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José de Ribera

José de Ribera (Játiva, España; 12 de enero de 1591 - Nápoles,


Italia; 2 de septiembre de 1652) fue un pintor, dibujante y grabador
José de Ribera
español del siglo XVII, que desarrolló toda su carrera en Italia,
inicialmente en Roma y posteriormente en Nápoles. Fue también
conocido por su nombre italianizado Jusepe Ribera y por el apodo
Lo Spagnoletto («El Españolito») debido a su baja estatura y a que
reivindicaba sus orígenes, siendo común que firmara sus obras
como español, valenciano y setabense,1 o bien simplemente como
español. En ocasiones lo hizo empleando la terminología latina
«Josephus Ribera. Hispanus. Valentinus. Setaben. (o Civitatis
Setabis)», a lo que en ocasiones añadió «accademicus Romanus», y
sobre todo «Partenope», en alusión a su lugar de residencia.

Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de


Caravaggio hacia una estética más colorista y luminosa, influida
por Van Dyck y otros maestros. Contribuyó a forjar la gran escuela
napolitana (Giovanni Lanfranco, Massimo Stanzione, Luca Información personal
Giordano...), que le reconoció como su maestro indiscutible; y sus Nacimiento 12 de enero de 1591
obras, enviadas a España desde fecha muy temprana, influyeron en Xátiva, Reino de Valencia,
técnica y modelos iconográficos a los pintores locales, entre ellos Corona de Aragón
Velázquez y Murillo. Sus grabados circularon por media Europa y Fallecimiento 2 de septiembre de 1652 (61
consta que hasta Rembrandt los conocía. Autor prolífico y de éxito años)
comercial, su fama reverdeció durante la eclosión delrealismo en el Nápoles, Reino de Nápoles
siglo XIX; fue un referente imprescindible para realistas como Nacionalidad Española
Léon Bonnat. Algunas de sus obras fueron copiadas por pintores de Información profesional
varios siglos, como Fragonard, Manet, Henri Matisse y Fortuny, Ocupación Pintor
entre otros.
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Ribera es un pintor destacado de la escuela española, si bien su


obra se hizo íntegramente en Italia y de hecho, no se conocen ejemplos seguros de sus inicios en España. Etiquetado por largo tiempo
como un creador truculento y sombrío, mayormente por algunas de sus pinturas de martirios, este prejuicio se ha diluido en las
últimas décadas gracias a múltiples exposiciones e investigaciones, que lo reivindican como creador versátil y hábil colorista.
Hallazgos recientes han ayudado a reconstruir su primera producción en Italia, etapa a la que el Museo del Prado dedicó una
exposición en 2011.

Índice
Biografía
Etapas de su obra
Década de 1620
Década de 1630
Década de 1640 y últimos años
Obras destacadas
Legado
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Biografía
José de Ribera nació en Játiva en 1591, hijo de Simón de Ribera, zapatero de profesión, y de Margarita Cucó. Tuvo un hermano
llamado Juan que también hubo de dedicarse a la pintura, aunque muy poco se sabe de él. Se sabe muy poco de la familia, pero se
supone que los Ribera vivieron con relativa holgura económica; la profesión de zapatero era estimada ya que el calzado era una
prenda de vestir de cierto lujo en aquella época.

Ribera decidió marchar a Italia, donde seguiría las huellas de


Caravaggio. Siendo aún adolescente inició su viaje; primero al
norte, a Cremona, Milán y a Parma, para ir luego a Roma, donde
el artista conoció tanto la pintura clasicista de Reni y Ludovico
Carracci como el áspero tenebrismo que desarrollaban los
caravagistas holandeses residentes en la ciudad. La reciente
identificación de varias de sus obras juveniles demuestra que
Ribera fue uno de los primerísimos seguidores de Caravaggio;
incluso se ha conjeturado que pudo conocerle personalmente, ya
que su traslado de Valencia a Italia hubo de ser varios años antes
de lo que los expertos creían, posiblemente en 1606.
Juicio de Salomón, 1609-1610. Galería Borghese,
Finalmente, Ribera decidió instalarse en Nápoles, acaso al intuir
Roma. Este óleo, anteriormente atribuido porRoberto
que captaría una mayor clientela; la región era un virreinato Longhi a un presunto «Maestro del Juicio de
español y vivía una etapa de opulencia comercial que fomentaba Salomón»2 no identificado, se ha descubierto ser el
el mecenazgo artístico. La Iglesia católica y coleccionistas primer cuadro documentado de José de Ribera,
privados (varios de ellos españoles como él) serían sus cuando trabajaba en Roma con alrededor de
principales clientes. dieciocho o diecinueve años, a partir de las
investigaciones de Gianni Papi en 2002.3
En el verano de 1616 desembarcó Ribera en la famosa metrópoli
a la sombra del Vesubio. Pronto se asentó en la casa del anciano
pintor Giovanni Bernardino Azzolini, pintor que entonces no era muy conocido, al cual se atribuye una obra en la iglesia de
Sant'Antonio al Seggio en Aversa: La coronación de la Virgen entre los santos Andrés y Pedro. Sólo tres meses después se casó
Ribera con la hija de Azzolini, de dieciséis años de edad.

