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Busquet, María Dolores y otros. (1993)Los temas transversales.

Clases de la
formación integral. Santillana. Bs As.

Los temas transversales: una enseñanza mirando hacia delante


Ciencia y enseñanza
El rechazo a la idea arcaica de ciencia (como conjunto de verdades de naturaleza acumulativa)
y sustitución por una idea más dinámica, según la cual las teorías científicas que se van sucediendo
a lo largo de la historia no serían modelos explicativos parciales determinados aspectos de la
realidad, conlleva cambios que tiene enorme resonancia en el campo de la ciencia.
Esta nueva manera de contemplar la ciencia conduce a un replanteamiento de lo que se entiende
por aprendizaje y de los conocimientos que constituyen. Se debe considerar que la ciencia clásica
no está preparada para dar cuenta de toda la realidad. A su vez, la enseñanza no puede dar la
espalda a los cambios de la ciencia porque precisa ir en el mismo sentido que marca la nueva idea
de ciencia.
Los temas transversales y las materias curriculares
En el currículo de la Educación aparece un nuevo concepto, denominado temas transversales,
en los que se dice que deben impregnar toda la práctica educativa y estar presentes en las
diferentes áreas curriculares. Estos temas son: educación moral y cívica, educación para la paz,
educación para la salud, educación para la igualdad de oportunidades entre los sexos, educación
del consumidor y educación vial.
Al ser observados como “transversales”, como alineados en otra dimensión, puede hacerles
aparecer sutilmente difuminados e imprecisos al entrelazarse con lo “longitudinal” representado
por las materias curriculares, es decir, por aquella que desde siempre parece haber constituido el
eje fundamental de la enseñanza.
Por este hecho, será útil empezar por ahondar en las raíces de las que se nutren las materias
curriculares, viajando hasta su cara oculta.
Las materias curriculares un repaso a los orígenes: las materias de las áreas curriculares giran
en torno a temáticas que podemos calificar de milenarias, son artes y saberes a los que la
humanidad se ha aplicado desde siglos. Ellas parecen haber dado forma a nuestro pensamiento y
son, a su vez, nuestra herencia cultural. Pero para entender el presente es necesario reflexionar
sobre los orígenes de este pensamiento y sobre los contenidos que se pretende transmitir.
Los orígenes de la ciencia occidental estuvieron a cargo de pensadores antiguos quienes
determinaron, cuáles eran las temáticas más importantes sobre los que merecía la pena concentrar
los esfuerzos intelectuales, convirtiéndose en temas de discusión y en el centro de sus escritos.
La pregunta primordial en relación a la ciencia que casi nunca nos planteamos es acerca de
cuáles son las temáticas sobre las que versa la ciencia actual y aquellas que dieron origen,
¿constituyen realmente las materias más importantes de entre todas las que pueden ocupar el
cerebro humano?
Si intentamos agrupar toda la variada temática que trataban en una sola categoría, veremos que
resulta muy difícil a menos que definamos por negación (aquello que no está próximo ni del
trabajo ni de la vida cotidiana).
Los pensadores griegos eran de elite dentro de la sociedad y por ende, la democracia era
privilegio de unos pocos. Estos se dedicaron al estudio de temas muy alejados de la problemática
surgida de la vida cotidiana (considerándolo como aspecto negativo). Una de las preguntas que
los historiadores de la ciencia se plantean respecto de estos pensadores, es la por qué en Grecia
se desarrolló tan escasamente la tecnología, y posiblemente puede deberse a la falta de interés por
Busquet, María Dolores y otros. (1993)Los temas transversales. Clases de la
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la aplicación tecnológica. Diversos historiadores coinciden en atribuir este desinterés al hecho de


