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Comportamiento del gato

El comportamiento del gato comprende el comportamiento y los hábitos del gato


doméstico, incluyendo el lenguaje corporal y su comunicación. Este comportamiento
puede variar entre camadas y gatos individuales. La mayoría de los comportamientos
comunes incluyen técnicas de caza y reacciones a ciertos eventos como interacciones con
humanos u otros animales como perros. La comunicación puede variar enormemente en
dependencia al temperamento de cada gato. En una familia con varios gatos, la posición
social puede afectar a los patrones de conducta. Los patrones de conducta a la hora de
comer también pueden variar dependiendo de la elección de la comida que hace el dueño
o de las cantidades y momentos en los que les da de comer. En el caso de una familia con
dos gatos o más, uno de ellos, normalmente una hembra, se volverá dominante sobre los
demás.

LENGUAJE CORPORAL

La capacidad del lenguaje humano para expresar un número ilimitado de pensamientos y


de pensamientos sobre otros pensamientos forma parte de lo que nos hace humanos,
ayudándonos a adornar lo que pensamos sobre la comunicación de otras especies; resulta
así natural que veamos en los sonidos y gestos de otros animales un sistema rudimentario
de palabras y frases.

Eugene Morton, un investigador líder en comunicación animal de la Smithsonian


Institution, ha mantenido durante mucho tiempo que la clave para entender como
evolucionaron los sistemas de comunicación de los animales y qué función cumplen en sus
vidas es preguntar qué consigue el animal emitiendo un sonido o realizando un
determinado gesto, no lo que significa concretamente.

Los gatos se apoyan mucho en el lenguaje corporal a la hora de comunicarse. Frotarse


contra un objeto, lamer y ronronear son muestras de afecto. El ronroneo puede ser
muestra de cualquier emoción extrema, como dolor. Un gato con dolor ronronea para
mostrar a los humanos que está preparado para ser ayudado.

Un gatito ronronea desde las tres semanas de vida. La principal forma de comunicación
gatuna se hace mediante la cola. Por lo general la suelen agitar suavemente cuando están
relajados o la mueven abruptamente de lado a lado cuando están ansiosos, muestra su
actividad cerebral general, por ejemplo, cuando un gato está disfrutando su cola se mueve
solo un poco. La usan más o menos de la misma manera en la que utilizamos nuestras
manos al hablar.
a.- Frotarse Contra Un Objeto

Lo realiza en parte, para realizar un amistoso contacto físico con uno, pero aquí hay algo
más. Por lo general, el gato empieza por apretarse contra ti con la parte superior de la
cabeza o con un lado de su cara; luego se frota a todo lo largo de su flanco y, finalmente,
puede hacer ondear levemente la cola a tu alrededor. Tras esto alza la vista y luego repite
el proceso, en ocasiones varias veces. Si adelantas la mano y le acaricias, le estimulas a
seguir rozándose contigo y, a menudo, empujará el lateral de su boca contra tu mano, o
apretará hacia arriba con la parte superior de la cabeza. Luego, llegado el momento y una
vez completado su ritual de saludo, se alejará, se sentará y comenzará a lamerse el pelaje.

Todos esos elementos tienen una significación especial. En esencia, lo que el gato hace es
llevar a cabo un intercambio de olores entre tú y él. Posee unas glándulas especiales en las
sienes y en el aliento. Otra está situada en la raíz de la cola. Sin que te des cuenta, tu gato
te ha marcado con su aroma procedente de esas glándulas. La fragancia felina es
demasiado delicada para nuestro burdo olfato, pero es importante que los amistosos
miembros de la familia del gato compartan los olores de esta forma. Esto le hace al gato
sentirse más en casa con sus compañeros humanos. Y también le es importante rastrear
con el olfato y lo consigue con el flanco, el elemento de frotamiento de su saludo, luego se
sienta y lo “prueba” con su lengua, tan sólo con lamerse el pelaje que acaba de frotar tan
cuidadosamente contra nosotros.

b.- Ronroneo

Un gato que ronronea es un gato contento. Esto debería ser verdad, pero no lo es.
Repetidas observaciones revelan que los gatos aquejados de un dolor, heridos, de parto o
incluso moribundos, ronronean a menudo en voz alta y durante mucho tiempo.
Difícilmente cabe considerar contentos a estos gatos; naturalmente, es cierto que los
gatos felices también ronronean, pero el encontrarse a gusto no es la única condición para
ronronear. Una explicación más precisa, que se adecua a todos los casos, es que el
ronroneo indica un estado de ánimo social amistoso: por parte de un gato herido por
ejemplo, puede considerarse como señal para un veterinario de que necesita ayuda, o una
señal a su dueño, dándole las gracias por su amistad.

