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Colateral

El colateral es un activo que sirve como garantía frente a la concesión de un crédito, una emisión de
bonos o cualquier otra operación financiera. La calidad de respaldo del colateral dependerá de
la calificación crediticia de éste y de su buen comportamiento.

Por esta razón, el análisis del colateral es vital para valorar una operación de titulación (securitization
en inglés), que no es más que una agrupación de préstamos, vendiendo activos financieros avalados
por éstos, que para el caso de la titulación son bonos de titulización.

Históricamente, cuando se empezó a desarrollar el mercado de titulaciones, el colateral estaba


compuesto principalmente por préstamos hipotecarios, pero a medida que los mercados
financieroshan ido evolucionando, la variedad de activos ha sido mayor y por tanto, existen mayores
activos susceptibles de utilizarse como respaldo o colateral.

El colateral también es muy frecuente en operaciones repo. De hecho, es por definición la operación
que lleva colateral obligatoriamente en los mercados financieros. Recordemos que en una operación
repo se produce un intercambio entre dos contrapartes. Por un lado, se entrega un activo de renta
fija como un bono o una letra y por el otro efectivo, para que en un determinado periodo se produzca
la operación contraria, es decir, se devuelve el activo de renta fija por un lado, y la otra parte el
efectivo más unos intereses.

En los mercados de derivados financieros encontramos los acuerdos de colateralización, que como
su propio nombre indica, son acuerdos que proveen protección ante el potencial incumplimiento de
la contrapartida de alguna de sus obligaciones en una operación de derivados. Estos acuerdos,
mediante un documento legal, estandarizan el mecanismo de mitigación de riesgo de
crédito (contrapartida), definiendo los activos entregables para garantizar la obligación.

Tipos de colateral

Existe diferentes tipos de colateral:

Préstamos: Podemos diferenciar préstamos personales y préstamos con garantía real.

Derechos de cobro: Como consecuencia de operaciones con particulares y empresas con pago
aplazado.

Derechos de explotación: Son ingresos en forma de cuotas tales como royalties, franquicias,
alquileres, etc.
Contratos de servicios: Contratos de suministro como agua, luz, gas, etc, a pesar de ser importes no
precisos.

Análisis del colateral

Para analizar si la calidad de cobertura o respaldo de un colateral es buena, debemos tener en


cuenta los siguientes factores:

Predictibilidad de los flujos que entran de dinero.

Retraso en los pagos y riesgo de incumplimiento y de liquidez.

Diversificación del riesgo sectorial y geográfica.

Garantías adicionales asociadas al colateral.

Legalidad y marco regulatorio de ese activo.

Colateralización cruzada, en caso de colateral de un grupo de activos, si falla uno, el resto pueden
ser utilizados para cubrir ese activo.

Ejemplo de colateral

El ejemplo más común de colateral lo encontramos con la negociación de repos, porque es una de
las operaciones más utilizadas por los bancos y otras grandes empresas para obtener liquidez, y es
fundamental para el buen funcionamiento del mercado de bonos.

En un repo una parte tiene títulos de deuda, que como norma general, suelen ser bonos libres de
riesgo, y además necesita liquidez. La otra parte tiene exceso de liquidez, y lo intercambiará por los
bonos (con pacto firme de devolución) a cambio de un tipo de interés o “precio repo”.

La lógica existente detrás de esta transacción es la misma que la de una hipoteca, es decir, que el
que realiza el préstamo tenga la posibilidad de asegurar su posición ejecutando un activo. La razón
de limitar el colateral a los bonos libre de riesgo, es la de mantener la estabilidad del valor que sirve
como colateral.

Por norma general, se usan las Letras del Tesoro americano (T-bills) o el bono alemán
llamado Bund a 10 años. Por tanto, en las operaciones de compra-venta doble como son los repos,
aparece la garantía de un colateral, normalmente un título de deuda pública, que favorece la
ejecución de la operación de inversión-financiación y, rebaja, el tipo de interés respecto a una
operación con riesgo. Dicha garantía pueden ser Letras del Tesoro, Bonos u Obligaciones del Estado
e incluso pagarés de empresa y bonos de renta fija privada o emisores diferentes al Estado. Al ser
operaciones garantizadas, generan, tal y como hemos comentado, tipos de interés inferiores a los
del mercado interbancario de depósitos para ese mismo plazo.

