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http://viaorganica.org
Quebrada #67
San Miguel de Allende
Guanajuata, Mexico
Derecho al Fuente
http://www.yesmagazine.org/article.asp?ID=2979
"La fecha fatal ha llegado", anunció uno de de los periódicos más grandes de México, El
Universal, el día de Año Nuevo de 2008. Las últimas de las barreras comerciales entre
Canadá, México y Estados Unidos cayeron el 1 de enero, completando el proceso de
implantación paulatina del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, de 14 años
de duración. Si bien este hito recibió pocos comentarios en Estados Unidos, más de
100.000 maestros, estudiantes universitarios, activistas, agricultores y ganaderos
marcharon en la Ciudad de México.
Los manifestantes de Año Nuevo exigieron a su gobierno reabrir las negociaciones sobre
el TLCAN. Cuando eso no sucedió, aproximadamente el doble de gente salió a las calles
de nuevo el 31 de enero de 2008. Otro periódico resumió la situación: "Explota lucha
frontal contra el TLCAN".
Durante casi dos décadas, los agricultores mexicanos se han pronunciado en contra del
TLCAN, un acuerdo comercial que sospechaban desde el principio causaría estragos en
el sector agrícola de su país. Han hecho sonar su voz fuertemente en la capital de México,
mientras que desarrollan silenciosamente sus propias respuestas al TLCAN en las
comunidades agrícolas de todo el país: modelos operativos de "comercio justo" que
consideran a las personas y al medio ambiente, y no sólo los márgenes de beneficio.
Hacia 2003, 1,3 millones de campesinos mexicanos habían perdido sus medios de
subsistencia a causa del TLCAN. Muchos de los campesinos desplazados vinieron al
norte en busca de trabajo. La migración mexicana a EE.UU. se incrementó cerca de un 75
por ciento en los cinco años posteriores en los que el acuerdo comercial entró en efecto.
Incluso fuera del sector agrícola de México, el TLCAN no ha sido de gran beneficio. El
representante del Banco Mundial en México recientemente admitió, "no hemos visto
ningún progreso [en la economía de México] en los últimos 15 años".
Con el levantamiento de los últimos aranceles sobre el frijol, el pollo, la leche en polvo, y
—lo más importante—el maíz, los agricultores mexicanos temen la profundización de
una crisis ya extrema. Las organizaciones mexicanas desafiando al TLCAN se han
reunido bajo el lema “Sin maíz, no hay país”.
Hoy, 1.500 miembros de la cooperativa han atravesado con éxito el complicado proceso
de certificación orgánica y han creado un sistema, controlado por los granjeros, de
procesamiento y exportación, con el fin de que más ingresos fluyan a los cultivadores de
café. Chris Treter, co-fundador de la Higher Grounds Trading Company, un proveedor
estadounidense de café Yachil, toma nota de que los objetivos de la cooperativa se
extienden desde conseguir un mejor precio para los agricultores de café a corto plazo,
hasta la construcción de una sociedad autónoma a largo plazo.
El grupo opera en una región que está sintiendo la presión de la globalización económica.
Los vendedores locales en mercados al aire libre ahora deben competir con una
supertienda perteneciente a Wal-Mart llama Bodega Aurrera, que abrió sus puertas en
2005.
El maíz proporciona casi el 60 por ciento de las calorías de la dieta mexicana. Es comido
como tortillas, tamales, y en la región de UCIZONI, como totopos horneados. Grandes y
redondas galletas que se mantienen frescas durante meses, los totopos representan la
cultura local tanto como el maíz representa la cultura mexicana. La elaboración de
totopos es una habilidad especial, pasada de madre a hija a nieta.
Hace unos años, UCIZONI inició la conexión de sus agricultores de maíz a productores
de totopos en las aldeas que no producen su propio maíz. Carlos Beas Torres, el
coordinador del grupo, explica, "UCIZONI compra directamente de nuestros productores
a un precio justo, y eso presiona al mercado local para ofrecer un precio más elevado".
Estas iniciativas gubernamentales son esenciales, afirma Miguel Pickard, co-fundador del
Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción Comunitaria (CIEPAC) de
Chiapas. Sin embargo, dice que "construir el poder desde abajo es la única garantía de
que habrá soluciones sostenibles. ¿Qué pasa si Chávez o Morales son derrocados
mañana?" pregunta. "Los procesos de base son de muy largo plazo. Se necesita un
enfoque dual: movimientos populares de base, independientes y fuertes, y dirigentes
radicales que ocupen cargos de poder estatal".
La pregunta sorprendió a Beas Torres. "Es tan difícil imaginarme a mí mismo como parte
de la SPP; mejor sólo enumero algunos elementos de una política de comercio justa". Sus
prioridades incluyen las subvenciones a los productores rurales, la protección de cultivos
nativos, los programas de inversión rural, y lo más importante, un total rechazo del
"modelo de negocio Wal-Mart, que destruye las empresas pequeñas y locales".
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Wendy Call escribió este artículo para Una política exterior justa, la edición de verano
de 2008 de YES! Magazine. Wendy es co-editora de Telling True Stories: A Nonfiction
Writers' Guide. Ella ha sido escritora en residencia en el Hedgebrook writers center on
Whidbey Island. Actualmente está trabajando en un libro sobre la intersección de la
globalización económica y la vida aldeana al sur de México.www.WendyCall.com