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2018
Obras del Autor
1-El Legado de un Sìmbolo. Ediciòn 2009 y
2012
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Repùblica Argentina – Santiago del Estero
1de febrero de 2018
Dr. Pedro A. Pernigotti Olmedo Santillàn
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dizar en el yerro perseverante y eterno què nos tiene encadenado e impe
didos a ver lo real por sìglos y siglos. Creemos en muchos fenòmenos de la
naturaleza què tampoco vemos por su invisibilidad, què còmo el viento què
ni ve ni toca, pero què si creemos en el porquè lo sentimos cuàndo una ràfa
ga nos mueve o vemos suspender papeles en el aire, o què còmo al èter, esa
inmensa dimensiòn de la nada entre nosotros y las estrellas, què nada eran a
yer y hoy ha cambiado por tener riquezas sub-atòmicas impensables, què qui
zàs, pero real, què còmo los brazos fuertes de Hèrcules què sostiene el mun
do en la mitologìa, hoy se teoriza què en èl està alojado la partìcula del gravi
tòn què sostiene a todos los cuerpos celestes del universo. Tambièn creemos
en la bondad o la perdiciòn por las experiencias què con ellos tenemos y vivi
mos a diario pero por sus efectos dañinos o placenteros, pero negamos al Pa
raiso o al Infierno porquè no hemos vivido esas experiencias por nosotros mis
mos o por narraciòn de terceros. Ignoramos què viene despuès de la muerte
y tampoco lo què sucederà llegado el dìa. Tambièn volvemos a èsto
Pero decimos què estas dudas persistiràn hasta què las ciencias se hagan car
go de su descifrado, o què de èsto se ocupa la Metafìsica o Teologìa natural,
dàndonos la confianza què todas èstas inquietudes està a buen resguardo, lo
què no es cosa cierta. Porquè en realidad la Metafìsica se ocupaba en sus pri
meros tiempos con màs interrogantes què respuestas y menos aùn de sus
pruebas, o al menos ahora por su decodificaciòn inferida por la contrastabili
dad cuyo tèrmino adopto en algùn grado de las ciencias empìricas para nues
tro anàlisis, aunque sabemos què la certeza de estàs ùltimas dependen no de
ellas mismas sino del nivel de sabidurìa de quièn o su audiencia las recibe o
escucha, al grado tal, què la magnitud del material probatorio deberà acumu
mularse en cantidad y calidad en mayor medida, si es la ignorancia la què pre
domina en quièn la recepciona
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por mètodos probatorios de la razòn, y son a quiènes dedico èstas lìneas,
porquè con nuestro raciocinio gozamos de otro modo de conocer y pro
bar, còmo lo hace Santo Tomàs de Aquino y logra con sus “Quintas vìas”
racionales por deducciòn de lo general a lo particular, sìn contraponerse a
lo ya sabido por la fe - lo què no requiere de justificaciòn racional-, còmo
lo trato ahora de explicar porquè los conocimientos particulares no tienen
fronteras y son aprovechables cuàndo y cuànto de ellos se requieran
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pòsito y para no perturbar con nuevos conceptos què debiera de crear
para èsta ocasiòn Debemos convenir en què a este concepto de “contrasta
bilidad” al què recurro de las ciencias experimentales, nosotros lo utiliza
remos en su sentido inverso, al punto de confundir què nuestras deducciones
parte impropiamente de la nada, o por el principio del contrario opuesto y asì
estamos prevenidos y atentos, cuàndo concluyo y sugiero a nuestro inter
locutor imaginario què “sì tù sos quièn niega la legìtima existencia de nuestro
Ser Invisible, entonces ¿porquè no escarbas, buscas y obtienes en tu mente
ese extraño color primario y desconocido por nosotros?” Y sin alterar nuestra
lògica y percepciòn continuo y afirmo:”entonces sì tu me muestras ese nuevo
color, entonces nuestro Invisible no existe y significa què he aprendido de tì”,
terminando usando èste modo del contrario opuesto y por ende se invierte la
contrastaciòn a negativa, cuàndo en formulaciòn opuesta se concluye "pero
sì tù no has podido imaginarte a ese color imprimièdolo en tu percepciòn, sig
nifica què Dios si existe còmo evidente" Lo vemos a esto adelante
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“Pero, aùnque nuestro pensamiento aparenta poseer èsta libertad ilimita
da, encontraremos en un examen más detenido que, en realidad, la men
te no viene a ser más que la facultad de mezclar, trasponer, aumentar o
disminuir los materiales su ministrados por los sentidos y la experiencia
[...] Cuàndo pensamos en una montaña de oro, unimos dos ideas compa
tibles: oro y montaña, que conocíamos previamente [...] En resumen, to
dos los materiales del pensar se derivan de nuestra percepción interna o
externa. La mezcla y composición de èsta corresponde sólo a nuestra
mente y voluntad. O, para expresarme en un lenguaje filosófico, todas
nuestras ideas o percepciones más endebles, son copias de nuestras impre
siones o percepciones más intensas."
