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Resumen
En el entrenamiento deportivo, la dinámica de esfuerzos siempre ha sido un tema de gran
preocupación para los entrenadores de todo tipo de deportes, ya sean colectivos o individuales. En el
presente trabajo se hace un breve repaso sobre la dinámica de esfuerzos y su aplicación al entrenamiento
deportivo. Podemos destacar que uno de los grandes avances de esta temática se dio en el ámbito de la
metodología del sistema de evaluación de los programas de entrenamiento, tales como el análisis estadístico
del cumplimiento de lo planificado en los programas y lo realmente ejecutado, además de las relaciones
causa-efecto, gracias en parte al gran avance tecnológico en los últimos 30 años.
Palabras clave: Entrenamiento. Dinámica de esfuerzos. Carga de entrenamiento.
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1. Introducción
2. Desarrollo
Antes se hablaba del principio de continuidad y de seguir una progresión en la aplicación de las
cargas deportivos. Ahora hemos pasado a hablar de la relación entre el esfuerzo-descanso.
El tiempo de recuperación será muy diverso, dependiendo del sujeto, ya que puede ser
sedentario, activo… lo cual influirá en el tiempo que deberán de recuperarse, así como también
depende de la cualidad que se haya trabajado en las sesiones o trabajo anterior. El tiempo de
recuperación influirá también en el tipo de trabajo que haremos, ya que si lo aumento o disminuyo
se trabajarán cualidades diferentes.
La carga se define como la “medida cuantitativa y cualitativa del estímulo desarrollado durante el
entrenamiento que determina las adaptaciones por su “conjunto” y no por su aplicación aislada”.
Según Verjoshanski (1990) la carga es “El trabajo muscular que implica en sí mismo el potencial
de entrenamiento derivado del estado del deportista, que produce un efecto de entrenamiento que
lleva a un proceso de adaptación”.
Leyendo esta, y otras definiciones, la carga la podríamos definir como el conjunto de ejercicios
de entrenamientos, que sirven de estímulo al organismo, produciendo que éste tenga un proceso
de adaptación a esos estímulos. Esta adaptación la conseguiremos con el descanso. Los estímulos
deberán de ir cambiando, de modo que provoquen nuevas reacciones.
La carga debe medirse desde dos dimensiones. Por un lado, la cantidad de actividades
planteadas en los entrenamientos, esto lo llamaremos carga propuesta, y por el otro la exigencia
que tiene para el organismo las actividades planteadas, que lo denominamos carga real.
Así pues, cuando realizamos una planificación tendremos que plantearnos el objetivo de que la
exigencia esté bien representada por las actividades.
En la carga es fundamental el momento del sujeto, ya que una misma carga puede tener
diferente signo en el mismo sujeto, es decir, en un momento X ser un estímulo muy bueno y
mejorar el rendimiento, pero en otro momento Y, ser un estímulo negativo.
Según Verjoshanski, para elegir una óptima carga de trabajo habría que tener en cuenta una
serie de puntos:
El contenido de la carga.
El volumen de la carga.
La organización de la carga.
Dentro de estos aspectos, existen otras variables que influirán en ella. En el siguiente esquema
se ve más claro:
Figura 1. Esquema de la carga de entrenamiento, recogido del libro: García Manso y cols.,
Juan Manuel; Navarro Valdivieso, Manuel; Ruiz Caballero, José Antonio, (1996)
Estos componentes de la magnitud de la carga son los que aparecen a continuación (Figura 2):
Si se realiza una revisión a la literatura, nos encontramos que la tendencia general del
entrenamiento deportivo durante algunas décadas de entrenamiento fue incrementar el volumen de
entrenamiento. No obstante, no siempre se corresponde un incremento de volumen con un mayor
rendimiento, sino que en ocasiones dicho aumento conlleva aparejado una disminución en el
rendimiento.
