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Resumen de la historia de los

Annales- Basado en Un momento


historiográfico de Jacques Revel
La Escuela de los Annales es una escuela historiográfica, denominada así por la
publicación de la revista francesa Annales d'histoire économique et sociale
(después llamado Annales. Economies, sociétés, civilisations, y renombrado en
1994 como Annales. Histoire, Sciences Sociales), en donde se publicaron por
primera vez sus planteamientos. Sus raíces culturales se encuentran en Francia
en el Siglo XIX, incluso más atrás en el tiempo, se caracteriza por haber
desarrollado una historia en la que se han incorporado otras ciencias sociales
como la geografía, la sociología, la economía, la psicología social y la
antropología, entre otras.

La revista Annales fue fundada y editada por los historiadores franceses Marc
Bloch y Lucien Febvre en 1929, mientras enseñaban en la Universidad de
Estrasburgo. La publicación propuso una concepción de la investigación histórica
distinta a la que le había antecedido, pues combinó la geografía, la historia y los
planteamientos sociológicos de los Année Sociologique (de los cuales muchos
miembros eran colegas de Bloch y Febvre en Estrasburgo); además, propugnaba
por una ampliación en los temas de estudio de la Historia y rechazaba el énfasis
predominante en la política, la diplomacia y los hechos bélicos de muchos de los
historiadores del siglo XIX.

No obstante el afán de renovación que buscaba la revista, el esfuerzo de sus


editores debió esperar a que terminara la Segunda Guerra Mundial. Bloch,
miembro de la Resistencia francesa y judío, fue torturado y asesinado por
miembros de la Gestapo, y Febvre continuó con la publicación de los Annales en
los años cuarenta. Durante esos años enseñó a Fernand Braudel, que se volvería
uno de los exponentes más reconocidos de esta escuela.

El trabajo de Fernand Braudel definió una “segunda generación” en la


historiografía de los Annales, que resultó muy influyente a lo largo de los años
sesenta. Braudel innovó en el campo de la historia al introducir, en la explicación
de los hechos históricos, las "duraciones" (la corta, la mediana y la larga duración).

Al iniciar la década de los setenta Braudel se retira de Annales por discrepancias


internas. Con su entrada, se distingue a una tercera generación que se caracteriza
por su heterogeneidad, en donde no hay consenso metodológico, político ni
intelectual. Sin embargo, algunos rasgos se pueden subrayar: el incremento de la
presencia académica y social y el interés por estudiar la cultura. Sus fuentes de
inspiración son Lucien Febvre, Jules Michelet y Michel Foucault. Estos
historiadores, encabezados por Jacques Le Goff y Pierre Nora, inventaron un
término, "La Nueva Historia", para clasificar a su propia producción, en un intento
de marcar la novedad historiográfica que suponían. Según Le Goff, la Nueva
Historia nace para responder a nuevas preguntas a un público más amplio,
interiorizando los métodos de la antropología. Ahora aparece el interés por el
acontecimiento, por la historia política, el redescubrimiento de la historia de las
mentalidades y de las representaciones, por la historia total. Recibieron críticas
por su "desmigajamiento", es decir, la multiplicación desordenada de los objetos
de investigación.

En ese contexto de crisis Lepetit, secretario de la publicación lanza una editorial


en la primavera del 1988 anunciando este nuevo giro. Actualmente, el historiador
Roger Chartier es conocido como el más importante representante de la cuarta
generación de los Annales.

La mirada de Revel
Las fuentes que utiliza Revel para escribir “Un momento historiográfico” son
muchas y muy diversas, los textos reunidos fueron escritos y publicados durante
un lapso extenso y fueron elegidos por el autor con la intención de ilustrar una
gama de interrogantes, entre ellas podemos mencionar, Foucault, Bloch, Febvre,
Braudel Simmiand, entre otros.

Revel reúne en este libro un recorrido doble; por un lado exploran los diversos
momentos y paradigmas historiográficos que configuran el marco de referencia en
el que se inserta el segundo eje: las investigaciones específicas referidas a la
especialidad del autor: la Sociedad del Antiguo Régimen en Francia. Jacques
Revel es Director de Estudios de la Ecóle des hautes études en sciences sociales
y uno de los directores de la revista Annales.