Èste pensador sobresaliente, para quièn las ideas venìan de los sentidos,
con el modelo elegido còmo el unicornio o montaña de oro, queda obli
gado a seguir su deducciòn directa para concluir en lo què èl habrìa desea
do còmo era la prueba de la inexistencia del Ser Supremo, para lo cual re
querìa necesariamente elegir ese modelo empirista de observar al objeto,
què desdoblando la idea, vuelve a su fuente què nada explicaba, còmo ser
dos objetos materiales distintos y separados còmo es el caballo y cuerpo
humano y demàs dentro de un marco teòrico del què ya se sabìa sobre las
percepciones por los sentidos y las ideas desde Aristòteles y Platòn
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Nuestro dìàlogo imaginario con el interlocutor negacionista
“Si tù sos quièn piensa que Dios es ese ser incorpòreo e invisible què ha sido
solo imaginado y no real, y sos el què concluye què el no es evidente y por ello
no existe, entonces te propongo y te doy el tiempo què necesites para què me
traigas un color primario nuevo què sabemos que no existe en este mundo, en
forma de pintura sobre objetos o destellos o luces alborales inmateriales
suspendidas en el espacio, y què còmo sè que no vas a lograr aprehenderlos,
mejor imagìnatelo, igual què segùn tù, otros sè han solo imaginado al Dios
invisible e inexistente, y descrìbimelo tal còmo tù puedas entenderte y hacerme a
mi ver què tu color existe y què me has convencido de ser real y de existir èl (el
color) nìtidamente en tu percepciòn”
1º- O me traes para mi asombro ese nuevo y diferente color, y yo te dirè que he
aprendido de tì, y què me has convencido, porquè si tù has sido capaz de ima
ginarte esto, deducirè contigo que Dios no existe, porquè asì còmo vos has lo
grado imaginarte algo què no es real en este mundo, tambièn otros podrìan ha
berlo imaginado a Dios
2º- O vienes a mi dicièndome què no lo has encontrado y que tampoco has podi
do imaginarte còmo serìa ese otro y diferente color primario fantàstico a los que
sè conoce en la naturaleza natural o artificial, entonces yo te dirè què ya sabìa
que fracasarìas a pesar de tus esfuerzos por complacerme, porquè sòlo existe en
este mundo lo què ya existìa en mi razòn o por què no puedo contener en mi
razòn algo què no existe en este mundo
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En cambio si elijo otro modelo a observaciòn y estudio còmo el Arco Iris y sus
siete colores puros o primarios, tàn o màs antiguo desde el nacimiento de la
tierra y el espacio, el resultado diferirà radicalmente, por què a la razòn debe
mos someterla a prueba mediante un test de inferencias, corroboraciones y
sus contrastaciones para obtener la certeza de lo què pensamos o imaginar
nos. Evitemos de envolvernos oscureciendo en què existen màs de tres colo
res còmo el verde, el azul y el rojo, porquè son los què no comparten pigmen
tos de otro, o de ser ellos màs de siete, sì es què en crisol vertimos todos de
ellos y miles de miles de combinaciones hasta lograr millones de tonalidades
diferentes, o què sì surge a màs de los antes constatados, otro diferente por
obra de un meteoro o traìdo de algun viaje espacial, no alterarìa este anàlisis
en nada, porquè èl se incorporarìa a nuestra tabla de colores, y volverìamos a
planternos la necesidad de imaginarnos el 5to. o el 9no. color, por què lo què
estamos buscando es algo concreto de lo què tenemos conocimiento de què
ese color no existe dentro del universo ni de nuestras percepciones al dìa de
hoy, muy opuestos a Hume en èsto, quièn en su trance permanente de empi
rista, expone un alegato a favor de los objetos concretos, del conocimiento y
