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SOBRE EL ESTADO

Lo primero que debemos decir es que no siempre ha existido el Estado. Antes de las sociedades típicas clásicas de la
república romana o la democracia ateniense, la mayor parte de la historia de la humanidad transcurrió sin esa forma
organizativa llamada Estado.

Vamos a hacer un repaso histórico del origen del Estado y cómo surgió. Veremos qué tipo de sociedades existían
antes del Estado, y en el seno de las cuáles este nació. El progreso histórico entre los diferentes estadios lo
mediremos en base al desarrollo de la producción de los medios de existencia.

"La habilidad en esa producción desempeña un papel decisivo en el grado de superioridad y de dominio del hombre
sobre la naturaleza: el hombre es, entre todos los seres, el único que ha logrado un dominio casi absoluto de la
producción de alimentos. Todas las grandes épocas del progreso de la humanidad coinciden, de manera más o menos
directa, con las épocas en que se extienden las fuentes de existencia" (Morgan)

SALVAJISMO

Es la infancia de la especie humana. En un principio podemos imaginar a humanos viviendo en bosques, aún junto a
grandes fieras, alimentándose de frutos etc. La primera invención de relevancia en esta época es el lenguaje
articulado.

Posteriormente se da el uso y control del fuego, unido al empleo del pescado (que sin cocinar no puede emplearse
plenamente). Así la especia humana se hace más independiente y puede desarrollarse allí donde siga el curso de los
ríos o en las costas de todo el planeta.

Se crean también instrumentos de piedra, de barro, etc. La caza no llega a ser una ocupación importante aún, y no
existían pueblos “cazadores”. No es hasta la invención del arco y la flecha que comienza a adquirir mayor
importancia en la alimentación. Además la producción de arcos y flechas requieren una maestría importante y solían
ir acompañador de otros descubrimientos y herramientas cada vez más perfectos.

Básicamente tenemos una apropiación de los productos que encontraban en la naturaleza

BARBARIE

Sobre todo destacamos el descubrimiento de la ganadería y la agricultura, se incrementa la producción natural con
el trabajo humano.

En estas sociedades primitivas sin estado, las personas se agrupaban en torno a las gens. Gens es una palabra latina
que designa a un grupo con una ascendencia común. Cada gens tenía su propio nombre (de lo que hoy viene el
apellido) que todos los de esa gens llevaban.

Las gens se diferenciaban dentro de las tribus por proceder todos los miembros de la misma ascendencia. No podían
casarse con miembros de la misma gens, sino que tenían que buscar parejas fuera, en otras gens de la misma tribu
normalmente.

Podemos estudiar cómo funcionaban este tipo de sociedades poniendo por ejemplo la de los iroqueses (indios
americanos).

1. Elegían un representante en tiempos de paz (sachem) y otro en tiempos de guerra, el caudillo militar. El
puesto de sachem siempre se ocupaba por alguien, y todo el mundo (mujeres y hombres) de la gens tomaba
parte en la elección. Además tenía que ser ratificado por el resto de gens de la tribu. La autoridad que poseía
era puramente moral, no poseía ningún medio coercitivo y podía ser cesado. El puesto de jefe militar no
siempre tenía que cubrirse (sólo en estado de guerra) y sólo daba órdenes en las expediciones militares.
También podía ser depuesto.
2. Ningún miembro podía casarse dentro de la gens. Esta es su regla fundamental y el vínculo que la mantiene
unida. Cabe decir que la familia se regía por el derecho materno. Las familias no eran monógamas y la única
forma de saber quién era tu progenitor era con tu madre (es la que te ha parido).
3. No existía la herencia tal como la conocemos, la propiedad del difunto pasaba a sus parientes gentilicios (de
la gens). Esto era para que la propiedad se mantuviera en la misma gens.
4. Los miembros de la gens se debían entre sí ayuda y protección. Por ejemplo si alguien de una gens mataba a
otro de otra gens, la gens agredida podía tomar venganza sin que nadie pudiera culparla, o podía exigir a la
gens agresora un regalo y solucionarlo pacíficamente. Todo se arreglaba por fuerza de la costumbre y
respetando las normas más naturales como el no matar.
5. La gens puede adoptar extraños en su seno, como prisioneros de guerra que no eran condenados a muerte.
Toda persona viva pertenecía a una gens y tenía mismos derechos y deberes.
6. La gens tiene un consejo, asamblea adulta de todos los hombres y mujeres, con mismo derecho a voto, que
eligen a los representantes, los deponen, deciden las venganzas, a los sacerdotes, etc.

