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LATINOAMÉRICA:

LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

por
JOSÉ LUIS ROMERO

prólogo de
LUIS ALBERTO ROMERO

))((1
siglo
veintiuno
editores '
PRÓLOGO
xvi
INTRODUCCióN
distinto, según el juego de las relacio~es y las ~riori~~des, pues lo ~ue
le preocupaba no era la tax:ono~ía smo la. articulacio:i er: un conjun-
to cuyo diseño total nunca se pierde ~e vista. Las mas. diversa~ c:1e~­
tiones teóricas acerca de sujetos, prácticas, representaciones, dialectl~
cas -que estaba sistematizando en La vida histórica- , ap~~ecen aq~1
en obra. Pero se llega a ellas en una segunda ~ectura, ana~itica .. L~ ~n­
mera lectura, y también la última, muestra sm duda la v.1~a histonca
viviente: el cuadro bullente de la gente, tal como tamb1en se lo en-
cuentra en muchas de las novelas que nutren este libro. A veces, me Este libro intenta responder a la pregunta de cuál es el papel que 1
parece que escribía como Balzac, como Pérez Galdós o como Jorge la~ óudades han cumplid~ ~n el proceso hist~rico l~tinoamerica~o.
Amado. Creo que la comparación le hubiera gustado. Diverso hasta parecer caotico, ese proceso tiene sm duda un h1lo
·c onductor. Seguramente es difícil hallarlo porque cierta homo-
LUIS ALBERTO ROMERO geneidad originaria se ha desvanecido a lo largo de los profundos ·
·:. '. conflictos que. se desencadenaron con las guerras de la Indepen-
~l·· , .d~ncia . Pero ciertas constantes sugieren la posibilidad de que se
··ªUe ;~oculto detrás de algunos de los factores que interiienen
iel lpFoceso: Para un historiador social no hay duda de que el
ino ' que .hay que seguir para encontrarlo es el que transitan
;sóciedades latinoamericanas a través de las singulares circuns-
i_as . en' ·que se constituyen y de aquellas, múltiples y a veces \
·;c~.s;·i en ·q ue se opera su constante diferenciación. Y en ese
~-?r ~Lpapel q:ue cumplen las ciudades --esto es, las · socie- ·
Jurbanas y su densa . creación- parece ofrecer alguna clave
' psible_: en medio de un cuad;o muy confuso. ·
· .e ~tamente, la ciudad no ha desempeñado el mismo papel
_éj.15 ,;p'artes. Brasil constituye un caso extremo, en el que
sqs sociales y culturales pasan fundamentalmente por las
~¡~s durante los primeros siglos de la Colonia ; y en
,ed1da' ocurre . lo mismo en algunos sectores del área
}~dónde la presencia de las grandes haciendas nacidas
ep; "de _la encomienda asume caracteres predominantes .
. !J." esas zonas las ciudades llegaron a alcanzar con el
¡t1?j~i:ficélc~ón que en otras áreas hispánicas tuvieron
iXF1jfl.~?·;m1sm? d~ la colonización, acaso porque Latino:.
bia constituido a artir del siglo xvr como una
. ~imun o ieuropeo, mercanb ur és. Vigorosos
pcentrac1ó:i · e poder, las ciudades aseguraron la
Jl)e,Ultl:lra~:europea, dirigieron el proceso económico,
. .aza~on el perfil de las regiones sobre las que
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10 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS !' INTRODUCCIÓN 11
l
l.
americana. Fueron las sociedades urbanas las que cwnplieron las Casas en su Apologética Historia Sumaria con gran acopía
este papel, algunas desde el primer día de la ocupació~ de la r
11 de antecedentes paganos y cristianos. Y a ese ideal parecía tender
fl¡
tierra, y otras luego de un proceso en el que sometieron y !¡ el mundo mercantilista y burgués que era, cada vez más, un
co11formaron la vida espontánea de las áreas rurales. f! mundo de ciudades. Acaso por eso se acentuó en Latinoamérica ·
La historia de Latinoamérica, naturalmente, es· urbana y ru- 1
la tendencia urbana que se dibujara desde la conquista, y que
ral. Pero si se persiguen las claves para la comprensión del t consiguió arrastrar finalmente a las áreas que habían nacido
desarrollo que conduce hasta su presente, parecería que es en sus ¡ bajo otro signo.
ciudades, en el papel que cumplieron sus sociedades urbanas y l.
las culturas que crearon, donde hay que buscarlas, _EUesto que el
mundo rural fue el ue se mantuvo más estable y las ciúdaCTés i·
1
En general, la América indígena fue un mundo predominante- ·
ueron as que esenca enaron os cam ios artlen o n ~ mente rural, y vastas áreas apenas conocieron la vida urbana.
os 1mpac os externos que rec1 ieron como de as I eo og1as q-µe J. Hubo, ciertamente, en el ámbito de las culturas superiores, algu-

e a oraron con e ementos ro ios extraños. Esa usque a es nas grandes ciudades, como Tenochtitlán y Cuzco, y hubo nume-
· a que se propone realizar este estudio que, en p~cipio, es una 1: rosas ciudades menores, todas las cuales despertaron en distinta •
V historia pero que quiere ofrecer más de lo que habitualmente se 11 medida la admiración de los españoles, Cortés y Cieza de León
~ le pic4l a la historia. w
¡~
ante todo. Y precisamente en la existencia de ciudades fundó
Sin duda, suele pedírsele a la historia sólo lo que puede las Casas su defensa de la capacidad racional de los indios. Pero
ofrecer y dar la historia política: es una vieja y triste limitación I{ la corriente principal de la vida fluía por los campos y las aldeas
tanto de los historiadores como de los curiosos que piden respuesta ti,, rurales, como rurales fueron los caracteres básicos de su cultura.
para el enigma de los hechos desarticulados. Pero este estudio ~
¡1
Las Antillas y Brasil no conocieron centros urbanos. Los pueblos
se propone establecer y ordenar· el proceso de la historia social y •'.
l.!· no fueron baluartes de la defensa contra los invasores, y si Cortés
cultÚral de las ciudades latinoamericanas; y a esta historia puede !. decidió la destrucción de Tenochtitlán no fue porque la temiera
pedírsele mucho más, precisamente porque es lé!_..gµe articula. como baluarte sino por su tremenda significación simbólica: era
lo ·hechos v descubre su tr rofunda. Ácaso en esa trama en ese lugar y no en ningún otro donde debía ser fundada la
profunda estén as claves para la comprensión de la historia de capital hispánica de Nueva España, de la España de Indias.
1as sociedades urbanas e, indirectamente, de la sociedad global. Si los españoles destruyeron Tenochtitlán, los propios indí-
Si en Brasil predominó durante cierto tiempo la ·sociedad genas destruyeron Cuzco; y las otras ciudades y pueblos fueron
eminentemente rural originariamente constituida, en el área his- incluidos en los repartimientos sin que se repararn apenas en
pánica la nueva sociedad fue, desde un principio, un conjµnto su condición de centros urbanos. Sólo su bien escogida situación
de sociedades urbanas junto a las cuales las sociedades rurales se geográfica atrajo a los conquistadores, que con frecuencia se
constituveron como instrumentos económicos dependientes de las
. - ... t 1
instalaron en ellos refundándolos y reordenando su vida según
comunidades coHgregadas en las c.iudades, cuyos sectores preuo~ los módulos de la conquista. Así surgieron Tlaxcala y Cholula,
minantes eran los beneficiarios de 1a explotación del mundo rural. Bogotá, Huamanga, Quito y, especialmente, México y Cuzco,
Y no fue un designio arbitrario de España el poner el acento como poblaciones españolas. Pueblos y ciudades indígenas que-
en ese tipo de sociedad,: de endía de una conce ción de la ciudad daron subsumidos en el mundo nuevo de los conquistadores.
uc tenía vie"a tradición octrmaria y que se había robustecido ,, Fue designio de ellos borrar los vestigios de las viejas culturas
co eriencia de los últimos cmco s1 os que recedieron a 1 indígenas, y 10 cumplieron implacablemente, acaso porque estaban
·. a llesada de os conquistadores a América. ...a cm ad --en rigor, convencidos de que era justo hacerlo con infieles. Si en muchas
"la sociedad urñana- er~ la forma más aira que podía alcanzar la regiones los conquistadores no encontraron sino culturas primi-
vida humana, la forma "perfecta", según había sostenido Aristó- tivas -como en la costa brasileña o en el Río de la Plata-, en
_.__ ___
. teles y lo recordaba a mediados del siglo xvx fray Bartolomé de otras tropezaron con culturas de alto nivel que los asombraron.
12 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
INTRODUCCIÓN 13

Pero en todos los casos un inconmovible preconcepto los llevó mender?. De~ían cumplirla todos, y el instrumento que se puso)
a: operar como si la tierra conquistada estuviera vacía -cultural- en func1onam1ento para lograrlo fue la ciudad.
Desde su fundación misma tenía asignado la ciudad ese
mente vacía-, y sólo poblada por individuos que podían y debían
pa~el. La fundación, ~ás que erigir la ciudad física, creaba uné!.
ser desarraigados de su trama cultural para incorporarlos des-
gajados al sistema económico que los conquistadores instauraron,
~1eda-ª.:_ y a esa sociedad compacta, homogénea y militante,
correspondiale conformar la realidad circundante. adecuar sus
mientras procuraban reducirlos a su sistema cultural por la vía elementos -naturales y sociales, autóctonos y exógenos- al
de la catequesis religiosa. El aniquilamiento de las viejas cul- designio preestablecido, forzarlos y constreñirlos, si fuera nece-
turas -primitivas o desarrolladas- y la deliberada ignorancia sario; La sociedad urbana -compacta, homogénea militante-
de su significación constituía el paso imprescindible para el se co · ' conformada or una ideolo 'a er~ invitada a
designio fundamental de la conquista: instaurar sobre una natu- defenderla e imponer a sobre una realidad que se juzgaba inerte
raleza vacía una nueva Europa, a cuyos montes, ríos y provincias y amorfa. Era una vieja concepción de las posibilidades que
ordenaba una real cédula que se les pusieran nombres como si encerraban las ciudades y las sociedades urbanas: la que habían
nunca los hubieran tenido. elaborad? y puesto en práctica Alejandro Magno y los diadocos,
Distinta concepción de los métodos que debían utilizarse l~s proconsules romanos, los adelantados del núcleo europeo me-
tuvieron España y Portugal. Este último confió la tarea a los dieval que inició la expansión hacia la periferia desde el siglo xr. 1

señores que recibieron las tierras aptas para la agricultura, en Había en el fondo de esa conce ción una teoría de la sociedad i
las · que empezó a producirse azúcar, tabaco y algodón, y donde la c;i:ltura y una experiencia practica que España tra u10 en una... 1

surgieron las plantaciones y los ingenios, unidades económicas y .pohtica.


.sociales sobre las que se organizó la vida de la colonia. Centros Et supuesto de la ~apacidad virtual de la ciudad ideológica "--
administrativos, las ciudades fueron durante largo tiempo simples para conformar la realidad se apoyaba en os premisas: na l ..
factorías que daban paso a la riqueza que se embarcaba para era el carácter inerte y amorfo de la realidad preexistente. La
Europa. Fueron los señores de la tierra los que dibujaron la otra era la decisión de que esa realidad suscitada por un designio
primera fisonomía del Brasil colonial, en tanto que las pobla- preconcebido no llegara a tener -no debía tener- un desarrollo
( ciones urbanas - artesanos y pequeños funcionarios, clérigos y autónomo y espontáneo. Minuciosamente especificada, traducida
pequeños comerciantes- fueron sobrepasadas. Y hasta el si- en prescripciones que aspiraban a prever todas las circunstancias
.,.j glo xvm sólo alguna ciudad -Salvador ele Bahía y, sobre todo, posibles, la política social y cultural española parecía descartar
la Recife holandesa- insinuaba su capacidad de influir sobre la absolutamente la posibilidad de toda contingencia inesperada,
poderosa aristocracia terrateniente, que amaba la vida rural y como si la sociedad que se constituyera al conjuro de un designio
residía en medio de sus posesiones. del poder estuviera al abrigo de todo cambio, de todo proceso de
España, en cambio, imaginó su imperio colonial como una_ f. difere.nciación. En rigor, aguella decisión suponía la percepción
¡ del r o de · o notorio en la ex eriencia española, del
red de cmdades. Sm duda en ciertas regiones · prevaleció la
influencia de"laSgrandes haciendas, o mejor, de los viejos enco- ~ontacto con l~ ,cultura musulmana:. E,ra e riesgo e mestiza Je_
menderos que se hacían fuertes en sus dominios rurales. Pero, [! y la aculturac10n. Y para preverlo, más aún que para prever
i
a diferencia de Portugal, asignaba a la colonización una trascen- ! el de posibles rebeliones, pareció eficaz constituir la red de
ciudades, de sociedades urbanas compactas, homogéneas y mili-
\ dencia que no se agotaba en la explotación económica. Vaga- tantes, encuadradas dentro de un riguroso sistema político rígi-
mente unas veces, muy categóricamente otras, Espafla afirmaba
~ misión que debía realizar un grupo compacto, una sociedªª-. damente jerárquico y apoyado en la sólida estructura ideológica
nuev~ que mantenía sus vínculos y vela5a por el cumplimiento de la monarquía cristiana tal como se había conformado con el
/ d:e aquella. Era una misión que sobrepasaba el objetivo per- ¡.•
apoyo de la Iglesia en las luchas contra los musulmanes primero
sonal del enriquecimiento y la existencia personal del enco- ¡~ y en las luchas contra la Reforma después.
14 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS INTRODUCCIÓN 15

¡
La red de ciudades debía crear una América hispánica, recursos Y escas~s. aspiraciones, y comenzaron a crecer y tonifi-
europea, católica; pero, sobre todo, un imperio colonial en el carse hasta adqmnr, en el siglo XIX, una significación semejante
sentido estricto del vocablo, esto ·es, un mundo dependiente y a la que por entonces cobraban en el área hispánica.
sin expresión propia, periferia del mundo metropolitano al que En esta área e~ proceso fue, naturalmente, más visible.
debía reflejar y seguir en todas sus acciones y reacciones. Para Fundadas .Y manterudas para asegurar la homogeneidad y la
que constituyera un imperio -un imperio entendido a la manera· dependencia del mundo colonial las ciudades comenzaron a
hispánica-, éra imprescindible que fuera homogéneo, más aún, asumir plenamente el papel ideolÓgico que se les había asignado;
monolítico. No sólo era imprescindible que el aparato estatal p.e ro no _rara s~r solamente las intermediarias de la ideología
fuera rígido y que el fundamento doctrinario del orden estable- metropolitana, smo para crear nuevas ideologías que fueran ade-
cido fuera totalmente aceptado tanto en sus raíces religiosas ~uadas re.spuestas a la situación que, espontáneamente, se había
como en sus der'ivaciones jurídicas y políticas. También era
ido constituyendo en cada r~gión. Las ciudades dejaron de ser)
imprescindible que la nueva sociedad admitiera su dependencia poJ:;o a poco remedos de las cmdades españolas -repetidos hasta
y se vedara el espontáneo movimiento hacia su diferenciación;
los no:r:ibres- y co~e~zaron a perder carácter genérico.
porque sólo una sociedad jerárquica y estable hasta la inmoYi-
Ciertamente, s1gweron siendo los focos sensibles de la
lidad perinde ac cadaver, según la fórmula ignaciana, aseguraba
in'fluencia exterior. A ellas llegaban y en ellas repercutían los
la dependencia y su instrumentalización para los fines superiores
. de la metrópoli. Era una ideología, pero una ideología extremada unpactos del mundo hispánico y también del agitado resto del
. -casi una especie de delirio-- que, en principio, aspiraba a mundo, que nunca renunció a integrar a Latinoamérica en el
moldear plenamente la realidad. ~ la realidad -la realidad vasto ámbito del sistema mercantilista. Pero comenzaron a
¡.,. socia cultural- de Latino mé · a era caótica. La audacia cuestionar esos impactos y muy pronto se vio que empezaban
del experimento social y cultural desató des e el primer momento a elaborar respuestas que no provenían del monolítico sistema
innumerables procesos que resultaron incontenibles, y el designio il:p.perial, sino de una prudente estimación de las circunstancias
se fue frustrando. eri que cada una de ellas . operaba. Las ciudades mantuvieron y
Ese designio no fue el de Portugal, y por eso en el ámbito a~ acentuaron su papel ideológi~o, er o ejercitaron propor-
de la colonización portuguesa el proceso fue más pragmático, casi c10nando a su área de irifluencia una ima en e mun o una
l W absolutamente pragmático. La sociedad agraria hizo su ciclo explicación e a coyuntura , sobre todo, un pro ecto a e~ua o
rl( ' ~ completo y delineó un área en la que los señores aceptaron la a as ex ec ivas ue en cada area se i an e mean o.
)