Había acabado su viaje, pero comenzaba el apogeo de su arte. En pocos años, José de Ribera, al que llamaron lo Spagnoletto,
adquirió fama europea, gracias en gran parte a susgrabados; se sabe que incluso Rembrandt los tenía.

El uso del tenebrismo de Caravaggio fue su punto fuerte, si bien en su madurez evolucionaría hacia un estilo más ecléctico y
luminoso. Inició una intensa producción que lo mantuvo alejado de España, a donde nunca regresó, pero se sintió unido a su país
gracias a que Nápoles era un virreinato español y punto de encuentro entre dos culturas figurativas, la ibérica y la italiana. Se cuenta
que cuando preguntaron a Ribera por qué no regresaba a su país, él contestó: «En Nápoles me siento bien apreciado y pagado, por lo
que sigo el adagio tan conocido: quien está bien, que no cambie». Y explicó: «Mi gran deseo es volver a España, pero hombres sabios
me han dicho que allí se pierde el respeto a los artistas cuando están presentes, pues España es madre amantísima para los forasteros
y madrastra cruel para sus hijos».

El apoyo de los virreyes y de otros altos cargos de origen español explica que sus obras llegasen en abundancia a Madrid;
actualmente el Museo del Prado posee más de cuarenta cuadros suyos. Ya en vida era famoso en su tierra natal y prueba de ello es
que Velázquez le visitó en Nápoles en 1630.
La fusión de influencias italianas y españolas dio lugar a obras
como el Sileno ebrio (1626, hoy en Capodimonte) y El martirio
de san Andrés (1628, en el Museo de Bellas Artes de Budapest).
Comenzó entonces la rivalidad entre Ribera y el otro gran
protagonista del siglo XVII napolitano, Massimo Stanzione.

En siglos posteriores, la apreciación del arte de Ribera se vio


condicionada por una leyenda negra que le presentaba como un
pintor fúnebre y desagradable, que pintaba obsesivamente temas
de martirios con un verismo truculento. Un escritor afirmó que
«Ribera empapaba el pincel en la sangre de los santos». Esta
idea equivocada se impuso en los siglos XVIII y XIX, en parte
por escritores extranjeros que no conocieron toda su producción.
En realidad, Ribera evolucionó del tenebrismo inicial a un estilo
más luminoso y colorista, con influencias del Renacimiento Sileno ebrio, 1626. Museo de Capodimonte, Nápoles.
veneciano y de la escultura antigua, y supo plasmar con igual
acierto lo bello y lo terrible.

Su gama de colores se aclaró en la década de 1630, por influencia de Van Dyck, Guido Reni y otros pintores, y a pesar de serios
problemas de salud en la década siguiente, continuó produciendo obras importantes hasta su muerte.

José de Ribera está sepultado en laiglesia de Santa María del Partoen el barrio Mergellina de Nápoles.

Etapas de su obra
Los primeros años de Ribera han permanecido sumidos en interrogantes por la carencia
de documentación sobre él y por la aparente desaparición de todas sus obras de esa
época. Pero en la última década, varios expertos han conseguido identificar como suyas
más de treinta pinturas sin firmar, que ayudan a reconstruir su juventud inmersa en el
tenebrismo de Caravaggio, del que hubo de ser uno de sus primeros difusores (Véase La
negación de San Pedro).