El objetivo de la revista siempre fue servir a la historia y las ciencias del hombre
pero llegando al mismo limite de las innovaciones que se bosquejan. El nacimiento
de los annales marca en profundidad la reflexión de los historiadores, tanto sobre
su disciplina como sobre su oficio, como consecuencia, se apunta a sacar la
historia de su aislamiento disciplinario, abrirla a los interrogantes y los métodos de
otras ciencias sociales, es decir, dando origen a las corrientes materialistas.
Alrededor de 1930 y durante treinta años las ciencias sociales se habían
reorganizado en Francia en torno a la historia, lo que innova n los annales es
cambiar el centro e incorporar el Hombre como objeto, en definitiva se preocupan
no por reducir a la fuerza desvíos y discontinuidades sino por convertirlos en el
objeto privilegiado de su interrogación, por situarlos y comprenderlos. En cuanto a
los procedimientos que utilizan, tenemos el microanálisis, que debe comprenderse
como la expresión de un distanciamiento respecto al modelo común, es decir, el
de una historia social desde su origen inscripta en el nivel macro, el análisis
microsocial permite el estudio de detalles que forman parte de un nivel mas
amplio. Las instituciones tienen un papel muy importante en lo social, ya que el
individuo siempre esta inmerso en ellas, existen definiciones, la institución como
una realidad jurídico-política, una organización que funciona de manera regular en
la sociedad y otra que dice, son todas las organizaciones sociales que relacionan
valore, normas, modelos de relaciones y de conductas, roles, etc. Las instituciones
y las normas que estas producen no son exentas al campo social ni tampoco
impuestas a el, es decir son un factor importante en el ambiente social, pero
tampoco condicionan la acción del individuo.

Fruto de la tercera generación y con el propósito de resaltar una nueva


perspectiva historiográfica, es la acuñación de la expresión “Nueva Historia”, que
se basa en el análisis de las mentalidades en tiempos “largos”. La finalidad es
integrar un conjunto de disposiciones afectivas y morales en una estructura social
de la que no puede estar separada, es decir una historia cultural que abarque la
vida afectiva y la intelectual, para su posterior análisis. Dentro de la cultura existe
el termino “Cultura Popular”, que se convirtió en el nuevo interés por parte de los
historiadores, existen controversias a la hora de hablar de este tema ¿Desaparece
ante la cultura legítima? ¿La modifica? ¿Permanece inmutable? Etc. Las prácticas
populares se adueñan del nuevo material cuando se ven privadas de sus objetos
tradicionales, y lo moldean para hacer otra cosa, dentro de la cultura legítima
forman un desvío. No se conocen culturas “Populares” en la Europa preindustrial
por testimonios inmediatos, de sus protagonistas sino que se obtuvieron de muy
diversos orígenes, por letrados con formaciones y competencias muy diferentes
entre si. Llamamos “populares” al conjunto de practicas que, en la cultura de la
sociedad tradicional no tienen un status legítimo. La nueva figura del pueblo
francés que nace de la Ilustración y del voluntarismo revolucionario corresponde a
un nuevo status del observador y una nueva forma inédita de saber, que entrelaza
la cultura y la política, es decir un nuevo interés por lo popular, dando lugar al
nacimiento al folklorismo romántico en el primer tercio del siglo XIX.

Foucault da una nueva mirada sobre Francia, en su obra “La Historia de la Locura”
se imponía como un libro de historia y hasta en el campo experimental de la
historia de las mentalidades, en otra de sus obras “EL Nacimiento de la Clínica”
privilegia el abordaje sincrónico, al proceder a un análisis de tipo estructural, pero
en ninguno trata de explicar porque se pasa históricamente de un modelo a otro,
sino el como, analizando la valoración de los rasgos específicos de cada
configuración y de aquello que los contrasta, convicción heredada de la sociología
durkheimiana. Mercier expone: la vida en la corte es inmutable y como
estacionaria, la literatura que se le consagro, no hace sino reforzar esa sensación,
sin embargo esta afirmación, solo tiene sentido para una mirada que pretende ser
exterior a lo que hace la corte, si bien la afirmación es correcta falla en su objeto,,
ya que expresa una lógica y valores que son los de otro mundo social. Francia es
un País donde, la persona del Jefe de Estado es apreciada como tal,
independientemente de su acción. Se mide su virtud por la capacidad que
demuestra en el campo del poder puro, es decir, que de el se espera que intente y
tenga éxito en empresas que los conocedores saben juzgar, de un hombre
democráticamente elegido a partir de un programa, se mide el talento en las
estrategias que es capaz de inventar, en el secreto con que se rodea, en las
sorpresas cuyas condiciones sabe crear. La sociedad de corte no nace de esta
concepción sobredimensionada del poder soberano, pero por lo menos en su
versión francesa, es inseparable de ella en el echo de que le propone una
disposición visible: una escena sobre la cual imponer su imagen y desplegar sus
efectos, distribuyendo su rol a cada uno. En ese sentido, no es más que un juego
de representación de una representación de poder.