El ronroneo aparece por primera vez cuando los gatitos tienen sólo una semana de vida y
se produce antes cuando los amamanta su madre. Actúa entonces como señal de que
todo va bien y que el alimento tomado está llegando satisfactoriamente a su destino. La
gata está allí, escuchando los ronroneos de agradecimiento, y sabe sin tener que mirar
que nada ha sido olvidado. Ella, a su vez, ronronea a sus mininos mientras se alimentan,
dándoles a entender que ella también goza de un estado de ánimo relajado y
complaciente. El ronroneo entre gatos adultos (y entre gatos adultos y los humanos) es
ciertamente secundario: se deriva de este primer contexto padres-crías.
Una distinción importante entre los pequeños felinos, como nuestra especie doméstica, y
los grandes felinos, como los leones y los tigres, consiste en que éstos propiamente no
ronronean. El tigre te saluda amistosamente con “un ronroneo de una sola vía” - una
especie de farfulle, pero no existe el ronroneo de dos vías del gato doméstico, que realiza
su zumbido no sólo al expeler el aire (como el tigre), sino también al impeler. Sin embargo,
el ritmo de la exhalación/inhalación del ronroneo del gato se lleva a cabo con la boca
firmemente cerrada (incluso agarrando el pezón), y puede continuar sin el menor esfuerzo
durante horas si las condiciones son adecuadas. A este respecto, los pequeños felinos
superan a sus parientes gigantes, pero los grandes tienen otro rasgo que lo compensa:
rugen, lo cual es algo que los gatos nunca hacen.

c.- Movimiento De Cola

La mayoría de la gente se imagina que si un gato menea la cola es porque está enfadado,
pero esto sólo es verdad en parte. La auténtica respuesta es que el gato se encuentra en
un estado de conflicto. Quiere hacer dos cosas a la vez, pero cada impulso bloquea al otro.
Por ejemplo, si un gato maúlla porque quiere salir de noche, y le abren la puerta y ve que
llueve a cántaros, la cola del animal empezará a moverse. Si se precipita hacia la noche y
se detiene desafiante por un momento, quedando empapado, su cola se meneará aún
más furiosamente. Luego toma una decisión, y o bien vuelve atrás, al confortable abrigo
de la casa, o, valientemente, saldrá a patrullar su territorio, a pesar de las condiciones
climatológicas. En cuanto resuelve su conflicto, de uno u otro modo, su cola cesa
inmediatamente de moverse. En un caso así es inapropiado describir el estado de ánimo
como colérico. La cólera implica un ansia frustrada de atacar, pero el gato anterior a la
tormenta no es agresivo. Lo que se frustra aquí son las ganas de explorar que, a su vez,
están frustrando el poderoso deseo felino de mantenerse cómodo y seco. Cuando las dos
urgencias se equilibran, el gato no obedece a ninguna de las dos. Impulsado, a la vez, en
dos direcciones diferentes, se queda inmóvil y menea la cola. Cualquiera de las dos
opuestas urgencias produciría la misma reacción, y sólo cuando una de las mismas sea el
ansia de atacar - frustrada por el miedo o por cualquier otro estado de ánimo en
competencia -, podríamos decir que el gato está meneando la cola por encontrarse
enfurecido.

Si el meneo de la cola en los gatos representa un estado de conflicto agudo, ¿cómo se


origina dicho movimiento? Para comprenderlo, obsérvese a un gato tratando de buscar el
equilibrio en un reborde estrecho. Si nota que va a caer, su cola rápidamente se moverá
hacia un lado, actuando como contrapeso. Si se sostiene un gato en el regazo y se le
mueve levemente hacia la izquierda y luego hacia la derecha, alternando estos
movimientos, puede observarse que su cola se mueve de una manera rítmica de un lado a
otro, como a cámara lenta. Así comienza el meneo de la cola cuando su estado de ánimo
es conflictivo. Mientras las dos ansias en competencia impulsan al gato en direcciones
opuestas, la cola responde como si el cuerpo del animal fuese impulsado primero en una
dirección y luego en la otra.

Durante la evolución este azotar de la cola de un lado a otro se convirtió en una útil señal
en el lenguaje corporal de los gatos y fue en extremo acelerado en una forma que la hizo
más conspicua e instantáneamente reconocible. Hoy es este movimiento mucho más
rápido y rítmico que cualquier otro ordinario de balanceo lo que nos hace decir, a primera
vista, que el conflicto que el animal se halla experimentando es emocional en vez de
puramente físico.
d.- Amasar

El amasamiento es una actividad común en los gatos domésticos. Cuando están


tranquilos, presionan y tiran con sus patas delanteras, alternando la izquierda y la
derecha. Algunos gatos aparentan cuidar o mamar de la prenda o de la cama durante el
amasamiento. Como muchos de los animales domésticos, pero especialmente perros y
gatos, retienen características y memorias juveniles.
El amasamiento es algo que hacen los gatitos a la gata que les cuida para estimular las
glándulas mamarias y producir más leche. Al ser destetados ya no necesitan hacerlo y
tienden a hacerlo de forma contenida. Este gesto libera endorfinas ya que fue una vez algo
instintivo. El amasamiento suele darse antes de dormir.

Origen

Muchas teorías intentan explicar por qué amasan los gatos. Puede tener origen en los
antecesores salvajes del gato, que recogían hierba o follaje para hacer un nido temporal
en el que descansar. También puede ser un remanente del amasamiento de los recién
nacidos a las mamas de su madre para estimular la secreción de leche. Ya que la mayoría
de los rasgos domésticos tienen neótenos o rasgos juveniles que persisten en los adultos,
el amasamiento puede ser un resto de comportamiento juvenil que no se ha perdido en
los gatos domésticos adultos modernos.
Muchos gatos ronronean mientras amasan. También lo hacen de pequeños cuando comen
o cuando intentan mamar. La asociación común entre los dos comportamientos puede
corroborar la evidencia a favor de que el origen del amasamiento sea un instinto
remanente. Algunos expertos consideran este amasamiento una manera que tiene el gato
de estimularse, de la misma manera en la que un humano se estira.