La obra firmada más antigua que se le conoce es un San Jerónimo actualmente


conservado en Toronto, Canadá (Galería de Arte de Ontario); en la firma Ribera se
proclama «académico romano». Pero a pesar de la inscripción, tal pintura fue discutida
por los expertos hasta fecha reciente, pues difería bastante del estilo conocido del
maestro.

Las primeras obras juveniles de Ribera aceptadas generalmente como autógrafas son
San Andrés, hacia 1616.
cuatro óleos de una serie de Los cinco sentidos (h. 1615), que ahora se hallan dispersos
en cuatro colecciones diferentes: Museo Franz Mayer (México, D. F.), Museo Norton
Simon (Pasadena), Wadsworth Atheneum (Hartford, EE. UU.) y Colección Juan Abelló (Madrid). Una gran pintura, La resurrección
de Lázaro (h. 1616), fue adquirida por el Museo del Prado en 2001, cuando su autoría era aún discutida. Hay que mencionar además
un Martirio de san Lorenzo recientemente autentificado en la Basílica del Pilar de Zaragoza y un raro ejemplo de desnudo femenino,
Susana y los viejos (Madrid, propiedad privada). La Galería Borghese de Roma posee El juicio de Salomón, obra que se atribuía a un
artista anónimo y que al asignarse a Ribera, ha permitido indirectamente reatribuirle varias obras más. Se perdió un relevante cuadro
de San Martín compartiendo su capa con el pobre, pintado en Parma, si bien subsiste una copia de él.

Década de 1620
Entre los años 1620 y 1626 apenas se
fechan obras pictóricas, pero a este
período corresponden la mayoría de
sus grabados, técnica que cultivó con
maestría.

En esta época ya muestra su gusto por


los modelos de la vida cotidiana, de
ruda presencia, que plasma con
pinceladas prietas y delimitadoras de
modo semejante a lo que hacen
caravagístas nórdicos, los cuales
ejercen gran influencia en sus obras
por su contacto en Roma. A partir de
El Tacto, cuadro de la serie de Martirio de San Andrés, Museo de
1626, se poseen abundantes obras
Los sentidos (Museo Norton Bellas Artes de Budapest, 1628.
Simon, Pasadena (Estados fechadas que dan testimonio de su
Unidos). maestría. Su pasta pictórica se hace
más densa, modelada con el pincel y subrayada por la luz con una casi obsesiva
búsqueda de la verdad material, táctil, de la realidad y su relieve.

Los años de la década de 1620 a 1630 son aquellos en que, sin duda, Ribera dedicó más tiempo y atención al grabado al aguafuerte,
dejando algunas estampas de belleza y calidad excepcionales: San Jerónimo leyendo (1624), El poeta y Sileno ebrio (que repite su
cuadro del Museo de Capodimonte). Se le atribuyen en total 17 planchas, todas menos una anteriores a 1630, y se cuenta que las
grabó sólo con fines promocionales, para difundir su arte y captar encargos de pinturas. Al alcanzar el éxito, Ribera dejaría de grabar.
Salvo alguna excepción, estos grabados repiten composiciones previamente pintadas, si bien no son copias fieles, sino que introducen
variantes que mejoran su composición.

Entre los años 1626 y 1632 realizó obras más rotundas que muestran su fase más tenebrista. Son composiciones severas de grandes
diagonales luminosas que llenan la superficie, subrayando siempre la solemne monumentalidad del conjunto con elementos de
poderosa horizontalidad, como gruesas lápidas de piedra o enormes troncos. Destaca la serie de "San Pedros" que pintó a lo largo de
esos años.

En 1629 el duque de Alcalá, Fernando Afán de Ribera, es el nuevo virrey, y va a ser el nuevo mecenas del pintor; a éste le encarga
obras como La mujer barbuda (1631) o una serie de Filósofos, en los que deja testimonio de su naturalismo más radical: modelos de
una vulgaridad casi hiriente, traducidos con una verdad intensísima.

Década de 1630
La década de 1630 es la más importante de Ribera, tanto por el apogeo de su arte como por su éxito comercial. El pintor aclara su
paleta bajo influencia de Van Dyck y la pintura veneciana del siglo anterior, sin rebajar la calidad de dibujo y la fidelidad naturalista.
Una gran Inmaculada, pintada para el Convento de las Agustinasde Salamanca, es considerada una de las versiones más importantes
de tal tema dentro de la pintura europea, y se cree queMurillo la tuvo en cuenta para sus populares versiones posteriores.

