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Los Códigos
Deontológicos
● Consecuencialistas como el utilitarismo (que solo juzga de las acciones por sus
consecuencias para generar placer y evitar dolor para el mayor número).
● No estrictamente consecuencialistas como las éticas neoaristotélicas o
comunitaristas de la vida buena.
*Éticas deontológicas: éticas del deber de inspiración kantiana; todas las
concepciones acerca de los bienes optativamente deseables se proponen establecer
unos principios básicos de justicia o fijar unos mínimos universalmente exigibles a
todos como deberes obligatorios.
*Ética Profesional: se centra ante todo en el tema del bien: qué es bueno hacer, al
servicio de qué bienes está tu profesión, cuál es el tipo de bien que busca como
finalidad constitutiva su profesión; los profesionales deben de ser competentes y
responsables en el ejercicio de su profesión.
*Bien ético: nunca podrá llegar a darse una caracterización exhaustiva de lo que es
bueno, es siempre mejorable, se interpreta contextualmente y tiene muchas formas de
llevarse a cabo entre las que cabe optar. Podrá haber criterios más o menos
establecidos y operativizados de lo que es bueno éticamente.
Explicado el “bien ético” nos damos cuenta que no es posible establecer normas
universales que todos hayan de cumplir en pie de igualdad en meros términos de
bienes. No todo lo bueno es exigible en todos sus aspectos; ni siquiera es posible
caracterizar exhaustivamente todo aquello en que puede consistir una buena actuación
profesional. Es por esto que se necesitan NORMAS.
*Las NORMAS buscan salvaguardar y garantizar unos mínimos obligatorios para todos
y que a todos se aplican y exigen los mismos criterios. Sin ellas no hay ni universalidad
ni igualdad en las exigencias. Para justificar las normas hay que apelar a los bienes
que se supone que pretende promover cada una de las diferentes profesiones.
*Normas deontológicas: responden más a la moral interna del grupo que las formula;
el bien de la profesión se expresa en términos más accesibles a la crítica externa
especialmente a la de los hipotéticos beneficiarios (o en su caso perjudicados) del
ejercicio profesional bien (o mal) hecho.
Sin la perspectiva ética, la deontología se queda sin horizonte de referencia. No acaba
de quedar claro el sentido y el porqué de las normas deontológicas; no se ve claro
hacia dónde apuntan, qué clase de bien tratan de conseguir. La deontología exige
acciones, la ética motivaciones.