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La palabra “pigmento” es de origen latino (pigmentum), que denota color [1]. Se llama
pigmento a cualquier material que es capaz de dar color a un medio en el que es insoluble y
con el que no interacciona física ni químicamente. Para aplicaciones cerámicas, los
pigmentos deben ser estables a altas temperaturas, resistiendo los ataques agresivos
causados por los vidriados durante el proceso de cocción [2].
Un pigmento cerámico se puede definir como un compuesto cristalino que aporta las
propiedades ópticas que la cerámica por sí sola no posee.
Estos pigmentos, sirven tanto para colorear el cuerpo cerámico (lo que se denomina
técnicamente coloración en masa), o para colorear un esmalte cerámico.
Una primera clasificación que se hace de los pigmentos cerámicos es de acuerdo con la
temperatura de aplicación del esmalte que colorean, así se pueden clasificar en:
Pigmentos de alta temperatura (T>1250°C). Aplicados en la decoración de
porcelanas.
Los requisitos que debe presentar un material para ser considerado pigmento cerámico, son:
Propiedades físicas: Debe poseer una temperatura de fusión más elevada que la
temperatura de maduración del esmalte, y no debe presentar ningún tipo de transformación
hasta dicha temperatura.
Propiedades químicas: Debe ser inerte a procesos redox (Oxido reducción) que se
puedan producir durante la cocción del esmalte.
En 1968, Evans [6] presentó una clasificación de forma más sistemática de los pigmentos
cerámicos basada en la estructura cristalina de dichos productos. En la Figura 2 se observa
un esquema de esta clasificación. Por la forma física en que producen el color en el esmalte
los pigmentos cerámicos se pueden dividir en solubles e insolubles; estos colores
insolubles, según Evans, pueden ser divididos en tres grupos: colores producidos por
metales, por óxidos y por compuestos no óxidos.
A pesar de ser esta una de las clasificaciones más completas publicadas hasta hoy en día, se
quedan fuera de la clasificación de los pigmentos cerámicos los colorantes óxidos simples,
los sistemas no óxidos, como los sulfuros (Se, Au y Pt) y los pigmentos protegidos, que son
llamados según los casos de inclusión o mordientes, la Tabla 2 presenta la clasificación
estructural de los pigmentos cerámicos de la DCMA.
Los tipos de pigmentos cerámicos, también se pueden clasificar en diferentes grupos [3]:
Pigmentos estructurales: El agente cromóforo (responsable de aportar el color al
pigmento) forma parte de una estructura cristalina bien definida. Un ejemplo puede
ser el azul de cobalto (espinela de cobalto).
Disoluciones sólidas: El ión cromóforo se encuentra formando una disolución
sólida con la red cristalina huésped. Un ejemplo es el azul de vanadio y circón,
donde el , sustituye al en la red , el cual es el responsable del color azul.
Pigmentos encapsulados: El agente cromóforo se ocluye en el interior de una
partícula cristalina protectora. El ejemplo más típico es el rojo de sulfoselniuro de
cadmio, dentro de la estructura circón.
Pigmentos mordientes: El cromóforo está incorporado superficialmente en la
estructura receptora; por ejemplo el amarillo de circona-vanadio.