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Los mayores y la cultura del cuidado

Por ordenanza Municipal se creó en Paraná en mayo de este año la figura del Defensor de los Derechos
de las personas Mayores. Velará por la defensa y protección de los derechos de los adultos mayores,
reconocidos por la Constitución Nacional, Tratados Internacionales, Constitución Provincial y normas
complementarias, ante actos, hechos, y omisiones de la administración pública, como de situaciones
derivadas de entidades o personas de la sociedad civil. En esta columna, los autores explican la cultura
del cuidado.

Por Norma Alonso y Carlos Basso

El Foro por los Derechos de las Personas Mayores fue lanzado en Paraná en agosto de 2013, a partir de
un convocatoria a organizaciones del sector realizada desde la Asociación Solidaria para la Tercera
Edad EL RECREO.

Lo integran numerosas organizaciones de personas mayores de la sociedad civil. Su propósito


primordial es generar conciencia de la transformación demográfica en el planeta y de la imperiosa
necesidad de estudiar, planificar, prevenir las condiciones de vida de este aluvión de personas mayores
con características singulares para quienes no han estado contempladas las ciudades, ni los servicios, ni
los accesos a oficinas, comercios, escuelas, ni el transporte público, ni la disponibilidad de atención en
el servicio de salud, ni el número de camas en los centros de internación.

Tampoco se contempló la inclusión digna en el seno de las actividades de una comunidad es decir la
participación, ni la redistribución de los aportes jubilatorios de segmentos de beneficiarios cada vez más
anchos y más largos por la evidente longevidad.

En épocas de revalorización de los Derechos Humanos, los viejos quedan aún muy atrás,
invisibilizados, callados, dependientes.

Todos los integrantes del Foro somos adultos mayores y observamos una clara modalidad de las
instituciones de nuestra comunidad donde prevalecen discursos, escritos, ponencias; algunos reducidos
dispositivos de estimulación y socialización pero no percibimos suficientes gestiones de operatividad
para las transformaciones que se recomiendan en Asambleas Mundiales del Envejecimiento.

Por tan importante acontecimiento que se presenta por primera vez en la historia del hombre en el
planeta Tierra, el Foro decidió trabajar para persuadir a las Defensorías del Pueblo de las ciudades y
Provincias para que por lo menos durante unas décadas funcionen las atribuciones de un Defensor del
Pueblo de las Personas Mayores. Sus fundamentos se informan en las notas a Concejales y Diputados
sobre las responsabilidades de un Ombusdman, su Autonomía y su Autarquía.

Dos meses después del lanzamiento del Foro por los Derechos de las Personas Mayores en Paraná se
realiza el Foro Internacional de la WDA en octubre de 2013 en Río de Janeiro, por iniciativa de la
Asociación Mundial Demográfica (WDA), del Centro Internacional de Longevidad, del Centro de
Estudio e Investigación del Envejecimiento (CEPE), de las Naciones Unidas, miembros de la academia,
del gobierno, de la sociedad civil. Dichas jornadas producen la Declaración de Río: Más allá de la
Prevención y el Tratamiento desarrollar la cultura del cuidado en respuesta a la revolución de la
longevidad.
“Celebramos la longevidad y el envejecimiento poblacional, que constituye la mejor conquista del Siglo
XX. A nivel mundial, la esperanza de vida al nacer se ha incrementado en más de 30 años en el último
siglo. Estos años adicionales deben ahora traducirse en oportunidades en el Siglo XXI para los
individuos, las familias y las sociedades. Cada segundo, dos personas en el mundo cumplen 65 años de
edad. En sólo un siglo (1950-2050) el número de personas de 80 años y más se incrementará 26 veces,
pasando de 14 millones a 379 millones. El número de personas mayores de 60 crecerá a más del doble
en las próximas décadas, de 841 millones en 2013 a 2.000 millones en 2050.