"Todos sus miembros son individuos libres, obligados a proteger cada uno la libertad de los otros; son iguales en
derechos personales, ni los sachem ni los caudillos pretenden tener ninguna especie de preeminencia; todos
forman una comunidad fraternal, unida por los vínculos de la sangre. Libertad, igualdad y fraternidad; ésos son,
aunque nunca formulados, los principios cardinales de la gens, y esta última es, a su vez, la unidad de todo un
sistema social, la base de la sociedad india organizada. Eso explica el indomable espíritu de independencia y la
dignidad que todo el mundo nota en los indios".

Todas las gens de una tribu se agrupaban, pues, en la tribu. Cada tribu tenía un nombre, un dialecto propio…
Tenía potestad la tribu para ratificar los representantes de cada gens, y existía además un consejo de los sachem
de cada tribu que se ocupaba de los asuntos menos importantes, dejando los importantes para las asambleas.

“¡Admirable constitución ésta de la gens, con toda su ingenua sencillez! Sin soldados, gendarmes ni policía, sin
nobleza, sin reyes, gobernadores, prefectos o jueces, sin cárceles ni procesos, todo marcha con regularidad.
Todas las querellas y todos los conflictos los zanja la colectividad a quien conciernen, la gens o la tribu, o las
diversas gens entre sí; sólo como último recurso, rara vez empleado, aparece la venganza, de la cual no es más
que una forma civilizada nuestra pena de muerte, con todas las ventajas y todos los inconvenientes de la
civilización. No hace falta ni siquiera una parte mínima del actual aparato administrativo, tan vasto y
complicado, aun cuando son muchos más que en nuestros días los asuntos comunes, pues la economía doméstica
es común para una serie de familias y es comunista; el suelo es propiedad de la tribu, y los hogares sólo disponen,
con carácter temporal, de pequeñas huertas. Los propios interesados son quienes resuelven las cuestiones, y en la
mayoría de los casos una usanza secular lo ha regulado ya todo. No puede haber pobres ni necesitados: la familia
comunista y la gens conocen sus obligaciones para con los ancianos, los enfermos y los inválidos de guerra. Todos
son iguales y libres, incluídas las mujeres. No hay aún esclavos, y, por regla general, tampoco se da el
sojuzgamiento de tribus extrañas. Cuando los iroqueses hubieron vencido en 1651 a los erios y a la "nación
neutral", les propusieron entrar en la confederación con iguales derechos; sólo al rechazar los vencidos esta
proposición, fueron desalojados de su territorio. Qué hombres y qué mujeres ha producido semejante sociedad,
nos lo prueba la admiración de todos los blancos que han tratado con indios no degenerados ante la dignidad
personal, la rectitud, la energía de carácter y la intrepidez de estos bárbaros.”

Vamos a ver que esta organización estaba llamada a perecer. Lo que estaba fuera de la tribu estaba fuera de la
ley, la tribu era una frontera para los extraños y para los propios humanos. La técnica y la producción eran muy
rudimentarias y la naturaleza se erguía amenazadora contra las mujeres y los hombres. Estos hombres y mujeres
se diferenciaban muy poco unos de otros, Marx decía que “estaban aún sujetos al cordón umbilical de la
sociedad primitiva”.

La sociedad así organizada es capaz de manejar los problemas que pueden surgir en ella misma. Los problemas
exteriores los resolvía la guerra. La grandeza y la limitación del régimen gentilicio es que dentro suya no caben ni
la dominación ni la servidumbre. No hay diferencia entre derechos y deberes, para un indio plantearse esta
distinción sería absurdo e inconcebible. Plantearse si participar en los negocios sociales o en las venganzas de
sangre es un derecho o un deber sería para ellos tan absurdo como plantearse si el comer, dormir, o respirar es
un deber o un derecho. Por tanto en esta sociedad no pueden haber clases distintas, estudiemos su régimen
económico.