"1
1 formación espontánea de una nueva sociedad y, poco a poco, de
(¡{ ' una nueva cultura. Sólo alteró ese delineamiento la progresiva
presión del mundo mercantilista y burgués . en el que Brasil
-como toda Latinoamérica- estaba incluido como una zona
. Sin duda los cua ros e esas ideo ogías que empezaron a
elaborar por su cuenta las ciudades estuvieron siempre confor-
mados en alguna medida por los impactos exteriores: el de la\
esn_-uctura socioeconórnica de las metrópolis; el de la estructura
periférica. · Y cuando esa presión creció, las ciudades y las socie- soc10económica del ?1undo capitalista.' mercantil y burgués; el
dades urbanas -con sus burguesías progresivamente vigorosas- de las grandes corrientes de nuevas ideas que entrañaban ver-
comenzaron a tener una significación creciente, como no la siones ideológicas de la realidad, explicativas unas y proyectivas
habían tenido en las primeras etapas de la colonización. El ?tras, y ambas en diversos sentidos. Y siem re partieron de la
desarrollo económico y la diferenciación sociál provocaron, inde- rmagen de una América europeizada.. e la Amenca como una
pendientemente de los vínculos políticos, una creciente auto- nueva Europa, inmersa en el sistema de relaciones creado .por
nomía de hecho que se manifestó a lo largo del siglo xvm Europa y dirigido por ella. Pero aun dentro de esos marcos, y
a través de la formación de las burguesías locales. Entonces las muy lentamente, las ideologías fueron hallando su propio camino
r.iudades dejaron de ser los endebles centros administrativos de Y? por debajo de los encuadres generales, comenzaron a cobrar\
un comienzo, poblados por sociedades urbanas de mezquinos cierta autonomía. Pronto podrían manifestarse como respuestas
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espontáneas y definiciones concretas frente a las situaciones presente en cada situación real y en cada momento en que era
reales . í. necesario tomar una decisión: una historia comprometida con
Una definición concreta fue la que se refería a la posición 'I .
h .•
la sociedad urbana compuesta de generaciones sucesivas encade-
real de sada ciudad en el vasto y diferenciado ámbito conti- ,,'!
,.
nadas de algún modo a la misma estructura y al mismo género
nental. La ciudad formal de la época de las fundaciones -la del de situaciones. Tomar conciencia de la peculiaridad de cada 1
acta y el escribano, la espada y la cruz-.- empezó a descubrir s~c~edad urbana fue, p~ra cada una de ellas, esboza: otra ,defi-
que era una ciudad real, pequeña y miserable casi siempre, con mc1ón concreta que se mtegraba en el cuadro de su ideologia.
pocos vecinos y muchos ri~s.gos e incertidumbres. ~pezó a Finalmente, fue una definición concreta precisar cuál era
descubrir que estaba en un sit10 real, rodeada de una reg1on real, la función real de la ciudad. Sin duda compartían todas las
comunicada por caminos que llevaban a otras ciudades reales a ciudades la misma función básica ue les había fi' ado la olítica
/ través de zonas rurales reales, todo con caracteres singulares que ominio de la zona ser baluar
{ ~~·~p.p~pan a cualquier genera~ización curialesca. Y empezó a e la ureza racial cultural e grupo colonizador y promover
-. \ déscubrii:;.•.,ql.l~ 9.e ,todo eso derivaban sus verdaderos problemas el desarrollo de la re ión en que esta an msertas. ero ca a una
.» ·; rd.~:pe:~ÚJ:í.?:V : sµs posibilid~des .futuras. As~,, las ciudades se hicie- . \.
e ellas a ia reci i .o una unc1on específica: eran puertos, o (
';t. ~ Jf~·~ t9ma:qdo. c9nc1encia de la reg10n en la que estaban . !
reductos militares, o centros mineros, o emporios m er cantiles .
{~\f.•;,t¡. ', ' :; :.· ' . ~ Eran funciones muy delimitadas que se relacionaban con el fun-
"~ ~ :/ iíldad .real tomó también conciencia de que cons- cionamiento general del sistema. Pero una ciudad y una sociedad
.~~~~~:~r~b ..~,9 .i J~ de. los primeros vecinos sino la urbana no se fundan en balde. Al cabo de unas cuantas gene-
1}-~h#~Pt~¡- s,1_,,q,usparq~ en. ella, h~vanta;on su casa, raciones, cada sociedad urbana había sobrepasado los alcances
, . .. ~}· s~~ mstal~rron.,en c;:asa, aJena, o se resignaron a la de la misión instrumental que se le había asignado y esbozaba el
.. , ·á>:JV~~lia~ ·qJ~ tonsagra'Q·a su mar.g inalidad; los que vivjeron delineamiento de su función real: la que la ciudad estaba cons-
. íllét11gff'}ff~'Gaj'c». eri Ja;_ dÜdifd y' ppbJaron sus calles y sus plazas; treñida a cumplir, la que la ciudad podía cumplir y la que la
$· H.~l 1'¡ü~n. 'Ji~pútaron ·· por los pequeños problemas cotidianos o sociedad urbana -una y distinta a través del tiempo- quería
~.•jJ'<:)f 1ids' ihas . graves que entraña han decisiones acerca del destino cumplir. Diversas combinaciones aparecieron entre estas diversas
~; d~I ia Ciuda_ d ; y · Juego los herederos de aquéllos y los que lenta- perspectivas, y los distintos grupos socjales dejaron entrever sus
., '.. mente se . fueron agregando hasta . quedar in.c orporados. La disímiles tendencias. Poco a poco, por debajo de las funciones
'· ciudad real tomó conciencia de que era Una sociedad urbana básicas que la ciudad asumía, aparecieron los estilos de vidJ!. del
compuesta de sus integrantes reales: los españoles y los criollos, conjunto y de cada uno de los grupos sociales, dibujando la
los indios, los mestizos, los negros, los mulatos y los zambos, peculiaridad de cada cultura urbana.
todos unidos inexorablemente a pesar de su ordenamiento jerár- Estas definiciones entrañaban una interpretación del pasado
quico, todos unidos en un proceso que conducía, inexorablemente y un proyecto para el futuro : constituían las ideologías especí-
también, a su interpenetración y a la incierta aventura desenca- ficas con que cada una de las ciudades iba sustituyendo poco a
denada por los azares de la movilidad social. Y cada sociedad poco la ideología genérica de la coloruzacjón; y al diferenciarse,
urbana tomó conciencia de que era una sociedad sui gen.eris, remodelaban el cuadro del imperio originario -utópicamente
distinta en general de las sociedades urbanas de las ciudades homogéneo- e insinuaban el nuevo ordenamiento que vendría
españolas y en particular de las otras ciudades latinoamericanas, más tarde.
de las remotas y aun de las próximas, cada ·una de ellas atada a
sus propios problemas y sometida a la singular e irreductible
ecuación que regía ·las relaciones entre sus elementos sociales. El nuevo reordenamiento empezó a dibujarse en las · ú16mas ·
Y tomó conciencia, finalmente, de que había empezado a tener décadas del siglo xvm, cuando el mundo latinoamericano recibió
una historia de la que no podía prescindir, cuyo peso se hacía frontalmente el impacto de la ofensiva mercantilista. Entonces,
............_______________ ~_

19
INTRODUCCIÓN
18 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
·:~ ntrela ciudad y la región. Ese doble proceso --de desarrollº-
las ciudades hidalgas de Indias que· se habían constituido a partir · . 1h~~erónomo y de d·esarrollo autóñomo-- continu? a lo largo del
de las fundaciones se diversificaron según las posibilidades que .·· Periodo independiente, acentuánd~se cada ve~ mas. Los sectores
les ofrecía su situación y su estructura social: unas -perpe- : · · ' tergados durante la época colomal -especialmente los sectores
tuando la ideología de la ciudad hidalga- mantuvieron su ~~ales- hicieron irrupción en la vida pública, pidiendo ~u parte
sistema tradicional, iniciando la marcha hacía un destino de · ~I1 el poder y buscando su ascenso social, con lo cua~ se I?c?rpo-\
ciudades estancadas, y otras -aceptando la ideología burguesa- raron a las sociedades urbanas nuevos grupos que le rmpnnneron
dieron el salto para transformarse en activas ciudades mercan- ~~ - aire vernáculo. Así se intensificó el proceso de desarrollo
tiles -con una vocación internacional que desbordaba los límites ~{itónomo. Pero entretanto un nuevo impacto ex~erno - el d: la
.hispánicos-, presididas por nuevas burguesías que crecían en so~iedad industrial- se hizo sentir sobre las ciudades activ~s
vigor. Fue un cambio profundo, acentuado por otros factores que en las últimas décadas del siglo xrx y forz~ su desarrol~o ~etero­
acelerarían la diversificación: unas que, entre hidalgas y bur- nomo hasta incluirlas plenamente en el sistema. economico, ?el
guesas, preferían mantenerse dentro del área hispánica, y otras, mundo capitalista, cada vez más lanzado hacia una pohtica
decididamente burguesas, que entreveían las ventajas de la inde- ~perialista . .
pendencia política. , Fue la que se inició entonces una época me~os. agitada que
Fue como un a· uste del mundo his ánic un do inter- ia anterior. Las burguesías, definitivamente consutmdas y larga-
!!.acional, mercanti y urgués. nuevo ensayo social, econo- rp.ente experimentadas, aceptaron la id~ología del pro~eso Y
mico, político y cultural que se inició con la Independencia procuraron acentuar el desa~rollo heter?nomo de. la~ .cmdades
movilizó las áreas rurales, pero repercutió fundamentalmente conteniendo el desarrollo autonomo mediante el eJerc1c10 de u.n
sobre las ciudades. Las burguesías que aceptaron el desafío de poder fuerte . Sin duda tuvieron éxito, y el mun~o rural ~e :'10
producir un cambio profundo en la estructura del área que con- constreñido a aceptar el proyecto de los grupos mtermediar~os.
trolaban las ciudades, sometieron en alguna medida sus propios Pero era inevitable que fracasaran al cabo. ~e algunos decemos.
intereses a los intereses comunes; se sumaron a sus filas las A los factores sociales que operaban tradicionalmente se agre-
novísimas élites creadas por el ascenso de los grupos rurales, y garon en muchas de las ciudades activas. otro~ nuevos, algunos
juntas asumieron la misión de darle un proyecto político y una de carácter étnico y social, como las migraciones, Y otros de
o~ientación al conjunto social. Así se constituyó el nuevo patri- carácter funcional como el crecimiento de los grupos afectados a
ciado, comprometido entrañablemente con el destino nacional, las actividades terciarias. Agravados por l a alteración de las
aunque sus miembros mezclaran imprecisamente los intereses relaciones entre el mundo urbano y el mundo rural, los pro~le­
públicos con sus intereses privados. mas urbanos se multiplicaron por el crecimiento ~emogr:áf~~o,
Para entonces comenzó a ser claro que las ciudades latino- por la diferenciación social y, a veces, por la .d~fer~ncrn ~1 on
americanas seguían en su desarrollo un variado destino. Las ideológica entre los grupos. El impacto ele la cnsis financiera
ciudades estancadas acentuaron su aislamiento, sin perjuicio de de 1929 precipitó los cambios. ,
que se manifestaran en su seno procesos sociales muy complejos; Desde entonces el proceso de metropolización .de las n_ias)
y las activas procuraron adecuarse a las exigencias del mundo importantes de las ciudades activas latin?ªll'1:~ricanas d1? la m~d:da
internacional mientras afrontaban también los problemas susci- de la intensidad del proceso de urbamza c1on ele Latmoamenca ,
tados por las transformaciones de su estructura interna. En rigor, e inversamente de la crisis del mundo rural. Lanzadas .P?r el
todas las ciudades latinoamericanas aceleraron a partir de enton- camino del desarrollo heterónomo, las metrópolis . a~qmneron
ces un doble proceso que estaba iniciado desde la fundación. Por cada vez más poder. Las altas burguesías se adh1ne::on a la
• una parte procuraban adecuarse al modelo europeo siguiendo~ ideología de la sociedad ele consumo y procuraron 1mp;ilsa.r
líneasde cambio y por otra sufrían las transformac10nes den:- el desarrollo heterónomo de las metrópolis. Pero las metropohs
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vadas Clesu estructura interaCque alteraban las funciOñes d~ 1a 11n tT'i:>TI1PYlf1() '"'
20' LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

.altas burguesías y, en general, a los sectores sociales integrados,


una vasta muchedumbre de marginales que hicieron inseparable
de la imagen de la metrópoli moderna la de los rancheríos que

l
la rodeaban. Era un inesperado desarrollo autónomo de las
ciudades que revelaba la diversidad de funciones de la ciudad
y las variantes de_ las relaciones entre la ~iu~ad y la región; per~
. que, sobre todo, mauguraba una etapa ae rmportantes cambios
,: en la estructura ·social, económica y cultural de las sociedades
urbanas. No tardaron mucho en manifestarse los cambios po-
líticos. , asta fines del siglo xv, las poblaciones aborígenes americanas
HJbÍan desarrollado su propia cultura y constituían un mundo
c'.t:cltónomo. Pero a partir de la llegada de los europeos el mundo
Una indagación minuciosa de la formación de las sociedades ·•·.borigen se tornó dominado en su conjunto y empezó para
urbanas y sus cambios, de las culturas urbanas -diferentes den- · ·· érica una nueva era, cuyo primer signo fue la formación del
tv91~de~•, ca48: período en cada ciudad, y diferentes dentro de ella '*evas sociedades in~egradas por los invasores y los dominados,
>s"" ' ' · ~:\r¡tI:upds socia.les en épocas de intenso· cambio- ha sido Qrr europeos y a bongenes.
·q pducido 'ª los resultados que expone este libro. En ' •i, .El proceso de constitución de esas nuevas sociedades fue,

'ie:l:-~ '· l>tintualizar cómo juega el desarrollo heteró- :pllsmo tiempo, un proceso de la historia de las sociedades
:;,.;<· gad~s~Jto.n , su desarrollo autónomo, entendiendo ...rígenes y de las sociedades europeas. Pero eran éstas las que
.. ti~go · nu·f sólo se elaboran las culturas y subculturas ,:bí:an tomado la iniciativa, las que desempeñaron el papel
·., .. ,,.;,.J; rº'~tapibiéndas' relaciones entre el mundo rural y el ~~:~tivo, las que orientaron en su favor el curso del proceso.
: '·:.h ;;... ~.~~llf·~~1p:?; !:l En este ·ú,ltimo es donde las ideologías. adquieren :liá ·aventura americana le ocurrió a las dos culturas ero el
1 mas:"'·VIgor .y :. afrontan mas claramente su enfrentannento -un
}.::roceso e a or Europa, como un eslabón de
júego ·dialéctico- con las estructuras reales. :',;,a transformación profunda que se vema operando en ella hacía
: ·siglos, y cuyas consecuencias repercutieron en varias regiones
.,· :ªjenas hasta entonces al mundo europeo. Esta vez le tocaba a
América.
. Cuando el proceso de formación de nuevas sociedades era
ya un problema americano, todavía seguía siendo, desde otro
punto de vista, un problema europeo. Fue la sociedad europea
la que condicionó la invasión, la que imprimió sus caracteres
a los protagonistas, la que fijó los objetivos de la empresa, !a qu.e
~ectó hacia América sus viejos problemas. El mundo ame~­
cano y sus sociedades nativas vieron llegar a los invasores sm
entender qué sucedía, porque su llegada y su comportamiento

no tenían lógica dentro del proceso americano: era una fuerza
¡, que llegaba de fuera y operaba según su propia ley. Para. las
sociedades europeas, en cambio, la invasión. de un mundo aJeno
estaba dentro de la lógica de su propia transformación.
t . Esta doble focalización d~l proceso influyó so~re su comple-
!
( jidad. A partir de cierto momento empezó a mamfestarse como
t.
1
1
1 11 fi
22 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

1
)

'
LATINOAM ÉIUCA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 23
específicamente ámericano. El proceso se radicalizó y sus prota-
gonistas comenzaron a operar según la ley interna de la nueva técnica, estaba rodeada de una periferia amenazadora. Los mu-
situación. Pero hasta entonces, y durante largo tiempo, había sulmanes, los normandos, los eslavos, los húngaros aparecían
formado parte de la historia (le las sociedades europeas que, repetidamente sobre sus zonas marginales para depredarlas y
movidas por ciertas tendencias jncontenibles, sobrepasaron sus ocasionalmente para ins~alarse en ellas, incursionando a veces ha-
propios límites e iniciaron una era de expansión. Es en ese cia el interior del área. Pero la situación empezó a cambiar
proceso de expansión europea donde se insertó el primer extremo hacia el siglo xr. Los invasores de la periferia perdieron agresi-
del proce~o de formación de Latinoamérica; y como la expansión ~,, vidad y, entretanto, densos grupos comenzaron en la Europa
no fue smo el resultado de una larga serie de cambios es en feudal a tratar de restablecer la actividad mercantil.
éstos donde debe buscarse la clave de las actitudes que si~naron Quizá el más espectacular de los cambios fue el que se
aquella formación. produjo en el Meditenáneo. Divididos y exhaustos, los musul-
manes cedieron posiciones, y desde diversas regiones cristianas
occidentales aparecieron grupos que se propusieron hostigarlos
1. LA PRIMERA EXPANSIÓN EUROPEA HACIA LA PERIFERIA hasta el fin. Las cruzadas aceleraron y concluyeron el proceso,
abriendo otra vez el tráfico mediterráneo al comercio entre el
En rigor, la expansión oceánica del siglo xv no es sino una Levante y el Occidente y en muy poco tiempo las consecuencias
segunda ola que repite, con más amplio radio, otra que había de este cambio se hicieron patentes.
comenzado casi cu~tr~ s.iglos antes. Per;o esta de, fines del siglo XI, La apertura del l\tlediterráneo al comercio de los reinos cris-
que dura hasta prmc1p10s del x1v, esta en la genesis del proceso tianos suscitó no sólo una actividad intensa en sus orillas, basada
. en el comercio de productos tle lujo, sino que suscitó también una
( de cambio y por eso revela inequívocamente la peculiaridad del
proceso expan sivo. .intensa actividad continental a través de las rutas troncales
. El viejo núcleo de la Europa romana había sufrido a lo .. - , fluviales en su mayoría- y luego a través de las secundarias
,,
'I largo de los siglos sucesivas crisis que modificaron su fisonomía. que se internaban en todos. los rincones. Y no fueron ya los
1

Su propia división interna inició la destrucción de la vasta unidad artículos orientales los únicos que circularon, sino que sobre las ·
en mismas rutas del gran comercio comenzó a organizarse la del
. la que se, .encuadraba
. la economía mediterránea·' las inva-
s10nes germamcas prnnero y el dominio de los musulmanes en el pequeño comercio interregional: el de la sal, el vino, el aceite,
· que h abía sido el mar romano concluyeron la obra . El sistema los paños, las pieles, las maderas, la cera. Y además, el de los
T mercantil se quebró, las ciudades y la vida urbana cayeron en géneros alimentarios y las pequeñas manufacturas locales.
1,
P.lena d;cadencia, y en poco tiempo toda el área adquirió una Pero alguien debía ocuparse de todo esto. Desde fines del
I· fisonomia fuertemente rural. Es allí, en el viejo núcleo de la siglo x, en algunas regiones, pero, sobre todo, desde el siglo XI,
Europa romana, y después del cierre del comercio mediterráneo una clase nueva comenzó a constituirse: la burguesía, modesta,
en_ ~l siglo vm, donde se constituyó poco a poco la sociedad casi insignificante al principio, cada vez más próspera a medida
cnstrnnofeudal -una sociedad dual de mil.ites et rustid- en la que se ordenaban los mercados y se regularizaban los negocios.
q?e se ordenó la situación creada por tantas y tan profundas Ni milites ni rustici, los burgueses fueron en rigor hombres nue-
1 circun~~ancias. El señorío econ?~camente autosuficiente fue la vos; una nueva moral, una nueva idea de la vida, una nueva
e~pr~s10n de su estructura econ?m1ca.' como la monarquía feudal,
'1
actitud frente a la realidad los identificaría muy pronto como un
eJerc1da por un rey que era przmus znter pares, fue la expresión grupo social de caracteres totalmente nuevos. Su ámbito natural
) de su estructura política. Para el siglo xr esa sociedad estaba fueron las ciudades, que ellos vivificaron algunas veces y otras
sólidamente constituida. levantaron como escenario natural para sus actividades y su
)- Incomunica~a y débil, ~sentad~ en la trascendencia y clesde- fonna de vida.
_nosa de la reahdach la Europa feud al, en plena impotencia Hubo una verdadera explosión urbana. Innumerables aglu-
( tinacíones, pequeñas acaso pero pujantes, aparecieron esparcidas-
LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 25
LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

Por sobre las rutas de conquista de los invasores, los señores


por los campos, a las orillas de los ríos o del mar, sobre el borde
iniciaron el camino de la reconquista. Quizá las más importantes
o en el cruce de los caminos, al lado de las murallas de una
fueran las del Mediterráneo, por el que se comunicaban regiones
abadía o un castillo. También despertaron muchas antiguas bien conocidas entre sí como de economía complementaria. La
ciudades adormecidas, poblándose y sumándose a las nuevas cruzada demostró que podía volver a ser navegado y que en las
formas de actividad. En el seno de los sefioríos las nuevas socie- costas del levante quedaban establecidos centros abiertos al co-
dades urbanas mostraban inequívocamente una actitud hete- ''l' mercio europeo. Los señores labraban reinos y ducados, pero tras)
rodoxa, aun cuando no se suscitaran enseguida enfrentamientos ellos -o con ellos- llegaban los mercaderes que inauguraban
como los que se producirían más tarde. Pero la actividad misma un activo tráfico comercial. Pisanos, genoveses, normandos,
era peligrosa: iniciaba la transformación de los lazos de depen- ingleses, venecianos, se hicieron fuertes en las nuevas bases mer-
dencia económica y social, abría nuevas posibilidades para las cantiles como Jaffa, Acre, Biblos, Constantinopla misma después
nuevas generaciones, activaba la formación de una economía de la más extraordinaria aventura de francos y venecianos con-
monetaria. certada con el nombre de cruzada.
Por otra parte, la ciudad no sólo satisfizo ciertas aspira- Así recuperó el Mediterráneo el papel económico que había
ciones de los nuevos grupos: la seguridad, la libertad; también tenido durante siglos. Las viejas ciudades despertaron de su
puso en fliridonamiento un mercado -un espacio libre donde se sueño señorial pata movilizar sus recursos y, al tiempo que
encontn1ban -vendedores y compradores bajo la garantía de un $urgían, irrumpieron como nuevas sociedades burguesas con
· po~~r- , - y muv pronto puso en funcionamiento una economía irreprimible fuerza creadora, que se manifestaba tanto en los
de . m~r_ca'do. La ciud~d fue, pues, no sólo la forma de vjda audaces proyectos con que se voleaban para afuera como en las

