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Sandra Carli

Niñez, pedagogía
y política
Transformaciones de los
discursos acerca de la infan.cia
en la historia de la
educación argentina
entre 1880 y 1955
Sandra Carli

Niñez, pedagogía
y política
Transformaciones de los
discursos acerca de la infancia
en la historia de la
educación argentina
entre 1880 y 1955

UNIVERSIDAD DE www.minoydavila.com.ar
BUENOS AIRES MADRID • BUENOS AIRES
Cuidado de edición y diseño de portada: Índice
Gerardo Miño, uno de 4,1 CTPSTd
grupo de diseño creativo
(cresta@speedy.com.ar )

© Miño y Dávila srl


7 PRÓLOGO, por Adriana Puiggrós
www.minoydavila.com.ar
11 NOTAS PRELIMINARES
En Madrid:
Miño y Dávila editores 13 INTRODUCCIÓN
Arroyo Fontarrón 113, 2° A (28030) El campo de estudios sobre la infancia
16
tel-fax: (34) 91 751-1466 22 Los discursos acerca de la infancia. Aproximaciones teóricas
e-mail: mydavila@teleline.es 29 Algunas cuestiones metodológicas
Madrid • España 30 La infancia: entre la educación y la política

En Buenos Aires: 35 CAPÍTULO I


Miño y Dávila srl LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA.

Pje. José M. Giuffra 339 (C1o64ADC) DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO Y LA ESCUELA PÚBLICA
tel-fax: (54 11) 4361- 6743 39 De la infancia bárbara a la infancia civilizada
e-mail:minoydavila@infovia.com.ar 42 El niño menor de edad y menor de razón
Buenos Aires • Argentina 47 Las crianzas erradas
50 La inscripción del niño en el orden de la cultura
Prohibida su reproducción total o parcial, 51 Los niños en la ciudad o los límites de la escuela
incluyendo fotocopia, 54 Padres italianos, hijos argentinos
sin la autorización expresa de los editores.
59 CAPÍTULO II
EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD.
Queda hecho el depósito de ley11.723
LOS DEBATES POLÍTICO-EDUCATIVOS DE LA DÉCADA DEL 80'
Primera edición: abril de 2002 60 Discursos en pugna: los niños entre la familia y el Estado
Segunda edición: marzo de 2003 68 La obligatoriedad escolar y la detención del niño
71 La pobreza infantil y los límites de la escuela
ISBN: 95 0- 9467- 84-7 1 74 José María Torres y la sujetación del niño al orden escolar
80 Las fronteras de la instrucción pública y la invención del menor
Impreso en Buenos Aires, Argentina 84 La protección del niño según José Zubiaur
93 CAPÍTULO III 227 CAPÍTULO VI
LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO. LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN.
POSITIVISMO, KRAUSOPOSITIVISMO Y NORMALISMO (1880-1930) NACIONALISMO, COMUNISMO Y EDUCACIÓN (1930-1945)
96 El discurso educativo positivista acerca de la infancia 231 Los discursos nacionalistas acerca de la infancia
97 Memorias de aprendizaje de los maestros normalistas 231 El debate sobre la autonomía infantil
100 Ni crítica social ni violencia: el papel redentor de la educación 233 La espiritualización de la infancia y de la nación
102 Víctor Mercante y el niño como pequeño salvaje 237 Entre la cristianización y la militarización de la infancia
107 Maldad infantil y sugestión pedagógica
242 El discurso educativo comunista acerca de la infancia
110 El niño'en estados preestablecidos y las críticas a Tolstoi
242 La educación del niño socialista según Aníbal Ponce
112 Paidología o el estudio del alumno
114 Rodolfo Senet y la psicología infantil 249 Nacionalismo popular y escuela nueva: el campo de la niñez
según Saul Taborda
121 El discurso educativo krauso-positivista acerca de la infancia
122 Carlos Vergara y la autoeducación del niño
255 CAPÍTULO VII
124 Opresión de la enseñanza y libertad infantil
Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA.
128 Infancia y naturaleza
PERONISMO, PEDAGOGÍA Y TRANSFORMACIONES SOCIALES
133 El gobierno propio en el aula
(1945-1955)
136 El descubrimiento del niño y una nueva genealogía educativa
138 Los jardines de infantes 259 Perón y "los únicos privilegiados son los niños"
265 Infancia, democracia y justicia social
143 CAPÍTULO IV 269 Iglesia y escuela nueva: la disputa por el niño
LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA. 280 La pedagogía peronista y el problema de la coerción del niño
SOCIALISMO, ANARQUISMO Y EDUCACIÓN (1890-1930) 282 Juan Cassani y la formación de la personalidad infantil
285 El plan de Reforma de Arizaga y formación del pequeño
145 El discurso educativo socialista acerca de la infancia
aprendiz
147 El niño obrero y la escuela
291 Jardines de infantes o fortines espirituales
152 La debilidad infantil o los nombres de la desnutrición
295 Las vanguardias infantiles en el discurso de Eva Perón
159 La educación de la primera infancia obrera
297 La Ciudad Infantil y la formación del niño de la Nueva Argentina
161 Coeducación y eugenesia: el niño como descendencia
305 Pedagogía y política: la promesa de la generación del 2000
170 El discurso educativo anarquista acerca de la infancia
172 La educación racionalista: el niño rebelde 317 REFLEXIONES FINALES
177 Julio Barcos y la educación política de la infancia
185 La cuestión social de la infancia y la nueva pedagogía 323 BIBLIOGRAFÍA GENERAL

187 CAPÍTULO V 340 FUENTES PRIMARIAS


LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS EDUCATIVAS
YRIGOYENISMO, ESCUELA NUEVA Y DEMOCRACIA (1900-1945)
195 La reforma oficial de José Rezzano: el niño laborioso
199 El ensayo modelo de Clotilde Guillen de Rezzano: el niño activo
203 Celia Ortiz de Montaya y el niño libro y autónomo
211 Olga Cossettini: infancia, estética y sociedad
215 Bernardina Dabat de López Eltichery y la nueva psicología
infantil
219 Del gobierno propio a los tribunales infantiles:
Florencia Fossatti
223 Liberalismo, político y autonomía infantil
VERSIONES ANTERIORES DE FRAGMENTOS DEL PRESENTE TRABAJO HAN SIDO
PUBLICADAS EN:
Prólogo
• "El campo de la niñez: entre el discurso de la minoridad y el dis- por Adriana Puiggrós
curso de la educación nueva. 1916-1945", en: Puiggrós, A. (dir.),
Escuela, democracia y orden, tomo III. Galerna, Buenos Aires,
1992.
• "Infancia, política y educación en el peronismo (1945-1955). De
los derechos del niño a las vanguardias políticas del futuro", en:
Anuario n° 2 1998/1999 de la Sociedad Argentina de Historia de
la Educación. Miño y Dávila editores, Buenos Aires, 1999.
• "Socialismo, coeducación y eugenesia: el niño como descenden-
cia", en: Revista Alternativas, año III, n° 3. Universidad Nacional
de San Luis.
• "Niñez, modernidad e instrucción pública en la Argentina. La
mirada de Sarmiento", en: Anuario n° 3 2000/2001 de la Socie- Uno de los más graves síntomas que presenta la cultura argentina
dad Argentina de Historia de la Educación, Buenos Aires.
y compromete seriamente nuestro futuro, es el proceso de descen-
tralización, sino abandono, de gran parte de la infancia, que se
está produciendo en momentos de publicarse este libro.
Sandra Carli aporta una visión teórica e histórica inédita que
permite examinar las perspectivas que nuestra sociedad ha tenido
sobre la infancia. La autora es una de las mejores especialistas en
el tema, siendo sus trabajos consultados y referidos para la inves-
tigación y la docencia en el país y en el exterior. Su análisis ha
buscado apoyarse en un marco teórico bien elaborado y perti-
nente. Recorrió fuentes primarias, sistematizando materiales iné-
ditos y sustentando hipótesis fértiles sobre el problema de la
infancia en la Argentina, analizándola a. la luz de discusiones
internacionales de distintos períodos. El compromiso de Carli con
la investigación, en la solidez de la argumentación y en el entu-
siasmo de su escritura.
"Niñez, pedagogía y política" no es solamente una investiga-
ción sobre la niñez, sino sobre la cultura argentina. Son las "trans-
formaciones de los discursos acerca de la infancia" la preocu-
pación de la autora. Las políticas referidas a la niñez denuncian la
calidad de la sociedad y sus posibilidades prospectivas. La dis-
persión del sistema escolar nacional y público es actualmente un
proceso acelerado que constituye un movimiento opuesto a los
discursos acerca de la infancia que, como sostiene Sandra Carli,
se configuraron en nuestro país junto a la instrucción pública.
Carli expone las hipótesis sobre la infancia en las cuales las suce-
sivas generaciones adultas y las distintas corrientes ideológicas,
8 ADRIANA PUIGGRÓS PRÓLOGO 9

políticas y pedagógicas fundaron sus estrategias referidas a la actual de brindar a sus hijos un nuevo marco de protección in-
infancia. A partir del aporte de Carli, cabe preguntarse por la ca- tegral de sus derechos.
rencia de hipótesis sobre el futuro que denota hoy nuestra socie- Sandra Carli recupera el enunciado "el tiempo de la infancia",
dad, y asociar esa falta con la desorientación de los niños y los de enorme significación cuando la mayor parte de los niños sufre
jóvenes. las consecuencias de la peor recesión económica y una de las
Preso de la reducción positivista, liberado por el krausismo y más graves crisis orgánicas que afectaron a nuestro país. Si bien
la escuela activa, pequeño salvaje, único privilegiado o sujeto del podrían establecerse comparaciones entre esta situación y las que
psicoanálisis, la gran mayoría de los niños argentinos tuvo alimen- ha vivido la República en otras ocasiones, durante los más difíciles
tación, cuidados de su salud, escuela y padres trabajadores, du- momentos, en períodos constitucionales, la infancia había conser-
rante casi un siglo. En la última década los niños han perdido esos vado sus derechos más elementales y le había sido transmitida
derechos. Muchos de ellos recordarán el hambre que soportaron una idea de futuro. Hoy tenemos ante nosotros una infancia a la
durante sus primeros años en este país, el mismo donde sus deriva, afectada por la insuficiencia de paradigmas pedagógicos
bisabuelos o abuelos vinieron a refugiarse de las carencias que y sociales. Se trata de un problema que convoca a los políticos,
sufrían en Europa, sin sospechar la pobreza que afectaría a sus los científicos sociales y a todos los educadores, quienes sin duda
sucesores. Vinieron para que su familia perdurara, sostenida no enriquecerán su comprensión y sus propuestas, al conocer los
solo por el empleo ofrecido sino por la posibilidad de ubicar a distintos enfoques que se exponen en este libro. La obra de Carli
cada generación en una cadena simbólica, en el marco de una contiene los elementos suficientes para motivar una polémica de
sociedad que se imaginaba con futuro. Nunca supusieron que en alto nivel académico y responsabilidad política, y deja planteadas
la Argentina pudieran secuestrarse niños. Tampoco que se rom- cuestiones éticas que son constitutivas del problema pedagógico
pería el orden de sucesión generacional y la organización tra- de la Argentina.
dicional de la familia, no para derivar en una trama más justa y
más democrática, sino en el desorden profundo que aqueja a los
sectores sociales que ven decaer sus ingresos, su nivel de vida,
su salud y su acceso a la educación. La infancia argentina ha
entrado en la globalización desprotegida culturalmente, con menos
saberes sistemáticos que generaciones anteriores y con más exi-
gencias educacionales. Muchos de nuestros niños están en de-
ficitarias condiciones para la ineludible participación en la sociedad
del conocimiento.
Tampoco mejoró el lugar jurídico de la infancia. En los últimos
dieciocho años de funcionamiento constitucional, en particular
desde fines de los años '90, se discutieron numerosos proyectos
de reforma de la Ley Agote, pero los sectores políticos y sociales
involucrados nunca lograron un acuerdo que se tradujera en la
sanción de una nueva normativa. Desde 1919 sigue vigente la
mencionada Ley, que en nombre de la protección de los niños •
estableció el patronato del Estado, operando la privación de
derechos de la infancia y su subordinación a una justicia de
menores discriminadora y punitiva. El libro que presentamos
aporta elementos valiosos para comprender el contexto ideológico
y pedagógico que generó dicha ley. Su lectura provoca mayor
preocupación sobre la imposibilidad de la sociedad argentina
Notas preliminares

Este libro es el resultado de una tesis doctoral titulada "Niñez,


Pedagogía y Política. Transformaciones de los discursos acerca
de la infancia en la historia de la educación argentina entre 1880 y
1955", del Programa de Doctorado de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires. El trabajo de tesis se
realizó con la dirección de la Dra. Adriana Puiggrós (UBA-
CONICET) y la codirección de la Dra. Rosa Nidia Buenfil Burgos
(DIE-CINVESTAV). Fueron jurados de la misma la Dra. Silvia
Bleichmar, la Dra. Cecilia Braslavsky y el Dr. Ovide Menin.
La investigación realizada, que está en la base de este texto, se
produjo con el apoyo de becas del CONICET, sus avances forma-
ron parte de Proyectos de investigación UBACYT bajo la direc-
ción de la Dra. Adriana Puiggrós, vinculados con la cátedra de
"Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana" de la
Carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UBA, en la que me desempeñé hasta 1998 como jefa
de trabajos prácticos.
Para el presente texto se optó por no incluir la tercera parte de
la tesis, en la que se desarrolla un análisis de las transformaciones
de los discursos jurídicos y sociales acerca de infancia, para evi-
tar una mayor extensión del texto, parte que será objeto de otra
publicación. Versiones anteriores de algunas partes de este libro
han sido publicadas previamente en artículos de revistas acadé-
micas o como capítulos de libros.
Este texto se publica después de un trabajo de muchos años,
de una investigación que se extendió en el tiempo y que, por otra
parte, abarcaba un período largo, la primera mitad del siglo XX en
12 SANDRA CARLI

la Argentina. Seguramente muchas de las cuestiones planteadas Introducción


aquí merecerían una revisión y una actualización.
La producción de esta tesis y de este libro fue posible por el
apoyo de muchas personas que acompañaron de diversas maneras
este trabajo. En primer lugar quiero agradecer a Adriana Puiggrós
y a todos mis compañeros de la cátedra y del proyecto APPEAL
(Alternativas Pedagógicas y Prospectiva Educativa en América
Latina) con quienes compartimos discusiones, esfuerzos colecti-
vos y una mirada política e histórica de los procesos educativos.
También a los colegas de APPEAL de México con quienes transi-
tamos en forma común un imaginario de la educación latinoameri-
cana. Por último, quiero agradecer muy especialmente a personas
de distintos ámbitos, a los variados lectores que se interesaron por
anticipos de este texto y que me invitaron en distintas ocasiones
durante estos años a contar y compartir algo de lo que estaba pen-
La mayor visibilidad que la problemática infantil adquirió en las
sando y escribiendo, y que me estimularon para continuar traba-
últimas décadas del siglo XX, ha favorecido la exploración del
jando en una temática como es la de la infancia.
pasado, hecho provocado por múltiples fenómenos como el reco-
Quiero agradecer de forma particular a Daniel, a Leila, a mis nocimiento jurídico mundial de los derechos del niño, las hipóte-
padres, a mis hermanos Andrea y Augusto, Natalia, Silvina y
sis sobre la desaparición de la idea social de la infancia por efecto
Victoria, a Beatriz y a Mirta.
de la expansión de los medios masivos de comunicación, y la in-
certidumbre creciente respecto de los vínculos entre generaciones
adultas y generaciones jóvenes.
Tema durante bastante tiempo marginal en la historiografía
educativa, pero a la vez objeto considerado obvio al no ser reco-
nocido como producto de una objetivación histórica (Foucault,
1985:12*), la infancia es un concepto que se inscribe en trabajos
de diverso tipo que oscilan entre la omisión del relato acerca de
las transformaciones que la afectan, desde perspectivas sustan-
cialistas, y la prescripción absoluta del estatuto de la infancia a
partir de intervenciones profesionales y disciplinarias. La concien-
cia subjetiva de la irremediable historicidad de la infancia que la
memoria adulta insiste en recordar, atravesada por la amnesia in-
fantil que Freud ha considerado como constitutiva del adulto, es
contemporánea de su deshistorización por parte de pedagogías y
políticas. El relato histórico nos permite restituir a este objeto
su dimensión temporal y, desde esta perspectiva, situarlo entre

Nota del Editor: las citas bibliográficas que refieren a fuentes primarias
se encuentran en VERSALITAS. Los datos completos pueden encontrarse en
Fuentes Primarias, pág. 339. El resto de la bibliografía citada se en-
cuentra en minúscula, y pueden hallarse los datos completos en Bi-
bliografía general, pág. 323.
14 SANDRA CARLI IN'IRODUCCIÓN 15

otros objetos del análisis histórico. En este trabajo nos propo- están estrechamente articuladas. Es en la ligazón entre la expe-
nemos situar la cuestión de la infancia en la historia de la edu- riencia de los niños y la institución de los adultos, que se produce
cación argentina. la constitución del niño como sujeto: esta ligazón es constitutiva.
Según el diccionario de la Real Academia Española infancia La referencia histórica al proceso de "construcción social de la
alude a "período de la vida del hombre que se extiende desde el infancia" no debe hacer perder de vista el hecho de que dicho
nacimiento hasta la pubertad", a un "conjunto de niños", y a "el proceso pretende capturar la construcción simbólica singular de
principio de una cosa: la infancia del mundo". Desde la perspec- los niños, y que esa construcción opera con un vínculo profunda-
tiva del tiempo, el concepto de infancia refiere entonces, en pri- mente asimétrico (Bleichmar, 1993). Esta asimetría constitutiva de
mer lugai, a un período vital, a un tiempo biológico que se sitúa la relación entre adultos y niños torna significativas las posicio-
entre el nacimiento y la pubertad. La categoría infancia, desde el nes de los adultos frente a los niños: nos interesa en este trabajo
psicoanálisis, se define como el tiempo de estructuración del apa- explorar y analizar los sentidos que en la sociedad argentina se
rato psíquico, pero en la constitución psíquica siempre desempe- construyeron acerca de la infancia durante la primera mitad del
ña un papel estructurante la relación con el otro, en la medida en siglo XX.
que toda tópica psíquica es desde el principio intersubjetiva La infancia ha sido un tema clásico de la educ-ción y de la
(Bleichmar, 1993 y 1999). Desde la perspectiva de la historia, los pedagogía, pero también de la política. La infancia tanto edad
niños se constituyen como tales en el tránsito por ese tiempo de se inscribe, entonces, en procesos de diferente temporalidad, lo
infancia cuyos sentidos han variado históricamente. El tiempo de que habitualmente se designa mediante el contraste entre el tiem-
la infancia es un tiempo construido por los adultos, un tiempo po de la política y el tiempo de la educación. En tanto la infancia
histórico-cultural: es en la trama de una sociedad y de una cultura es terreno de constitución de los niños en sujetos generacionales
que se dota de sentidos a esa edad instalándola como tal en otra y de modulación de una sociedad y de las generaciones adultas
temporalidad que no se ciñe a la temporalidad biológica, evoluti- futuras, en este trabajo optamos por analizar las transformaciones
va, de la edad, sino que se inscribe en el proceso más amplio de de los sentidos acerca de la infancia en la pedagogía y la politica.
reproducción humana de una sociedad (Legendre, 1996), en las Nos interesa analizar cómo en la trama de la escolarización publi-
alternativas que una sociedad construye para afrontar lo que ca y de las políticas-educativas y sociales se modularon formas de
Arendt ha denominado el fenómeno de la natalidad, es decir, el nombrar/estudiar/definir la condición y el estatus del niño.
nacimiento de seres humanos nuevos. Preguntar por la infancia es partir de una hipótesis analizar
Si la condición biológica del niño parece remitir a cierta esta- los conceptos acerca de la infancia en un período histórico nos
bilidad o invariabilidad que tuvo vigencia durante un largo lapso informa sobre la situación de los niños, pero también sobre la
de tiempo, cabe destacar que ella también está atravesada por trans- construcción de la cultura política y de la cultura escolar argen-
formaciones históricas: las nuevas formas de procreación y clona- tina. Los interrogantes que surgen son diversos: ¿el tiempo pro-
ción constituyen un ejemplo paradigmático de estos cambios, vin- pio de la infancia adquiere otra dimensión al inscribirse en el
culados con las formas de engendrar y a su vez con la mítica tiempo largo de los imaginarios políticos y de los proyectos edu-
irrepetibilidad del cuerpo humano. Pero también ciertas ideas res- cativos?, ¿cómo se inscribe el tiempo de la política y de la edu-
pecto del niño como sujeto social, que se inscriben en el imagina- cación, tan tensados hacia el futuro y hacia el pasado, en el tiempo
rio como inmutables e invariables, son objeto de cambios lentos presente de una generación de niños? Preguntarnos por la cons-
pero efectivos. Nos referimos por ejemplo al fenómeno de depen- trucción de las generaciones nos sitúa en el tiempo largo y, más
dencia de los niños respecto de los adultos, o a la cuestión de la puntualmente, en las transformaciones políticas y educativas. Los
edad punible del menor, fenómenos que se vinculan con las ideas niños evocados como generación son dotados de un tiempo que
sobre la autonomía del niño y la conciencia infantil de las accio- atiende el presente pero se proyecta hacia el futuro, se desplaza
nes cometidas. de la edad para proyectarse en un tiempo imaginario.
Ambas temporalidades, la del niño como un cuerpo en creci- Nos interesa analizar tanto las formas de educación y sociali-
miento y la de la sociedad en la que se constituye como sujeto, zación de la niñez como los imaginarios acerca del futuro de los
16 SANDRA CARLI INTRODUCCIÓN 17

niños, tanto la modulación del presente de una población infantil ta que había dominado en la orientación de la segunda genera-
como las ideas acerca de su proyección como futura generación ción de Annales. La infancia entra así en el campo visual del histo-
adulta: el problema es, entonces, el pasaje de un tiempo a otro, o riador, inscripta, de acuerdo con el interés de Ariés, en la relación
en otros términos, la relación entre presente y futuro. La política entre naturaleza y cultura (ibídem:157). Las tesis principales de la
y la pedagogía resultan ser sedes cruciales de este pasaje, de esta obra de Ariés se centran en el análisis de los cambios producidos
tensión en la que los adultos operan sobre-el presente infantil a la en las sociedades de Antiguo Régimen a partir del impacto de la
vez que delimitan el futuro social. La infancia/niñez se torna así aparición de la escuela moderna y de la emergencia de nuevos
en una bisagra privilegiada para abordar las articulaciones entre sentimientos de los adultos hacia los niños.
pasado, presente y futuro. Tal como señala Laclau, "todo tiempo El historiador francés describe el pasaje de la Edad Media,
se da una imagen de sí mismo, un cierto horizonte [...] que unifi- etapa en la cual los niños vivían mezclados con los adultos, no había
ca, en cierta medida, el conjunto de su experiencia" (1993:19). una familia privada, y tampoco había una idea de educación, a la
Cómo los niños se inscribieron en distintos horizontes históricos, Edad Moderna en la cual surge una diferenciación de los niños
cómo se convirtieron, en muchos casos, en los agentes encarga- con respecto a los adultos. La reaparición del interés por la educa-
dos de configurar esos horizontes, de qué modos la niñez fue re- ción a principios de la edad moderna introdujo la necesidad de
presentada como aquel sujeto en condiciones de hacer posible un someter al niño a un régimen especial de preparación: este interés
tipo de sociedad en -afá-do- deC-Om
—pletud, imaginada por los adul- se trasladó a la sociedad, modificando la familia. Según Ariés, "el
tos y proyectada en los niños, son algunas de las preguntas que interés por los niños inspira nuevos sentimientos, un nuevo afec-
Í nos interesa responder. to que la iconografía del siglo XVII ha expresado con insistencia
y acierto: el sentimiento moderno de la infancia" (Ariés, 1987:541).
La obra de Ariés suele ubicarse como parte de la llamada his-
El campo de estudios sobre la infancia toria de las mentalidades: en este caso se trata del pasaje de una
mentalidad indiferente al niño, que solo contemplaba la infancia
En estos últimos años, en distintos ámbitos se ha cristalizado de corta duración, a una mentalidad moderna que pone su acento
un área denominada "estudios sobre la infancia" que se vincula en ellos y concibe una infancia de larga duración (ibídem:434).
con aportes de distintas disciplinas. Recuperamos la dimensión Como sinónimo de este concepto de mentalidad, Ariés utiliza tam-
transdiciplinar de todo estudio centrado en la infancia; las refe- bién la noción de "sentimiento de la infancia", entendida como la
rencias que nos interesa situar y analizar críticamente se ordenan actitud de los adultos frente al niño (Pontalis y Gantheret, 1994:73).
en tres grandes grupos: las proporcionadas por el campo de la his- El-erigen de esta mirada al plano de los sentimientos o actitudes
toria y de la historia de la infancia, las provenientes de la historia -que Jacques kevél- distingue de la idea actual de subjetividad, y
de la educación y la sociología de la educación, y las aportadas que se inscribe en el esfuerzo historiográfico y teórico por preci-
por el psicoanálisis. sar las fronteras entre lo mental y lo biológico- fue analizado con
Desde el campo c
pJelistoria,e1,..referente por excelencia de posterioridad por el propio Ariés, quién naanifestó-su-interés" -por' -
los estudios...sobre-infancia es Philippe Ariés y su obra El niño y la salir de las explicaciones políticas'.
vida familiar en el Antiguo Régimen, publicada en 1960. La obra El concepto de mentalidad há sido cuestionado en el campo
de Ariés se inscribe dentro de la producción de la tercera genera- de la historia, y distintos autores han declarado su agotamiento.
ción de la revista Anales, cuyos estudios se suceden a partir de Entre otras debilidades, se señala su infertilidad para explicar di-
1968. Esta etapa se caracteriza por el auge de la microhistoria, el ferenciaciones de comportamiento en una sociedad, suprimiendo
diálogo con otras ciencias y el retorno a la historia política y narrati- a priori la subjetividad. El uso y valoración del concepto de men-
va (Pagano y Buchbinder, 1993:11). Se había producido entonces
una ampliación de las fronteras de la historia con la incorporación 1 "Podría decirse que en el origen de mi evolución existió el deseo de salir
de temas como la infancia, los sueños, el cuerpo, los olores (Burke, de la política, de la explicación del mundo y de la condición humana a
(en ibídem:154) como reacción contra la perspectiva economicis- través de causas políticas" (Ariés, 1987:71).
I8 SANDRA CARIA INTRODUCCIÓN 19

talidad había radicado, entre otras cuestiones, en la posibilidad distinguir entre familia y niño y, en cierta medida, la preocupación
que ofrecía de aproximación a lo colectivo teniendo en cuenta el por la familia operó capturando la cuestión del niño. Los estudios
nivel más estable de las sociedades, a la vez que el acceso a sobre la infancia no pueden ser objeto exclusivamente de la inda-
estructuras psíquicas profundas. Según Le Goff, la mentalidad gación de la esfera de la vida privada familiar, sino que en tanto la
se sitúa en el punto de conjunción de lo individual con lo colec- educación es un fenómeno público, se requiere una lectura de las
tivo, del tiempo largo y de lo cotidiano, de lo inconsciente y lo formas en las que el niño se inscribe en ella.
intencional, de lo estructural y lo coyuntural, de lo marginal y lo En esta serie de trabajos, las perspectivas no son homogéneas.
general (Le Goff, 1980:81). La recuperación de este concepto por Algunas continúan el abordaje inaugurado por Aries, como el tra-
parte de la historia —y no de la psicología— le permitió diferenciarse bajo de Jacques Gelis que analiza los sentimientos de infancia del
de la historia de las ideas y acercarse-a la historia de, la_cultura, siglo XVIII teniendo en cuenta la transformación de las creencias
atendiendo a aquello que cambia con mayor lentitud (ibidem:87). y las estructuras mentales (1990). Otros se orientaron en una pers-
En este sentido, el papel de la escolaridad resulta de interés histo- pectiva de psicohistoria (Pagano y Buchbinder, 1993:154), como
riográfico por su capacidad para modificar mentalidades. Será la la obra de Lloyd De Mause: Historia de la Infancia (1982). Por
intervención del psicoanálisis la que intentará desentrañar esta último, no pocos trabajos se ubican en la perspectiva inaugurada
dualidad no resuelta entre subjetividad-objetividad y que se con- por Michel Foucault. El ensayo de Jacques Donzelot La policía
vierte en tema de debate de las actuales ciencias sociales. Tal como de las familias se diferencia, según Deleuze, tanto de la psicolo-
destacó Foucault al situar la discontinuidad en la historia, el pro- gía como de la historia de las mentalidades al identificar "un cam-
blema pasa a ser la apropiación diferencial que realizan los sujetos. po de prácticas que pueden ser consideradas como directamente
La obra de Aries inauguró la producción de numerosos tra- portadoras de las transformaciones que se intentan analizar, evi-
bajos que pueden ubicarse en una serie de historia de la infancia, tando esa separación entre política y psicología, mediante la toma
algunos de los cuales discuten las tesis de esta obra pionera. Al- en consideración de lo que él llamó «biopolítica»" (Donzelot,
gunas de las críticas formuladas contra el estudio de Ariés señala- 1990:10). Por último, no pocos trabajos han surgido tanto en Es-
ron "demasiada concesión al fijismo de la sicología tradicional" y tados Unidos como en América Latina en estos últimos años'.
cuestionaron la separación entre el "sentimiento de infancia (o de Los distintos trabajos de historia de la infancia precisan sus
la familia) y su realidad" (Flandrin, 1981:57-158). Ariés retomó perspectivas buscando resolver la tensión entre psicología y polí-
las críticas formuladas por Flandrin, entre otros, y revisó la tenta- ticas, entre sentimientos y prácticas sociales, entre vida privada y
ción de buscar un origen absoluto del sentimiento de infancia orden público, entre individuo y sociedad.
(ibídem:18). Mientras "salir de la política" fue determinante en el enfoque
Los trabajos sobre infancia' recorren un arco que va desde de Ariés, aunque esta salida lo condujera a la tesis acerca del im-
fines de los años '60 hasta la actualidad. Su emergencia debe ex- pacto negativo de las políticas de escolarización sobre la infancia,
plicarse teniendo en cuenta las transformacioñes que, a partir de en los trabajos de historia de la educación, lo que resulta signi-
la segunda posguerra, se produjeron en los procesos de consti- ficativo es precisamente la articulación entre prácticas pedágógi-
tución de los niños como sujetos y que convocaron a nuevos cas y políticas educativas. Los procesos educativos, tomados en
trabajos históricos. En ellos se avanzó en el análisis de la vida sentido amplio, permiten un desplazamiento entre distintos pla-
privada de los niños, los afectos familiares, los vínculos inter- nos, que van desde las políticas gubernamentales hasta las expe-
generacionales, los fenómenos demográficos. Sin embargo, el riencias educativas que se desarrollan en el interior de diversos
vuelco hacia los fenómenos de la vida privada amenazó con no tipos de instituciones.

2 Entre esos trabajos figuran los de De Mause, Lloyd (1974); Stone, Lawrence
(1975); Flandrin, Jean-Louis (1976); Donzelot, Jacques (1977); Shorter, 3 Me refiero a trabajos como los de Bárbara Filkenstein en Estados Uni-
Edward (1977); Snyders, George (1980); Badinter, Elizabeth (1980); dos, de Pilar Gonzalbo Aispuru, Gina Rodríguez Hernández, Beatriz
Pancera, Carlo (1981); Gelis, Jacques (1990), y Pollock, Linda (1983). Las Alcubierre y Tania Carreño King en México, de Mary del Priore y
fechas corresponden a las primeras ediciones. Cynthia Greive Veiga y Luciano Mendes de Faria en Brasil, entre otros.
20 SANDRA CARLI INnxOnUCCIÓN 21

La historiografía educativa sobre infancia es significativa a sujeto, la relación entre psicoanálisis e historiografia, y la dimen-
partir de los años '80. De alguna manera, recoge el impacto de la sión intergeneracional de los procesos educativos. Con Freud se
obra de Ariés. Tal como señala Filkenstein, tanto Ariés como De inaugura un reconocimiento de la significación de la infancia que
Mause coincidieron en afirmar que la historia de la infancia y la márca un momento de inflexión en los estudios historiográficos.
historia de la educación estaban estrechamente conectadas en va- La definición de "lo infantil" en Freud remite a su indagación de
rios niveles, y admitieron la simultaneidad en el tiempo del re- las neurosis y de los traumas precoces en la infancia, que parte de
conocimiento de la infancia moderna y la aparición de institucio- su afirmación de que la sexualidad se encuentra desarrollada a
nes protectoras (1986). Sin embargo, según la autora, ésta estre- partir de los 5 años. Las tesis de Freud sobre el inconsciente, la
cha conexión entre historia de la infancia e historia de la educa- sexualidad infantil, la construcción del aparato psíquico en los
ción se habría operado a partir de un interés por niños y jóvenes primeros años de vida, y los procesos de identificación familiar,
diverso y selectivo, que no transformó necesariamente los esque- permitieron una inédita valoración de la edad de la infancia en la
mas interpretativos tradicionales. constitución de los sujetos adultos y en la conformación de las so-
Para Ariés "entre la progenie física y la institución jurídica ciedades contemporáneas.
existía un vacío que colmará la educación" (1987:541). Los tra- Según De Certau, entre los principales aportes de Freud a la
bajos de historia de la educación priorizan el análisis de la con- historiografía figuran la asignación de un papel central en la his-
formación del sujeto alumno desde la pedagogía y las políticas toria al niño y la postulación de la violencia genealógica entre
escolares (Varela y Álvarez-Uría, 1991; Narodowski, 1994a; Que- padres e hijos en el origen de los pueblos (1995:80-81). Las tesis
rrien, 1994; etc.). La presencia de una multitud de niños bajo la de Freud permiten pensar la persistencia de lo infantil y su repeti-
autoridad de un maestro en las escuelas de los nacientes sistemas ción en el adulto. Desde esta perspectiva se han señalado las dife-
educativos modernos del siglo XIX, que motivó la producción de rencias entre historiografía y psicoanálisis: mientras que el histo-
ensayos pedagógicos, tecnologías didácticas, y polémicas públi- riador desde preguntas del presente se orienta hacia el pasado para
cas, demoró en ser tomada como objeto temático, pero constituye intentar reconstruirlo, el analista promueve la historización del
hoy el tema central de muchos trabajos. pasado infantil a partir de su emergencia en la densidad del pre-
La ligazón entre historia de la infancia e historia de la educa- sente y su intervención promovería una simbolización historizante
ción posibilitó gradualmente el cierre de una etapa de la histo- (Horstein, 1993:15). La pregunta que atraviesa a la clínica con
riografía educativa, caracterizada solo por la descripción de las tra- niños se refiere a la posibilidad del infans de intervenir sobre las
yectorias de las instituciones sin tener en cuenta a los actores que historias que lo anteceden y respecto de las cuales habrá de cons-
se constituían en ellas. Dió una nueva luz sobre el pasado, a la tituirse (Galende, 1994:39).
vez que se centraba en nuevos o renovados sujetos. En qué medi- Jacques Lacan ha cuestionado algunas de las tesis freudianas
da la apelación al "descubrimiento de la infancia" permitió leer los sobre la familia y el lugar de las luchas genealógicas. En un texto
procesos históricos de manera inédita configura un tema de debate inaugural señaló que Freud elaboró muy pronto una teoría de la
pendiente. En todo caso, en este trabajo pretendemos analizar las familia, ubicando en el drama psíquico familiar los desarrollos de
concepciones acerca de la infancia desde la perspectiva de la his- la represión sexual y el sexo psíquico, pero consideró un salto teó-
toria de la educación; ahora bien, ubicarnos en la perspectiva dis- rico abusivo el haber pasado de la consideración de la familia
ciplinaria de la historia de la educación nos invita constantemente conyugal a una hipotética familia primitiva caracterizada como una
a dialogar con los aportes inestimables que otras disciplinas reali- horda dominada por la superioridad biológica del macho, que da
zan a este campo que damos en denominar de "estudios sobre la lugar al mito del parricidio original. Además de sostener la super-
infancia". Entre dichos aportes figura el psicoanálisis. vivencia de una estructura matriarcal de la familia, Lacan cuestio-
Historiadores y sociólogos que se han ocupado de la temática nó a Freud la prioridad de lo biológico presente en sus escritos
infancia han reconocido el impacto del psicoanálisis en la historia sobre la familia; sostuvo en este sentido que "...el orden de la fa-
de la niñez y la importancia de los escritos de Freud en los estu- milia humana tiene fundamentos que son ajenos a la fuerza del
dios sobre la infancia; en particular lo referido a la cuestión del macho" (1975:50); el complejo de Edipo construido por Freud, en
22 SANDRA CARLI INTRODUCCIÓN 23

tanto elemento psicológico que constituye la forma específica de sustrajera de las luchas sociales (Le Goff, 1980:96). La noción de
la familia humana y que explica todas sus variaciones, está mentalidad fue considerada una de las nociones ligadas al pos-
"dominado por factores culturales" (ibídem:19). Althusser califi- tulado de continuidad (Foucault, 1985:93). La derivación a la psi-
có esta tesis de Lacan como un verdadero "descubrimiento" y cología fue una posibilidad plasmada en la psicohistoria, pero que
destacó su dimensión cultura'''. Según Lacan, el niño es introdu- no saldó las preguntas acerca de los efectos políticos y sociales en
cido en un orden simbólico, en una cadena:significante o simbóli- la subjetividad infantil. Los trabajos inspirados en Foucault, por
ca en la que se inscribe desde que es nombrado, y su presencia en otra parte, operaron un retorno diferenciado a la política, pero
esa cadena se estructura a través del lenguaje. La posición del avanzaron en un análisis localizado del poder, centrado en las for-
sujeto/niño respondería a una sujetación en el lenguaje operada mas de disciplinamiento de los niños en las instituciones, quedando
por el Otro adulto -encarnable en figuras diversas- y la cadena en los márgenes la consideración de los procesos de construcción
significante o simbólica se define como una "cadena de las genera- de hegemonía. Esto no descalifica, sin embargo, la importancia
ciones" que se estructura en "el desfiladero radical de la palabra" de la idea de un sujeto constituido en el interior mismo de los
(1987:46). saberes (ibídem:31). El psicoanálisis, desde otro registro teórico,
Este breve recorrido por algunas de las tesis de Lacan, sin ilumina con otras preguntas la importancia de una reconstruc-
internarnos en las polémicas existentes dentro del campo del psi- ción histórica de este tipo, pero se sitúa en la especificidad de las
coanálisis de niños, nos permite destacar dos supuestos de este subjetividades infantiles y no en los procesos colectivos.
trabajo: la necesidad de desbiologizar/desnaturalizar la visión de Nuestro estudio se inscribe en el campo de la historia de la
la infancia y de la niñez e instalarla en el orden de la cultura, y la educación argentina y, en este sentido, nos interesa particularmente
necesidad de situar a la niñez como sujeto en la cadena de las gene- leer las articulaciones que, en relación a la infancia, se construye-
raciones (adultos-niños, padres-hijos, maestros-alumnos, mujeres- ron en el terreno de la pedagogía y de la política'. Ello es posible
niños, Estado-niños, etc.) y, desde esa ubicación, recuperarla para desde una perspectiva teórica que nos permita situar la infancia
el análisis histórico-educativo. Los significantes que nombran a como construcción histórica en el marco de discursos de diver-
los niños son, en este sentido, múltiples y suponen una operación so tipo en los que se despliegan los procesos de sujetación de la
en la que se juega la institución de la cultura. Situar la cadena de niñez.
generaciones conduce a ubicar la posición de los adultos, pero Este trabajo pretende ser un aporte a una historia de la infan-
también la posición de los niños, es decir reivindicar el carácter cia en la Argentina, pero una historia que no se sustraiga de su
intersubjetivo de esta relación social. participación en un espacio transdisciplinario de estudios que con-
tenga aportes de distintos campos de conocimiento. Una historia
dela infancia en la Argentina debe reconstruir los procesos so-
Los discursos acerca de la infancia. ciales que afectan a la población infantil y explorar las ideas acerca
de la infancia moduladas por la sociedad en cada época, pero
Aproximaciones teóricas también debería intentar constituir "un amplio capítulo de la his-
toria de la cultura" (Romero, J. L., 1988:141). Las historias de la
El motor del trabajo de Ariés fue "salir de la política", lo que infancia suelen ser inventarios de las violencias cometidas contra
formaba parte de un intento de la segunda generación de Annales los niños por los adultos o, en muchos casos, se interesan exclusi-
de renovar la producción historiográfica. Sin embargo, esta salida vamente por las formas del disciplinamiento social, dejando afuera
provocó, entre otros efectos, que el concepto de mentalidad se el papel constitutivo que tiene toda política y pedagogía dirigida
a los niños en la cultura y en la sociedad.
4 "Lacan ha demostrado que este paso de la existencia (en el límite pura-
mente) biológica, a la existencia humana (niño humano) se opera bajo la
5 La política entendida como forma de subversión y dislocación de lo so-
Ley del Orden, que yo llamaré Ley de Cultura, y que esta ley del orden
cial, definición que conduce a la afirmación de todo sujeto como sujeto
se confundía en su esencia formal con el orden del lenguaje" (Althusser,
1990:30). político (véase Laclau, 1993:77).
24 SANDRA CARLI INTRODUCCIÓN 25

La institución de la infancia es siempre una violencia, un acto es una configuración significativa (Laclau, 1993:114). La noción
de poder. Los rasgos que Laclau adjudica a toda relación social: de discurso nos permite tejer el amplio conjunto de producciones
contingencia, poder, carácter político e historicidad (1993:53), referidas a la infancia en el período (debates, eventos, proyectos,
pueden atribuirse a las relaciones entre adultos y niños. Las rela- etc.) y pensar desde una perspectiva de totalidad significativa. Cabe
ciones entre adultos y niños resultan siempre relaciones contin- aclarar que no utilizamos el análisis del discurso desde una pers-
gentes6, cuyo sentido es siempre producto de una construcción pectiva metodológica, sino que partimos de lo discursivo como
histórica fuertemente atravesada por el poder, y esa contingencia un "horizonte teórico" (ibídem:119) a partir del cual indagar la
es mayor en una relación caracterizada por la asimetría. Cuando constitución de las identidades infantiles en la historia dé la edu-
decimos que son contingentes queremos señalar que no son nece- cación argentina.
sarias, aunque pretendan ser "naturalizadas" desde distintas posi- En la medida en que el discurso consiste en una totalidad sig-
ciones. Cuando decimos que son asimétricas queremos destacar nificativa, resulta el terreno de constitución de los sujetos: los ni-
la no horizontalidad de la relación entre adultos y niños. ños se constituyen en sujetos en la trama de los discursos que se
La naturalización de las relaciones entre adultos y. niños ha configuran en un período determinado. Es el discurso el que cons-
provocado diversos fenómenos. La "minoridad" biológica del niño tituye la posición del sujeto como agente social; de allí que las
ha opérado vaciando de su contenido histórico los vínculos entre posiciones del sujeto niñez deben entenderse entonces como po-
generaciones, justificando múltiples formas de intervención au- siciones discursivas, lo cual no implica absorber la existencia to-
toritaria, y ha sido sustraída u obviada en el relato historiográfico. tal de los niños sino solamente considerar lo que adquiere sentido
Desde el reconocimiento de la historicidad de dichos vínculos, es en una época dada. La infancia se construye como objeto del dis-
posible leer los discursos acerca de la infancia y analizar sus trans- curso en tanto se torna objeto de significación social, si bien los
formaciones, sin vaciarlos de su significación política efectiva. Las niños —en un sentido etano— existieron siempre.
divisiones entre las edades son arbitrarias, y las fronteras que las Los discursos acerca de la infancia serán pensados como un
separan son objeto de lucha (Bourdieu, 1984b:163). Desde esta lugar desde el cual se proponen modelos de identificación a los
perspectiva las luchas por la definición de esa arbitrariedad se niños: es decir que postulan un tipo de vínculo entre adultos y ni-
inscriben en el terreno del discurso. ños. Estos modelos o polos de identificación intervienen en la cons-
El pasar por alto el carácter asimétrico de la relación entre trucción de identidades sociales'. Las propuestas de identificación
adultos y niños ha provocado, entre otros fenómenos, la pérdida presentes en los discursos se operan a través de distintos mecanis-
del sentido de responsabilidad de los adultos sobre la infancia, y mos. Entre esos mecanismos figura la interpelacións. Las inter-
ha evitado el análisis del impacto de las formas de intervención pelaciones políticas a la niñez se vinculan, en la búsqueda de una
(educativas, sociales, políticas, etcétera) que los adultos tienen nueva totalidad de sentido, con las luchas por la hegemonía —en-
sobre la constitución de las identidades. de los niños, del alcance y tendida como práctica articulatoria que opera sobre los fragmen-
complejidad de los procesos de transmisión cultural a las nuevas tos de una totalidad perdida en vistas a reconstruir o construir
generaciones en la institución de una sociedad. Y ello se agudiza una nueva (Laclau, 1987:104)—, es decir, convocan invariable-
en contextos globalizados que propician diversas formas de borra- mente a los niños y demandan de los adultos, a su vez, la invención
miento de las diferencias entre adultos y niños. de nuevas posiciones frente a ellos en vistas a la construcción
En este trabajo utilizaremos el término discurso en sentido
amplio, para subrayar el hecho de que toda configuración social
7 Las identidades deben ser entendidas como "articulaciones precarias de
múltiples polos de identificación relativamente estables, pero nunca to-
talmente fijos" (Buenfil Burgos, 1991:15).
6 "Afirmar que algo es radicalmente contingente, que su esencia no impli-
ca su existencia, es equivalente por tanto a decir que las condiciones de 8 Entendida como "el acto mediante el cual se nombra a un sujeto", es de-
existencia de una entidad son exteriores a la misma" (Laclau, 1993:36). cir, "la operación discursiva mediante la cual se propone un modelo de
Las identidades contingentes se producen en un campo puramente rela- identificación a los agentes sociales a los cuales se pretende invitar a
cional y no logran nunca constituirse plenamente. constituirse en sujetos de un discurso" (ibídem:20).
26 SANDRA CARLI INTRODUCCIÓN 27

de una sociedad futura. Un rasgo de la interpelación política a la generaciones adultas y jóvenes y el lugar de los mismos en las
niñez y, en particular, de las prácticas hegemónicas, es que se luchas por la articulación. La pretensión de los discursos de dis-
carga de un fuerte sentido metafórico. Cualquier propuesta de tintos actores de fijar ciertos sentidos acerca de la infancia que se
reforma cultural y moral (entre otras, las reformas educativas) pretende permanezcan, opera por un lado eliminando los fragmen-
motorizada por un grupo social y político despliega en los niños tos (discursos alternativos), y se contradice por otro con la impo-
una idea de futuro, de totalidad. sibilidad de control de la contingencia que afectará a esta genera-
En los discursos se ponen en juego también mecanismos de ción en su adultez.
inclusión y exclusión/represión, y de distinción/diferenciación de Los discursos acerca de la infancia se caracterizan por tener
la infancia/niñez. La "naturalización" de un concepto universal de un fuerte registro metafórico que desborda la cuestión del niño
infancia es producto de la lucha por disolver/ocultar/negar las di- como sujeto y se proyecta sobre las transformaciones de la socie-
ferencias y desigualdades operadas por el poder. Como contra- dad como totalidad, y que indica su articulación con la emergen-
partida, el intento de naturalizar la segmentación social de la in- cia de los imaginarios sociales acerca de las nuevas generaciones.
fancia, como algo imposible de alterar, supone también una posi- La infancia como sujeto del discurso, sujeto caracterizado por su
ción de poder. Las clasificaciones y tipologías en las que genera- estado de tensión hacia el futuro, de transición entre el no ser y el
ciones de niños (alumnos y menores) han sido ubicados constitu- ser adulto, opera como un significante vacío que puede encarnar-
yen un ejemplo de los mecanismos de diferenciación de los niños se en contenidos diversos. Históricamente, ha habido distintas
operados por los discursos pedagógicos y psicológicos. 5 formas de llenar ese vacío de la infancia: por la vía de la educa-
Consideramos que la política y la educación son espacios en ción en los tiempos de la instrucción pública, por la vía de la po-
los cuales se hace notoria la propuesta de polos de identificación lítica en la experiencia del peronismo, por la vía de las disciplinas
a los niños, con no pocos efectos retóricos. Dichas propuestas psi en los años '60 y, seguramente, por la vía del consumo en es-
otorgan sentido a la "misión histórica" de la política y de la pedago- tas últimas décadas. Invariablemente ciertos sentidos acerca de la
gía de construcción de un horizonte futuro, y se presentan muchas infancia se han fijado en distintas épocas, dejando su marca en las
veces como necesarias e invariables. La precariedad de las identi- trayectorias biográficas infantiles y en los discursos educativos.
dades contradice la pretensión de distintos sectores de "fijar" la El discurso educativo se identifica en este trabajo por la refe-
identidad de los niños en una identificación prescrita. En la histo- rencia al objeto educación en varios sentidos. En primer lugar, la
ria de la educación se ha tendido a disolver el sentido de "opción educación como práctica productora de sujetos y, por tanto, como
histórica", de decisión entre alternativas, que supone toda relación productora del niño como sujeto; en segundo lugar, la centralidad,
de poder entre adultos y niños. La recuperación de las alternativas en dicha práctica, del vínculo contingente entre educador y edu-
pedagógicas de la educación infantil se vincula, entonces, con el cando, estructurado en torno a los procesos de enseñanza-apren-
esfuerzo por rearticularlas con los discursos oficiales (Puiggrós, dizaje y a las producciones de la pedagogía como saber especiali-
1990:57). zado '°; por último, la educación entendida también como proceso
Tomamos a los discursos acerca de la infancia en tanto inter- de transmisión intergeneracional de la cultura". Los discursos
vienen en las luchas por la fijación de sentidos que operan sobre educativos son un espacio privilegiado para analizar los enuncia-
la transformación de lo social. En muchos trabajos de historia de
la educación se ha pretendido trazar una genealogía de los proce- 10 "Toda pedagogía define su sujeto. Cada una determina los elementos y el
sos educativos estableciendo fronteras rígidas con respecto de otras orden de las series que la constituyen como conjunto significante, cuya
esferas y, en particular, respecto de los procesos políticos. En este función es mediar entre los sujetos políticos y sociales y el habitus que
trabajo sostenemos que los discursos acerca de la infancia deben se pretende inculcar" (Puiggrós, 1990:30).

ser abordados, no solo en tanto nos informan de los sentidos adju- 11 Recuperamos en este trabajo la idea de transmisión, que tanto el psicoa-
nálisis como los estudios culturales y la pedagogía, exploran como fenó-
dicados a la niñez en una sociedad y en una época, sino como vías
meno emergente de la crisis de la modernidad, y que permite ligar los
de acceso a la comprensión de los vínculos históricos entre las procesos de orden intersubjetivo e histórico-sociales en el análisis de la
relación entre las generaciones (Kaes, 1996; Debray, 1997; etc).
28 SANDRA CARLI INTRODUCCIÓN 29

dos acerca del niño en la medida en que allí es nombrado, clasifi- posiciones. Las disposiciones judiciales sobre menores impacta-
cado, imaginado, transformado en objeto de un proceso de suje- ron en experiencias educativas y fueron inscriptas en discursos
tación que a la vez que lo disciplina lo convierte en miembro de políticos, los aportes pedagógicos de la Escuela Nueva con-
una cultura y de una sociedad. frontaron con los discursos familiares acerca de la educación de
La producción de saberes acerca del niño, sea en el terreno los niños, el saber psicoanalítico sobre la infancia circuló en los
de la educación o en otros, fue condición de posibilidad para la medios de comunicación masiva durante los años '60 y fue objeto
configuración de los discursos acerca de la infancia: el niño fue de apropiación de amplios sectores sociales. Intentamos aproxi-
un objeto modulado desde distintas perspectivas disciplinarias marnos a una definición de las formas en que dichos saberes acerca
que condensaron avances científicos, cambios sociales y trans- de-la infancia, dotados de estatus científico, se articularon en prác-
formaciones culturales, y que dieron forma a nuevas visiones ticas de diverso tipo que desbordaron las instituciones legitimadas
sobre la educación infantil. Cuando hablamos de saber recurrimos y dieron lugar a la construcción de experiencias alternativas.
a la noción de Foucault en tanto "conjunto de los elementos (obje-
tos, tipos de formulación, conceptos y elecciones teóricas) forma-
dos a partir de una sola y misma positividad, en el campo de una Algunas cuestiones metodológicas
formación discursiva unitaria" (ibídem:115), como espacios es-
tratégicos de construcción del sujeto. La noción de campo de
La investigación que está en la base de esta texto ha requeri-
Bourdieu nos permite ubicar institucionalmente estos saberes y
do un fuerte trabajo de relevamiento de fuentes que, sin preten-
señalar el espacio intelectual en el que distintos actores (educa-
sión de exhaustividad, se concentra en un período prolongado y
dores, jueces, psicólogos, asistentes sociales) disputan un saber
a la vez en distintas corrientes político-ideológicas y político-edu-
legítimo sobre el niño y la conformación de perfiles profesionales
cativas: los discursos educativos que se despliegan en la Argen-
que autorizaron la intervención sobre sus cuerpos y sus conciencias.
tina entre 1880 y 1955 y se analizan en este estudio se vinculan
Cuando consideramos que en la Argentina hacia la década con el conjunto de tendencias político-ideológicas, político-edu-
del '50 se conformó un campo de saberes sobre la infancia, esta- cativas y pedagógicas identificadas en trabajos anteriores 12. Se
mos destacando la importancia de comprender el proceso histó- intentó llevar adelante, en buena medida, un trabajo genealógico-
rico a través del cual se autonomizó una parte del espacio social
arqueológico que documentara la situación de la niñez a lo largo
a partir de la acumulación de un capital específico, en este caso
del período seleccionado, que recuperara el sentido histórico de
de un conjunto de conocimientos especializados sobre el niño.
la irrupción de ciertos enunciados acerca del niño en la historia
Determinados acontecimientos denuncian, en los años '50, la exis-
de la educación argentina'. En el trabajo analítico se ha priorizado
tencia de un campo. Entre otros podemos mencionar la serie de
el análisis de las transformaciones discursivas en diacronía, es
eventos sobre el niño organizados por profesionales de distintas
decir, de las articulaciones entre distintas épocas y concepciones.
disciplinas y en distintas esferas, los debates incipientes entre
En este trabajo concedimos un lugar significativo al análisis
pedagogía y psicoanálisis, las genealogías construidas para dis-
de las ideas pedagógicas, de las polémicas pedagógicas que se
tinguir las concepciones viejas y nuevas sobre la infancia, etcé-
desarrollaron entre distintos sectores, de las interpretaciones so-
tera. Se trata de síntomas de esta institucionalización de un con-
bre la condición del niño en la sociedad argentina, a diferencia de
junto de saberes sobre el niño que marca un momento de inflexión
trabajos anteriores (Carli, 1991, 1992) en los que priorizamos un
de la historia de la infancia, y que se vincula con la percepción de
análisis centrado en períodos cortos y, sobre todo, en procesos
la crisis de las formas de comprensión del mundo y de la relación
sociales. Desde esta perspectiva, las obras de los pedagogos ocu-
entre las generaciones después de la segunda Guerra Mundial:
paron un lugar muy significativo en nuestro análisis. Coincidi-
Es importante destacar, asimismo, que esta exploración de lh
constitución de un campo de saberes sobre el niño en la Argentina
debe combinarse con la lectura de los procesos de circulación y 12 Nos referimos a la colección dirigida por Adriana Puiggrós de 8 tomos
consumo de esos saberes fuera de ese espacio estructurado de de Historia de la Educación en la Argentina.
30 SANDRA CARLI INTRODUCCIÓN 31

mos con las críticas que, a partir de Foucault, se han formulado a que comienza con la fundación del sistema educativo en la déca-
la llamada "función-autor" quitando toda referencia a la subje- da del '80 del siglo XIX y culmina con las políticas del peronismo
tividad o al "pensamiento" de un autor (De Certau, 1995:19). Sin a mediados del siglo XX. La configuración de discursos modernos
embargo, las obras de los pedagogos argentinos han sesgado acerca de la infancia en la Argentina se produce acompañando la
los discursos educativos de distintas épocas: las trayectorias implantación de la instrucción pública nacional, la fundación del
histórico-biográficas de algunas figuras se resignifican en tanto sistema educativo escolar y la expansión del normalismo como
modulan un perfil intelectual y una tradición, y hasta un movi- cultura pedagógica. Las posiciones de Domingo Faustino Sar-
miento pedagógico. El pedagogo deviene "clásico", referente de miento respecto de la infancia son emblemáticas de esta etapa y
una tradición que se inaugura y punto de articulación de una red; permearon todos los discursos educativos que se desplegaron
al mismo tiempo sus obras potencian la construcción de espacios en las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del XX.
de experimentación pedagógica en los cuales se avanza en la mo- Las primeras tesis acerca del niño se configuraron en la trama
dulación de una nueva visión que impugna dicha tradición. La de los discursos educativos de los primeros maestros y pedagogos
obra del pedagogo se torna, así, representativa de un discurso normalistas, atravesados por el debate científico entre positivis-
más amplio. mo y krauso-positivismo. Estos discursos se desplegaron en las
últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del siglo XX, y
acompañaron la primera expansión del sistema escolar intervi-
La infancia: entre la educación y la política niendo en la configuración de una pedagogía argentina. El princi-
pio articulador de estos discursos fue el debate acerca de la natu-
En un trabajo anterior (Carli, 1995a) sostuvimos varias hipó- raleza humana del niño, y sus consecuencias y derivaciones en
tesis que atraviesan este trabajo. En primer lugar que la emergen- los procesos de enseñanza-aprendizaje, tesis que dieron lugar a
cia de discursos acerca de la infancia está estrechamente ligada a tradiciones pedagógicas confrontadas dentro del liberalismo pe-
la historia de la educación moderna en la Argentina, hipótesis que dagógico y del normalismo argentino.
tiene puntos de contacto con las tesis clásicas de los historiadores La interpretación positivista acerca de la naturaleza salvaje del
de la infancia. En segundo lugar que la producción de discursos niño y la asimilación de la etapa de la infancia con la de los pue-
acerca de la infancia se vincula estrechamente con la historia de blos primitivos, se opuso a la interpretación krausista del niño como
las mujeres en la Argentina, lo cual indica la importancia de las un sujeto ligado al orden divino y a la bondad de la naturaleza.
articulaciones teóricas entre la categoría infancia y la categoría Desde el punto de vista de la enseñanza, la primera visión condu-
género". Por otra parte, afirmamos que las transformaciones de jo al paradigma de la sugestión pedagógica usada por el maestro,
los discursos acerca de la infancia son indicativas de procesos de una herramienta simbólica que permitiría el control del desborde
fundación, estructuración y especialización del Estado argentino: infantil. En la segunda visión, se promovió un maestro que orien-
es decir, es posible recorrer los discursos acerca de la infancia tase el crecimiento del niño y favoreciese experiencias de auto-
desplazándonos por la historia del Estado en la Argentina. Por gobierno infantil. Dichas interpretaciones propiciaron, en el caso
último, que los discursos acerca de la infancia se inscriben de dis- del positivismo, la conversión de la escuela en un laboratorio de
tintas formas en la historia política argentina, lo cual permite pen- estudio y observación del niño; en el caso del krausismo, en una
sar a la cuestión de la infancia como un analizador de la cultura sede de experimentación y renovación pedagógica.
política. En la trama de los movimientos socialistas y anarquista se con-
Entre la educación y la política se tensionana los discursos figuraron discursos educativos acerca de la infancia que, contem-
acerca de la infancia en el periodo que analizamos en este trabajo, poráneos a la conformación del campo de la pedagogía argentina
ligada al normalismo, se extendieron hasta la década del '30. Tam-
13 La relación entre infancia y género es un tópico de la crítica literaria y bién permeados por el debate científico en torno al positivismo,
de la historia de la literatura, entre otros los de Kamenszain (2000), se destacaron las articulaciones con el normalismo laico, con el
Pasternac (1996), y también del psicoanálisis de niños, como en el caso
de Fendrik (1989). naciente movimiento obrero y con la emergencia de las primeras
32 SANDRA CARL1 INTRODUCCIÓN 33

organizaciones feministas. El principio articulador fue la democra- procesos de enseñanza-aprendizaje. La confrontación se produjo
tización de la condiciones sociales de la niñez para posibilitar su con sectores nacionalistas católicos y con algunos pedagogos co-
incorporación e inclusión en el espacio de la escolaridad pública. munistas que impugnaban las ideas de la escuela nueva, el retor-
En el caso del socialismo, la identidad del niño obrero fue el no a la pedagogía de Rousseau y la posibilidad de la democracia
tópico central. La mirada médico higienistr vertebró la preocupa- política trasladada al espacio del aula.
ción por las condiciones laborales y escolares del niño obrero, los En la trama de los discursos de sectores nacionalistas y de fi-
estudios sobre la debilidad infantil, la situación de las madres y guras vinculadas al partido comunista se configuraron durante la
los hijos de trabajadores. En el caso del anarquismo, la tesis acer- década de 1930 discursos acerca de la infancia cada vez más per-
ca de la niñez como sujeto político permeó distinto tipo de discur- meables a los avatares de los procesos políticos de la época. El prin-
sos que forzaron la tensión entre sociedad y Estado, desbordando cipio articulador de esta trama de discursos fue la confrontación entre
las fronteras de la escuela pública y habilitando la creación de una liberalismo y nacionalismo, el cuestionamiento de la pedagogía
red de escuelas autónomas del Estado. La inscripción del niño escolanovista y la rearticulación de la educl ción y de la pedagogía
como miembro de la comunidad anarquista favoreció la defensa con las nuevas filiaciones políticas.
de la "educación política de la infancia", a partir del reconocimiento En los discursos de corte nacionalista, la nación o la patria
de los derechos del niño y de la carencia de derechos del Estado y fue mentada como modelo de identificación de la infancia en su
de los adultos sobre él. En ambos casos, en el del socialismo y en calidad de autoridad suprafamiliar y supraescolar, aspecto que
el del anarquismo, la interpretación del problema racial en la po- requería la formación, en el espacio educativo, de la identidad
blación argentina subordinó los discursos acerca de la infancia a guerrera, militar o moral del niño. El niño dejó de ser pensado como
preocupaciones de corte eugenésico. Las articulaciones entre ni- un sujeto librado a la interpelación familiar o escolar para ser
ñez y mejora de la raza en la sociedad argentina permanecieron ubicado en una relación directa con la patria y la nación. En ese
vigentes hasta fines de la década del '30. contexto, la Iglesia volvió a ser autorizada para dirigir los desti-
En la trama de los discursos educativos ligados con el Movi- nos del crecimiento infantil desde una perspectiva moral.
miento de la Escuela Nueva a partir de la década del '10 y hasta La versión oficial del partido comunista —por otra parte, con
fines de la década del '30, se configuraron discursos acerca de la posturas heterogéneas— confrontó abiertamente con la captura
infancia que acompañaron el proceso de democratización política nacionalista del niño operada por los discursos nacionales oficia-
y cultural de la sociedad argentina en estas décadas. El principio les, pero coincidió con ellos en el cuestionamiento al movimiento
articulador de los discursos escolanovistas acerca de la infancia de la educación nueva. A aquella captura nacionalista el comunis-
fue el debate acerca de la autonomía del niño en los procesos edu- mo opuso una captura ideológica del niño anclada en argumen-
cativos. La expansión del sistema escolar, la crisis del normalismo taciones positivistas y en el materialismo dialéctico. La lucha con-
y de la pedagogía positivista, y la divulgación de las ideas demo- tra la filiación espiritualista de la pedagogía oficial acentuó una
cratizadoras del movimiento de la escuela nueva, favorecieron una mirada crítica de la situación social de la población infantil, y dio
ardua discusión acerca del estatus del niño, de la relación entre lugar a la impugnación de clasista al nuevo movimiento pedagó-
autoridad docente y libertad infantil, y de las modalidades y di- gico.
dácticas de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Entre 1916 y En la trama de los discursos políticos y educativos del pe-
1930 el debate se orientó en términos de activismo infantil en los ronismo en el poder, entre 1945 y 1955, se configuran discursos
procesos educativos. A partir de 1930 y del proceso iniciado con el acerca de la infancia en los cuales los niños son objeto de políti-
golpe militar del general Uriburu, la cuestión de la defensa de la cas sociales, y moldeados por una pedagogía política progresiva-
autonomía niño se ubicó en el centro del debate político-educativo mente volcada al adoctrinamiento y a la búsqueda de la inscrip-
en un contexto de clausura política. ción de la niñez en las luchas por la hegemonía. El Estado-Nación
Pedagogos democráticos provenientes de distintos sectores se devino terreno de constitución de la identidad de las nuevas genera-
ubicaron en la defensa a ultranza del protagonismo del niño en los ciones de una población transformada desde el punto de vista so-
34 SANDRA CARLI

cial y demográfico. El principio articulados de estos discursos fue Capítulo I


la construcción de una nueva unidad de sentido entre infancia y
nación, que establecía nuevos vínculos entre pedagogía y política La invención de la infancia moderna.
después del reconocimiento de los derechos infantiles, de la ex-
pansión del sistema educativo y la declinación del movimiento de Domingo Faustino Sarmiento y la
la escuela nueva. Ello se produjo en la trama de una nueva hege-
monía política que incluyó la interpelación política a niños y jó-
escuela pública
venes, convocados a participar en la escena política desbordando
las fronteras de la escuela y de la familia. Entre la enseñanza es-
colar y la crianza familiar, entre la escuela pública y la familia
nuclear como modelos de identificación de la pedagogía liberal,
se produjo la intervención política del Estado a través de la me-
diación de sus líderes en la constitución de las identidades políti-
ca de niños y jóvenes: la niñez fue construida como un sujeto
nacional-popular, como una bisagra generacional entre el nuevo En las últimas décadas del siglo XIX, a partir de acontecimientos
Estado-Nación y el pueblo. como la fundación de las primeras escuelas normales, la sanción
de leyes provinciales y nacionales de educación y la creación del
sistema educativo de alcance nacional, se configuró un nuevo cam-
po discursivo de la instrucción pública. Distintos sectores socia-
les, políticos y educacionales, en el contexto de la conformación
del nuevo Estado nacional, comenzaron a debatir entonces acerca
de las características y alcances de la escolarización infantil. Es
en dicha trama donde se fueron delimitando discursos modernos
acerca de la infancia. Hablamos de discursos modernos en la
medida en que la niñez fue gradualmente diferenciada del mundo
adulto y se debatió arduamente acerca de las nuevas formas de suje-
tación de la misma por una autoridad suprafamiliar estatal y su
integración en un orden nacional. A partir de la obligatoriedad de
la escuela pública que estableció la Ley 1420, los niños entre los
6 y los 14 años debían devenir en alumnos. En el imaginario de la
época una generación escolarizada se convirtió en condición para
la existencia de un país moderno.
La Argentina adquirió los rasgos de una sociedad moderna en
el conflictivo tránsito del siglo XIX al XX a través de la lenta
población del territorio nacional, del fomento a la inmigración
masiva, de la unidad política lograda entre las oligarquías provin-
ciales y porteña y de la organización de un modelo económico
agroexportador de materias primas. En dicho proceso, la forma-
ción del Estado fue un aspecto constitutivo de la construcción con-
junta del Estado y la sociedad (Oszlack, 1990). El lento proceso
de secularización de la sociedad argentina, las políticas de esco-
36 SANDRA CARLI CAPÍTULO 1: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 37

larización obligatoria de la población infantil y las nuevas mira- `80 (Jitrik, 1982:67). Mientras las biografías de las familias oli-
das pedagógicas emergentes en el espacio de las escuelas norma- gárquicas forzaron literariamente una reivindicación de la infan-
les fueron las condiciones de producción de los discursos moder- cia como recurso para relatar el origen de trayectorias políticas en
nos acerca de la infancia. ascenso, las familias inmigrantes buscaban reproducir sus infan-
Ha habido distintas interpretaciones críticas sobre el impacto cias en nuevas generaciones nacidas en otro territorio geográfico
de la escolarización en la población infantil, que oscilan entre y cultural. En ese contexto de inédita mut .ción cultural, social y
considerarla como un espacio de reclusión de los niños (Ariés, política, agudizado en la década del '80 a partir de una inmigra-
1987), como generadora de procesos de infantilización de la so- ción masiva centralmente adulta y masculina y de la conformación
ciedad (Élandrin, 1981), como productora de una maquinaria de de nuevos núcleos familiares que combinaron padre inmigrante
gobierno de la infancia (Varela y Álvarez Uría, 1991) y desde el con madre nativa, la escolarización operó, no sólo como factor de
punto de vista pedagógico como espacio de instalación de régi- homogeneización de las identidades de las nuevas generaciones,
men epistemológico de observación del niño que facilitó su en- sino también como factor de socialización de las generaciones
cierro (Narodowski, 1994a). En la experiencia argentina, la escola- adultas. La escolarización estatal favoreció la configuración del
rización dio forma al territorio institucional en el cual una pobla- niño como un sujeto que desbordaba los núcleos familiares y los
ción infantil atravesada por fuertes desigualdades sociales y dife- sectores sociales de origen, y que debía inscribirse en un orden
rencias culturales se constituyó en el elemento fundante de una público.
nueva sociedad. Más que evaluar los efectos negativos de la "cua- Las infancias familiares premodernas, dotadas de relatos ge-
rentena" escolar o de la infantilización de la niñez que propició su nealógicos o carentes de ellos, mitificadas por la memoria oligár-
disciplinamiento, en el caso argentino conviene analizar la escolari- quica o sustraídas por efecto de la sobrevivencia inmigrante, devi-
zación de los niños como un fenómeno constitutivo de la sociedad nieron gradualmente en infancias escolarizadas a partir de la dé-
y de la cultura moderna en la Argentina. cada del '80. La escolarización pública fue el principio articulador
La población infantil de las últimas décadas del siglo XIX de los discursos modernos acerca de la infancia: la infancia era en
estaba compuesta por hijos de núcleos familiares de sectores so- este caso objeto de demarcación y disciplinamiento, pero a la vez
ciales muy diversos, cuya experiencia infantil estaba lejos de res- territorio para una experiencia común de h edad, generacional.
ponder a un imaginario común. Se trataba de hijos de familias de Esta nueva experiencia de edad marcada por la escolarización
inmigrantes de colectividades que arribaron al país entre 1850 y instaló la sucesión de las generaciones en una temporalidad edu-
1870, hijos de la población criolla que había participado activa- cativa pautada desde el Estado, moduló trayectorias educativas que
mente en las luchas entre Buenos Aires y el interior, hijos de la cruzaron lógicas familiares y sectores sociales. Ello se vincula con
familias oligárquicas de las provincias y de la capital puerto. Des- el pasaje de un tiempo circular a una "conciencia más lineal y
de el ochocientos, el tamaño de la familia en la Argentina indica segmentada de la existencia" (Gel is, 1990:319). Pero la esco-
una voluntad de constituir familias pequeñas (Cicerchia, 1998:59), larización de las nuevas generaciones supuso también la instalación
tendencia que persistió con el fenómeno inmigratorio de la segunda de una temporalidad política, en el sentido más amplio de que las
mitad del siglo XIX y que se acentuó durante el siglo XX (Torra- "nuevas generaciones" se convirtieron en objeto de interpelación
do, 1992). del nuevo Estado conservador que las constituía en masas de alum-
Las historias infantiles estaban afectadas por la dispersión, las nos y en futuros ciudadanos. La experiencia de generaciones de
diferencias culturales y las desigualdades sociales fragantes. Las niños a partir de la década del '80 comenzó a estar permeada por
familias criollas o inmigrantes se sostenían en una historia coti- las políticas de Estado en las que, a la vez que distintos sectores
diana de incertidumbre y desarraigo, mientras que las familias confrontaban acerca del progreso irrefrenable de la modernidad
oligárquicas, reducidas en número pero obsesionadas por su sobre- europea o del retorno imposible a los tiempos coloniales, deba-
vivencia, fueron objeto de relatos literarios que buscaban recupe- tían acerca del diseño del sistema escolar, de su capacidad de in-
rar las historias infantiles como un intento de establecer una "fi- clusión de niños de distintos sectores sociales y de la pedagogía
liación interior" que explicase su papel protagónico en los años corno nuevo saber.
SANDRA CARLI CAPÍTULO I: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODEkNA 39
38

La marcación de una sucesión vía escolaridad, de una tempo- De la infancia bárbara a la infancia civilizada
ralidad educativa y política de la relación entre las generaciones,
supuso establecer una distancia cultural entre la generación adul- Es Sarmiento la figura que, en la Argentina, incidió efecti-
ta y la generación infantil, entre los tiempos anteriores al '80 y los vamente en la configuración de un discurso moderno acerca de la
nuevos tiempos de la República Conservadora. Los niños se con- infancia. El pedagogo sanjuanino descalificaba a los adultos de
virtieron en destinatarios de una transmisión educativa al mismo su época como sujetos para la constitución de la sociedad futura.
tiempo que se modulaba la cultura que se quería transmitir y se Los niños se tornaron, entonces, en destinatarios privilegiados de
formaban los encargados de ese proceso de transmisión. La socie- un discurso que los proyectaba como generación futura y como
dad se estaba construyendo con los niños, y las políticas de ins- artífices de un nuevo orden a partir de la intervención político-
trucción pública permitieron discontinuar la nueva etapa respecto cultural de la educación. Ese privilegio del niño se vinculaba, para
del pasado, neutralizar las polémicas ideológicas y las luchas socia- Sarmiento, con la tarea del maestro de escuela, cuando señalaba
les de la época, y crear literalmente una población nacional. Ese que "el hombre adulto es para él un ser extraño a sus desvelos. Él
corte con el pasado se encuentra también el la literatura de enton- está puesto en el umbral de la vida, para encaminar a los que van
ces, en la que la mirada del niño, tal como Viñas señala respecto recién a lanzarse a ella" (SARMIENTO, 1909:428).
de La Gran Aldea de Lucio López (1941:82), testimoniaba la expe- El discurso sarmientino, al que distintos autores adjudican un
riencia de corte con el pasado y la conexión con un tiempo nuevo fuerte rasgo exterminador de la realidad cultural y social de su
como recurso para explicar los procesos políticos de diferencia- época, pero a la vez notoriamente rico en la producción de un nuevo
ción generacional. imaginario (Feimnan, 1986; Puiggrós, 1990), puede ser analizado
La niñez comenzó entonces, a partir de la década del '80, a ser siguiendo los distintos procesos educativos del siglo XIX que se
objeto de una institucionalización estatal y de un proceso de disci- ligan con su trayectoria histórico-biográfLa. Para nuestro tema,
plinamiento social. La escuela pública, situada como bisagra en- dichas etapas indican el pasaje de una primera confrontación en-
tre la familia y el Estado, tuvo un gradual consenso respecto de su tre infancia bárbara e infancia civilizada hacia una tematización
eficacia para garantizar el pasaje de la Argentina a un horizonte estricta de la identidad del niño como alumno.
de modernidad y progreso, y en clave nacional a un horizonte de La primera de dichas etapas, comprendida entre 1811 y 1855,
civilización que debía permitir dejar atrás el lastre colonial y cau- ejemplifica el tránsito de la educación postrevolucionaria a la ins-
dillesco. Paralelamente la niñez y la infancia comenzaron a ser trucción pública como utopía moderna; se corresponde con el Sar-
objeto de un saber especializado, la pedagogía, que a la vez que miento joven y con su identidad política como unitario, y se des-
dio lugar a la profesionalización de la enseñanza y dotó de senti- pliega a través de algunas obras. Facundo (1845) y Recuerdos de
dos técnicos a la identidad del maestro, proveyó de contenidos a Provincia (1850), producidas en este período, modularon una
la construcción de la identidad del alumno, y dio forma a un mo- interpretación político-cultural de la sociedad argentina en la cual
delo de identificación. Identidad educativi que comenzó a dife- la experiencia de la infancia aparece conceptualizada como un
renciarse del estatus jurídico y social del niño y que abonó una acontecimiento fundador de un orden social nuevo.
mirada político-pedagógica del niño en la que la producción teó- En esta primera etapa nos topamos con la memoria que Sar-
rica del normalismo argentino resultó sustantiva. Por último, la miento construye de su propia infancia en un relato de carácter
niñez comenzó a ser objeto de políticas públicas, generacionales, autobiográfico como es Recuerdos de Provincia y con la construc-
de alto impacto cultural y, en este sentido, productivas, impacto ción de la infancia presente en el relato de ficción de la historia de
que no puede ser explicado exclusivamente desde la lógica del Facundo. Señala Sarlo que, tanto en Recuerdos de Provincia como
disciplinamiento infantil, sino atendiendo a ias diversas formas de también en Mi Defensa (1843), Sarmiente opera una "interven-
la inscripción cultural de las nuevas generaciones promovidas a ción autobiográfica" portadora de un sentido histórico (Sarlo,
partir de la escolarización masiva. 1983:165). Respecto de la infancia estos textos configuran tramas
en los cuales se pueden leer tanto las huellas de la experiencia de
40 SANDRA CARLI CAPÍTULO I: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 41

los niños como las construcciones discursivas que tornan esa ex- "En la casa de sus huéspedes, jamás se consiguió sentarlo a la
periencia de infancia en modelo de identificación y primera eta- mesa común; en la escuela era altivo, huraño y solitario; no se
pa de una trayectoria adulta. Este aspecto fue puesto en eviden- mezclaba con los demás niños sino para encabezar en actos
cia con posterioridad con la divulgación escolar de Recuerdos de rebelión y para darles de golpes. El magister, cansado de
de Provincia, así como con otras obras como Infancia de Sar- luchar con este carácter indomable, se provee, una vez, de un
miento (BERDIALES, S/0. látigo nuevo y duro, y enseñándolo a los niños, aterrados, «éste
El género autobiográfico, inaugurado por Rousseau, fue carac- es —les dice— para estrenarlo en Facundo». Facundo, de edad
terizado •de importancia histórico-cultural (Prieto, 1967:8). Sar- de once años, oye esta amenaza, y al día siguiente, la pone a
miento reconocía la tradición historicista d -11a época, cuyos auto- prueba. No sabe la lección, pero pide al maestro que se la tome
res "van hasta rastrear la insignificante vida del niño para anudar- en persona [...1. El maestro condesciende; Facundo comete un
la a la biografía del héroe" (SARMIENTO, 1993:133), tradición que error, comete dos, tres, cuatro; entonces el maestro hace uso
del látigo y Facundo, que todo lo ha calculado, hasta la debi-
puso en juego en su propia biografía. Admitía el valor de las bio-
lidad de la silla en que su maestro está sentado, dale una bofe-
grafías como instrumentos "al alcance del pueblo y de una instruc-
tada, vuélcalo de espaldas y entre el alboroto que esta escena
ción más directa y clara" (SARMIENTO, 1842:195) y rescataba, en
suscita, toma la calle y va a esconderse I. No es ya el caudi-
este sentido, los Recuerdos de Infancia y Juventud de Ernesto
llo que va a desafiar, más tarde, a la sociedad entera?" (SAR-
Renan descalificando, en cambio, las Confesiones de Rousseau que MIENTO, 1993:133).
señalaba como "enfermas" (SARMIENTO, 1900).
En su autobiografía los rasgos de su infancia lo ligaban, en Según Sarmiento el Facundo niño reaccionaba frente a las
primer lugar, con la lectura, con una infancia volcada a la civili- amenazas del maestro, era especulador, desafiante. En su infan-
zación moderna en la medida en que la lectura y la escritura eran cia, se escribía el destino del caudillo. Si Sarmiento era el niño
las llaves de acceso a un mundo nuevo. Así lo describió en Mi que se instaló en el orden de la cultura por su conexión con la
defensa: cultura letrada y se sujetó a ella, Facundo "es el hombre de la na-
turaleza", el "tipo de la barbarie primitiva" que "no conoce suje-
"Mi padre i los maestros me estimulaban desde muy pequeño
ción alguna", y que se mantuvo por tanto en el orden de la natura-
a leer, en lo que adquirí cierta celebridad por entonces, i para
leza, prolongando los rasgos de la infancia en la adultez. La infancia
después una decidida aficción a la lectura a la que debo la di-
de Sarmiento es caracterizada como la infancia moderna y la de
rección que más tarde tomaron mis ideas" (SARMIENTO, 1885:7).
Facundo, como premoderna. En esta tipificación en clave de in-
La conexión con la lectura parece marcar la singularidad de su fancia, tan permeada por la antinomia naturaleza-sociedad de
infancia, permitiéndole, según el autor, destacarse entre sus pares Rousseau pero interpretada de manera inversa, se traduce la ope-
y prescindir de los maestros en una época en la que la alfabetiza- ración discursiva del sanjuanino.
ción no era un fenómeno de masas. Sarmiento recorrió el camino El Facundo niño que escapaba de la escuela luego de desafiar
del autodidácta a partir de esta afición por la lectura (Sarlo, 1983: al maestro y el Sarmiento que enseñaba a leer a sus compañeros
176). Al relatar la anécdota según la cual en la escuela había sido en la Escuela de la Patria fueron las identidades de infancias pre-
elevado a la condición de "primer ciudadano", título que lo llevó diseñadas y estereotipadas en sus ensayos al calor de las luchas
a ocupar un asiento al que accedía subiendo varias gradas, Sar- políticas del período, que permiten reinscribir el sentido de la in-
miento admitía "...los elogios de que fuí siempre objeto y testigo fancia en la historia política de una nación. En la medida en que
[...]. Yo creía desde niño en mis talentos como un propietario en su Sarmiento consideraba que en la infancia se sedimentaba la posi-
dinero o un militar en sus actos de guerra" (SARMIENTO, 1850:129). bilidad de un nuevo orden social (infancia biográfica ligada a la
Si su infancia fue avanzando de la afición por la lectura y la infancia de un país que debía construirse desde el vacío, desterran-
admiración profesada por maestros y pares a la postulación civili- do los restos del pasado colonial y de los cuerpos de los caudi-
zada de las ideas, la de Facundo perfilaba, en cambio, los rasgos llos), nuevos tópicos formaron parte de una agenda educativa ex-
del bárbaro. Sarmiento la retrató así:
42 SANDRA CARLI CAPÍTULO I: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 43

haustiva: la condición del alumno, el vínculo con el maestro, la "Si un niño recibía veinte azotes en la escuela, estaba seguro
mediación de los padres en el espacio de lc escuela. de recibir cuarenta más de la robusta mano de sus padres, sin
Esta antinomia entre infancia bárbara e infancia civilizada fue preguntar la causa del castigo y sólo obedeciendo a un senti-
construida en el clima de las luchas civiles entre caudillos y por- miento de moral que le llevaba a corroborar la autoridad del
teños, entre Buenos Aires y las provincias Su interés por la alfa- maestro, mayor si cabe, en la conciencia pública, que la que
betización masiva como acontecimiento fundante de una infancia tenía el padre mismo" (ibídem:245).
civilizada se vinculaba, entre otras cosas, con el hecho de que "la Intentando convalidar su argumento, Sarmiento apelaba a su
palabra escrita permitiría la creación de un mercado nacional" vez a la propia memoria de las víctimas que evaluaban aquella
(Halperín Donghi, 1976:447). experiencia como positiva:
"¿Eran mejores los niños educados por este sistema? De boca
de ellos mismos, ancianos hoy, hemos oído la ratificación de
El niño menor de edad y menor de razón lo que ya sabíamos teóricamente. Eran más traviesos, más
perversos, y lo que parecía inconcebible, vivían tan alegres o
Si en los ensayos analizados la experiencia infantil se asentó más, que con nuestros blandos y contemplativos sistemas. Pero
en la biografía singular del héroe o del bárbaro como antagonistas un hecho moral se desprende de en medio de tanta iniquidad.
de una lucha política, en los textos referidos a la educación de su En la gradación de los objetos de veneración para el niño, es-
época Sarmiento estableció con total precisión la posición del niño taban Dios, el maestro y sus padres; para éstos, Dios, el maes-
en el discurso educativo escolar. En ellos abandonó el lenguaje tro y después ellos mismos para apoyar al maestro, cerrando
literario, tan imbuido de sentimientos, y adoptó un estilo más cien- los ojos sobre sus injusticias y endureciendo sus corazones pa-
tífico y cargado de información histórica. ternales, si no agravando su crueldad" (ibídem:248).
Para Sarmiento, el alumno de la escuela era un menor, y en
este sentido el estatus jurídico fue un principio articulador de su Sarmiento valorizaba a su maestro Ignacio Rodríguez porque
discurso acerca de la infancia. Menor en dos sentidos: "menor de "nunca cometió el error de despojarse de la facultad de aplicar el
edad" y "menor de razón" frente a la mayoría de edad del adulto- castigo corporal cuando lo juzgaba necesario" (SARMIENTO, 1862:
maestro. La identidad jurídica del niño le permitió a Sarmiento 150). Carlos Newland destaca en este sentido que existe una simili-
Construir la autoridad del maestro, establecer una frontera de edad tud entre la etapa federal y la etapa liberal en lo relativo a los
asentada en el Código Civil para sostener el poder del aquel sobre métodos disciplinarios adoptados y que la preferencia de Sarmiento
el alumno. por un uso moderado de los castigos corporales anuló en gran parte
Esta visión se hace evidente en su posición respecto de los casti- la influencia de Marcos Sastre y Juana Manso que eran contrarios
gos corporales. En el artículo titulado "De los castigos en las es- a los mismos (1992:174-175).
cuelas y de la autoridad del maestro" (SARMIENTO, 1899), rememo- Si la supresión del castigo en las escuetas era, según el peda-
rando el viejo adagio de los tiempos coloniales "la letra con san- gogo, un avance en lo relativo a la dignidad del niño y al mejora-
gre entra", Sarmiento describió los terribles castigos a los que eran miento de las costumbres sociales, ello se había logrado "amen-
sometido los niños hasta 1810. Según sus palabras "las escuelas guando al mismo tiempo la autoridad y la dignidad del maestro"
(SARMIENTO, 1899:248). La supresión del adagio "la letra con san-
estaban infestadas del olor a sangre" (ibídem:246), circunstancia
que se convirtió en uno de los cargos que los americanos dirigie- gre entra", provocada por la condena de la violencia contra los
ron contra el gobierno colonial y que condujo a la proscripción de niños, había sido acompañada por la supresión de otro adagio: "el
los castigos mediante el decreto del 13 de octubre de 1813, revo- maestro siempre tiene razón". Esto preocupaba a Sarmiento que
cado luego por el Estatuto Provisional. A pesar de la crítica, el ar- necesitaba establecer las diferencias entre adultos y niños como
gumento desplegado por Sarmiento en el artículo tiende a recono- medio para fundar la jerarquía y autoridad de la educación del
cer el apoyo público que dichos castigos recibían, asentando el con- maestro. El segundo adagio representaba para Sarmiento una ver-
senso de los adultos sobre esta cuestión: dad incuestionable:
44 SANDRA CARLI CAPÍTULO 1: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 45

