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Gobiernos centralistas.

Nuevas elecciones presidenciales dan como ganador a Antonio López de Santa Anna
como presidente y a Valentín Gómez Farias como vicepresidente, de esta manera el
primero de abril de 1833 la historia de los gobiernos centralistas en México comenzó a
escribirse.

Valentín Gómez Farias gobernaría el país de forma interina al no presentarse López de


Santa Anna a ocupar el cargo. Gómez Farias conduciría de forma liberal el país, con
planes de prosperidad que sólo fueron limitados por la falta de capital para llevarlos a
cabo, y el enojo de la Iglesia por suprimir todos los privilegios económicos y de tierras que
tenía, lo que provoca un levantamiento armado para frenar las reformas liberales de
Gómez Farias.

Este levantamiento armado logra que Santa Anna regrese al poder, y por lo tanto, la
anulación de las reformas, además disuelve el congreso, lesiona el estado de derecho de
los estados que formaban la federación y se declara abiertamente conservador, así
comienza la etapa del gobierno centralista en México, que básicamente se resume en que
la antigua autonomía con la que gozaban los estados para tomar decisiones por sí
mismos fue suprimida, logrando esto con la anulación de la constitución de 1824 y la
creación de un nuevo congreso constituyente, que expediría las leyes o bases del
centralismo.

El 23 de octubre de 1835 se decreta que la nueva reorganización del país abandona el


federalismo, para volverse un estado centralista. Posteriormente es reafirmado este
principio por las llamadas siete leyes constitucionales centralistas promulgadas el 30 de
diciembre de 1836.

Este cambio de régimen dio pie a diversos conflictos entre los estados de la unión y el
centro del poder, esto fue la causa entre muchas otras de la independencia de Texas y de
diversos conflictos internos como la separación de la unión de los estados de Coahuila,
Tamaulipas, Nuevo León y la declaración de independencia de Yucatán.

En esta etapa de la historia de México se vivieron los primeros conflictos internacionales


con Francia y los Estados Unidos de América.

La forma de gobierno centralista duró de 1835 a 1846, y a su caída se instaura de nueva


cuenta el sistema federalista formándose la Segunda República Federal.
La guerra de Texas.

La Revolución de Texas fue un conflicto ocurrido entre 1835 y 1836 en el para entonces
estado mexicano de Texas, que concluyó con el Tratado de Velazco y la creación de la
República de Texas, una nación independiente que existió entre 1836 y 1845 cuando fue
anexada a los Estados Unidos.

La Revolución de Texas o Guerra de la Independencia de fue una rebelión ocurrida entre


2 de octubre de 1835 y el 21 de abril de 1836 en la provincia mexicana de Texas que
buscaba la secesión de la cada vez más centralista República de México que en 1835
había derogado la constitución de 1824. El conflicto estalló después de una década de
conflictos sociales y culturales entre el gobierno mexicano y una creciente población de
colonos angloparlantes. La guerra concluyó con la secesión de Texas y la formación de la
República de Texas que existió hasta 1845, cuando fue anexada a los Estados Unidos. La
provincia de Texas pertenecía jurídicamente al estado mexicano de Coahuila y Texas
antes de la revuelta de 1835. Texas era un estado escasamente poblado. Una importante
colonia de estadounidenses angloparlantes se encontraba asentada en el territorio gracias
a un proyecto diseñado en 1819 por Moses Austin, un banquero estadounidense
originario de Virginia, durante una grave depresión económica en Estados Unidos y antes
de la conclusión de la Guerra de independencia de México. Para 1834 había un estimado
de 30.000 angloparlantes en Texas, en contraste con los 7.800 residentes nacionales
mexicanos.

La guerra en Texas estalló en 2 de octubre de 1835 con la Batalla de González. Las


fuerzas insurgentes tomaron rápidamente La Bahía y San Antonio Béjar (actual San
Antonio, también conocida como Ciudad del Álamo). Sin embargo, las fuerzas mexicanas
—superiores en número— asestaron varias derrotas a los texanos. Entre el 23 de febrero
y el 6 de marzo de 1836 se llevó a cabo la Batalla de El Álamo, donde unos 1.500
soldados mexicanos arrasaron por completo unos 250 soldados texanos atrincherados en
la Misión de El Álamo, en San Antonio.

Las fuerzas mexicanas estaban comandadas por Antonio López de Santa Anna, quien
para la fecha era también el presidente de la República Centralista de México. La
crueldad mostrada por los mexicanos y por Santa Anna durante la Batalla de El Álamo
llevó a numerosos colonos texanos y estadounidenses a unirse al ejército de Texas,
inspirados por el deseo de venganza.

La guerra concluyó abruptamente con la Batalla de San Jacinto el 21 de abril de 1836,


cuando los texanos masacraron al ejército mexicano mientras dormía y capturaron al
presidente Santa Anna. Los texanos obligaron al presidente Santa Anna a firmar el cese
de hostilidades y a reconocer la independencia de la República de Texas mediante el
Tratado de Velasco el 21 de mayo de 1836.
El Congreso mexicano destituyó a Santa Anna y se negó a ratificar el Tratado de Velasco
alegando que carecía de la validez por haber sido firmado por el presidente de México
siendo un prisionero de guerra. La independencia de Texas nunca fue legitimada por
México, pero en 1848 se reconoció la secesión de Texas y su anexión a los Estados
Unidos con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, al final de la Guerra de Estados Unidos y
México.

Guerra de los pasteles.


Este breve conflicto armado entre México y Francia se debió a daños causados a
comerciantes franceses, principalmente a un pastelero francés de apellido Remontel,
quien exigía el pago de mercancía y mobiliario de su local, el cual fue vandalizado por
unos milicianos, reclamos enviados a París a través del embajador francés, el barón
Deffaudis, que se encontraba realizando en el país gestiones para sentar las bases de las
relaciones políticas entre los dos países.