Por un lado, la cuantificación del volumen puede ser realizada con facilidad, siendo la suma de
los parámetros cuantitativos similares empleados en la sesión o ciclo de entrenamiento. Según,
Bompa (1983), el volumen puede ser medido:
Por otro lado, el propio Bompa (1983) realiza una clasificación del tipo del volumen:
Tabla 1. Clasificación del tipo de volumen según Bompa (1983)
De acuerdo con Manno (1989), para la definición de una carga de trabajo es necesario que el
volumen de la carga venga asociado a una intensidad determinada. Siendo éste el elemento a
tratar a continuación.
De acuerdo con Navarro (citado por Heredia y col, 2007) la intensidad de la carga de
entrenamiento es el criterio que controla la potencia y la especificidad del estímulo sobre el
organismo, o la medida del esfuerzo que comporta el trabajo desarrollado durante el
entrenamiento.
Barra media
Es el resultado del cociente entre la potencia o intensidad actual del trabajo realizado y la
potencia o intensidad máxima que se puede desarrollar en dicho trabajo.
El resultado obtenido es un número comprendido entre 0 y 1. Cuanto más cerca esté del 1
quiere decir que mayor intensidad del ejercicio realizado, mientras que más cercano al 0 habrá una
menor intensidad.
Así, se establece una relación inversamente proporcional entre la duración del intervalo de
descanso aplicado entre dos estímulos, de tal modo que: a intensidades más elevadas,
corresponden pausas de mayor duración. No obstante, el aumento de la capacidad de rendimiento
del deportista puede conducir a la disminución del tiempo de recuperación.
Por tanto, del concepto de densidad de puede obtener una relación entre el trabajo y el
descanso que determina la densidad del entrenamiento. Por ejemplo: si un deportista trabaja 10
minutos y descansa 100 minutos tendrá una densidad de 10 – 100. Mientras que otro trabajo 10
minutos y 50 minutos de descanso tendrá una densidad de 10-50, por tanto será más denso el
segundo.
La orientación de la carga queda definida por la capacidad, cualidad o sistema funcional que
desarrolla (fuerza, resistencia y velocidad). Está determinada por las características de las mismas y
las referentes a las reacciones que provocan.
Se distingue entre una orientación selectiva o privilegiada, es decir, una acción centrada sobre
un solo sistema funcional, y una orientación compleja solicitando varios sistemas funcionales
diferentes.
En realidad, todas las cargas son complejas al poner en juego varios mecanismos tal y como
establece el principio de unidad funcional.
El grado de especialización viene dado por la mayor o menor similitud del ejercicio con la
manifestación propia del movimiento durante la competición. Esto nos permite englobar los
ejercicios en dos grupos: los de preparación especial y los de preparación general. (García Manso,
Navarro Valdivieso, Ruíz Caballero, 1996).
La frecuencia de entrenamiento se refiere a los días por semana en que se entrena. La frecuencia
óptima de entrenamiento (número sesiones a la semana) depende de muchos factores (volumen,
intensidad, selección ejercicios, etc.).
De acuerdo con Matvéiev (1993), para un mejor análisis se fragmentará la relación entre tres
períodos.
Durante este primer período, el volumen de los ejercicios de la preparación general es la base de
nuestra planificación. Consecuentemente, el volumen de las cargas específicas crece a un ritmo
relativamente menor, siendo las responsables de la elevación de la intensidad. Cumpliendo con ello
el principio de progresividad del entrenamiento.
En el período de preparación especial, la tendencia general de las cargas consiste en la
reducción del volumen y en el incremento de la intensidad. Para dicho fin, el realiza conforme a:
Una primera etapa, se reduce en volumen de las cargas con el propósito de crear las condiciones
para un gran incremento de la intensidad y de suavizar el proceso de las reestructuraciones del
organismo (“transformaciones retardadas”), como consecuencia de la gran cantidad de volumen al
que ha sido sometido el organismo. De esta forma, se reduce el volumen de los ejercicios de
preparación general, mientras que continúa creciendo el volumen de los ejercicios de preparación
específica hasta su estabilización.
Tabla 7. Cuadro resumen extraído del libro El proceso de entrenamiento, Matveiev, 1993
3. Resumen
Bibliografía
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