Sus temas pictóricos son mayormente religiosos; el artista plasma de una forma muy explícita e intensamente emocional escenas de
martirios como el Martirio de San Bartolomé (1644, MNAC de Barcelona) o el Martirio de San Felipe (1639; Museo del Prado), así
como representaciones individuales de medias figuras o de cuerpo entero de los apóstoles (Apostolados), especialmente los de San
Pedro.

Sin embargo, realizó también obras de carácter profano: figuras de filósofos (Arquímedes, 1630, Museo del Prado), temas
mitológicos como el Sileno ebrio del Museo de Capodimonte de Nápoles de 1626 (es su primer cuadro firmado y fechado),
representaciones alegóricas de los sentidos (Alegoría del tacto de 1632, Museo del Prado, conocido como El escultor ciego), unos
pocos cuadros de paisaje (dos se han identificado en el Palacio de Monterrey de
Salamanca) y algunos retratos como La mujer barbuda (Magdalena Ventura con su
marido) (1631, Fundación Casa Ducal de Medinaceli,Hospital de Tavera, Toledo).

Década de 1640 y últimos


años
La década de los 40, con las interrupciones
debidas a su enfermedad, acaso una
trombosis (a pesar de la cual no rompió la
actividad del taller), supuso una serie de
obras de un cierto clasicismo en la
composición, sin renunciar a la energía de
ciertos rostros individuales. En su última
obra también experimenta de nuevo un
cambio estilístico que le devuelve en cierta Arquímedes (1630), Museo del
medida a las composiciones tenebristas de Prado.
su primera etapa; las causas pudieron ser
sus desgraciadas circunstancias personales.
La mujer barbuda (Fundación Siguió siendo un artista de éxito comercial y prestigio, y fue maestro de Luca Giordano
Casa Ducal de Medinaceli,Casa en su taller napolitano, influyendo en su estilo.
de Medinaceli -depositado en el
Museo del Prado-). La crisis económica que sucedió a la revuelta de Masaniello en Nápoles (1647) afectó a
la producción pictórica de Ribera, quien además se vería envuelto en un escándalo.

Para sofocar la revuelta, habían acudido a Nápoles las tropas españolas bajo el mando de don Juan José de Austria, hijo natural de
Felipe IV. Ribera pintó un retrato de don Juan José a caballo (Palacio Real de Madrid), que luego repitió en grabado; fue el último
aguafuerte que produjo, el cual en ediciones tardías fue modificado para darle la identidad del rey Carlos II. También se atribuía a
Ribera un escudo del marqués de Tarifa, fechable hacia 1629-33, en el cual el artista valenciano pudo grabar los angelotes de la parte
superior; sin embargo, los últimos estudios desestiman la autoría.

Hacia 1647 se produjo el escándalo que sacudió la vejez del artista: según cuenta la tradición, una de las hijas de Ribera, Margarita,
fue seducida por don Juan José, una relación ilícita tratándose de una pareja no casada. Hoy se cree que la joven en cuestión no era
hija de Ribera, sino una sobrina, pero el caso es que tras la revuelta y las peripecias familiares, Ribera, enfermo, reduce
considerablemente su trabajo.

Su taller ve reducido el número de oficiales, huidos de Nápoles por temor a las represalias, y, sin embargo, todavía firma alguna de
sus obras maestras el mismo año de su muerte y da fin a ciclos lar
gamente meditados.

Son ejemplos de este momento La Inmaculada Concepción (1650, Museo del Prado), San Jerónimo penitente (1652, Museo del
Prado) y una gran Sagrada Familia (Metropolitan Museum, Nueva York), cuya ternura y riqueza de color sintonizan con Guido Reni.

Obras destacadas
Sileno borracho (1626). El lienzo se encuentra en el Museo de Capodimonte en Nápoles. De él hizo Ribera una
versión grabada, con ligeras variantes. Este cuadro refleja a Sileno tendido sobre un paño rodeado de diversas
figuras : un asno y un joven sátiro con una taza en la mano, otro sátiro que vierte vino en la copa de Sileno, y un
tercero. En el suelo se encuentra un bastón, una tortuga y una caracola. Algunos autores creen que este cuadro es
una interpretación de una bacanal en el curso de un festejo para coronar a Baco, sin embargo otros opinan que
refleja el perfil clasicista ya que asocian a Apolo, el dios que en la iconografía renacentista y barroca se asocia con
Sileno.

