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OPINIÓN Y COMENTARIOS

EUTANASIA:
ENTRE LA
AUTONOMÍA Ramiro Délio Borges de Meneses
Y LA · Profesor Adjunto del Instituto Politécnico de
Salud del Norte, Gandra y Famalicão (Portugal)

RESPONSABILIDAD · Investigador del Instituto de Bioética de la


Universidad Católica Portuguesa (Porto)

Palabras clave
· Eutanasia
· Decisión clínica
· Autonomía
· Heteronomía
· Axiología y responsabilidad

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 9 Nº 1 JUINO 2008 97


VIDA Y ÉTICA

INTRODUCCIÓN La discusión sobre este tema prosiguió


a lo largo de la historia con la participa-
La discusión acerca de los valores ción de M. Lutero, Tomás Moro (Utopía),
sociales, culturales y religiosos, asociados David Hume (On suicide), Karl Marx
a la cuestión de la eutanasia, se remon- (Medical Euthanasia) y Schopenhauer.
tan a la Grecia antigua. En Atenas, el Pero su apogeo fue en 1895 en la enton-
Senado tenía el poder absoluto para ces Prusia, cuando finalmente, durante la
decidir sobre la eliminación de los ancia- discusión del plan nacional de salud, se
nos y de los enfermos incurables, admi- propuso que el Estado debería proveer los
nistrándoles conium maculatum, en medios para la realización de la eutanasia
ceremonias especiales. Sócrates, Platón y en personas que se consideraran incapaces
Epicuro defendían la idea de que el de solicitarla.
“sufrimiento” que resultaba de una afec-
ción dolorosa justificaba el suicidio o la En el siglo XX esta discusión tuvo sus
muerte. En Marsella, en ese tiempo, dos momentos más acalorados entre las
había un depósito público de “cicuta” a décadas del ‘20 y del ‘40. Durante este
disposición de todos. Aristóteles, Pitá- período fue muy significativo el número
goras e Hipócrates, por el contrario, con- de relatos de situaciones caracterizadas
denaban el suicidio. En el juramento de como eutanasia por la prensa laica. En
Hipócrates consta: “Yo no daré cualquier Europa, especialmente, se habló mucho de
droga fatal a una persona, si me fuera eutanasia asociándola con “eugenesia”.
solicitada, ni sugeriré el uso de cualquie- Esta propuesta buscaba justificar la elimi-
ra de este tipo”. De este modo, la escuela nación de personas con deficiencias,
de Cos ya se posicionaba contra lo que pacientes terminales y portadores de
hoy se designa como eutanasia y como patologías crónicas. En esos casos, la euta-
suicidio técnicamente asistido. nasia era, en realidad, un instrumento de
higienización social, con la finalidad de
Esas discusiones y prácticas no que- buscar la “perfección” o el “perfecciona-
daron circunsriptas sólo a Grecia. miento” de una raza y no guardaba rela-
Cleopatra VII (69 aC - 30 aC ) creó, en ción con la compasión, la piedad o el dere-
Egipto, una academia para estudiar las cho, para terminar con la propria vida. [2]
formas de muerte menos dolorosas. Así
se refería Cicerón a la “buena muerte”: En 1931 se propuso en Inglaterra la
felici vel honesta morte mori. [1] legalización de la eutanasia voluntaria

[1] CICERON, M. T., Correspondance, texte établie et traduit, tome IV, Les Belles Lettres, París, Libre, 1965, IV, XVI, 7, 3.
[2] URRACA MARTÍNEZ, S. (ed.), Eutanasia hoy: un debate abierto, Madrid, Editorial Noesis, 1996, pp. 316-318.

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que fue discutida hasta 1936, cuando la auxilio a la muerte. En 1990, la Real
rechazó la Cámara de los Lores. Esta pro- Sociedad Médica de los Países Bajos y el
puesta sirvió de base, posteriormente, Ministerio de Justicia establecieron una
para el modelo holandés. A su vez, rutina de notificación para los casos de
Uruguay incluyó en 1934 la posibilidad de eutanasia, sin convertirla en legal, exi-
la eutanasia en su Código Penal a través miendo al profesional de los procedi-
de la posibilidad del “homicidio piadoso”. mientos criminales hasta la reciente
Esta legislación fue pionera y se encuen- aprobación parlamentaria.
tra en vigor hasta nuestros días. [3]
Los territorios del norte de Australia,
En octubre de 1939 se inició el pro- en 1966, aprobaron una ley que posibili-
grama nazi bajo el código “Aktion T4”. El ta formalmente la eutanasia. Meses
objetivo inicial era eliminar a las perso- depués esta ley fue revocada, imposibili-
nas que tenían una vida que no merecía tando la realización de la eutanasia en
ser vivida. Este programa materializó la dicho país. Del mismo modo, este año se
propuesta teórica de higienización social. reprobó en Brasil un proyecto de ley que
posibilitaba la realización de procedi-
En 1968 la Asociación Mundial de mientos eutanásicos.
Médicos adoptó una resolución contraria a
la eutanasia. En 1987, en la Declaración de En mayo de 1997 el Tribunal
Madrid, se consideró a la eutanasia como Constitucional de Colombia estableció
procedimento éticamente inadecuado. que nadie puede ser responsabilizado cri-
minalmente por quitar la vida de un
En 1973, en Holanda, una médica de paciente terminal que haya dado libre
familia fue juzgada por practicar una consentimento. Esta posición determinó
eutanasia en su madre, mediante una un gran debate nacional entre las dos
dosis letal de sulfato de morfina. La corrientes (favorables y contrarias).
madre había reiterado el pedido de morir.
La médica fue procesada y condenada En octubre de 1997, el estado de
por homicidio con pena en suspenso. Oregon, en los Estados Unidos, legalizó el
“suicidio asistido” que fue erróneamente
En 1981, el tribunal de Rotterdam interpretado como que había sido auto-
revió y estableció los criterios para el rizada la práctica de la eutanasia. [4]

[3] BORMANN, F. J., “Töten oder Sterbenlassen”, en Theologie und Philosophie, 76, Frankfurt (2001), pp. 63-99;
RACHLES, J., “Active and Passive Euthanasia”, en New England Journal of Medicine, 292, New York (1975), pp. 78-80.
[4] SCHELER, M., Muerte e sobrevivência, tradução do alemão, Lisboa, Edições 70, 1993, pp. 19-51.

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No obstante el hecho de que esta En términos generales, se entiende


práctica sea milenaria y cuente con una por eutanasia, al hecho de que una per-
gran cantidad de obras escritas sobre el sona (médico) cause, voluntaria y delibe-
tema, sea a su favor, sea en contra, nunca radamente, la muerte de otra persona
se encontró una fórmula interpretativa (enfermo) que está frágil, debilitada o
conciliatoria en la comunidad jurídica. sufriente. En este último caso, la eutana-
sia sería utilizada para evitar la distana-
Relegados durante algún tiempo a un sia, es decir, la agonía prolongada, hasta
plano secundario, los debates sobre la la muerte con sufrimiento físico o psico-
eutanasia parecen haber retomado su lógico del individuo. El término ortota-
importancia, especialmente, luego de las nasia ha sido utilizado para indicar este
decisiones de aprobación holandesa, por tipo de eutanasia. Esta palabra debe ser
legislación, y de las decisiones de prohi- empleada, en su real sentido, para refe-
bición del Supremo Tribunal norteameri- rirse a los medios adecuados, tratándose
cano. de una persona que está por morir.