~
ad,optada · or las nuevas sociedades u constituían, sino ue formas de vida que se daban a sí mismas. Era como un rena-
. emostro . er el más activo instrumento de cambio del sistema cimiento romano al que en cierto modo servía el mundo musul-
· e relaciones económicas y sociales. Y no so o eso. El mercado mán de la costa africana, complementando y diversificando sus
que congregaba a vendedores y compradores se convirtió en un posibilidades.
foro en el que los miembros de la nueva sociedad comenzaron a Pero la reactivación del Mediterráneo no se redujo a sus
dialogar, a cambiar opiniones, a uniformar actitudes a partir costas. Desde ellas partían las rutas que transportaban los pro-
de la crítica del comportamiento aieno a elaborar normas e ductos que iban o venían a sus puertos; y en ese tráfico innume-
ideas, a delinear proyectos. Uno de e;os proyectos pudo ser rables ciudades, grandes y pequeñas, recogían beneficios que
activaban sus propios circuitos comerciales, más restringidos. De
1 .1\

lii
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~y lo fue- el de sob~epasar los límites del mercado urbano para
acrecentar las ganancias. todos modos, el área mediterránea no era ya la única que intere-
saba a ese mundo que se había constituido después de las inva~
'1!'
111 En rigor, estaba en la esencia del nuevo estilo económico
! I'
una evolución semejante. El mercado mostraba el juego de la siones germánicas y que avanzaba hacia el Atlántico y el centro
1
\11\ oferta y la demanda, y recogía muy sensiblemente las posibili- y norte de Europa.
Sobre las rutas de invasión de los normandos habían surgido
dades que se ofrecían para su ámbito. Multiplicar el lucro sólo
,\\ ya innumerables centros comerciales conectados entre sí dentro
requería estar presente en otros mercados.
del ámbito del Mar del Norte y la costa atlántica. Era una zona
,t Multiplicar el, lucro era un ~bjetivo económico, propio de
las nuevas burgues1.as. Pero conqmstar otros mercados podía ser
surgida y organizada en la época carolingia y en la que siguió
;1 a la disolución de ese imperio, de modo que carecía de tradición
1 '
i un~ empresa superior a s~s fuerzas y, sobre todo, ajena a sus
i'
romana. La producción, la circulación y el consumo de bienes
aphtt~des. Era un,a conqmsta. Así, muy precozmente, a fines
se desarrollaron en ella según el juego · ~e-5 nuevas circuns-

!l
del siglo XI quedo esbozado un cuadro de confusas relaciones
tancias, y al cabo de poco tiempo estaba en intenso funciona-
:' entre las burguesías y !~s señor:s, quienes tomaron a su cargo
\ '.' miento en áreas muy extensas que llega an no sólo hasta el
" la empresa de la expans1on del nucleo burgués europeo.
~
1 \,
26 LA'l'l;'\OAMÉHlCA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
_LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA
\ ' 27
norte de Alemania sino mucho más allá a través del mar Báltico
y aun de rutas qu~ partían ~e sus orillas hacia el. inte;ior y se
EL PAPEL DE LAS CIUDADES EN LA EXPANSIÓN
intenrn ban en Rusia y Polom_a. Como la del Medlterran_eo, esa
¡,., HACIA LA PERIFERIA
expansión tuvo algo de espontánea,_en ci;~nto fue pro_mov1da por
núcleos de mercaderes, y algo de s1stemabca. Los senores a~o~­
pañaron el proceso ec~nómico; y ~i~ntr~s el Ha:isa Germamca ·E~ este proceso de expansión hacia la periferia las ciudades cum-
organizaba el mecamsmo del trafico mtern~c1onal, da1:1~ses, plieron un papel singular, tan importante que cristalizó en una
~xperiencia destinada a tener vasta repercusión.
ingleses y normandos dieron los pasos necesarios para umhcar
. políticamente el área creando una estructura ?e . poder dent~o ,t •· La ola expansiva fue contemporánea de la explosión urbana
5~, en rigor, los dos fenómenos fueron uno solo. Al crecimiento
de la cual se moviera la nueva corriente econom1ca. F~e ~as
extensa, sin embargo, la red comercial del Hansa que el amb_It? ;tlemográfico de las ciudades y a su reactivación económica
que los señores consiguieron organizar políticament:, q;uza '.a compañó una tendencia a sobrepasar los límites del mercado
porque fue más fluida; del mismo modo q~e en el Med1terraneo J,iibano. Fue n ecesario contar con los señores que encabezaron
no Jlegó a constituirse ningún poder polí~co que encuadr~se el · la empresa militar, pero todos comprendieron que sin esas ciu-
fluido sistema económico de las grandes ciudades como Genova, . ,dades activadas por la burguesía, ni la empresa hubiera sido
Bar\":elona o Venecia. · •: ,posible ni hubiera tenido sentido. Sólo la nueva economía
. Hacia el este, fueron los señores y los mercaderes alemanes [ ·,~~nnitía desplegar el aparato necesario ara alcanzar ob ·etivos
' los que ~omenzaron la ma~cha expansiva :r:ifs all~ del Elba. ,;· 't an istantes y tan 11c1 es; pero so o a nueva economía justi:.
Jefes de las regiones fronterizas cuya ocupac10n habia que ase- ' ficaba esas empresas que, racias a ell se tornarían extremada-
gurar, los señores fundaron ciudades -S!ettin, Lübe~k, ~ostock, . ip.ente fruc eras. a expansión periférica fue la tarea que las
Riga- y obtuvieron el apoyo de la Iglesia y de los mrrugrantes JJ~guesías urbanas propusieron tácitamente a las" clases s~ño­
alemanes. Mercaderes muchos de ellos, se incorporaron en esas . riales, esbozando un ajuste entre dos grupos que, e1i rigor, funcio-
re!riones -y en otras, como Bohemia y Hungría- a las nuevas ., naban de manera distinta . Pero de allí en adelante procurarían .
o
ciudades y a las ya existentes como un grupo m.ercantI·1 y acaso encontrar un entendimiento y así se constituyó una sociedad
feudo burguesa.
artesanal. También eventualmente ocuparon tierras. Y ~ntre
las zonas cuyo desarrollo mercantjl promovían y las antiguas ~dad no fu e sólo el instrumento que hizo posible
ciudades alemanas se suscitaba un intenso tráfico que extendió la expansión hacia la periferia: fue también el instrumento
la enorme red de la nueva Europa. que se decidió usar para consolidar la expansión y para asegurar
Entretanto, en el extremo opuesto, grupos cristianos obliga- .¡
sus frutos. El señor y sus guerreros constituían la vanguardia
ban a retroceder a los musulmanes en la península ibérica. En
f de una columna mixta en la que se entrecnlzaban combatientes,
la costa mediterránea la expansión desde Cataluña liberaba mercaderes y eclesiásticos. La vanguardia llegaba a destino y
buena parte de la costa levantina; en la costa atlántica, entre- cumplía la primera parte de la operación: Balduino o Bohe- .
tanto, se recuperaba Portugal; y desde el pequeño reino de mundo, Adolfo de Hollstein o Enrique el León, Alfonso VI o
Asturias se fueron ocupando y repoblando los valles del Duero Jaime I. Conquistado el señorío, una vasta operación mercantil
y del Tajo hasta que Fernan~o . III penetró en Andalucía y comenzaba. Si la región adquirida era despoblada, la ciudad
redujo a los musulmanes al remo de Granad~. Esta fron~e~~ ·surgía, fundada formalmente, como Lübeck o Riga, o repoblándose
viva entre cristianos y musulmanes fue la úmca que subs1st10 las abandonadas como Zamora o Astorga, para constituir simul- f
: ' en una Europa en la que el tráfico mercantil había alcanzado táneamente un baluarte militar y una factoría. La muralla y el ~
una gran fluidez . mercado eran los símbolos de estas dos funciones que la cm a
'··i'I \¡ comenzaba a cumplir. Si el combatiente aseguraba un tipo de
! 11· ;! relación entre la ciudad y la región -el dominio milita~ Y {
'! político--, el mercader aseguraba otro que consistía en orgamzar
28 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 29
la economía regional alrededor del mercado urbano. Y entre- modificaciones, el área sometida e incorporada se mantuvo defi-
tanto la ciudad rica y guarnecida, aseguraba la cohesión y la nitivamente. Esta lección no sería olvidada.
segu;idad del g~po conquistador. Si, por el con.trario, ~a región
adquirida era poblada, como en el caso de Palestma, Asia Menor
1:
l:
:. !'
o Andalucía combatientes, eclesiásticos y mercaderes entraban 3. ACTITUDES SEÑORIALES Y ACTITUDES BURGUESAS
1 ¡' en las ciudades conquistadas, ocupaban los primeros los bastiones
t;!
y las defensas, los religiosos los templos y los mercaderes empe- El ·mecanismo de la colaboración señorial y burguesa, que co-
zaban a tomar, simplemente, los hilos de la compra y la "."enta, menzó a funcionar fluidamente con motivo de la primera expan-
todos aprovechando la infraestructura existent~ para rev~rtir sus sión hacia la perifería, siguió perfeccionándose con el tiempo.
efectos neutralizando la influencia de los antiguos dommadores Fue establecido en los hechos, sin teorías, como resultado de las
y murtiplicando la propia para asegurar la cohesión, la segu- limitaciones que cada una de las clases veía en sus posibilidades,
rid.ad y los beneficios del grupo. Así hicieron lo.s cruzados en y con esa claridad que otorgan las etapas primigenias de los
Palestina, confiándole a pisanos, genoveses o venecianos la explo- · · procesos, en los que todavía los hechos pueden discernirse fácil-
tación de los negocios que se anudaban en cada ciudad y los que mente sin la interferencia de interpretaciones ideológicas. Para
podfon . an11darse cqn las ciudades occidentales; y así hic.ieron lanzar la expansión europea -que es el primer eslabón en el
· Iós ; gmquist~dores hispánicos que entraron en Toledo, Lisboa, desarrollo del capitalismo- las dos clases se buscaron para
"'$'eyi~lª<«9 .CQ:r:goba: . . c;-0mplementarse, con prescindencia de lo que cada una repre-
· 1 i;. La ;:experie11c:i<.l el~ los que, habiendo olvidado la estrategia sentaba y tratando de sumar en un mismo esfuerzo las actitudes
"militar antigua, sólo cónocían las formas de la guerra señorial, diversas y aun antitéticas.
confirmó ,_() redescubrió-- una bien conocida verdad de los

! antiguos acerca, del . papel de la ciudad como avanzada en la§_


· regiones conquistadas. La cmdad fue, para los caballeros, como
un castillo, con sus murallas y torreones, sus fosos y sus puertas,
· esto es. un baluarte; pero, además, fue para ellos y para los
Ciertamente, tanto la vieja como la nueva clase tenían sus
propias concepciones de la vida, bien definidas las dos, aunque
la de la burguesía no estuviera para esta época tan acabadamente
formulada como la de la clase señorial. Y en lo fundamental
eran antitéticas; pero constituían una antítesis que, como todas
mercaderes que los acompañaban, un recinto cercado dentro del las fundamentales, sólo se manifestaba al extremar el análisis y
cual funcionaba un mercado v solía haber calles diversas en alcanzar los últimos · fundamentos y las últimas consecuencias
las que se abrían tiendas y talleres, y acaso las moradas .de ~os de sus términos. Entretanto las actitudes pragmáticas permitían
orestamistas que financiaban algunas arriesgadas y promisorias amplias coincidencias, y uno de los rasgos de la naciente sociedad
empresas. Para los hombres de iglesia, además, la ciudad er~, feudoburguesa-y de la correspondiente cultura feudoburguesa-
no sólo fortaleza y mercado, sino también centro de catequesis fue sortear hasta donde fuera posible un análisis extremado de
y
para los infieles centro de vigilancia para la fe de los recién los hechos para evitar un enfrentamiento en el terreno de las
llegados, siempre susceptibles de debilidades cuando estaban cuestiones últimas.
fuera del control social a que estaban sometidos en sus lugares La clase señorial tenía una concepción trascendente de la
de origen. Era, ues la ciudad un instrumento erfecto de domi- vida y creía en el fundamento sobrenatural de todo el sistema
nación · naturalmente, ara uien dominara la ciu ad. quienes de relaciones vigentes en el mundo. No fue siempre así, cierta-
:!ominaron las ciuda es establecidas, repobladas u ocupadas en el mente, pero llegó a serlo en el período que transcurre entre la
período de la primera expansión del núcleo europeo hacia crisis del imperio carolingio y el siglo xr. Poseedora del poder,
· la periferia, entre los siglos XI y xm -señores, clérigos y ~ur- era también poseedora de la tierra, un bien de producción sin
gueses-, multiplicaron su eficiencia gracias a la com aCidad duda, pero cuya significación sobrepasaba largamente los límites
l del u o y a a concentracion e zas ue ello si ni ica a.
. Gracias a eso, a prrmera expans10n que o firme y, con algunas
de sus funciones económicas en la sociedad feudal. Lo carac-
terístico de la óptica señorial fue, precisamente, que consideró
1¡·
I'
11¡¡
¡¡,. LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA
31
i
30 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

deslindar sus papeles: apoyar la formación de los señoríos, dejar


la riqueza en tierras como algo q~e el poder l; otorgaba p~r
correr la organización que el señor quisiera establecer en la tierra
añadidura: AP_?_de~_pri!E.9!:.~- y_J_~-..:~~~..2ues, co~o efecti-
vamente hábía ocurrido puesto que la poses10n aera .tierra reco- ocupada, intervenir en la creación y el desarrollo de toda esa
atra riqueza que no era, en principio, poder, - la riqueza
nocía como fundamento último el derecho de conqmsta. .,
'1:1'1

! ¡.
La clase burguesa, en cambio, nacía con una concepc10n mueble, monetaria- cediendo a sus aliados lo imprescindible!
inmanente de la vida, o si se prefiere, naturalística y profana. para que se sintieran beneficiarios de la empresa, pero explo-
11 1: 1
tando a fondo las posibilidades que les daban sus recursos, esto es,
Marcadamente agnóstica, no se esforzó en declarar su pensa-
1 l i
miento y sólo lo hicieron ocasionalmente lo~ pensadores Y los los de esa subestructura de la economía monetar ia, que por
artistas que fueron su conciencia. P~ro sus actltu~es lo, r~velaban, entonces montaba la burguesía internacional a través de la vasta P\
1,

1
¡:I
1

1¡~ :1
aun cuando practicó el enmascaramiento ele lo~ fmes .ult1mos que
perseguía con una sabia hipocr~sía. No habia nacido al ca!or
de una vasta aventura de conqwsta y poder como l~ clase s;no-
red del mundo urbano.
En rigor, así nació en los hechos el capitalismo: con la
primera expansión europea hacia la periferia y con el primer
¡)
1 i
! i'
rial sino en el seno de la estructura feudal que esta creo; Y ensayo de complementación de objetivos y de aptitudes de la
il l sur~ió aprovechando una fractura para escapar de su t.otal do- clase señorial y la clase burguesa. Este esquema se hará cada
¡ l! !

l vez más sutil y complejo; pero no variará en lo fundamental.


ti

11
1

l
minio, constituyendo a su vez una subest~u~t.ura depen~1ente en
principio pero que demostró fuertes pos1~1hd~~es de md.epen- r
~.
1:
Las sociedades feudoburguesas lo consolidarán durante el período
de retracción de los siglos x1v y xv en que ellas mismas se conso-
1 dizarse. La palanca para forzar su ema:r;tcip~cion fue el dmer?,
11. V
,i'
·¡·

i¡ lidan. Y cuando empiece la segunda expansión europea -la


( y la subestruct~ra dep~ndien.te que constituyo fue un,a ~conomia b
11
! \ monetaria. Asi alcanzo la riqueza. Pero lo caractenst1co de su ,,,.
¡.,
oceánica del siglo xv- el esquema volverá a fun cionar como
cuatro siglos antes, cada vez más sutil, cada vez más complejo,
1óptica fue que se centró en la riqueza, y se J:naginó que .el poder '" en el fondo el mismo.
(era algo que la riqueza podía da~ por añadidura, aun sm negar l
i
1
¡¡ que pudiera obtenerse por otra via, como lo demostrab~ palm~- ~.

! riamente la experiencia de la clase feudal. La burguesia penso, '


¡
4. EL AJUSTE DE LA SOCIEDAD FEUDOBURGUESA
1
pues, que, al menos para ella, J,a__flqueza e:r:a-wim,..ero )'.:.~LPQ.Q~
después, como efectivamente CollS~ ex~~encia a traves
ClelOque ocurría con las nuevas soci~~ades ya~ncias. El primer ciclo de expansión de la economía urbana dura desde
En el ejercicio de la colaborac10n senonal y burguesa a el siglo XI hasta principios del XIV. Es un período de intensos
través de las campañas de la primera expansión ~uropea, .fue cambios económicos y sociales. La burguesía hace sucesivos expe-
evidente que estas dos concepciones c~nfluyeron ~m excesivos rimentos : explora mercados, elige los productos de cada sector
choques. Las clases señoriales propusieron los fmes n:ascen- de intercambio, monta diversos tipos de organización mercantil Y
dentes: la misión religiosa en primer lugar, y la gloria que financiera; y alternando los éxitos con los fracasos termina por
perseguían los guerreros. Luego admitiero~, otras finalidad:s ~ás lograr un orden económico más o menos estabilizado. En esos
concretas: el poder, bajo la forma de creac10n de nuevos sen_?n~s, experimentos, las burguesías de las diversas ciudades sufrieron
ya imposibles en el núcleo europeo. Pero cuando la clase senonal muchas alternativas. Grandes fortunas se desplomaron y otras
decía "el poder" quería decir "el poder y la riqueza". Así cons- nuevas trataron de remplazarlas, representadas siempre por el
tituyó los señoríos, se posesionó de la tier:a y trató de obtener gran triunfador del día, acaso el caído de mañana. Pero com.o
todos los beneficios que se obtenían de la tierra feudal. Pero no conjunto, la clase burguesa también se fue ordenando y estabi-
iban solos. Los burgueses asentían a los fines trascendent~s lizando a lo largo de esos experimentos. Se constituyeron los
declarados, y consentían en colaborar para ~Ica:izarlos; ~,m patriciados locales, los grupos que precozmente acumularon
embargo ellos sabían que cuando la clase senonal decia el riqueza y poder y aceptaron encabezar la lucha de la i:ueva
poder", quería decir "el poder y la riqueza", y se apresuraron a sociedad contra el viejo orden jurí<lico y político, con el fm de