Acción

El gato ejerce presión con su pata, abriendo sus dedos para exponer sus garras y después
cierra las garras a la vez que levanta la pata. El proceso se da con patas alternativas en
intervalos de uno o dos segundos.
Puede que hagan esto en el regazo de su dueño, lo que puede ser doloroso si el gato es
muy grande, fuerte o tiene las uñas afiladas. Aunque los gatos están cómodos en
superficies duras, solo amasan superficies blandas, aunque algunos gatos lo intentan en
superficies duras «marchando» en vez de amasando.
e.- Posturas

La postura de los gatos nos comunica sus emociones. Lo mejor es observar el


comportamiento natural de los gatos cuando están por sí mismos, con humanos y con
otros animales. Algunas de las posturas más básicas y comunes incluyen las siguientes:

Relajado – El gato está tumbado de lado o sentado. Su respiración va de lenta a normal,


con las patas plegadas o con las patas traseras extendidas. La cola apenas le envuelve o
está extendida. También cuelga relajada cuando el gato está de pie.

Alerta – El gato reposa sobre su tripa o puede estar sentado. Su espalda es casi horizontal
al moverse y estar de pie. Respira normal, con sus patas dobladas o extendidas si esta de
pie. Su cola se curva de nuevo hacia arriba o recta, y puede haber espasmos mientras la
cola está colocada hacia abajo.

Tensión – El gato reposa sobre su tripa. La parte trasera está visiblemente más baja al
estar incorporado o retrocediendo. Sus patas, incluyendo las traseras están dobladas, y
sus patas delanteras están extendidas cuando está incorporado. La cola está pegada al
cuerpo, tensa o curvada hacia abajo y puede tener espasmos cuando el gato se levanta.

Ansiedad – El gato reposa sobre su tripa. La parte trasera está visiblemente más baja al
estar incorporado o moviéndose. Su respiración es rápida y sus patas están escondidas
bajo su cuerpo. La cola está pegada al cuerpo con la punta moviéndose de lado a lado.

Miedo – El gato reposa sobre su tripa o se agacha directamente en la punta de las patas.
Le tiembla el cuerpo entero y si está incorporado está cerca del suelo. Respiración
acelerada y patas plegadas y cerca de la superficie. Cola curvada y muy pegada al cuerpo.

Terror – El gato está agachado sobre la punta de las patas, con temblores visibles en
algunas partes del cuerpo. Su cola está pegada al cuerpo y puede estar erizada, junto con
el pelo de la espalda. Las patas están muy rígidas o dobladas para incrementar su tamaño.
Normalmente los gatos evitan el contacto cuando se sienten amenazados pero pueden
recurrir a distintos niveles de agresión cuando se sienten arrinconados o escapar resulta
imposible.
Llamadas vocales

Ronroneo – El ronroneo suele ser signo de satisfacción. Algunos gatos lo hacen en casos
de extremo dolor o fatiga, simplemente para tratar de calmarse a sí mismos. Por lo tanto
el ronroneo puede ser signo de placer o dolor, aunque es más usual en el primero de los
casos. Aún no se sabe a ciencia cierta cómo funciona, pero se sospecha que es causado
por diminutas vibraciones de la laringe.

Saludo – Una particular clase de vocalización, como un maullido grave o un chirrido o un


ladrido, posiblemente con un ronroneo simultáneo.
Ansiedad – Este maullido es una petición de ayuda que suelen hacer los gatitos. Hay dos
tipos de llamada, uno más alto y frenético, y otro de tono más bajo. En gatos mayores, es
un maullido más lleno de pánico y más repetitivo.

Atención – Suelen ser simples maullidos, tanto en gatos jóvenes como en mayores.
Pueden ser usados para pedir atención, comida o para que les suelten.

Protesta – Maullidos quejumbrosos.

Frustración – Un suspiro fuerte o un resoplido exhalado.

Felicidad – Un maullido que comienza bajo, luego sube y vuelve a bajar.


Observar o mostrar interés – Los gatos a menudo «parlotean» o «trinan» al ver algo de
interés. Esto a menudo se atribuye a que imitan el canto de los pájaros para atraer a sus
presas, pero está más aceptado que lo usan para llamar la atención de los miembros
presentes.
LIBERACIÓN DE FEROMONAS

Los gatos con frecuencia frotan los labios, la barbilla y la cola contra objetos inanimados y
dejan una señal olorosa. Las almohadillas de las patas también contienen glándulas
olorosas, por lo que el rascado es otra forma de dejar el rastro del olor individual; además,
rascar tiene la ventaja añadida de reforzar la marca olfativa con una serial visual, El
rascado suele dejarse en un punto de referencia vertical prominente, como un árbol, que
utilizan una y otra vez, consiguiendo una especie de marcador territorial que se refuerza
continuamente.

A veces los gatos se rascan para que se caigan las garras más viejas que no sirven y las
nuevas, mas afiladas, puedan ir creciendo, aunque también utilizan los dientes para
arrancarse las viejas. Por tanto, la conducta de rascar está motivada en su mayor parte
por su función comunicativa y no solo como medio de afilarse las uñas.