En efecto, el término eutanasia pro- El término eutanasia es muy amplio y


viene del griego y se traduce como puede tener diferentes interpretaciones.
“buena muerte” o “muerte apropiada”. Un ejemplo de utilización diferente de la
Dicho término fue introducido por Francis que se dispone actualmente, es la pro-
Bacon (1623), en su obra Historia vitae et puesta de los teólogos Larrag y Claret
mortis, como el tratamiento adecuado que, en el siglo XIX, utilizaban el término
para enfermedades incurables. Como bien para caracterizar la muerte en estado de
define el mayor especialista portugés en gracia. Así y todo, existen elementos
cuestiones de eutanasia, el Prof. Dr. Daniel básicos en la caracterización de la euta-
Serrão, el uso moderno del término desig- nasia, que se distinguen por la termino-
na la muerte de una persona (enfermo), a logía, es decir:
pedido suyo, por parte de otra persona
(médico), que acoje el pedido y practica En cuanto al “tipo de acción”:
un acto intencional destinado a producir • Eutanasia activa: el acto deliberado
la muerte del paciente. Según este bioeti- para provocar la muerte, sin sufri-
cista, en una primera aproximación la miento del paciente, con fines mise-
eutanasia comprende tres elementos ricordiosos;
constitutivos, a saber: pedido, aceptación • Eutanasia pasiva: la muerte del
y acto directo. [5] paciente ocurre dentro de una situa-

[5] ARCHER, L. L., et al., Novos Desafios à Bioética, Porto, Porto editora, 2001, p. 249.

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ción de terminalidad porque no se cina, existen cuadros clínicos irreversi-


inicia una acción médica o por la bles, en los cuales el enfemo muchas
interrupción de una medida extraor- veces, atravesando terribles dolores y
dinaria, con el objetivo de aminorar sufrimientos, anhela la “anticipación de
el sufrimiento. Consiste en la cesa- muerte” como forma de librarse del
ción de actividades terapéuticas que padecimiento en vida. La anticipación de
prolonguen la vida en una enferme- muerte, según esta corriente, no sólo
dad terminal o irreversible; atendería los intereses del paciente para
• Eutanasia de doble-efecto (indirec- morir con dignidad, sino que también
ta): cuando la muerte es acelerada daría expresión al principio de autode-
como consecuencia indirecta de las terminación para decidir sobre la misma.
acciones médicas, que son ejecuta-
das buscando el alivio del sufrimien- Los que se oponen a la práctica de la
to del paciente terminal; eutanasia sostienen que es deber del
• Eutanasia directa: considerada como Estado preservar, a toda costa, la vida
sinónimo de “eutanasia activa”. [6] humana que es un bien supremo. El
poder público estaría obligado a fomen-
En cuanto al “consentimiento libre” tar el bienestar de los ciudadanos y evi-
del doliente: tar que éstos mueran o sean colocados
• Eutanasia voluntaria: cuando la en situación de riesgo. Muchas veces, los
muerte es provocada atendiendo a la eventuales derechos de los pacientes
voluntad deliberada y libre (por peti- están subordinados a los intereses del
ción expresa) del paciente; Estado, que obliga a la adopción de todas
• Eutanasia involuntaria: cuando la las medidas, apuntando a la prolonga-
muerte es provocada contra la ción de la vida del enfermo, incluso con-
voluntad del enfermo; tra su voluntad. El médico, por su parte,
• Eutanasia no voluntaria: cuando la por cuestiones éticas, cumpliendo el
muerte es determinada sin que el juramento hipocrático, debe asistir al
enfermo haya manifestado posición enfermo, brindándole todos los medios
en relación a ella. [7] necesarios para la supervivencia. La tra-
dición hipocrática promueve que los
Los que defienden esa práctica, se médicos y otros profesionales de la salud
basan en el argumento de que, en medi- se dediquen a proteger y a preservar la

[6] URRACA MARTÍNEZ, S. (ed.), Eutanasia hoy: un debate abierto, op. cit., pp. 316-318.
[7] BORMANN, F. J., “Töten oder Sterbenlassen”, op. cit., pp. 78-80.

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vida. Si la eutanasia se aceptase, como Tal vez sería necesario describir a


acto médico, los médicos (y otros profe- continuación los neologismos, de origen
sionales) tendrán, también, la tarea de griego, como sustitutos de la clasifica-
causar la muerte. La participación en la ción clásica para la eutanasia, a saber:
eutanasia, no solamente alterará el obje-
tivo de la atención de la salud, sino que • Distanasia: prolongación artificial de
podrá influir negativamente en la con- la vida biológica de un enfermo (con
fianza de los enfermos en el profesional. enfermedad irreversible o terminal),
La Asociación Mundial de Medicina, mediante diagnósticos y/o terapias.
desde 1987, considera éticamente inco- Así, los medios tecnológicos pueden
rrecta a la eutanasia. ser proporcionados, desproporciona-
dos y, finalmente, un encarnizamien-
Más aún, en esta línea de pensamien- to terapéutico;
to, se argumenta que, una vez reconoci- • Adistanasia: suspensión de la pro-
do el derecho a la eutanasia, éste podría longación artificial de la vida, dejan-
extenderse por direcciones imprevistas, do que el proceso patológico termi-
dando lugar a graves abusos. ne con la vida del paciente (eutana-
sia pasiva voluntaria);
La prohibición de la eutanasia serviría, • Ortotanasia: buena muerte, en el
sobre todo, como escudo protector contra sentido de morir en el momento bio-
el problema del suicidio común entre lógico adecuado. Se refiere al senti-
jóvenes y adultos, en favor de los que do etimológico de la eutanasia;
sufren de males no tratados o enfermeda- • Cacotanasia: aceleración deliberada
des mentales. En tanto, dicha prohibición de la muerte de un enfermo, sin una
garantizaría la integridad de la profesión decisión voluntaria de éste (eutana-
médica y de la ética clínica, fomentando sia activa involuntaria).
la confianza en la relación médico-
paciente. Además, protegería a los pobres, A pesar de las deficiencias y proble-
a los ancianos, a las personas con defi- mas sobre la eutanasia, en cuanto a ter-
ciencias, a los enfermos terminales y otras minología e implicaciones éticas, deberá
personas vulnerables, contra la indiferen- mantenerse esta designación en vez de
cia o el preconcepto y contra las presiones “tanatopraxis”, que es también de origen
psicológicas y pecuniarias, para que pon- griego y tiene otras connotaciones, no
gan fin a sus vidas, porque la gran preo- aquellas que fueron introducidas por
cupación de la sociología y la filosofía de Francis Bacon. Incluso porque, según la
vida radica en el axioma neoescolástico: definición operativa, la eutanasia deberá
primum vivere, deinceps philosophari. ser una intervención activa y voluntaria,

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tal como se analizará al tratar los aspec- dencia extrema, al mantener la vida en
tos axiológicos. [8] condiciones artificiales y prolongar el
sufrimiento y la agonía de los enfermos.
Así, a se et ab alio, se trata de muer-
te “intencional” de un enfermo, a pedido Los que condenan la eutanasia afir-
suyo, por acción o por omisión. Esta con- man que ésta será siempre el suicidio de
ceptualización deja de lado distinciones alguien, aunque para morir tengan que
entre la eutanasia activa o pasiva y pedir ayuda a otros. Quien presta ayuda
voluntaria o involuntaria. Habrá quien está por cometer un homicidio o asesina-
defienda que se debe utilizar solamente to. Lo que está en juego, según esta pers-
la expresión de eutanasia, sin ningún pectiva, es el valor de la vida humana,
calificativo. [9] que bajo ninguna circunstancia debe ser
puesto en juego. La eutanasia involunta-
La aceptación de la muerte por parte ria, por todas las razones, será un claro
del enfermo es concebida como una asesinato, porque no la disculpa el pedi-
forma de evitar cargas inútiles para la do de la víctima.
sociedad y sus familias. Este argumento
económico continúa siendo ampliamente Uno de los temas recurrentes, entre
mencionado para tomar medidas en aquellos que recusan la eutanasia, se
favor de la eutanasia. La evolución de las refiere a la banalización del propio acto.
sociedades humanas ha sido hecha en el Primero se comienza por eliminar a los
sentido de preservar la vida humana, enfermos en estado vegetativo. Depués
independentemente de las condiciones de banalizada esta práctica, se extiende
de su ser. Cada persona es única y tiene la eutanasia a otros casos, en función de
su propia dignidad y como tal debe ser las conveniencias del momento. En
respetada. En este sentido, a partir del Holanda, el primer país en legalizar la
siglo XIX comenzaron a prohibirse diver- eutanasia, ésta comenzó siendo sólo
sas prácticas antes aceptadas o toleradas, voluntaria, para luego pasar a la eutana-
como el aborto, la eutanasia y la eugene- sia involuntaria, terminando por ser con-
sia. Los que defienden la eutanasia, afir- fiada a los médicos, para la cual carecen
man que ésta será la única forma de pre- de la autorización de las familias. En
servar la dignidad del ser humano, cuan- principio, se estableció que los médicos
do sólo le resta el sufrimiento y la depen- sólo podrían matar a los niños con más

[8] Ídem.
[9] SCHELER, M., Muerte e sobrevivência, op. cit., pp. 19-51.