1

\i
¡¡ 32 LATINOAMÉRIC:\: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 33
¡1
. ¡,
1~ obtener el sistema de garantías y franquicias necesarias para el Sin duda, el patriciado siguió buscando el apoyo de las clases
i1 ejercicio de las nuevas actividades mercantiles. La comuna, los señoriales para sus grandes empresas económicas cuando impli-
1 fueros, los estatutos y las cartas fueron los objetivos perseguidos, caban un problema· territorial y político. Y sin duda, las clases
.1
1 :¡¡
: ,, a veces a través de verdaderas revoluciones que suponían ideas señoriales trataron de aproximarse a los sectores burgueses que
intuían los negocios, descubrían las oportunidades, imaginaban
1
iifn
11¡
1!
muy claras y mucha fuerza por parte de los demandantes, mucha
debilidad de los demandados y, en todo caso, una fractura impor- 1 los medios, disponían de los capitales. Cada negocio concreto
1 ¡· ' .,:-.a partir de la commenda- aproximaba al rico y al noble.
1
:¡·d tante en la estructura tradicional. Generalmente el patriciado
1[ 1¡
1 j:,!j ... obtuvo lo que deseaba; y si no lo obtuvo a través de enfrenta- Luego estaban las alianzas matrimoniales, la señorialización de
U¡ tal o cual burgués, el aburguesamiento de tal o cual señor. El
)! 1 mientos lo logró por graciosa e interesada concesión del señor,
¡¡ i'
l'i Il· o acaso mediante el pago de una fuerte suma. Pero a medida
que obtenía riqueza y poder, logró en casi todas partes el status
lujo dispendioso del patricio enriquecido lo acercó por el modo
de vida al noble; la mediocridad económica del aristócrata empo-
¡¡,I jurídico que le convenía, a través del cual reordenó la nueva brecido lo hizo descender a una modesta burguesía. Y los esca-
"'
:I¡ sociedad urbana asegurándose en ella la preeminencia. lones intermedios de tan sutil y compleja escala terminaron por
A partir de principios del siglo XIV comenzó cierta retracción crear una gama muy tenue en el sector de las clases al tas,
que se acentuó después de la peste negra en 1348. Todo se hizo dejando quizá de lado cierta gran nobleza cortesana.
1111
difícil, empezando por la obtención de mano de obra artesanal. .: Quedó por debajo toda una vasta y diferenciada masa de
¡. 1¡!1 Hubo hambres, epidemiás y carestías en todo el ámbito de dase media y clase popular, urbana y rural, que sufrió todos los
II'' Europa y el Mediterráneo. Un proceso de reajuste de la nueva ~mbates de esa contracción social y económica de la que resultó
1i sociedad y la nueva economía empezó entonces y se manifestó ,' ,, el reajuste de las situaciones sociales. Fue la que más sufrió las
i1 en tQdos los órdenes de la vida. ,pestes, las hambrunas, la que pagaba los gastos suntuarios, la que
111 El mismo poder real entró en una crisis grave. En busca absorbía las pérdidas de los empresarios, la que no alcanzaba a
!i!
de la centralización del poder había enfrentado a las aristocracias obtener participación política en ningún nivel o la perdió rápida-
~ :' apoyado generalmente en las burguesías; pero el proceso se mente si alguna vez llegó a tenerla. Esas clases se rebelaban
complicó y los intereses en juego -moviéndose entre las viejas a veces en grandes sublevaciones campesinas o en grandes mo-
:t y las nuevas ideas- suscitaron conflictos interminables: guerras tines urbanos. Pero eran inexorablemente vencidas y, en el
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dinásticas, luchas civiles, conjuraciones palaciegas. Pero hubo un
signo común: la monarquía, tratando de ajustarse a la nueva
sociedad, buscó el control de todos los resortes del poder. En el
mejor de los casos, sirvieron de instrumento para el ascenso de
afortunados aventureros. La Europa de los siglos xrv y xv ofreció!
el espectáculo de la impotencia de las clases medias y populares,
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11. IJ
fondo había una tensión inevitable entre burguesía y feudalidad, ·que alcanzó también a los estratos inferiores y quizá medios del
I"' y las alternativas del enfrentamiento se manifestaron de muchas bloque f eudoburgués.
¡i,¡1 maneras. Hubo desafíos frontales, como el de Etienne Marcel y '¡ Entretanto, también se fueron ajustando las relaciones eco-
11 \'
los Estados Generales de París, en 1356, que dibujaron prema- nómicas. Los primeros pasos del capitalismo desembocaron en
i\¡ : ¡ turamente un modelo de estado moderno parlamentario. Pero una definida política mercantilista: era la concepción burguesa,
1 !
tras los esporádicos conflictos frontales, burguesía y feudalidad la que conducía al pacto. Su núcleo fue la convicción de que sin
1 !i ; trataron de aliarse, sobre todo para contener la creciente movi- algún apoyo de la estructura no se podía luchar contra la estruc-
1 11:
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·¡ lidad social: para fines del siglo xv lo habrán conseguido en casi tura. O dicho de otro modo: la ampliación del horizonte econó-
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toda Europa, sin perjuicio de que grupos de uno y otro lado se mico, con la previsible multiplicación de las ganancias, implicaba
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'll , 1 resistieran al pacto. Así quedó constituida la sociedad feudo- riesgos y dificultades que no se podían sobrepasar sin el apoyo
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burguesa, la que ensayará la segunda expansión europea más del poder poiítico. Cuando las burguesías urbanas qlJ.isieron
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allá del océano en el siglo xv, la que constituirá el sustento del integrar un mercado regional para extender sus posibilidades,
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mundo moderno hasta el siglo xvm. descubrieron que necesitaban el apoyo de un señor territorial que,
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34 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 35
eventualmente, afrontara una guerra. Y cuando empezaron a
pensar en mercados más extensos aún, allí estaba el monarca los adelantados de la primera cruzada. Y una vez que los cruza-
o el gran duque que se sentía feliz de brindar protección a tan dos hubieron logrado establecer señoríos y controlar puertos, ese·
lucrativa actividad. Los burgueses de las comunas ya no con-¡ comercio 8e multiplicó sobre la base de productos naturales
tab~n: era necesario ser burgués del rey, esto es, del mercado --exóticos para los occidentales- y de la refinada artesanía.
nac10nal: Era u:1 trueque de servicios que se complementaban: Poco a poco se diferenciaron dos nociones. El Oriente signi-
/ ficaba, sobre todo, el lujo, según una inextinguida tradición que
los Bardi en el siglo XIV, como los Fugger en el XVI, financiaban
el poder real. remontaba a la época romana; pero poco a poco se percibiría
que lo que llegaba del Oriente no eran tan sólo objetos elaborados
dentro del cuadro de una cultura refinada y diferente, sino
5. LA SEGUNDA EXPANSIÓN EUROPEA HACIA LA PERIFERIA también productos que provenían de una naturaleza extraña,
desconocida en Europa, como el azúcar y las especias: de la
A medida que se perfeccionaba el ajuste de la sociedad feudo- im recisa sugestiva noción ue evocaba el mundo del Orí nte
burguesa se procuró extremar el aprovechamiento de todas las em ezó a despren erse la ima en del mundo tropical.
posibilidades que ofrecía el área económica constituida tras la A lo argo del siglo xm ese comercio había prosperado y las
prime.ra .e~pansi.ó-':1 hacia la periferia. Pero las posibilidades no ondas de su expansión se advertían en toda Europa. Era, en
e~an mfmitas m magotables. Tras la explosión demográfica del realidad, el gran comercio internacional. Cabía activarlo, y ante
siglo XI se estancó el crecimiento de la población y hubo luego las noticias que llegaban acerca de los cambios que se habían
una acentuada ret.~acción desde mediados del siglo x1v. Las socie-__ producido en el hinterland del mundo musulmán, los venecianos
dades uedaron fi adas y los mercados limitados. Por To demás -como los castellanos luego- procuraron toma.e contactu ron el
las crisis políticas y s?cia es a qmneron tremenda intensidad y :insospechado mundo de los mongoles, acaso posibles aliados de
tornaron mseguras o impracticables las rutas, a lo largo de las los cristianos occidentales y en todo caso señores de las regiones
cuales los mercados se retrajeron. Cada circuito local intensifiéó de donde venían muy deseados productos, la seda entre otros:
su actividad, pero los grandes circuitos sufrieron las consecuen- Marco Polo y sus hermanos cumplieron ese itinerario hasta el
cias ~e los enfrentamientos entre las áreas que se delimitaban corazón de Asia. Pero los resultados no fueron positivos. Fruto
t::aba1osamente a lo largo de duras contiendas. ¿Se organizaría de la agitación asiática fue la crisis del mundo de los Seldyucidas
. fanalmente el estado borgoñón? ¿Dominaría el reino francés y la aparición del creciente poder de los otomanos, que ya en la
la costa atlántica? ¿Conservaría Inglaterra su influencia en primera mitad del siglo xrv habían dominado la Anatolia Y
Fl~ndes? ¿Se unificarí~n los estados del Báltico? ¿Lograría puesto, finalmente, los pies en Gallipoli sobre la costa europea
· umdad mterna el Imperio? ¿Prosperarían los reinos de Hunaría
B.ohemia o ~o.lo~a? ¿Ser~a Barcelona un principado inde~en~
de los Dardanelos.
Ese nuevo poder trastornó todo el sistema comercial del
diente? ¿,l!mficanan sus mtereses Castilla y Aragón? Todo el Mediterráneo. Los otomanos vencieron en 1360 al imperio gTiego
map~ pohtico de Europa estaba cuestionado, pero tras ese cuestio-
en Andrinópolis, y establecieron allí su capital a la espera de
namiento estaba el de los grandes circuitos económicos el de la que cayera Constantinopla. Con la victoria de Kossovo en 1389
P.osibilidad de lograr nuevas áreas de influencia, el de 'controlar
se aseguraron el dominio de casi toda la península de los
ciertas rutas. La economía europea entró en un período de Balcanes, y en 1396 vencieron en Nicópolis a los cruzados del
estancamiento. ·~'
rey Segismundo de Hungría, apoyados por la flor de la caballería
. La más prometedora p~sibilidad era la del comercio que ·~ francesa. Sólo la amenaza de Tamerlán, que los acosaba por la
traficaba con los productos orientales. Desde antes de la primera \ espalda y los derrotó en 1402 en Ankara, pudo obligarlos a
cru~ada, los vei:iecianos habían de~cubierto la posibilidad de intro- I; detener su avance hacia el oeste. Fue por entonces cua:i~~
ducirse en el sistema del comerc10 oriental. En realidad fueron ·,,' Portugal -el más occidental de los países de Europa- conc1b10
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LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 37
36 LATINOAMÉRICA: LAS C IUDADES Y LAS IDEAS

Escravos, al tiempo que Castilla explotaba el mismo negocio en


la idea de busc~r su pr~pio mundo tropical y su propio Oriente,
explorando las islas occidentales y la costa africana. sus posesiones de las islas Canarias .
Pero los portugueses siguieron avanzando por la costa afri-
.En reali~ad todo empezó a partir de las profundas trasfor- cana. Alcanzaron el cabo Bajador en 1434, y en 1441 llegaron
mac10nes sociales que Portugal experimentó después de 1380 al cabo Blanco, al ~ur del cual erigieron en 1448 el primer fuerte
cuando llegó al poder la dinastía modernizante de los Avis' en la bahía de Arguim. Fue en esa zona donde iniciaron er
imp:Ulsada por un movimiento burgués. Un país que no habí~ tráfico esclavista que tanta importancia tendría para el desarroll°'
podido hacer frente a la flota castellana cuando puso sitio a de las plantaciones. Entretanto, en 144'5, llegaron a Cabo Verde,
Lisboa en 1372 por falta de recursos navales se transformó en
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poc.? t:empo .en una gran potencia marítima, sobre todo por el
desde donde alcanzarían las islas de Cabo Verde. La muerte del
infante don Enrique introdujo una pausa en las exploracionesr
desigmo pertmaz de uno de los hijos del fundador de la dinastía pero al reanudarse más tarde llegaron primero hasta la zona
. el in~a:1te don Enriq.ue a quien se llamó el Navegante, qu~ ecuatorial y luego en 14·88, con Bartolomé Dias, hasta el extremo
canalizo una. ten?e:ici.a de la nueva sociedad que se consolidó meridional de África. Una imagen deslumbrante del mundo
con el camb.10 dmastlco. Desde su castillo de Sagres, en los tropical -la que Camoens elaboraría más tarde en Os Lusiadas-
Al.garves, el mfante acumuló y sistematizó la escasa experiencia empezó a trabajar la m ente de los portugueses, quienes muy
existe~t; sobr~ la ~avegación occidental, reunió la cartografía, pronto asociaron el tropicalismo, antes que nada, con el tráfico
ca~aclto l~s tripulaciones, organizó el saber náutico y perfeccionó de esclavos. Por esa vía nacieron nuevas fortunas, se reactivó la
la mdustna naval. Fue una afortunada campaña sobre Ceuta en agricultura portuguesa y pareció posible una colonización en
1415 lo ;iue. lo decidió a emp:ender esta tarea . Porque al tiempo gran escala de algunas regiones sobre la base de la mano de
que habia liberado al cornerc10 entre el Mediterráneo y el Atlán- obra esclava.
tico de la amenaza de los piratas musulmanes había tomado Los castellanos tenían ·cierta tradición marinera en el At-
conocimiento de las tierras tropicales de la Guine~. lántico, pues su flota, -nada desdeñable en el juego político
Cualquiera fuera el lugar donde estuvieran las tierras tro- y militar de Europa- operaba generalmente desde los puertos
~irales parecían ofrecer insondables perspectivas~ Dueños de las de Galicia y Asturias. Por la época de los descubrimientos po~tu­
islas Madera alrededor de 1420, los portugueses tenían ya cuatro gueses habían conseguido poner pie en Canarias, cuya conqmsta
esta?l~cimientos al promediar el siglo, cuando se instaló ·el primer culminó con la ocupación de Palma en 1490 y de Tenerife en
molm? para l? manu~actura de la caña de azúcar. Fuertes capi- 1492, pero desde muchos años antes habían renunciado a com-
tales mternac10nales mtervenían en el desarrollo de las planta- petir con Portugal en el área africana, como quedó asentado en
ciones Y los ingenios, judíos v flamencos sobre todo, acaso geno- el tratado ele Alca<;ovas de 1479. Fue así como prestaron oídos
veses. Ya en 1456 apareció el azúcar de las Madera e.n el a otros proyectos y apoyaron el de Colón que culminó en 1492
mercado de Bristol, y no mucho después en Constantinopla en con el descubrimiento del continente americano.
Venecia, en Génova y, sobre todo, en Amberes, que se tran;for- En los diez años subsiguientes los españoles siguieron explo-
maría ~n el gran emporio de la nueva riqueza de Portugal. Las rando afanosamente las costas del Caribe. Los portugueses, entre-
plantac10nes de caña y la industria azucarera se extendieron tanto, lograron dar la vuelta al cabo de Buena Esperanza Y
desr:ué: a las islas Azores, que el gobierno portug-ués confió a tocaron Calicut, en la India, en 1498; y poco después, otra flota
capJtahstas fl~mencos, luego a las islas de Cabo Verde y más portuguesa mandada por Pedro Álvarez Cabral, que retomó el
tarde al Brasil. Entretanto, un nutrido tráfico de esclavos afri- camino que acababa de iniciar Vasco da Gama, tocó las costas
canos había empezado a desarrollarse a partir de 1441 y tres brasileñas en abril de 1500. Los hitos quedaban marcados. l!n
años después funcionaba una compañía para la trata en l~ ~iudad vasto esfuerzo económico y militar permitiría en pocos decenios
de Lagos, bajo la dirección del infante don Enrique. No mucho construir los dos grandes imperios coloniales, el portugués Y el
después se establecía en Lisboa, bajo jurisdicción real, la Casa dos español.
38
LATINOAMÉRlCA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 39
LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