Este comportamiento se usa principalmente para reclamar la posesión de algo, cada gato
libera una combinación de feromonas diferente desde las glándulas de sus mejillas, al lado
de la boca, por lo que pueden marcar algo frotándolo con el morro. También tienen este
tipo de glándulas en la base de la cola, por lo que cuando un gato se frota contra tu pierna
también intenta frotar el final de la espalda para reclamarte como propiedad. Los gatos
también pueden marcar con sus garras. Al arañar se vuelven a liberar rastros de
feromonas que se transfieren al objeto que arañan. Al contrario que los gatos macho, las
hembras y los machos emasculados no suelen marcar con orina. El único caso en el que las
hembras marcan con orina es durante el celo, para que los machos las puedan encontrar.
La esterilización también puede hacer que las gatas actúen más como los machos debido a
la falta de hormonas femeninas, pero si empiezan a marcar con orina antes de la
esterilización se debe a las hormonas femeninas y por tanto pararán tras la esterilización.

CORTEJO

Los gatos comparados con otros mamíferos, tienen un cortejo único. El primer paso es el
celo de la hembra. Los machos pueden oler una hembra en celo desde kilómetros y por
tanto la buscan. Los machos luchan por el derecho de ser los primeros en aparearse con la
hembra. A menudo la hembra se aparea con varios machos, por lo que es posible que
aunque un macho pierda el derecho al primer apareamiento, pueda ser el padre. De modo
que es posible que se dé una camada de varios padres.
JADEAR

Al contrario que en los perros, jadear es algo poco común en los gatos. Aun así algunos
gatos lo hacen cuando están estresados, por ejemplo, durante un viaje en coche. Más
frecuentemente, los gatos jadean en respuesta a cambios ambientales, como ansiedad,
miedo, excitación o celo. Sin embargo, si el jadeo es excesivo o el gato parece angustiado,
es conveniente identificar la causa subyacente, ya que puede ser un síntoma de algo más
grave, como un bloqueo nasal, parásitos en el corazón, traumatismo craneal, o
intoxicación. Otros problemas, como fatiga, pérdida de peso, de apetito, beber en exceso,
vómitos y diarrea pueden darse simultáneamente. Si el jadeo aparece en respuesta al celo
o al miedo, el dueño puede apartar
al gato del estímulo y observarlo. Si el jadeo continua se debería consultar a un
veterinario. En muchos casos, el jadeo felino, especialmente si está acompañado de otros
síntomas como tos o dificultades respiratorias (disnea), se considera fuera de lo normal y
es tratado como emergencia.

REFLEJO DE ENDEREZAMIENTO

Este reflejo es la habilidad que tienen los gatos para aterrizar sobre sus pies sin herirse.
Pueden hacerlo más fácil que otros animales debido a su columna vertebral flexible y a su
clavícula flotante. Los gatos también usan su visión y, o su aparato vestibular para saber
hacia qué lado girar. También pueden estirarse y relajar los músculos. No siempre caen sin
dañarse. Pueden romperse huesos o morir por excesivas caídas.
ALIMENTACIÓN

Los gatos son carnívoros y en la naturaleza cazan pequeños animales, de los que obtienen
tanto nutrientes como líquido. En una vivienda tenemos que procurarles un alimento que
les permita obtener estos nutrientes, por ello es importante informarse respecto a la
calidad de los alimentos que se comercializan. Debemos escoger aquellos con mayor
cantidad de proteínas, es decir carne, y sin cereales o carbohidratos. Y por supuesto
siempre necesitan tener agua fresca y limpia.

Los felinos salvajes suelen cazar pequeños mamíferos a lo largo del día para mantenerse
alimentados. Sin embargo, los gatos domésticos están acostumbrados a una vida relajada
y por tanto comen cantidades más pequeñas pero de manera más regular. Muchos gatos
buscan y mascan pequeñas cantidades de hierba larga, pero sin valor nutricional, solo de
forma mecánica. Comer hierba impulsa el reflejo de regurgitación y ayuda a expeler la
materia indigerible, como bolas de pelo y huesos de presas.

HIGIENE

Una de las mayores aficiones de los gatos es el acicalado, esto es lamerse a fondo varias
veces al día. El hecho de que ellos solos se limpien supone que no necesitan más atención
respecto a su limpieza que un poco de colaboración, cepillándolos un ratito cada día. Si en
algún momento observamos que vomitan bolas de pelo no debemos preocuparnos si no
ayudarles, tanto cepillándolos con más frecuencia como consultando al veterinario
respecto a productos que ayudan al paso de los pelos por el tracto digestivo.

Esta acción se toma siempre cómo indicativa de la extrema pulcritud del gato. A los
dueños de perros con frecuencia les refriegan este hecho los propietarios de gatos,
insistiendo en la superioridad de los felinos sobre los cánidos. Sin embargo, calificar como
señal de higiene el enterrar las heces no se sostiene tras una investigación a fondo.