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de 13 años sin autorización de los padres en la muerte. La creencia en la supervi-


y, actualmente, se autoriza que lo hagan vencia, según M. Scheler, tiene lugar,
luego del nacimiento, siempre que ten- cuando la muerte, anormalmente repri-
gan formación. Los números que se pre- mida, reaparece. [10]
sentan son poco fiables dado que varían
mucho de autor a autor, pero, en todo Según la fenomenología axiológica
caso, involucran millares de personas por de M. Scheler, la dirección esencial de
año. El pensamiento sobre la muerte sus- cualquier vida, por oposición a la euta-
cita habitualmente miedo, terror ante el nasia (activa), sigue el sentido de la
posible sufrimiento, la angustia no sólo máxima libertad (autonomía) hasta la
frente a lo desconocido, sino principal- máxima dependencia, identificándose
mente frente al sentimiento de vacío o esta última con la muerte. Ésta surge
de la nada. Es por eso que a nadie le como boni oppositio que será la salus.
gusta evocar ni la muerte ni su aproxi-
mación. La prueba indirecta de esta La eutanasia, por el prisma axiológico,
situación, a nivel de la filosofía, se va de la máxima vinculación (Verbindung),
encuentra en la cantidad relativamente impuesta por las condiciones de vida, a la
reducida de trabajos dedicados a la com- entrega vital por el contenido de los valo-
prensión de la muerte y a los problemas res y de las personas. [11]
vinculados con ella.
Para la fenomenología de los valores,
la eutanasia requiere de una “revisión
1. EUTANASIA: PARA LA LECTURA axiológica”, como se expresa por tres
AXIOLÓGICA verbos latinos:

Este fenómeno choca, axiológica- • Videre: el enfermo percibe, en la


mente, con la “supervivencia”, quedando temporalidad, que desapareció la
entre un deseo de muerte anunciado por dignidad de vida, ante la observación
la degradación de la calidad de vida, pro- clínica, según la semiología y la
veniente de una enfermedad terminal o semiótica de las patologías crónicas.
irreversible, tanto por la afirmación de la El “ver” es la primera dimensión
dignidad de la vida, como por la dignidad axiológica;

[10] SCHELER, M., Der Formalismus in der Ethik und die materiale Wertethik, Halle, Fromman-Verlag, 1921, p. 19.
[11] Ibídem, pp. 20-21.

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• Judicare: hay, según el principo de lan ser constitutivos de la ética en su


autonomía, (procede como si la esencia (Wesen). La experiencia axioló-
máxima de tu acción se debiese gica es semejante a la experiencia de
tomar por tu voluntad, como ley todos los otros valores en la percepción
universal de naturaleza racional) un del mismo valor (Wert fühlen). Así, sólo
pronunciamento categórico, por en la percepción de los valores, cuales-
imperativo de la voluntad, de termi- quiera que sean, se comprenderá el
nar con la vida biológica y la inten- valor moral de la eutanasia y se anuncia
ción de intentar una decisión; la esencia tanatológica. Según la axio-
• Agere: se refiere hic et nunc a reali- logía fenomenológica, los “valores” que
zar una acción, por medio de una son inherentes a la eutanasia son mate-
terapia farmacológica, con mayor riales u objetivamente intrínsecos. El
frecuencia, o por vía quirúrgica, para bien o el mal de la eutanasia son los
determinar la muerte, por acción o valores del sujeto (sub-jectum) de la
por omisión. persona que tiene experiencia de ellos.
Pero no son producidos por el sujeto.
Estos momentos axiológicos de la Los valores morales, en la eutanasia, se
eutanasia implican una “jerarquización revelan en la auténtica percepción del
de valores”, que será diseñada por el valor del ser humano como sujeto “auf
enfermo y que varía de patología en dem Rücken”. Significa que los valores
patología. Frente a la eutanasia, no todos morales no son sólo experimentados
los enfermos poseen la misma pauta como objeto de la voluntas. [12]
comportamental axiológica (interna o
externa), desde la religiosidad y creencia En la evocación fenomenológica de
hasta el utilitarismo o positivismo en el M. Scheler, para experimentar los valores
vivir y en el morir. se requiere algo secundario e implica una
volición condicionada, dirigida a valores
La eutanasia implica, según M. materiales “materiale Werte”, que están
Scheler, la experiencia de los valores implícitos en la eutanasia. Esta experien-
morales. Es importante destacar que la cia se muestra condicionada por la jerar-
estructura de esta experiencia está quía de todos los valores materiales, o
basada en actos intencionales que, sea, en la percepción del valere (ser
segun la perspectiva scheleriana, reve- digno), inherente al enfermo.

[12] WOJTYLA, K., El hombre y su destino: ensayos de antropología, traducción de Pilar Ferrer, Madrid, Ediciones Palabra,
1998, pp. 156-160.

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Para M. Scheler, el αγαπη (amor) es el determinada por algunos elementos de


garante, ante una decisión eutanásica, este apriorismo. M. Scheler establece,
del crecimiento de los valores y de su con evidencia, que el bonum se presenta
riqueza, donde se sitúa la vida. La jerar- en la vivencia del mundo del sujeto y en
quización de los valores, en la superiori- los márgenes de la intencionalidad con-
dad (dignidad de vida) o en la inferiori- creta (auf dem Rücken) dirigida a un
dad (deseo de morir), se encuentra vin- valor: dignidad de la persona, que se
culada al ápice del amor o del odio, como conserva como calidad de vida y/o sani-
realidades centrales e inherentes a toda dad de vida. Así, la eutanasia se sitúa
la persona. como apetencia para la muerte en el
dominio de la intencionalidad real, por el
El amor a la vida y el odio a la muer- deseo material del enfermo, en la acción
te, donde se balancea la eutanasia, según o en la omisión. [13]
M. Scheler, son la fuente del conocimien-
to de los valores, de su experiencia cog- La eutanasia es un acto intencional,
nitiva y, ante todo, el principio específico por parte de un médico, dirigido a un
del proceder emocional del sujeto en el contra-valor material y particular, para
mundo de los valores, como clara direc- poner término a la vida de un enfermo.
ción del proceder: quae sursum sunt Según la axiología fenomenológica de M.
quaerite et sapite. Gracias al amor a la Scheler, el conflicto, en la encrucijada de
vida o lo ínfimo, dado en la muerte (por la eutanasia, según el punto de vista de
acción o por omisión), la eutanasia se un a priori emocional, no anula, en nin-
presenta perceptiva y dual (entre el gún caso, el hecho de que la obligación
enfermo y el médico). Ante ésta, el gran concreta determine, de forma decisiva, el
principio scheleriano, diferente del a drama de la voluntad, donde se formali-
priori formal y categórico de la za toda la experiencia de los valores
Metafísica de las Costumbres de Kant, morales, donde se manifesta la verdade-
principio de autonomía, surge en la ra realidad del bien y del mal sobre la
experiencia concreta a priori de los valo- muerte.
res una experiencia de esencia emocio-
nal, fundamentada en el amor y en el Si se analiza en términos axiológicos,
odio. Toda la percepción de la esencia de ¿a quién pertenece la vida? Según la filo-
la moralidad “Wesenshau” resulta, en la sofía de la religión, pertenece a Dios,
práctica eutanásica, fundamentalmente apareciendo como un derecho irrenun-

[13] LEONE, S., Bioetica, Féde e Cultura, Roma, Armando Editore, 1995, p. 136.

