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Derecho al Fuente
http://www.yesmagazine.org/article.asp?ID=2979

Recuperando al maíz y a la cultura


• Por Wendy Call, www.WendyCall.com
www.yesmagazine.org, otoño de 2008
Derecho al Fuente

Durante 14 años, el TLCAN ha provocado el desplazamiento de los agricultores y


estimulado la migración. La respuesta de las bases de México: cooperativas y comercio
justo.

"La fecha fatal ha llegado", anunció uno de de los periódicos más grandes de México, El
Universal, el día de Año Nuevo de 2008. Las últimas de las barreras comerciales entre
Canadá, México y Estados Unidos cayeron el 1 de enero, completando el proceso de
implantación paulatina del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, de 14 años
de duración. Si bien este hito recibió pocos comentarios en Estados Unidos, más de
100.000 maestros, estudiantes universitarios, activistas, agricultores y ganaderos
marcharon en la Ciudad de México.

Los manifestantes de Año Nuevo exigieron a su gobierno reabrir las negociaciones sobre
el TLCAN. Cuando eso no sucedió, aproximadamente el doble de gente salió a las calles
de nuevo el 31 de enero de 2008. Otro periódico resumió la situación: "Explota lucha
frontal contra el TLCAN".

Durante casi dos décadas, los agricultores mexicanos se han pronunciado en contra del
TLCAN, un acuerdo comercial que sospechaban desde el principio causaría estragos en
el sector agrícola de su país. Han hecho sonar su voz fuertemente en la capital de México,
mientras que desarrollan silenciosamente sus propias respuestas al TLCAN en las
comunidades agrícolas de todo el país: modelos operativos de "comercio justo" que
consideran a las personas y al medio ambiente, y no sólo los márgenes de beneficio.

Hacia 2003, 1,3 millones de campesinos mexicanos habían perdido sus medios de
subsistencia a causa del TLCAN. Muchos de los campesinos desplazados vinieron al
norte en busca de trabajo. La migración mexicana a EE.UU. se incrementó cerca de un 75
por ciento en los cinco años posteriores en los que el acuerdo comercial entró en efecto.
Incluso fuera del sector agrícola de México, el TLCAN no ha sido de gran beneficio. El
representante del Banco Mundial en México recientemente admitió, "no hemos visto
ningún progreso [en la economía de México] en los últimos 15 años".

Al norte de la frontera, sólo ha habido ligeros progresos. En 2003, la Oficina de


Presupuesto del Congreso de EE.UU. estimó que el TLCAN ha aumentado el producto
bruto interno de EE.UU. sólo "una cantidad muy pequeña… probablemente algunas
centésimas de un 1 por ciento". Mientras tanto, Wal-Mart se ha convertido en el mayor
minorista de México.

Con el levantamiento de los últimos aranceles sobre el frijol, el pollo, la leche en polvo, y
—lo más importante—el maíz, los agricultores mexicanos temen la profundización de
una crisis ya extrema. Las organizaciones mexicanas desafiando al TLCAN se han
reunido bajo el lema “Sin maíz, no hay país”.

Las semillas de una economía justa


El Año Nuevo de 2008 también marcó 14 años desde que el levantamiento Zapatista se
inició en Chiapas, México. El comunicado que emitieron en enero de 1994, decía que su
lucha era por "trabajo, tierra, vivienda, alimentación, salud, educación, independencia,
libertad, democracia, justicia y paz". Las comunidades Zapatistas se dedicaron a la
construcción de sus propias escuelas, clínicas de salud, e iniciativas de comercio justo,
otorgándole a los zapatistas autonomía política y una más próspera economía local y
regional.

En 2001, un grupo de 383 agricultores de café zapatistas fundó la cooperativa de café


Yachil Xojobal Chulchan. El nombre significa "nueva luz en el cielo" o "nuevo
amanecer" en la lengua indígena tzeltal.

Hoy, 1.500 miembros de la cooperativa han atravesado con éxito el complicado proceso
de certificación orgánica y han creado un sistema, controlado por los granjeros, de
procesamiento y exportación, con el fin de que más ingresos fluyan a los cultivadores de
café. Chris Treter, co-fundador de la Higher Grounds Trading Company, un proveedor
estadounidense de café Yachil, toma nota de que los objetivos de la cooperativa se
extienden desde conseguir un mejor precio para los agricultores de café a corto plazo,
hasta la construcción de una sociedad autónoma a largo plazo.

Al oeste de Chiapas, en el estado de Oaxaca, la Asociación de Comunidades Indígenas de


la Zona Norte del Istmo (UCIZONI) comparte muchos objetivos y estrategias con los
zapatistas. El grupo de 20.000 miembros dirige cooperativas agrícolas, capacita a
trabajadores locales de la salud, presiona al gobierno para construir escuelas, lucha por
asegurar la tenencia de la tierra, promueve la agricultura orgánica, denuncia las
violaciones de los derechos humanos, y defiende los derechos legales de los miembros.

El grupo opera en una región que está sintiendo la presión de la globalización económica.
Los vendedores locales en mercados al aire libre ahora deben competir con una
supertienda perteneciente a Wal-Mart llama Bodega Aurrera, que abrió sus puertas en
2005.

El año pasado, los campesinos miembros de la UCIZONI cultivaron 12.000 toneladas de


maíz. Con la entrada de maíz fuertemente subvencionado por EE.UU. al mercado
mexicano, es cada vez más difícil para la asociación encontrar compradores para su
cosecha, más cara y de mayor calidad.

