Profesor Emérito, Universidad de Atenas Escuela de Teología Hablando sobre Ortodoxia, tenemos que no repetir el error de Pilatos, cuando se le preguntó a Cristo: «que es la verdad?» (Juan 18, 38). Lo correcto es: «quen es la verdad?» Porque la verdad no es una idea, una teoría, un sistema, sino una persona, la mas Sagrada Persona de la Palabra de Dios que se hecho carne, Jesús Cristo. Así que la gente debe buscar para Ortodoxia también, porque está siendo asociada con la Persona -Dios y Hombre- de la Palabra de Dios. El como Dios y Hombre es nuestra Panalitheia (Verdad total). 1. Si deseamos definir, por convención, el Cristianismo, como Ortodoxia, diríamos que es la experiencia de la presencia de lo increado (el Dios) en la historia y la habilidad del creado (el hombre) para ser Dios «por la gracia». Debida la perpetua presencia de Dios en Cristo en la realidad histórica, el Cristianismo ofrece al hombre la habilidad de deificación, como la ciencia de medicina ofrece a el la habilidad de mantenimiento o la restauración de su salud, mas en ambas la situaciones a través un cierto proceso de curación y un estilo de vida especifico. El objetivo único y absoluto de la vida en Cristo es la Deificación, es decir, la unión con Dios, para que el hombre, participando en la energía increada de Dios, a ser «por la gracia» lo que Dios está en su naturaleza (anárquico y interminable). Esta es la significación de la salvación Cristianamente. No es para un mejoramiento moral del hombre, sino para la re-creación, re- generación en Cristo del hombre y de la sociedad, mediante la relación existencial con Cristo, quién es la revelación encarnada de Dios en la historia. Es esto que la frase del Apóstol Pablo (B’ Cor. 5,17) expresa: «el que está en Cristo, es una nueva creación». E que está unido con Dios está nueva creación. Así que Cristianamente, la encarnación de la Palabra de Dios, la entrada salvífica de lo Eterno y lo Hyper-tiempo en lo tiempo histórico, es el inicio de un mundo nuevo, de una literalmente nueva era, que va hasta los extremos de las edades, en las personas de los Cristianos auténticos, es decir los Santos. La Iglesia “como Cuerpo de Cristo” y sociedad en Cristo existe en el mundo, para ofrecer la salvación, como inclusión del humano y de la sociedad en este proceso de regeneración. Esta obra salvífica de la Iglesia esta siendo realizado con un método terapéutico especifico, así que básicamente la Iglesia a actuar en la historia mundial como un hospital. «Clínica Espiritual » esta llamada la Iglesia por el santo Crisóstomo (†407). A continuación responderemos a las preguntas: 1) Que es la enfermedad, que la Ortodoxia Cristiana se trata, 2) Cuál es el método que se aplica y 3) Cuál es la identidad del Cristianismo auténtico, que le distingue radicalmente de sus desviaciones heréticas, y cualquier forma de religión. 2. La enfermedad de la naturaleza humana es el estado de deterioro del humano y al mismo tiempo de toda la creación, que compadece (“gime y sufre” Rom. 8,22) junto a el. Este diagnóstico se refiere a cada persona, independientemente si es Cristiano o no, si se cree o no, por la unidad natural de la humanidad entera (ve. Hechos 17, 26). El Cristianismo Ortodoxo no se cierra en los límites estrechos de una religión, que se preocupa solo de sus seguidores, sino, como el Dios, «que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad» (Α’ Tim. 2, 4), puesto el Dios es «el salvador de toda la gente» (Α’ Tim. 4, 10). La enfermedad, entonces, para cual el Cristianismo habla es universal (Rom. 5,12) «… la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (=fallaron en el camino a la deificación). Como la caída (es decir la enfermedad) es universal, así la salvación-terapia depende directamente a la operación interna de cada persona. La experiencia de los Santos conoce un sistema mnemotécnico, la memoria cardíaca y mental, que funciona en el corazón y esta siendo ignorada por la ciencia medica. El corazón, en la tradición Ortodoxa, no solo funciona físicamente, como una bomba para la manipulación de la sangre. Porque aparte de la física tiene una operación sobrenatural. Bajo de ciertas condiciones se convierte en el espacio de comunicación con el Dios, es decir con Su energía increada. Sin embargo, esto está siendo percibido a través de la experiencia de los Santos, los verdaderos Cristianos y no con la función lógica o con la teologisis mental. El Santo Nicodemos de Monte Athos (†1809), recapitulando toda la tradición patrística en su obra “Manual de Conserjería”, se llama el corazón como el centro natural, supernatural y al mismo tiempo paranormal, cuanto la operación supernatural holgaza, porque el corazón está dominada por los pasiones. La operación supernatural del corazón es el requisito absoluto para la perfección, la afinación de la persona, es decir su