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ciable. Pero, el principio de la eutanasia sobre todo, un problema axiológico que


significa hacer depender la vida de un implica una “jerarquizaión de valores”.
individuo por voluntad de otro. Está Según la axiología, la ortotanasia es la
orientada a un “deseo axiológico” per se realización del valor doble: del respeto
ac per accidens (superación del sufri- por la vida humana y por el derecho de
miento - eutanasia pasiva), que en su morir dignamente.
actuación conlleva una decisión (positiva
y concreta) tomada por “otro”. Aceptar
este principio, ante la eutanasia, signifi- 2. EUTANASIA: POR LA LECTURA
ca introducir la idea de que la existencia TEOLÓGICA
en la vida pueda depender de una serie
de condiciones pertinentes. Nadie podrá 2.1. Teología bíblica
privar legítimamente a un hombre de la
vida, siendo así, el valere de la vida Según la Revelación veterotestamen-
inalienable. Necesariamente el derecho a taria, se narran acontecimientos tanato-
la vida es irrenunciable, porque ningún prácticos que se encuadrarían, más o
enfermo o médico puede disponer de menos, en el ámbito de la eutanasia, tal
ella. Es y tiene valere, porque tampoco se como la entendemos hoy. La muerte de
puede disponer de ella. Abimelech, rey de Sicehem, a manos de
un soldado, es justificada porque su
Según la axiología de la eutanasia, el cabeza había sido partida por una piedra,
valor de la vida se podrá sintetizar en los arrojada por una mujer de Tebas (Jc 9,
siguientes adjetivos del a priori desidera- 54).
tivo de la voluntad (concreta y particu-
lar). A Saúl, primer rey de Israel, le dio
muerte su escudero, para que no fuera
• inalienable: no se puede hacer asesinado por los filisteos no circuncida-
depender de otra voluntad; dos (1 Sam 31, 3-5).
• irrenunciable: no se puede posponer
a valores que le están subordinados. Zambri (Zimri), rey de Samaría duran-
[14] te siete días, murió en el palacio real que
incendió, tal como hacían los reyes
La cuestión ética de la eutanasia, derrotados, mostrando que la sentencia
antes que una cuestión teleológica, es, de YHWH (Yahvé) sería negativa, en rela-

[14] HUME, D., “On suicide”, en Hume’s Ethical Writings, Londres, Collier-Mac Millan, 1970, pp. 297-306.

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ción con el reino del norte de Israel entrega de la propia vida en manos de
(Reyes 16, 18). Dios Padre, donde está el Señor de la
Vida, para que la transforme en sacrifício
Sansón, héroe de la tribu de Dan, hizo de redención o en semilla soteriológica
que el templo de Dios “Dagon” cayese (Lc 23, 46). El único caso de suicidio,
sobre él mismo matándolo, con la inten- según el anuncio de salvación, se
ción de afirmar la supremacía del Dios de encuentra en Judas Iscariote (Mt 27, 5),
Israel (Jc 16, 30). que se aplica al comentario de D.
Bonhoeffer, según el cual el “derecho al
Asimismo, en las escrituras deutero- suicidio” desaparece solamente en la pre-
canónicas y nacionalistas de los relatos sencia de Dios. Según las dos revelacio-
de los Macabeos, Eleazar (1 Mac 6, 43- nes, el sacrificium (sacrum + facere) no
46) y Razis (2 Mac 14, 37-46) se inmola- es una destrucción, sino más bien una
ron por la liberación de Israel en un acto oblación. Contrariamente a los griegos
de “devoción”, revelando el abandono de antiguos y a la cultura romana, que
los héroes en las manos de Dios, que entendían a Biós como ritmo temporal,
ofrecían la vida para salvación de los el Dios de Israel ofrece a su pueblo el don
hermanos. Así, se refieren estos hechos, de la vida, con el encargo de realizarla y
en sentido axiológico, con intención de perfeccionarla históricamente (1 Jo
soteriológica. 3,16).

Según la revelación neotestamenta- Hay incluso quien afirma que el gesto


ria, en Cristo Jesús se hacen carne sus de los guardias, al dar a Jesús una espon-
palabras: maiorem dilectionem nemo ja embebida en vinagre, lejos de haber
habet, ut aninam suam quis ponat pro constituido un acto de burla y crueldad,
amicis suis (Jo 15, 13), como la figura del habría sido una manera piadosa de ame-
“siervo que sufre”, cantada en el segundo nizar su sufrimento. Pues, lo que le ofre-
cántico de Isaías, porque Él le entregó su cieron, según algunas lecturas bíblicas,
vida a la muerte y fue contado entre los fue simplemente el vino de la muerte, en
pecadores (Is 53, 12). Cristo, por designio un acto de extrema compasión, según la
de Dios Padre, escogió el camino de la jurisprudencia romana.
muerte, porque, según refiere S. Pablo:
Sicut et Christus dilexit nos et tradidit
seipsum pro nobis oblationem et hos- 2.2. Teología fundamental
tiam Deo in odorem suavitatis (Ef 5, 2;
Rom 5, 6-8). Así, hay un sui occidere, que La gran novedad de la prédica de
se presenta como abandono o como Cristo tiene su centro en el “Sermón de la

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Montaña”, en la narrativa sinóptica (Mt va la vida, les da el espíritu y les concede


5, 1-12). Jesús fue claro cuando dijo que la luz.
venía para perfeccionar el Decálogo (ley
de Moisés). La cosmovisión religiosa, desde la
Teología de la Iglesia primitiva, consideró
El Sermón de la Montaña comienza la vida (Biós), como “gabe und aufgabe”,
con el anuncio de un don y de una pro- recibida de Dios y de la cual el hombre no
mesa, de modo que la Ley (Torah), puede disponer, tal como se enseñaba
mediante una expresión sintética en el clásicamente. Sin hablar todavía de
Decálogo, se inicia con la afirmación de eutanasia, la Teología Medieval (S. Tomás
la libertad ofrecida y prometida por el de Aquino y S. Buenaventura) dio su con-
Señor a su pueblo en la Alianza del Sinai tribución, destacando que la vida es el
(Mt 5, 17-48). Como el Decálogo contie- fundamento de los valores y la afirma-
ne la expresión “no matarás”, Jesús supo- ción de la inviolabilidad humana, basán-
ne necesariamente el pleno cumplimien- dose en un triple argumento: 1. apropia-
to de la Torah, en orden a la perfección ción de un derecho que corresponde a
de los discípulos. Toda la temática sobre Dios; 2. falta de amor a sí mismo; 3.
la eutanasia y el suicidio está, secundum declinar las responsabilidades sociales.
moralitatis naturam, dependiendo de la
ley natural o del Decálogo, que llega a su La contribución a la discusión sobre la
cumplimiento en Cristo. Así, Jesus no eutanasia en la perspectiva de la Teología
necesitaba hablar de una práctica común Fundamental, a partir de los siglos XVI -
en su época y vivida por sus contempo- XVII, se centró en la distinción entre
ráneos, incluso por los saduceos, que no medios ordinarios y extraordinarios.
creían en la resurrección de la carne. La
continuidad de la ley del Monte Sinaí y Instalar la eutanasia será tomar el
de la nueva ley, por medio del Sermón de “lugar” de Dios Padre (Creador y Señor de
la Montaña, nos es ofrecida en el la vida y de la muerte). Los bioeticistas
encuentro del joven rico con Cristo. americanos se refieren regularmente a la
metáfora “jugar a ser Dios”. Parece querer
Con respecto a la Teología Funda- decir que los seres humanos se otorgaron
mental (que relaciona los dos kerigmas), autorización para obrar sobre lo que no
sobre la cuestión de la eutanasia, el pri- les pertenece, aquello que estaba reser-
mer escrito nos viene de la Patrología vado a Dios. La expresión parece remitir-
Latina, por la pluma de Lactancio, que se se a la visión del lugar y del papel del ser
refirió a los enfermos terminales inútiles. humano en el mundo, así como al propio
Pero son útiles para Dios, que les conser- sentido de Dios. De aquí se pasa, argu-