La población es muy dispersa y hay mucho espacio libre entre tribus. La división del trabajo sólo existe entre
sexos y es espontánea. La economía doméstica es comunista y a menudo común de varias familias, todo lo que
se utiliza en común es de propiedad común: la casa, los huertos, las canoas, …

LA REVOLUCIÓN NEOLÍTICA

Con el descubrimiento de la ganadería y la agricultura, tenemos una auténtica revolución en la especie humana.
Por primera vez el ser humano produce sus propias cosas, no sólo toma de la naturaleza lo que encuentra. Esto
le permite independizarse aún más de los designios de la naturaleza y progresar en unos miles de años lo que no
había conseguido en cientos de miles.

Primero con la introducción de la ganadería y la creación de tribus de pastores tenemos la primera gran división
del trabajo. Esto daba excedentes y propiciaba el cambio regular entre tribus pastoriles y tribus sin ganado. El
cambio entre tribus al principio se haría por mediación de los jefes, pero con la progresiva introducción de la
propiedad privada se iría instaurando el cambio entre individuos. El ganado llegó a ser la primera mercancía que
valoraba todas las demás (como el dinero).

Luego como finalidad de alimentar al ganado se iría descubriendo el cultivo de huertos y posteriormente la
agricultura propiamente dicha, como alimento para los humanos. La propiedad del suelo era en principio
propiedad de la gens y se cultivaba de manera comunal.

Con el progresivo desarrollo de la producción en todos los ámbitos –ganadería, agricultura, artesanía- la fuerza
de trabajo humana era cada vez más capaz de producir más que simplemente para subsistir. Además el volumen
de trabajo que requerían los nuevos tiempos para cada miembro de la gens o de la familia aumentó, de manera
que se hizo necesario poner a más gente a trabajar. Era necesario aumentar la fuerza de trabajo y la guerra lo
suministró: los prisioneros de guerra pasaron a ser esclavos. La creciente riqueza debida a la división del trabajo
dio consigo la primera división en clases: la esclavitud.

No se sabe exactamente cómo pasaron los rebaños propiedad común de la tribu a propiedad de los distintos
cabezas de familia, pero transcurrió en ese entonces. Además se transforma la familia (completar)

Con la especialización en diferentes trabajos artesanos (tejer, labrado de metales) y la mejora en la producción
con esos nuevos descubrimientos, además de la especialización en la agricultura (legumbres, vino, aceite, frutas)
trajo la segunda división del trabajo: los oficios se separan de la agricultura. Se necesita más fuerza de trabajo y
el trabajo de los esclavos pasa a ser esencial en esta sociedad.

La diferencia entre ricos y pobres, debida a la desproporción de bienes entre los diversos cabezas de familia,
aparece aquí y termina de destruir las comunidades comunistas y el cultivo común del suelo. La familia individual
monógama comienza a ser la base económica de la sociedad (para mantener la propiedad privada).

El caudillo militar se considera cada vez más indispensable, y se crea una democracia militar. La guerra es
indispensable para aumentar el número de esclavos y conseguir rapiña, que se consideraba más honroso que
trabajar (el esclavismo había hecho deshonroso el trabajo manual).

Al final estos jefes militares acumulaban más poder y echaban las bases de las monarquías hereditarias, al
principio de forma tolerada, y usurpada al final. La organización libre gentilicia se convirtió en una organización
para oprimir a sus vecinos, y se crearon organismos independientes a la voluntad del pueblo.
“Esto nunca hubiera sido posible si el sórdido afán de riquezas no hubiese dividido a los miembros de la gens en
ricos y pobres, "si la diferencia de bienes en el seno de una misma gens no hubiese transformado la comunidad
de intereses en antagonismo entre los miembros de la gens" (Marx) y si la extensión de la esclavitud no hubiese
comenzado a hacer considerar el hecho de ganarse la vida por medio del trabajo como un acto digno tan sólo de
un esclavo y más deshonroso que la rapiña.”