La verdad es que los gatos entierran sus heces para evitar que se propague su olor.
Enterrar las heces es el acto de un gato subordinado, temeroso de su posición social. Se
han encontrado las pruebas al examinar de cerca el comportamiento social de los gatos
salvajes. Se ha descubierto que los gatos dominantes, lejos de enterrar sus heces, las
colocan en un altozano “como anuncio”, o en cualquier otro punto elevado dentro de su
medio ambiente donde el olor sea aventado para producir el máximo efecto. Sólo los
gatos más débiles y los más sumisos son los que ocultan sus heces.

Al gato, por instinto, le gusta enterrar sus excrementos. Por ello resulta sencillo
acostumbrarlo a hacer sus necesidades siempre en el mismo sitio. Sólo es necesario que le
proporcionemos una bandeja llena de arena absorbente, y le enseñemos el lugar donde la
hemos colocado.
La bandeja no debe estar al lado de su comedero, sino preferiblemente en otra habitación
a la que siempre tenga acceso y sea relativamente tranquila.
Creemos oportuno recordaros que los gatos en el exterior no depositan sus heces en el
mismo lugar que la orina. La mayoría de los gatos de interior no muestran ningún
problema al tener sólo una bandeja para las dos cosas, pero si tenéis espacio en casa,
podrías pensar en tener dos bandejas de arena. Este punto es muy importante en casas
donde conviven varios gatos. Aquí es realmente indispensable que dispongan de varias
bandejas para la arena, lo ideal es una bandeja por cada gato.

Los gatos se acaloran con facilidad en la época veraniega y el humedecimiento del pelaje
se incrementa por una razón especial. Los gatos no tienen glándulas sudoríparas por todo
el cuerpo como nosotros, por lo que no pueden sudar como método rápido de
enfriamiento. El jadear ayuda, pero no es suficiente. La solución consiste en lamerse
repetidamente el pelo y depositar en el mismo tanta saliva como les sea posible. La
evaporación de esta saliva obra de la misma manera que la evaporación del sudor en
nuestra piel.

Si los gatos han estado expuestos a la luz solar aún incrementan más su acicalamiento.
Como cabe imaginar, no se ponen al sol porque quieran estar más calientes, sino porque
la acción de la luz solar sobre su pelo les proporciona la vitamina D esencial para su dieta y
que adquieren a través de los lametones dados a su pelaje calentado, por el sol.

Los acicalamientos aumentan también cuando los gatos se alteran. A esto se le llama
“acicalamiento de desplazamiento” y se cree que actúa para aliviar la tensión de unos
violentos encuentros sociales. Cuando nosotros nos hallamos en un estado de nervios, a
menudo nos “rascamos la cabeza”. Bajo idénticas condiciones, un gato se lame.

Cualquier dueño de gatos que haya sostenido o acunado a su minino ya sabrá lo que hace
el animal en cuanto queda libre del contacto humano. Se aleja, se sienta y luego, casi
siempre, empieza a limpiarse. Esto ocurre, en parte, porque necesita alisarse su
encrespado pelaje, pero también hay otra razón. Al tocar al gato le hemos contagiado
nuestro olor y, en cierto modo, hemos enmascarado el suyo propio. El lamerse el pelaje
vuelve a equilibrar las cosas, debilitando nuestro olor y reforzando el suyo. Nuestras vidas
están dominadas por señales visuales, pero en el mundo del gato los olores y las
fragancias son mucho más importantes, y una sobredosis de olor humano en su pelaje
perturba y debe ser corregida con rapidez. Además, el lamerse el pelaje que hemos estado
toqueteando significa que, en realidad, el gato disfruta “degustándonos” y leyendo las
señales que capta del olor de nuestras glándulas sudoríparas. Nosotros no podemos oler
la fragancia de nuestras manos, pero un gato sí. Finalmente, el vigoroso movimiento de
tracción del pelaje, que es tan típico en un gato que se está acicalando, desempeña un
papel especial en la estimulación de las glándulas de la piel, en la base de cada pelo.

Las secreciones de esas glándulas son vitales para mantener el pelaje impermeable, y la
tracción efectuada por la atareada lengua del gato prepara la impermeabilización del pelo
como una protección contra la lluvia, Por lo tanto, el acicalarse es mucho más que una
limpieza. Cuando un gato se lame el pelaje se está protegiendo, no sólo del polvo y de la
enfermedad, sino también del frío y del sobrecalentamiento, de la deficiencia vitamínica,
de la tensión social, de los olores extraños y de que no se le empape la piel. No es de
extrañar que se autodedique tanto tiempo, en sus horas diarias de acecho. Pero existe un
peligro inherente a dicha insalivación de su pelo. Los gatos que hacen la muda y aquellos
que tienen un pelaje largo, rápidamente acumulan muchos pelos en sus conductos
alimenticios, y así se les forman unas bolas de pelo que les originan obstrucciones. Por lo
general, estas bolas se vomitan de una forma natural sin causar ningún trastorno, pero si
son demasiado grandes pueden convertirse en un serio riesgo. Los gatos con
predisposición nerviosa, que realizan mucho acicalamiento de desplazamiento, también lo
sufren. Para resolver su problema hay que averiguar qué les causa la agitación y hacerle
frente. Para los gatos que mudan y los de pelo largo, la única prevención es un acicalado
regular por parte del dueño, con peine y cepillo, para eliminar el exceso de pelaje.