Otro ejemplo de colateral lo encontramos en EEUU, a través de bonos de titulación respaldados por
préstamos hipotecarios, llamados Mortgage Backed Securities (MBS). En este caso, se emiten una
serie de bonos ABS que pagarán a sus inversores un tipo de interés, que vendrá de la mano de los
pagos de las hipotecas, descontando una comisión que será por un lado para el banco y para el
vehículo especial creado para realizar la titulación fuera del balance del banco (sacando los riesgos
del balance).

Agencias de calificación (rating)

Las agencias de calificación o rating son empresas independientes que se dedican a analizar
la calidad crediticia de los diferentes emisores (tanto entidades públicas como privadas).

Dado que existen muchos emisores de deuda, hace años nacieron este tipo de agencias para emitir
calificaciones en función del riesgo de que sea impagado cada uno de los títulos que emiten estas
las empresas, tanto pública como privada. Ambas consideradas renta fija.

Las agencias de calificación analizan la calidad crediticia, comprobando cuál es el riesgo de


crédito de cada título de deuda emitido, y en base a ello emiten una calificación, para que los
inversores puedan conocer el riesgo de impago de cada entidad sin tener que realizar un exhaustivo
análisis.

En situaciones normales de mercado el riesgo de crédito más bajo es el del Estado, ya que suele
tener mayor calidad crediticia que una empresa (corporate). Asimismo, las entidades con mejor
calidad crediticia suelen pagar una rentabilidad menor que las una empresa con peor calidad
crediticia, a mismo plazo y mismo tipo de activo.

Las agencias de rating más conocidas son Moody´s, Estándar & Poor´s y Fitch IBCA, y la
característica que define a todas ellas es que no mantienen posiciones de riesgo ni intereses en los
mercados y tampoco pertenecen a ningún grupo que actúa en ellos. Su trabajo es analizar desde la
coyuntura económica y el entorno de actividad hasta los estados financieros en detalle, los riesgos
de la empresa, el negocio e incluso la calidad de los directivos.

Si una empresa emite un título de renta fija y quiere que una agencia lo califique, es la propia entidad
emisora la que tiene que pagar por esa calificación. Lo que en ocasiones puede ocasionar polémica,
ya que podría pensarse que se paga para obtener un mejor calificación. Sin embargo, esto
raramente ocurre, porque si no terminaría con el negocio de estas agencias, que se basa en emitir
calificaciones cuánto más exactas mejor. ¿Y de qué servirá a una empresa pagar por una calificación
baja? Siempre será mejor por norma general tener una calificación, aunque sea baja, que no tener
ni siqueira calificación crediticia.

Las agencias de calificación tienen un papel muy importante en los mercados financieros, ya que
mediante sus calificaciones guían a los inversores indicándoles el riesgo que hay implícito en la
inversión en un determinado activo financiero. Si bien es cierto, que el hecho de no tener
calificación y querer financiarse (emitir deuda) en los mercados financieros tiene una desventaja, y
es que vas a pagar un tipo de interés mucho más elevado.

Las calificaciones de las agencias

Existen ratings o calificaciones de diferentes plazo; a largo plazo, utilizados para el mercado de
capitales y ratings de corto plazo utilizados para el mercado monetario, están detallados cada uno
de los niveles en los cuadros de abajo.

Cabe destacar la línea divisoria en el cuadro de clasificaciones de ratings a largo plazo, que separa
la zona de activos con grado de inversión (o “investment grade”) a la zona con grado de no
inversión(“non investment grade”). La primera supone elevada solvencia del emisor mientras que la
segunda una baja calidad crediticia.

Las calificaciones no son estáticas, pueden cambiar dependiendo de las circunstancias de mercado
o la solvencia de la compañía. Tanto es así, que una revisión a la baja (downgrade), traspasando la
frontera de investment grade a non investment grade supone que la mayoría de fondos de inversión
o bancos que tengan en cartera esos activos financieros van a venderlos provocando estampidas en
aquellos activos y como es de esperar un descenso acusado en su precio, por lo que a la parte baja
se le considera high yield o bonos basura.

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