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LATINOAMERICA Y MEXICO.
ACTIVIDAD
ENSAYO
ELABORA
Mtra. Susana Mondragón Gómez
Sistema de Pensiones
La Ley N° 100 dispuso dos medidas principales: i) la creación de un sistema (o régimen)
de capitalización o de ahorro individual, administrado por fondos de pensiones privados o
entidades denominadas Administradoras de Fondos de Pensiones-AFP; y ii) ajustar las
condiciones de organización y funcionamiento del Instituto de Seguros Sociales (ISS)
dentro de esquema de competencia, con el fin de mejorar su eficiencia. Una de las
ventajas descritas para el trabajador, es la de permitir el principio de la libre elección.
La Ley determinó que las edades de jubilación serían de 55 años para las mujeres y de 60
para los hombres, y se mantendrían hasta el año 2014, posteriormente las edades
subirían a 57 y 62, años respectivamente. Adicionalmente, estableció el requisito de 1000
semanas de cotización para tener derecho a recibir pensión del Seguro Social, cuando en
las condiciones anteriores a la Ley N° 100, se podía obtener una pensión con 500
semanas continuas de cotización.
Conformación del sistema de pensiones
1.Régimen de ahorro individual con solidaridad, organizado a través de las
Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), entidades privadas pero reguladas por el
Estado, que funciona sobre la base de cuentas de ahorro individuales, con rendimientos
reconocidos por cada entidad administradora.
ii. Régimen solidario de prima media con prestación definida, que corresponde al Instituto
de Seguros Sociales ISS, al cual también se incorporaron otras entidades provenientes
del anterior sistema oficial de previsión social.
iii. Regímenes especiales (o excepcionados) y sector público reformado, representados
por a) Las Fuerzas Armadas, el magisterio y la empresa petrolera estatal ECOPETROL; y
b) Sistemas derivados de acuerdos políticos y disposiciones especiales para funcionarios
de las altas cortes y de algunos ministerios y gobiernos locales.
En salud
Uno de los ajustes tal vez más importantes al SGSSS es la reforma que operó mediante
la Ley N° 715 de 2001, en el denominado sistema de transferencias de la Nación a los
entes territoriales. Ésta introdujo un reordenamiento en el esquema de competencias
entre los diferentes niveles de gobierno y creó el Sistema General de Participaciones
(SGP) para la distribución de los recursos destinados a educación y salud y otros
componentes de inversión social, o de “propósito general”, como los servicios públicos de
agua potable y saneamiento básico, de acuerdo con las prioridades establecidas por las
propias entidades territoriales.
Una de las justificaciones del gobierno para dicha reforma fue la de garantizar la
participación estable de los recursos en términos reales, evitando que las fluctuaciones
de la actividad económica y la consiguiente inestabilidad de los ingresos corrientes de la
Nación afectaran los niveles necesarios de financiamiento, para el cumplimiento de metas
específicas en cuanto a la continuidad y ampliación de coberturas, teniendo como
prioridad la población más pobre y vulnerable.
La distribución del SGP para salud se destina a financiar tres componentes: i) continuidad
y ampliación de coberturas en el régimen subsidiado (subsidios a la demanda), recursos
que son transferidos a los municipios y distritos; ii) prestación de servicios a la población
pobre no asegurada (subsidio a la oferta), mediante la contratación de servicios con la red
pública y privada; y iii) acciones en salud pública.
Otra reforma importante reciente, en materia de salud, es la Ley N° 1122 de 2007, con la
que se pretende resolver algunas deficiencias críticas del sistema de salud pública,
aseguramiento en salud para toda la población y problemas de inequidad en el acceso y
calidad de los servicios, debido a la existencia de beneficios distintos, según
estratificación de la población (contributivo, subsidiado y subsidiado parcial) y
características de los procesos de aseguramiento y prestación de los servicios,
mecanismos de evaluación y estímulos de resultados en salud.
Por otra parte, la Ley prevé alcanzar la cobertura total de aseguramiento, mediante la
universalización del régimen subsidiado, para poblaciones especiales y las personas más
pobres y vulnerables (niveles I y II del Sisben), otorgamiento de subsidios parciales (nivel
III), cuando se haya alcanzado un nivel de cobertura de subsidios plenos del 90%, para lo
cual dispone recursos adicionales de solidaridad provenientes del aumento de 0,5% de la
cotización obligatoria del régimen contributivo y la aceleración de la transformación de
subsidios de oferta en subsidios a la demanda.