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VIDA Y ÉTICA

mentativamente, a una Teología de la sición a la “profanidad de la vida”, que


Creación y de la Técnica. Considerar el sería, según la jerarquización axiológica,
orden natural de los acontecimientos un contravalor. Esta sacralidad tiene sus
sería respetar el orden divino. [15] orígenes en el hinduísmo y en el judeo-
cristianismo. Pero, el mejor fundamento
Dios, según el Apocalipsis, no siente será la experiencia misma de existir, tal
placer en jugar con la vida y con la como describimos a lo largo de la feno-
muerte. Según el teólogo Maguire, el menología de los valores de Scheler, el
desarrollo de las ciencias biomédicas principio del carácter sagrado (sacrum
podrá conducir, hoy, a tener que escoger vita e) es particularmente interpretado
la muerte (desde los diagnósticos hasta dentro de una perspectiva vitalista. Pero
las terapias). Pero escogerla no será ir esa interpretación rígida del dominio
contra Dios, sino respetar el “movimien- sagrado de la vida no corresponde a la
to de la vida” como forma axiológica. verdadera tradición cristiana. Según el
[16] Así, Curran, comentando la expre- cristianismo y para la Teología Funda-
sión “jugar a ser Dios”, refiere que el pro- mental, non sacra est vita secundum
ceso que lleva a la muerte ya comenzó; la intocabile objectum. [18] Ella es obra
intervención activa del ser humano no Suya, según la patrología, tal como se
puede ser considerada como el gesto expresa en la narrativa de tradición
arrogante de alguien cualquiera, que yavista, la más antigua en Antropología
usurparía el papel de Dios, sino como una Teológica. El Dios vivo es el Dios de todos
acción dual (entre enfermo y médico), los vivientes. Según el Pentateuco, la
que prosigue un movimiento iniciado en vida es tan fundamental como la “per-
la persona. Por lo tanto, el rechazo argu- fección de Dios”, en cuanto Él mismo.
mentativo de la eutanasia, en su contri- Dios es viviente y vivificante según la
bución teológica, no se ubicará a partir simbología del “libro de la vida”
del “jugar a ser Dios”. [17] (Apocalipsis). La santidad de la vida
(sacrum vitam facere) significa que Dios
Un segundo argumento teológico, fundamenta Él mismo esta vida en su
relativo a la eutanasia, la considera den- carácter concreto. Esta visión nos induce
tro de la “sacralidad de la vida”, en opo- a un profundo respeto axiológico por la

[15] MAGUIRE, D. C., Death by Choice, Nueva York, Image Books, 1984, p. 224.
[16] CURRAN, C., Politics, Medicine and Christian Ethics, Nueva York, Fortress Press, 1973, pp. 161-162.
[17] DUMAS, A., “Fondements bibliques d’une bioéthique”, en Supplément de la Revue d’éthique et de théologie
morale, 142, París (1982), p. 357.
[18] LÉVINAS, E., Totalidade e Infinito, traducción de J. Pinto Ribeiro, Lisboa, Edições 70, 1980, pp. 173-176.

110 Año 9 / No 1 / Junio de 2008


Eutanasia: entre la autonomía y la responsabilidad / OPINIÓN Y COMENTARIOS

vida. El respeto por la vida, cuya bon- como reflexión epistemológica, estos
dad Dios celebra, es inseparable del argumentos secundum rationem no pare-
re-spondere (responsabilidad) de la cen decisivos para oponerse a cualquier
humanidad para desarrollar la vida. forma de eutanasia, porque ésta requiere,
en el orden bioético, una “revisión de
Un tercer y último argumento, destaca vida” a través de las fuentes o factores de
la vida como “gabe von Got”. Aquí la dis- la moralidad: intención (objectum), fin
cusión sostiene que la práctica de la euta- (operis, operantis et operationis) y cir-
nasia es inaceptable, porque la vida es un cunstancias.
don de Dios, y, en este sentido, no nos per-
tenece. La vida como don de Dios es una
creencia fundamental y fundante de 2.3. Teología moral
diversas tradiciones cristianas. Con todo,
para la discusión bioético-teológica sobre La discusión de la eutanasia, en el
la eutanasia, será necesario aclarar la ámbito de la Teología Moral católica,
semántica y la terminología del término comenzó bajo el pontificado de Pío XII,
donum. En efecto, la vida como don de en un ambiente crispado por la legaliza-
Dios no se podrá separar de la responsabi- ción de muchas cuestiones del foro
lidad, como e-ventum de Dios o como bioético por el III Reich. Las cuestiones
convertirse en rehén de Otro. Aquí surgen sobre eutanasia (22/02/1941, 12/09/1947
dos conceptos fundamentales para una y 24/02/1957), recogidas por el papa
nueva lectura teológica sobre la eutana- Pacelli, son analizadas en base a la ley
sia, expresados en la revelación veterotes- natural (ius gentium et naturalis lex).
tamentaria, que se caracterizan por la Se trata, pues, de una reflexión jurídica
valorización de la vida como alianza y y de filosofía moral sobre ésta y otras
como “relación”. [19] Por último, los argu- cuestiones. No existe una argumenta-
mentos teológicos, como contribución ción axiológica ni se hace referencia a
para el debate sobre los actuales y cons- muchos aspectos de la hermenéutica y
tantes desafíos sobre la eutanasia, nos de la Teología Bíblica en los discursos
invitan, en el orden del a priori emocional dispersos del Papa, dado que en ese
de M. Scheler, al respeto por la vida, que tiempo, también la Bioética, debido a
se revela en cada singularidad humana los desafíos de la medicina, era incipien-
como existencial axiológico. Entretanto, te. [20]

[19] A. A. V. V., El Don de la Vida: documentos del Magisterio de la Iglesia sobre Bioética, Madrid, B. A. C., 1996, pp.
737-738.
[20] Ídem.

