Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Registro: 2014571
Materia(s): Civil
Página: 391
La institución de alimentos se rige por el principio de proporcionalidad, conforme al cual éstos han
de ser proporcionados de acuerdo a las posibilidades del que deba darlos y a las necesidades del
que deba recibirlos. Para cumplir con esa finalidad, en el caso de su imposición en un juicio de
divorcio, el juzgador deberá determinar qué debe comprender el concepto de una vida digna y
decorosa, según las circunstancias del caso concreto; apreciar la posibilidad de uno de los
cónyuges para satisfacer, por sí, los alimentos que logren dicho nivel de vida; y determinar una
pensión alimenticia suficiente para colaborar con dicho cónyuge en el desarrollo de las aptitudes
que hagan posible que, en lo sucesivo, él mismo pueda satisfacer el nivel de vida deseado. En esa
labor, deberá tomar en cuenta los acuerdos y roles aceptados, explícita e implícitamente, durante
la vigencia del matrimonio; así como la posible vulnerabilidad de los cónyuges para lograr que se
cumpla con los objetivos anteriormente planteados.
Contradicción de tesis 359/2014. Suscitada entre el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Tercer Circuito, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Séptimo Circuito y el Octavo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. 5 de octubre de 2016. La votación se
dividió en dos partes: mayoría de cuatro votos por la competencia. Disidente: José Ramón Cossío
Díaz. Mayoría de cuatro votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío
Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Norma Lucía Piña Hernández, en cuanto al fondo. Disidente:
Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular. Ponente:
José Ramón Cossío Díaz. Secretaria: Mireya Meléndez Almaraz.
El Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Séptimo Circuito, al resolver el amparo directo
477/2012, sostuvo la tesis aislada VII.2o.C.21 C (10a.), de rubro: "ALIMENTOS ENTRE CÓNYUGES.
NO NACE LA OBLIGACIÓN DE PROPORCIONARLOS A FAVOR DEL INOCENTE, EN LOS CASOS DE
DIVORCIO FUNDADO EN LA FRACCIÓN I DEL ARTÍCULO 141 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL ESTADO DE
VERACRUZ, SI NO ESTÁ DEMOSTRADA SU NECESIDAD.", publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XVI, Tomo 3, enero de 2013, página 1891, con
número de registro digital: 2002446.
Tesis de jurisprudencia 27/2017 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en
sesión de ocho de marzo de dos mil diecisiete.
Esta tesis se publicó el viernes 23 de junio de 2017 a las 10:29 horas en el Semanario Judicial de la
Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 26 de junio de
2017, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.
Registro: 2012552
Materia(s): Civil
Página: 2625
ALIMENTOS ENTRE CÓNYUGES. POR EL SOLO HECHO DE DEMOSTRAR TAL CARÁCTER, NO EXISTE
LA PRESUNCIÓN LEGAL DE NECESITARLOS, SINO QUE ES NECESARIO ACREDITARLA (LEGISLACIÓN
DEL ESTADO DE MÉXICO).
El Código Civil del Estado de México establece la obligación de los cónyuges a proporcionarse
alimentos, la cual debe distribuirse en la forma y proporción que acuerden de conformidad con
sus necesidades y capacidades. Dicha obligación se constituye de forma general y no hace ninguna
distinción por razón de género, pues no se establece que uno de ellos en particular sea el que de
deba proporcionarlos al otro. Así, aunque la ley reconoce el derecho de los cónyuges a recibir
alimentos, no establece ninguna presunción legal en favor de alguno de ellos de necesitarlos, de la
cual pueda derivarse que para el otorgamiento de la pensión alimenticia demandada baste con
demostrar el carácter de cónyuge, aun cuando no tenga necesidad de recibir dicha pensión por
parte de su contrario. Lo anterior es así, pues considerar que por el simple hecho de que uno de
los cónyuges demuestre ese carácter, debe presumirse que tiene derecho al pago de la pensión
alimenticia reclamada, lo cual implicaría presumir que tiene necesidad de dicha pensión, es decir,
se estaría llegando a la primera presunción partiendo de esta última, lo que es inaceptable.
