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INTERPRETACIÓN DE LA CONTRIBUCION GENETICO AMBIENTAL

Conceptos básicos de la genética conductual


La genética conductual es la disciplina científica que se ocupa del estudio
de las influencias genéticas sobre las características conductuales,
entendiendo éstas en sentido amplio, y abarcando tanto la conducta
observable como las características de personalidad.
Aunque se la conoce como genética conductual, la mayoría de los estudios
realizados ha empleado cuestionarios tanto autoinformes (el propio sujeto
informa sobre sus características de personalidad) como heteroinformes
(otra persona, generalmente el padre, informa de las características del
hijo), y muchos menos la observación directa de la conducta, o pruebas
objetivas (como el rendimiento en una prueba).
Además, la investigación se ha centrado principalmente en el estudio de
unidades globales como rasgos, y en menor medida en unidades de nivel
medio como expectativas, creencias o metas.
La investigación del aporte genético de la personalidad siempre parte del
estudio de dos grupos de personas con diferentes grados de similitud
genética y ambiental. En cuanto a la semejanza genética, los gemelos
idénticos o monocigóticos (MC) comparten el 100% de sus genes, mientras
que los gemelos dicigóticos (DC), los hermanos, o los padres y los hijos
biológicos sólo comparten el 50% de sus genes. Los hermanos adoptados y
los padres y sus hijos adoptados no tienen en común ninguno de sus
genes.
Por lo que respecta al ambiente se supone que las personas que se crían
juntas tienen un mayor grado de semejanza ambiental que las que han
sido educadas por separado. Las influencias ambientales pueden ser
compartidas y no compartidas. Las primeras se deben al hecho de
compartir la misma familia, la misma clase social, el mismo nivel
económico, la misma religión, los mismos valores o idénticos estilos de
trato.
Las influencias ambientales no compartidas, hacen referencia a los
ambientes distintos que pueden experimentar los niños aunque se críen
en la misma familia.
Entre estos factores destacan el orden de nacimiento (y los efectos
ambientales asociados a este hecho), las diferencias de trato de los padres,
las interacciones entre los hermanos, los cambios de circunstancias de la
familia, las distintas relaciones fuera del hogar con amigos, compañeros y
profesores y los factores no sistemáticos como accidentes o
enfermedades.
Los tres tipos de diseños para estudiar las influencias genéticas son:
1) Los de gemelos, en los que se estudian tanto gemelos MC como DC.
2) Los de familia, en los que se estudian padres e hijos o hermanos.
3) Los de adopción, en los que se estudian miembros de la misma familia
biológica que se han criado separados, así como familiares adoptados o no
relacionados genéticamente que se han criado juntos.
Estos tres tipos de estudios se pueden combinar, lo que permite obtener
una mayor cantidad de información, además de posibilitar la separación
de los efectos genéticos y ambientales con mayor facilidad.

Similitud genética y fenotípica


Los estudios de genética conductual siempre parten del cálculo de la
correlación entre las dos series de puntuaciones obtenidas por los dos
grupos de personas analizadas. Dependiendo del tipo de procedimiento
seguido, estas correlaciones se calcularán entre las puntuaciones de dos
gemelos MC, o las de los dos gemelos DC, o entre dos hermanos
biológicos, o entre un padre y un hijo biológico, o entre un padre y un hijo
adaptado, etc.
Hay que tener en consideración que la correlación calculada entre las dos
series de puntuaciones, siempre refleja el grado de similitud de las
mismas, no la intensidad de las influencias genéticas o ambientales sobre
la personalidad. El grado con que genes y ambiente contribuyen en la
personalidad hay que inferirlo a partir de estas correlaciones mediante un
procedimiento estadístico y teniendo en cuenta una serie de hechos y
supuestos.
Estimaciones de las aportaciones genéticas y ambientales a la
personalidad
A partir de estas correlaciones, y mediante un procedimiento estadístico,
se estima el coeficiente de heredabilidad (h2 o también denominado a2),
que refleja la proporción de la varianza de las puntuaciones que se puede
atribuir a los factores genéticos en una población particular. También se
puede multiplicar esta proporción por 100, expresando entonces el
porcentaje de varianza debida a los factores genéticos. A la hora de
interpretar este índice, hay que tener en cuenta que se refiere a una
muestra o población, y por lo tanto no refleja la influencia de la herencia
para un individuo particular y que tampoco nos aporta información sobre
si la expresión de la característica puede cambiar por la acción del
ambiente (Rowe, 1999).
En la actualidad, la estimación del coeficiente de heredabilidad se realiza a
través de sofisticados procedimientos estadísticos, siendo el más
empleado el de modelos de ecuaciones estructurales. Estos modelos
tienen la enorme ventaja de que permiten analizar todos los datos
simultáneamente y además posibilitan probar diferentes modelos y sus
distintos ajustes.
Básicamente implica una serie de ecuaciones simultáneas, que se plantean
con la finalidad de estimar el valor de los parámetros genéticos y
ambientales que mejor se ajustan a las correlaciones encontradas en
diferentes tipos de familias.
Mediante este procedimiento, además del coeficiente de heredabilidad se
estima la proporción de la varianza de las puntuaciones que se debe al
ambiente compartido, al que se suele denominar c2. El resto del
porcentaje de varianza hasta completar el 100% total, es la varianza
residual, y en estos estudios se considera que sería el aporte del ambiente
no compartido (al que se denomina e2). El hecho de que las influencias
ambientales no comunes se calculen normalmente de manera residual, es
decir, lo que queda después de los efectos genéticos y ambientales
comunes, tiene como consecuencia que en la varianza explicada por el
ambiente no compartido se está incluyendo también los errores de
medida aleatorios, por lo que se podrían estar dando sobreestimaciones
de este factor ambiental (Caprara y Cervone, 2000).
Los métodos para estimar la contribución genética y ambiental parten,
además, de una serie de supuestos o asunciones (Johnson y col., 2008;
Munafò, 2009), entre los que podemos destacar los siguientes:

1) El ambiente compartido produce que las personas se parezcan.


2) El ambiente no compartido hace que las personas se diferencien.
3) La influencia de los genes en el fenotipo ocurre de una manera aditiva
(en vez de multiplicativa o interactiva). Es decir, se parte del supuesto de
que hay una relación lineal directa entre la cantidad de genes comunes y la
similitud de las características de personalidad, es decir, cuantos más
genes comunes, más semejanza y al revés. Por lo tanto, se considera que la
contribución genética de los gemelos MC (que comparten el 100% de los
genes) es el doble que la de los gemelos DC (que comparten sólo el 50%
de sus genes).

• Estos estudios no contemplan las posibles interacciones entre genes y


ambiente.

Algunas evidencias sobre la interacción entre genes y ambiente

 Se ha mostrado que la vulnerabilidad genética de los niños puede o


no manifestarse dependiendo de la cualidad del trato recibido por
los padres:
 se ha encontrado que los niños adoptados que tenían un padre
biológico esquizofrénico, tenían más probabilidad de desarrollar un
desorden psiquiátrico sólo sí habían sido adoptados por una familia
disfuncional.

 se ha encontrado que los niños adoptados cuyos padres biológicos


tenían una larga historia de criminalidad, el 12% de estos niños
desarrollaron comportamientos criminales cuando eran adoptados
por familias con buen funcionamiento, mientras que el porcentaje
llegaba hasta el 40% cuando se adoptaban por familias con riesgo.
 Se ha comprobado que la salud mantiene una relación directa con el
nivel de ingresos, en el sentido que a mayores ingresos le
corresponde una mejor salud, aún controlando el acceso a los
sistemas de salud. Los niveles bajos de ingresos se asociarían con
ambientes tanto físicos como sociales más estresantes.

Esta relación podría estar mediada por la percepción de control que los
individuos tienen de las diferentes facetas de su vida. Los individuos con
un bajo nivel de ingresos, pero con una alta percepción de control, y por lo
tanto, con la expectativa y creencia de que pueden manejar su ambiente,
muestran niveles de salud comparables con aquellos que tienen altos
niveles de ingresos.
La influencia genética en la salud decrece a medida que se incrementan el
nivel de ingresos y la percepción de control.
La contribución genética a la satisfacción vital (valoración del nivel de
satisfacción con la vida), decrece a medida que se incrementa el nivel de
ingresos.
La contribución genética en el estilo atribucional negativo, que se define
como la tendencia relativamente estable a explicar las situaciones
negativas mediante causas que son personales, estables en el tiempo y
que afectan a diferentes áreas, cambia en función del nivel de estrés.
La contribución genética decrece sustancialmente cuando los participantes
estuvieron sometidos a niveles bajos de estrés, mientras que se
incrementa cuando su nivel de estrés era alto.
En un estudio se usó la observación directa de la conducta  La diferencia
fundamental con otros estudios es que lo que éstos juzgaban no era el
nivel de extraversión, neuroticismo, afabilidad… sino que lo que
observaban era si se comportaban extravertidamente, afablemente…
cuando realizaban una serie de tareas distintas. Estudiaron los perfiles
situación-conducta (las conductas presentadas en diferentes situaciones).