"«El maestro sabe lo que hace» era, pues, una verdad moral El desplazamiento de argumentos jurídicos a argumentos pe-
y un freno puesto a la autoridad del padre o a la irreflexiva dagógicos en referencia al estatus del niño fue común en la época,
ternura de la madre, pronta a abrazar la causa de su hijo, tanto para establecer un vínculo jerárquico y de subordinación
e inquirir en la de su castigo; pero retenida por el inflexible respecto del adulto en el espacio de la escuela como para legiti-
axioma grabado en su conciencia: el maestro sabe lo que mar la autoridad del rr. astro en la sociedad. Para entonces, Simón
hace" (ibídem:249). Rodríguez consideraba que la escuela era "suplente de la potestad
"El maestro sabe lo que hace" debía ser la única respuesta de paterna" dado que era imposible que los padres fueran instruidos
los padres ante la queja del niño, y la única respuesta del juez. Si y llevaran adelante la enseñanza de los niño: por sí mismos (RODRÍ-
bien no creía conveniente restablecer los castigos corporales, Sar- GUEZ, 1980:205). El maestro de Bolívar sostenía, en 1794, que "los

miento consideraba que la autoridad discrecional del maestro para principales obligados a la educación e instrucción de los hijos son
corregir a los niños no debía tener límites. Esta autoridad se asen- los padres" (ibídem:48), y que, en todo caso, las escuelas de prime-
taba en su estatus legal frente al del niño: ras letras se ocupaban de suplir sus falta de manera que los padres
debían ajustarse a los preceptos, métodos y constituciones de las
"El maestro tiene razón porque nadie tiene el derecho de pro-
escuelas.
bar lo contrario en los casos a los que se aplica este axioma
(«el maestro sabe lo que hace»), que es legal. El niño que está La minoría de edad del niño desde el punto de vista de los
bajo su patria potestad, no puede juzgar con acierto sobre la derechos también se aplicaba a la razón, tópico que le permitía a
justicia o injusticia de su maestro; el padre, de quien es susti- Sarmiento distinguir entre la sociedad política y la sociedad esco-
tuto, no puede tomar cuenta de la autoridad que se ejerce bajo lar, y que lo distanciaba nuevamente de Rousseau:
la misma forma y bajo el mismo principio que él la ejerce" "En la sociedad política compuesta de hombres, pues ni los
(ibídem:250). menores ni las mujeres entran en ella, no puede decirse que el
Sarmiento pretendía frenar los reclamos paternos cuestionando gobierno solo tiene razón, porque la monstruosidad es aparen-
a "los que pretenden poner límites a la autoridad disciplinaria del te; los gobernados son hombres. Pero no sucede así en una
maestro" (ibídem:251) y ubicando a padres y maestros en un lu- escuela, aunque se componga de jóvenes de veinte años. He-
gar de paridad frente al niño. Si el uso indiscriminado de la vio- mos dicho que ante la ley son menores de edad, sin el más mí-
lencia era impugnado, pasaba a ser la ley la que instalaba otro nimo derecho El niño ante la razón es un ser incompleto
y el púber lo es más aún, ya porque su kicio no está todavía
principio de autoridad con fuerza de verdad. El niño es mentado
por Sarmiento como "menor", sin derechos propios y, como tal, suficientemente desenvuelto, ya porque sus pasiones tomen en
aquella época un desusado y peligroso desenvolvimiento"
subordinado a la autoridad de los adultos, padres y maestros:
("Disciplina escolar", en SARMIENTO, 1899:194).
"Lo que el padre puede, puede el maestro; y por maestro se
entiende todo el que enseña, ya sea en escuelas públicas, ya "Ser incompleto" por estar en situación de crecimiento o por
sea en particulares. El niño no tiene derechos ante el maestro, exceso de pasión: la minoría de razón del niño se confrontaba con
no tiene por sí representación, no es persona según la ley. Es la mayoría de razón del maestro, que investía de autoridad a su
menor" (ibídem:254). tarea de enseñar la cultura. La legitimación de la intervención
parental o docente sobre el niño se asentaba sobre esta visión del
"Menores" eran, para Sarmiento, todos los niños sin distincio- niño confiriendo identidad histórica al maestro como tal, diseña-
nes sociales y conservaban ese estatus en el interior del espacio do como pieza de la modernidad capitalista y de la instrucción
de la escuela. A la minoridad del niño Sarmiento oponía la mayo- pública. Maestro era, para Sarmiento, todo el que enseñaba, tenía
ría de edad del adulto: era entonces el concepto de patria potestad los mismos derechos sobre el niño que sus padres y siempre "sabe
el que le permitió argumentar acerca de la autoridad disciplinaria lo que hace" porque nadie (en el aula) estaba en condiciones de
del maestro. El maestro era, para Sarmiento, el representante de discutirlo. La autoridad disciplinaria del docente, que se torna pieza
la patria potestad de los padres en el espacio de la escuela. Hijos clave del éxito del proceso educativo, tiene así su origen en dis-
y alumnos carecían de representación propia.
46 SANDRA CARLI CAPÍTULO I: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 47

tinciones legales: en el establecimiento de las diferencias y de las El debate acerca de la autoridad del maestro para emplear la
distancias (legales y racionales) entre adultos y niños. violencia contra los niños se asentaba en Jiscursos antagónicos
Esta dupla niño/menor y adulto/autoridad paternal-docente es respecto de la naturaleza humana del niño; Sarmiento negaba la
fundante de la relación escolar y tiene tal densidad e importancia bondad infantil postulada por Rousseau. Según el pedagogo ar-
política que llevó a Sarmiento a criticar a aquellos padres que gentino se trataba de una naturaleza anima' y domesticable como
"ponen límites a la autoridad disciplinaria del maestro" (ibídem: la de un animal de corral.
251) y a recomendar medidas punitivas (poder de policía) contra
aquellos que impedían la asistencia de los niños a las escuelas, que
tenían no pocos antecedentes en la ciudad de Buenos Aires a par- Las crianzas erradas
tir de la revolución de mayo (Narodowski, 1994b). La autoridad
del maestro del Estado se sobreimprimió a la autoridad familiar, La posición del niño como menor sin derechos propios le per-
en un proceso que marca la tensión entre espacios privados y pú- mitió a Sarmiento legitimar la autoridad del maestro sobre todos
blicos y que indica la gradual delegación de tareas en el Estado los niños, más allá del diverso origen social de los alumnos. En
educador. Proceso mundial que algunos autores adjudican al des- buena medida pretendía contrarrestar las presiones paternas que,
mantelamiento de la familia tradicional (Stone, 1990) y otros, a la en el espacio de la escuela, ejercían sectores adinerados que im-
acción moralizadora de los reformadores católicos y a los nuevos pugnaban los desbordes de los maestros sobre sus hijos propician-
sentimientos familiares (Ariés, 1987:12). En el caso argentino, este do un debilitamiento de la autoridad del docente.
proceso está estrechamente ligado a los complejos procesos de En el discurso del pedagogo encontramos numerosas referen-
integración cultural y social de una población nacional conforma- cias a la diversidad social y cultural de las infancias de la época.
da por la inmigración. En el marco de su explicación sociológica de tendencias extremas
Algunos padres de alumnos violentados habían presentado de- en lucha (Weinberg, 1948), los tipos de crianza o educación fami-
mandas contra maestros de escuela. Sarmiento intentaba suprimir liar de la época constituían también para Sarmiento "...los dos
esos "errores prevalentes" en la opinión pública desde los tiempos extremos antagonistas en que es criado el hombre en nuestras so-
revolucionarios, alineándose con la posición de otros países, como ciedades, depravado por la saciedad de sus deseos, por no cono-
EE.UU., que no habían abolido los castigos en las escuelas, y dife- cer límites a su voluntad" (SARMIENTO, 1848:197). Dos estrategias
renciándose de la experiencia lancasteriana en Buenos Aires que extremas de crianza, la de la familia oligárquica y la de la familia
prohibía el uso del castigo corporal (Narodowski, 1994a:267). pobre o popular, merecieron un común rechazo. En un caso el
El empleo de la violencia contra los alumnos era objeto de argumento era el predominio de "los excesos y las ficciones"; en
debate en la época. La posición de Sarmiento era opuesta a la de el otro, el imperio de lo "natural": nuevamente encontramos la
un contemporáneo como Leon Tolstoi (1828-1910), quien hacia antinomia sociedad-naturaleza de Rousseau.
1859 sostenía que "el empleo de la violencia está fundado en una Según Sarmiento, en las familias obreras la debilidad de las
irreflexible e irrespetuosa interpretación sobre la naturaleza hu- fronteras domésticas convertía el hogar en un lugar de opresión
mana" (TOLSTOI, s/f:20). El maestro y escritor ruso, que dirigió la para el niño. "El niño presencia las luchas brutales que tienen lu-
escuela de Yasnaia Poliana y que más tarde fuera modelo para la gar entre sus padres; la calle es el jardín del recreo [...] que lo libra
pedagogía de corte krausista, consideraba que los escolares a pe- de la estrechez del hogar doméstico [...]" (ibídem:246). En el otro
sar de ser niños eran hombres como los adultos, que poseían en- extremo, las familias oligárquicas que delegaban la crianza de los
tonces los mismos derechos. Al responder a las mismas necesi- niños en las nodrizas o amas investían al niño de un poder en desa-
dades, podían someterse a ciertas condiciones para aprender sin cuerdo con la edad: "Así la edad en que por su debilidad estaría el
necesidad de un ejercicio de la violencia (ibídem:21). La condición niño condenado a la sujeción que imponen las fuerzas superiores,
de adulto del niño era usada por Tolstoi para rechazar la violencia: está en la edad del poder absoluto. Un niño reina en su casa, su
Sarmiento, en cambio, ratificaba al niño en su lugar de menor y desde
allí, autorizaba el poder omnímodo del maestro.
48 SANDRA CARLI CAPITULO 1: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 49

madre misma le obedece, bástale para conseguirlo llorar con tenaci- cias y desigualdades de origen. Las Cunas. destinadas a niños re-
dad" (ibídem:195-196). cién nacidos hasta los 18 meses, eran pensadas en la Argentina
Oposición entre la "vida ficticia" de los niños sobreprotegidos como medio para evitar la mortalidad infantil y duplicar la pobla-
en las familias oligárquicas y "el imperio brutal de las fuerzas" en ción. Las Salas de Asilo, para niños de 2 a 7 años, eran entendidas
las familias pobres, entre el mundo de la opinión y el mundo de la como "un eslabón que une la educación doméstica con la públi-
naturaleza. Sarmiento impugnaba tanto la -privatización domésti- ca", en las que "las amas traen a sus niños y las mujeres pobres se
ca de la infancia como la ausencia de educación doméstica. La descargan de los suyos en estos depósitos generales desde tempra-
confrontación entre educación pública y privada, o cívica y do- no" (SARMIENTO, 1848:247).
méstica, planteada por Rousseau, había dada lugar a contradiccio- Sarmiento consideraba que, en esas instituciones, "..el hijo del
nes: mientras que en la novela pedagógica Emilio la intervención pobre no tiene allí el espectáculo del malestar doméstico, no se
del Estado se postergaba hasta la adolescencia, para algunas na- siente abandonado, castigado, reñido, el del rico no tiene a quien
ciones se defendía la educación ciudadana que requería sustraer a mandar, a quien imponer sus caprichos, ni quien satisfaga sus
los niños de la educación familiar. Todorov sostiene que la idea pasiones desordenadas" (ibídem:247). Nuevas jerarquías en las que
de educación con un horizonte de "virtud republicana" era incom- los pares de edad se sometían a una única autoridad estructurada
patible con el tipo de Estado democrático en el que los padres por la razón y por la adultez. Para Sarmiento, los niños se inscri-
preservan su derecho a una educación complementaria, domésti- bían en un grupo escolar, en un colectivo social o "masa bien dirigi-
ca (1987:41). da" que operaba modificando las personalidades individuales,
Sarmiento, en cambio, imaginó otra articulación entre familia moldeadas en los vínculos filiales. Si la diversidad social podía
y Estado, entre el espacio privado y el espacio público, en la cual utópicamente paliarse a través del tránsito nor una institución que
la educación pública no eliminara la educación doméstica, pero sí proveyera una educación moral común a todos los niños, las escue-
tuviera efectos sobre ella. Admiraba, en este sentido, las asocia- las primarias comunes operarían para eliminar la diversidad cul-
ciones de niños de EE.UU. La identidad del niño como alumno tural infantil.
de la escuela común debía operar, para Sarmiento, compensando Sarmiento no rechazó la familia como núcleo constitutivo de
la carencia de una sociedad burguesa. Era necesario modificar la sociedad. Pretendía que la escolaridad pública tuviera efectos
estructuralmente a los niños hijos de familias oligárquicas o de sociales, que a través de la educación pública se constituyeran
familias pobres porque las identidades sociales y culturales de nuevos sujetos sociales (Puiggrós, 1991). La utopía de un orden
origen eran infértiles para conformar el elemento humano de una burgués al estilo norteamericano implicaba, para Sarmiento, el
nación sin grandes fracturas sociales: en la escuela, debían disol- desafío de reducir las agudas diferencias sociales sin anularlas: en
verse las marcas sociales de origen familiar para fundar una igual- este sentido la defensa de la propiedad privada distanció indefec-
dad imaginaria con importantes consecuencias futuras. La escue- tiblemente su mirada de la del naciente comunismo, en el que
la era, para Sarmiento, un espacio en el cual la identificación del entonces se postulaba la destrucción de la dependencia de los hi-
niño con el maestro y con los pares iba a permitir otro proceso de jos respecto de los padres (MARX Y ENGELS, 1985:104). La oposi-
construcción del niño con efectos retroactivos sobre la familia. La ción entre crianzas oligárquicas y proletarias no devenía en con-
educación pública a través de la intervención sobre la población tradicción: en todo caso, la inscripción del niño en el espacio esco-
infantil debía operar en la transformación de las costumbres y lar se perfilaba como un elemento capaz de disolver los restos de
hábitos sociales y en la educación familiar o doméstica. esas infancias erradas concentrando en el papel del maestro una
Desde esta perspectiva, Sarmiento proponía una larga trayec- tarea de fuerte homogeneización social a través de la transmi-
toria educativa para el niño, una institucionalización temprana y sión de la cultura letrada. La lectura y la escritura eran vehículos
sostenida de la experiencia infantil. La educación debía comenzar imaginados para acceder a una sociedad más democrática y ci-
lo más temprano posible con el ingreso a las Cunas públicas y a vilizada.
las Salas de Asilo como espacios en los se eliminasen las diferen-
50 SANDRA CARLI CAPITULO I: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 51

La inscripción del niño en el orden de la cultura "El solo hecho de ir siempre a la escuela, de obedecer a un
maestro, de no poder en ciertas horas abandonarse a sus ins-
El dispositivo de la instrucción pública, cuyo diseño aparece tintos y repetir los mismos actos, bastan para docilizar y edu-
desplegado en la obra Educación Popular, contiene la arquitectu- car a un niño, aunque aprenda poco. Este niño así domesti-
ra de una estrategia que tenía por destinatarios reales a los niños. cado no dará una puñalada en su vida y estará menos dispuesto
al mal que los otros. Ustedes conocen por experiencia el efecto
En ese texto, la educación recibida en la infancia es pensada como
sede de la construcción de un futuro nacional, en la medida en que, del corral sobre los animales indómitos. Basta el reunirlos para
que se amansen al contacto del hombre. Un niño no es más que
según el autor, "no nos es dado hacer partíci„)e de los mismos bene-
un animal que se educa y dociliza" (SARMIENTO, 1862:156).
ficios a los adultos" (SARMIENTO, 1848:48). Educar a los niños, ante
la evidencia de la "incapacidad natural de nuestras gentes", supo- Repetición de actos en la escuela que imaginariamente debía
nía operar sobre lo que Sarmiento consideraba un vacío, intervi- permitir la distinción entre generaciones, que los niños no repitie-
niendo sobre los hijos de una generación descalificada por sus ran a sus padres: en suma, la constitución de una nueva sociedad
orígenes, por su pobreza o por su ignorancia. Dicha intervención política ya no estructurada por la lucha fraticida entre facciones.
educativa debía ligar al niño con la cultura, entendida como reser- Educación instrumentada, en buena medida, como corral de la
vorio de la civilización occidental: infancia, como domesticación que debía anular los rasgos distinti-
"El maestro de escuela, al poner en las manos del niño el sila- vos de los niños, y evitar el delito, la seducción del mal. La escue-
bario, lo constituye miembro integrante de los pueblos civili- la debía ser corral, metáfora utilizaba para sostener el éxito de la
zados del mundo i lo liga a la tradición escrita de la humani- acción escolar, metáfora rescatada por especialistas actuales de la
dad, que forma el caudal de conocimiento con que ha llegado, literatura infantil para caracterizar el sentido histórico de la pedago-
aumentándolos de generación en generación, a separarse irre- gía (Montes, 1990). El corral debía lograr el disciplinamiento de
vocablemente de la masa de la creación bruta" (SARMIENTO, "las pasiones en jérmen i en desenvolvimiento". El amansamien-
1909:426). to de los niños era indispensable para iniciar la escolarización.
Nueva distancia con Tolstoi, quien sostenía que el desorden in-
La función del maestro sucedía así a la del sacerdote: "El sa-
fantil era un elemento que naturalmente podía conducir al orden
cerdote le quita el pecado original con que nació, el maestro la tacha
de salvaje..." (ibídem). Otra masa debía crearse a partir de la ac- necesario para una escuela, que la autoridad del maestro sólo se
ción del maestro, una masa homogénea quJ sustrajera al niño del configura por la instrucción y por los principios comunes estable-
orden familiar a partir de la imposición de una única moral: cidos por el maestro y sus discípulos y no por la violencia (ToLsrot,
sif:19-20).
"Cien niños se reúnen bajo la dirección de un maestro de es- Las posiciones pedagógicas de Sarmiento se inscriben en un
cuela. El hecho sólo de salir cada uno del estrecho círculo de discurso más amplio, que supone la implantación de un sistema
la familia, de la presión de su modo de ser habitual, la reunión de instrucción pública pensado como dispositivo para alterar la
de un grupo de seres bajo una autoridad, echa en el ánimo el continuidad de las generaciones. Dispositivo que "sería un medio
primer germen de asociación [...]" (ibídem:432).
de cambiar en una sola generación la capacidad industrial del mayor
La educación debía dar lugar a una nueva socialidad creando número", como su moralidad y sus hábitos (SARMIENTO, 1909:434).
en el niño una segunda naturaleza. Nueva socialidad infantil y
escolar que suponía sustraer al niño de la naturaleza (Gelis, 1990:
324), dejar de reconocer su crecimiento como un fenómeno bioló- Los niños en la ciudad o los límites de la escuela
gico para ser sesgado por la educación (Ariés, en Pontalis y
Gantheret, 1994). Para Sarmiento, la inclusión del niño en una
Sarmiento reconocía, sin embargo, los límites del dispositivo
masa de pares permitía a la personalidad infantil pasar de la hos-
escolar. Consideraba que el alcance de la instrucción pública era
tilidad egoísta y del espíritu "pendenciero" a la adaptación, por
parcial frente a ciertos sectores de la población infantil. Había
efecto de los hábitos repetidos en la rutina escolar:
52 SANDRA CARLI CAPÍTULO I: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 53

conocido, en sus viajes, la realidad europea de la revolución in- "jamás se instruirán". Esta descalificación será retomada más tar-
dustrial y la situación social de la población infantil de las ciuda- de por José Ingenieros, recurriendo a argumentaciones positivis-
des aquejadas por el hambre y el trabajo de los menores. En su tas. Para estos niños-adultos, no podía ser la educación pública la
mirada de una ciudad de Buenos Aires invadida por la oleada encargada de modificar su situación social. Ellos no podían deve-
inmigratoria, emergen las tesis xenófobas de sus últimos años y la nir en alumnos porque estaban incapacitados para someterse a la
conceptualización de los niños pobres como el producto de una autoridad de un adulto, porque se carecía de una frontera entre las
sociedad enferma: edades, porque no eran menores de edad en sentido estricto. Exclui-
"Las grandes ciudades tienen sus enfermedades propias, que dos de la instrucción, debían ser, para Sarmiento, objeto de una
es preciso estar curando siempre, como la sarna en las gran- operación de regeneración concurriendo a casas de reformas o a
des majadas. Hay en ellas, muralla humana, deshechos públi- escuelas de artes y oficios. Diferentes de las cárceles, éstas insti-
cos o corruptibles: el niño abandonado, callejero, o sin padres tuciones debían ofrecer una enseñanza útil y no simplemente asistir
o arrojados en brazos de la miseria, o vicioso por herencia, a los niños. Separados a fin de que "no contaminen moral o física-
contagio o disposición natural. mente a la masa" los niños eran objeto de una estrategia preventi-
Estas excrecencias, estos musgos que se desenvuelven en los va para la sociedad en su conjunto.
rincones fétidos y oscuros de la sociedad producen más tarde Sarmiento adhería al modelo del niño aprendiz de la escuela
el ratero, el ladrón, o el asesino, el ebrio, el habitante incura- de artes y oficios y no del huérfano de la sociedad de beneficen-
ble del hospital o de la penitenciaría. Los gobiernos munici- cia. Según el Censo de la Ciudad de Buenos Aires de 1855, el 21%
pales o civiles deben como los curas que tienen cura de almas, de la mano de obra ocupada estaba en las edades de 7, 9, 11 y 13
extirpar estos gérmenes en tiempo y librar a la sociedad futu- años. En esta franja de edad las ocupaciones•comprendían para los
ra de sus estragos" (Sarmiento, en VIALE, 1926). varones de 7 a 11 años las de peones, sirvientes, repartidores,
También en el discurso de Sarmiento se localizan los límites mandaderos y desde los 11 años las de aprendices de algún oficio.
sociales de la escolaridad pública frente a :a pobreza infantil, mi- Las niñas estaban ocupadas de tareas de costura y bordado si ve-
rada casi positivista de la miseria que anticipa las tesis de algunos nían de familias acomodadas, y de lavadoras, planchadoras y sir-
pedagogos normalistas sobre el delito de niños y jóvenes y los vientas si venían de familias humildes (Newland, 1992:197-199).
argumentos para la creación de casas de reforma para la minori- La conversión del niño callejero o delincuente en aprendiz
dad. El niño callejero constituía, para Sarmiento, un peligro so- institucionalizado se articulaba, para Sarmiento, con las tareas
cial futuro. Había observado al "newsboy" en EE.UU. y era testi- sociales del niño escolarizado. Admiraba las asociaciones de ni-
go directo del fenómeno de los canillitas porteños, a los que cali- ños como una instancia de procesamiento de la desigualdad social.
ficó como un "tipo moderno" que "a la edad de diez años no de- A partir de su contacto con asociaciones infantiles de Cambridge,
pende de nadie" y que desbordaba peligrosamente las fronteras de visualizaba en el funcionamiento de aquellas efectos interclasistas
la "minoría de edad" sobre la que él pretendía fundar la condición que alcanzaban la dimensión de un verdadero ritual social cercano
de alumno. Sostuvo: al de las asociaciones oligárquicas de beneficencia:
"Es pues el newsboy un hombre hecho y derecho a la edad de "Un día se reúne la asociación infantil para mejora de los ni-
ocho o diez años, libre como el aire y su talante y despejo lo ños. ¡Qué ingenioso! Los niños de las casa pudientes [...] jue-
hace aparecer más desenvuelto que un campesino. Es un hom- gan a los meetings y a las sociedades filantrópicas".
bre anticipado, una planta florida en la almáciga, y por lo tanto "...Han aprendido las prácticas de sus mayores, pronuncian-
degenerada" (SARMIENTO, 1900b:41). do speechs, seguido un propósito útil, divirtiéndose, y los ni-
ños pobres ganan en ello" (SARMIENTO, 1900c:291).
Descalificados por exceso de adultez y autonomía temprana,
por su "fisonomía híbrida", su "sentimiento de suficiencia", sus Precisamente, en la Ley 1420, se reconoció la promoción de
"ánimos ya demasiado pervertidos", estos niños son condenados la formación de asociaciones escolares que era, en todo caso, el
a no inscribirse en el orden de la cultura porque, para Sarmiento, borde más social y el límite de la instrucción pública. Fuera de los
54 SANDRA CARLI CAPÍTULO 1: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 55

alcances del sistema de educación común quedaron los niños, vos que habían impedido, durante una década, conocer exacta-
expulsados del sistema social en el marco de la urbanización ace- mente el número de asistentes a las escuelas, sobre todo de las
lerada, la concentración económica oligárquica y la inmigración provincias. Arriesgaba un número de 600.000 niños en edad de
masiva. Sarmiento buscó paliar la pobreza infantil mediante dis- educarse (hasta 14 años), y consideraba errados y falsos los datos
tintas alternativas institucionales articuladas con el origen social recogidos hasta entonces (SARMIENTO, 1900d:400). Esta denuncia
de los niños. La aspiración de una actuación de la sociedad civil se vincula con un cambio del papel de la estadística, que pasó
orientada a paliar dichas desigualdades tornaba democrático su de estar encerrada hasta el siglo XVIII en los marcos administra-
discursos aunque no por ello menos viable en la década del '80 en tivos, a ser un instrumento fundamental de gobierno cuando se
la que la oligarquía afianzaba un modelo económico que distaba descubre poco a poco que la población tiene regularidades, y la
del minifundio al que aspiraba Sarmiento. Tal como destaca familia desaparece como modelo de gobierno (Foucault, 1991:21-
Weinberg, "el sueño de Sarmiento no se realizó" (1948:11). En 22). La estadística escolar que Sarmiento juzgaba imprecisa,
todo caso, fueron los maestros normalistas quienes, décadas más debía transformarse en una tecnología que auxiliase al gobierno
tarde, promovieron algunas de sus iniciativas. para dar forma y despliegue al dispositivo escolar.
Si tomamos como punto de partida la preocupación de Sarmien-
to, los datos que proveen textos de la época revelan varias cues-
Padres italianos, hijos argentinos tiones. Según un texto clásico de J. P. Ramos (1910), que analiza
las distintas memorias estadísticas oficiales, hacia 1875 de un to-
Las políticas de escolarización de la década del '80 estuvieron tal de 468.987 niños de 6 a 14 años apenas 112.223 recibían educa-
permeadas por el imaginario de Sarmiento de una infancia civili- ción en escuelas fiscales o privadas, o sea el 29,3%. Hacia 1880,
zada, fuertemente sesgado por el impacto que le había provocado el total de alumnos descendió a 108.319 en todo el país y hacia
el conocimiento de la sociedad norteamericana. Imaginario que, 1890 el total de alumnos que asistían a la escuela alcanzó la cifra
para entonces, se desarticulaba de una realidad cuyos rasgos prin- de 241.507 (ibídem), con sus mayores índices en la Capital y el
cipales eran la pobreza y el origen latino de los contingentes inmi- Gran Buenos Aires marcando una tendencia que fue en aumento
gratorios que comenzaron a arribar masivamente al país. De ori- en las décadas siguientes. Según el Censo de 1883, sobre una
gen español e italiano en su mayor proporción (un 70% de italia- población de 597.769 niños en edad escolar, un total de 145.660
nos frente a un 15% de españoles) (Gallo y Ferrari, 1980), los asistían a las escuelas, es decir el 24,36%, no manifestando de-
contingentes inmigratorios que llegaron al país entre 1860 y 1890 masiada variación con los datos de 1875. La alta cifra de analfabe-
aumentaron de 1.800.000 a 3.000.000 la cantidad de habitantes. tos se adjudicaba a los niños procedentes de la inmigración (Let-
Aquella inmigración fue centralmente adulta y masculina. zina, 1885 en Lafforgue,1980). Sin embargo era alto el número
La pregunta por el número total de niños, reiterada en nume- de niños argentinos, que llegaba en 1883 a casi al 94%, probable-
rosos escritos de la época, constituía, en realidad, en una pregunta mente en una buena parte hijos de padre extranjero y de madre
por el objeto del Estado y del incipiente sistema educativo. Las nativa (Tedesco, 1982:113).
transformaciones demográficas aceleradas que se estaban produ- El interés de Sarmiento por contar con datos precisos se diri-
ciendo provocaban la necesidad de delimitar la población infan- gía a presionar a los políticos de la época para que gobernaran una
til. Las quejas formuladas por Sarmiento respecto de la falta de población concreta e interviniesen en su educación, para que deli-
datos precisos acerca de la cantidad de niños existentes hacia la mitasen un Estado de gobierno. Esta presión por precisar la po-
década del '80 indican la urgencia de configurar el objeto de la blación escolar por medios estadísticos debía cruzarse con otros
escuela. La pregunta por la población constituyó, en buena medi- datos, como la baja asistencia por carencia de pupitres y las alar-
da, una abstracción. mantes cifras de mortalidad infantil.
Hacia 1883 Sarmiento denunció que el Senado desconocía En este sentido Vedoya (1974) señala el carácter todavía pre-
cuántos niños había en el país debido a antecedentes administrati- cario de la educación pública de la época, teniendo en cuenta el
no despreciable número de maestros extranjeros, la falta de maes-
56 SANDRA CARLI CAPÍTULO 1: LA INVENCIÓN DE LA INFANCIA MODERNA 57

tros argentinos en número suficiente, la mala remuneración que la población infantil suponía sentar las bases para la constitución
ellos obtenían, la falta de edificios propios y la carencia de textos de una sociedad nacional conformada por los hijos argentinos de
primarios de origen nacional. la inmigración. Ello favoreció la emergen( la de un debate políti-
Por otro lado, toda educación moderna debió luchar contra "la co y educativo centrado en la educación de los hijos y, en forma
omnipresencia de la muerte" (Stone, 1990). La mortalidad infan- más amplia, de las nuevas generaciones. Esta operación de nacionali-
til era alarmante. El Censo Municipal dé 1887 de la ciudad de zación de la población infantil se produce en un contexto en el que
Buenos Aires destacó que el 70% de las defunciones argentinas el Estado nacional argentino surge en forma contemporánea a una
se producían en menores de 6 años, y el 40% antes del primer año sociedad civil que aún no era de carácter nacional (Oszlack, 1990).
de vida. La altísima mortalidad infantil, debida a el estado dramáti- Según Sarmiento las escuelas debían ser las instituciones des-
co de buena parte de las familias de la clase trabajadora, había disi- tinadas a sustraer a los niños de la calle y de la miseria y a "operar
mulado, según Vedoya, la escasez de la infraestructura escolar. la fusión de las familias nuevas" (SARMIENTO, 1958:330). Dicha
Muertes de niños que empiezan a generar la condena del infan- fusión requería combatir las opciones educativas autónomas que
ticidio (Cicerchia, 1998:75) y nuevos sentimientos familiares. Re- la comunidad italiana diseñaba para sus descendientes. Recorde-
latos literarios de la época dan testimonio del hecho de que el niño mos que el porcentaje de italianos sobre el total de inmigrantes
comenzaba a ser valorizado por las élites porteñas. En él se depo- entrados alcanzó casi un 70% entre 1869 y 1895 (Gallo y Ferrari,
sitaba la posibilidad de continuidad de los tiempos de la Gran 1980:55). El principal combate se libró, entonces, contra la co-
Aldea, cuya clausura era evidente. Tanto Eugenio Cambaceres en munidad italiana, que llevó adelante una propuesta de instrucción
Sin rumbo (1885), como Eduardo Wilde en Tini relatan la muerte de la educación de la prole como ramo de la mutualidad asociati-
de un niño. En ambos relatos se evidencian los emergentes senti- va (Favero, 1984:202). El período que va de 1870 a 1895 fue la
mientos de dolor familiar y a la vez la búsqueda de salvación del etapa de máxima expansión de las sociedades italianas de la Ca-
niño como posibilidad histórica de dotar de sentido a vidas adul- pital Federal. A tono con los ideales del ri•sorgimiento, se lleva-
tas afectadas por la irrefrenable marcha del progreso y del cambio ron a cabo experiencias escolares tanto con un fin netamente uti-
cultural y social. Mientras que la muerte del niño en las familias litario de enseñanza básica de la lectura y la escritura como orien-
conservadoras era un acontecimiento que podía evitarse, y si no tados a la ligazón con la patria de origen; sin embargo la cantidad
era posible se situaba en el orden de la tragedia, en las familias de alumnos inscriptos nunca fue relevante (ibídem:170). La de-
urbanas pobres las muertes infantiles eran fenómenos naturaliza- clinación posterior se debió a la gradual inserción de los hijos de
dos. La mortalidad infantil había impuesto límites a la expansión inmigrantes en las escuelas públicas estatales.
de la escolarización, la prolongación de la vida de los niños era Sarmiento descalificó las escuelas particulares a cargo de las
indispensable para la construcción de una población escolar obje- colectividades inmigrantes por el peligro que significaba "educar
to de un sistema de alcance nacional. italianamente" al niño, una eventual amenaza para la construcción
La transformación de la población argentina a partir del fenó- de una sociedad nacional. Calificaba de "trabajo de atrofiación"
meno inmigratorio era, sin embargo, más un poblema de pro- el realizado por pedagogos italianos. Su preocupación estaba cen-
yección futura que presente. Según el Censo de 1883, en la pobla- trada en el problema de la identidad infantil:
ción infantil predominaban los hijos de argentinos, sin embargo "¿Son extranjeros esos niños, por ser hijos de padres italia-
los potenciales padres inmigrantes debían integrarse al espacio nos? Si lo son, es necesario que sea declarada legalmente esa
público. Tal como destaca Tedesco, la inmigración representaba calidad de extranjero que se desea asegurar a dichos niños edu-
más un problema de socialización adulta que de socialización in- cados italianamente, no sea cosa que llegados a la edad adul-
fantil (Tedesco, 1982:113). El notorio aumento del porcentaje de ta y hablando castellano como nosotros, y siendo nacidos en
la población extranjera induce a sostener que las transformacio- el país, pretendan mañana ser Jueces de Paz, fiscales, miem-
nes demográficas de la década del '80 fueron condiciones de pro- bros de la corte suprema, ministros, gobernantes de las 14
ducción de discursos acerca de la niñez en la que la misma era provincias, generales y oficiales, y aún diputados y senadores
objeto de una operación de nacionalización: la escolarización de del congreso" (SARAilEwro, 1958:71).
58 SANDRA CARLI

La pregunta que Sarmiento formula retóricamente sobre la Capítulo II


identidad de los niños nacidos en el país es una pregunta que se
refiere a las formas de filiación de las nuevas generaciones en un El lugar de la niñez en la nueva
país conformado por la inmigración y, por tanto, atravesado por
la ruptura entre el origen de los padres y el nuevo territorio de sociedad:
nacimiento de los hijos. La escolaridad pública se instala allí, en
esa ruptura intergeneracional que inaugura un nuevo ciclo histó-
Los debates político-educativos
rico de la Argentina moderna. de la década del '80

La escolarización de la población infantil, con sus importantes


efectos de homogeneización social y de integración cultural, su-
puso la puesta en juego de mecanismos de disciplina y formas de
clasificación del mundo social (Terán O., 1916a:32-33). La clasifica-
ción estadística de la población infantil fue un primer paso destina-
do a dar forma precisa al objeto del Estado, pero implicó también
un conjunto de debates políticos referidos a la sujetación del niño,
a su inscripción social y a su relación con la familia y el Estado.
Tanto en el Congreso Pedagógico de 1882 como en los deba-
tes parlamentarios de la Ley 1420, se configuraron distintos dis-
cursos acerca de la infancia, articulados con el debate ideológico
y político acerca del Estado, de la relación con la Iglesia y del na-
ciente sistema educativo nacional. Estos discursos, que durante la
primera mitad del siglo XX se ligan con otras polémicas pedagó-
gicas, son significativos porque construyen visiones antagónicas
acerca del niño en la trama de políticas alineadas en la confronta-
ción entre liberales y católicos. Polémica que se enunció como
oposición entre Estado docente y familia docente, y entre laicis-
mo escolar y enseñanza religiosa.
La fundación del sistema educativo nacional se produjo, en-
tonces, vinculada con la polémica acerca del lugar del niño en el
nuevo orden. Mientras los católicos consideraron al niño como una
prolongación de la familia en tanto apéndice de la Iglesia, los li-
berales lo ubicaron como germen de la sociedad civil y, desde allí,
sujeto al orden del Estado y de la sociedad. Ambos sectores coin-
cidían, en cambio, en la afirmación de la inferioridad de la mujer
respecto del hombre y adhirieron al modelo de familia patriarcal.
60 SANDRA CAR1,1 CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 61

Recordemos que, en 1880, durante la presidencia de Roca, se mente antiliberal (Recalde, 1987:54) tanto en el Congreso Peda-
produjo la capitalización de Buenos Aires. Este hecho llevó a que gógico como durante el debate de la Ley 1420. En 1870, se ha-
la provincia cediera a la Nación las escuelas de su jurisdicción. bían producido diferenciaciones dentro del catolicismo a partir del
Estas escuelas siguieron rigiéndose por la Ley provincial de 1875, apoyo de Estrada a la total independencia de la Iglesia respecto
que contemplaba la obligatoriedad y gratuidad de la educación del Estado.
primaria. Siendo ministro de Justicia e Instrucción Pública Eduardo Desde el punto de vista de la educación, los católicos liberales
Wilde, se creó el Consejo Nacional de Educación en el marco del tenían una posición crítica frente al Estado roquista, y apoyaban a
cual fue designado Sarmiento como Superintendente de Escuelas la vez una concepción de la vida municipal como contrapeso del
del Distrito Federal. En 1881 el Poder Ejecutivo convocó, por poder político central (Iglesias, 1991:268). La defensa de la Igle-
sugerencia de Sarmiento, a un "Congreso de profesores y perso- sia libre en el Estado libre, que luego Estrada desestimó, dio lugar
nas competentes para tratar en conferencias y en discusiones pe- a algunas fisuras en el espectro católico. Los liberales conforma-
dagógicas, cuestiones relativas a la enseñanza y a la educación ban también un espectro amplio, en el que coexistían figuras de la
popular" al que asistieron representantes de países extranjeros, oligarquía porteña y del interior del país junto con liberales pro-
especialistas y maestros, y que fue presidido por Onésimo Legui- gresistas. En ocasión del Congreso Pedagógico, las posiciones
zamón. En abril de 1882 se realizó la apertura del Congreso; me- oscilaron entre una línea más europea, que tomaba los últimos
ses después, en julio de 1882, comenzó el debate parlamentario desarrollos del darwinismo y se nutría de Spencer, y otra nacio-
de la nueva ley de educación que regiría en la Capital Federal y nal, que se ubicaba como continuación del jacovinismo democráti-
los Territorios nacionales. co y admiraba a el positivismo comtiano de Pedro Scalabrini (Cu-
cuzza, 1986:29).
La posibilidad de abrir el debate acerca de la relación del niño
Discursos en pugna: con la familia y el Estado se debió al paso de una economía esca-
samente monetaria a otra de mercado, que determinó, en algunas
los niños entre la familia y el Estado ciudades, un relajamiento del autoritarismo patriarcal, si bien más
lento que en el proceso europeo afectado por la legislación de la
En ocasión del Congreso Pedagógico Sudamericano, sectores
Revolución Francesa y luego por los cambios de la Revolución
liberales y católicos confrontaron diversas interpretaciones acer-
Industrial (Rodríguez Molas, 1984:49-50). Hasta 1889, año en que
ca de la identidad del niño en relación con la familia y el Estado.
se promulgó la ley de matrimonio civil, la legislación argentina
En un sentido más amplio se estaba debatiendo "hasta qué punto
había adoptado las disposiciones canónicas. Desde la perspectiva
la conducta individual debía estar sujeta a la tutela eclesiástica o
de la Iglesia, la familia se asentaba sobre el poder paterno, y des-
disfrutaba de un conjunto de libertades básicas garantizadas por
de entonces "la preocupación por salvaguardar el principio de au-
el Estado" (Recalde, 1987:50). toridad fue constante" (Recalde, 1987:65) frente a la evidencia de
Según Nestor Auza, el núcleo católico del '80 "buscaba la
su erosión debida a les profundos cambios sociales y económicos
unidad a través de la continuidad de la tradición moral del país", provocados por la inmigración.
a diferencia de los liberales, que "se proponían obtenerla por me-
José Manuel Estrada, que participó activamente en el Congreso
dio del dirigismo estatal" (1975:23). Sin embargo en el interior hasta su renuncia junto con un grupo que planteó disidencias res-
del grupo católico había diferencias. Según Recalde, mientras que
pecto de la enseñanza religiosa, había explicitado, en escritos ante-
en Europa, los partidarios del Estado Confesional se habían dife- riores, su concepción de familia católica. La familia era entendi-
renciado de los llamados católicos liberales cuya bandera era la
da allí como "el asiento y el teatro de la patria potestad, nacida del
Iglesia libre en el Estado libre buscando conciliar los principios
derecho divino, y que el derecho civil no puede fundar por sí solo
de la revolución francesa con catolicismo, en la Argentina los dos
sin usurpación" (Estrada, en Recalde, 1987) y se inscribía en un
grupos (representados respectivamente por Felix Frías y por José
orden anterior al orden social. El concepto de "Unidad famílica"
María Estrada) se unieron en la constitución de un bloque férrea-
62 SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 63

de Estrada comprendía la patria potestad y la sujeción de la mu- En virtud de este poder supremo de los padres, delegado del
jer, y, consecuentemente, la de los niños. En el discurso católico poder divino, los hijos eran considerados propiedad privada y
la familia era concebida como desprendimiento eclesial, y, a par- debían resistirse a las presiones de un Estado concebido como
tir de esta tesis, se argumentaba sobre su condición de creadora agente de disolución del orden a la vez privado o doméstico y
de la escuela, impugnada como producto histórico de los Estados universal, que sólo debía ejercer un poder de inspección. La socie-
y del poder público. Luis V. Varela, asistente al congreso y repre- dad misma era pensada como una continuidad de la familia, así
sentante del sector católico, sostuvo en su exposición: como sus órganos representativos: la escuela misma debía ajus-
tarse al poder familiar. Varela proponía: "...separemos del Estado
"Desde gue la Iglesia constituyó a la familia, la familia insti-
a la escuela, y entreguémosla a la familia, que sirve de base al
tuyó a la escuela. La familia es la verdadera creadora de la
municipio" (ibídem:154). El concepto católico de familia remitía
escuela; el niño que no puede ser educado por sus padres y
que necesita ser educado, debe ir a alguna parte. Es de esta a la idea de comunidad del orden colonial. Juan Agustín García,
necesidad puramente de la familia, no del municipio, que ha autor del primer ensayo sobre la sociedad colonial argentina, La
nacido la escuela" (VARELA, 1883:299). ciudad indiana (GARCÍA, 1900), caracterizó la familia colonial
como ligada a un sentimiento de comunidad que desbordaba los
Juan Bialet Massé, abogado español y rector de Colegios Na- vínculos de sangre. La visión católica estaba teñida por el contraste
cionales, que discutió arduamente en ocasión del Congreso las que Estrada había señalado una década atrás entre el progreso ur-
posiciones liberales, se ocupó de argumentar acerca de los dere- bano y el primitivismo de la vida campesina (Halperín Donghi,
chos y deberes educativos de la familia: 1992: 121). La sólida organización de la familia colonial había con-
"Aquel que crea una familia y tiene hijos tiene el deber de edu- trabalanceado el efecto disolvente del "tipo de familia jacobina"
carlos por sí mismo, porque nadie lo ha de educar con tanto que "relaja los vínculos de la autoridad paterna con la interven-
amor, con tanta asiduidad, con tanto sentimiento como la ma- ción del Estado en todos los conflictos" (GARCÍA, 1900:92-93). La
dre o el padre que lo ha engendrado" (131mET MassÉ, 1934:154). lectura de Rousseau había impactado en la revolución independen-
"Que la enseñanza es, por derecho divino, natural y positivo, tista provocando divergencias graves entre padres españoles e hi-
eminentemente paternal y tutelar, y que es a la vez un deber y jos criollos.
un derecho de los padres o tutores" (ibídem:157). En el discurso liberal la familia era pensada en términos mo-
dernos como núcleo de un. orden más amplio y superador del or-
Contribuyendo a fortalecer la autoridad de la Iglesia a través den familiar-comunitario. A partir de la segunda mitad del siglo
de la autoridad primera de los padres, el papel educador quedaba XIX con la instalación del debate sobre el matrimonio civil los
depositado en estos últimos y, particularmente, en el padre "...el reformadores laicos comenzaron a sostener. I la familia como "base
educador natural, por derecho divino, es el padre. El maestro es de la sociedad", es decir, como una institución que entrega hijos
un delegado suyo" (ibídem:440). Bialet Massé se distanciaba así al Estado dando un fin utilitario al matrimonio (Rodríguez Molas,
de la idea sarmientina de la patria potestad compartida por padres 1984:83).
y maestros respecto de los niños. Como parte de esta argumenta- • La exposición de Nicanor Larrain en el Congreso Pedagógico
ción, el niño se tornaba en propiedad familiar, y su identidad de titulada "Legislación vigente en materia de educación común" fue
alumno se asentaba sobre su identidad previa de hijo. De allí que representativa de la mirada liberal. Delegado de la Dirección de
el Estado, según Bialet Massé, sólo pudiera cumplir funciones Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, su exposición no estu-
supletorias en la educación infantil: vo exenta de consideraciones religiosas en tanto mantenía una idea
"Cuando yo no puedo educar a mi hijo, el Estado, que tiene del hombre como creación de la Providencia y a la religión como
necesidad de ciudadanos educados, me lo educa, mediante una una cuestión privada. Larrain situó al individuo en el orden de lo
remuneración que le acuerdo. Pero cuan*, yo puedo atender social. En este sentido su núcleo de análisis no era la familia sino
a esta necesidad, soy yo el que educo a mi hijo" (ibídem:154). el individuo, y recomendaba:
64 SANDRA CARLI CAPITULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 65

"Por eso necesitamos estudiarlo en sus varias manifestacio- su organismo especial, sus rentas y sus autoridades, y en su noble
nes, porque considerándolo en su simplicidad, hemos de ha- y alta misión de educar e instruir [...]" (ibídem:86). La tesis sobre
llar los elementos que más tarde han de referirse a la colecti- el niño como "germen de la sociedad civil del mañana", como un
vidad. Por eso en el estudio comenzamos con el individuo, con sujeto con derechos propios pero a la vez incorporado desde edad
la ley de su crecimiento y desarrollo que le hacen apto para temprana a la sociedad, era inconciliable con las posiciones cató-
vencer las resistencias que le oponen las fuerzas ciegas de la licas que lo ubicaban como un sujeto tutelado por la Iglesia.
naturaleza en su vida de relación" (LARRAN, 1934:84). El discurso liberal acerca del niño como futuro ciudadano avan-
El niño era inscripto como sujeto en crecimiento en la cadena zaba más aún hacia el reconocimiento de la naturaleza infantil.
de generaciones en un ciclo vital que dejaba de corresponder al En su exposición "Sistemas rentísticos escolares más convenien-
orden de la naturaleza para situarse en un orden social y político. tes para la Nación y para las Provincias" José María Torres, peda-
Larrain concebía al niño como un sujeto con derechos propios que gogo español y por entonces director de la Escuela Normal del
con la edad era sujetado por la sociedad política, razonamiento en Paraná, sostuvo que, además de buscar la senda de la educación
el que se reconocen huellas de los argumentos de Rousseau. Sos- teniendo en cuenta la naturaleza humana, su relación con Dios y
tenía: con las instituciones sociales, era necesario conocer también "las
disposiciones naturales del niño" (TORRES, 1934:307). Aunque el
"Apenas ha nacido y ya tiene derecho al amparo de las leyes debate en el Congreso no estuvo centrado en la naturaleza propia
civiles y políticas; más aun, antes de nacer ya hay derechos que del niño, apeló a ese concepto para construir argumentos destina-
se pueden invocar en su nombre, lo que quiere decir que se-
dos a fundamentar ya el poder familiar, ya el poder estatal en la
gún esa sabia disposición de las leyes, el hombre antes de te-
gestión de la educación nacional. La niñez se tornó objeto de disputa
ner existencia visible ya la sociedad lo cuenta como uno de sus
política, ya fuera porque se buscaba sujetarla al orden familiar en el
miembros, y a medida que su desarrollo le hace apto para el
discurso católico, ya porque se la inscribía en el orden público in-
desempeño de las nuevas tareas las obligaciones que a él se
vocando la autoridad suprema del Estado en el discurso liberal.
refieren van siendo más exigentes, siguiendo la ley de la com-
pensación, que le daba sólo regalías en su infancia y debili- Los debates referidos a la coeducación encontraron a liberales
dad, y le impone deberes en la plenitud de su ser y su poder. y católicos, que coincidían sin embargo en la tesis de la subor-
Desde este momento el hombre individuo queda absorbido por dinación de la mujer respecto del varón, en posiciones contrarias.
la sociedad, y sus destinos privados son poca cosa, ante la Marcos Sastre rechazaba la coeducación, mientras que figuras
importancia y destinos de la humanidad. como Jacobo Varela eran partidarios de la coeducación en las es-
El cuerpo político y el social le hacen suyo, velan por él, le cuelas primarias. La participación de mujeres ligadas con la do-
educan y le instruyen porque ese niño es un hombre en embrión, cencia, como Clementina de Alió, permitió que esta última visión
es el germen de la sociedad civil y política del mañana, a las fuera aprobada en las conclusiones del Congreso.
cuales debe el concurso de su inteligencia y de sus esfuerzos, El Congreso Pedagógico anticipó la polémica central que se
que puedan influir de un modo benéfico o funesto, según su edu- desarrolló meses más tarde en los debates parlamentarios de la Ley
cación e instrucción" (ibídem:85). 1420, referida a la decisión de incluir o no la religión como mate-
ria obligatoria en la enseñanza escolar. En el Congreso no se ha-
Según Larrain, el individuo se disolvía en el orden social de
bía llegado a una posición definitiva: Larrain sostuvo que las es-
acuerdo con la idea de la sociedad como "síntesis de los indi-
viduos": "la sociedad es todo, el individua es poco o nada". La cuelas debían ser laicas y los católicos que debía darse en ellas
escuela, en tanto producto social, debía hegemonizar la transmi- una enseñanza católica o religiosa; Estrada había propuesto im-
poner la enseñanza católica, lo que había sido arduamente com-
sión de la cultura al niño, dejando atrás los derechos familiares
batido por Sarmiento desde el diario El Nacional. En ocasión del
sobre el niño. Larrain sostenía que la escuela era "un poder social
porque entraña una necesidad social <:.uya satisfacción no se pue- debate parlamentario de la Ley de educación, el enfrentamiento
de dejar para después, y pasará luego a ser un poder público, con entre liberales y católicos se centró en la discusión acerca de si la
enseñanza de la religión en las escuela era inconstitucional o no.
SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 67
66

Los liberales defendieron la libertad de conciencia, la concepción con las posiciones de Larrain en el Congreso Pedagógico. Los ca-
de la religión como problema individual, la necesidad de evitar el tólicos rechazaron semejante intervención del Estado sobre la vida
freno a la inmigración, la importancia de continuar la tradición infantil por considerarla atentatoria de la intimidad y de la autori-
familiar, y lograron atenuar la connotación de la educación atea dad familiar, y defendieron la enseñanza ue la religión apelando
postulando la de enseñanza neutral. Los católicos, en cambio, aso- al principio de autoridad de la Iglesia y de los dogmas. Achával
ciaron la ausencia de la enseñanza religiosa con la concepción de Rodríguez, diputado por la Provincia de Córdoba, se extendió en
una escuela atea, enfatizaron la continuidad con la tradición del el deber de sujeción del niño a una autoridad suprahumana:
pueblo, la oposición al liberalismo y a la idolatría del Estado, la "El maestro tendrá que enseñar al niño que hay un principio
asociación entre religión y moral, y el principio de autoridad divi- supremo, que viene de lo Alto, que se llama Principio de Auto-
no. En este debate se desplegaron argumentos referidos al niño que ridad, y que no es cuestión simplemente de conveniencias, sino
se desplazaban de la cuestión religiosa a la relación entre la infan- que tiene, en virtud de ese principio, el deber de respetar y cum-
cia, la Iglesia y el Estado, porque lo que se estaba discutiendo era plir las leyes de su país" (ibídem:77).
quién hegemonizaba la educación de las nuevas generaciones.
El dilema planteado por los católicos era cómo explicar dog-
Onésimo Leguizamón, diputado por Eh 'se Ríos que había pre-
mas morales sin recurrir a dogmas religiosos, ante el peligro de
sidido el Congreso Pedagógico de 1882, cuya exposición fue una
las explicaciones dadas por la ciencia experimental o la filosofía
defensa cerrada de la educación liberal, cuestionó el informe de la
a las que eran tan proclives los maestros normalistas. Confronta-
Comisión de Culto, Justicia e Instrucción Pública que incluía en
ban contra un liberalismo educativo atentatorio de los principios
el mínimo de instrucción la enseñanza de moral y religión, ape-
dogmáticos de la Iglesia que habían orientado la educación fami-
lando a la defensa de un "principo moderno" por el cual "la edu-
liar de los niños. De allí que los católicos rechazaran la distinción
cación es obligatoria para todos los poderes sociales, a cada uno
entre educación familiar e instrucción pública:
en su esfera y según sus medios, pero la dirección exclusiva del
Estado" (en Weinberg, 1984:23). Así como la Constitución Na- "Si la educación religiosa y moral distinta de la instrucción
cional era tolerante en cuanto a los cultos, la escuela también de- de igual carácter corresponde en su mayor parte al hogar, no
bía serlo, entre otras razones porque a ella concurrían los hijos de basta por sí sola. El niño podrá en el hogar aprender por me-
todos los habitantes y porque había que evitar poner un freno a la dio del ejemplo y la palabra a repugnar lo malo; pero esto no
inmigración. Leguizamón señaló que "ningún inmigrante va a un basta, ni mucho menos; es necesario que el niño comience a
país en donde por primera condición la ley impone para sus hijos saber que lo que repugna es malo y por qué lo es. No bastará
un religión determinada" (ibídem:33). acostumbrarle a tener repugnancia a no matar; será necesa-
El ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública Eduardo rio que sepa que no debe matar, que no debe y por qué no debe
robar; que sepa por qué debe respetar la propiedad. Y todo
Wilde recurrió a textos de autores franceses; citó entre otros a Cla-
esto, Señor Presidente, no se demuestra con la Ciencia, no lo
rigny para defender la autonomía del Estado respecto de la Iglesia
demuestra la razón humana con sus propios medios. La razón
y de la libertad de conciencia y de culto y 'a intervención del Es-
de todo esto se funda en verdades inabordables para la ciencia;
tado en la vida infantil. En torno a este argumento, transcribió:
tan oscuras para ésta como el destino del hombre [...1, como su
"Si un padre martiriza a un niño, el Estado debe dar protec- origen; verdades que las conocemos porque han sido enseña-
ción a ese niño; no puede el padre, en nombre de sus derechos, das y reveladas de lo Alto y directamente por Dios" (ibídem:78).
dejar morir a sus hijos de frío o hambre [...I El Estado que
En su exposición Pedro Goyena se extendió en la amenaza que
tiene algunos derechos sobre los ciudadanos adultos no deja
significaba para el país y para las familias un Estado concebido
de tenerlos sobre los niños de menor edad" (ibídem:225-6).
como entidad superior a los derechos individuales y "que no res-
La defensa que hizo Wilde de un orden moderno y científico peta el deber y la facultad del padre de fan ilia como educador de
en el que el Estado debía atender los derechos de los menores y sus hijos" (ibídem:113). Trazó, entonces, la trayectoria del sujeto
no sólo proveer a la educación escolar infantil tiene continuidad ateo desde el nacimiento hasta su muerte:
68 SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 69

"Nace un niño: no hay para que buscar al sacerdote que lo La exposición de José Posse, rector del Colegio Nacional de
bautice; basta que se inscriba en el registro que lleva un ofi- Tucumán, fue representativa de la defensa de la obligatoriedad.
cial civil. El niño crece; llega a la edad de educarlo: vaya a En su alocución titulada "Instrucción Obligatoria" Posse cuestionó
una escuela donde ni siquiera se pronuncia el nombre de Dios. la política de Francia de la época, que calificaba la obligatoriedad
Él se ha hecho hombre; va a ser padre de familia, se trata de escolar como un atentado a la libertad individual, careciendo de
su matrimonio: nada de ritos ni de ceremonias religiosas; nada leyes para instalarla y ocasionando, a su criterio, la decadencia de
de vínculos sagrados, nada de promesas solemnes contraídas la escuela primaria. Recuperó en cambio e1 ejemplo de EE.UU.,
bajo la invocación de Dios, que lo case un juez de Paz; que se país en el que se contaba incluso con "la reclusión para los porfia-
extienda un simple contrato. dos a quienes se les obliga a instruirse" o la Isla de Gamo en Boston
Muere un hombre: el cementerio no es un lugar religioso, como para "darles instrucción por la fuerza" a niños cuyas familias se
lo era hasta para los paganos; ahí está el enterratorio muni- resistiesen (Possn, 1934:142). Posse consideraba que, en la Argen-
cipal: es un depósito de basura y en ciertas condiciones de hi-
tina, la indiferencia era general y pública, tanto en los poderes pú-
giene. Tal es el liberalismo condenado por la Iglesia. Es una
blicos como en los padres de familia. Coincidía así con Sarmien-
aplicación del materialismo, del ateísmo de la vida civil, a las
to en la crítica a los padres:
funciones del Estado" (ibídem: 113-114),
"Los padres de familia no penetran a las escuelas ni a los co-
Cruzada católica contra el ateísmo de la vida infantil, que que-
legios por interés de esas instituciones, sólo van a hacer re-
daría sujeta a las políticas de escolarización. En su artículo 8 la
proches a sus directores por quejas de sus hijos, que por cier-
Ley 1420 dispuso que la enseñanza religiosa sólo podía ser im-
to han de tener siempre razón en la familia, siempre indulgente
partida en las escuelas públicas por los ministros autorizados de contra los profesores" (ibídem: 142).
los diferentes cultos a los niños de su respectiva comunión, y an-
tes o después de las horas de clase". Sin embargo, la polémica sobre Posse pensaba que no se podía contar con los padres porque
la educación religiosa siguió permeando los discursos educativos ellos no comprendían los beneficios de educar a sus hijos. Por esta
en décadas posteriores, sobre todo en la década del '30, ya no ar- razón argumentaba que la intervención del Gobierno Nacional era
ticulada a la polémica entre liberalismo/normalismo y catolicis- imprescindible. Se debían establecer escuelas en todo el país y
mo, sino entre escolanovismo y nacionalismo. afirmar el poder del Estado sobre la educación infantil:
"Establecida la escuela con sus útiles y medios de enseñanza,
con maestros competentes, no queda excusa para los padres
La obligatoriedad escolar y la detención del niño resistentes a dar educación a sus hijos, viene entonces el dere-
cho de compelerlos y este es el punto difícil de resolver sobre los
Para comprender la fundación de un orden educativo estatal medios de hacer efectiva la obligación legal" (ibídem:146).
resulta imprescindible tener en cuenta la confrontación de concep- La educación infantil debía ser impuesta en forma compulsi-
ciones sobre la familia y la posición de los hijos en ocasión del va por el Estado y, para ello Posse enumeró los medios existentes:
congreso. Fue a través del discurso educativo escolar como se la amonestación, la multa, la prisión y la suspensión de los dere-
dirimió un dilema que oscilaba entre la privatización familiar de chos políticos. Si bien rechazaba la prisión, aprobaba en cambio
la vida infantil y el predominio del Estado con fuertes impugna- el pago de multas y la supresión de los derechos políticos. En su
ciones a las familias. Un principio articulador del discurso educa- exposición Nicanor Larrain también se había extendido en estas
tivo resultó entonces la cuestión de la obligatoriedad escolar: la cuestiones mencionando como antecedente el decreto del 6 de
única forma de sujetar al niño al orden de la civilización moder- diciembre de 1822, que "persigue la vagancia infantil y recomienda
na, representado por la escuela, y, a través de ella por el Estado, su detención a los agentes de policía siempre que se les encuentre
era instalando la condición de asistencia obligatoria a los estable- en las horas de escuela, jugando en las calles o lugares públicos"
cimientos educativos y para ello era necesario compeler a los pa- (LARRAIN, 1934:97). Un decreto posterior había pautado los pasos:
dres a enviar a sus hijos a la escuela.
70 SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEV/ SOCIEDAD 71

"Todos los padres de familia están obligados a mandar a sus La pobreza infantil y los límites de la escuela
hijos a la escuela. Los Jueces de Paz y Comisarios de los De-
partamentos rurales y suburbios tomarán un registro de los
La discusión sobre la obligatoriedad escolar no remitía sólo a
niños en estado de asistir a las escuelas, haciendo conocer a
la limitación de la libertad de los padres respecto de la educación
los padres la obligación perentoria en que están de darles edu-
de los hijos. En el Congreso también se debatió acerca del impac-
cación.
to de la obligatoriedad escolar en una población infantil hetero-
Los Jueces de Paz podrán, con conocimiento de la mala con-
ducta de los padres, o su intencionado abandono de los me-
génea desde el punto de vista social. Este debate estaba vinculado
dios puéstos a su alcance para educar a ::us hijos, dar cuenta
con el alcance social de la escuela y con la confrontación entre la
al Jefe de Policía del hecho y del nombre del padre y de los interpretación liberal-oligárquica o popular de la escolaridad pú-
hijos que están en contravención de lo dispuesto, para que blica. El origen social del niño fue considerado un obstáculo para
busque a los niños, tutor o patrón que se encargue de darles la aplicación de la obligatoriedad escolar por algunos represen-
educación" (ibídem:101). tantes del sector liberal, mientras que para otros la educación de
los niños pobres debía ser el pilar de la educación pública, enten-
El decreto del 15/10/1869 obligaba a mecanismos de deten-
dida como educación popular con una fuerte impronta del ideario
ción de los menores:
pestalozziano.
"Art. 1°: Todo niños de seis a catorce años que después de 8 Paul Groussac, entonces director de la Escuela Normal de
días de publicado el presente decreto, se encuentre en las ca- Tucumán, defendió la primera interpretación. En su exposición,
lles sin la correspondiente boleta de matrícula de escuela pú- argumentó acerca de los límites de la obligatoriedad escolar, de-
blica o particular, será tomado por los agentes de policía y jando fuera de su alcance a "los niños que notoriamente subvienen
detenido en el Departamento general del ramo. a su diario sustento" o hijos de "agregados a la tierra". En cam-
Art. 2°: Inmediatamente de detenido un niño, se hará compare- bio, una figura como Salvador Diez Mori, republicano español lle-
cer a su padre o tutor, y se le obligará a colocarlo en la escue- gado al país en 1869 y director de escuelas, considerado un "cam-
la pública, sin perjuicio de la aplicación de la multa estableci- peón de la educación popular", argumentó a favor de la necesidad
da por los artículos 5 y 10 del 22/junio de 1865" (ibídem: 101- de que el ciclo educativo comenzara en el jardín de infantes y que
102). abarcase a todos los niños, extendiendo la obligatoriedad hasta los
La escuela debía instalarse con fuerza de ley a través del ejerci- 12 años y diseñando alternativas para los que no lograsen cumplir
cio de un poder de policía sobre niños y padres. Dicho poder de con ese ciclo. Estas visiones dispares sobre cómo estructurar la
policía no era represivo, sino que se correspondía con la aplicación educación primaria en el país formaban parte de un mismo campo
de la legalidad del nuevo Estado. El no cumplimiento de la obli- discursivo, cuya articulación hegemónica se ubicó finalmente en
gatoriedad escolar podía deberse a otras causas, ya no provocadas un punto intermedio: obligatoriedad escolar para los niños de en-
por la resistencia o indiferencia paterna, sino por la pobreza de las tre 6 y 14 años, a ser cumplida en la escuela o en el hogar, según
escuelas. Telémaco Susini destacó que las "rabonas infantiles" estableció la Ley 1420.
muchas veces tenían por causa la inapropiada condición del local La exposición de Paul Groussac, titulada "El estado actual de
y proponía que "la escuela no debe ser un sitio de penitencia para la educación primaria en la República Argentina, sus causas, sus
el niño, sino un sitio de agrado" (Sustm, 1934:255). remedios", ancló en una interpretación ecos ómica de la educación
La Ley 1420 estableció la obligatoriedad de la instrucción pri- pública: la defensa del modelo agroexportador y la central idad del
maria. Sin embargo, el debate sobre este tema fue arduo. Onésimo papel de la nación en la creación de escuelas. Groussac tenía una
Leguizamón señaló que la obligatoriedad no vulneraba la "liber- visión exaltada del progreso del país según la cual "la columna de
tad natural de los padres" en la medida en que el padre podía cum- sus débitos puede alargarse sin que esto le cause un estremecimien-
plir la obligación en la escuela pública (Weinberg, 1948:25) o aún to: sabe de antemano que será más larga la de su haber" (GRoussac,
en el hogar de los padres (ibídem:26). 1883). Acorde con su adhesión al modelo agroexportador en su
72 SANDRA CARLI CAPÍTULO 11: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 73

descripción de la sociedad argentina, ubicaba la estancia como Groussac se ancló en su extranjeridad cuando señaló por ejemplo,
"núcleo estadístico", mientras que el resto se componía de "peo- "yo no soy de la familia", y en la mención de los méritos que po-
nes, agregados a la tierra, pobres artesanos". Dicha descripción, seía para ser considerado argentino, la de Diez Mori se inscribió
oligárquica y a la vez positivista se acompañó con una defensa de en "la experiencia adquirida como Maestro de Escuela" a pesar
una educación utilitaria que preparase para las carreras de la agri- de su condición de extranjero español. Desde allí la "educación
cultura y el comercio y que operara como "disciplina moral" de la del pueblo" emerge como un enunciado articulador de otro tipo
población infantil. Esta educación debía, según Groussac, inda- de política educativa de notoria proyección popular.
gar "qué .cantidad de educación se incorpora al niño y modifica Si la indagación de Groussac se había centrado en evaluar la
decididamente su existencia ulterior" (ibídem:186). educación necesaria para cada niño según criterios utilitarios, la
Groussac no impugnaba los efectos sociales de semejante or- de Diez Mori se dirigió a evaluar la situación real de la educación
ganización económica ni la decisión de no distribuir la tierra, por infantil a partir de la pregunta: "¿de qué manera educamos hoy al
lo cual desplegó argumentos para limitar la obligatoriedad esco- niño?". Pregunta que se situaba en un plano pedagógico, en la
lar. Sostuvo que era imposible que una parte de la población in- especificidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje y que in-
fantil abandonara el trabajo, dado que "no pueden comer [...] si terpelaba específicamente a los maestros desde un diagnóstico
no ganan su locro diario" (ibídem:205) y por lo tanto sugería excep- pesimista, "¡ hoy es triste decirlo! No educamos bien, quizás ins-
tuar a esos niños de la educación común. Sin embargo, el rechazo truimos más de lo necesario, mejor dicho, sólo nos dedicamos a
a la imposición de la obligatoriedad recurrió a argumentos más desenvolver las potencias intelectuales del educando, siquiera sea
elementales: el aumento del número de asistentes a las escuelas concretándonos a ejecutar órdenes superiores" (DIEZ MORI, 1883:
se debía a la voluntad de los padres, y la necesidad de la asistencia 219).
infantil a los establecimientos ya estaba creada. Sostuvo Groussac La impugnación de la prioridad de lo intelectual en la educa-
"No se necesitará, pues, imponer la asistencia a los hijos de nues- ción infantil se articulaba con el rescate de la figura de Froebel,
tras campiñas; concurrirán libremente a ella como a la cosecha del cuyo método, señalaba Diez Mori, "hemos rechazado" (ibídem:
alimento corporal" (ibídem:188). 219). Diez Mori criticaba una educación rígida que desconociera
La defensa de la concurrencia libre ala escuela se articuló con la naturaleza infantil. Sostuvo:
la descalificación de la instrucción pública en ámbitos rurales. "No podemos transijir (sic) tampoco con aquellos maestros que
Groussac consideraba que "la instrucción pública es patrimonio olvidan las funestas consecuencias de una educación severa.
de menores, cuya cuenta de tutela no se pide jamás" (ibídem:189). Ellos quisieran que el niño pensara y obrase como el hombre,
La postulación de la concurrencia libre, una posición afín a la que fuese taciturno, grave y circunspecto, que se mostrara siem-
política francesa, era la contracara de la obligatoriedad escolar pre serio, lo mismo en la calle que en la clase.
defendida por los liberales más radicalizados como principio ideo- ¡Males inmensos ocasiona desconocer de esa manera la na-
lógico. Sin embargo la postulación de la concurrencia libre se turaleza infantil! ¡Males que alteran su característica fisono-
acompañaba con la defensa del papel educador de la nación. Frente mía hasta influir en el porvenir del adulto!
a la pobreza de las provincias, Groussac sobrevaloraba el papel Dejadles gritar, expandir sus pulmones, marchar precipitada-
de la nación que debía ser el de "formar un núcleo nacional al que mente; procuremos sí que lo hagan con cierta moderación; más
convergería la educación provincial o, mejor dicho, municipal" no mostremos mal humor por su risas extemporáneas, ni apos-
(ibídem:206). El enunciado "educación nacional" adquiría, enton- trofemos al que con sinceridad nos muestra un natural festi-
ces, rasgos notoriamente restrictivos en lo que hace a su alcance y vo" (ibídem:220).
a la pobreza infantil del interior del país. Si Groussac reconoció la imposibilidad de transformar las
La exposición de Salvador Diez Mori se ubicó en las antípo- condiciones de vida infantiles y, a partir de esa constatación, ar-
das de aquella visión, lo que daba cuenta de la existencia de discur- gumentó acerca de los límites de la educación, Diez Mori postu-
sos antagónicos respecto de la educación infantil y de su alcance ló, en cambio, la universalidad de la infancia y la necesidad de
social aún dentro del mismo grupo liberal. Si la exposición de
74 SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZEN LA NUEVA SOCIEDAD 75

comenzar la educación del niño con la instalación del jardín de maestro. La institucionalización escolar, que ampliaba su radio de
infantes. El discurso del maestro de escuel•se tornó, así, utópico: acción y de alcance a partir de las nuevas legislaciones, provoca-
reconociendo las diferencias sociales existentes depositaba en la ba la individualización del niño en tanto sujeto destinatario de la
difusión de la escolaridad la posibilidad de homogeneización de enseñanza. En la trama de la pedagogía, los c.ebates acerca del niño-
la infancia. alumno no estuvieron desvinculados de las discusiones políticas
Las exposiciones de Groussac y de Diez Mori representan /a- de la época. Sin embargo tuvieron una especificidad propia abo-
diciones pedagógicas enfrentadas en lo que se refiere a la educa- nada tanto por una mayor autonomía de la educación escolar como
ción infantil. Dentro del grupo liberal, la distancia entre la posi- por la producción de una serie de discursos pedagógicos acerca
ción de Groussac y la defensa a ultranza de la obligatoriedad es- de la infancia.
colar hecha por Onésimo Leguizamón en el debate parlamentario La obra escrita de José María Torres (1823-1895), español emi-
era muy grande. Leguizamón sostuvo entonces que la educación grado que ejerció distintos cargos en el sistema educativo, antici-
debía ser "completamente obligatoria y necesariamente obliga- pó este tipo de producciones y tuvo notoria difusión en las escue-
toria" para evitar que "el deber de la educación exista al lado del las normales de entonces. Sin embargo cabe señalar que sus tex-
derecho a la ignorancia" (Weinberg, 1948:24-25). También era tos, que no dejaron afuera ninguna de las cuestiones relativas a la
muy amplia la distancia entre el imaginario de la educación popu- enseñanza y el aprendizaje, se asentaron en un discurso sobre las
lar postulada por Diez Mori para todos los liños desde los prime- relaciones entre el Estado, las familias y los niños que operó una
ros años de vida y la mirada aristocrática de Groussac sobre la combinación compleja de enunciados provenientes de los discur-
pobreza y la ignorancia infantil. sos liberal y católico de la época. Torres fue el organizador defi-
nitivo de la Escuela Normal de Paraná, que dirigió entre 1876 y
1885, y entre 1892 y 1894.
José María Torres y la sujetación del niño al En su obra Varios Asuntos de Política Doméstica y Educación,
Torres destacó la importancia de la autoridad de la familia asenta-
orden escolar da en el poder paterno. En ese aspecto, según Puiggrós (1992), el
pedagogo español retomaba los principios de la moral católica con-
Luego de la sanción en 1884 de la Ley 1420, vigente en la
servadora de la época (1992). A partir del principio de autoridad,
Capital Federal y los territorios nacionales, y de la contemporánea
Torres discutía la noción de igualdad entre generaciones, entre
sanción de leyes provinciales de educación a partir de la década
adultos y niños. Señalaba:
del '80, se configuró un sistema nacional de instrucción pública.
El rasgo dominante de la etapa que se inició entonces fue la lucha "Una sociedad puede componerse de personas que, conside-
entre distintas tendencias político-ideológicas y político-pedagó- radas en general, sean iguales entre sí; pero la familia se com-
gicas en torno a las estrategias pedagógicas articuladas a los pro- pone de dos grupos necesariamente desiguales: por una parte
yectos de construcción de la hegemonía (Puiggrós, 1991:37). los padres, y por otra, los hijos. Por mucho que se aspire a la
En la trama de esta fuerte articulación entre educación y polí- igualdad humana, no es razonable pretender que debe haber
tica provocada por la expansión de la escolarización pública de la igualdad de voluntades en estos dos grupos de individuos"
población infantil, emergió un conjunto de producciones pedagó- (TORRES, 1890:28).
gicas nacionales. Directores, docentes y egresados de las prime- Autoridad de los padres y obediencia de los hijos, cuyos al-
ras escuelas normales publicaron textos de pedagogía en los que cances tendrán una traducción específica en el orden educativo.
se hacían públicas las tesis acerca de la identidad del alumno en el La autoridad de la familia se basaba, según Torres, en la "supre-
espacio de la escuela. Así, al mismo tiempo que se desarrollaba el macía de la razón" y en la supremacía dentro de la familia de la
debate político-ideológico acerca de la responsabilidad pública y "razón viril". De allí el lugar de subordinación de la mujer. Por
privada de la educación infantil, se estaba configurando una pe- otra parte, Torres consideraba una violación del derecho negarles
dagogía nacional que polemizaba acerca del papel del niño y del a los padres la prerrogativa de educar a sus hijos. En torno a su
76 SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 77

distinción entre el mundo natural, el mundo de la intimidad y el sociedad, que exige se extingan, cuanto sea posible, la igno-
mundo de los deberes (Ortiz de Montoya, 1957:6), Torres resol- rancia y la barbarie, fuente de los vicios, de la miseria y de
vía la polémica entre liberales y católicos conciliando familia y los crímenes. Si se tolera, so pretexto de los derechos de la au-
Estado y haciendo derivar toda autoridad de la paternidad, fuera toridad paterna, el parricidio moral de que los malos padres
celestial o terrena: se hacen culpables, preciso será resignarse a ver en aumento
el número de mendigos y criminales" (ibídem:330).
"El jefe del Estado es padre por deber y la autoridad paterna
es esencialmente modelo de la autoridad pública; pero el pa- Así, con el objetivo de fundamentar la obligatoriedad escolar,
dre de familia es rey del hogar doméstico por derecho; y en lo Torres lograba introducir en la trama discursiva de la época el
concerniente a la educación de sus hijos, o la da él mismo o derecho de los niños. Sin embargo los derechos del niño queda-
elige los maestros, en los cuales delega para que la den; y todo ban subordinados a los deberes y mandatos adultos, en suma a la
esto por un derecho superior e imprescindible, pues la autori- autoridad familiar o docente, en una particular articulación entre
dad paterna no es renunciable como las demás autoridades hogar doméstico y escuela pública. Éste era el argumento que per-
humanas: no es sin duda la más extensa, pero es la más ínti- mitía ir más allá de la autoridad familiar, intervenir sobre ella.
ma, la más imprescriptible" (TORRES, 1890:68). Las interpretaciones sobre la obra de Torres son diversas. Ortiz
Torres consideraba que el poder familiar se había debilitado de Montoya lo considera un pedagogo que se acercó a la pedago-
al propugnarse una especie de igualdad y libertad perniciosa entre gía de la libertad (ibídem), mientras que Puiggrós discute esta vi-
padres e hijos, punto en el que coincidía con Sarmiento. La igual- sión y la rechaza porque considera que en él predominaba la idea
dad, que podía predominar en los sentimientos de amistad o el de implantación de un orden (ibídem). Distintos autores destacan,
patriotismo, no podía hallarse en el amor paternal y en el amor asimismo, la continuidad entre las ideas de Sarmiento y las de
filial en tanto "sentimientos que se apoyan en la desigualdad", pero Torres. Creemos que en Torres hay, por un lado, una tematización
tampoco en el sentimiento religioso (ibídem:93). Sin embargo, la minuciosa de la naturaleza infantil que parte de su recuperación
defensa conservadora de la familia que hacía se combinaba con de las ideas pestalozzianas y froebelinas referidas a la actividad
su adscripción absoluta a la obligación escolar y, en este sentido, del niño y otros temas y que muestra elementos modernos desde
elogiaba al Código Civil porque reconocía "el derecho de los el punto de vista educativo. En este sentido Bosch considera que
menores a recibir los beneficios de una educación conforme a la Torres no abandonó el plan de su antecesor en la dirección de la
condición y fortuna de cada uno" (TORRES, s/f b:328). Torres con- Escuela Normal de Paraná, el norteamericano George Stearns
sideraba que el único límite que se podía o-conocer era la capaci- (Bosch, 1955:334). Sin embargo, por otro lado, en sus textos pre-
dad de recibir educación que tuvieran los alumnos y, en este as- domina una tematización de la importancia del orden pautado por
pecto, se distanciaba de la visión oligárquica de Groussac en oca- el maestro en distintos planos de la actividad escolar que elimina
sión del Congreso Pedagógico, pero también de las posiciones cató- y/o disciplina cualquier rasgo de la conducta infantil creando, en
licas que cuestionaban el protagonismo del Estado. suma, otra naturaleza en el niño.
Este autor sostenía que "el Estado, que es el protector de los Sin ser positivista, Torres consideraba que la naturaleza era
menores, no debe permitir que padre o tutor alguno deje a su hijo la primera educadora del hombre, y a partir de esta consideración
o pupilo sin esta indispensable educación" (ibídem:329) y que el reconocía que el niño poseía facultades innatas de las que debía
no cumplimiento de los padres autorizaba la intervención de la partir el maestro y que debían ser el único criterio de clasificación
sociedad: de los alumnos. Siguiendo el principio pestalozziano de que "la
actividad es ley de la niñez" consideraba que la acción del niño, y
"Esta protección de la sociedad del derecho de los niños está en
no la del maestro que debía incitarlo, era la que educaba. El maes-
perfecta armonía con la libertad de los padres, quienes no sien-
tro, en todo caso, a diferencia de la naturaleza, era el encargado de
do libres para abusar de su derecho hasta impedir que sus hijos
transmitir ideas y de llevar adelante la acción intelectual del discí-
se eduquen, deben tener el ejercicio de su libertad regulado por
pulo en la que su intervención era indispensable. Esta prioridad
la ley, no sólo en interés de los niños, sino también en el de la
78 SANDRA CARLI CAPÍTULO 11: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 79

atribuida a la instrucción intelectual lo llevó a rechazar la educa- a prohibición y sugestión a mandato. Sin embargo, más que acer-
ción técnica por clasista. En esta cuestión Torres volvía a coinci- carlo a una pedagogía de la libertad, como sostiene Ortiz de Mon-
dir con Sarmiento. Solo la admitía para niños viciosos, huérfanos toya, este desplazamiento anticipaba los rasgos más autoritarios
o sordomudos. de la pedagogía positivista. En el énfasis puesto en la influencia
Complementaria de la educación natural, la educación del ma- de la voz y de la vista (el maestro debía aumentar su campo de
estro tenía por meta lograr que los alumnós "ejecuten ordenada- visión), y en el cuidado minucioso de los detalles escolares, se
mente los actos de aprender" (TORRES, s/f b:14). La manera de pau- perfilan los rasgos del discurso educativo positivista. La escuela
tar ese orden se anclaba en la teoría de las facultades según la cual emerge, en el discurso de Torres, como un panóptico en el que el
el maestro adaptaba los conocimientos a las facultades del discí- disciplinamiento de las conductas infantiles era central (para sentar-
pulo. Si la naturaleza presentaba las cosas desordenadamente, el se, para responder, para jugar en el recreo, para recitar, para leer,
maestro debía construir un orden artificial que permitiera que las etc.). El maestro debía "vigilar a los niños en todos los actos esco-
ideas se imprimieran correctamente en la mente del niño. Ordenar lares" (ibídem:233), no de manera prohibitiva o represiva sino que
y clasificar la transmisión por parte del educador era el principio directiva. Esta concepción de la vigilancia le lleva a Torres a cues-
articulador de un discurso que, partiendo de la actividad propia tionar al niño delator pero, a la vez, a promover que el maestro
del niño, la subordinaba a los mandatos de la enseñanza. La edu- fuera informado por los propios niños de todos los problemas que
cación debía convertirse en un "poder invisible que le conduce se produjeran en la escuela. La disciplina no era sólo una meta que
paulatina e invariablemente hacia adelante" (ibídem:34), primero los maestros debían lograr, sino que ellos mismos debían estar
operando sobre los sentidos y luego sobre la voluntad. El orden se sujetos a lo que Torres llamaría una "disciplina especial" en las
introducía, así, sin represión pero sistemáticamente: la tarea del escuelas normales, que los diferenciaba de los jóvenes estudian-
maestro era conducir a los alumnos a "ejecutar los actos de apren- tes de los colegios nacionales.
der" (ibídem:43) ya previstos, "imprimir la instrucción en la men- Si bien Torres consideró la naturaleza infantil como principio
te" (ibídem:115). De allí la importancia adjudicada a la repetición. articulador del arte de enseñar y, en este sentido, sostuvo la adap-
La práctica de la interrogación era un ejemplo paradigmático de tación de la enseñanza a las posibilidades del aprendizaje y a las
este orden obsesivo de la enseñanza. La clasificación y el orden facultades del alumno desechando el origen social de los niños,
de las preguntas se combinaban con la recomendación de evitar su pedagogía subordinó la libertad del alu.nno a la autoridad del
las preguntas que admitieran más de una respuesta (ibídem:181). maestro. Un maestro no tradicional sino moderno, un maestro no
La libertad de interpretación estaba ausente. improvisado sino profesional, poseedor de un arte de enseñar ca-
Respecto de la autoridad del maestro, Torres consideraba que paz de convertir la naturaleza infantil en una naturaleza moldea-
los medios disciplinarios no la garantizaban. Contrario a los cas- da. Un maestro que fuera modelo de identificación absoluta ense-
tigos corporales, sostenía la importancia de la atención y el inte- ñando con la pedagogía del ejemplo: "...deben ser hombres gene-
rés del niño para hacer efectiva la enseñanza. Una buena enseñan- rosos, completamente dados al servicio de la causa de la educa-
za era aquella que lograba hacerle aceptar al discípulo el "testi- ción universal, hombres capaces de continuo desarrollo, de inago-
monio de la autoridad" (ibídem:19). Torres postulaba que la disci- table inteligencia, amplia instrucción, cultura estética y penetración
plina escolar debía concordar con la doméstica (ibídem:248). En profunda" (TORRES, 1878:6).
el espacio de la escuela, el orden debía lograrse antes de comen- Pestalozzi estuvo presente en su obra pero, en cambio, las ideas
zar la lección. En este punto se alejaba de las ideas de Tolstoi de Rousseau fueron desechadas. En un discurso pronunciado en
cuando señalaba que "los niños aman el orden" (ibídem:210). Su la colación de grado de los egresados de la Escuela Normal de
definición del orden pretendía ser moderna. "El orden no consiste Paraná de 1894, Torres descalificó la importancia de Rousseau y
en la quietud ni en el silencio; la escuela necesita el orden de la las "exageraciones pedagógicas" de las experiencias de la escuela
vida, no el orden del cementerio" (ibídem:210). nueva, postulando la vuelta al ideal práctico de "la libertad debi-
Algunos enunciados dan cuenta del alejamiento de Torres de damente regulada por la autoridad" (en Carli, 1995b:36). El deba-
la pedagogía tradicional, por ejemplo cuando oponía prescripción te estaba instalado. Sus tesis sobre el niño y el alumno, puestas en
80 SANDRA CARLI
CAPíTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 81

circulación a través de la dirección de la Escuela Normal de Paraná nes se transforman en "menores" por quedar fuera de las fronteras
y de la difusión de sus textos, comenzaban a ser objeto de debate de la familia y de la escuela?
de los maestros normalistas. Analicemos las características de la población infantil hacia
fines del siglo XIX. Los grandes cambios que se produjeron en la
población argentina hacia 1890 fueron, entre otros, el notorio au-
Las fronteras de la instrucción pública y la mento de la población, el cambio en la composición de la misma
invención del menor y una fuerte modificación de la pirámide poblacional. La inmigra-
ción fue predominantemente adulta, y ello provocó que se ensan-
La expansión del sistema escolar y su notoria legitimidad so- charan las edades medias de 21 a 30 años de la pirámide pobla-
cial fue ocultando la pobreza que atravesaba a la población infan- cional, pero también fue predominantemente masculina, con lo que
til. Ello favoreció una pedagogización de 'a visión del niño, que aumentó la tasa de masculinidad en la población total (Cortés
comenzó a operar como "un instrumento de producción de la fa- Conde, 1987). Respecto del estado civil de la población, el censo
milia" (Quemen, 1994:125-127), al menos de un imaginario de de 1895 destaca que mientras que en el sector nativo se registraba
familia divulgado por la escuela. Si bien el alumno había sido una disminución del número de matrimonios legítimos, en el sec-
considerado por Sarmiento como un "menor" sin derechos pro- tor extranjero, esta disminución fue menor, por lo que se llegó a
pios frente al adulto, con el objeto de legitimar la autoridad disci- la conclusión de que el país contaba con más solteros y menos casa-
plinaria del maestro, la alianza entre maestros y padres se vio for- dos y viudos que las naciones europeas. Dicho descenso en lo relati-
talecida como autoridad, y ésto repercutía sobre la población es- vo a uniones legales generó un porcentaje significativo de niños
colar que podía, en el futuro, adquirir derechos propios. Sin em- "ilegítimos". Según un estudio del Dr. Gabriel Carrasco, titulado
bargo, los tipificados en la época como menores siguieron cate- "La natalidad legítima e ilegítima" y publicado en 1902, sobre un
gorizados como tales a pesar de la expansión creciente de la escuela total de 1.122.194 nacimientos constatados, 885.610 habrían sido
y continuaron careciendo de derechos a pesar de las políticas de legítimos y 236.584 ilegítimos. La proporción de 211 sobre mil
protección del Estado. nacimientos era muy elevada (citado en Recalde, 1986:93). Otros
Desde el punto de vista jurídico, el Código Civil establecía en cambios resultan de interés, nos referimos al inicio del descenso
su artículo 126 que eran menores aquellos individuos de uno u otro de la fecundidad en la Argentina, descenso que comenzó a fines
sexo que no tuvieran cumplidos los 22 años. Los menores de 14 del siglo XIX y que se aceleraría hacia principios del siglo XX
años eran denominados menores impúberes, y junto con los niños (Pantelides, 1986). Un lento proceso de envejecimiento de la po-
por nacer tenían incapacidad absoluta y debían actuar a través de blación con una marcada tendencia descendente de la tasa bruta
sus representantes legales: los padres, en primer lugar y, en su falta, de natalidad se produjo luego de la gran oleada inmigratoria, y
los curadores que se les nombrase; y en segundo lugar los tutores, provocó una disminución del número de menores de 14 años en la
que en ningún caso podían ser mujeres. Según el Código, esta si- estructura de edades: esta disminución fue mayor entre 1914 y 1947
tuación de minoridad era compartida por las mujeres, que queda- (Recchini de Lattes y Lattes, 1975). El notorio desequilibrio en la
ban subordinadas al hombre y al marido en distintos tipos de dis- estructura poblacional por edades daba como resultado una socie-
posiciones. dad con predominio de adultos en edad laboral. Por otra parte, la
La categoría "menor, sin embargo, adquirió un plus de signi- población infantil era más numerosa en las ciudades que en las zo-
ficación al ser utilizada para referir a situaciones de pobreza, aban- nas rurales, y predominaban, en un porcentaje muy elevado, los
dono o marginalidad infantil. Se era menor no solo por la condi- menores nativos.
ción legal respecto del adulto, sino por carecer de familia regular Si leemos de manera conjunta los datos que indican el predo-
y no estar incorporado a la escolaridad obligatoria.Las pregun- minio de niños nativos y de niños que vivían en las ciudades con
tas son, entonces, ¿qué sector de niños de esa población infantil los datos sobre descenso de la fecundidad, podemos concluir que
se convierte en destinatario del discurso de la minoridad? ¿Quié- la gradual distinción entre "alumnos" y "menores" y su derivación
a instituciones diferentes no se debieron a la proporción de la
SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 83
82

población infantil en estado de pobreza o abandono. En todo caso, constituyó un verdadero "fenómeno social" producto de la inca-
se debió a varios fenómenos diferentes. En primer lugar, a la pre- pacidad de los padres para sostener a los hijos sin el aporte de estos,
cariedad de las situaciones familiares, que provocaba la falta de las condiciones del conventillo, que los conducía a la calle diaria-
contención de los niños en el hogar y convalidaba la intervención mente, y la inexistencia de instituciones públicas que les dieran
de autoridades suprafamiliares; en segundo lugar, a la intoleran- cabida (Gutiérrez y González, 1984:239).
cia de ciertos sectores sociales frente a la niñez en la calle en los Las precarias condiciones de vida en los conventillos, retra-
ámbitos urbanos y, por último, a las limitaciones del aparato esta- tadas en obras de teatro o convertidas en objeto de estudios es-
tal y a la. incapacidad del sistema escolar para imponer la obli- pecíficos de médicos higienistas —que las denunciaban como fo-
gatoriedad en estas situaciones infantiles. La urgencia de la exten- cos de infección—, provocaban un mayor índice de mortalidad
sión y administración centralizada del sistema fue dejando afuera infantil (Recalde, 1988, tomo 1:64-65). La muerte de recién naci-
la discusión acerca de la situación social infantil más crítica (la dos fue un fenómeno significativo de la época e importante den-
pobreza extrema, el abandono, el delito infantil). tro de las propias instituciones de beneficencia (Ciafardo, 1992:22).
Intentaremos reconstruir la situación social de los niños tipi- El trabajo, el vagabundeo, el delito o la muerte conformaban el
ficados como "menores" hacia fines del siglo XIX. Estos niños espectro de realidades infantiles en el que el discurso de la protec-
provenían de familias que distaban de responder al modelo fami- ción pretendía intervenir.
liar propugnado por Sarmiento: su situación variaba entre el em- En una primera etapa, son las familias las que se convirtieron
pleo laboral familiar en el mejor de los casos, y la exclusión de las en objeto de políticas públicas (Grassi, 1996) a partir de campa-
fronteras del hogar, en el peor. Tal como señala Ciafardo, los ni- ñas de salud, de higiene pública, de educación, etc. Al debilitarse
ños pobres de la ciudad de Buenos Aires oscilaban "entre la calle, la autoridad familiar y quedar fuera del circuito de la escolaridad,
el asilo y el trabajo" (1992:15). El trabajo infantil fue una reali- los niños se convirtieron en objetos de control del Estado o de otras
dad generada por la pobreza familiar en la que estaban sumidas instancias.
buena parte de las familias inmigrantes y nativas, y que provoca- En el terreno ideológico, la confrontación entre el modelo de
ba que los hijos salieran a trabajar desde muy pequeños. Los tra- familia liberal y el modelo de familia católica, acentuada a partir
bajos infantiles cubrieron un espectro que fue desde la inserción del lento proceso de secularización cuyo hito más importante fue
en las industrias urbanas hasta los oficios callejeros y el trabajo la imposición del liberalismo del matrimonio civil (1888), invisi-
rural. Si bien se discute acerca de la magnitud del trabajo infantil, bilizó o naturalizó la realidad de los "menores". Mientras que la
Suriano señala que "la participación de los menores en el merca- unidad doméstica patriarcal y jerárquica defendida por el catoli-
do de trabajo fue más significativa de lo que indican los datos cismo anexaba nuevos miembros en calidad de subalternos sin
censales" (1990:259). alterar en carácter, las familias pobres se desmembraban tempra-
Por otro lado, una parte importante de la población infantil era namente, abandonaban a los hijos por la imposibilidad de soste-
abandonada por sus padres, quedaba huérfana por causa de epide- nerlos, los ubicaban en familias en calidad de peones o sirvientes,
mias y fiebres o era corrompida por adultos. El vagabundeo, la o los perdían irremediablemente. Así, la mortalidad infantil en
mendicidad o el delito eran fenómenos importantes en las ciuda- sectores pobres superaba en un 30% la que se registraba en secto-
des. El censo nacional de población de 1869 registra que, sobre res adinerados (Recalde, 1986:87).
un total de 729.287 niños de entre 1 y 14 años, 49.966 eran huér- El liberalismo defendía un modelo de unidad familiar que, sin
fanos de padre y 37.553 de madre, cifra que corresponde al 10% desterrar el patriarcado, lo atenuaba admitiendo el control estatal
de la población infantil (Recalde, 1988:88). Mientras que parte de y estimulando el ingreso de la mujer al mundo de la producción y
estos niños comenzaban a ser reclutados por las instituciones de de lo social, aunque manteniendo su condición legal de inferioridad.
beneficencia, otros tuvieron en la calle su propio medio de vida La magnitud del fenómeno inmigratorio desbordaba las posibi-
cotidiana. El tránsito entre uno y otro espacio (la institución y la lidades de la Iglesia de encauzar las relaciones conyugales, y los
calle) fue común para los niños. Según algunos autores, la exis- liberales argumentaron contra las imprecisiones de los registros
tencia de un importante número de niños y jóvenes en la calle parroquiales y propusieron, en cambio, registros estatales de naci-
84 SANDRA CARLI CAPÍTULO 11: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 85

mientos y muertes. Tal como señala Salessi, sin ellos y sin escue- refiere al modo como dichas prácticas han sido portadoras de estra-
las, habría sido imposible el estudio de la demografía (1995:87). tegias de control y de reeducación de los menores. La percepción
Los puntos de coincidencia entre católicos y liberales fueron acerca de la educabilidad de los niños fundó la legitimidad del
el mantenimiento de la indisolubilidad del vínculo matrimonial y sistema escolar. Sin embargo, la educabilidad no era una capacidad
la subordinación de la mujer al hombre, pero también el estatuto adjudicada a todos los niños: ser educable exigía condiciones fa-
de ilegítimo asignado al niño nacido fuera del matrimonio. Encau- miliares. Si ellas no existían, el niño entonces debía ser "protegi-
zar las relaciones conyugales desde el Estado no implicaba, en- do" y "corregido", antes de poder ser educado.
tonces, una mayor visibilidad de la situación infantil. Entre el mo- José Zubiaur fue un referente del discurso sobre la protección
delo patriarcal y el modelo liberal, una gran cantidad de niños cons- del niño. Abogado entrerriano, fue un destacado representante del
tituían más que una excepción, una realidad puntual que oscilaba liberalismo en el ámbito educativo y ocupó distintos cargos en el
entre el trabajo desde temprana edad, el vagabundeo, la mendici- Consejo Nacional de Educación. Fue alumno y rector del Colegio
dad y la delincuencia. Nacional del Uruguay, y fundador de la Sociedad educacional "La
Si, tal como destaca Cicerchia, pensar 'a familia como un su- Fraternidad" y de otras asociaciones como la Sociedad Protectora
jeto histórico-cultural implica "el análisis de las zonas de encuentro de Niños, Pájaros y Plantas de Belgrano. Zubiaur mantuvo una
entre el modelo patriarcal hegemónico, y el complejo y variado posición crítica frente al normalismo positivista y a la Iglesia ca-
sistema de hábitos sociales que incluyó consensualidad, ilegitimi- tólica, y fue reconocido como un referente por la corriente educa-
dad y exogamia, produciendo sujetos de derecho, al margen de la tiva democrático-radicalizada. Zubiaur se doctoró en la Facultad
normatividad y del discurso oficial" (1994:50), los niños-meno- de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Ai-
res se construyen como tales en ese margen. Dado que la familia res en 1884 con una tesis titulada La protección del niño. Estudio
del menor era caracterizada como irregular o incapaz de contener de las principales disposiciones del Código Penal Argentino so-
al niño en las fronteras del hogar, la falta de experiencia escolar o bre los menores de edad y de los medios de protección y correc-
una experiencia escolar precaria (de deserción temprana), fue el ción de los menores (1884), que nos interesa analizar.
otro rasgo que llevó a consignar la necesidad de la corrección del La tesis comienza con una serie de cuestionamientos al dere-
niño en instituciones especiales y no de educación escolar. cho romano porque consideraba la familia y en ella al padre como
Bajo la categoría "menores", se apeló entonces a un sector de "sacerdote, dueño y juez" (ZuBlAuR, 1884:11), con todos los po-
niños que no ingresaban o desertaban tempranamente de la escue- deres sobre los hijos sin ninguna limitación de la ley. Según el au-
la y que eran miembros de núcleos familiares que, por su situa- tor, el principal defecto de esta legislación radicaba en la desa-
ción de precariedad, no se ajustaban a los modelos de familia re- parición de la autoridad socialpara "dejar soberana la autoridad
gular. Huérfanos, abandonados, vagabundos, trabajadores, delin-
del padre" (ibídem). Zubiaur defendía los nuevos códigos moder-
cuentes, eran identidades marcadas por la irregularidad. La ope- nos, que se distinguían de los códigos romanos porque introdu-
ración discursiva construida desde distintos sectores se dirigió a cían la "presunción de inocencia", que sólo desaparece con la edad
legitimar la necesidad del dispositivo institucional de control/pro-
(ibídem:17) y estaban orientados a "moralizar al delincuente por
tección para estos niños y a argumentar acerca de la escuela como medio de la corrección en vez de aniquilarlo y destruirlo como se
un ámbito impropio para ellos.
hacía en la antigüedad" (ibídem).
Según Zubiaur, en los códigos modernos la corrección reem-
plazaba al castigo; la diferencia no radicaba en las causas de la
La protección del niño según José Zubiaur intervención sobre el niño, sino en el tipo de intervención que había
que realizar sobre él: una intervención correctiva. La idea de co-
El discurso de la minoridad se configura en las últimas déca- rrección del niño estaba ausente en la legislación española por la
das del siglo XIX a partir de la consideración de la protección del persistencia de la influencia del derecho romano. La innovación
niño. El significante protección tiene una historia y, si bien resul- de los códigos modernos, inspirados en la reforma y la revolución,
ta arquetípico de las prácticas de auxilio dirigidos a los desvalidos, residía en la dulcificación de los códigos draconianos de la anti-
86 SANDRA CARLI CAPITULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 87

güedad y en el nacimiento y el desarrollo de ideas científicas y minación del momento en que la inocencia infantil desaparecía se
humanitarias que forman la base de la actual penalidad. De este explicaba así: "...Hay un punto en que, a pesar de la poca edad,
modo, el discurso jurídico moderno se presentaba como funda- desaparece la presunción de inocencia absoluta que salvaguarda
mentado en avances científicos: no acudía a la represión, sino a al niño"; "el velo se ha rasgado, y el niño empieza a ser hombre"
la moral. (ibídem:36-37). La idea de inocencia infantil se distancia de la
En su tesis Zubiaur evaluaba que el Código Penal Argentino inocencia infantil de Rousseau, según la cual la vinculación del
sancionado en 1869 adolecía de un "gran vacío", que era la au- niño con la naturaleza y la expresión de sus pasiones era el terre-
sencia de la idea de corrección de la infancia. No disentía con los no desde el cual Emilio podía construir su autonomía; el cuerpo y
positivistas de la época en la etiología del menor delincuente: éste la mente se construían en el combate con la naturaleza, en la com-
formaba parte de las "bajas esferas de la sociedad", sus padres care- pleja pulseada entre naturaleza y cultura. La inocencia infantil, en
cían de educación o eran viciosos y, en este sentido, eran culpabi- el discurso jurídico moderno, es terreno de la intervención abso-
lizados como "instigadores directos de la corrupción de los me- luta del adulto, en la que el menor, bajo el argumento de su ino-
nores" (ibídem:31). Por ello, Zubiaur impugnaba los planteos del cencia, es construido por el otro.
Código Penal respecto de los alcances de la corrección doméstica El reconocimiento de este límite de la inocencia no autoriza-
(aplicada a los menores de 18 años, reconocidos como incapaces ba, según el autor, la instalación de una regla general y fija, pero
de imputabilidad), que calificaba de insuficiente, nula y hasta perju- abría las puertas a varias cuestiones. En primer lugar, a la necesi-
dicial en la medida en que las familias no tenían capacidad para dad de distinguir entre los procedimientos dirigidos a menores de
realizarla. El retorno al hogar "viciado" se evaluaba como incon- edad de los destinados a los mayores de edad. En segundo lugar,
veniente. a proponer una programación del período de inimputabilidad. Si
Desde el punto de vista de la psicología infantil, Zubiaur consi- bien la inimputabilidad partía del reconocimiento de la posibili-
deraba que este tipo de niños estaban dominados por una de la dad de estipulación de la inocencia infantil, se articulaba con la
fuerzas que obran en todo ser humano, la sensibilidad, pero care- propuesta de atenuación de la pena y con la importancia de la mora-
cían de inteligencia y voluntad. Consideraba que eran los crimi- lización como estrategia preventiva dirigida a
nalistas los más preparados para abordar a estos sujetos a partir
del "estudio psicológico del individuo", que debía ser el punto de "poner barreras al desborde de los malos instintos y morali-
zar a los delincuentes, no debe herirlo con todo el peso de la
partida de la legislación. El cuerpo dominado por las pasiones, en
ley" (ibídem: 40).
vez de ser castigado, debía ser inscripto en un orden. El positivis-
mo ofrecía un modelo de naturaleza humana (Pavarini, 1983:46). Si la ley no debía castigar al menor, debía, en cambio conver-
Señalaba Zubiaur: tirlo en objeto de corrección. Es éste el nudo argumenta' de la te-
sis: "...el menor criminal no debe ser castigado sino corregido y el
"El niño es esencialmente sensible. Vive casi exclusivamente
menor absuelto no debe ser abandonado sino instruido" (ibí-
para la pena y el placer, ignorante de su destino e incapaz de
dem:41). La separación de los mayores o la postulación de la educa-
efectuar en su conciencia nada que lo acerque a él o que lo ale-
je. Su razón es débil y su voluntad no es más que un capricho.
ción moral y religiosa, tal como prescribía el Código Penal en su
Mientras un estado tal subsista, es claro que la justicia huma- artículo 168, se tornaban, entonces, insuficientes. La corrección
na no tiene que desempeñar ningún rol. La inocencia del que se instala, en el discurso de Zubiaur, con un rasgo de modernidad
se encuentra en ese estado es un hecho que se impone y que científica, de espíritu sinceramente progresista (Pavarini, 1983:46),
prima sobre toda consideración: no hay libertad, no hay ra- pero, a su vez, supone una intervención más radical sobre la in-
zón: la imputabilidad desaparece" (ZuemuR, 1884:36). fancia en la medida en que, sin discutir las causas del delito infantil
convierte al menor en objeto de una corrección/educación dife-
La persistencia de un estado de inocencia no invalidaba, para rencial. La corrección de la infancia se postulaba, así, como una
el autor, la intervención correctiva, aunque sí la punitiva; esta úl- alternativa institucional surgida tanto de los cambios en el dere-
tima sólo se justificaba cuando la inocencia se perdía. La deter-
88 SANDRA CARLI CAPIMLO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 89

cho como vinculada con las nuevas ideas acerca de la educación. falta de educación y moralidad" (ibídem:51) y eran "un peligro
Señalaba Zubiaur: también para la sociedad". La necesidad social de combatir ese
peligro le permitía introducir la idea de "prevención del crimen
"La idea de corrección de la infancia por la sociedad es, pue-
por medio de la educación y la corrección de la infancia" (ibídem:
de decirse, una idea nueva pero que se ha convertido en la es-
53). La educación, entonces, en lugar de ser pensada como trans-
trella fija que marca un nuevo derrotero a la legislación penal
misión de cultura, era vista como control y prevención de un esta-
sobre los menores de edad Nació ella a la sombra del nuevo
do manifiesto o latente de peligrosidad infantil.
concepto sobre la idea de la educación, función privada pri-
El pedagogo entrerriano hacía un esfuerzo por introducir el
mero, que se acaparó enseguida la Iglesia y que es, en la ac-
tualidad, una función social que ningún gobierno ilustrado dispositivo institucional de la corrección en una genealogía edu-
puede eludir" (ZualituR, 1884:41). cativa. Zubiaur rescataba la figura de Pestalozzi como el primer
creador de un Instituto para Huérfanos (fundado en 1777 en Stanz),
El enunciado acerca de que esta idea nace "a la sombra" de la al que siguieron otras iniciativas inspiradas en él, como la Colo-
idea moderna de educación indica la labilidad de las fronteras nia de Mettray. Zubiaur fue traductor de la obra de Pestalozzi Como
entre escolaridad y minoridad, y entre instrucción y reeducación. educa Gertrudis a sus hijos.
La frase "nace a la sombra" indica que la idea también podría haber En la historia del derecho del menor, la visión de Zubiaur po-
nacido a la luz de la escolaridad que había sido un espacio de mayor dría situarse como un antecedente del movimiento de reformadores
inclusión. Nace a la sombra también porque la educación y su latinoamericanos que promovieron la sanción de una reforma le-
búsqueda de inclusión cultural también favoreció el conocimien- gal y que tuvo similitud con el caso norteamericano en el sentido
to de las diferencias entre los niños, tanto dentro como fuera de la de la combinación de actividades de caridad, asistencia y control
escuela. Para Zubiaur, la minoridad debía ser, como la escolaridad social (García Méndez, 1995:65-67). Zubiaur rescataba el caso de
pública, problema de Estado. En ello se diferenciaba la posición Estados Unidos porque allí se había producido una mayor experi-
de Zubiaur de las posiciones tradicionales de la beneficencia; la mentación al combinarse la iniciativa privada, el sentimiento filan-
minoridad debía quedar bajo la paternidad del Estado, ingresar en trópico y el posterior apoyo del gobierno. Sugería no condenar las
su genealogía (Legendre, 1987). Según Zubiaur, la idea de correc- colonias privadas, sino reglamentarlas y llamar a la colaboración
ción fue abonada por la criminología y la filantropía. La primera de la sociedad civil. Zubiaur rescataba como verdaderas casas de
impuso, según el autor, una reconsideración del criminal como "un corrección a los buques y batallones que incorporaban, en la épo-
ser enfermo, más susceptible de curación que de castigo" (ZumauR, ca, a menores y criticaba duramente las cárceles de las provincias,
1884:50). Con ese supuesto, la educación y la ciencia moderna consideradas como "pocilgas inmundas".
habrían suprimido el castigo del menor a cargo de la comunidad. El modelo institucional defendido por Zubiaur eran las colo-
La reforma del menor se sitúa, a su vez, en relación con la nueva nias o casas de refugio, organizadas en la época de acuerdo con
visión utilitarista que proponía convertir al menor en un "miem- los modelos de Boston, Nueva York y Filadelfia. Según el autor,
bro eficiente de la sociedad", argumento que justificaba la necesi- "no constituyen una prisión, sino una escuela donde se envía a los
dad de rediseñar las cárceles (Bentham). S :gún Pavarini, el saber menores, no para castigarlos, sino para educarlos" (ZumAuR, 1884:
sobre la penitenciaría, que da origen a la criminología, "será utili- 56). "La casa de refugio no es una escuela ni una prisión, es un
zado en el exterior de la penitenciaría para detectar potenciales término medio entre ambas" (ibídem:71). La defensa de esta su-
delincuentes" (Pavarini, 1983:39). puesta escuela-prisión partía de una argumentación respecto de
La categoría "menores" incluía a los niños huérfanos o aban- las diferencias entre los niños según su situación social. La reco-
donados. Zubiaur consideraba que estos últimos debían ser dis- mendación de crearlas no se correspondía con la necesidad. Tal
tinguidos de los delincuentes. Esta distinción sin embargo no anu- como él mismo sostenía, el dato según el cual en Buenos Aires
laba el diagnóstico sobre el destino común: Zubiaur señalaba que "15.000 individuos son menores de edad que viven en la miseria
los chicos abandonados estaban "lanzados en ese camino (el de la y que carecen de educación moral" (ibídem:96) era una cifra poco
delincuencia) por la ancha puerta de la miseria, del hambre, de la significativa. Sostenía Zubiaur:
90 SANDRA CARLI CAPÍTULO II: EL LUGAR DE LA NIÑEZ EN LA NUEVA SOCIEDAD 91

