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¿Qué es Ilustración?
Estudio preliminar de
AGAPITO MAESTRE
Traducción de
AGAPITO MAESTRE y JOSE ROMAGOSA
CUARTA EDTCION
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Discrio de cubierta:
Joaquín Gallego
RESPUESTA A LA PREGUNTA:
¿QUE ES LA lLUSTRACION?
turaliter majorennes 2); y por eso es tan fácil para otros ,í mismo, algo que es casi inevitable si se le deja en liber
el erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de tad. Ciertamente, siempre se encontrarán algunos hom
edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director es bres que piensen por sí mismos, incluso entre los estable
piritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico cidos tutores de la gran masa, los cuales, después de ha
que me prescribe la dieta, etc., entonces no necesito es berse autoliberado del yugo de la minoría de edad, difun
forzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar; dirán a su alrededor el espíritu de una estimación racio
otros asumirán por mí tan fastidiosa tarea. Aquellos tu nal del propio valor y de la vocación de todo hombre a
tores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la ta pensar por sí mismo. Pero aquí se ha de señalar algo es
rea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la pecial: aquel público que anteriormente había sido some
mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado tido a este yugo por ellos obliga, más tarde, a los propios
peligroso por la gran mayoría de los hombres (y entre ellos tutores a someterse al mismo yugo; y esto es algo que su
todo el bello sexo). Después de haber entontecido a sus cede cuando el público es incitado a ello por algunos de
animales domésticos, y procurar cuidadosamente que es sus tutores incapaces de cualquier Ilustración. Por eso es
tas pacíficas criaturas no puedan atreverse a dar un paso tan perjudicial inculcar prejuicios, pues al final terminan
sin las andaderas en que han sido encerrados, les mues vengándose de sus mismos predecesores y autores. De ahí
tran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos. que el público pueda alcanzar sólo lentamente la Ilustra
Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues ellos ción. Quizá mediante una revolución sea posible derro
aprenderían a caminar solos después de unas cuantas caí car el despotismo personal junto a la opresión ambiciosa
das; sin embargo, un ejemplo de tal naturaleza les asus y dominante, pero nunca se consigue la verdadera refor
ta Y, por lo general, les hace desistir de todo posterior ma del modo de pensar, sino que tanto los nuevos como
intento. los viejos prejuicios servirán de riendas para la mayor parte
Por tanto, es difícil para todo individuo lograr salir de de la masa carente de pensamiento.
esa minoría de edad, casi convertida ya en naturaleza su Pero para esta Ilustración únicamente se requiere liber
ya. Incluso le ha tomado afición y se siente realmente in tad, y, por cierto, la menos perjudicial entre todas las que
capaz de valerse de su propio entendimiento, porque nunca llevan ese nombre, a saber, la libertad de hacer siempre
se le ha dejado hacer dicho ensayo. Principios y fórmu y en todo lugar uso público .1 de la propia razón. Mas es
las, instrumentos mecánicos de uso racional -o más bien cucho exclamar por doquier: ¡No razonéis! El oficial di
abuso- de sus dotes naturales, son los grilletes de una ce: ¡No razones, adiéstrate! El funcionario de hacienda:
permanente minoría de edad. Quien se desprendiera de ¡No razones, paga! El sacerdote: ¡No razones, ten fe! (Só
ellos apenas daría un salto inseguro para salvar la más pe lo un único señor en el mundo dice: razonad todo lo que
queña zanja, porque no está habituado a tales movimien queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced.) Por todas
tos libres. Por eso, pocos son los que, por esfuerzo del partes encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿qué
propio espíritu, han conseguido' salir de esa minoría de limitación impide la Ilustración? y, por el contrario, ¿cuál
edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro. la fomenta? Mi respuesta es la siguiente: el uso público
Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a
DEL SENSUS COMMUNIS, entendimiento, por su propia ley esencial, le pone a la ba
A LA CAPACIDAD DE «JUICIO» se, o sea, la superstición. La liberación de la superstición
