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CAPITULO I
Una vez declarado el divorcio por sentencia emitida por el Juez Unipersonal No. 3 de la
Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño, Niña y Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Estado Zulia, en fecha 16 de noviembre de 2007, según se evidencia de
Sentencia de divorcio que anexo marcada con la letra ‘B’, quedaron establecidos en la
referida sentencia los acuerdos respecto a la obligación de manutención por parte del
ciudadano RICHARD JOSE DUARTE URBINA, donde se explicitaba que se comprometía
a suministrar una determinada cantidad de dinero mensual, que sería pagada de forma
quincenal, y adicionalmente a ello, dicho ciudadano se comprometía a cubrir los gastos del
colegio, educación media y/o superior, medicinas, vestuario, útiles escolares, así como los
gastos extraordinarios que requiera la niña en la época escolar, vacaciones y navideña.
Es el caso, ciudadano juez, que tales compromisos han venido disminuyendo a lo largo del
tiempo, al punto que hasta el mes de noviembre del pasado año, el obligado sólo cubría la
mensualidad de la escuela, cuyo monto alcanza los TRECE MIL BOLÍVARES (Bs.
13.000,oo) y algunos efectos de higiene personal. Sin embargo, a partir del mes de
diciembre el mencionado ciudadano cesó en todas sus responsabilidades respecto a su
obligación de manutención, excepto en lo relacionado a la mensualidad de la escuela,
expresando de manera verbal que no se encargará de ningún otro gasto relacionado con
su hija que no sea el pago de la mensualidad de la escuela debido a que no tiene más
dinero.
Justificada la necesidad e interés de mi hija y a los fines de sostener el interés superior del
niño, como uno de los principios rectores en los cuales se fundamentó la citada Ley
Orgánica para la Protección del Niño, Niña y del Adolescente, para asegurar el desarrollo
integral de los mismos, así como el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías;
justifico de la siguiente forma que el padre de mi hija cuenta con suficiente recursos
económicos para sufragar el monto de una pensión alimentaria, digna y decorosa en
beneficio de ese interés superior del niño, teniendo la suficiente capacidad económica para
sufragar una pensión alimentaria que pueda compensar el empobrecimiento del cual he
sido objeto en mi patrimonio particular, ya que con lo poco que gano como docente adscrita
al Ministerio del Poder Popular para la Educación, he tenido que sacrificarme en beneficio
de mi hija para darle una mejor calidad de vida, no pudiendo comprar para mi uso personal:
ropa, calzado, objeto personales y otros gastos propios de toda mujer, porque lo destino
todo para mis hijos.
CAPITULO III
DEL DERECHO.
CAPITULO IV
PETITORIO