"...Nuestra naciente socialidad no se siente aún atrofiada por el época, la ciudad era visualizada por otros pedagogos de la época
canceroso estado que es lógico producto de la exuberancia de como un lugar de perdición para los menores, como un lugar de
población y escasez de medios para satisfacer las necesidades ficciones peligrosas (MERCANTE, 1897). Si bien Zubiaur exigía que
que son consiguientes, no por eso debemos dejar de reconoéer se hiciera justicia respecto de los huérfanos, resulta llamativa la
que el virus maléfico corre ya en nuestra sangre" (ibídem:96). identificación como menores corregibles por medio de la institu-
Al modo de la mirada positivista, el virus de la minoridad de- cionalización del amplio conjunto que abarcaban menores delin-
lincuente ya existía. La escasa gravedad del problema en el país y cuentes y abandonados y más aun la no integración de estos últi-
la propuesta de reforma se contradicen, a su vez, con uno de los mos en el circuito escolar.
sentidos que la cuestión criminal tuvo en otros países. La cues- Frente a la necesidad de prevención del crimen, Zubiaur creía
tión criminal se instaló, en algunos casos, como un intento de que tanto la familia como la escuela se hallaban limitadas. Consi-
"disciplinar la población fluctuante y excedente a través de la deraba a las familias "pobres y sin educación" causantes de la
beneficencia pública y del internamiento institucional" (Pavarini, criminalidad infantil porque abandonaban a los hijos ilegítimos y
1983:32). El carácter no excedente de la población infantil en la carecían de la capacidad de regeneración del niño. La escuela tam-
Argentina de ese entonces, y el hecho de que se reconociera la Ley poco estaba en condiciones de actuar sobre ellos a pesar del man-
de Patronato de 1919 como legislación pionera en el país indican dato de la época que postulaba que abrir escuelas era una manera
que, a pesar de la fuerza de la divulgación de la instrucción públi- de suprimir cárceles. Sostenía Zubiaur:
ca en el país, también fue notoria la estrategia de control social de "La enseñanza elemental, que está muy lejos aún de aprove-
los niños. En este aspecto, la obra de Zubiaur es paradigmática en char a la mitad de nuestros menores de edad, es un medio in-
la medida en que combina la mirada del educador con la mirada suficiente para realizar esta obra moralizadora porque, lo re-
jurídica, que apela a la necesidad del contri. petimos, si es cierto que todos deben ir a la escuela, no lo es
El tiempo de permanencia de los menores en las casas de co- menos que todos no pueden hacerlo, además que la obligación
rrección, que dependía de la decisión de los directores de las ca- de concurrir a ella cesa precisamente cuando la edad presen-
sas y no de los jueces, y que no podía extenderse mas allá de la ta mayores peligros.
mayoría de edad, fue una cuestión polémica. La defendida auto- Cierto es que la instrucción, la educación, más bien dicho, dis-
nomía de decisión de los directores respecto de las instancias le- minuye la criminalidad; pero no hay que hacer muchos cálcu-
gales no solo suponía disponer de la vida del menor, sino que acen- los alegres sobre las asombrosas propiedades de esta varita
tuaba la pérdida del poder de los padres o de sustitutos en el caso mágica, pues no basta desarrollar el cuerpo y la inteligencia y
de los huérfanos. Numerosas críticas se formularon sobre este preparar el alma para las luchas de la vi la, sino también que
punto. Zubiaur las impugnaba señalando quz el niño abandonado hay que dar los medios proporcionados para resistir con éxito
podía transformarse en criminal y, por ello, convenía separarlo. a las solicitaciones del mundo de peligros que rodean al hom-
Sostenía, además, que en las casas los niños no eran víctimas de bre en ese período crítico de la vida en que se rasga el velo de
persecución, sino que eran detenidos por "vía de precaución". Con la inocencia y las pasiones despiertanse avasalladoras en el
respecto al reconocimiento de la libertad de los directores, consi- alma y el deseo de satisfacerlas bulle desordenado en los co-
deraba que los jueces no estaban menos habilitados por ellos, y razones" (ZustAuR, 1884:91).
que los padres siempre contaban con el derecho de elevar sus que- La escuela se conceptuaba, entonces, como ineficaz para cons-
jas. Era defensor, más que de la sociedad civil, de la autoridad del truir una resistencia al delito en el niño e incapaz, a la vez, de
Estado. controlar las pasiones de los niños de la calle en tanto menores
El pedagogo no dejaba de considerar una injusticia la deten- cuasi adultos. Zubiaur sostenía que la necesidad de la reforma no
ción y el encierro de los huérfanos, pero participaba de la creencia se expresaba en deseos de la sociedad: por esa razón, debía ser la
según la cual el aumento de las casas de refugio podía disminuir ley la encargada de crear esa necesidad. El aumento de la pobla-
la potencial criminalidad del menor al sustraerlo de la calle; en la ción urbana y de la campaña era uno de los argumentos utilizados
92 SANDRA CARLI

para sostener la necesidad de la reforma, pero dejando en un lugar Capítulo III


marginal los datos acerca de la población real no escolarizada
(ibídem:96) que habría sido factible de incorporar al circuito de la Las tesis sobre la naturaleza
escolaridad común. El autor encontraba limitaciones en la tradi-
ción española y católica, que "excluye toda iniciativa particular"; humana del niño.
cuestionaba también a la Sociedad de Beneficencia por concen-
trarse en la atención de desvalidos, enfermos y huérfanos, y no en
Positivismo, krausopositivismo
los menores predelincuentes. y normalismo (1880-1930)
Si bien este discurso fue un avance respecto del discurso cató-
lico y oligárquico de la caridad hasta entonces hegemonizado por
la Sociedad de Beneficencia (1823), Zubiaur no logró optar por
forzar una mayor inclusión social del sistema educativo y su articu-
lación con otros espacios sociales, sino que se pronunció por una
promoción de la gestión civil de un ámbito institucional diferen-
ciado, desde el que el retorno al circuito escolar de los menores se El pdályismo arribó al Río de la Plata tardíamente con respecto
tornaría imposible. Defendía, sin embargo, las escuelas de artes y a Europa. En nuestrapals fue.nactuanafiado por unaimy ..an
oficios como uno de los "medios preventivos". Pensadas como una dokyjnaria muy importante (Biaginí, 1985:12). Distintos autores
nueva categoría dentro del plan general de instrucción, estas es- coinciden en situar 3 „grupos &influencias: Darwin, Confite,
cuelas eran una instancia intermedia entre la escuela común y las Szwer„,,Yires4enirtis_de- difusión: Iiiienos Aires, Paraná y La
casas de corrección, destinadas a "aquellos jóvenes que sin ser Plata. La ciencia quedó situada en eI centro de las preocupaciones
delincuentes, no haber sido absueltos, ni estar abandonados, care- hairérctuales, con un tono marcadamente biológico debido a la
cen de los medios de adquirir una educación conveniente y no generalizada influencia darwiniana en la Argentina (Soler, 1968).
pueden darse una profesión que les garantice una vida indepen- Según Soler, se pueden identificar tres modalidades del positivis-
diente" (ibídem:105). Las escuelas de artes y oficios, sin atacar el mo argentino: el ,azgo.stigiung sp,enceriano, el comtismo ortodoLo
delito, evitarían, según el pedagogo, la apertura de nuevas prisio- y el cientificismo, que sigue una orientación diferente de la eurnev
nes. Respecto de esta propuesta, reivindicaba la obra de M. Peyret, al-estanceinfal en "superar los cuadros filosóficos y sociológicos
la experiencia de la Asociación La Fraternidad, las iniciativas del daizenledang" (ibídem:35).En el pensktniento pecla~..fue-
Club Industrial. Defensor de la enseñanza práctica y experimental, ron, en cambio, lubtellus_de Ipepcgr las que permitieron margar
y de la educación industrial, pero fue, sin embargo, crítico del pro- daszadas4n torno al paradigma positivista de corte biológico.
yecto de la Escuela Intermedia de 1912 porque consideraba que El arribo del positivismo es interpretado de maneras diversas
no era conveniente una reforma de planes. En los últimos años de y polémicas. Alejandro Korn sostiene que, durante el siglo XIX,
su trayectoria pública, Zubiaur dirigió una Escuela en el Delta se produjo el pasaje de las versiones prepositivistas de los pros-
(1919), en la que puso en práctica sus ideas de educación integral. criptos a las versiones positivistas ortodoxas de las cátedras uni-
versitarias (1983), vinculando las raíces del positivismo anterior
a 1870 con su irrupción posterior. Según Korn, el positivismo
permitió el desplazamiento del romanticismo y su decadencia
comenzó a producirse en los años '20. Arturo Roi& discute ZSta
tesis cuando señala que las tendencias de corte romántico tuna:
.1.21 ronalgdecsit unamdelsigóXIy2
positivismo recién tuvo sus primeral,manifestaciones aisladas a
partir de la década del '70 (Roig, 1969:30). Sin embargo, por otra
94 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 95

parte, el mismo autor admite el año 1930 como fecha límite tanto gogos más destacados, se encuentran esfuerzos de diferenciación
PAra _91,p9sitivismo comq_pamlas-Ciitimarb, corrientes románticas y deslegitimación de las posiciones krausistas, demasiado volca-
supervivientes. aunque prefiere utilizar el término "espirtttrálismq" das a la libertad del niño, que provocaron un cierre del discurso a
y circiinscribir
, el "romanticismo sociailaia_ge.n~el '37. la renovación pedagógica y un encapsulamiento en el lugar de la
En el espiritualismo incluye al krausismo, que "prolongó [...] la tradición.
conciencia romántica argentina de modo ininterrumpido entre 1870 El discurso educativo krauso-positivista fue, en cambio, pun-
y 1930" (Roig, s/f:10). DAntro del movimiento espiritualista de la to de origen de una serie discursiva centrada en el niño, inauguran-
segunda mitad del siglo lIN,Roig ubica pensamientos tan diver- do una genealogía de la historia de la infancia divergente de la
soscómo el ecrecticism2cle cátedra, el pensamiento catolico de positivista. El descentramiento del problema de la escolaridad del
Estrada, el espirittiáliSmccléctico y el espiritualismo racionállia. lugar del maestro y el desplazamiento de la mirada hacia el niño y
— 1\TOs interesa destacar que tanto positivismo como espiritua- el alumno, combinados con la búsqueda de una democratización
lismo permearon los discursos emergentes del campo de la ins- política y social del orden conservador, posibilitaron la construc-
trucción pública. La instrucción primaria estatal constituyó un ción de un conjunto de articulaciones en el espacio de la renova-
espacio por excelendia de mezclas y articulaciones teóricas y filo- ción pedagógica, de la disidencia y de la experimentación.
sóficas muy diversas ordenadas por el mandato de escolarizar a La ciencia como elemento ordenador del discurso educativo
las nuevas generaciones. nlacIsitivismo, que según ciertas líneas de los pedagogos positivistas conllevó la ubicación de las multi-
historiográficas vertebró la fundación de la escuela, no fue en todo tudes infantiles en una cuadrícula que dejó afuera la posibilidad
caso el hti icadiscimse-edticative- fundador y hoesttiv-wexentode de la libertad infantil. Dominó entonces lo que Tedesco denomina
inatienc~iialism(Roig, 1969:34). El"krausismo" consti- una "argumentación conservadora" (1986:266), cuyas consecuen-
tuy.eunácle las tantas formas del espiritualismo típicosie esa época cias fueron la clausura de todo aquello que alterara la centralidad
y al lado del posiiivismo" (ibídem). Según Puiggrós, la 'etapa de adjudicada al método, que ya José María Torres había postulado
implantación del sistema educativo argentino estuvo permeada por con claridad, y el principio de autoridad del maestro. Si bien —tal
la fuerte pugna entre enunciados positivistas y krausistas (1990, como destaca Vezzetti— el positivismo fue un movimiento moder-
1991). Trabajos anteriores (Solari, 1972; Tedesco, 1982, 1986) nizador de ideas e instituciones integrado a una cruzada de secula-
habían relativizado el impacto del krausismo a partir de la sobreva- rización renovadora de las ideas y valores tradicionales (1988:-
loración política y teórica del positivismo. 12), sus rasgos conservadores se acentuaron en su conceptualiza-
En los discursos acerca de la infancia la pugna entre positivis- ción del niño.
mo y krausismo fue de notoria productividad pedagógica y operó En cambio, la presencia de elementos utópicos en el discurso
como una especie de juego de espejos, en el que se produjeron educativo de aquellos pedagogos cercanos al ecléctico espiritua-
diferencias respecto de las posiciones del niño en los procesos de lismo de la época —que Puiggrós (1990) ubica como parte de una
enseñanza-aprendizaje, y se construyó un conjunto de equivalen- tendencia "democrático-radicalizada"— pudieron articular una con-
cias. Laingria entre positivismo y krausismo se produjo a partir ciencia con no pocos rasgos románticos que produjo un descu-
detdebate acerca de la naturaleza humana del niño. 1.,&jzitc., brimiento del niño, relegando el método a un lugar subsidiario.
praación_pcsitivistá de la naturaleza salvaje del ¡liño se oponía a Se inauguraba, así, la posibilidad de un descentramiento del adul-
la jtez_ etaciensm,VsiStid¿l niño como un sujeto ligadq al_qr- to, imposible en la mirada positivista, cuyas consecuencias posi-
derdizínullainixlacide la naturaleza. bilitaron argumentaciones democratizadoras en todos los planos.
En el discurso educativo positivista, la visión sobre la infan- Juego de espejos o sistema de equivalencias en una primera
cia se configuró a partir de las tesis tomadas del modelo científi- etapa en la que ambos discursos fueron contemporáneos, será en
co-experimental, pero también a partir de argumentos emergentes la trama discursiva de la escuela nueva donde las diferencias res-
de la polémica con las tesis del pensamiento pedagógico krausista pecto de la infancia instaladas por el positivismo y el krausismo
de la época. En los discursos positivistas de algunos de los peda- den lugar a nuevas articulaciones.
96 SANDRA CARLI CAPÍTULO HL LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 97

El discurso educativo positivista del normalismo anterior al '80 en la que se formaron como maes-
acerca de la infancia tros. El principio articulador del discurso positivista sobre la en-
señanza, que se ubicaría en la sujeción y no en la libertad del niño,
en lugar de rearticular la memoria de sus aprendizajes como alum-
En relación con el positivismo, algunos autores consideran que
nos-maestros, instaló una brecha y optó por el paradigma positi-
el término "naturalismo" habría sido más feliz para designar este
vista para evitar la crítica y el conflicto, y para garantizar el orden
movimiento intelectual por el fuerte trasfondo biológico (Soler,
escolar.
1968:20). La apropiación vernácula de Comte y Spencer por par-
te de políticos, científicos y pedagogos se produjo en un escenario
de cambio económico y político en el que se estaba gestando una
nueva sociedad en franco crecimiento demográfico. Los positivis- Memorias de aprendizaje
tas no sólo inauguraron tradiciones de trab ijo científico, sino que de los maestros normalistas
intervinieron en la esfera política (Biagini, 1985:8) y en particu-
lar en la esfera político-educativa. En ese sentido, Vezzeti le ad- La conformación del discurso educativo positivista debe leer-
judica al positivismo una "disposición propiamente prescriptiva" se conjuntamente con la creación y la puesta en marcha delas
(1988:13). Escuelas Normales Nacionales. Algunas figuras emergen en uña
Si la escuela fue una de las creaciones por excelencia del libe- genealogía incompleta: entre otras, José María Torres, Alfredo
ralismo del siglo XIX, con el impulso de un complejo intelectual Ferreira, Rodolfo Senet, Víctor Mercante. El positivismo ejerció
como Sarmiento, que no puede ajustarse a las clasificaciones pre- un papel vertebrador en la conformación de la pedagogía nacional
cedentes sin perder fertilidad, el positivismo sobredeterminó bue- que acompañó la sedimentación de la cultura pedagógica norma-
na parte de las iniciales investigaciones y estudios pedagógicos lista. La Escuela del Paraná fue la primera escuela nacional de
de figuras como Víctor Mercante, Rodolfo Senet, Maximio Vic- maestros del país, sede de las polémicas pedagógicas fundadoras.

,
toria y Alfredo Ferreira, entre otros. Las investigaciones
, gicas imbuidas del paradigma positivista se tradujeron_teael aula,
Creada a iniciativa de Sarmiento en acuerdo con Urquiza, comen-
zó a funcionar en 1869.

1 en maneras de abordar y modelar a la niñez hija de la inmigración


I y de la población criolla.
En la trama del discurso educativo positivista la escuela devino
No nos interesa retomar aquí la historia de esta institución que
ha sido objeto de numerosos relatos históricos (FIGUEROA, 1934;
CHAVARRÍA, 1947; Uzin, 1979; Carli, 1995b; etc), pero sí, en cam-
en, laboratorio escolar, con el traslado al espacio educativo del bio, rescatar una figura especialmente paradigmática para expli-
arsenal te6-ria y la—tecnología positivista tomada de las ciencias car las articulaciones entre positivismo y educación y entre positi-
naturales, convirtiéndose el niño en un objeto de observación. Ese vismo y krausismo, y la configuración de los primeros discursos
tipo de mirada del niño, con reminiscenciasdefpan- óptico de educativos de corte positivista. Esa figura es Pedro Scalabrini
Bentham y la invención de una pedagogía capaz de de sujetarlo, (1849-1916). Designado en 1872 profesor de la Esc pe la, estuvo a
fueron posibles en tanto contemporáneas de la construcciónde/ su cargo la cátedra de Filosofía a través de la cual fue difusor del
que_rrtira: es decir, de la.construcción del maestro normal coi -no krausismo en una etapa inicial, y luego introductor del comtismo.
sujeto educador. Esto supone desplazarnos, primero, por el terri- Difusor de teorías y formador de generaciones de maestros, la
torio de la formación de los maestros en el que toma forma el ofi- memoria de sus clases nos permite adentramos en la configura-
cio de enseñar. ción del discurso docente en la Argentina.
El pasaje de los pedagogos positivistas de su experiencia de Pedro Scalabrini fue uno de los primeros profesores de aque-
alumnos de la escuela normal a la de maestros de la escuela públi- lla escuela y uno de los que dejó más huellas en los primeros egresa-
ca constituyó el pasaje entre dos épocas. Las tesis acerca de la dos. Según Bosch su divulgación del positivismo se produjo "in-
enseñanza presentes en algunas de las principales obras de los citando la curiosidad del alumno y estimulando el espíritu de in-
pedagogos positivistas indican el abandono de la trama romántica vestigación" (1994). Este es el tópico que nos interesa trabajar.
98 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 99

La "libertad interpretativa" de los alumnos, el rasgo distintivo de ubicaba a la libertad como cuestión nodal a partir de la recupe-
las clases de Scalabrini, acorde con la idea de "independencia ración de las ideas de Krause y Spencer.
aconsejada al maestro" (MERCANTE, 1917:81), dio lugar a versio- Recordando un debate entre alumnos, que era en realidad una
nes diversas de trabajo pedagógico, y favoreció en sus discípulos confrontación entre posiciones espiritualistas y materialistas, Mer-
la creación de pedagogías que incluyeron en forma diferente la cante señala que Scalabrini había evitado tomar partida en la con-
cuestión de la libertad del niño. tienda: "prefería incitar". Ello obedecía a la notoria valoración ilus-
Uno de ellos fue Víctor Mercante, destacado representante de trada del conocimiento, pero también al aún escaso diseño técni-
los pedagogos positivistas, quien ensayó un retrato del maestro en co de la profesión de enseñar, que el positivismo abonará más tar-
un artículo titulado "El educacionista Pedro Scalabrini" (ibídem). de. Según su discípulo, "Scalabrini perseguía en su cátedra, el
En una reconstrucción biográfica, ubicó las tres obras de Scala- propósito de formar al pensador" (ibídem:76). Sin embargo, se-
brini que marcaron las etapas de su trayectoria y que pueden ser gún Mercante, Scalabrini tenía también un "profundo horror a la
leídas en paralelo a las transformaciones filosóficas de la segunda crítica", hecho que podemos vincular por un lado con su adscrip-
mitad del siglo XIX. En 1875, Scalabrini publicó Derecho públi- ción al positivismo y, por otro, con el sesgo Jonstructivo de la tarea
co argentino. Según palabras de Mercante: "En él se advierte su de enseñar. Ello puede remitirse a la fuerte sacralización de las
espíritu liberal y sus ideales humanistas, bajo la influencia de instituciones en sociedades en proceso de secularización (Terán,
Krause". Cartas científicas, de 1887, resultó un "testimonio de su 0., 1986a:13), entre las que la escuela normal y la escuela pública
labor como naturalista y como educador...". Finalmente Materia- eran ámbitos privilegiados. En un relato autobiográfico titulado
lismo, darwinismo y positivismo, de 1889, de acuerdo con Mer- Los estudiantes, Mercante eligió la denominación "falanterio"
cante "resume, en verdad, la doctrina que divulgó desde su cáte- (nombre que se daba a las viviendas en las que algunos grupos
dra" (ibídem:73). anarquistas vivían en comunidad) para designar la casa en la cual
Esta compleja combinación de influencias diversas, que mar- habitó junto con otros compañeros de la Escuela Normal de Paraná;
caron en el maestro italiano el desplazamiento del krausismo ini- allí podía experimentarse la autogestión, y las diferencias entre
cial al comtismo, y dieron paso finalmente a la elaboración de una pares se articulaban en una experiencia de vida colectiva. La dis-
doctrina propia, fue recuperada por Mercante para el análisis del tancia con la experiencia en la propia escuela normal era notoria:
vínculo de Scalabrini con sus alumnos-maestros (así los categoriza- allí, otro orden los posicionaba como alumnos en una común su-
ba el entonces director de la escuela, José María Torres). El discí- jeción al rector o al profesor. Frente a la autoridad educativa no
pulo lo retrataba así: "Como naturalista creyó en Darwin; como eran simplemente diferentes, sino desiguales: el saber, su pose-
filósofo en Comte; como educador, en la libertad" (ibídem:76). sión o su carencia los inscribía como alumnos en un orden jerárqui-
Según Mercante, el estilo de Scalabrini se caracterizó por la libre co, que luego deberían reproducir cuando fueran maestros de es-
expresión de los alumnos-maestros: cuela lo que ensayaban en las escuelas de aplicación.
"[...1 nunca tuvo la cátedra profesor que respetara, más que Sin embargo, esta experiencia de liberta 1 parece haber sido una
con la discreción con la abstención, tanto el pensamiento isla en una institución en la que dominaba un rígido orden jerár-
adolescente..." (ibídem:73). quico. La libertad pedagógica de las clases de Scalabrini, recor-
"El verso dantesco fue la norma pedagógica de sus enseñan- dada en las memorias de Víctor Mercante, Carlos Vergara y tan-
zas, tan parcas como profundas. Por cierto, no todos sus alum- tos otros, interesa por su diversa rearticulación en los discursos
nos interpretaron este recogimiento que no era sino el culto a educativos de fines del siglo XIX de manera diversa. Favoreció la
la libertad, pero tuvo muchos discípulos" (ibídem:75). construcción de interpretaciones antagónicas acerca del proceso
de transmisión de la cultura y la producción de diferencias dentro
En el estilo pedagógico de Scalabrini, se pusieron en juego los
de la misma generación normalista. La memoria educativa de
límites teóricos del positivismo para su trasposición a la enseñanza,
Mercante, por ejemplo, sólo recuperó los rasgos conservadores
mientras que, en cambio, las articulaciones con el krauso-positi-
de un orden eficiente, mientras que, demasiado fiel a las argumen-
vismo se mostraron favorables en la medida en que esta corriente
taciones posivistas-darwinistas y comtianas, no rearticuló la liber-
100 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 101

tad en el aprendizaje. La memoria de la libertad en Carlos Vergara, sin las cosas no existe para el viajero sino un mar sin orillas, ni
referente más destacado del krausopositivismo y cuya obra anali- más barca para navegarlo que la que tiene la vela de su fantasía
zaremos luego, la libertad en las clases de Scalabrini devino en poética o religiosa" (MERCANTE, 1922:380), y agregaba: "La filo-
cambio en una cuestión nodal de su pedagogía. sofía positiva no es conservadora, revolucionaria, espiritualista ni
La ausencia o la subordinación de la libertad en el aprendizaje materialista; es sistemáticamente constructiva (...)" (ibídem:381).
en el discurso positivista denuncia la precaria relación entre libe- La tarea de construcción de una nueva sociedad abrevaba así
ralismo y positivismo. En el orden de la naturaleza, en tomo al en el positivismo como teoría explicativa y localizaba en la edu-
cual la ciencia social positivista debía ajustar sus instrumentos de cación la práctica social capaz de fundarla. De allí que el "horror
observación y análisis, la libertad no era un elemento constitutivo; a la crítica" que manifestaba Scalabrini tu viese un sentido, en la
por tanto, en el orden pedagógico creado, la enseñanza convertía medida en que la crítica impedía la fundación de ese nuevo orden
al niño en un objeto de observación del adulto-maestro disolvien- al poner en suspenso la productividad de la educación, que no podía
do su condición de sujeto. extenderse en cuestionamientos y dudas sin ver amenazada su ta-
rea específica. El positivismo se articulaba, así, con una pretendi-
da posición de neutralidad del maestro y con la necesidad de cons-
Ni crítica social ni violencia: trucción de la escuela, y sobre todo, con la eliminación del con-
el papel redentor de la educación flicto en el vínculo entre generaciones a partir de la afirmación de
la autoridad del educador.
A partir del anclaje de las nacientes disciplinas sociales en el Mercante recordaba que los flamantes maestros normales
paradigma positivista, se intentó saldar a través de explicaciones "...condenábamos la revolución y la guerra" y comentaba el im-
pacto que le había producido enterarse de que Comte condenaba
teóricas la escisión entre Estado y sociedad y entre autoridad del
poder y libertades civiles propias de la república conservadora, la Revolución Francesa. Su posterior comprensión de los "moti-
escisión que se manifestaba en la concentración de tierras en po- vos del filósofo" se enunciaban en el rechazo de la violencia: "Los
der de la oligarquía y en el cierre de las vías para la democrati- pueblos reivindican sus derechos y alcanzan sus aspiraciones con la
zación política. Podemos sostener que a través del discurso edu- educación. La escuela y el colegio engendran las fuerzas que elevan,
cativo positivista se pretendió entonces construir esa sociedad por abriendo caminos amplios para llegar a los ideales. Lo demás es la
otras vías, defendiendo el orden y la autoridad pero rechazando la solución trágica de una quimera" (ibídem:381).
Para-Mercante,elmaestro debía ser un pacifista encargado de
violencia. A través de la difusión de la escuela, del estudio del
construir otra sociedad política, introduciendo la mediación cul-
alumno y de las tecnologías didácticas creadas, los discursos edu-
cativos positivistas procedieron a suturar la diversidad cultural, tural y suturando sin violencia. A la vez, debía favorecer el proce-
la desigualdad social y la pluralidad ideológica constitutivas de la so de construcción de una nueva generación:
generación infantil. Ese ejercicio de sutura no sólo permitía ligar "Los educadores, respetando la evolución, ley suprema de la
lo diverso y desigual, sino que posibilitaba comenzar a tejer una creación, deben concentrar sus esfuerzos de pensadores, filán-
nueva trama cultural. En ella, la homogeneización de la infancia tropos y trabajadores, a fin de modificar lentamente los edu-
escolarizada a partir de un dispositivo teórico legitimado científi- candos para que sean en un provenir más o menos lejano, se-
camente quitaba significación histórica a la ausencia de libertad y gún las circunstancias, más buenos, más inteligentes, y más
a las injusticias sociales. activos que nosotros, sus maestros o padres" (ibídem:385).
En otro texto sobre Scalabrini, titulado "Scalabrini y el comtis- En el rechazo de la guerra coincidía con José Ingenieros (1877-
mo", Mercante despliega el ingreso del positivismo a la educación 1925), sociólogo y psiquiatra cuya trayectoria permite adentramos
y la centralidad del paradigma científico en las explicaciones so- en el desarrollo científico y político del país. En sus ideas expre-
ciales: "No desconocemos, nos decía el profesor, la necesidad de sadas en la etapa que va de 1889 a 1911, el cambio social era vi-
una solución a las cuestiones del principio y fin de las cosas. Pero sualizado como "un sendero de transformaciones pacíficas" (Terán,
102 SANDRA CARLI CAPÍTULO 111: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 103

O., 1986b:29) hacia el capitalismo, revalorizado después de su escuelas en la Provincia de San Juan donde en 1891 sentó las ba-
etapa libertaria de la primera juventud. El Ingenieros "positivista" ses del primer laboratorio de psicofisiología experimental, su paso
reconocía el valor de la guerra en la historia de la humanidad, en 1894 por la Provincia de Buenos Aires como director de la
entendida como triunfo de la civilización a través del ejercicio de Escuela Normal de Mercedes, designado por el entonces Minis-
la violencia y como "fuerza protectora contra la barbarie" (Inge- tro Dr. Zapata, y su actuación en la Universidad de La Plata, con-
nieros, en ibídem:126). Pero la modernidad impónía para Ingenie- vocado por Joaquín V. González en 1906 para ocupar el cargo de
ros nuevas expresiones de lucha, que "de violenta y brutal se trans- director de la Sección Pedagógica. Ese mismo año llevó adelante
formaba en pacífica e intelectual": el "Seminario Pedagógico" por el que transitaron numerosos es-
"Suprimida la miseria y garantizada una instrucción integral, tudiantes de pedagogía.
determinada cualitativa y cuantitativamente por la capacidad El recorrido de su trayectoria profesional y de su obra escrita
de cada individuo, la lucha por la vida asumirá formas supe- permite observar la configuración de un discurso acerca de la in-
riores, y dará de una manera efectiva, y no nominal como ac- fancia cuyo principio articulador fue la concepción del niño como
tualmente, el triunfo a los más aptos" (ibídem:130). salvaje y la invención de un dispositivo pedagógico capaz de di-
solver ese status primitivo.
"Los pueblos grandes son los que tienen más escuelas y menos Su obra La educación del niño y su instrucción (Escuela Cientí-
cuarteles, más maestros y menos soldadas; los que fomentan
fica) (MERCANTE, 1897), escrita y publicada mientras era director
la ciencia y combaten el fanatismo; los que odian el sable y
de la Escuela Normal de Mercedes, constituye la primera pieza de
aman el trabajo" (ibídem:136).
una serie que culminaría con La Paidología. Estudio del alumno
Las coincidencias entre Mercante e ,Ingenieros no son pocas. (1927). Su obra La educación del niño y su instrucción. Escuela
El segundo calificaba al primero como representante de la psico- Científica despliega su concepción del niño, diseñada en el clima
logía pedagógica en el país y de destacado prestigio mundial (IN- de divulgación científica del positivismo y de confrontación con
GENIEROS, 1988:56). Ambos trabajaron en la Universidad de la Pla- las tesis espiritualistas en el espacio pedagógico. Tres años antes
ta, el primero fundó la Sección de Pedagogía y el segundo creó había reemplazado como director de la Escuela Normal de Mer-
los Archivos de Medicina Legal, Criminología y Psiquiatría. Para cedes a Carlos Vergara, expulsado tras una acusación de "instiga-
ambos, la difusión de la escolaridad permitía dejar atrás la violen- ción al desorden" y cuya obra analizaremos luego. En sus memo-
cia, y la educación científica era garantía de un orden social más rias, Mercante recordó aquel episodio señalando que "había reci-
justo, aunque menos libre. bido una escuela anarquizada...", lamentando la pérdida de maes-
tros dotados y adjudicando la expulsión de Vergara al "resultado
de una mala crítica" (Forgione, 1949:432).
Víctor Mercante y el niño como pequeño salvaje Sin embargo, las argumentaciones destinadas a diferenciar su
visión de la de su antecesor fueron el rasgo sustantivo de una obra
VíctorMercante (1870-1934) ocupa en la historia de la edu- que se convirtió en texto de pedagogía para maestros, hecho que
cación argentina un lugar preponderante. Como pedagogo tuvo un sintetiza su legitimidad y la emergencia de un autor. Premiada con
notable reconocimiento internacional. No son pocas las memorias el laurel de oro en el Concurso Pedagógico de Concordia de 1893
que mitifican su trayectoria dentro del normalismo fundador de la por los jurados Bartolomé Mitre y Vedia, J. Alfredo Ferreira y
instrucción pública. Sin embargo, el análisis detenido de su obra Federico Tobal, fue recomendada como texto de Pedagogía para
ha permitido también ubicarlo como uno de los referentes prin- los alumnos que cursaban el 1° y 2° año de las escuelas normales.
cipales de la corriente normalizadora (Puiggrós, 1990) que se ca- En sus memorias, Mercante evaluó aquella obra como una inten-
racterizó por favorecer una creciente ritualización y rigidez del ción de 'Escuela Renovada' o 'Escuela del trabajo' cuya coinci-
sistema escolar. dencia después de 30 años me asombra. 7'arece que Ferriere se
Nos interesa destacar su condición de egresado de la Escuela hubiese inspirado en ella (MERCANTE, 1944:189). Con esta afirma-
Normal del Paraná, su trabajo realizado como director general de
104 SANDRA CARLI CAPíTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 105

ción Mercante intentaba establecer una línea de filiación entre su lla sociedad primitiva cuyos vestigios han llegado hasta noso-
texto y el emergente movimiento escolanovista. tros" (ibídem:158).
La visión del niño como pequeño salvaje que el texto despliega Pero, por otra parte, el niño fue analizado por Mercante desde
se relacionaba con la lectura de ciertas fuentes teóricas de la tradi- su condición de alumno y, en este sentido, los rasgos individuales
ción positivista y criminalista de:la época: Comte, Lombroso, Le fueron resignificados solo en tanto se expresaban en un grupo
Bon, Binet, etc. La tesis del estado primitivo de la infancia estaba escolar. De allí que las investigaciones pedagógicas tomaran como
articulada con la tesis de la época acerca del paralelismo de la objeto a esa masa heterogénea de alumnos leída como combina-
evolución filogenética y ontogenética, la común sucesión de fa- ción de datos de la herencia y efectos del medio, edad y sexo, ten-
ses de la humanidad en el individuo que posibilitaba tomar como dencias innatas y adquiridas. La peligr • sidad .de( niño se poten-
objeto "al género humano desde la cuna..." (MERCANTE, 1897:20). ciaba. en el grupo escolar, al cual el pedagogo se refiere como una
Según el autor, la educación debía seguir el orden de la natu- "turba estudiantil que suele manifestarse unida, exigente y ame-
raleía partiendo de la primera fase de la humanidad. En esta línea nazadora", asimilable a las masas de obreros que reclamaban demo-
se combinaban las referencias a Pestalozzi, que postulaba seguir cratización y mejoras sociales en la época. En los estudios positi-
el orden de la naturaleza y no del asunto, y a Comte, que señalaba vistas de la época, la masa era sugestionable y estaba siempre en
que la educación del niño debía seguir en su modo y orden la mis- peligro de desbordes. Su manifestación en el espacio escolar reque-
ma marcha que ha seguido la humanidad considerada históricamen- ría la conducción y vigilancia de un maestro con oficio. En las
te. Al sostener el paralelismo entre la evolución individual del niño aulas, el niño salvaje descripto por Mercante protagonizaba moti-
y la de la especie, se reconocían las tendencias no sociales de la nes, se sugestionaba o contagiaba de las inconductas de sus pares
infancia como punto de partida: "El niño es un ser egoísta por y se distraía fácilmente.
excelencia" (ibídem:153). La inscripción del niño en el orden de A partir de esta asociación estrecha entre estado primitivo de
la naturaleza suponía, según Mercante, admitir la primacía de los la infancia y masa escolar, los fenómenos de las tribus y en un senti-
instintos infantiles. Sostenía lo siguiente respecto del niño: do más amplio los fenómenos de los grupos fueron analizados
como un insumo explicativo de la dinámica escolar. En la mirada
"Es un pequeño salvaje, con todas las cualidades de la humani-
de Mercante la unidad de medida no era el individuo sino el gru-
dad primitiva, cualidades que modifica a medida que crece y
llega al estado de adulto, pero en grado muy variable, según po infantil o grupo escolar. La división espontánea de los niños
el sino hereditario que traiga y la acción externa que sopor- en grupos en el espacio de la escuela era motivo para la indaga-
te" (ibídem:148). ción de las psicologías colectivas. El grupo escolar se tornaba
objeto de investigación. Señalaba Mercante que "...esta autono-
Según Mercante, el predominio de la actividad instintiva y mía de los grupos nadie osaría violarla. Las causas de estos he-
sentimental en el niño, lo convertía en un sujeto potencialmente chos son, sin duda, complejas. Investigarlas importaría despejar
peligroso para la sociedad a no ser que operara el efecto del me- incógnitas en el obscuro campo de la educación" (ibídem:157). Este
dio. La locura moral y el delito se perfilaban, entonces, como si- autor estudió la vinculación entre la sociedad escolar como "huma-
tuaciones posibles para el niño definido como un "hombre sin nidad microscópica" y los fenómenos de kis colectividades en el
sentido moral". Esta definición provenía del médico y criminalista campo de la política, indagados en la época por Lombroso y Sighle-
italiano Cesare Lombroso, quien sostenía la visión del criminal le. Y si la multitud era el objeto temido por los sociólogos posi-
como un ser enfermo. Mercante sostenía que el niño estaba "Ex- tivistas de la época, ese temor se reeditaba in la mirada pedagógi-
puesto en su inconsciencia (no en su inocencia) a muchas faltas...". ca sobre el niño. Mercante sostenía:
Heredero de la sociedad primitiva, el niño repite los vestigios del
"El niño es involuntariamente imitador y reproduce en este
atraso. En palabras de Mercante:
caso, un hecho universal; si por una parte este hecho puede
"En el niño reviven los siglos pasados. Y ¡cuántos siglos! Es aprovecharse para educarlo, por o:ra, es peligroso y debe te- )(--
curioso ver en ese organismo débil, de exagerada imaginación, mérselo" (ibídem:159).
amante de lo inverosímil y de las ficciones, la imagen de aque-
106 SANDRA CARLI CAPITULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 107

Dos enunciados se articulan, entonces, con la tesis acerca del Sostenía Mercante:
salvajismo infantil: la reubicación del niño én la multitud, y el fe-
"En la escuela, también la turba estudiantil suele manifestar-
nómeno de la repetición. Si a partir del primero Mercante lograba se unida, exigente y amenazadora, dominada por un solo pen-
ligar experiencia social con experiencia escolar, el segundo remi- samiento y sujeta a las mismas leyes naturales que mueven las
tía a la especificidad del proceso educativo, y se tomaba en piedra impulsiones de los individuos: luchar contra ella, oponiendo
de toque de su visión educativa. la fuerza a la fuerza, exaltaría los elementos y el germen de la
En los trabajos sociológicos sobre las "multitudes", se había rebelión no desaparecería aún después de disgregadas, lindan-
sostenido que era un factor central la carencia de educación e ins- do en cualquier circunstancia posible" (MERCANTE, 1897: 232).
trucción. Según Vezzetti, en los comienzos de la psicología, la
"Toda situación psicológica tiende a propagarse en los indivi-
psicología social dejó su marca (1988:19), y ello fue funcional al
duos, irradiando sobre los grupos hasta dominar y establecer
creciente interés por los fenómenos de la sociedad inmigratoria y
la unidad en la masa; es lo que podríamos llamar el equilibrio
por la cuestión de las multitudes.
pasional. Pero si alguna resistencia se c9one, se produce in-
José María Ramos Mejía (1842-1914) caracterizó el fenóme-
mediatamente la lucha. La multitud tiene un alma como cual-
no de la multitud en Las multitudes argentinas (1899). El autor le quier persona y estasujeta- alas mismas leyes" (ibídem:233 ).
adjudicaba varios rasgos a éste fenómeno: entre otros, que la mul-
titud se constituía a partir de un proceso de "abdicación de la Pero si el motín estudiantil resultaba una manifestación más
personalidad consciente" luego de lo cual se pasaba a un estado orgánica, una "multitud política" en el lenguaje de Ramos Mejía,
en el que "los sentimientos y las ideas de todos tienden a ponerse la sugestión también originaba en las aulas fenómenos de rebel-
en un mismo nivel y diapasón". El producto final era la conforma- día espontáneos. Describía Mercante:
ción de un "alma de la multitud", que consideraba "relativamente "En una clase, basta que un niño golpee el pavimento con el
provisional". Otros rasgos eran la común organización mental que taco del botín, de una manera suave, continua y rítmica, lo que
agrupaba a los individuos y el proceso de "acomodación psíqui- se llama pan francés, para que a los pocos segundos le siga
ca" que sufrían por los efectos del contagio y la sugestión. La otro en el mismo movimiento, más tarde otro y otro, la clase
conformación de la multitud, según Ramos Mejía, se asentaba, a entera, si el maestro no interviene. Estos hechos llegan a produ-
su vez, en la ausencia de civilización. El nombre de la multitud cirse sin que paren en ello más de tres o cuatro niños" (ibí-
"no raciocina, siente", y sus manifestaciones se expresan a través dem:15).
de los cuerpos, no a través de la razón.
Sostenía Ramos Mejía que "el verdadero hombre de la multi-
tud ha sido, entre nosotros, el individuo humilde, de conciencia Maldad infantil y sugestión pedagógica
cívica, de inteligencia vaga y poco aguda. de sistema nervioso
relativamente rudimentario e ineducado, que percibe con el senti- A partir de esta lectura de las manifestaciones colectivas infan-
miento, que piensa con el corazón, y a veces con el vientre: en suma tiles, notoriamente influída por la crimonología y la tematización
el hombre cuya mentalidad superior evoluciona lentamente, que- de las multitudes, Mercante construyó una teoría de la enseñanza.
dando reducida su vida cerebral a las facultades sensitivas" (RA- Criticaba las penitencias y sanciones como medios disciplinarios
MOS MEJÍA, 1974:31). Los rasgos del hombre de la multitud seña- y consideraba que en los que casos en que así se respondía a las
lados por Ramos Mejía se aseméráVán á-ÍOS dl infante caracteri- manifestaciones de multitud, "la escuela ejercita una venganza y
zado por Mercante, aunque este último era más moldeable por los deja de llenar su misión que es la de dirigir las inteligencias". En
adultos. La multitud se expresaba también en las aulas. Mercante, este sentido avanzaba en la distinción entre castigo y disciplina,
que reconocía el valor de los estudios sociológicos sobre las mu- considerando esta aíltima como un vínculo que se instaura a la
chedumbres para la pedagogía, utilizó ese ángulo de lectura para manera de Foucault ( ,Vigilar y Castigar, 1987:141). La violencia
'

interpretar las manifestaciones educativas de los niños. corporal no sólo era considerada injusta, sino también poco efi-
caz pedagógicamente.
108 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 109

A partir de esta crítica al ejercicio .ciala vinlencialísica rque se para ello la sugestión era una herramienta propicia. La v_al
articulaba con la idea del maestro pacifista y ordenador, Mercante ción - •e ' la ca acidad educativ_ladjudicadáTa esta téc
ancló su estrategia pedagógica en la sugestión. La sugestión ha- nica se, asentaba en, un rec_onocirniento 1 niño _como un_gdeto
bía estado presente en el discurso de José María Torres y era una moldeablepor excelencia, concepció que remite a la idea de
de las prácticas reconocidas de la época por su capacidad de con- docilidad estudiada por Foucault ( 7:40). La herencia primiti-
trol de los sujetos en sociedades modernas. El maestro debía ac- va, cuyo depositario era el niño ebía ser combatida logrando su
tuar a través de la sugestión y recurrir a la mirada, el gesto, el ceño, adaptación al medio, más pr isamente "h adaptación de las fa-
el silenen); se, suponía que así se actuaba por la atracción de la cultades al medio en que ac an" (MERCANTE, 1897:9). Sin embar-
enseñanza y no por la represión. Esta modalidad permitía dar for- go, era necesario controlar os errores de una adaptación exagera
ma a una metodología de enseñanza y del control que se suponía da. Sostenía Mereinte:
efectiva. Sostenía el pedagogo:
"La facilidad en la infancia tiene importánasimovalor, por-
"A un niño que pega a sus condiscípulos difícilmente se le co- que permite amoldar la mente a los adelantos diariosdéttreten,
rrige con amonestaciones. Pero una mirada enérgica, en el cia.Debnusrgdciaopnulrsitema
momento en que su puño va a caer sobre las espaldas de la erróneos, dejando obrar los hechos y las propias opiniones, antes
víctima, suele detenerle inmediatamente, si es que el profesor que las extrañas; no se quiera formar espejos" (ibídem:9).
le inspira respeto y significa esa autoridad que se reconoce por
No clonar niños a partir del modelo del maestro parecía ser el
instinto" (MERCANTE, 1897:15).
argumento: la producción de diferencias entre los niños, el con-
Mercante tenía conocimiento de los d ',bates y las polémicas trol de la opinión y la fidelidad a los hechos científicos daban así
existentes en torno a la hipnosis, la histeria 'y la sugestión a cargo orden al vínculo entre maestros y alumnos. Retomando a Binet,
de Charcot y Bernheim, Janet y Grasset, y de otros, restringidas a Mercante alertaba acerca de los riesgos de a_ u(omatización que
ámbitos académicos (Vezzetti, 1988:14). Años más tarde, Inge- suponía implementar prácticas regUlares de sugestión en niños
nieros, apoyándose en las investigaciones europeas, marcaba la normales. La recomendaba, en cambio, para los niños denomina-
"distinción entre la doctrina de la sugestión pura que debe reem- dos "viciosos". Sostenía, en este sentido:
plazar a la de la sugestión hipnótica" (Ingenieros, 1904, en Vezzetti,
"Es vulgar el dicho de que los niños son reflejo del maestro;
1988:103). En la obra de Mercante la sugestión tenía dos senti- en otros términos, vale decir que la acción sugestiva del últi-
dos. Por un lado, era un concepto explicativo de las conductas mo obra en los alumnos, que llegan por este camino al auto-
psicológicas en la medida en que se postulaba como "la causa matismo..." (MERCANTE, 1897:15).
primera de todas las manifestaciones de nuestra psiquis" (MER-
CANTE, 1897:11); por otro, se postulaba como una tecnología pe-
Más allá de la prevención contra el automatismo, la aplicación
dagógica a ser aplicada tanto por los padres como por el maestro. de la sugestión otorgaba fundamento científico a la disciplina
Ello puede vincularse con la circunstancia señalada por Vezzetti convalidando la autoridad del maestro; por ejemplo el autor seña-
respecto de que el recurso a la psicología se relacionó con "la emer- laba que "la obediencia es el 0.17ezio una sugestión exitosa y el
gencia de la cuestión metodológica" (1988.20), cuestión clave en poder de sugerir se basa en llautoridad" (ibídem:18). En este sen-
el discurso escolar. tic1O-JaTálinea- de argumentación se- afianza con la definición de
Según el pedagogo, "estagestiónpormal bien reglamentada sugestión que más tarde formuló Ingenieros como "presión moral
puede evidentemente favoreceriireplírnir los efectos de la heren- que una persona ejerce sobre otros" y "presión [que] quiere decir
_0_111(MEacArrrE, 1897:13). Su uso en educación partía del reconoci- violencia" (1904, en Vezzetti, 1988:104). Según Mercante, el de-
miento de que la vida intelectual no era más que "el balance de signio Último denla sugestión era convencer al niño &que eraTa¡li
sugestiones recíprocas" (ibídem:14). La educación tenía por meta de obrar el bien e incapaz del Tal. El discursócieptífim se subor-
combatir las manifestaciones individuales resistentes a la ada -p- dinaba, asíral-disour-scun—ola- 1. Mercante consideraba que "el mil -
tación y favorecer las que respondían a las exigencias del -medio, está en el fundamento mismo del organismo social" (MERCANTE,
110 SANDRA CARLI
CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 11 I

1897:35) y que el niño _taate-stsjet,c,fatimitizo erapotencialmente chazar la libertad infantil. Sostenía, en cambio, "Proclamamos la
I ihertad_pero len" (MERCANTE, 1897:38).
En el can
,rndel_psiconanálisis,_autores como Millot sostie- Mercante consideraba que la necesidad de un orden previo, es
nen que en Freud había también un reconocimiento de la existencia decir, de una serie de estados artificiales en los que el niño desa-
del "mal en el nuí6 lo _que permite vincular al padre del psicga-
rrollara sus facultades según los principios pestalozzianos, lo hace
nálisis con lospedag oses tradicionales, distanciándolo de-los optar en cambio por la idea de independencia. Sostenía lo siguiente:
seguidores de Rousseau y de la "nueva pedagogía" (1993:34). "Enemigos de la libertad absoluta, admitimos como se ve la rela-
Desde allí podría sostenerse que Mercante y Freudcompartían al tiva que asegura al educando independencia, dentro de la verdad
menos esta tesis polémica y a la vez más realista, pero considera- o los hechos dudosos, es decir, fuera del error" (ibídem:30). Esta
da científica, sobre la naturaleza infantil. Cifali aduce que la idea imposición de límites a lalihertad infantil no significaba optar por
de una educación psicoanalítica se planteada como fin el "domi- una estrategia represiva, sitió "dirigir: es nuestra escuela, la es-
nio de las pulsiones" (1992:55). cuela científica" (ibídem:30). La tarea del pedagogo en una escuela
ordenada científicamente era una tarea de auscultación. Sostenía
Mercante:
El niño en estados preestablecidos
"En el niño libre, dentro de estados preestablecidos, se verifi-
y las críticas a Tolstoi can multitud de fenómenos que el pedagogo experto, cuidado-
samente aprovecha utilizándolos como elementos que deberán
La conceptualización del niño como,pequeño salvaje y como servir de base a su inteligente dirección" (ibídem:30).
miembro de un grupo escolar, y la postulacón de una pedagogía
Los fenómenos que había que aprovechar eran, entre otros, las
anclada en la sugestión, son conste :idas en- el discurso-de-Mer-
preguntas de los niños que podían convertirse en temas de verda-
cante articulando tesis positivistas, pero también a _partir de una
deras lecciones, pero que, para Mercante "no bastan para indicar
operación de .diferenciación-respecto la_expériencia educativa
todos los conocimientos que [el niño] puede admitir" (ibídem:31).
de leilstoi, ✓n 1859, el conde ruso León Tolstoi, undaéra-más
En este aspecto polemizaba con Carlos Vergara, que partía de las
grandes novelistas del siglo XIX, abrió en su finca de Yasnaya
preguntas de los alumnos para la organización de las lecciones y"
Poliana, su pueblo natal, una escuela para los hijos de sus campe-
de los contenidos de la enseñanza. Sin desechar la centralidad de
sinos, en la que la preocupación por no imponer la autoridad de
la actividad espontanea del niño postulada por Spencer, Mercante
los adultos llevó a favorecer la instrucción rechazando toda forma
consideraba que era la independencia del niño y su autoeducación
de educación a partir del principio de "no intervención" como
los objetivos del proceso educativo. En ello coincidía con las ideas
supremo ideal moral y religioso (Abbagnano y Visalberghi, 1993:
de José María Torres. Recuperaba, entonces, el orden de Pestalozzi
655).
y rechazaba a Tolstoi para quien el principio de libertad infantil
Mercante consideraba la experiencia de T_olstoi como la de una
era el punto de partida. Sostenía Mercante:
escuela
, anarquizada —según Abbagnano y Visalberghi la orien-
tac de Tolstoi se descalificaba en la época con el mote de "anar- "El niño debe disponer de medios para desarrollar la aptitud
quismo pedagógico"— dominada por la idea de que la libertad del que más le agrade y por la que sienta más predisposición. Un
niño era inviolable. Según Mercante, Tolstoi entregaba al niño en maestro se encargara de mostrar el camino que le permita rea-
brazos de la naturaleza para que lo forme, con lo que se alejaba de lizar facilmente su propósito" (ibídem:42).
las leyes científicas. El autor confrontaba esta escuela anarquiza- Mercante distinguía "el maestro de verdad" del "aventurero".
da con el modelo de "escuela científica", que es precisamente el El verdadero debía sostener el principio de autoridad hasta el punto
subtítulo elegido para acompañar el título del libro La Educación que Mercante reclamaba la "dogmatizacióilde la autoridad pater-
del niño y su instrucción. La postulación de la existencia del mal na". La falta de respeto era conceptuada como anarquía y la ley
y del predominio del instinto en el niño condujo a Mercante a re- como la responsable de imponer el sometimiento a la autoridad.
-
CAPÍTULO 111: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA 1 UMANA DEL NIÑO 113
112 SANDRA CARLI

Años más tarde Julio del Moreno valorizó aquellos estudios


Mercante deslizaba, así, una fuerte crítica a Vergara, aunque sin de la masa escolar que debían fundamentar una nueva metodolo-
nombrarlo. La existencia de la maldad infantil impedía que la li- gía didáctica. El niño estudiado por Mercante era concreto, "no el
bertad del niño fuera un principio pedagógico. Sostenía Mercante: párvulo hipotético de Juan Jacobo; no el hijito de Tiedmann ni de
"Alguien partidario de la escuela tolstoyana sostiene que la au- Lopbisch; no los niñitos de Preyer o de Pérez que, estudiados a
toridad del maestro no debe existir y que la libertad del alum- base de introspección, se les hace pensar, sentir y obrar como pien-
no debe llegar hasta imponerse a quienes debe respetar por san, sienten y obran los adultos" (Moreno, J. del C., 1935:11). En
su edad, saber y experiencia; esto fuera muy bueno si el niño 1927, Mercante trazó la historia de ese campo de saberes ubican-
en vez de représentar en sus manifestaciones las primeras eta- do la obra inaugural de Preyer El alma del niño, y la importancia
pas humanas, reprodujera las más avanzadas del mundo ¿l'al de los estudios criminológicos italianos y psicofísicos alemanes,
lizado. Mas, dejadle sólo y pún protegido contra las reaccio- así como los estudios con fines didácticos desarrollados a partir
nes naturales y veréis cómo sus instintos maléficos acrecen y de 1900.
se vigorizan" (ibídem: 177). Tal como señala Vezzetti, la tradición experimental va a esta-
Elrectazo_delalibertad infautilhas~,mgumento de la blecer desde sus comienzos, una relación de preferencia con el
maldad del niño, autorizaba- la -ibtefeención adulta-sobre, el uni- ámbito educativo (1988:23). Los estudios paidológicos desarro-
verso infantil. La producción de diferencias no debía partir de las llados por Mercante fueron un ejemplo paradigmático de esa rela-
manifestaciones libres de los alumnos, sino que debía ser el resul- ción. Tomaban como centro los fenómeno- mentales con el obje-
tado de la construcción científica de tipologías. Según Mercante, tivo de "comprobar en esa gran masa que constituye una escuela,
los efectos diversos en cada individuo del medio y de la herencia, diferencias por edad, diferencias por sexo, diferencias por cursos,
puestos en juego en el estado de plasticidad y de moldeabilidad diferencias por enseñanza, diferencias por tipos" (MERCANTE, 1927:
de la infancia, debían ser traducidos en -cla.sificaciones';que se 11). La psicoestadística era el instrumento que permitía conside-
tornaron un esquema explicativo y ordenador de la niñez. rar al grupo clasificado y no al sujeto aislado, lo que para Mercan-
te tenía un importante interés didáctico. Sus investigaciones de-
sarrolladas en la Universidad de la Plata, que habían comenzado
Paidología o el estudio del alumno cuando era director de escuelas en la provincia de San Juan, se
caracterizaron por el estudio metódico de la población escolar con
Si, según Mercante, la herencia era concebida como "una fuerza lo que llamaría el "intelectómetro de la masa escolar" (ibídem:13).
transmisora tan potente" (MERCANTE, 1927:46) dotando al niño de Desechaba los instrumentos costosos como el cronoscopio y el
una primera naturaleza, la escuela debía construir una segunda na- acúmetro, y consideraba que, en las investigaciones paidológicas,
turaleza culturalque favoreciera la adaptación del niño a la socie- "basta el segundo, el minuto y la hora como unidades de tiempo,
dad. Para ello era necesario el "estudio del niño" como sustrato y los ayudantes para anotar cifras, cuando la experiencia exige más
desde el cual se pudiera diseñar una adecuada acción escolar. La de una persona" (ibídem:53). Utilizaba el test, el cronógrafo, el
"paidología" o "estudio del alumno" fue el saber desarrollado en cartón impreso y el reloj casero.
las primeras décadas del siglo XX bajo la égida del positivismo Se percibe una continuidad entre aquellas primeras tesis sobre
pensado como una ciencia de base de la pedagogía. En 1897 Mer- el estado salvaje y maligno del niño y sus conclusiones de la dé-
cante lo definió como "un nuevo campo de investigación" (ibídem:- cada del '20. Mercante siguió sosteniendo la capacidad transmi-
163) que debía contar con un gabinete de estudios peológicos. La sora de la herencia para volver a destacar la importancia de la llama-
paidología, estudio del alumno, obra que constituyó una introduc- da "ficha o boletín biográfico" (diseñada por él en 1893) como
ción a los trabajos que tradujeron los resultados de sus investiga- instrumento para rastrear los "antecedentes de familia" y las ca-
ciones en distintas áreas, cierra así el arco inaugurado por La educa- racterísticas individuales. La llamada anamnesis, para la cual re-
ción del niño y su instrucción en 1897. curre a Freud y a Lombroso ubicados en una misma línea, era va-
lorizada por su papel importante en la patología. "De ahí que com-
114 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 115

prenderemos al niño, en primer término; a través de sus descen- maestro y las investigaciones de corte piscoestadístico eran un
dientes y de su raza" (ibídem:47). Sin embargo, si bien el niño era insumo básico para la planificación de la enseñanza. En este as-
estudiado en el gabinete con una tecnología precisa, en 1898 Mer- pecto, Mercante coincidía con un contemporáneo suyo, el peda-
cante había señalado que sus tendencias morales debían ser estu- gogo Rodolfo Senet (1872-1938), con el que compartió distintos
diadas en todo momento: "la oportunidad se presenta en los re- espacios de trabajo. Nacido en la Provincia de Buenos Aires,
creos, en la calle, en cualquier parte donde se observe sin que el egresado de la Escuela Normal de Profesores de Buenos Aires,
niño se aperciba" (MERCANTE, 1897:165). Esta mirada panóptica Senet fue secretario y profesor de la Escuela Normal de Mercedes
o mirada de inspección había caracterizado los primeros tiempos en la que cultivó la amistad con Mercante y de quien fue colega
de la instrucción pública: "...hoy es necesario vigilar; no la vigilan- en La Plata. Ocupó distintos cargos directivos en escuelas norma-
cia a gritos, ni castigos, ni malos cazos; debe bastar la presencia les y fue director de instrucción pública nombrado por el ministro
para evitar las faltas..." (ibídem:177). S aavedra Lamas.
La experiencia escolar desafiaba al maestro a encontrarse con Senet concebía la psicología como una disciplina que debía ser
lo que Mercante definía como "una colección infusa de mucha- auxiliada por las ciencias biológicas y naturales e "influenciada
chos de toda calaña". Argumentaba que el estudio del alumno era por las ciencias morales, las cuales debe conocer el educador"
necesario, entre otros objetivos, para adquirir procedimientos efi- (SENET, 1918:42). Es decir, el conocimiento de las manifestacio-
caces que previnieran sus "propensiones malignas" (ibídem:161). nes psíquicas del individuo no estaba exento de una mirada mo-
La solución pedagógica, entonces, no era simplemente la distribu- ral, en la medida en que el educado]: debía no sólo estimular las
ción en grados atendiendo al criterio de la instrucción que los alum- aptitudes infantiles sino también "disciplinarlas" (ibídem, 1918:42).
nos hubieran alcanzado, práctica habitual que Mercante conside- Este pedagogo fundamentó la importancia de la vinculación
raba como propia de una "ceguera antropológica" (ibídem:164), entre psicología y pedagogía forzando la tesis acerca del parale-
sino la formación de pequeños grupos semejantes en su natura- lismo filo y ontogenético en la evolución psíquica individual: en
leza física y en sus manifestaciones intelectuales y morales para lo que respecta al niño las diversas manifestaciones psíquicas infan-
determinar, desde allí, un mismo tratamiento educativo. Diferen- tiles eran pensadas como objeto de un "estudio de la historia abre-
ciar los tipos (el incorregible y habitual, de' ocasional; el enfermo viada de la especie humana que se realiza en el individuo" (SENET,
moral, del sano, el insensible, el sentimental) recogiendo los apor- 1905:285). Cuestiones diversas como la imaginación infantil, el
tes clasificatorios de Lombroso y de Lesshaft era la táctica ade- lenguaje infantil, el "vagabundaje" infantil, el período belicoso,
cuada para "privar a la sociedad escolar de un elemento dañoso y etc., formaron parte, entonces, de una agenda temática arquetípi-
después corregirlo y curarlo si es posible" (ibídem:170). ca del positivismo.
Aquel espíritu de vigilancia se vería atenuado ante la divulga- Senet dio forma de disciplina a la psicología infantil. La ca-
ción del psicoanálisis y las ideas de la escuela nueva. Sin embar- racterizó como un conjunto de saberes con fronteras precisas y
go, seguiría presente en el pensamiento de Mercante una matriz describió su arqueología en el Prefacio al lit ro Elementos de psico-
conservadora para interpretar los procesos de renovación pedagó- logía infantil publicado en 1911. Definiendo la educación como
gica que comenzaban a impugnar en forma creciente la tradición ámbito de aplicación inmediata de la psicología infantil, recono-
positivista. cía múltiples aportes, entre otros, los de la escuela experimental
(Sully, Compayre, Binet, etc.), las ir vestigaciones de psicología
pedagógica (Schiller y Ziehen), los métodos de estudio sobre la
Rodolfo Senet y la psicología infantil fatiga (Sluys, Rouma, Lombroso, etc.), las investigaciones sobre
lo fronterizo y lo normal (Boubier y Lemaitre), los estudios espe-
Uno de los rasgos más importantes de la obra de Mercante fue ciales (Claparede), las publicaciones sobre psicología normal y
la estrecha articulación planteada entre pedadogía y psicología. patológica de Ingenieros, las aplicaciones de Mercante y los insti-
Mercante consideraba que el psicólogo debía ser un auxiliar del tutos de estudios especiales de Joaquín V. González.
116 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 117

En este sentido Senet diferenció la psicilogía infantil de la del la escuela en laboratorio, tarea que compartió con Mercante. Co-
adulto. La primera, como rama de las ciencias biológicas, debía incidimos con Puiggrós en observar que, mientras Mercante to-
aportar bases ontogenéticas para los educadores, "enseñándonos maba como objeto la masa infantil, Senet se centró en el indivi-
lo que la ontogenia nos revela a la filogenia" (SENET, 1988:122). duo (1990:128). Sin embargo, este autor consideraba que las mani-
En este sentido la aplicación de la evolución histórica a la ense- festaciones particulares y singulares del individuo eran cuantitati-
ñanza de las ciencias y en general a la educación intelectual, se vamente más significativas en el espacio de la escuela, hecho que
entendía como "la reproducción de la filogenia en la ontogenia garantizaba resultados más confiables en una investigación. Sos-
psíquica" (SENET, 1918:6). La modernidad de la pedagogía radi- tenía Senet:
caba según el pedagogo no en un retorno a la pedagogía clásica
"El laboratorio de la psicología experimental no puede ha-
sino en la importancia de "conocer más al niño" (ibídem:7). Para
blarnos con la elocuencia de un aula con cuarenta alumnos,
ello era necesario instalar una ley científica que eliminara la pre- mientras se escojan métodos accesibles y apropiados. No es
sunción de uniformidad de la infancia. Señalaba el autor: en realidad un niño determinado al que debemos conocer; son
"Al niño se le ha juzgado con un criterio poético y sentimen- los niños, es la colectividad infantil la que nos interesa. Nece-
tal, ajeno por completo a toda noción científica. Es así como, sitamos conclusiones aplicables a la generalidad, y, para con-
midiéndolos con igual cartabón, se ha llegado a legislar para seguirlas, es menester investigar en el mayor número posible
todos con una unilateralidad abrumadora, trazando caminos de sujetos, lo que hoy por hoy solo puede conseguir la escue-
únicos en una cuestión tan delicada y de tan trascendental im- la" (Senet, 1911, en Vezzetti, 1988:126).
portancia para la vida de la colectividades, como es la educa- "El laboratorio de psicología infantil, el amplio y trascendental
ción de sus elementos constitutivos" (Seret, 1911, en Vezzetti, laboratorio, es la escuela" (ibídem: 122).
1988:124).
La educación era conceptuada por Senet como el "medio de
Sin embargo, precisaba dos conjuntos de limitaciones para la desviar y aun neutralizar taras patológicas así como para contra-
aplicación de la psicología a la educación: en primer lugar el ex- rrestar una adaptación social perniciosa" (ibídem:124). Si la pato-
cesivo centramiento en la educación intelectual y, en segundo lu- logía remitía, en un nivel, a la herencia de los padres, el medio era
gar, el hecho de que las teorías criminológicas modernas se circuns- el ámbito en el cual aquella podía reproducirse o desviarse. Para
cribieran al problema de la anormalidad (ibídem:123) y de la de- el autor la escuela era como un cuerpo enfermo, el lugar que se
lincuencia infantil. La instalación de un criterio científico para el debía "corregir combatiendo sencillamente los síntomas" (ibídem:
estudio del niño suponía la necesaria indagación de las causas de 124). Este énfasis en la acción conectiva de la educación partía
la conducta infantil y, en particular, de los sentimientos infanti- de una visión del niño como un sujeto limitado por naturaleza, filo-
les, que era el terreno en el cual Senet admitía una carencia de genéticamente, y tensado hacia lo patológico.
investigaciones. Señalaba Senet: Un ejemplo de la modalidad de análisis de las manifestaciones
"Los estudios sobre la educación de los sentimientos del niño, psíquicas infantiles que podían alcanzar un grado patológico, es
mientras no se funden en el conocimiento de la psicología nor- el referido al denominado "período belicoso", propio de la edad
mal y patológica, adolecerán siempre de los inconvenientes y entre los 9 y los 12 o 13 años, y considerado como el de mayor
errores inherentes a las teorizaciones o especulaciones puras. complejidad psíquica en cuanto al paralelismo filo y ontogenético
No se podrá corregir a un niño racionalmente, es decir, no se (SENET, 1905). La belicosidad tenía una manifestación externa pre-
podrá establecer su cura psíquica, hasta que no se conozca la cisa, un origen: "Con el uso de los puños debuta el período belico-
etiología de su conducta" (ibídem:126). so" (ibídem:290). La equivalencia entre los pueblos primitivos y
La indagación de las causas implicaba la producción de un la niñez se expresaba, según el autor, de manera contundente en
dispositivo de observación de la conducta infantil, que oscilaba esta etapa. Para ello Senet recuperaba la tesis de la criminología
entre el laboratorio psicológico experimental y la conversión de de Lombroso y Ferrero, quienes "colocan al niño al mismo nivel
que el salvaje" (ibídem:290).
118 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 119

Si en la primera y la segunda infancia, en coincidencia con "Lo que falta en el niño es contralor; dispone de menor núme-
Mercante, el niño se caracterizaba por sus instintos egoístas, en la ro de elementos (imágenes) que el adulto, pero no estando sus
juventud, el tránsito por el período belicoso le permitía distinguir circuítos definidos para la asociación hacen que puede aso-
entre tipos psicológicos individuales: los estacionados (compadres, ciar y asocie imágenes imposibles en el te,-reno de los hechos"
delatores, aduladores y difamadores) y los patológicos (impulsivos (ibídem:293).
mórbidos y neurópatas). Las conductas belicosas de los niños eran Tanto la asociación de los niños con autores célebres en los
explicadas a partir del argumento del paralelismo filo y ontogené- que postulaba la persistencia de característ_cas "infantiles", como
tico. Sostenía Senet que "los niños como los pueblos salvajes tie- la calificación de "exhuberante" a la imaginación dominada por
nen el más prOfundo respeto por el valiente" (ibídem:292). El pe- "alucinaciones sensoriales" —fenómeno excepcional según Senet-
ríodo belicoso se localizaba, entonces, como un "intermediario suponían una interpretación de la fantasía como producto del ex-
entre la época en que prima el instinto nutritivo y el período genési- ceso, y no de la elaboración o la creación. La explicación recurría
co" (ibídem:295). a una argumentación neuro-psíquica pero también filogenética
Pero el tema en el que Senet fuerza al máximo la apropiación cuando postulaba que "el niño, como los pueblos primitivos y
de las tesis positivistas para la explicación de la psicología del niño salvajes, atribuye animación y vida a todo lo que provoca percep-
es el que se refiere a la imaginación infantil. Así como el análisis ciones cuya procedencia o explicación ignora..." (ibídem:303).
del período belicoso le permite interpretar las conductas infanti- Esta percepción infantil más intensa se adjudicaba tanto a
les a partir de sus rasgos de violencia e irracionalidad, los mismos disposiciones del niño como a intervenciones de los adultos. Las
rasgos se reeditan para la productividad de la fantasía infantil. intervenciones de los adultos generaban, a juicio del autor, una "in-
Frente a ambos fenómenos se pretende que la educación convier- vención novelesca" acentuada por los perniciosos relatos de per-
ta al niño salvaje en un alumno racional y civilizado. Ese tránsito sonas de servicio que abundaban en "inverosimilitudes". Senet
no es considerado natural, sino una acción desarrollada por el cuestionaba los cuentos para niños porque dejaban disparates como
maestro mediante una estrategia de corrección y control dotada de sedimentos. De acuerdo con la educativa de la época, al niño nun-
conocimientos. ca debía inculcársele errores y menos aún "a sabiendas" (ibídem:
Senet criticaba el control y la inhibición de la imaginación 306). Su concepción de la lectura, entonces, era que debía poseer
infantil ejercida a través de la didáctica. Sin embargo, discutía la "una dosis educativa y otra instructiva", 1 . una clara diferencia-
opinión según la cual el niño tenía más imaginación que el adulto. ción entre la mentira y la verdad. La ficción era, entonces, consi-
Partía, en cambio, de la tesis según la cual "...el niño es, no solo derada como un discurso peligroso para el niño. Esta tesis coin-
cualitativa, sino iambien cuantitativamente inferior al adulto..." cidía con los juicios críticos de Mercante acerca del cinemató-
(SENET, 1913:292). No se podía sostener, entonces, una equiva- grafo. Mercante consideraba que el cine debía ser aprovechado
lencia entre imaginación adulta y fantasía infantil. Senet señalaba pedagógicamente, era necesario evitar que el niño tomara con-
que "siendo la imaginación una aptitud elaborativa, no puede carac- tacto con sus productos más ficcionales, ya fueran los géneros
terizar a la infancia donde predominan las adquisitivas" (ibídem: policiales, ya los románticos (MERCANTE, 1918).
292). La inferioridad del niño se traducía en su caracterización En Senet, los rasgos de la infancia se modularon desde una
como "imaginativo disperso". Su imaginación no era metódica ni argumentación pedagógica positivista cuyo principio articulador
disciplinada ni sistematizada, poseía un menor stock de imagenes era el conocimiento psicológico del niño, sin embargo la psico-
y llevaba a cabo asociaciones incoherentes. Esta caracterización logía infantil no estaba exenta de consideraciones morales. La
de la imaginación infantil eliminaba, así, .as distinciones positi- estrecha articulación entre psicología y moral en los discursos
vas de la infancia respecto de la adultez en lo relativo a la riqueza educativos de corte positivista fue funcional a una visión de la
y ausencia de represión y las ubicaba, en todo caso, como objeto sociedad como una "organización social «normalizada» atenida
de control. Senet sostenía: a la moral del productivismo y respetuosa de los poderes exis-
tentes" (Terán, 0., 1986a:23). Los pedagogos centraban en el ho-
120 SANDRA CARLI
CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 121

gar la educación moral de la infancia que abarcaba la educación


Si la articulación positivista entre psicología y educación ins-
de los sentimientos, los consejos y lo:; medios correctivos; en este
taló el análisis de las diferencias entre los niños a partir de la
sentido Senet cuestionaba los hogares en los que la falta de infle-
centralidad del estudio de los efectos del medio y de la herencia,
xibilidad de los padres provocaba el libertinaje adolescente, y
en el plano del discurso moral lo que estaba presente en el discur-
Mercante postulaba la necesidad de una mayor dogmatización de
so de Bunge era la producción de distinciones entendidas como
la autoridad paterna. Sin embargo, la pedagogía del ejemplo in-
formas de absolutización de las diferencias (Bourdieu, 1984a:55).
vadió también la escuela y aunque se consideraba que la tarea cen-
No existían soló variaciones antropométricas, sino niños con con-
tral de esta institución era la educación intelectual del niño, la mi-
rada crítica de los padres inmigrantes dio lugar a una presencia diciones morales distintas según su origen social.
notoria de enunciados moralizantes en el discurso escolar.
Dentro del positivismo, Carlos Octavio Bunge (1875-1918) fue
portavoz de un discurso cada vez más asociado a la moral, que El discurso educativo krauso-positivista
impugnaba las tendencias utilitarias desde una creciente nostalgia acerca de la infancia
del pasado. Abogado y profesor, fue comisionado por el ministro
de Instrucción pública, Osvaldo Magnasco, para estudiar la orga- En los estudios acerca del espiritualismo en la Argentina, se
nización de los institutos pedagógicos en nuropa. Su Informe de polemiza respecto de los orígenes filosóficos de la conformación
1901 fue reeditado en tres, volúmenes bajo el título La Educación de esta corriente. Obviado en algunas visiones historiográficas o
con prólogo de Miguel de Unamuno. Bunge utilizó las fuentes del desarticulado respecto de sus vinculaciones con el positivismo, el
evolucionismo de Darwin como herramientas teóricas para esbo- espiritualismo ha sido una corriente difícil de situar en la historia
zar su tesis acerca de la naturaleza psíquica de la sociedad (Cár- filosófica y científica de nuestro país. Así como el positivismo ha
denas y Paya, 1985:521), tesis que permeó su Informe. Más tarde, sido reconocido como la ideología que hegemonizó la construc-
en Nuestra América (1903), Bunge realizó un verdadero ensayo ción de las naciones latinoamericanas (Terán, O., 1986a) y que abo-
de psicología social y de sociología, en el cual tematizó las carac- nó en la Argentina el proyecto político y cultural de la República
terísticas de las razas de América Latina retomando muchas de las Conservadora, el espiritualismo se suele describir como un pensa-
potulaciones esbozadas en La Educación. miento de escasa organicidad y difícil de alinear desde el punto
En esta obra el autor focalizó la importancia de la educación de vista ideológico y político.
del carácter infantil, tema caro a su pensamiento. El carácter o la Sin embargo, su influencia en el campo educativo ha sido
idiosincracia nacional era un tópico propio del positivismo y ha- importante en la medida en que ha favorecido la producción de
bía dado forma a una ciencia del carácter o etología siguiendo la discursos educativos democratizadores de la instrucción pública
tesis de que cada pueblo, raza o nación revela una estructura men- (Puiggrós, 1991). El mismo escenario de la Escuela Normal de
tal y anímica particular (Biagini, 1985:22-26) pero, en Bunge, su Paraná en el que los pedagogos positivistas localizaron el origen
interés obedecía a la prioridad del análisis de la naturaleza psíqui- mítico de sus perfiles intelectuales fue sede genética de trayecto-
ca y moral de la población nativa. Esta propuesta educativa se sinte- rias de pedagogos como Carlos Vergara o de Sara Eccleston. En
tizaba en las cuatro virtudes de la ética greco-cristiana: la verdad, la biografía del primero se encuentran huellas de la figura del
la modestia, el trabajo y el carácter. La mirada psicológica del niño, maestro Pedro Scalabrini, difusor del positivismo comtiano, pero
que había dado lugar a argumentaciones acerca de la combinación primer introductor de las lecturas de Krause que hicieron mella
entre factores hereditarios y factores ambientales en la modula- en la formación de los pedagogos espiritualistas. Según Alfredo
ción del sujeto individual, adquirió rasgos conservadores al ser Ferreira sus enseñanzas fueron origen de la etapa krausista de la
retomada en el plano de la moral y, en particular, el de las virtu- didáctica en la Escuela Normal de Paraná, sucesora de la etapa
des. El elemento común que articuló el análisis psicológico y las norteamericana pero antecesora del positivismo didáctico (Roig,
postulaciones morales fue la sujeción del niño y la desconfianza 1973:12).
respecto de la libertad infantil.
122 SANDRA CARLI 1 CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 123

El significante "espiritualismo" convoca varios referentes. directores de escuela o inspectores. Figuras que se caracterizaron por
Desde el punto de vista filosófico remite a Karl Krause, y una lec- encabezar un debate en tomo al mejoramiento y la democratización
tura de la circulación de este pensamiento en Argentina nos refie- de la estructura del naciente sistema escolar.
re a la figura de Scalabrini, pero también a la de Hipólito Yrigo- La trayectoria biográfica y educativa de Vergara, pedagogo
yen, quien adhirió a sus ideas. Según Álvarez Lázaro, la concep- mendocino nacido en 1959, y su ideario pedagógico han sido anali-
ción pedagógica de Krause se caracterizó por la combinación de zados en distintas obras (FRANCO, 1932; Tedesco, 1986; Puiggrós,
una filosofía panteísta y de una filosofía masónica; Krause reivin- 1990; Terigi, 1991). De esta trayectoria nos interesa retomar algu-
dicaba la figura y el estilo pedagógico de Pestalozzi y existía una nos acontecimientos específicos. En primer lugar, su ingreso a la
notoria afinidad entre sus ideas y las de Froebel, su discípulo, en Escuela Normal de Paraná en 1875 con una beca nacional. En ese
lo relativo a la educación universal de los niños (Álvarez Lázaro, momento, la escuela era dirigida por George Stearns, profesor
1989:117). Pero el significante "espiritualismo" convoca también norteamericano contratado por Sarmiento. Vergara fue discípulo
a escritores como León Tolstoi. Estas figuras son claves en toda del maestro italiano Pedro Scalabrini, sobre el cual escribió frag-
historiografía sobre la infancia. mentos elogiosos destacando en particular el valor de su didác-
Nuestra hipótesis es que en la trama de los discursos educati- tica. Cuando egresó de la escuela, era director Jose María Torres,
vos de corte krauso-positivista de maestros y pedagogos norma- en cuyo "Informe" de 1879 Vergara figuró como uno de los cua-
listas se construyó una interpretación de la naturaleza infantil que tro maestros sobresalientes, perfilándose como representante de
polemizó abiertamente con el paradigma positivista. El punto nodal una corriente; entre 1878 y 1880 fue catedrático. "Será después el
fue la valorización de la libertad infantil. Desde el punto de vista pedagogo de la libertad, el precursor de la escuela nueva en la Repú-
científico, se operó una recuperación de la teoría de Spencer en blica Argentina" señala Forgione (1949:288), con cuya caracteriza-
detrimento de los postulados comtianos. La combinación de ideas ción han acordado también otros historiadores (Roig, 1969; Te-
de Spencer y Krause pero también de Rousseau, Parker, Pestalozzi desco, 1986).
y Froebel se tradujo en un discurso de notoria productividad peda- El segundo acontecimiento se refiere a la creación y dirección
gógica. A diferencia del discurso educativo positivista que cons- de la Escuela Normal de Mercedes, en la que se desempeñó entre
truyó su interpretación del fenómeno educativo desde el arsenal 1887 y 1890. Luego de ser destituido del cargo de Inspector de la
teórico de la ciencias naturales y condujo a posiciones conserva- Capital que ejercía desde 1885, por sus críticas al Consejo Nacio-
doras respecto del niño, en este tipo de discursos las tesis acerca nal de Educación fue confinado como inspector a Santiago del
de la bondad de la naturaleza y de la libertad del niño favorecieron Estero. Ante esa situación, fue convocado para el cargo de direc-
una perspectiva de democratización de la relación entre adultos y tor por el entrerriano José Zubiaur, con quien había fundado junto
niños. a Sarsfield, la revista La Educación. La experiencia fue sumamente
polémica. Allí se puso en juego una pedagogía disidente respecto
de la didáctica positivista. Su tarea al frente del establecimiento
Carlos Vergara y la autoeducación del niño duró apenas tres años y finalizó abruptamente cuando el CNE le
envió un comisionado para investigar y controlar su acción; Ver-
Uno de los pedagogos más singulares que ha intervenido en la gara se negó a renunciar, fue destituido y exonerado por decreto
del 3 de junio de 1890. Muchos profesores renunciaron en solida-
producción de un discurso educativo de corte krausista-espiri-
tualista ha sido Carlos N. Vergara (1859-1929). Su participación ridad con él y lo sucedió el emblemático Víctor Mercante en el
activa en los acontecimientos educativos de fines del siglo XIX y cargo de director.
primeras décadas del XX permiten inscribirlo en la corriente demo- Sobre la experiencia de Mercedes son diversas las evalua-
crático-radicalizada (Puiggrós, 1990:43) que, sin estar articulada ciones, desde las que destacan sus rasgos r. iás radicalizados "Co-
a una fuerza política, tuvo entre sus filas a figuras con actuación mienzan las llamadas locuras de Mercedes", señala Pedro Fran-
en el interior del sistema educativo oficial en calidad de maestros, co, autor de numerosos libros de texto (FRANCO, 1932:52) que asi-
124 SANDRA CARLI CAPITULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA. HUMANA DEL NIÑO 125

mila esta escuela a la de Pestalozzi en Stanz, hasta las que limitan expansión del sistema escolar, al normalismo y a la hegemonía de
el valor y los alcances de la experiencia por falta de rigor, por la didáctica positivista.
desfase respecto de su tiempo o por anticientíficidad (Solari, 1972; Un texto sintetiza esta mirada del niño: el titulado "Gobierno
Tedesco, 1986). Carlos Vergara reseñó más tarde la tarea encara- propio escolar" fue uno de los capítulos de su obra Revolución
da en aquella escuela señalando que "el concepto general que tra- Pacífica (1911a), más tarde, ampliado y divulgado en forma de
té de aplicar fue propender a que los alumnos sé educaran por sí folleto (1911b). En dicho texto, Vergara se perfilaba como repre-
mismos, y a que fueran a la práctica del bien, actuando en socie- sentante de un movimiento o corriente de opinión en la que ocu-
dad" (VERGARA, 1911a:53). La experiencia resulta paradigmática paba a la vez el lugar de vocero y de experimentador, y que había
no sólo por su dimensión polémica para la época, sino también comenzado en Mendoza con una serie de artículos titulados "La
porque inauguró la producción de una serie de discursos educati- libertad y la educación" y publicados en 1884. Esta práctica sería
vos acerca de la infancia que la tomaron como referencia. El mo- llevada luego a Mercedes (VERGARA, 1911a:685).
vimiento de la escuela nueva, cuyas producciones se desplegaron A diferencia de los pedagogos positivistas que modernizaron
en la Argentina entre 1910 y 1945, ubicó en la experiencia de el discurso escolar pero fortalecieron la ritualización escolar y el
Vergara su origen mítico nacional, su primer representante o pre- control disciplinario del niño, los escritos de Vergara impugna-
cursor. Así como el movimiento de la escuela nueva en el nivel ron abiertamente las condiciones político-pedagógicas de la en-
mundial construyó una genealogía que le permitió recuperar a J. señanza que se estaban cristalizando en el nuevo sistema denun-
J. Rousseau, Giovanni Pestalozzi y Fiedrich Froebel como precur- ciando sus efectos nocivos sobre la niñez. Vergara denostaba las
sores de una nueva visión del niño, en la Argentina fue Vergara prácticas de enseñanza de su época acusándolas de "entregar la
quien ocupó ese mítico lugar. suerte de la niñez y de la juventud a manos ineptas" y de utilizar
Como señalamos al analizar el discurso de Víctor Mercante, métodos "viejos/deprimentes/corruptores" (VERGARA, 1911 b:3-4).
un verdadero juego de espejos se produjo entre el discurso del La ineficacia de los métodos empleados en el desarrollo del siste-
pedagogo positivista y el de Carlos Vergara. El primero configu- ma educativo desde la sanción de la Ley 1420 era para Vergara la
ró su obra pedagógica más emblemática cuando sucedió a Vergara causa del aumento del analfabetismo verificado en el censo
en el cargo de director de la Escuela de Mercedes. Muchos de los (VERGARA, 1911a:672). Este diagnóstico sobre la ineficacia de la

enunciados de su discurso educativo pueden tomarse como indi- instrucción pública no se asentaba solamente en los datos cen-
cadores de la polémica existente en la época. Esta hipótesis atra- sales, sino también en la constatación de que "...nuestras escue-
vesará nuestro análisis como forma de contrastar el discurso de las y colegios no educan", afirmación que condujo a Vergara a
Vergara acerca de la infancia con el positivismo hegemónico. la postulación de la necesidad de una reforma en plena etapa de
conformación y expansión centralizada del sistema escolar.
El principio articulador de su propuesta de reforma radicaba
en el gobierno propio escolar, que suponía otra posición del niño
Opresión de la enseñanza y libertad infantil en la trama pedagógica "tomando como base a la espontaneidad y
el gobierno propio del niño" (ibídem:673). En la idea de gobierno
Teniendo en cuenta la obra escrita y la trayectoria profesional propio escolar, estaba presente la calificación de las prácticas de
de Carlos Vergara es posible sostener la configuración de un dis- enseñanza como "prácticas de opresión" del niño. Señalaba Ver-
curso acerca de la infancia caracterizado por una nueva interpre- gara:
tación de la naturaleza infantil, cuyos rasgos más destacados son
"Hoy los niños en las escuelas y los jóvenes en los colegios y
la valorización de la espontaneidad del niño, el reconocimiento
universidades están oprimidos; quienes propaguen sistemas
de su tendencia al bien y el estímulo a la autonomía infantil en el basados en la libertad del alumno serán sus redentores y se
espacio escolar. Vergara adjudicaba a las prácticas educativas vi- cubrirán de gloria" (191 1 b:4).
gentes en su época un carácter opresor de la naturaleza infantil.
Ello inscribe su discurso en una perspectiva crítica frente a la
126 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 127

