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EL Nacional/ Doming’ https://carminaemblemata blogspot.com Borradores/ Enrique Castellanos La frustracion de Prometeo L HOMBRE, sordo y en su ausentismo penoso y triste; no ha querido corres- ponder al gesto de Prometeo, quien, deseoso de fortalecer 1a posicién del mismo, desafié los hados y los dioses para brindarle la posibilidad de transformar su destino y hacerlo hébil den- tro de la ineludible lucha pla- netaria, Prometeo, en una inciden- cla_de inealeulable genero- sidad, buscé encontrar Ia fér- mula que comportara la ha- | bilidad y creacién, el horno propicio o la gestacién opor- tuna, que, alimentada por el don del fuego, cubriera la desnudez del hombre, com- batiera su inermidad y lo do- tara de las ballestas necesa- rias que le permitieran, en mejores condiciones, encon- trar la tierra de Promisién, sentirse alegre ante el laurel y dominar, con su sabiduria construida en limpio trigo entre los frondosos y verdes bosques de la esperanza, una vida alejada de la HYBRIS que empequefiece y anula, y hallara, guiado por una solu- cién saludable, la Meca defi- nitiva de su felicidad. Prometeo, en una instan- cia que no ha tenido la con- traprestacién ideal, rompié las cadenas establecidas y re- belde en su grandeza cons- tructora, le ofrecié al hombre la salvacion, la opelén para que limpiara el camino y en- contrara, pero no sin esfuer- zos, la tierra de los suefios, ese mundo feerico que nace con la esperanza y que el ala negra —del- cuerve- aciago rompe alevoso, pareciera que inspirado en ese mundo os- curo que rodea la triste casa del residente actual. Todo parece indicar que habitamos un mundo desier- to en donde predomina la in- nobleza, el zarpazo predato- rio, rodeado permanentemen- te por negros fantasmas, que, en el turbio banquete de la vida, reclaman abiertamente su parte e imponen, bajo des- piadados signos, su secreta maldad inconfesable, Nunca como hasta estos instantes se aprecia la convivencia menos tefida de innobles propési- tos, jefaturada siempre por la violencia, sujeta al vaivén de los acontecimientos impre- decibles, en donde la norma moral escondié sus actos y predomina, entre pomposos rasgos, la falacia o la mentira en un reino de tinieblas. Hermes se burla de Pro- meteo, quien, encadenado a los erudos desaclertos de la Escitia, tiene que sufrir el castigo por en su rebeldfa, haberle condedido al hombre el fuego que él, valientemen- te, al valerse de la ayuda de Minerva, subié al cielo para obtenerlo de la carroza del sol, Su generoso acto conver- tfa al hombre en el més gran- de y poderoso de todos los animales, pues le permitia crear las herramientas nece- sarias para labrar la tierra, modificar el clima, obtener prédigas cosechas, fundar las artes y establecer el comer- cio; y pare usted de contar las excelencias de que estaba previsto. Pero irrazonable y leco, ajeno y desagradecido del bien recibido, antes que escoger el camino del valle para fortalecer en el verdor de la cosecha o gozar con la parabola de la hoja cuando cae sobre el prado, mecida por la brisa fragante que co- rretea alegremente entre los alcézares de la hiimedas flo- res, se dio en cambio a la tarea de dafiarlo todo; y, al pisotear las espigas y rendir con su comercio el vino, construy6 entonces la depre- dacién y la desgracia, y por ello, y por esta terrible mal- dad, Prometeo dolorosamen- te encadenado sufre la burla de Hermes y llora el mal paso dado,

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