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Contenido

“Ética y moral” .................................................................................................................................... 2


“Ética y moral en el mundo moderno” ............................................................................................... 3
“Religión, moral y ética”...................................................................................................................... 4
ÉTICA Y MORAL ................................................................................................................................... 5
“Contextualización Inicial “ ............................................................................................................. 5
Ética y moral. Superyó y conciencia .................................................................................................... 6
“Conferencia: "pluralismo moral, ética de mínimos y ética de máximos": conferencia 2.................. 8
“Ética y moral en reforma colorada” .................................................................................................. 9
“Los conflictos entre ética, moral y política en la comunicación institucional y periodística de las
series de televisión si, ministro y si, primer ministro” ...................................................................... 11
EXPLICACIÓN DE LOS CONCEPTOS ÉTICA, MORAL Y POLÍTICA ..................................................... 11
Ética y moral ...................................................................................................................................... 14
“El fin de la moral y la revitalización de la ética” .............................................................................. 15
3. LA IMPOSIBILIDAD DE LA MORAL.............................................................................................. 17
“Ética y moral”
Estos dos términos, la ética y la moral, se manejan de manera indistinta, pues
están muy vinculados el uno con el otro. Ambos deben estar siempre presentes,
como una reflexión que despierte la conciencia del individuo, motivándolo a
demostrar una conducta adecuada, que respete los códigos universales, los
cuales, sirven para inspirar las mejores prácticas y el buen comportamiento.
Queda entendido, que los hombres son responsables de sus actos y que la
libertad, a la cual tienen derecho como ser humano, debe estar limitada por estas
disposiciones.

La ética, es el conjunto de normas y preceptos, establecidos por el hombre, para


marcar pautas o directrices, con respecto a su propia actuación. De esta manera,
sirve de reflexión sobre aspectos específicos en cuanto a las experiencias vividas,
determinando la práctica de la moral, a través del uso de normas sociales
aceptadas y cumplidas por la mayoría. Por esta razón, es un aspecto muy
relacionado con el carácter interno personal, en cuanto a su interpretación o a la
aceptación de esas pautas, en beneficio del bien común. Por su parte, la moral es
el efecto que tienen estos valores y la forma cómo influyen en la libertad de los
individuos, para garantizar una buena convivencia, a través de actos apropiados.
Así, las personas deciden en base a su conciencia, cuáles son las acciones que
pueden ser juzgadas como amorales, determinando lo que está bien y lo que está
mal, juzgando lo bueno y lo malo, lo que se debe hacer y lo que no, lo permitido y
lo prohibido, lo cual, también depende de los distintos aspectos que identifican la
sociedad.

la forma cómo influyen en la libertad de los individuos, para garantizar una buena
convivencia, a través de actos apropiados. Así, las personas deciden en base a su
conciencia, cuáles son las acciones que pueden ser juzgadas como amorales,
determinando lo que está bien y lo que está mal, juzgando lo bueno y lo malo, lo
que se debe hacer y lo que no, lo permitido y lo prohibido, lo cual, también
depende de los distintos aspectos que identifican la sociedad. Cabe destacar que,
sin duda las actuaciones de las personas afectan al entorno, sin embargo, esto
parece no preocupar a los individuos. Por esa razón, tienen que optar por
defender sus propios derechos, por fomentar la tolerancia y la reconciliación,
tratando de minimizar las diferencias, así como la falta de humanidad. Se puede
entender entonces, que la ética se refiere a una reflexión sobre la moral. Esto a su
vez, comprende los códigos impuestos por la sociedad, para regular el
comportamiento de los individuos, relevantes en tiempos actuales, en los cuales la
carencia de valores destruye la conducta del ser humano, dando pie a la falta de
honradez y a la mediocridad. Se hace necesario, lograr una sociedad donde los
hombres logren consolidar como hábitos, esos principios éticos y morales, de
forma que, se conviertan en parte de su carácter y de su modo de vida, para así,
hacer cumplir su compromiso con la moralidad. (García, 2018)

“Ética y moral en el mundo moderno”


Cuando nos referimos a la ética, es indispensable recordar sobre todo que en sus
orígenes empíricos, el término significa “costumbre” y por ello, se le denomina
como la doctrina de las costumbres; sin embargo, desde la visión del gran filósofo
griego Aristóteles, la ética se presenta como algo más, y trata de un saber, el cual
busca determinar si un modo de ser o acción, se muestran o no éticos, frente a
determinadas situaciones. Estando para Aristóteles la ética subdividida en dos
principios fundamentales y necesarios, primeramente el de “las virtudes éticas”,
que se desarrollan en la práctica, y tienen como fin, la realización del orden en la
conformación y crecimiento de un Estado. Por ejemplo, el valor, la justicia, la
amistad entre otras, las cuales se manifiestan a través de los hábitos o
costumbres de los pueblos

Por otra parte, las segundas son las “virtudes fundamentales denominadas
dianoéticas”, las cuales fungen como los principios de las éticas y serían las de la
inteligencia o razón, en cuanto a sabiduría y prudencia, con lo cual, lo ético en
todo su posterior desarrollo y evolución, se identifica cada vez más con eso que se
denomina “Moral” y que no es lo mismo que Ética, aunque es estudiada por ésta,
presentándose la ética como la ciencia que estudia lo moral en todas sus
manifestaciones. Ahora, la historia de la ética en estricto rigor, solo se puede
analizar dentro de la historia de la filosofía occidental, ya que contiene el mismo
problema de la filosofía, el cual es, que si se parte desde Occidente en cuanto a
su desarrollo y estudio, dejando de lado a Oriente y a unas riquezas históricas,
filosóficas y éticas muy interesantes, se estaría en deuda con éstas, a pesar de
que se pueden encontrar varias similitudes sumamente enriquecedoras en cuanto
a su análisis, las cuales no se consideran como parte de la ética desde el punto de
vista filosófico.