deificación, como su integración total en la sociedad en Cristo. En su operación supernatural el corazón se convierte en espacio de activación de la mente. En el código de la lengua de Ortodoxia, la mente (en el Nuevo Testamento esta nombrado como “espirito” de la persona y “ojo del alma”) es energía del alma, por el que el hombre conoce el Dios, llegando a la vista de Dios o Theoptia. Sin embargo, tenemos que clarificar que conocimiento de Dios no significa el conocimiento de la amethekti y intangible substancia divina, sino de la energía divina. La distinción de substancia y energía a Dios es la diferencia significativa de la Ortodoxia que cualquier otra versión de la Cristiandad. La energía de la mente en el corazón se llama “función mental” del corazón. Aclaramos una vez más, que Mente y Palabra (Logos-lógica) no están de acuerdo ortodoxamente, porque la lógica se actúa en el cerebro, mientras la mente en el corazón. La operación mental se realiza como oración continua (A’ Thess. 5,17) del Espíritu Santo en el corazón (Gal. 4,6 Rom 8,26 A’ Thess. 5,19) y esta nombrado por nuestros Santos Padres como “memoria de Dios”. Habiendo, el hombre, en su corazón la “memoria de Dios”, tiene sentido de la “habitación” de Dios en si (Rom. 8, 11). El Gran Basilio en su secunda epístola dice, que la memoria de Dios permanece constante, cuanto no está siendo interrumpida de los cuidados de la tierra, mas la mente “sale” para Dios, es decir tiene comunión con Dios. Esto no significa que el fiel que esta activado de la energía divina evita la atención necesaria de la vida, permaneciendo en la inacción o en alguna éxtasis, sino la liberación de la mente de estos cuidados, que con cuales se preocupa la lógica. Vamos usar un ejemplo que nos toca. Un cientista, que gaño su función mental con la lógica, se preocupa con sus problemas, mientras su mente, en la corazón, mantiene constante la memoria de Dios. El e Ortodoxamente a persona sana (normal-el Santo). Así que la terapia de la Ortodoxia esta asociada con el camino de la persona hacia la santidad. La infunción o disminución de la energía mental del humano es la substancia de la caída. El famoso “pecado original” es exactamente el fracaso del hombre, ya en el inicio de su presencia histórica, a rescatar la memoria de Dios, es decir la comunión con Dios, en su corazón. En esta situación mórbida involucra a todos los descendientes de los protoplastos (los primer creados), porque no es algún ético, es decir personal, pecado, sino enfermedad de la naturaleza humana (“Se cayó enferma nuestra naturaleza por pecado” dice el Santo Cirilo de Alejandría †444) y se transmite de humano a humano, exactamente como la enfermedad de un árbore se transmite en todo que llega de el. La inactivacion de lafuncion mental o de la memoria de Dios o la confusion de ella con la funcion del cerebro como acondese con todos nosotros esclaviza la persona al estrés y el medio ambiente y a la búsqueda para felicidad a través el individualismo y la insociabilidad. En la situacion de la enfermedad de la caida el hombre usa el Dios próximo para fortificar su propria seguridad y felicidad. Uso de Dios esta acondecendo con la “religion” (esfuerzo de extorsion de la fuerza divina) que puede caer en deificacion de si mismo (“convertí-me en un idolo de mi mismo” dice San Andreas de Creta en su “Gran Regla”) Uso del prójimo y por lo tanto de la creación esta aconteciendo con la explotación de ellos en todas las maneras posibles. Así que es la enfermedad, que la persona está buscando curar, entrando-se a lo “sanitario espiritual de la Iglesia 3. Objetivo de la presencia de la Iglesia en el mundo, como sociedad en Cristo, es la terapia de la persona con la restauración de la comunión cardiaca con Dios, es decir de la operación mental. Según el bendecido profesor p. I. Romanides, “la tradición patrística no es ni filosofía social, no sistema ético, no dogmatismo religioso, sino es tratamiento terapéutico. En este punto es muy similar a la Medicina y especialmente la Psiquiatría. La operación mental del alma, que ora mentalmente y continuamente en el corazón, es un órgano normal, que todos tienen y que necesita terapia. Ni la filosofía, no alguna de la ciencias positivas o sociales conocidas puede curar este órgano (…). Así que el enfermo incurable normalmente no sabe ni para la existencia de este órgano”. La necesidad de la terapia humana, según el antedicho es un caso universal, primero asociado con la restauración de todas las personas en su existencia natural con la reactivación de la tercera (mental) función de memoria. Mas también se amplía en la presencia social del humano. Para el hombre poder comunicar como hermano con su prójimo, su interés propio debe ser convertido en desinterés (ve A’ Cor. 13, 8: La caridad no busca su interés). Incondicional es el amor de Dios Trino (Rom. 5,8 