pensamientos ahora limitado a la realidad, y de imposible prueba a la existen
cia de Diòs, olvidando què su esencia sì podìa ser captura por la razòn
Asì còmo decimos què son solo tres los colores primarios por ser ùnicos, o los
siete del Arco Iris, entonces hàgase èsta prueba por contrastaciòn invertida e
imagìnense si es posible otro color què no se parezca a esos otros indicados y
conocidos a hoy y concluirà què no puede hacerlo. Dirà què esto es imposible
o què siente algo extraño què le invade su mente còmo la agonìa de la nada y
optarà por abandonar èsta prueba y si insiste en persistir en èsta prueba y
abusa del ejercicio, hasta la razòn puede irònicamente llegar a perder en vez
de reencontrarse con ella. Entonces a Dios y a todo lo invisible e incorpòreo,
¿còmo puede habèrselo alguien imaginado sino ha existido realmente? Si di
ce què Èl es un ser irreal e imaginado solo, entonces pruèbese usted si asì lo
cree, y entonces haga aparecer en su mente algo què no existe en este mun
do, que es lo que propone Hume, còmo es ese otro color, y descrìbalo “ y asì
aprenderemos de tì”
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Pero relacionado y unido a nuestro punto, dònde el conocimiento empìrico
es insuficiente para explicar y probar conceptos y entidades absolutas, entre
las què està Dios con sus inmanencias y la demostraciòn de su esencia, tema
què la Metafìsica explora con su mètodo racional deductivo, tambièn existen
otros temas de menor trascendencia, què nunca he leido què sean parte es
cencial de la Creaciòn, porquè estàn guardadas còmo si se tratara de dos de
sapercibidas caracterìsticas o condiciones innatas del ser humanos, què ga
rantizan la convivencia pacìfica entre ellos y la supervivencia de la raza y ello
porquè sòlo y exclusivamente estàn tratado en las Sagradas Escrituras Ju
deos-Cristianas y la Doctrina de la Iglesia, y sì a ellas nos remitimos, solo en el
Antiguo Testamento, en Apocalìpsis 10 està escrito el pasaje de lo què los
truenos hablan y se prohibe què se escriba lo què ellos dan cuenta hasta ha
cerlo conocer recièn en el fin de los tiempos, contemplando la no revelaciòn
de esto.
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Y la segunda què es la màs cotidiana, cuàndo el arrogante caminante presu
roso - imponièndose, y aùn màs, còmo jactàndose soberbio de estar seguro
en su verdad del vacìo en què se precipitarà al final de sus dìas y de què no
podrà ser superado por su interlocutor - lo dice al otro resignado y buen sa
maritano què descansa reposando bajo la sombra del àrbol - y èste enmude
ce còmo cuando nos està negado algo por obligada y necesaria ignorancia –
de què nadie sabe lo què es la vida despuès de la muerte, y menos de què
modo vive el alma en el paraiso, pero eso sì, què haya sido demostrada y con
firmada còmo evidencia cierta, soslayàndose ingenua e inadvertidamente la
sòrdida y tràgica existencia humana què nos sobrevendria ante la seguridad de
gozar de este conocimiento pleno, què solo logràrìa la supervivencia de los fuer
tes y el autoaniquilamiento voluntario de los dèbiles por sus flaquezas, o solo
por gustar cambiar el destino de sus vidas
O acaso hoy ciertas naciones no dejan duda del acierto de èsta premoniciòn
revelada o no?. No nos dice la consciencia què esto es obvio? Què mejor igno
rar a que saberlo¿ Què es garantizador de la vida humana creer en Dios y la vi
da posterior a la muerte còmo el cristianismo y el judaismo la enseña, pero ig
norar a ciencia cierta las bondades celestiales, por compasiòn a nuestra super
vivencia?