Sin embargo, ya desde los presocráticos podemos encontrar ideas éticas sobre
por qué un hombre debía de comportarse de una u otra forma, muchísimo antes
que Aristóteles planteara y se cuestionara de un modo más formal, ideas sobre la
ética y las virtudes éticas; con lo cual, como filósofa, no dejo de cuestionarme
entonces la relevancia que tuvieron los 10 mandamientos para Moisés, en su
peregrinaje por el desierto del Sinaí, guiando a todo un pueblo, bajo un decálogo o
código de ética muy anterior, donde no se buscaba el ojo por ojo y diente por
diente de la ley del Talión, según el código de Hammurabi, sino más bien, tratar de
convivir mejor, con tus demás congéneres sin lastimar a nadie. Así la ética como
ciencia que estudia los valores morales, tiene unos inicios muy anteriores a
Aristóteles, y en la actualidad unos valores que para algunos, tal vez han
cambiado, cuando en realidad la base fundamental sigue ahí, respetando algunas
veces las costumbres de muchos pueblos y otras imponiéndose o rompiendo
paradigmas caducos, los cuales van solo en detrimento de la sociedad, o del pleno
desarrollo del mundo en el cual vivimos. (Hidalgo, 2017)

“Religión, moral y ética”.


Por esperanzas e intereses individuales o colectivos las personas en este mundo
están divididas entre diferentes creencias de tipo religioso, más si observamos las
doctrinas de las respectivas religiones, en su totalidad tienden a fijar unas normas
morales básicas casi idénticas y que pretenden inculcar a sus creyentes la
obligatoriedad de respetarse mutuamente, ayudarse y más concretamente no
mentir, ni robar ni perjudicarse y mucho menos matar o hacer sufrir a sus
semejantes durante toda su vida terrenal.

Como ejemplo diremos, que es un hecho que para que un arbolito crezca recto y
no lo tuerza el viento precisa de una guía apropiada, lo que evidencia el hecho de
que así mismo el individuo, hasta que por lo menos llegue a la pubertad, vive en
pleno periodo de la formación de su conciencia si está debidamente guiado y
aconsejado por sus padres junto con sus maestros o enseñantes, pero como
muchas familias desgraciadamente están deshechas o no conversan
suficientemente con sus parientes en sus moradas por permanecer absortos
poruna nociva TV y cada día los maestros están más vejados y carentes del
necesario respeto por una parte creciente de su alumnado, resulta que por unos o
por otros, como decía aquel, la casa se queda sin barrer y la juventud sin
principios. Por lógica democrática, en todos los países más maduros culturalmente
y que disfrutan de tales regímenes de gobierno debidamente elegidos en
referéndum por mayoría de votos, como en el caso español actualmente, país
regido por una Constitución, está en el capítulo II sobre derechos y libertades,
textualmente en su artículo 14 dice: "Los españoles son iguales ante la ley sin que
pueda prevalecer discriminación alguna or razón de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia persona o social",
añadiendo en el artículo 16: "1° Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de
culto de los

Individuos y comunidades sin más limitación en sus manifestaciones que la


necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. 2° Nadie
podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencia. 3° Ninguna
confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las
creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consecuentes
relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones."
(PLAE., 2004)

ÉTICA Y MORAL
“En un patrón moral básico de carácter universal y generalizable,… dado lo
racional y razonable de sus fines, valores y prescripciones de conducta. Esta ética
afecta a los individuos en tanto en cuanto son miembros de la sociedad” (p.18).

Por tanto, la ética pública tiene como finalidad contribuir con el desarrollo de la
sociedad en términos de mejorar la calidad de vida de todos sus miembros. De allí
que se pretenda en este artículo destacar la relación indisoluble existente entre la
naturaleza humana y la gerencia de la organizaciones públicas, en el
sostenimiento de los principios justos de convivencia.

“Contextualización Inicial “
Los tiempos contemporáneos dan cuenta de una realidad económica, social y
política cambiante que influye de manera significativa en el devenir de la sociedad
y las organizaciones. Estos cambios conducen a la necesidad de comprender
cada vez con mayor

Urgencia los males que afectan la gerencia pública y cuáles son sus posibles
antídotos. En el entendido de que, su propagación tiene incidencia directa en el
bienestar de la sociedad. Desde esta perspectiva conviene caracterizar el mal
como la presencia de antivalores o prácticas indebidas que tienen lugar en la
cotidianidad gerencial y que se divulgan permanentemente en los diferentes
medios de comunicación social, lo cual infunde desconfianza en la sociedad.
(vilchez, 2012)
Ética y moral. Superyó y conciencia
Ética y moral, como también superyó y conciencia, son conceptos que suelen
confundirse. La idea de este artículo es desarrollarlos y distinguirlos, desde la
perspectiva del Análisis Existencial.