se llama Ilustración 1, porque, aunque esa denominación
Por sensus communis tiene que entenderse la idea de se da también a la liberación de los prejuicios en general,
un sentido que es común a todos, es decir, de un «juicio» la superstición puede, más que los otros (in sensu eminen
(Beurte1/ung) que, en su reflexión, toma en cuenta mer ti), ser llamada prejuicio, puesto que la ceguera a la que
ced al pensamiento (a priori) el modo de representación conduce la superstición, y que impone incluso como obli
de los demás para considerar (atener) su juicio (Ürteil) a gada, da a conocer la necesidad de ser conducido por otros
, y, por tanto, más que nada, el estado de una razón pasi
la razon total humana, y, de este modo, evitar la ilusión
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que, t;n1endo su ori�en en condiciones privadas subjeti va. Por lo que se refiere a la segunda máxima del modo
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vas, facilmente podnan ser tomadas por objetivas ten de pensar, estamos bien acostumbrados a llamar limita
dría una influencia perjudicial en el juicio. Esto se r�aliza do (de cortas miras, lo contrario de amplias miras) a aquél
de «cotejar» (comparar) el pr?pio juicio con otros juicios, cuyos talentos no se aplican a ningún uso considerable (so
n? tanto real;s, como más bien meramente posibles, po bre todo, intensivo). Pero aquí no se trata de la facultad
, del conocimiento, sino del modo de pensar, para hacer
niendonos as1 en el lugar de todos los otros, haciendo só
lo abstracción de las limitaciones que dependen de forma de•éste un uso conforme a fin; aunque sean muy peque
casual de nuestro propio juicio, el cual, a su vez, se reali ños el grado y la extensión donde alcance el dote natural
za sep�rando lo más posible lo que en el estado de repre del hombre, muestra, sin embargo, un hombre amplio en
sentación es materia, es decir, sensación, y atendiendo úni el modo de pensar, siempre y cuando pueda apartarse de
camen_t� a las carac �erísticas formales de la propia repre las condiciones privadas subjetivas del juicio, dentro de
sentac1on o del propio estado de representación. Quizá pa las cuales muchos otros están como encerrados, y refle
rezca ser esa operación de la reflexión demasiado artifi xiona sobre su propio juicio desde un punto de vista uni
cial como para atribuirla a la facultad que llamamos versal (que sólo puede ser determinado poniéndose en el
sentido común, pero sólo aparece así cuando se la expre punto de vista de los demás). La tercera máxima, la que
sa en f_ �rmulas abstractas; sin embargo, cuando se busca se refiere al modo de pensar consecuente, es la más difícil
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un Ju1c10 que deba servir de regla universal nada es en de alcanzar, sólo puede alcanzarse a través de la unión
sí más natural que hacer abstracción de encan'to y de emo de las dos primeras, y después de una frecuente aplica
ción. ción de las mismas, convertido ya en destreza. Puede de
Las máximas siguientes del entendimiento común hu cirse: la primera de esas máximas es la máxima del enten-
mano pueden ( ... ) servir para aclarar sus principios. Son
las siguientes: 1. ª Pensar por sí mismo. 2. ª Pensar en el 1 Se ve rápidamente que lfuslmción es cosa fácil in thesi, pero in
lugar de cada otro. 3. ª Pensar siempre de acuerdo consi hypothesi es larga y difícil ele cumplir; porque no permanecer pasivo con
go mismo. La primera se refiere a la máxima del modo su razón, sino siempre ser legislador de si mismo, es ciertamen1e cosa
de pensar libre de prejuicios; la segunda es la máxima del muy fácil para el hombre que sólo quiere adecuarse a sus fines esencia
e�tensivo; la tercera, del consecuente. La primera es la má les y no desea saber lo que está por encima ele su en1enclimien10. Mas
como la tendencia hacia esto último apenas puede impedirse, y como
xima de una razón nunca pasiva. Por tanto, la inclina no faltarán otros que prometan; con gran seguridad, el poder satisfacer
ción a lo contrario, a la heteronomía de la razón se lla el deseo de saber tiene que ser muy difícil conservar o restablecer en el
ma prejuicio, y el mayor de todos consiste en re�resen modo de pensar (sobre tocio, en el público) lo meramente negativo (que
tarse la naturaleza como no sometida a las reglas que el constilUyc propiamente la Ilustración).