Ya hemos visto las grandes divisiones del trabajo, entre ganaderos y no ganaderos; entre la agricultura y los
oficios manuales. Todo esto promueve el cambio y cada vez más se producen productos cuya única función es
cambiarlos. Esta relación entre productores individuales se torna vital para la sociedad. La civilización desarrolla
todos estos aspectos y se acaba creando otra nueva división del trabajo, esta vez surge la clase de los
mercaderes (una clase que no se preocupa de la producción, sólo del cambio). Esta clase sabe ocupar la
dirección general y avasallar económicamente a los productores. Es el intermediario indispensable entre dos
productores, y los explota a ambos. Esta clase irá ganando cada vez más peso e irá controlando la producción
con el progreso de la civilización.

Con esta clase se crea el dinero metálico, la moneda acuñada, la mercancía por excelencia que encierra de
manera latente todas las demás. Un nuevo medio para que el no productor dominara al productor, quien la
poseía era el dueño de la producción. Este no era otro que el mercader. El mercader demostró que todas las
mercancías, y con ellas sus productores, debían postrarse ante el dinero. Nunca el poder del dinero se ha
manifestado con tal brutalidad como en aquella época naciente.

Junto al dinero aparecieron el interés y la usura. Ninguna ley actual postraba tan míseramente al deudor frente
al acreedor usurero que las leyes de Atenas y Roma. Y estas leyes nacieron espontáneamente, sin otro motivo
que el económico.

Más tarde a las riquezas en esclavos y dinero se une la riqueza territorial. El que cada familia tuviera su propia
parcela de tierra acabó derivando en esto. Pero que cada parcela quedase libre de ser utilizada también quería
decir que era libre de ser enajenada. Apenas se introduce la propiedad privada de la tierra se introducen las
hipotecas.

Por lo tanto junto a la extensión del comercio, del dinero y la usura, junto a la propiedad territorial y la hipoteca,
surge una clase minoritaria de ricos que poseen todo y una inmensa masa de pobres que no poseen casi nada. A
la división clasista de la esclavitud se une una división de los hombres libres en función de sus bienes.

La sociedad primitiva tenía que quebrantarse y se quebrantó, pero lo hizo de forma que nos parece una
degradación moral, más que un progreso. Los intereses más viles, la codicia, el robo de la propiedad común, la
división de la sociedad en clases, los peores métodos como el robo, la violencia, etc. inaguran la sociedad
civilizada. Esta nueva sociedad no ha sido más que el dominio de una mayoría de explotados por una minoría de
explotadores, y hoy sigue siendo así. La civilización consigue cosas que no podía soñar la antigua corporación
gentilicia. Pero lo hace poniendo en movimiento las pasiones y los impulsos más viles del ser humano, y a costa
de sus mejores cualidades. La fuerza motriz del progreso de la sociedad desde entonces es la peor codicia, el
objetivo último es la riqueza primero, la riqueza después y siempre la riqueza (pero no la de la sociedad sino la
de tal o cual individuo). Si a pesar de eso se han dado grandes florecimientos de la ciencia y el arte en algunas
épocas lo que nos muestra es que sin ello hubiera sido imposible la actual acumulación de riquezas.

La constitución de la gens era impotente ante las nuevas fuerzas que se estaban desarrollando sin que ella
tomase parte. Su primera condición, la comunidad de territorio exclusivo, ya no se cumplía (los miembros se
desplazaban con el comercio, llegaban extranjeros, los miembros ya no podía reunirse fácilmente para tratar
asuntos importantes, etc.). El desarrollo de las relaciones económicas y la diferenciación social habían creado
intereses ajenos a la gens e incluso opuestos en todos los sentidos a ella. Cada grupo social tenía sus intereses:
artesanos, habitantes de la ciudad y el campo. Esto exigía nuevos organismos, ya que la igualdad gentilicia no
existía y los problemas nuevos no podía solucionarlos esta. Además las personas que participaban en estas
actividades eran de diferentes gens y tribus, por tanto unos organismos así tenían que surgir fuera de las gens y
en oposición a estas.

En cada corporación gentilicia se dejaban sentir estas contradicciones, que alcanzaban el punto culminante en la
reunión de pobres y ricos, deudores y acreedores en la misma gens. A esto se añade la masa de la nueva
población ajena a las asociaciones gentilicias, que era numerosa y representaba una fuerza y no podía ser
admitida progresivamente en las distintas familias por su gran número. Las gens se presentaban como una
corporación cerrada, y de democracia primitiva pasó a corporación aristocrática.