El destacado biólogo chileno Francisco Varela decía que el sistema inmunológico


era más que un sistema defensivo del organismo. Lo consideraba como un
representante del yo a nivel somático, ya que puede reconocerse en lo propio y
diferenciarse de lo que le es ajeno. A partir de ese reconocerse puede asumir el
rol de protección de lo propio y combatir lo ajeno, cuando éste puede ser
amenazante. Por otro lado, el psicólogo austríaco Alfred Längle dice que las
reacciones de coping (psicodinámicas) equivalen a un sistema inmunológico
psíquico ya que tienen la función de protegernos de las amenazas desde la
dimensión psíquica. Extrapolando la visión de Varela, podríamos decir que ese
“sistema inmunológico psíquico” sería un representante del yo a nivel psíquico.

Por otra parte, la conciencia es esa voz interna que nos dice “esto te corresponde
a ti y aquello no te es propio, aléjate de aquello y quédate con esto”. Por eso
podríamos decir que la conciencia sería un sistema inmunológico personal o
espiritual, que busca reconocernos en lo que nos representa como persona y
diferenciarnos de lo que nos resulta ajeno o impropio. Sería el representante del
yo a nivel personal/espiritual. Es lo que me dice en mí lo que es correcto hacer,
porque corresponde a mi persona. Es el sentimiento intuitivo que jerarquiza los
valores en cada situación de la vida y que lleva a la persona a decidir lo que es
bueno hacer en esa situación. En tanto el superyó viene a ser el yo público, que
corresponde a pautas y representaciones valóricas internalizadas desde el
exterior, que tienen la función de regular la convivencia del individuo con la
sociedad controlando su comportamiento. Este superyó es cognitivo; manda
desde el ámbito de las ideas. Por lo mismo suele ser comandado desde las
ideologías. Además es generalista (siempre o nunca) y no situacional, como la
conciencia. Por ejemplo, los diez mandamientos bíblicos son superyoicos. Ellos
demarcan una ética para los que siguen las religiones inspiradas en la biblia.
Podríamos decir que la ética, en general, se constituye por pautas superyoicas
que buscan ser internalizadas para que los individuos y organizaciones sociales
puedan funcionar adecuadamente en la sociedad según sus roles. Así, por
ejemplo, los códigos éticos de las diversas profesiones pretenden que los
respectivos profesionales se comporten del modo adecuado para que el objetivo
de la profesión se cumpla sin generar daños evitables a quienes sirve.
La conducta moral, por su parte, es la que sigue la voz de la conciencia. Esa voz
que en cada situación nos dice “eso es bueno para tu persona y para lo que es
valioso para ti, incluido tu entorno, tu mundo”. Y lo que nos dice puede coincidir o
no con algún mandato superyoico. No siempre lo moral va de la mano de lo ético.
Como la conciencia es personal, lo que nos señale para una determinada
situación puede diferir de lo que le señale a otro en una situación similar. A modo
de ejemplo, supongamos que dos mujeres católicas –por lo tanto bajo el mismo
mandato superyoico de que el aborto es un asesinato y por lo tanto algo
terminantemente prohibido– quedan embarazadas por situaciones de violación.
Ambas sienten en un inicio un gran rechazo a esta situación de embarazo no
deseado y, menos aún, planificado, no sólo por el origen violento del mismo, sino
porque por su situación de vida (laboral, familiar y social) tener ese hijo les resulta
muy amenazante. A pesar de ello, una de ellas comienza a sentir, debido a la vida
que se está engendrando en ella, un fuerte impulso maternal a tener ese hijo a
pesar de todos los costos que tendrá que asumir. Sin embargo, la segunda
mantiene su rechazo y a pesar de que para ella tiene un fuerte costo ético, decide
abortar, en concordancia con lo que le dice la conciencia. Ambas actúan en
conciencia. Y actuar en conciencia es un requisito para hacerlo con aprobación y
consentimiento personal. No es difícil distinguir entre el relator superyoico interno y
la voz de la conciencia. El primero tiene un tono paternal, de autoridad, de
maestro, de juez, de predicador y a veces nos puede sonar incluso amenazante
(hasta con las penas del infierno), si no obedecemos, si no nos sometemos al
mandato. No nos da razones; el mandato es la razón, es la ley, que siempre debe
ser cumplida, a como dé lugar. La responsabilidad de la consecuencia de la acción
es, en última instancia, del mandato, del mandante. Nosotros somos meros
ejecutores.

La conciencia, en cambio, nos habla en forma comprensiva, orientadora, en tono


maternal, no nos amenaza, pero nos ayuda a intuir los costos y beneficios de
nuestra decisión a través de sentimientos y vivencias, traspasándonos la
responsabilidad de nuestra acción, en consecuencia con la libertad que nos
reconoce.

Necesitamos del superyó –y de la ética que representa– para vivir en sociedad.


Sin embargo, sin la conciencia, la expresión más genuina de nuestra persona se
perdería. No viviríamos con autenticidad. Podemos concebir una sociedad
formada por puros robots, programados con superyós superlativos, y podría ser
altamente funcional y eficiente. Sólo que no sería humana. La conciencia no es
programable. (Traverso, 2014)
“Conferencia: "pluralismo moral, ética de mínimos y ética de máximos":
conferencia 2
Estamos reunidos en esta oportunidad para dar a conocer a ustedes la creación
del Centro de Estudios de Ética Aplicada de la Facultad de Filosofía y
Humanidades de la Universidad de Chile, y para escuchar la Conferencia de la
profesora Adela Cortina, titulada "Ética, Ciudadanía y Modernidad".