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VIDA Y ÉTICA

Pero el pontificado de Juan Pablo II Donum Vitae expone el contenido cen-


ha sido muy fecundo, desde los docu- tral de la revelación de Dios sobre el
mentos de la Sagrada Congregación para carácter sagrado e inviolable de la vida
la Doctrina de la Fe Iura et Bona sobre la humana (nº 53).
eutanasia (05/05/1980), hasta la encícli-
ca Evangelium Vitae, sobre el valor invio- El papa Juan Pablo II, de forma indivi-
lable de la vida humana (25/03/1995), sa en los números 53, 54 y 59 de la
pasando por otros discursos de la Evangelium Vitae, proclama que Dios se
Academia Pro Vita, que están marcados constituye como Señor absoluto de la
nítidamente por una lectura ontológica vida del hombre, creado a su imagen y
de este fenómeno. semejanza (Gen 1, 26-28). Pero, para la
ética “del fin de los tiempos”, de
El papa Wojtyla recoge muchos ele- Jesucristo, la vida es un valor fundamen-
mentos de la neoescolástica, sobre todo tal, pero no se cita como ab-solvere. Lo
del pensamiento de S. Tomás de Aquino, único absoluto, para Jesús, es la causa del
tanto en el orden filosófico como en la reino de Dios. Los gestos escatológicos de
línea teológica. Cristo, a través de parábolas y señales, se
refieren en una ética y en una paranesis
En un tiempo el Papa fue, durante su soteriológica.
actividad docente en la Universidad de
Lublin (Polonia), un representante del Es fundamental, entre sus afirmacio-
personalismo ontológico que hizo nes teológicas y filosóficas, la Declaración
escuela, marcadamente influenciado Iura et Bona que, en los números 15-16,
por el pensamento axiológico de las menciona la eutanasia como violación de
corrientes fenomenológicas germánicas la ley divina, ofensa a la dignidad de la
(Scheler, Hartmann, etc.). persona, crimen contra la vida, atentado
contra la humanidad, y termina diciendo
Según las palabras de Juan Pablo II: la que no existe razón alguna que pueda
vida humana es sagrada, porque, desde justificar esta práctica tanatológica.
su inicio, comprende la acción creadora
de Dios y permanece en una especial
relación con el Creador, su único fin. Sólo 3. Eutanasia: entre la responsabilidad y
Dios es el Señor de la vida, desde el inicio la autonomía
hasta el fin. Nadie, bajo ninguna circuns-
tancia, puede atribuirse el derecho de Tampoco todas las acciones u omisio-
matar, de modo directo, a un ser huma- nes que resultan en la muerte de una
no. Con estas palabras, la instrucción persona son de interés central en el

112 Año 9 / No 1 / Junio de 2008


Eutanasia: entre la autonomía y la responsabilidad / OPINIÓN Y COMENTARIOS

debate sobre la eutanasia. Este debate se que, un agente que mata, causa la muer-
refiere a acciones y omisiones intencio- te, mientras que un agente que deja
nales, esto es, con muertes deliberada e morir, permite apenas que la natureza
intencionalmente provocadas en una siga su camino natural.
situación en que el agente podría haber
actuado de otro modo. Hubo también quien defendió que la
distinción entre “hacer que suceda” y
Hay algunos problemas al distinguir “dejar que suceda”, sería moralmente
entre matar y dejar morir o entre euta- importante en la medida en que coloca
nasia activa y pasiva. Si la distinción límites a los deberes y responsabilidades
entre matar y dejar morir se apoyase de un agente que tiene que salvar vidas.
meramente en la distinción entre accio- Aunque evitar matar a alguien exija poco
nes y omisiones, entonces el agente que, o ningún esfuerzo, normalmente salvar a
digamos, desconecta la máquina que alguien exige esfuerzo. Si matar y dejar
mantiene la vida del otro, lo mata, mien- morir estuviesen moralmente al mismo
tras que el agente que se opone desde el nivel, así continúa el argumento, enton-
vamos a colocar a alguien en una máqui- ces seríamos tan responsables por la
na de soporte de vida, permite apenas muerte de aquellos que no conseguimos
que alguien muera. Muchos autores no salvar, como lo somos por la muerte de
consideraron esta distinción entre matar aquellos que matamos o ayudamos indi-
y dejar morir plausible y se hicieron rectamente a matar. Somos más respon-
varias tentativas de tratarla de otro sables por la muerte de aquellos que
modo. Una sugerencia plausible es consi- matamos, que por las muertes de aquellos
derar matar como dar inicio a un curso que no conseguimos salvar. Así, matar a
de acontecimientos que llevan a la muer- una persona, manteniéndose el resto
te y permitir morir como no intervenir en igual, sería peor que dejar a una persona
el transcurso de los acontecimientos que morir. Pero aunque a veces se pueda tra-
llevan a la muerte. Según este esquema, zar una distinción moralmente relevante
la administración de una inyección letal entre matar y dejar morir, está claro que
sería matar; mientras que no colocar a eso no significa que la distinción se apli-
un paciente en un ventilador o sacarlo, que siempre. Por lo menos, a veces somos
sería dejar morir. tan responsables por nuestras omisiones
como por nuestras acciones.
Matar a una persona será siempre
moralmente peor que dejarla morir. Además de eso, el argumento acerca
Fueron propuestas varias razones para del significado moral de la distinción
que así sea. Una de las más plausibles es entre matar y dejar morir, presentado en

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VIDA Y ÉTICA

el contexto del debate de la eutanasia, terizándose como responsabilidad eróti-


tiene que considerarse un hecho adicio- ca o de identidad. La defensa de la vida
nal. Matar a alguien, o dejar deliberada- no se busca a sí misma, se referencia en
mente que alguien muera, será una cosa el recurso plesiológico, como forma
mala, porque priva a esa persona de su vivencial de la responsabilidad poiética,
vida. En circunstancias normales, las per- ya sea negativamente afirmada por la
sonas valorizan sus vidas y será de su práctica eutanásica, o por el lado posi-
interés continuar viviendo. tivo, en la categorización de la vida, en
todos los momentos y latitudes. La
Se manifestará, muchas veces, que un excelencia de la eutanasia se apoya en
agente que mata, o un agente que deja la “responsabilidad erótica” (en la vi-
morir, no estará obrando mal, sino bene- vencia inmediata y en la ausencia del
ficiando a la persona a quien pertenece sufrimento).
esa vida.
La eutanasia se representa en una res-
En la eutanasia, la responsabilidad de ponsabilidad sufrológica, siguiendo el
identidad está presente como forma del aforismo: sufer ergo sum. Normalmente,
enfermo de responder en función de las la responsabilidad sufrológica no es
necesidades de su Yo. Naturalmente, el catártica, pero se menciona como una
enfermo se compromete doblemente responsabilidad eleutérica, donde se
entre él mismo y el médico. La responsa- acentúa el valor y las implicancias de la
bilidad implica una acción decisiva, ya autonomía. En efecto, la responsabilidad
sea por parte del enfermo, ya sea por moral podrá considerarse como la
parte del médico. Por esta razón, la euta- dimensión relacional de la obligación. La
nasia requiere, para su fundamentación eutanasia conlleva una obligación axio-
axiológica, de la responsabilidad de alte- lógica y una dimensión relacional, entre
ridad: dar prioridad a la vida. enfermo y médico. Como la responsabili-
dad no se identifica con el estar obliga-
Una cultura de muerte determinará do a la necesidad moral, en la cual con-
una responsabilidad tanatológica, que siste el sentido y el fundamento de la
tiene que ver solamente con la identi- obligación, la responsabilidad moral, en
dad del sujeto y sus consecuencias y no la eutanasia, exige un “accountability
con los actos del mismo. La vida y su principle”, permitiendo que, por la euta-
defensa se afirman en una “responsabi- nasia, se rindan cuentas entre el médico
lidad de alteridad”, y la muerte, en la y el enfermo, que solicite esta práctica
decisión eutanásica, se representa fuera tanatológica, en orden a la adecuada
de la “responsabilidad agápica”, carac- revisión axiológica.