Oaxaca puede ser la fuente de la más amplia diversidad de variedades de maíz en el


mundo. Más de 5.000 años atrás, el maíz fue adaptado de un progenitor no comestible, el
teosinte, no muy lejos de donde los miembros de UCIZONI hacen crecer sus cosechas
hoy. El Códice florentino, uno de los textos Mexicanos supervivientes más antiguos,
dice: "El maíz es nuestro alimento, nuestra vida, nuestro ser". De acuerdo con la
cosmología maya, las personas descienden del maíz.

El maíz proporciona casi el 60 por ciento de las calorías de la dieta mexicana. Es comido
como tortillas, tamales, y en la región de UCIZONI, como totopos horneados. Grandes y
redondas galletas que se mantienen frescas durante meses, los totopos representan la
cultura local tanto como el maíz representa la cultura mexicana. La elaboración de
totopos es una habilidad especial, pasada de madre a hija a nieta.

Hace unos años, UCIZONI inició la conexión de sus agricultores de maíz a productores
de totopos en las aldeas que no producen su propio maíz. Carlos Beas Torres, el
coordinador del grupo, explica, "UCIZONI compra directamente de nuestros productores
a un precio justo, y eso presiona al mercado local para ofrecer un precio más elevado".

En el proceso, UCIZONI está también creando nuevas economías locales. Un producto es


producido, procesado, vendido y consumido a nivel local, empleando agricultores y
productores, y manteniendo todo el dinero en el área local.

Hasta el momento, el programa es pequeño: el año pasado los productores sólo


compraron 350 toneladas de maíz UCIZONI. Sin embargo, el grupo puede replicar este
programa piloto, y dar a los agricultores locales un cierto control en una economía fuera
de control.

Los acuerdos de comercio del pueblo


Las iniciativas de comercio justo de América Latina se extienden mucho más allá del café
y el maíz, hacia los nuevos modelos de política comercial internacional. Los dos
ejemplos más importantes son el Acuerdo de Comercio del Pueblo, propuesto por el
presidente de Bolivia, Evo Morales, y la "Alternativa Bolivariana para América Latina y
el Caribe", o ALBA, del presidente venezolano Hugo Chávez. Bolivia, Cuba, Dominica,
Nicaragua y Venezuela se han sumado todos al ALBA. Tanto el Acuerdo de Comercio
del Pueblo como el ALBA operan en la premisa de que el comercio no debe ser un fin en
sí mismo, sino un medio para apoyar el desarrollo humano y el de la comunidad.

Estas iniciativas gubernamentales son esenciales, afirma Miguel Pickard, co-fundador del
Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción Comunitaria (CIEPAC) de
Chiapas. Sin embargo, dice que "construir el poder desde abajo es la única garantía de
que habrá soluciones sostenibles. ¿Qué pasa si Chávez o Morales son derrocados
mañana?" pregunta. "Los procesos de base son de muy largo plazo. Se necesita un
enfoque dual: movimientos populares de base, independientes y fuertes, y dirigentes
radicales que ocupen cargos de poder estatal".

Pickard ha sido un crítico vocal de una nueva iniciativa de comercio bajo la


Administración Bush que amplía al TLCAN con mayor énfasis en la seguridad de las
fronteras y acceso corporativo a los recursos naturales. La iniciativa, denominada
"Asociación de Seguridad y Prosperidad", o SPP, se puso en marcha hace dos años en
una serie de negociaciones con los gobiernos de México y de Canadá. Debido a que la
SPP no es un tratado, no hay supervisión del Congreso, ni ningún proceso para el
comentario de los ciudadanos. El único aporte proviene de un consejo de 30 consejeros,
diez seleccionados por cada gobierno. La lista se lee como un “Quién es Quién” de las
empresas de América del Norte, e incluye los CEOs de Bell Canada, Chevron, Ford,
General Electric, General Motors, Home Depot/Canadá, Kimberly-Clark/México,
Lockheed Martin, Scotiabank y Wal-Mart.

Pickard considera que la naturaleza secreta y anti-democrática de la SPP es una respuesta


al creciente poder de las bases. "Catorce años después del TLCAN, la sociedad civil está
mejor organizada, informada, en red, y movilizada", dice. No sólo han surgido redes de
comercio justo, sino que la opinión pública en toda América del Norte se ha vuelto en
contra del TLCAN, extendiéndose a la campaña presidencial de EE.UU.

Con las elecciones de EE.UU. en el horizonte, ¿puede que la política comercial de


EE.UU. tome un nuevo giro? ¿Y si nuestro próximo presidente escuchara las marchas de
Año Nuevo en la Ciudad de México? ¿Qué pasaría si Carlos Beas Torres, de UCIZONI,
en lugar del CEO de Wal-Mart, fuese un asesor de la SPP?

La pregunta sorprendió a Beas Torres. "Es tan difícil imaginarme a mí mismo como parte
de la SPP; mejor sólo enumero algunos elementos de una política de comercio justa". Sus
prioridades incluyen las subvenciones a los productores rurales, la protección de cultivos
nativos, los programas de inversión rural, y lo más importante, un total rechazo del
"modelo de negocio Wal-Mart, que destruye las empresas pequeñas y locales".

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Wendy Call escribió este artículo para Una política exterior justa, la edición de verano
de 2008 de YES! Magazine. Wendy es co-editora de Telling True Stories: A Nonfiction
Writers' Guide. Ella ha sido escritora en residencia en el Hedgebrook writers center on
Whidbey Island. Actualmente está trabajando en un libro sobre la intersección de la
globalización económica y la vida aldeana al sur de México.www.WendyCall.com

Traducción por Guillermo Wendorff.

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