Preside la ceremonia el Sr. Vicerrector de Investigación de la Universidad,


profesor Camilo Quezada, y lo acompañan en la testera el Vicedecano de la
Facultad de Filosofía y Humanidades, profesor Bernardo Subercaseaux, la
Directora del Centro de Estudios de Ética Aplicada, profesora Ana Escribar, el
Director de la Oficina Técnica de la OEI-Chile y profesor de la Facultad de
Ciencias Sociales, Sr. Juan Ruz, y la académica de la Universidad de Valencia,
España, profesora Adela Cortina. Hace aproximadamente una década, un grupo
de académicos del Departamento de Filosofía comenzó a reflexionar en torno a
temas éticos relacionados, entre otros, con la biología, la medicina, la educación y
la política, compartieron sus reflexiones con especialistas de otras disciplinas, y
proyectaron su quehacer a través de publicaciones y programas de formación, de
postgrado y de postítulo, en áreas como la Bioética y la Educación en Valores. En
el año 2002, ya consolidado un equipo de trabajo, se crea el Centro de Estudios
de Ética Aplicada, dependiente de la Facultad de Filosofía y Humanidades, por
decreto universitario 0010738.

Iniciaremos este acto con las palabras de quien dirige el Centro de Estudios de
Ética Aplicada, la profesora Ana Escribar. Profesor Camilo Quezada, Vicerrector
de Investigación de la Universidad de Chile, profesor Bernardo Subercaseaux,
Vicedecano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, profesor Juan Ruz,
Director Técnico de la Oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos
para la Educación, la Ciencia y la Cultura en Chile, académicos, alumnos, señoras
y señores.

La destacada filósofa española, Adela Cortina, nos hace el honor de


acompañarnos hoy, día en el que tenemos el agrado de presentar ante la opinión
pública el Centro de Estudios de Ética Aplicada (CEDEA), nueva unidad
académica dependiente de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad de Chile.

La presencia de Adela Cortina entre nosotros, en esta fecha, es especialmente


significativa, por cuanto ella, junto a su importante investigación relativa a los
fundamentos de la ética, ha desarrollado también un amplio y valioso trabajo en el
ámbito de la ética aplicada, en el que precisamente esperamos centrar la
investigación, la docencia y las publicaciones de nuestro Centro. Por consiguiente,
vemos en Adela Cortina a una de nuestras más distinguidas maestras. Quienes
programamos, creamos y actualmente trabajamos en el CEDEA consideramos
que la ética aplicada está actualmente llamada a desempeñar funciones de la
mayor relevancia tanto en nuestro país como a nivel internacional.

En primer lugar, porque durante un largo período, por lo menos en nuestro medio,
la ética filosófica, al fijar su atención casi exclusivamente en el problema --
importantísimo, por cierto-- de los posibles fundamentos para normas de validez
universal, dejó prácticamente de lado la reflexión sobre los procedimientos para la
solución de conflictos. Como consecuencia de ello, poco a poco, la ética fue
enclaustrándose entre los muros de la academia; fue perdiendo presencia en el
debate público y en la formación de la juventud. Quedó así un espacio abierto para
la promoción de conductas y modelos irracionales, espacio que --pensamos-- es
hoy urgente que sea abordado por la reflexión de la ética aplicada.

En segundo lugar, porque el carácter trágico de la vida moral de la humanidad, en


la que el conflicto está siempre presente, hace que principios y normas, aun si su
validez está respaldada por fundamentos suficientes, no basten para orientar
eficazmente la acción. Los inevitables conflictos entre principios, y los conflictos
entre la generalidad de esos principios y la particularidad de las situaciones
concretas, exigen además una preocupación por las consecuencias de la
aplicación de aquellos en los distintos ámbitos del quehacer humano.

En tercer lugar, porque la ampliación de los alcances de la acción derivados del


actual nivel de desarrollo científico-técnico puede llegar a tener efectos tan graves
que, como lo plantea Jürgen Habermas en El Futuro de la Naturaleza Humana, no
resulte ya legítimo que el filósofo, por muy posmetafísico que se considere a sí
mismo, ignore las interrogantes provenientes de la preocupación por una vida
buena. (cortina, 2003)

“Ética y moral en reforma colorada”


La iniciativa también incluye la creación de órganos partidarios, promueve una
mayor participación de mujeres y jóvenes, apunta a una actualización ideológica, y
establece la creación de un grupo de trabajo que deberá abordar la base
ideológica del Partido Colorado.
A la salida del CEN de ayer, Abdala fue consultado en rueda de prensa sobre la
"sanción" que podría tener en el futuro "la gauchada política" del ex presidente del
Banco Hipotecario (BHU), Ariel Lausarot, y los casos del ex ministro de Turismo,
Benito Stern, y del ex titular del BHU, Salomón Noachas. Abdala respondió que el
Partido Colorado debe "proyectarse hacia adelante". En ese sentido, manifestó
que la idea es que para casos que puedan darse en el futuro, con la Carta
Orgánica reformada "puede haber expulsión, sanción, apercibimiento" y
declaración de "persona no grata". "La idea que tenemos es muy severa, que sea
un partido muy transparente y muy cristalino", añadió.

"ADELANTE". El País consultó a Abdala sobre cómo se aplicarían esos


contenidos de la Carta Orgánica en los casos de Stern, Noachas y Lausarot, pero
insistió que su idea apunta "hacia adelante".

"No pienso para atrás, porque eso fue juzgado, en términos judiciales y
electorales", respondió el legislador. "Hay que pensar en el futuro. Implica abordar
un escenario ético y de probidad moral, que tal vez no fue señalado antes",
agregó. Manifestó que "en el pasado la gente juzgó con gran severidad al Partido
Colorado" y que es necesario tener "humildad" para reconocerlo. "Me obliga a
tratar de rediseñar una estrategia para recuperar credibilidad y confianza", agregó.
A su juicio, hay una "recuperación" del Partido Colorado, que está dando "señales
distintas", con "una generación de relevo que ocupa un espacio importante".