Si nò, para què intentar hacer aparecer en nuestra imaginaciòn algo invisible,
què no existe en el mundo, si ya es negado apriori por la razòn. Si nò porquè
no hace aparecer usted ese 4to. O 8vo. color que tràs tantos intentos no logra
hacerlo aparecer y ver? Y ello pasa, porquè ese ignoto color no existe en lugar
alguno, còmo asì nadie podrìa haber intentado y lograr crear el concepto de
Dios si Èl no hubiere existido
Còmo ver al Invisible, si tampoco el hombre vè el porquè del què nos enten
demos y comunicamos por la boca y què el pensamiento queda guardado den
tro nuestro. O còmo estar dotado para creer en lo invisible, si tampoco nunca
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se ha preguntado el porquè nos està negado, por no evidente y no confirmado
su saber, còmo es el conocimiento del èxtasis supremo del alma allà en algùn
lugar?
Es què el negacionista solo evoca una actitud irracional, còmo asì lo ès una re
acciòn inconsciente mecanizada, que enraiza en la personal, intrascendente y
subjetiva voluntad reducta, que nada tiene que ver con la contemplaciòn inqui
sitoria què conducen a la verdad de lo evidente y seguro, o su negaciòn, què
no elucida ni concluye, y sin que le preceda por fundamento un juicio de valor
legìtimo
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cos de la razòn, màs no en los impulsos de la voluntad, del instinto o de la in
tuiciòn, que son otros temas
¿Todo èsto què interrumpimos arriba, què sin verlos se hace visible por sus
efectos o sus consecuencias, no nos es familiar cuando en primera pàgina, de
cimos que al aire y al èter, los dos invisibles e incorpòreos, pero què los perci
bimos por sus efectos, al primero por las movimientos y sus ràfagas o papeles
en el aire y al segundo, el èter, ese infinito vacio universal, què no es aire y es
inamovible, pero què es la causa de la gravitaciòn espacial què evita que entre
los planetas se atraigan y aplasten? O què la luna se nos venga encima? Son en
tidades fìsicas invisibles e incorpòreas a nuestra vista y a la materia
Y grave serìa què nos digas que si crees en el èter aunque no lo veas y tocas,
pero què no crees en nuestro Invisible, y debemos entonces interrogarte y pre
guntarte:” Què es entonces lo què te hace decidir en creer en uno y no en el o
tro, porquè si a ninguno ves ni tocas, entonces para tì la evidencia y verdad
radica en tu sola caprichosa voluntad pèrfida y no en la ente u objeto què ob
servas?, significando que a un tema filosòfico lo has llevado y desviado a la
medicina, y fuera del alcance a toda consideraciòn objetiva seria
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brimiento y la evidencia en nuestro raciocinio sobre la existencia del Invisible,
en el dogma de la “Trìnitis” de tres Entidades divinas en una, y por què tampo
co reconocemos en nuestros sentidos esos dos misterios què se nos muestran
con màs obviedad, y eso que èstos ya estàn depositados en nuestra misma es
cencia carnal y terrenal
Y què con estos dos ciegos preludios de la naturaleza humana de menor enfo
que analìtico, y su revelaciòn què no està explicitada ex-profeso y què tambièn
han sido olvidadas por milenos en la literatura, con la consiguiente ausencia a
intentos de construir otras nuevas teorìas racionales para probar la evidencia
de la existencia del Invisible, nos deja deudores conscientes al futuro al cono
cimiento de la Teologìa Racional
OTRA PROPUESTA
Desde otra mirada al orden y modo de proponer los eventos del juicio
lògico, podemos, sin alterar su conclusiòn, tambièn expresarlo asì:
Vèn entonces tù al hombre, què por èl haz de ver los dos universos, y
èntrale por su raciocinio, por ser a quièn el Invisible le ha dotado y confia
do el conocimiento de todo lo què ès corpòreo y de lo què no lo ès
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La lògica y Procedimientos internos para esta investigaciòn
Abordo este tema no menos complejo, sobre dos aspectos a un solo objetivo què
es la prueba de la existencia del Invisible o demostraciòn de la esencia del Supre
mo, y què asì lo simplifico mostrando estas dos posibilidades de ver este proble
ma a dilucidar. La primera, ilustrada por David Hume por la què al Invisible solo
se lo podrìa probar en su existencia por medios empìricos, ya què no tenemos u
na experiencia con Èl, y menos alguna idea de Èl. Y en la segunda tenemos a San
to Tomàs de Aquino y nuestro estudio, en què elaboramos una teorìa racional
què muestra solo la esencia del Invisible por la inmaterialidad del objeto obser
vado y del mètodo utilizado. Por el primero concluirìamos “que Dios existe” y por
el Segundo “que hay un Dios”, consideràndolo dentro del criterio estricto de Ra
fael Alvira de la Universidad de Navarra-España-, por los mecanismos intelectua
les e internos de la razòn, renunciando a nuestra mayor pretensiòn què inicial
mente albergàbamos ante el novedoso hallazgo irrefutable obtenido y que su
resultado terminaba en que probàbamos tambièn la “existencia” de Dios, que
dàndo en el lector la intectualizaciòn de los conceptos utilizados, percepciones e i
deas creadas y sus conclusiones a que arribamos, y sacar su propia opiniòn basa
dos en su mayor capacitaciòn
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Si lo què observamos es una entidad intangible ¿què impide al anàlisis, someter
las conclusiones derivadas de otra entidad igual e invisible còmo es ese 4to, color
y què se manifieste en la percepciòn o què lo niegue?