La opresión ejercida en las prácticas educativas radicaba, se- A diferencia de la vigilancia obsesiva propugnada para el
gún Vergara, en el hecho de desviar las inclinaciones de la natu- maestro en el discurso pedagógico positivista, para Vergara la disci-
raleza infantil a través de la enseñanza, con el efecto final de que plina debía estar basada en la ausencia de vigilancia adulta y en la
"la juventud se vea obligada a ocuparse de lo que más contraría autonomía del niño. Señalaba, en este sentido, que "la disciplina
sus nobles impulsos". Cuando el autor se refería a los impulsos debe dirigirse a que los alumnos se conduzcan bien, sin que los
infantiles consideraba que ellos debían determinar "lo que debe vigilen, ya sea en los patios o en las aulas" (191 1 b:5). No solo
hacerse en las escuelas" (ibídem:111), afirmación en la que se ve- impugnaba el uso de castigos corporales, sino que también recha-
rifican las huellas de Rousseau. Recordemos que el filósofo gine- zaba el sentido de observación panóptica que la disciplina escolar
brino sostenía en Emilio que la educación Jebía partir de la natu- había instalado, en absoluto antagonismo con Mercante. Mientras,
raleza y de los impulsos infantiles. Coincidimos con Tedesco en para Mercante, el uso de una mirada de control permanente tenía
que Vergara se ubica, en este sentido, en un determinismo natural por objeto evitar las "manifestaciones criminales" del niño-alum-
absoluto (1986:271). no, para Vergara, en cambio, era la opresión escolar y adulta la
Sin embargo, las tesis de Vergara, que se alejaban del Sar- que creaba las condiciones para la supuesta criminalidad. En abierta
miento prepositivista y anticipaban el ideario escolanovista, alu- crítica al uso de la sugestión pedagógica, la opresión era entendi-
dían a una concepción de la naturaleza infantil con consecuencias da como una forma de sujeción que se ponía en juego cuando "el
políticas para la enseñanza. Mientras que en el discurso positivis- pensar y el obrar" se producía bajo la influencia de otra voluntad
ta, el control y la vigilancia del niño tenían por objeto alterar/des- a partir de una "sumisión incondicional".
viar/coartar los instintos negativos tomados como indicadores de La disposición a la criminalidad no era un emergente de la
su condición de ser primitivo, en el discurso de Vergara los im- naturaleza infantil, sino de las condiciones de la enseñanza. Por
pulsos debían ser en cambio resignificados en cuanto motor del ello, Vergara calificaba a la escuela de entonces como "escuela de
proceso de aprendizaje porque eran parte de una naturaleza in- criminales" (ibídem:12); denominación que recuerda la que Mar-
fantil ccnsiderwia buena y orientada hacia el bien. tín Fierro hacía de los fortines de la época. Para el pedagogo, los
La opresión adulto-niño y maestro-alumno formaba parte de instintos no conducían indefectiblemente al crimen, sino que eran
un sistema global de opresiones que afectaban, según Vergara, la concebidos como impulsos que debían ser canalizados a partir de
relación entre estado y pueblo, nación y provincias y aun la rela- condiciones beneficiosas del ambiente. Esta reconsideración del
ción entre América Latina y los países europeos. Esta dimensión valor de los instintos junto con la defensa de la libertad y de la
política de la opresión permite relativiza - la posición de deter- autonomía infantil favorecían una modificación de la relación entre
minismo natural absoluto. La liberación de la opresión también castigo y crimen. Sostenía Vergara:
debía producirse, según el pedagogo, en las relaciones educativas, "Se objetará que si no es posible tocar al alumno, los malos
posición que se evalúa como una verdadera anticipación de las quedarán sin corrección. Pero está probado que aun el peor
propuestas pedagógicas antiautoritarias actuales (Tedesco, 1986: de los criminales, colocado en un medio social contrario al cri-
275-6). Según Vergara las luchas y los conflictos en los espacios men, no llega a delinquir" (ibídem:4).
pedagógicos no derivaban de la relación desigual entre maestros
La libertad que debía atravesar la experiencia de los alumnos
y alumnos, como postulaba Mercante, sino de la opresión de la
y de los maestros modificaba estructuralmente los procesos de
enseñanza. Señalaba "En cuanto se oprime a un ser cualquiera,
enseñanza-aprendizaje y daba lugar, en Vergara, a la postulación
empieza la lucha" (VERGARA, 1911b:26). Para Vergara, la antino-
del libre derecho de enseñar y aprender (ibídem:48). Pero también
mia del estado de opresión era la libertad, tópico fuerte del idea-
remitía a la demanda de libertad política que, a partir de la prime-
lismo alemán, pero también de la filosofía de Rousseau. La edu-
ra década del siglo XX,va adquiriendo mayor relevancia. La de-
cación debía ser una práctica destinada a formar "ciudadanos para
mocratización política de las relaciones entre los ciudadanos so-
la libertad", pero la libertad debía estar precedida por el orden y el
bre la base de una "disciplina republicana" debía corresponderse,
respeto. Sostenía que "...la libertad es un gran elemento de orden
según Vergara, con métodos republicanos en todas las ramas de
y disciplina" (VERGARA, 1911a:680).
128 SANDRA CARLI
CAPÍTULO LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 129

la enseñanza vinculando así estrechamente la esfera educativa con


pedagogo, uno los motivos del atraso cultural y económico del
la esfera política. Vergara convertía, así, en equivalentes los dere-
continente.
chos de los niños y los derechos de los adultos, reconociendo políti-
La recuperación de las ideas spencerianas se combinaba con
camente las necesidades de la infancia y articulando el gobierno
la distancia tomada respecto de las ideas comtianas. Si la fidelidad
propio escolar con los beneficios para la sociedad en su conjunto.
a los hechos había provocado, en el discurso positivista, que la
Sostenía Vergara:
observación de las conductas infantiles fuera la base del trabajo
"Cuando el gobierno propio se empiece a practicar en las del pedagogo positivista devenido en psicólogo experimental, para
escuelas los frutos serán infinitamente superiores para el Es- Vergara los hechos observados merecían otra interpretación cien-
tado. Esos futuros ciudadanos educados en la libertad, harán tífica estrechamente ligada a la ética. Sostenía Vergara: "Nótese
imposible todo despotismo, y cada individuo será un agente que mi positivismo es muy distinto al de Comte, que tanto ruido
muy superior de poder y de progreso social y nacional" ha hecho en el mundo: este filósofo toma por base los hechos
(VERGARA, 19 11a:684). observados, y yo los hechos realizados a favor del bien" (VERGARA,
La infancia se perfilaba, entonces, como un tiempo privile- 1914:9).
giado para la creación de un nuevo tipo de sociedad y para la for- Esta variación respecto del sentido adjudicado a los hechos
mación de un individuo autónomo, libre y moral. Esta visión utó- tenía impacto en la evaluación de las conductas infantiles. En
pica, que permeó las obras de Froebel y de Pestalozzi, era tam- Vergara la articulación entre ciencia y ética incidía en el fenóme-
bién la meta última del Emilio, novela pedagógica con la que no de la observación modificando tanto el ángulo de visión del
Rousseau logró conciliar la oposición absoluta entre estado de maestro como el objeto mirado, en este caso el niño. La valoración
naturaleza y estado social, la "integración del ideal natural en la de la presencia de Dios en la naturaleza, sus críticas al idealismo
realidad social" (Todorov, 1987:88). y a las tendencias abstractas de ciertos teóricos del siglo XIX, la
defensa de la ley de acción y de la autonomía, ubicaban al discur-
so de Vergara en un registro científico ecléctico muy polémico para
Infancia y naturaleza la época.
Desde este registro se construyeron equivalencias respecto del
discurso clásico de Mercante. En este último, la creencia en la
Como vimos antes el discurso de Vergara acerca de la infan-
cia se asentaba en una interpretación de la naturaleza infantil an- existencia del mal en el niño provenía de una interpretación de la
tagónica respecto de la construida por el discurso positivista. Sin naturaleza infantil asentada en la visión criminológica, pero tam-
bién en la secularización radical del positivismo comtiano; Mer-
embargo, Mercante y Vergara, entre otros, coincidían en la bús-
cante había sido un militante anticlerical durante sus estudios
queda de una validación científica de la pedagogía. En la obra de
normales (Dussel, 1996:429). En Vergara, la postulación de la
Vergara —Roig lo califica como representante del krauso-positi-
vismo— ello se logra con otra red teórica que, de la tradición posi- existencia del bien como valor divino que se expresaba en la natura-
tivista, recupera centralmente a Darwin, asimilado dentro de su leza del individuo conducía a la afirmación de la tendencia al bien
en el niño. Ello se vinculaba también con el impacto del cristia-
panteísmo, y la obra de Spencer. Las tesis de Spencer acerca de la
nismo primitivo de los relatos de Tolstoi. La postulación de la
ley de autonomía, la articulación entre ciencia y religión y el mar-
bondad infantil suponía una reedición de las tesis que, desde
gen de libertad otorgado al educando permitían a Vergara desar-
ticular los principios de la didáctica positivista. Apelando a la ley Rousseau hasta Pestalozzi, señalaban el mito de la inocencia in-
de autonomía de Spencer, entendida como aquella que impulsa a fantil, tendencia considerada anticientífica por sectores más orto-
todos los seres vivientes, Vergara construyó otra interpretación de doxos. El reconocimiento del niño como un sujeto bueno y orien-
la experiencia de los países latinoamericanos. La falta de compren- tado hacia lo divino, que dotaba de sentido la espontaneidad y la
sión por parte de los latinos de la idea de autonomía era, para el autonomía infantiles, se articulaba con la valorización del medio
ambiente como el real espacio de intervención pedagógica.
130 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 131

El ambiente era concebido por Vergara como un espacio que 674). Otras figuras de la época como José Zubiaur o Sara Eccles-
creaba condiciones para las conductas sociales. La confianza en ton, coincidían en esta analogía de los niños con plantas como
"lo que diga el alma del alumno, espontáneamente" llevaba a que elementos de la naturaleza, analogía que también se hallaba en
el papel del maestro fuera en todo caso el de preparar el ambiente Rousseau y Froebel. El maestro debía preparar el medio ambien-
propicio para que esa espontaneidad se expresase. Sostenía Vergara te, Juana Manso sostenía por ejemplo que la maestra inicial o
que el gran propósito del educador y del sociólogo era "formar kindergarterina era la jardinera que cultivaba la planta de la ni-
ambiente" (1914:234). ñez. A partir de esta asimilación entre el orden vegetal o animal y
Vergara discutía, en este sentido, la tesis positivista acerca del el humano, junto con la articulación entre la ciencia y la religión,
paralelismo filo y ontogenético a la que Mercante y Senet adscri- el principio pedagógico que debía orientar el proceso de enseñan-
bieron para interpretar las características de las sociedades moder- za era la búsqueda de lo universal en los propios alumnos. El
nas y el papel de la educación. Según el pedagogo, la presencia de conocimiento de la evología, ciencia encargada de estudiar la evo-
una acción trascendente distinguía las hordas salvajes guiadas por lución y sus leyes (VERGARA, 1914:158), era considerado por Ver-
sus instintos de las sociedades modernas w te respondían a aspira- gara fundamental para conocer al niño y los grupos infantiles. El
ciones divinas del alma y, en este sentido, cuestionaba la asimila- maestro debía mantener el "estado de asombro" frente a la natura-
ción entre infancia y sociedad primitiva. El orden de la naturaleza leza y a los niños (Roig, 1969:463).
comenzaba a ser analizado como un orden atravesado por la cul- La opresión del niño era concebida como un proceso por el
tura, lo que habilitaba la construcción de nuevas articulaciones entre cual la personalidad era "desnaturalizada" (VERGARA, 1914:242),
sociedad, familia y educación y una particular valoración del am- es decir sustraída del orden de la naturaleza. Como es notorio,
biente social más que de la presencia ineluctable de la herencia. Vergara no renunciaba a la legitimación científica de la pedago-
Esta argumentación se verifica en la tematización del hijo, gía, para entonces asentada en las ciencias naturales, pero la ataba
como una identidad que desbordaba el orden familiar. Vergara a otra condición del sujeto. Señalaba Vergara que "...la naturaleza
sostenía que "...el gran problema de la cultura humana está encar- en su acción soberana como también las evoluciones sociales,
nado en el hijo ideal" (ibídem:235) y admitía un papel paternal todas, buscan el libre desenvolvimiento de los individuos, para que
del maestro cuando señalaba: "Si el educador reconoce que en sus estos puedan obrar por su propio impulso y no por fuerza opreso-
alumnos palpita el espíritu de Dios, los mirará como si fueran sus ra alguna" (VERGARA, 1911a:677).
propios hijos" (ibídem:238). El uso del significante "hijo" se ins- El papel de las ciencias debía ser el de interpretar lo que la
cribe en la importancia que la educación moderna adjudicó a la naturaleza expresaba en los niños. Vergara consideraba que el
educación maternal, notoria en todos los pedagogos clásicos de concepto de selección de la especie resumía todos los progresos
los siglos XVII y XVIII. Se vincula, a su vez, con Rousseau, en humanos, pero cuestionaba que la lectura de la herencia se reali-
esa especie de "parricidio rousseaniano" del Emilio (Narodowski, zara desde un ángulo teísta que impedía descubrir los "designios
1994:69) y con la idea de abdicación de la autoridad paterna que de lo alto" que aquella encarna. En este sentido proponía: "...ver
la ley de autonomía de Spencer promovía. Por otra parte esta vi- qué es lo que las sociedades quieren ser, según expresan sus evolu-
sión del niño como hijo de la sociedad remite a la realidad de la ciones a través de los siglos" (ibídem:675). A partir de esta argu-
sociedad inmigratoria que, en el caso argentino, había implicado mentación naturalista, Vergara postulaba una actitud de respeto
la penalización cultural de las familias desde argumentaciones hacia el niño y no de violencia, ni siquiera de violencia simbóli-
positivistas. ca. El respeto se articulaba con una concepción acerca de la sabidu-
Para Vergara las ciencias naturales eran herramientas para ría de la naturaleza y su expresión en los individuos e impulsos
estudiar los fenómenos vitales que permitían tratar en forma co- infantiles que conducía a otra actitud del adulto. Se preguntaba el
mún tanto el gusano como el hombre. El pedagogo utilizaba la pedagogo: "Y si el más pequeño vegetal met xe tal respeto, ¿cuánto
metáforma de la planta para condensar en• el individuo el punto más no lo merecerá un ser humano, un niño o un joven?" (ibí-
de partida de los procesos colectivos, como un organismo en el dem:675). La analogía entre niños y plantas llevaba a otra visión
cual la Naturaleza expresaría procesos de siglos (VERGARA, 1911 a: de la disciplina, según la cual, "sólo será respetado el que sabe
132 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 133

respetar" (ibídem:675). Sin embargo, el maestro debía preparar el que es el trabajo dirigido a satisfacer las necesidades reales
ambiente con el objeto de "quitar los estímulos de las malas pa- de la vida, para aprender la ciencia, aplicándola a ese traba-
siones que esclavizan". "Solo el maestro que siente sincero respe- jo, como se hace en la vida ordinaria" ( 1911a:682).
to por sus alumnos y lo manifiesta en sus actos y palabras puede
La articulación entre deseo o interés infantil y trabajo tenía,
tener buena disciplina y sólo así puede ser sinceramente respeta-
en Vergara, una reminiscencia pestalozziana notoria. Para el pe-
do" (ibídem:675).
dagogo suizo la educación debía ser una educación de la mente,
El efecto del ambiente no actuaba sólo sobre el niño sino tam-
del corazón y de la mano, y debía preparar para la vida. En Vergara,
bién sobre el maestro que, colocado en una buena organización,
la noción de trabajo infantil se acercaba al sentido que le otorgaba
podía dar lugar a las mejores iniciativas para las escuelas. Visión
Pestalozzi y, por otro lado, se distanciab -1 de la idea marxista.
confiada en el niño y el maestro, para el cual también reclamaba
Vergara concebía el trabajo como un elemento estructurante de la
libertad y respeto sin escindir educación de política: "Si los maes-
vida de las sociedades modernas, pero vinculado con los deseos,
tros no tienen derecho de aplastar el espíritu de los niños, tampo-
la libertad del niño y la maduración infantil. Sostenía, en relación
co las autoridades tienen derecho de oprimir a los maestros" (ibí-
con ello, que "...lo más deseado por el espíritu de la niñez y de la
dem:682).
juventud es el trabajo, respondiendo a una necesidad sentida, del
La relación entre alumno y maestro en torno a una fórmula de
mismo alumno o de la familia" (ibídem:678).
reciprocidad y de respeto mútuo convertía al maestro en un orien-
Defensor de la democratización social de la escolaridad pú-
tador e intérprete, lo que era una abierta crítica al verbalismo
blica, consideraba que ésta no era un obstáculo para el ejercicio
dominante. La valoración de la espontaneidad desplazaba al do-
colectivo del gobierno propio. Argumento antagónico a las posi-
cente del proceso de transmisión: "En vez de dirigir, el maestro,
ciones positivistas, que ligaban el problema racial a la ignorancia,
lo que debe hacer será lo que diga el alma del alumno, espon-
y desde allí, a la carencia de derechos políticos y de derechos in-
táneamente" (ibídem:668). Esta posición ha sido calificada como
fantiles. Cualquier niño podía aportar al trabajo escolar más allá
de "espontaneísmo antiautoritario" (Tedesco, 1986:269), o expli-
del saber que cada uno poseyera al ingresar a la escuela. Por otro
cada a partir de la importante presencia de enunciados anarquistas
lado, la afirmación del trabajo productivo infantil perfilaba al niño
en, la pedagogía de Vergara (Puiggrós, 1990). Sin embargo, la fi- como productor, como generador de un aporte a la sociedad.
losofía de Vergara tenía coincidencias con los métodos y criterios
pedagógicos del Instituto Libre de Enseñanza fundado por Giner
de los Ríos, sobre el cual Vergara tenía conocimiento (Roig, 1969:
286), aunque se diferenciaba de él en la neutralidad política que El gobierno propio en el aula
sostenía.
Vergara colocaba el deseo infantil en el centro de los proce- La propuesta del gobierno propio de Vergara tenía un profun-
sos escolares en una época en la que eran los maestros los princi- do sentido de autoeducación. Aunque este enunciado estaba pre-
pales protagonistas. Esta inversión se ligaba con el ideario de sente como meta en toda la producción pedagógica de la época,
Charles Fourier, quien sostenía que los deseos del niño debían ser en este caso se trataba de una apelación retórica, sino de un ele-
el motor de los procesos educativos (FouRiER, 1985), pero tam- mento estructural de su propuesta de reforma. El gobierno propio
bién seguía la tradición pedagógica que desde Comenio hasta debía abarcar, según Vergara, todos los ramos de la enseñanza y
Froebel había colocado en la cuestión del interés un punto nodal suponía un régimen de educación integral, que se diferenciaba de
de la pedagogía. Ninguna educación que eliminase lo que el movi- la República Escolar implementada en EE.UU. y divulgada en la
miento de la escuela nueva denominaría más tarde "intereses del Argentina por Ernesto Nelson (1873-1959), cuyos alcances se li-
niño" podía alcanzar su cometido. Sostenía Vergara: mitaban a las cuestiones disciplinarias. Pero también se distanciaba
de las versiones que reducían la propuesta a un método o una
"Pero todo este gobierno propio carecerá de base sólida, mien- tecnología didáctica.
tras la clase no se ocupe de lo que más le gusta a los niños,
134 SANDRA CARLI CAPÍTULO HL LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 135

Su concepción acerca de la naturaleza infantil se articulaba a ron la primera caja de ahorros del país, la Sociedad Protectora de
una propuesta político-pedagógica que alteraba radicalmente las Belgrano y la biblioteca Sarmiento.
relaciones jerárquicas entre maestros y alumnos en el espacio de Esta promoción de la autonomía infantil, más allá de las nu-
la escuela. El gobierno propio partía de un concepto jurídico (re- merosas huellas de los pedagogos clásicos y de la distancia res-
cordemos que Vergara se recibió de abogado en 1900) que remi- pecto de las argumentaciones positivistas, tenía como condicio-
tía al gobierno de la conciencia. Los principios- que debían guiar nes de producción las transformaciones políticas y pedagógicas
el gobierno propio escolar, enunciados por Vergara, eran, entre de la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la creación de las
otros: un ambiente favorable para el desarrollo de todas las fuer- escuelas normales y la divulgación de los nuevos métodos de en-
zas del niño, el gobierno propio de los maestros, la iniciativa libre señanza que lograron desterrar a los viejos métodos coloniales. El
del mayor número de alumnos, la relación entre el gobierno pro- punto de inflexión, según Vergara, había sido Sarmiento y su
pio de los niños y la sociedad republicana, y el reconocimiento de impacto en las nuevas generaciones de maestros: "la novedad de
la ignorancia del maestro y del saber de los alumnos. esos métodos hizo que se aplicaran con gran entusiasmo" (VERGA-
Tal como señala Roig, la propuesta de Vergara conducía a la RA, 1911a:672). Pero la defensa de Vergara de la autonomía in-
eliminación de planes, programas, reglamentos y horarios, favo- fantil en el espacio escolar se resignificó en las últimas décadas
recía la creación de una comunidad muy íntima entre maestros y del siglo XIX bajo la forma de demandas y luchas por la autono-
alumnos, y postulaba una escuela de puertas abiertas (1969:246- mía política, es decir, acompañando los procesos de democratiza-
248). Desde el punto de vista de la didáctica, postulaba una ense- ción política que culminaron con la sanción de la Ley Sáenz Peña.
ñanza de tipo cíclico, es decir que optaba por los mismos conte- La valorización pedagógica y política de la autonomía del niño se
nidos pero graduados por edad, posición que remite, en alguna inscribía en el conjunto de transformaciones que debían producir-
medida, a las ideas pedagógicas de Comenio y se articula también se desde la crianza hasta la vida política. Los niños ya eran visua-
con la continuidad encontrada entre el pensamiento del teólogo y lizados como sujetos sociales y políticos: no existía posibilidad
el de Krause en lo que respecta a la propuesta de una formación de formar ciudadanos adultos libres y autónomos que no hubieran
humana, universalista, tolerante y filantrópica (Álvarez Lázaro, sido niños y alumnos libres.
1989:113). Por otra parte Vergara consideraba que los libros de- La implementación del gobierno propio infantil se sostenía,
bían usarse solo para consultas y era enemigo del texto único. por otra parte, en una interpretación del saber diferente. Vergara
Los principios que orientaban el gobierno propio, que debía consideraba, como era arquetípico en la época, que la ignorancia
aplicarse en todos los niveles de la enseñanza, alteraban el senti- era el origen de los males sociales, y ubicaba en el acceso al saber
do mismo de la autoridad. El pedagogo sostenía que "la misión la derrota de las tendencias brutales de la sociedad. A partir de la
de la autoridad, en las naciones y en las escuelas, es garantir la afirmación de la libertad del hombre y de la relación de respeto
libertad..." (VERGARA, 1911b:10). Ello implicaba reducir la inter- mutuo que debía dominar en la sociedad, reconocía el derecho de
vención del maestro y que, por ejemplo, en la primera educación los analfabetos o "no cultos" a acceder a la educación. El no-sa-
"hablara menos". Solo un maestro que fuera "escucha" y no trans- ber del pueblo o del niño no era un obstáculo que podía devenir
misor podía favorecer el logro de la autonomía de alumno. en peligros sociales, como argumentaba el positivismo. Para Ver-
La autonomía infantil podía alcanzarse con un cambio en la gara, la única limitación a la libertad no provenía del dominio del
dinámica del funcionamiento escolar, que comprendía entre otras saber, sino que debía surgir de los alumnos y del pueblo ubicados
medidas la elección de autoridades, la rwlización de reuniones en un plano de igualdad frente al poder. Sostenía Vergara:
frecuentes de alumnos en los patios, la formación de sociedades
"Se objetará que es imposible darle libertad a un pueblo in-
infantiles, la elección por mayoría de temas a tratar, etc. Es decir,
culto, pero aun en esos pueblos más atrasados, el deber de la
bajo el "mandato supremo de gobernarnos a nosotros mismos" (ibí-
autoridad es tratar, como lo hace la Naturaleza, de que los indi-
dem:11), el niño debía hacerse independiente lo más pronto posi- viduos tengan la mayor libertad posible dentro del orden, y de
ble dentro del espacio escolar. Coherentemente con su defensa de esa coexistencia de las fuerzas individuales surge algo muy su-
las formas de asociación de los propios niños, sus alumnos funda-
CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 137
136 SANDRA CARLI

perior a lo que podría imaginar el más sabio de los hombres" Estas ideas circularon y se articularon en los discursos de dis-
(ibídem:688). tintos sectores de la docencia argentina y de figuras del socialis-
mo y del anarquismo, que tuvieron no pocas coincidencias con el
La concepción de un orden natural permeado por la necesidad discurso de Vergara. La instalación del gobierno propio en las
de libertad, la presencia de lo divino y la tendencia a la perfección escuelas generó una importante conflictividad. Según Roig, favore-
posibilitaba una mirada social abierta y democratizadora. Ello era ció la incursión de alumnos junto con sus profesores en el terreno
notorio en la interpretación que Vergara hacía de las manifesta- político (1969:286): la trayectoria pública de Vergara culminó con
ciones de los alumnos cuando señalaba "Lo mismo pasa en una una jubilación forzada. Según el propio Vergara, sus ideas tuvie-
clase o en una escuela; del libre desenvolvimiento de las fuerzas ron influencia en Corrientes, en la obra de J. Alfredo Ferreira; en
individuales de los alumnos surge lo mejor que puede esperarse" Córdoba, en Pedro Arias; en Santa Fe, en Domingo Silva y Mar-
(ibídem:668). La ley de la acción regulaba, según Vergara, las con- celino Martínez, y en Mendoza (VERGARA, 1913:16-17). Su bió-
ductas sociales; de allí su profundo anti-intelectualismo, sus críti- grafo Pedro Franco señala que la postulación de Vergara del res-
cas al verbalismo del maestro y la promoción del gobierno infantil. peto por el niño influyó en las doctrinas pedagógicas en lo que
respecta al reconocimiento de los derechos de la personalidad del
niño (FRANCO, 1932:36). Este pedagogo fue autor del Código de
El descubrimiento del niño los derechos de los niños aprobado por la Primera Convención In-
y una nueva genealogía educativa ternacional de Maestros.
La obra de Carlos Vergara ha sido evaluada en forma diversa.
En el discurso de Vergara se hace notorio el descubrimiento Tedesco sostiene que el pedagogo carecía de un pensamiento ri-
de la infancia como una edad con características propias. El niño guroso (1986:270); Roig, por su parte, destaca el hecho de que el
es construido como un sujeto con rasgos propios pero, a la vez, positivismo concentró de modo exclusivo la tarea de dar forma a
absolutamente engarzado a la sociedad, tanto a la sociedad fami- una ciencia argentina, y que al krausismo quedó en todo caso el
liar, como a la escolar y civil en su sentido más amplio. Podemos quehacer ético-pedagógico (1969:51); Franco califica a Vergara
sostener que, para Vergara, las fronteras de la familia y de la es- de "pedagogo fragmentario" (1982:71); Puiggrós lo rescata como
cuela eran precarias en el proyecto de fundar un sujeto libre y referente de una visión democratizadora de la instrucción pública
autónomo, en la medida en que la institucionalización del niño no (1991).
debía disolver su naturaleza propia. Las huellas que distintos pedagogos clásicos imprimieron en
El positivismo también postulaba que el estudio del niño de- sus escritos delata, quizás, la escasa originalidad de sus ideas. Sin
bía ser la base de toda pedagogía moderna. Sin embargo, el dis- embargo, resulta indiscutible su incidencia en la configuración en
curso de Vergara se diferenciaba del positivista porque adjudicaba la Argentina de un discurso democrático acerca de la infancia que
al niño una condición de sujeto que, para el positivismo, era una combinó un nuevo imaginario respecto de la relación entre niñez
meta final sólo lograda por la intervención de la educación y del y sociedad con un trabajo de renovación pedagógica. El discurso
maestro. Por ello, las diferencias entre positivismo y krausismo de Vergara debió circular en un clima saturado de positivismo.
no se reducen a los rasgos directivistas o espontaneístas, autorita- En un documento posterior sobre las sociedades de niños en
rios o democráticos que imprimieron a las prácticas educativas, las escuelas de Territorios Nacionales (1914), los Inspectores
tal como sostiene Tedesco. Creemos que la absolutización de la Arancibia y Sosa diferenciaron entre aquella idea de gobierno
idea de espontaneidad infantil y la tesis acerca de la libertad del propio de la instrucción moral y cívica, atribuyendo a la concep-
niño no sólo provocaron una renovación de las prácticas escola- ción y práctica de la primera un carácter más amplio, dado que
res, sino que permitieron otro reconocimiento de la identidad y debía subyacer al conjunto de la actividad escolar, mientras que
de los derechos del niño estrechamente articulado a los procesos las clases de instrucción eran apenas una parte de la actividad
de democratización política y educativa del país. dedicada al conocimiento de determinados contenidos de la cultura
138 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 139

cívica. La relación entre educación y política quedaba, así, cris- cia. La propuesta del pedagogo mendocino resultaba más afín a la
talizada en el sistema educativo escolar y perdería luego su di- difusión del nivel inicial, ante la creciente burocratización y cen-
mensión utópica una vez lograda la democratización política na- tralización del nivel primario.
cional. La ley 1420 había establecido que, antes de cumplir los 6 años,
los niños podían ser admitidos en los jardines de infantes o en las
escuelas de clases especiales de enseñanza. Antes aun de que
Los jardines de infantes Torres difundiera las ideas froebelianas, Juana Manso (1819-1875)
había propiciado la creación de jardines de infantes. Según el re-
Señalamos antes que Carlos Vergara tue un precursor de la glamentageneral de escuelas de 1876, siendo director general de
Escuela Nueva. Su discurso, que parece continuar la tradición escuelas de Provincia de Buenos Aires Sarmiento, había estable-
pedagógica que va desde Rousseau hasta Pestalozzi y Froebel, cido el jardín de infantes o, en su defecto, la escuela de infantes.
devino a su vez en precursor o punto de origen de una nueva serie Escritora y educadora, directora de los Anales de la Educación
de discursos escolanovistas. Según Roig, las huellas de las ideas Común y estrecha colaboradora de Sarmiento, Manso había ma-
de Pestalozzi pueden verse en el despliegue al máximo que Vergara nifestado en sus escritos de 1867 su preocupación por la violencia
realizó de la idea de desarrollo espontáneo infantil conforme con que significaba para el niño de pocos años ingresar a la escuela
la doctrina de la acción, en su defensa del trabajo productivo infantil elemental, y había postulado la necesidad del jardín de niños como
agrícola o industrial, y en su afirmación de la necesidad de ade- un espacio natural, acorde a la edad; ya entonces asociaba las ta-
cuarse al ambiente social ajustándose a la lección de las cosas reas educativas en este nivel con la floricultura (Forgione, 1949).
(1969:459). Estas ideas fueron resignificadas por la pedagogía Ahora bien, la divulgación más impor_ante de las ideas froe-
escolanovista. belianas estuvo a cargo de la norteamericana Sara Eccleston, una
Nos interesa ahora retomar la articulación de enunciados krau- de las docentes especializadas en jardín de infantes reclutadas por
sistas y froebelianos en el discurso de Vergara. Los ensayos peda- Sarmiento en Estados Unidos. Cuando llegó a la Escuela Normal
gógicos de Vergara acompañaron la divulgación en la Argentina de Paraná en 1883 se creó bajo su dirección un Departamento In-
de los textos de Frederich Froebel, referente pedagógico del jar- fantil y, luego, el Kindergarten Normal cuyas primeras profeso-
dín de infantes. La analogía entre niños y plantas, tan reiterada en ras egresaron en 1888, aunque el plan fue suprimido en 1887. La
el discurso de Vergara, como cuando sostenía "sin tocarla, busca primera camada de profesoras se dedicó a la fundación de jardi-
la luz del cielo cuando se la rodea de las circunstancias propias" nes en distintas provincias del país, como fue el caso del fundado
(Roig, 1969:46), consistente con el principio pedagógico pesta- en 1870 por Funny Wood y del primer jardín de infantes de La
lozziano de no decir al alumno lo que éste podía descubrir por sí Rioja en 1898, dirigido por Rosario Vera Peñaloza.
sólo, tenía una profunda reminiscencia frcebeliana. Eccleston tradujo El niño y la naturaleza, el manual de la
En el Informe de 1885 al ministro de Justicia, Culto e Instruc- baronesa Marenholtz Bulow en el que Froebel expuso sus doctri-
ción Pública, Eduardo Wilde, realizado por José María Torres, uno nas sobre la enseñanza, publicado en 1896 por la Unión Froebeliana
de los introductores de las ideas froebelianas en la Argentina, se Argentina y que llegó a ser texto obligatorio durante largos años
establecía la relación de las ideas de Vergara con el nombre del en las escuelas normales (Roig, 1969:411i. Siendo inspector de
nivel inicial. Según Torres, para Vergara "los niños [son] como Mendoza, Vergara estuvo en contacto con Eccleston en 1910,
seres cuyo crecimiento debe ser guiado por el educador como el cuando la norteamericana participó en la creación y organización
crecimiento de las plantas en un jardín lo es por el jardinero, de de un jardín de infantes modelo "Patricias Mendocinas", hoy consi-
aquí el nombre «kindergarten», jardín de infantes" (TORRES, 1885: derado su obra cumbre (Velázquez, 1967).
300). La pedagogía de Vergara convergió con el despliegue de los Críticas similares a las recibidas por Carlos Vergara fueron
discursos emergentes sobre el jardín de infantes coincidiendo con formuladas contra el nivel inicial, cuya estructuración se produjo
muchas de las tesis respecto del niño y de la educación de la infan- tardíamente en la Argentina, en buena medida, a la sombra del
desarrollo de la instrucción primaria. La divulgación del jardín de
140 SANDRA CARLI CAPÍTULO III: LAS TESIS SOBRE LA NATURALEZA HUMANA DEL NIÑO 141

infantes y de las ideas froebelinas encontró no pocos detractores Por otra parte, la difusión de los jardines estuvo atada a un
entre los pedagogos positivistas. Algunos cuestionaban su exce- debate político-educativo alrededor del carácter doméstico o peda-
siva carga mística, su infantilización de la niñez y su falta de sus- gógico de dichas instituciones. El Primer Congreso Pedagógico
tento teórico. Otros lo reducían a un problema doméstico y no de 1900, convocado mientras era Ministro de Instrucción Pública
escolar. Según Rosario Vera Peñaloza, una de las más importan- Pablo Pizzurno y presidido por J. Alfredo Ferreyra, destacado pe-
tes difusoras del jardín de infantes, en la Escuela Normal de Paraná dagogo positivista, arribó a la conclusión de que la escolaridad
estaba planteada la discusión sobre los métodos froebelianos, que debía empezar a los siete años (conclusión de una comisión en la
encontraban opositores y partidarios entre la jóvenes que seguían que, entre otros miembros, figuraba Víctor Mercante) y que los
estudios de kindergarten. La autora recuerda aquellas discusiones jardines de infantes eran un problema doméstico y no escolar.
como "reyertas infantiles", en las que se aceptaba que el sistema Aunque se los reconocía como "necesarios" se los condenaba en
froebeliano "no merecía la pena de mayor atención" (en Mira tanto institución escolar; no debían contar con sostén estatal sino
López y Homar de Aller, 1970:285). La discusión acerca de Froebel quedar librados a iniciativas particulares (en Mira López y Homar
estaba estrechamente articulada a cuestiores de género y al pres- de Aller:284).
tigio del que gozaba entonces el positivismo. Leopoldo Lugones y Manuel Antequeda fueron fervientes
En la memoria de 1899 elevada por el director de la Escuela opositores de este tipo de iniciativas. Siendo Inspector de Ense-
Normal de Paraná, Leopoldo Herrera valoraba el desarrollo del ñanza Secundaria y Normal, Leopoldo Lugones había consultado
jardín de infantes, para entonces bajo la dirección de Macedonia a las escuelas normales acerca de la mentalidad y hábitos de los
Amavet, pero reclamaba su ajuste a la época presente y a la reali- niños que habían asistido a los jardines de infantes, y la respuesta
dad argentina y valoraba el hecho de que "se ha despojado a los había sido "que eran inferiores en mentalidad y, generalmente eran
ejercicios froebelianos, dejando intacta su índole pedagógica de los rezagados, los fracasados, sin contar los casos de indiscipli-
ese misticismo insustancial". Y agregaba que: na" (ibídem:286). La palabra de Antequeda fue aún más radical.
"No debe ser el jardín de infantes hermosa jaula colocada con En la provincia de Mendoza, Sara Eccleston había fundado un
mimo en rincón apartado de la escuela, donde no pueden pe- jardín de infantes en 1910, cuya primera directora fue Custodia
netrar los ruidos del mundo; queremos para el jardín el am- Zuloaga. Cuando Antequeda se desempeñaba como director ge-
biente moral que necesita el niño para formar y fortalecer su neral de escuelas en el año 1914, ante la aprobación de una solici-
sentimiento a la vez que la vida real, potente y vigorosa, pene- tud de creación de la Escuela Patricias Mendocinas y el traslado
tre por los poros de su pequeño ser. No es la atmósfera de ha- de aquel jardín a este nuevo ámbito, rechazó abiertamente el trasla-
das y ficciones engañosas lo que ha de da rfortaleza a sus ins- do y desplegó una serie de argumentos respecto del nivel inicial
tintos latentes, ni es por el simbolismo exagerado de las cosas que negaban su sentido educativo:
que ha de llegar al conocimiento de la verdad y de sí mismo.
Que sea el jardín de Infantes reflejo natural de un hogar sabio "El Kindergarten no es una casa que instruya ni eduque, vale
y el principio de la escuela que ha de conducir al hombre por decir no es un instituto docente. Es puramente una institución
la senda de la vida" (en Mira López y Homar de Aller, 1970:27). doméstica [...]. No forma hábitos de estudio ni prepara al niño
para seguir más tarde con eficacia el ciclo de instrucción pri-
La reacción no era exclusivamente contra el tinte de espirituali- maria. Está probado científicamente por todos los psicólogos
dad estética e infantilizada que rodeaba el discurso froebeliano y pedagogos de nota que se han ocupado del asunto que gene-
sobre el jardín de infantes, sino que las tesis sobre la bondad infantil ralmente maltrofia los sentidos, malogrando las tiernas inteli-
seguían siendo difíciles de procesar para la cientificidad positivista. gencias" (AIVTEQUEDA, 1915:5).
Además, la promoción del ingreso temprano al jardín entraba en
cierta colisión con la tesis del fortalecimiento de la autoridad del Sus argumentos también eran antifeministas:
hogar, tan defendida por algunos pedagogos positivistas, en la "El Kindergarten [... ] es una ficción que los hombres que nos
medida en que el niño estaría menos tiempo en el hogar y la mujer dedicamos a estas cosas no debemos fomentar porque no ha-
podría contar con más tiempo libre. remos sino centuplicar la falange de los 'pelfectos inútiles' de
142 SANDRA CARLI

que nos ha hablado el pensador, al presentarnos la caravana Capítulo IV


de la niñez, mal educada, mal instruida, mal moldeada, y más
que nada, mutilada en su inteligencia por la ignorancia de los
educadores" (ibídem). La cuestión social de la infancia.
Consideraba que el jardín "no sirve sino a las clases privile- Socialismo, anarquismo y educación
giadas desnaturalizando el concepto democrático de la escuela".
Es decir que se confrontaba abiertamente la restrictividad del ni-
(1890-1930)
vel con el carácter popular de la escuela primaria. Lo que se deja-
ba fuera del debate era, en todo caso, que el carácter popular de la
escuela radicaba en el sostén que recibía del Estado, cuestión que
comenzaba a reclamarse también en el nivel inicial.
A pesar de la impugnación y el escaso consenso del jardín de
infantes en esta etapa, la articulación entre las ideas krausistas de
Carlos Vergara y las ideas froebelianas propagadas por Sara
Eccleston y sus discípulas favorecieron la construcción de un nuevo
discurso acerca de la infancia de notoria proyección. Este discur- Así como los discursos positivistas y krausopositivistas se carac-
so que afirmaba la educabilidad del niño, caracterizaba a la infan- terizaron por abonar la configuración de una pedagogía argentina
cia como un tiempo atravesado por la lógica del juego y no del y, desde allí, debatieron acerca de la identidad del niño como alum-
acceso al conocimiento y a la razón. Sostenía los derechos pro- no del naciente sistema escolar y de la democratización de las
pios del niño a vivir en un mundo distinto del de los adultos que condiciones políticas y pedagógicas de la vida escolar, los discur-
requería un ambiente pedagógico especial. Desde una mirada car- sos socialistas y anarquistas acerca de la infancia pugnaron por
gada de misticismo, se alejaba de la caracterización del niño como una mayor democratización social de la experiencia educativa in-
un sujeto primitivo y racional para construirlo como un sujeto fantil.
espiritual, con lo que creaba las condiciones para articulaciones En trabajos anteriores se ha destacado el hecho de que el socia-
posteriores con el movimiento de la escuela nueva. lismo coincidió con la corriente democrático-radicalizada de im-
pronta krausista en la defensa de la ampliación social de la escola-
ridad pública (Puiggrós, 1991). En dicha t -ama de demandas so-
ciales al Estado, se configuró el discurso socialista acerca de la
infancia en el que se construyen articulaciones entre enunciados
provenientes del higienismo médico, del naciente movimiento
obrero, de la pedagogía marxista y del normalismo. Los pedago-
gos y maestros militantes o simpatizantes del socialismo en la
Argentina, tematizaron un conjunto de cuestiones vinculadas con
la experiencia infantil como, por ejemplo, el acceso de los niños
trabajadores a la escuela, la educación de la primera infancia, la
coeducación y la debilidad mental. La defensa de la escuela pú-
blica como espacio de socialización infantil para los niños de to-
das las clases sociales se combinó con la defensa del orden fami-
liar y más específicamente de la familia nuclear, y con la búsque-
da de una conciliación democrática entre cuestiones domésticas y
públicas, entre hogar y escuela.
144 CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 145
SANDRA CARLI

Desde el punto de vista educativo, el anarquismo disintió con y, particularmente, en la trama de los discursos críticos sobre la
el acuerdo entre liberales radicalizados y socialistas en la defensa república conservadora. Las tesis neomalthusianas se combinaron,
de la escuela pública, definiendo una estrategia educativa autóno- en algunos discursos, con las de Spencer, .que al considerar las
ma del Estado a partir de la oferta de una red propia de escuelas. transformaciones y variaciones culturales del orden de la especie
A partir de la impugnación al Estado conservador, se configuró humana, abrieron la puerta a una mayor defensa de la libertad del
un discurso acerca de la infancia en el que se conáruyeron articu- niño, obstruida en el positivismo comtiano.
laciones entre enunciados provenientes de la tradición libertaria, En el socialismo, se pugnó por la escolarizarización de la ni-
de la visión de la sociedad como comunidad, de la defensa doc- ñez obrera combatiendo las supuestas deficiencias orgánicas y
trinaria del racionalismo científico y pedagógico y del interés por raciales de la pobreza, las desigualdades sociales que provocaban
la estética. Figuras vinculadas con el anarquismo tematizaron cues- el trabajo infantil o las discriminaciones de género; en este senti-
tiones como la tutela del niíío, la rebeldír. infantil, la educación do fue la cuestión social infantil y de clase la que sesgó la mirada
racionalista y la educación política de la infancia. El rechazo del socialista en la búsqueda tanto de explicaciones acerca de la iden-
monopolio estatal de la escolaridad se combinó con un cuestiona- tidad diferencial del niño obrero como en los intentos de hacer
miento más radicalizado de la institución familiar, concebida como coincidir dicha identidad con la del alumno pretendidamente
un espacio de opresión de la mujer y del niño. universal diseñado por Sarmiento.
A diferencia de los discursos positivistas y Icrauso-positivistas, En el anarquismo, en cambio, la visión del niño como un suje-
en los que los pedagogos normalistas cumpiieron una función de to político inscripto en una comunidad autónoma respecto del
autor, en este caso, fueron centralmente mujeres las que modula- Estado capaz de proveerse de un espacio educativo propio, habi-
ron visiones sobre la niñez imbuidas de los debates europeos, de litó otras interpretaciones acerca de la individualidad del niño y
las teorías científicas y de las luchas por el reconocimiento de los de su relación con los adultos. En este sentido, se produjo' un
derechos femeninos. Ellas fueron autoras de1;t. umerosas publica- reconocimiento de la identidad diferencial de la infancia y de los
ciones referidas a la niñez, creadoras de altern ivas instituciona- niños como sujetos, un reconocimiento de los derechos de los
les diversas y protagonistas de luchas sociales. Este protagonis- menores a no ser sujetados por las autoridades (Estado, padres,
mo refiere, por un lado, a la particular apropiación por parte de las maestros), pero ubicados en un común compromiso político con
mujeres de tareas pedagógicas y sociales en el interior de estas los adultos para la transformación de la sociedad, sacrificando
fuerzas políticas, por otro a la articulación histórica entre discur- entonces su condición de niños.
so feminista y discurso sobre la infancia. Maternidad y educación, Con la mirada puesta en niños tensados hacia el futuro, alum-
variables de género y de edad fueron cuestiones problematizadas nos de las escuelas o militantes de un nuevo orden en el porvenir,
de manera contemporánea y convergente. Que haya sido a princi- los discursos socialistas y anarquistas acerca de la infancia pug-
pios de este siglo y, sobre todo, a partir de la década del '10 cuan- naron por infancias que transcurriesen en condiciones de vida más
do se localiza la mayor cantidad de experiencias y de luchas feme- justas. Las alternativas fueron la escolarización pública de los hi-
ninas explica la conjunción entre los acontecimientos más impor- jos de los obreros o la educación política de la niñez.
tantes de la historia de la mujer y de la historia de la infancia en la
Argentina.
En los discursos socialistas, la corriente eugenésica permeó la El discurso educativo socialista
visión sobre el niño como descendencia de las sociedades e inter- acerca de la infancia
vino en la modulación de la educación como una estrategia capaz
de alterar, prevenir y reorientar trayectorias infantiles. Desde las Los discursos socialistas acerca de la infancia en la Argentina
tesis de Robert Malthus (1766-1834) hasta las versiones neomalthu- se articularon con la defensa ferviente de la pedagogía sarmientina,
sianas locales, la visión de la niñez como generación futura fue y pugnaron por la ampliación de los alcances sociales de la escue-
objeto de significación en el marco de las políticas de administra- la pública. En este sentido sostuvieron la idea de un Estado do-
ción de la sociedad en un país con una alta presencia de inmigrantes
146 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 147

cente fuerte que concentrara los procesos educativos de la genera- lógicos de ancha repercusión en el campo socialista" (1996:158).
ción infantil pero, al mismo tiempo, promovieron las iniciativas Saberes a partir de los cuales se pretendió legitimar una visión
sociales de la sociedad civil, potenciadas por la participación de científica del niño y prescribir intervenciones correctivas.
las mujeres. Las articulaciones con los pedagogos positivistas y demo-
Los discursos acerca del niño se desplazaron de la defensa del crático-radicalizados revelan la heterogeneidad interna del discurso
orden familiar hacia el sostenimiento del papel del Estado, en una socialista acerca del niño, así como lo unifican las diferencias con
articulación no sólo con las ideas de Sarmiento, sino también con el anarquismo. La inscripción del niño en el espacio escolar y el
las de Marx y Engels. Marx había marcado las diferencias crecien- predominio de interpretaciones de corte médico-psicológico rele-
tes entre la familia burguesa y la familia proletaria y su impacto gó la dimensión política de la problemática infantil. Con ello que-
en los hijos, y había señalado el carácter secundario de la familia remos señalar que la pretensión de democratizar las condiciones
con la multiplicación de las necesidades sociales en el sistema sociales y educativas de la niñez obrera no desbordó el intento de
capitalista y con el aumento de las instituciones públicas. La alianza situar al niño en un orden educativo común orientado hacia el pro-
de familia y escuela que había propugnado Sarmiento como con- greso del capitalismo vía reforma social del Estado.
dición para la educación escolar del niño se articulaba con la am- Con respecto a este punto, es notoria la asimilación en los
pliación de la idea de familia a la de "familia humana" que se discursos socialistas entre la problemática de la mujer y la proble-
verifica en muchos textos socialistas de la época. El socialismo, mática infantil que se traduce en la búsqueda de reconocimiento
en la Argentina, se distanció de la antinomia entre familia burguesa de derechos frente al hombre y al adulto. Si bien en el socialismo
y familia proletaria de los primeros escritos marxistas. En la inau- las mujeres no fueron difusoras de primera línea (ibídem:226), sus
guración de los Cursos de la Sociedad Luz de 1908, el Dr. Horacio escritos y experiencias marcan una serie discursiva específica acer-
Damianovich, secretario de la sociedad, sostuvo el "ideal" de en- ca de la infancia que intentaremos recorrer.
tonces: "La educación e instrucción gratuita del pueblo, dar al -
pueblo lo que le pertenece como parte integrante de la familia
humana" (DAMIANOVICH, 1908). El niño obrero y la escuela
La preocupación de los socialistas por la cuestión social infantil
se tradujo tanto en las prácticas ligadas con el higienismo médico Hacia fines del siglo XIX, el empleó de menores en las na-
como en las múltiples asociaciones de protección y educación del cientes industrias, talleres y comercios de las ciudades y en el
niño creadas desde fines del siglo XIX y hasta la década del '30 campo era muy alto (BIALET MASSÉ, 1982). Los censos urbanos
(Carli, 1991). En estas acciones convergieron socialistas y peda- así como los datos recabados más tarde por el Departamento Na-
gogos y maestros krausistas, no solo en actividades institucionales cional de Trabajo creado en 1907, aportaron un panorama preciso
ligadas al movimiento de sociedades populares de educación, sino de las condiciones laborales infantiles. En 1903 en Buenos Aires
también en lo relativo a concepciones acerca de la condición del trabajaban un total de 10.922 menores de 16 años y 1.197 de me-
niño. Coincidencias epistemológicas acercaron a las figuras del nores de 14.
socialismo a algunos de los más importantes pedagogos positivis- El rechazo del trabajo infantil fue una de las reivindicaciones
tas a partir de la marcada adscripción a la ciencia como vehículo permanentes tanto del socialismo como del anarquismo. Desde el
de transformación social que se vincula con el peso del análisis de primer Congreso de la FOA (Federación Obrera Argentina), or-
las dimensiones psicológicas y médicas de la infancia. ganización para entonces dominada por el anarquismo, realizado
El interés por la niñez obrera y por las dimensiones psico- en 1904, estuvo presente la prohibición del trabajo infantil para
lógicas de la experiencia infantil, que abrevó en el positivismo los menores de 11 años (Primer Congreso de la FOA, en: López,
como una de sus fuentes, fue arquetípica en una figura como José 1987:96). Para el socialismo la supresión del trabajo infantil era
Ingenieros. Según Barrancos la figura de José Ingenieros "sinte- una condición para la educación del niño obrero. Esta última se
tiza la conformación de las dos disciplinas: sociología y psicolo- inscribía en el reconocimiento más amplio de los derechos de
gía encuentran en su pensamiento presupuestos ónticos y epistemo-
148 SANDRA CARL1 CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 149

aprender de los obreros y la obligación del Estado de enseñar mientos industriales contaran con escuelás anexas (PATRONATO DE
gratuitamente. La educación de la infancia obrera era considerada LA INFANCIA, 1908:4-5).
un camino para un mejoramiento social de los trabajadores en el Tal como señala Recalde, distintos sectores (médicos, la Igle-
trayecto inevitable hacia el capitalismo. sia, sectores progresistas) coincidieron en la demanda de una re-
En este sentido Damianovich se preguntaba: "¿Por qué obsti- forma legislativa. Los fundamentos de la legislación en favor de
narse en negarles el derecho de aprender para alcanzar un puesto mujeres y niños, señalados entonces por Martínez Vivot, eran de
más elevado en la esfera social?" (DANHANovicri , 1908:7). En aque- orden higiénico y fisiológico referidos a Ia preservación de las
lla inauguración. de los cursos de la Sociedad Luz, el secretario trabajadoras y los niños de tareas excesivas, comportaba un obje-
transcribió las palabras del diputado Leguizamón, en lo que era el tivo anticompetitivo de ampliación de las posibilidades de ocupa-
nudo de la argumentación socialista respecto del niño obrero y de ción de los hombres adultos (Recalde, 1988:31). Sin embargo, la
su educación: disidencia con las posiciones socialistas estuvo presente dentro del
"Es en la educación de las generaciones infantiles donde resi- movimiento obrero: la FORA, dominada por el anarquismo, recha-
de una de las más injustas desigualdades sociales: la más fe- zaba la legislación estatal, y era partidaria de la "abstención del
cunda de sus consecuencias ingratas para la sociedady el in- trabajo", tal como enunció en el Primer Congreso de 1901. El
dividuo, pues de ella depende hasta el ulterior desarrollo anarquismo sostenía la doble explotación y priorizaba la agremia-
fisiológico del ser; la que coloca al hijo del obrero en palma- ción en sociedades resistencia.
ria inferioridad en la inevitable lucha por la existencia, frente La ley Palacios e tableció la prohibición del trabajo infantil a
al hijo del hombre pudiente o acomodado" (ibídem:13). los menores de 14 años, exigió un certificado médico de aptitud
física, limitó la jornada de 6 hs para los varones menores de 16
La desigualdad social entre niños obreros y niños de la bur-
años y mujeres menores de 18, y prohibió la enseñanza manual o
guesía y, en este sentido, la imposibilidad cle alcanzar un lugar de
profesional a menores de 12 años en orfanatos o instituciones de
igualdad era el enunciado que justificaba la lucha por la elimina-
beneficencia, entre otras medidas (Mercado, 1988).
del trabajo infantil. Sin embargo, puesto que existía enton-
Las argumentaciones desplegadas en los debates acerca del
Jes un reconocimiento de la necesidad económica del trabajo in-
proyecto de ley de trabajo de mujeres y menores permiten recons-
fantil para las familias obreras, Damianovich cuestionaba el sis-
truir la visión sobre el niño trabajador. La Comisión de Legisla-
:ema de obligatoriedad escolar que penaba a los padres por no
ción le adjudicaba a la ley un carácter tutelar. El diputado por Santa
:,ostear la educación de sus hijos.
Fe Pera, miembro informante de la comisión, concebía la ley como
La prohibición del trabajo femenino e infantil tiene una genea-
una "legislación tutelar" de "conservación y mejora social" (ibí-
ogía precisa que culmina en 1907 con la sanción de la Ley 5.291
dem:81) y señaló, en este sentido, "la necesidad y la miseria pue-
Zeglamentaria del trabajo de mujeres y menores o Ley Palacios.
den convertir al padre, al tutor y al marido en verdaderos cómpli-
Esta ley reconoce varios antecedentes. El 1° de mayo de 1890, el
ces de los abusos que soportan directamente las mujeres y los ni-
Zomité Internacional Obrero había elevado una petición a la Cá-
ños" (ibídem:82). La condición de ley tutelar partía de la distin-
nara de Diputados en la que se incluía la abolición del trabajo
ción entre la tutela estatal y la tutela parental-paternal, de especial
iocturno de la mujer y de los obreros menores de 18 años (Oddone,
significación para la situación de mujeres y niños (ibídem) en la
[975:101). En 1902 el proyecto de Gabriela Laperriere de Coni
medida en que el niño quedaba sujeto a la protección del Estado
1866-1897), inspectora municipal, una de las fundadoras de la
y no a la autoridad familiar. Por otra parte, la ley laboral admitía
JGT —organización socialista de corte sindical escindida de la
tomar al niño "cuando la ley escolar lo deja" (ibídem:83).
70RA— y profesora normal, fue el texto sobre el que se basó la
La ley tenía vigencia sobre la Capital Federal y, en este senti-
ey. En ese proyecto, ya era notorio el control higiénico del niño
do, su aplicación se concentraba en la ciudad, exceptuando —des-
nenor de 14 años atendiendo la letra de la ley 1420, y se procla-
de una argumentación naturalista— la protección de la mujer y del
naba, de acuerdo con ella, la necesidad de la división del tiempo
niño en ámbitos rurales, supuestamente protegidos por "la vida sana
nfantil entre el trabajo y la escuela, y de que los grandes estableci-
de la naturaleza" (ibídem:84). Esta visión obviaba la descripción
150 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 151

crítica de las condiciones de vida infantiles en zonas rurales que cias, folletos, etcétera. Intentaba moldear s al niño durante el perío-
Juan Bialet Massé había realizado en 1904 en su Informe sobre el do escolar con el objetivo de prevenir que en el futuro absorbiese
estado de la clase obrera. Bialet Massé había propuesto entonces la influencia de los trabajadores y de sus asociaciones, "cuyas tri-
la eliminación del trabajo infantil "desde Bahía Blanca al Sur" bunas no son siempre cátedras de sanos principios ni de teorías de
postulando que "hasta la edad de 12 años, el niño no debe hacer fácil o de conveniente realización" (ibídem). En un artículo titula-
otra cosa que ir a la escuela [...]" (BIALET MASSÉ, 1982:658). El do "La obligación escolar y el trabajo de los niños que por su edad
problema del trabajo infantil urbano tenía otra urgencia, debido a deben frecuentar la escuela", Pablo Storni reconocía las dificul-
la presencia de conflictos sociales. tades de conciliar las prescripciones de la ley educativa con las
En el discuiso que Alfredo Palacios pronunció para defender leyes laborales (1911). Eduardo Guíen, jefe de la Oficina de Obli-
la sanción de la ley, predominó una argumentación eugenésica res- gación Escolar, proponía para ello la creación del cargo de "agen-
pecto de los niños, calificados como "depositarios del, porvenir de te escolar", diferenciado del de inspector, cuya función era hacer
la patria". La ley debía posibilitar "formar una juventud sana, fuer- efectiva la obligación escolar, y sugería que fuera cubierto por
te, alegre, incontaminada" y propiciar la formación de las "fuer- señoras que además de inspeccionar realizaran tareas de divulga-
zas productivas de la nación" a partir de su regeneración por el ción sobre cuestiones ligadas con la higiene. El cargo debía tener
trabajo. "atribuciones policiales" para "custodiar, arrestar, conducir a la
Con posterioridad a la sanción de la ley, numerosas denuncias escuela" a los niños (GUÍEN, 1911:235).
se centraron en el hecho de que el trabajo infantil no decreció. El Las reivindicaciones feministas se centraron precisamente en
número de niños trabajadores seguía sien& muy alto según los la manera de ligar ambas leyes (la ley 1.420 y la ley de prohibi-
registros del Departamento Nacional de Trabajo, creado en 1912. ción del trabajo de los menores). Las mujeres vinculadas con el
Los escritos sobre el menor obrero de Carolina Muzzilli, inspec- partido socialista fueron testigos del trabajo infantil desde su con-
tora del DNT y militante del feminismo socialista, denunciaron dición de trabajadoras, militantes políticas o inspectoras de traba-
esta situación. jo, y forzaron la obligatoriedad de la educación laica buscando la
Para entonces, el trabajo infantil comenzaba a preocupar a los penalización de los patrones. El Centro Socialista Femenino, ade-
funcionarios del sistema educativo. Varios artículos publicados en más de reiterar la necesidad de educación obligatoria y laica hasta
el Monitor de la Educación Común se detienen en analizar las los 14 años, proponía clases diurnas para los niños que trabajaban
consecuencias funestas del trabajo infantil y la falta de asistencia en fábricas y talleres, y una inspección estricta del cumplimiento
a la escuela. En un trabajo titulado "De la escuela a la fábrica" de la ley (DE LA VEGA, 1910:448). El Grupo Femenino Unión y
(1911), Alejandro Usain denunció la carencia de estudios peda- Labor propuso una alternativa que contemplaba la cuestión labo-
gógicos que se ocuparan de los niños obreros de la ciudad de ral sosteniendo la necesidad de "complementar la enseñanza pri-
Buenos Aires. Admitiendo las razones familiares del trabajo in- maria de las escuelas de varones con dos años de enseñanza pro-
fantil, denunciaba las injustas retribuciones y el abuso patronal del fesional práctica como medio de evitar la vagancia y la explota-
trabajo de menores. La semblanza del niño obrero realizada por ción fabril del niño" (CONGRESO FEMINISTA INTERNACIONAL, 1910:116).
Usain destacaba el deterioro de sus rasgos físicos (caras pálidas, En el Congreso Feminista Internacional, las proposiciones osci-
pecho hundido, enclenques, rostro enjuto), pero se extendía tam- laron entre el reclamo de que la ley Palacios se aplicara en todo el
bién en la descripción de sus viviendas y de la vida en las calles. país, como sostuvo Juana María Benigno, y la promoción de los
Usain reconocía que la ley no se cumplía (ibídem:708). Con- Clubes de Canillitas, tal como se evidenció en las exposiciones
sideraba que la educación debía adaptarse ala situación económi- de Fenia Chertcoff, esposa de Nicolás Repetto, y de Carolina
ca de los sujetos: "Ya que los niños de la otra mitad no pueden ir Muzzilli.
a la escuela, la escuela debe ir a ellos" (ibídem). Era preciso, se- El trabajo infantil fue, entonces, el tema central de la agenda
gún Usain, "intervenir en la constitución moral e intelectual de las socialista y, particularmente, de la agenda feminista hasta 1930.
personalidades futuras de esos obreros del porvenir" (ibídem:709), El imaginario acerca del niño obrero era tan fuerte que condujo a
y para ello proponía tareas de divulgación a través de conferen- un debate de notoria fertilidad, tanto para el reconocimiento de las
152 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 153

desigualdades sociales de la niñez argentina como para la búsqueda bilidad organiza una visión de la educación en la cual los niños
de maneras de paliarlas tendiendo hacia un horizonte de igualdad. debían ser objeto de una pedagogía diferencial que atendiese las
Los debates sobre el trabajo infantil se desplazaron entre la de- condiciones de posibilidad del aprendizaje infantil y que los in-
nuncia y la búsqueda de su prohibición y los intentos de conci- corporara en alternativas institucionales especiales dentro del siste-
liarlo con la educación básica. En este sentido no desbordaron el ma educativo escolar.
discurso de Marx, que había sostenido lá combinación de trabajo Elvira Rawson de Dellepiane (1867-1954) fue una de las figu-
productivo con educación y gimnasia como paradigma de la edu- ras del socialismo que más desplegó este tópico. Profesora de
cación del futuro, mitad trabajo-mitad estudio (MAax, 1978:589). enseñanza normal y, más tarde médica inspectora del Consejo
La formación del niño como un trabajador productivo en un esta- Nacional de Educación, organizó en 1919 la primera Colonia de
do racional de la sociedad había sido, según Marx, deformado en Vacaciones de niñas débiles en Uspallata, Mendoza. Fundadora
el capitalismo, pero el horizonte seguía sieñdo la formación de la de centros feministas y participante activa en los congresos de la
"generación obrera" (Mimo( Y ENGELS, 1973:28). Tal como señala época, asistió entre otros como delegada al Congreso Panamericano
Cabrera Montoya, la eliminación del trabajo infantil era una "im- del Niño de 1924. En la etapa final de su trayectoria profesional,
posibilidad histórica", y el objetivo era cómo "reunificar en la pro- fue inspectora en la Patagonia.
ducción lo que la producción capitalista ha separado" (en Revista En uno de sus trabajos titulado "Los niños débiles ante la educa-
de Educación, 1986:222). En esa perspectiva se ubican las posi- ción", desplegó una crítica de los métodos educativos vigentes
ciones socialistas en la Argentina. argumentando acerca del sentido de considerar pedagógicamente
las diferencias infantiles:
"Hasta hoy, tales métodos habían considerado a los seres como
La debilidad infantil o los nombres iguales'. La experiencia nos ha demostrado cuán equivoca-
de la desnutrición do sea tal concepto; y cómo se hace indL pensable estudiar al
'sujeto', dividirlo en 'grupos similares' y confeccionar méto-
En la defensa de una legislación que prohibiera el trabajo in- dos aceptables a cada grupo.
fantil, predominaron argumentaciones ligadas con la higiene in- Existen desigualdades físicas y psíquicas, que hacen peligro-
fantil, en las que la cuestión de la debilidad fue una temática recu- so, por no decir contraproducente. aplicar una metodología
rrente. Los estudios sobre la debilidad infantil fueron constitutivos invariable para sanos y enfermos" (RAWSON DE DELLEPIANE,
del discurso socialista, y numerosas fuentes internacionales expli- 1910:103).
can su emergencia en el discurso educativo argentino. Su filiación La inscripción del niño como alumno del sistema de instruc-
con el discurso médico-higienista de la época explica el interés ción pública había dado forma a un sujeto colectivo: el grupo es-
por el tema, pero este también se articuló con una crítica de la colar. Las investigaciones positivistas realizadas a partir de los
educación vigente en lo relativo a las metodologías homogenei- desarrollos de la psicología individual, de la psicología experimen-
zantes que impedían identificar las diferencias que presentaba la tal y de la psicología infantil habían potenciado el reconocimien-
población infantil. to de las diferencias entre los niños. Tal como señalaba Rodolfo
El problema de la debilidad infantil se enmarcaba en las in- Senet "la pedagogía de hoy nos dice que no debemos considerar a
vestigaciones médicas sobre la salud individual, las posiciones todos los niños como iguales..." (SENET, 1918:2). Alfred Binet
socialistas sobre las enfermedades sociales (alcoholismo, sífilis, (1857-1911), por su parte, había profundizado "acerca de la dife-
tabaquismo, etcétera), las posiciones pedagógicas normalistas rencia de aptitudes de los niños", preocupado por la ausencia de
;obre los grupos escolares y el discurso feminista-socialista protec- esta cuestión en los libros de la educación, por el escaso interés de
tor de los niños. Además, su tematización se vinculaba con el hecho los pedagogos en los niños y por la recu -rencia a "niños tipo"
le que la educación se convirtió en un espacio de "vulgarización" (131NET, 1985:15). La obsesión era, en todo caso, cómo lograr la
le saberes psicológicos (Barrancos, 1996:166). La noción de de- adaptación del niño a la escuela. Según Varela y Álvarez-Uría,
154 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 155

Binet tenía "el mérito de haber consolidado el concepto burgués La categoría "débiles" aglutinaba, según Rawson de Dellepia-
de infancia añadiendo nuevas prácticas de manipulación infantil ne, a aquellos niños "con una triste herencia mórbida", organismos
a las ya desarrolladas herramientas pedagógicas de domesticación" sin fuerza vital suficiente, herederos del alcoholismo, la sífilis, la
(1986:78). tuberculosis, raquíticos, niños con problemas gastrointestinales o
A partir de las primeras décadas del siglo XX, con la expan- corazones lesionados, niños con exceso de trabajo y falta de ali-
sión del sistema escolar y de los conflictos que comienzan a produ- mentación". Todos ellos se hallaban en "condiciones de inferiori-
cirse en las esferas cultural y educativa, en los discursos sobre la dad manifiesta" (RAWSON DE DELLEPIANE, 1910:103). Según la pe-
infancia se multiplican las descripciones de las diferencias indivi- dagoga, la pedagogía se encontraba limitada en sus alcances si no
duales entre los niños. Para la explicación de dichas diferencias, se ocupaba de "preparar el organismo" para recibir la educación,
se recurrió a argumentaciones de diverso tipo, algunas de las cua- hecho que remitía a su función profiláctica. La categoría "débi-
les atendieron las circunstancias sociales de la vida infantil y su les", sin embargo, se extendía en exceso, puesto que, según su cla-
impacto sobre la experiencia escolar. Se produjo entonces el pa- sificación, contenía tres grupos de niños: retardados propiamente
saje desde las interpretaciones acerca de la infancia alineadas en dichos (mudos-sordomudos); débiles con intelecto perezoso o tar-
el debate de la naturaleza del niño a explicaciones causales que dío; débiles con intelecto normal o aguzadc. Las postulaciones de
comenzaron a ubicar en la historia social del niño el origen de la pedagoga, que el Congreso Feminista Internacional (CFI) de
enfermedades con manifestación específica en el orden pedagógi- 1910 retomó en sus conclusiones, estuvieron presentes también
co. A pesar de la afirmación de su origen social, estas enfermeda- en las conclusiones del Primer Congreso del Niño celebrado en
des fueron situadas discursivamente como emergentes estructu- Buenos Aires en 1916 en el cual la noción de debilidad se especi-
rales de la naturaleza física y psíquica infantil. La marcación médi- ficó más aún hacia el retardo mental. Mientras la debilidad men-
co-psicológica que se tradujo más tarde en propuestas de recorri- tal se definía como una "inferioridad global y habitual de las pro-
dos institucionales diferenciales dentro del sistema escolar impi- ducciones psíquicas, atribuible a la falta de desarrollo del sujeto",
dió buscar respuestas y soluciones en el orden de la polftica. "sea ella de origen intelectual o afectivo", la debilidad intelectual
El reconocimiento de las diferencias entre los niños condujo a se calificó como el desarrollo intelectual inferior al que correspon-
la postulación de la adaptación de la escuela al niño: adaptación dería a la edad del niño, grado al que seguía la idiotez y la imbe-
de los métodos según Rawson de Dellepiane; adaptación de hora- cilidad. En cambio, el térnimo "retardado mental" se reservaba para
rios, atención a diferencias de género y de edad, énfasis en situa- aquellos casos de niños menores de 10 años cuyo nivel intelectual
ciones sociales, según Raquel Caamaña, otra pedagoga reconoci- fuera inferior a la de su edad biológica.
da de la época. Esta última sostenía también como gran solución La debilidad mental de los niños escolares definida como ob-
posible del problema "la adaptación de la escuela al niño, a la jeto de análisis abrió, así, otro circuíto de indagación, que se dife-
sociedad, a la humanidad" (CAmAÑA, 1912:162). Si en la etapa de renciaba de los estudios criminológicos y psiquiátricos de la épo-
fundación del sistema escolar los niños habían debido adaptarse a ca, cada vez más volcados a los menores excluidos del sistema y,
la asistencia a la escuela y los padres habían acatado la violencia por tanto, al aparato asistencial. La visión de Rawson, sin embar-
simbólica que suponía la obligatoriedad de la escolarización de go, aún incluía el universo de situaciones infantiles en cuyo aná-
sus hijos, esta idea de adaptación inauguraba una etapa en la cual lisis se reconocían las limitaciones de los inspectores, por ejem-
era el sistema escolar el que debía ajustarse al niño. En todo caso, plo, cuando se la enunciaba como "afecciones latentes difíciles de
encontramos un rasgo común en la propuesta de una escuela úni- diagnosticar" (ibídem:107). Se recomendaba seguir los dictados
ca a cargo del Estado con instancias especiales y transitorias para de la higiene y que los maestros fuesen "vigilantes de la salud indi-
los casos de debilidad infantil. Los estudios psicológicos sobre el vidual y colectiva" (ibídem:108). El diagnóstico infantil se con-
niño y la percepción creciente de las dificultades de la enseñanza cebía como un condición previa para el éxito de la enseñanza.
escolar abonaban así un terreno propicio para las distinciones de La categoría "débiles" contenía, entonces, tanto las discapaci-
los escolares y para la diferenciación interna del sistema. dades notorias como las diversas manifestaciones intelectuales
infantiles. Sin embargo, una común propuesta de segregación
156 SANDRA CARLI CAPITULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 157

institucional se evidenciaba en la postulación de alternativas insti- débiles en el Parque Avellaneda, en el Parque Lezama, en el Par-
tuúionales para estos niños: para los dos últimos grupos de niños que Centenario y en el Jardín Botánico, y existió un proyecto de
(los débiles con intelecto perezoso o tardío, y los débiles con inte- "escuelas preventivas infantiles" del Dr. Genaro Sixto.
lecto normal o aguzado) el Consejo Nacional de Educación había En el informe de 1920-21 de la Colonia del Parque Avellane-
fundado dos institutos modelos para varones y para mujeres bajo da, domina el argumento eugenésico de mejoramiento de la pobla-
la iniciativa del Dr. Ramos Mejía, entonces presidente del CNE. ción, que permeaba este tipo de ámbitos:
Se trataba de niños que, "sin estar propiamente enfermos", eran "Si 'gobernar es poblar', es necesario evitar la pérdida de ele-
calificados corno débiles a causa de alguna enfermedad anterior o mentos que sometidos a un régimen de vida conveniente, pue-
por falta de alimentación. Al control médico general en el regla- den ser útiles á sí mismos, a la sociedad y a la nación".
mento de aquellas escuelas se agregaba el control psicológico del "Que los beneficios morales, intelectuales y físicos que repor-
carácter, de las aptitudes y del sentido moral. tan para el futuro vigoroso del pueblo argentino son tan pal-
La propuesta de fundación de "escuelas de niños débiles" pre- pables que se siente la necesidad de multiplicarlas en todos los
tendía atacar el problema social, atendía a st,s efectos en los niños parques" (CONSEJO NACIONAL DE EDUCACIÓN, 1921:37-38).
combinando un diagnóstico social y uno fisiológico. Según el
Una visión más radical de la debilidau infantil es la que en-
imaginario vigente respecto de estos dispositivos, las escuelas
contramos en otra expositora del CFI, Josefina Durbec de Routin,
debían ubicarse en parques, garantizar constantes exámenes mé-
en un texto titulado "Los retardados pedagógicos". Se enunciaba
dicos, ofrecer alimentación y un programa alternado de juegos y
allí la existencia de un "estado anormal de la niñez" o "estado
ejercicios, y dar baños higiénicos. Los niños solo debían perma-
patológico del niño" (DURBEC DE RCUTIN, 1910:361-3). Además
necer en la institución por un período de 3 a 6 meses, tiempo que
de postular la necesidad de que el maestro conociera psicológica-
se consideraba suficiente para una recuperación rápida. Estas pue-
mente a todos sus alumnos, planteaba con radicalidad la segre-
den concebirse como antecedentes de las actuales "escuelas de
gación de los considerados anormales:
recuperación".
Según Elvira Rawson, debía ser el Estado el encargado de velar "Pero así como en un mismo almácigo no se debe sembrar dis-
por estos niños. Con ello se admitían las limitaciones de las fami- tintas semillas, tampoco los anormales deben ser educados
lias que en la época eran objeto de lo que Donzelot (1979) llama conjuntamente con los normales. Para ellos un método dife-
una policía estatal: rente y un ambiente diferente también" (ibídem:361).

"El Estado debe desempeñar ampliamente la tutela protecto- Visión más radical porque es la curva normalidad-anormali-
ra que le incumbe ante la enorme cantidad de niños débiles, y dad la que fundamenta con una fuerte carga simbólica la impo-
el deber en que se encuentra de proveer a su mejoramiento e sibilidad de coexistencia en la escuela de niños diferentes o, en
instrucción" (RAWSON DE DELLEPIANE, 1910:110). realidad, afectados por la desigualdad social. Las causas de la
anormalidad se ubicaban nuevamente en el factor económico: se
Además del efecto de diferenciación interna del sistema edu-
trataba de hijos de alcohólicos o mal alimentados, en suma, po-
cativo, estas propuestas tenían un rasgo democratizador en la me-
bres. También se incluía entre los "anormales" a algunos niños
dida en que se mantenía la aspiración de escolarizar a todos los
con defectos orgánicos como, por ejemplo, adenoides, o a aque-
niños. Una visión proteccionista se combinaba con un diagnósti-
llos "inteligentes" con "exceso de tensión nerviosa". Sin embar-
co acerca del alto número de niños débiles, articulándose así con
go, a pesar de que algunas de las causas de las diferencias eran
la percepción de la época de la sociedad inmigratoria. Las colo-
adjudicadas a problemas sociales, los rasgos positivistas del dis-
nias de vacaciones fueron dispositivos creados a partir de esta
curso acentúan su filiación naturalista.
visión. Bajo la iniciativa de Elvira Rawson se creó la Colonia de
Alicia Moreau, autora de distintos artículos sobre cuestiones
Vacaciones de Uspallata, organizada por la Liga Nacional de Edu-
educacionales, también se ocupó de la debilidad infantil. Moreau
cación y destinada al mejoramiento de la salud de maestras y alum-
fue una de las fundadoras del Ateneo Popular del Partido Socialista
nas. También se crearon las Colonias de Vacaciones para niños
SANDRA CARLI CAPITULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 159
158

y miembro activo de Humanidad Nueva. En un artículo titulado donde se localizaban los orígenes de la debilidad, que era, muchas
"El mal de pereza en la escuela", publicado en este periódico, creó veces un eufemismo para referirse a la desnutrición infantil.
una nueva categoría de alumnos: los perezozos integrada por aque-
llos niños "refractarios a la acción" del maestro por falta de traba-
jo propio. Moreau, ya influida por el idearlo de la escuela nueva, La educación de la primera infancia obrera
proponía que el maestro abandonase las identificáciones y discrimi-
naciones de los niños y recurriese al método científico: estudiar Conjuntamente con la problematización de la noción de debi-
un fenómeno y referirlo a sus antecedentes causales. Las causas lidad que condujo a un cuestionamiento de los rasgos tanto didác-
de la pereza eran, para Moreau, taras, vicios orgánicos, mala dis- ticos como sociales de la escuela primaria estatal en el discurso
tribución del trabajo, errónea utilización de fuerzas, mal nutrición. socialista, la educación de la primera infancia fue un tópico clave.
El papel del maestro debía ser "transformar al sujeto inactivo en Las políticas médico-higienistas desarrolladas en la Capital Fe-
un alumno, si no brillante por lo menos útil..." (MonEAu, 1911a: deral, pero también los estudios de psicología infantil, habían
227). Moreau sugería un cambio de actitudes: mayor pasividad del posibilitado el reconocimiento de la importancia de los primeros
maestro y mayor actividad del alumno. Presentaba como paradig- años de vida, en los cuales se localizaba el origen de ciertos pro-
ma el estímulo al alumno, al modo de la secresión de una glándu- blemas en la etapa escolar primaria Puesto que ese período se
la. En otro artículo iba aun más allá y postulaba la necesidad de consideraba un tiempo privilegiado para la prevención, la reco-
"suprimir" las causas. mendación de la enseñanza de la puericultura (cursos, dispen-
Si bien en las visiones de Rawson, de Durbec y de Moreau sarios, oficinas de informes, consultas para lactantes, etc.) y el
estaba presente la búsqueda de una explicación causal, fue Moreau énfasis en el fortalecimiento del binomio madre-hijo estuvieron
la que ubicó en el maestro las mayores dificultades para modifi- presentes en las conclusiones del Primer Congreso General del
car ese cuadro infantil. Sin embargo, también reconocía los lími- Niño de 1916 (pp. 5-6). Comenzaban a constatarse las insuficien-
tes políticos de la acción social cuando señalaba: cias en la ley escolar vigente respecto de esta edad, que, más allá
"Y si no creemos que todos los sanatorios-escuelas reunidos de promover la fundación de jardines de infantes, no había dado
puedan jamás suprimir esta miseria fisiológica y social, pues- lugar a la formulación de una política precisa. El debate sobre la
to que la verdadera terapéutica debería ir a atacar las fuentes función doméstica o pedagógica de los jardines que caracterizó
vivas del mal, juzgamos sin embargo más noble y más útil este las discusiones oficiales del sistema educativo fue saldado por las
gesto que el del espartano, suprimiendo sin piedad estos pe- mujeres socialistas de otra manera.
queños brotes de la vida, cuyo porvenir siempre desconocido, En el discurso socialista, la educación de la primera infancia
puede encerrar algo bueno que no se tiené derecho a destruir" se articuló con las demandas de las mujeres trabajadoras, que ne-
(MoREAu, 1911c:41). cesitaban un ámbito para dejar a sus hijos durante el tiempo de
trabajo. La resolución de un problema doméstico se vinculó con
Las críticas a la educación espartana formaron parte del cli-
las nuevas ideas pedagógicas, porque la apertura de alternativas
ma de ideas de los pedagogos progresistas de la época, como en el
institucionales para resolver el problema social incluyó la valori-
caso de Julio Barcos (Barrancos, 1990:75). Estas críticas remitían
zación del juego como factor de aprendizaje, tal como destacan
al debate entonces vigente acerca de si debían suprimirse o no los
las conclusiones del CFI que hemos citado. Bajo la iniciativa del
niños diferentes y sobre la responsabilidad que le cabía al Estado
socialismo se crearon los entonces llamados "Recreos Infantiles",
sobre esta cuestión. Las soluciones político-pedagógicas comen-
ya difundidos en Europa y en Estados Unidos, que concentraban
zaban a percibirse como precarias e insuficientes. Sin embargo,
la atención en los hijos más pequeños de las familias obreras traba-
desde estos discursos la miseria no se reconocía como exclusi-
jadoras. Los jardines de infantes eran escasos y prioritariamente
vamente social, sino que, además, se la localizaba fisiológicamente
destinados a los hijos de familias pudientes; los recreos eran, en-
de acuerdo con una mirada médico-higienista de la pobreza. Por
tonces, una alternativa posible para los hijos de mujeres trabaja-
ello, no era aún —y no llegaría a serlo— en el plano de la política
doras.
160 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 161

Fenia Chertoff (1869-1928) fue una de las difusoras de esta redentor del niño obrero, formaba parte del imaginario educativo
iniciativa. Colaboradora permanente de La 7anguardia, fue funda- de la época. Víctor Mercante había señalado hacia fines del siglo
dora de la primera escuela froebeliana del país, la Escuela Laica XIX que la escuela de las ciudades debía, entre otras tareas,
de Morón, dirigida por Pascual Cueto, y del Hogar de Canillitas, "impedir la vagancia o libertad callejera que so pretexto de la inde-
entre otras experiencias. En 1913, fundó el primer Recreo Infan- pendencia o del gobierno de sí mismo, la siente en la sangre como
til, en 1926 ya existían cuatro. Un documento-titulado "La Obra una fuerza irresistible" (MERCANTE, 1897: 70-171). Para contra-
de la Asociación Bibliotecas y Recreos Infantiles. Un llamado", rrestar el efecto peligroso de la ciudad, se debía "dogmatizar la
de abril de 1926, aporta una semblanza del lugar: autoridad paterna", pero también fomentar la adquisición de há-
"Tin y Rosa se quieren a su modo: en la pieza del conventillo bitos de trabajo agrícola para evitar el deli 'o. La visión de la ciu-
donde viven se pelean; todo allí les es desagradable, estrecho, dad como un lugar de perdición para los menores que "pudre los
oscuro. Ellos estorban, y se les estorba. En la modesta sala del retoños más lozanos de especie" (ibídem:184), como un lugar que
recreo infantil y en su amplio patio no se pelean: se quieren. erosiona la escuela desde el exterior, convertía a esta última en un
¿Por qué han de pelearse? Hay lugar para todos, juguetes para templo sagrado y de altos efectos morales.
los pequeñuelos, labores y trabajos manuales para las mujer- En el relato sobre los recreos, abundan las referencias a Mon-
citas, libros de cuentos para los que quieran leer, libros de texto tessori y a Ellen Key, que delatan el intento de ubicar la primera
para los que quieran aprender, un lugar tranquilo para estu- infancia como sede de una intervención educativa y, a la vez, de
diar y para jugar, una voz amiga en la maestra que los atien- resolver una problemática familiar de orden social. Los recreos se
de" (ASOCIACIÓN BIBLIOTECAS Y RECREOS INFANTILES, 1926:8). postularon, entonces, como una alternativa para construir un es-
Interesa destacar dos aspectos de esta semblanza: en primer pacio educativo, como una opción pedagógica para niños carentes
lugar el contraste entre el espacio opresivc del conventillo con la de otras opciones del mismo alcance.
libertad del Recreo, que, al proponer un nuev. o espacio vital, inten-
taba suplir las carencias de la vivienda obrera garantizando una
infancia plena mediante la educación. En segundo lugar, la reso- Coeducación y eugenesia:
lución del debate entre función doméstica o pedagógica del jar- el niño como descendencia
dín: en el Recreo se ofrecía alimentación, nem también paseos,
visitas, sesiones de cine, lectura y ello formaba parte de la reivin- La noción de coeducación en el discurso educativo del socia-
dicación, sostenida por Chertcoff, de que "los niños de la clase lismo de las primeras décadas del siglo XX en la Argentina gene-
obrera juegan y aprenden" tanto como los niños de otros sectores ró una mirada atenta a la diferencias de género y a las desigualda-
sociales. des sociales que atravesaban el colectivo escolar. La discrimina-
En este relato sobre los recreos, Victoria Gucovsky denuncia- ción de las niñas en las aulas dio lugar a lin conjunto de discursos
ba las limitaciones de la "pieza-comedor-dormitorio-cocina" en centrados en la denuncia de la producción de trayectorias disímiles
la que las familias obreras vivían y que llevaba a que los niños provocadas por el género. La defensa de la coeducación y las crí-
encontraran en la calle "la educación forzosa de los hijos del obre- ticas a las discriminaciones de género hicieron converger a socia-
ro" (ibídem:30). El contacto con la calle, el abandono de niños, listas, anarquistas y librepensadoras. En todo caso variaron las
los peligros a que estaban expuestos, etcétera se traducían, según argumentaciones acerca de la condición de la mujer. En las muje-
Gucovsky, en la escuela: en la falta de aseo, los problemas del len- res socialistas predominó una visión menos radical de la opresión
guaje, las dificultades de aprendizaje y las consecuentes estigmati- masculina; en el caso del anarquismo se pueden identificar dos
zaciones por parte de los docentes. etapas. La primera etápa se caracteriza por un discurso proferido
Esta caracterización por un lado de la vivienda obrera y la ca- desde el lugar del hombre en torno a dos alternativas: la alusión a
lle como lugares de opresión y posible corrupción infantil, y por la vida privada regenerada por la educación, que deberá atender
otro de la escuela-recreo como ambiente higiénico, educativo y calificadamente su descendencia, y la epopeya del compañero
SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 163
162

militante. En la segunda etapa, que se inicia en la década del '20, importantes, como Alicia Moreau y Carolina Muzzilli, que prolo-
domina el derecho al cuerpo, la búsqueda de la versión eugenésica garon o comentaron algunos de sus textos. Por otra parte, fue un
limitacionista y el enfrentamiento con las políticas de población miembro activo de la Liga Nacional de Educación y produjo una
del socialismo (Barrancos, 1990:293-4). verdadera propuesta que podríamos calificar de pedagogía social,
Las exposiciones del Congreso Feminista Internacional (CFI) que se combinaba de formas complejas con una adhesión a for-
realizado en Buenos Aires en 1910 cristalizaton posiciones que mas de mejoramiento/perfeccionamiento de la descendencia. Ca-
se vinculan con esa primera etapa, en la que socialistas y anar- maña se formó en la Escuela Normal de la Provincia de Buenos
quistas tenían coincidencias en lo relativo a la coeducación. Esta Aires con Miss Graham y se graduó en la Facultad de Filosofía y
similitud obedecía a la común argumentación eugenésica y a la Letras. Fue propagadora de la escuela maternal, las salas cunas,
preocupación por la producción de una descendencia mejorada por los institutos de puericultura y de la difusión de la maternología
la educación de las madres. Dos tópicos claves que remiten a la como un saber orientado a la formación profesional. En 1910 fue
combinación entre interpretaciones positivistas sobre la evolución enviada al Congreso de Higiene Escolar reunido en París.
de la especie humana e interpretaciones sociales y morales sobre Camaña publicó varios textos. Uno de ellos, titulado "Educa-
la pobreza. ción integral", fue publicado póstumamente en forma de folleto
La educacionista Francisca Jacques, hija de Amadeo Jacques, en 1917, prologado por Carolina Muzzilli; una primera edición
con una amplia trayectoria en la dirección de las escuelas norma- había aparecido en el periódico "Tribuna Femenina" dirigido por
les, era una de las defensoras de la coeducación. En una ponencia Muzzilli (cuyas colaboradoras fueron Camaña y Julieta Lanteri
titulada "Coeducación de los sexos", presentada en el CFI, defi- Renshaw). Esta militante socialista, con quien había compartido
nía la coeducación en primer término como moral, "natural" y, en la organización del Primer Congreso Nacional del Niño, da cuen-
segundo término, como "social". Se consideraba "natural" debi- ta en el prólogo de la historia de ese texto, que contiene las tesis
do a que, ya desde el hogar, era natural no separar a los hijos por principales sobre coeducación y eugenesia. En el año 1912, en
sexo puesto que el gobierno parental era conjunto y mixto, y se conmemoración del aniversario de la muerte de Ferrer Guardia,
necesitaba tanto la protección paternal como maternal. Recupe- un comité compuesto por socialistas y anarquistas que encaraba
rando las tesis del filósofo y pedagogo John Dewey, quien consi- un combate contra el clericalismo que marcó el auge de ciertas
deraba a la escuela como una sociedad en pequeño, se pregunta- posiciones nacionalistas en la década del '10, la invitó a Camaña
ba: "¿Por qué ha de ser una sociedad mutilada?" (JAcouEs, 1912:4). a dictar una conferencia de la que resultó el folleto.
La percepción del divorcio entre la experiencia cotidiana en el nú- En el prólogo, Muzzilli caracteriza a Camaña como "la madre
cleo familiar y el orden ficticio creado por la escuela, al separar la electa", y transcribe autodefiniciones de la propia pedagoga que
educación de ambos sexos, instalaba, así, críticas a la educación parecen marcar ciertos rasgos de identidad que la distinguen del
vigente que acentuaban las diferencias con el anarquismo. socialismo vernáculo: "Solo un placer supera al de enseñar, que
Por su parte la caracterización de la coeducación como "so- es una de las mejores formas de darse, el de crear carne y alma: el
cial" partía de conceptuar a la sociedad como un organismo cuyas de tener hijos", o el siguiente: "No soy liberal, no soy anarquista,
partes eran todas necesarias y cumplían funciones útiles, comple- como no soy socialista. Aspiro a ser sencilla e intensamente hu-
mentarias, que garantizaban la marcha del organismo completo. mana" (Camaña, 1916:4-5). Frases que indican esta asociación en
Si estas partes se preparaban separadamente, sólo acentuaban ne- el discurso de figuras de la época entre maternidad, educación y
gativamente las características de cada sexo, la aptitud para las humanismo universal. Muzzilli acordaba con esta asociación en-
abstracciones generales en el hombre y las disposiciones minu- tre identidad femenina y maternidad; en un texto había afirmado
ciosas en la mujer. que "no hay progreso sexual si no hay acentuación de los caracte-
Otra figura significativa de la época, Raquel Camaña (1883- res específicos de cada sexo y que el carácter específico de la mujer
1915), fue una referente indiscutida de la defensa de la coedu- es la maternidad" (MuzzILLI, 1911). Camaña y Muzzilli también
cación. Aunque no estaba ligada orgánicamente al Partido Socia- coincidían en otra cosa, en la idea de que "a la mujer-madre co-
lista, tuvo una vinculación estrecha con algunas de sus figuras más rresponde el tomar como suyos los intereses de la raza" para lo
164 SANDRA CARLI CAPITULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 165

cual se postulaba que las leyes naturales fueran fundamento de una En esa escuela única para todos los hijos de la nación debía
nueva moral racional y práctica que regulase las formas de trans- realizarse el segundo ideal escolar, postulado por Camaña, que
misión de la vida de una generación a otra. Camaña sumaba a es- era la coeducación sexual de niñas y niños. Para ello era necesa-
tas tesis la admiración por la obra de Nietzsche y la proclamación rio desterrar todos los ataques y prejuicios existentes contra este
de sus teorías sobre el mejoramiento de la raza, hecho que según ideal derivados de la intromisión de intereses particulares o religio-
Muzzilli le valió muchos enemigos que le cuestionaban la inmo- sos en la escuela estatal. El combate contra la Iglesia era entonces
ralidad de sus ideas sobre educación sexual. por dos vías: la supresión de escuelas no estatales y la elimina-
La pedagogía de Camaña tenía rasgos vitalistas, que se locali- ción de los prejuicios eclesiales sobre la coeducación de niños y
zan en la promoción de "todo sentimiento religioso que expanda niíías.
la conciencia de la fuerza individuanibídem:22), y que se ligaba Camaña avanzó en el análisis de la variable de género a partir
con esta idea de una nueva interpretación cientifica, natural y hu- del impacto que la separación de los sexos en la educación provo-
mana del problema de la "transmisión de la vida" (ibídem:112), caba en el plano del poder: la educación por separado, según la
ideas que plantean puntos de contacto con las tesis de Spencer sobre pedagoga, tendía a "hacer brutales y déspotas a los hombres y
la conciliación entre ciencia y religión. Camaña sostenía la exis- débiles y astutas a las mujeres". Defensora de la instrucción sexual,
tencia de una religiosidad humana, entendida como un núcleo cul- Camaña se acercaba, así, a las ideas de Paul Robin y de Ferrer
tivado desde la familia. En la escuela esa religiosidad debía per- Guardia, y se distanciaba de las de Leon Tolstoi cuya visión mís-
mitir la construcción del ideal de una "gran familia", en la que niños tica postulaba la abstinencia como modelo. La instrucción sexual
ricos y pobres se debían dedicar a "conquistar la ciencia según sus suponía luchar contra el prejuicio religioso del pecado que la educa-
aptitudes o facultades para el mayor bien de la humanidad" (CA- ción confesional postulaba, y que se replicaba en otras visiones
MAÑA, 1916:10). más modernas.
Según Camaña, la aquonía entre las clases sociales se podía Una educación conjunta de ambos sexos que superara las dis-
lograr a través del primer ideal escolar que era la coeducación criminaciones existentes contra la mujer ho significaba negar la
social, postulada en la época por Ferrer Guardia, combinado con identidad propia de cada sexo. En palabras de la pedagoga "igualdad
una educación científica que debía disipar los tránsitos diferencia- no significa identidad" (CAmAÑA, 1916:12), y eso suponía ahon-
les. Para la pedagoga esta coeducación "social" sólo podía implan- dar en las características propias de cada sexo. La coeducación,
tarse a través de una escuela única, "la del Estado, la del pueblo y sin embargo, era propuesta sólo para el nivel primario y para la
para el pueblo todo" (ibídem:11). Camaña llegaba a postular la universidad y no, en cambio, para el secundario. Camaña consi-
necesidad de la supresión de escuelas fuera del espacio estatal, en deraba a la pubertad como una "época que corresponde, por ata-
la medida en que a la escuela pública se le adjudicaba el rol de vismo, a la fase aún salvaje de nuestra especie", tesis que revela la
"instruir solidarizando los vínculos entre 'las diversas clases so- coincidencia con los planteos de Víctor Mercante en La crisis de
ciales, uniformando la orientación educativa". la pubertad. En la historia de la pedagogía, la pubertad se reitera
Como señala Alicia Moreau en otro artículo, Camaña no ad- como un tiempo que convoca a posiciones conservadoras, como
mitía el argumento de la libertad de enseñanza enarbolado por los si la presencia de una potencial genitalidad condujera a una re-
partidarios de la enseñanza confesional, que respetaba las convic- tracción o ineficacia de las propuestas pedagógicas de coeduca-
ciones de los padres pero no los derechos de los hijos. Julio Bar- ción.
cos, pedagogo y maestro para entonces vinculado al anarquismo, En la pedagogía de Camaña hay un desplazamiento de las te-
coincidía en esta visión en la que la prioridad adjudicada por la sis positivistas más ortodoxas sobre el niño como sujeto salvaje y
iglesia católica a la tutela paterna (a las decisiones de los padres objeto de control y observación del adulto, hacia una noción del
sobre la educación de "sus" hijos) antagonizaba con la tutela edu- niño en la que la modificación de los vínculos intergeneracionales,
cativa del Estado sobre la población infantil en general y en la que vía educación de la mujer, entre otras cosas, opera en otras for-
los derechos del niño quedaban subsumidos (Barrancos, 1990: mas de constitución del niño como sujeto, desviando el curso erra-
305). do de la naturaleza y los efectos nocivos del ambiente. Vínculo
166 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 167

