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102 | Historia universal del pnsamienoflosstio (1) «l prélogo de la revolucién. Los tres Estados -noblera, clero y pueblo se reunieron a redactar sus quejas para presentarlas al rey. Las mujeres quedaron excluidas, y comenza ron a redactar sus propios “cuademmos de quejas’, que denominaron “el tercer Estado del tercer Estado”, Algunos de ellos estin traducidos en la antologia La ilueracién alvidad: de Alicia Paleo Pronto se comprobé que una cosa era que la Republica agradeciese y condecorase a las mujeres por los servicios prestados y otra que escuviese dispuesta a reconocerles otr funcién que la de madres y esposas (de los ciudadanos). En consecuencia, como sefiala Ana cde Miguel, fue desestimada la peticidn de Condorcet de que la nucva Repiblica educase igualmente alas mujeres y los varones, y la misma suerte corrié uno de los mejores ale gatos feministas dela época, su escrito de 1790, Sobre la admisién de las mujeres al der cho de ciudadania. Orra obra que, asimismo, consticuiria un jalén en la paulatina toma de conciencia feminist, seria la de Olimpia de Gouges, Declaracién de los derechos de. ‘mujer y la ciudadana, como la de la inglesa Mary Wollstonecraft Vindicaciém de las dere- chos de la mujer, Las mujeres habian comenzado exponiendo sus reivindicaciones en los “cuadernos de quejas” y terminan afirmando orgullosamente sus derechos. Pera la Revohcién francesa supuso una amarga y, seguramente inesperada, derrot: para el feminismo: se prohibié expresamente la presencia de mujeres en cualquier tipo de actividad politica, y las que se habian significado en acciones revolucionatias com: pattieron el mismo destino: la guillotina o el exilio. El cédigo napolesnico se encarga fa, poco después, de dar carta de legaidad a esa situacién Los grandes movimicntos sociales del siglo XIX heredaron en buena medida las dlemandas igualitarias de la Tustracién aunque surgieron para dar respuesta a los act ciantes problemas que estaban generando la revolucién industrial y el capitalismo. El ‘nuevo sistema econémico incorporé masivamente a as mujeres pobres al crabajo po: ‘que constitufan una mano de obra mds barata y sumisa que los varones, pero en la bu: {guesia se dio el fenémeno contrario: las mujeres quedaron encerradas en el hogar como simbolo del éxito laboral del vardn. En este contexto, comenzaron a organizarse en to no a la reivindicacién del derecho al sufragio, que ademas podia ser -luego se demos. tré que era tarea dificil~ un medio de uni a mujeres de estratos sociales y convicciones politicas muy diferentes. Poco despues, la tesis del socialisea utépico Fourier de que la situacién de la mi «ta el indicador clave del nivel de progreso de una sociedad, fue asumida inicialmente pot el socialismo posterior, especialmente por el marxista, que offecié una nueva expli cacién al origen de la opresidn femenina. Esta no estara en causas bioldgicas inicamence sino sociales: la aparicién de la propiedad privada y la exclusign de las mujeres de la e ra de produecién social, cuestién que se aliaba con Ia explotacién sexual. Su emancipa cién, por tanto, sélo podria lograrse con la independencia econémica, que acarrearia de inmediato la independencia sexual Sin embargo, el socialismo insistfa en las diferencias que separaban a las mujeres de las distncas clases sociales. Ast, aunque las socalistas apoyaban ticticamence las deman- das de las sufragistas también las consideraban enemigas de clase y las acusaban de ol dar lasicuacin de las proletaras, lo que provocaba la desunién de los movimientos, Exis ‘ten numerosos testimonios del dilema que se les presentaba a las mujeres socialists. ‘Aunque suscribfan la tesis de que la emancipacién de las mujeres era imposible en el capi-

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