconscientes. Tales ensoñaciones son las que podrían llegar a resultar
patógenas. Si el sujeto, renuncia a la satisfacción pulsional en el objeto, la fantasía pasa de ser
consciente a ser inconsciente, y cuando la satisfacción sexual abandonada no es reemplazada, queda en
abstinencia y sin posibilidades de tramitación. Es entonces que “está dada la condición para que la
fantasía inconsciente se refresque, prolifere y abra paso como síntoma patológico”. En el texto “Mis tesis
sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis”, Freud lleva adelante una enmienda a la
tesis que había enunciado en sus primeros análisis de la histeria. La enmienda surge a partir del
reconocimiento de la "sobrestimación" que había otorgado a la vivencia sexual infantil relatada por sus
pacientes. Nos dice: “Yo no sabía distinguir con certeza entre los espejismos mnémicos de los histéricos
acerca de su infancia y las huellas de los hechos reales”. Este esclarecimiento condujo a la reformulación
del mecanismo de formación de síntomas que dejan de ser retoños directos de recuerdos reprimidos de
vivencias sexuales infantiles. De aquí en más, entre el síntoma y las impresiones infantiles se intercalan
las fantasías. Los síntomas figuran entonces la práctica sexual de los enfermos. En el camino de su
formación la fantasía ocupa un lugar esencial, y es importante señalar el estatuto que cobra a partir de
estos esclarecimientos. Freud equipara fantasía y realidad en la etiología de la neurosis, en tanto sostiene
que las fantasías “poseen realidad psíquica, por oposición a una realidad material, y poco a poco
aprenderemos a comprender que en el mundo de las neurosis la realidad psíquica es la decisiva”.

La fantasía conceptualizada como intento de defensa contra el recuerdo de la propia práctica sexual
(ampliamente explorada en el capítulo anterior de este libro) muestra la enmienda freudiana que sustituye
el trauma sexual infantil, por el infantilismo de la sexualidad. Queda postulada como constitucional una
sexualidad infantil cuyas prácticas onanistas son veladas por la fantasía en el relato de las histéricas.
Partiendo de la ubicación de la fantasía como lo que se intercala entre el síntoma y las impresiones
infantiles en el camino de formación de síntoma surge la pregunta acerca de si es posible pensar al
fantasma entonces entre el síntoma y lo traumático de la pulsión. En tanto el síntoma responde al registro
de lo inconsciente reprimido y el fantasma recubre algo de un orden más pulsional, en la vertiente del ello.
A partir de esto se presenta cierta dificultad, en los diferentes textos freudianos, en relación al lugar que
se le puede otorgar a la fantasía inconsciente. A propósito de la diferenciación que hace Freud de dos
tipos de fantasías inconscientes, destacamos una cita del texto “Las fantasías histéricas y su relación con
la bisexualidad”: “Las fantasías inconscientes pueden haberlo sido desde siempre, haberse formado en lo
inconsciente, o bien -caso más frecuente- fueron una vez fantasías conscientes, sueños diurnos y se las
olvidó adrede, cayeron en lo inconsciente en virtud de la represión”. Cabe señalar que el segundo de
estos dos subgrupos de fantasías, son aquellas que fueron conscientes y luego se reprimieron.

La fijeza de estas fantasías da cuenta de una soldadura por medio de la cual la pulsión se enlaza a un
objeto. Se trata de un modo singular, una estrategia para alcanzar la satisfacción de la pulsión. Pensar a
la fantasía como marco de la pulsión es un supuesto teórico que demuestra su lugar de eslabón
intermedio. Este tipo de fantasías resultan un elemento heterogéneo e irreductible al camino de la
interpretación. Las consecuencias de su consideración modificarán una posible dirección de la cura.