"Todo lo que estamos haciendo demuestra que en algún momento no recorrimos


ese camino", añadió, aunque evitó referirse a las causas del resultado electoral del
2004.

COMISIÓN. La Comisión de Disciplina se transforma en Comisión de Etica y


Disciplina, que podrá actuar "de oficio en aquellas situaciones que a su juicio lo
ameriten".

CONDUCTAS. Las conductas "pasibles de sanción" son: atentar contra principios


del Partido Colorado, cometer actos "notoriamente graves de indisciplina", violar
disposiciones de la Carta Orgánica, incumplimiento de acuerdos electorales,
desatención de decisiones de la agrupación de gobierno, incurrir en conductas
reñidas con la moral, ignorar citaciones de órganos partidarios cuando se ocupan
cargos públicos, desatender "tareas inherentes" a cargos públicos.

SANCIONES. Quienes incurran en esas conductas podrán recibir un


apercibimiento, una suspensión de la afiliación, la expulsión de las filas partidarias,
la declaración de persona no grata, la solicitud de renuncia a cargos públicos en
representación partidaria, o la censura que importe el descrédito partidario.
Copyright Grupo de Diarios América-GDA/El País/Uruguay. Todos los derechos
reservados. Prohibido su uso o reproducción en Uruguay. (GALE, 2006)

“Los conflictos entre ética, moral y política en la comunicación institucional


y periodística de las series de televisión si, ministro y si, primer ministro”

EXPLICACIÓN DE LOS CONCEPTOS ÉTICA, MORAL Y POLÍTICA


Epicteto, filósofo griego estoico (55-135), que vivió parte de su vida en Roma
afirmó: "Initium doctrinae sit consideratio nominis". "El principio de toda exposición
debe ser la consideración de los nombres". Por los motivos que hemos expuesto
en la Introducción, necesitamos atenernos a esta indicación de Epicteto.

El primer paso que acometemos es sustituir la disyuntiva "individuo/sociedad" por


la perspectiva "distributivo/atributivo". Reconocemos que, en la historia del
pensamiento, es mucho más frecuente la primera disyuntiva. Que sea la más
frecuente no significa que sea la más acertada. Efectivamente, los estudiosos han
encontrado insuficiencias lógicas. Por eso, la Gnoseología de Gustavo Bueno, y
de algunos de sus discípulos, ha resaltado la importancia de la perspectiva
"distributivo/atributivo". En lógica clásica, se conoce que un término está
distribuido en cualquier proposición cuando hace referencia a todas y cada una de
las clases que representa. En las categorías distributivas, las relaciones de las
partes son simétricas y transitivas, y por tanto, reflexivas y de equivalencia. Las
partes son homogéneas y pueden caracterizarse por una serie de propiedades
comunes. Por ejemplo, "la totalidad constituida por el conjunto de monedas
procedentes de un mismo cuño"; también, "todos los mamíferos son vertebrados".

Las categorías atributivas se constituyen por acumulación de partes, que guardan


entre sí relaciones asimétricas. "Los todos aparecen ahora como agrupamientos y
sus partes son heterogéneas. Aunque tienen propiedades comunes predominan
entre ellos los aspectos diferenciales...". Gustavo Bueno habla de géneros
heterológicos, modulantes, como cuando nos referimos al conjunto de todos los
vivientes, al de los poliedros regulares, al de los continentes, al de las especies
mendelianas, al de partes del cuerpo humano o al de todos los elementos de la
tabla periódica. Es decir, no todas las notas genéricas parciales se combinan
siempre y de la misma manera y en la misma proporción (Bueno, 1976: 231 y 326-
327; 1987: 259-260; 1993, 2: 591-593. Valbuena, 1997: 28-29).Después de haber
explicado la perspectiva distributivo/atributivo, es el momento de definir qué han
entendido los autores que se han ocupado de la distinción entre ética, moral y
política.

Ética es todo aquello que afecta a las personas en cuanto son individualizables
(no aisladas), en cuanto a sujetos distributivos dentro de un grupo. Ética es toda
praxis humana que contribuya a mantener la fortaleza del sujeto humano y, por
tanto, todo comportamiento que suponga el respeto por la integridad del ser
humano corpóreo. La fortaleza se entenderá como firmeza, cuando vaya referida a
uno mismo, y como generosidad, cuando vaya dirigida a los demás. Conductas
antiéticas son las que socavan la fortaleza de los otros produciendo daños a su
imagen pública, a su hacienda o, directamente, a su integridad corporal (malos
tratos, lesiones, homicidios, etc.) (Alvargonzález, 2009: 21).