El régimen de la gens, nacido en una sociedad sin diferencias de clase, sólo era adecuado en ese supuesto.
Cuando nacieron las clases sociales con sus diferencias entre las personas este régimen era inútil e inadecuado.
No tenía más medio de coerción que la opinión pública. Pero había surgido una sociedad que en virtud de las
condiciones económicas había hecho surgir explotadores y explotados, esclavistas y esclavos, pobres y ricos. Una
sociedad que no solo no podía resolver estos antagonismos sino que necesitaba llevarlos hasta sus límites
extremos. Tenía que darse una lucha abierta y continua entre las clases en pugna, y para que se mantuviera
(dentro de unos límites) el “equilibrio” hacía falta un tercer poder que, puesto aparentemente por encima de los
distintos intereses, salvaguardara el estado de cosas y mantuviera la guerra abierta dentro de los límites
económicos, del marco legal. La sociedad gentilicia con su democracia primitiva era impotente y fracasada ya,
fue sustituida por el Estado.

El estado se caracteriza en primer lugar por la división de los súbditos en agrupaciones territoriales (no
sanguíneas, como la gens). El territorio no se había movido, pero los ciudadanos sí. Por tanto se permitió ejercer
sus derechos allí donde se encontrasen de manera igual.

El segundo rasgo es la institución de una fuerza pública que ya no era el pueblo armado. Para tener a los esclavos
a raya, el ejército popular ateniense (por ej) se convierte en un ejército aristocrático contra los esclavos. Además
para contener a los propios ciudadanos hacía falta una policía, tribunales, cárceles, etc.

Para sostener toda esta fuerza pública hace falta dinero y contribuciones: nacen los impuestos. Con el progreso
de la civilización, los impuestos llegan a poco y el Estado contrae deudas…

Dueños de la fuerza pública y la recaudación de impuestos, los funcionarios se ponen como representantes de la
sociedad por encima de ella. Necesitaban, para ser respetados, usar esa misma fuerza pública, leyes de
excepción, y todo lo imaginable para gozar de una inviolabilidad absoluta.

“El más despreciable polizonte del Estado civilizado tiene más «autoridad» que todos los órganos del poder de la
sociedad gentilicia reunidos; pero el príncipe más poderoso, el más grande hombre público o guerrero de la
civilización, puede envidiar al más modesto jefe gentil el respeto espontáneo y universal que se le profesaba. El
uno se movía dentro de la sociedad; el otro se ve forzado a pretender representar algo que está fuera y por
encima de ella.”

Como el Estado nace para refrenar los antagonismos de clase, es normalmente el Estado de la clase más
poderosa. Esta clase, la económicamente dominante, se convierte así en la políticamente dominante y encuentra
nuevos métodos para sojuzgar a la clase oprimida.

Además cuando nacieron los estados, la mayoría y en poco tiempo todos, dividieron el poder político de sus
ciudadanos según su fortuna, haciendo todo esto más claro.

Sin embargo esto es solamente una cualidad imperfecta aún, ya que en el actual estado capitalista, en la
república democrática, los capitalistas dominan y todos los ciudadanos tienen los mismos derechos políticos, con
el sufragio universal. Los capitalistas aseguran su poder de dos formas: primeramente con la corrupción de los
funcionarios públicos; y seguidamente con la alianza del gobierno y la bolsa. Y esta alianza se hace más grande
cuanto más se endeuda el estado y más poder adquieren las corporaciones capitalistas sobre la producción.
También impera la clase capitalista de manera directa mediante el sufragio universal. Mientras la clase oprimida
(el proletariado) no está madura para liberarse a ella misma, su mayoría ve el orden social establecido como el
único vigente. Pero la extensión de la democracia, aunque sea imperfecta, bajo el capitalismo, promueve la
actividad política de la clase obrera y la actuación de partidos obreros. Por tanto es en esta forma de Estado que
puede desarrollarse de mejor forma la lucha final entre el proletariado y la burguesía.

LA TRANSICION DEL CAPITALISMO AL COMUNISMO

". . . Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista — prosigue Marx — media el período de la
transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período
político de transición, y el Estado de este período no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del
proletariado".

