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Carácter narrativo de la educación: conocimiento como algo petrifico sin cambio

sustancial en el avance del tiempo. La realidad se concibe como algo “algo detenido,
estático, dividido y bien comportado”, El educador en base a estos contenidos trabaja en
torno a ideas y realidades “completamente ajenas a la experiencia existencial de los
educandos”. La palabra es vaciada de todo contenido concreto en torno a la realidad
que pudiese tener, quedando como un elemento vacío que los educandos deben memorizar
y aplicar en torno a esos límites, fomentando la pasividad y la docilidad.

Carácter bancario: El entender la educación como un hecho bancario, el depósito de los


contenidos, extirpa de ella los contenidos esenciales para el autor, esos mismos que
debiesen agitar a las personas, “no existe creatividad alguna, no existe transformación ni
saber”. En esta práctica se valida uno de los caracteres esenciales de la educación
tradicional: la unidireccionalidad del conocimiento, siendo para el autor “una de las
manifestaciones instrumentales de la ideología de la opresión”, en tanto están “los que
saben” y “los que no saben”, dialéctica que en la educación bancaria no haya superación
en tanto el saber de los “que no saben” no es validado, “la rigidez de estas posiciones niega
a la educación y al conocimiento como procesos de búsqueda”.

La naturaleza de la educación bancaria termina por legitimar la cultura del silencio,


convirtiendo a los educandos en meros objetos, recipientes de los contenidos dados por los
educadores, esto lleva a negar la capacidad creadora de la educación, se marchita la
creatividad en pos de la ingenuidad, relegando a las personas a la mera condición de
observadores. No apela a la concientización, si no a amoldar las conciencias al mundo
hecho por las clases opresoras.

Este estar ajeno en el mundo lleva a la distinción hombre-mundo, en palabras del autor:
“hombres que están simplemente en el mundo y no con el mundo y con los otros. Hombres
espectadores y no recreadores del mundo”, la conciencia de los hombres se ve como aparte
de ellos mismos, siendo ajena a la realidad misma, debiendo ser correspondida es cuando
la educación bancaria llena con sus depósitos la conciencia con una realidad construida,
ajena, inmóvil, muerta.

Se busca acabar con el pensamiento autentico, aquel pensamiento que corresponde


torno a las necesidades propias de esta mayoría que se ve encauzada por las minorías que
controlan las instituciones educativas. A través de sus diversas modalidades, se toma el
conocimiento como algo a “digerir”, mas no es cuestionado, implícitamente se oculta la
prohibición de pensar, de pensar auténticamente. La separación entre educador y
educando marca la diferencia, no existe comunicación cuando solo uno habla, no hay
intercomunicación de la realidad compartida, perdido el sentido del pensamiento en tanto
su fuente generado, el mundo, es ajeno a su sentido, su acción, la acción generadora de
pensamiento encuentra su razón en el actuar en el mundo.

Para el autor, la educación bancaria es por sobretodo un conocimiento necrófilo, en tanto


profesa amor a la muerte, a lo inorgánico, lo muerto que ya no se mueve, como el
conocimiento que aspira a dar, a moldear a las personas para que sean pasivas, adaptables
al mundo, es en esta restricción del moverse, del buscar y crear, donde surgen las mayores
incomodidades para las personas en su relación con la educación.
Herramienta de liberación: la educación ha de ser una herramienta liberadora, mas no
liberadora en el sentido en que nosotros podamos llegar a establecer como una pauta, si
no que ha de ser, y por sobretodo, construida desde las mismas personas, quitar el carácter
unidireccional de la educación y hacerla multidireccional, en donde todos y todas sean
capaces de construir una educación con sentido en torno a la realidad compartida que
tenemos las personas. Se rompen las contradicciones en pos del dialogo, conciliando la
diferencia educadores-educando para construir conjuntamente el saber, en torno a esto
el autor dice “Debe fundarse en la conciliación de sus polos, de tal manera que ambos se
hagan, simultáneamente, educadores y educandos”.

La conciliación entre los polos tiene como base esencial la confianza en las personas y en
sus propias capacidades creadoras.

Esta forma de ver la educación rompe con la tradición paternalista de ver a las personas
como seres a asistir, y les da la posibilidad de pensar, de pensarse a sí mismos. la nueva
educación liberadora toma la premisa de que ellos siempre están en el mundo, un mundo
configurado por otros para ellos, pero que, en la experiencia común del crear conocimiento,
son capaces de reconocerse y transformar el mundo y a ellos mismo como seres para sí.

El conocimiento debe realizarse en pos de la capacidad creadora de las personas, de ahí


viene el pensamiento autentico. Es por esto que, y como forma de negarse totalmente a la
educación bancaria, esta ha de ser biofilica, amar la vida, la creación, lo orgánico y lo que
se mueve. Es en la intercomunicación, entre la diversa autenticidad de pensamientos entre
personas -educadores y educandos por igual- donde la educación tiene sentido, teniendo
como principal finalidad la transformación del mundo, siendo esta la principal fuente
creadora, medio que disponen las personas para crear en conjunto, sin llegar a
superponerse unas sobre otras, sino de forma horizontal trabajar en conjunto por la
realización de todos y todas.

La liberación de las personas debe consolidarse rechazando los medios propuestos por la
educación bancaria, es necesario crear nuevos medios y herramientas que tengan como
base a las personas en su conjunto y en plena relación con la realidad que los rodea y que
deseen transformar. No puede aplicar los mismos medios de concientización en base a
“depósitos” de información, vendría finalmente a cumplir la misma función anteriormente
criticada de creer a las personas como seres vacíos a llenar, ha de entender a las personas
como “seres conscientes” con conciencia del mundo que viven, llevando así la educación a
problematizar la realidad misma, como forma de generar procesos de crítica y solución a la
realidad por parte de las personas. “El antagonismo entre las dos concepciones, la
“bancaria”, que sirve a la dominación, y la problematizadora, que sirve a la liberación,
surge precisamente ahí. Mientras la primera, necesariamente, mantiene la contradicción
educador-educandos, la segunda realiza la superación. Sería entonces la superación por
un lado de la contradicción educador-educandos y por otro el carácter problematizador de
la educación, junto a la importancia del dialogo, los caracteres principales de la educación
liberadora para Paulo Freire, “Ahora ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se
educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador.

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