Podría decirse que la ética comienza por los grupos familiares, pero que sólo llega
a ser transcendental a todos los hombres en la medida en que los individuos de
los grupos originarios puedan comenzar a ser tratados (a consecuencia de
experiencias sociales e individuales muy precisas) como individuos universales. El
mal ético por excelencia es el asesinato (aunque, a veces, la muerte provocada o
no impedida de otro pueda considerarse como una virtud ética, en ciertos casos
de eutanasia). Pero también son males éticos de primer orden la tortura, la
traición, la doblez o simplemente la falta de amistad (o de generosidad). La
mentira puede tener un significado ético cuando mediante ella logramos salvar una
vida o aliviar una enfermedad. La desatención hacia el propio cuerpo, el descuido
relativo a nuestra salud, es también un delito ético, por lo que tiene de falta de
firmeza. La medicina es una actividad que marcha paralelamente al curso de las
virtudes éticas. Podría decirse que la ética es a la medicina lo que la moral es a la
política (Bueno, en García Sierra, 2000: 473-474). Moral es todo lo que afecta a
los individuos o grupos sociales en cuanto los consideramos atributivamente como
partes de la sociedad sin posibilidad de operar en términos simétricos unos con
otros. El principio fundamental de la moralidad es la justicia, entendida como la
aplicación escrupulosa de las normas que regulan las relaciones de los individuos
o grupos de individuos en cuanto partes del todo social:

La fuerza de obligar (o impulso) de las normas morales procede, no tanto del


individuo, cuanto del control o presión social del grupo, canalizado a través de un
código deontológico o de un sistema de "leyes no escritas" y, no por ello, menos
coactivas: la norma de la vendetta obliga a los miembros de la familia con una
fuerza mayor, si cabe, que las normas legales de un Estado de derecho. Los
imperativos éticos y los imperativos morales no son mutuamente armónicos. Y no
ya por motivos ocasionales sino por principio: las partes de una totalidad
desplegada simultáneamente según su estructura distributiva y según sus
estructuras atributivas y aún dadas en la misma escala, no son conmensurables.
El desajuste entre la ética y la moral es un componente de la dialéctica interna de
la vida social. Estos conflictos dialécticos podrían considerarse como
contradicciones , no ya iniciales sino internas, es decir, referidas a los sujetos en
tanto se ven a la vez obligados por deberes opuestos ... Una situación muy
repetida en la última guerra mundial, llevada con frecuencia al teatro o a la novela,
es la del soldado que, habiendo caído en una familia de país enemigo, es
protegido por algún miembro de esta familia: los deberes morales (políticos,
patrióticos) obligan a entregar al soldado; los deberes éticos obligan a protegerle.
Se comprende, entonces, que quien mantiene su norma ética sin plegarse a las
exigencias de la moral del grupo social o político que le envuelve, se encontrará
con grandes dificultades y tendrá muchas probabilidades de recibir las sanciones
del grupo (Bueno, en García Sierra, 2000, pp. 477-478).

Política es algo en principio próximo a la moral, por cuanto considera también a los
individuos o grupos sociales atributivamente, pero esta vez no en torno a la idea
de justicia sino en torno al simple "buen orden social":

Lo esencial es tener en cuenta que el poder político implica siempre la inserción


del poder en el contexto de programas y planes orientados a la eutaxia --"buen
orden social"-- de una sociedad dada, y ésta es la razón por la cual suponemos
que el poder político es indisociable de la palabra, como instrumento suyo. No sólo
porque por la palabra es posible incorporar total o parcialmente a alguien en un
plan o programa político. La palabra no se toma aquí, por tanto, como un criterio
convencional de influencia (persuadir, convencer --frente a obligar o vencer)
porque la palabra puede ser tan compulsiva como la fuerza física. Por tanto,
cuando apelamos a la palabra, como instrumento de elección del poder político no
tratamos de establecer un criterio convencional (justificado en la libertad, en la
conciencia, etc.) sino de determinar la única vía a través de la cual unas partes del
todo social pueden pro-poner (poner delante) a las otras planes y programas
relativos a un sistema global y que sólo por la palabra puede ser representado.
(castillo, 2010)
Ética y moral
Es asunto es tan sencillo, que a casi nadie le cuesta comprenderlo: los que
pagamos los impuestos que forman el erario somos grandes, chicos, ricos, no
ricos, jóvenes, viejos, ateos, agnósticos, musulmanes, budistas, judíos,
protestantes de mil marcas, católicos, místicos, o indiferentes a la religión y la
política.

Por este motivo, el erario no puede usarse en beneficio de los intereses


particulares de una religión u otra. La Constitución lo prohíbe. El sentido común lo
avala. Es una de las áreas del quehacer gubernamental que queda bien clara: los
gobiernos no pueden gastar el erario para favorecer una religión, como sería el
caso de un "donativo" para la construcción de un templo, una pagoda budista, etc.

La religión, a diferencia de asuntos como carreteras, plantas de tratamientos de


aguas, reforestación, equipos para cuerpos policiacos, hospitales, drenaje y
energía eléctrica, es exclusivamente ideológica y no puede considerarse más que
una cuestión de gustos particulares, como vestirse de marrón o elegir una vida
vegetariana. No importan los motivos que nos lleven a ponernos de marrón o
comer puras verduras, la elección es nuestra y no atañe a la vida pública y el
bienestar común.

En cualquier Estado que haya establecido una separación de estado-iglesia existe


una responsabilidad de vigilar el destino de los dineros de todos. El concepto
"todos" en una democracia incluye la protección de las minorías. Si soy de una
mayoría agnóstica y me pongo a vociferar mi objeción a una carretera basándome
en mi agnosticismo, me iré alegremente por el tubo por donde me van a mandar
porque mi postura ideológica no tiene por qué interferir en el bien común de todos,
los agnósticos y los no agnósticos.

