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MENINGITIS

¿QUÉ ES LA MENINGITIS?
La meningitis es un tipo de infección del sistema nervioso central. Las infecciones neurológicas son uno
de los problemas más graves de la medicina, pues la supervivencia del paciente depende
fundamentalmente de que se detecten de manera precoz para proceder inmediatamente al
tratamiento específico. La trascendencia de las diferentes infecciones del sistema nervioso es muy
variable. Aunque es cierto que hay algunas que solo requieren reposo en cama, las más importantes
son aquellas en las que la vida del paciente corre un verdadero peligro o pueden dejar secuelas
importantes que incapaciten para siempre al enfermo.

SISTEMA NERVIOSO CENTRAL


El sistema nervioso central está formado por el cerebro, el cerebelo, el tallo cerebral y la médula
espinal. Las tres estructuras primeras forman el encéfalo. Todo ello está protegido por hueso, en
concreto por el cráneo y la columna vertebral. Además, el sistema nervioso se encuentra cubierto por
tres membranas llamadas meninges, que se localizan directamente sobre él y le proporcionan una
protección adicional a la ósea. En el interior de estas membranas está el líquido cefalorraquídeo, que
funciona a modo de amortiguador de posibles lesiones.

La meningitis se define como la inflamación de las meninges, con la consiguiente alteración del líquido
cefalorraquídeo. Este líquido es muy importante para el diagnóstico de la meningitis, pues su aspecto
va a cambiar, o no, dependiendo del tipo de microorganismo que produzca el cuadro.
La meningitis se acompaña, en ocasiones, de un proceso de inflamación del encéfalo que puede
conducir a una disminución del nivel de conciencia y otros síntomas que sugieren un cuadro más grave.
Cuando sucede esto se conoce como meningoencefalitis.

CAUSAS DE LA MENINGITIS
La forma más conocida de meningitis, por su intensa gravedad, es la de causa bacteriana. Pero hay otro
tipo de infecciones que también pueden llegar hasta el sistema nervioso y producir meningitis. De esta
forma, otras posibles causas de meningitis son las infecciones de origen vírico (producidas por virus),
que son las más habituales y más benignas; y las de origen fúngico (provocadas por hongos como la
candida o el cryptococcus, y que son mucho más infrecuentes). Existen otros tipos de meningitis que
son de causa no infecciosa; es decir, no son microorganismos los que originan la inflamación, sino
ciertas enfermedades, tumores, parásitos, o reacciones a fármacos que no suelen encontrarse en el
líquido cefalorraquídeo. Este grupo de meningitis es muy raro, y mucho menos importante que el de
tipo infeccioso. Las meningitis de origen vírico, las más habituales, se deben en su mayoría a enterovirus
(causantes de infecciones intestinales), aunque también puede darse por los virus del herpes, el VIH,
las paperas, o incluso el virus del Nilo Occidental. Muchas personas tienen meningitis viral en el
trascurso de su vida y no son conscientes de ello.

TIPOS DE MENINGITIS
Uno de los puntos más importantes a la hora de diagnosticar una meningitis es diferenciar si la causa
es bacteriana o vírica, pues la supervivencia del paciente no es la misma en ambos casos y, por
consiguiente, la actitud terapéutica será distinta según sea una forma u otra. Estos son los tipos de
meningitis existentes:
MENINGITIS VÍRICA
Esta forma de enfermedad suele implicar mucho menos peligro para la vida del paciente. A este tipo
también se le conoce como meningitis aséptica porque los estudios encargados de demostrar la
presencia de microorganismos en las muestras suelen dar negativo. Hay varios tipos de virus que son
capaces de provocar un cuadro de meningitis. Los más frecuentes son los llamados enterovirus, pero
también es importante el virus del herpes simple.

La forma vírica de la meningitis suele presentar una clínica más leve que la bacteriana. Cursan
normalmente con fiebre, dolor de cabeza y, a veces, presentan algún síntoma que se acerca más a la
clínica de la forma bacteriana, pero de forma menos intensa. Este cuadro suele desaparecer en pocos
días. En general, son procesos benignos que cursan sin complicaciones, y el tratamiento se limita a
aliviar los síntomas del paciente. Sin embargo, hay que resaltar que la meningitis causada por el virus
del herpes simple ha de recibir una atención especial, pues es mucho más frecuente que se complique
con encefalitis, donde la inflamación llega al cerebro y provoca alteraciones neurológicas importantes,
que pueden incapacitar al enfermo de por vida. Por eso, ante la mínima sospecha de que se trate de un
virus herpes simple, se añade al tratamiento normal uno específico para este virus, y se somete al
paciente a una observación rigurosa.