El auto acicalamiento empieza cuando el gatito tiene unas tres semanas, pero su pelaje lo
atiende la madre desde el mismo instante del nacimiento. El acicalado por parte de otro
gato se llama aloacicalamiento, en contraste con el auto acicalamiento, así llamado
técnicamente. El aloacicalamiento es común no sólo entre la madre y sus gatitos, sino
también entre gatos adultos que han crecido juntos y entre ellos se ha desarrollado un
fuerte lazo de amistad. Su función primaria no, consiste en la higiene mutua, sino más
bien en la consolidación de la lealtad que existe entre ambos animales. Igualmente, el
lamer en una región que le es difícil alcanzar al propio gato también tiene un atractivo
único, y los gatos necesitan una atención especial detrás de las orejas. Por eso el rascarles
y frotarles detrás de las orejas es una forma popular de contactar los dueños con sus
gatos.

El auto acicalamiento sigue, a menudo, un tipo de secuencia, cuando un gato se dedica


tranquilamente a “un lavado y cepillado total”. La rutina típica se produce como sigue:

1) Lamerse los labios.


2) Lamerse el lateral de una garra hasta que queda húmeda.
3) Frotarse con las garras húmedas la cabeza, incluyendo orejas, ojos, mejillas y mentón.
4) Humedecer la otra garra de la misma manera.
5) Frotar con la garra humedecida un lado de la cabeza.
6) Lamer las patas delanteras y los hombros.
7) Lamer los flancos.
8) Lamer los genitales.
9) Lamer las patas traseras.
10) Lamer la cola desde la base al extremo.

Si en cualquier estadio de este proceso se encuentra algún estorbo - un mechón de pelo


enmarañado, por ejemplo -, momentáneamente se suspenden los lametones en favor de
un mordisqueo realizado con los dientes. Luego, cuando todo queda despejado, se
reanuda la secuencia del acicalamiento. El mordisqueo de pies y garras es particularmente
corriente, a fin de quitar el polvo y mejorar el estado de las uñas. Esta complicada limpieza
difiere de la que se observa en muchos otros mamíferos. Por ejemplo, las ratas y los
ratones emplean las dos garras delanteras para acicalarse la cabeza, mientras que el gato
sólo emplea el lateral de la garra y parte del antebrazo. Asimismo, los roedores se sientan
sobre sus patas posteriores y se acicalan con ambos pies delanteros al mismo tiempo,
mientras que la técnica del felino es emplear cada pata delantera de modo alternativo,
descansando el cuerpo en la pata que no usa. Quienes los ven raramente comentan tales
diferencias, resaltando simplemente que un animal está atareado autolimpiándose. En
realidad, una observación más atenta revela que cada especie sigue una secuencia
característica, particular y compleja.

NUESTRO GATO Y NUESTROS MUEBLES

Aparte del marcaje territorial con la orina, los gatos marcan su territorio con las uñas.
Normalmente se estiran en los troncos de los árboles y arañan la corteza dejando una
marca visual y olfativa que otros gatos podrán detectar. Además, así cuidan y mantienen
sus uñas en perfectas condiciones. ¿Qué sucede cuando están dentro de un piso, sin
acceso a ningún árbol o similar?
Efectivamente arañan el sofá, las alfombras, o cualquier objeto que les parezca adecuado;
esto es fácil de evitar. Como no podemos convencer al gato de que no marque así los
muebles, ya que este comportamiento es innato en ellos, simplemente debemos
proporcionarle un rascador.

Para ello debemos de tener en cuenta un par de cuestiones fundamentales. La primera es


la elección de un rascador lo suficientemente sólido y grande, como para que permita al
gato estirarse bien cuando lo rasca y además no se vuelque fácilmente. El material debe
de ser áspero para que pueda engancharse bien, como por ejemplo las cuerdas de sisal.

El lugar donde coloquemos el rascador también es muy importante. Si lo colocamos


escondido en una habitación, donde ni el gato ni nosotros estamos nunca, es evidente que
no lo utilizará. En cambio cerca del sofá del salón ó de la cama donde duerme, es casi
seguro que, después de una siesta, se desperezará estirándose en el rascador.

Reeducar a un gato que ya se ha acostumbrado a utilizar una alfombra para arañarla es


cuestión de mucha paciencia. Enseñarle a un gato que acaba de llegar a nuestra casa en
cambio es muy sencillo, ya que sólo debemos jugar con él cerca del rascador y arañarlo
nosotros primero, para que le interese el ruido de nuestras uñas sobre la cuerda.
Enseguida lo utilizará él también.

Debemos de tener también en cuenta, que a los gatos les encanta investigar las alturas y
que les encantará acceder a cualquier sitio saltando de un mueble a otro sin tener que
pisar el suelo. Más vale que aceptemos esto, porque si pretendemos que nuestro gato no
se suba a ningún mueble de la casa y sólo ande por el suelo, indiscutiblemente nos hemos
equivocado de mascota.

Actualmente existen en el mercado muchos tipos de rascadores, e incluso los llamados


trepadores, que son más grandes pero también mucho más interesantes para nuestro
gato. Algunos llegan hasta el techo, como si fueran árboles de verdad. Si queréis más
información al respecto, sólo tenéis que preguntarnos. Ahora todos estáis pensando ¡pero
si mi apartamento es muy pequeño! Tener en cuenta que al dejar que el gato acceda a
diferentes niveles, estanterías, parte superior de armarios, etc., estáis duplicando el
espacio de su territorio. Un gato será más feliz en un pequeño apartamento lleno de
niveles y recovecos para inspeccionar, que en un piso enorme pero completamente
diáfano.