Este planteamiento sencillo lo comprende casi cualquiera. El Cardenal Sandoval


Íñiguez se cuenta entre los que no logran capturar bien el significado de
separación estado-iglesia. Su queja de que sus comentarios son tomados fuera de
contexto (EL NORTE, 1 de mayo) puede ser justificada, pero juzgando por sus
declaraciones que se citan con todo y la puntuación indicada para tales ocasiones,
existe la posibilidad de que sus comentarios sean incomprensibles porque no son
particularmente inteligentes ni claros. Algunos han opinado que la conexión entre
cerebro y boca es demasiado veloz, pero yo tendría que opinar que la conexión
más veloz está entre su cerebro y los bolsillos ajenos. Es una cosa triste que los
"Príncipes de la Iglesia" han mostrado en ocasiones algo menos que una ética
intachable. Cuando los jerarcas mencionan que hay que reconocer que los
narcotraficantes han hecho buenas obras en poblados aislados, habría que
cuestionar su pobre sentido común y su escaso entendimiento del mundo. Cuando
un jerarca acepta dinero que de ninguna manera le corresponde ni por ley ni por
lógica, los cuestionamientos estriban en su ética.

Desafortunadamente, el mundo actual ha creado una escisión entre ética y moral.


Lo que es "moral" se abre a una laxitud de interpretación que deja a la ética
abandonada. La ética es más difícil de formar, se basa en preceptos e ideas que
se forjan mediante el intercambio de puntos de vista filosóficos (aunque no los
llamemos así, eso son), y no admite alteraciones excepto por el mismo exigente
proceso.

La ética no puede alterarse con base en la palabra de una autoridad. En el mejor


de los casos, la moral tampoco. Tanto el Gobernador de Jalisco como su Cardenal
son carentes de ética. Uno es ilegal y el otro inmoral. (Batres, 2008)

“El fin de la moral y la revitalización de la ética”


La moral es un conjunto de juicios que comparten una característica gramatical
que los hace únicos: expresan un deber o una valoración de bondad o maldad de
manera absoluta, así usamos y entendemos de manera corriente lo que es una
moral. Los juicios morales son todos aquellos en los que no tenemos que recurrir a
nada más que a su emisión para ser justificados, no dependen de la situación del
actuante y tienen la pretensión de ser universalmente válidos.

Que efectivamente haya acciones que sean buenas o malas absolutamente sin
referencia a personas o momentos no es el problema aquí, lo que interesa es
poner en evidencia que así usamos y entendemos los juicios morales. Cuando
decimos "robar es malo" y lo decimos con pretensión absoluta, estamos emitiendo
un juicio moral, así usamos y entendemos lo moral. Utilizando la terminología
kantiana, "robar es malo" es una ley moral, por el contrario, "robar es malo porque
atenta contra la estabilidad civil" es una regla ética práctica. También cuando
expresamos un deber absoluto le otorgamos carácter moral a la realización de
éste: "respetarás la mujer del prójimo" es un deber de connotaciones morales
pues con ello se está queriendo decir que siempre que este deber sea violentado
la acción será moralmente mala.

Esta caracterización de la moral se puede encontrar explicada en detalle en la


obra Lecciones de ética de Ernst Tugendhat. El ejemplo que utiliza Tugendhat
para explicar qué entendemos por moral es bastante claro:

"Decimos a alguien que humilla a otro: "no puedes hacer eso", no en referencia a
algo sino pura y simplemente; o: "tienes que mantener tu promesa", no cuando
quieres alcanzar esto o lo otro, sino "simplemente tienes que hacerlo", y este es el
empleo moral del término." (Tugendhat 1997, p. 37).
La exposición filosófica más famosa de la moral así entendida es la llevada a cabo
por Kant. La característica principal de la moral es que ésta se compone de
imperativos categóricos y no hipotéticos, es decir, que está constituida por
fórmulas que declaran acciones como buenas en sí mismas, sin referencia a
ningún propósito ulterior. Kant insiste en que "Todo el mundo tiene que confesar
que una ley moral si es que ha de valer moralmente, esto es, como fundamento de
una obligación, tiene que llevar consigo necesidad absoluta; que el mandato: no
debes mentir, no es que valga meramente para hombres, sin que otros seres
racionales tuviesen que atenerse a él, y así todas las restantes leyes propiamente
morales." (Kant, 1996, p. 109).

Esta manera de entender la moral como un sistema de juicios valorativos con


pretensiones de validez absoluta, y que a nuestro juicio es la manera corriente en
la cual se entiende y se usa en la cotidianidad, encuentra su característica
principal en el concepto de obligación moral. Este aspecto ha sido ampliamente
tratado por G.E.M. Anscombe y Bernard Williams, dos pensadores reconocidos
por sus contribuciones a la revitalización de la ética de las virtudes. De la
obligación moral no se puede escapar y no hay excusa que valga para justificar la
falta de acatamiento de una ley moral. Esto explica que todos aquellos que están
apegados a una cierta tradición moral experimentan un sentimiento particular de
culpa cada vez que incumplen una de las reglas; la culpa surge puesto que no hay
excusa que justifique el incumplimiento. (1)

Caracterizado lo que entendemos por moral y cuál es el uso que le damos a este
concepto, la pregunta relevante es si esto que se entiende por moral es
exactamente lo mismo que se entiende por ética. ¿Es la ética únicamente un
sistema de juicios valorativos con pretensiones de validez absoluta? Por supuesto
que no. Incluso el mismo Kant a quien podríamos calificar como el pensador más
influyente de la tradición moral moderna tenía claro que la ética no se agotaba en
lo moral y, al igual que la física, cuenta con una parte empírica y otra racional:

"La física, así pues, tendrá su parte empírica, pero también una parte racional. La
ética está en el mismo caso, si bien aquí la parte empírica podría llamarse
especialmente antropología práctica, y la racional, propiamente moral." (Kant,
1996, p. 107)

