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(Corominas, 2007)
SISTEMA OPIOIDERGICO
FUNCIONALISMO OPIOIDE Y SISTEMA CEREBRAL DE RECOMPENSA
Los péptidos opioides endógenos poseen una serie de funciones relacionadas con el apetito, con
el control del dolor, con la inmunomodulación (Vaccarino y cols., 1999), con las respuestas al
estrés (Przewlocki, 1993), considerándose además como las sustancias responsables de la
recompensa natu ral que producen la ingesta, la bebida, la conducta de interacción social, el
juego o el sexo. El empleo de antagonistas opiáceos, como naloxona o naltrexona, atenúa las
propiedades reforzadoras de estos estímulos (Van Ree, 1996), por lo que puede postularse que
los opioides endógenos desempe- ñan un importante papel en los mecanismos de recompensa
ante estímulos naturales (Iversen, 1983; Herz, 1997). Un hecho que nos interesa destacar es la
participación de los distintos subtipos de receptores en las propiedades reforzadoras de las
drogas (Koob, 1992). El substrato farmacológico de las propiedades reforzadoras de los opiáceos
ha sido estudiado a través del empleo de agonistas y antagonistas selectivos de los distintos
subtipos de receptores. Estos estudios han utilizado, fundamentalmente, métodos
conductuales, que miden el refuerzo por drogas, ya sea de forma directa o indirecta. Empleando
estos métodos, se ha podido demostrar que los opioides endógenos son reforzadores positivos.
Así, tanto la β-endorfina como el DPDE, un agonista de receptores δ, instauran la conducta de
autoadministración (Van Ree, 1996), así como la de localización preferencial (Herz y Spanagel,
1995), y ambos efectos son antagonizados por la administración de antagonistas inespecíficos
de receptores opioides, como la naloxona (Amalric y cols., 1987), o por la administración de
NOMBRE: DANNY LOPEZ ASIGNATURA: INTERVENCION EN CRISIS
CURSO: 7 SEMESTRE B FECHA: 19 OCTUBRE 2017
antagonistas específicos de los receptores µ (CTOP) o δ (ICI-174864). Además, estos antagonistas
son capaces de provocar por sí mismos un estado de aversión en los citados paradigmas. En este
sentido, el refuerzo opioide parece estar mediado por agentes con afinidad sobre receptores µ o
δ, lo que parece indicar la existencia de un sistema de recompensa mediado por sustancias
endógenas capaces de estimular estos receptores. Este sistema de recompensa estaría activado
tónicamente, ya que cuando es interrumpido, por ejemplo, con antagonistas opiáceos, provoca
estados aversivos. Por el contrario, la estimulación de receptores κ estaría relacionada con las
propiedades aversivas y disforizantes exhibidas por algunos opiáceos. Además, el estímulo de
receptores κ puede, incluso, abolir las propiedades reforzadoras de los agonistas µ (Mucha y Herz,
1985; Di Chiara y North, 1992; Pan, 1998; Álamo y cols., 1999a).
(Álamo, 2012)
SITEMA ENDOCANNABINOIDE
El sistema endocannabinoide está implicado como importante protagonista y es mecanismo
neurobiológico subyacente común en el abuso de drogas. Hay evidencia substancial que apoya el
papel de éste sistema como modulador de la actividad dopaminérgica en los ganglios basales. Por
tanto, el sistema endocannabinoide participa en los principales efectos de recompensa del
alcohol, los opiáceos, la nicotina, la cocaína, la anfetamina, los cannabinoides y las
benzodiacepinas a través de la liberación de endocannabinoides que actúan como mensajeros
retrógrados que inhiben transmisores clásicos como la dopamina, la serotonina, el GABA, el
glutamato, la acetilcolina y la norepinefrina. Además, el sistema endocannabinoide está
fuertemente imbricado en los mecanismos básicos más comunes relacionados con el
comportamiento de recaída y búsqueda de nuevo de la droga, por mediación de los efectos
motivacionales de estímulos ambientales relacionados con la droga y a su reexplosión. Por tanto,
el sistema endocannabinoide desempeña un papel en el desencadenamiento y/o la prevención
de la reaparición del comportamiento de búsqueda de la droga. Parece ser que las consecuencias
de la perturbación del sistema endocannabinoide producido por las drogas de abuso pueden ser
mejorado restaurando el sistema alterado mediante el uso de ligandos cannabinoides. No es de
sorprender que los estudios preliminares con antagonistas cannabinoides están demostrando
que son una promesa para la reducción del consumo de droga, para dejar de fumar y disminuir
la ingesta de alcohol, y por supuesto el rimonabant ha sido aprobado en Europa para el
tratamiento de la obesidad. Se espera que estos positivos y estimuladores resultados llevarán al
desarrollo de nuevos agentes terapéuticos en el tratamiento de la dependencia a las drogas. El
SCFE, por tanto, parece desempeñar un papel central en la regulación de los substratos
neuronales donde subyace muchos aspectos de la adicción a las drogas, incluyendo el impulso a
buscarlas y la recaída. El descubrimiento de que el SCFE está implicado en el modelo de
reinstauración proporciona evidencia de que el SCFE está en el substrato de los mecanismos
neuronales de la recaída. La recaída, el volver a consumir después de un periodo de abstinencia
a la droga, se considera el principal obstáculo a la hora de tratar la adicción a las drogas y la
modulación farmacológica del tono endocannabinoide con rimonabant ha dado resultados
positivos en ensayos humanos. Ya que la utilidad de los fármacos existentes en la actualidad para
el tratamiento del abuso de sustancia es limitada, hay suficiente evidencia preclínica para que
ensayos clínicos evalúen la eficacia de medicamentos derivados cannabinoides para la terapia de
la dependencia a las drogas.
(Onaivi, 2007)
GLOSARIO
Péptidos: (del griego πεπτός, peptós, digerido) son un tipo de moléculas formadas por la unión
de varios aminoácidos mediante enlaces peptídicos. Los péptidos, al igual que las proteínas,
están presentes en la naturaleza y son responsables de un gran número de funciones, muchas
de las cuales todavía no se conocen.
Endógeno: Que se origina o nace en el interior, como la célula que se forma dentro de otra.
Benzodiacepinas: son medicamentos psicotrópicos (es decir, actúan sobre el sistema nervioso
central) con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y
miorrelajantes. Por ello se usan las benzodiazepinas en medicina para la terapia de la ansiedad,
insomnio y otros estados afectivos.