cial sólo satisfacía a los sectores mercantiles de cortas ambi-


ciones. El Atlántico ofrecía mucho más y, sobre todo, lo ofrecía
6. LAS SOCIEDADES QUE CREARON LOS IMPERIOS
no sólo a los sec~ores mercantiles sino también a los sectores
de la nobleza ambiciosa, empobrecida o a punto de empobrecerse,
~ás que las coyunturas políticas y económicas en las que los
y especialmente de la pequeña nobleza ~los hidalgos- que
rmpenos fue:on creados, importa percibir el tipo de sociedad ponía sus esperanzas en la política renovadora de la casa de Avis.
9-ue s~ constituía desde tiempo atrás en cada uno de los paíse; Fueron esas clases las que supieron constituir la alianza feudo-
rmpe~iales. ,Porque tanto Portugal como los reinos de Castilla y
burguesa que decidió explorar el Atlántico, las islas occidentales
Aragon habian pasado por graves crisis en las remotas vísperas
y, sobre todo, el continente africano.
de la empresa transoceánica, y el ímpetu expansivo tuvo mucho
Don Duarte, el segundo de los reyes de la dinastía de Avis,
que ver con ellas.
reconoció la existencia de una nueva sociedad. A la tradicional
Fue en la. segunda mitad del siglo x1v cuando se produjo el concepción tripartita -expresada reiteradamente en España por
desencadenanuento de esas crisis, y los procesos que entonces se esa época-, según la cual se componía de "oradores, defensores
ge~eraron fue:on los que desembocarían fluidamente en una
y labradores", el rey portugués oponía, en su obra El Leal
achtu.d expa:isrva que .no , po~ía satisfacerse en los caminos ya Consejero, una división de la sociedad mucho más diversificada:
transitados smo en los rncogmtos que se ofrecían más allá de los
oradores, defensores, labradores, pescadores, oficiales y menes-
mare,s. . Fue ento:r:-ces cuando los grupos sociales, las estructuras
trales. Pero lo importante es que cada una de esas clases había
econ~n;trcas, los sistemas políticos y las ideologías empezaron a
tomado una fisonomía nueva y singular. A la antigua nobleza
adqmn:, los caracteres que, madurados, impusieron su sello a la
expans10n. empobrecida y agotada había sucedido una nueva nobleza ·--la
que encarnaba el condestable de Juan I, Nuno Alvares Pereira---,
La. ~inastí? borgoñona naufragó en Portugal en la tremenda
ávida de tierras, honores y riqueza, que iaqueaba a la corona
conmooon social que duró de 1383 a 1385. Típica revolución
exigiéndole donaciones u oportunidades de conquistar bienes.
bu:guesa, ;ecogió los hilos de la crisis de la sociedad tradicional
Y en sus últimos escalones se constituía una multitud de fidalgos
e mauguro una nueva problemática tanto para las viejas como
mancebos, desposeídos en virtud del principio del mayorazgo,
par~ las, nuevas. clases. Y de esa sacudida surgió con Juan I
recelosos de emprender ciertas actividades para no comprometer
la d1:11astra. ~e A :is, cuya política no podría librarse de las circuns-
su condición nobiliaria, y que aspiraban a que la corona les
tancias º.ngmanas, puesto que ella misma encarnó la voluntad
abriera horizontes para ganar las tierras que no tenían.
d~ . camb10, . Fue, en consecuencia, una dinastía modernizadora
Pero las tierras estaban en crisis en Portugal. Un acentuado
disp1; :sta, sm duda, a satisfacer las aspiraciones de la noblez~
tradic10nal, pero canalizándola dentro del esquema feudoburgués éxodo campesino las dejaba sin cultivar, mientras crecían en las
que proponían las nuevas clases. · ciudades no sólo una burguesía próspera sino también sectores
medios y populares casi miserables. Dos políticas se esbozaban
Bloquead? Portugal en el norte y en el este por Castilla
no faltaron.' sm embargo, quienes quisieron tentar la expansiór~ en la primera mitad del siglo xv, representadas por dos de los
hijos de Juan I: una, la del infante Enrique el Navegante, que
en ese s~n,tr~o, aprovechando los resentimientos de una enconada
lucha dmashca. Pero, tras duras e infructuosas experiencias el
tratado de Alc~govas cerró esa posibilidad en 1479. Otros se~to­
res, los. 9ue meJor representaban la mentalidad renovadora de la
1 procuraba la expansión ultramarina de Portugal -"desangrán-
dolo", según decían sus adversarios- y otra, la del infante don
Pedro, que fue regente de su sobrino Alfonso V, que pugnaba
revolu~10.n. de 1383 y de la dinastía de A vis, optaron por explotar
por una intensificación de la agricultura y de la pesca, del
las pos.1b1hdades que ofrecía el camino del Atlántico. Una estre-
cha ª,hanza sellada con Inglaterra a partir de 1373 se comple- f comercio marítimo, del tráfico de esclavos, de metales y de
especias. La primera parecía atraer a los nobles y la segunda
a la burguesía. Pero las dos políticas resultaron coincidentes, a
mento con el forta~ecimiento de las relaciones entre los puertos
portugueses Y las cmdades flamencas. Pero esa activación comer- ·¡1:
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medida que los estratos inferiores de la nobleza se aproximaron
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40 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA
4!
a los grupos mercantiles -portugueses e internacionales- que
avanzaron en la conquista y colonización de las islas y las costas siglo xu. Por eso surgió allí una sociedad feudo burguesa que
africanas. No fue en Ceuta ni en Marruecos -conquistado por tardaba en constituirse en Castilla.
Alfonso V- donde lograron canalizarse estos intereses paralelos: De todos modos, el intento tenía posibilidades mientras se
fue en las islas del Atlántico, donde empezaron las plantat:iones mantuviera un cierto equilibrio entre la burguesía, apoyada por
y la industria azucarera; fue en e~ Áfri~a, ~onde pr?s.peró el la corona, y la aristocracia. Pero dejó de tener las cuando, poco
tráfico de esclavos; fue en el vasto rmpeno oriental eng1do ~or antes de que triunfara en Portugal la dinastía modernizadora
Gama Almeida y Albuquerque, donde se montaron negocios de Avis, se precipitó un cambio inverso en Castilla al caertf ··-
fabul;sos y efímeros; pero fue sobre todo en el Brasil, especial- asesinado Pedro I en 1368 por mano de Enrique de Trastamara,
mente después de 1530, donde una explotación metódica creó una su hermano bastardo aliado a Francia. Pedro I había extremado "
inmensa riqueza por obra de los "señores de ingenio", esto es, la política antinobiliaria, apoyado en los sectores que tenían los
hidalgos trasmutados en empresarios, sostenidos con el aporte mismos adversarios que él. Y la dinastía de los Trastamara
de los capitales que les proporcionaban los intermediarios flamen- sirvió, en cambio, los intereses de la aristocracia y dejó que
cos y judíos que comercializaban su producción. sobreviniera una verdadera r~1ªQr._ación feudal: nuevas y reite-
radas donaciones a los señores debilitaron lahacienda real v
Distinto fue el caso de Castilla, estado atlántico hasta media-
transfirieron numerosas ciudades de realengo al poder de los
dos del siglo XIII y desde entonces mediterráneo tam~ién. Una señores.
burguesía de cierto empuje había crecido desde el siglo XI en
El viraje fue grave, porque desde entonces se dislocó aún
muchas ciudades que, a su vez, habían recibido directa o indirec-
más la política de un país -Castilla- que estaba obligado a
tamente el impacto de la reactivación comercial, gracias al_ cual
jugar en el ámbito de dos economías, acaso en crisis las dos.
un tráfico interregional y marítimo comenzó a desarrollarse. Pero Los Trastamara carecieron de visión económica y acompañaron
el vigor de las viejas aristocracias era mucho mayor, y crecía no el destiempo y la miopía de una aristocracia que no entendía el
sólo cuando las necesidades de la defensa frente a los musulmanes mundo mercantilista que se constituía y que no estaba dispuesta
obligaban a la corona a convocarla, sino cuando las crisis internas a ceder el paso a quienes podían entenderlo mejor: una burguesía
-minoridades o guerras civiles- las dejaban dueñas de l~ que, como lo probó en las Cortes de Madrigal de 1438, parecía
situación. No pudieron las burguesías sobreponerse a ellas, m tener algunas ideas claras sobre la situación v los mecanismos
siquiera cuando se estrecharon los vínculos con la monarquía; operativos que empezaban a prevalecer. Porque ceder el paso
porque aunque se fortalecieron, trabajó su estructura interna no era ceder una parte del poder, y la aristocracia de la época de
sólo el poder real, celoso de su ascenso, sino también su propia los Trastamara ·demostró que era lo único que no estaba dispuesta
dinámica interior, pues muchos de sus miembros prefirieron la a hacer. Enfrentamiento entre grupos nobiliarios, problemas
-1 riqueza raíz y eventualmente los honores de la caballería villana
o de la hidalguía a las aventuras mercantiles.
Con todo, la alianza con la monarquía tonificó su poder.
dinásticos y las guerras civiles e internacionales que se derivaban
de tales cuestiones coincidieron con las preocupaciones latentes
f,! . por la presencia de los moros en Granada para impedir cualquier
Pero no fue eso lo importante en su forcejeo con las viejas aristo- intento que significara una apertura, fuera del muy modesto de
cracias. Lo grave fue que, aun con poder, no tuvieron las bur- las islas Canarias.
guesías un proyecto capaz de atraer a la aristocracia, ni en la Los estados levantinos, entretanto, habían ido mucho más
línea de expansión cantábrica ni en la mediterránea. En ambos lejos desde que el estado territorial de Aragón se uniera a Cata-
ámbitos la burguesía castellana había llegado tarde y sólo reali- luña en 1137 en época de Ramón Berenguer IV. La comunidad
zaba operaciones de rutina, muy distintas, por cierto, de las que de intereses de la alianza feudoburguesa facilitó la política agre-
( la burguesía, catala~,ª ofreció a los caballeros ar~goneses .cuando siva de las burguesías catalanas en el Mediterráneo, que desem-
se constituyo la umon de los dos estados en la prrmera mitad del bocó en vastas empresas territoriales y mercantiles: la conquista
' 1,
de las Baleares entre 1229 y 1235, la conquista de Valencia en
LATINOAMÉRICA EN LA EXPANSIÓN EUROPEA 43
LATINOAMÉilICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
42 ,. ta. ofensiva contra Granada que concluyó con el aniquilamiento
1238, la ocupación de Elche y Alicante en '1266, regio~es t~das ,; del último reino musulmán de la península y la incorporación de
donde hubo tierras para los seflores y que q~edaron mch~1das · . $.'-1. territorio a Castilla. En el mismo campamento de Santa Fe,
en el área cada vez más amplia de las operaciones con~erciales ·;. desde donde se había diri Ido la u ra se firmaron las ca itu.
ue presidía Barcelona. Esa política no se _d~~uvo, A fmes d~l · ~con ns o a o ón para que iniciara su viaje trans-
;iglo XIII Pedro III se apoderó del reino de Sici~ia, Y, poco d~spuet p._tlántico. Y poco despues, segun deseos expresos de la reina Isa6el,
se desplazaban los almogávares por el Mediterraneo orienta , .. ·~al Cisneros inició la conquista del Magreb con la toma
constituyendo estados cuya soberanía reconocería Pedro IV. ~e ,,.• de Orán.
Aragón. Y mientras se debatía el problema ~e ,la ocupacion Esa aristocracia que había sido sometida sin contemplaciones
real de Córcega y Cerdeña, Alfonso V conq.msto ~~ remo de ~ ~n Castilla, y que finalmente había acudido a la corte de los
Nápoles en 1432. 1!na cerr.ada red mercant,il crecio cada vez ;-p,eyes para obtener sus favores, no era ya Ja misma que había
más en el Mediterraneo occidental. Fue la epoca _de. oro de la ~ ~ostenido la política feudalizante de los Trastamara, que había
burguesía barcelonesa, porque Barcelo.na era la prmc1pal. be~e­ } resistido, y vencido al fin, el intento centralizador de Álvaro de
ficiaria de la intensificación del tráfico dentro de, W: cir~mto '' Puna, y hasta había resistido en un comienzo a los reyes católicos.
que ella controlaba. Ascendente en poder econom1co } :r; ·.ra en ri or, una aristocracia políticamente vencida
prestigio interno e internacional, la burguesía bar~elonesa asp~ro onservaba an arte e su po er social económico Sobre
a acentuar la autonomía de que disfrutaba en el s1stem~ pohtico ,do conservaba su prestJg10 como estrato social supremo, pres-
de la Corona de Aragón, y comenzó a ~ensar en la mdepen- gio que no había podido socavar la formación de grupos mer-
dencia del Principado de Cataluña al morir Alfon~o V en 1~58. ~,.;:-11ntiles ni había sido alterado por la gravitación de las nuevas
En rigor, se trataba de disolver la alianza establecida tr;~ siglos f!,C?rmas de riqueza. Sometida políticamente, siguió predominando
entes por Ramón Berenguer IV entre las ciudades ma~itrmas Y ;~1,1ando la monarquía hizo el ajuste de las fuerzas que la apoya-
el reino territorial que constituía su hinterland, o sea d~solver la ,~~~m, precisamente porque reprimió las pretensiones de las bur-
alianza feudo burguesa que estaba en la base de la, soCiedad d_el tg. µesías, a las que además asestó un duro golpe cuando expulsó \
ámbito político y económico de la Corona ~e Aragon ..~at~luna ¡·¡;~ Jos judíos y destruyó todo el sistema de conexiones con la red )

- . Barcelona, fundamentalmente- encabezo la revolucion :::.~pa­


1
.'~;,,mercantil y financiera que operaba en Europa.
ratista en 1462, pero la sociedad feudoburgu~sa estaba demasiad.o .~:- · Aún le quedaba a la burguesía castellana sufrir los embates
comprometida con la est~uctura tot~l .~el re~no -tanto la te_r,n- ·.i:}de sus rivales de Flandes y Alemania, protegidas por la. alianza
torial como la mercantil- y resist10 el m~ento de }eces1on; ~ de los Reyes Católicos con los Habsburgo. Pero ya estába pro-
Cuando la revolución fue definitivamente vencida_ en 1412, quedo bado que no podía levantar cabeza frente a la aristocracia. Su
reconstituida la alianza o, mejor, quedó reconocido el hecho ~e 'J ·imponente presencia había empujado hacia la tierra a vastos
que la alianza era irr,ev~rsible e~ el reino de A7agón; Y. el sis- sectores ue en otras circunstancias que no fueran las de la
tema político y economico que mtegraba ':11:-edo_, consohd~do a :· reconquista, se hu ier · · or as act1vi a es mercanti es
fines del siglo xv por la campaña de reuruhcac10n de Napoles .Q in ustria es y as hubieran reforzado: eran los ca a eros vi a-

. emprendida por Ferna:r_ido el Catól~co. . nos o ciudadanos, ue desde lar o t1em o habían asumido en

~~
La unión de Castilla y Aragon, consagr~~a. con el matri- ,Casti a e go 1erno de los municipios. Pero, a emas, a arista-
monio de Isabel y Fernando en 1469, parec10 maugurar. ~na .cracia trasvasaba su prestigio hasta sus más ínfimos escalones,
nueva etapa. Viv~s las experiencias _de las últimas guerras Civil~s los hidalgos primero, y los que lograban hacerse hidalgos y acaso
-en ambos reinos, Isabel y Fernando mtentaron y logr~ron r~ducir · los que se hacían pasar por tales. Fue para este sector, precisa-
las tendencias insurreccionales de la ari•tocracia, al mlsmo t1;mpo mente, para el que pareció no haber salida en la estructura
que ordenaban jurídicamente la situación de_ las burgue;ias, a económica y social de España. No hubo muchas mercedes para
las que, por lo demás, se les ofrecerían seg1:lr.1dades y estimulo~ los pequeños hidalgos de Extremadura, Castilla, León o Anda-
para su desarrollo. En un últin10 intento decisIYo, se desencadeno
44 LATI N OAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

lucía misma después de la conquista de Grana~~' sobre. l.a <_lUe z. EL CICLO DE LAS FUNDACIONES
tenían puestos los ojos voraces las grandes farruhas nob1h~nas,
verdaderos poderes insaciables a las que ~a corona d~mest1caba
enriqueciéndolas. Quizá pensó en esos hidalgos la rema I~abel
cuando formuló el programa de expansión de ~~pafia ~acia el
' l
Magreb, que inició el cardenal Cisneros. Y qmza penso en l~s
clases populares, urbanas y rurales,. que s.e apretaban dentro ae
una estructura económica rígida y sm horizontes.
En esa misma línea se inserta el a poyo al proyecto de e~pe­
dición transoceánica. Los éxitos portugueses -,éxitos e_conóm1cos, Una vez alcanzadas las costas americanas y reconocido el litoral,
sociales- preocupaban a la nueva monarqma espa~ol.a. Pero los españoles primero y los portugueses después, comenzaron el
también preocupaban los problemas so.ciales y e;:onomicos que · proceso de ocupación del territorio. A partir del establecimiento
quedaban planteados, sobre ~od? en Ca~tilla, despues de. l~ ~ecupe­ de la Isabela en la Hispaniola en 1493, y a lo largo del siglo XVI,
ración final de todo el terntono esi:anol. Momento ~ificil de l.a ese proceso se cumple mediante la fundación de numerosas ciu-
,. ecohomfa tanto en el área atlántica como en el are~ med1- ,. dades, actos políticos que desde el primer momento se forma-
. f.teiránep., '1as clases no privilegiadas -inclusive las q:-ie solo eran lizan. El marco institucional es común: se apoya en una legis-
nominalníente privilegiadas- no tenían acceso ~ la tierra, man?- ; '; .~, .lación homogénea, en costumbres muy arraigadas y en prescrip··
. ;polizada por las ·grandes ·familias . La indu,stna y ~l comerc10 :. ,~·,:~;,'.s.;iones prácticas análogas, si no idénticas. Inicialmente, pues, ,
.'ténían escasas per·spectivas para las burguesias espanolas en un ::.!;:'§[~tos fenómenos urbanos son similares, tan similares como son los
mundo que se cerraba -el ~editerráneo- ~ en un mun~o que . ·~~:textos de las actas de fundación o los primeros actos institucio-
€8taba regulado de manera férrea desde hacia ~~gunos siglos Y .;·~~tpales de reparto de solares o de establecimiento de cabildos.
_que ;avanzaba cada día ,m ás en esa ~~rrea r:gulac10~ c~mo era ;l '·¡(Precisamente, uno de los aspectos más importantes del desarrollo
· Atlántico. Una vez mas la expans1on hacia la penf~na parecia ·~ · u rbano en La tinoaménca consiste en la ro esiva diferenciación
ia única solución, y España la halló, como la hallana Portugal, ~· ~ cmdades y de procesos ur anos ue han comenza o~
·en un momento crucial de su desarrollo. ·'·:@énticos. Esa similihld imcia constituye un hecho as1co para
r~xplicar los conflictos entre las condiciones impuestas en un
principio y las necesidades y posibilidades que aparecieron luego
en cada lugar y en cada circunstancia.
Ciertamente, el territorio y las poblaciones americanas impu-
sieron ciertos rasgos a la ocupación primero, y a la colonización
después. Las distancias, los accidentes geográficos, la sorpren-
,i dente novedad de la fauna y la flora, las particularidades climá-
ticas y, sobre todo, los insospechados caracteres de las culturas
a~orígenes, sorprendieron a los conquistadores y les impusieron ,
-cierto tipo de conducta: los dos términos del proceso contribu-
yeron a asignarle fisonomía peculiar.

q
La mayor sorpresa de los conquistadores fue, sin duda, la
que les deparó el descubrimiento del mundo tropical. No toda
América· lo era, ni lo era toda el Asia o el África. Pero los
conquistadores tenían la obsesión del mundo tropical -un ámbito
l¡I
1 1 económico complementario de la Europa templada-, cuyos pro-
l1!1I
46 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
.
·.· EL CICLO DE LAS FUNDACIONES
.
47
duetos habían llegado al Mediterráneo sin que los europeos
pudieran conocer durante mucho tiempo sus lugares de origen; >parecer válidos. Pero .en última instancia ningún europeo dudó
y como dieron con las zonas tropicales de África, América y .· d~ qu.e era un conqmstador, con todos los derechos que da la ·
Asia, identificaron el mundo colonial con el tropicalismo. Así, v1ctona; Y en este caso era una victoria sobre infieles como
la vieja imagen de Oriente se trasmutó en la de un mundo del las que antes había obtenido sobre los musulmanes. La 'ciudad \\
1trópico. En él aprendieron a conocer una naturaleza sorpren-
dente y húmeda. Pero también aprendieron a conocer un mundo
fue europea en un mundo poblado por otras gentes y con otra
cultura.
que poseía otra escala. La magnitud de los accidentes geográficos Por eso adquirió el conquistador la certidumbre de que la
~ríos, montañas, lagos, islas, selvas-, así como la experimen- ducha no tenía cuartel. El grupo que se instalaba sobre el terri-
tación de las enormes distancias que tenían que recorrer para ; torio par~ tomar posesión de él había llegado a través de caminos 11
alcanzar sus objetivos, condicionaron su óptica y sus reacciones: · desconocidos había cortado el contacto con la reta · ardia. Todos
quizá por eso apareció un europeo colonial, un hombre nuevo · que.maban las naves. ,n esas con ic10nes la única estrategia
que extremaba algunas de las actitudes que habían r!mpezado a ~os1ble era la de la lucha desesperada hasta el fin. De allí el
aparecer en los que participaron de las cruzadas. A muchos tlpo de poder que se estableció después de la victoria, en el ba-
de ellos, el mundo europeo comenzó a parecerles estrecho y luarte que la consagraba: la ciudad fortificada.
monótono. · La toma de posesión del territorio fue total. Se le dio una
Pero el proceso tuvo otros rasgos. Quienes aceptaron la .>fundamentación jurídica y teológica, construida sobre montañas
misión de ocupar el territorio y de fijar en él ciudades que les '. de .argumentos; pero el conquistador vivió su propia fundamen-
sirvieran de punto de apoyo, no tuvieron durante mucho tiempo tación, que era indiscutible porque estaba basada en un acto de ....../
una idea muy clara de los objetivos concretos que perseguían.
El apoderamiento <le cosas que encontraron al alcance de la mano
º.· . '.li'Ol~tad y era, en el fondo, sagrada. Se tomó posesión del terri- l ~
tono concreto donde se onían los ies y se asentaba la ciudad;
J 11
r~'l;t,
--el palo brasil o el oro-- engendró una actitud muy diferente ero a emás del territorio conocido, se tomo osesion inte ectua
de la que tuvieron que adoptar cuando descubrieron gue la verda- ~e · ~odo el tern ono esconocido; y se o repartió sin conocerlo, r
dera ri ueza exi ' traba· o or amzado: la lantación y elabora:
Cion e caña de azúcar, la cría de ganado la exp otación e
mmas. urante mue o tiempo aque a primera actitu pareció
mdiferente a los errores de ceñtenares de leguas que pudiera ·
... ~~her en las adjudicaciones. Así, las jurisdicciones quedaron
ÍlJadas ~n. derecho ai:ites de que pudieran fijarse de hecho. El
j
laacrecuada para el aventurero que venía a América: llegar a establecnruento fue siempre formal al mismo tiempo que real;
apoderarse de la riqueza y volver. Constituyó un esfuerzo impor- pero el establecimiento formal u eraba el alcance del real.
tante reducir esa actitud a la del empresario que, para volver Todo eso izo que la ciudad uera el nuc eo de proceso.
con riquezas, necesitaba producirlas. Fue, sin embargo, un Desde ella -ya erigida o todavía embrionaria- habría de
esfuerzo que se hizo pronto, aun cuando las dos actitudes que- convertirse la virtualidad en realidad.
daron oscuramente entrecruzadas en la conciencia del europeo
colonial, que no estaba seguro de si era hombre de Europa u
1hombre de América. 1. LAS CIUDADES Y LAS FUNCIONES PREESTABLECIDAS
Quizá lo que más lo confirmó en su condición de europeo
fue la gente americana y su cultura, todo profundamente ajeno Desde el fuerte Navidad y la Isabela, las numerosas ciudades
a él. La dominación de las poblaciones aborígenes tenía muchos fundadas por los conquistadores españoles y portugueses consti-
matices y había que elegir una conducta: o someterlas para que tuyeron núcleos destinados a concentrar todos sus recursos con
sirvieran como mano de obra en el plan de producción de el fi1: de de afrontar no sólo la competencia por el poder sino
riquezas, o protegerlas y evangelizarlas. Acaso las dos, combi- también la competencia étnica y cultural entablada con las pobla- J
nadas y justificadas con argumentos que concluyeron por ciones. aborígenes e.n el marco de la tierra conquistada y por Gi J~
conquistarse. Las cmdades fueron formas jurídicas y físicas que ~~v\•
48 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDÉAS :L CICLO DE LAS FUNDACIONES 49

habían sido elaboradas en Europa y que fueron implantadas sobre · La ciudad-fuerte fue la primera experiencia hispanoameri-
la tierra americana rácticamente desconocida. Pedro Mártir a. Tras los muros se congregaba un grupo de gente annada
e Anglería as ama "colomas , porque parecían meros puestos ue necesitaba hacer la guerra para ocupar el territorio y alean-
avanzados de España. En el momento de implantarlas se les .J la riqueza que suponía que estaba escondida en él. Necesitaba
adjudicó una función o, mejor dicho, se las implantó para que ~los indígenas como intermediarios, tanto para obtener alimen-
cumplieran una función preestablecida. Y comenzaron GUlil- s en medio de una naturaleza desconocida, como para hallar el
creto de la riqueza: las perlas de la costa venezolana, el oro