Es claro que el pensamiento de Kant tuvo un sesgo tan marcado hacia la segunda
característica de la ética que la primera quedó prácticamente olvidada y la
modernidad terminó identificando lo ético con lo moral. Para Kant la posibilidad de
la filosofía moral pura se derivaba del hecho evidente de la existencia del deber y
de las leyes morales, existencia que hoy en día parece difícil de sustentar. (2)
Pensadores contemporáneos como los ya mencionados, Anscombe y Williams,
entre otros, han venido insistiendo en que la ética no se agota en nuestra
concepción común de la moralidad. Para Williams "La moral es un sistema
especial, una variedad particular del pensamiento ético" y sin el que además
"estaríamos mejor". (Williams, 1997, p. 45) Williams asegura que la ética es una
noción más amplia que la moral en cuanto la primera considera acciones como
buenas o valiosas y que no necesariamente son requeridas por la ley moral, como
es el caso, por ejemplo, del comportamiento heroico o de todas aquellas acciones
que van más allá de lo que se está obligado a hacer. Anscombe por su parte
considera igualmente que lo más razonable sería dejar de lado nuestra
concepción de deber moral, no sólo porque carece de sentido en las actuales
condiciones, argumento sobre el que profundizaré más adelante, sino, además,
porque "se puede hacer ética sin ella, como lo demuestra el ejemplo de
Aristóteles." (Anscombe, 1997, p. 34)

3. LA IMPOSIBILIDAD DE LA MORAL
La pregunta que nos interesa ahora es por qué esta concepción de la moral que
hemos expuesto, y de la cual señalamos que no se identifica en su totalidad con lo
que se entiende por ética, no es viable en las actuales condiciones del desarrollo
filosófico del hombre. La primera línea de argumentación que expondremos para
sustentar la tesis de la imposibilidad de la moral se centra básicamente en la
crítica al concepto de obligación, el cual recorre la totalidad del pensamiento moral
moderno. Esta crítica es desarrollada por Anscombe en su artículo Modern Moral
Philosophy, originalmente publicado en 1958 y se centra en la idea de que la
concepción moral moderna se caracteriza por seguir un modelo legislativo de la
moralidad en el cual la pretensión de

Validez absoluta del juicio viene acompañada necesariamente de la noción de


obligatoriedad del deber moral.

Para Anscombe, términos como "deberías", "tienes que" o "se necesita que"
cuando se relacionan con bondad o maldad tienen ahora ese especial "uso moral"
que ya hemos descrito en la sección anterior y que se refiere a la idea de veredicto
absoluto y que los convierte en "es obligatorio que" en el sentido de que el hombre
está atado por una ley absoluta a actuar de tal o cual forma. Anscombe insiste en
el hecho de que esta manera de entender el deber moral no es tal en Aristóteles,
donde "deberías" o "tienes que" se entienden en un sentido moral sólo cuando se
refieren a las pasiones humanas, y no a acciones puramente técnicas como
"deberías regar la planta", pero que en ningún momento refieren al concepto de
obligación.
Anscombe considera que el advenimiento del cristianismo fue fundamental para
que el sentido del deber moral se transformara en un sentido de obligación en
acuerdo con leyes absolutas. En consecuencia, la concepción "legalista" de la
ética consiste en que lo necesario para actuar virtuosamente en cuanto hombre
está requerido por ley divina y por ende es absoluto y necesario. El punto
fundamental hacia el cual se dirige la crítica de Anscombe es que esta manera de
concebir la moral sólo es posible si se mantiene la creencia en Dios como el
hacedor de leyes; de lo contrario, dicha forma de entender la moral carece de
sentido. "Es como si la noción de "criminal" se mantuviera cuando la legislación
criminal y las cortes para juzgar criminales hubiesen sido abolidas y olvidadas."
(Anscombe, 1997, p. 31). Si se suprime la creencia en Dios el concepto de
obligación moral pierde el marco de referencia que sustenta su comprensión.

Se tiene entonces que si no creemos en Dios nuestra concepción de "moral"


carece de sentido (aunque como ya se mencionó, diferentes desarrollos filosóficos
modernos han intentado suplantar a Dios con otras figuras que acarreen la
obligación), sin embargo, la buena noticia es que, pese a esto, aún se puede
hacer ética, y para Anscombe la prueba contundente de que esto es así es la ética
aristotélica.

Es gracias a esta constatación de la estructura misma de la moral como una


concepción dependiente de un hacedor de leyes, la cual no necesariamente se
identifica en su totalidad con lo ético, que la corriente que se inaugura con
Anscombe aboga por una revitalización de la ética aristotélica enfocada hacia las
virtudes y al florecimiento del hombre y no hacia intentos infructCOPYRIGHT 2006
Fundacion Universidad del Norte usos e intrincados para mantener la fuerza del
concepto de obligación.

Ahora quisiéramos enfocar la atención hacia otro tipo de argumentos


completamente diferentes pero que apuntan en la misma dirección, a saber: al fin
de la moral y a la necesidad de revitalizar la ética entendida fuera del concepto de
obligación categórica. Estos argumentos se desprenden de la crítica de Heidegger
a la ontología tradicional y de los planteamientos de la hermenéutica. En pocas
palabras, el argumento que deseamos exponer es que la moral perdió su
fundamento una vez la ontología dio el giro del ser del ser humano concebido
como presencia al ser esencialmente temporal. La crítica de Heidegger a la
metafísica tradicional, y en particular a consideración del ser del hombre como
pura presencia, le quita el piso a la concepción estática del valor, entendido éste
como juicio proveniente de un ser eminentemente temporal y situado. (uribe, 2006)
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