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Reglamento de Jornaleros

El Reglamento de Jornaleros o Decreto 177 de los gobiernos liberales de Guatemala fue emitido por el gobierno liberal del
general Justo Rufino Barrios para garantizar el suministro de mozos colonos para las grandes fincas cafetaleras que se
iniciaron con ese gobierno, luego de la promulgación del Decreto de Redención de Censos o Decreto 170 pocos meses
antes, y que facilitó la expropiación de las tierras comunales de los indígenas.1 Esta legislación liberal colocó a la
población indígena guatemalteca prácticamente a la disposición de los intereses de los nuevos latifundistas cafetaleros, y
los tradicionales conservadores - con la notable excepción del clero regular de la Iglesia Católica, el cual fue expulsado del
país.2 El decreto establecía que los indígenas quedaban obligados a trabajar en las fincas cuando los dueños de éstas los
necesitaran y sin importar en donde se encontraran, y también quedaban bajo la tutela de las autoridades locales,
quienes se encargaban de velar porque los contingentes de indígenas fueran enviados a las fincas.

Como resultado de este reglamento, hubo un notable aumento de las exportaciones, y se activó el intercambio con los
países capitalistas; tanto los antiguos conservadores aristócratas como los nuevos terratenientes cafetaleros se vieron
beneficiados con estas medidas;2 los liberales cafetaleros se vieron obligados a atacar a la Iglesia Católica por los fuertes
lazos que ésta tenía con los miembros del Clan Aycinena que gobernó a Guatemala junto con el general Rafael Carrera.

Patrones
Los patrones eran los propietarios o arrendatarios de una finca rural o bien, aquellos que administraban dicha finca en
lugar del propietario. Agente del patrón, el individuo autorizado para concertar trabajadores y representarlo ante las
autoridades en los contratos ó reclamaciones por el mismo motivo; El agente obliga al patrón á estar y pasar por los
conciertos o contratos que celebre con jornaleros.

El patrón y sus agentes estaban obligados a mantener el orden sus fincas, a exigir a los jornalero que trataran de
acomodarse en su finca,a a llevar un registro o matrícula de cuentas corrientes, en donde asentará semanalmente el debe
y el haber de cada jornalero, a proporcionar a los colonos habitaciones de teja o de paja, y proporcionarle trabajo a ellos y
sus familias para que todos ellos pudieran ganarse un jornal.

Si el patrón o sus representantes no cumplían con sus obligaciones, eran penado con una multa de diez á cincuenta pesos,
según los casos, y ningún patrón tenía derecho de castigar al colono o jornalero por faltas cometidas en la finca, sino que
debía dar parte a la autoridad local más inmediata para que conciera de la falta y la castigara. Cuando algún particular
deseaba un mandamiento de jornaleros, tenía que solicitarlo del jefe político del departamento, cuya autoridad designaba
el pueblo de indios que debía proporcionar a los mozos.b Cuando un patrón solicitaba un mandamiento de jornaleros
tenía que pagar medio real por cada jornaleros si el mandamiento era por ocho o quince días, y si era por más de quince
días un real por cada uno.

Jornaleros
Había tres especies de jornaleros: colonos, jornaleros habilitados para trabajar por tarea, por día ó por mes, y jornaleros
no habilitados.

Jornaleros Colonos: Los jornaleros colonos eran los que se comprometían a residir y trabajar en una finca rural o que
de hecho trabajaban y residían en ella; también se consideraban como mozos colonos los que arrendaban fincas de
campo y estaban obligados a trabajar en la finca principal si en el contrato de arrendamiento no se hubiera estipulado
lo contrario. El tiempo por el cual podía concertarse un colono era convencional y no podía exceder de cuatro años;7
sin embargo, el reglamento estipulaba que un colono no se podía retirar de la finca sin estar solvente con su patrón
aunque hubiera pasado el término estipulado5 y esto era aprovechado por los patronos para endeudar
innesariamente a los colonos y lograr que quedaron en una situación de servidumbre.2 El reglamento también
estipulaba que debían permanecer en la finca todo el tiempo concertado y no retirarse de ella antes que éste
terminara, aun cuando estuvieran solventes con su patrón.
Los mozos colonos -como también se les llamaba- estaban obligados a trabajar en la finca por el salario convenido
siempre que hubiera trabajo en ella y estaban sometidos al patrón y a los agentes de éste, en todo lo relativo al buen
orden y ejecución de los trabajos de la finca7 Para llevar el control de su pago, estaban obligados por el reglamento a
conservar la libreta de su cuenta corriente, cuidando de que el patrón asentara semanalmente el saldo más actualizado
en la misma;7 ahora bien, esta clásula también se prestó a numerosos abusos, pues prácticamente todos los mozos
colonos eran analfabetos y dependían de la buena fe de los agentes de los patrones en este aspecto.