~
. .\" pliendo esa función, sin perjuicio de que su desarrollo posterior
"W'Lt las diferenciara. la plata, que antes de aparecer en grandes cantidades se
• { La ciu. da..d latinoamericana comenzó, la mayoría de las veces, ostraron promisoriamente y acuciaron la codicia de los con-
siendo, un fuerte. No podía ser de otra manera, cuando los con- 'stadores. Pero el conquistador necesitaba a los indígenas
quistadore,.s, además de los inmensos e insospechados obstáculos .metidos, o mejor dicho, sometidos y al mismo tiempo benevo-
naturales, tenían que enfrentarse con la hostilidad de las pobla- ntes. De esta duplicidad nació una política de aculturación }\<---
piones indígenas y con las luchas entre ellos mismos por la .·, de mestizaje. La ciudad-fuerte fue su primer instrumento. \
J:lgs~sión de ciertas regiones disputadas. Al finalizar la Cuarta : .'sí nacieron las ciudades nombradas, y antes que todas el fuerte
!i!.é~qi!iz escribe Pedro Mártir de Anglería esta terrible frase: · avidad. Y luego las ciudades de frontera contra los indios, como
" " (~~; e:g: pOCélS palabras, porque todo esto es horrible y nada aldivia, Concepción y La Serena en Chile, Santa Cruz y Tarija
· '· - :li)~sQ..~,ique ·concluyeron mis Décadas no se ha hecho p.1 Bolivia. E igualmente las de avanzada, como las que siguieron
' e; ,+IT~tar.>;y, ser muertos, asesinar y ser asesinados". , la fundación de Nueva Cádiz y Coro en Venezuela, o a la de
•Ue:r!!\lrl~q;iu~s~ las primeras fundaciones. Dice Hemán aracoa y Bayamo en Cuba. En innumerables ciudades latino- /
· ,:,~"~~ ~~s'c:Qfa .al emperador en 1520: "Dejé en la americanas hay un fuerte en sus orígenes. 1,,..¡\\
'Jfifocirícuenta hombres con dos de a caballo, , Otras veces, la ciudad . latinoameri:~na comen~ó como un ~
t>r
/yZ~~ qüe ya tengo casí acabada". En términos ~ce, cuyas funciones de bastion mercantil s~ c.~mple- ~\. 1
. . ,,,, ap.tes· se -r .· ·érerv Ulrico '. Schmidl a la primera fundación :.mentaron en algunos casos con las de mercado, convirtiendola ., vJ'- '\A..
', ,;~~}:Jfo~r;i.os r Aires h en 1536 y Ruy Díaz de Guzmán al primer ' eri una ciudad-em12orio. ~
} ?e~ta1Jlec:in'.tie:ñ.to: en Asunción en 1537; pero el testimonio más ' . Punto de llegada y de partida de las flotas metropolitanas, cAJ\,.L
} ~x,pr~sivo es •el de Pedro de V aldivia, en carta al emperador en la ciudad se levantó sobre un puerto natural, a veces sin consi~ ~
; 1-545: "Determiné hacer un cercado de estado y medio de alto, derar las condiciones del terreno desde el punto de vista de su, , \
de mil y seiscientos pies en cuadro, que llevó doscientos mil aptiti;td para el establecimiento de una, población fija. Santo /.,
a~~bes de a vara de largo y un palmo de alto, que a ellos y a él Dommgo, Portobelo, La Habana, Panama, Veracruz, Cartagena, f"
h1c1eron a fuerza de brazos los vasallos de V.M., y yo con ellos, Salvador de Bahía, Recife nacieron y perpetuaron esa función.
y con nuestras armas a cuestas, trabajamos desde que lo comen- La política económica de la corona consagró la creciente impor-
zamos hasta que se acabó, sin descansar hora, y en habiendo tancia de algunos puertos, al asignarles un papel fundamental
grita de indios se acogían a él la gente menuda y de bagaje, y en el tráfico marítimo con la metrópoli. Así ocurrió con Porto-
allí estaba la comida que teníamos guardada, y los peones belo y Veracruz a partir del momento en que se estableció el
quedaban a la defensa, y los de caballos salíamos a correr el sistema de flotas y galeones. Cosa semejante ocurrió con Aca-
campo y pelear con los indios, y defender nuestras sementeras". pulco, que concentró el tráfico con Filipinas; con Panamá y con
Lo mismo hizo Martín Alfonso de Sousa en San Vicente y en El Callao, que se constituyeron en los dos términos del transporte
Río de Janeiro en 1532; en Recife, donde ya los franceses habían de la plata por el Pacífico para su posterior transbordo a las
erigido un fuerte, fue levantado otro por los portugueses, y lo naves que cruzarían el Atlántico'; con Salvador de Bahía y Recife,
mismo se hizo en Olinda y en Salvador de Bahía, y más tarde por donde salía la producción azucarera. ·Esta concentración de
en Montevideo. funciones comerciales en algunos puertos, destinada a asegurar
50 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS EL CICLO DE LAS FUNDACIONES 51
''
el mecanismo monopolista y, sobre todo, el control fiscal, estimuló Un caso muy característico fue el de Puebla de los Ángeles,
el desarrollo de tales ciudades, en las que se reunió el dispo- en México, fundada en 1531. La segunda Audiencia resolvió
sitivo militar de defensa, las industrias navieras de reparación, establecerla para que sirviera como escala segura en el camino
los grupos mercantiles, las oficinas administrativas guberna- entre el puerto de Veracruz y la ciudad de 1\tiéxico, en cuyo curso
mentales y, naturalmente, toda la población subsidiaria que atrae había dos importantes ciudades indígenas que cumplían también
siempre un centro de esa naturaleza. . esa función, Tlaxcala y Cholula. lVIás significativo aún fue el
La ciudad-puerto, llena de vida por la variedad de sus activi- caso de Asunción, fundada en 1537 por Juan de Salazar en un
dades y por las múltiples posibilidades que ofrecía y próspera lugar elegido -según dice Ruy Díaz de Guzmán- "por pare-
por la concentración de riqueza que se operaba en ella, atrajo cerle el puerto bueno y escala para la navegación del río". Allí
la codicia de los piratas y corsarios. Fueron varias las que llegaron desde el Río de la Plata los que querían encaminarse
sufrieron sus ataques -San Juan de Puerto Rico, Panamá, hacia la sospechada región de las minas, y llegaron también los
Santiago de Cuba, La Habana- y algunas fueron destruidas. sobrevivientes de la expedición de Álvar Núñez Cabeza de Vaca,
'Para evitar ese peligro se las amuralló y, algunas veces, se las luego de su fabulosa marcha desde las costas del golfo de Santa
dotó de un castillo o "morro". Aún conserva su poderosa Catalina a través del Brasil; y desde allí partieron, en tiempos
muralla y sus fortificaciones Cartagena de Indias y están en pie de Alvar Núñez y de Irala, las expediciones que, como la de
los morros de La Habana y de San Juan de Puerto Rico. Al Juan de Ayolas, persistían en abrir una ruta hacia el Perú.
acecho de las ciudades del Caribe se desarrollarán los nidos de Fracasados esos intentos, la progresiva ocupación de la región
piratas en las islas desiertas. Esas circunstancias hacían de las circundante y la estrecha relación establecida con los guaraníes
ciudades-puerto focos de intensa actividad militar y solía haber aseguraron el porvenir de Asunción, que de "casa fuerte" y
ciudad de etapa pasó a ser ciudad en 1541 por el designio del
movilización de toda la población en caso de amenaza.
vecindario establecido en ella.
/ a Pero algunas ciudades-puerto adquirieron otras caracterís- De estilo análogo fueron las fundaciones realizadas en el
·' \o ticas. El sistema monopolista estimuló un desarrollo paralelo del actual territorio argentino a lo largo de los valles longitudinales
.•.• l· · ~~ comercio ilegal. Buenos Aires, fundada por segunda vez en 1580, de la cordillera de los Andes, como Jujuy, Salta, Londres, luego
i X ..':fadeció una situación de inferioridad económica a causa de la llamada Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza, o las que
!1· \,JY diferencia que la separaba de los puertos autorizados para jalonaron el camino desde el Alto Perú hasta el Río de la Plata,
[ la entrada de mercaderías europeas, que sólo llegaban a ella a como Salta, Tucumán, Santiagodel Estero y Córdoba.
1¡ · / . . través de Portobelo y Lima. La consecuencia fue la aparición
Las largas distancias y la hostilidad de las poblaciones indí-
de un c~band,Q intenso y metódico, que estableció sus bases
1

genas exigían estas fundaciones. Hablando de Loja, en el Ecua-


en las colon~Órtuguesas. Gracias a él prosperó y subsistió dor, dice Cieza de León: "El sitio de la ciudad es el mejor y más
Buenos Aires. En rigor había nacido como resultado del impulso conveniente que se le pudo dar para estar en comarca de la
de las regiones mediterráneas del sur en busca de una salida provincia; y porque los españoles que caminaban por el camino
autónoma, que evitara su dependencia de los puertos del Pacífico real para ir a Quito y a otras partes corrían el riesgo de los
y fuera una "puerta para la tierra", en relación directa con indios de Carrochamba y de Chaparra, se fundó esta ciudad como
España a través del Atlántico. Y como puerto adquirió, final- ya está dicho". La calidad del sitio dependía de diversas circuns-
mente, una función análoga a la de los puertos establecidos por tancias. Una posición alta y fácilmente defendible en las regiones
la metrópoli en el Caribe y en el océano Pacífico. montañosas -como aquella donde se había instalado antes un
, En ocasiones, la ciudad latinoamericana fue originariamente pucará indígena- podía ser elegida. Pero otras circunstancias
~ \,. sólo un punto de etapa, un centro de reagrupamiento de personas podían también decidir la elección. Un vado o un puente eran
r \. . y cosas ~a prosecución de la marcha hacia regiones lugares favorables, como lo eran una "aguada" --esto es, una
\ ~\'lejanas o peligrosas. cuenca de concentración de aguas --o un cruce de caminos. En el

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ll!,¡l:il 52 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS L CICLO DE LAS FUNDACIONES 53
1 ·

i lugar favorable -simplemente, en el lugar obligado- podía A diferencia de lo que ocurrió en. Tenochtitlán, la Cuzco
!! surgir una capilla o una "posta", y alrededor de ese núcleo la ~; ~spañola conservó en parte la traza de la ciudad indígena y,
1
, ciudad surgía: el caserío primero, la aldea después. '' cómo en México, perpetuó la significación tradicional de ciertos
J1 ( En otras ocasiones~ la ci1:1da~ latinoa~ericana fue levantada .,, -f:'l,úgares. Sobre las ruinas del templo de Viracocha y aprove-
;1,1, • sobre el lugar de una cmdad mdi~. Alh donde las hubo, unas ' :·}; ;,' ghando sus cimientos, fue erigida la catedral, en tanto que sobre
· ¡:;v~ pocas alc~nzaroi:i cierta magnitud y dos de ellas -México y ·..'. +· ~l solar del palacio de Guaina Capac se levantó la iglesia de la
'°"Cuzco-- ~presionaron fuertemente a los españoles. "Es tan · , :, Compañía de Jesús. Ambas bordean la plaza Mayor, que no
1
·\'._,~V grande la cmdad como Sevilla o Córdoba", escribió Hernán Cortés ', · · ij~'&s sino el viejo "Andén del llanto" o plaza de la vieja ciudad
\ hablando de Tenochtitlán; y agregaba más adelante: "Tiene otra i',(: \:,.:·.india.
( plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda ' ~·;~,¡·. , Fuera de México y Cuzco, otras ciudades latinoamericanas
cercada de portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba ·~~'.:,::¡J $e instalaron sobre pequeños poblados indígenas, situados en
de sesenta mil ánimas comprando y vendiendo", y continúa la . \ ;.:;~; lugares ventajosos o cerca de ellos: entre muchos, Cholula, Bogotá,
descripción lleno de admiración y sorpresa. Sin embargo la ciu- ; . '<('.': Quito, Huamanga, Chuquisaca, Mendoza, y en cierto modo la
dad fue destruida y sobre el lugar se erigió otra de estilo europeo. , 0:/;;, :illisma San Pablo en Brasil. Pero del antiguo poblado no quedó
La nueva México fue trazada como un cuadrilátero; se consagró " :•¡\>/; casi nada y, poco a poco, la planta regular de la ciudad y la edifi-
el lugar del templo cristiano aproximadamente en el mismo sitio '' ':<_'' cación europea lo cubrieron completamente, sin perjuicio de que
do~de había estado el santuario indígena, y se echaron las bases >; ii,pareciera o subsistiera como suburbio indígena, como Piura en
del fuerte; luego se distribuyeron los solares, y poco a poco J_ perú. Acaso permaneció el mercado y, de todos modos, perduró 1

c~menzaron a levantarse las nuevas construcciones con las viejas la atracción del lugar y, a causa de ella, cierta interdependencia 1

piedras . de los monumentales edificios indígenas. La obra co- ,·'.ff't~ . ~cial que contribuiría a fijar la fisonomía de la ciudad, española..L -./ 1

:: ')~k. mestiza e indígena al mismo tiempo.


1
menzó en 1523, según las órdenes de Cortés.
· En el Perú -según dice Cieza de León-- "en ninguna parte !as
2:-~w:: .,. . ~~' vigorosa_ atracc.ión de zon~S mineras pr?VOCÓ la • e;..¡~
se •halló forma de ciudad con noble ornamento si no fue en este ;,: · apanc10n de un tipo de cmdad latmoamencana de muy smgulares .
Cuzco, que era la cabeza del imperio de los incas y su asiento ' " · '· caracteres. Obedeciendo a esa atracción fueron fundadas Taxco Vl\A ""-
real". La rica ciudad indígena asombró a los conquistadores. y Guanajuato en México, Villa Rica en Brasil. Pero sin duda ~
"Debió ser fundada por gente de gran ser" dice Cieza de León fue Potosí la ciudad más característica de este tipo.
Y la describe en estos términos: "Había gra~des calles, salvo qu; Fundada en 1545, poco después del descubrimiento del Cerro
~ran angostas, y las casas hechas de piedra pura, con tan lindas Rico, Potosí tenía, ochenta años después, "vecindad de cuatro mil
J~nturas que ilustra la antigüedad del edificio, pues estaban casas de españoles, y siempre tiene de cuatro a cinco mil hom-
piedras tan grandes muy bien asentadas. Lo demás de las casas bres". Así decía el autor de la Descripción del Perú atribuida
todo era I?-ªd.era y paja o terrados, porque teja, ladrillo o cal no a "un judío portugués" y escrita a principios del siglo xvn. Y
vemos rehqma de ello. En esta ciudad había en muchas partes agregaba: "Parte de ellos, que se ocupan en el beneficio de lai
aposentos principales de los reyes incas, en los cuales el que minas, y otros que son mercaderes traficante~ por todo el reino
sucedía en el señorío celebraba sus fiestas. Estaba asimismo en con sus mercaderías y otros con cosas de comer, y con candelas
ella. el magnífico y solemne templo del sol, al cual llamaban de sebo de que se gasta en las minas todos los días una cantidad
Concancha, que fue de los ricos de oro y plata que hubo en infinita, y otros que viven de sus aventuras y juegos y de ser
muchas partes del mundo". La ciudad sufrió los estragos de la bravos". La descripción agrega que "moran alrededor de la
guerra y, como dice Cieza, "la reedificó y tornó a fundar el villa, en casas de paja, mas de cuarenta mil indios, todos
adelantado. don Francisco Pizarro, gobernador y capitán general ·¡•' dedicados para entrar a trabajar en las minas, y acuden todos
de estos remos, en nombre del emperador Don Carlos, el año de los meses a sus ayllos que son provincias; los envían los corregi:.
1534, por el mes de octubre" dores y los llevan alcaldes de indios, y acuden a sus mitas con-
. ""'
LATINOAM ÉRICA : LAS C IUDADES Y LAS IDEAS
ICLO DE LAS FUNDAC IONES
55
forme sus repartimientos; ansí acuden a trabajar, y algunos . las establecidas por los portugueses en la costa brasileña a
vienen de mas de ciento y cincuenta leguas de camino".
Cieza de León destaca, poco después de la fundación, la ~~.ede la funda ción d~ Sa~ Vice~~:º e~¡ss~~idente fue en las
importancia del mercado de Potosí y señala que "fue tan grande :pero donde esta ~x1gencia s~ . . diccionales. Quizá el
·. :p.es donde ap~re_c1eron c~nihc1osn~:~e de Bogotá, fundada
la contratación, que solamente entre indios, sin intervenir cris-
tianos, se vendía cada día, en tiempo que las minas andaban ~ás rep~es~ntat1vo Qsea e d e r:fundada al año siguiente en
B8 por Jrmenez de u~sa da y habían coincidido en la
prósperas, veinte y cinco y treinta mil pesos de oro, y días de ncia de los tres conqmsta oreFs qdue Caracteres seme-
más de cuarenta mil; cosa extraña, y que creo que ninguna feria 1 ' y e erman. .
ha: Quesa da, Bena ca_zar rias ciudades interiores de
del mundo se iguala al trato de este mercado". . s tuvieron las fundac10nes de va . , oeste los h ombres
También fue característica la ciudad de Villa Rica de Albu- . gentina actual. Disputaron l~ reg10¡ ~r a y los que obe-
querque, la actual Ouro Freto, fundada en 1711, "atendiendo a ,@bedecían directamente _al go~ern;e ~ald~ia. Los primeros
las riquezas que prometían las minas que hace tanto tiempo que an al gobernador de Chile, Pe ro 1 ndos dispusieron
se trabajan en estos morros y arroyos, y a ser la parte principal . d d d 1 Barco pero os segu .
· aron la cm a e ' . d · · , la de Santiago
de estas minas donde acude el comercio y la hacienda que de ellas donarla y fundar dentro. de su j;ms 11cc1onde la ciudad de
. . M, es a un e caso
btota para: los demás". Tres años después de su fundación, el Estero en 1553. as curioso etuar su nombre
fu.Unicipio que había instalado el gobernador Antonio de Albu- . doza que mandó fundar en 1561, para perp . , 1 el aober-
qu,~tq~e pddía y~ .J:>~v~rnentar las calles y construir los puentes, .. . ' . d
iVÍsperas de su anuncia o rem M d
plazo por un rn a ' º
Un afio después
Ier~nt~r ~ificios _pü_bJicos y asegurar el aprovisionamiento de
agu~ .' _:Seis;· arro'BaJ :d~ oro pagaba ya Villa Rica al Tesoro Real.
or de Chile, García Hurtado de ~1;1
°
ozr an Jufré a que la
sucesor, Francisco de Villagra, ~ahn ª. ut -dice el acta
·· " anto die o as1en o
· · ·'E1 · tredmieritb '(fe'' las· ciudades mineras siguió el curso de dara de nuevo P?,r cu n arte competente, Y
Jas ~~~otaciqµ~s.. porq.'1-e, generalmente, el sitio elegido no tenía '~la segunda fundac10n- no esta~~ e de )os vecinos y mora-
·
.\ _qtra , 'vep.ta:ja · ql.Í,~ la pr.o ximidad de las minas. Pero mientras ra el bien y aumento y conservac1011:d. convenía por estar
·.. · 11 h d estar y res1 ir ' .
prosperárqn se fue creando un centro de atracción que dejó como ~es que en e a an e 1 1 . tos que son necesarios y
recuerdo duradero la estructura física de una ciudad grande y ~tidos en una hoya y n? dar e os v1~~ en ella viven y han de