La opción de amputarle las uñas (en realidad se amputa la última falange de los dedos), se
considera CRUEL e innecesaria. Esta práctica está PROHIBIDA en los países de la Unión
Europea. Si nuestro gato insiste en arañar algún mueble, siempre podemos cortarle las
uñas, sin llegar al extremo de la amputación.

DESCANSO

Para relajarse prefieren sitios mullidos, como camas, sillones, mantas, etc. También les
gustan los lugares en los que da el sol o hace calor. Y algunos prefieren espacios donde se
sienten seguros y protegidos como los armarios o debajo de la cama. Si queremos que
utilicen un lugar específico debemos enseñárselo desde el principio, pero intentando
respetar sus preferencias individuales. Es muy útil que utilicen un transportin para
descansar, porque cuando tengamos que usarlo para llevarles a algún lugar estarán
acostumbrados y no les resultará extraño, para convencerles tendremos que poner dentro
un cojín o manta que les resulte agradable.

Al contrario que a los perros es muy difícil acostumbrar al gato a dormir en una cuna en el
suelo. Ellos buscan sus sitios preferidos para dormir, además les gusta tener varios. Si
queremos evitar que duerma con nosotros en la cama, tendremos que cerrarle la puerta
del dormitorio, si no seguro que a mitad de la noche se arrimará a nosotros para dormir a
nuestro lado.

Que duerma dentro o fuera del dormitorio es una elección del dueño. Pero se debe
decidir al principio, ya que un gato aceptará que tiene que dormir solo, si se le obliga a ello
desde siempre. Será más complicado cuando ya está acostumbrado a dormir con su
dueño.

En cualquier caso no es cierto que por dormir en la cama, puedan transmitirnos ninguna
enfermedad. Un gato sano no supone en absoluto un riesgo para adultos ni niños.
SOCIALIZACIÓN

Los gatitos se asustan en un primer momento de la gente de manera natural, pero si se les
cuida durante las primeras 16 semanas, desarrollan confianza en los humanos que les han
criado. Para reducir la posibilidad de que los gatitos sean insociables u hostiles hacia los
humanos, deben ser socializados a una temprana edad.
Es todo un reto intentar socializar a un gato adulto salvaje. Los gatos salvajes ya
socializados tienden a confiar solo en la gente en la que han aprendido a lo largo del
tiempo que se puede confiar y puede que sean muy miedosos con extraños.
Algunas personas ven a los gatos como animales escurridizos, tímidos o huraños. Además
los gatos tienen una desconfianza innata por otros depredadores como los humanos y
suelen minimizar el contacto con gente en la que no confían.

EL JUEGO

Sí, los gatos juegan y mucho. De hecho su vida perfecta sería dormir, jugar y comer.
Habitualmente recluimos a nuestros gatos en un territorio reducido como suelen ser
nuestros apartamentos y les impedimos el acceso a todas esas aventuras (y peligros) que
suponen el mundo exterior.

No obstante, es cierto que no necesitan salir para ser felices. De hecho vivirán más años y
con mejor calidad de vida si no salen fuera de nuestra casa, siempre y cuando nosotros
pongamos algo de nuestra parte para hacerles la vida más entretenida. Si no, un gato de
piso se aburre.
Pensemos en la vida de un gato al aire libre. De esta manera nos será más fácil
comprender las necesidades de nuestro gato en el “territorio” que hemos dispuesto para
él.

Los gatos dedican gran parte de su tiempo a buscar presas y cazarlas para obtener
alimento.

Esto supone para ellos no sólo un esfuerzo físico, sino también psíquico. El problema
desaparece al convivir con nosotros, ya que nos preocupamos de que no les falte comida y
¡tampoco vamos a soltar una lagartija en mitad del salón, para que la cace alegremente!
Entonces, ¿qué hace el animal con todo ese tiempo del que dispone? Es evidente que si no
se le ofrece nada interesante, se pasará gran parte del día durmiendo y nos despertará
por las noches para jugar o se convertirá en un gato gordo y sedentario.

De nosotros depende el que tenga juguetes a su alcance, para entretenerse cuando esté
solo. Que pueda tener, por ejemplo, acceso a una gran ventana para poder estar horas
mirando el exterior y por supuesto, que dediquemos, aunque sean 10-15 minutos un par
de veces al día, a jugar activamente con él. Cuando el gato maulla, no siempre es para
pedirnos comida, muchas veces sólo demandan nuestra atención. En vez de llenarles el
comedero cada vez que se ponen pesados, ¿por qué no probamos a jugar un poco más
con ellos?

La mejor manera de que aprendan a no arañarnos mientras juegan, es no dejar que lo


hagan con nuestras manos. Es mejor utilizar juguetes tipo caña de pescar, con un cordón
al que podemos atar cualquier cosa, y hacer que el gato lo busque, lo persiga y lo cace.
Muchos gatos aprenden a traernos sus “presas” como los perros, en cuanto deducen que
somos nosotros los que hacemos que esos juguetes se muevan.