114 Año 9 / No 1 / Junio de 2008


Eutanasia: entre la autonomía y la responsabilidad / OPINIÓN Y COMENTARIOS

El otro, implicado en la noción de la La dependencia ética y axiológica que


responsabilidad, será aquel con quien el la heteronomía implica para el enfermo y
sujeto se compromete por cualquier para el médico, corresponde a su depen-
afirmación, como en el caso de las deci- dencia de ser finito en relación con el
siones tanatológicas. En ésta siempre Creador. La eutanasia, en su ejercicio,
están implícitas las responsabilidades deberá ser dependiente de la afirmación
sufrológicas, como un proprium de la de la vida y no de su negación, al para-
eutanasia. frasear la expresión de Nicolás de Cusa:
Nisi sim meiipsius, tu non es meus.
La eutanasia exige la presencia de la Gracias a la heteronomía, el hombre vivi-
responsabilidad poiética ante el hacer rá y gozará de autonomía, aunque no en
tanatológico. Con todo, la eutanasia sentido absoluto.
aparece como implicada en la autono-
mía, expresando el interés que el enfer- La heteronomía eutanásica significará
mo manifieste espontáneamente frente que el enfermo recibe de otro la ley que
a las decisiones de la moralidad. Si la gobierna la vida y le da verdadero senti-
autonomía muestra aquello que hace, do. En verdad, la voz de la conciencia del
entonces estará inseparablemente liga- enfermo es verdaderamente suya. No
da a la conciencia de la libertad de la viene de afuera, sino solamente del
voluntad. Así, la autonomía expresa una enfermo, dado que vendrá bajo la forma
sumisión inmediata de la voluntad del consejo del médico, para después
(Wille) a la ley moral. La eutanasia determinar el asentimiento del paciente.
depende de la voluntad del enfermo, al Según la eutanasia, la autonomía del
someterse o vincularse a un dictamen enfermo no se presenta como sinónimo
axiológico personal y a las característi- de autosuficiencia, sino por su libre
cas clínicas, en orden a la práctica y a la voluntad y por el bien en defensa de la
vivencia tanatológicas. vida.

La eutanasia también profesa una La pura autonomía será imposible en


heteronomía ante las realidades tanato- el ámbito de la eutanasia, dado que
lógicas, al punto de poderla modificar, nadie podrá estar verdaderamente sujeto
dándole otra connotación. a la propia ley.

Hay otra ley para la eutanasia, más La eutanasia, ya sea activa o pasiva,
allá de la autonomía de la razón prácti- implica una autonomía relativa y se defi-
ca, que se enuncia en la forma heteronó- ne como forma del enfermo de autode-
mica de la afirmación de la vida. terminarse en su conducta ante las deci-

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VIDA Y ÉTICA

siones clínicas, para poner término a su sociedad y al exigir la ciudadanía más


vida. No obstante, en la eutanasia, debe- derechos por influencia de las “éticas
rá existir entre la autonomía y la respon- narrativas”. Además de eso, surgen cada
sabilidad una “pausa axiológica”, en vez más tratamientos y medios de diag-
orden a la decisión definitiva, tanto para nóstico capaces de prolongar la vida de
la vida como para la muerte. los pacientes descerebrados, lo que
puede llevar a un largo y penoso proceso
En una reflexión directa sobre la apli- de muerte.
cación de los principios a la eutanasia,
deberemos decir que, en casos extremos, La medicina actual, a medida que
ésta podrá ser posible cuando los cuidados avanza en la posibilidad de salvar más
paliativos ya no dieran respuesta, frente a vidas, crea, inevitablemente, complejos
la degradación de la calidad de vida del “dilemas éticos” que ocasionan mayores
enfermo. Entre la responsabilidad y la dificultades a un concepto más ajustado
autonomía, en la eutanasia existe formal- del fin de la existencia humana. Por otra
mente una “jerarquización axiológica”, en parte, el aumento de la eficacia y de la
el ámbito poiético como práctico, ya sea seguridad de las nuevas modalidades
por parte de los clínicos, ya sea por parte terapéuticas motiva interrogantes en
de los enfermos. Habrá que hacer una ver- cuanto a los aspectos económicos, éticos
dadera Pedagogía Axiológica, para que se y legales, resultantes del empleo exage-
vuelvan más eficaces las decisiones para el rado de tales medidas y de posibles indi-
bien del enfermo y de la enfermedad que caciones terapéuticas en su aplicación. El
lo afecta. escenario de muerte y la situación del
enfermo terminal son las condiciones
que determinan mayores conflictos, en
CONCLUSIÓN este contexto, teniendo en cuenta los
principios, a veces antagónicos, de pre-
El acto de provocar la muerte antes servación de la vida y de alivio del sufri-
de lo esperable, por motivos de compa- mento.
sión y ante un sufrimiento penoso e
insoportable, siempre fue motivo de De este modo, disfrazada, debilitada y
reflexión por parte de la sociedad. deshumanizada por los rigores de la tec-
Actualmente, dicha discusión se tornó nología médica moderna, la muerte fue
aún más apremiante, al discutirse los cambiando su rostro a lo largo del tiem-
derechos individuales, como resultado de po. Cada día que pasa, aumenta la creen-
una amplia movilización del pensamien- cia de que es posible una “muerte digna”
to en los sectores organizados de la y las familias ya admiten el derecho de

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Eutanasia: entre la autonomía y la responsabilidad / OPINIÓN Y COMENTARIOS

decidir sobre el destino de sus pacientes en la medida en que es una “pieza útil”
sin salvación posible y torturados por un para la sociedad y para el Estado, actuan-
sufrimiento físico, que los medios tera- do según criterios y valores que ella
péuticos disponibles no consiguen ate- misma establece, corriéndose el riesgo de
nuar. El médico es presionado a seguir los una arbitrariedad por parte de los pode-
pasos de los moribundos y a actuar con rosos.
mayor sensibilidad, orientado por una
nueva ética basada en principios senti- La práctica de la eutanasia podrá
mentales y preocupada por entender las bajar el nivel moral de la sociedad y de la
dificultades del final de la vida humana. convivencia social, obteniéndose como
Es posible que la medicina revea sus ideas resultado que en una sociedad en que se
y sus posibilidades, adquiriendo la humil- legalice la eutanasia nadie se encuentre
dad de no intentar vencer lo invencible, “seguro”. La condena de la eutanasia
como serio argumento aretológico, res- (muerte a pedido o por decisión unilate-
pondiendo por la calidad de vida, como ral del médico) radica en la ratio insita in
arte y como ciencia. natura quid ea facienda sunt proibetque
contraria, una ley no escrita, pero ins-
A pesar del avance de la ciencia, si cripta en el corazón (naturalis lex). La
auscultamos la realidad sociológica eutanasia, argumentativamente, conti-
actual, en las comunidades de nuestra nuará siendo un problema axiológico y
convivencia cultural, ciertamente vamos ético, manteniéndose como desafío y
a entender la complejidad y la profundi- como “tarea abierta”, en virtud del prin-
dad del tema. Tiene que quedar asentado cipio de autonomía. Lamentablemente,
que la realidad se presenta con una com- este principio no es analizado por el
plejidad muy elevada, dificultando la Magisterio pontificio ni fundamentado
valorización de la oportunidad en la en la reflexión teológica in genere. De
decisión a tomar. Afirmaciones como hecho, tanto el pensamiento kantiano
“incurable”, “proximidad de muerte”, como la filosofía anglosajona articula
“perspectiva de curación”, “prolongación este principio en la eutanasia, porque la
de la vida” son relativas y, en muchas “autonomía” del enfermo será el auto -
ocasiones, poco fiables. Por detrás del de - finire, que el médico deberá respe-
comportamiento eutanásico se esconde, tar, independientemente de su filosofía
acaso, una ética utilitarista y/o pragmá- y/o religiosidad.
tica, que identifica lo bueno (bonum) con
lo útil (utilis), reduciendo al hombre a un La ética, desde el punto de vista filo-
“juego de intereses”. La persona, según la sófico, no será por sí misma capaz de
filosofía utilitarista, es digna de respeto imponerse de modo autoritario. La única