_ entre adultos y niños, mujeres y niños, maestras y niños, y víncu- sión de la desigualdad social infantil. En la pedagogía de Camaña
lo entre pares, de los niños unos con otros, la escuela debía ser un se registra, entonces, un desplazamiento de una pedagogía social
lugar de "niños protegiéndose y amándose mutuamente", enun- inclusiva, democratizadora, radicalizada, en la postulación de una
ciado en el que se encuentran reminiscencias de Fourier. "El con- escuela única del Estado para todas las clases sociales, a formas
tacto de protector a protegido que se establecerá entre cada alum- de control artificial de la especie vía regulación de los nacimien-
no y el infante menor de 6 años puesto bajo su amparo, elevará tos. En esto último se produce una articulación entre las ideas de
moral e intelectualmente al educando" (ibídem:16). Niesztche en la segunda mitad del siglo XIX, que serán más tarde
Las nociones de educación integral y coeducación social y objeto de reintepretaciones polémicas en el contexto de auge del
sexual se combinaron en Camaña con una notoria defensa de la nazismo durante los años '30, y los propios argumentos del dis-
corriente eugenésica. Camaña, era admiradora de Nietzsche, y creía curso feminista.
en la posibilidad de generar formas de mejoramiento de la raza. La propuesta de una escuela única, mixta, popular, estatal, era
Desde esta perspectiva consideraba a la escuela como una instan- una propuesta de "escuela-hogar", al estilo de la que el diputado
cia de procesamiento de la nueva generación, y localizaba en ella Alfredo Palacios diseñó posteriormente en la década del '30, a tono
un conjunto de tareas ligadas con la protección social, la higiene, con la visión poblacionista del socialismo. Escuela-hogar en la que
el aprendizaje de conocimientos, orientados a forzar ciertas for- la mujer debía cumplir, para Camaña, un papel importante al servi-
mas de solidaridad social. Sostenía que "la escuela será recién cio de la niñez pobre. Para garantizar el sostenimiento de dichas
escuela de vida y no fosilización de prejuicios sociales, sexuales escuelas-hogares, las escuelas normales anexas a las escuelas públi-
y religiosos, como actualmente lo es. La solidaridad social será cas debían brindar un servicio femenino obligatorio que combi-
un hecho. Y la eugenia su base y su cima, permitirá al hombre nara la docencia y la maternidad.
superarse a sí mismo al crear, divinizándolo" (CAmAÑA, 1919:171). Las críticas de Camaña a la educación confesional y a la edu-
La eugenia, ciencia fundada por Sir Francisco Galton, estu- cación pública por instalar discriminaciones de género no impli-
diaba las causas sometidas al contrato social que podían mejorar caron un desplazamiento a posiciones feministas radicales. La
las cualidades de la raza en las futuras generaciones desde el pun- asimilación de educación y familia la ubicó en posiciones que
to de vista físico o mental. En torno a esta ciencia se había mode- Barrancos categoriza como de "contrafeminismo". Según Camaña,
lado una visión del niño como descendencia regulada. Si el discur- la mujer debía seguir desempeñando un rol de mediación respec-
so positivista había propugnado una visión del niño como un sal- to de la relación entre niñez y sociedad y, por ello, la coeducación
vaje sujeto al orden de la naturaleza, en esta visión la naturaleza y sexual se convertía en un "elemento moralizador por excelencia".
el ambiente se reconocían como objetos de control artificial por La coeducación fue, así, un principio articulador en los dis-
parte de los hombres. Camaña postulaba, de acuerdo con esta vi- cursos socialistas acerca de la infancia, pero su tratamiento como
sión, la enseñanza de la "puericultura antes de la procreación" con variable de moralización para la eliminación de las discrimina-
el fin de "regular las uniones humanas para obtener la mayor pro- ciones de género en algunos casos no avanzaba más allá de las
porción de individuos mejor adaptados a la forma de sociedad fronteras de la familia como ámbito ideal para el niño. Ya fuera
actual" (ibídem:171). Sus propuestas se dirigían a atender la situa- privada o humana la familia ligaba, así, la esfera doméstica con la
ción de los niños huérfanos, abandonados o pobres que, para en- esfera del Estado, la identidad del hijo can la del alumno y del
tonces, eran interpelados por el discurso penalista de la minori- futuro ciudadano.
dad. Camaña proponía el control de los nacimientos al mismo tiem- El discurso socialista sobre el niño pobre estuvo permeado por
po que la defensa y valorización de la maternidad. el higienismo que propiciaba la intervención sobre el ambiente
En este sentido, aunque postulaba la intervención previa so- infantil con el objeto de evitar la degeneración de la raza. Existía,
bre las condiciones de nacimiento de las generaciones —algunas sin embargo, una tensión entre la defensa de la selección natural y
figuras de la época interpretaban este énfasis en la degeneración las estrategias higienistas: la protección del niño era cuestionada
de la raza como una cuestión asociada a intereses de clases (ENscu por los defensores de la selección natural porque, entre otras ra-
MASAY, 1915)—, su discurso contenía alternativas para la inclu-
168 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 169

zones, consideraban a la mortalidad infantil como una mani- había condena de la pobreza y destino prefijado del menor, sino
festación de la selección natural. La pregunta era, entonces, para posibilidad de redención a partir de la intervención higienista:
qué salvar al niño si esto debía ocurrir a expensas de la raza. Sin "Afortunadamente, el hijo de padres más ó menos degenerados
embargo, los seguidores de Spencer —entre otros Ingenieros en no está condenado sin apelación al tribunal de la vida feliz, gra-
su primera etapa y muchos pedagogos— adherían a la idea de que cias a la higiene fisiológica y psicológica, porque el impulso nor-
la depuración natural de la sociedad "debe ser mitigada por la mal para la perpetuación de la especie —el «espíritu de la especie»
simpatía". diría Maeterlinck— tiende a reaccionar cuando, desde un princi-
En esta perspectiva, que comparte las tesis spencerianas sobre pio, se coloca al sujeto en condiciones especialmente favorables"
la selección dela especie, se ubican los trabajos de Carolina Muzzi- (ibídem:118).
lli (1889-1917), cuya trayectoria fue destacada en la defensa del Este movimiento en favor de la eugenesia incluía el recono-
menor trabajador. Dictó numerosas conferencias sobre la situación cimiento de la opresión del niño por parte de los adultos. En un
de la mujer y el niño e intervino en los cambios en la legislación relato acerca del Congreso Americano del Niño realizado en 1916
social. El análisis presentado sobre el trabajo femenino fue pre- en Buenos Aires, Muzzilli sostuvo:
miado en la Exposición de Gante y en la de San Francisco (1913).
"Hemos demostrado que el niño, a cualquier clase social que
Muzzilli se desempeñó como inspectora del Departamento Nacio- él pertenezca, es «propiedad» absoluta de los adultos. En la
nal de Trabajo.
aristocracia, víctima de las tareas sociales de la mamá, que le
Muzzilli asimilaba la condición femenina con la maternidad. deposita en manos mercenarias desde su nacimiento hasta su
Con este punto de partida, se distanciaba de las posiciones femi- adolescencia. En la clase pobre, carne de explotación y de ta-
nistas más radicales, a las que acusaba de masculinismo. Las mu- ller. Y no hemos tratado, por cierto, de inculcar «virtudes» a
jeres debían cumplir con el "deber social obligatorio de ser ma- los niños, porque entendemos que no es posible hacer del hom-
dres", más que concentrarse en la lucha por el reconocimiento de bre un dechado de virtudes, o cosa que se le parezca, sin antes
derechos (Muzziw, 1911:109). La "mujer-madre", depositaria de haber libertado hasta de sus propios errores y de sus propios
la reproducción, debía "tomar como suyos los intereses de la raza" prejuicios; mas nos hemos exigido a nosotros mismos el deber
(ibídem:110). La "transmisión de la vida" de los padres a los hi- de libertar a la infancia de todas las trabas que a su racional
jos no se limitaba a una tarea biológica, sino que era considerada desarrollo le han opuesto el hombre, el ambiente, la sociedad"
parte de la "religiosidad humana", cuestión que no debía ser de- (Muzzmu, 1916:72).
clinada en la Iglesia. A su vez, el reconocimiento de los "derechos
Muzzilli, sin embargo, defendía la autoridad de los padres como
de los hijos" fundaba el deber de los padres de hacerse cargo de
una manera de contrarrestar la presión de un Estado en conforma-
su educación, aun cuando estos últimos necesitaran una prepa-
ción, que pretendía tutelar en forma absoluta sobre la vida infan-
ración especial.
til. Fortalecer a los padres era un modo de frenar la intervención
En la medida en que la verdadera protección del niño debía de otros sectores sociales sobre la población infantil hija de la clase
producirse, entonces, "educando, instruyendo" (ibídem:113) y no trabajadora.
multiplicando cunas, hospicios o asilos, la madre debía contar con El anarquismo se diferenciaba de la mirada eugenésica del
conocimientos de higiene integral, debía ser objeto de una prepa-
socialismo a partir de la creencia casi infstica en un futuro sin
ración especial para cumplir su tarea de transmisión de la espe-
opresiones, al que se podía arribar a través de la lucha política
cie. Dicha preparación consistía en un dispositivo higienista (com-
presente. Mientras el socialismo aspiraba a seleccionar o, a lo
puesto por cursos de cocina higiénica, campañas escolares antial- sumo, controlar los factores sociales y orgánicos que desde la ni-
cohólicas, luchas contra el vicio, etcétera), dirigido a combatir las ñez obstruían el mejoramiento de la sociedad, en el anarquismo la
que se concebían como causas de la degeneración de la raza. creencia en un porvenir ligaba su actuación a la producción de un
El niño, señalaba Muzzilli, "no es un diminutivo del adulto:
futuro a partir de los deseos sociales, a la promesa de un futuro
es un ser imperfecto, desigualmente desarrollado" (ibídem:118),
siempre imposible.
de allí la importancia de la intervención oportuna de la madre. No
170 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 171

El discurso educativo anarquista La aspiración de formar sujetos libres es notoria en ideas pro-
acerca de la infancia movidas desde el comunismo anárquico. El feminismo anarquista
publicó, en 1897, el periódico La Voz de la Mujer, caracterizado
Los discursos anarquistas acerca de la infancia se configuraron por ser "escrito por mujeres para mujeres" y por la "fusión de ideas
en una trama disidente respecto de las posiciones socialistas acer- feministas con una orientación revolucionaria y trabajadora" (L4
VOZ DE LA MUJER, 1997:11-12). Durante la década del '90, el perió-
ca del cambio social. El rechazo de la vía teformigta de amplia-
ción del Estado y la impugnación radical del orden familiar se dico estuvo influído por el comunismo anárquico (Peter ICropotkin
vinculaba con un imaginario que articulaba la visión del niño a un y Elysee Reclus en Europa, y Emma Goldman y Alexander Berk-
horizonte futuro que tenía como meta la autonomía del mismo. mann en EE.UU.) lo que generó cierta fusión entre ideas socia-
Según las conclusiones del Primer Congreso de 1902 de la listas y anarquistas con discursos centrados en la clase trabajado-
Federación ObreraArgentina, entonces dominada por el anarquis- ra y en la emancipación de la mujer. Malatesta y Pietro Gori ha-
mo, la prohibición del trabajo infantil se inscribía en el objetivo bían dado impulso al feminismo anarquista en lo que hace al "re-
de "formar un pueblo de productores libres" desde una perspecti- conocimiento de la especificidad de la opresión de la mujer" (ibí-
va estrictamente clasista que rechazaba el vínculo con el Estado, dem:19).
aunque fuera bajo la forma de demandas al 'mismo, tal como pro- El horizonte de la sociedad libre suponía, para el niño, la ne-
movía el socialismo. "Fuera de la organización obrera, todo es cesidad de otorgarle una educación que cortara la "cadena de la
extraño a los intereses de la clase obrera" (Cuarto Congreso de la esclavitud". En uno de los artículos de La voz de la mujer se desa-
FORA, 1904, Declaración de Principios, en: López, A., 1987:91). rrollaba la idea de una "educación sana", definida en contraposi-
Esta estrategia de autonomizar y no contaminar la vida de la clase ción con la educación familiar, doméstica y pública: debía ser
obrera era coherente con la estrategia educativa de fundar escue- contraria a la moral burguesa, formar "hijos de la naturaleza" con
igualdad de privilegios desde el nacimiento y sin desigualdad de
las propias, no estatales.
En el tercer congreso de 1903 se sostuvo en relación con las clases, evitar enseñar creencias divinas o sentimientos de patria.
Ahora bien, lo más significativo era la apelación a un sujeto des-
escuelas libres:
sujetado de toda autoridad:
"El tercer congreso de la FOA considera de urgente necesi-
dad la fundación de escuelas libres, donde excluyendo toda "No le enseñéis a rebajarse y a someterse a la voluntad de otro,
educación sectaria se exponga al niño la mayor suma de cono- porque desde el momento que todos tenemos los mismos dere-
cimientos evitando así la deformación cerebral y preparando chos, ninguno puede considerarse superior a otro; y porque
criterios amplios, capaces de comentar y comparar más tarde desde el momento que todos somos uno o sea iguales, cada uno
todo género de doctrinas. es libre de su voluntad y por lo tanto libre de hacer lo que él
El lema de estas escuelas será "la libertad por la educación" crea más conveniente.
y la instrucción estética y el aprendizaje manual deberá unir- Enseñadles a despreciar y a no acatar la Autoridad de ningún
se a la enseñanza científica, teniendo siempre como punto de individuo; sea ésta con cualquier nombre o bajo cualquier for-
mira el desenvolvimiento integral de todas las facultades" (ibí- ma que se presente, porque, donde hay autoridad, donde haya
dem:98). uno o más individuos que ejerzan dominio o mando, tiene que
forzosamente haber esclavos, y donde reina la esclavitud no
En coincidencia con su concepción gremial, la FOA era parti- puede haber libertad.
daria de una "educación societaria de todos los asalariados" (ibí- Y por último, enseñadles que debemos ser libres, como libres
dem:99) que les permitiera "adquirir los conocimientos que la son los animales que en el mundo habitan" (LA voz DE LA MU-
burguesía y el Estado nos niega" (ibídem:104). Esta educación JER, 1896c:102).
societaria debía proporcionar una enseñanza amplia, universalista,
La comparación de los niños con los animales partía de la
productiva y racional.
sobrevaloración del orden de la naturaleza considerado corrom-
172 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 173

pido por la sociedad burguesa. Sin embargo también se marcaba torno de esta corriente, inserta en el Movimiento Mundial de la
la distinción provocada por el hecho de que los seres humanos, a Educación Nueva, se configuró un discurso acerca de la infancia
diferencia de los animales, son poseedores de raciocinio, valor caracterizado por la defensa de los derechos del niño, la indivi-
importante en el discurso anarquista. La consideración del niño dualidad infantil y el autogobierno. Esta corriente tomó como fuen-
como animal distinguía este discurso educativo del positivista, que tes a Rousseau, al socialismo utópico, al socialismo cristiano y a
había recurrido a la criminología de Lombroso, entre otros auto- las ideas de Spencer (Barrancos, 1988). Figuras como Francisco
res, para explicar las características de la naturaleza infantil. El Ferrer Guardia, Paul Robin, Sebastián Faure, entre otras, conflu-
médico italiano era criticado en el periódico, que lo consideraba yeron en la creación de experiencias pedagógicas renovadoras que
uno de los tantos "anatemizadores del anarquismo" (LA VOZ DE LA tuvieron impacto en la educación argentina. En un artículo titula-
MUJER, 1896b:53) y le cuestionaba que una predisposición al cri- do "Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia",
men se adjudicara a todos los sujetos. publicado en la Revista Socialista Internacional, se asentaron las
En otros artículos del periódico se insiste en la caracterización bases de una sociedad fundada por un grupo de educadores en París
del niño como un hombre del mañana, que acentuaba la creencia en 1907 cuyos principios básicos eran los siguientes:
en el futuro, enunciada con el término "Porvenir". La creencia casi "1°) La educación dada al niño debe descansar sobre una base
mística en un futuro sin opresiones, al que se podía arribar a tra- científica y racional; debe, por lo tanto, descartarse toda no-
vés de la lucha política presente, se diferenciaba de la mirada ción mística o sobrenatural.
eugenésica. Desde esta última, se pretendía seleccionar o, a lo 2°) La instrucción no es sino una parte de esta educación. La
sumo, controlar los factores sociales y orgánicos que desde la ni- educación debe comprender también al lado de la formación
ñez obstruían el mejoramiento de la sociedad. de la inteligencia, el desenvolvimiento del carácter, el cultivo
La crítica de la mendicidad y el trabajo infantil fue permanente de la voluntad, la preparación de un ser moral y físico bien
a partir de la construcción de un "nosotros" en el que las mujeres equilibrado cuyas facultades se encuentren armoniosamente
anarquistas sumaron a los niños como objeto de protección, des- asociadas y llevadas a su máximum de potencia.
bordando las fronteras domésticas. Ello se combinaba con una 3°) La educación moral, mucho menos teórica que práctica,
visión sentimental del niño, asimilado a las flores y a los pájaros, debe resultar del ejemplo y apoyarse sobre la gran ley natural
que debía ser defendido para evitar su captura por la patria, la re- de solidaridad.
ligión o los patrones (LA VOZ DE LA MUJER, 1896a:133-135). La au- 4°) Es necesario en la enseñanza de la primera infancia, sobre
sencia de referencias a la educación del niño en guarderías u otras todo, que los programas y los métodos se adapten en cuanto
instituciones se opone al discurso feminista socialista que encon- sea posible a la psicología del niño, lo que no se realiza en nin-
traba en estos espacios institucionales una vía para la solución del guna parte, sea en la enseñanza privada o en la pública"(LIGA
problema laboral y doméstico de la mujer. INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN RACIONAL DE LA INFANCIA, 1909:207).

La revista L'École Renovée impulsaba y difundía el nuevo


ideario, y un Comité internacional presidido por Ferrer Guardia
La educación racionalista: el niño rebelde (presidente) e integrado por C. A. Laissant de Francia funcionó
hasta 1913 (ibídem:208). Esta corriente emprendió una crítica radi-
El discurso anarquista fue portador de una propuesta educa- cal a las formas de la educación tradicional y avanzó en la profun-
tiva de notoria autonomía que se denominó "educación raciona- dización de la noción de educación integral (física, intelectual,
lista". Francia fue la cuna de la pedagogía racionalista que ya for- moral, etc.) y en el análisis de sus condiciones materiales (higiene,
maba parte del discurso anarquista en el Programa del Comité de edificación, etc.). El rechazo de la educación confesional y de la
Enseñanza Libertaria creado en París en 1908, que postulaba una acción monopólica del Estado en la educación se tradujo en un
educación integral, racional, mixta y libertaria, y combatía tanto discurso acerca de la infancia cuyo principio articulador fue la
la pedagogía soviética como las posiciones socialdemócratas. En impugnación de toda forma de sujeción del niño. Miguel More-
174 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 175

no, representante de la Liga para los países sudamericanos, lo enun- todo lo racional de sí mismos y de la solidaridad libremente
ciaba así: organizada y aceptada" (ibídem:506).
"Demostrar a la infancia que mientras un hombre depende de Centramiento en el despliegue de la racionalidad infantil, pos-
otro hombre se cometerán abusos y habrá tiranía y esclavitud, tulación de la necesidad de un maestro informado y poseedor de
estudiar las causas que mantienen la ignorancia popular, co- saberes sobre la naturaleza, la ciencia y el arte, y solidaridad como
nocer el origen de todas las prácticas rutinarias que dan vida forma de organización social son elementos de un discurso que
al actual régimen insolidario, fijar la reflexión de los alumnos articulaba en forma compleja la relación entre las generaciones y
sobre cuanto a la vista se nos presente, tal ha de ser el progra- que en buena medida subordina la especificidad de los procesos
ma de las; escuelas libres" (MORENO, M., 1910:505). pedagógicos al orden científico y al orden comunitario.
La "enseñanza libre, racional y científica" se distinguía de la Alicia Moreau escribió varios artículos sobre el movimiento
enseñanza religiosa y de la enseñanza política y, a diferencia del de la educación nueva en Humanidad Nueva y en la Revista So-
discurso de Julio Barcos que analizaremos luego, priorizaba una cialista Internacional. En una primera etapa fue una defensora de
intervención científica: la educación racionalista, posición forjada a partir de sus contac-
tos con la republicana española Belén de Sárraga —que participó
"La misión de la enseñanza consiste en demostrar a la infan-
en el Congreso de Libre Pensamiento realizado en Buenos Aires
cia en virtud de un método puramente científico, que cuanto
en 1906— y de sus lecturas de autores anarquistas (Henault, 1983:
más se conozcan los productos de la naturaleza, sus cualida-
25-29). En uno de sus artículos Moreau analiza una ponencia pre-
des y la manera de utilizarlos, más abundarán los productos
sentada por Sebastián Faure en París en defensa de la escuela lai-
alimenticios, industriales, científicos y artísticos útiles, conve-
nientes y necesarios para la vida, y con mayor facilidad y pro- ca. Faure fue un dirigente anarquista qué instaló un orfelinato en
pulsión saldrán de nuestras escuelas hombres y mujeres dis- el cual puso en práctica las ideas de Paul Robin, y que coincidía
puestos a cultivar todos los ramos del saber y de la actividad con éste en el rechazo a toda forma de dogmatismo.
guiados por la razón e inspirados por la ciencia y el arte, que En su artículo, Moreau desplegó las posiciones eclesiales y
embellecerán la vida y justificarán la sociedad" (ibídem:505). laicas referidas al niño, extractadas de la ponencia de Faure. El
niño era objeto de disputa en una verdadera batalla entre los de-
El proyecto de construcción de una sociedad de productores fensores de la enseñanza laica y los de la educación católica. Para
favoreció la sobrevaloración del conocimiento de la naturaleza. Por entonces, la Iglesia sostenía que el niño no tenía derechos que
otra parte, la reivindicación de la cientificidad de la enseñanza
pudiesen prevalecer sobre los de Dios, y qLe, por lo tanto, carecía
vincula esta posición con la búsqueda positivista y krausopo- del derecho de rehusar la educación religiosa hasta los 18 años, y
sitivista de una legitimación científica de la pedagogía. Quizás el los padres el de elegir no darla. En cambio, las posiciones laicistas
rasgo diferencial de la pedagogía anarquista radicó en la valora- acusaban a la Iglesia de pretender "predestinarlo [al niño] a sus
ción tanto del legado de la ciencia como del arte, lo que introduce fines, ella se atribuye el derecho de formarlo, de amoldado a su
una mirada orientada a la estética. Se suponía que el conocimien- antojo [...]". La Iglesia, en cambio, cuestionaba al anarquismo por
to de la naturaleza necesariamente acrecentaba las posibilidades "debilitar, matar en el niño las nociones actuales de familia, mo-
de autonomía de la sociedad y del niño. Bajo el impacto de los
ral, de patriotismo" (MoREAu, 1910:138). La confrontación era
avances científicos, se acusaba a la religión y al monopolio polí- evidente, no había articulación sino antagonismo entre estas dos
tico-estatal de la educación de favorecer la "esclavitud política de maneras de configurar la identidad del niño.
la niñez". La experiencia de la autonomía sólo era posible en el En la trama del discurso racionalista anarquista se configura
marco del desarrollo pleno de la razón:
entonces la noción de rebeldía infantil con el objetivo de poner
"La enseñanza libre, racional y científica ha de persuadir a freno a las estrategias políticas y católicas de sujeción del niño.
los futuros hombres y mujeres que no han de esperar nada de Faure planteaba que: "Se trata de una guerra declarada entre los
ningún ser privilegiado (ficticio o real) y que pueden esperar que pretenden amoldar la infancia a sus doctrinas y nosotros que
176 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 177

queremos hacer de ellos rebeldes" (ibídem: .132-140). En cambio, La oposición al monopolio del Estado era complementaria de
el propio Ferrer Guardia, responsable de la consolidación del mo- la importancia adjudicada a la sociedad civil, la cual debía soste-
vimiento de la Escuela Moderna en España, polemizaba con los ner escuelas propias. Esta visión se articula con la estrategia po-
anarquistas desde una tendencia más socializante, que caracteri- lítica anarquista y anarco-sindicalista cimentada en las ideas de
zaba a la educación como una forma de lucha de clases. Alertaba Bakunin de lucha contra la opresión del Estado. Un amplio con-
entonces contra los peligros de propugnar la rebeldía infantil en junto de escuelas racionalistas que funcionaron entre 1900 y 1912,
forma temprana, postulando la necesidad de "formar primero hom- fue registrado por la investigadora Dora 13arrancos (Barrancos,
bres" (Barrancos, 1990:65). Si el principio de la rebeldía infantil 1990).
perrnitía cofistruir una equivalencia con las posiciones eclesiales, La presencia de los niños en experiencias educativas se com-
que anulaban la voz del niño frente a la autoridad indiscutible del binó con su participación en las prácticas políticas de los adultos
pater familia "Iglesia", su articulación en las prácticas pedagógi- de acuerdo con la promoción de un "niño militante": acciones de
cas se significaba de una manera más compleja que ponía en contra- propaganda, difusión y entrenamiento obrero (actos del 1° de Ma-
dicción la instrumentación de aquel principio. yo, huelgas), celebración de mitines infantiles, acciones de mora-
Esta tensión, que Ferrer enunciaba en el plano pedagógico, se lización, realización de congresos del niño, etc. En el discurso anar-
vincula con las diferencias entre la noción de individualidad y la quista niños y adultos son ubicados en un lugar de paridad frente
noción de autonomía, esta última notoriamente profundizada por a los adultos y frente al Estado. La afiftmación de los derechos
la escuela nueva. Las posiciones racionalistrs anclaron centralmen- propios del niño, más que permitir avanzar en las características
te en la noción de individualidad. Al afirmar que la posibilidad de
singulares de la infancia, lograba poner en un plano de igualdad
rebeldía del niño partía de la afirmación de sus derechos, se recu-
política a niños y adultos en la lucha contra la opresión del Estado
rría a un argumento jurídico. Ello se articulaba con la necesidad
y de la Iglesia. No se suponía, en cambio, que esa opresión fuera
de fundamentar el libre acceso a la razón y a la verdad y con la
constitutiva de la relación entre las generaciones: los maestros anar-
necesidad de frenar la tutela eclesial y estatal. Señalaba Moreau
quistas estaban exentos de ella. En esta cuestión el discurso anar-
en este sentido:
quista se diferenciaba de las ideas de Marx, quien sostenía que
"No conozco en materia de enseñanza, pues, sino un solo dere- niños y jóvenes no podían actuar por sí mismos y que, por lo tan-
cho: el derecho del niño, bien superior al del padre de familia, to, sus derechos debían ser reivindicados por la sociedad en su
de saber en las cuestiones controvertidas las opiniones más conjunto.
opuestas, es su derecho a la luz, a la verdad" (MoREAu, 1910:
143).
Moreau cuestionaba la tutela, entendida como forma de apro- Julio Barcos y la educación política
piación del millo, cuando sostenía que "el niño pertenece a sí mis- de la infancia
mo, y es el principio de su independencia, de su libertad, el que
debe verificar la escuela" (ibídem:172). Esta visión que acentua-
En algunas posiciones anarquistas se visualiza un desplaza-
ba la valoración de la individualidad era una estrategia discursiva
miento que consiste en el pasaje del reconocimiento de los dere-
para impugnar el carácter uniforme, impositivo, despersonalizado,
chos del niño a la postulación de la "educáción polftica de la in-
autoritario y dogmático de la escuela. El ét fasis en la individuali-
fancia". El pedagogo Julio Barcos fue uno de los representantes
dad infantil se expresaba, entre otros aspectos, en la valoración
más emblemáticos de esas posiciones en el espacio educativo.
de la voluntad que hacía Ferrer Guardia, entendida como instan-
Participó en el movimiento anarquista con Alberto Ghiraldo y José
cia intermedia entre el respeto de la naturaleza del niño y la adquisi-
de Maturana. Docente y militante gremial, participó en la apertu-
ción de influencias a través del ambiente. En Moreau, se verifica-
ba en la propuesta de la formación de un "individuo consciente y ra de la Escuela Moderna de Buenos Airc-% y se desempeñó en
libre" (ibídem:202) que pudiera recibir la educación que le conve- varias de las escuelas de la Liga Racionalista. Fue, además, funda-
niese particularmente (MoREAu, 1909:3). dor de la Liga Nacional de Maestro, creada en 1910. Declarado
178 SANDRA CARLI CAPITULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 179

admirador de las ideas de Sarmiento acerca de quien escribió va- las investigaciones paidológicas sobre el niño-alumno, sustenta-
rios libros, Barcos fue un agudo crítico de los gobiernos oligár- das en un perfil de intelectual: "Yo sólo investigo, dicen estos clasi-
quicos y de la burocracia política del sistema educativo enquis- ficadores de bagatelas" (ibídem:143). El otro punto de disputa con
tado en el Consejo Nacional de Educación. En numerosas pági- Mercante tenía que ver con la llamada educ ación integral que este
nas de su obra escrita se despliegan impugnaciones tanto de fun- último había descalificado en un congreso pedagógico reciente
cionarios ministeriales como de los más reconocidos pedagogos caracterizándola como "ingenua tontería por su imposible realiza-
positivistas. ción" (ibídem:146).
Sus críticas a los referentes más destacados del normalismo Además de esta crítica emblemática de la pedagogía hegemó-
positivista de la época se dirigieron a denostar sus posiciones tan- nica en la época, desde el punto de vista político-ideológico, Bar-
to políticas como intelectuales. En este sentido vale retomar la críti- cos coincidía con el discurso anarquista de la época en la identifi-
ca formulada a quien fuera un exponente del normalismo parana- cación de dos tipos de enemigos del pueblo y, por tanto, de la in-
ense, Maximio Victoria, director de la Escuela Normal de Paraná, fancia: el sectarismo religioso y el sectarismo patriótico. Consi-
por su defensa del caudillismo en una conferencia titulada "La deraba que la Iglesia dejaba efectos perniciosos permanentes so-
educación y la política" pronunciada en la provincia de Buenos bre la estructura mental de los niños, sobrevalorizada por el
Aires durante el gobierno de Sánchez Soronio. En referencia a este anarquismo como sede de la conciencia:
autor Barcos señalaba: "¿De qué le sirve la filosofía positiva a este "Piedritas en el cerebro son, exactamente, las ideas religio-
discípulo de Comte, si nada le ha enseñado la historia de la revo- sas reflejamente en la infancia desde el hogar o la escuela, y
luciones humanas?" (BARCOS, 1915:83). Lo acusaba de hacer "la que a pesar del desarrollo de las facultades del raciocinio, han
apología cívica del mandón" y desde allí denunciaba las articula- quedado intactas, incrustadas en el fondo de la conciencia"
ciones políticas entre positivismo y conservadurismo. Barcos res- (ibídem:180).
pondió a la defensa hecha por Victoria de la construcción de pala-
cios escolares de la siguiente manera: Acusaba al sectarismo católico de ser "el más belicoso que ha
conocido la historia", y cuestionaba a la Iglesia el "tener entrada
"Cuando enormes masas de niños quedan sin asiento en las en la familia" a través del activismo de los curas en las provincias
escuelas, y la mayoría de éstas carecen del instrumental mo- y la penetración de las sociedades de beneficiencia. Su crítica era
derno de la enseñanza, ese afán de los palacios escolares es la tan radical que llegaba a acusar a los curas de haber aumentado el
suntuosidad de la miseria a que son tan aficionados los número de hijos naturales en la provincia dé Córdoba a un núme-
rastacuores del oficialismo rioplatense" (ibídem:86).
ro de 10.000. Semejantes denuncias fundamentaban la estrategia
Sus críticas al positivismo normalista también demolieron la anarquista en distintos planos: "Urge como profilaxis preventiva
excelencia intelectual sobre la que se montaron los pedagogos desjesuitar al país" (ibídem:186). El otro enemigo político de la
normalistas. A Víctor Mercante lo acusaba de ser "un sabio sin infancia identificado por Barcos era el sectarismo nacionalista.
claridades mentales de ningún género: No hay espíritus más inco- Barcos entendía que el patriotismo era la religión oficial del Esta-
herentes, en materia de ideas generales, que nuestros pedagogos do, y sus políticas tenían efectos sobre la infancia indefensa. Im-
conservadores imbuidos en la vanidad de esa ciencia infusa pseudo pugnaba las política del CNE que, durante la presidencia de José
experimentalista, erigida en cátedra oficial como la de Víctor María Ramos Mejía, en 1910 había instalado rituales y conteni-
Mercante en la Facultad Pedagógica de La Plata, de donde no ha dos nacionalistas en el espacio escolar.
salido hasta la fecha un solo maestro característico" (ibídem:145). Su impugnación conjunta tanto del positivismo normalista
La oposición a Mercante no suponía rechazar toda la tradición como de nacionalistas y católicos dio lugar a la construcción de
positivista. En este sentido la recuperación de la figura de José un conjunto de equivalencias en torno a otro punto nodal, tanto en
Ingenieros por su denuncia del "cientificismo estéril de laboratorio" el plano de la política como en el plano de la educación. Las pro-
le permitía a Barcos sostener cierta articulación de su discurso con puestas pedagógicas y políticas de Barcos respecto de la infancia
las posiciones socialistas. El objeto de su crítica era, en todo caso, partieron del reconocimiento de la situación de miseria social, del
180 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 181

"hambre de la población criolla" y de la construcción del pueblo el Estado no era un sujeto político idónec y justo para conducir
como sujeto de la educación. los destinos de la niñez:
En el plano de la educación, Barcos consideraba que uno de "Si hasta ahora hemos ilustrado a la juventud de acuerdo a la
los efectos políticos de la intolerancia conservadora, católica y voluntad de los anws para llegar a resultados desastrosos, tiem-
nacionalista de los "sicarios de las conciencias" había sido la ca- po es que se eduque a los hijos según la voluntad de los pa-
lificación de anarquistas y enemigos de la patria a todo aquel que dres, que son los interesados directos y que, por lo mismo, sa-
manifestase "juicios o ideas contrarias a lo que hacen o piensan ben mejor que el Estado cuáles son sus necesidades" (ibídem:
los de arriba". Esta -reflexión, que retoma de Carlos Vergara, es 230).
analizada mediante la enumeración de las tesis conservadoras que
El rechazo del Estado como responsable de la educación y la
operaron como un reconocimiento de la identidad anarquista. Así
transferencia de la responsabilidad al pueblo conducían, paradó-
se refería a la caracterización de la educación anarquista:
jicamente, a una reivindicación del papel educativo de los padres,
"Decir que en materia de educación hemos descubierto y per- que eran situados, empero, como parte de una comunidad dotada
petuado el más caro sistema de fábricas de imbéciles y que los de lazos solidarios, un pasaje del Estado a la familia. El retorno
políticos maestros de la inmoralidad no pueden ser los direc- de la política del Estado al pueblo suponía, en otro movimiento,
tores espirituales de la educación de nuestros hijos pues que sostener el protagonismo político del maestro y del niño. La reivin-
esa misión le está reservada exclusivamente al pueblo, es ser dicación de la identidad gremial del maestro se entendía entonces
anarquista" (ibídem:167-168). como una estrategia de autogobierno de la educación ejercido por
La crftica a los entonces maestros emblemáticos del norma- aquellos que sostenían la escolaridad, los representantes del pue-
lismo y a los funcionarios oficiales de la república conservadora blo en las escuelas: "Era menester ejercitar a los que forman la
lo conducía a otra selección de la tradición pedagógica argentina: conciencia cívica del niño, en la defensa ciudadana de sus dere-
la recuperación de Carlos Vergara o de José Ingenieros, así como chos que constituye la práctica primordial de la democracia [...I"
la defensa de la gremialización del magisterio. (BARcos, 1911:5).
Así se enuncian los rasgos centrales de la posición anarquista: Barcos, entonces, recuperaba del liberalismo la defensa de la
opción por los débiles contra los poderosos, no usar la inquisición formación civil con un sentido democrático y racional que permi-
contra el adversario, rechazar el dogmatismo, coherencia entre tiese articular el nuevo papel de los maestros con un cambio en la
ideas y acciones, rechazo a la esclavitud en cualquier esfera, etc. educación de la infancia. Un nuevo papel de los maestros suponía
Barcos reivindicaba la figura de Francisco Ferrer Guardia y res- también otra visión del niño, para lo cual Barcos postulaba la "edu-
cataba a distintas figuras provenientes del liberalismo progresista cación política de la infancia" que debía tener un sentido republi-
y del socialismo (Ingenieros, Ghiraldo, Vergara, etc.), del movi- cano de la lucha contra la opresión de los derechos, e implicaba la
miento de renovación pedagógica mundial kEllen Key), y del cam- formación de la conciencia infantil con nuevos contenidos:
po de la literatura. El punto de convergencia era la crítica de la "De acá, señores consocios, la necesidad imperiosa de encau-
intolerancia intelectual y la postulación de una apertura de la edu- zar viril, sincera y republicanamente la educación política de
cación a "los campos sugestivos de la Belleza y la Sabiduría", la la infancia, para salvar al pueblo del encanallamiento cívico
concepción de la escuela pública congo lá casa del pueblo y la crí- y a la República del fracaso" (ibídem:6).
tica a todo dogmatismo de la escuela por atentar contra la personali-
dad del educando. Barcos consideraba que se había abierto un Para Barcos, sólo un maestro agremiado, es decir, un maestro
"camino de las ideas libertarias sobre el campo de las ciencias de que conocía sus derechos y los ejercía pclíticamente, estaba en
la educación" (ibídem:230). condiciones de llevar adelante la educación polftica de la infan-
Este autor construyó, entonces, otra articulación entre educa- cia. Esta se asentaba en una visión de la sociedad que comprendía
ción y política. Así como había denunciado las articulaciones en- dos rasgos. En primer lugar la idea de sOciedad libertaria, es de-
tre conservadurismo polftico y positivismo liberal, consideraba que cir, de una sociedad en la cual el valor de la libertad se antepusie-
182 SANDRA CARLI CAptruLo IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 183

ra a toda forma de esclavitud estatal, patriótica, legal y social. La sostenía: "Este es el siglo de la asociación y la ayuda mutua, por-
crítica a los mandatarios se asentaba en la idea de la soberanía in- que en ellas está el poder de los humildes" (LIGA INTERNACIONAL
dividual, "tu soberanía", en la que debía anclarse la soberanía del DE EDUCACIÓN RACIONAL DE LA INFANCIA, 1909:11). Es decir que el
pueblo. La noción de individuo se visualiza aquí: "En el indivi- discurso de Barcos articulaba la valoración del individuo y su per-
duo que es la célula consciente y dinámica del organismo pueblo, tenencia a una sociedad "asociada" y solidaria. Para referirse a ello
se concretan todos los derechos" (BARcos, 1915:137). Barcos utilizaba la metáfora de la colmena, una figura recurrente
El valor de la libertad individual y el re. lazo de toda forma de en el anarquismo, que condensaba las formas de trabajo colectivo
esclavitud se reeditaba en su visión del niño. En este sentido, re- tanto en el plano de la política como en el de la escuela. "La Col-
cuperaba las ideas de Faure, quien sostenía que el maestro no te- mena" fue el nombre de una escuela fundada en Mar del Plata por
nía derecho de valerse de la ignorancia, inferioridad y debilidad Justa Burgos Meyer, y así se llamaba también la que había funda-
del escolar "para hacer penetrar en el corazón y el espíritu de su do Sebastián Faure en Rambovillet: "La Ruche". Esta última,
alumno, su manera de ver y sentir" (MoREAu, 1911 b:24). La li- descripta por Alicia Moreau (1911b:19), había sido fundada entre
bertad infantil era, a criterio de Barcos, un valor eliminado por parques y praderas, y abordaba todo tipo de cuestiones (conteni-
efecto de las pedagogías disciplinantes: dos escolares, higiene, paseos, alimentación educación física, etc.).
"Estas grandes verdades no son para las almas hechas a gol- Desde el punto de vista metodológico se estimulaba la curiosidad
pe de molde, que nunca han podido concebir otra disciplina infantil, se evitaba que los programas fueran rígidos, y se imple-
de la conducta humana que la que nos aplican desde niños mentaba el método gradual para la adquisición de conocimientos
padres y maestros ignorantes: la del látigo o la obediencia. concretos. La defensa del método inductivo frente al deductivo se
Toda la Pedagogía oficial está basada en ella, desde la escue- argumentaba desde una ubicación activa del niño en la relación
la primaria a las Facultades de Ciencias; lógico es que tenga pedagógica.
en todas las profesiones tantos adeptos y tan fieles discípulos. Podríamos contrastar los usos krausopositivistas y froebelianos
Dar libertad completa a los hombres debe ser para esos espí- de la metáfora de la planta, que aludía al proceso de crecimiento
ritus disciplinarios algo así como abrir las jaulas de las fieras de la niñez y a la intervención del maestro, con la metáfora de la
para que vivan sueltas entre los humanos. Pero no es tan feroz colmena que supone, en el anarquismo, la apelación a las formas
la humanidad. Ni es una herejía la de Marterlinck cuando afir- de trabajo colectivo del universo animal. Aunque ambas refieren
ma con tan sublime convicción que, 'El uso armonioso de la al orden de la naturaleza, en la colmena la solidaridad y la comu-
libertad no se adquiere sino por un largo abuso de sus benefi- nión contribuyen a la meta de relación entre los individuos.
cios — (BARCOS, 1915:135).
Esta contemplación de las diferencias entre los niños se arti-
Estas ideas se vinculan con las planteadas por Bakunin cuando culaba, a su vez, con la defensa de la coeducación social y sexual.
señalaba que "los niños no son propiedad de nadie. Solo pertenecen Barcos consideraba que el autogobierno era posible educando con-
a su propia libertad futura". De acuerdo con esta afirmación no eran juntamente a niños ricos y pobres. Esta forma de coeducación había
los padres sino "la sociedad" la que debía "velar por ellos". sido implementada por Ferrer, a cuya experiencia se refiere:
De la libertad infantil se derivaban, entonces, dos conceptos: "La coeducación de pobres y ricos que pone en contacto unos
el de rebeldía infantil, que suponía una equivalencia entre los ni-
con otros en la inocente igualdad de la infancia por el sistema
ños y los esclavos, pero que había sido limitada en sus usos tem- de la escuela racional es obra buena, necesaria y reparadora"
pranos por Ferrer Guardia, y el de gobierno propio. Este último
(BARCOS, 1913:2).
suponía un aprendizaje del uso de la libertad, en torno a la idea de
que "saber encarar los problemas de la educación es aprender a La coeducación social, también defendida por Raquel Caama-
gobernarse a sí mismo..." (BARCOS, 1913:32). ña, se presentaba como una alternativa para contrarrestar la ex-
El otro rasgo presente en la visión de B?rcos sobre la sociedad clusión de los niños pobres del espacio de la escolaridad y su en-
deriva del anterior. La manera de reemplazar la acción estatal co- cierro en las instituciones de la minoridad. En Barcos, la escuela
rrompida era instaurar una nueva solidaridad colectiva. Barcos
184 SANDRA CARLI CAPÍTULO IV: LA CUESTIÓN SOCIAL DE LA INFANCIA 185

pública no funcionaba como una colmena a causa de la interven- necesite bajar al arroyo a ganarse en el lodo su pan, ni el niño
ción del Estado. Se vea obligado a vagabundear por las calle sin techo que lo
Sin embargo, por otra parte Barcos postulaba la idea de co- albergue y sin padres que cuiden de su existencia y su educa-
educación sexual que, si bien tenía puntos de convergencia con ción, ni viejos que después de haber exprimido sus fuerzas en
posiciones feministas de la época, partía de una crítica al aumento el taller, estén condenados al oficio de mendigos" (BARCOS,
del personal femenino y de una caracterización de la identidad de 1915:58).
la mujer que enfatizaba sus rasgos clasistas y mundanos, y su es- Barcos coincidía con el diagnóstico socialista acerca de "la
casa capacidad para la dirección de las escuelas. En esta evalua- degeneración y el anulamiento de la raza del porvenir" (ibídem:64).
ción coincidía con Leopoldo Lugones. Aunque Barcos defendía Sin embargo, impugnaba con radicalidad a la Iglesia por su mon-
una mayor ilustración de la mujer, no escapaba del sesgo mascu- taje de instituciones de protección al niño: "...Los curas son los
lino de los discursos de la época. De esta manera consideraba que albaceas de las fortunas privadas por la o -ganización y explota-
la misión fundamental de la mujer se concretaba en los primeros ción de esa disimulada industria religiosa que se llaman socieda-
arios del niño, a partir de la combinación entre funciones de ma- des de beneficencia [...J" (ibídem:183). Acusaba a la Iglesia de
ternidad y docencia, con el argumento de que "su aptitud para aumentar el número de hijos ilegítimos y proponía "dejesuitar el
entenderse con el infante proviene de su modalidad psíquica que país" (ibídem:186). Frente a los suprapoderes del Estado y la Iglesia
la mantiene intelectualmente, en su semiinfancia característica" sobre los menores, Barcos coincidía con el socialismo en la necesi-
(BARCOS, 1915:241-242). En cambio sostenía que con posteriori- dad de fortalecer a la familia:
dad debía ser el hombre el director espiritual de los niños.
"Si hasta hoy hemos ilustrado a la juventud de acuerdo con la
El anarquismo entró en una etapa de declinación a partir de la
voluntad de los amos para llegara resultados desastrosos, tiem-
década del '10. El pensamiento de Julio Barcos sufriría modifica-
po es de que se eduque a los hijos según la voluntad de los pa-
ciones, a partir de su adhesión al yrigoyenismo.
dres, que son los intereses directos y que por lo mismo, saben
Respecto de las políticas de la minoridad el anarquismo, im-
mejor que el Estado cuáles son sus necesidades" (ibídem:230).
pugnaba la mirada criminológica del delito infantil. La concep-
ción dominante acerca de la peligrosidad de las masas era, en la Entre la posición de Muzzilli y la de Barcos, existía un espec-
época, una estrategia para neutralizar políticamente el fantasma tro complejo de visiones. El Congreso Feminista Internacional
anarquista y, según Bergalli, "fue muy útil extender la idea posi- (CFI) realizado en 1910 fue uno de los espacios en los que estas
tivista del criminal como sujeto anormal a quienes encabezaban visiones fueron expuestas. En este congreso, el debate osciló en-
las huelgas, puesto que la perturbación del orden y el ataque a la tre el cuestionamiento a las sociedades de beneficencia y, en par-
sociedad se equiparaban a la criminalidad común" (1983:210). ticular, a las asociaciones católicas, y la propuesta de espacios
Ante esta realidad, el rechazo de la idea de corrección/internación sofisticados de exclusión/segregación. En el medio se sitúa un
de los menores y la defensa de la autonomía del niño respecto del conjunto de propuestas que constituyeron un verdadero avance
Estado fue rotundo. respecto del dispositivo de protección entonces existente.
En La felicidad del pueblo es la suprema ley, Julio Barcos
sostuvo que el bienestar de la nación se lograría solo, suprimiendo
el hambre, es decir, atacando las causas sociales del delito: La cuestión social de la infancia
"Se conseguiría con sólo un poco de equidad del lado de los y la nueva pedagogía
acaparadores del suelo y la riqueza, restituyendo parte, no por
beneficencia sino por derecho, de lo que éllos amontonaron a Socialistas Si anarquistas tuvieron distintas concepciones acerca
expensas del sacrificio proletario, reorganizando no sólo con de cómo intervenir en la democratización social de las condicio-
más inteligencia, sino también con mayor buena fe y espíritu nes de vida de los niños. Estas diferencias se ligaron no sólo con
de justicia la sociedad argentina; de tal I lodo que ni la mujer el diferente rol adjudicado al Estado, sino también con la inter-
186 SANDRA CARLI

pretación del estatus del niño y de su participación en los proce- Capftulo V


sos sociales de la época.
La defensa de la escolaridad estatal en el discurso socialista La autonomía del niño en las
llevó a priorizar la solución de las cuestiones vinculadas con la
higiene social de la infancia, concepción demasiado imbuida de experiencias educativas.
la mirada del positivismo médico. La radicalidad del discurso
anarquista acerca de la infancia se debía a la disolución de la asi-
Yrigoyenismo, escuela nueva y
metría entre adultos y niños que provocabb que estos últimos fue- democracia (1900-1945)
ran considerados como sujetos con derechos propios y habilita-
dos para participar activamente en la lucha contra la opresión del
Estado y de los poderosos. Los niños eran niños proselitistas y
desde allí su condición de alumnos era solo uno de los polos de
identificación en juego.
La expansión de la escolaridad pública y la democratización
polftica del país a partir de la asunción del primer gobierno radi-
El movimiento de la escuela nueva, de origen europeo y nortea-
cal, provocaron más tarde que los debates sobre el niño se ubi-
mericano, tuvo notorio impacto en la Argentina durante las pri-
caran en el terreno pedagógico, terreno que comenzaba a ser abo-
meras décadas del siglo XX. Las ideas pedagógicas de este movi-
nado por los debates pedagógicos del movimiento de la escuela
miento estuvieron presentes en la formación de los maestros y
nueva. favorecieron la producción de numerosas experiencias educativas;
además, en tomo a algunos de sus principios se diseñaron reformas
parciales del sistema educativo. Aun considerando la dimensión
internacional de este movimiento, reforzada por un deseo de paz
entre las naciones en el período de entreguerras que encontró en
la educación un medio de comprensión mútua fraternal (Palacios,
1996:27), la circulación de estas ideas favoreció en el país la con-
figuración de discursos pedagógicos con rasgos propios que me-
recen analizarse como una serie diferenciada de los discursos
normalistas de la etapa anterior y que se caracterizaron por ubicar
al niño en el centro de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Maestros y pedagogos que se identificaron con este movimiento
o corriente educativa (ibídem: 25) buscaron diferenciar sus prácti-
cas pedagógicas de las vigentes entonces argumentando acerca de
la necesidad de una posición más protagónica y democrática del
alumno en la relación escolar, argumento que se articuló con de-
mandas globales de renovación pedagógica.
A diferencia de los discursos educativos positivista y krauso-
positivista que se desplegaron de manera contemporánea a la im-
plantación de la escolaridad pública durante los gobiernos oligár-
quicos, fueron condiciones de producción de esta serie discursiva
los debates pedagógicos que comenzaron a generarse en el país a
partir de 1916 en la trama de los procesos de democratización
188 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 189

política y social y de modernización cultural que acompañaron el tencia que se distanciaría de las posiciones pedagógicas de la es-
acceso del yrigoyenismo al poder. Los discursos de la escuela cuela nueva.
nueva acompañaron el ascenso social y político de los sectores Esta escisión social, que distanció dramáticamente a los niños
medios y las nuevas visiones sobre la modernidad en el escenario de sectores medios de los tipificados como "menores" divorcian-
urbano (Sarlo, 1988:29). La utopía anarquista de una educación do los procesos de modernización pedagógica de las políticas de
política de la niñez a cargo de la comunidad estaba en franca decli- control social, no impide destacar el impacto democratizador del
nación ante la instalación hegemónica del sistema educativo esta- movimiento de la escuela nueva dentro y fuera del espacio esco-
tal como espacio centralizado y burocratizado. Hasta entonces la lar. Los discursos de la escuela nueva en la Argentina construye-
sociedad civil había mantenido cierto grado de autonomía respec- ron una visión de la infancia caracterizada por el reconocimiento
to del Estado a partir de una red de asociaciones populares de del alumno a partir de su identidad de niño, supuestamente invi-
educación a través de la cual eran canalizadas muchas de sus de- sibilizada por el normalismo de corte positivista. Este reconoci-
mandas sociales y culturales respecto de los niños (Carli, 1991). miento comprendió varias cuestiones: la crítica a la hegemonía del
Gradualmente la interpelación comenzó a dirigirse al nuevo esta- maestro o al paidocentrismo y a la didáctica positivista, el anclaje
do democrático, y ello creó condiciones para el debate pedagógi- en la psicología del niño, la creación de experiencias educativas
co en el interior del sistema escolar. de autonomía infantil y gobierno infantil, la profundización del
Entre los años 1914 y 1931 se logró escolarizar a la mayoría lazo social y cultural con la infancia.
de la población infantil: según el Censo de 1931 las tres cuartas En los nuevos discursos pedagógicos se construyeron un con-
partes de los niños entre 6 y 13 años asistían a la escuela primaria, junto de equivalencias respecto del discurso fundador de la ins-
como cierre del período se alcanzó la incorporación de distintos trucción pública, que hizo notoria la confrontación entre norma-
sectores sociales (Wiñar, 1974:11-12). Sin embargo, los niveles lismo positivista y escolanovismo. Estas equivalencias eran, en-
de deserción escolar siguieron siendo muy altos con un descenso tre otras, paidocentrismo-puerocentrismo; enseñanza-aprendizaje;
significativo de la matrícula a partir del 4° grado (Tedesco, 1986: disciplina escolar-autogobierno infantil. El trabajo de diferencia-
250-251). En ese contexto, dos hechos potenciaron la producción ción operado por el discurso de la escuela nueva respecto de la
de discursos acerca del niño: la Guerra del '14 y la crisis mundial tradición normalista-positivista no redundó en la construcción de
de 1930. La emergencia de la guerra fue evaluada por algunos una nueva hegemonía político-educativa que modificara los ci-
sectores como producto del fracaso de la educación recibida por mientos del sistema escolar. Las principales críticas formuladas a
las generaciones adultas que protagonizaron el enfrentamiento. este movimiento se refieren a su incapacidad para reemplazar al
Este fue uno de los elementos genéticos del discurso escolanovis- sistema tradicional fundado con la pedagogía liberal, en el caso
ta. Las declaraciones de "derechos del niño" proliferaron a partir argentino el normalismo fundador. Las ideas de la escuela nueva,
de la guerra y más tarde la crisis del '30 agudizó las demandas sin embargo, intervinieron en la modulación de nuevas identida-
sociales que desestructuraban cualquier propuesta educativa. des docentes y se rearticularon en diversos tipos de discursos des-
La configuración de un conjunto de discursos educativos esco- de la década del '10 hasta los años '50. La escuela nueva fue un
lanovistas fue contemporánea de lo que denominaremos el "dis- catalizador de la renovación pedagógica, que caracterizó el clima
curso de la minoridad". Mientras que los primeros dieron lugar a plural desde el punto de vista cultural e ideológico de la experien-
un conjunto de interpretaciones sobre el niño-alumno a partir del cia del radicalismo en el poder. Este clima se modificó a partir de
reclamo de democratización pedagógica del sistema educativo la década del '30 con el pasaje a una polarización de posiciones
escolar, el segundo se inscribió en el ámbito jurídico-social para entre nacionalismo católico y comunismo que encerró la renova-
interpelar al niño-menor que había quedado en los márgenes de la ción pedagógica en las fronteras del Estado y encapsuló la discu-
sociedad y, por ende, no estaba integrado al sistema educativo. sión sobre el niño en torno al modelo político fascista o comunista.
Comenzó entonces el diseño estatal y privado, cada vez más pre- La crisis del positivismo y las nuevas corrientes filosóficas
ciso y exhaustivo, de un dispositivo de control/protección y asis- espiritualistas abonaron la producción pedagógica del movimien-
to. En los años '20, se transitaba de la marcación científica de la
190 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 191

pedagogía a una marcación de tipo filosófico espiritualista y vita- tema educativo en proceso de expansión que no había clausurado
lista, que creaba las condiciones para una mayor autonomización su condición de modelo y que imprimió al sistema escolar rasgos
del discurso pedagógico respecto de otras ciencias. En el caso ar- jamás borrados. Nonnalismo y escolanovismo se articularon en
gentino las ideas de la escuelas nueva dieron lugar a diversos dis- formas muy complejas. Así, también es posible identificar articu-
cursos pedagógicos: algunos postularon el anclaje de la pedagogía laciones entre socialismo/anarquismo y escuela nueva. La noción
en la biología y el psicoanálisis; otros en los aportes filosóficos de cambio que subyace a la de modelo, según Passeron sólo pro-
vitalistas. En todos ellos la frontera establecida con el discurso ducido "en el encuentro entre procesos reproductivos incompati-
positivista en los años '20 y nacionalista en los '30 fue la defensa bles" (1983:418), simplifica la comprensión de los efectos de este
de la autonomía infantil. El niño, abordado como un sujeto dota- discurso en la trama pedagógica argentina y, particularmente, los
do de una espiritualidad propia o de inconsciente, fue interpreta- rasgos que imprimió a una visión nueva de la infancia en el espa-
do desde sus posibilidades de crecimiento autónomo respecto de cio educativo escolar.
los adultos. Si las diferencias entre adultos y niños fueron forza- Por otra parte, el discurso de la escuela nueva confluyó con la
das jurídicamente por la pedagogía liberal para fundar la autori- explosión de demandas gremiales docentes y con búsquedas de
dad del maestro y de la escolaridad pública, el movimiento de la una solución más democrática de la problemática social infantil.
escuela nueva impugnó los fundamentos pedagógicos de esa au- El ascenso de los sectores medios, combinado con una mayor or-
toridad. Fue convergente con otros movimientos que demandaban ganización del movimiento obrero, impactó sobre la autonomía de
una autonomía de los actores educativos, como el de la Reforma las reivindicaciones magisteriales. Los "usos" locales del nuevo
Universitaria. ideario variaron de acuerdo con sus portavoces, que fueron tanto
Distintos términos se han utilizado para nombrar las produc- funcionarios ministeriales como maestros recién egresados de las
ciones del movimiento escolanovista: escuela nueva, escuela ac- escuelas normales, y militantes socialistas, comunistas y liberales
tiva, escuela renovada, escuela serena son algunos de ellos y se democráticas. Este espectro amplio y disperso de difusores orgán-
diferencian de acuerdo con sus alcances educativos y sociales, icos y parciales dotó al movimiento renovador de un rasgo cen-
particularidades nacionales y filiaciones filosóficas. El rasgo co- tral: la experimentación y el ensayo.
mún de todas las propuestas fue, en buena medida, el deseo de Seguramente la difusión de los principios de la escuela nueva
convertir a la escuela en un lugar grato para el educando. fue parcial, en algunos casos derivó en "excesos de activismo" y
La historiografía sobre la escuela nueva indica la existencia no llegó a penetrar todas las escuelas del país. Sin embargo, ello
de polémicas respecto de su carácter de modelo, de movimiento o no va en detrimento de su valor como movimiento pedagógico que
de simple corriente de renovación pedagógica. Algunos autores logró alterar las reglas instaladas en el sistema educativo por la
coinciden en considerar el movimiento de la escuela nueva como pedagogía positivista-normalista fundadora.
la primera gran crítica de la educación tradicional, que puso en De este movimiento, cuya producción internacional ha sido
cuestión el carácter adultocéntrico y de tensión hacia el futuro recabada en numerosas obras, nos interesa destacar la apelación a
alertando contra el descuido de los sujetos que transitaban por ella la formación de un "hombre nuevo" que formaba parte de los
(Tedesco, 1983:17). Sin embargo esta dimensión crítica no habría imaginarios de antes y después de la guerra; en los que se observa
sido suficiente para que el movimiento se constituyera en mode- la modificación de los alcances de las propuestas pedagógicas, por
lo, carácter sólo reconocido a la pedagogía tradicional (Tedesco, ejemplo en lo que hace a su radicalidad. Palacios señala que, si
1980:80). Una segunda discusión se refiere a los alcances socia- bien las conflagraciones mundiales no fueron el origen, sí opera-
les del movimiento, a partir del desplazamiento de los problemas ron como un estímulo importante (Palacios, 1996:27).
desde el ámbito político-educativo al ámbito técnico-pedagógico La feminista sueca, Ellen Key publicó a principios de siglo El
(Saviani, 1983:12). siglo del niño que tuvo 64 ediciones en seis años. El texto convo-
Es preciso, entonces, despejar algunas cuestiones. A diferen- caba a la construcción de una "conciencia de la santidad de la
cia de lo que ocurrió con el movimiento europeo, la corriente de generación" (KEy, 1945:12), proclamando que el nacimiento, el
la escuela nueva se instaló en la Argentina en el marco de un sis- cuidado y la educación de los hijos debían convertirse en un de-
CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 193
192 SANDRA CARLI

ber social. Las posiciones eugenésicas de mejoramiento de la raza, ción de la unidad vital del niño en el de Pestalozzi, y la de signi-
que postulaban el derecho de los hijos de elegir a sus padres, en- ficación de la actividad libre y creadora del niño, el valor del jue-
contraban su traducción propia en los discursos educativos. La go y la importancia de la educación estética en el de Froebel.
opresión de la naturaleza del niño comenzaba a considerarse un Sin embargo, es significativo cómo en la Argentina algunas
"crimen pedagógico" (ibídem:73), y la recuperación de Rousseau de estas ideas se articularon en un discurso específico, combinán-
intentaba dar pie a la construcción de una nueva genealogía de la dose con otras. Pestalozzi fue uno de los principales referentes del
educación. normalismo fundador, aunque su articulación con el positivismo
La diversidad de experiencias escolanovistas que se desa- comtiano redundó en la reducción de sus postulaciones más de-
rrollaron en todo el mundo no impide encontrar en ellas un rasgo mocráticas, lo que no ocurrió con su presencia en el espiritualismo
común, según Codignola: spenceriano de Carlos Vergara. En cambio, el ideario de Froebel
imprimió rasgos vitalistas a la difusión del jardín de infantes en la
"Ellas han asumido naturalmente fisonomías muy diversas en obra de Sara Eccleston. La recurrente mención de la figura de
los distintos lugares, pero todas han nacido de tina única per- Tolstoi como antecesor del movimiento es, sin embargo, la más
suasión: que en todas partes la escuela pública en vez de pro- interesante en la medida en que la experiencia de Iasnaia Poliana
mover las fuerzas espontáneas de los alumnos y favorecer su marcó a fuego la propuesta de gobierno propio infantil de Carlos
disciplina interior, acostumbra mortificarlas y disminuirlos con Vergara, y fue una de las lecturas arquetípicas de socialistas y anar-
métodos artificiosos y mecánicos, que están en neto contraste
quistas.
con las instituciones educativas de la pedagogía moderna, que
También lo fue la de Rousseau, el gran obviado del normalis-
desde Rousseau y aun desde Locke, conciben la educación no
mo fundador argentino, demasiado obsesionado con garantizar la
ya como transmisión de un saber, sino como formación de la
efectividad de la enseñanza. La llamada "vuelta a Rousseau" re-
personalidad autónoma del escolar" (Codignola, 1969:266).
volucionó lo que Manacorda denomina la "aproximación antro-
La impugnación de la escuela pública, sin embargo, adquirió pológica a la pedagogía", es decir, su modo de acercarse al sujeto,
otra significación en la Argentina, puesto que solo en ese ámbito niño u hombre, dando un fuerte golpe a la aproximación "epis-
era posible instrumentar la renovación pedagógica. La condición temológica" centrada en la reclasificación del saber y en la transmi-
elitista, que algunos autores adjudican al movimiento europeo sión al niño como método (1987:381). Rousseau había sido des-
(Palacios, 1996:28), merece discutirse en el caso argentino. calificado por José María Torres, director de la Escuela Normal
La emergencia del escolanovismo dio pie a la construcción de de Paraná, en el discurso de recepción de nuevos profesores de
una nueva genealogía que, en la búsqueda infructuosa de un ori- 1894 (Carli, 1995b). Esta descalificación fue, quizás, sintomática
gen fundador, rescataba de la historia educativa y filosófica nue- de la transformación que ya se visualizaba a fines del siglo XIX.
vos referentes, descuidados u obviados en la pedagogía tradicio- El retorno a Rousseau en las experiencias de la escuela nueva se
nal. Pero, al mismo tiempo, produjo una articulación con corrien- descalificaba porque disolvía el principio de autoridad docente.
tes filosóficas contemporáneas de la difusión de la escuela nueva. A cambio de ello se postulaba la necesidad de una vuelta al ideal
Suelen identificarse como antecesores o precursores de la escuela práctico de la "libertad debidamente regulada por la autoridad"
nueva a Rousseau, Tolstoi, Froebel y Pestalozzi, y, entre los refe- (TORRES, 1894).
rentes filosóficos, a Bergson, Dilthey, Freud, Nietzsche y otros. Estos referentes apelaron en diversa medida a la defensa de la
En algunos casos se construyeron genealogías demasiado amplias. autonomía infantil. En las versiones locales de la escuela nueva
La que ensaya Lorenzo Luzuriaga llega a incluir como anteceden- este principio se articuló con el evolucionismo spenceriano o el
te a Sarmiento, diluyendo la dimensión crítica del movimiento en historicismo de Dithey. Sin embargo, en muchas de las formas
el debate educativo argentino. El conjunto de ideas respecto del estatales de apropiación del ideario europeo y norteamericano
niño retomadas de los referentes mencionados fueron las de indivi- predominó el énfasis en la renovación metodológica o curricular,
dualidad, libertad y espontaneidad de la educación en el caso de subordinando la discusión sobre el lugar del niño a los avatares
Rousseau, las de la integración de idea y experiencia y la concep-
194 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 195

didácticos. Por último, la psicologización de los métodos, un ras- principal. De esta nueva visión dieron cuenta múltiples versio-
go dominante del movimiento europeo, tuvo continuidad en la nes, a cuyas redes teóricas y referentes nos referiremos en cada
Argentina con la tradición positivista experimental. caso por separado.
La convulsión que representó el nuevo ideario, tanto en el pla- Ni los avances en la psicología del niño, ni la escasa difusión
no de los debates como en el de las experiencias, dio lugar a recla- del psicoanálisis, ni la crisis del positivismo, ni el clima de cam-
mos de prudencia e intentos de construcción de una continuidad bio mundial, podían frenar la configuración de una nueva mirada
con la etapa anterior en el plano discursivo. Bernardina Dabat, sobre el niño, ubicaba en la escena social de manera inédita. La
pedagogá normalista de Santa Fe, desplegó entonces argumentos democratización política coadyudaba a una nueva percepción de
para señalar que la lectura de los antecesores de la escuela nueva la realidad infantil, de la que dan testimonio revistas de la época:
había comenzado en los tiempos de la Escuela Normal, y que era la difusión masiva de la escolaridad potenciaba las demandas fa-
necesario anclar el nuevo ideario en la tradición pedagógica ya miliares y un acceso a los nuevos saberes sobre el niño. Un ejem-
existente, limitando así la autonomía posible del ideario europeo plo de la articulación entre la expansión del sistema y el nuevo
y norteamericano difundido en el país. Señalaba en 1939: "Todo mercado editorial fue la creación de la Revista Billiken (Varela,
lo que entre nosotros pretenda edificar en pedagogía, fuera de lo M., 1993).
cimentado por nuestra tradición, no se estabiliza sino muy difícil- La nueva trama cultural, en la que las vanguardias estéticas y
mente. La tierra y los escritos de nuestros maestros nos defien- literarias comenzaban a ocupar un lugar destacado, ponía en esce-
den..." (DABAT, 1939:7-8). na el juego de demandas sociales (de sectores medios, del movi-
El "retorno a Pestalozzi", que vertebró la producción de mu- miento obrero, etc.), entre las que figuraba el reclamo de un ma-
chos de los representantes internacionales del movimiento, fue yor acceso de los niños a los productos de la modernidad. La in-
especialmente reiterado en la versión local. Se trata de un gesto a clusión del niño en la escena cultural se articuló con la mirada
la vez cultural y nacionalista que pretendía construir y continuar escolanovista que, confiada en la naturaleza infantil y en la ex-
una tradición más allá de las modas pedagógicas, y también de un presión propia del niño, lo había liberado de la cuadrícula posi-
gesto conservador, ya que incluía en esa "lengua" pedagógica na- tivista.
cional a pedagogos tan diversos como Carlos Vergara y Rodolfo
Senet. Dabat denunciaba la preocupación por los procesos de dife-
renciación generacional que se estaban desarrollando en el propio La reforma oficial de José Rezzano:
espacio del normalismo, diferenciación cultural a la que se suma-
ba la propia diferenciación interna del aparato del Estado y del el niño laborioso
sistema educativo. Pero, por otra parte, la afirmación de Dabat se
producía en la década del '30, en un escenario de amenaza para el Durante las últimas décadas del siglo XIX, la voluntad de
normalismo y de dispersión creciente en el que la divulgación "pe- homgeneización social del proyecto educativo positivista tuvo su
dagógica" de la escuela nueva era funcional. razón de existencia en la necesidad de combatir la dispersión produ-
Fragmentos del discurso del movimiento de la escuela nueva cida por el liberalismo radicalizado, los rastros de krausopositi-
circularon, entre 1910 y 1930 aproximada) lente de manera diver- vismo, las demandas de democratización y descentralización de
sa en el escenario educativo: a través de la formación de maes- docentes, inspectores y directores, la influencia del anarquismo y
tros, del debate en círculos gremiales docentes, de gestiones minis- el papel democratizador del socialismo (Puiggrós, 1992:41). La
teriales (Puiggrós, Carli y Ziperovich, en Puiggrós, 1992). Su hete- dispersión político-pedagógica de los discursos se acentuó noto-
rogénea filiación filosófica, que se evidencia en la presencia de riamente a partir de la difusión y la circulación de las ideas de la
rasgos netamente positivistas en algunas posiciones (Montessori) escuela nueva. Esta dispersión permite pensar que la primera re-
y en rasgos idealistas en otras (Lombardo Radice), y su relativa forma de tinte escolanovista promovida desde el Estado durante
autonomía respecto de las propuestas políticas socialistas y anar- el gobierno de Hipólito Yrigoyen intentó producir una versión le-
quistas potenciaron la problematización pedagógica como nota gítima y ordenada que estuviera en condiciones de ser incorpora-
196 SANDRA CARLI éAPÍTULO V: LA AUTONOMfA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 197

da por el sistema educativo, que, hacia 1918, tenía un alto grado bre la realidad local dio lugar a argumentaciones destinadas a ex-
de ritualización y burocratización. plicar la inscripción del movimiento en la historia educativa argen-
La llamada "reforma Rezzano" nos invita a situar la trayecto- tina. La recuperación de la figura de Pestalozzi formaba parte de
ria del profesor e inspector de escuelas José Rezzano (1877-1960). esa estrategia: según Rezzano, el pedagogo debía ser "ripensato"
Rezzano había cursado estudios normales y universitarios en la a partir de la consideración de la experiencia de Neuhof como "pri-
Facultad de Filosofia y Letras, y desde 1920 fue profesor de Cien- mer experimento interesante relativo a una escuela nueva" (RE-
cias de la Educación en la Facultad de Humanidades y Ciencias ZZANO, 1921a:4).

de la Edu.cación de La Plata. Representante de la organización La calificación de "pestalozziana" adjudicada a la escuela ar-


oficial del movimiento de la escuela activa europea, la Liga Inter- gentina fundada por Sarmiento y que adquirió su forma definitiva
nacional para la Nueva Educación, e Inspector Técnico General, a partir de José María Torres, implicaba reconocer la existencia
dio cuerpo a la reforma denominada "Sistema de labor y progra- de una tradición pero, a la vez, poner un cerco a las intenciones
mas del Consejo Escolar 1" que, resistida por la burocracia esco- más radicalizadas del escolanovismo. Rezzano consideraba que
lar, culminó en 1936 con la implantación de los "Programas de la principal transformación del momento que se necesitaba enton-
Asuntos" por parte del CNE. Desde su función de Inspector Téc- ces era el abandono del arte de enseñar imbuído en el positivismo
nico tuvo a su cargo las escuelas de numeración impar del Conse- desde Torres y la inauguración de una vinculación con la religión
jo Escolar N° 1. y el "espíritu supremo" que alimentaba la nueva educación.
La reforma se caracterizó por ser un sistema integral de traba- Rezzano ubicaba el principal punto de anclaje del nuevo dis-
jo que comprendía, según Juan Vignatti, encargado de la modifi- curso pedagógico en el niño, concebido como un sujeto laborio-
cación de los programas, varias cuestiones: la focalización de la so. La introducción de los principios del taylorismo se traducía,
escuela en las necesidades del niño, la búsqueda de uniformidad en la escuela, en el llamado "espíritu de labor" (VIGNATTI, 1924:
evitando la nivelación, la conceptualización de la clase como pe- 630). Estos principios conducían a una división del trabajo esco-
queño grupo social y de labor de carácter colectivo, la transmi- lar de acuerdo con distintos criterios: tareas elementales, tiempo,
sión de un cuerpo pequeño de conocimientos, sobre todo de aque- tarjetas de instrucción, serie sucesiva de tareas elementales, herra-
llos que favorecieran el desarrollo del lenguaje, el uso del cuaderno mientas, imitando el escenario de un taller o de un laboratorio. El
único, la supresión de los deberes y el estímulo de la actividad al "espíritu de labor" condensaba la relación entre pragmatismo y
aire libre, la modificación de los programas y la actividad en ta- taylorismo: Rezzano valoraba la experiencia de John Dewey y de
lleres. la Universidad de Jena, y consideraba que las escuelas normales
Vignatti calificaba la reforma como contraria al "régimen de debían ser un "establecimiento experimental" (REzzANo, 192lb:19).
simulación y autoritarismo" vigente, y consideraba que había te- La defensa de la identidad laboriosa del niño y del maestro
nido como objeto "favorecer la eclosión de la personalidad infan- suponía una distinción respecto de la identidad configurada en el
til" (VIGNATfI, 1924:629). Con ese fin era necesario modificar la espacio laboral. Las labores" escolares infantiles no eran trabajo
transmisión de conocimientos: se esperaba que el niño los descu- productivo en el sentido marxista, sino, en todo caso, un ensayo
briese, y desde allí accediera a la cultura y a las convenciones, lo en escala escolar que permitía dar lugar a la actividad del niño y
cual suponía un cambio de eje respecto de la enseñanza tradicio- favorecer una organización de la actividad diaria siguiendo el for-
nal. Tal cambio se acompañó con una nueva política curricular que mato del taller y del laboratorio. Este enfoque permitía recuperar
provocó el abandono definitivo de los programas oficiales del CNE el "hacer por las cosas" pestalozziano, vincular la escuela con el
implantados durante la presidencia de J. M. Ramos Mejía. mundo social y favorecer la experimentacióa pedagógica. Rezzano
La revista del magisterio La Obra mantuvo la memoria de se distanciaba, así, de las posiciones socialistas y anarquistas so-
aquella reforma suprimida, que continuó el propio José Rezzano bre el trabajo infantil construyendo una argumentación pedagógi-
como director de la revista Nueva Era. Sus editoriales dan cuenta ca sobre el sentido de la actividad productiva infantil dentro de la
de una visión empapada en el clima de renovación mundial y con escuela. Esta visión, sin embargo, no implicaba desvalorizar la
la atención puesta en la realidad educativa local. Esta mirada so- experiencia soviética, que fue reivindicada en un artículo publi-
198 SANDRA CARLI CAPITULO Y: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 199

cado en La Obra por el propio Rezzano, y también por José Inge- El ensayo modelo de Clotilde Guillén de Rezzano:
nieros. Cuestionada en su primera etapa, esta experiencia fue va- el niño activo
lorada a partir de los cambios efectuados en 1920 con la creación
del "Estatuto de la Escuela Única del Trabajo" y los "Programas
El ensayo modelo reivindicado por las políticas oficiales y
oficiales para la enseñanza en las Repúblicas Soviéticas".
defendido por La Obra fue el llevado adelante por Clotilde Guillén
La idea de que la escuela debía ser un taller y un laboratorio
de Rezzano (1880-1951). Guillén de Rezzano era graduada de la
en pequeña escala acercaba Rezzano a las ideas de Dewey y lo
escuela normal de profesores y de Filosofía y Letras; se desempe-
distanciaba del utilitarismo que caracterizó, en cambio, a las lla-
ñó como profesora de pedagogía en la Escuela Normal N° 5 en la
madas "escuelas de nuevo tipo" creadas durante el segundo go- que fue directora durante 15 años. Tuvo varias cátedras, entre otras
bierno de Yrigoyen con el objetivo de la enseñanza de oficios
el seminario de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras, y
artesanales, rurales y urbanos a niños de entre 6 y 8 años. Critica- fue directora de la revista La Obra.
das por La Obra por imponer un fin utilitarista a la enseñanza inad- Esta pedagoga instrumentó, en los primeros grados de la es-
misible para la educación primaria, estas escuelas fueron, según cuela primaria Normal n° 5, una reforma del "ciclo infantil" que
el órgano de los maestros, un "craso error técnico" (LA OBRA, abarcaba primer grado inferior y superior y segundo grado. Los
1930a). Capacitar a los niños en la "lucha por la vida" mediante la
principales rasgos de dicha reforma fueron, según la autora, la
posesión de un oficio sólo podía admitirse como una forma de edu- modificación de los programas que pasaron a ser organizados en
cación post-escolar. La "lucha por la vida" era, en todo caso, un torno a problemas, asuntos o centros de interés, la transformación
tarea admitida para los "menores", tal como se visualiza en los insti- del ambiente (tanto en su aspecto material como organizativo), que
tutos de menores de la época. suponía el pasaje del salón de clase a la sala de trabajo, el reem-
Hacia 1930 se profundizó la discusión acerca del utilitarismo plazo de sistemas disciplinarios rígidos por el de servicio y cola-
en la escuela. Un editorial de la revista La Obra cuestionaba una boración, la flexibilización de los horarios, y la aplicación de los
asamblea de inspectores y visitadores de provincias y territorios principios montessorianos (GUILLÉN DE REZZANO, 1926).
que había llegado a un acuerdo por el cual las manualidades in- En otro artículo titulado "La Escuela Nueva en acción" (1921)
fantiles debían utilizarse para solventar las necesidades de los ni- Guillén de Rezzano fundamentó la experiencia realizada en la
ños, y que era preciso solicitar el concurso del hogar para ello (LA Escuela Normal N° 5 señalando que el aporte central de los cen-
OBRA, 1930b:99). Dado que el utilitarism( se consideraba como
tros de interés no significaba instalar nuevos contenidos, sino
una aberración, las huellas de Dewey fueron borradas durante modificar la manera de adquirirlos. Su definición de la idea de
mucho tiempo de la trama discursiva de la educación argentina actividad infantil, nuevo principio articulador del discurso didác-
desarticulándose la enseñanza escolar de la idea de progreso so- tico, resulta significativa en la medida en que la diferenciaba de
cial. A pesar de la temprana difusiór de los libros de Dewey (en otras versiones que acentuaban la idea de movilidad o la de manua-
las primeras décadas del siglo XX) a través de figuras como el lidad; la actividad infantil, para Guillén de Rezzano, debía darse
inspector general del sistema educativo Raúl Díaz y de Ernesto "en todos los órdenes y no solamente el sensorial" y suponía el
Nelson, el pragmatismo se mantuvo en los márgenes del discurso desarrollo de un razonamiento propio en el niño.
educativo (Dussel y Caruso, 1996). Además de situar esta experiencia "modelo" por su carácter
La laboriosidad infantil tiene puntos de articulación con el representativo, cuyos resultados fueron presentados en los Con-
principio de actividad infantil, arquetípico del discurso escola- gresos Internacionales de la Liga Internacional de Educación Nue-
novista, y en torno al cual se gestó el ensayo de Clotilde Guillén va, nos interesa retomar algunos enunciados que formaban parte
de Rezzano. del discurso de esta pedagoga, en la medida en que condensan un
conjunto de interpretaciones sobre el niño y sobre la escuela nue-
va desde un registro espiritualista-nacionalista y moralizante, muy
200 SANDRA CARLI
CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 201

asociado a las posiciones oficiales en el campo de la educación, de 1913, en pleno clima de lucha por la democratización polftica,
que se combinan con la defensa del activismo infantil. Guillén de Rezzano había sostenido que los maestros debían obede-
Guillén de Rezzano consideraba que el 'rasgo central de la es- cer los reglamentos, los decretos y las órdenes de los superiores, y
cuela nueva había sido "la aplicación del concepto vitalista" adap- reaccionaba contra el "aventurismo pedagógico" (ibídem, 1913:-
tándose a las necesidades del niño y de Ir. sociedad (GUILLÉN DE 33). Posteriormente en sus ensayos pedagógicos se flexibilizaron
REZZANO, 1942:8). En un intento posterior de evaluación del mo- aquellas prescripciones autoritarias ante la abierta divulgación de
vimiento señalaba que la aplicación de las nuevas técnicas se ha- la escuela nueva.
bía producido sin que los maestros abandonasen los principios Guillén de Rezzano y el propio José Rezzano se ubicaban en
pestalozzianos y froebelianos de la etapa fundacional de la educa- un lugar diferencial respecto de las posiciones normalistas por su
ción argentina. Así explicitaba las críticas al exceso de metodo- común valoración de la actividad infantil, de la experimentación
logismo de la escuela nueva: "El niño no debe encerrarse en el pedagógica y de la relación entre escuela y sociedad. Sin embar-
molde artificial de los procedimientos sino que éstos deben tomar go, temían que la dispersión de experienci.ls y las complejas arti-
forma en el niño. La educación no es traje de confección sino un culaciones ideológicas que se construían entre ensayos escolares
traje a la medida" (ibídem:22). y movimientos sociales provocaran el desborde del sistema. Su
Según Guillén de Rezzano, el método como "capacidad inhe- visión del niño se inscribía en esta previsión del desborde. Ante el
rente al espíritu" no debía quedar capturado por las declamacio- exceso de naturalismo rousseauniano, Guillén de Rezzano optaba
nes de los derechos del niño y, en todo caso, ya se formulaba como por forzar la consideración de la infancia como sede de construc-
una "metodología de la mente y del cuerpo en vez de una metodo- ción del futuro, visión que se acentuó en los años '30:
logía de las ciencias" (GUILLÉN DE REZZANO, 1930: 8-9), operación
de distinción respecto de la metodología positivista. Las críticas a "La preocupación por el porvenir del niño no debe pesar so-
los procedimientos partían de una visión del niño como un sujeto bre su infancia; pero ha de ser el telón& fondo sobre el cual
con voluntad: el niño intervenía desde su voluntad en el acto edu- se proyectan las actividades infantiles a fin de tomar con tiempo
cativo. Sin embargo, de la voluntad se desplazaba rápidamente a las medidas que, sin perjudicar al niño, favorezcan al adulto
en potencia" (1956:13).
la moral: la autora proponía que los maestros revisaran "si cada
uno de los conocimientos o actividades seleccionados pueden El énfasis en la bondad infantil, que caracteriza el discurso de
transformarse en «normas de conducta» aptas para el desarrollo y Guillén de Rezzano, hizo explícitas las restricciones al reconoci-
adaptación del niño" (GUILLÉN DE REZ7ANO, 1942:41). miento de la autonomía del niño. Señalaba la pedagoga que "no
En mensajes dirigidos entre 1913 y 1921 a maestras recién hay niños malos; sólo existen niños que no saben y el no saber es
graduadas de la Escuela Normal n°5, detectamos las primeras hue- su delito; delito infantil que puede convertirse por negligencia
llas de un tipo de discurso que pretendía dotar al maestro de una social en el crimen nefando del hombre'' (GuiLLÉN DE REZZANO,
posición redentora y de mediación entre la sociedad y la familia, 1921:17). La tesis central era que "el niño es fundamentalmente
y cuyos rasgos se reeditan en la década del '30. En el discurso de bueno y os seguirá ciegamente si vosotras sois organizadamente
1921, Guillén deRezzano señaló que "el.núcleo de la humanidad sinceras" (ibídem:18). La bondad infantil era la masa informe que
es el hogar" (GUILLÉN DE REZZANO, 1921a:10) y que el fortaleci- favorecía la intervención, en suma, la obediencia; tesis rousseau-
miento del hogar debía ser convergente con el de la patria. Los niana discutida radicalmente a partir de Freud.
maestros, entonces, fueron conceptuados como depositarios de una La definición de la educación como un proceso ligado a los
tarea moralizadora que consistía, filosóficamente, en "dirigir el valores espirituales denunciaba un corrimiento discursivo hacia
perfeccionamiento ético de la humanidad" y sociológicamente en posiciones religiosas que se cristalizaron en el sistema educativo
"favorecer la evolución social" (ibídem:10). La combinación de hacia los años '40. Guillén de Rezzano 'sostenía que el maestro
tareas éticas y de acción social que, según sus palabras, debían dar debía "estar en condiciones de sacar del conocimiento, la admira-
lugar a "fórmulas de altruismo y previsión", no ocultaba la defen- ción por la obra de Dios, sugestiones de carácter espiritual, incita-
sa del principio de autoridad sostenida años atrás. En el discurso ciones al perfeccionamiento moral, y tener la fuerza de poner las
202 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 203

habilidades y disposiciones al servicio del bien y de la felicidad docentes de kindergarten, como por ejemplo la Unión Froebeliana
de los demás" (1942:32). Las referencias z , las figuras de Gentile Argentina, en las que las maestras se autodefinían como fieles a
y L. Radice que se encuentran en la obra de-la pedagoga son indi- un credo, herederas de un legado y protagonistas de una batalla
cativas de este corrimiento hacia lo espiritual y la religión. Está pedagógica.
ausente, en cambio, la articulación con Rousseau, cuya recupera- Nos interesa destacar que, en la expansión del movimiento de
y
ción favorecía la tensión entre naturaleza cultura que Guillén de la escuela nueva, el nivel inicial encontró una punta de lanza para
Rezzano intentó conciliar a partir de la apelación a lo divino. afirmarse pedagógicamente. A partir de allí se moduló una visión
La obra de Guillén de Rezzano tuvo notoria influencia en los de la infancia dotada de saberes provenientes de distintas disci-
jardines de infantes. En la Argentina el nivel inicial recorrió un plinas ordenados de manera ecléctica. Desde la exclusiva referencia
largo proceso hasta su incorporación definitiva como primera eta- a Froebel, que había dominado hasta la década del '10, se produjo
pa de la escolaridad. El artículo 11 de la Ley 1420 sugería esta- un desplazamiento hacia un espectro de influencias escolanovistas
blecer "uno o más jardines en las ciudades donde sea posible do- que dejarían atrás el limitado debate entre la función doméstica o
tarlos suficientemente". El artículo 2 indicaba que, desde los 4 años escolar del jardín y las acusaciones de misticismo pedagógico.
hasta los 6, los niños podían ser admitidos en "jardines de infan- Entre los referentes europeos, fue la pedagogía de Montessori
tes o en escuelas dotadas de clases especiales". Sin embargo, más la que produjo un impacto más notorio. El contacto con los refe-
allá del espíritu de la ley, el debate central que atravesó al nivel rentes extranjeros de la escuela nueva era directo: Sara Justo y
desde fines del siglo XIX hasta los años '40 se centró en la posibi- Matilde Flairoto de Campi, dos miembros del Centro Unión y
lidad y conveniencia de educar a los niños en su primera infancia, Labor para el Progreso Femenino y la Protección del Niño, se tras-
dando lugar a versiones contrapuestas que le adjudicaban una fun- ladaron en 1915 a Italia para visitar la escuela de Montessori. En
ción doméstica o una función educativa. Las alternativas de este 1926 arribó al país para dictar conferencias en la Facultad de Fi-
debate se pusieron en juego en avances y retrocesos de iniciativas losofía y Letras y en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
estatales y creaciones diversas en el ámbito privado. Educación de La Plata. Varios jardines de inspiración monte-
El movimiento de la escuela nueva generó condiciones propi- ssoriana fueron fundados en el ámbito público y privado.
cias para el crecimiento del debate en torno al nivel, para la legi- Guillén de Rezzano adjudicaba al jardín de infantes la tarea
timación de su función pedagógica y para la creación de jardines de "corregir y prevenir los efectos del apriorismo empírico" y
de infantes. Esta difusión, que no logró concretarse en una insta- postulaba la necesidad de una intervención•sobre el ámbito fami-
lación masiva hasta la década del '40, debe ser recorrida desde dos liar encargado de la crianza y la disciplina del niño. La articula-
registros: las demandas sociales por atención de los hijos de fami- ción entre familia y jardín de infantes resulta arquetípica. Sin
lias trabajadoras y las posiciones pedagógicas que entablaron una embargo, su visión de la familia estaba cargada con un funda-
lucha por la validación científica y social de la educación de la mentalismo que disolvía la conflictividad social que afectaba a las
primera infancia. familias trabajadoras de la época.
Desde aquel ideal sarmientino de las Cunas Públicas y las Salas
de Asilo, en las que hijos de ricos y pobres serían atendidos de
manera igualitaria —con lo que se disolverían las diferencias so- Celia Ortiz de Montoya
ciales y culturales heredadas— numerosos debates, iniciativas y pro-
yectos se sucedieron. Las posiciones de defensa del kindergarten
y el niño libre y autónomo
ancladas en el movimiento de la escuela nueva habían logrado
La teorización y la experimentación pedagógica en torno a la
construir una genealogía que situaba su origen en la difusión de
las ideas froebelianas por parte de Juana Manso y Sara Eccleston, libertad y la autonomía infantil encontró una trama propicia en la
y que recuperaba las múltiples y dispersas experiencias llevadas crisis del positivismo naturalista que se había comenzado a pro-
adelante en todo el país. Por otra parte, se crearon asociaciones de ducir en la Argentina a partir de los años '20 con la circulación de
las nuevas corrientes filosóficas antipositivistas. Entre las figuras
204 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 205

que abrevaron en la nueva filosofía en el campo pedagógico cabe Ortiz de Montoya (1895-1985), cuya obra expresa una de las
mencionar a Juan Mantovani y Luz Vieira Méndez. versiones de la escuela nueva más representativas de esta nue-
Luz Vieira Méndez, pedagoga egresada del Instituto del Pro- va etapa.
fesorado de Paraná, fue adscripta de la cátedra "Introducción a los Ortiz de Montoya fue pedagoga paranaense de notoria trayec-
Estudios Filosóficos" a cargo de la Dra. Celia Ortiz de Montoya, toria, egresó en 1915 de la Escuela Normal de Paraná como Maestra
de la que fue discípula (Travadelo,1997). Publicó varios artículos Normal, y en 1918 de la Facultad de Ciencias de la Educación de
referidos a las posiciones filosóficas de Dilthey sobre educación, la Universidad Nacional de La Plata con el título de Profesora de
uno de los cuales, titulado "Wilhem Dilthey y la educación", fue Pedagogía y Filosofía; en 1921 alcanzó el Doctorado en Ciencias
presentado para la adscripción mencionada. En ellos acentuó las de la Educación en la misma universidad. Allí frecuentó. el Insti-
crecientes críticas a la psicología naturalista y destacó el vuelco tuto de Didáctica dirigido primero por Mercante y luego por Emi-
de Dilthey al hecho educativo como "totalidad unitaria", desde lio Cassani. Su tesis doctoral versó sobre "Los nuevos métodos
una perspectiva que reivindicaba una nueva articulación entre una pedagógicos", editada por la Universidad Nacional del Litoral en
psicología científico-espiritual de la naturaleza anímica y la filo- 1932. El desplazamiento hacia una nueva matriz filosófica y la
sofía. "Decimos pedagogía y no movimientos de renovación pe- caracterización de la pedagogía como una variable correlativa de
dagógica" (VIEIRA MÉNDEZ, 1940:7), señalaba Luz Vieira Méndez, la filosofía idealista (ORTIZ DE MONTOYA, 1932:6) fueron elemen-
dejando sentadas las limitaciones filosóficas que, a su criterio, acu- tos centrales de un discurso que logré articular los principios de
saba el desarrollo renovador. la escuela nueva en las experiencias pedagógicas.
El corrimiento hacia los territorios de lo anímico infantil en Montoya tuvo a cargo, entre 1922 y 1930, las cátedras de His-
la obra de Dilthey, en particular el universo de sentimientos, ins- toria de la Educación, Didáctica General y Práctica de la Ense-
tintos y voluntad que los artículos de Vieira Méndez recuperaron, ñanza en la Facultad de Ciencias Económicas y Educacionales de
es una evidencia de los márgenes entre los que se desplegó el Paraná, creada en 1920.
movimiento de la escuela nueva, desde la psicología naturalista En un artículo titulado "La Pedagogía de la autoridad y la Pe-
hasta el espiritualismo, desde Rousseau y Nietzsche hasta Freud, dagogía de la libertad", publicado en 1932, Ortiz de Montoya sin-
pero también desde la restricción oligárquica hasta la democrati- tetizó una visión caracterizada por la defensa radical de la libertad
zación social y política de los años '20. Recordemos que Vieira infantil, las críticas a las pedagogías autoritarias y liberales, y la
Méndez fue una pedagoga de activa participación en el Centro incorporación de los principios de la escuela nueva. Son condi-
Normalista y del Núcleo "Ariel" que editaba en Paraná el periódi- ciones de producción de este discurso la configuración particular
co Juventud, que recogía las ideas y debates de la época y que del campo educativo entrerriano y su ensayo pedagógico en la
seguía la orientación espiritualista de las ideas de Rodó. escuela de aplicación anexa al Instituto de Pedagogía de Paraná,
Hacia 1926, un editorial de La Obra titulado "El actual momento así como los debates que en tomo a la cuestión de la libertad infantil
pedagógico" se refería de esta manera al movimiento renovador: se produjeron en el IV Congreso de la Liga Internacional de la
"Esas críticas, ese proceso abierto a la pedagogía tradicional Nueva Educación realizado en Locarno en 1927.
es una reivindicación de las fuerzas espirituales contra la ti- El tema central del Congreso, que convocó a las figuras más
ranía y la opresión de las cosas, es proclamar los derechos de prestigiosas del movimiento internacional, fue "El significado de
la individualidad sacrificada, es una protesta contra el envi- la libertad en educación". Este debate evidenció el pasaje a una
lecimiento que suscitan los métodos uniformizados, fundados etapa de evaluación de los alcances de la experiencia renovadora
en la pasividad del alumno" (LA OBRA, 1926:633). desarrollada a nivel mundial, y permitió la enunciación de las inter-
pretaciones diversas respecto de la libertad infantil, pero también
Vieira Méndez consideraba que estaba planteada una verdadera
"querella" entre la vieja y la nueva pedagogía que provocaba la intentó poner un freno a las acusaciones de "libertarios desenfre-
nados" que recibía la Liga Internacional de la Nueva Educación
"agonía del pasado" y la muerte del cientificísmo, así como la
(FERRIERE, 1927:99).
inauguración de una nueva etapa. Fue discípula de la Dra. Celia
SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 207
206

