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EL GUARAGUAO

Joaquín Gallegos Lara

Era una especie de hombre. Huraño, solo: con machetes cayeron sobre él de todos lados.
una escopeta de cargar por la boca un Saltó por un lado la escopeta y con ella el
guaraguao. Un guaraguao de roja cresta, pico guaraguao.
férreo, cuello aguarico, grandes uñas y plumaje
negro. Del porte de un pavo chico. Los asesinos se agacharon sobre el caído. Reían
suavemente. Cogieron el fajo de billetes que
Un guaraguao es, naturalmente, un capitán de creían copioso.
gallinazos. Es el que huele de más lejos la
podredumbre de las bestias muertas para dirigir De pronto. Serafín, el mayor de los hermanos,
el enjambre. Pero este guaraguao iba volando chilló:
alrededor o posado en el cañón de la escopeta - ¡Ayayay! ¡Ñaño, me ha picao una lechuza!
de nuestra especie de hombre. Pedro, el otro, sintió el aleteo casi en la cara.
Cazaban garzas. El hombre las tiraba y el Algo alado estaba allí. En la sombra. Algo que
guaraguao volaba y desde media poza las traía defendía al muerto.
en las garras como un gerifalte. Iban solamente Tuvieron miedo. Huyeron.
a comprar pólvora y municiones a los pueblos.
Y a vender las plumas conseguidas. Allá le Toda la noche estuvo Chancho-rengo arrojado
decían "Chancho-rengo". en la hojarasca. No estaba muerto: se moría.
Nada iguala la crueldad de lo ciego y el
-Ej er diablo er muy pícaro pero siace er machete meneado ciegamente le dejó un
Chancho-rengo... mechoncillo de hilachas de vida. El frío de la
Cuando reunía siquiera dos libras de plumas se madrugada. Una cosa pesaba en su pecho.
las iba a vender a los chinos dueños de Movió casi no podía la mano. Tocó algo áspero y
pulperías. Ellos le daban quince o veinte sucres entreabrió los ojos.
por lo que valía lo menos cien. El alba floreaba de violetas los huecos del
Chancho-rengo lo sabía. Pero le daba pereza follaje que hacía encima un techo. Le parecía
disputar. Además no necesitaba mucho para su un cuarto. El cuarto de un velorio. Con raras
vida. Vestía andrajos. Vagaba en el monte. Era cortinas azules y negras. Lo que tenía en el
un negro de finas facciones y labios sonrientes pecho era el guaraguao.
que hablaban poco. -Aja eres vos, ¿Arfonso? No... No... me comas...
Suponíase que había venido de Esmeraldas. Al un... hijo... no... muesde... ar...padre...
preguntarle sobre el guaraguao decía: loj...otros...

-Lo recogí de puro fregao... Luei criao donde El día acabó de llegar. Cantaron los gallos de
chiquito, er nombre ej Arfonso. monte. Un vuelo de chocotas muy bajo:
muchísimas. Otro de chiques, más alto.
-¿Por qué Arfonso? -Porque así me nació
ponesle. Una banda de micos de rama en rama cruzó
chillando. Un gallinazo pasó arribísima. Debía
Una vez trajo al pueblo cuatro libras de plumas haber visto.
en vez de dos. Los chinos le dieron cincuenta
sucres. Los Sánchez lo vieron entrar con tanta Empezó a trazar amplios círculos en su vuelo.
pluma que supusieron que sacaría lo menos Apareció otro y comenzó la ronda negra.
doscientos. Vinieron más. Como moscas. Cerraron los
círculos. Cayeron en loopings. Iniciaron la
Los Sánchez eran dos hermanos. Medio peones bajada de la hoja seca. Estaban alegres y lo
de Un rico, medio sus esbirros y tenían seguro.
"guardaespaldas".
¿Se retardarían cazando nubes?
Y cuando gastados ya diez de los cincuenta
sucres, Chancho-rengo se iba a su monte, lo Uno se posó tímido en la hierba, a poca
acecharon. distancia. El hombre es temible aún después de
muerto.
Era oscuro. Con la escopeta al hombro y en ella
parado el guaraguao, caminaba. No tuvo Grave como un obispo, tendió su cabeza
tiempo de defenderse. Ni de gritar. Los morada. Y vio al guaraguao. Lo tomaría por un
avanzado. Se halló más seguro y adelantóse. Vino otro guaraguao. Alfonso, el de Chancho-
Vinieron más y se aproximaron aleteando. rengo, lo esperó, cuadrándose. Sin ring. Sin
Bullicio de los preparativos del banquete. cancha. No eran ni boxeadores ni gallos.