Con imaginación podemos crear muchos y variados juguetes, que los mantendrán
entretenidos (bolsas de papel, cajas de cartón, pelotitas…). Existen muchos juguetes para
gatos en el mercado y generalmente los más sencillos son los que más les gustan. Es
importante proporcionarle variedades y novedades para mantener su interés.

Un gato adulto no suele ser tan juguetón como cuando era gatito, sin embargo, esta
actividad aún continúa siendo algo esencial en su existencia, especialmente si es un gato
doméstico y no sale mucho de casa. Los juegos se convierten, en estas circunstancias, en
su principal actividad y como tal es importante que los fomentemos y que les dediquemos
una parte de nuestro tiempo.

Los gatitos de 10 a 12 semanas de edad pasan en torno al 9% del tiempo jugando, el juego
social puede disminuir en parte porque los gatitos comienzan a mostrar conductas
completamente adultas algo que ocurre en torno a los 5 meses y medio

TEST DE PERSONALIDAD DEL GATO

Categorizar las personalidades de los gatos es una tarea inevitablemente subjetiva. Una
forma de objetivarla es rechazar cualquier conclusión sobre tipos generales de
personalidad (bien parecido, a dominante, tímido, cariñoso, etc.) y comprobar, en lugar de
eso, si los datos sobre los patrones de comportamiento individuales de cierto número de
gatos se pueden organizar de forma natural en determinados grupos o patrones.

Esto es precisamente lo que hicieron Julie Feaver y sus colegas de la Universidad de


Cambridge. Comenzaron con una lista de veintisiete categorías bastante objetivas de
cosas que un gato podría hacer: dormir, sentarse, ronronear, acercarse a otro gato o a
una persona, frotar la cabeza con otro gato, persona o cosa, revolcarse panza arriba, huir
de otro gato, o perseguir a otro gato.

Para que la encuesta funcione, se debe tener una idea clara de la gama de conductas que
los diferentes gatos pueden mostrar, de forma que podamos emitir un buen juicio sobre
si nuestro gato está por encima de la media, dentro o por debajo. El siguiente
cuestionario es una adaptación del test de Feaver que debería dar un resultado bastante
preciso.

En primer lugar, para cada conducta descrita a continuación dele a su gato la puntuación

0.- si muestra la conducta con menor frecuencia que la media de los gatos,

1.- si es igual a la del gato medio y

2.- si la exhibe más frecuentemente que el gato medio.

a) Activo Se mueve con frecuencia


b) Curioso Se acerca y explora los cambios en el
medio
c) Sociable con la gente Inicia contacto o se acerca a la gente
d) Temeroso con la gente Retrocede con facilidad ante la gente
e) Hostil con la gente Reacciona amenazando y/o causa daños
si alguien se le acerca
f) Tenso Se muestra cohibido al moverse o
cambiar de postura
g) Ecuánime con otros gatos Reacciona ante otros gatos con
serenidad y calma. Sin alterarse
fácilmente

El siguiente paso es combinar las puntuaciones anteriores en tres escalas más generales:

1.-Sume las puntuaciones de los apartado a) y b): ____=A (Alerta)


2.-Sume las puntuaciones de los apartados d), e) y f): ____
3.-Escriba la puntuación de la línea c): ____
4.-Sume un 6 a la cantidad de la línea 4: ____
5.-Reste el total de la línea 2 de la 4: ____=S (Sociable)
6.-Escriba la puntuación del apartado g) ____=E (Ecuánime)

Una puntuación de 3 o más en A, 5 o más en S, y 0 en E encaja en el perfil de un gato con


personalidad “mandona”.
Una puntuación de 1 o menos en A, 3 o menos en S, y 0 en E encaja en el perfil de un gato
con personalidad “tímida”.
Una puntuación de 3 o más en A, 5 o más en S, y 2 en E encaja en el perfil de un gato con
personalidad “Fácil de tratar”

Los investigadores que realizaron el estudio original ya advirtieron en su día que era
posible que sus resultados no fueran aplicables a todos los gatos, puesto que este
esquema de puntuaciones se desarrolló utilizando solo un grupo de gatos que Vivian
juntos en una colonia de laboratorio. Tampoco tiene en cuenta todas las sutilizas de la
conducta del gato y su carácter.

Personalidad y conducta
Tipos de personalidad Puntuaciones en las categorías generales de conducta
Alerta Sociable Ecuánime
Mandona Alta Alta Baja
Tímida Baja Baja Baja
Fácil de tratar Alta Alta Alta
ALTERACIONES EN LA PERSONALIDAD DEL GATO

Los gatos son animales muy sensibles y pueden responder a los más mínimos cambios del
entorno, por ello debemos estar atentos para pedir ayuda cuanto antes. También muchas
enfermedades pueden detectarse de manera precoz, por lo que si un gato deja de comer,
de acicalarse, de hacer sus necesidades, de jugar, etc. o si por el contrario come en
exceso, se lame hasta producirse calvas, hace pis más veces al día de las que acostumbra,
está agresivo, está muy apagado, etc. debemos acudir al veterinario. Él nos indicará si se
trata de un problema médico o debemos acudir a un especialista en temas de
comportamiento como es el etólogo.

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