*- ·.,
J rica y un 'sistema de intereses que se resistió a desaparecer. nvenientes para la samdad de los 'q . te no había comen-
~¡ Como centró militar y político la ciudad latinoamericana vir". La segunda ciudad, cuando pract1ca;r.n~nd d de la Resurrcc-
, · d b' llamarse cm a
1-> fue muchas veces una jnstitución 1 esto es, una expresión física ;él.do a erigirse la pnmera, e 1ª dó ue en todos los
l "'-~, de una situación legal y política. El conquistador que había reci- 'ción; el cual dicho nombre mandaba y man toJos aquellos que
~ v Q.&J\ bido ciertos derechos territoriales por la vía de una capitulación actos y escrituras públicas Y testame~tos, Y en - se ponga su
r o donación, estaba obligado a tomar posesión de su territorio. Pero se acostumbra y suelen poner con dia, mes y anos, o pena de la
. h . no de otra manera, ,.
tal territorio solía ser desconocido y su descripción y aun sus ,nombre como dic o tiene, y scr1·turas púbncas
:pena en que caen e mcurren · los que ponen en be d Su MaJesta . d
dimensiones eran puramente hipotéticas. Una vez sobre el
terreno, el colonizador tenía que transformar en realidad esa nombres de ciudad que no está poblada en nomf re·oneaba la .J·uri~
. · · l" Este acto per ecci .
:, y SUJeta a su donumo rea · . b e ·ón transcordi.lle-
( hipótesis. Para tomar posesión necesitaba producir un hecho, y .. dicción de la gobernación de Chile so re 1a r gi
consistió generalmente en la fundación de ciudades.
rana que se conocía con el nom~re de Cuy~i o europeo fueronl• ¡ .1
Desde cierto punto de vista, la mayoría de las ciudades
latino.americanas del siglo xvr respondieron a esas exigencias de Tan importantes como las .cmdades de bt d de indígenas. rf)JV'
las circunstancias, empezando por Santo Domingo, establecida en algunas regiones_ latinoamer~canas losl ~o: f~eron, en cierta ik.,
en 1496. Caso semejante fue el de las ciudades fundadas en la De los poblados antiguos y autoctonos, =~ro del nuevo sistema • ,
Hispaniola y en Cuba durante las primeras décadas del siglo XVI, medida incorporados Y reordenados d organizarse \11\i;a.
colonial.' Pero independientcrn · cn te com enzaron a _,,
56 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS EL CICLO DE LAS FUNDACIONES 57

nuevos pueblos de indios ya concebidos de acuerdo con ese En Brasil se dio el caso más notable de transformacíón de
sistema. Tal fue el resultado, sobre todo, de las misiones y reduc- un centro misional en una gran ciudad: el de San Pablo. La
ciones que organizaron las distintas órdenes religiosas. misión fue establecida en 1554 por los jesuitas a iniciativa del
Ert México, el obispo Vasco de Quiroga desarrolló un sin- padre Manuel de Nóbrega, provincial del Brasil con sede en San
gular plan de protección de los indígenas. Para evitar su explo- Vicente. La instalaron trece religiosos, entre los_ que muy pronto
tación y exterminio, estableció en Michoacan un conjunto de se destacaría el padre José de Anchieta, en la aldea indígena de
comunidades cuya organización se inspiraba tanto en las ideas Piratininga, a la que se incorporaron los indios que seguían a
de Erasmo y de Tomás Moro como en sus propias observaciones los caciques guayanazes Tebiric;á y Caiubí; "y a ejemplo de los
acerca de las tendencias sociales y culturales propias de los indios. dos famosos indios, tantos fueron los que descendieron de sus
Fueron, en principio, hospitales y asilos, pero pronto se hicieron sertones que ya no cabían en la aldea". . .
pueblos, y entre ellos fue fundada por el virrey l\!Iendoza la El centro de la nueva fundación fue el colegio de los Jesmtas
ciudad de Valladolid, hoy Morelia. Organizados a la manera y la iglesia, y a su alrededor se levantaron las chozas de los ·
tradicional y dedicados a las labores que les eran propias, los indios. Dos años después de la fundación, ya nuevas coi:istruc-
indios constituyeron, sin embargo, centros urbanos que encua- ciones de adobe remplazaban las originales y muy precarias del
draban dentro de la concepción colonizadora. Las formas de . , ·' colegio y la iglesia, y comenzaron a aparecer algunas cas~s del
trabajo seguían siendo las mismas, pero las relaciones de depen- ;mismo material mientras se construían los muros y empah~adas
dencia y la catequesis religiosa obraban lentamente sobre los .para defender la nueva población. No mucho después acud1ar: a
indios, conduciéndolos hacia una progresiva integración con ·\;.~an Pablo gentes diversas que variarían el carácter originario;
los grupos españoles, o mejor, hacia una benévola aceptación ·, los bandeirantes transformaron la ciudad en una base de opera-
de la . dependencia. ,'' ciones para la cacería de indios que luego se vendían ;-~rno
J\nálogo sentido tuvieron las misiones dominicas, capuchi- . esclavos, con lo que San Pablo se convirtió en importantis1rno
nas, mercedarias y, sobre todo, franciscanas y jesuíticas. Estas . }nercado de "esclavos rojos"; y hombres de negocios - corno Jorge
últimas fueron las más numerosas y las m ejor organizadas dentro .Moreira y los Sardinha- amasaron un gran capital en toda clase
de un sistema muy definido de ideas, tanto en lo político como · ·q.e empresas. Eran ellos los que predominaban en la Cámara,
en los socioeconómico y en lo espiritual. Hubo experimentolii órgano del gobierno municipal que comenzó a funcionar en San
importantes en diversos lugares: México, Colombia y Venezuela, Pablo hacia 1560.
Perú y Brasil. Pero tienen un interés particular las que se
establecieron en Moxos y Chiquitos y en el Paraguay. En esta
última región se fundaron treinta pueblos de fisonomía idéntica: ~· ~ .' 2. LOS GRUPOS URBANOS ORIGINARIOS
un trazado en damero con una plaza en el centro, alrededor ele la
cual se ordenaban la iglesia, el convento, el cementerio, los talle- . '. . ' °' La implantación física de las ciudades constituyó un hecho
res, la cárcel y el cabildo. Dedicados al trabajo agrícola, los decisivo para la ocupación del territorio americano por los con-
pobladores -que llegaron a los tres mil- llevaban una vida quistadores europeos. Y no sólo en relación con las zonas de
cuidadosamente regulada dentro de sus pueblos, pero en situación •· . ~luencia de cada ciudad sino también en relación con el c~~~' \
de total aislamiento. Entretanto, las reducciones de indios sirvie- )unto, puesto que las ciudades se organizaron como un~~
ron también de base algunas veces a nuevos pueblos. Tal fue urban~ por obra de la autoridad centralizada de las metropo~~·)
el caso de la reducción de los Quilmes, al sur de Buenos Aires, El sistema de comunicaciones entre las distintas ciudades i-
que se constituyó con un grupo indígena trasladado de los valles ,bujó el mapa unitario del continente, cuyas regiones habían
calchaquíes en 1669, después de dominada su terrible insurrec- estado hasta entonces incomunicadas. Pero el hecho de la ocupy
ción. Y origen semejante reconocen las ciudades de Itatí, Jesús . ción fue el resultado de la fundación misma de las ciudades. ·
María, Río Cuarto y Baradero, todas en Argentina. con esto quedó planteado un problema nuevo, puesto que en e1
58 LATINOAM}~ lUCA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS L CICLO DE LAS FUNDACIONES 59

lterritorio ocupado se instalaba una nueva sociedad y un nuevo


proyecto económico.
La implantación de la ciudad latinoamericana, efectivamente,
significó el plffiiteo de un problema socioeconómico nuevo en el
'an menester limitadamente, y los que van a la guerra y nuevos
scubrimientos, y los mercaderes y tratantes y sus factores, a
ienes dan licencia por tiempo limitado, que no pasa de dos o
s años, los oficiales de Sevilla, y esto cargando de hacienda
área continental, derivado, al mismo tiempo, de la situación .Y:!l propia hasta cierta cantid.ad. Y ~o se consiente pas~r .ª las
de origen de los conquistadores y de las perspectivas que se dias extranjeros de estos remos, 111 portugueses a residir en
abrían en el nuevo escenario donde comenzaba a actuar el grupo 'as ni contratar, ni de estos reinos los que fueron ele casta
urbano originario. Éste es el núcleo de la nueva situación. Si ,'j udíos o moros, o penitenciados por la Santa Inquisición, ni los

l la ciudad fue la protagonista de la ocupación del territorio, el ·. ~ siendo casados fueren sin sus mujeres, salvo los mercaderes y
grupo urbano originario fue el protagonista <le la vida de la . que van por tiempo limitado, ni los que han sido frailes, ni
ciudad y de cuanto ella operó sobre su contorno. Compuesto clavos berberiscos, ni levantiscos, sino sólo los de Monicongo
por aquellos a quienes convocó el fundador, el grupo no era ·;{J-uinea, aunque, sin embargo de la prohibición y diligencia
necesariamente homogéneo, o mejor, no tendría por qué parecer ke se pone para que no pase nadie sin licencia, pasan a todas

~
homogéneo en su país de origen; pero las circunstancias lo rtes bajo el nombre de mercaderes y de hombres de la mar" . .
hicieron homogéneo, puesto qve unieron a sus miembros frente '.. Mucho después, haciendo el balance de cómo habían ocurn-
a una misma situación. Acaso el grupo se comportara como si ,_ en realidad los hechos, Antonio de Ulloa y Jorge Juan re-
fuera homogéneo; pero de todos modos pesaba sobre cada uno 1. 'an así en sus Noticias Secretas, publicadas en 1735, sus
¡de sus miembros su tradición originaria y, sobre todo, los vestigios ~~rvaciones acerca de los grupos originarios: "Los europeos y
\de su inserción en la sociedad de que provenía. ~petones que llegan a aquellos payses son por lo general de
~ Algunos textos ilustran sobre este problema. A fines del · nacimiento baxo en Espaüa, o de linaje poco conocido, sin
siglo xvr, el cosmógrafo y cronista de Indias, Juan López de 'µcación ni otro mérito alguno que los haga muy recomen-
Velazco, escribía en su Geografía y descripción de lcis lmlias )es [ ... ] Corno las familias legítimamente blancas son raras
estas palabras sobre los españoles que pasaban a Indias: "Los l~, porque en lo general sólo las distinguidas gozan de este
españoles en aquellas provincias serían muchos más de los que ;~vilegio, la blancura accidental se hace allí el lugar que debcrí~
son, si se diese licencia para pasar a todos los que la quisiesen; rres onder a la mayor ·erar uía en alidad, y por esto en
pero porque comunmente se han indinado a pasar de estos reinos ~n o europeo, sm otra más circunstancia, se juzgan merecedores
a aquéllos los hombres enemigos del trabajo, y de ánimos y el mismo obsequio y respeto que se hace a los otros más distin- .
espíritus levantados, y con más codicia de enriquecerse breve- ,, idos que van allá con sus empleos, cuyo honor les debería
mente que de perpetuarse en la tierra, no contentos con tener ~istinguir del común de los demás''.
en ella segura la comida y el vestido, que a ninguno en aquellas \t~t Estos textos corroboran la imagen que las crónicas dan de \
partes le puede faltar con una mediana -diligencia en llegando a .:·J. 9..s. .grupos urbanos originarios. Predominaba en ello~ la gente
ellas, siquiera sean oficiales o labradores, siquiera no lo sean, ...de . condición humilde pero aventurera, codiciosa y dispuesta a
olvidados de sí se alzan a mayores, y andan ociosos y vaga- ' prosperar. América fue, en efecto, una o ortunida ara los que
bundos por la tierra pretendiendo oficios y repartimientos; y así ·.~)·;i'; ~uscaban e ascenso economico y socia . Gentes sin tie~-ras Y. sin
se tiene esta gente por de mucho inconveniente para la quietud ·'f§;!:;, lfobleza, buscaban ambas cosas en el nuevo mundo. 1 al actitud
y sosiego de la tierra, y por eso no se da licencia para pasar a :. r.¡,"~.ra contraria a la radicación definitiva y al trabajo metódico y
ella sino a los menos que se puedan, especialmente para el Perú : '-';~~~· ;f¡pntinuaclo. El éxito en tierra americana consistía para el nuevo
donde ha sido esta gente de mayor inconveniente, como lo han , ;·<i poblador en alcanzar una posición social análoga a la de los
mostrado las rebeliones y desasosiegos que en aquellas provincias '. ; ·_;;""·.h~dalgos peninsulares, posición a la que debía servir de fun?,a-
ha habido, y así solamente se permiten pasar los que van con . ,·;.,,;;;,_. . !11.ento la riqueza fácilmente adquirida y la numerosa poblac10n
oficio a aquellas partes, con los criados y personas de servicio que " ':·;i\·. indígena sometida. A medida que la colonización ayanzaba,
. 'Jkikk
EL CICLO DE LAS FUNDAqONES 61
60 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS

España y Portugal procuraron disuadir a tales aventureros de tariamente acudían y los que parecieron útiles para el servicio
que pasaran a las Indias, y estimularon en cambio el paso doméstico y las funciones más modestas de la vida urbana.
de artesanos y mercaderes; pero esta política no tuvo éxito, y
aun esas ocupaciones las ejercieron gentes que tenían motivos
sociales o individuales para desarraigarse de su país de origen. 3. EL ACTO F U NDACIONAL

Sólo algunos escasos hidalgos pasaron a América. Todo eso


contribuyó a caracterizar la actitud del grupo urbano originario. Instrumento de la ocupación territorial y de la constitución de
En cada caso se constituyó este grupo con un número limi- una nueva sociedad en esos territorios, las ciudades latinoameri-
tado de miembros que, en la marcha del proceso de ocupación canas de la primera época fueron fundadas formalmente . Después
de la tierra, se fiió en un lugar, se instaló y comenzó a procu- !iparecerían otras espontáneas, fruto de un proceso interno. Pero
rarse el prometido beneficio que se esperaba de la conquista. la ~era ola f . . · s frut~ de un roceso externo, que se
El fundador los había elegido para establecerlos en la cimlad, . ongma en el des1gmo de los con mstadores. Por eso la fun ac10n
y en ella se quedaron, por cierto, sólo algunos. En el acta de ue un acto po it1co. os ec os se repitieron muchas veces de
fundación se les asignó solares dentro de la ciudad apenas demar- ; manera semejante. Un pequeño ejército de españoles o portu-
cada y allí deberían levantar sus casas, desde donde adminis- ·gueses mandado por alguien que poseía una autoridad formal-
trarían sus tierras de producción o sus minas, con los indios que . -mente incuestionable, y generalmente acompañado por cierto
les habían sido encomendados. Y si no habían recibido tierras v ' yúm~ro de indígenas, llegaba a determinado lugar y, previa
encomiendas, debían desempeñar una función pública o acas~ ~le~c1ón más o menos cuidadosa del sitio, se instalaba en él con
l la mtención de que un grupo permaneciera definitivamente allí.
ejercer el comercio o algún oficio, generalmente mediante el
trabaio físico de los indios. ,,.:.~ª un acto político que significaba el designio -apoyado en la
Tales eran, en general, las posibilidades de los nuevos pobla- "(fuerza- de ocupar la tierra y afirmar el derecho de los conquis-
d.ores. Lo importante es que gozaban de un privilegio que había : t?dor:~· Por eso se. perfeccionaba el acto político con un gesto
sido consagrado. Ese grupo constituyó el conjunto de los vecinos. srmbohco: el conquistador arranca unos puñados de hierba, da
Eran los pobladores por excelencia, los que tenían derechos. Pero 'Con su espada tres golpes sobre el suelo y, finalmente, r eta a
tanto los derechos como los privilegios se referían a ciertas duelo a quien se oponga al acto de fundación . Eventualmente,
perspectivas y a las posibilidades efectivas de obtener cierto el acto político podía tener otra finalidad: afirmar el derecho
provecho económico. eminente de un conquistador sobre otro, cuando las capitulaciones
Mineros, ganaderos, plantadores, dueños de ingenios, ne- o donaciones eran equívocas. Pero la toma de posesión del terri-
greros y grandes comerciantes relacionados con la exportación torio ..J la sujeción de la población indígena constituyeron siem-
de productos locales constituveron rápidamente la aristocracia pre los objetivos primordiales.
urbana originaria. Junto a ellos se situaban, naturalmente, los El acto político se completaba de diversas maneras. La
miembros de la más alta jerarquía eclesiástica y administrativa, cele.bración de una misa -como las que consagraron la fun-
esta. última integrada en ocasiones por algunos hidalgos y nobles dación de Bogotá o de San Pablo-- o la entronización de una
penmsulares. A su alrededor se constituyó desde el primer mo- imagen -como la de San Sebastián en Río de Janeiro-, agrega
mento un grupo variado de pobladores que eiercieron otras fun- un elemento sagrado a la fundación . Entretanto se redacta un
ciones. Las ciudades importantes, como M éxico o Lima, requi- acta de fundación "ante el presente escribano y testigos" , docu-
rieron un número crecido de "oficiales", o como dice López de mento cuidadosamente redactado con toda clase de previsiones y
Velazco hablando de la primera, de "oficiales mecánicos". Tra- formalidades notariales. En él suelen establecerse ya las n ormas
tantes o pequeños comerciantes aparecieron también, y comple- de la administración municipal, "porque conforme a derecho, en
taban el sector los funcionarios de mediana e inferior jerarquía. las tales ciudades allende de los gobernadores y justicias mayores,
Y muy pronto se incorporaron a la ciudad los indios que volun- ha de haber alcaldes ordinarios para que hagan y administren
62 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS ¡,: CICLO DE LAS FUNDACIONES 63
1