La Declaración de Río, por unanimidad, resuelve para los países de Latinoamérica:

1) Necesidad de un cambio fundamental de paradigma, construir una cultura del cuidado global que
coloque a la persona –tanto beneficiaria como proveedora del cuidado- en el centro de la atención y
promueva el diálogo y la solidaridad intergeneracional

2) Reafirmar los principios de las Naciones Unidas a favor de las Personas Mayores y asegurar sus
Derechos a la independencia, dignidad, autorrealización, participación y cuidado. Estos principios
deben estar incorporados a todas las acciones de Cuidados.

3) Urgir a los gobiernos, los organismos intergubernamentales, la sociedad civil y el sector privado a
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las personas mayores, que pueden tener una
menor capacidad de ejercicio efectivo de los mismos debido a la fragilidad, el deterioro cognitivo, la
discapacidad o el aislamiento.

4) Provisión de cuidados basados en los Derechos Humanos: ofrecerlos en igualdad de oportunidades y


sin discriminación, que estén disponibles, sean accesibles, apropiados, asequibles, de buena calidad
donde se garantice los mecanismos de supervisión para un adecuado control de calidad.

5)Se reiteran los compromisos asumidos en el Plan de Acción Internacional de la Asamblea Mundial del
Envejecimiento Madrid 2002 que pone de relieve el desarrollo de las personas mayores, el compromiso
a promover la salud y el bienestar en la vejez y fomentar entornos de apoyo facilitadores .

Párrafo 61 del Plan de Acción: “La creciente necesidad de asistencia y de tratamiento de una población
que envejece exige políticas adecuadas. La falta de este tipo de políticas puede ocasionar aumentos
importantes de los costos. Las políticas que propician la salud durante toda la vida, incluidas las de
promoción de la salud y la prevención de enfermedades, la tecnología de asistencia, los cuidados para la
rehabilitación, cuando estén indicados, los servicios de salud mental, la promoción de los modos de vida
saludables y los entornos adecuados, pueden reducir los niveles de discapacidad asociados a la vejez y
permitir obtener economías presupuestarias sostenibles”.

9) Se enfatiza la importancia de la dimensión de género (sobreviven las mujeres, generalmente con


menores desarrollos de recursos). Es necesario que haya un replanteamiento de los roles sociales
asociados al género en todo el ciclo vital. En el contexto de la revolución de la longevidad, los hombres
en particular deben redefinir su contribución a la provisión de cuidados y, en consecuencia, todas las
políticas de salud y trabajo deben ser reconfiguradas.

10) Estar atentos al hecho de que en la mayoría de los países las mujeres viven más, están
frecuentemente solas y tienen más discapacidades y fragilidad. La mayoría de los cuidadores son
también mujeres, muchas veces sin reconocimiento, sin apoyo y sin formación. Sus necesidades de
cuidado requieren una atención muy especial.

11) Necesidad de identificar y erradicar creencias, actitudes y comportamientos tanto individuales como
sistémicos, que conducen al abuso y la negligencia en todos los ámbitos de cuidado. Todo el mundo
tiene que tomar conciencia a través de programas de difusión y ciclos de educación familiar y
comunitaria sobre el maltrato hacia las personas mayores en todas sus manifestaciones

12) El marco Político para el Envejecimiento Activo de la organización Mundial de la Salud (OMS)
proporciona un valioso enfoque para abordar los derechos y las necesidades de las personas mayores.
Sus cuatro pilares: salud, educación permanente, participación y protección.

13) Fomentar el proyecto de la OMS sobre ciudades y comunidades amigables por su contribución
hacia una cultura del cuidado. La calidad del cuidado y el apoyo en un ambiente adecuado es un
derecho fundamental de todo ser humano

14) Planificación y respuestas a las emergencias causadas por desastres naturales o por conflictos que
perturban o destruyen su hábitat atendiendo los derechos y necesidades específicas de las personas
mayores.

20) La cultura del cuidado debe extenderse hasta el final del curso de la vida mediante la promoción de
cuidados paliativos que se entienden como el alivio completo y la prevención del sufrimiento físico,
psicosocial y espiritual.

*Lic. Norma Ofelia Alonso, Gerontóloga; Cr. Carlos L. Basso.

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