Asì, el juicio està compuesto de ideas y el raciocinio lògico està integrado de jui
cios, y èste estudio se tràta de un ejercicio ùtil del raciocinio para recrear lo imagi
nario, con otro testigo imaginativo y ambos intangibles, pero mostràndose ese tes
tigo còmo verificador, contrastàndolo con algo de una naturaleza similar y elemen
tal què conocemos como son los colores, què solo es una caracterìstica añadida al
objeto segùn Aristòteles, o tambièn es un ente propio y autònomo còmo se mues
tra el arco iris y otros muchos efectos lumìnicos del espacio, por proyecciòn de las
luces què el sol emite y què traspasan a los gases suspendidos, dando sus tonali
dades segùn cual ès el alcanzado. Y què si en ellos recae su elecciòn de testigo, es
porquè en sus grandiosidades parecen mostrar al mismo Invisible, como cohabi
tantes en un mismo espacio, o còmo si a travès de ellos vemos algunos de los ros
tros de Dios, o còmo si ellos tambièn le alcanzan a Èl mismo, y què por su proyec
ciòn a travèz de Èl, o los rayos què al pasar por Èl, es què nos imprime a nosotros y
salimos creados a su semejanza o copia de Èl? Esto, què si bien son subjetivacio
nes, solo ès parte de una tècnica para seleccionar al testigo què nos explique con
simplicidad lo què pretendemos demostrar
Esta tècnica del testigo para contrastar y ver indirectamente o invertido, es un desdobla
miento en dos al objeto observado què nos interesa, y es para inquerir e inferir apropia
damente en su esencia y apariencia, hasta què èste sustituya a la esencia intercambiàn
dose, y asì desde su cercania fìsica o imaginaria, capturaremos nìtidamente al ente princi
pal en nuestro consciente, ùnico validador de una ùnica verdad evidente a nuestros senti
dos, cual es el conocimiento de la esencia del Supremo, màs què de su existencia
Al contrario de Hume, no admito que la razòn, què obra haciendo pasar de un dato a su
respuesta lògica, què sea presa de la realidad. Què su alcance sea para imaginar objetos
solo existentes, cuando de hacer una prueba de su existencia se trate al Invisible, parece
no estar explicado lo suficiente, o què para llegar a un resultado, debemos de algùn mo
do no arbitrario, traspasar los confines de la razòn de ser necesario, y asì alcanzar entes
què estàn màs allà de nuestra vista, aunque ella sea la nada. Què debìa contener en el ra
ciocinio algo màs què conceptos, imàgenes e ideas, o la lògica què todo lo entrelaza. Veìa
què solo el pasado y el futuro nos està impedido, pero pesàndonos. Què de otro modo
debìa hacerse un armado, si el observado no se muestra a la vista y tacto. Què debìa ro
dearlo al objeto y verlo desde otra posiciòn pero muy cercana intentando mirarlo hasta
su apariciòn demostrable y evidente, còmo es la esencia o una caracterìstica de Dios.