Amparo directo 259/2016. 22 de junio de 2016. Unanimidad de votos. Ponente: Fernando Alberto
Casasola Mendoza. Secretario: Carlos Alfredo Alonso Espinosa.
Esta tesis se publicó el viernes 9 de septiembre de 2016 a las 10:18 horas en el Semanario Judicial
de la Federación.
Registro: 2011231
Página: 981
IGUALDAD ENTRE CÓNYUGES. CONTENIDO Y ALCANCES.
Amparo directo en revisión 1340/2015. 7 de octubre de 2015. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, quien formuló voto concurrente, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario
Pardo Rebolledo, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretaria: Luz Helena Orozco y Villa.
Esta tesis se publicó el viernes 11 de marzo de 2016 a las 10:10 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
Registro: 2003218
Materia(s): Civil
Página: 653
ALIMENTOS. LOS EX CONCUBINOS TIENEN DERECHO A ALIMENTOS DESPUÉS DE TERMINADA LA
RELACIÓN DE CONCUBINATO, EN LOS MISMOS TÉRMINOS QUE LO TIENEN LOS EX CÓNYUGES
(LEGISLACIONES DE TAMAULIPAS, GUERRERO Y DISTRITO FEDERAL, APLICADAS EN LOS CASOS
CONTENDIENTES).
La obligación alimenticia tiene como base la solidaridad que debe manifestarse entre las personas
con algún vínculo familiar, la cual puede subsistir una vez disuelta la relación familiar, en virtud de
la imposibilidad de uno de los miembros del grupo de allegarse alimentos por sí mismo. A su vez,
dado que la familia, más que un concepto jurídico es un concepto sociológico, queda claro que el
concubinato constituye una relación familiar. En tal sentido, debe concluirse que los ex concubinos
tienen derecho a una pensión alimenticia ya que se constituyó, de hecho, una relación familiar.
Ahora bien, en tanto los códigos civiles de Tamaulipas, Guerrero y del Distrito Federal, aplicados
en los casos contendientes, no prevén disposiciones expresas para el trámite de los alimentos en
caso de terminación del concubinato, deberán aplicarse las reglas generales que regulan dicha
institución alimenticia, así como los requisitos y límites que se establecen para el caso del divorcio.
Así, para la procedencia de la pensión alimenticia entre ex concubinos, deberá atenderse a las
posibilidades del deudor alimenticio, las necesidades del acreedor, la capacidad para trabajar de
éste y su situación económica. Este derecho subsistirá por el tiempo que duró la relación de
concubinato y en tanto el acreedor no contraiga nupcias o se una en concubinato con otra
persona.
Tesis de jurisprudencia 83/2012 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en
sesión de fecha veintinueve de agosto de dos mil doce.
Registro: 174554
Materia(s): Civil
Tesis: I.6o.C.406 C
Página: 2137
La existencia física del "domicilio conyugal", entendido éste como el lugar establecido de común
acuerdo por los esposos, en el que disfrutan de autoridad propia y consideraciones iguales, resulta
intrascendente para desvirtuar la presunción de necesidad de los alimentos de cualquiera de los
cónyuges a que alude el artículo 311 Bis del Código Civil para el Distrito Federal, dado que la citada
presunción se basa en el hecho de que en una familia, exista una dinámica por la cual uno de los
cónyuges sea quien aporte los medios económicos para sufragar los gastos del hogar, mientras
que el otro, contribuya con su dedicación al hogar, la cual abarca aspectos tan diversos como los
trabajos y el cuidado de la casa, la atención a los hijos, la administración doméstica, etcétera, que
por su propia naturaleza, no necesariamente están vinculados con la existencia física de un lugar
determinado que tenga las características de dicho "domicilio conyugal", sino que se encuentran
relacionados con los roles y actividades realizadas por el cónyuge correspondiente, sea en
domicilio propio o ajeno, y que le impide contar con un ingreso o trabajo propios, suficientemente
remunerados y constantes, careciendo de los medios económicos necesarios para su propia
subsistencia, ante la urgente necesidad de cumplir con su carga o rol familiar que, por la propia
dinámica de la vida actual, puede atribuirse tanto al hombre como a la mujer en forma indistinta,
toda vez que la dedicación al hogar no puede verse desde una perspectiva tradicional que imperó
por años en la sociedad mexicana. Por consiguiente, la presunción en comento no encuentra
justificación en la existencia física de un lugar determinado, propio o ajeno, denominado
"domicilio conyugal" sino que, se reitera, se vincula con el rol y las actividades que ejerce uno de
los esposos que se dedica al cuidado de la casa y su imposibilidad para obtener recursos propios.