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dimiento; la segunda, la del juicio; la tercera, la de la progreso hacia lo mejor jamás r� trocederá por _completo.
razón. Un hecho semejante en la histona de la humanidad ya no
se olvida, pues se ha descubierto en la _ naturalez� h�mana
una disposición y capacidad para el bien, que � mgun po
ACERCA DE LA ILUSTRACION lítico hubiera podido deducir, a fuerza de sutileza, de la
Y DE LA REVOLUCION marcha y la libertad unidas en la especie humana, siguien
do tos principios internos del derech� podrían in�icarla,
Pero, ¿cómo es posible una historia a priori? Respues pero aun así de una manera indetenn111ada y cont111gentc
ta: si el adivino hace y dispone lo que anuncia. en cuanto al tiempo.
Debe existir en el género humano alguna experiencia Pero esta profecía filosófica no perdería su fuerza, aun
que, como hecho, indique una cierta aptitud (Beschaffen cuando el fin al que tiende este acontecimiento no fuera
heil) y una facultad de este género que constituiría la cau alcanzado al fracasar la Revolución, o la reforma de la
sa de su progreso hacia lo mejor y (puesto que debe ser Constitución de un pueblo hubiera fracasado finalmente,
el acto de un ser dotado de libertad) el autor del mismo. o bien si, después de un cierto tiempo, t�do volvies� al
Este hecho no consiste en importantes acciones u omi camino trillado precedente, tal y como predicen ahora cier
siones humanas, a través de las cuales lo grande entre los tas políticas. Y esto es así porque este a�ontecimicn�o es
hombres se convierte en pequeño o lo pequeño se vuelve demasiado importante, está demasiado ligado a los inte
grande (... ). Se trata sólo del modo de pensar de un es reses de la humanidad y tiene una influencia demasiado
pectador que, frente al juego de las grandes revoluciones, extendida sobre todas las partes del mundo, como para
manifiesta, a pesar del peligro de los serios inconvenien que no tenga que ser recordado de nuevo �1- pueblo con
tes que podrían crearle su parcialidad, sus preferencias uni ocasión propicia o en los momentos de cns1s de nuevos
versales y desinteresadas por los actores de un partido con intentos del mismo tipo; pues sin duda, en un asunto �e
tra los de los otros. tanta importancia para la humanidad, es muy necesario
La revolución de un pueblo lleno de espíritu, que he que la constitución próxima alcance finalmente y en_ un
mos visto realizarse en nuestros días, podrá tener éxito o momento dado esa solidez, que la enseñanza de experien
fracasar; puede, quiz:á, estar tan replela de miserias y cruel cias múltiples no dejaría de gravar en todos los espíritus.
dades, que un hombre bienpensante, que pudiera esperar
ponerla en marcha por segunda vez:, no se decidiera a un
experimento de tales costos: una revolución tal, digo no
obstante, encuentra en los ánimos de todos los especta
dores -que no están ellos mismos involucrados en el
juego- una tal participación en el deseo, que rayana con
el entusiasmo incluso si su exteriorización resulta peligro
sa; cal, en suma, que no puede tener otra causa que una
disposición moral del género humano.
Sostengo que puedo predecir al género humano, inclu
so sin ánimo profético, que, de acuerdo con los síntomas
y signos precursores (nach den Aspekten und Vorzeichen)
de nuestra época, alcanzará su fin, y, a partir de ahí, su