Los cuerpos y las comunidades constituyen una forma omnipresente de


organización social, al tiempo que expresan una de las representaciones
fundamentales que la sociedad tradicional produce de si misma, aquí, los hombres
existen en el seno de las colectividades orgánicas, cuya importancia es garantizar
la regulación, la conformidad y la armonía de las acciones humanas, que sin
embargo sufren una crisis, en 1776, luego del edicto de agosto, por lo que la
concepción de los cuerpos y las comunidades marca un retorno. Los conflictos
pudieron dar lugar a un verdadero aprendizaje político, su eficacia no seria
determinante en los años pre revolucionarios, sino que puede ser considerada
desdeñable para el fenómeno Sans-culotte (La expresión sans-culottes significa
literalmente "sin calzones". El término está relacionado con las modas y
costumbres de la época, el siglo XVIII, ya que los sectores sociales más
acomodados vestían con unas calzas cortas y ajustadas (los culottes), mientras
que muchos miembros del Tercer Estado llevaban pantalones largos. Bajo este
mote, usado al principio de forma despectiva y exhibido posteriormente por ellos
mismos con orgullo, se incluía a un grupo heterogéneo de personas: trabajadores
independientes, pequeños comerciantes y artesanos (carpinteros, sastres, etc.).
No se incluían entre ellos ni a los más pobres ni a la burguesía acomodada,
constituían, por su elevado número, una parte importante del Tercer Estado de la
capital francesa. Durante generaciones se hallaron expuestos a numerosas
injusticias y continuas vejaciones por parte de los estamentos privilegiados.
Habían, pues, acumulado odio y rencor hacia quienes disfrutaban de todos los
lujos), en fin pudieron ser la escena de transformación decisiva, aquella que va a
hacer del trabajo un valor y un desafío políticos.

La biografía histórica parece inscribirse en la evidencia, su éxito antiguo, por lo


cierto, jamás se desmintió, según Revel, el modelo biográfico llego a contaminar
otros géneros históricos, es decir, por ejemplo, el individuo imagina la historia
nacional en los términos de una encarnación simbólica individual y una identidad
biológica. En evidencia, hace pensar, que el marco biográfico es “natural” ya quela
propia vida lo es. Ningún relato puede pretender exhaustividad, sino que todo
relato es una elección, puede ser un medio de conjurar lo que hace a la vez la
fuerza y la debilidad del historiador. La biografía no es más que uno de los sitios
de la experimentación del relato en la actualidad, no es solamente la posibilidad de
rejuvenecer viejas fórmulas historiográficas, más bien es una recuperación del
relato como recurso, donde es concebido como una de las maneras posibles de
contribuir a edificar y experimentar una inteligibilidad de los objetos que se da el
historiador, una ves mas inseparable de la elaboración critica de una
interpretación. Abunda la literatura panfletaria consagrada a María Antonieta,
quien fue desdeñada y despreciada durante mucho tiempo, la mayoría de los
panfletos constituyen una literatura mediocre, en su mayoría anónimos,
groseramente compuestos y escritos y muy poco fiables en cuanto a la fuente de
información, es decir, de origen y reputación dudosos. La ficción panfletaria solo
se apoya en su propia autoridad, constituye su propia realidad, sin embargo, si la
colección panfletaria es reunida y analizada como un todo, se concluye en un
punto, María Antonieta resulta directamente cuestionada y suprimida, devorada
por sus ficciones. La identidad de Francia no puede ser considerada como una
certeza, y menos como una respuesta sino que debe ser tomada como
interrogante, después de todo puede ser uno de los papeles del historiador
satisfacer las exigencias de inteligibilidad con sus instrumentos propios que son la
critica y el análisis, se ha vuelto importante dar respuesta al déficit de la nación y
al mismo tiempo a los desbordes de la memoria, que en su deber, tal vez no sea
tan inútil recordar que también existe un deber se historia.

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