Amparo directo 49/2006. 9 de febrero de 2006. Unanimidad de votos. Ponente: María Soledad
Hernández de Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova Blanco.
Época: Novena Época
Registro: 181230
Materia(s): Civil
Página: 9
ALIMENTOS. LA ESPOSA QUE TRABAJA FUERA DEL HOGAR Y QUE POR ELLO RECIBE UNA
REMUNERACIÓN, TIENE DERECHO A PERCIBIRLOS, PERO A ELLA LE CORRESPONDE PROBAR LA
NECESIDAD DE OBTENERLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA).
De lo dispuesto por los artículos 493, 503 y 511 del Código Civil para el Estado de Puebla, vigente
antes de las reformas publicadas el día catorce de septiembre de mil novecientos noventa y ocho,
en relación con los artículos 294, 314, 315, 325 y 486 del mismo ordenamiento legal, se concluye
lo siguiente: a) los cónyuges están obligados a procurarse alimentos de manera recíproca; y, b)
esta obligación se encuentra limitada por la capacidad económica del deudor alimentario y la
necesidad del acreedor. Por tanto, si el acreedor demanda el pago de alimentos, debe probar los
hechos fundatorios de su acción; en el caso concreto, la esposa debe acreditar que, aun cuando
percibe un sueldo, éste no es suficiente para cubrir todas sus necesidades alimentarias y que su
consorte está en posibilidad de proporcionarle alimentos, otorgando una pensión equitativa en
relación a sus ingresos.
Contradicción de tesis 71/2003-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Segundo y
Tercero, ambos en Materia Civil del Sexto Circuito, Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito. 28 de abril
de 2004. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Humberto Román Palacios. Ponente: José de Jesús
Gudiño Pelayo. Secretaria: Carmina Cortés Rodríguez.
Tesis de jurisprudencia 39/2004. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de
fecha siete de mayo de dos mil cuatro.
Época: Novena Época
Registro: 194855
Materia(s): Civil
Tesis: I.5o.C.83 C
Página: 822
ALIMENTOS. EL PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD QUE LOS RIGE IMPIDE CONSIDERAR QUE EL MARIDO
SÓLO TIENE DERECHO A ELLOS CUANDO DEMUESTRE QUE SE ENCUENTRA INCAPACITADO FÍSICA
O MENTALMENTE PARA ALLEGARSE SUS PROPIOS INGRESOS.
El socorro mutuo entre los cónyuges y el principio de reciprocidad alimentaria entre el marido y la
mujer que derivan de los artículos 162, 301 y 302 del Código Civil para el Distrito Federal, permite
evidenciar que el marido tiene derecho a demandar alimentos a cargo de su mujer que tiene
bienes o ingresos para cubrírselos; que también tiene en su favor la presunción de que los necesita
precisamente por su demanda en donde reclama ese concepto y que, para que pueda en su caso
resultar procedente esa pretensión, el marido no tiene la carga de justificar que tiene una
imposibilidad física o mental para trabajar y allegarse sus propios ingresos, pues con ello
evidentemente se romperían los principios fundamentales que rigen la materia de alimentos y que
derivan del matrimonio como son el socorro mutuo entre los cónyuges y la reciprocidad
alimentaria. Máxime, que la imposibilidad para trabajar por parte del marido no necesariamente
puede ser física o mental, sino que para ello pueden influir otros factores, tales como el despido
del empleo que tenía o el mismo desempleo existente en el medio. Por tanto, si en determinado
caso existe constancia de que la mujer tiene medios para contribuir a la alimentación del marido y
éste tiene necesidad de alimentos, evidentemente aquélla debe cubrírselos en la respectiva
medida de la proporcionalidad entre la obligación y la necesidad, sin buscar como pretexto que
por ser el marido el acreedor debe justificar primero que no está impedido física o mentalmente
para allegarse sus propios alimentos. Pero tal circunstancia debe armonizarse con relación al
artículo 320, fracción IV, del Código Civil para el Distrito Federal, pues en cualquier hipótesis, sería
improcedente la acción de existir pruebas que evidencien que la necesidad de los alimentos que
demanda el marido deriva de su falta de aplicación al trabajo; de otra manera se soslayaría una
vida dedicada al ocio que rompe el esquema de la reciprocidad alimentaria.