Y pasó algo extraño. El guaraguao como gallo Encarnizadamente pelearon. Alfonso perdió el
en su gallinero atacó, espoleó, atropello. ojo derecho pero mató a su enemigo de un
espolazo en el cráneo. Y prosiguió espantando a
Resentidos se separaron, volando a medias, sus congéneres.
todos los gallinazos. A cierta distancia
parecieron conferenciar: ¡qué egoísta! ¡Lo Volvió la noche a sentarse sobre la sabana.
quería para él sólo!
Fue así como...Ocho días más tarde
Encendía la mañana. Todos los intentos fueron encontraron el cadáver de Chancho-rengo.
rechazados. Un chorro verde de loros pasó Podrido y con un guaraguao terriblemente flaco
metiendo bulla. Los gallinazos volaron -hueso y pluma- muerto a su lado. Estaba
cobardemente más lejos. comido de gusanos y dé hormigas no tenía la
huella de un solo picotazo.
Al medio día la sangre del cadáver estaba
cubierta de moscas y apestaba. Las heridas, la …………………………………………………………………………..
boca, los ojos, amoratados. El olor incitaba el
apetito de los viudos.

regresar pronto... Y entonces me lo dijo er


Demetrio Aguilera Malta Badulaque.
El cholo que se vengó
-Tei amao como naide ¿sabes vos? Por ti mci Vos te habías largao con Andrés. No se sabía
hecho marinero y hei viajao por otras tierras... nada e ti. ¿Te acordás?
Por ti hei estao a punto a ser criminal y hasta El frío era más fuerte. La tarde más oscura. El
hei abandonao a mi pobre vieja: por ti que me mar empezaba a calmarse. Las olas llegaban a
habís cngañao y te habís burlao e mi... Pero desmayar suavemente en la orilla. A lo lejos
mei vengao: todo lo que te pasó ya lo sabía yo asomaba una vela de balandra.
dende antes. ¡Por eso te dejé ir con ese
borracho que hoi te alimenta con golpes a vos y -Sentí pena y coraje. Hubiera querido matarlo a
a tus hijos! ér. Pero después vi que lo mejor era vengarme:
yo conocía a Andrés. Sabía que con ér sólo te
La playa se cubría de espuma. Allí el mar esperaban er palo y la miseria. Así que er sería
azotaba con furor, y las olas enormes caían, mejor quien me vengaría... ¿Después? Hei
como peces multicolores sobre las piedras. trabajao mucho, muchísimo. Nuei querido
Andrea lo escuchaba en silencio. saber más de vos. Hei visitao muchas ciudades;
-Si hubiera sío otro... ¡Ah!... Lo hubiera hei conocido muchas mujeres. Sólo hace un
desafiao ar machete a Andrés y lo hubiera mes me ije: ¡anda a ver tu obra!
matao... Pero no. Er no tenía la curpa. La única El sol se ocultaba tras los manglares
curpable eras vos que me habías engañao. Y tú verdinegros. Sus rayos fantásticos danzaban
eras la única que debía sufrir así como hei sobre el cuerpo de la chola dándole colores
sufrió yo... raros. Las piedras parecían coger vida. El mar
Una ola como raya inmensa y transparente cayó se dijera una llanura de flores polícromas.
a sus pies interrumpiéndole. El mar lanzaba -Tei hallao cambiada ¿sabes vos? Estás fea;
gritos ensordesedores. Para oír a Melquíades estás flaca, andas sucia. Ya no vales pa nada.
ella había tenido que acercársele mucho. Por Solo tienes que sufrir viendo cómo te hubiera
otra parte el frío... ido conmigo y como estás ahora ¿sabes vos? Y
-¿Te acordás de cómo pasó? Yo, lo mesmo que andavete que ya tu marido ha destar esperando
si juera ayer. Tábamos chicos; nos habíamos la merienda, andavete que sinó tendrás hoi una
criao juntitos. Tenía que ser lo que jué. ¿Te paliza...
acordás? Nos palabriamos, nos íbamos a casar... La vela de la balandra crecía. Unos alcatraces
De repente me llaman pa trabaja en la barsa e cruzaban lentamente por el cielo. El mar
don Guayamabe. Y yo, que quería plata, mejuí. estaba tranquilo y callado y una sonrisa extraña
Tú hasta lloraste creo. Pasó un mes. Yo andaba plegaba los labios del cholo que se vengó.
po er Guayas, con una madera, contento e

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