Nos interesa retomar aquí algunas de las posiciones en pugna. La posición de Ortiz de Montoya fue singular porque constru-
La posición más crítica respecto de la libertad infantil había sido yó una articulación discursiva que le permitió revisar críticamente
formulada por Lombardo Radice en un texto que debía ser leído las miradas filosóficas del niño presentes en las pedagogías del
en el Congreso y que fue publicado en la revista L'Educazione siglo XIX y XX , y a la vez, recuperar los principios pedagógicos
Nazionale ("Verdadera y falsa libertad en educación" en ibídem). del movimiento de la escuela nueva. Con ese punto de partida
Allí Radice postulaba la necesidad de un -retorno a la centralidad diseñó una nueva forma de comprensión filosófica del niño y de
del maestro. Cuestionaba las repúblicas escolares como "creacio- la libertad infantil, y construyó un escenario de experimentación
nes artificiales y artificiosas" que intentaban eliminar la inter- pedagógica que se materializó en prácticas concretas. Ortiz de
vención del adulto y degenerar la espontaneidad del niño y, por Montoya llevó adelante una experiencia de escuela nueva en el
otra parte, impugnaba la reacción activista contra la lección del Instituto de Pedagogía de la Escuela Normal Anexa a la Facultad
maestro. Respecto del niño consideraba que era necesario evitar de Ciencias Económicas y Educacionales, instituto creado en 1929
"encerrar a los niños en su infantilidad" y, para ello, era urgente bajo el decanato de Jose Babini. El instituto fue primero dirigido
fortalecer "el sentimiento de la propia subordinación espiritual al por Hugo Calzetti al que le sucede Ortiz de Montoya en 1931, año
adulto". en el que se pone en marcha la experiencia. De esa experiencia
Las posiciones opuestas a la de Radice se plasmaron en diver- participó también Luz Vieira Méndez
sas versiones: considerar a la libertad como un fin incondicionado, Nos permitimos recuperar algunos principios de esa experien-
evitar la psicologización de la educación que limitaba la libertad cia que han sido rescatados en otro trabajo que la concibe como
infantil y la expresión de la diversidad de talentos (Bovet), la dis- una "experiencia integral activa" (Roman, 1998:175). Concebida
tinción entre libertad y anarquía a partir de la defensa de la indivi- como "escuela de creación" el plan de trabajo comprendía: 1) aten-
dualidad infantil (Washburne), la formación de la personalidad der al desarrollo corporal del niño, utilizando la gimnasia natural,
infantil combinada con el estímulo al trabajo en equipo desde una los juegos libres y dirigidos, la vida al aire libre y la gimnasia
concepción vitalista (Luzuriaga), la valoración de la libertad como metódica y rítmica; 2) cuidar el desenvolvimiento de los sentimien-
escenario para la expresión de las buenas tendencias no nocivas tos estéticos y su expresión integral, usando la interpretación rít-
del niño (Decroly). mica, las audiciones musicales y artísticas, el canto coral, la dan-
Fue quizás Decroly el que mejor enunció las posiciones en za nacional, los juguetes cómicos, etc., dotar para alimentar ese
pugna por ese entonces: la de los filósofos y la de los pedagogos. sentimiento hacia lo bello el aula de una atmósfera familiar y ar-
Según este autor, la visión de la libertad enunciada por los filóso- tística, decorándola en forma apropiada, y 3) desenvolver la inte-
fos se caracterizaba por ciertos signos distintivos (sentimiento ligencia natural estimulando la observación metódica de la natu-
interno de libertad, sensación de esfuerzo, existencia de actos raleza, sus seres y fenómenos, utilizando la expresión breve y pe-
indiferentes sin causa) que, en la medida en que no otorgaban a la riódica, aquariums y terrariums.
conciencia un lugar protagónico se hallaba limitada para compren- Esos principios se ligan con una visión del niño anclada en
der la libertad infantil. La posición de los pedagogos, en cambio, nuevas corrientes filosóficas. En el artículo ya mencionado, Celia
se caracterizaba por admitir dos versiones de la libertad infantil: Ortiz de Montoya desplegó su crítica al positivismo pedagógico,
la libertad aparente que dejaba al niño sujeto a sus tendencias egoís- abrevando en el pensamiento de Nietzsche a Scheler y, particular-
tas, y la verdadera libertad ("libertad dentro de los límites"), de mente, en el romanticismo alemán (La pedagogía del romanticis-
acuerdo con la cual el adulto-educador dejaba que se expresasen mo alemán). Montoya, que usaba historizar sus tesis, situó la
las tendencias buenas del niño preparando el ambiente y supri- antinomia entre el principio de libertady el principio de autoridad
miendo obstáculos. ubicando un punto de escisión en la pedagogía al señalar a Rou-
El debate planteado fue nodal para la ubicación de la pedago- sseau como el que permite inaugurar "el reinado de la libertad"
gía como aliada de la filosofía o de la psicología, y era sustantivo (ORTIZ DE MONTOYA, 1933:198). Distinguís entre una primera eta-

para la interpretación de la relación entre las generaciones y, en pa teórica (Pestalozzi, Froebel, etc.) y una segunda etapa práctica
nuestro caso, entre adultos y niños. (los referentes de la escuela nueva).
208 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 209

Tanto el determinismo naturalista del siglo XIX como el fata- exclusivamente "liberal" admitía los límite-, de la utopía rousseau-
lismo teológico que aquel habría intentado superar fortalecieron, niana, pestalozziana y froebeliana.
según la autora, el "principio de autoridad". Caracterizado por tener La pedagogía liberal positivista habría tenido efectos sobre los
base en una visión determinista de la vida, por derivar en la auto- cuerpos infantiles pues, según la autora, "estaquea todos los mo-
cracia y por promover la heteronomía y la despersonalización del vimientos naturales en la edad del dinamismo y el crecimiento,
niño, el principio de autoridad configuró un-á pedagogía mecanicis- precisamente cuando desea moverse" (ibídem:217) convirtiendo
ta y paidocéntrica en la que el maestro devino en "enemigo perso- al educando en "materia muerta de la pedagogía positiva". Con el
nal del niño". Montoya reseñaba así el papel del docente en el inte- escolanovismo, en cambio, el niño pasó a ser concebido como un
rior de la didáctica positivista: ser espiritual: Ortiz de Montoya concebía al niño como una con-
"Ansía darle una cohorte de hábitos perfectos, poblar de cono- junción de espíritu y cuerpo. "El niño posee una honda y recóndi-
cimientos su cabeza huérfana de contenidos, ser causa eficiente ta realidad interior, un espíritu y una palpable realidad exterior,
en la transformación total. Cierra sus o:os y su espíritu a la su cuerpo. ¿Cómo no alimentarlo en su realidad y su espirituali-
realidad presente que es el niño y sólo mira su CANON IDEAL —la dad?" (ibídem:218).
perfección abstracta— en la cual debe vaciarlo. Ansía el niño, Este reconocimiento de la dimensión espiritual del sujeto in-
por su parte, satisfacer necesidades imperiosas: mover, hablar, fantil se articuló, en Montoya, con una 'radical valorización del
preguntar, tocar, hacer, no sólo escuchar o retener. Intuye en ideario escolanovista, que la condujo a la defensa de las formas
el educador su intento de arrancarle su peculiaridad, de ha- de autogobierno infantil. Su discurso evidencia el pasaje de una
cerle hombre como él, y defiende su niñez, su genio peculiar. visión del niño como un sujeto atado al orden de la naturaleza, tal
Busca escapar de las garras del opresor, a sus ojos un gigante como enunciaban las tesis liberal-positivistas, a una visión del niño
testarudo y odioso, su enemigo 1.4 como espíritu y sujeto cultural que —llamativamente— valoriza las
La guerra está declarada entre el gigante y el pulgarcito de ideas de Rousseau, aunque admitiendo sus límites. Desde el pun-
los cuentos de Perrault, la educación es un estado de sitio per- to de vista pedagógico, esta visión se ensayó en un desanudamiento
manente. El mayor enemigo que el niño tiene que vencer es su de la didáctica positivista y reivindicó la libertad del cuerpo in-
maes,tro. El maestro ve en el niño su enemigo más fiero" (ibí- fantil y la posibilidad de autonomía del niño en los procesos edu-
dem:204). cativos. Los principios que orientaron su experiencia pedagógica
Montoya reconocía una común limitación en la pedagogía son coherentes con esta visión.
medieval y en la "pedagogía liberal", consirtente en la persistencia La libertad de autogobierno y autoelección harían factible la
de una lucha en la que los contendientes, maestros y alumnos, se verdadera autonomía y la autoformación —noción que recupera de
hallarían en lugares desiguales y en la que los derechos propios la obra de Dilthey y también de Ferriere, cón el que mantuvo una
de los niños resultaban negados. El reconocimiento liberal de los correspondencia regular (Román, 1998)—. La pedagogía debía ser
derechos del hombre y del ciudadano había obturado la pregunta para Montoya "liberal y libertadora, y ello incluía el respeto por
por los derechos del niño, hecho que permite asimilar la polftica el derecho a la personalidad y a su individualidad (ORTIZ DE MON-
de sujeción con la época medieval: "En la pedagogía de la autori- TOYA, 1933:223). Montoya se distanció, así, de otras posiciones
dad es fatal el papel del dominador. La pedagogía liberal que in- de la época que, imbuídas por el espiritualismo, extrayeron de esta
tenta soslayarla cae en la misma trampa" (ibídem:206). El movi- corriente argumentos para calificar de exageradas las propuestas
miento de la escuela nueva, portador para Ortiz de Montoya de de autogobierno infantil. Precisamente, su experiencia pedagógi-
una propuesta de educación "más sincera y más sana", instaló una ca fue prohibida, entre otras razones, por esta defensa férrea del
diferencia singular al inscribir la libertad infantil en el plano de la autogobierno infantil (Oártz DE MowroyA, 1971).
experiencia. Decía Montoya: "Para poder caminar sin peligros por Las notas que Montoya adjudicaba a la nueva pedagogía eran,
los caminos de la libertad, deben transitar por ellos desde niños" entre otras: sanciones positivas, disciplina liberadora favorecedora
(ibídem:211). En la postulación de una "educación libre" y no de la autonomía moral y la autovaloración, derecho a la persona-
lidad infantil, respeto por la individualidad del niño, escuela de
CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 211
210 SANDRA CARLI

creación y cultura, primacía del espiritu, autoactividad, etc. La que reivindicaba la figura de Torres por su influencia pestalo-
autora postulaba la necesidad de profundizar en una "nueva con- zziana y froebeliana, pero al mismo tiempo recomendaba el pasaje
ciencia pedagógica", orientada a la formación de "hombres nue- de una escuela nacional, instrumental e instructiva a una escuela
vos", modelo que, en las versiones filosóficas de la época, oscila- educativa que debía incorporar el ideario de la escuela nueva. Los
ban entre el "hombre plenario" de Max Scheler o el "hombre debates de la época ya se orientaban a evitar la dispersión y la
tetraédrico" de Ortega y Gasset. Esta nuevá visión de rasgos espi- diferenciación del sistema educativo a partir del postulado de la
rituales y humanistas suponía una resolución, desde argumenta- escuela única. Román ubica a Ortiz de Montoya como generadora
ciones culturalistas, del estado de fuerzas en el que se hallaban de una nueva discursividad pedagógica y de una práctica peda-
adultos y niños: gógico-intelectual nueva, que opera como una bisagra entre la
concepción normalista del quehacer técnico-profesional y la con-
"Cesa la antinomia, el estado de guerra. Educación es acto de
cepción del profesor universitario o pedagogo.
amor, la escuela lugar donde reinan las gracias, y la joconda
alegría espiritual acompaña las horas de introducción de la
nueva generación en el mágico país de la cultura, afirmando
su personalidad naciente y capacitándola para crear a su tor- Olga Cossettini: infancia, estética y sociedad
no una CULTURA NUEVA" (ORTIZ DE MONTOYA 1933:233).
Una perspectiva similar, pero influida por el idealismo italiano
La posición de Ortiz de Montoya traza la matriz filosófico-
de Gentile y Lombardo Radice, fue la de Olga Cossettini. Cossettini
pedagógica en la que los elementos metodológico-didácticos de-
fue directora del Departamento de Aplicación de la Escuela Nor-
bían insertarse partiendo de una reformulación del vínculo peda-
mal Domingo de Oro de Rafaela, dirigida por Amanda Arias, y
gógico. Nuestra hipótesis es que en torno ál horizonte de una trans-
luego directora de la Escuela Experimental Dr. Gabriel Carrasco
formación de la cultura se localizaba en tanto futura "generación"
de Rosario entre 1935 y 1950. Desde 1951 fue secretaria de lá fi-
su posibilidad de concreción, con una ausencia notoria de refe-
lial Rosario del Colegio Libre de Estudios Superiores. En Santa
rencias a la cuestión económico-social. Montoya no adscribió a
Fe se reconoce que los principios de la escuela nueva prendieron
ninguna fuerza política, y su identidad de pedagoga proveniente
desde temprano (Ossana, 1993, y otros).
del normalismo entrerriano, pero con una formación ampliada a
Inscripta como parte de un "programa reformista", según las
partir de sus estudios en La Plata y de sus viajes de estudio a Ale-
palabras de Francisco Romero en el prólogo al libro La Escuela
mania, son datos que explican esta neutralización de la dimensión
viva, la obra desarrollada en la escuela Carrasco es representativa
económica en la explicación de los cambios sociales. La valoriza-
de las transformaciones producidas en la década del '30 y del des-
ción de la infancia se entendía como una estrategia para situar al
plazamiento de la renovación pedagógica hacia ensayos puntua-
niño en el orden de una nueva cultura, de incorporar a la raciona-
les, provocado por las políticas educativas oficiales de marcado
lidad el problema de la vida desde la perspectiva orteguiana. Un
tono nacionalista y militarista. La escuela se tornó, así, en esce-
nuevo "supuesto antropológico" orientó la visión educativa de esta
nario de reformas en la que los niños emergieron como deposita-
autora en la que la concepción del hombre como ser "creador"
rios de visiones de cambio cultural, en un clima de incertidumbre
(ORTIZ DE MONTOYA,1971:18), desde el punto de vista antropoló-
política y social. Romero hace explícita esta idea al señalar que
gico, psicológico y cultural, invisibilizó las dimensiones sociales
"los niños se han encontrado a sí, han hecho las paces consigo
de la experiencia infantil.
mismos; se han reconocido, como en un espejo, en las instancias
La nueva visión del niño supuso una revisión del papel del
de universalidad y de cultura que han visto desfilar ante ellos", en
magisterio, que oponía la idea de "milicia ignaciana" postulada
un "momento inminente de ese doble misterio del reencuentro y
por Bernardina Dabat como propia de la etapa normalista, a la idea
la reconciliación" (Romoto, F., 1942:15).
de "milicia del ideal", encargada de revisar el pasado educativo y
La reforma instrumentada en la Escuela Experimental Dr. Ga-
mirar hacia el porvenir (ORTIZ DE MONTOYA, 1932:10). Montoya
briel Carrasco había significado, según la pedagoga, "renovar
realizó una particular interpretación de la instrucción pública, en
212 SANDRA CARL1 CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 213

nuestra cultura, tarea no fácil ni breve...", frase que aludía a la La Escuela Carrasco tuvo primero 400 alumnos de 6 a 14 arios
ruptura conceptual que implicaba incorporar nuevas fuentes filo- y luego 600; las divisiones eran mixtas de 30/5 alumnos que tra-
sóficas a la formación pedagógica. La reacción del idealismo ita- bajaban en grupos de 6; no había bancos alineados sino mesas y
liano contra el positivismo se concentró sobre algunas cuestiones sillas, la escuela contaba con laboratorio, biblioteca, museo, car-
en particular: las clasificaciones y esquemas psicológicos y didác- pintería, huerta, corral.
ticos, el tecnicismo pedagógico, la fragmentación disciplinaria, el Tenía un programa preciso de conocimiento del medio social,
carácter normativo de la educación. La ir. quencia de Lombardo que suponía el abandono del aula por parte del maestro, y reunía
Radice fue notoria en Olga Cossettini, mantuvo con él una corres- propuestas diversas: la implementación de asambleas de alumnos
pondencia regular y la experiencia en la Escuela de Rafaela se para el tratamiento de temáticas o problemas desde distintas disci-
denominó "serena" en homenaje a aquel. En las cartas del peda- plinas, el establecimiento de horarios flexibles, el trabajo con
gogo italiano se puede leer su valoración de la "contaminación de material natural y elaborado por los niños, el rescate del lenguaje
los métodos" presente en aquella primera experiencia que había infantil y su bagaje cultural para la enseñanza de la gramática,
posibilitado "no ligarse a ortodoxias de ninguna especie" (CossE- actividades de teatro infantil, el cultivo de la expresión artística,
Tuba, 1935:13). la realización de excursiones, el trabajo en la huerta, la organiza-
A diferencia de Ortiz de Montoya, que forzó al extremo el ción de una cooperativa estudiantil, etcétera. Esta escuela convo-
reconocimiento de las diferencias entre adultos y niños, Cossettini có a niños de distintos sectores sociales, tal como señalaba Cosse-
acentuó la posibilidad de integración de las diferencias genera- ttini: "No son niños seleccionados ni excepcionales" (1942:31).
cionales en la educación, integración que debía ser espiritual y En todo caso, la voluntad pedagógica de construir un nuevo me-
cultural. La educación fue concebida por Cossettini como "com- dio escolar se tradujo efectivamente.
penetración de almas", frase en la que nuevamente el espíritu Sus críticas a la escuela vigente se centraron en la exageración
aparece como elemento estructurador de las relaciones pedagó- de la importancia de los valores cognitivos y en la falta de anclaje
gicas: "El maestro y el alumno como unidad espiritual de la cual en los intereses de los niños, que provocaban notorias insuficien-
nace y se forma la cultura" (ibídem:9). cias para conducirlos "hacia el conocimiento de la sociedad adul-
A diferencia de la educación familiar, el objetivo de la escuela ta". Una fuerte preocupación por la originalidad del niño, tópico
era que el niño "adquiera su sentido espiritual-humano en lo so- común con Ortiz de Montoya, está presente en el discurso peda-
cial" (CossErran, 1942:19). Así, incorporaba en su discurso /o so- gógico de esta experiencia que consideraba al ni'ño como un ser
cial desde una mirada cultural. Cossettini retomaba de Gentile la único, dotado de un mundo interno que debía desplegarse en el
oposición entre educación refleja y educación materna o natural. trabajo del aula, y que constituía la cultura. Señalaba Cossettini:
Esta última era la sede de una unidad perfecta entre adulto-madre
"No es extraño que la escuela con su fisonomía actual defor-
e hijo-niño, que debía servir de modelo para la enseñanza escolar.
me y no forme, y el niño se convierta en un ser sin originali-
Reconocía, así, el conocimiento y la experiencia previa del niño
dad, sin iniciativa ni dirección e integre ese mundo mediocre
que hasta su acceso a la escuela, estaba "circunscripta al contorno
que pesa con grave destino en la sociedcd" (ibídem:20).
materno y a su medio físico limitado" (ibídem:18). La escuela te-
nía, entonces, la tarea de construir ese lazo entre infancia y socie- Coherente con esta visión, la disciplina se definía como un
dad con efectos mutuos. "estado de equilibrio entre las almas", lo que marcaba un punto
"Librepensadora como su padre, Olga lee a Radice, Rousseau, de escisión radical con la sugestión positivista:
Pestalozzi, Froebel, Dewey, Montessori, Decroly y más tarde a "El maestro no disciplina ni con el gesto autoritario ni con la
Piaget" señala Bianco, que ha analizado su obra en detalle (BIANco, mirada severa ni con la voz altisonante y agresiva. El maestro
1996: 27). Esas lecturas se traducen en una propuesta educativa disciplina comprendiendo y amando. Cuando colocado en un
que combinaba principios pedagógicos que redefinían el vínculo plano de igualdad con respecto a sus aluinnos, penetra en sus
entre educadores y educandos y nuevos métodos y lógicas de tra- almas dejando abierta la propia, la disciplina nace. Es la dis-
bajo escolar.
214 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 215

ciplina interior, la verdadera disciplina. Estimular el bien hasta conder su alegría y disimular su risa y el maestro es frío y ex-
que por si florezca" (CossErnm, 1939:13). traño ser parado frente a él?" (ibídem:29).
Cerca de la visión de Carlos Vergara y radicalmente distante La vinculación del niño con la sociedad de su tiempo también
de la sugestión pedagógica de Mercante, la confianza puesta en la era un enunciado clave del discurso pedagógico. Las Misiones
identidad del niño impugnaba la supuesta efectividad de las pres- Infantiles de divulgación cultural creadas por Cossettini consis-
cripciones rígidas. La estrategia pedagógica consistía en la prepa- tían en la salida a los barrios de los niños con un programa de
ración del ambiente escolar, que adquiría rasgos esteticistas. Sólo actividades que incluía la difusión de conocimientos básicos a los
creando un ambiente favorable a la "expresión de las almas" era vecinos y la elaboración de algunos productos. Difusión del saber
posible dar lugar a la actividad autónoma infantil. Núcleo de este infantil adquirido en la escuela, que posicionaba a los niños en el
discurso pedagógico, la "educación estética" posibilitaba un vuelco lugar de educadores: se producía así una inversión del vínculo tra-
a la "interioridad del niño": dicional, que fija a los adultos en el lugar de educadores.
"De Sanctis ha escrito que 'en el alma del niño hay siempre La Escuela Carrasco fue una escuela reconocida internacional-
alguna cosa que ríe, una fiesta interior que se manifiesta en la mente, visitada por figuras como Juan Ramón Jiménez, Gabriela
pureza y suavidad de sus lineamientos de tal modo que la pre- Mistral, Rafael Alberti, y también por intelectuales, escritores y
sencia del niño serena la humana tragedia'. artistas locales. La guerra civil española propició el acercamiento
Este bello pensamiento que contiene solo una parte de verdad, de muchas figuras republicanas que apoyaron una experiencia que
ya que hay niños cuya presencia nos llena de amargura, nos defendía los principios de la libertad infantil.
lleva sin embargo a meditar sobre 'ese reír' que hay en todo En 1944, siendo interventor del Consejo Nacional de Educa-
niño sano, y en nuestra inmensa responsabilidad de crear ese ción el escritor Leopoldo Marechal, se sup:imió el carácter expe-
mismo estado de gracia en el alma del niño que la crueldad ha rimental de la escuela. Cossettini estuvo vinculada al partido De-
hecho triste. mócrata Progresista liderado por Lisandro de La Torre, y su de-
La educación estética contribuye en parte a serenar su espí- fensa de posiciones gremiales docentes fue activa; participó con
ritu, a aclarar la penumbra, a borrar la arruga precoz que im- Jesualdo en el Congreso americano de Maestros realizado en Mé-
primió un prematuro dolor" (ibídem:4-5). xico en 1946. Hacia fines de los años '30 sus postulaciones sobre
La filiación de este discurso con la filosofía italiana llevó a el carácter perverso de la pedagogía fascista fueron representati-
Cossettini a adjudicar el nombre de "escuela serena" a la experien- vas del malestar docente que precedió al advenimiento del pero-
cia. El concepto de serenidad se articulaba con una visión esteti- nismo al poder.
cista y se concebía como medio para disolver violencias. Por esta
razón la experiencia podría ser calificada de educacionista o iden-
tificarse como un máximo esfuerzo de democratización político- Bernardina Dabat de López Elitchery
pedagógica. Ese "lenguaje de serenidad y gracia", se reconocía, y la nueva psicología infantil
podía percibirse como ficticio. Cossettini se preguntaba: "¿Es na-
tural esa serena actitud del maestro y ese estar feliz del niño?" No es posible comprender la particularidad de la escuela nue-
(1942:27), impugnando las concepciones que naturalizaban la va sin destacar el fuerte peso que le imprimió la psicología. Tal
realidad infantil cristalizada por la escuela tradicional: como lo expresa Manacorda "el conocimiento de la psicología
"Pero ¿cuál de los dos mundos es el verdadero? ¿El que crea individual y de la psicología de la edad evolutiva, ya del niño en
al niño un ambiente de libertad disciplinada o aquel que le im- particular, ya de la infancia como edad que tiene en sí sus propias
pone una disciplina? ¿Aquel que le permite expresarse, dar su leyes y su razón de ser, son elementos esenciales de la pedagogía
opinión y discutir o aquel que le obliga siempre a callar y a de las escuelas nuevas" (1987:478), otros admiten claramente que
repetir? ¿Aquel que crea un estado de gracia entre maestro y la nueva pedagogía se "psicologiza", psicologizando los métodos
discípulo y le permite jugar y reír o aquel que le obliga a es- y la adaptación de la escuela al niño (Palacios, 1996:28), argumento
SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 217
216

con el que coinciden otros autores que afirman la "psicologización En este intento de diferenciación respecto de la experiencia
de los discursos pedagógicos" como producto del auge de las pe- italiana, Dabat caracterizaba el ensayo argentino de la escuela
dagogías roussonianas (Varela y Álvarez Uría, 1986). Según la ob- nueva con las siguientes palabras: "No acertamos a ponernos en
servación de Caruso y Farstein, toda pedagogía moderna ha debi- un lugar extremo, opuesto al principio de libertad que creó nues-
do argumentar mediante la inclusión, entre otros, de contenidos tra escuela pública nacional y laica". Postulaba la necesidad de
psicológicos (1997). La captura del discnrso educativo positivis- mantener una posición de neutralidadpolítica, tanto desde el punto
ta por la psicología experimental fue una primera evidencia de esta de vista del maestro como desde el científico, pero, por otra parte,
inclusión. Sin embargo, la constitución de la psicología como disci- admitía la falta de organicidad y de sistematicidad de la escuela
plina atravesó distintos tipos de transformaciones durante las pri- activa en el país.
meras décadas de este siglo, entre las que es necesario situar el La impugnación a la pedagogía de Gentile era también cientí-
impacto de las lecturas vernáculas del psicoanálisis. fica y se vinculaba con el combate entre positivismo e historicismo.
Los desarrollos que debemos situar son la psicología experien- Dabat recomendaba a la pedagogía "buscar más consejos de la
cialista de Dewey, el funcionalismo de Claparede y la psicología psicología y de la biología que de la historia" y sostenía la nece-
médica desarrollada por Montessorri y Decroly. La competencia sidad de fortalecer una cultura científico-racionalista sobre nue-
entablada entre saberes filosóficos y psicológicos para la consti- vas bases:
tución de los discursos pedagógicos (Oelkers, en Caruso y Fairs- "Tendríamos que creer sencillamente est). Que los progresos
tein, 1992), es especialmente significativa en los discursos de la crecientes de la biología, del psicoanálisis, obligarían a todos
escuela nueva en la Argentina. Sin embargo, en este caso la com- a mirar las cosas con un criterio de más clara comprensión,
petencia no anulaba al contendiente, como se evidencia en la obra, un maestro es quien debiéramos ver 'haciéndose' siempre y
ya mencionada, de Luz Vieira Méndez. Al recuperar la obra de no 'darlo' por hecho conforme a un patrón creado por nues-
Dilthey, esta autora destacó su propuesta de una psicología no tra fantasía, por nuestro deseo o por la que creemos única ver-
naturalista y científico-espiritual propiciada por la distinción en- dad" (ibídem).
tre ciencias de la naturaleza y ciencias históricas o ciencias del
El reconocimiento del valor científico de la psicología y la
espíritu.
biología que asumen los aportes del psicoanálisis, suponía ubicar
La obra de Bernardina Dabat de López Elitchery resulta re-
otro principio articulador del discurso pedagógico acerca de la
presentativa de la inclusión de saberes psicológicos. A diferencia
infancia. Para entonces, algunos artículos de La Obra habían co-
de las visiones pedagógicas que hemos comentado, su recupera-
menzado a difundir el psicoanálisis, y Adolph Ferriere había re-
ción de la tradición positivista-normalista permitió tejer una conti-
conocido en el Congreso de Locarno el papel sustantivo del in-
nuidad entre la psicología experimental y la psicología de Decroly,
consciente infantil (NUEVA ERA, 1927:99). Los escritos de Freud
que contribuyó a difundir. Por otra parte, la adscripción a posicio-
sobre educación y la lectura de sus discípulos oscilaban entonces
nes científicas que se centraron en los aspectos cognitivos de la
entre la idea de una educación psicoanalítica, es decir la educa-
enseñanza y en el aprendizaje infantil le permitieron manifestar
ción como terreno de aplicación del psicoanálisis, y la reflexión
serias dudas acerca de la apropiación nativa de la obra de los pe-
sobre la dimensión represiva del fenómeno educativo.
dagogos italianos. La impugnación de tales posiciones filosóficas
El recurso a la biología y el psicoanáli :is no impidió a Dabat
era, por un lado, ideológica, y se inscribía en una mirada política
converger con las posiciones más filosófico-pedagógicas de Mon-
de los fenómenos educativos propia del normalismo fundacional.
toya y Cossettini en la defensa del contenido de la "libertad" in-
En un artículo titulado "Algunas reflexiones al margen de un ca-
fantil. Desde las más diversas tradiciones filosóficas y pedagógi-
pítulo de Gentile", Dabat denunció la "serenidad" de la experien-
cas la defensa de la autonomía infantil convocó a distintos peda-
cia educativa italiana, regida por el fascismo. La pedagoga, para
gogos y docentes, y permitió sostener una posición político-peda-
entonces simpatizante del socialismo, acusaba a la pedagogía de
gógica aun en el escenario de clausura política de los años '30. En
Gentile de estar "demasiado al servicio de la política".
Dabat la defensa de la "libertad infantil" se articulaba con una
218 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 219

visión de la tradición liberal argentina, que la distanciaba clara- Según Dabat, los principios pestalozzianos se pusieron en prác-
mente de las visiones nacionalistas europeas, postulando la nece- tica en un clima de época en el cual "la escuela ha debido hacerla
sidad de formar al hombre argentino "universal y universalista". el maestro", mientras que el niño era el gran ausente. Habría sido
Según Dabat, el respeto por la libertad infantil invitaba a la la época la que impuso límites a una apropiación completa de la
pedagogía a centrarse en "los intereses del niño": pedagogía pestalozziana que hubiera permitido identificar los ele-
"Sobre estos asuntos nos vienen hablando en sus libros Binet, mentos de continuidad con la pedagogía escolanovista. Afirma-
Simón, Freud; sobre formas prácticas de entender los princi- ba: "Claro que estos mismo principios los hallamos en la escuela
pios generales de la enseñanza a fin de que resulte apoyada pestalozziana, pero la verdad es que no fueron ellos vividos en su
en esa realidad que es el niño, tal como el niño se presenta y verdadero alcance por la escuela en que nos hemos formado, que
no en la ficción —todo lo noble que se quiere pero ficción al perdió seguramente de vista al maestro". En este sentido, Dabat
fin— que son el maestro y lo que el maestro ve en ese niño y el postulaba la necesidad de configurar un "nuevo" tipo de maestro
material de conocimiento que le da. Sobre formas prácticas de que desbordara el cerco del "maestro fábrica" egresado de las
entender tales principios nos vienen ilustrando Kerchesteiner, normales, un maestro que debía "seguir haciéndose, ¿cómo?, va-
Dewey, Decroly, Ferriere, Montesorri y Parkurst" (DABAT, riando conforme al discípulo", produciendo así un desplazamien-
1926). to al discípulo sin perder de vista al maestro.
En otro artículo, la autora señalaba que, en la escuela prima-
Esta recuperación de la tradición liberal positivista y norma-
lista, mejorada por las nuevas corrientes psicológicas, y su ancla- ria, "hechura de la normal" e "hija del positivismo comtiano", debía
je en las "nuevas formas" de la educación escolanovista permi- suprimirse la táctica y dejar terreno para la incorporación de la
tían, según Dabat, avanzar en una reformulación de las ideas de pedagogía de Decroly ("¿Cómo se entiende la llamada escuela ac-
enseñanza y aprendizaje: "no es 'enseñar' propiamente sino po- tiva entre nosotros?"). La adscripción a la idea de globalización
ner más al niño en condiciones de que 'aprenda —, sostenía. El de la enseñanza se rescataba, por otra parte, por la posibilidad de
énfasis puesto en las condiciones del aprendizaje es un punto de comprender "la función global del espíritu", el impulso vital y la
viraje respecto del discurso positivista, que sin embargo no alte- intuición infantil, ausentes en la formación normalista.
raba ni eliminaba la preocupación por el acceso al saber y en sen- Hacia fines de la década sus posiciones pedagógicas denun-
tido más amplio a la cultura. ciaban los límites políticos de la reclamada "oficialización del
El intento de articular una pedagogía renovada por las ideas movimiento pedagógico". Esos límites se acentuaron con la irrup-
de la escuela nueva con la tradición pedagógica normalista se tor- ción de posiciones nacionalistas católicas, que combatieron en la
nó evidente en la insistente referencia a la figura de Pestalozzi, década del '30 uno de los bastiones normalistas, la laicicidad de
pedagogo que según Dabat tuvo como continuadores a Ferriere y la educación, que los partidarios de la escuela nueva defendieron
Dewey. Los principios pestalozzianos, arquetípicos de la forma- a ultranza.
ción normalista, eran en Dabat una clave de lectura de la escuela
nueva; sostenía: "La interpretación de estos principios es la ley de
las nuevas ideas". Construyó, entonces, un sistema de equivalen- Del gobierno propio a los tribunales infantiles:
cias entre los principios pestalozzianos (de' la espontaneidad, del Florencia Fossatti
método, de la intuición, del equilibrio de las fuerzas, de la colectiviza-
ción de la enseñanza) y los principios de la escuela nueva (con- Hacia la década del '30 se produjo el pasaje de la tematiza-
cepción de la escuela como un lugar grato para el educando, don- ción de la autonomía infantil y su puesta en juego en ensayos par-
de el niño viva vida de niño, respeto por su individualidad, el niño ciales, a la experimentación radical de esta propuesta en la forma
como miembro responsable de la comunidad y la escuela como de tribunales infantiles, que se implementaron en escuelas de la
un lugar de vida organizada cooperativamente). Provincia de Mendoza. Ello coincidió con la articulación entre
posiciones gremiales docentes y el movimiento de la escuela nue-
220 SANDRA CARIA CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 221

va, hecho que invita a analizar cómo la configuración de la iden- perimentales. Tal como señala Marianetti, "acicatearon la inquie-
tidad docente desde el punto de vista profesional y laboral fue tud de muchos educadores y repercutieron favorablemente en los
contemporánea de una modulación del niño como sujeto educati- medios populares" (ibídem:305). En la provincia se había produ-
vo y polftico. En un recorrido por la revisfa La Obra en los años cido un clima intelectual que propició los debates pedagógicos. A
'30 se verifica el crecimiento de una defensa corporativa del ma- ella llegaron distintos intelectuales, entre los que cabe mencionar
gisterio frente a los cambios y polfticas estatales, sin que se re- a Ortega y Gasset, Adolfo Ferriere, Lorenzo Luzuriaga.
nuncie a la defensa de los principios pedagógicos. Nos interesa retomar el escenario de implementación del auto-
La defensa más radicalizada de la "autonomía infantil" en la gobierno infantil que parece haber sido el punto de clivaje de la
escuela, finalmente reprimida por las autoridades, se produjo en reacción católica. Los ensayos mencionados se llevaron a cabo en
la provincia de Mendoza, escenario de uno de los movimientos dos escuelas experimentales llamadas "Nueva Era" a cargo de
gremiales más combativos. Tal como señala Roig, a partir del yri- Florencia Fossatti. En una editorial de la épc;:a la pedagoga acusaba
goyenismo se produjo en la provincia de Mendoza una combina- a las escuelas de entonces de ser "ajenas a la realidad vital que
ción particular del feminismo, la pedagogía nueva y el movimien- son los niños" y defendía el lugar de las llamadas escuelas expe-
to regionalista en el ámbito literario; la vinculación entre pedago- rimentales:
gía y feminismo estaba abonada por el mayor peso de positivistas
"Hay quien confunde el concepto dc escuela experimental con
espiritualistas como Carlos Vergara y Julio Leónidas Aguirre
el de escuela modelo [...I. Nuestro fin es llevar al terreno de
(Roig, 1966:16).
los hechos que teóricamente tenemos con. ()cimientos, modificán-
Contamos con un relato minucioso de la historia gremial do- dolos según los exijan las modalidades de nuestros niños y con-
cente (Marianetti, 1972). Nos interesa destacar aquí que desde la diciones ambientales" (Fossarn, 1930a).
década del '10 se produjeron una serie de acontecimientos en la
provincia que desembocaron en la primera huelga general de 1918, Esta defensa de la experimentación coincidía con una crítica a
en la que participaron tanto maestros como niños, apoyada por la la formación docente, centrada entonces en las escuelas norma-
FUBA y por otras delegaciones provinciales, y, más tarde, en una les. En un comentario a una conferencia pronunciada por el Dr.
segunda huelga de maestros que duró casi un año y que fue objeto Orgaz en la provincia, señalaba la Imposibilidad de combinar
de una fuerte represión. La organización gremial se había logrado métodos nuevos con un espíritu viejo, y afirmaba que los maes-
por la iniciativa de Rosario Sansano, una educadora española que tros interesados en la renovación "se han de formar en donde sea
publicaba el diario Ideas, bien acogido por el gremio y prohibido posible" (FossArn, 1930b). Esta ampliación de los espacios de for-
por la Dirección General de Escuelas. Ese había sido el punto de mación docente es arquetípica del escolanovismo que, al impug-
partida de un proceso de incorporación del gremio docente a la nar la formación normalista-positivista, cuestionaba abiertamen-
Federación obrera provincial. te a las Escuelas Normales.
En aquel movimiento social tuvo un papel conductor la maes- El discurso pedagógico, que tuvo a Fossatti como una de sus
tra y pedagoga Florencia Fossatti, la única docente no reincorpo- más importante portavoces, reivindicaba las ideas de Sarmiento
rada después de la segunda huelga, que ya antes había sido excluida en Educación Popular, los principios pestalozzianos de José María
de la Inspección de Escuelas en un acto discriminatorio por su vin- Torres y las ideas sobre la actividad infantil de Carlos Vergara.
culación con el Partido Comunista. Posteriormente como presi- Del movimiento de la escuela nueva rechazaba el pragmatismo de
Dewey y adhería en cambio a las ideas de Decroly y Ferriere in-
denta de Maestros Unidos encabezó la batalla de los maestros
progresistas enrolados en el movimiento de la escuela nueva con- corporando, por otra parte, las propuestas metodológicas de Dalton
tra los sectores conservadores y católicos. El grupo Maestros Uni- y Winetka que se implementaron en la escuela complementaria Pre-
dos organizó el Centro de Estudios Nueva Era, creado bajo el in- sidente Quintana (Fontana, 1993:289). Impugnaba los excesos de
flujo del movimiento de la escuela nueva internacional, y llevó sistematización metodológica, la "subordinación exclusiva al mé-
adelante publicaciones y ensayos particulares en dos escuelas ex- todo" y la "ímitación servil de los procedimientos", y admitía las
insuficiencias de la psicología para asentar las bases de la educa-
222 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 223

ción (FossArri, 1930c), en una implícita crítica al normalismo; de versidad Nacional de Cuyo, que lo señalaba como parte de una
Ferriere recuperaba la inscripción de los niños en la sociedad y, penetración del comunismo (Fontana, 1993:289), discusión que
con ese punto de partida, postulaba que el fin de la educación no se inscribía en los debates de los años '30 sobre la identidad na-
podía ser sólo vital, sino social (ibídem). En este aspecto avanza- cional. Para fundamentar su exoneración en 1936 la Cámara de
ba algo más que las posiciones oficiales de Rezzano y Guillén de Diputados de la Provincia de Mendoza recurrió a ciertas argumen-
Rezzano. taciones que Florencia Fossatti relató en su alegato tardío, publi-
Este señalamiento fundamentó la implementación del gobier- cado en 1958, cuando fue reincorporada. Uno de esos argumentos
no propio infantil, y fue uno de los argumentos utilizados para se basaba en las supuestas dificultades de tipo racial, a las que
disponer su exoneración en 1938, "por pretender dar al alumno Fossatti respondía así:
un papel más activo que al maestro en el proceso educador" según
"Los niños argentinos pueden ser educados en formas hones-
las palabras de un director de la época que la asimilaba a Fossatti
tas de emulación y son tan capaces como otros, si colocados
con Carlos Vergara (FossArri, 1959:48). La postulación de la "au- en condiciones pedagógicas correctas, de ser altamente respon-
tonomía infantil" era contemporánea de una defensa de la autono- sables. Es claro que condiciones de carácter social muy negati-
mía intelectual del educador y de su condición de trabajador agre- vo, no conspiren contra el propósito y los procedimientos edu-
miado. cativos. Pero esto es válido en cualquier país del mundo y nada
El régimen de gobierno del alumnado se aplicó en las seccio- tiene que ver con las conclusiones racistas, tales como las que
nes de 5° y 6° grado de la escuela Presidente Quintana, en la que apuntaron en el debate de Diputados los voceros de las gentes
se desempeña como directora a partir de 1932, luego de dejar el que niegan a los niños que no tienen sangre sajona o germáni-
cargo de inspectora general. Según Fossatti, las ventajas de este ca en sus venas, capacidad de educarse moral e intelectual-
sistema radicaban en que favorecía el aprendizaje, el desarrollo mente, cuando son hijos de ese pueblo argentino al cual en el
de aptitudes de observación y discernimiento, la capacidad de juz- fondo desprecian" (Fossmr, 1959:12).
gar con autonomía, la facilidad de expresión, la formación de há-
El argumento crítico del autogobierno infantil esgrimido por
bitos sociales, etcétera. No sólo fue aplicado a las actividades del
conservadores y católicos era la edad de los niños. Argumento que,
aula, sino que también fomentó la creación de un centro de alum-
en realidad, convocaba también a la imposibilidad de autonomía
nos, una comisión deportiva, los tribunales infantiles, la coopera-
política de los adultos en un contexto de proscripción democrática.
tiva infantil (ibídem:28). Las asambleas ocupaban una hora sema-
nal y se destinaban a resolver distintos tipos de cuestiones: fies-
tas, medidas frente a los hábitos de fumar de los niños, evaluación
de la marcha de la escuela, etcétera. En cada curso se fueron for- Liberalismo, política y autonomía infantil
mando comisiones de disciplina con alumnos elegidos por sus
propios compañeros. Fossatti destacó que siempre los alumnos eran Como rasgo común de los discursos educativos escolanovistas
supervisados y orientados por los maestros, y que este tipo de prác- podemos señalar la existencia de una articulación ecléctica de
ticas tenía efectos moralizantes porque inclinaba la conducta in- saberes y fuentes dominada por el retorno a; niño como principio
dividual hacia un sentido de convivencia. La experiencia contó articulador de la pedagogía. La dispersión de posiciones pedagó-
también con el apoyo de los padres. gicas, sin embargo, obedeció a énfasis distintos en cuestiones
En la propuesta de implementar los tribunales infantiles inci- metodológicas, filosóficas, psicológicas ó culturales, y a los dis-
dió la lectura de artículos sobre los jurados infantiles de Gran tintos grados de vinculación con procesos sociales y políticos. Por
Bretaña. Esta influencia anglosajona fue más tarde motivo de dis- otra parte, los discursos están sometidos a distintas condiciones
cusión: algunos consideraban poco conveniente incorporar este de producción y de circulación. Mientras que las posiciones más
tipo de experiencias educativas en la cultura latina, entre otros el filosóficas respondieron, en muchos casos, a las trayectorias de
diputado conservador Edmundo Correas, futuro fundador de la Uni- pedagogos de institutos de formación docente y universitarios
(como por ejemplo, Mantovani y Calzett'), las posiciones más
224 SANDRA CARLI CAPÍTULO V: LA AUTONOMÍA DEL NIÑO EN LAS EXPERIENCIAS... 225

radicalizadas fueron esgrimidas por maestras, inspectoras y pe- las crfticas formuladas contra la escuela nueva: la que la acusa de
dagogas con actividad en escuelas (como por ejemplo, Cosset- no haber alterado o no haber podido reemplazar la concepción
tini y Fossatti, etc.). educativa dominante en la fundación del sistema escolar. Consi-
La convergencia de la defensa gremial del docente y de la par- deramos que esta imposibilidad no puede explicarse desde las
ticipación infantil en los procesos educativos fue un punto de con- posibilidades teóricas o pedagógicas del escolanovismo, sino desde
vergencia en este último grupo, coincidierído en ubicar en la auto- las dificultades de articulación de sus principios en el contexto de
nomía del niño el aporte más sustantivo e insoslayable de la es- una nueva composición de fuerzas políticas y sociales. El princi-
cuela nueva, a pesar de disentir en la adscripción a referentes teó- pio de la autonomía infantil afectaba los fundamentos de la ins-
ricos internacionales y en la interpretación de la historia educativa trucción pública normalista, pero su puesta en juego, desde el punto
anterior. Se percibía de manera común los límites del discurso po- de vista de la lucha entre distintas generaciones de maestros y
sitivista-normalista que se evidenciaba en el malestar del niño, pero pedagogos, requería avances en distintas esferas. La experiencia
también en el malestar del maestro en las aulas. La tesis acerca de del peronismo partirá de este vacío, de este reconocimiento tanto
la necesaria sujeción del niño al orden de la naturaleza y su correlato de la clausura de la instrucción pública normalista como de las
en una didáctica mecanicista que buscaba reprimir a ese niño (pen- debilidades políticas de la escuela nueva.
sado como ser primitivo y como ser de masa) no podían subsistir
en un clima de cambio cultural y democratización política. A par-
tir del reconocimiento de ese límite, comenzó a producirse una ope-
ración de selectividad de la tradición que le permitió a los peda-
gogos escolanovistas recuperar, por ejemplo, la experiencia de Car-
los Vergara, y que, al mismo tiempo, motivó la construcción de
genealogías que fortalecieron la construcción de una identidad
docente nacional con memoria histórica.
Las restricciones impuestas en el sistema educativo durante la
década del '30 tuvieron efectos sobre el movimiento de la escuela
nueva, acentuándo sus limitaciones: encapsulamiento en expe-
riencias puntuales, derechización de las versiones oficiales de la
escuela nueva (reducidas a la promoción del activismo), adscrip-
ción gradual del magisterio a posiciones nacionalistas y patrióti-
cas. Quizás sea, sin embargo, la crisis del discurso liberal la que
explique la caducidad del discurso escolanovista. ¿Era posible que
subsistiera la idea de autogobierno infantil en una etapa de clau-
sura de la participación democrática en el poder? ¿Era posible
educar a un niño autónomo y con poder propio (de no repetir, de
opinar, de apropiarse del conocimiento, de juzgar) en un momen-
to de ruptura de los ideales democrático-republicanos? Se produ-
jo, entonces, un desfase inevitable entre un discurso pedagógico
que no discutía la existencia de un sistema de instrucción pública,
aunque lo impugnaba en lo que hace a la modalidad y calidad de
los procesos de enseñanza-aprendizaje, y una trama política y so-
cial cada vez más desigual y escindida del poder de la ciudadanía.
Vale la pena cerrar este recorrido de los discursos pedagógi-
cos que anteceden la emergencia del peronismo retomando una de
Capítulo VI
La infancia y el problema de la Nación.
Nacionalismo, comunismo y
educación (1930-1945)

Durante la década del '30 se produjeron un conjunto de transfor-


maciones en los discursos acerca de la infancia. Por un lado, pe-
dagogas y maestras ligadas al movimiento de la educación nueva
siguieron sosteniendo una férrea defensa de la autonomía infantil
en las experiencias educativas, a pesar del clima de clausura polí-
tica inaugurado con el golpe de Uriburu de 1930. La apelación a
la libertad del niño, tema de debate europeo en el Congreso de
Locarno de 1927, pervivió en estos discursos como un principio
articulador de posiciones con el que se pretendía prolongar el cli-
ma de experimentación pedagógica de la década del '20 en un
nuevo contexto político y social. Clima de experimentación peda-
gógica que había quedado asociado al "desorden" político del se-
gundo gobierno de Yrigoyen, según los sectores conservadores y
militares.
A través de la revista La Obra, el magisterio reclamaba un
cambio educativo sustantivo. En un editorial, la revista sostenía:
"Aboguemos sin cesar por la reforma educacional profunda y
progresista que postula la educación nueva Que sólo con ella será
verídico el respeto a la infancia, poderosa palanca, a su vez, del
progreso social" (LA OBRA, 1931e). Admitiendo el estado estaciona-
rio en el que se encontraba la educación argentina y la pérdida de
un lugar de vanguardia, consideraba que la escuela primaria su-
fría "simple y llanamente, de senilidad" (LA OBRA, 1931f) ante la
resistencia generalizada a la educación nueva. La nueva gestión
educativa que asumió con el golpe de Uriburu en 1930 se enfren-
tó, entonces, a la realidad de una reforma escolanovista cada vez
SANDRÁ CARLI CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 229

más conceptuada como imposible en el marco de un diagnóstico rador, que sucede al nacionalismo uriburista, y el nacionalismo
de estancamiento. Dicha situación de debilidad fue una de las populista (Buchrucker, 1987). Si en el Centenario la gestión de
condicionas propicias para la reinstalación del debate acerca de la José María Ramos Mejía en el Ministerio de Instrucción Pública
nacionalización de la educación. fue representativa de la articulación entre nacionalismo y positi-
La Revolución del 6 de septiembre de 1930, encabezada por vismo, la presencia de Juan Terán como presidente del Consejo
el General Uriburu, con el apoyo de una heterogénea alianza cuyo Nacional de Educación entre 1930 y 1932 fue emblemática de la
denominador común era una especie de antiliberalismo indefini- articulación entre nacionalismo y espiritualismo. La decadencia
do (Buchrucker, 1987:45), inició una década caracterizada por la del positivismo, el avance del espiritualismo y el apoyo otorgado
configuración de un conjunto de discursos acerca de la infancia a Uriburu por figuras que habían estado enroladas en el movimiento
sesgados por distintas versiones del nacionalismo. En ellos se pole- de la Escuela Nueva y que habían participado en las gestiones ra-
mizó abiertamente con las interpretaciones rousseaunianas acer- dicales (entre otros Hugo Calzetti y Clotilde Guillén de Rezzano)
ca de la infancia propias del movimiento de la escuela nueva, pos- (Puiggrós, 1992:15-97) generó una combinlción ecléctica de enun-
tulando la necesidad de volver a insertar al niño en la trama polí- ciados en los discursos acerca de la infancia.
tica, sujetarlo a la autoridad de la nación y suspender las expe- En las versiones más extremas, la nación (o alternativamente,
riencias de autonomía infantil en las escuelas que se estaban lle- la patria) fue mentada como tutora de la infancia en su calidad de
vando adelante en distintos lugares del país. El niño, abordado autoridad suprafamiliar y supraescolar, que requería la formación
desde su individualidad por el escolanovismo, analizado por la de la identidad guerrera, militar o moral del niño en el espacio
psicología infantil e inserto en un horizonte mundial a partir del educativo. La transmisión de la historia nacional a los niños adqui-
reconocimiento de sus derechos propios, pasó a ser pensado como rió un papel central: frente a aquella propiciada infancia militante
"generación infantil" interviniente en los nuevos destinos de la del anarquismo, conocedora de la ciencia y la belleza, el nacio-
nación. nalismo apeló a la mitología de los héroes nacionales como mo-
Una genealogía de los discursos nacionalistas acerca de la in- delo de identificación de los niños con la patria. En ello no se di-
fancia nos retrotrae a la obra de José Mar'a Ramos Mejía, quien ferenciaba de las modificaciones curriculares impuestas por la
en 1910, mientras presidía el Consejo Nacional de Educación, educación patriótica de Ramos Mejía (Escudé, 1990). La diferen-
había instrumentado una polftica escolar caracterizada por el ob- cia, en todo caso, es que esta estrategia se instaló en un terreno ya
jetivo de argentinizar, homogeneizar y centralizar el sistema edu- abonado por la escuela nueva y tuvo un estilo más agresivo desde
cativo. Entonces se había buscado formar el sentimiento patrióti- el punto de vista político.
co e introducir el disciplinamiento infantil, intentando combatir El nuevo nacionalismo educativo impugnó abiertamente la
la disolución promovida por el anarquismo, el cosmopolistismo y cultura pedagógica normalista por sus rasgos de neutralidad polftica
una supuesta desintegración nacional provocada por la diversidad y de laicismo fundacional. El rechazo de :a cultura escolar here-
de razas que componían la población nacional (CONSEJO NACIO- dada y de las tendencias escolanovistas más radicalizadas condu-
NAL DE EDUCACIÓN, 1913). No nos interesa volver sobre aquella po- jo a la construcción de una nueva interpretación de la relación entre
lémica política sobre la educación patriótica desarrollada durante infancia, escuela y nación. El niño dejó de ser pensado como su-
el Centenario, tan atravesada por el positivismo, sino destacar, en jeto atado exclusivamente a la autoridad familiar o escolar, para
todo caso, que compartió con los discursos de la década del '30 la ser ubicado en una relación directa con la patria y la nación, en la
pretensión de producir un cambio generacional a partir de la in- que la Iglesia volvió a ser autorizada para dirigir los destinos
tervención directa del Estado sobre la población infantil. morales del crecimiento infantil. Ello acompañó el lento pasaje
En esta nueva etapa que inauguró el golpe de 1930, predomi- del espiritualismo nacionalista al nacionalismo católico (Puiggrós,
naron diversas versiones del nacionalismo; algunos autores dis- 1992: 79) que antecedió al peronismo. Desde los años veinte se
tinguen entre un nacionalismo aristocrático y un nacionalismo de había producido un renacimiento cultural católico, sobre todo a
izquierda, otros precisan diferencias entre el nacionalismo restau- partir de los Cursos de Cultura Católica (Buchrucker, 1987:48).
230 SANDRA CARLI CAptrut.o VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 231

En abierta confrontación con este discurso, el Partido Comu- Los discursos nacionalistas acerca de la infancia
nista, que surgió en 1918 de la ruptura co_t el Partido Socialista,
introdujo en el debate educativo de la década otras tesis acerca de
la educación de la infancia. La situación internacional permeó El debate sobre la autonomía infantil
abiertamente las posiciones de pedagogos muy distintos —tanto por
sus filiaciones teóricas como por sus posiciones pedagógicas— tales Durante la década del '30 se agudizó debate acerca de la
como Aníbal Ponce, Jesualdo y Florencia Fossatti. La Guerra Civil autonomía infantil en las experiencias educativas. Las crfticas
Española y, más tarde, la Segunda Guerra Mundial modularon una formuladas tanto por figuras del nacionalismo oficial como por
agenda educativa en la que la lucha por la paz, el combate contra ciertos pedagogos se multiplicaron con argumentos que oscilaron
el nazismo y el fascismo y, desde el punto de vista nacional, el entre la denuncia de los "excesos" escolanovistas —contaminada
retorno al normalismo sarmientino y laico fundacional fueron los de antiyrigoyenismo y antiliberalismo— y las tesis acerca de las li-
rasgos más notorios. mitaciones culturales o raciales de los niños argentinos respecto
Los discursos acerca de la infancia de figuras en diversa me- de los de países sajones. En el IV Congreso de la-Liga Internacio- -7
dida vinculadas con el Partido Comunista fueron heterogéneos. nal de la Nueva Educación realizado en LúZarno en 1927, Lom-
Podemos sostener, sin embargo, que fue el de Aníbal Ponce el que bardo Radice había señalado un conjunto de críticas a la defensa
dio rostro oficial al partido comunista en el país. En abierta con- a ultranza de la libertad del niño. El argumento central reclamaba
frontación con la captura nacionalista del niño operada por los "no sofocar en el niño la propia subordinación espiritual al adul-
discursos oficiales, Ponce coincidió con ellos en el cuestionamiento to". A partir de allí, Radice criticaba a las repúblicas escolares y
al movimiento de la educación nueva. A aquella captura naciona- defendía la necesidad de una mayor intervención del maestro,
lista, opuso una captura ideológica del nig9 anclada en argumen- perspectiva en la que coincidía con Antonio Gramsci (RADicE,
taciones positivistas y en el materialismo dialéctico. La lucha con- 1927). Las ideas de Lombardo Radice permearon las críticas de
tra la filiación espiritualista de la pedagogía oficial acentuó en los pedagogos argentinos, pero lo hicieron en el contexto de la fuer-
Ponce una mirada crítica de la situación social de la población te nacionalización de la educación escolar iniciada en 1930 como
infantil y el cuestionamiento al movimiento pedagógico. Su postu- cruzada contra el liberalismo y el c,omunismo, y no exclusivamente
lación de una psicología infantil de corte genetista y de base bio- como resultado de un análisis de las limitaciones pedagógicas de
lógica fue, así, funcional para una defensa de la educación socia- las propuestas autónomas.
lista como único modelo de educación no clasista; tan funcional Un pedagogo representativo de esta visión crítica de la auto-
como la psicología de base positivista lo fue al nacionalismo del nomía infantil fue Hugo Calzetti. Divulgador de las ideas de la
centenario. Los discursos pedagógicos acerca de la infancia de la escuela nueva en los años '20, en el marco de una pedagogía espi-
década del '30 se hallaban cada vez más permeados por los proce- ritualista muy crítica del positivismo, en los años '30 apoyó al
sos políticos y por la confrontación entre liberalismo y naciona- gobierno de Uriburu, y su pensamiento avanzó claramente hacia
lismo. De allí que las ideas de la escuela nueva perdieran su papel el nazifascismo. Lector de Scheler y de Nietzsche, critico tanto de
rector de políticas para ser objeto de rearticulaciones diversas en la reforma educativa fascista como de la experiencia educativa
reformas llevadas adelante por sectores de diversa filiación polí- soviética por "adaptacionismo", Calzetti concibió la educación
tica. En todo caso, comenzaba a ser el Estado y el poder político como un vínculo vital dirigido al espíritu interior al hombre y ten-
los que establecían el horizonte de futuro.para la población infan- diente al desarrollo superior de la cultura (CALzsm, 1936).
til, frente al cual la pedagogía comenzaba a ser un insumo para su Respecto de la autonomía infantil, en su texto Pedagogía Ge-
fundamentación o concreción. Se produjo, así, un lento pasaje de neral y Psicología Infantil Calzetti sostuvo el fracaso de la expe-
la pedagogía a la política: los discursos sobre el niño dan testimo- riencia pionera de autogestión infantil llevada adelante por Car-
nio de este cambio. los Vergara. Consideraba que la diferente idiosincrasia de los ni-
ños latinos respecto de los sajones era un obstáculo para la partici-
pación del niño y la toma de decisiones en la escuela. Según el
232 SANDRA CARLI 'CAPITULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 233

pedagogo, no se debía "caer en la exageración" y, en caso de apli- el rechazo del desafío experimental que había caracterizado mu-
carse, más que fomentar una nueva forma. de vida infantil, las re- chos ensayos pedagógicos en la década del '20 y los vigentes en-
públicas escolares debían ser útiles para "familiarizar al niño con tonces. Por otra parte, estas críticas también muestran que el go-
el sistema de gobierno de la sociedad en que vive" (1957:471). bierno propio infantil se convirtió en un síntoma de debates más
Recomendaba su aplicación para la tarea extraescolar y bajo la amplios que se estaban produciendo vinculados con la inscripción
"fiscalización constante del educador" (ibídem: 472). de la niñez en la nueva relación entre el Estado, la sociedad civil
El pedagogo mendocino Velazco Quirdga rechazaba también y la escuela. La defensa de la autoridad de los adultos, la dimen-
la instrumentación de las repúblicas escolares en la escuela pri- sión moral de la educación y la identidad de la nación fueron ejes
maria y recomendaba, en cambio, internados en los primeros años de un discurso dirigido a volver a sujetar al niño a un orden sim-
del secundario (VELAZCO QUIROGA, 1938:287). Si bien valoraba la bólico hegemonizado por la nación y no por la sociedad civil. La
vocación ejecutiva y legislativa de los escolares, desconfiaba del autonomía, valor ligado a la defensa de los derechos del niño, era
ejercicio colectivo infantil de la justicia y consideraba que la autori- un principio liberal que comenzaba a ser impugnado abiertamen-
dad moral del maestro era insustituible. Acusaba a los tribunales te, así como antes lo había sido el positivismo.
infantiles de "precipitar la infantilidad" porque "el juicio a la justi- Hacia 1939 Bernardina Dabat, Olga Cossettini y Florencia
cia [sic] fomentaba víctimas". La consideraba una práctica audaz Fossatti, pedagogas enroladas en el movimiento de la escuela nue-
y peligrosa, y sostenía que no debía aplicarse "hasta tanto no se va, persistieron en la defensa de la autonomía infantil, reaccionando
hayan concebido y realizado nuevas formas de vida colectiva" contra las crfticas de pedagagos como Hugo Calzetti. Frente al
(ibídem:285). supuesto fracaso de la aplicación de las llamadas repúblicas esco-
Clotilde Guillén de Rezzano, que también apoyó al nuevo lares en nuestro medio, Dabat sostuvo la defensa de un principio
gobierno, coincidía en esta mirada crítica de la autonomía infantil irrenunciable: "No conozco método 'nuevo' que no se base en la
con argumentos conservadores que apelaban a la autoridad de la libertad como principio o régimen disciplinario" (en VELAZCO
patria. Señalaba que el selfgobernment (institución de los capita- QUIROGA, 1938:287).
nes o prefectos de la tradición escolar inglesa) era aplicable sólo
en aquellos casos en que maestros y alumnos "carecen de ascen- La espiritualización de la infancia y de la Nación
diente natural" (GUILLÉN DE REZZANO, 1956:263), y recomendaba
las "Ligas de la Bondad", presentadas por primera vez en el Con- En los discursos educativos oficiales de la década del '30 las
greso de la Haya de 1912 para los países latinos. Los niños que ideas de la escuela nueva fueron, o bien objeto de rechazo, como
participaban en estas ligas, debían preguntarse cada mañana lo que en el caso de Juan B. Terán, o bien se articularon con enunciados
podían hacer de bueno y realizar a la noche el examen correspon- de moralización de la conducta infaatil y de moderación de los
diente, con lo que autonomía infantil era_s_uslituída, Paraios lati- maestros, con la intención de contrarrestar la convulsión de los
nos, por la_caridadzulposa. Guillén de Rezzano recomendaba tam- años '20. El ideario escolanovista comenzó a ser encorsetado por
bién el scoutismo, las cooperativas, las mutualidades escolares, la los pedagogos simpatizantes de los gobiernos militares y naciona-
Cruz Roja infantil, los roperos de clubes de confección de ropa, la listas en una matriz moral y de control disciplinario.
formación de Libros de Bondad, la lectura de biografías y gran- Clotilde Guillén de Rezzano enunció este cambio del movi-
des acontecimientos: en todos los casos se trataba de alternativas miento de la escuela nueva en la década del '30. Describió lo que
destinadas a formar conductas morales en I DS niños, y a evitar una estaba aconteciendo como un proceso de "incorporación de for-
participación precoz en la toma de decisiones. - ma definitiva y silenciosa a las prácticas escolares" de los princi-
Las críticas de estos pedagogos a la autonomía y el autogo- pios escolanovistas (GtaLLÉN DE REZZANO, 1942:24). Este modelo
bierno infantil ponen en evidencia el desplazamiento operado contrastaba con el "aluvión" de los años '20, cuyos efectos confu-
durante la década del '30 del discurso oficial de la escuela nueva sos y desconcertantes, habían caído en dos peligros: "Se pierde en
hacia posiciones conservadoras, que coincidían en el temor o en la incomprensión teórica o se desvía en la aplicación práctica"
234 SANDRA CARLI CAPITULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 235

(GUILLÉN DE REZZANO, 1930:3). Dicha incorporación "silenciosa" ras, y de la impugnación de la versión rousseauniana de la escuela
de las ideas de la escuela nueva evidencia la gradual pérdida del nueva, los jihros para la formación docente de Calzeniy-de-Guillén----
carácter de impugnación de la educación tradicional que habían de Rezzano se instalaron en las- escuelas dejái-ido atrás los "aositi-
tenido los primeros ensayos en aquellas escuelas que Bernardina vistas" de_Mercante_y_SeueLPreCisamente, Hugo Calzetti soste-
Dabat había calificado como "revueltas" y en las que se había nía en Pedagogía General la necesidad de una perspectiva filosó-
discutido y experimentado en torno a la imPlantación del autogo- fica espiritual para el conocimiento del problema de la educación,
bierno infantil. y la definía como "un proceso de adquisición y creación de la cultu-
Esta lenta transformación del discurso oficial de la escuela ra" (CALZETTI, 1957:5). El "acto del espíritu" en el cual maestros y
nueva, que fue anulando los rasgos liberadores que maestros y alumnos se confundirían generando un hecho cultural llevaba, se-
pedagogos le habían impreso a la visión sobre el niño en los ensa- gún el pedagogo, a la disolución de las diferencias generacionales.
yos de la década del '20, dejó lugar a la emergencia de visiones Así sostenía: "De esto se infiere que no hay edades diferentes en
caracterizadas por una espiritualización de la infancia y por pro- educación, que la idea de niño --entendida como opuesta a la de
puestas de sujeción del niño a un orden patriótico. La nueva polí- adulto- es arbitraria..." (ibídem:16). De allí que esta idea pudiera
tica educativa del gobierno de Uriburu, en cuyo marco Juan B. ser modificada, puesto que estaba ligada no al orden de la natura-
Terán se desempeñó entre 1930 y 1932 como presidente del Con- leza (positivista o rousseauoniana), sino al de la cultura y de la
sejo Nacional de Educación, hizo explícita esta mirada espiritua- cultura política: en la década del '30, a las necesidades de la na-
lista de la población infantil, funcional para las nuevas necesida- ción.
des políticas de la nación. La diferenciación de la niñez respectó de las otras edades de
Terán postulaba la necesidad de espiritualizar la visión de la la ›,,i~ue había sido fértil para la producción de 'saber-es específi:-
infancia, definiendo al niño como "un ser moral, con libertad y cos sobre la infancia. y que el escolanovismo había recuperado en
con responsabilidad, es decir proyectado en un plano trascenden- sus propuestas de renovación pedagógica, comenzaba a ser cuesto-
te" (TERÁN, J. B., 1980:21). En este sentido, la escuela debía ser uada...y_eonsiderada como una arbitrariedad histórica. Según Cal-
espiritualizada dejando atrás tanto el positivismo heredado del zetti los pedagogos modernos careciaa de "una imagen -de ho-m-
normalismo fundacional como el naturalismo "rousseauniano", bre o ideal de educación'', y"-- el sujeto de la educación debía- ser
puesto que ambos habían provocado el "retraso filosófico de la concebido como "el hombre" o la "nueva generación" (ibídem:17)
pedagogía" (ibídem:21). El nuevo fiindamento filosófico de la después de décadasdepuerocentrismo. El principio articuladordel
pedagogía debía.ser,segúnierán,-el-esparitualism-WEI impugna- discurso pedagógico volvió a situarse en el adulto, y desde allí en
ción del naturalismo rousseauniano se dirigía tanto a las concep- la tensión hacia el futuro, de manera que, sin retroceder a una
ciones vigentes sobre la infancia como a la interpretación de la defirlicicSti_
del niño como ,"liornbre en pequeño", se pretendía in-
historia de América Latina, acusada de "nativamente romántica". tervenir a partir del reconocimiento de su condición de_ miembro
Terán señalaba en este sentido que "América es contemporánea de la_futura generación adulta. En otro texto Calzetti había seña-
de Rousseau y de la Enciclopedia, aprende así en la infancia las lado su rechazo de la visión positivista del niño como un'pequeño
doctrinas que alzaban sus gustos naturales a la categoría de verda- salyánAt-ei-opostulaba la necesidad de "canalizar el instinto
des filosóficas" (ibídem:27). Esta influencia rousseauniana había roico del niño, dirigirlo en un sentido social por medio de la
generado que el país creciese en la "indisciplina" oponiéndose a cuada-educac ión" (CÁLzErri, 1933:31).
reconocer "las jerarquías espirituales" (ibídem:28). Bajo este signo Este v-u-elco del niño hacia el futuro se vincula con el discurso
ordenador, moralizador y de vuelta a la tradición hispánica, el político que establece las necesidades de la nación. La revista La
Rousseau que había inspirado las revoluciones independentistas pero Obra da testimonio de este cambio en numerosos artículos y edito-
que había sido un referente del movimiento de la escuela nueva riales de la década del '30: el nacionalismo en la escuela comenzó
era objeto de un común rechazo. entonces a formar parte del debate polftico educativo y del imagi-
En esta operación de espiritualización del niño y de la peda- nario de pedagogos y maestros, saturado de enunciados patrióticos,
gogía, a partir del retomo a posiciones hispánicas y conservado-
236 SANDRA CARLI CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 237

de críticas a los contenidos liberales y de una captura moralizante Arena describía la evolución infantil del nacionalismo de los
del niño como miembro de una patria. niños que pasaba de la formación del héroe histórico, de un noso-
Las versiones sobre el nacionalismo en la escuela eran diver- tros nacional y de un enemigo externo en la infancia, hasta la com-
sas. Una carta de lectores defendía la nacionalización de la escue- prensión más amplia de la causa nacional despojada de sus exa-
la primaria postulando que la institución debía rechazar la inje- geraciones infantiles en la adolescencia. Para el autor, los maes-
rencia política en las escuelas, dar lugar a 'Una flexibilización de tros debían utilizar la acción guerrera como un medio para mejo-
los programas en relación con cada medio y propiciar la unifica- rar la interpretación y la comprensión de la historia por parte del
ción de los salarios de los maestros. En todo caso el autor consi- niño, ajustándose para ello a las características de su psicología.
deraba que era necesario cambiar el centro del debate pedagógico Esta enseñanza guerrera permitiría instalar la noción de patria en
sobre la escuela, lo que expresaba con la pregunta: "¿Se puede ha- las mentalidades infantiles:
blar de escuela pensando únicamente en el Educandri sin rec—or-
"La patria debe serpara el niño algo puro, inmaculado, san-
dar, aunque sea de paso, al Educador?" (LA OBRA, 1931a). Este
toi su patria será la más granded"más luminosa de todas las
desplazamiento hacia el maestro Y-hicia un maestro moderado e
patrias; la patria es la gran madreicomún y nadie dejará de
identificado con la nación, era evidente también en medidas del
reconocer que sería empresa devaterztácia llamar la atención
Consejo Nacional de-Educación, que el 13 de julio de 1931 había
deLhUo sobre las faltas de la madre" (ibídem:583-584r-
solicitadwalos-laspectoLes
r Generales que trabajarancon los dis-
tritos en la elaboración de una definición clermaestro argentin-e. Semejante valorización de la patria, dotada de una identidad
Uno de los artículos publicados por La Obra es repres'entativo asimilable a la figura de las madres, justificaba para Arena la en-
del nuevo discurso nacionalista sobre el niño que acompañó la señanza de la mentira histórica. El período de la formación del
interpelación del Estado al maestro como sujeto de la nación. El héroe en el niño sucedía al de la avidez por los cuentos, y requería
texto titulado "El nacionalismo y la enseñanza" reseñó la conferen- ser satisfecho con una verdad, aunque fuera relativa, y aun con
cia dictada por el profesor Luis Arena en el Centro de Estudios de mentiras destinadas a ensalzar el valor de los héroes nacionales.
Relaciones Internacionales referida a la enseñanza nacionalista. En toda su defensa de la enseñanza nacionalista y de la enseñanza
Arena, educador y escritor que estudió en la Escuela Mariano guerrera de la historia, Arena localizaba a sus opositores, cuya
Acosta y en el Instituto del Profesorado Secundario, y uno de los caracterización recuerda a los pedagcgos escolanovistas o norma-
fundadores de la Revista La Obra y secretario de redacción de listas defensores de la paz universal, de la fraternidad y del respe-
Nueva Era, realizó entonces una defensa de la enseñanz.a nacio- to al niño. Arena rechazaba el argumento normalista y escolano-
nalista anclándose en la lectura de la realidad escolar y en una nueva vista de neutralidad política de la escuela apelando a un crudo
interpretación de la psicología del niño. Recurrió a las explicacio- realismo. En el niño se debía formar un concepto más "humano"
nes positivistas de la naturaleza salvaje y egoísta del niño y a las de la historia, y para ello era preciso rechazar el universalismo y
teorizaciones freudianas sobre los impulsos infantiles para justifi- las propuestas de regeneración del mundo de las proclamas pedagó-
car la importancia de la transmisión escolar del valor de los hé- gicas. Desde esta postura la inclusión de la religión no era descarta-
roes y para fundamentar la "enseñanza guerrera de la historia". da, aunque Arena consideraba que para entonces era necesario cir-
Sostuvo Arena: cunscribirse a la "religión de la patria".
"El niño quiere el héroe. El niño necesita lo heroico. No el
heroísmo opaco, pasivo, menudo, el heroísmo cotidiano, el h;- Entre la cristianización y la militarización
roísmo doméstico de los padres, el heroísmo de ciertas resig- de la infancia
naciones. No. Él quiere el egoísmo brillante, el de la guerra.
Él necesita la guerra. Su instinto combativo la reclama..." (LA Et vuelco en la política educativa ofic.al y en las posiciones
OBRA, 1931c:582). de muchos pedagOgos hacia un discurso ed-ucativo centrado en el
adulto, en las generaciones y en el futuro de la nación acompañó
la Jama de la_centralidad de la familia concebida como educa-
-
CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 239
238 SANDRA CARLI

ción, estas visiones espiritualistas, nacionalistas y nacionalistas


dora *nci 1. Con ella debían colaborar ola sociedad civil y el
católicas se cristalizaron en la Reforma Educativa implementada
s do. Esta posición se ligaba tanto con el cuestionamiento de la
en la Provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Fresco.
cultura estatista y escolar del normalismo como con el rechazo de
r-- la experiencia educativa rusaYLo que se estaba debatiendo era, en
1 todo caso, la construcción de un nuevo tipo de Estado y de educa-
Manuel Fresco asumió como gobernador de la Provincia de
Buenos Aires en 1936, y en 1937 el entonces ministro de Interior
Roberto Noble (1936 y 1939) diseñó una reforma educativa ca-
ción infantil que partiera de la centralidad de la familia, que in-
racterizada por la instalación de la enseñanza religiosa en las es-
1 cluyera la religión y que, por tanto, resituara la Iglesia_como auto-
cuelas oficiales, la inclusión de prácticas militaristas y la arti-
ridad soeiáLy-tutora-moral-de la niñez.
I --- En dicha trama, la historia misma de la educación argentina
culación de la escuela con medidas asistenciales. Según Pineau,
si bien la reforma permitió el avance de teoría fascistas y corporati-
comenzó a ser objeto de una interpretación escolástica. Calzetti
vistas, no puede ser analizada linealmente como antirrenovadora
sostenía que la escuela argentina había sida "una escuela neutra,
puesto que dio lugar a la pedagogía escolanovista. Esta reforma
que no excluye la enseñanza religiosa" (ibídem:298). La inclusión
"fue capaz de generar un nuevo imaginario pedagógico basado en
en el debate educativo de la cuestión acerca de la enseñanza reli-
una nueva «pedagogía hegemónica» y de lograr implantarla con
giosa en la educación pública evidenció la emergencia del nacio-
una estrategia que combinaba acciones renovadoras, represivas y
nalismo católico, cuyos referentes comenzaron a disputar posicio- cooptativas" (Pineau, 1997). Por último, la reforma se ancló, se-
nes en la educación infantil. La.Iglesia volvió a tener una posi- gún el mismo autor, en una nueva conceptualización de la infan-
ción de fuerza y aser planteada como autdridad sobre la infanCia,
cia (Pineau, 1998).
no—sólo moral, sino también educativa. En este proceso el Con- Coincidimos con Pineau en que el nacionalismo construyó una
greso Eucarístico de 1934 fue un acontecimiento clave. nueva conceptualización sobre la infaríCia, pero no acordamos en
Aunque el discurso de pedagogos como Calzetti apelaba más que la inclusión de ideas de la escuela nueva le haya otorgado perfil
bien a ideas de religiosidad ancladas en las nuevas concepciones renovador. Precisamente, porque esta reforma nacionalista se es-
filosóficas (Scheler, Sprangler, etcétera), fue funcional para la taba enfrentando abiertamente a la escuela nueva, movimiento al
vinculación entre pedagogía y catolicismo y para las propuestas
que acusaba de haber propiciad-o' una "'funesta desviáción" (FREs-
de cristianización de la infancia. Guillén de Rezzano también co, 1936-1940:7). Desviación fiel niño ele Dios, de ia-Patria, del
coincidió con estas argumentaciones filosóficas que postulaban la ~Je la familia. Nos permitimos citar in extenso un docu-
inclusión de la religión en la educación de la infancia. En 1932, mento de la reforma:
prescribía para los niños:
"Ante todo debe partirse de la obligada pregunta: ¿qué es el
"...Estar en condiciones de sacar del conocimiento la admira- niño?, como que de su respuesta surgirá la orientaciót
ción por la obra de Dios, sugestiones (1( carácter espiritual, sa e7 c-aso. ¿Es un sermoterial o es unseLespiritual? Si lo
incitaciones al petfeccionamiento moral y tener la fuerza de primero, tanto su existencia de niño como de hombre deberá
poner las habilidades y disposiciones al servicio del bien y de encauzarse en laulirectrices de un concepto excbsivamente
la felicidad de los demás" (1937:32). mateliali,_stg; si lo segund.o, lo mismo de pequeño como de adul-
La moralización del nií~yersioqes de los p,Ilágógós to, el ser humano deberá ser dirigido dentro dotas cánones de
proclives al nacionalismo o ásu cristianiz,40,1[1 en la versión mas un concepto fundamentalmente espiritualista.
orgánica de la Iglesia con_auyerouzikelobjeti~ciplinamien- Pero el estudio del hombre demuestra que no se lo puede en-
-,
to y en la obsesión_ por el porve,nir4eJajwtón. Según Guillén de casillar en una u otra de ambas exclusividades. Desde luego,
Rezzano, el porv- enir debía ser "el telón de fondo sobre el cual se no es un tipo más en la escala animal, sino una criatura supe-
proyectan las actividades infantiles" de manera que se favorecie- rior en el orden de lo creado, provisto de facultades propias,
ra "al adulto en _eatWa" aunque sin perjudicar al niño. Retorno formado a imagen y semejanza de Dios, con un alma inmortal,
al adulto, a la sujeción política y educativa de la niñez a la familia una conciencia de sus actos y una existencia que sobrepasa los
límites de la vida terrena, pues tiene destinos eternos más allá
y a la Iglesia, y subordinación de la infancia al tiempo de la na-
240 SANDRA CARLI
CAPITULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 241
de su muerte. No obstante lo cual, tampoco puede conside-
rárselo un simple espíritu, ajeno a las necesidades de un orga- con doctrinas int acio ructivas" (ibídem:20).
nismo corporal y a las exigencias de la vida de este mundo. objaNn-erá inregralion moral del niño", la formación del ca-
C9mpuesto mixto de alma y— cuerpo, necesita cumplir con los rácter, y en esa tarea no Iiilásilii
garjrara la duda.
de-beres mutuos_de su complejo esencial sin mengua para" nin- En la Provincia de Buenos Aires se instaló una verdadera ba-
guijo de amhos componentes-q ue constituyen la unidad típica talla por el poder sobre la infancia, guerra que apelaba a tesis filo-
de su ser" (ibídem:8). sóficas contrapuestas, pero también a medidas concretas del nue-
En esta amplia tesis, Fresco sienta las bases de una posición vo gobierno: la creación de una Corporación Nacionalista de Maes-
acerca dé la infancia que discute abiertamente con el positivismo tros o el control de los maestros opositores. Las reacciones contra
y el escolanovismo: afirma la identidad espiritual pero también la orientación nacionalista de las nuevas políticas educativas no
religiosa del niño, no deja afuera su dimensión de organismo bio- estuvo ausente: después de décadas de normalismo y de escota-
lógico, que autoriza la intervención tanto sobre su alma como so- novismo, no era posible sostener sin polémicas un discurso sobre
bre su cuerpo. Estayjsión es arquetípica del nazisnacly.del_fassis- el niño centrado en la inocencia y en la limitada razón infantil. En
wo, superadora del espiritualismo liberal y del idealismo, y muy una editorial, la revista La Obra advertía que "la intromisión prepo-
funcional al tipo de intervención nacionalista que se estaba bus- tente del caudillismo" atentaba contra la dignidad personal y pro-
cando. Precisamente, la reforma toma como referencia la reforma fesional del maestro (LA OBRA 1937a).
,

educativa realizada en Italia por Gentile dUrante Olinbierno de La pedagoga santafecina Bernardina Dabat había denunciado
Mussoktui (MINISTERIO DE GOBIERNO, 1937a:21). las prácticas de rezo en las escuelas con estas palabras: "Yo no
Esta tesis acerca del niño, que discute lás tradiciones filosófi- creo que nuestras escuelas de hoy están hechas para cristianizar
cas heredadas y que pretende sentar las bases de una nueva tradi- hijos de bárbaros" (DABAT, 1929). En una conferencia titulada
ción, es sólo el fundamento epistemológico de una política sobre '-'13edagogía de la perversidad", Olga Cossettini denunció, años más_ o_ (
la infancia que quería extirpar el escolanovismo liberal y que pre- tarde, que el nazismo y el fiássismo habían adoptado una tenría
tendía retornar a la autoridad dogmática del maestro, tan impug- sobre el niño, una teoría totalitaria para la construcción de uña
nada por aquel. Sostiene el mismo documento: personalidaslatglaria "destinada a suprimir al hombre parkcrear _
al súbdito" (1947:5), que fue acompañada por una política de fana-
"El Gobierno de la Provincia de Buenos :tires ha querido pro-
tizaciOn de las masas, incluidos los niños. Su mensaje, sin embar-
teger a la escuela de toda contaminación peligrosa. Esta es una
go, resonaría de otra manera en el contexto de la presencia del
materia muy delicada que no admite términos medios: ¡se tra-
peronismo en el poder.
ta de creer o no creer! La educación del niño, necesariamente,
Hacia fines de la década del '30, los sectores más democráticos
debe tener cierta base dogmática. Porque la sensibilid la
del espacio educativo nacional denunciaron la derechización de
razón infantiles ho_Ostán preparadas para recibir la da. La
las polfticas educativas y la eliminación de los elementos más
_ mata el alma del niño y aniquila en gerM en su espíritu"
duda
(MINISTERIO -DE .GOBIERNO, 1937a:20). radicalizados del discurso escolanovista, y destacaron elimpacto
que ello generaba en la cp_nforniación_ de las identidades infarni-
La apelación a una intervención educativa dogmática con la les_Lo que se estaba produciendo era, inevitablemente, el pasaje
consecuente eliminación de la duda retrotrajo el_d_is_curs_o_a_cerca
. de la promesa emancipadora del "siglo de los niños" a un nuevo
t
clekinfancia_a_4~~1. La propuesta de sustraer 1 orden internacional en el que se agudizaba la guerra entre las nacio-
niño de "las inquietudes torturantes, las atormentadas, las perple- nes. La discusión acerca del lugar de la niñez en ese nuevo hori-
jidades y desvíos" (ibídem:19) implicaba una acusación directa a zonte no era menor: en el caso argentino remitía a la tensión entre
la etapa anterior y, en particular, a la promoción pedagógica de la pensar la infancia como un tiempo de socialización familiar o es-
autonomía infantil. Al mismo tielnno, nmey_n_scobjern colar, ajeno a la política y anclado en el discurso liberal de defen-
adelante una cruzada contra el com isrnó y prometía castigar_ todo sa de los derechos del niño, o pensar la infancia como un proble-
intento de – r ar el candor, la credulidad y la buena fe del niño ma nacional a cargo del Estado, permeado por las necesidades
polfticas y anclado en las diversas versiones del nacionalismo.
CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 243
242 SANDRA CARLI