que los griegos disponían de abundante mano de obra barata.
Los ingenieros en Grecia se dedicaban a dos aplicaciones: a construir juguetes mecánicos y la
guerra. Está claro que si algunos podían dedicarse a estas ingenierías eran porque otras personas
se ocupaban de su manutención y realización manual. Estos trabajos manuales eran oficio de
artesanos que gozaban de gran desprestigio y descredito. Dichos trabajos lo que provocaba en
quienes los realizaban era el debilitar el cuerpo y envilecer las almas. Esta influencia determinista
de la ocupación de una persona sobre su manera de ser, tenía sus repercusiones en la educación.
Las huellas del pasado
Las materias que se enseñan actualmente en las escuelas tienen su origen en la temática que
preocupó a los varones pudientes de la Grecia clásica. Teniendo en cuenta este aspecto, debemos
tener en cuenta que “nuestros sistemas de pensamiento no son independientes de su historia”, por
ello, al transmitirse los conocimientos, razonamientos y problemática científica de una generación
a otra se han transmitido también las actitudes y prejuicios que los acompañaban y que se situaban
en los orígenes de su interés. Precisamente, una de los resultados, que origina la profesión de
enseñante es que, junto con los conocimientos, se provoca en el alumnado la aparición de nuevas
formas de pensar y de actuar que generan nuevos recursos intelectuales.
La enseñanza no sólo se encarga de transmitir nuestra ciencia y nuestra cultura sino también su
manera particular de pensar y de contemplar una problemática específica. Nuestro idioma y
nuestro pensamiento están impregnados de la forma de hablar y de pensar de quienes nos
procedieron. Esto da lugar a reminiscencias actitudinales inconscientes, que guían nuestro
comportamiento cotidiano y que es necesario analizar.
Algunas consecuencias
Las materias de las áreas curriculares tratan, de unas temáticas nacidas de unos intereses
intelectuales y sociales antiguos y toman raíces en la ciencia clásica. Los albores de la historia,
en un importante instrumento de poder.
Los varones griegos que se dedicaron al cultivo del intelecto no abandonaron el espíritu
luchador y competitivo, simplemente lo trasladaron a otro terreno, el de la palabra y el
pensamiento que se les presentaba como plataforma para ejercer poder. El campo del intelecto
fue el escenario de múltiples batallas en las que se acababa imponiendo la razón del más fuerte
que podría llegar incluso a la eliminación física del adversario.
Este espíritu no está desterrado de la ciencia ni de la enseñanza. Sino que aparece con toda
claridad cuando se utiliza el conocimiento como forma de sumisión, cuando se obliga al alumnado
a aceptar, cuando se confunde la rapidez con la capacidad intelectual. La valoración de la lucha y
la violencia aparecen incluso en algunos contenidos educativos de manera clara y explícita. Los
conocimientos y las valoraciones, las formas de razonar y las actitudes se transmiten justamente
con la ciencia clásica a través de la enseñanza actual.
La enseñanza actual
Los campos de interés de los pensadores helenos siguen siendo los campos de interés que
configuran las materias troncales de la enseñanza actual. Aquellos temas a los que hemos
atribuido, por razones históricas, prioridad en la enseñanza ¿no nos estarán encerrando en una
torre de marfil que nos impiden ver las penalidades y sufrimiento de una gran parte de la
humanidad. Podríamos preguntarnos en qué medida nuestras prioridades culturales contribuyen
a ignorar el hambre del Tercer Mundo, las agresiones a la mujer u otras formas de violencia en
nuestras ciudades y las guerras que sin cesar estallan.
Busquet, María Dolores y otros. (1993)Los temas transversales. Clases de la
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Si estas estas actitudes están cambiando, esto debe reflejarse también en la enseñanza. Una
solución viable a este conflicto es la integración de los saberes. Es necesario apear las disciplinas
científicas de sus torres de marfil y dejarlas impregnarse en la vida cotidiana. Ver estas dos cosas
como contrapuestas es participar de una visión tan limitada que nos impide contemplar la realidad
desde múltiples puntos de vista.
¿Cómo llevar a cabo, a través de la enseñanza, esta necesaria integración de los conocimientos
procedentes de ámbitos tan distintos? Las materias transversales que la actual reforma educativa
ha incluido en los nuevos planes de estudio nos ofrecen la posibilidad de llevar a cabo este trabajo.
La necesidad de incluir los temas transversales en la enseñanza
Si la cultura y por consiguiente, la enseñanza, es un producto de las ideas que predominan a lo
largo de la historia y estas ideas avanzan, es natural que estos avances se reflejen también en la
enseñanza.
Una sociedad que necesita forjar personalidades autónomas y críticas, capaces de respetar la
opinión de los demás y de defender sus derechos. Estos temas no están contemplados dentro de
ciencia clásica.
Los temas transversales están encaminados a paliar algunos efectos perversos, junto con otros
de gran validez, heredados de la cultura tradicional. Introducir en la enseñanza las preocupaciones
más acuciantes de la sociedad actual, no significa desplazar las materias curriculares. Si los temas
transversales son tratados como nuevos contenidos a añadir a los ya existentes, únicamente
cumplirían la función de sobrecargar los programas.
Una perspectiva constructivista de los temas transversales
Los temas transversales, que constituyen el centro de las actuales preocupaciones sociales,
deben ser el eje en torno al cual gire la temática de las áreas curriculares, el valor de instrumentos
necesarios para ña consecución de finalidades deseadas.
Las materias curriculares son, instrumentos a través de los cuales se pretende desarrollar la
capacidad de pensar, de comprender y manejar adecuadamente el mundo que nos rodea.
Si estos contenidos se vertebran, en cambio, en torno a ejes que expresen la problemática
cotidiana actual y que pueden incluso constituir finalidad en sí mismos, se convierten en
instrumentos de cuyo valor es evidenciado por el alumnado y cuya utilidad aparece
inmediatamente a sus ojos.
Si consideramos los contenidos de la enseñanza desde el punto de vista que nos ofrecen las
materias transversales, es decir, necesario para vivir en una sociedad como la nuestra, la
disposición de cada una de las demás materias cambia, se resitúa y cobra un nuevo valor.

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