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Juan

D E V O C I O N A L

Juan escribió su Evangelio casi 60 años después de


acontecidos los hechos. Cuando Juan escucho a
Jesús, no comprendió inmediatamente todo lo que Él
decía, sino que fué después de medio siglo de
meditar bajo la dirección del Espíritu Santo, la que le
enseñó un sentido más profundo de sus palabras.
Así es que nos presenta, no sólo lo que Jesús dijo, sino
también lo que quería decir. Juan se enfoca en
mostrar a Jesús como el Hijo de Dios: “…para que
creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”. Para lo-
grarlo, utiliza dos métodos: selecciona siete señales, de
las cuales seis son exclusivas de su evangelio, y registra
discursos que tuvo tanto con individuos, como con
grupos. Juan relata el ministerio de Jesús mayormente en
Judea, entre los judíos más
preparados, con discursos largos y a su vez
reflexivos. Algunas expresiones frecuentes son “luz”, “vida”
y “enviado por Dios”, enfatizando así, a nuestro
Salvador como el Hijo enviado por Dios.
Domingo JUAN 1:1-8
Este evangelio fue escrito por Juan, “el discípulo que Jesús amaba”:
Así se identifica él mismo al final del libro, en los versículos
21:20-24. Es un tremendo desafío para todos los cristianos
conocer mejor a su Maestro, porque... ¿cómo podemos seguir a
alguien que no conocemos? Y en estos primeros versículos Juan
nos presenta a Cristo como “El Verbo”, y a su mensajero Juan el
bautista. ¿Sabías que el término “Verbo” es la palabra griega “Logos”
que significa “Palabra” o “expresión”? Jesucristo era el Verbo
encarnado, que antes de venir al mundo estaba con Dios y era Dios,
tal como lo dice el versículo 1:1; por eso, es interesante notar que
este libro no relata el nacimiento de Cristo, sino que comienza ha-
blando de su eternidad. Recuerda que nuestro Señor es único y
jamás ha existido otro hombre como Él en la Tierra. Los versículos
6 al 8 nos hablan de Juan el bautista, quien era hijo de Elisabet, pa-
rienta de María (Lc.1:36). Era un hombre de Dios que vino para dar
testimonio de la luz, es decir, de Jesús. El profeta Malaquías, que
existió 450 años antes de Cristo, anunció la aparición de Juan en el
capítulo 3:1. También el profeta Isaías escribió 740 años antes de
Cristo acerca de su ministerio (Is.40:3-5). Como puedes ver, el plan
de Dios se fue cumpliendo tal como estaba profetizado mucho
antes de la aparición del Salvador. ¡Disfruta entonces, estudiando la
vida del Eterno Hijo de Dios, a través del evangelio de Juan!
lunes
JUAN 1:9-13
Aquí encontramos la gran verdad de que el Verbo de Dios, que es
Cristo, también es la luz del mundo. Es importante destacar que
Jesús es la luz verdadera, como dice el versículo 9, porque Satanás
es el engañador que se disfraza como ángel de luz (2 Cor.11:14). La
luz de Cristo lleva a la vida, pero la luz de Satanás conduce a la
condenación. El versículo 10 dice que el mundo no le conoció.
Jesús fue el mismo creador, pero fue desconocido como tal.
“A lo suyo vino” dice el versículo 11, refiriéndose a un lugar. Lo más
probable es que se refiera al mismo mundo que Él creó. “Los suyos
no lo recibieron”: Aquí se refiere a los mismos judíos que rechazaron
a Jesús como el Mesías libertador al crucificarle en la cruz. Si bien
los primeros en rechazarlo fueron los de su misma nación, así tam-
bién hoy podemos ver a muchas personas que se resisten a creer
en Él. Pero dice este versículo que los que le reciben creyendo, se
convierten en hijos de Dios. Los hijos de Dios no son engendrados
por hombres, sino por Dios mismo. Es Él quien realiza el nuevo
nacimiento en la vida del verdadero cristiano. Porque Cristo
resucitó y creemos en Él, hoy somos hijos de Dios, renacidos como
lo dice 1 Pedro 1:3. Dios es un Padre que busca relacionarse con
sus hijos, porque les ama, y se interesa por lo que les sucede.