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 6815/98. Julio César Tinoco Oros. 29 de octubre de 1998. Unanimidad de votos.
Ponente: Arturo Ramírez Sánchez. Secretario: José Manuel Quistián Espericueta.
Véase: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo III, abril de 1996,
página 330, tesis I.9o.C.34 C, de rubro: "ALIMENTOS, IMPROCEDENCIA DEL DERECHO A RECIBIR
LOS, DEBIDO A LA FALTA DE APLICACIÓN AL TRABAJO.".
Registro: 202577
Materia(s): Civil
Tesis: I.9o.C.34 C
Página: 330
El artículo 301 del Código Civil dispone la obligación conyugal recíproca a proporcionar alimentos.
Así, el cónyuge que los reclame debe demostrar, con pruebas idóneas, los hechos fundatorios de
su acción que apoyen la existencia de algún impedimento físico o mental para desempeñar un
trabajo remunerado. En caso contrario, es aplicable la fracción IV del artículo 320 del mismo
Código, a cuyo tenor cesa la obligación de dar alimentos cuando se advierte, en el alimentista,
falta de aplicación al trabajo.
Registro: 194865
Materia(s): Civil
Tesis: I.5o.C.85 C
Página: 825
Es verdad que uno de los fines del matrimonio que además es base para su conservación, es el
relativo al socorro mutuo entre los cónyuges; finalidad que se encuentra íntimamente relacionada
con el principio de reciprocidad alimentaria que implica que el cónyuge que da alimentos tiene a
su vez derecho a recibirlos; sin embargo, en el caso, donde hay evidencia de que el marido que
demanda alimentos, lo hace porque desde que contrajeron matrimonio su esposa es la que había
venido soportando la carga alimentaria de ambos; que no está incapacitado física ni mentalmente;
que es profesionista por haber cursado una licenciatura y que es una persona relativamente joven
(34 años), la pretensión del demandante es improcedente pues su intención es vivir o continuar
viviendo a expensas de la esposa, lo cual evidentemente rompe los esquemas establecidos y
amerita una excepción a la obligación derivada del artículo 302 del Código Civil para el Distrito
Federal en el sentido de que "los cónyuges deben darse alimentos", pues en tal evento, no sería
justo imponer la carga alimentaria a quien tenga posibilidades logradas gracias a su esfuerzo y
trabajo y beneficiar a quienes carecen de posibilidades económicas debido a su pereza o falta de
aplicación al trabajo sin razón fundada. A lo anterior debe agregarse el hecho de que en el
matrimonio de que se trata no hay hijos, por lo que no puede afirmarse como pretexto que él se
hace cargo de las labores domésticas y educacional de los hijos del matrimonio y ella de la
cuestión económica; de tal manera, si la única base en que el actor sustenta su petición de
alimentos es la de que su esposa siempre ha soportado esa carga, dicha petición es improcedente
atendiendo a las circunstancias del caso ya señaladas, pues no puede soslayarse la conducta del
demandante cuando la necesidad de los alimentos que exige dependen de su falta de aplicación al
trabajo; por tanto, en esas circunstancias se actualiza la hipótesis a que alude el artículo 320,
fracción IV, del Código Civil para el Distrito Federal en relación a que cesa la obligación de
proporcionar alimentos cuando la necesidad de ellos depende "de la falta de aplicación al trabajo
del alimentista".
Amparo directo 6815/98. Julio César Tinoco Oros. 29 de octubre de 1998. Unanimidad de votos.
Ponente: Arturo Ramírez Sánchez. Secretario: José Manuel Quistián Espericueta.