A’ Tim. 4,7) dando todo sin tener en cuenta. Así que lo ideal social de la Ortodoxia Cristiana no es la “propiedad conjunta”, sino la “indigencia”, como abnegación de cada reclamación. Porque solo entonces, la justicia es posible. La método de terapia, que es ofrecida por la Iglesia, es la vida espiritual, como vida en Espíritu Santo. La vida espiritual se experimenta como ejercicio y participación en la Gracia increada proporcionada a través de los misterios. El ejercicio es violación de nuestra naturaleza autonomizada y muerta por el pecado, que anda al muerte espiritual y eterno, es decir la separación eterna de la Gracia de Dios. El ejercicio tiene como objetivo la victoria sobre las pasiones, para derrotar la esclavitud interna en los hogares insalubres de la persona y participar en la cruz del Cristo y su resurrección. El Cristiano ejercitado bajo la guía de su Terapeuta-Padre Espiritual, convierte se a perceptivo de la Gracia, que recibe con su participación a la vida sacramental de lo cuerpo eclesiástico. Cristiano sin ejercicio no puede existir, como no existe humano curado que no cumpla con el tratamiento terapéutico, que su medico designo. 4. Los antedichos conducen a algunos fijos, que documentan la identidad de la Ortodoxia Cristiana: • a) La Iglesia como cuerpo de Cristo, funciona como enfermería-hospital. En lo contrario no es Iglesia, sino religión. El clero fueron elegidos inicialmente por los curados, para funcionar como terapeutas de los otros. La función terapéutica de la Iglesia sobrevive hoy en los Monasterios, que ya están resistiendo a la secularización y continúan la Iglesia de los tiempos apostólicos. • b) Los cientistas de la terapia eclesiástica son los ya curados. Quien no tiene la experiencia de la terapia no puede ser terapeuta. Esta es la diferencia significativa entre la ciencia terapéutica pastoral y la ciencia medica. Los cientistas de la terapéutica eclesiástica (Padres y Madres) destacan otros terapeutas, como los profesores de la medicina destacan sus sucesores. • c) La restricción de la Iglesia solo en el perdón de los pecados para entrar al paraíso después de la muerte, constituye alineación y esta equivalente con la ciencia medica perdonando el paciente, para que se cura después de la muerte! La Iglesia no apunta en mandar alguien al paraíso o al infierno. Paraíso y infierno, después de todo, no son lugares, sino modos de existencia. La Iglesia, curando la persona, lo prepara para ver el Cristo eternamente en Su Luz increado como paraíso y no como infierno, es decir “fuego devorador” (Heb. 12, 29). Y esto, por supuesto, refiere a todas las personas, porque TODA la gente hubieren visto eternamente el Cristo como “Juez” del mundo. • d) La validez de la ciencia esta documentada por el logramiento de sus objetivos (p.e. en la medicina, de la terapia del paciente). Así, se diferencia la medicina científica original de la curandería. Criterio de lo tratamiento pastoral de la Iglesia es el logramiento de la terapia espiritual, con la abertura de la ruta a la deificación. La terapia no se aplaza a la vida después la muerte, sino ocurre en la vida de la persona en este mundo (aquí y ahora). Esto es realizado por las imperecederas reliquias de los Santos que vencen el deterioro biológico, como las reliquias de los Santos de las islas de Eptanisos (7 islas): Spiridon, Gerasimos, Dionisios y Theodora Augusta. Las imperecederas reliquias sagradas son, en nuestra tradición, la documentación indiscutible de Deificación (Theosis), es decir la finalización del tratamiento terapéutico de la Iglesia. Le pediría a la comunidad medica de nuestro país de prestar atención especial a las imperecederas reliquias sagradas, porque no solamente no aceptaron intervención científica, sino esta siendo revelada en ellos la energía de la Gracia Divina. Porque exactamente en el momento que comienza el desmantelamiento del sistema celular, se detiene automáticamente, y en lugar de hedor se emite aroma. Me limito a los síntomas médicos, y no me extiendo a las maravillas, como prueba de Deificación (Teosis), porque pertenecen a otra esfera. • e) En fin, los textos sagrados de la Iglesia (escritura, sinódicos y textos patrióticos) no codifican alguna ideología Cristiana, sino tienen carácter terapéutico, funcionando como los escritos universales en la ciencia médica. Esto está en vigor para los textos litúrgicos también, por ejemplo los Deseos. La simples lectura de un deseo (oración), sin la integración paralela de lo fiel en el proceso terapéutico de la Iglesia, no se diferencia de la ocasión que el paciente recurre al médico con dolores fuertes y el en lugar de intervenir drásticamente, se limita a poner lo en el lecho quirúrgico y leer para el paciente el capítulo asociado con su enfermedad (Tomado de: Aspectos de la Identidad Ortodoxa- Publicaciones Ortodoxos Kypseli)