¿Tu andar refleja que eres hijo de Dios? Piensa: ¿Hay algo que
debas quitar de tu vida porque no corresponde a un hijo de Dios?
MARTES
JUAN 1:14-18
En el versículo 14, Juan dice que el Verbo habitó entre los hombres
y pudieron ver su gloria. Otra interesante verdad doctrinal es que
Jesús era el resplandor de la gloria de Dios aquí en la tierra.
Hebreos 1:3 dice: “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia”. Los apóstoles vieron a Cristo,
hablaron con él y pudieron tocarle. Pero seguramente este pasaje
también se refiere al momento de la transfiguración de Cristo
relatada en Mateo 17:2. Juan el bautista vino para anunciar la
llegada de Cristo, y no para ocupar un lugar destacado. Toda gloria
debe pertenecer al Señor. Recibimos la salvación por gracia,
y disfrutamos de cada cosa que Dios nos da... ¡por gracia!.
Todo comienza cuando recibimos a Cristo por la fe. Dios usó a
Moisés para entregarle la Ley escrita en el monte Sinaí.
Pero con Jesús llegó la gracia y la misericordia personificada. Los
hombres nunca pudieron ver a Dios en su esencia espiritual,
solamente vieron manifestaciones de Él. Pero, con Jesús,
los hombres pudieron ver a Dios. Isaías 40:5 lo profetizó:
“Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la
verá; porque la boca de Jehová ha hablado”. La evidencia más
grande de la existencia de Dios es la persona de Jesucristo:
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Agradece a
Dios en este día por su maravillosa Gracia en tu vida.
Miercoles JUAN 1:19-28
Aquí encontramos una escena interesante: Juan el Bautista es interrogado
para saber realmente, quién era él: 1) ¿Quienes interrogan a Juan?
Eran sacerdotes y levitas que habían sido enviados por los judíos. Como
Juan era sacerdote, descendiente de la tribu de Leví, era correcto que lo
interroguen otros sacerdotes; 2) ¿Por qué fueron a interrogarlo? Porque
querían preguntarle acerca de su identidad; como dice el versículo 19: “¿Tú,
quién eres?. Sin duda, los líderes religiosos estaban expectantes de la
aparición del Mesías, cuando Juan aparece repentinamente con gran
autoridad predicando el arrepentimiento. Le preguntaron si era Elías,
porque existía una profecía acerca de este profeta en Malaquías 4:5, donde
vemos que iba a ser enviado. Finalmente, Juan se identifica así mismo como
“la voz de uno que clama en el desierto”. La siguiente pregunta es: ¿Por qué
estás bautizando, si no eres alguien importante?. Estos hombres
cuestionaban la autoridad de Juan para realizar el acto de purificación por
medio del bautismo. La respuesta de Juan es clara al decir: “yo bautizo con
agua”. Con esto, da a entender que no poseía poder para entregar ninguna
bendición espiritual, y que su bautismo era simplemente corporal. Pero
luego agrega: “mas en medio de vosotros está uno a quien
vosotros no conocéis”, refiriéndose a Cristo, que está entre los judíos, pero
ellos no le conocen como salvador. Juan no se sentía digno ni de realizar la
labor de un esclavo que era “desatar la correa del calzado”, pero lo que
debía hacer lo hizo. ¿Eres fiel y responsable en hacer lo que Dios quiere que
hagas?¿Tu devocional, tiempo de oración, hablarles a otros de Cristo?
jUEVES
JUAN 1:29-34
Llegó el momento en que el Cordero de Dios debía manifestarse al
mundo. Jesús fue el Cordero que Dios mismo proveyó en el
cumplimiento de Su tiempo (Gl.4:4). El cordero en la celebración de
la pascua era una figura de Cristo (Éx.12:1-7). Juan dice: “Que quita
el pecado del mundo”, y esto significa que Cristo murió por los
pecados de toda la raza humana. Él es la esperanza para cualquier
pecador arrepentido. Su sacrificio como cordero pascual fue
suficiente para satisfacer a Dios (1 Juan 2:2). 1 Timoteo 2:4 al 6
afirma: “el cual se dio a sí mismo en rescate por todos”. Juan exalta
la persona de Cristo, y lo presenta como mayor que Él. Su ministerio
era presentar a Jesús ante el pueblo de Israel y no promocionarse a
sí mismo. El bautismo que Juan realizaba podía mostrarle a la gente
el pecado y llamarlos a un arrepentimiento, pero, el Cordero de
Dios era el que realmente quitaba el pecado. Juan pudo ver al
Espíritu Santo en forma de paloma que descendió sobre Cristo.