Una de las mejores normas que se incluían en el reglamento era que los mozos colonos estaban obligados a enviar a sus
hijos a la escuela de primeras letras establecida en la misma finca.8 En una reportaje que hizo La Ilustración Guatemalteca
en 1897, el niño indígena Evaristo Manuel T., quien era originaro de la aldea Pichec en el municipio de Rabinal, Baja
Verapaz contaba en una carta redactada en perfecto castellano que desde temprana edad ayudó en las tareas del hogar,
principalmente pastoreando el ganado y haciendo encomiendas para sus padres, actividad que realizó hasta los once años
de edad, cuando las autoridades de Pichec le exigieron a sus padres que lo llevaran a la escuela de la aldea de acuerdo a la
ley que había estipulado Barrios en 1877.9 En el mismo reportaje apareció una carta escrita por el niño Pedro Bertrán,
originario de la aldea El Chol, en Baja Verapaz, quien cuenta que logró estudiar porque ya existía la ley del general Justo
Rufino Barrios que obligaba a los padres de familia a enviar a sus hijos a las casas de instrucción y que a los ocho años de
edad empezó a estudiar en la escuela de El Chol.10 Afortundamente para ambos, el gobierno del general José María
Reyna Barrios les otorgó una beca para estudiar el Instituto Agrícola de Indígenas en la Ciudad de Guatemala.10

Los patrones calculaban la suma que podían anticipar a los colono según los trabajos que éstos iban a ejecutar y el tiempo
del compromiso,8 pero muchas veces lograban que el mozo quedara endeudado por mucho más tiempo que el
originalmente estipulado.

Jornaleros Habilitados Y No Habilitados: Los jornaleros habilitados eran los que recibían dinero anticipado y quedaban
obligados a pagarlo con su trabajo personal en una finca; tenían las mismas obligaciones que el colono con la diferencia
de que cuando no estaban concertados por tiempo determinado, podían retirarse de la finca, una vez pagado el
anticipo.7 Por su parte, los jornaleros no habilitados eran los que se comprometían a trabajar sin recibir anticipo alguno y
tenían que cumplir el tiempo porque se obligó á trabajar, el que generalmente era de una semana como mínimo.11 A
estos jornaleros se les tenía que pagar su jornal semanalmente a menos que se hubiera estipulado otra cosa.

Autoridades A Cargo De Los Jornaleros: Las autoridades competentes para controlar a los jornaleros eran los jefes
políticos, los gobernadores de los pueblos, los alcaldes municipales o jueces de paz y los alcaldes auxiliares.
A esta autoridades se podía pedir mandamientos -es decir, envío de grupos de jornaleros- y éstas estaban obligadas a
proporcionarlos por ocho o quince días, si los jornaleros eran del mismo departamento donde se halla la finca, y por un
mes si eran originarios de otro departamento; en el primer caso el patrón no estaba obligado a pagar a los jornaleros
ningún gasto de viaje, y en el segundo, tenía la obligación de pagarles dos reales por cada diez leguas de ida y nada por el
regreso.4 Las autoridades tenían las obligaciones siguientes:

1. Intervenir en los contratos enganche de colonos, jornaleros habilitados o no habilitados, siempre que eran
requeridas por cualquiera de las partes.
2. Administrar pronta y cumplida justicia, en caso de contención ó desacuerdo entre el patrón y el colono o
jornalero y hacer que cada uno por su parte cumpliera con sus respectivas obligaciones.
3. Cumplir con prontitud las prevenciones de los jefes políticos sobre un mandamiento de jornaleros.
4. Facilitar a los patrones o sus agentes el enganche de jornaleros.
5. Autorizar a los dueños de fincas para que tuvieran una habitación de encierro para asegurar a cualquiera que
cometa un delito ó falta, mientras se ponía a disposición de la autoridad; si los patrones no tenían dicha
habitación, tenían que conducir a los colonos inmediatamente al pueblo más próximo.
6. Autorizar las boletas de solvencia cuando algún jornalero quisiera cambiar domicilio, cuando el patrón se negaba
a hacerlo.

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