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què montamos dònde ubicamos a todos y algo màs y distinto al observador con sus
cargas intelectuales y reglas, què colaboren en la tarea didàctica y evidenciadora,
como què si giràndolos a todos, algo surgirìa para una nueva propuesta o conclusiòn
y admitiendo què en el curso de nuestros avances, lo extraño puede acontecer o su
ceder, o què otros cauces podrìan presentarse, còmo aquì la aparente deducciòn
desde la nada o inexistencia, pero que invertida, surge, aduce y se deduce la afirma
ciòn de la existencia de algo, còmo si la nada tuviere un contenido tenue por el que
nos rechaza, pero què nos remite a la confirmaciòn o negaciòn de la proposiciòn del
dilema y què nos impulsarà a inferir lo què buscàbamos, còmo si lo lo que some
temos a estudio, ya deja de ser una circunstancia o un caràcter particular, sino que
generamos un nuevo modelo de anàlisis, conviertièndo al individual objeto peculiar
observado en un verdadero fenòmeno lògico complejo, pero con un final deducido
bajo normas, aunque aparentando el quiebre de algunas de ellas. Y ser ellos legì
timos, aunque los usemos para contrastar lo ya razonado, sean conceptos y todas
posibilidades dentro de las pautas mandatorias e inquebrantables de la razòn, hasta
concluir en tèrminos simples y juicios ordenados dentro de un diàlogo imaginario,
expresado con la belleza de la metàfora clarificadora y amena
Què consideramos tambièn, què asì còmo hemos visto los efectos visuales en la pe
numbra, què no se vè adonde necesitamos, sinò dirigièndo la vista a otro punto ima
ginario, para què èl no desaparezca a nuestra mirada, por què no admitir reitero,
què en los pensamientos tambièn ello podrìa suceder en mayor medida por la in
mensa volatibilidad y dèbiles o fugaces ideas en nuestra mente, y sus multiplicida
des repentìnas què llegamos a veces hasta intentar enlazarlas para què se detengan
y que si nos abandonan, aùn asì querer aprisa algo en què subir para alcanzarlas,
cuàndo asumimos què ya la hemos perdido para siempre. Admitamos què aùn se
desconoce todas nuestras posibilidades de pensar y hasta dònde llegamos en nues
ras investigaciones gnoseològicas con pensamientos què no nos estàn disponibles
en nuestro plano cerebral, como si la razòn la tuviere Sòcrates en què el mismo ce
rebro no nos facilita toda la informaciòn què posee, y què lo experimentamos cuan
do de repente viene la idea o soluciòn inmediata a pesar de haber pasado tiempo
què la necesitàbamos, o què nos cae en la mente con la velocidad de una piedra a la
cabeza, una idea que jamàs la hubièramos imginado ni necesitado y què solo se ex
plica èste retaceo a nosotros mismos, por la existencia de facultades a hoy no cono
cidas
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Lògica de nuestra perspectiva y deducciòn racionalista
La lògica en nuestra premisa y su conclusiòn, ès por la què se demuestra la esencia del
Invisible diciendo “hay un Dios”, proponièndose èste:
JUICIO LÒGICO
PREMISA-DATO: Si solo se puede conocer o imaginar aquello què existe en nuestra natu
raleza y en su creaciòn artificial
PREMISA-DATO: Sì solo existen 3 colores primarios què se conocen, què son tangibles y
por ende ellos existen y tambièn podemos imaginarlos
INVERSIÒN POR CONTRARIO OPUESTO: Mal podrìa decir alguièn, què sì a igual què a
ese 4to. color invisible e intangible, què no existe y ès inimaginable, entonces què Dios,
invisible e intangible, tampoco existe, porquè sin embargo, aquellos què sì pueden ima
ginàrselo a Dios, no pueden imaginarse ese 4to. color què nadie ve y toca
Esta propuesta no es vàlida, porquè Dios y ese 4to. color son entidades desiguales. En
Dios esas caracterìsticas no existen sino què ès solo un impedimento del observador.
Què verlo o tocarlo no ès parte de su esencia, sinò un requerimiento del observador. En
cambio en ese 4to. color, la mirada y visibilidad ès su esencia y no su caracterìstica. Por
ende, claro què sì puedes admitir a Dios y negar al 4to. color por ser entes diferentes.