justicia, y regidores para el gobierno, y otros oficiales". Y en el <;; De hecho, la fundación fue casi siempre improvisada, hecha
momento de implantar físicamente la traza de la ciudad -gene- ¿bre la base de una rápida apreciación de ciertas ventajas
ralmente dibujada de antemano- se erigen en el centro de lo · ediatas del lugar geográfico -la costa, la altura, el río-
que ha de ser la plaza Mayor una picota o peLourinho, símbolo : r·sobre todo del sitio --el agua, los vientos, los pastos, la leña-.
de la justicia. ~ero la ciudad se instaló generalmente sobre territorio mal
El sitio no fue elegido con el mismo criterio en Brasil que conocido, sin que existiera experiencia suficiente como para
en Hispanoamérica. En Brasil hubo preferencia por los lugares iiJ.rever inconvenientes diversos que luego se prese~tarían. Quizá
altos y susceptibles de ser bien defendidos, en tanto que en · stuvo siempre en la mente de los fundadores la idea de que la
Hispanoamérica se optó generalmente por lugares llanos. De fundación no tenía por qué ser definitiva. Lo cierto es que, en
aquí que los trazados difieran, pues aunque en Brasil no faltó muchas ciudades, la experiencia aconsejó un cambio de sitio, que
una cierta tendencia a la geometrización o, al menos, a la regu-
a veces fue. un cambio de lugar geográfico. El traslado fue un
purioso fenómeno, puesto que jurídicamente la ciudad era la
laridad, la topografía de los lugares altos impuso sus propias
misma por el hecho de conservar el nombre y mantenerse dentro
reglas. A partir de 1580 -cuando Portugal quedó unido a la
corona española- se tendrán más en cuenta las normas de
'. e la misma jurisdicción; pero el tiempo diría si la ciudad había
· e ser o no la misma que se fundó originariamente, con las
regularidad que España imponía a sus colonias. En éstas, la regla ismas funciones; o acaso la pregunta careciera de significación.
fue el trazado en damero, generalmente con manzanas cuadradas .· En algunos casos, como el de Veracruz, la ciudad fue m1;-
y con una plaza aproximadamente en el centro de la traza. La ada dos veces. Pero en otros casos la incertidumbre fue mas
plaza Mayor debía ser el núcleo de la ciudad; a su alrededor .p rolongada. El caso más extraordinario es, sin duda, el .de la
se construirían la iglesia, el fuerte o palacio para sede del gobier- .instalación hispánica en el valle de Catamarca, en Argentma , Y
no y el cabildo o ayuntamiento. Para las iglesias y conventos ;;los sucesivos traslados de la ciudad que recibió el nombre de
de las diversas órdenes se reservaban solares, y el resto se l¡ondres, fundada por primera vez en 1558, cuatro añ~s después
repartía a los pobladores en lotes regulares. · del matrimonio de Felipe II con María Tudor. La ciudad fue
El solar urbano ·obligaba a levantar casa, modesta al prin- ,cambiada de sitio tantas veces que el cronista Pedro Lozano la
cipio, como los bohíos que construyeron en Bogotá los compañeros ·.· caracterizó a principios del siglo xvm como la casi "portátil
ele Jiménez de Quesada, pero cada vez mejor, en adobe o piedra, ciudad de Londres, que no acaba de arraigarse en lugar ~lguno".
con el andar del tiempo. El poblador podía tener, además, a corta La misma frase había usado el padre Lozano para referirse a la
distancia tierras para labranza -las chacras- y más lejos las ciudad de Concepción del Bermejo, fundada por Alonso de Vera
haciendas o estancias. Estas últimas estaban ya fuera del límite en 1585, y con respecto a la cual el fundador escribía .tres meses
urbano; y entre éste y la zona rural circundante, se reservaba después que había recibido poder de las mismas autondade: que
a la ciudad una zona para posible expansión y uso común --el él acababa de instaurar "para que pudiera mudar esta ciudad
rossio o ejido- y otra para propiedad municipal, termo o propios, en la parte más cómoda". Y se usó también para la ciudad
en Brasil y en Hispanoamérica respectivamente. Fundada la venezolana de Trujillo.
ciudad, restaba transformarla en una realidad física, proceso que Muchas otras ciudades cambiaron de sitio. Mem de Sft
fue de duración variada. mudó Río de Janeiro desde su posición originaria a lo que se
Pero, entretanto, diversas circunstancias pudieron introducir llamó el Castillo en busca de mayor seguridad. Santo Domingo,
alteraciones en el proyecto primitivo. Las órdenes religiosas o fundada por Bartolomé Colón en 1496, ,fue destruida p~r u,n
los particulares pudieron cambiar de solares y los espacios baldíos huracán y refundada del otro lado del no Ozama por N1colas
usarse para variados fines. Sin embargo, el cambio más impor- ...-· de Ovando en 1502. Santiago de Guatemala, fundada en 1524
tante fue el del sitio de la ciudad m isma, como ocurrió en por Pedro de Alvarado, fu~ destruida por una inunda~ión en
muchos casos. 1541 y trasladada a una legua de su anterior emplazamiento al
l •
64 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS ;¡ ; CICLO DE LAS FUNDACIONES 65
reconstruirla; pero la ciudad -hoy llamada Antigua- volvió rque esta aventura no era, en verdad, sino un paso más en
a ser destruida a causa de una erupción volcánica en 1717, y fue a ambiciosa aventura europea de su expansión, que habían
abandonada a medias, levantándose la nueva en el lugar actual : menzado cuatro siglos antes. La tierra que ahora ocupaban
de la ciudad de Guatemala. Panamá fue fundada en 1519 sobre .una tierra real, con ríos y llanuras, lagos y volcanes- debía
el Pacífico por Pedrarias Dávila y, en rigor, bien puede consi- r '· una ~prolonyación ~e la tierra que dejaron el día que se
derarse como resultado de un traslado de Santa María la Antigua barcaron en os nav10s.
-fundada por Enciso y Balboa alrededor de 1510-, que a pesar · '· . En rigor, esta actitud suponía la vigencia incuestionable de \
de haber sido impulsada por el nuevo gobernador, fue abando- \ 1 a concepción que movió a la Europa cristiana desde que
nada después de la instalación del gobierno en Panamá. Cieza ~omenzó su expansión: la Europa cristiana constituía el único
de León señalaba, treinta años después, que la ciudad era insa- .;'Un_do válido, en medio de mundos inferiores y sumidos en la
lubre y que hubiera debido cambiar.se de sitio; "mas como las · curidad. Esta concepción etnocéntrica no era única ni original:
casas tienen gran precio porque cuestan mucho a hacerse, aunque ·ertamente, los musulmanes la poseyeron y por eso desencade-
ven el notorio daño que todos reciben en vivir en tan mal sitio, aron la guerra santa; y la Europa cristiana, que la sintió arrai-
no se ha mudado". Sin embargo, después de la destrucción de la . da en la romanidad y la robusteció con su fe, aprendió en el
ciudad en 16 71 por el pira ta l\1organ se la trasladó a su actual ·mplo musulmán que tenía el derecho de imponerla a los
emplazamiento.
\indos inferiores y oscuros. Desde las cruzadas -y no es un
En busca de mejor sitio fue abandonada Nombre de Dios zar- la catequesis concebida como mensaje espiritual, tal como
en 1596, en remplazo de fo cual surgió muy cerca Portobelo. San }concebía aun Raimundo Lulio en el siglo xm, fue remplazada
Juan de Puerto Rico y Quito fueron mudadas, como también por
diversas razones, La Victoria, Mariquita, Huamanga -hoy Aya-
: r la guerra contra el infiel presidida por la siempre entrevista
agen del apóstol Santiago, antes mata-moros y luego m~ta­
cuch o--, Arequipa, Santiago del Estero, Tucumán, Mendoza y
Buenos Aires entre otras. 'dios. Era una guerra sin cuartel porque era la guerra del bien
En rigor, la mudanza del sitio equivalía a una nueva funda- ntra el mal y quienes la emprendieron estaban seguros de
ción, puesto que con frecuencia el grupo urbano originario cam- U.e representaban el bien: "Templos del demonio" llamaba
biaba. Fue totalmente nuevo en Buenos Aires puesto que trans- ,1 piadoso Motolinía a los que los conquistadores destruyeron en
currieron cuarenta y cuatro años entre la primera y la segunda ' éxico.
·fundación; y fue parcialmente renovado en Santiago de Guate- .. La mentalidad fundadora fue la mentalidad de la expansión
mala en 1717 porque no todos los vecinos aceptaron abandonar kúropea presidida por esa certidumbre de la absoluta e inc~~stio-
Antigua. Con la nueva fundación la vida empezaba de nuevo. , .':pable posesión de la verdad. La verdad cristiana ~? si ~ficaba
.: solamente una fe religiosa: era, en rigor, la expres10n radical e_
:1Jlll mundo cultural. Y cuando el conqwstador obraba en nombre
4. LA MENTALIDAD FUNDADORA ..<le esa cültura-:-nu-sólo afirmaba el sistema de fines que ella
importaba sino' también el conjunto de medios instrumentale_s .Y
Situados frente al lugar elegido, con la mano apretada sobre la de técnicas que la cultura burguesa había agreg~do ~ la vieJa
empuñadura de la espada, la mirada fijada en la cruz y los tradición cristianofeudal. Con esas técnicas podia :tr11'.filfar el
pensamientos puestos en las riquezas que la aventura les depa- bien sobre el mal: con el caballo obediente a la brida, con la
raría, los hombres del grupo fundador de la ciudad que ya tenía ballesta, con el acero de las espadas y las corazas, con los fuertes
nombre pero de la que nada existía sobre el suelo debían navíos aptos para la navegación de altura. Los grupos funda-
. '
experunentar la extraña sensación de quien espera el prodigio dores expresaban esa interpenetración feudoburguesa que en.!ª
de la creación surgida de la nada. Eran europeos sobre el conti- península iba ajustando las relaciones entre las clases y tamb1en
nente desconocido, y la creación estaba prefigurada en sus mentes. entre los fines y los medios.
66 LATINOAMÉRICA: LAS CIUDADES Y LAS IDEAS
67
Gracias a aquella certidumbre, la mentalidad de la expan- ~4pia~inarios que _sólo el a~ar transformó en realidad.
sión europea había concebido el proyecto de instrumentalizar el ' '. '6 .siendo un contmente vao10 porque lo que encontraron
mundo no cristiano para sus propios fines, y se afirmó en esa ·scalificado a partir de aquella idea de la cristiandad
convicción cada vez más, a medida que los medios iban acrecen- · como · úrúco mundo válido. Cuando la realidad insurgió
tando sus posibilidades: a la mayor superioridad técnica corres- , ;ojos de los conquistadores, o la negaron o la destruyeron.
pondió una mayor certeza de la validez de sus fines . Acaso la titlán fue un símbolo. Deslumbrado por ella, Cortés la
presencia de nuevos infieles en el centro y el este de Europa yÓ implacablemente; y cuando empezó a difundirse el
hubiera podido mellar la confianza en el destino supremo de la J::9 ante las culturas americanas, Carlos V ordenó que no
cristiandad. Pero no fue sino un breve eclipse. Los portugueses indagara ni se profundizara su conocimiento. El continente
habían domado ya las poblaciones africanas y asiáticas, y al debía quedar vacío del todo.
tiempo que se instalaban como dominadores en nuevas regiones :sf · se constituyó esa tendencia inédita de la mentalidad
cuyos productos obtenían para incorporarlos a su propio tráfico, .!lora. Se fundaba so e la nada. Sobre una naturaleza que
intensificaban el comercio de esclavos y su utilización para su ,<;:onocia, so re una socie a que se ani uilaba, sobre una
propia economía metropolitana y colonial. Los españoles, por su ~.·. que se aba por mex1sten e. ,a ciu a era un reducto
parte, habían abatido el poder musulmán en su propio territorio · · en me o e a na a. entro e e a e ian co servarse
y se consideraron en condiciones de trascender sus fronteras: ente las ormas e la vida social de los países de origen,
hacia el África musulmana, según un primer designio, y hacia . a y la religión cristianas y, sobre todo, los designi.os para
América luego, cuando se advirtieron las gigantescas perspec- . les los europeos cruzaban el mar. Una idea resumió
tivas que abrían los nuevos territorios. Una experiencia feliz tendencia: (;rear sobre la nada una nueva Europa.
permitió tener la seguridad del éxito de la nueva aventura. ova Lusitania, Nueva Espana, Nueva ~leéfo, Nueva Ga-
Pero la mentalidad fw1dadora adoptó en América una ueva Granada, Nueva Castilla fueron nombres regionales
actitud inédita. Desde 14·92 hasta el descubrimiento de las cultu- · enunciaron esa tendencia, como las ciudades que se llama-
ras mejicanas, treinta años después, los españoles y los portu- . _alladolid, Córdoba, León, Medellín, La Rioja, Valencia,
gueses no conocieron sino poblaciones escasas y rudimentarias g~na, Trujillo, Cuenca; o antepusieron el nombre de un
sobre las v'astas extensiones que exploraron. Así se constituyó, <al viejo nombre indígena: Santiago, San Sebastián, San
fundadamente, una imagen de las nuevas tierras que tendría , San Antonio, San Marcos, San Juan, San Miguel, San Fe-
importancia decisiva en adelante. América apareció como un ::El conquistador contemplaba melancólico el paisaje, y se

l
continente vacío, sin población y sin cultura. El vacío no era
total en cuanto a población; pero dentro del sistema de ideas
de los conquistadores, el escaso número y su nivel de civilización
significaba un valor desdeñable; y en cuanto a cultura, la sensa-
2.ijaba al encontrar uno, suave y moderado, que le recordara
:erra natal, como recordaba la vega de Granada --dícese-
. zalo Suárez Rendón mirando desde las ventanas de su casa
· 'unja. Y procuraba no sólo alcanzar la dignidad que hubiera
ción predominante fue resueltamente negativa. Esta imagen del ~do tener en su patria sino también rodearse de todo aquello
continente vacío se conjugó con la del tropicalismo para cons- uebles, utensilios, vestidos, pinturas, imágenes- que se la
tituir un estereotipo indestructible por mucho tiempo, aun des- .qrdara. Esa actitud personal correspondía a la actitud oficial.
pués de haberse descubierto las culturas superiores de las mesetas . sólo por su gusto remedaba el fundador lo que dejaba en
y las zonas templadas y frías del continente. :' península. Estaba instruido para que estableciera el sistema
El estereotipo nació de una primera experiencia real; pero J,ítico y administrativo de Europa, los usos burocráticos, el estilo
no sólo lo sustentó la inercia sino que resultó consolidado por ~~uitectónico, las formas de vida religiosa, las ceremonias civiles,
los designios de los conquistadores. América siguió siendo un e,modo que la nueva ciudad comenzara cuanto antes a funcionar
continente tropical, porque eran productos tropicales los que pmo si fuera 'una ciudad europea, ignorante de su contorno, indi-
los conquistadores tenían en la imaginación, además del oro y la "'.; rente al oscuro mundo subordinado al que se superponía.
68 LATINOAMÉRICA : LAS CIUDADES Y LAS IDEAS ~
'!' '

Sin duda alentó la implantación de la ciudad europea sobre .;, 'St CIUDADES HIDALGAS DE INDIAS
la tierra desconocida esa certidumbre de que nada -ni sociedad .~
ni cultura- había sobre ella, o mejor nada válido, de la que el {"
fundador infirió que todo lo que establecía y reglaba estaba des- . ~
tinado a perdurar tal como su voluntad lo había instituido sin ''
admitir ni sospechar que el contorno --esto es, la naturaleza' . '
la sociedad y la cultura autóctonas- pudiera volverse contr~ ··~
e~lo o que, al menos, comenzara una lenta y solapada penetra- f;
ción de los elementos subsumidos e ignorados. :\
Ciertamente la ciudad no alcanzó en un principio en el Brasil · ~
la significación que desde el comienzo tuvo en Hispanoamérica. 1
.·l· acto fundacional, la ciudad empezaba a vivir. Y c~n los
'·.tos trascendentales se entremezclaban los problemas mme-
Allí, y hasta el robustecimiento de las burguesías y de las fun- · i,:de cada día. Había que cumplir una misión, pero era
~iones interme?ia.rias ya en el siglo XVIII, · la sociedad agraria · rio sobrevivir a los enemigos, a las enfermedades, al ham-
. impuso su propia imagen de la realidad. Pero en Hispanoamérica . ; orno en todas las situaciones críticas, allí se puso a prueba
-como en Brasil desde el siglo XVIII- fue la ciudad la que ' 'óil trabazón entre ideología y realidad. El grupo funda~or
elaboró, desde su fundación misma, la imagen de la realidad ~ '. unas veces y disminuyó otras; el espacio físico come?zo a
circundante ·y el modelo operativo que guiaría la acción del '. se , de una sumaria edificación que le daba a la cmdad
grupo fundador. Y en cierto modo -tanto en Brasil como en . -aire de realidad: las elementales necesidades comenzaron
Hispanoamérica- obtuvo la ciudad un primer triunfo puesto ·: ar rudimentaria y metódica satisfacción; el gobierno em-
que dibujó lo primero que era necesario · crear: las áreas de ; . funcionar · las agresiones de los indígenas comenzaron a
influencia de las ciudades, las relaciones entre ellas gracias a las · .' .: ntroladas. 'y entretanto era necesario decidir qué hacer
cu.ales se constituyeron las redes urbanas, y finalmente el mapa f_ . a ciudad, al servicio de qué había que ponerla.
m1s:r;i? del nuevo mundo con sus conexiones continentales y ; Era fácil trasladar la traza de al terreno, pero no era
1 mantima?, como no había existido nunca antes de la conquista. 1
; -trasmutar una i eo ogia en una política. ada cm a ª. ,ia
El ciclo de las fundaciones es, precisamente, el del dibujo ·: msta a a .e acuer o con unas es1s generales y ~n relac~~n
..del nu~vo mapa del nuevo mundo, un mundo urbano e inte:i;::_, \· . algunas circunstancias concretas. Pero su sola .mstal~cion
comumcado, como no lo había sido. Es, también el de la primera '' "hcadenaba un mundo de nuevos problemas, prácticos e ideo-
I eologia crea a por ese mun o ur ano: la que negaba la realidad cos, que se resolvían a veces a plena concie~ci~ :y, a veces,
de un mundo sociocultural Ínequivocamente existente para pro- " "tiva y espontáneamente. Muchos fact~re~ mci~i~n e;i las
poner la creación de otro nuevo según el modelo de las metró- 'isiones: las vagas reminiscencias del obJetlv? ~ngma~io, la
polis. ~ero si .esa ideología perduró y cobró significación fue uliaridad de la sociedad urbana que se constltma J'.' diferen-
porque mtroduJO en el modelo variantes adecuadas a las nuevas ba generación tras generación, las posibilidades pr~vistas para
si.tua.cjones. Por entre los resquicios del imperio cristiano se desarrollo· pero acaso lo que más influyó, fue, precisamente, el
dibuJo. el esquema de una sociedad escindida de conquistados y ·,
ogresivo '
descubrimiento i ades rea1es que
de las· nuevas posi'bil'd
co . mstadores en la que estos "lÍltiiños constituyeran un grupo :'Tiudad y la región ofrecían, ~l~nas de la.s cuales eran s~gura­
flmdo e aspiran es al ascenso económico y social. Conformada ente muy promisorias pero exigian un reaJ~ste de las actitudes.
en una situación inédita, la mentalidad fundadora elaboró una -orque al cabo de muy poco tiempo, las soci~¿ades urban~s des-
ideología sólo en apariencia confusa y contradictoria. En rigor, ·ubrieron que estaban colocadas. en una opc~on entre el sIStema
correspo.ndía exactamente a la nueva sociedad feudoburguesa que . e sus metrópolis, un poco margmales, y el sistema de la ~uropa
se constituía en esas Indias que querían ser una nueva Europa y ·. ercantilista que ofrecía el variado espectro de sus tentac10ne.s, a
1que eran, en verdad, sólo frontera y periferia de la Europa vieja.:. avés de la estrecha mirilla que se abría en la férrea concepc10n

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