Su obra ha sido objeto de análisis diversos. El propio Terán


El discurso educativo comunista destaca el efecto contrastante de la obra de Ponce respecto de un
acerca de la infancia contemporáneo como Mariátegui, y señala la invisibilidad del pro-
blema nacional en sus escritos a partir de su adscripción cerrada a
las tesis del Partido Comunista argentino durante la década del '30
La educación del niño socialista según Aníbal Ponce
(ibídem). Desde el punto de vista de la educación, Puiggrós adju-
dica a la obra de Ponce un racismo educacionista y europeizante
Las~igiesas.enkeducacida~ca, teñidas en
que apeló aun marxismo aplicado como modelo universal y evolu-
los arscursos de un escolanovismo que abrevaba ya en el exis-
cionista (1984:167-170).
tencialismo cristiano ya en los documentos pontificios, fueron, „„,
Ponce fue un tenaz crítico del movimiento de la escuela nueva
rechazada~edagogos de tradiciónummalist_a y simpatizan-
en un momento en que éste se hallaba amenazado seriamente en
tes-del nuelioudeario. Entre otros, Bernardina Dabat había alerta-
sus proyecciones a partir del avance nacionalista en el país. Las
do contra el peligro de cambiar los cimientos de la escuela públi-
críticas de Ponce contrastan con la defensa de la renovación peda-
ca, cuando sostuvo: "No nos asusta la escuela 'nueva'. Y creo que
gógica llevada adelante por otros pedagogos vinculados al Parti-
no ha de asustarnos [...] mientras no plantee a nuestras concien-
do Comunista en la época, como Jesualdo y Florencia Fossatti. El
cias de argentinas el problema de tener que abjurar, por ella —mal
primero, un educador uruguayo referente de muchos maestros y
entendida—, de la fe en la ciencia y en el laicismo" (DABAT, 1939:40).
pedagogos argentinos; la segunda una activa defensora de la es-
La defensa del laicismo en las escuelas públicas o su cuestiona-
cuela nueva y de la agremiación de los docentes en la provincia de
miento, fueron, en buena medida, catalizadores de posiciones en
Mendoza, exhonerada hacia fines de la década del '30 por su radi-
el interior del espectro de pedagogos ligados con la escuela nue-
cal defensa de la implementación de los tribunales infantiles en
va: mientras que Dabat y otros no negociaban la exclusión de la
las escuelas. Sus críticas contrastaban también con posiciones
religión, los pedagogos simpatizantes del nuevo gobierno postu-
como la de Antonio Gramsci quien, en sus cartas desde la cárcel,
laban abiertamente la necesidad de incluir valores religiosos en la
defendió la renoVación pedagógica de la escuela nueva, que in-
educación infantil.
sertaba, sin embargo, en la propuesta de una educación más cen-
En esta fractura evidente del imaginario de la instrucción pú-
trada en la intervención del adulto y, en este sentido coercitiva.
blica que se produjo en la década del '30 deben insertarse las crí-
Las críticas de Ponce a la escuela nueva se despliegan en la
ticas a la escuela nueva de Aníbal Ponce (1898-1938). En su eta-
obra Educación y lucha de clases, que reúne los cursos dictados
pa de juventud, Ponce estuvo ligado a José Ingenieros, con quien
en el Colegio Libre de Estudios Superiores en 1934. De acuerdo
participó en la dirección de la Revista de Filosofía; escribió nu-
con la periodización de Terán estos cursos corresponden a la eta-
merosas obras y participó activamente en la fundación, en 1929
pa de asunción del marxismo que va de 192,3 a 1938. En esta obra,
del Colegio Libre de Estudios Superiores. Si bien nunca estuvo
hace una especie de historia evolutiva escrita por analogía a El
orgánicamente incluido en el Partido Comunista creado en 1918,
origen de la familia, la propiedad y el Estado de Federico Engels
su trayectoria se vincula con él. Ponce cursó estudios de medicina
(Puiggrós, 1984:176), aplicando el método marxista (Prólogo,
y se especializó en estudios psicológicos. Dictó la cátedra de Psi-
Troise, 1978:9). En los últimos capítulos del libro se extendió en
cología en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario. Se-
el análisis de la "nueva educación": sus interpretaciones adquieren
gún Terán, una periodización de los escritos de Ponce permite di-
especial significacíón en el debate que se estaba produciendo en
ferenciar tres etapas: en la primera, hasta 1927, predominan
la Argentina de los años '30 entre el nacipnalismo de corte fascis-
categorías provenientes del liberalismo positivista; en la una se-
ta y el movimiento de la escuela nueva.
gunda que va de 1928 a 1932 se produce un desplazamiento hacia
En-términos generales, Eance apIicasu. la historia de la educa-
nociones de corte marxista; y la última etapa, que comprende el
ción las tesis marxistas acerca, de la lucha cle _clases. Se extiencie
período que va desde 1933 hasta su muerte tn 1938, corresponde
en el análisis de políticas educativas y posturas de pedagogos de
a su asunción expresa del marxismo (Terán, O., 1986a:134-135).
acuerdo con la oposición entre los intereses de la burguesía y las
244 SANDRA CARLI CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA.NACIÓN 245

necesidades del proletariado: las interpretaciones se tornan mecá- expresión pequeño-burguesa, lo que limitó las posibilidades de
nicas, y abunda la desealificación de las t :formas educativas de comprensión de la realidad educativa de la época.
distintas épocas. La his oria de la educacióivpierde-astecimpleji7 Dentro del movimiento internacional de la educación nueva
dad y auton ' _capturada en el análisis de la lucha de Ponce distingue entre posiciones metodológicas (Montessori,
clases7P-once presenta la 'historia de la edu-cie-ión c—oznaltn
. a histo- Dewey) y posiciones doctrinarias (Lombardo Radice, Gentile).
ria de lupocresías cometi por la burguesía. Respecto de las posiciones metodológicas, las acusó de incapa-
Desde esa posición, imp na ál—na-figura como Rousseau cidad para modificar el rendimiento escolar y evitar la escasa
(satirizado como "el Padre Nue o de la Infancia") por haber de- permanencia de los niños en las escuelas. Respecto de las posi-
fendido la e. ducación ideal de un dividuo y no la educación de ciones doctrinarias, su "raíz presuntuosl y solemne" (PoNcE,
las masas (PoNcE, 1978:179) y, des esta misma perspectiva de- 1978:207) habría impedido alterar las condiciones sociales infan-
nuesta a Pestalozzi por no haberse interesado por la educación de tiles en tanto la educación convergió con las necesidades de la
los campesinos y haberse dedicado a lá educación de los ricos burguesía. Sin embargo, le adjudicó a las primeras una posición
(ibídem:188). De esta manera descalifica indirectamente a los re- "más humilde", a pesar de la equiparación de las modificaciones
ferentes del normalismo argentino y del movimiento escolanovista, didácticas con las modificaciones técnicas del capitalismo.
seguidores de Pestalozzi y lectores de Rousseau. crftica abier- Esta distinción de posiciones, con la que pretendía explicar la
ta al movimiento de la escuela nueva obedece al milnto tipo de situación del movimiento de la Escuela Nueva en el ámbito mun-
interpretación ya señalado que confrontan !a miseria de las masas dial, es pertinente para la interpretación de la realidad educativa
con los teóricos cscolanovistas de la burguesía, quienes "se apre- argentina de la década del '30, aunque Ponce no se extendió en
suraron a enunciar los sagrados derechos de la infancia..." (ibí- referencias locales. Calzetti podría ser ubicado como un exponente
dem:200). Es decir, Ponce subordina el análisis pedagAgie23 la argentino de las posiciones doctrinarias: las duras críticas de Ponce
especificación de la pertenencia o conciencia de clase de los pe- parecen atacar la progresiva derechización pedagógica que se evi-
dagogos y de las clases que éstos interpretan con sus obral escri- denció, por ejemplo, en propuestas como la inclusión de un libro
tas o polfticas. Con ese punto de partida, toda reforma de_niéittdos de exploraciones y viajes del Comandante Franco en las biblio-
y programas es considerada corno una hipocresía que obvia lo tecas escolares (CALZETTI, 1957:335), o en el antimarxismo radi-
central de la realidad infantil popular: en el caso argentino, el tra- cal (CArzErn, 1934). Esta derechización creciente, percibida por
_ „,„
bajo.
En las críticas a Rousseau, Polne coincidió corí Gramsci, que
numerosos maestros y pedagogos escolanovistas, puede explicar,
en buena medida, el reconocimiento de Ponce como "maestro" a
pasó de una primera etapa de adIsión a la espontaneidad-del niño pesar de su rechazo de la renovación pedagógica. Sin embargo, su
a una posición antirrousseauniana a partir de 1924. Sin embargo, mirada crítica le impidió valorar desde el punto de vista pedagó-
el intelectual italiano fundamentó su rechazo en-un exceso de gico, los numerosos ensayos parciales y fragmentarios que se se-
naturalismo, que, al suponer que todo está en el niño y que el adulto guían realizando en las escuelas aun en el clima oscurantista de
sólo debe desarollar lo_ latente, obviaba el hecho de que "el hom- los años '30, ensayos seguramente más cercanos a la posición
bre es toda una formación histórica, obtenida con la coereidn" metodológica caracterizada por Ponce. La reducción de la peda-
("Más allá de Rousseau", 1924, en Gramsci, 1987:174). Eacám.--- gogía a una expresión de la lucha de clases le impidió distinguir
bi era equivalente a su rechazo de toda in- entre políticas educativas oficiales y experiencias pedagógicas
tervención coercitiya„en poicular, del fakc.isnio. El tipo de inter- democráticas, y lo llevó a desechar cualquier propuesta por "re-
pretación-cielnlicación quelWice aplicó en esta obra se vincu- formista".
la con las tendencias de la III Internacional Comunista después de Po la ucativa soviética. Por ello,
la crisis de 1929, que caracterizó a todo movimiento socialdemó- en su obra, a las críticas a la escuela nueva les suce e la valora-
crata como socialfascista, y se opuso frontalmente a los sectores ción del sistema educativo ruso -en una época en que era objeto
considerados reformistas (Terán, O., 1986:158). Con ese funda- de crfticas- por su concreción del monopolio educativo del Esta-
mento, el proceso de renovación pedagógica es reducido a una do, lo que permitió el acceso del proletariado a la educación. Así
246 SANDRA CARL1
CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 247

como en Rusia la lógica escolar se asimilaba cada vez más a la


(1996:163). Consideraba el psicoanálisis una estética y el pan.-
lógica de la fábrica, también se producía, según Ponce, una ma-
sexualismo una "idea fija del freudismo", y homologaba la escue-
yor equiparación de las edades: es decir, la asimilación entre ni-
la italiana de Lombroso a la "escuela humorística" de Viena (PoN-
ños y adultos frente al socialismo, argumento político que tam-
cE, 1923). Las críticas al psicoanálisis no coincidían con el inte-
bién estaba presente en el discurso nacionalista. Sostenía al res-
rés que esta teoría estaba generando en algunos pedagogos argen-
pecto:
tinos. Ponce coincidía con algunas de las críticas formuladas por
"Ese niño que, de acuerdo a sus intereses y a sus fuerzas, asu- Gramsci. Según el militante comunista italiano, la crítica a la di-
me una función activa en la sociedad se coloca, por lo mismo vulgación de Freud en Alemania tenía el mismo argumento de las
y a pesar de las diferencias de edad, en iguales condiciones dirigidas a Rousseau en el sentido de que el psicoanálisis favore-
que el adulto: participa como él en la construcción del socia- cía la no-intervención del adulto y promovía la formación de "un
lismo y merece por lo tanto que se lo trate con respeto La nuevo tipo de buen salvaje corrompido por la historia" (Gramsci,
nueva educación significa, pues, para el proletariado un ideal 1987:174). Ponce adhirió, en cambio, a las ideas de Otto Ruhle,
bien preciso. Frente al niño fascista formado por la burguesía que había sido discípulo de Adler. Según Puiggrós, tales ideas le
en la última etapa de su historia, para mantener la explota- permitieron compro~ifzwaás burgués y el
ción que ya llega a su fin, el proletariado en el poder se ha niíeiTiatetarity-acludisandaunzentimiento de inseguridad e
apresurado a construir un nuevo tipo de niño: el niño que sir-
rioridad_al pirlopróletlrio,lugar donde se origina la conciencia de
ve a los intereses de la única clase social que en vez de perpe-
clase4.conciblet____Ido á niño fascistáspinaprodueto de taintrgue.-
tuarse como tal, aspira a destruir las ch ses sociales para li-
sia en la última etapa de su histodaVbídem:170).
berar la sociedad" (1978:232-233).
Según Vezzetti, en Ponce- la investigación biológica operó
La asimilación entre niños y adultos frente al socialismo y la como fundamento de verificación de cualquier enunciado de la
construcción de un "nuevo tipo de niño", eran elementos que for- psicología (1996:165). En sus primeros trabajos, su concepción
maban parte de una mirada polftica de la infancia sesgada por la psicológica del niño estuvo centrada, sobre todo, en el análisis de
III Internacional, y que daba fundamento a las crfticas a algunos la herencia psicológica y en la defensa del método genético: a partir
de los principios arquetípicos de la escuela nueva, como la neu- de ese momento Ponce trabajó con una psicología de base bioló-
tralidad escolar, el respeto por la libertad del niño y la idea univer- gica. Consideraba que el estudio científico de la herencia debía
salista de una infancia sin clases sociales. ser la condición previa para la constitución de una psicología in-
Aunque las críticas de Ponce al movimiento de renovación dividual, y adjudicaba al método genético muchas bondades para
pedagógica, si bien se asentaron en la asimilación entre pedago- el análisis de las variaciones psíquicas respecto del método des-
gía, clases sociales y fases del capitalismo, y se centraron en la criptivo y del estadístico (Los problemas de la herencia psicoló-
dimensión técnica e ideológica de los procesos educativos, deben gica, de 1922, en PONCE, 1944). El interés por lo genético lo lleva-
ser resignificadas también a la luz de su concepción psicológica ba a sostener que, a pesar de la presión del ambiente que diferen-
acerca del niño. Recordemos que el movimiento de la escuela cia al niño del salvaje, en cada actividad "el viejo residuo ances-
nueva partió de una fuerte renovación en el ámbito de la psicolo- tral continua pulsando con el ritmo de antes" (La fatiga de escu-
gía, y Ponce reconocía que los nuevos métodos estaban condicio- char, de 1924, en PONCE, 1944:260).
nados por el desarrollo anterior de la psicología infantil. Esta dis- Con posterioridad, aquel rechazo del psicoanálisis y la rígida
ciplina, entonces, estaba siendo abonada p or corrientes diversas, base biológica de su psicología se vieron atenuadas. El curso dic-
desde la psicología de base experimental hasta el psicoanálisis. tado en 1930 en el Colegio Libre de Estudios Superiores fue pu-
Desde el punto de vista de la psicología infantil, Ponce sostu- blicado con el título Problemas de Psicología Infantil en 1939.
vo una posición crítica frente al psicoanálisis y a las teorías de En este curso dirigido a maestros, guiado según el autor por "una
Freud. Vezzetti considera que Ponce, a diferencia de Ingenieros, orientación genética", Ponce se autodefinió como un "psicólogo
no ejerció ninguna mediación en la implantación del freudismo de la infancia". Optaba allí por una clasificación de las etapas del
desarrollo infantil centrada en "la clasificación genética de las
CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 249
248 SANDRA CARLI

lisis de los procesos educativos históricos: el niño quedó fijado a


diversas etapas de la inteligencia" (PoNcE, 1939:13). Ponce desta-
su pertenencia de clase y propuesto como representante universal
có, entonces, las diferencias entre nifíos y adultos. Señaló que "el
del socialismo.
psicólogo de hoy conoce sus diferencias (las del adulto) con el niño A Ponce le preocupaban el desorden y la falta de razón: la irra-
y lleva su atención sobre el matiz original del comportamiento que
cionalidad en un registro psicológico y la cispersión educativa de
observa" (ibídem:19). La renovación pedagógica, consideraba, se
las experiencias escolanovistas, en un registro pedagógico. Recha-
había basado en una psicología de interpretaciones asociacionistas
zaba el espiritualismo nacionalista o reformista de la educación
"para responder a una pedagogía adaptada al niño". De esta ma- argentina y era un heredero socialista del positivismo liberal. La
nera, la pedagogía había provocado el ajuste de la psicología a sus subordinación de la psicología infantil a su base genética y de la
principios. Semejante autonomía contrariaba la concepción biolo- infancia a su relación con las clases sociales condujeron de mane-
gicista y genética de Ponce. Sin embargo, a pesar de su rechazo al ra común a una anulación de la autonomía del discurso pedagó-
psicoanálisis y de la supuesta debilidad de la psicología infantil gico experimental y a una descalificación de sus rasgos democrati-
en la pedagogía nueva, Ponce valoró a Piaget como la "figura más
zadores y críticos.
ilustre de la psicología infantil" (ibídem:20). La valoración de
Piaget por su análisis de la mentalidad infantil implicaba la des-
Nacionalismo popular y escuela nueva:
calificación de tesis como la de Durkheim acerca del origen so-
cial del pensamiento lógico. El análisis de la llamada "inteligen-
el campo de la niñez según Saúl Taborda
cia práctica", en el que Ponce se extiende, anticipa sus posteriores
Los sectores nacionalistas, ligados a la Iglesia o al ejército,
interpretaciones históricas acerca de la dimensión técnica en los
procesos educativos, presente en Educación y Lucha de clases. fueron portavoces de un discurso educativo enfrentado con el li-
beralismo, y para ello dieron un carácter de esencia a la cuestión
En suma, Ponce relativizó la incid?,ncia del medio social, y ello
de la nación gomo figura de autoridad frente al niño. En el discur-
condujo a cierta desconfianza respecto del alcance de la interven-
ción educativa (rasgo que pervive luego en Educación y lucha de so nacionalista el niño quedó invisibilizado como tal y caracteri-
clases). Sin embargo, no fue un defensor de la no-intervención: zado con los viejos rasgos que le adjudicata la pedagogía román-
tica (inocencia) o con los rasgos que demandaba la nación (hom-
precisamente cuestionaba a la nueva pedagogía el vuelco excesi-
bre futuro). El comunismo no pudo oponer a la captura naciona-
vo sobre el niño. Así se preguntaba: "El respeto de la mentalidad
del nino, ¿autoriza al pedagogo a olvidar que su misión es conver- lista del niño más que una captura ideológica, articulando tesis
tirlo en adulto? Plantear el problema es resolverlo" (ibídem:33). científicas con la racionalidad política europea. Nacionalismo y
Por otra parte, consideraba que el maestro debía enunciar un comunismo buscaban en un punto repetir el pasado, renovando
viejas respuestas a nuevo dilema: la respuesta católica o liberal
pensamiento racional y se debía evitar la prolongación del pensa-
para el viejo debate en torno a la ley 1420, pero esta vez en un
miento egocéntrico infantil en el adulto. Como estaba preocupado
nuevo escenario político, en el marco de una sociedad de masas y
por la racionalidad infantil, temía toda muestra de irracionalidad,
superstición o magia en los procesos pedagógicos, que considera- después de décadas de renovación pedagógica.
ba signos de un espiritualismo ajeno a sus posiciones materialis- La antinomia planteada entre autonomía del niño y autoridad
tas y organicistas. En Problemas de Psic9logía Infantil, Ponce de la nación fue tema de debate en el movimiento internacional de
acentuó una mirada biológica de la psicología infantil, y desde ese la escuela nueva, y atravesó la década del '30 desde Gustav Wyne-
ken hasta Antonio Gramsci. En la Argentina esta antinomia fue
punto de vista argumentó acerca de las diversas etapas del desa-
una frontera que ubicó de un lado las tesis nacionalistas y comu-
rrollo del niño recurriendo a un actualizado conocimiento del de-
bate de la época: la inteligencia y la racionalidad fueron concep- nistas oficiales acerca de la infancia, y por otro las de maestros y
pedagogos escolanovistas. La pedagogía de Saúl Taborda suele ser
tos privilegiados para la comprensión del organismo y de las con-
ductas infantiles. En Educación y Lucha de clases continuó con recordada como aquella que resolvió dicha antinomia a partir de
una teoría de la personalidad (CAssANi, 1916a).
este intento de controlar todo vestigio espiritual de la pedagogía
recurriendo a la aplicación del materialismo histórico para el aná-
250 SANDRA CARLI
CAPÍTULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NACIÓN 251

En la trayectoria de Taborda (1895-1944) (Sanguinetti, 1984)


"No existe, no puede existir una educación basada unilateral-
hay una primera etapa anarquista, y artículos publicados en la Re-
mente en cualquiera de los dos términos antinómicos. No hay
vista Socialista Internacional dan cuenta de su preocupación por
autoridad sin libertad; no hay autoridad mit libertad. Toda edu-
la legislación laboral y de su conocimiento de la obra de Juan B.
cación entraña una superación del dualismo. Cada época rea-
Justo. En uno de esos artículos Taborda denuncia la injusticia de
liza el acuerdo a su modo. Nuestro tiempo anhela su síntesis"
la ejecución del educacionista Ferrer Guardia en España y valora (ibídem:222).
la proyección de su obra en "el advenimiento de un régimen de
tolerancia y de progreso" (TABORDA, 1909:363). Realizó estudios Taborda rechaza la solución de Gentile, quien disolvió la anti-
de abogacía en La Plata, participó en la Reforma Universitaria de nomia al plantear en el acto educativo la resolución previa de la
Córdoba, donde ejercía su profesión, y hacia 1921 fue designado misma. La resolución de la antinomia entre libertad del alumno y
rector del Colegio Nacional de La Plata. En la década del '30 se autoridad del adulto imaginada por Taborda desemboca en cam-
instala en Unquillo, Córdoba, y realiza viajes por Europa donde bio en una teoría de la personalidad. con la cual pretendía supe-
toma contacto con el idealismo alemán. A partir de 1935 publica rar la disociación entre lo individual y lo colectivo, entre enseñanza
el periódico Facundo, y va a ser director del Instituto Pedagógico y aprendizaje y entre maestros y alumnos. Respecto de ello soste-
de la Escuela Nomal Superior de Córdoba y de su revista Educa- nía: "La individualidad es un término general; la personalidad es
ción, donde al mismo tiempo desarrolla su obra Investigaciones un termino axiológico" (ibídem:231); "El subjetivismo del indi-
Pedagógicas. viduo se ha disuelto en el objetivismo de la cultura" (ibídem:232).
El último capítulo de la obra de Taborda Investigaciones pe- El término personalidad se suponía srperador del contraste
dagógicas se titula precisamente "La antonomía fundamental". Allí entre autoridad y libertad en la medida en que, según Taborda, "ni
se reiteraron el tipo de preguntas que Wyneken se formulaba en la autoridad puede tomarse como un equivalente de imposición,
1932 referidas a la tensión instalada en la relación entre educa- ni la libertad como algo arbitrario". Por otro lado la personalidad
ción y política en el período de entreguerras. En plena etapa de se asociaba a la moral. Taborda sostenía que la personalidad tiene
declinación del normalismo y de eclosión de las ideas de la escue- "derecho a educar" y educar significaba "asegurar la permanencia
la nueva, y luego del impacto cultural y político que provocó la y el acrecentamiento de los valores" (ibídem:239). Los valores
Reforma Universitaria, Taborda se preguntaba: "¿Es posible, es asegurarían un acuerdo cultural que permitiría recuperar el senti-
concebible el neutralismo docente?" (1932:211). En una perspec- do de futuro de la educación, como encuentro entre dos genera-
tiva similar a la de Celia Ortiz de Montoya, con la que la unía la ciones. A través de una teoría de la personal:dad, Taborda preten-
adhesión a la filosofía alemana, Taborda contraponía una "peda- día explicar la especificidad del vínculo pedagógico.
gogía de la autoridad" con una "pedagogía de la libertad". Consi- En el segundo tomo de Investigaciones Pedagógicas de 1943
deraba que la primera se correspondía con "la pedagogía revolucio- pero publicado recién en 1959, Taborda se desplaza, desde el punto
naria [que] atribuye a la república el derecho de intervención" de vista teórico, al campo de psicología. Después de realizar un
(ibídem:230), la segunda sostenía la inviolabilidad del fuero del recorrido por las distintas teorías psicológicas de la primera mi-
individuo y la defensa de la no intervención. Para Taborda era tad del siglo XX ("no hay psicología; hay psicologías"), Taborda
Gentile el que formulaba el problema en sus exactos términos: opta por una teoría de la personalidad que le permite resolver la
"El máximo problema de la educación —enseña Gentile— es el del dimensión política del vínculo educativo y el lugar del adulto y
acuerdo entre la libertad del alumno y la autoridad del maestro" del niño, y a la vez favorecer la incorporación del análisis de la
(ibídem:214). dimensión psicológica en el debate educativo. Taborda produce
Taborda rechazaba la educación negativa, no intervencionista una separación entre pedagogía y política que conduce a una nue-
de Rousseau, tanto como el autoritarismo de la pedagogía positi- va relación entre la cuestión pedagógica y.el campo de la psico-
vista y racionalista, concibiendo a ambas como tendencias peda- logía.
gógicas radicales y excluyentes. Respecto de ello señalaba: En esta obra Taborda descalificó el vínculo establecido por el
positivismo entre psicología experimental y pedagogía, pregun-
252 SANDRA CARLI CAPITULO VI: LA INFANCIA Y EL PROBLEMA DE LA NAcióN 253

tándose por el nexo específico entre la psicología y el fenómeno cambio, Fermín Chávez, reconoce como valioso el cuestionamiento
educativo (TABOADA, 1959:7). Consideraba que la ruptura carte- que hace Taborda al positivismo, a la Ley 1420 y a Sarmiento,
siana de la unidad del sujeto impedía sostener la existencia de una "...quien en lugar de deducir sus principios docentes del hecho
única psicología. Por otra parte, consideraba que debía Ser la pe- educativo, los deduce de la doctrina política de la igualdad"
dagogía la que incorporara los desaffollos de la psicología de acuer- (Chávez, 1988:103). Según Chávez, Taborda realizó una fuerte crí-
do a sus necesidades específicas. A partdde su tesis acerca de la tica al ideal emergente de la ideología política del Estado argenti-
autonomía de la pedagogía como ciencia, tesis en la cual coinci- no y de la ley 1420, "elaborada por polfticos carentes de infor-
día con Antonio Sobral, justificaba la modulación de los conoci- mación específicamente pedagógica que identifican política y pe-
mientos psicológicos por parte de la pedagogía, que "los tiñe con dagogía sin percatarse de que se trata de dos dominios espiritua-
su inconfundible sentido" (ibídem:158). La pedagogía los incor- les esencialmente distintos" (ibídem:104).
pora y les cambia su sentido al convertirlcs en "pedagógicos". La posición de Taborda, calificada como cercana al fascismo
Para Taborda el sujeto de la educación desbordaba el registro o como anticipación de las políticas del peronismo, testimonió los
psicológico: cambios que se estaban produciendo en los imaginarios acerca de
la infancia. Taborda reclamó en 1932 la urgencia de "practicar un
"La relación educador-educando, por último, es un caso es- reconocimiento del campo en el cual se desenvuelve la niñez"
pecial de la relación general entre hombres que, como recipro-
(TABORDA, 1932:20) y con ello expresaba que la cuestión del niño
cidad anímica, exige la intervención de la psicología; pero esta desbordaba las fronteras de la instrucción pública, pero también
intervención cobra su más alta expresión en virtud de una di-
expresaba las insuficiencias de la propuesta escolanovista: las nue-
mensión que no opera precisamente desde la psicología sino
vas generaciones se encontraban participando en un mundo en pro-
desde la educación como actuación de la cultura que incide
funda transformación y ello requería revisar la pedagogía liberal.
vitalmente sobre el alma en formación. El comprender qué liga
en el acto educativo a educador y educando es el momento del
eros de una cultura plena de anhelos de supervivencia, es el
momento misterioso, tocado de don adivinatorio, en el que una
cultura se hace niñez para confiar a su frágil estadio vital su
mensaje estremecido de eternidad" (ibídem:161).
El análisis de la obra pedagógica de Taborda nos permite si-
tuar el terreno pedagógico previo a la asunción del peronismo, más
allá de que Su obra no haya tenido suficiente divulgación enton-
ces, o que algunos de sus textos fueran pub.icados póstumamente.
Según Adelmo Montenegro, Taborda funda la pedagogía como
ciencia. Defendía la formación de la ciencia pedagógica como cien-
cia autónoma, y en esta tesis incidió su adscripción a distintas co-
rrientes de la época como la fenomenología, la filosofía de los valo-
res y la cultura, la filosofía de la existencia, las teorías de las cien-
cias del espíritu. Taborda consideraba que en el país se carecía de
una tradición pedagógica, y que ello se debía al peso del conteni-
do ideológico que impidió avanzar en una fundamentación peda-
gógica como ciencia del espíritu (Ferrero, 1988).
Otros autores, como Ferrerro, consideran la obra de Taborda
como creadora de la "primera pedagogía argentina" y, en cambio,
le cuestionan la separación entre educación y eros polftico. En
Capítulo VII
Los niños entre los derechos
y la política. Peronismo, pedagogía
y transformaciones sociales (1945-1955)

Los discursos del peronismo acerca de la infancia se configuraron


en una trama abonada por las transformaciónes políticas, pedagó-
gicas y sociales que se produjeron en la década del '30. En primer
lugar, el peronismo como nueva fuerza política heredó un debate
político-pedagógico encerrado en la oposición entre los modelos
educativos fascistas y comunistas de la educación infantil. Más
allá de las filiaciones ideológicas disímiles, comunistas y nacio-
nalistas coincidían en considerar a la niñez como un problema de
los Estados nacionales, que desbordaba la socialización familiar
y escolar. En este sentido, en los discursos de distintos sectores,
se había producido un desplazamiento notorio de la esfera de la
pedagogía a la esfera de la política. La niñez había comenzado a
ser interpelada como nueva generación, lo que se debatía era cómo
el Estado-Nación debía intervenir en la constitución de la identi-
dad de esa nueva generación.
Desde esta perspectiva, el movimiento de la escuela nueva, con
su discurso reivindicativ'o del protagonismo del niño y de la auto-
nomía infantil en los procesos educativos, había perdido proyec-
ción política. Se hallaba en una etapa de declinación debido al aisla-
miento de ciertas experiencias, a la dispersión de los reclamos
democráticos de algunas figuras prestigiosas y a los límites im-
puestos por la no nacionalización de esta pedagogía vía su crista-
lización en el sistema educativo. En el ámbito intemacional la fecha
de cierre del movimiento es ubicada por algunos autores en 1939,
cuando comienza la 2da. guerra mundial. En Europa y Estados
Unidos la educación toma otros rumbos a partir de 1945 y, si bien
256 SANDRA CAFtLI CAPITULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 257

persisten no pocas instituciones de las décadas anteriores, ya han gráficas de la población infantil formaron parte de las condicio-
perdido su carácter de bandera y frontera (Marín Ibañez, 1976:24). nes de producción del discurso peronista acerca de la infancia. La
En el caso argentino, las tesis escolanovistas acerca de la in- población argentina distaba de responder a los cánones de la so-
fancia habían comenzado a ser rearticuladas en otros discursos ciedad inmigratoria del siglo XIX. Según el Censo de 1947, el
(como fue el caso de la reforma educativa de la provincia de Bue- grupo de personas de entre O y 9 años habíl descendido al 21,1%
nos Aires): en buena medida se trataba de- un discurso ya instala- de la población total. Este fenómeno fue provocado por la caída
do. La confrontación escuela privada-escuela pública, que había de la natalidad, por el descenso de la inmigración y por el alarga-
caracterizado el debate europeo, contrastaba con el caso argenti- miento de la vida media; además, la mortalidad infantil había dis-
no, en el'que la hegemonía de la escuela pública provocó que el minuido: hacia 1937/8, era del 97%o (PRESIDENCIA DE LA NACIÓN,
debate pedagógico se instalara en el corazón del sistema escolar 1947). La población infantil estaba constituida por argentinos y
estatal. Las ideas de la escuela nueva eran usadas retóricamente por hijos de argentinos que en una cuarta parte vivían fuera de su
en los discursos polfticos, y habían penetrado en las aulas a partir lugar de origen (Reboratti, 1980:230). El 17% de la población total
del consensuado y, a la vez, parcial reclamo de renovación de conte- del país había emigrado de su provincia de nacimiento, lo que había
nidos y métodos. provocado la disminución drástica de la población rural y la trans-
Mientras la fuerza del movimiento de la escuela nueva decli- ferencia hacia aglomeraciones urbanas, especialmente al Gran
naba, hacia principios de los años '40, las figuras vinculadas con Buenos Aires, que sufrió un notable incremento (Ton-ado, 1992:85-
el socialismo oscilaban entre la defensa de una educación demo- 86). En 1947, el país contaba con 3.359.088 niños de O a 9 años
crática centrada en la lucha contra el nacionalismo católico, la (PRESIDENCIA DE LA NACIÓN, 1947:5) que en un porcentaje impor-
reivindicación de los derechos del niño (como por ejemplo en el tante eran de origen nativo. Teniendo en cuenta estos datos, las
caso de Ghioldi) y las propuestas de una educación social que identidades de alumno y de menor fijadas por la escolaridad pú-
enfrentara la pobreza infantil (como en el caso de Alfredo Pala- blica y la minoridad estatal a principios del siglo XX resultaban
cios). El punto conflictivo era el papel social y político que debía poco fértiles ya para clasificar una población infantil en una so-
ejercer el Estado respecto de la atención del sujeto infantil. ciedad con mayoría de argentinos, con tendencia al envejecimiento
Por último, las transformaciones producidas en el terreno de y con una reducción del número de hijos en las familias, más aún
la pedagogía a partir de la declinación del escolanovismo más ra- después de la década del '30, cuando la miseria social había pro-
dical, así como de la emergencia de tendencias espiritualistas di- vocado tanto el aumento de la deserción escolar como el de los
versas (Bernetti y Puiggrós, 1993) abonaron aquel desplazamiento menores necesitados de la asistencia social del Estado.
de la pedagogía a la política. Como estimamos en el capftulo an- En La Nueva Argentina B unge había lanzado la alarma por el
terior, pedagogos espiritualistas, de filiación liberal o nacionalista, posible despoblamiento del país señalando que "el pueblo que debe
coincidían en rechazar la promoción de la autonomía infantil con- ser representado por la urna funeraria (forma que representa el
siderada excesiva, en cuestionar la tradición laica del normalismo ensanchamiento de la cúspide formada por los ancianos) lleva en
argentino y en la reivindicación de un lugar de mayor autoridad su interior la muerte" (BuNGE, A., 1987:29). Aquella amenaza no
del maestro. La ubicación filosófica de la pedagogía en el terreno se concretó gracias al nuevo aporte inmigratorio de 1946, pero
de la cultura y de los valores, en un escenario mundial de crisis propició en el peronismo la generación de una política de natali-
del liberalismo y de cuestionamiento de la democracia parlamen- dad, no sólo en lo que respecta a la promoción de los nacimientos,
taria, conducía rápidamente a argumentos sobre la necesidad de sino en el más amplio sentido de intervenir en las condiciones de
coartar la libertad infantil y a revalorizar la transmisión adulta. advenimiento a un mundo nuevo. Se estaba ante condiciones pro-
En este terreno polftico y pedagógico, caracterizado por la frag- picias para la construcción de una nueva definición política de la
mentación y dispersión de los discurans de distintos sectores y por infancia y, con ese punto de partida, para la elaboración de una
nuevas formulaciones acerca de la relación entre infancia, socie- nueva pedagogía.
dad y Estado, se produjo la configuración del discurso educativo En segundo lugar, podemos sostener que en los discursos pero-
peronista acerca de la niñez. Las características sociales y demo- nistas la niñez es construida como una bisagra generacional entre
258 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS-ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 259

el nuevo Estado-nación y los emergentes sectores populares. Frente creciente de una pedagogía espiritualista. La ya clásica antinomia
al discurso liberal, que interpelaba a la niñez como sujeto universal entre autonomía infantil y autoridad del maestro adquirió una nueva
y de derecho postulando la expansión de la escolaridad pública significación durante el peronismo: los nitos fueron interpelados
como única solución para la nueva realidad social, el peronismo como sujetos privilegiados por polfticas sociales y moldeados por
partió del reconocimiento de la pobreza infantil y de su condición una pedagogía política progresivamente volcada hacia el adoctri-
popular para constituir un nuevo sujeto polftico cuya identidad, namiento y la búsqueda de inscripción de la niñez en las luchas
en este caso generacional, se definía no por sus derechos propios, por la hegemonía.
sino por. su pertenencia al nuevo territorio de la nación. A partir / El peronismo se debatió, entonces, entre una pedagogía social
de esta definición, la niñez fue objeto de una interpelación políti- y una pedagogía política dirigida al niño. Dicha pedagogía del
ca que formará parte del dispositivo discursivo del peronismo. moldeamiento buscaba dejar atrás las concepciones escolanovis-
Tanto Juan Domingo Perón como Eva Perón manifestaron la vo- tas, que adjudicaban a la naturaleza un poder educador de la infan-
luntad de establecer un vínculo directo con los niños en múltiples cia (de allí las críticas tanto a Rousseau como a Dewey), pero tam-
eventos públicos, un vínculo entre líderes y niños y jóvenes que bién las concepciones nacionalistas-militaristas, que eliminaban
prescindía de a las mediaciones de padres o maestros sin impug- la capacidad política de los niños y forzaban una sumisión abso-
nar por ello la autoridad institucional de la familia y de la escuela. luta. El interés político de la nación fue el principio articulador de
En el discurso del peronismo acerca de la infancia se localiza la educación infantil: la politización de todas las prácticas socia-
una articulación de enunciados liberales, socialistas y nacionalis- les en las que participaban niños muestra con claridad esta situa-
tas. En este sentido, el peronismo diseñó una polftica de democra- ción. La pedagogía y la educación debían iograr aceitar la nueva
tización social de la situación educativa infantil que daba respuesta cultura política.
a un conjunto de demandas sociales históricas (hasta el adveni-
miento del peronismo, enunciadas como la necesidad de respetar
los "derechos del niño" en la esfera escolar) desde un Estado que Perón y "los únicos privilegiados son los niños"
se presentó como su garante absoluto. Pero, al mismo tiempo,
rearticuló la respuesta a ese conjunto de demandas sociales here-
Según hemos sostenido, el discurso político fue el terreno de
dadas a una voluntad de sujetación de la población infantil a una
constitución de los niños como sujetos. Los mensajes públicos de
nueva cultura polftica: la niñez se concebía como depositaria de
Perón resultan centrales para el análisis de este proceso.
la acción social del Estado, y como heredera y continuadora de la
La trayectoria biográfica de Juan Domingo Perón merece ser
nueva cultura política. El desplazamiento de los discursos pero-
explorada brevemente en algunos aspectos de acuerdo con el su-
nistas del enunciado base "los únicos privilegiados son los niños"
puesto de que las políticas y las obras de ciertos hombres impor-
—que caracterizó al primer gobiemo y funcionó como principio arti-
tantes deben tomarse como un escalón de una cadena biográfica.
culador de sus polfticas de infancia—, al referido a "la nueva genera-
Así lo ensaya Miller en el análisis de la historia de Nietzsche
ción del 2000" en la segunda etapa, manif esta esta combinación
(1991:29). Sin pretender hacer un interpretación de corte psicoa-
entre las apelaciones a la democracia y la justicia social y la con-
nalftico, cabe señalar, sin embargo, que la infancia de Perón lo
vocatoria polftica a los niños, como dos tiempos que se ligan con
proveyó de una mirada nacional de la población argentina y de una
la fundación de una nueva hegemonía política.
experiencia de autonomía temprana. Los relatos biográficos fechan
En el terreno de la pedagogía y de las reformas educativas, el
su nacimiento el 8 de octubre de 1895 y especifican que vivió su
principal debate se centró en el alcance de la coerción educadora
primera infancia en Lobos y que su segunda infancia transcurrió
sobre el niño. La centralidad de este problema fue posible en un
en Río Gallegos hasta que en 1904 (cuando apenas tenía 9 años)
nuevo orden escolar, caracterizado por la presencia de la Iglesia
su familia lo envió a casa de su abuela en Bilenos Aires para termi-
como nueva tutora moral de la infancia, por la declinación o el
nar los estudios primarios en el Colegio Internacional de Olivos.
desplazamiento oficial del escolanovismo, y por la legitimidad
A continuación inició la escolaridad secundaria e ingresó en 1911,
260 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 261

con15 años, al Colegio Militar, del que egresó como subteniente terizado el primer gobierno de Perón, y Lie utilizado como una
del arma de Infantería (Sidicaro, 1996:12). especie de divisoria de aguas entre el pasado y el presente.
La temprana conexión de Perón con la patria es reiterada tanto En su mensaje de asunción a la presidencia Perón había desta-
por Sidicaro, quien señala que Perón recordó alguna vez que "a cado el hecho de que en el país "...se vivía una simple apariencia
los quince años, mis padres me entregaron a la Patria, con ella crecí de legalidad estrujada aún por la hiedra de los privilegios" (PERÓN,
y me hice hombre" (ibídem:12), como por Chávez, quien destaca J. D., 1946:6). La nueva legalidad no radicaba en el derecho sino
que el padre le regaló el Martín Fierro cuando se recibió de sub- en la supresión de privilegios de la infancia a partir de la aplica-
teniente, como una manera de fortalecer su condición de criollo y ción del principio de justicia social. Es decir, en el equilibrio en-
de atenuar el peso de su apellido vasco francés (1987:7). tre la justicia social para los sectores más humildes y el respeto
Además de las circunstancias de su infancia—que por otra parte, por los derechos del niño. Si la población infantil había sido, has-
también fueron significativas en el caso de Eva Perón— nos intere- ta entonces, objeto de exclusión social, en el discurso de Perón se
sa destacar su viaje a Europa en la década dei '30, que agregó a resaltan la dimensión inclusiva de las nuevas políticas y la jerar-
aquella vinculación temprana con la nación un conocimiento de quización del lugar de los niños en las políticas del Estado. Esta
las estrategias sociales de los Estados europeos. En 1939, Perón concepción remitía a la relación profunda que Perón, desde su
realizó una misión de estudios militares en la Italia fascista que se visión como polftico y como militar, establecía entre la infancia
extendió hasta 1941, del cual recordó haber quedado impactado de una sociedad y el futuro de la nación.
con los mecanismos fascistas de adoctrinamiento de la niñez y de "Los únicos privilegiados son los niños" fue un enunciado
la temprana juventud. inventado antes de la declaración de los derechos del niño sancio-
Por último, su desempeño como jefe del Departamento de nada por las Naciones Unidas en 1948, per ) su reiteración y repe-
Trabajo a partir de 1943 y la creación de la Secretaría de Trabajo tición se articuló en buena medida en el imaginario del reconoci-
y Previsión deben resignificarse tanto por su carácter de experiencia miento de derechos que formó parte del clima de posguerra. En
piloto de acción social desde el Estado como porque allí se inició numerosos mensajes públicos, Perón había destacado lo que po-
la reforma del régimen de trabajo y aprendizaje de los menores dría denominarse una política generacional, que remite tanto al
ocupados en la industria, y de las normas que regían en ese ámbi- recambio generacional mundial producido como efecto de la gue-
to. Recuperamos la interpretación de Balduzzi en el sentido de que rra, como a la creación de una nueva cultura política argentina
"se va delineando un perfil de los sujetos a los que iría destinada desde una nueva base social. En este sentido, en ocasión de la
la enseñanza en el trabajo, son aprendices, jóvenes obreros pro- inauguración de la Ciudad Infantil en 1949, sostuvo:
venientes de familias de bajos recursos" (1988:192).
"El porvenir de la nación está en nuestros hzjos; queremos
Perón entonces, como presidente, había acumulado conoci-
asegurárselo desde ya, para asegurar con ello la grandeza de
miento respecto de la situación social de la juventud en la Argen- esa nación por los siglos de los siglos. Esta Ciudad Infantil,
tina, de la estructura del Estado y de las alternativas de reformas que entregamos a los chicos humildes, esta diciendo con este
implementadas en Europa. Tiene también 11 convicción del valor hecho de nuestro desinterés y de nuestro patriotismo, al ofre-
de la niñez y de la juventud como sujetos de una sociedad en pro- cer a los niños pobres de la Argentina la posibilidad de vivir
ceso de transformación hacia un orden nacional. El enunciado
. como antes no vivieron ni aun los chicos ricos de esta patria"
arquetípico del discurso de Perón respecto de la infancia fue "los (julio/14/1949, en "Habla Perón", 1973:145).
únicos privilegiados son los niños", frase acuñada en sus prime-
En otros mensajes, como el que pronunció en el acto de clau-
ros discursos y que merece decontruirse. Repetido como emble-
sura de la asamblea del movimiento peronista femenino, reiteró:
ma, el enunciado se inscribió en una nueva materialidad pública
"...No trabajamos para nuestro tiempo, sino. que trabajamos para
(instituciones, eventos, medidas, etcétera) dirigida al niño que
el porvenir" y "...el mañana no nos pertenece: pertenece a las ge-
desbordaba las fronteras de la escolaridad. Por un lado, condensó
la voluntad de supresión de los viejos privilegios que había carac- neraciones que han de seguirnos" (29/julio/1949, en ibídem:155).
En otro mensaje adelantó un diagnóstico que fundamenta esta
262 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DEFtECHOS Y LA POLÍTICA 263

política generacional, en la que el amor de los padres hacia los hijos extraordinaria. Nosotros entendemos que hasta ahora a los
se equipara con los vínculos políticos y pedagógicos. Sostuvo niños se les ha tratado mal, no se les ha cuidado, no se les ha
Perón ante los maestros convocados para una Jornada: considerado ni querido como debían ser considerados cuida-
dos y queridos. Ellos merecen el máximo del privilegio, por-
"He dicho muchas veces que los países que descuidan a la ju-
que son inocentes e indefensos, porque si no los defendemos y
ventud o a la niñez ponen en peligro su porvenir; si eso ha sido
consideramos nosotros, no hay nadie que lo haga. Cuando uno
siempre, hoy es más cierto que nunca. El mundo anda en un
viaja por nuestra tierra y a veces ve a esos «changos» semi-
tren de cosas que no hace prever muchas bellezas para el por-
desnudos, tirados entre el monte, se le parte el alma al pensar
venir, y nosotros, los que formamos a los niños, los que orien-
que ese chico va a criarse peor que un perro de la ciudad. Te-
tamos a lajuventud, tenemos la obligación y la imprescindible
nemos que terminar con esas cosas; no se puede sacar de un
necesidad de hacerlo conscientemente, con verdadero cari-
chico abandonado un buen ciudadano, como no se saca buen
ño y con verdadero amor, porque las obras de los hombres
perro si está suelto por el campo, sale salvaje, mordedor y
realizadas con verdadero amor son como los hijos, que cuan-
montaraz. Todo eso que hay que hacer, que es tan inmenso,
do son hijos del amor son siempre más dignos" (PERóN,1 D.,
1949c:5-6). nosotros podemos realizarlo con la ayuda de los maestros"
( ibídem:14).
La niñez debía ser, por tanto, objeto de políticas atentas tanto
La política integral de Perón no se reducía a una estrategia de
al presente como al futuro, ligadas al tiempo corto, a la coyuntura
dignificación social de la situación del niño, sino que, en tanto
(lo que implicaba respetar los derechos del niño suprimiendo los
política generacional, incluyó un conjunto de contenidos cultura-
privilegios sociales) y articuladas al tiempo largo: el tiempo largo
les y pedagógicos respecto del tipo de hombre que se quería for-
de una nueva cultura política, cuya continuidad no dependía de
mar. Perón aludió, en numerosos mensajes públicos y escritos, a
las viejas generaciones, sino de las nuevas. No era, como sostuvo
la formación del niño como un "buen ciudadano", no abrumado
Perón ante los niños y jóvenes asistentes a un evento deportivo, por el enciclopedismo o el intelectualismo sino con "un alma tem-
una política producto de un "sentimentalismo superficial", sino que plada en los valores morales que hacen grandes a los hombres y
pretendía "salvar a los hombres de la 'debacle' de los tiempos", fuertes a los pueblos, formar un futuro de generaciones argenti-
formar "una juventud que sea permanente en nuestra tierra": tenía nas de hombres buenos, de hombre dignos, de hombres justos,
pretensión de duración (PERóN, J. D., 1950b). El recuerdo de esa sabios y prudentes". Un hombre que no estuviera dividido por
transmisión debía quedar fijado; con ese objetivo, en 1950 se in- diferencias sociales o ideologías, sino moldeado por la nación.
cluyó el enunciado "los únicos privilegiados son los niños" entre Sostuvo Perón: "Hay un cartabón común que los hombres de una
las "20 verdades del Justicialismo Peronista". La supresión de los misma nacionalidad reciben; hay un cartabón, una congruencia
privilegios sociales y la nueva mirada generacional de los proce- permanente entre lo que se enseña al niño, al adolescente y al adulto
sos político-culturales de la sociedad argentina supusieron un con- y, sin esa congruencia en la enseñanza, estamos desuniendo en vez
junto de políticas dirigidas a la población infantil que pretendían de unir, y el problema de la República Argentina hasta nuestro días
resolver de manera integral la combinación entre el acceso a una
ha sido justamente la desunión permanente entre los argentinos"
situación de bienestar social y la adquisición de cultura. (ibídem:8). Cartabón al que también apelaba el positivismo para
En el marco de esta política integral, que combinó justicia unificar lo que se visualizaba como una dispersión de diferencias
social y reconocimiento de los derechos del niño, la mirada estra- en el crisol de razas de la inmigración: pari. Perón, en cambio, las
tégica de Perón adjudica al maestro una tarea común: la de "in- diferencias provenían tanto de la miseria social como de las tradi-
culcar a nuestro pueblo ese sentido social de la vida" (PERóN, J. ciones ideológicas que cuestionaban su polftica de Estado.
D., 1949c:7). En las mismas jornadas tan sobredeterminadas por En este modelo de hombre futuro, que Perón desplegó en men-
la conmemoración de Sarmiento, sostuvo Perón: sajes dirigidosianto a maestros como a niños y jóvenes, se perci-
"En la Argentina nosotros encaramos otra forma de considera- be una articulación de enunciados social-cristianos y humanistas,
ción hacia el niño, en la que el maestro tiene una importancia y una abierta confrontación con la tradición laicista normalista y
264 SANDRA CARLI CAPITULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 265

con el cosmopolitismo de la escuela nueva, que apelaba tanto a un los cambios producidos en la alianza política inicial del peronismo:
ciudadano laico como a un hombre individualista y no nacionalis- los conflictos crecientes con la Iglesia, la afirmación de la auto-
ta. Esos niños debían ser en el futuro, hombres "inclinados profun- nomía doctrinaria del peronismo en el espacio educativo, la revul-
damente al bien público e inspirados defensores de la verdad y del sión generada en ciertos sectores por la obra de Eva Perón. El
bien" (PERÓN, J. D., 1948). Aquel discurso fundacional de Perón quiebre de aquel aparente consenso inicial puede rastrearse en el
centrado en el emblema "los únicos privilegiados son los niños", discurso de Perón: al mismo tiempo que perdía aliados polfticos,
condensó un sentimiento y una percepción social de la época. Arios Perón acentuaba la interpelación polftica a niños y jóvenes. La
después, Perón destacó lo acertado de aquella afirmación funda- convocatoria a la "generación del 2000" proyectaba a un futuro
cional: imaginario la continuidad de una cultura polftica amenazada en el
"Nosotros hemos dicho, hace diez años, que en esta tierra los presente.
únicos privilegiados son los niños. Cuando lo dijimos, todos El 13 de marzo de 1950, en ocasión de un almuerzo ofrecido
estuvieron contestes en afirmar que habíamos encontrado una en la quinta de Olivos a los equipos participantes en el Primer
cosa justa y la habíamos formulado bien, en pocas palabras Campeonato Argentino de Fútbol Infantil Evita, Perón anticipó la
con justeza y con justicia. Lo compartieron casi todos; podría- mencionada interpelación a niños y jóvenes cuando formuló, frente
mos decir, quizás, todos. Pero una cosa es predicar y otra es a ellos, el deseo de que "en el futuro repreienten para la patria la
vender trigo, como decía el cura del cuento. Afirmar eso es una falange que ha de abatir la injusticia y la ignominia, y el mástil en
cosa simple, pero sentir todos los días una obra y realizarla el cual han de embanderarse los deseos de todos nosotros de for-
eso ya es harina de otro costal. No todos están decididos a mar un pueblo feliz [...1" (PERóN, J. D., 1950b:7).
realizar" (PERóN, J. D., 1955a:7-8).
Aquel consenso se debía a que las políticas de Estado respec-
to de la población infantil respondían a un conjunto de demandas Infancia, democracia y justicia social
que venían siendo planteadas en la década del '30. Demandas de
alimentación, protección de la salud, ampliación del acceso a la De alguna manera, la infancia llegó a ser, en el imaginario de
escolaridad, etcétera, planteadas al Estado, recogidas por el socia- la época, un bien común que debía ser cuidado, percepción social
lismo y el yrigoyenismo, y también procesadas por los gobiernos abonada por el impacto de los desastres de la segunda guerra mun-
conservadores de manera parcial. La revista docente La Obra, que dial, por las proclamas internacionales y por la propia realidad
en un editorial de 1950 calificaba como una "tesis evidentemente social de la Argentina.
indiscutible" la afirmación de Perón sobre el cuidado de la niñez Ya en 1942, la "Declaración de las oportunidades para el niño"
como contribución al beneficio de la patria, no dudaba en apoyar del VIII Congreso Panamericano del Niño celebrado en Washing-
la política de infancia del peronismo. ton había enfatizado la necesidad de ofrecer a los niños un con-
junto de oportunidades familiares, educativas y sociales. Entre
"Desdeñar las necesidades, a veces apremiantes y angustio-
otras, se planteaba la necesidad de que los chicos crecieran en un
sas, de los niños y cerrar los ojos a los derechos que ellos tie-
ambiente familiar rodeado de cariño, con estabilidad económica
nen a una vida y un porvenir plenos de felicidad, entraña un
y con apoyo del Estado, que se evitara ubicarlos en asilos, que no
crimen de lesa patria, el mayor de los peligros y el más inci-
sivo de los daños para la buena suerte del país. El problema
se separara a las madres de sus hijos en casos de indigencia, que
del hombre f...1 exige soluciones 'desde abajo', a partir de la se proveyera una educación mental, física y espiritual. Al mismo
infancia..." (LA OBRA, 15 de abril de 1950). tiempo, se consideraba al niño un miembro activo de la comuni-
dad. Entre las oportunidades enumeradas figuraba "la oportuni-
Este consenso inicial respecto de las polfticas de infancia del dad para que todo niño se pueda incorporar a la vida de la colec-
peronismo, que de manera global caracterizó al primer gobierno tividad", y agregaba que "con este propósito en mente, es necesa-
peronista, se quebró en el segundo. En este proceso intervinieron rio estimular la conciencia del niño para que se dé cuenta de su
266 SANDRA CARLI CAPÍTULO VIL Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 267

obligación de contribuir al progreso de la comunidad, prepararlo encargados aparecen como los responsables del cumplimiento de
para las responsabilidades de la ciudadanía, y también para que la obligatoriedad escolar, y el Estado como el encargado de pro-
aprenda desde la niñez que los derechos disfrutados en una demo- veer los medios para hacerla posible. Estos medios eran la crea-
cracia imponen el deber ineludible de gozar de estos privilegios ción y el sostén de escuelas, el diseño de circuitos de enseñanza
sin miras egoístas o antisociales". en los lugares donde faltasen establecimientos, la solución de pro-
En los años '40 la protección de la infanda comenzaba a li- blema del transporte, la entrega de libros y útiles, la instalación de
garse con una exigencia de inscripción de la niñez en una socie- comedores escolares, internados o semi-internados en los casos
dad de masas y, en este sentido, con un reclamo de participación necesarios, la solución del problema de la adjudicación de una
ciudadana y con una experiencia de mayor autonomía. El Congreso compensación familiar, la educación de deficientes y retardados.
de 1942 prometió una época más feliz y buscaba "la protección Se consideraba que un Estado proveedor de oportunidades para el
integral del menor" (Iglesias, Villagra y Barrios, 1992:423). En la niño "obliga" a los padres a otro tipo de vínculo comprometido
campaña electoral de 1946, el "Programa de gobierno de la Unión con sus hijos. Así, la familia resultaba fortalecida para el cuidado
Democrática", siguiendo los principios del Congreso, se compro- de la educación de sus hijos.
metía a garantizar la protección a la niñez, además de la acción La igualdad de oportunidades garantizada por el Estado remi-
coordinada e intensa contra el analfabetismo y la intensificación tía a un ideal de educación democrática que, en el primer plan
de las construcciones escolares. La plataforma que el Partido So- quinquenal, se concebía como "patrimonio de todos y no de unos
cialista presentó en la campaña electoral incluyó, junto con la cuantos", que superara situaciones de privilegio heredadas. En la
defensa de la Ley 1.420, la defensa de los "derechos de la juven- exposición de los aspectos del Primer Plan Quinquenal, Perón des-
tud y la niñez". Formaba parte del imaginario de la época la nece- tacó este sentido de democratización social de la infancia y la ado-
sidad de una transformación de las posiciones del niño en la so- lescencia de la política educativa. En el mensaje, hizo referencia
ciedad, en las naciones y en el mundo. El peronismo articuló esos a la existencia de "rezagados", de los "muchachos que quedan tira--
reclamos democráticos que formaban parte tanto de las declara- dos" (PRESIDENCIA DE LA NACIóN, 1946:22), con lo que tematizaba
ciones panamericanas como, unos años más tarde, de las procla- la realidad desigual del ingreso y la permanencia en el sistema
mas de posguerra, con una mirada de la infancia popular desde la educativo. El carácter democrático del sistema educativo se consi-
perspectiva de la nación y una interpelación política a niños y jó- deraba una falacia o una declaración retórica porque ocultaba una
venes. real situación de diferenciación social. Perón postulaba, en cam-
La política educativa peronista se centró en la "principalidad" bio, una "educación sin prejuicios de clase ni privilegios econó-
del niño como argumento que le permitía diferenciarse del pasa- micos" (ibidem:24).
do. El capítulo de Educación del Primer Plan Quinquenal (1946), Belisario Gache Pirán fue el primer ministro de educación que
correspondiente al período comprendido entre 1947 y 1951, se tuvo el peronismo. En sus discursos se localiza este sentido de
concentró en el problema de la "igualdad de oportunidades". Más democracia educativa, de "educación humanista". Oriundo de
allá de que, según algunos autores, el calificativo de "plan" fuera Buenos Aires, escribano y abogado graduado en la UBA, se había
excesivo —en tanto se trataba, en realidad, de una suma de proyec- desempeñado, hasta entonces, en el ámbito de la justicia como juez,
tos independientes referidos a los ámbitos más diversos, cuyas prio- procurador, fiscal, sin experiencia en el campo educativo. En un
ridades no estaban fijadas claramente (Waldmann, 1986:82)—, este discurso pronunciado en 1946, se extendió sobre esta articulación
documento revela una estrategia de democratización de la situa- entre la igualdad de oportunidades y la educación democrática.
ción infantil. Sostuvo entonces: "Democracia es, precisamente, diferenciación,
En el Plan se postulaba la enseñanza primaria "obligatoria, reconocimiento del derecho, en cada hombre, a ser ontológicamen-
gratuita y gradual", de los 5 a los 14 años. Esta comprendía los te lo que es. Y porque comienza a reconocer derechos diferencia-
ciclos preescolar (2 años), primaria (5 años) y un ciclo que poste- les en cada uno, ofrece a todos la única igualdad posible en la
riomente sería llamado de 'preaprendizaje' (2 años). Padres o convivencia social: la igualdad de oportunidades para que cada uno
268 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 269

devengue lo que auténticamente es" (GACHE PIRAN, 1946:18). En


esta nueva visión del derecho, los derechos diferenciales se ins-
Iglesia y Escuela nueva: la disputa por el niño
cribían en una trama de oportunidades comunes garantizada por
La relación entre Perón y la Iglesia ha sido objeto de numero-
los deberes del Estado, por una democracia social, por una políti-
sas investigaciones (Lubertino Beltrán, 1987; Zanatta, 1996; Cai-
ca de justicia social, que otorga otra significación a la democra-
mari, 1994; Bernetti y Puiggrós, 1993; etcétera). La adhesión de
cia. La introducción de la Constitución de 1949 formaba parte
Perón a principios católicos y cristianos en la campaña política del
como contenido que debía ser enseñado en la escuela de la divul-
'45, y la presencia de contenidos de encíclicas y de la doctrina
gación de un nuevo sentido del derecho.
social de la Iglesia en sus discursos públicos le granjearon el apo-
Para el socialismo, en cambio, "educación democrática" remi-
yo de la jerarquía eclesiástica argentina, que se hizo explícito en
tía a la extensión de los beneficios de la instrucción pública, a la
la Pastoral del 15/11/45, y el rechazo del sector de católicos libe-
defensa de la pedagogía liberal y a la lucha abierta contra el na-
rales, encabezado por Monseñor De Andrea, que fue la base del
zismo. Américo Ghioldi, figura que representa el vuelco del PS
Partido Demócrata Cristiano. Si bien distintos autores destacan que
al parlamentarismo y al liberalismo característicos de esta etapa,
produjo, antes del advenimiento del peronismo, varios escritos el pensamiento de Perón no puede ser asimilado a las concepcio-
nes tradicionales de los nacionalistas católicos y que la doctrina
sobre educación en los que se extendió en la defensa de la escuela
única, común, laica, graduada. En su libro Bases de la Pedagogía justicialista está fuertemente impregnada por la doctrina social de
Constitucional (1944) defendió una filosofía democráfica asocia- la Iglesia, la realidad es que el nacionalismo católico atravesó las
puertas de las escuelas públicas con el peronismo.
da a la libertad constitucional, en la que la Declaración de los dere-
chos del hombre se definía como "breviario de los maestros". La Desde el punto de vista educativo la implantación de la ense-
educación democrática debía formar al hombre libre a través de ñanza religiosa en todas las escuelas públicas (sancionada por la
Ley 12.978 del 17 de abril de 1947) no hizo más que dar continui-
un "programa de educación democrática" y de la "organización
democrática de la educación popular". Según Ghioldi la restitución dad al decreto de enseñanza religiosa número 18.411 del 31 de
diciembre de 1943, que había establecido la enseñanza religiosa a
de la democracia perdida a partir de la revolución del 4 de junio
los niños, con la excepción de aquellos cuyos padres se opusie-
debía ser la tarea de una educación democrática que derrotara las
ran, quienes debían recibir, en cambio, Instrucción Moral. Dicho
pedagogías nacionalistas (Gmoupt, 1941:62). A través de la pa-
decreto, dictado por el gobierno de Pedro Ramírez mientras era
labra de Ghioldi, el socialismo insistía en la defensa de la ins-
trucción pública y del liberalismo frente a una sociedad transfor- titular de Justicia e Instrucción Pública Gustavo Martínez Zubiría,
había alterado una tradición de medio siglo de educación laica.
mada. La vinculación entre democracia y educación también es-
taba presente en la época en el ideario de John Dewey, que Ernesto Entre sus argumentos, había establecido que la escuela sin reli-
Nelson difundió de manera consecuente. La defensa de los dere- gión era antidemocrática e inconstitucional, puesto que no prepa-
chos del niño fue un tópico central sostenido tanto por Nelson, raba al niño para aspirar a ser presidente de la nación. Como seña-
creador en 1936 de la Asociación por los Derechos del Niño, lan Puiggrós y Bernetti, la intervención de la Iglesia alteraba la
como por Jesualdo, como herramienta jurídica para contrarres- relativa autonomía del sistema escolar.
tar el avance del nacionalismo durante la década del '30. La medida tomada por Perón no era inédita: la educación cató-
En la política educativa del peronismo la relación entre edu- lica había hecho notables progresos durante la presidencia de Jus-
cación y democracia se concibió como supresión de los privile- to, y la educación laica venía perdiendo terreno. Según Zanatta, al
gios que atravesaban a la población infantil y como democracia final del mandato de Justo la enseñanza de la religión se había
impuesto en Buenos Aires, Salta, Corrientes y Catamarca; en Cór-
social, es decir, como una práctica articulatoria en la cual se priori-
doba ya existía, y en Santa Fe fue derrotada la reacción laica y se
zaba la justicia social como condición previa a toda intervención
produjo una especie de "recristianización progresiva de la ense-
educativa. La oposición, en cambio, persistió en la defensa de la
ñanza" (1996:177). Según este autor "el conflicto entre escuela
educación democrática cuyo eje central eran contenidos univer-
laica y escuela católica representó el punto de coagulación de to-
sales, en este caso el reconocimiento de los derechos infantiles.
270 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y.LA POLfTICA 271

dos los elementos que habían vuelto irreparable en el plano polí- ridad moral e ideológica de la Iglesia sobre los niños como conti-
tico e ideológico, la fractura entre la Iglesia y el régimen liberal" nuidad de los padres y como delegación divina.
(ibídem:307). Durante la década del '30 la prédica antilaicista de En un mensaje ante miembros de la Confederación de maes-
la Iglesia había sido muy fuerte, y con la asunción del peronismo tros y profesores católicos (12/10/1946), Perón se extendió en el
esta predica se articuló con la alianza entre el nuevo gobierno y el nuevo papel educativo de la Iglesia y acentuó sus diferencias con
sector nacionalista católico, y no, en cambio, con el sector liberal el liberalismo. Sostuvo que la educación argentina había estado
católico que presionaba por el desarrollo de la enseñanza privada. hasta entonces en "manos mercenarias" y esclavas, en una clara
La crftita católica de la enseñanza laica estaba dirigida a las impugnación a maestros escolanovistas, socialistas y comunistas,
consecuencias morales del laicismo (ICrotsch, 1988:209). Para y propuso su reemplazo por personal católico. Recordó, entonces,
fundamentarlo se argumentaba en torno al niño. La "Pastoral su educación en escuelas religiosas para fundamentar más aun la
Colectiva del Episcopado Argentino sobre los deberes de los cris- articulación entre peronismo y catolicismo. La nueva escuela de-
tianos en el momento actual" del 15/11/1945 manifestó su interés bía, según Perón, formar hombres sabios, buenos y prudentes,
por mantener la enseñanza religiosa en las escuelas y recentró los debía estar más interesada en la formación del alma que en la del
derechos de la familia sobre la pcblación infantil: cerebro. En este aspecto, la Iglesia y el propio Perón, educado en
"Como afirma Su Santidad Pío XI, cuando los católicos exigen sus escuelas, eran un modelo de identificación.
la enseñanza religiosa para sus hijos no hacen obra política de De acuerdo con la ley, la educación escolar debía tener conte-
partido, sino obra religiosa indispensable a su conciencia y no nidos cristianos. Recordemos que el decreto 13.182 del 16.de mayo
pretenden separar a sus hijos del cuerpo y t'spíritu nacional, sino de 1947 organizó la manera de impartir la enseñanza religiosa en
antes bien educarlos en él del modo más pelfecto. la escuelas. Allí se establecían las funciones de la Dirección Ge-
La Iglesia ha recibido el derecho de enseñar de Dios mismo. neral de Instrucción Religiosa como asesora del Poder Ejecutivo
Puede, pues, exigirlo en nombre de Dios. Pero puede exigirlo y encargada de estudiar programas y textos para su adopción por
también en nombre de los intereses del niño que exigen se les el Poder Ejecutivo; por otra parte, entre los efectos prácticos de la
imparta una educación integral haciéndole conocer su origen ley, se produjo el ingreso a la docencia de la Acción Católica
divino, sus destinos inmortales y los derechos sagrados de su Argentina (Lubertino Beltrán, 1987:42).
persona. Puede exigirlo en nombre de la Constitución, como Miguel Mordeglia, el primer interventor nombrado por el pero-
también de la tradición argentina. nismo en el Consejo Nacional de Educación, era un exponente del
Puede exigirlo en nombre de la más auténtica democracia. pues catolicismo social y de la reivindicación del papel de las fuerzas
si entre nosotros hay algo que haya aunado mayor número de armadas en la formación de los niños. En un mensaje pronuncia-
voluntades es la enseñanza religiosa en las Escuelas" (en do en ocasión del cierre del curso escolar de 1946, se refirió a los
Lubertino Beltrán, 1987:175). nuevos contenidos de la formación de la personalidad infantil
La apelación a los "intereses propios del niño" indica una con- aportados por la Iglesia, defendiendo la creación de una "escuela
sideración de sus derechos después de décadas de democracia li- propia", de una "escuela con Dios y Patria", y buscando conciliar
beral y de divulgación de las ideas de la escuela nueva, a la vez catolicismo y nacionalismo. Señaló entonces:
que la reubicación del niño en la familia, en torno a la "orienta- "Queremos y tendremos [...] una escuela que conforme la per-
ción del hogar", que no debe ser contrariada por los maestros y sonalidad del niño dentro de los principios de la moral cristia-
por un Estado liberal concebido como totalitario. La introducción na y los supremos ideales de la patria. Una escuela que forje
de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas suponía un com- el alma de los niños ante el modelo de nuestros próceres y
bate abierto contra el liberalismo laicista y contra la tradición del nuestros héroes" (MORDEGLIA, 1946a).
normalismo en la Argentina, y una disputa por la sujetación de la
Según Mordeglia, la formación de la personalidad infantil debía
población infantil a la vez a la familia como a la autoridad supra-
apoyarse en el "estudio del niño" —de "cada niño"— y en una disci-
familiar de la Iglesia. Implicó, además, la legitimación de la auto-
plina que fuera "producto del convencimiento del niño" y no una
272 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 273

simple imposición unilateral. Tal forma de disciplina debía pro- ción sobre el niño, e hizo explícita su crítica a la escuela nueva.
venir del reconocimiento de la jerarquía moral del que la impo- Situó al niño en el orden familiar sosteniendo que "es postulado
nía, y debía basarse en vínculos de confianza mutua y solidaridad del sentido común: el niño pertenece a los padres" (ibídem, pto.
social (ibídem:89). La impugnación de la escuela nueva era abier- 34:1182), e impugnó su vinculación con el Estado. La prioridad
ta; en otro mensaje sostuvo que la escuela debía dejar de ser "decla- de los derechos familiares sobre los hijos no disolvía las obliga-
madora y vulgar imitadora de lo foráneo" (MoRDEGLIA, 1946b:5) ciones del Estado, que debía ocuparse de aquellos niños que no
y que la educación popular debía volcarse "en los moldes de la son objeto de protección familiar asegurándoles el derecho a la
tradición" (ibídem:8). educación.
Para entonces, la invasión del territorio de la educación públi- El sujeto de la educación cristiana era el "hombre entero",
ca por parte de la Iglesia provocó un fuerte rechazo en ciertos secto- "espíritu unido al cuerpo en unidad de naturaleza, con todas sus
res del magisterio, herederos del normalismo laico y representantes facultades naturales y sobrenaturales". Las crfticas de la encíclica
de la escuela nueva. La alianza del peronismo con la Iglesia im- a la escuela nueva se centraron en su desconocimiento del pecado
plicaba no sólo un cambio en la matriz laica de la escuela pública, original en el niño y en su promoción de la emancipación respec-
sino un desplazamiento de los maestros del lugar de autoridad to de la autoridad adulta y divina. La encíclica sostenía que "el
ideológica o de transmisión frente a los niños, mientras se fortale- naturalismo pedagógico es falso y perjudicial, no tomando en
cían, en cambio, la Iglesia y la familia. La disputa se refería no cuenta el pecado original y emancipando al niño de toda autori-
sólo al agente y a los contenidos de la transmisión, sino al desti- dad" (ibídem, pto. 64:1189). El peligro residía en que la dismi-
natario de la misma: el sector normalista liberal y escolanovista, nución de la autoridad del educador adjudicaba al niño "una pree-
profundamente laicos, y la Iglesia tenían teorías antagónicasres- minencia exclusiva de iniciativa y una actividad independiente de
pecto del niño y de la escolaridad. Así, en la confrontación escue- toda ley superior natural y divina, en la obra de su educación"
la laica-escuela católica se pusieron en juego discursos confron- (ibídem, pto. 64:1190). Por último, los fines humanos de la escuela
tados acerca de la infancia que no permitían puntos de articulación. nueva eran considerados contrarios a los fines "infalibles de la
La Iglesia, siguiendo lo establecido por las encíclicas papales, educación cristiana". Se cuestionaba la educación sexual, la coedu-
conceptuaba al niño que salía de la escuela laica como un "niño cación, el debilitamiento del influjo familiar llevado a cabo por
sin Dios". La encíclica "Divinis Magistris" de Pío XI había orien- las teorías socialistas, etcétera.
tado la nueva posición ofensiva de la Iglesia en el terreno educa- Semejantes tesis de la Iglesia, que volvían a centrar al niño en
tivo a partir de 1929. Esta encíclica había establecido la importancia la familia y que rechazaban toda forma de autonomía infantil pro-
de la tutela eclesial sobre las nuevas generaciones y la elabora- movida en el ámbito escolar, permearon las posiciones pedagógi-
ción de un programa de socialización y educación infanto-juve- cas de la Iglesia en la Argentina y generaron un franco rechazo
nil. Subtitulada "Sobre la educación cristiana", sostenía la idea de por parte de maestros y pedagogos liberales y escolanovistas. La
que "no puede existir educación completa y perfecta si no es la contemporaneidad y afinidad de la polftica educativa del peronis-
cristiana" (en Encíclica "Divinis Illus Magistris", 1959:1175). Los mo con la ley de educación que el gobierno de Franco sancionó
derechos sobre el niño son ordenados jerárquicamente. En el lu- en 1945 sumó argumentos para el rechazo, abonado por el apoyo
gar más alto se ubica a la Iglesia, poseedora de derechos de orden abierto que sectores de la Iglesia habían dado al falangismo espa-
sobrenatural de educar a sus fieles; luego la familia, por orden ñol durante la década del '30.
natural, que posee la fecundidad y, por tanto, el derecho de educar La ley de educación del gobierno de Franco, promulgada el 17
a su prole; por último se encuentra el derecho educativo del Esta- de julio de 1945, seguía estrictamente la Encíclica "Divinis Illius
do, que se considera indirecto porque deriva del orden natural Magistri" de 1929 (Somoza Rodríguez, 1994). Implantó la subsi-
dispuesto por Dios. diariedad del Estado y una propuesta de educación ajustada al
A partir de la fundamentación de la subordinación del orden dogma y a la moral católica. Entre otras medidas prohibió la co-
natural al orden sobrenatural, la encíclica estableció una concep- educación, y otorgó especial importancia a la educación física. No
274 SAND1RA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLITICA 275

establecía una distinción entre enseñanza e inculcación o adoctrina- orientación de la escuela como la interpretación de la historia edu-
miento (Llerena, 1986) y aspiraba, según Franco, a "restaurar la cativa argentina.
formación católica de la juventud" (Ministerio de Educación y La defensa de la ratificación del decreto vigente estuvo a car-
Ciencia, 1990:670). Defendía los derechos de la familia con res- go del diputado provincial y nacional Joaquín Díaz de Vivar, mi-
pecto a la educación de los hijos y concebía la escuela como escuela litante católico del justicialismo y miembro informante por la
católica. En el marco de esta concepción se a-pelaba a los derechos mayoría, quien se centró en varios argumentos (DíAz DE VIVAR,
infantiles al alimento y al vestido "elevando a categoría legal los 1947). En primer lugar, los tres años de aplicación del decreto sin
derechos del niño —tan debatidos en las naciones contemporáneas inconvenientes, que según Díaz de Vivar no perturbaron la convi-
después de la Declaración de Ginebra y de la Carta del Presidente vencia pacífica, y en segundo lugar la condición católica de la
de los Estados Unidos— que se encuadran en el orden cristiano, y población escolar del país y la "aceptación" de las clases de reli-
de los que hacen derivar los deberes de la familia en relación con gión por parte de un alto porcentaje de la población escolar, que
la escuela" (ibídem:673). En el artículo 54 se establecían los dere- convalidaba la necesidad de su continuidad. En tercer lugar, Díaz
chos educativos del niño (a un hogar paternal, a protección higié- de Vivar consideraba que la introducción de la religión en la es-
nica y sanitaria, a una comunidad local que lo ampare, a la institu- cuela era una tarea de "divulgación de dogmas" y no de total ade-
ción escolar, sana, alegre, infantil, a trato inteligente y regenerador, cuación de la cultura argentina al dogma católico, lo que diferen-
a una cultura mínima, a ser eximido de todo trabajo, etcétera). ciaba al peronismo del franquismo. El objetivo de la introducción
La confrontación entre Iglesia y escuela nueva atravesó la dis- de la enseñanza religiosa era, según Vivar, "difundir entre los edu-
puta entre republicanos y falangistas durante la guerra civil espa- candos las nociones fundamentales de la religión católica". Así,
ñola. Algunas huellas de este enfrentamiento se manifestaron en establecía una distinción respecto de la política eclesiástica pre-
la Argentina. Franco rechazó la política republicana en torno a la sente en la encíclica, que intentaba menguar, ante la oposición y
libertad de conciencia del ni'ño que suprimía la enseñanza religio- la opinión pública, la ofensiva de la Iglesia de imbuir toda la edu-
sa para liberar la educación de cualquier influencia dogmática. cación con la espiritualidad católica. A través de su miembro in-
Coincidía con la encíclica en el rechazo de la teoría de Rousseau formante, la mayoría peronista, establecía una continuidad con la
sobre la bondad natural del niño. Las tesis de la encíclica acerca fundamentación del decreto de enseñanza religiosa de 1943, y
de la peligrosidad de un niño sin dios y la ley de educación prima- consideraba que la ley no estimulaba una imposición compulsiva,
ria del gobierno de Franco formaron parte de las condiciones de sino una difusión de nociones religiosas entre los alumnos acor-
producción del discurso pedagógico peronista, que introdujo la des con los tiempos modernos.
enseñanza religiosa en la escuela y, más tarde, la desplazó en fa- El debate fue planteado por Díaz de Vivar en térrninos de una
vor de una mayor presencia ideológica de la flamante doctrina justi- cruzada católica contra el comunismo, en el sentido de que había
cialista del Estado. Recordemos que Perón no sólo era un conoce- que "optar entre una concepción nacional, en la que se halla involu-
dor de la doctrina social de la Iglesia y de las encíclicas papales, crada la familia y una serie de instituciones de la civilización occi-
sino que tenía un vínculo directo con el gobierno de Franco. dental, y esa nueva barbarie que nos viene del Este, del Este bár-
El debate parlamentario sobre la enseñanza religiosa en la baro y simbólico que se llama comunismo. Creo que esos católi-
Argentina fue escenario de esta confrontación de tesis acerca del cos no han podido vacilar y han optado por uno de los términos
niño del movimiento de la escuela nueva y de la Iglesia católica del dilema" (DíAz DE VIVAR, 1947:581). La lucha contra el comu-
acerca del niño. Un análisis de los debates producidos en la Cá- nismo conducía a una revalorización de la Iglesia que, junto con
mara de Diputados los días 6, 7, 12 y 13 de marzo de 1947, que la familia y el Estado, era considerada la institución más adecua-
culminaron con la aprobación de la ley de enseñanza religiosa, da para educar a la nueva generación. Según Díaz de Vivar la Igle-
indica que lo que estaba en discusión era si se debía favorecer la sia "solamente lo educa cuando se entrega a su atención espiritual
autonomía del niño o garantizar su subordinación a una autoridad la posibilidad de meditar sobre algunas reglas fundamentales de
suprafamiliar y supraescolar, lo que implicaba discutir tanto la conducta que habrán de imprimir a su vida futura un estilo defini-
SANDRA CARLI CAPfTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS LA POLíTICA 277

tivo, total" (ibídem:583). La nueva generación era un verdadero dora de un mejor conocimiento de la psicología del niño y del
botín de posguerra frente al cual la escuela debía definir su orien- adolescente. De manera común con Díaz de. Vivar, Sobral señaló
tación. Las opciones eran extremas: la existencia de opciones enfrentadas distinguiendo entre una con-
"La escuela del siglo XX, de la posguerra, puede orientar al cepción totalitaria y una concepción democrática de la escuela. En
niño hacia dos direcciones: hacia el materialismo dialéctico o la concepción totalitaria "los individuos como la Nación son los
hacia la catolicidad como paradigma de- la vida. No debemos que coactivamente quiere el Estado" y "educar es transmitir a los
equivocar el planteo, porque ese es el único dilema; no hay individuos la voluntad del Estado sin margen para la voluntad
otro. Son las únicas fuerzas antípodas que tienen plena vigen- individual y asegurar el estricto sometimiento a aquella". Esta
cia e historicidad" (ibídem:584). concepción era la que propiciaba la educación polftico-partidaria
y religioso-dogmática (ibídem:25-26). En la concepción democrá-
La catolicidad del niño suponía un aprendizaje graduado. El
tica, en cambio, "el individuo no es un simple medio para fines
diputado Bustos Fierro completó esta visión postulando una gra-
sociales o estatales; es también un fin que se configura conforme
duación de la transmisión según las edades. Sostuvo:
a sus posibilidades, a sus energías potenciales, a su particular desti-
"El niño argentino aprenderá en la escuela cuál es la auténti- no", y "educar es preparación para la responsabilidad individual y
ca doctrina de la catolicidad sobre cualquier respecto, y el jo- social, patriótica y religiosa" (ibídem:25), preparación que aludía
ven argentino, el adolescente, aprenderá en los textos cuál es a una menor intervención del adulto para moldear los destinos
la doctrina jurídica del Estado sobre cualquier materia con individuales, con la que se diferenciaba de' sentido que le adjudi-
toda fidelidad también" (ibídem:597). caba el peronismo a la tarea del educador.
La reivindicación de la neutralidad de la escuela pública co- Frente a la politización del debate sobre la enseñanza religio-
rrió por cuenta del bloque parlamentario radical, del partido la- sa, Sobral consideró que éste remitía a un "problema esencialmente
borista (representado por Cipriano Reyes) y de diputados vincu- educacional", razón por la cual deferdió la autonomía de la cien-
lados a FORJA, como Raúl Dellepiane. En las intervenciones de cia de la educación respecto de la polftica. Frente al argumento
Antonio Sobral, de Alfredo Calcagno y de Gabriel del Mazo, del nacionalista católico de la unidad del pueblo en la defensa de la
primer bloque, el rechazo de la introducción de la enseñanza escuela con religión, Sobral sostenía que solo la escuela laica era
religiosa se fundamentó en la defensa de las ideas de la escuela "base de la unificación del pueblo" y fue, a su vez, la que había
nueva. asegurado la "unidad de la familia argentina" (ibídem:27-34) ame-
La participación de Antonio Sobral en el debate fue repre- nazada por la incorporación de la religión en el contexto de la si-
sentativa de la posición laicista, de la trad'ción democrática nor- tuación de desintegración social de la década del '30.
malista y del escolanovismo. Fundador y director de la Escuela Sobra] discutió la supuesta convivencia escolar pacífica a par-
Normal Superior de Córdoba durante el período del gobernador tir de la incorporación de la religión, que había sostenido Díaz de
Sabattini, y formador de maestros, Sobral era un referente desta- Vivar, y cuestionó los efectos adversos que la inclusión de la reli-
cado tanto del radicalismo como en el espacio de la docencia. Iden- gión tenía sobre los niños en la medida en que provocaba divisio-
tificado con un radicalismo al que se le adjudicaba la "dirección nes en el interior mismo de la escuela. Sostuvo Sobral:
ética" de la nación y que se definía como "comunidad polftica de "[.../ Ésto crea, en una misma clase, separaciones de alumnos
tipo laico", Sobra] se presentó como defensor de la libertad de con- con todas las violencias espirituales que b.to determina. El aula
ciencia y del laicismo, "concebido como clima espiritual propicio escolar se convierte así en ámbito odioso de réprobos y elegi-
para el desenvolvimiento de la conciencia religiosa" (SoBRAL, dos. Escuela que no unifica, desnaturaliza la obra pacificado-
1947:23). ra de la educación" (ibídem:28).
Sobra] utilizó dos tipos de argumentos para rechazar la conti-
"La división de los niños que asisten de los que no asisten vi-
nuidad del decreto: uno referido a la relación histórica entre Igle-
siblemente a las clases de religión, produce situaciones dolo-
sia y Estado, y otro a la ciencia pedagógica moderna como porta- rosas, absolutamente injustificables para la pedagogía, que re-
278 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 279

percuten con caracteres muy serios en el ánimo de los niños y ción de la religión en las escuelas, "se violenta la conciencia del
también de los maestros. ¿Eres un judío! ¿Eres un ateo! Se es- maestro y la conciencia del niño" (ibídem:130) por responder a
cucha en boca de los niños 'religiosos' frente a los 'otros' [..]. una estrategia política. Sostuvo Calcagno fespecto de la Iglesia:
La intranquilidad trasciende a la familia y a la calle, princi-
palmente en los medios pequeños, la aldea o el campo, en donde "...Así como quiere llegar a todos los niños valiéndose de la
es también el maestro el clasificado como el 'que enseña reli- obligatoriedad de la enseñanza primaria, quiere aprovechar
gión y el que no quiere enseñarla' " (ibídem:39). el ascendiente moral, la fuerza sugestiva que posee el maestro
sobre los alumnos" (ibídem:130).
Al calificar el tema del debate como un problema educativo,
Sobral pretendía deslegitimar la intervención política e introducir "Uno de los objetivos que se persigue [..] es 'preparar al niño
para el supremo honor de ser presidente'. En otras palabras, y
una mirada pedagógica del niño, como resguardo de la autono-
dado el requisito constitucional, es incorporar al niño a la
mía de la edad, aludiendo a la autonomía de la ciencia de la educa-
comunión católica-apostólica romana" (ibídem:131 ).
ción y de la pedagogía como pieza, a su vez, de la autonomía de la
escuela. La instalación de un nuevo tipo de distinciones entre los La referencia a la preparación de los niños para ser presidentes
niños en el interior de la escuela se percibía como un retroceso aludía a mensajes de Perón y Eva Perón en los que se había soste-
con importantes efectos adversos sobre la cultura política. Si bien nido que la educación peronista, exenta de privilegios, iba a per-
la religión había tenido diversas formas de presencia en la escola- mitir que todos los niños pudieran aspirar a la primera magistra-
ridad pública, y muchos pedagogos y maestros defensores de la tura.
educación laica sostenían el culto católico, su presencia legitima- En su intervención, Gabriel Del Mazo hizo referencia tam-
da y autorizada desde el Estado alteraba tanto la autonomía de los bién a la nueva pedagogía reivindicativa de los derechos del niño,
maestros como la de la pedagogía, pero también la de los niños. negados en los sistemas totalitarios, y recurrió a la Reforma Uni-
Otra intervención significativa fue la del diputado Alfredo versitaria de 1918 para argumentar acerca de la autonomía del
Calcagno que coincidió con Sobral en caracterizar el tema del niño. Sostuvo, en este sentido, que "el verdadero problema de
debate como un "asunto pedagógico", y lamentó que se hubiera nuestra educación está en la reforma de la enseñanza para dar
convertido en una cuestión clerical. Calcagno apeló a las actas de 'autonomía espiritual a las nuevas generaciones' según la gran
Chapultepec, en una de cuyas recomendaciones se señalaba el fórmula argentina de 1918" (GABRIEL DEL MAZO, 1947:105). Ga-
compromiso de llevar a la práctica los acuerdos de los Congresos briel Del Mazo había sido vicepresidente de la Universidad de
Panamericanos del Niño, en los que se había proclamado que "todo La Plata entre 1943-45 y miembro fundador de la Federación Uni-
niño tiene derecho a ser respetado en sus intereses, en sus necesi- versitaria Argentina.
dades y en su actividad espontánea y natural. Y no se le respeta en EI debate parlamentario puso en escena no sólo la confronta-
sus derechos esenciales si se les imponen dogmas y verdades reve- ción política entre la Iglesia y los sectores liberales sino, también,
ladas" (CALCAGNO, 1947:129). La mención de los derechos del niño a través de ella, los discursos antagónicos acerca de la infancia en
era el argumento contrapuesto al exceso de intervención de la Igle- los que estaba en discusión el lugar del niño, su sujeción o autono-
sia a través del Estado. mía. El discurso de la escuela nueva fue el :eferente que le permi-
Calcagno destacó el valor que tenían las escuelas nuevas por tió al radicalismo situar la importancia de los derechos infantiles
colocar al niño y al adolescente en el centro del problema educa- y de la autonomía del educando, como una manera de frenar la
tivo como "ejes de la organización pedagógica", hecho que califi- invasión autoritaria de la Iglesia.
có como una gran conquista de la pedagogía moderna. Descalifi-
có, en cambio, la "antigua doctrina teológica" por tener como fi-
nalidad última de la educación al hombre y no al niño. En este sen-
tido se preguntaba "¿Cómo imponer al niño la escala de valores
del adulto'?" (ibídem:130). Consideró que, a partir de la imposi-
280 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 281

La pedagogía peronista justicia social entendido como una construcción cultural. Soste-
nía el plan: "...Una educación cuya finalidad no es sólo la de pre-
y el problema de la coerción del niño parar, sino además la de modelar la personalidad y favorecer un
sentido de iniciativa, cooperación y trabajo, que son los que pue-
Desde el punto de vista pedagógico, las críticas al positivismo den permitir una mejor sociedad, una mayor justicia social que la
y —en el terreno polftico— al liberalismo, que se multiplicaron du-
actual" (ibídem:15). Según el Plan Quinquenal, la educación in-
rante la década del '30, provocaron la apertura y diversificación
cluía dos tácticas pedagógicas: preparación y configuración. Mien-
del espectro de espiritualismos, tanto en sus versiones escolano-
tras que la primera se entendía como la transmisión de conoci-
vistas com.() nacionalistas católicas (Bemetti y Puiggrós, 1993).
mientos necesarios para situarse en la vida, que eran por tanto de
El peso de una mirada espiritualista ciel proceso educativo provo-
carácter más instrumental, la segunda debía tender a formar "se-
có un desplazamiento notorio del debate pedagógico, anclado
res mejores", y tenía un sentido más intencional y político. Mien-
durante mucho tiempo en los estudios de corte psicológico de la
tras que la preparación garantizaba una bas-; material, la acción de
naturaleza infantil, hacia un debate de corte filosófico y cultural,
configuración iniciaba un trabajo de moldeamiento de la persona-
centrado en el proceso de transmisión y en la formación de la perso-
lidad.
nalidad infantil. Este desplazamiento estaba abonado por las nue-
En la exposición del plan, Perón había señalado que la forma-
vas corrientes filosóficas (idealismo, espiritualismo, fenomenolo-
ción de "hombres prácticos", "buenos argentinos" y "buenos ope-
gía, existencialismo) que sedimentaron la llamada "reacción anti-
positivista". rarios" requería el "desenvolvimiento de la propia personalidad,
que es tanto como decir nacionalidad" (PRESIDENCIA DE LA NACIÓN,
La cuestión de la formación de la personalidad infantil desde
1946:23-25). La formación de la personalidad infantil se ubicaba
la perspectiva del educador —ya sea el maestro o en sentido más
en un plano convergente con el de la formación de la nacionali-
amplio el Estado— se convirtió en el punto nodal del discurso educa-
tivo peronista acerca de la infancia. En este sentido, las preocupa- dad, con lo que se articularon el registro psicológico y político de
ciones de los pedagogos se orientaron hacia los tipos y las moda- la constitución del sujeto desde una perspectiva organicista o es-
lidades de intervención del educador, en st ma, a la compleja ten- tructural.
sión entre coerción y consenso que se produce entre adultos y Este tópico de la formación de la personalidad infantil indica-
niños en todo proceso educativo. Las transformaciones del pensa- ba la apertura de la pedagogía a la cuestión de la educación polí-
miento de Antonio Gramsci son representativas de este desplaza- tica de la infancia a cargo del Estado, e incluía un nuevo tipo de
miento hacia el problema de la coerción y de la educación política debate respecto de la metodología. Perón había insistido en la
de las nuevas generaciones: mientras que, en una primera etapa, necesidad de crear un "método argentino" y de desplazar el deba-
Gramsci había adherido a principios rousseaunianos y a cierto te sobre escuelas activas o inactivas hacia nuevos ejes. Sostuvo
espontaneísmo pedagógico defendiendo la autoeducación infan- frente a inspectores de enseñanza y visitadores de escuelas de todo
til, hacia fines de la década del '20 se mostró cada vez más parti- el país:
dario de una intervención clara del educador, de acuerdo con la "Elucubremos sobre la escuela argentina, y el maestro argen-
idea de que "el hombre es toda una formación histórica obtenida tino llegará a ser un modelo para sus propios tnétodos porque
con la coerción [...]" (Gramsci, 1987:174)., no hay nada que discutir, la metodología está directamente li-
En el discurso educativo peronista acerca de la infancia, el gada al proceso y al problema propio de cada país, donde se
enunciado que indica este desplazamiento es aquel que se refiere enseña. Fuera de eso, no hay más que herejías" (19/dic/1947: 18).
al "moldeamiento de la personalidad infantil". El primer Plan Quin- Impugnación tanto del escolanovismo como del método de
quenal desplegó esta cuestión, que remitía a la articulación estre- Pestalozzi, del que, según Perón, sólo podían retomarse los princi-
cha entre educación y política. La educación orientada por una pios del arte de enseñar. La centralidad de la formación de la per-
"idea estructural" era caracterizada como "una serie de aspectos sonalidad infantil y de la nación corría el problema de la actividad
de una total estructura íntimamente entrelazados" (PRIMER PLAN
a un lugar subsidiario.
QUINQUENAL, 1947:15) cuyo objetivo era el logro de un orden de
282 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 283

