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Los conceptos de Lévinas no se usan para definir. Se usan para decir lo que no se puede
decir. Para mostrar el Decir y no lo dicho. Esto es una forma de deconstrucción que nos deja
escuchar lo que funda el ser, es decir, lo que está más allá del ser. Eso que resuena en el
silencio que se presenta en el diálogo entre la pregunta y la respuesta.
Este tipo de deconstrucción es distinto del tipo de deconstrucción propuesta por Deleuze
o Foucault. Este tipo de deconstrucción no se dedica a destruir o desarmar los conceptos de
la tradición sino se pone al margen de la misma para establecer un diálogo con ellos. Por eso
todo el tiempo se vuelve a ellas.
Pasar algo que no se ve pero que subyace a todo lo que es. Es el otro que genera la
subjetividad y que permite el lenguaje del ser. Es el que permite preguntar el “qué” e incluso
confundirse cuando se pregunta por el “quién” como si se preguntara por un objeto de la
ontología.
En Hamlet aparece el problema por el otro. A diferencia de las éticas clásicas. Desde el
principio la presencia del padre. Luego LA presencia del tío y la presencia de Ofelia.
La presencia del otro puede aparecer en los objetos, en el caso del conflicto armado la
humanidad, el Otro que teníamos deshumanizado eran los guerrilleros y su humanidad no
aparece en unas tazas de café. Esto peude considerarse como reflexiones sobre el arte desde
una perspectiva levinasiana
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Ttenemos que tomar conciencia de las formas de violencia como lo es el asesinato o la
exclusión. Esto signidica entender que el ser es violencia y por tanto la onotología también,
es decir, hacer metafísica. A pesar de esto tenemos que asumir nuestra responsabilidad pre-
original con el otro. Esto no indica un pascifismo ¿entonces qué significa?
Para una nota al pie ¿cómo podemos hacer memoria del Otro sin violencia? Es decir, sin
estar haciendo ontología de las víctimas?
La idea es encontrar un Decir sin lo dicho. Parece que no es necesario tener una presencia,
un yo, al frente que recuerde al otro, ni tampoco necesitamos reconstruir narrativamente la
experiencia de la víctima. El concepto de Ileidad, la huella y el clamor por la vida podría
remplazar esto.
¿cómo recuperamos al otro? Podemos hacer reconstrucción de su vida, esto genera una
afectividad. Esto lo hacen quienes eran sus cercanos que a través de historias lo dejan ver. A
través de sus costumbres, los objetos que utilizaba y así. De esto surge un problema, y es
quién hace esa reconstrucción. Por ejemplo, si dejamos que el ejército cuente la historia del
conflicto armado vamos a tener una historia con un solo culpable. A diferencia de si
reconstruimos esta historia a varias voces que nos permita hacer alusión al Otro, a quienes
tuvieron la experiencia del conflicto en su situación de vulnerabilidad y que a final de cuentas
clamaban por su vida con un “no me mates”.
Comentarios a la relatoría
En el primer párrafo de las secciones que nos ocupaban ese día Lévinas parte de que el
filósofo busca y expresa la verdad. Básicamente, el filósofo siempre ha buscado hacer
ontología. En eso que el filósofo a dicho se expresa el Decir, pero no se agota en ello.
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Cuando pregunta el filósofo por el “qué” está esperando una respuesta ontológica, un
respueta del tipo “esto es x”.
El capítulo tiene por centro cómo entendemos el “quién” cuando preguntamos “quién es ese”.
Ricoeur responde a este capítulo específico en un capítulo de sí mismo como otro
Cuando un filósofo hace ontología y pregunta por un quién en realidad pregunta es un qué,
por un objeto en la ontología que supuestamente hace las veces de sujeto y busca la respuesta
con la mirada. Este precisamente es el problema, quién hace ontología solo mira el mundo y
no escucha. Lévinas quiere recuperar el ojo que escucha el silencio. Recuperar el clamor de
la vida del Otro en el silencio.
La supuesta diferencia entre el ser y el ente inmoviliza, determina el lenguaje como solo una
designación, un nombrar cosas. Es decir, esta diferencia determina que el lenguaje solo se
utilice para hacer ontología y olvide aquello que está más allá de la esencia.
La pregunta por el significado del ser termina en el Decir, que es la experiencia previa.
Básciamente la que permite que se haga esta pregunta.
La pregunta por el ser solo puede hacerse en el modelo de designación que es posible solo
por el Otro, que permite ser objetivizado.
Incluso la ontología heideggeriana cae en la ontología sin encontrar lo que está más allá de
la esencia.
Lo an-arquico es la presencia del otro que me constituye de manera previa a toda experiencia.
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Anarco-sin comienzo
La inquietud por el Otro es lo que nos causa todas las preguntas. Esta inquietud es el nudo
de la subjetividad que está constutuida por el otro- Esto está en lo dicho, en la metafísica,
pero no se le presta atención, es el verdadero olvido de la historia de la filosofía. Hemos
hecho metafísica y no ética- Hemos ovlidado al otro en el camino. Ese otro que es sobre lo
que se fundamenta la mera posibilidad de hacer metafísica
El silencio de Abraham es lo que nos muestra el clamor, de pronto leo la biblia y hago
referencia a esta historia*
La tragedia griega se acerca a ese rasgo ético que tiene el texto bíblico. Ifigenia.
De la pregunta por el ser a su respueta hay un espacio y ese silencio es el clamor del otro
(pág 72). Esto está desde los diálogos de platón
La proximidad con el otro no es erótica es más bien el otro presente en el mismo. Nno es un
ser trascendente, no es un objeto. Es algo pre-orignial, es una proximiad previa a la presencia.