Por ello a Dios lo estudia la Teologìa y al color la Estètica
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LA NADA Y LOS PENSAMIENTOS EN NUESTRA PERSPECTIVA
Sin basarme en èsta premisa de la nada, se puede deducir què no se puede
negar la sustancia de la nada, a hoy desconocida, en los dos sitios en què ella ha
bita: el espacio exterior y en nuestra mente
En la galaxia, la nada es infinita, significando què en ella pueden caber los cuer
pos celestes suspendidos en ella, sin medida o lìmites algunos, porquè todos e
llos y la nada son infinitos. No asì nuestra mente. En nosotros, salvo què haga
mos resbalar la idea de la perfecciòn necesarìa, los pensamientos què en ella ca
ben y almacenan, es limitado y finito, por què nuestra humanidad no desperdi
cia cèlulas ni cromosomas
Ved què si los pensamientos estàn dentro de un cuerpo y mente finita, ¿cual es
el significado de poder almacenar màs de lo què se va a usar ¿ No es el comporta
miento lògico ni natural
Y còmo negar què ambos, èter y planetas, no participan de una misma natu
raleza, si una nace y es aupada de y por la otra?
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quedando en reserva el otro, què forman y llevan a la idea hasta què la necesitan
o usan hasta la muerte del individuo. La neutra es principal, porquè tiene su
mo instantei
funcion de reproductora y de dar respuestas cuando se le reclama evolucionar la
idea què està en el activo, o sea està expectante, y es la que las religiones la
conocen como el alma inmortal. No se manifiesta como tampoco lo hace el vacio
de la nada universal, porquè habita en ellos el Dios inmanifiesto
Cada pensamiento què nace y què no sea la continuaciòn de otro existente, repite
su ciclo de origen y avance, sin tener conexiòn con otros, què cuando ello fuere ne
cesario relacionarlos, nace otro pensamiento con esa misiòn, que observamos en
nuestra momentànea detenciòn reflexiva cuando llega ese caso
Ante una percepciòn nueva, nace un pensamiento, que con los siguientes en
lìnea abren una receta o carpeta que se guarda en la memoria con todos los
pensamientos y lo devenido a èl, sean en ideas y juicios què hayan llegado a
alcanzar
Esta y cada una de estas recetas, son solo una de la gran Enciclopedìa què la
memorias acumula
Nada, ni ningùn pensamiento puede existir què no sean aquellos otros que ya
estaban en la memoria, a excepciòn de los generados por los nuevos y apareci
dos eventos censados, y de esos otros procesados què los combinan a ellos en
miles de autènticas formulaciones què se multiplican hasta formar una mayor
o menor inteligencia al individuo, y en què diferencian a los seres humanos,
segùn sea la facilidad en interrrelacionar con lògica a los conceptos o expresio
nes linguìstica con conjuntos de pensamientos aislados o agrupados en ideas
asentadas
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Al decir “nuestros pensamientos” hemos querido significar a aquellos què ya
hemos superado y què son èsos que compartimos con todas esas otras
especies naturales - porquè si ellos tambièn sueñan, es porquè tambien tie
nen pensamientos - què surgen còmo respuestas autòmaticas instintivas a
percepciones o ideas bàsicas elementales – y què gobernaban las casi totales
preocupaciones del hombre milenios atràs- para resolver las dificultades què
derivan de la necesidad de tener refugio por tempestades o de sus predado
res, de conseguir el alimento diario, de guarecerse en los nacimientos y la
muerte. Podrìan a gregarse otros a esta lista. Pero son los nuestros aquellos
otros- haciendo caso omiso a esos abundantes pensamientos pueriles què ni
la memoria se digna a guardar- en tanto personas somos, y què propenden a
elevarnos a una vida de labores y logros inteligentes y de vida espiritual, guia
dos por el aprendizaje y apego a las leyes de la sociedad y a los cànones mo
rales de la religiòn
Y asì deslindados estos pensamientos, èstos son el primer ladrillo para avan
zar hacia la formaciòn de las ideas – què hoy dirìamos què son los pixeles de
la imàgen- a intelegir las percepciones, a los conceptos y a los juicios conclu
yentes, còmo son los què he utilizado para crear esta teorìa
Conocer a lo què nos interesa, podemos en nuestro caso, utilizar el mètodo racionalista
para llegar a una verdad lògica, còmo ès la esencia del Invisible, para demostrarla còmo
entidad evidente ante nuestro raciocinio
A una verdad, què ès verdad lògica, llegamos pensando ordenadamente con nuestras
ideas, conceptos y juicios lògicos. Èstos juicios deben proponerse con una premisa
mayor, otra menor u otras y su conclusiòn, què para nosotros serìa de dificil
entendimiento asì exponerlo
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