CONFERENCIA 23. LOS CAMINOS DE LA FORMACIÓN DE SÍNTOMA

Legos: síntomas como esencia de la enfermedad. La curación equivale a la supresión de los síntomas. Es
decir, desentrañar los síntomas equivale a comprender la enfermedad. Para los legos, los síntomas
psíquicos son actos perjudiciales, inútiles para la vida; la persona suele quejarse de que los realiza contra
su voluntad, y conllevan displacer o sufrimiento para ella. Su principal perjuicio consiste en el gasto
anímico que ellos mismos cuestan, y en el que se necesita para combatirlos. Éstos dos costos pueden
traer como consecuencia un empobrecimiento de la persona en cuanto a su energía anímica disponible y,
por tanto, su parálisis para todas las tareas importantes de la vida. Enfermedad en sentido práctico (en
tanto sostener un síntoma implica un costo de energía, una cantidad).

Médico: distingue síntomas y enfermedad. Sostienen que la eliminación de aquello no significa la curación
de la enfermedad. Pero, tras eliminarlos, lo único comprensible que resta de la enfermedad es la
capacidad para formar nuevos síntomas.

Desde un punto de vista teórico (a diferencia del punto de vista práctico), podemos decir que todos
estamos enfermos, o sea, todo somos neuróticos, puesto que las condiciones para la formación de
síntomas pueden pesquisarse también en las personas normales.

Síntomas como resultado de un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la satisfacción
pulsionales. Las dos fuerzas enemistadas vuelven a coincidir en el síntoma; se reconcilian, por así decir,
gracias al compromiso de la formación de síntoma. Por eso el síntoma es tan resistente: está sostenido
desde ambos lados. Una de las dos partes envueltas en el conflicto es la libido insatisfecha (rechazada
por la realidad y en búsqueda de otros caminos para su satisfacción.

El síntoma se engendra como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso inconsciente, desfigurado
de manera múltiple, provista de dos significados que se contradicen por completo entre sí. La diferencia
entre la formación del sueño y la del síntoma está que en el primero el propósito PCC se agota en la
preservación del dormir, en no dejar que penetre la CC nada que pueda perturbarlo e inclusive puede
mostrarse más tolerante porque la situación del que duerme está menos amenazada. Por sí solo, el
estado del dormir bloquea la salida a la realidad.
Los síntomas constituyen la base de la enfermedad
Formación del síntoma: El yo crea una barrera y rechaza la realidad, la energía libidinal se topa con esta
barrera y ya no puede pasar, entonces regresa al inconsciente y se crea la fijación dentro de una de las
organizaciones ya superadas, o en un objeto que resigno antes (pueden ser los padres)
Pero ¿dónde halla la libido las fijaciones que le hacen falta para quebrantar las represiones? En las
prácticas y vivencias de la sexualidad infantil.
Así la escapatoria de la libido es posibilitada por la existencia de estas fijaciones.
Otro modo de formación del síntoma es por vivencias traumáticas como en el caso de la neurosis infantil,
sin embargo, esta puede durar toda la vida. Entendiendo por trauma el no cumplimiento del placer.
Otro modo es debido a las fantasías, que, aunque algunas son toleradas por el yo, otras que desarrollan
un esfuerzo por la realización, crean un conflicto entre ellas y el yo y son sometidas a la represión por
parte del yo, entonces regresan al inconsciente; así desde las fantasías ahora ya inconscientes, la libido
vuelve a migrar hasta sus orígenes en el inconsciente hasta los lugares de fijación. Sin embargo, existe
un camino de regreso de la fantasía a la realidad, y es ... el arte. Al comienzo el artista es también un
introvertido, y no está muy lejos de la neurosis, sin embargo, encuentra el camino a la realidad a través de
la sublimación
En la perversión, la libido alcanzara una satisfacción real, aunque no normal, la libido escapa, según el
principio del placer, pero tiene que sustraerse del yo y de sus leyes y al hacerlo, renuncia a toda la
educación adquirida bajo la influencia de ese yo. En este caso, el yo no acepta la libido, pero esta se
escapa de él.
Hay casos en que todo el peso de la causación de síntomas recae en las vivencias sexuales de la
infancia, hay otros en que el acento recae sobre los conflictos posteriores.
Los síntomas, pues, crean un sustituto para la satisfacción frustrada por medio de una regresión a la libido
a épocas anteriores.
Para la formación del síntoma cooperan los mismos procesos inconscientes que contribuyen a la
formación del sueño: la condensación y el desplazamiento. Al igual que el sueño, el síntoma figura algo
como cumplido, pero por medio de la condensación.

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