MENINGITIS BACTERIANA
Esta es la forma más conocida de la enfermedad. Los diferentes microorganismos que pueden provocar
este tipo de infección dependen de la edad del paciente y de otros factores como, por ejemplo, el
estado del sistema inmune del enfermo. Este sistema es el encargado de proteger al cuerpo humano
de las agresiones externas como son las infecciones; su mal funcionamiento implica una mayor
predisposición a padecerlas. De entre todas las bacterias responsables de meningitis destacan:

 El Streptococcus pneumoniae o neumococo. Es la causa más frecuente de meningitis. Esta


bacteria coloniza con frecuencia la faringe de las personas sin dar ningún tipo de enfermedad.
Se puede encontrar en un 5-10% de los adultos sanos y en un 20-40% de los niños sanos. Sin
embargo, en ocasiones, el sistema inmune no pueden controlar su crecimiento y llega a las
meninges a través de la sangre, o directamente por contigüidad en caso de que exista una
infección de los senos para nasales (sinusitis) o del oído medio (otitis media), o un fractura
craneal tras un traumatismo. El neumococo también puede ser el causante de neumonías
(pulmonías) que ocasionalmente se pueden asociar a meningitis. La meningitis por neumococo
puede aparecer a cualquier edad. Es más frecuente que se dé en personas con algunas
deficiencias del sistema inmune (por ejemplo tratamientos con medicamentos
inmunosupresores, o personas con trastornos del bazo), también en diabéticos, alcohólicos,
personas con insuficiencia renal o hepática, personas desnutridas, o tras un traumatismo en el
que se producen fracturas craneales. Su mortalidad es muy alta. Existe una vacuna que cubre
algunos serotipos de neumococo y que ha bajado la incidencia de la meningitis por neumococo
en niños.
 La Neisseria meningitidis o meningococo, que es responsable de muchas de las epidemias de
meningitis, sobre todo en los niños y jóvenes. El meningococo puede colonizar la faringe de
muchas personas sin dar enfermedad. La meningitis puede aparecer en personas con algún
trastorno del sistema inmune, pero con frecuencia se da también en personas sanas. Existe una
vacuna eficaz contra el meningococo, pero que desgraciadamente no cubre todos los serotipos
que hay de esta bacteria.
 En los recién nacidos y en los ancianos las bacterias causantes de esta enfermedad pueden ser
totalmente diferentes a las del resto de la población. Por ejemplo, en recién nacidos se puede
dar una meningitis por una bacteria llamada Streptococcus agalactiae (también llamado
estreptococo del grupo B). Esta es una bacteria que coloniza el tracto genital femenino y puede
infectar al recién nacido durante el parto. Afortunadamente, el estudio y erradicación de esta
bacteria en mujeres embarazadas ha disminuido la incidencia de esta complicación. En niños
menores de cinco años era frecuente la meningitis por una bacteria que se encuentra en el
tracto respiratorio llamada Haemophilus influenzae tipo b. La vacunación en la infancia ha
disminuido en gran medida esta enfermedad. Los niños, los ancianos, las mujeres embarazadas,
y algunas personas inmunodeprimidas, pueden sufrir una meningitis por una bacteria llamada
Listeria monocytogenes. Se asocia con frecuencia al consumo de productos lácteos o algunas
verduras crudas y tiene un mal pronóstico.

Como vemos, es muy importante tener en cuenta la edad y el estado de salud del paciente para
empezar a administrar el tratamiento ante una sospecha de meningitis. A partir de este punto, la
información que sigue se va a referir principalmente a la meningitis de causa bacteriana.

TRATAMIENTO DE UNA MENINGITIS


La meningitis bacteriana constituye una emergencia médica. Dado que las defensas del paciente son
poco o nada eficaces para controlar la infección, la eliminación de los microorganismos dependerá
exclusivamente del tratamiento antibiótico. Por eso, en la meningitis aguda bacteriana hay que instituir
el tratamiento antibiótico de manera inmediata.

El tipo de antibiótico que se elija para tratar la meningitis dependerá de la bacteria que causa la
infección. Como esta enfermedad es muy grave, no se puede esperar a los resultados del cultivo del
líquido cefalorraquídeo, que pueden tardar días. Por eso se suele establecer el tratamiento antibiótico
según sea la bacteria que con mayor probabilidad esté causando el cuadro, basándose en la edad del
paciente. Los antibióticos más usados en la meningitis bacteriana son las cefalosporinas de tercera
generación, ya que cubren a la mayoría de los microorganismos que provocan este cuadro. Una vez que
se conozca la bacteria que originó la infección, se procede a la administración de un antibiótico más
específico. En muchos casos, además de los antibióticos, es necesario administrar tratamientos para el
edema cerebral que se produce, para las convulsiones o para la deshidratación. Los corticoides son
útiles para reducir el edema cerebral y se ha demostrado que, sobre todo en los niños, disminuyen el
número de complicaciones. Si se ha acumulado líquido entre las meninges, puede ser necesario
drenarlo o eliminarlo quirúrgicamente.

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