En el manifiesto comunista se contrapone la llegada del proletariado a ser la clase dominante con la extensión
de la democracia.

La democracia nos la da el capitalismo, pero es una democracia imperfecta, en resumen: elegir quien te oprime
cada cuatro años.

Conseguir una verdadera democracia para los pobres es indispensable para que el proletariado se convierta en
clase dominante. Sin embargo con esto no basta, hace falta destruir la resistencia de los capitalistas y restringir
la libertad de los explotadores. Pero allí donde hay violencia y represión no existe democracia absoluta.
Democracia completa para los proletarios y oprimidos, represión por la fuerza a los opresores, eso significa
dictadura del proletariado.

"mientras el proletariado necesite todavía del Estado, no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter
a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir".

Sólo en la sociedad comunista, cuando ya no existan clases sociales, sólo entonces podrá hablarse de extinción
del Estado y de libertad. Entonces se dará una democracia completa, una democracia sin ninguna restricción.
Las personas se habituarán poco a poco a las reglas elementales de convivencia, sin necesitar una máquina
especial de coacción, de salvaguarda de la ley, que es el estado.

La expresión “el Estado se extingue” es muy apropiada, ya que sólo la fuerza de la costumbre, y no una decisión
tomada por decreto, podrá mandar al Estado al basurero de la historia.

“Bajo el capitalismo, tenemos un Estado en el sentido estricto de la palabra, una máquina especial para la
represión de una clase por otra, y, además, de la mayoría por la minoría. Se comprende que para que pueda
prosperar una empresa como la represión sistemática de la mayoría de los explotados por una minoría de
explotadores, haga falta una crueldad extraordinaria, una represión bestial, hagan falta mares de sangre, a
través de los cuales marcha precisamente la humanidad en estado de esclavitud, de servidumbre, de trabajo
asalariado.

Ahora bien, en la transición del capitalismo al comunismo, la represión es todavía necesaria, pero ya es la
represión de una minoría de explotadores por la mayoría de los explotados. Es necesario todavía un aparato
especial, una máquina especial para la represión, el "Estado", pero éste es ya un Estado de transición, no es ya un
Estado en el sentido estricto de la palabra, pues la represión de una minoría de explotadores por la mayoría de
los esclavos asalariados de ayer es algo tan relativamente fácil, sencillo y natural, que costará muchísima menos
sangre que la represión de las sublevaciones de los esclavos, de los siervos y de los obreros asalariados, que
costará mucho menos a la humanidad. Y este Estado es compatible con la extensión de la democracia a una
mayoría tan aplastante de la población, que la necesidad de una máquina especial para la represión comienza a
desaparecer. Como es natural, los explotadores no pueden reprimir al pueblo sin una máquina complicadísima
que les permita cumplir este cometido, pero el pueblo puede reprimir a los explotadores con una "máquina" muy
sencilla, casi sin "máquina", sin aparato especial, por la simple organización de las masas armadas (como los
Soviets de Diputados Obreros y Soldados, digamos, adelantándonos un poco).

Finalmente, sólo el comunismo suprime en absoluto la necesidad del Estado, pues bajo el comunismo no hay
nadie a quien reprimir, "nadie" en el sentido de clase, en el sentido de una lucha sistemática contra determinada
parte de la población. Nosotros no somos utopistas y no negamos, en modo alguno, que es posible e inevitable
que algunos individuos cometan excesos, como tampoco negamos la necesidad de reprimir tales excesos. Poro,
en primer lugar, para esto no hace falta una máquina especial, un aparato especial de represión, esto lo hará el
mismo pueblo armado, con la misma sencillez y facilidad con que un grupo cualquiera de personas civilizadas,
incluso en la sociedad actual, separa a los que se están peleando o impide que se maltrate a una mujer. Y, en
segundo lugar, sabemos que la causa social más importante de los excesos, consistentes en la infracción de las
reglas de convivencia, es la explotación de las masas, la penuria y la miseria de éstas. Al suprimirse esta causa
fundamental, los excesos comenzarán inevitablemente a "extinguirse ". No sabemos con qué rapidez y gradación,
pero sabemos que se extinguirán. Y, con ellos, se extinguirá también el Estado.”

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