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VIDA Y ÉTICA

autoridad es la racionalidad de sus argu- pia voluntad, ya sea a causa de la pérdi-


mentos, lo cual exige de sus auditores la da de conciencia, ya sea bajo el impacto
decisión de dejarse guiar sólo por la fuer- del sufrimiento, no confiere el derecho
za inherente al discurso racional, es decir, de decisión sobre la muerte del enfermo.
por el poder de convicción sobre las con- El respeto recíproco, que las personas
ciencias individuales. humanas pueden y deben esperar una de
otra, lleva a considerar como violación de
Sobre todo, desde principios de este la liberdad y de la persona del otro la
siglo, la eutanasia significa el acto de decisión de la eutanasia practicada sin el
provocar la muerte de una persona de conocimiento de la persona, a quien dice
quien se juzga indigno el estado de salud. respetar. Esta tesis ética proviene de la
Para esta distinción, entre eutanasia comprensión antropológica y constituye
como estado y como acto, aumenta la una fundamentación sólida contra el uso
necesidad de distinguir entre el acto de de la eutanasia.
eutanasia como eugenesia (la elimina-
ción compulsiva de los deficientes y mal- ¿Cuál será la posición ética frente al
formados durante el período nazi) y la pedido de eutanasia, proviniente del pro-
eutanasia como acto de anticipar la pio enfermo? Será preciso distinguir
muerte de quien, por motivos de salud, entre las palabras explícitas del enfermo,
vislumbra el fin próximo. En tercer lugar, que solicita un cóctel letal y la palabra
se distingue la eutanasia practicada a que se esconde detrás de este pedido. Lo
pedido del paciente o contra su voluntad. que el moribundo pide es la disminución
Del mismo modo, el suicidio asistido no de sus sufrimientos, así como un acom-
es, en términos rigurosos, un acto de pañamiento que, al mismo tiempo, le
eutanasia. En sentido estricto y correcto, haga sentir que su vida todavía “vale la
la eutanasia reside en el acto de provocar pena” a los ojos de los otros y a sus pro-
la muerte, con o sin el consentimiento pios ojos.
del paciente, cuya vida es considerada
como habiendo alcanzado una situación En el pedido de asistencia al suicidio,
insoportable. intervienen siempre el sufrimento del
personal de la salud y de los familiares
El hecho de invocar la incapacidad del que, muchas veces, no aguantan el peso
otro para tomar decisiones, en virtud de del sufrimento del paciente, peso del que
su eventual estado de inconciencia, no la eutanasia o la asistencia al suicidio los
altera las condiciones en las cuales opera liberaría. Existe una diferencia entre
la relación de una libertad con otra liber- autonomía y “autarquía”. Si el ser huma-
tad. La incapacidad de manifestar la pro- no dispone de la libertad para conducir

118 Año 9 / No 1 / Junio de 2008


Eutanasia: entre la autonomía y la responsabilidad / OPINIÓN Y COMENTARIOS

su vida, la autonomía que reside en el libres. El ser humano, siendo autónomo,


fundamento de esta libertad no coincide no dispone de una libertad absoluta
con la “autarquía”, según la cual el ser sobre sí mismo. Habiendo recibido la
humano es dueño exclusivo y solitario de vida, él es, lo quiera o no, responsable
su identidad personal. Si la autonomía y frente a la misma vida. Esta responsabili-
la autarquía coincidiesen, el suicidio sería dad implica la capacidad de responder
una conducta ética legítima y positiva- por su vida ante los otros, sus prójimos,
mente valorizada. La red de dependen- ante el propio misterio de la vida bioló-
cias hace que la finitud humana, aunque gica, así como frente al misterio del ori-
sea vivida en la libertad de construir un gen de la vida.
camino personal autónomo, sea marcada
por los límites de la propia libertad. Esos Además de las razones ya invocadas,
límites afectan tanto el principio de la el pedido de eutanasia reviste, la mayoría
vida como el fin de la misma. La libertad de las veces, forma de grito o pedido de
encuentra su límite en virtud de las pro- socorro. Concluimos, pues, que el suicidio
pias fronteras de la vida. El error teórico es el acto de una libertad que se consi-
consiste en confundir la libertad dentro deró equivocadamente “autarquía”, esto
de la vida, esto es, la autonomía ética, es, única dueña y propietaria de sí
con la libertad frente a la vida, siendo la misma. En este sentido, el suicidio así
vida entendida como totalidad temporal. como la eutanasia no se pueden conciliar
con la ética de la condición humana.
La eutanasia implica un acto que,
equivocadamente, la libertad juzgó éti- Pero, además de una recusación sim-
camente correcto, porque se confundió plista de la validez del acto con doble-
la capacidad humana de realizar actos efecto, se subraya la imposibilidad de
libres y la condición de una libertad determinar el criterio teórico, que separa
absoluta, dispensada de cualquier exi- una omisión no eutanásica de tratamien-
gencia de justificación. Sin autonomía tos y una omisión, por ejemplo, de hidra-
no habría libertad. La libertad reside en tación y de alimentación de los enfermos
la capacidad de asumir los actos practi- terminales, que sería un acto de eutana-
cados, de conferirles un sentido y de sia. Se sobreentiende así que la posición
integrarlos en el dinamismo de una vida conservadora, estrictamente hablando,
ética. La autonomía implica la presencia aceptaría la no hidratación de los enfer-
de la razón en el ser humano. Sin la mos terminales y que esta omisión no
razón, el hombre es prisionero de sus sería un acto de eutanasia. Las preferen-
deseos, de sus pasiones y del capricho, cias implícitas del autor de este artículo
afectando sus aparentes decisiones van en el sentido de la aceptación de la

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VIDA Y ÉTICA

admisibilidad ética de la eutanasia para terminar con la vida del enfermo y


voluntaria, esto es, a pedido del enfermo para ejecutar tal decisión. Un médico
terminal. La muerte es, a veces, el único que tome una decisión de esta naturale-
recurso para preservar su humanidad en za, estará convencido de que estará
virtud de los procesos ciegos de la natu- practicando un acto beneficioso para
raleza: existe por lo tanto un derecho a la con el enfermo, encarando la eutanasia
eutanasia voluntaria. como el “último tratamiento”, ante una
situación desesperada, mucho más ven-
Toda la decisión ética en torno a la cido el médico por la fuerza de la evolu-
eutanasia presupone una fundamenta- ción de la enfermedad, que la persona
ción filosófica. A fin de cuentas se trata que sufre.
de saber cuáles son los límites de la
libertad humana en su autonomía. La Los médicos actuales, al asistir a
autonomía humana incluye los límites enfermos graves con tecnologías com-
inscriptos en su finitud radical. El ser plejas, desde el diagnóstico a la terapéu-
humano fue “dado a sí mismo” y no se tica, pierden frecuentemente la relación
“hizo” a sí mismo. Del mismo modo, no dialogal y diádica con el enfermo, y que-
le compete atribuirse la posibilidad ética dan aferrados más a los números, a los
de “deshacerse” de sí mismo, a cualquier gráficos diagnósticos que describen el
precio. comportamiento y la evolución de sus
parámetros vitales, que a la propia per-
Una de las conclusiones fundamenta- sona enferma, que se aproxima al fin.
les sobre la eutanasia, se refiere, natural- [21]
mente, a la importancia de los beneficios
y de los riesgos, en detrimento de la Satisfacer un pedido de eutanasia y
autonomía. Será mucho más relevante, constituir un “cóctel” letal podrá ser, en
para una decisión tanatológica, brindar estas circunstancias, una decisión que no
todos los elementos para una adecuada perturbará, en demasía, la conciencia
revisión axiológica. axiológica del médico, siempre que los
gráficos y trazados indiquen una muerte
Según Daniel Serrão, el punto princi- próxima con el consecuente fracaso de
pal se centra en la decisión del médico, todas las terapéuticas.

[21] ARCHER, L. L., et al., Novos Desafios à Bioética, op. cit., p. 249.

120 Año 9 / No 1 / Junio de 2008


Eutanasia: entre la autonomía y la responsabilidad / OPINIÓN Y COMENTARIOS

En efecto, no parecerá justo, conmu- domicilio o internación en unidades ade-


tativa y distributivamente, discutir dere- cuadas para el mismo fin. Incluso así, la
chos y deberes de la eutanasia, sin que la eutanasia será siempre un problema de
persona pueda escogerla, en compara- Bioética, muy complejo y con diversas
ción con otras soluciones que se puedan escalas de valores.
diseñar, como: cuidados paliativos en el

Instituto de Bioética / UCA 121


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