Juan Cassani y la formación "Todo está unificado en el acto creador de la autoconciencia


de la personalidad infantil del sujeto que se educa. La relación de éste con el educador y
con la comunidad, y la inevitable existencia de fines de Esta-
do para la educación de las nuevas generaciones, crea nece-
Juan Cassani, junto con otros pedagogos como Saúl Taborda
sariamente el arduo problema de la libertad del sujeto, de la
y Juan Mantovani, protagonizó la reacción espiritualista de la conciliación de éste con la autoridad y la instauración de la
pedagogía argentina. Cassani, sin embargo, fue el que durante el disciplina como base indispensable para la existencia de la
peronismo quedó situado en el centro de la escena como repre- acción educadora. Gentile resuelve la cuestión con igual opti-
sentante dé un "espiritualismo nacionalista" (Bernetti y Puiggrós, mismo que las anteriores" (ibídem:18).
1993:155) y como representante, a su vez, de la vertiente italiana
del idealismo neohegeliano (Cirigliano, 1993:11). Cassani fue Según Cassani, en la propuesta educati va de Gentile, "no hay
profesor universitario de la Facultad de Ciencias de la Educación conflicto de autoridad con el maestro porque éste se identifica con
de la Universidad de La Plata y profesor de Pedagogía e Historia el proceso en acción del espípitu del educando, quien en ese pro-
de la educación en el Instituto Nacional del Profesorado Secun- ceso realiza, hace efectiva sul libertad (ibídem:19). A la identifica-
ción del educando con el educador le sucede la identificación del
dario desde 1922; en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos
individuo con el Estado. Cassani reconoce que la doctrina espe-
Aires tuvo a cargo la materia Introducción a la Pedagogía desde
cialista facilitó la vinculación de Gentile con las orientaciones del
1944 hasta 1955. Durante los últimos años del segundo gobierno
Estado fascista italiano; de hecho, fue el gestor de la reforma edu-
de Perón (1954-55) fue Director General ée enseñanza secunda-
ria, normal especial y superior. cativa italiana de 1935. Cassani rescata el hecho de que, si bien
Gentile no postula la total "fusión" de espíritus entre el educador
Cassani se extendió en su obra escrita sobre el problema de la
y el educando, promueve, sin embargo la búsqueda de una unidad
formación de la personalidad infantil y de la constitución del niño
entre ambos, objetivo especialmente valorado por el pedagogo
como sujeto. El concepto de "personalidad" era un concepto valori-
argentino. Esta unidad está centrada en el espíritu del sujeto y, en
zado por las nuevas corrientes filosóficas y pedagógicas de la épo-
la pedagogía, en "la conjunción de fines y valores entre el educa-
ca, tanto alemanas como italianas. Como vimos en el capítulo
dor y el educando" (ibídem:32-33).
anterior, Saúl Taborda había postulado, en 1932, una teoría de la
La adhesión de Cassani al referente por excelencia del idealis-
personalidad como forma de saldar la antinomia entre la dimen-
mo italiano y a su visión de la educación como un proceso espiri-
sión individual y colectiva de la educación. Mientras que Taborda
tual debe articularse con su recuperación de la figura de Adolphe
recurrió, para ello, a la tradición alemana, Cassani adhirió, en cam-
Ferriere, y con su rechazo al pragmatismc (Bernetti y Puiggrós,
bio, al idealismo italiano, y en particular a las tesis de Giovanni
Genti le. 1993). Métivan este rechazo tanto el énfasis puesto en la unidad
entre educando y educador como la insistencia en la necesidad de
Cassani fue autor del prólogo a la traducción española de la
una pedagogía que base sus doctrinas en la filosofía.
obra de Gentile, Sumario de Pedagogía como ciencia filosófica.
En un artículo titulado "La formación de la personalidad infan-
En ese texto destaca que Gentile rechazó las antinomias tradicio-
til", publicado en febrero de 1946, Cassani volvió sobre este pro-
nales en las que se debatían los pedagogos de la época, optando
blema interrogándose acerca de "la medida en que la escuela pue-
por sostener la unidad espiritual educando-educador, que supone
de obrar sobre la personalidad en formación" (1946a:4). Sostuvo
una negación de la dualidad y una visión de la pedagogía como
allí que la escuela debía ofrecer las "bases" para la formación de
ciencia filosófica. Educar se define como formar el espíritu, forma-
la personalidad, una base con firmeza suficiente "para que la for-
ción en la que la historia y la filosofía se unifican en el proceso
mación de la personalidad conserve 1...1 su rumbo inicial y resista
creador (Cassani, 1946b:15). El comentario sobre la obra de Gen-
a las fuerzas destructoras que la juventud hallará a cada paso"
tile se liga con la nueva coyuntura política del país, en la que la
(ibídem). El niño es considerado como un sujeto moldeable por
cuestión de la coerción y de la libertad del sujeto se torna central.
excelencia, y la infancia, como la etapa en la cual se prescribe el
Sostiene Cassani, respecto de la obra de Gentile:
destino del sujeto y se previenen los desvíos juveniles. La tarea
284 SANDRA CARL1 CAPfTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLITICA 285

del maestro debía ser, para Cassani, "hacer »afirmar la línea futura En torno a esta articulación, entonces; entre pedagogía y polí-
del discípulo..." (ibídem:5), objeto de interés tanto cultural como tica, entre educación democrática y necesidades de la nación,
político. La formación de la personalidad no era, para Cassani, tarea Cassani revalorizó la figura de Sarmiento por su mirada optimista
exclusiva de los maestros, sino también de la familia, el Estado, del sujeto de la educación. En un texto titulado Doctrinas peda-
la sociedad, las instituciones, y suponía poner al niño en contacto gógicas de Sarmiento afirma: "De la lectura de sus diversas obras
con el mundo de los valores. Cassani apelaba a la condición "re- surge la convicción de que, sin haber hecho un estudio sistemático
cia" de la personalidad y destacaba la formación de la voluntad. del asunto, tenía respeto por la personalil d del sujeto y buscaba
Desde el punto de vista pedagógico, reconocía la complejidad la elevación de su espíritu modificándolo interiormente y obtenien-
de la formación de la personalidad infantil en los procesos educa- do de él una decisión de esfuerzos que lo hicieran capaz de con-
tivos a partir de la tensión entre educación, Moldeamiento y adoc- servarse en las modificaciones adquiridas" (CAssANI, 1938:63).
trinamiento. Ni absorción total ni autonomía total, la educación Cassani busca, en ese texto, incorporar a Sarmiento en la genea-
"hará que la cultura forme la personalidad de sus alumnos y que a logía de su espiritualismo nacionaliSto_. Lo califica, entonces, de
su vez pueda ser formada por ellos". Frente a la entronización del "precursor de la llamada pedagogía social contemporánea" (ibí-
discurso acerca del respeto por la perlonalidad infantil, señala dem:67) y de una "pedagogía nacional" (ibídem:70). De esta for-
Cassani: ma evita impugnar la herencia de la pedagogía liberal del siglo XIX
"Toca al maestro graduar su influjo, para evitar el someti- estableciendo su continuidad con la nueva pedagogía, la nueva
miento excesivo en que incurren los educadores que moldean coyuntura política: "Buscó la prosperidad nacional formando al
demasiado el alma de sus alumnos, o e,' abandono, también productor y tratando de iniciar a los niños como artífices de esa
excesivo, de los educadores que temen someter a sus alumnos prosperidad" (ibídem:70). Así como la adhesión a la filosofía de
si buscan penetrar en sus espíritus con el propósito de encauzar- Gentile lo proveyó de una mirada política de la educación infan-
los o rectificarlos. Por lo mismo, este problema no debería ser til, la recuperación de Sarmiento le sumó una mirada social y na-
objeto de recetarios didácticos detallistas y fijos" (ibídem:7). cional de la educación argentina.
El moldeamiento de la personalidad del niño por parte del
adulto tiene, para Cassani, un límite: "la coincidencia de valores
con el discípulo" (ibídem:7). En una crítica dirigida tanto al na- El plan de Reforma de Arizaga
zismo como al escolanovismo, por exceso o por defecto, el dis- y la formación del pequeño aprendiz
curso de Cassani se instala en el equilibrio difícil para una peda-
gogía nacional, entre la transmisión del educador y la autonomía La reforma de la educación primaria que llevó adelante el
del niño. Problema emblemático de la política educativa del pero- peronismo se asentó en esta pedagogía del moldeamiento, que no
nismo, que de la política de dignificación social de la infancia excluyó la valorización de la participación activa y comprometi-
característica del primer gobierno, se desplaza, en el segundo, hacia da del niño. La reforrna fue ideada por Jorge Arizaga, quien en
una política de adoctrinamiento infantil. La tensión señalada supo- 1946 fue nombrado subsecretario de Instrucción del Ministerio de
nía resolver el dilema ya planteado por Tabarda, que caracterizó a Justicia e Instrucción Pública de la Nación, y continuó en el cargo
la pedagogía de los nacionalismos populares: cómo graduar el hasta 1949. Hasta entonces se había desempeñado como profesor,
ejercicio de violencia simbólica que supone toda intervención y había sido miembro de la Comisión de Didáctica del CNE en
educativa sin vulnerar los derechos propios del educando. Para el 1930, del CE N° 12 entre 1930 y 1941, y del CE de la Provincia
peronismo, la "formación de la personalidad" era un paso necesa- de Buenos Aires. Después de 1949 se desempeñó como director
rio para modelar una nueva idea de ciudadanía política: el proble- de escuelas interino de la Provincia de Buenos Aires. En Arizaga
ma que se discutía en la época era hasta qué punto el Estado podía se encuentran fuertes influencias escolanovistas y de la filosofía
intervenir sobre el niño sin alterar el carácter democrático del vín- de Max Scheler (Bemetti y Puiggrós, 1993:128). En 1948 Arizaga
culo con él. La pedagogía de Cassani se vincula con estos proble- realizó viajes a España e Italia, que profundizaron la impronta
mas emergentes. nacional de su formación.
SANDRA CARLI
CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLITICA 287

La reforma se caracterizó por extender el ciclo educativo, que


Según el profesor, el maestro debía intervenir en los "destinos"
comenzaba a los 4 años y finalizaba a los 13, por la modificación
infantiles como un agente de democratización social que operara
de los planes y programas de la enseñanza primaria, y por la intro-
sobre la base de sustentación del peronismo: los hijos de los secto-
ducción del preaprendizaje laboral. Concebida como una reforma
res populares.
integral, fue implantada por el decreto 26.944 del 4/9/1947 que
Si bien la orientación de la reforma enfatizó la nacionalización
en su art. 1 planteaba que la enseñanza pública nacional tenía por
de la escuela y del niño, no excluyó los desarrollos de la escuela
objeto "formar al hombre argentino con plena conciencia de su
nueva referidos al conocimiento de la naturaleza infantil y a la
linaje, auténtica visión de los destinos de la nacionalidad y ferviente
importancia de la actividad del niño. El plan debía apoyarse en el
voluntad histórica para servir a su patria y a la humanidad" (MI-
conocimiento sobre el niño desde una perspectiva tanto socio-
NISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN, 1947:10). Re.specto de la
cultural como científica. Los estudios psicopedagógicos debían
educación primaria se planteaba que los planes de estudios esta-
estar dirigidos al conocimiento del niño y de las estrategias edu-
rían ligados a las finalidades de preparación y configuración ya
cativas familiares. Sostuvo Arizaga:
establecidas por el plan quinquenal. Se agregaba que "el niño es
el objeto primero de la educación. La escuela y los recursos edu- "Si el niño ha de ser el objeto primero de la educación, [...1
cativos se organizarán en forma que permitan al niño actuar y justo es reconocer que el educador debe actuar con conoci-
desarrollarse como tal". Este énfasis en el niño iba acompañado miento integral del niño y no habrá tal conocimiento si los
por el objetivo de "fijar a la enseñanza un contenido uniforme y padres no se acercan a la vida escolar facilitando sus obser-
una sola orientación" (ibídem:10). Sostuvo Arizaga en la confe- vaciones, llevando sus inquietudes y sus problemas. Solo así,
rencia de 1947: en una verdadera comunión coherente de intereses entre pa-
dres conscientes y maestros virtuosos, habremos logrado una
"La escuela sirve a la nacionalidad en formación y debe cons- educación con sentido pedagógico, con proyección científica
tituir, a la vez que el instrumento catalizador que precipite en y carácter nacional" (ibídem:12).
el niño todos los factores que convergen a formar la conciencia
y el ánimo argentinos, una fonna de actuación completamente Por otra parte, la reforma centró la mod'ficación de programas
enraizada en la posición espiritual del país en el tiempo histó- y planes de la educación primaria en lo que llamó "el trabajo del
rico y responder a los impulsos y necesidades de la Nación" niño". Instrucciones impartidas sobre los planes se'ñalaban el pa-
(ARrzAGA, 1947:7). saje de programas informativos a programas formativos apoyados
en el "trabajo del niíío". Entendido como el "esfuerzo personal"
La escuela era concebida como un instrumento para la modu-
para alcanzar los conocimientos, el trabajo del niño abarcaba: el
lación de una identidad argentina y suponía el pasaje de un orden
trabajo y la actividad manual, la consulta de libros, la elaboración
escolar liberal a un orden nacional, desde una concepción sustan-
de apuntes y resúmenes, la realización de encuestas, la conversa-
cialista que apelaba a un "sentido moral, religioso, tradicional, de
ción y discusión con el maestro, etcétera (NuEvos PROGRAMAS DE
honda raigambre nativa" (ibídem:9). El sujeto encargado de dotar
ENSEÑANZA PRIMARIA, 1949:29). El énfasis en este tipo de trabajo
a la escuela de un carácter nacional y de' formar la identidad na-
no implicaba suprimir al maestro, sino fortalecer, desde el punto
cional de la población infantil era el maestro, resignificado como
de vista individual y colectivo, al niño: "El niño vive y ha de vivir
mediador privilegiado en la relación entre la niñez y el Estado.
en sociedad, y en la escuela ha de perfeccionar esa sociabilidad
En palabras de Arizaga: "El hombre de Estado planea y organiza,
trabajando con sus compañeros, conjunta y simultáneamente, en
pero el maestro, en su hacer cotidiano, es quien labra el destino de
las pequeñas o grandes tareas comunes" (ibídem). La revista La
cada niño y construye el porvenir de la patria" (ibídem:10); "El
Obra calificó las nuevas "unidades de trabajo" como una reedición
maestro, factor de articulación entre las posibilidades individua-
de los "Asuntos" de 1936, por la común apelación a la actividad
les y los imperativos de la sociedad y el Estado, adquirirá una res-
del niño. Consideró sin embargo que permitían renovar los pro-
ponsabilidad socrática, y el niño más humilde y miserable alcan-
gramas vigentes que quedaron de 1939 (LA OBRA, 15/3/1949).
zará muy alto valor y una dignidad imponderable" (ibídem:11).
CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 289
-288 SANDRA CARLI

posibilidades de desenvolvimiento individual y social" (ibí-


Lo interesante de la reforma es que, junto con esa pretensión dem:16).
de nacionalización, se produjo una valorización del tiempo del niño
con toda la impronta escolanovista de la valorización del niño como La introducción del preaprendizaje manual no tenía un senti-
tal. En las mismas instrucciones figura la indicación de que el tra- do instrumental o profesional, sino que se concebía como un "re-
bajo escolar debe ser realizado en la escuela, sin obturar la expe- curso de vitalización y democratización de la institución escolar"
riencia infantil: (ibídem:22). El trabajo no era pensado desde una perspectiva ma-
terialista (en el sentido marxista), ya fuera por su valor positivo
"Fuera de la escuela el tiempo es del niño. Nosotros desearía- (en tanto estructura material) ya por su valor negativo (por la opre-
mos que lo tuviera libre para su vida de niño, para sus juegos, sión, o la explotación que implicaba), sino que funcionaba como
para sus travesuras, para sus amigos, para sus lecturas, pára punto nodal de un discurso en el que operaba como elemento
lo que fuere, o para su trabajo productivo si es que debe su-
contaminante. La frase elemento contaminante se refiere al hecho
mar su esfuerzo al que realizan los suyos para mantener el de que el trabajo infantil permitía vincular imaginariamente el
hogar. Queremos con ello que se afirme en la mente y en la
mundo escolar con la esfera política fusionando en un valor los
conciencia del niño que hay un tiempo rara jugar y que hay
orígenes sociales diferentes de los niños, ligándolos generacio-
un tiempo para trabajar" (ibídem:30-31).
nalmente a una cultura del trabajo, a una cultura productiva. La
El trabajo del niño, según las instrucciones, debía tener "un introducción del preaprendizaje se dirigía al "futuro muchacho".
sentido claro para el niño", útil, ser intencionado, y no ser activismo Sostenía Arizaga que la reforma de planes y programas pretendía
puro. La reforma incluía la iniciación del niño en el mundo labo- iniciar al adolescente argentino en los intereses vitales del país,
ral, en el más amplio sentido de formar a los niños para la consti- hacer que conozca sus problemas para que sus soluciones se trans-
tución de una clase de futuros trabajadores. La incorporación del formen en ideales o acicates de su esfuerzo" (ARIzAGA, 1947:24-25).
"preaprendizaje" infantil suponía, sin embargo, una "preparación" Esta posición se ha calificado de tercerismo pedagógico, ya que
para el mundo del trabajo y no una habilitación directa: se inicia- se opone tanto al pragmatismo y al utilitarismo como a la subor-
ba al niño en el manejo de las herramientas más comunes y en la dinación total del sujeto al Estado (Bernetti y Puiggrós, 1993:136).
práctica de técnicas elementales que están en la base de todos los Tanto en la pedagogía de Cassani como en la reforma de Arizaga
oficios (carpintería, metalistería, electrónica, cestería, juguetería, se encuentra un interés por hallar el exacto equilibrio entre la in-
talabartería, modelado y construcción, etcétera). En este sentido tervención del Estado y del maestro y la participación y libertad
predominaba cierta visión humanístico-cultural y política del va- del niño; la opción por el moldeamiento de la personalidad infan-
lor del trabajo como aprendizaje pedagógico, a diferencia del ca- til y la coerción educadora no dejó afuera la necesidad de un cier-
rácter integral que el marxismo le adjudicaba a la educación politéc- to consenso con los niños: la mención de la "comunidad de valo-
nica. Los programas de aprendizaje debían ser formulados por el res" entre maestro y discípulo en los textos de Cassani y la valo-
maestro y debían tener continuidad con las clases llamadas de ración del conocimiento del niño o el trabajo infantil planteada por
desenvolvimiento. El decreto 1.100 del 16'1/1948 dispuso la im- Arizaga hacían referencia a esta necesidad de consenso.
plantación del preaprendizaje en 5° y 6° grado de la escuela primaria Sin embargo, esta pretensión humanista encontraba límites
dependientes del CNE, que debía ajustarse a "sexo, edad, e inte- claros dentro de una política educativa en la cual la presencia fuerte
reses de los alumnos", con carácter regional y ambiental, en hora- del nacionalismo católico obturaba la renovación pedagógica y la
rio complementario y con maestros comunes (Decreto 1.100). pretendida autonomía del niñó. En algunos sectores la pedagogía
Respecto del preaprendizaje laboral, expuso Arizaga: se inclinaba abiertamente hacia la autoridad del adulto y la tradi-
"Deseamos que ningún niño egrese de la escuela ignorando ción católica y, consecuentemente, conducía al rechazo de las visio-
que sus manos son hábiles y útiles y que todos y cada uno ha- nes pragmatistas de la educación. La ReviJta de Educación de la
yan adquirido los hábitos, técnicas y conocimientos y "hayan Provincia de Buenos Aires incluyó una serie de artículos que cues-
desarrollado los intereses y aptitudes necesarias para vivir tionaban algunos aspectos de la obra de John Dewey. En un artí-
plena y cabalmente hoy y aquí, dentro de las más óptimas
290 SANDRA CARLI
CAPÍTULO VII: LOS NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 291

culo titulado "Afirmaciones y negaciones en el credo pedagógico


de Dewey", cuyo autor es Ernesto Bertini, se afirma la "discre- Jardines de infantes o fortines espirituales
pancia absoluta entre Dewey y la concepción pedagógica de pue-
blos como el nuestro, hispanoamericanos por mandato histórico" La constitución del niño como sujeto de una nueva cultura
(REVISTA DE EDUCACIÓN, 1950b:10). Bertini'le cuestiona a Dewey política incluía la necesidad de una intervención pedagógica des-
la carencia de una "orientación teleológica", la apelación a una pre- de los primeros años de vida. Para los años '40, el jardín de infan-
paración para la existencia demasiado centrada en lo material y la tes era una institución escasamente difundida. Hasta entonces, el
Jefensa de un credo activista. El autor pretendía lograr la ubica- nivel inicial había experimentado un crecimiento desparejo, tanto
:.ión de los niños'argentinos en una genealogía católica y no libe- en el ámbito nacional como provincial. Durante 1945-55, la explo-
7al. La pedagogía de Dewey no dejaba lugar a la transmisión de sión cuantitativa de este nivel fue notoria. Según un documento
[a doctrina considerada clave en la educación infantil. Sostiene oficial, durante el primer gobierno se crearon 636 secciones de
Bertini: jardines de infantes anexas a escuelas comunes de la Capital,
provincias y territorios (MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN,
"Dewey [...] da margen a todas las posibilidades cuando afir-
1952). Los datos estadísticos revelan que fue durante el peronismo
ma que, a los niños, 'tenemos que poder retrotraerlos a su
cuando la matrícula creció en forma contundente (Wiñar, 1974).
pasado social, y considerarlos como herencia de anteriores
Hasta entonces la expansión del jardín de infantes había esta-
actividades raciales'.
do atada a la discusión sobre su valor como institución pedagógi-
Nuestros niños, los hispanoamericanos, deben ser retrotraklos,
ca o doméstica. En este sentido, la creación de jardines había es-
pues, a su antaño social, que es catolizante y humanístico, y.
considerados como herencia de anteriores actividades racia- tado vinculada con las demandas de las maestras y especialistas
les, deben ser ejercitados en las virtudes de la latinidad" (ibí- en el nivel —herederas y discípulas de Sara Eccleston—, con cierta
dem:12). promoción por parte de algunos ministros de educación o con las
políticas asistenciales del Estado. La expansión del nivel inicial
En otro artículo, Ernesto Ruiz Menéndez coincide en la tesis durante los gobiernos peronistas permitió ligar las demandas pe-
cerca de la inadecuación de ciertos principios de la escuela nue- dagógicas de difusión del jardín con las necesidades políticas y
ra a la idiosincracia de los países latinoamericanos, hecho que sociales del Estado que requerían una institución funcional a la
[abría obligado a muchos educadores a una " semiimplantación" inserción de la mujer en el mundo del trabajo y a la nueva cultura
"modificación adaptativa" (REVISTA DE EDUCACIÓN, 1950a:9). Son política. La creación del Profesorado "Sara Eccleston" y del Jar-
uestionados el laicismo y el activismo del escolanovismo, su dín Mitre durante el gobierno de Justo, con el auspicio del Minis-
nfasis en lo "mundano" y su sesgo revolucionario, el olvido de tro Coll, fue un antecedente de un jardín que conjugaba la satis-
) espiritual: para contrarrestar este olvide, Ruiz Menéndez con- facción de necesidades sociales con la conducción de especialistas
oca a una "reespiritualización de la pedagogía". Desde esta pers- en el nivel, como fue su directora Margarita Ravioli.
ectiva, rescata a Friedrich Forster, a Eugéne Devaud y a Gino En ocasión de la inauguración de un jardín de infantes en San
:apponi, autores que produjeron una imbricación entre cristia- Vicente construido por la Fundación Eva Perón, Juan Domingo
ismo y escuela nueva. Se insiste también en la idea de una es- Perón pronunció un mensaje en el que el jardín de infantes se pre-
uela "transmisora de la verdad", que impugna la falta de prota- senta como una pieza clave en la estrategia de gobierno. Sostuvo
onismo del maestro en la escuela activa, al que habría que devol- entonces Perón: "Al hablar del privilegio de que habrán de gozar
erle su "jerarquía transmisiva" (ibídem:18). Ruiz Menéndez se los niños, yo he querido dar el ejemplo haciendo esta donación,
bica, entonces, en una línea de revisionismo pedagógico en tor- en nombre del gobierno, al pueblo en que vivo, para que en este
o de la escuela nueva, desde la cual pretende sustentar la nueva jardín de infantes puedan formar su personalidad los niños del
Arategia pedagógica del gobierno provincial. mañana" (Pozo:5N, J. D., 1949c).
El jardín de infantes era un medio considerado excelente para
garantizar un punto de partida social homogéneo para la construc-
292 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 293

ción de una nueva generación infantil. Perón ligó este aspecto con to a partir de publicaciones como de la promoción de las escuelas
una política de cuidado del crecimiento infantil recurriendo a la para padres. Según un documento que despliega la estrategia edu-
metáfora del árbol tomada del Martín Fierro. Dijo entonces: cativa del gobierno de Mercante durante 1( s dos años iniciales, la
"Y nosotros, siguiendo la política asentada en el innwrtal poe- creación de Jardines de Infantes Integrales y populares se conce-
ma gauchesco, creemos que cuando el niño se aparte por pro- bía como "el punto de partida de una revolución educacional"
pia gravitación de la madre, que es su mejor maestra, debe co- (DIREccióN GENERAL DE ESCUELAS, 1948a:81). El fin expresado era
menzar a educarse para que su tronco no se tuerza. Educando "aproximar el Hogar Familiar al Hogar Educativo" (ibídem:81).
a los chicos conformaremos la futura Argentina, porque los La difusión de los jardines pretendía atender a la población infan-
pueblos que no saben educar a sus niños, están perdidos" (ibí- til más pobre:
dem:1). "De las criaturas, diremos, menos protegidas por la sociedad,
La política de infancia se concibe como estratégica. La crea- pues si bien sus inquietudes, necesidades, afectos y deseos han
ción de jardines no era exclusivamente un medio para igualar las merecido consideración especial en los tratados teó, icos de pe-
condiciones sociales del crecimiento infantil, sino una manera de dagogos, psicólogos y sociólogos, su educación no había sido
establecer las condiciones de la sociedad futura. El jardín de infan- encarada en forma integral por ningún gobierno de nuestro
tes debía "formar ciudadanos útiles desde los primeros años" (ibí- país, ni de muchos otros, ajenos e indiferentes al clamor de las
dem: 1), sin perder por ello su estética propia, adecuada al mundo madres, que incorporados al trajín febril de la tienda, de la
infantil. fábrica, de la actividad cívica o absorbidas por la rutina del
quehacer doméstico, encuentran en la Acción coadyuvante del
Esta expansión del nivel inicial fue notoria en la Provincia de
Jardín Educativo, el complemento indispensable para atender
Buenos Aires durante el gobierno dei Coronel Domingo Mercan-
el desarrollo fi'sico, moral, intelectual y estético de sus tiernos
te, con la sanción de la llamada Ley Simini N° 5.096 (anunciada
vástagos, prácticamente abandonados en la edad mas sensi-
el 14/12/1946) que estableció la obligatoriedad y gratuidad de la
ble de la vida.
educación preescolar entre los 3 y los 5 años (art. 2); creó la Inspec- La Ley de educación preescolar gratuita e igualitaria para to-
ción General de Jardines de Infantes, inspirada en las normas del dos los niños del solar bonaerense ha reparado, con la crea-
Profesorado Sara Eccleston, único establecimiento oficial de for- ción de los jardines de infantes integrales y populares, este
mación de personal especializado (art. 4), y estableció la aplica- injusto olvido de la sociedad argentina de ayer y marca el punto
ción de los métodos froebeliano y montessoriano (art. 8, c). El de partida de una revolución educacional, que no es aventura-
incremento de la cantidad de establecimientos, la expansión de la do aseverarlo, alcanzará reflejos nacionales, porque tiene ge-
matrícula, la difusión de los principios y fines de la educación nuina inspiración democrática y una suprema aspiración de
infantil caracterizó una política en la cual el jardín de infantes dignificncion y justicia humanas" (ibídem:81 ).
aparece diseñado como una institución de mejoramiento social.
La educación del niño desde temprana edad se vinculaba, en
La estrategia educativa del gobierno bonaerense incluyó la
el discurso peronista, no sólo con la posibilidad de mejoramiento
creación de las escuelas formati vas de profesores de Jardín de
social, sino con la formación de la infancia inspirada en "el sagra-
Infantes, es decir, una propuesta de formación especializada; la
do culto a la Familia, a la Patria y a Dios" a partir de instituciones
filndación de los jardines de infantes integrales (180 en 1947, 1.426
concebidas como "fortines espirituales de la educación del pue-
en 1948 y se preveían 10.080 para 1949); una propuesta de aten-
blo" (ibídem:87). El objetivo enunciado era "la configuración del
ción psicológica, médica, pedagógica y social integral de los ni-
futuro arquetipo argentino", para lo cual los jardines comprendían
ños, centrada en el estudio psico-médico-social del infante (con
el ciclo básico de la educación popular. Según el inspector gene-
la elaboración de una ficha médica, una ficha social, una ficha de
ral de escuelas Dr. E. Moldes, dicha formación aprovechaba la
apreciación psicopedagógica, una libreta del niño); y una política
infancia como "la edad más apropiada para modelar y encauzar
de difusión y divulgación de principios de educación infantil, tan-
los instintos, los sentimientos, las inclinaciones y los hábitos del
SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 295
294

hombre". El jardín era concebido como hogar de la Patria, con Las vanguardias infantiles
capacidad de educar al niño con conciencia, disciplina y orden, en el discurso de Eva Perón
sin que el niño tuviera una ajustada percepción, "convirtiendo en
juego y distracción la enseñanza de tal manera que, más tarde, le El discurso de Perón a favor de la democratización social de
sea juego deleitoso y feliz el trabajo y el cumplimiento de sus la situación de la población infantil gozó de consenso social en
deberes" (DianccióN GENERAL DE ESCUELAS, 1948a). El carácter una primera etapa, de la cual dan testimonio editoriales de la re-
vulnerable de los primeros años del niño era considerado una vista La Obra. Eva Perón, en cambio, radic alizó la visión sobre la
condición propicia para una intervención político-pedagógica con infancia pobre al concebirla como un problema de orden nacional
proyección futura: que el infante fuera un futuro trabajador obe- atravesado por los conflictos de clases, y dicha visión se convirtió
diente. en un factor de tensión con los sectores opositores al peronismo.
Este moldeamiento del niño orientado tanto al mejoramiento Su enfrentamiento con la Sociedad de Beneficencia y una nueva
social como a la construcción de un nuevo sujeto patriótico, mo- concepción estatal sobre la ayuda social orientada según princi-
ral y nacional se torna notorio en muchos artículos referidos al pios de justicia social (Tenti Fanfani, 1989) inició un nuevo ca-
jardín de infantes y publicados en la Revista de Educación de la mino en la protección de la niñez. Los destinatarios de la ayuda
Provincia de Buenos Aires, que transcriben guías preparadas por social eran, para entonces, "la ancianidad desvalida y la niñez sin
la Inspección General de Infantes. Un recorrido por estos textos hogar" (PERÓN, E., 1948a:200). La política social llevada adelante
permite observar la combinación ecléctica entre ideas de la escue- por Eva Perón desde la Fundación de Ayuda Social se distinguía
la nueva y postulados del nacionalismo católico en el discürso acer- de la caridad, estaba vinculada a un proceso de planificación y era
ca del niño y del papel del jardín de infantes. considerada un deber social como "exteriorización del deber colec-
El énfasis notorio en el cuidado de la salud infantil y en la tivo de los que trabajan [. ..] con respecto a los que no pueden tra-
formación de hábitos se ligaba al imperativo moral de "introducir bajar" (ibídem).
un orden en el espíritu infantil y crear una serie de buenos hábitos La acción de ayuda social dirigida al niño, en particular, a partir
de conducta y convivencia por medio de una ejercitación sencilla; de la creación de ciertos dispositivos (la Ciudad Infantil, entre
como todas las otras, impregnada de moralidad" (REvisTA DE EDUCA- otros) pretendió alterar las desigualdades sociales heredadas que
CIÓN, 1949b:75). Se consideraba que el vínculo entre la salud físi- atravesaban a distintas generaciones, interviniendo desde lo so-
ca, la moral y el orden se adquiriría en el jardín y se transferiría a cial en la reparación y recomposición de los sectores constituyentes
la familia a través del niño. El eclecticismo también se visualiza de la nueva hegemonía peronista. Según Eva Perón, a los niños se
en la noción de juego, entendido como "juego educativo", es de- los debía "restituir a la sociedad, como elementos aptos a los
cir, con orientación moral y social, "encauzado" con fines educa- descendientes de los desamparados" (ibídem:148). Se pretendía
tivos. Desde esta concepción se critica a los pedagogos de "posi- construir una nueva cadena generacional, en la que la situación
ción extremista" que asimilan de manera absoluta la niñez al jue- de atraso social fuera el eslabón de otro tipo de reproducción so-
go, dejando afuera "la realidad futura del ser", ausencia que podía cial y política. Esto resulta notorio en sus escritos. En una nota
provocar la proyección del juego sobre la vida adolescente y el titulada "Olvidar a los niños es renunciar al porvenir", calificó el
alejamiento del sentido de responsabilidad en el trabajo (REvisra problema del niño como un "problema nacional", y buscó diferen-
DE EDUCACIÓN, 1949a). ciar sus polfticas de infancia de las del pasado:
También se enfatiza en los artículos la necesidad de trasmitir
"El porvenir de estos niños era tan incierto como el porvenir
la cultura hispánica y la tradición argentin a través del jardín en de los parias".
la enseñanza de rondas, en el cuidado y la atención en el uso del "Allí están los niños que no figuraban en la preocupación de
lenguaje y en la práctica del canto. nadie porque no podían votar, ni podían prestar sus nombres
inocentes para las sucesivas farsas electorales con que se pre-
tendía demorar el despertar de nuestro pueblo. Allí agonizaban
296 SANDRA CARLI
CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y•LA POLITICA 297

subalimentados, enfermos, los hijos de los mismos que crea-


ban la riqueza y que no tenían ante ello otro futuro que el hos- tierra, sentido del deber: se inscribían, así, en una nueva cultura
pital, la miseria y la desesperación; o el delito" (1948b:207). política en proceso de gestación.
La ayuda social al niño, para Eva Perón, incluía varios pasos:
Interpelados por Eva Perón como los "pequeños descamisa- la movilización o el reclutamiento de la población infantil pobre
dos del interior del país" o los "hijos" de los descamisados, los y la inclusión de los niños en nuevo tipo de dispositivo institucio-
niños pobres fueron destinatarios de un discurs- o de carácter políti- nal (ciudad infantil, hogares escuela). Este tipo de intervención
co: debían convertirse en las vanguardias políticas del futuro. En estatal pretendía alterar radicalmente la continuidad intergenera-
otro artículo titulado "Significación social del descamisado" Eva cional de la pobreza y de la cultura política:.desde este imaginario
Perón amplió esta idea de vanguardia en cuanto "vanguardia de la
se creía que otro tipo de experiencia de infancia podía proyectarse
nacionalidad", "expresión combativa, con personalidad propia", hacia el futuro de la sociedad argentina provocando una ruptura
"factor de progreso, de unidad nacional, de bienestar colectivo" en los futuros prediseñados por el origen social, por tradiciones
(1948c:202). La vanguardia se conformaría, según Eva Perón, no
intelectuales y por trayectorias polfticas. Si evaluamos la persis-
con el elemento más esclarecido del proletariado ni con los hijos
tencia histórica de la identidad peronista, esta creencia debería ser
de la clase intelectual, sino con el elemento más atrasado y margi-
tenida en cuenta para el análisis.
nado de la historia social argentina: la niñez hija de la poblacio-
A través de este tipo de acción, los saberes de los especialistas
nes del interior del país. Si "vanguardia" había sido un significante
y las intervenciones profesionales se subordinaron al discurso
utilizado en otras décadas para apelar a los grupos literarios más
polftico. La actuación polftica de Eva Perón agudizó la lucha con
innovadores o a los sectores más ilustrados del movimiento obre-
posiciones asistenciales diversas, que no pretendían transformar al
ro, ahora asumía un significado inverso: según Eva Perón, la van-
niño asistido en ciudadano con poder (por ejemplo, el catolicismo,
guardia sería un producto de la intervención política, social y pe-
sectores de la beneficencia, etcétera) y prioi izó la intervención so-
dagógica sobre la niñez pobre.
cial por sobre las cuestiones pedagógicas. Para Eva Perón, la ayuda
La puesta en marcha de esta política de infancia, saturada de
social al niño tuvo, además de su carácter reparatorio y de reden-
enunciados de redención social, comprendió la movilización infan-
ción social, un sentido político instituyerte de un nuevo orden
til. Fotos y testimonios de la época subrayan el recurso a la pre-
cultural y político. Ese niño, pequeño descamisado, cabecita ne-
sencia pública de los niños en distintas situaciones, desde eventos
gra, del interior del país, huérfano o paria, iba a ser vanguardia,
para la entrega de juguetes hasta actos escolares o campeonatos
ciudadano, peronista leal, artífice del futuro.
de fútbol. Según De Ipola, el concepto de movilización designa
"al proceso en virtud del cual grupos o clases sociales que mante-
nían en el pasado una actitud pasiva asumen un comportamiento
deliberativo y de intervención activa, a través de distintos meca- La Ciudad Infantil y la formación
nismos, en la vida política" (1989:43). Centenares de chicos fue- del niño de la Nueva Argentina
ron reclutados en las provincias y ubicados en las nuevas institu-
ciones integrales (Ciudad Infantil, Hogares Escuela, Ciudad estu- Si a fines del siglo XIX y a principios del XX la Casa de Co-
diantil), en las cuales recibían formación y asistencia. Según Eva rrección aparecía como altemativa a la cárcel y como un disposi-
Perón, dicha movilización tenía como fin "prepararlos para una tivo recomendable pára atender la situación social de niños po-
juventud capaz, como camino seguro para una madurez dignificada. bres, abandonados y delincuentes, y más tarde lo fue la Colonia
y constructiva" (PERÓN, E., 1948b:207). Los niños llegados a la Hogar, durante los años '40, la Ciudad Infantil fue un dispositivo
ciudad (o reunidos en eventos públicos masivos) debían asimilar que recogía el imaginario de la urbanización moderna.
conceptos morales (patria, familia, hogar, etcétera), principios La llamada Ciudad Infantil fue un ejemplo paradigmático de
generales de educación, especializarse en un trabajo, recibir no- este tipo de intervención política y pedagógica sobre la constitu-
ciones de higíene, y conceptos como el de fraternidad, amor a la ción de la niñez como sujeto de un nuevo orden. Esta experiencia,
que podría ser calificada como institución total, puede ser anali-
SANDRA CARLI
CAPfTULO Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 299

zada apelando a distintos modelos institucionales: las institucio- el espíritu de esta nueva Argentina por las generaciones que
nes educativas nazis y fascistas, los falansterios anarquistas o las han de seguirnos en el noble empeño de multiplicar la felici-
más cercanas instituciones de internación de menores. Recorde- dad del pueblo y consolidar la grandeza de la Nación" (PERÓN,
mos que Eva Perón realizó, en 1947, un viaje a Europa en el que E., 1986:63).
tomó contacto con la asistencia social europea, con los barrios En este discurso, la nueva instalación fue caracterizada como
obreros, con las obras sociales y que más tárde, manifestó su re- "un paso más en la marcha que nos hemos impuesto hacia la con-
chazo por las obras realizadas por ricos y destinadas a los pobres quista de la asistencia integral para los niños argentinos". La Ciu-
(Navarro, .1994:245). El propio Perón, que había estado en Euro- dad Infantil fue, al mismo tiempo, un producto de exportación de
pa entre 1939 y 1941, había manifestado su admiración por el ré- la obra peronista, un modelo de difusión internacional. Sostuvo
gimen educativo del fascismo y por la maquinaria estatal alemana Eva Perón entonces: "Esta ciudad infantil es modelo en el mundo
(S idicaro, 1996:20-21). [...]. Es modelo porque también es modelo para el mundo el jus-
Sin embargo, la adscripción de esta experiencia a un único ticialismo de Perón, que nos ha llevado a la vanguardia social de
modelo sería errada para interpretar su con plejidad, tan marcada- la época..." (ibídem:64-65). Las numerosas publicaciones oficia-
mente sesgada por el estilo personal de Eva Perón. Los niños que les destinadas al exterior referidas a la Ciudad Infantil, editadas
asistían a la Ciudad Infantil eran niños pobres reclutados en el inte- por la Subsecretaría de Relaciones Exteriores, formaban parte de
rior del país o en las villas del barrio de Belgrano, y no exponen- esta estrategia difusionista de la obra de Perón. Pero, además, la
tes de la pureza racial; el ascetismo propiciado por el ideario anar- Ciudad Infantil se sostenía con donaciones, y era "costeada por la
quista era un valor ausente en una institución en la que predominó contribución espontánea y generosa de la clase trabajadora de todo
el bienestar y el lujo material destinado al niño; las discrimina- el país" (ibídem: 237): la Fundación contaba con el 3% de los a-
ciones clásicas de los menores en las instituciones de beneficencia guinaldos (2% a cargo de empleados y obreros, y 1% de los emplea-
habían sido repudiadas abiertamente por Eva Perón y, además, la dores) (Tenti Fanfani, 1989:78).
Ciudad Infantil incluyó una educación de excelencia brindada por La Ciudad Infantil estaba destinada a niños de entre dos y seis
maestras y directoras del Profesorado Sara Ch. de Eccleston. De años, correspondía al nivel inicial o jardín de infantes. La direc-
manera que, si bien no es posible afirmar la filiación de esta expe- ción estaba a cargo de una maestra normal y de profesoras especiali-
riencia respecto de un modelo único, sus rasgos remiten a una zadas en jardín de infantes, pero tenía una fiscalización permanente
conjunción de varios: la Ciudad Infantil y los hogares-escuela de Eva Perón. El ingreso de los niños se producía a partir de la
fueron productos eclécticos de su tiempo. presentación de una solicitud a las llamadas visitadoras sociales o
La Ciudad Infantil denominada "Aman& Allen", nombre de células mínimas (la célula mayor era la Fundación), en su gran
una enfermera de la Fundación y delegada censista la primera mayoría mujeres, que tenían la misión de detectar necesidades (Dos
camada en la provincia de Buenos Aires, se inauguró en julio de Santos, 1983:36) y debían encargarse de certificar si la solicitud
1949; para entonces, la Fundación de Ayuda Social presidida por encuadraba dentro de los requisitos del reglamento. Las células
Eva Perón albergaba, en los llamados hogares-escuela, un total de estaban compuestas por cuatro asistentes sociales, un jefe y un
23.320 niños. Ubicada en el barrio de Belgrano, entre las calles secretario que en sus viajes a las regiones más pobres recogían in-
Juramento, Echeverría, Dragones y Húsares, la Ciudad Infantil fue formación sobre la situación nacional. Los niños admitidos perte-
construida en un tiempo récord de cinco meses y veinte días de necían a hogares muy pobres. De acuerdo con el cuadro social, el
trabajo, que muchos adjudican al impulso arrasador de Evita (Dos niño era admitido como interno o externo, y contaba con una fi-
Santos, 1983:48). En ocasión de la inauguración de la Ciudad In- cha personal. La atención se proyectaba también sobre la familia
fantil, el 14 de julio de 1949, Eva Perón situó el carácter de em- procurando "engarzarla al ambiente social", uniéndola en matri-
blema de la nueva institución: monio, bautizando a los hijos, resolviendo necesidades materia-
"Inauguramos hoy una Ciudad Infantil que simboliza, ante el les. Las madres eran convocadas por la directora y las visitadoras
país y ante el mundo, el inmenso caudal de ternura que hay en para reuniones informativas y formativas. Se proveía a los niños
300 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 301

de alimentación, control médico, educación, en una alternativa pos- "Justamente es en el atuendo primoroso de los pequeños de la
tulada como integral. Un folleto de la época destaca: "Ni un sólo Ciudad Infantil donde se percibe cuánto de hogar verdadero,
detalle ha sido descuidado en este extraordinario organismo in- de auténtica y sutil comprensión existe en dicho organismo. Cli-
fantil, que constituye la base sobre la que reposa el conceptuoso ma hogareño de tierna tolerancia, de mínimas indisciplinas y
aforismo de que, en la Nueva Argentina, los únicos privilegiados de inocentes infracciones, que son las que sustentan los huma-
son los niños" (FUNDACIÓN EVA PERÓN, Ciudad' Infantil y los Ho- nos principios de esta Ayuda Social Justicialista, que tanto
gares Escuela, slf). difiere de las anacrónicas prácticas de la beneficencia dirigida,
cuyo saldo eran generaciones de resentidos sociales" (ibídem).
Durante el.mes de enero, los niños eran trasladados a las colo-
nias de vacaciones, otro de los espacios a cargo de la Fundación. En los aspectos materiales de la institución (vestimenta, deco-
Así, la organización interna de la Ciudad Infantil estaba estrecha- ración, cantidad de personal, material didáctico, alimentación,
mente vinculada al resto de los organismos de la Fundación Eva etcétera) se focalizaba la posibilidad de redención social de los
Perón. Desde el punto de vista educativo, los niños cursaban alli niños, y con ello se intentaba otorgar una identidad nueva a la
el jardín de infantes, y eran preparados para el ingreso a la ense- polftica social peronista diferenciándola del discurso conservador,
ñanza primaria, en la Ciudad Estudiantil, construida también en centrado en los valores del ascetismo, el ahorro y los estigmas.
la zona de Belgrano. La Ciudad contaba con 25 secciones de dos Eva Perón consideraba que uno de los objztivos de estas institu-
turnos, y la capacidad era de treinta alumnos en cada sección. Según ciones era "forjar en el niño una conciencia sana, liberada de prejui-
el mismo folleto, desde el punto de vista pedagógico, el sistema cios y resentimientos sociales" (ibídem). Se insistía, entonces, en
de enseñanza era "ecléctico", a partir de una selección de los mé- el carácter no clasista de las polfticas de la Fundación, aclarando
todos de Montessori, Froebel, Decroly, Agazzi, etcétera; se adju- su dimensión de ayuda policlasista e internacional. Sin embargo,
dicaba al juego un lugar importante como preparatorio para la vida, la promesa de la emancipación de la clase trabajadora sobredeter-
y semanalmente se adoptaba un tema narrativo central, ya fuera minaba los discursos. Según Eva Perón: "Sus hijos [de las masas
un cuento clásico o una fábula moralizadora que eran desarrolla- obreras] están a resguardo de toda contingencia y liberados de la
dos en las clases. fatalidad de los círculos mezquinos a que los condenaba, antaño,
Las fotografías y filmaciones de la Ciudad Infantil muestran el hogar humilde". La radicalidad de su discurso la acerca así al
una estética moderna y culta más ligada a los sectores medios que ideario anarquista.
a la cultura popular: los niños tenían clases de canto, música, bai- La función social que desempeñaba la Ciudad Infantil en la
les clásicos, gimnasia rítmica con profesores especializados, cla- Capital Federal era desarrollada por los Hogares-escuela en las
ses de jardinería, de artes plásticas. Uno de los objetivos educati- provincias. El primero de ello fue el Hogar Escuela Presidente
vos era, precisamente, "inducir al niño a todas las manifestaciones Perón, instalado en el parque L'acta Sumac de Santiago del Este-
de la belleza" procurando también que "el confort y el buen gusto ro. Ubicados en parques, los hogares-escuela albergaban 1.500
del ambiente que lo rodea vaya desarrollando en él un depurado niños, constaban de edificios de dos cuerpos, poseían una pileta
sentido estético". Esta visión esteticista, que pretendía inculcar el de natación y juegos al aire libre, y también gimnasios cerrados.
buen gusto y que suponía una alta valoración del universo bur- Contaban con quinta, ropería, capilla, cocinas modernas, amplios
gués, es un primer dato de contraste con el origen popular de los comedores. Por estar situados en el interior del país se priorizaba
niños, que tuvo efectos particulares. en ellos la enseñanza de las manualidades, de danzas criollas, del
A través del tipo de vestimentas y calzados de alta calidad que cultivo de la tierra.
los niños recibían anualmente y que constituyó uno de los rasgos En 1951 se inauguró la Ciudad Estudiantil Presidente Juan
de la política social de Eva Perón, se pretendía materializar las Perón destinada al alojamiento de muchachos del interior del país
diferencias ideológicas con el modelo de la beneficencia y acer- que por sus estudios debían residir en la Capital Federal. En esa
car la Ciudad Infantil a la estética de un hogar de clase media. El ocasión, Evita pronunció un mensaje desde su lecho de enferma
folleto señalaba: que fue transmitido por radiotelefonía. Para entonces se habían
hecho públicas la.s primeras crfticas a sus propuestas instituciona-
302 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 303

les. Frente a ellas, Eva Perón ensayó un "acto solemne de desa- pública". La Ciudad Infantil quizás haya sido un laboratorio de
gravio" de su política: esta concepción, anclada en una promesa de emancipación social
de la niñez pobre.
"Yo sé que se ha criticado mi obra diciendo que mañana, cuan-
A partir de las entrevistas realizadas a personas que se desem-
do salgan de mis institutos las muchachas y muchachos edu-
cados en ellos, se sentirán fuera de ambiente y serán inadap- peñaron en la Ciudad Infantil —una ex directora, Cristina Frichte,
tados sociales. Yo he adoptado las previsiones para que eso y una maestra, Irene Ansaldo— hemos podido recuperar la com-
no suceda..." (27/10/1951, en 1986:370). plejidad de aquella experiencia. Según los testimonios, en una
primera etapa la Ciudad Infantil fue dirigida por la maestra jardi-
Así como el discurso de Eva Perón había cuestionado las insti- nera Zulma Solari, bajo la fiscalización permanente de Eva Perón.
tuciones de beneficencia porque tenían como resultado la produc- Cuando esta se enferma solicitó apoyo de manera urgente a
ción de "resentidos sociales", debió luego afrontar la crítica de la Margarita Ravioli, entonces directora del Instituto Mitre que fun-
supuesta promoción de inadaptados sociales. La critica se refería cionaba junto con el Profesorado Sara Ch. de Eccleston. Ravioli
a un desajuste entre la experiencia social y familiar de los niños se desempeñó durante un tiempo como directora, y con ella ingre-
de origen y la adquirida al ingresar a la Ciudad Infantil y perma- saron a la institución maestras graduadas del Profesorado Eccles-
necer allí en calidad de internos, que se hacía manifiesta cuando ton. Durante la última etapa del segundo gobierno, se desempeñó
los niños egresaban de la institución y se insertaban en nuevos como directora de la Ciudad Infantil Cristina Fritchte.
ámbitos como la escuela primaria. Este conflicto esta registrado A partir de estos testimonios hemos podido reconstruir en parte
en distintos testimonios orales. Es necesario destacar, sin embar- la lógica institucional de la Ciudad Infantil, que delata el carácter
go, que esa operación institucional destinada a recuperar, digni- complejo, contradictorio y polémico de un dispositivo destinado
ficar y, en buena medida, desviar a numerosos niños de su destino a fundar nuevos sujetos infantiles. Los testimonios destacan, por
de exclusión y marginación, tuvo, en algunos casos, efectos fina- un lado, las dificultades del trabajo pedagógico con los chicos,
les complejos y contradictorios. Podríames pensar que la volun- provocadas por la amplitud de las secciones, que tenían en pro-
tad de evitar el estigma de la pobreza promovió otro tipo de desvia- medio cuarenta niños, y por el origen social de los internos. La
ciones (Goffman, 1995). Al menos ello podría inferirse de algu- labilidad de la atención de los chicos hacía evidente la confronta-
nos casos específicos mencionados en los testimonios. ción entre el aprendizaje promovido por las maestras y la realidad
Eva Perón no negaba el alcance político de la ayuda social, que social de sus alumnos. También existían dificultades vinculadas a
si por un lado ubicaba a niños y jóvenes en un ambiente espe- la confrontación de perfiles profesionales dentro de la institución:
cialmente 'diseñado, por otro pretendía orientarlos hacia un futuro las maestras desconocían las historias de sus pequeños alumnos y
preconstruído. En la inauguración de la Ciudad Infantil los niños eran las asistentes sociales las que monopolizaban la vinculación
y jóvenes fueron interpelados bajo un mandato de lealtad al pue- con los padres guardando la información sobre las familias como
blo y con una promesa de conducción política: "reservada". En algunos casos eran hijos de padres presos o muer-
"Mis hogares tienen la misión sagrada de formar hombres tos, recogidos por criterios de "suma necesidad". Eva Perón había
humildes que mañana sean abanderados del pueblo, que con- solicitado maestras, pero ellas figuraban con nombramientos vin-
soliden la victoria del pueblo sobre sus enemigos. Nosotros pre- culados con vacantes de otros ministerios, lo que daba lugar a una
paramos a los hijos del pueblo para que sean conductores de falta de legitimación profesional.
sus masas en la hora de los pueblos, cuya aurora comienza En la Ciudad Infantil se contaba con muchísimos recursos, y
anunciando el mediodía brillante en que los pueblos tomarán predominaba la obsesión del personal por el orden y la limpieza.
las riendas de su propio destino" (PERÓN, J. D., 1949a:369). Según los testimonios, primaba la voluntad de hacer público el
Según Eva Perón, todo joven humilde podía alcanzar la más carácter modelo de la institución: la Ciudad Infantil era visitada
alta ciudadanía, los hijos de los trabajadoi es debían aprender en por delegaciones nacionales y extranjeras. La importancia adju-
dicada a la infraestructura y al bienestar material fue un rasgo
las escuelas "todo lo que se necesita para ser presidente de la Re-
arquetípico de esta institución, ligado con el sentido de democra-
304 SANDRA CARLI CAPITULO VI Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 305

tización radical de las condiciones de pobreza infantil. El ambiente ausencia de orientación rectora de Eva Perón y, sobre todo, por
era bello y agradable, se contaba con salas enormes, con mucha la crisis polftica y económica que caracterizó los últimos arios del
luz, baños amplios y grandes jardines; y existía un equipamiento peronismo en el poder.
exhaustivo y de alto nivel. Pero el exceso y la alta calidad de la
infraestructura acentuaban los contrastes entre la vida institucio-
nal y la vida familiar de los chicos, entre el interior de la institu- Pedagogía y polftica:
ción y el exterior. Se producía, entonces, una tensión entre la abun-
dancia percibida en la institución durante la semana (los niños la promesa de la generación del 2000
"salían vestidos de punta en blanco, de Casa Marilú") y la miseria
familiar ("volvían los lunes con piojos"), hecho que hacía para- A partir de 1951, el peronismo puso en práctica de manera
digmático el paso por la Ciudad Infantil. notoria una convocatoria polftica de niños y jóvenes desde el Es-
Por último, los testimonios coinciden en señalar los proble- tado, que se operó a través de la incorporación de contenidos po-
mas generados por el carácter de internado de la Ciudad Infantil. lítico-doctrinarios en el espacio del sistema educativo y a través
La distancia o desvinculación de los niños con sus familias y el de la vinculación directa con los líderes en diversos tipos de even-
contacto con un personal muy amplio (maestras, asistentes socia- tos públicos. Las condiciones de producción de esta politización
les, costureras, preceptoras, mucamas, médicos, odontólogos) pro- del vínculo entre el Estado y niños y jóvenes remite a una coyun-
vocó, en algunos casos, experiencias traumáticas. La situación de tura en la cual se estaba produciendo la ruptura de las alianzas
internación en una institución que por sus condiciones materiales políticas iniciales, una fuerte crisis económica y la propia sedimen-
era bastante poco acorde no sólo con la realidad de los sectores tación ideológico-doctrinaria de una nueva cultura política pero-
populares sino también de buena parte de los sectores medios, nista. Waldmann señala que a partir de la modificación de la es-
potenció problemas de conducta de los niños al egresar e inser- trategia política de Perón comienza, en 1949, la acentuación de
tarse en las escuelas primarias de la zona. Dado que las instala- los controles polfticos sobre la lealtad al gobierno y que en este
ciones de la Ciudad Estudiantil (institución que sucedía a la Ciu- viraje intervino la pérdida de la prosperidai económica de la eta-
dad Infantil) no habían sido terminadas, permanecían en calidad pa anterior, la situación electoral de 1952 y la muerte de Eva Perón,
de internos en la Ciudad Infantil niños con más de 6 arios. Se optó así como los primeros intentos militares de golpe de Estado
entonces por enviarlos a escuelas primarias del Bajo Belgrano. El (1986:235-7).
contraste entre la vida institucional de los internos y la vida fami- La convocatoria de niños y jóvenes por parte del Estado había
liar de los escolares del barrio fue problemático. Según los testi- figurado, a principios de los años '40, tanto en el imaginario edu-
monios, los chicos de la Ciudad Infantil minaron la disciplina de cativo nacionalista como en el liberal, en la trama de la confla-
esos colegios y provocaron la "huida de maestros y directores". gración mundial. La segunda posguerra dio forma a la ideología
Este dispositivo incluía un reconocimiento de la especificidad del "año 2000" y a la promesa de la sociedad de la comunicación.
de la edad, una estética infantil. Se había construido un montaje A partir de 1945 emergieron las miradas a largo plazo y la plani-
de "ciudad infantil" del tamaño de los chicos, se proyectaban ficación (Schmukler, 1994:13). Pero, mientras en la prospectiva
películas para chicos, se contaba con numerosos cuentos. Se care- comunicacional se preveía el fin de la política debido al auge de
cía, sin embargo, de indicaciones pedagógicas para el uso de los la técnica, para Perón la política fue el principio articulador del
materiales. Se implementaba el juego dramático y se festejaban futuro como promesa de su continuidad. En 1950, en ocasión del
los cumpleaños de los chicos. "Ario del Libertador General San Martín", Perón pronunció en
Los testimonios acuerdan en el cambio que se produjo en la Plaza de Mayo un mensaje destinado a la juventud del 2000 en el
institución a partir de la enfermedad y muerte de Eva Perón. Las que apeló a la construcción de una generación humanista, amena-
tensiones ya existentes entre el personal, entre la realidad institu- zada por los excesos de la técnica.
cional y el exterior de la institución, entre la situación de interna- Perón había elaborado un diagnóstico 1;eneracional de la pos-
ción y la exogamia de la escuela pública, se agudizaron ante la guerra. Sostuvo en 1949:
306 SANDRA CAFtLI CAPITULO VIL Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLITICA 307

"El mundo está en una lucha de generaciones: de las pasadas cer imaginariamente en condicine_s de "agegurar el futuro de la
con las que vienen. Es una lucha que se realiza en el mundo patria" ante la amenaza que sufre el presente.
entero, que es en este momento la palestra de las mayores lu- Esta politización de las generaciones jóvenes ha sido interpre-
chas que tiene la humanidad en toda la historia de todos los tada de manera diversa. Plotkin define este proceso de socializa-
tiempos. Esa lucha de generaciones tiene que definirse de una ción política como un "proceso por el cual la población adquiere
sola manera: que terminen las generaciones 'pasadas y que se los valores y creencias que definen su cultura política", y en el que
hagan cargo del mundo las futuras, porque de las pasadas no el sistema educativo es utilizado como "un canal eficiente para el
tiene en el mundo muy buen recuerdo, si juzgamos este asunto adoctrinamiento de la juventud" y como "una herramienta para la
por los resultados. Esperamos que las que vengan han de ha- creación de una mística peronista" (1993:143). Somoza Rodríguez
cerlo mejor y, para que eso suceda, son los maestros los que
discute esta visión de Ploticin cuestionando la atribución de un
tienen que formarlas. Hoy el maestro tiene la obligación no de
carácter manipulatorio al proyecto peronista, y sostiene, en cam-
enseriar a un muchacho, sino de formar un gran ciudadano. Si
bio, que debe hablarse de un "plan de resocialización de los suje-
él solo forma un hombre que sepa, no ha cumplido sino la cuar-
tos pedagógicos y políticos", y que el peronismo constituye una
ta parte de su función, porque las tres cuartas están en formar
un gran ciudadano. El país será grande cuando tenga grandes "paradojal mezcla entre democracia y autoritarismo" (1997:179).
ciudadanos, y no será nada mientras no tenga esos grandes Desde nuestro punto de vista lo que se produce desde el Esta-
ciudadanos" (PERóN, J. D., 1949c:8). do es una interpelación polftica a niños yl5venes que puede eva-
luarse tanto teniendo en cuenta los eventos masivos que los con-
Perón consideraba que la posibilidad de homogeneizar las vocan como la nueva orientación político-doctrinaria de la educa-
generaciones recaía en la pedagogía, en un contexto mundial en el ción, que los concibe como depositarios de una transmisión doctri-
que el recambio generacional aparecía como compromiso de to- naria. Dicha interpelación condensa un conjunto de transforma-
dos los nuevos regímenes polfticos. Antonio Gramsci había seña- ciones de diverso orden que hacen a la emergencia del peronismo
lado, en los años '30, que el mundo estaba frente a una "crisis de como fuerza política con sustento ideológico propio (una vez sis-
autoridad" de las viejas generaciones dirigentes a partir de la "rup- tematizada la doctrina justicialista), a las nuevas articulaciones
tura entre masas dirigentes e ideologías dominantes" (Gramsci, entre educación y política y a la posición de niños y jóvenes en
1987:161). Pero, mientras que el comunista. italiano consideraba
una sociedad de masas y en una cultura política que pretende per-
que esta crisis podía ser propicia para una "expansión inaudita del
durar. Desde esta perspectiva, la interpelación peronista a niños y
materialismo histórico" (ibídem:161), para Perón la situación de
jóvenes se inscribe claramente en la luchas por la hegemonía.
posguerra había creado las condiciones para un cambio generacio-
Describamos primero la etapa que se inicia en 1951. Perón
nal orientado a la construcción de una tercera posición de la Argen-
accedió al poder nuevamente en virtud del triunfo resonante en las
tina en el mundo, distante tanto del capitalismo como del socia-
elecciones de 1951, con el 62,4% de los sufragios. El II Plan
lismo, pero integrada al mundo ante una próxima etapa universa-
Quinquenal, correspondiente al período 1953-1957, marcó la orien-
lista.
tación doctrinaria de la nueva etapa, y fue presentado por, el poder
Si bien en el discurso peronista el niño fue ubicado desde los
ejecutivo como único proyecto de ley que las cámaras aprobaron
comienzos en un plano de igualdad con los adultos, durante el
(Ley 14.188) y difundido con especial énfasis por el gobierno. Este
primer gobierno peronista predominaron las interpelaciones a
plan tenía gran coherencia interna y marcaba claramente las priori-
padres y maestros y a la sociedad en general con el objeto de
dades de la nueva etapa, que se orientaba a superar los efectos de
responsabilizarlos de la educación infantil tanto desde el punto de
la crisis del período 1950-52 y las consecuencias de la difusa es-
vista social como del político. Los niños no eran interpelados di-
trategia de planificación del gobierno. Era, por otro lado, un pro-
rectamente, sino que el Estado llegaba a ellos a través de la me-
ducto propio de la maduración interna del peronismo (Waldmann,
diación de los adultos. A partir de 1950, en un contexto crítico para
1986:83).
la continuidad del peronismo se multiplicaron las interpelaciones
En el capítulo I sobre "Organización del pueblo" el Plan esta-
a niños y jóvenes; son niños y jóvenes los que comienzan a apare-
blecía que "la acción nacional en materia de población ha de tener
j08 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 309

como objetivo fundamental la unidad del pueblo argentino sobre tros de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires (14/8/53) que,
las bases y principios de la Constitución Nacional Peronista". El según reza un acápite de la publicación, estaban presentes en el
termino "unidad" había aludido, en la etapa anterior, a la supera- acto "para testimoniar su total y absoluta adhesión al 2do. plan
ción de las divisiones heredadas y a la creación de nuevas alian- quinquenal", Perón se extendió en la comparación entre el prime-
zas políticas, a una unidad política de lo diverso; en esta etapa, en ro y el segundo plan quinquenal, indicandn que el primero había
cambio, "unidad" remite a unidad doctrinaria, es decir, a un sustrato tenido por objeto lograr un "plano de sustentación material" del
ideológico común orientado tanto a la ruptura y a la autonomía pueblo, y el segundo alcanzar "una base de sustentación perma-
ideológica respecto de los viejos aliados como a la formación nente e inamovible de la cultura" (ibídem:9). La búsqueda de una
política de una nueva generación. La doctrina justicialista ya existía "cultura media popular", entendida como "la última síntesis" des-
en sus rasgos fundamentales en 1946, pero su contenido sólo pue- de una perspectiva obsesionada por la unidad orgánica y solidaria
de ser definido tomando como base los discursos de Perón y Eva del pueblo, conduce a Perón a culpabilizar a dirigentes, padres y
Perón (Buchrucker, 1987:302). Según el Plan Quinquenal, el nuevo maestros en el caso de que no se cumpla la promesa de unidad del
objetivo de la educación era "realizar la formación moral, intelec- 2000. La configuración de una nueva generación política incluía
tual y física del pueblo sobre la base de los principios fundamen- prescribir a los adultos tareas de control y seguimiento de la nue-
tales de la doctrina nacional peronista" (ibídem:48). va generación como parte de una estrategia que adquiere carácter
Respecto del niño, el Plan sostenía que la enseñanza primaria mesiánico, en la que las fronteras entre la educación y la política
debía tener en cuenta "la idiosincrasia del alumno, las caracte- se diluyen y los maestros y los dirigentes comienzan a ocupar
rísticas regionales y el ambiente donde se desarrolle", se debía dotar posiciones equivalentes en la vigilancia y la educación de los pue-
a los alumnos de "conocimientos básicos, elementales y prácticos blos. Perón describe una estrategia de vasto alcance:
a fin de capacitarlo progresivamente para su desempeño en la so- "Los dirigentes debemos luchar en todas nuestras esferas de
ciedad". En lo que hace a los responsables de la educación, el Es- acción para ir predicando, vigilando y obligando a que la gente
tado aparece con una clara obligación de "crear los centros y me- siga por el buen camino. Las madres y los padres que tomen a
dios especiales", aunque se defina como "( olaborador de la fami- sus niños desde la cuna, y allí comience:1 a educarlos y a in-
lia". La enseñanza comprendía educación, moral ("principios de culcarles los verdaderos valores que hacen a los hombres gran-
justicia social y solidaridad social"), y educación física (para for- des y dignos; que les enseñen también en su condición de pa-
mar "hombres físicamente sanos"). En relación con la enseñanza dres un poco maestros, que después los pasen a los maestros;
privada se señalaba que habría un apoyo del Estado para aquellas que los maestros se sientan padres y madres de esos chicos, y,
escuelas que "posibiliten el libre acceso de los hijos de los trabaja- sin solución de continuidad, sigan trabajando sus almas en
dores a sus aulas" (ibídem:40-51). primer término para ir conformando un individuo a semejan-
Según el Plan, "la escuela primaria no sólo será considerada za y hechura de Dios, como todos lo ambicionamos. Y que, en
como una unidad básica de acción educativa y social en su juris- las demás escalas, a la juventud la tomemos los dirigentes, los
dicción, sino que al mismo tiempo constituirá un centro de acción funcionarios, los jefes que, en el Ejército, en la Marina, en la
censal y de promoción del ahorro popular" (ibídem:51). El mode- Aeronáutica, adonde llegan a los veinte años los muchachos,
lo de la unidad básica como forma de organización de los sectores les darán el último toque para ser hombres sabios y prudentes
populares peronistas se trasladaba al sistema escolar: dentro de esa en la vida de relación.
escuela-unidad básica, el niño-alumno comenzaba a ocupar una Si todos nos ponemos a trabajar así, en colaboración; si los
posición política (Michi, en Cucuzza, 1997). maestros y los padres toman contacto entre sí, sienten las mis-
En algunos mensajes públicos de Perón se hace notoria la mas inquietudes y tienen los mismos objetivos para sus hijos,
politización de la educación con el argumento de la necesidad de creo que en 15 años tendremos una nueva comunidad; pro-
una transmisión doctrinaria para lograr una unidad solidaria. En bablemente habremos arreglado nuestra comunidad" (ibí-
un mensaje pronunciado en el Luna Park ante profesores y maes- dem:10-11).
310 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 311

El éxito del Plan dependía de "cómo debemos organizarles el que los cuidó?", se preguntaba Perón. ¿Cómo esos niños privile-
alma y la inteligencia a nuestros hombres y a nuestras mujeres", giados podían no ser los herederos comprometidos de una nueva
de una tarea de inculcación del bien, esa tarea debía ser realizada cultura política que debía perdurar en el tiernpo? La transmisión
por maestros que "trabajaran "para el porvenir" y que pudieran doctrinaria ejercida por los maestros sobre los niños suponía, para
"transmitir a sus alumnos" (ibídem:11-12) y de una búsqueda de Perón, un trabajo pedagógico que impactara en el orden de la sub-
la unidad de los conglomerados orgánicos. jetividad, es decir, que impactara sobre la experiencia emocional
En otro mensaje público de Perón, pronunciado el 24 de abril y psicológica de los niños. Sostuvo Perón:
de 1953 en el salón Blanco de la Casa de Gobierno ante inspec- "Nosotros pensamos que hay que darle una nueva mística y
tores y directores de enseñanza de la provincia de Buenos Aires una nueva tónica a la ejecutoria de los maestros argentinos.
acompañados por el gobernador de la provincia, también se torna Ellos deben conformar la moral y el espíritu de nuestros ni-
evidente este viraje doctrinario en torno a una unidad absoluta del ños...".
pueblo. En este discurso Perón recomendó privilegiar la educa- "Realizado el primer objetivo de la solidaridad, que es el ca-
ción antes que la instrucción. Sostuvo, entonces, que "entendemos mino de la unidad del país y de la unidad de los argentinos, y
que primero hay que formar un hombre bueno, y recién después cargando el tono sobre el espíritu de las generaciones que van
entregarle las armas", en un contexto en el que la amenaza a la a ponerse en marcha, salvaremos los difíciles momentos a que
continuidad del gobierno estaba instalada (PERÓN, J. D., 1953:6). está abocado el mundo y salvaremos también a nuestro país
En el mensaje, Perón avanza sobre el sacrificio patriótico de en esos graves momentos" (ibídem:10).
las nuevas generaciones estableciendo una equivalencia entre el Esta tarea de pedagogización política de niños y jóvenes de-
orden familiar y el orden político, ligando el amor filial al amor a bía hacer uso del sentimiento y la emoción como recursos didác-
la patria. Perón señala: tico-políticos. El niño debía comenzar a sentir, debía cargarse de
"Hay que crear el ambiente y hay que crear una patria que se ese misticismo, debía incorporar la doctrina efectivamente no sólo
haga amar; entonces no tendremos necesidad de perder el tiem- para heredar, sino para poder desempeñarse luego como un repro-
po en discursos ni en disquisiciones de níngún orden. Esto es ductor ideológico. Con ese supuesto se intentaba la creación en el
como la madre que tiene un hijo; si lo arroja al nacer y no lo ámbito escolar de un verdadero hábitus político en los niños que
ve más, ¿qué derecho tiene esa madre a reclamar el amor de disolviera las herencias familiares antiperonistas, lo que requería
su hijo? En cambio, si esa madre solícita pasa sacrificios y una alta carga afectiva.
dolores para criarlo y cuidarlo, ¿cómo le podrían pedir a ese Como derivación del nuevo plan quinquenal, se produjeron un
hijo que no quisiera a su madre? conjunto de nuevas publicaciones y se elaboraron textos político-
Señores: la comunidad es una suerte de madre de todos noso- doctrinarios para los maestros (los llamados Cuadernos para el
tros. Es necesario crear una comunidad sc lidaria, una comuni- Maestro Argentino). Por otro lado, se editaron libros de lectura
dad justa, una comunidad buena, y entonces la vamos a amar,
para la enseñanza primaria inspirados en la nueva orientación
la vamos a defender y vamos a morir por ella con gran alegría
doctrinaria. Estos libros fueron aprobados en un concurso convo-
por habed° hecho; entonces, el patriotismo nacido en ese cli-
cado por la resolución del 1 de enero de 1951, y llegaron a manos
ma de comunidad solidaria y justa será su razón natural, y en
de los alumnos en el curso de 1953. También se imprimió diverso
consecuencia, existiendo esa razón natural no será necesario
crear esa razón artificial o inventar un símbolo con que reem- tipo de materiales de difusión para los niños, que formaron parte
plazar abstractamente lo que en concreto debe la patria ofre- de un plan editorial de vasto alcance.
cer a cada uno de sus hijos" (ibídem:8). Distintos trabajos han evaluado este proceso de politización
de los contenidos escolares. Otros han analizado los alcances de
La eliminación de la pobreza infantil, la dignificación mate- dicha politización desde la perspectiva de la recepción de los maes-
rial de los niños que'había llevado a cabo el Estado en una prime- tros, bajo la hipótesis de su despolitización (Gvirtz, 1998).
ra etapa la autorizaba a exigir un compromiso polftico de esos
niños, ya jóvenes: "¿cómo esos hijos pueden no querer a una madre
312 SANDRA CARLI CAPITULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA poLtricA 313

Nos detendremos en el análisis de las directivas impartidas a así como de sujetación del niño a una nueva cultura polftica desde
los maestros para la transmisión de la doctrina a sus alumnos. El el espacio de la educación pública.
Ministerio de Educación de la Nación y la Dirección General de Un recorrido por la revista La Obra da testimonio de la pres-
Enseñanza Primaria comenzaron a publica', en 1952, una serie de cripción de nuevos contenidos para las fiestas escolares. En un
Cuadernos para el Maestro Argentino. El N° 1 se ocupó del "Justi- artículo titulado "Las fiestas de la escuela" se indicaba que los niños
cialismo" (1952), y el 4 fue dedicado a "El Plan'Quinquenal en el debían relatar en clase cómo sus padres, sus tíos, sus hermanos
aula" (1953). En el primero se desplegaba la doctrina justicialista mayores, habían festejado el "Día de los Trabajadores"; la maes-
y el imaginario de la Nueva Argentina, y se afirmaba que "toda tra explicaría el significado de la fecha, destacando las conquistas
ideología busca, para proyectarse en el futuro y afirmarse defini- justicialistas. Como se refiere a niños de los primeros grados se
tivamente, ganar el alma de los jóvenes y de los niños" (Ministe- recomendaba que más que comprender "sini ieran emocionadamen-
rio de Educación de la Nación, Cuadernos, N° 1, 1952:14). Se te" (L4 OBRA, 1953a:83). En otro artículo titulado "La escuela en
apelaba a los maestros para que intervinieran en los destinos de acción. Los aspectos fundamentales: conocimiento y emoción"
las nuevas generaciones "formando hombres". (1953b:133) se destacaba la adecuación de la estrategia a las eda-
En el cuaderno titulado "El Plan Quinquenal en el aula" se des de los alumnos. En los tres primeros grados el programa de-
señalaba la constitución de la escuela primaria como "unidad bá- bía "estar impregnado de emoción elevada al máximo"; en los
sica difusora del Segundo Plan Quinquenal. El Plan debía ser estu- grados superiores, en cambio, la emoción podría adquirir "alcan-
diado en el aula por los alumnos en el marco de las unidades y de ces ideológicos fundados en el mayor conocimiento de las cosas
los motivos de trabajo, mediante la inculcación, por parte de los del ambiente y de los postulados del plan" (LA OBRA, 1953b:133).
maestros, de "la visión de la Patria engrandecida por el esfuerzo Se recurría también a la psicología infantil rescatando el valor
de sus hijos". En este sentido "el maestro no debe enseñar las de la imaginación de los niños para justificar la didáctica política:
palabras, sino el espíritu del plan, pero estas palabras hacen excep- "La rica fantasía de la infancia, su despierta imaginación, sus
ción. El niño debe conocerlas y repetirlas porque encierran la finali- poderosas facultades creadoras, ¿acaso no se nutren esen-
dad esencial del plan" (1952:10). La preeminencia del espíritu y cialmente de emoción, que es su savia oxigenadora? Y qué
el énfasis tanto en el significado de las palabras que se debían mejor y más sólido puede ejecutar la escuela primaria fuera
enseñar como en su repetición de las mismas por. parte de los ni- de cultivar, por el ejercicio permanente, esas potencias natura-
ños, aludía en buena medida a la arbitrariedad de la selección de les del hombre que conocemos con los nombres de fantasía e
las mismas: los maestros debían enseñarlas porque ellas forma- imaginación de la infancia?" abídem:133).
ban parte de la doctrina elevada a la categoría de verdad. Por otro
Los maestros, según el mismo artículo, debían manejar el plan
lado se señalaba que había que adaptar el plan a "la mentalidad de
quinquenal como una lintema que "alumbrase hasta en el encan-
los alumnos"; "debe ser ajustado a la medida del niño" (ibídem:13)
dilamiento la siempre poderosa imaginación y fantasía de los es-
con una mayor incorporación de contenidos prescriptivos en los
colares" (ibídetn:133). En buena medida la pedagogía avanzaba
grados superiores.
sobre cierto estado de ficción.
La difusión de doctrina entre los niños se definía como "una
Antes señalamos que esta politización de las generaciones jó-
tarea lenta, persistente, de abnegación y de sacrificio permanente,
venes debe comprenderse teniendo en cuenta, entre otros fenóme-
porque adoctrinar no presupone solamente enseñar, sino también
nos, la nueva ubicación de la niñez en las sociedades de masas. La
inculcar. Vale decir, no es solo ilustrar el conocimiento, es tam- revista La Obra llegó a justificar la incorporación del Segundo Plan
bién modelar el alma", tarea que implicaba-persuasión y conven-
Quinquenal como lectura infantil frente al impacto de los medios
cimiento. Con este método se pretendía intervenir en las posicio-
masivos de comunicación, que borraban las diferencias entre adul-
nes futuras de los niños, considerados como tábulas rasas que
tos y niños. Sostenía en un artículo:
llegaban a manos de los maestros después de haberse saldado la
cuestión social. La difusión escolar del segundo plan quinquenal "El realismo de la vida contemporánea.y la incontrastable
inauguró un trabajo de inscripción de la nueva doctrina en el niño pujanza de la penetración informativa que acreditan los diver-
314 SANDRA CARLI CAPÍTULO VII: Los NIÑOS ENTRE LOS DERECHOS Y LA POLÍTICA 315

sos órganos de la publicidad y la propagánda política —la ra- tura política peronista. Ello explica, en buena medida, el desplaza-
dio, los diarios y el cine— han traído como consecuencia modi- miento de interpelaciones hacia los jóvenes.
ficaciones fundamentales en el ambiente espiritual que rodea En ocasión de la entrega de premios los ganadores de los
a la infancia, cuyo "mundo" ya no está tan ajeno ni tan dis- Campeonatos Infantiles "Evita" y Juveniles "Juan Perón", el 22
tante del que es propio de los adultos. En la calle, como en los de marzo de 1955 en la Quinta Presidencialperón leyó un mensa-
hogares, la agitación mental y emotiva que suscitan los pro- je en el que, recordando la obra de Eva Perón por su política de
blemas sociales en candente elaboración ha trascendido a los dignificación de la infancia, avanzó en la propuesta de la forma-
niños, quienes no sólo escuchan las discusiones y advierten las ción de hombres orientados por una nueva moral. La disputa con
inquietudes ele sus mayores, sino que participan también en
la Iglesia conducía a una discusión de los contenidos de la forma-
ellas, a veces con insólita y grave persistencia" (LA OBRA,
ción infantil y juvenil, y a la argumentación acerca de la impor-
I953c:5).
tancia de una formación moral que no estuviera ligada a princi-
Según el artículo, la escuela había tenido que "acomodar su pios religiosos. Perón sostuvo entonces "Queremos que nuestros
vida y sus labores al nuevo tono que ausculta en los educandos y muchachos sean morales" (PERÓN, J. D., 1955a:10), tarea que solo
le impone, a la vez, la sociedad" (ibídem:5), en una trama de disolu- podía llevar adelante la escuela. Perón afirmó el deseo de: "con-
ción de la distancia entre adultos y niños en las sociedades de vertir al país entero en una gran escuela". La formación escolar
masas. A partir de este hecho, la politización de la educación in- debía ser complementada con la formación deportiva, de acuerdo
fantil adquiría, para La Obra, legitimidad. con un paradigma de educación integral de los cuerpos y las al-
Un factor vinculado con esta situación es el proceso, desarro- mas infantiles.
llado en los años '50, de transición de la sociedad tradicional pa- En su mensaje, Perón comprometió a niños y jóvenes en el fu-
triarcal a una sociedad moderna, urbana, predominantemente ru- turo de la nación, sin dejar de reconocerlos como sujetos que están
ral, y de transformaciones en distintos aspectos de la vida cotidia- bajo la responsabilidad de las generaciones adultas. Dijo Perón:
na a partir de la expansión de los medios de comunicación de masas
"Ya a las muchachas y muchachos que han tomado parte en
(Goldar, 1980). El diagnóstico acerca del achicamiento de la dis-
este campeonato los insto a que en el futuro sigan luchando
tancia cultural entre generaciones adultas y jóvenes adquiere signi-
con decisión y ahínco partí llevar adelante no sólo su propio
ficación en la coyuntura política de los últimos años del peronismo.
pezfeccionamiento, sino también el de todos aquellos en los que
Entre 1954 y 1955 el conflicto entre el peronismo y la Iglesia se
puedan influir directa o indirectamente con su acción. Que si-
había agudizado y había dado lugar a una fuerte reacción religio-
gan luchando, sin detenerse a pensar que hay gente que no
sa contra las medidas oficiales por la muerte de Eva y al enfren-
quiere hacer las cosas, porque pertenecen a otros o porque no
tamiento entre organizaciones juveniles peronistas y organizacio-
les pertenecen en forma directa.
nes católicas. Algunas medidas tomadas por el gobierno, como la Los jóvenes y los niños, en su acción nos pertenecen a todos
sanción de la Ley de Divorcio vincular, la supresión de la Direc- los viejos que tenemos responsabilidades o a los hombres ma-
ción e Inspección General de Instrucción Religiosa, el reemplazo duros que comienzan a tenerlas. Todos estamos obligados a
de la enseñanza de la religión por la enseñanza de moral a cargo colaborar y cooperar con esta magnífica obra que realiza la
de consejeros espirituales provenientes de la Fundación Eva Perón, Fundación.
y luego la derogación de la ley de enseñanza religiosa agudizaron Al agradecerles a todos lo que durante este año han realizado
el conflicto con la Iglesia y modificaron bruscamente el espacio para que se cumplan todos los fines de la Fundación, les pido
escolar. La introducción de la doctrina nactonal había sido uno de que en el futuro nos sigan ayudando. De esa manera ayudarán
los detonantes de la creciente disconformidad eclesial, que comen- al pueblo argentino y merecerán, algún día, el agradecimien-
zaba a ver amenazada su presencia en los procesos de socialización to de los niños y los jóvenes de hoy.
de la niñez y la juventud. Los últimos discursos de Perón dan cuenta Sigamos pensando que todos tenemos esa responsabilidad co-
de esta lucha por la hegemonía a partir de la erosión de la estruc- mún y que al cumplirla estamos realizando, quizá, lo más tras-
cendental que podemos realizar en nuestra. vida" (ibídem: 15 ).
316 SANDRA CARLI

Responsabilidad de los adultos, pero támbién pertenencia de Reflexiones finales


niños y jóvenes al Estado. En un mensaje posterior, emitido 1 de
abril de 1955 para inaugurar el año lectivo desde el despacho de
la Casa de Gobierno, Perón se dirigió a los "Señores maestros y
profesores, muchachos y muchachas" a través de LRA y de la Red
Argentina de Radiodifusión. En ese mensaje, al mismo tiempo que
apeló a la formación de los jóvenes en un humanismo virtuoso,
Perón los interpeló como herederos de la cultura polftica peronista
y les adjudicó una responsabilidad política precisa. Sostuvo lo
siguiente:
"Queremos juventudes que tengan como ideal de vida la educa-
ción del alma como supremo fin y la educación del cuerpo y de
la inteligencia como supremo medio para alcanzar ese fin;
queremos hombres y mujeres llenos de fe en el porvenir de la
patria, que se sientan responsables solidarios del alto destino En este libro hemos recorrido y analizado las series de discursos
que nos inspira como pueblo justo, libre y soberano, que ad- acerca de la infancia que se configuraron en la Argentina en la
quieran plena conciencia de nuestra elevada misión sanmarti- primera mitad del siglo XX. Intentaremos aquí, como cierre de este
niana sobre la unión de los pueblos de América. Que las actua- trabajo, señalar algunas reflexiones finales.
les juventudes argentinas conozcan profundamente los fines y Al decidir abordar un período largo no:, interesó avanzar en el
los principios de política interna, de política internacional, de análisis de las transformaciones que se produjeron en las visiones
defensa y seguridad nacional, económicos, sociales y culturales acerca de la infancia en la primera mitad del siglo XX, en una eta-
que integran la doctrina nacional" (PERÓN, J. D., 1955b:7-8). pa luego de la cual distintos autores señalan la ruptura de la vin-
Perón interpeló a los jóvenes como sostén de la continuidad culación cultural entre las generaciones adultas y las generacio-
de la cultura política peronista, en un contexto en el que esa con- nes jóvenes. Bajo este interés totalizador podemos sostener que
tinuidad estaba en peligro. Los jóvenes son interpelados no como en el caso argentino la emergencia de la cuestión de la infancia ha
creadores de un nuevo orden social, sino como correa de transmi- estado estrechamente articulada a los procesos, concepciones y
sión de la continuidad del peronismo. Ya no como jóvenes prote- alcances de la escolaridad pública como territorio constitutivo de
gidos o privilegiados por las polfticas sociales del Estado, sino la cultura y de la sociedad argentina moderna. Los cambios que se
como sujetos políticos con responsabilidad pública en los desti- producen en distintas esferas, a partir de los años '50 y en espe-
nos de la nación. Muchos de esos jóvenes a los que se dirigió Perón cial de los años '60, no sólo marcan el comienzo de la crisis de los
habían formado parte del universo imaginario sintetizado en la sentidos fundadores de la escolaridad estatal, sino también la irrup-
frase "los únicos privilegiados son los niños", y muchos de ellos, ción de nuevas visiones sobre el niño. La escuela se convierte en
seguramente, fueron después protagonistas de la resistencia pero- objeto de crítica, al mismo tiempo que emergen nuevas estructu-
nista que se inició con el golpe militar de 1955. ras familiares y concepciones sobre la niñez.
Los discursos acerca de la infancia se configuraron en la Ar-
gentina acompañando la fundación de la instrucción pública, es
decir, junto con la instalación del sistema e iucativo escolar a par-
tir de las políticas educativas del Estado conservador en la década
de 1880. Si bien durante el siglo XIX las modalidades de la crian-
za y la educación de los niños acceden a un lugar central (Cicerchia,
1998), consideramos que es con la creación del sistema educativo
318 SANDRA CARLI REFLEXIONES FINALES 319

argentino que la niñez comenzó a delimitarse como un objeto de zados por el incipiente sistema educativo, conforman una nueva
interés, tanto para el nuevo Estado como para la sociedad civil, y población.
desde allí adquiere una visibilidad notoria. La polémica de 1880 La escuela, además de operar como un espacio de inclusión
entre liberales y católicos en torno a la propiedad pública o priva- social y de hibridación cultural, fue el escenario de producción y
da de los niños fue una polémica saldada por la instalación de la circulación de saberes especializados que intervinieron en la pro-
obligatoriedad de la escuela que provocó la presencia de la auto- ducción de diferencias y distinciones de los niños, imbuidos de
ridad del Estado y del maestro en la'socialización infantil, pero a las percepciones vigentes sobre los cambios socio-demográficos.
la vez permitió dar pie a la comprensión de las condiciones de la Las corrientes pedagógicas que se despliegan en el período, que
vida infantil conmocionadas por la gran inmigración y las trans- señalaban la amenaza de una mezcla genética y racial provocada
formaciones culturales que se estaban produciendo en el país. La por la inmigración y evaluada negativamente, protagonizaron un
multiplicación de asociaciones de protección y ayuda a la infan- complejo debate acerca del estatus del niño, cuyas huellas aún es-
cia es indicativa de este proceso de conformación de una nueva tán presentes en la cultura escolar contemporánea. Los discursos
sociedad y de políticas de Estado (Carli, 1991). de pedagogos y maestros, referentes de las nuevas escuelas nor-
Generaciones de niños que, a partir de la obligatoriedad de la males, se movieron en la tensión entre la wcuperación de tradi-
instrucción pública establecida por la ley 1420 ingresaron a las ciones intelectuales europeas y norteainericanas, la combinación
escuelas nacionales o provinciales, se inscribieron a partir de allí con corrientes nacionales y la observación crítica de la realidad
en un orden público desde su condición de alumnos, participando argentina. Pestalozzi, Froebel y Rousseau fueron leídos desde una
gradualmente de una común cultura letrada. Lo .que queremos clave de lectura que combinaba la preocupación por la alfabetiza-
destacar es que la escuela pública en la Argentina ha sido, por un ción infantil y la búsqueda de regularizar la marcha cotidiana de
lado, un importante espacio de inclusión social de niños nativos e las escuelas públicas.
hijos de la inmigración, y por otro, un elemento constitutivo de la Las diversas tesis acerca del niño presentes en los discursos
identidad cultural de la Argentina moderna. pedagógicos se vinculan con corrientes filosóficas de la época (ro-
Mientras en el caso español la imposición de la escuela públi- manticismo, positivismo, krausopositivismo, etc.), con teorías pe-
ca en el siglo XIX se interpreta como un resultado de las luchas dagógicas, con propuestas didácticas, pero a la vez se articulan con
entre burguesía y proletariado y se cuestiona su impacto en la rup- polémicas acerca de las formas político-culturales de construir el
tura de los lazos con la infancia popular (Varela, 1991), en el caso vínculo entre generaciones adultas y generaciones infantiles y de
argentino la escuela operó como un espacio de hibridación cultu- las maneras de procesar el cambio social y el sentido del mismo
ral de identidades sociales infantiles no definidas por su estrecha en la trama de una república conservadora que organiza el Estado
relación con clases previamente constituidas. Sarmiento plantea- pero excluye la participación política de. las masas. El niño, con-
ba a la escuela como un lugar de constitución de la infancia, que cebido como menor sin razón, como salvaje o como inocente, es
dejara atrás los efectos adversos de las familias oligárquicas y objeto de un pensamiento pedagógico sistemático.
proletarias en la crianza de los niños. Puiggrós se refiere, en este Que los procesos de reproducción hurrana de la sociedad ar-
sentido, a un rasgo central del discurso de Sarmiento, que consis- gentina se produjeran en un orden simbólico en el cual la escuela
tía en proponer la creación, a través de la escolaridad pública, de estatal ocupaba un lugar central, no excluyó la creación de formas
nuevos sujetos pedagógicos que operarían generando nuevos su- de segregación de los niños. Un rasgo notorio de la emergencia de
jetos sociales (1991). El fenómeno de la inmigración masiva en la cuestión de la infancia es la temprana presencia de un discurso
países como la Argentina, a diferencia de Europa, resignifica en- segregador de los niños pobres, que si bien forma parte del pensa-
tonces el papel de la escuela en la delimitación de la población miento de la época, sorprende ante la escasa densidad demográfi-
infantil como un sujeto que, a la vez que es identificado (es decir, ca de la población infantil destinataria de las propuestas de segre-
reconocidas sus diferencias respecto de los adultos), funda a la gación. Si bien la vagancia y mendicidad infantil en ciudades como
sociedad argentina, la constituye como sociedad: los niños, hijos Buenos Aires fue un fenómeno destacado hacia fines del siglo XIX
de la población criolla e inmigrante, nacidos en el país, escolari- (Ciafardo, 1992), la persistencia y sedimentación de un discurso
320 SANDRA CARLI
REFLEXIONES FINALES 321

segregador es constante hasta fines de la dee. ada del '30 y permite


comprender la implicancia cultural de las políticas sociales del dernización e innovación de los procesos pedagógicos, pasaje del
peronismo que intentaron romper con los estigmas heredados por niño como objeto de obervación de la mirada positivista al niño
las políticas minoriles. La mirada xenófoba de la inmigración y espiritualizado, al niño activo, al niño analizado por la nueva psi-
cología de la época.
de los hijos de la población nativa a fines del siglo XIX y en las
primeras décadas del XX, cuyos portavoces- fueron sectores oligár- La conflictividad política de la década del '30, y aun más du-
quicos pero también figuras del espectro d unocrático, se mincula rante el período 1945-1955, relegó los debates pedagógicos a un
con la pugna de imaginarios acerca de la proyección europea de la lugar subsidiario, pero ellos contienen elementos interesantes para
argentina moderna y con el lugar nodal de la cuestión de la raza analizar la evolución de la pedagogía argentina después del posi-
en el debate acerca de los procesos de tratismisión cultural y de tivismo fundador del sistema educativo escolar. El papel funda-
cambio social. La multiplicación de los "menores" en el paisaje dor del sistema educativo de las políticas educativas de 1880 y el
argentino fue un efecto de los dispositivos institucionales creados lugar hegemónico del positivismo, invisibilizó el impacto de otras
para atender la "orfandad" del niño. corrientes centrales para la comprensión de la significación de la
infancia en la Argentina.
Esta mirada segregadora se verifica en el terreno de los saberes
que circularon en la escuela y en las instituciones de la asistencia Los discursos acerca de la infancia, a la vez que recibieron la
social. Para sostener argumentos destinados a justificar la exclu- fuerte impronta de la pedagogía y de la psicología, se configura-
sión de los niños pobres de la escolaridad común y dirigidos a ron al calor de los debates políticos, de las tendencias ideológicas
y de las luchas entre sectores sociales, polfticos y educativos. En
fundar tipologías de clasificación de los mismos, saberes como la
criminología fueron funcionales a estrategias de diverso alcance. la Argentina la infancia no quedó afuera de las luchas entre dis-
Una derivación de esa mirada segregadora fue la psicologización tintos sectores por la construcción de un orden social y polftico en
de los discursos educativos acerca de la infancia (Varela y Álvarez los distintos períodos que hemos analizado. La tematización de la
Uría, 1986), que si en una primera etapa fue una respuesta a la infancia se vincula con la constitución de las nuevas generaciones
disolución de la especificidad de la pedagogía por efecto de los como sujetos articulados a proyectos sociales y polfticos y a hori-
zontes futuros. Mientras en los discursos vinculados con el libe-
discursos filosófico-moralistas del siglo XIX, en una segunda etapa
(con la psicología experimental positivista) se convirtió en una ralismo en la visión del niño se planteó cierta distancia y neutrali-
tecnología que obturó la comprensión cultural de los procesos dad respecto de la esfera política, en el anarquismo la infancia dejó
educativos y de los vínculos entre las generaciones. de ser tema exclusivo de los discursos educativos para convertir-
Fue el anarquismo el que imaginó una "educación polftica de se en un enunciado clave de los discursos políticos y, en forma
la infancia" que convirtiera al niño en un sujeto rebelde capaz de más amplia, en un enunciado vinculado con la posibilidad misma
ubicarse en una relación de paridad con el adulto, y desde allí de alcanzar ciertos horizontes futuros. Las críticas a la escuela
impugnó los efectos nocivos de la pedagogI normalista y de las nueva, tanto por parte de algunas figuras del comunismo vernácu-
polfticas de protección. lo como del nacionalismo, coincidían en .lsta consideración del
La riqueza del movimiento de la Escuela Nueva en la Argen- niño como sujeto de la nación: lento pasaje de la pedagogía a la
tina, al menos en el plano de la renovación y de la experimenta- política, que oscila entre la utopía de un orden ihás justo y la retó-
rica del autoritarismo nacionalista.
ción pedagógica, radicó precisamente en haber utilizado nuevos
insumos teóricos y técnicos para pensar la cotidianeidad escolar y En el período que va de 1930 a 1955 la cuestión de la infancia
el lugar del niño, y en haber otorgado un lugar sustantivo a la cues- fue una bisagra para la comprensión de los cambios que se esta-
tión pedagógica en las experiencias escolares. Más que postularse ban produciendo en la sociedad argentina como para anticipar la
como un discurso que reemplazara al discurso fundador introdujo viabilidad de nuevos proyectos polfticos en el contexto interna-
en la ritualidad escolar otras formas de pensar/imaginar el lugar cional del período de entreguerras. Un efecto de ello fue la diso-
del niño, desordenando aquella pedagogía normalista aún atada a lución de las fronteras entre adultos y niños que Sarmiento había
pautas tradicionales de la sociedad argentina del siglo XIX. Mo- construido en el siglo XIX para legitimar la instalación de la es-
cuela y la autoridad del maestro. A partir de la década de 1940, la
322 SANDRA CARLI

mayor simetría entre adultos y niños (a partir de un virtual común Bibliografía general
compromiso con los destinos de la nación). pero también los cam-
bios de la sociedad de masas, la incorporación de la mujer al mundo
del trabajo y la ampliación del espacio de la producción y el con-
sumo, fueron la base sobre la cual intervino el peronismo para
poner en juego una convocatoria abierta a niños y jovenes. La
politización de la cuestión de la infancia fue entonces un resulta-
do de esta nueva inscripción de la niñez en la sociedad.
Los discursos acerca de la infancia configurados en la primera
mitad del siglo XX han marcado tradiciones pedagógicas, han dado
forma a posiciones de los educadores, y han producido interpreta-
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