Dios le había mandado a bautizar y a reconocer a Jesús cuando
viera esta señal. Por ésto, en el versículo 34, Juan presenta su
seguridad en el ministerio cuando dice: “Y yo le vi, y he dado
testimonio de que éste es el Hijo de Dios”. Lo mismo dice el apóstol
Juan cuando escribe en 1 Juan 1:1 al 3: “Lo que hemos visto y oído”.
¡Qué importante es estar seguro del ministerio que Dios nos dio!
¿Tienes esa seguridad?
Viernes
JUAN 1:19-28
Esta es la segunda vez que Juan se refiere a Jesús como “El Cordero
de Dios”. La primera vez, lo hace frente a un grupo de personas, y al
día siguiente, frente a sus propios discípulos. Juan repite esta
declaración, y eso nos hace pensar que el mensaje del sacrificio de
Cristo es lo que debemos compartir, y lo que cada persona debe
saber. Luego de que Juan hace la declaración, sus propios
discípulos siguen a Jesús. ¿Estás dispuesto a dar toda la gloria a Jesús,
sin procurar reconocimiento ni alabanzas para ti?. Antes de que estos
dos hombres digan algo, Jesús les pregunta:
¿Qué buscáis? El Señor nos conoce muy bien y siempre sabe lo que
buscamos. Luego de manera respetuosa ellos le llaman “Rabí”, que
aparte de significar maestro, la raíz hebrea de esta palabra griega da la
idea de grandeza. Posteriormente le preguntan:
¿Dónde moras?, y esta pregunta demuestra el interés que ellos tenían
de pasar más tiempo con Jesús. En el versículo 40 se
menciona a Andrés, que era uno de estos dos hombres, pero no se
identifica al segundo. Andrés busca de inmediato a su hermano Pedro
para que también conozca al Mesías. La frase: “Y le trajo a Jesús” es
un claro ejemplo del interés que cada creyente debe
mostrar por la vida espiritual de sus parientes. ¿Tienes algún familiar
que aún no conoce a Jesús? ¿Le has hablado del Salvador?
Proponte orar por tus familiares apartados, y por los que aún no
reconocen a Jesús como su Salvador personal.
Sabado
JUAN 1:43-51
Aquí encontramos que Felipe es directamente llamado por Jesús.
Fue el Señor mismo quien le halló. El nombre Betsaida significa
“lugar de pesca”. Felipe era uno de los muchos judíos que esperaba
ansioso la aparición del Mesías. Nazaret no tenía buena fama,
probablemente porque quedaba lejos del resto de Israel, y porque
no era mencionada en el Antiguo Testamento, sin embargo,
nuestro Señor Jesús era proveniente de Nazaret; Él vivió una vida
sumamente humilde. En este pasaje, encontramos un gran
comentario de Jesús acerca de Natanael: “Un verdadero Israelita,
en quien no hay engaño”. Una cosa es lo que opinan los hombres
de mí, pero, otra muy distinta es lo que opina el Señor. Natanael,
asombrado de la declaración del Señor, pregunta: ¿De dónde me
conoces?, y Jesús, mostrándole su divinidad, le responde que ya lo
había visto antes de venir. La expresión de Natanael: “Tú eres el rey
de Israel” nos demuestra claramente que ahora él estaba
totalmente seguro de que Jesús es el Mesías prometido. El Señor le
dice a Natanael que lo que acaba de experimentar no se compara
con todas las grandes cosas que verá junto a Él, sus milagros y su
resurrección. La expresión “Hijo del hombre” la usa Jesús para
referirse a sí mismo, dando a entender que el objetivo de su misión
es venir a los hombres. Compáralo con Isaías 9:6 que profetiza el
nacimiento de Cristo y dice: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos
es dado” (a nosotros los hombres). Cristo te conoce,
¿tú de qué manera le estás conociendo?

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