Resultados: las correlaciones calculadas a partir de estas observaciones


son más bajas que las encontradas en otros estudios en los que no se tuvo
en cuenta la situación. Además, las estimaciones del aporte genético,
basadas en estas correlaciones, son también menores, con un promedio
de 0,25.

En este estudio lo que se está estimando es la contribución genética a


unidades totalmente específicas, no globales como los rasgos.

Genes y ambiente modelan por igual la variabilidad humana

Genética o ambiente, ¿qué influye más sobre los rasgos humanos? Un


reciente meta-análisis ha revisado más de 2.500 publicaciones sobre
estudios de gemelos y concluido que, en término medio, la variación de
rasgos y enfermedades humanas es un 49% debida a factores genéticos y
un 51% debida a factores ambientales (y/o errores de medida). Esto es, un
empate técnico.
En el trabajo, los investigadores, dirigidos por Danielle Phosthuma,
profesora de la Universidad VU en Amsterdam, Holanda, y Beben
Benyamin, de la Universidad de Queensland, Australia, revisaron todos los
estudios con gemelos publicados a lo largo de los últimos 50 años. Los
estudios con gemelos, paradigma de la investigación destinada a
determinar la heredabilidad o proporción de la variación de un rasgo que
se debe a causas hereditarios, comparan la variación de un rasgo entre los
gemelos monocigóticos y los dicigóticos. Puesto que en los primeros su
material genético es idéntico, cuando un rasgo es influenciado en mayor
grado por los factores hereditarios la concordancia entre gemelos
monocigóticos es mayor que la de los gemelos dicigóticos, que comparten
una menor proporción de su ADN.
El astronauta Scott Kelly y su hermano gemelo Mark Kelly. El 19 de enero
de 2015, Scott Kelly viajó a la Estación Espacial Internacional en una misión
de un año de duración destinada entre otros objetivos a evaluar las
diferencias fisiológicas y en el ADN provocadas por la vida en el espacio. Su
hermano Mark, actuará como control. Imagen: NASA/Robert Markowitz.
El análisis de global de los datos, con información de más de 14 millones
de pares de gemelos, evaluados para diferentes características humanas,
indica una contribución equivalente de los genes y el ambiente. Sin
embargo, aunque globalmente se puede considerar un empate entre
genes y ambiente, lo cierto es que no todos los rasgos reciben la misma
influencia de uno y otro. Los investigadores indican la presencia de
dominios funcionales en los que la contribución genética es mayor, como
aquellos relacionados con el ojo, garganta, nariz u oído, y dominios en los
que la contribución de los genes es menor y prevalece el efecto ambiental,
como en aquellos dominios relacionados con la reproducción o valores
sociales.

Entre los datos obtenidos destaca el hecho de que no existe un único rasgo
humano cuya heredabilidad sea cero. Es decir, todos los rasgos analizados
tienen un componente hereditario. “Esto significa que ciertos tipos de
comportamiento, por ejemplo, no pueden ser nunca atribuidos por
completo a los factores ambientales,” indica Danielle Posthuma. “Durante
mucho tiempo se asumía, por ejemplo, que la crianza (como un mal
cuidado de los padres) es la principal causa del comportamiento antisocial.
Sin embargo, nuestro estudio muestra que la naturaleza y la crianza juegan
papeles igualmente importantes en este comportamiento.”
En la mayor parte de los rasgos estudiados, la correlación entre los
gemelos monocigóticos presenta un patrón compatible con los modelos
aditivos simples de herencia, en los que el parecido se debe a la suma de
variación genética. “Esto significa que hay buenas razones para estudiar la
biología de los rasgos humanos y que el efecto combinado de muchos
genes sobre un rasgo es simplemente la suma del efecto de cada gen
individual,” indica Benyamin. “Estos resultados tienen implicaciones para
elegir la mejor estrategia para encontrar los genes que afectan a una
enfermedad.”

Bibliografía
 Moreno, J. (2011) y Cols. Psicología de la personalidad. Madrid,
España. UNED. pp. 116-123.
 https://psikipedia.com/libro/personalidad/2336-contribuciones-
geneticas-a-la-personalidad
 http://www.massobrepsicologia.com/2017/10/contribuciones-
geneticas-a-la-personalidad-mas-sobre-psicologia.html
 https://revistageneticamedica.com/2015/05/30/genes-y-ambiente-
variabilidad-humana/

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