Deffaudis abandona México al no llegar a un acuerdo en las gestiones de este convenio, y


vuelve el 21 de marzo de 1838 respaldado por barcos de guerra franceses para exigir los
pagos que los comerciantes franceses solicitaban al gobierno mexicano, como
indemnización a los daños causados a sus negocios durante los conflictos ocurridos en el
país. Además solicitaba privilegios a ciudadanos franceses dedicados al comercio.

Los puertos mexicanos sufrieron bloqueo durante 7 meses, ya que el gobierno de


Anastasio Bustamante negó toda negociación mientras la soberanía nacional se
encontrara amenazada por los cañones franceses, además de que el gobierno tenía la
posición de no tener la obligación de indemnizar por reclamos hechos por daños a
propiedades durante conflictos armados.

San Juan de Ulúa y la ciudad de Veracruz sufrieron el bombardeo francés, logrando que
ambas ciudades capitularan sin la aprobación del gobierno mexicano, que declara la
guerra enviando a Antonio López de Santa Anna como comandante de las tropas que
harían frente al enemigo.

Ambos bandos se enfrentaron en una escaramuza en el puerto de Veracruz, que sería lo


más grave ocurrido durante la guerra de los Pasteles.

El fin del enfrentamiento entre Francia y México llegaría al firmarse un acuerdo gracias a
las gestiones de la embajada inglesa. En dicho acuerdo México se comprometía a pagar
los 600,000 pesos exigidos por Francia, llegando a su fin la guerra de los Pasteles el 9 de
marzo de 1839.
Bases orgánicas de 1843.
En los años treinta, el cambio en el rumbo de la política de López de Santa Anna traería
resultados funestos para la República. En efecto, Santa Anna que debió haber definido las
reformas liberales impulsadas en el breve periodo de gobierno de Gómez Farías, por el
contrario, se declaró a favor del partido conservador. Santa Anna deroga la legislación
reformista impulsada por Don Valentín Gómez de Farías, produciendo un grave retroceso
al conservadurismo, al mismo tiempo se asentaba un duro golpe al federalismo. México
adoptaría la estructura de una Republica Central sustentada en el complejo legislativo
conocido como las Siete Leyes o las Leyes Constitucionales de 1836.

Las revueltas internas entre federalistas del Partido Liberal y centralistas del Partido
Conservador no cesaron. Además sacudió al país la separación de Texas, el intento que
en 1840 se hizo para proclamar la independencia de Yucatán, la amenaza de invasión
extranjera, el descontento popular por las arbitrariedades de Santa Anna y la posibilidad
de que éste intentara establecer una monarquía constitucional.
Con objeto de convocar a un nuevo Congreso y elegir un presidente provisional, en el
mes de septiembre de 1841, López de Santa Anna declara las Bases de Tacubaya. Como
resultado de las elecciones de diputados que se efectuaron en abril de 1842, el pueblo
eligió a un importante número de representantes de tendencia liberal, en su mayoría
interesados en regresar al régimen federalista. Los diputados liberales presentaron un
proyecto de constitución federal en un ambiente casi de linchamiento político en su contra,
sobre todo por parte de la prensa conservadora, la iniciativa pasaría a la historia sin pena
ni gloria.

En 1843, durante el gobierno dictatorial de Antonio López de Santa Anna, se nombró la


Junta Nacional Legislativa que sancionaría una nueva carta constitucional bajo el título de
Bases de Organización Política de la República Mexicana.
El 7 de Enero de 1843, la Junta nombró la Comisión de Bases Constitucionales que se
compondría de nueve individuos, esta comisión fue facultada para presentar para su
deliberación los fundamentos del proyecto constitucional.

El 20 de Marzo se dio primera lectura al proyecto de Organización para la República


Mexicana presentado por la Comisión, la segunda lectura sería el 8 de Abril, en la misma
sesión y sin gran discusión se aprobó en lo general y de inmediato se procedió a la
discusión en lo particular.

La nueva constitución preserva buena parte de los logros legislativos impulsados por los
liberales, entre algunos:
 La abolición de todo tipo de esclavitud
 La libertad de imprenta y de opinión
 La seguridad personal
 La inviolabilidad de la propiedad y el domicilio

No obstante, esta Constitución continuó el proyecto centralista y conservador de las Siete


Leyes de 1833, e incluso fue más allá al instituir un desmesurado derecho de veto a favor
del Poder Ejecutivo.
Las Bases de Organización Política de la República Mexicana de 1843 tuvieron vigencia
hasta 1846, apenas un poco más de tres años, durante la gestión del presidente José
Joaquín Herrera y comienzo de la guerra contra la intervención norteamericana.

Las bases de Organización Política de la República Mexicana del 14 de junio de 1843,


tiene como antecedentes legislativos a las Siete Leyes Constitucionales de 1836; la
Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824; el Acta Constitutiva de la
Federación aprobada por el segundo Congreso Constituyente el 31 de enero de 1824; el
Decreto Constitucional para la América de 1814, mejor conocido bajo el nombre de
Constitución de Apatzingán; los Elementos Constitucionales(1811) de la Junta de
Zitácuaro; y de cierta forma la Constitución de Cádiz o Constitución Política de la
Monarquía Española de 1812

ACORDADAS POR LA HONORABLE JUNTA LEGISLATIVA ESTABLECIDA


CONFORME A LOS DECRETOS DE 19 Y 23 DE DICIEMBRE DE 1842, SANCIONADAS
DECRETOS DEL DIA 15 DE JUNIO DEL AÑO DE 1843, Y PUBLICADAS POR BANDO
NACIONAL EL DIA 14 DEL MISMO.

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