San Andrés (1630). Se encuentra en el Museo del Prado en Madrid. Se representa al santo ante un fondo oscuro
abrazando la cruz de su martirio y con un grueso anzuelo en la mano, al que está sujeto un pez. Este detalle alude
al oficio de pescador. Aparece con el torso al descubierto y se ve a la figura iluminada desde la izquierda. Al
representar esta figura aislada con sencillez y sentido realista, el pintor crea una imagen de profundo impacto
emotivo.

La mujer barbuda (1631). El lienzo se encontraba hasta hace unos años


en el Hospital Tavera de Toledo (Fundación Casa Ducal de Medinaceli)
y actualmente está depositado en el Museo del Prado. Es uno de los
cuadros más insólitos de la pintura europea del siglo XVII, ya que refleja
a la mujer con un aspecto masculino por sufrir hirsutismo. En la obra
aflora el drama psicológico de la mujer transformada en hombre y la
resignación del marido.4

San Pedro. Desde finales de los años 20 del siglo XVII fue pintando una
serie sobre el primer obispo de Roma, como el del Instituto de Arte de
Chicago, el del Museo Kelvingrove de Glasgow o el que hubo en las
Capuchinas de Alicante.
La Inmaculada Concepción (h. 1636). El cuadro se encuentra en la
iglesia del Convento de las Agustinas Recoletas de Salamanca situado
frente a un lateral del Palacio de Monterrey. Es una representación
tradicional: viste a la Virgen con manto azul y túnica blanca e incorpora
a los ángeles a su alrededor. Pero llama la atención por su desusado
formato y su exuberancia cromática. Sucia y en malas condiciones por
largo tiempo, fue restaurada con motivo de la antológica de Ribera
celebrada en el Museo del Prado en 1992. Es considerada como una
Altar mayor del Convento de las
obra esencial de la fase de más intenso pictorismo y luminismo del
español y como una obra maestra de la pintura barroca napolitana y Agustinas de Salamanca. En el
española. Fue un encargo personal del conde de Monterrey y Virrey de centro, la Inmaculada Concepción.
Nápoles Manuel de Zúñiga Acevedo y Fonseca, para su panteón que
fue la Iglesia del Convento.

La Trinidad (1635-1636). Este cuadro se encuentra en el Museo del Prado, Madrid. Existe una réplica de calidad
casi idéntica en el Monasterio del Escorial. En este lienzo combina el estilo tenebrista de sus años juveniles, el cual
se aprecia en la violenta iluminación del cuerpo de Cristo, con un pictoricismo preciosista.

Asunción de la Magdalena (1636). Este cuadro se hallaba en el Escorial pero hoy día está en la Academia de San
Fernando. Aparece en un inventario de 1700 como una «Magdalena con marco dorado de tres varas y cuarto de
largo». En esta obra, Ribera, aunque representa uno de los símbolos más importantes del sacramento de la
penitencia en el mundo de la Contrarreforma, elaboró una imagen que exalta la belleza y la fascinación femenina de
la santa.

El martirio de San Felipe (1639). Este cuadro se


expone en el Museo del Prado, Madrid. Representa
los momentos anteriores del martirio de san Felipe, el
apóstol que predicó en la ciudad de Gerápolis y fue
crucificado. Ribera destaca el dramatismo, insistiendo
en la violencia de los verdugos y el sufrimiento del
mártir. El asunto de este cuadro fue durante mucho
tiempo interpretado como el martirio de San
Bartolomé. Aunque diversos elementos demuestran
que se trata de san Felipe.

El sueño de Jacob (1639). Este cuadro se encuentra


en el Museo del Prado en Madrid. Se narra el episodio
del sueño de Jacob. La escala soñada es símbolo de
la vida contemplativa, según la interpretación
benedictina. En el siglo XVII son frecuentes las
versiones del episodio con la escala, aunque Ribera
prefirió insistir en la humanidad del Pastor
.

Magdalena penitente (1641). Cuadro del Museo del


Prado, del que existe otra versión casi idéntica (tal vez
anterior) en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Este
personaje bíblico ya fue tocado por Ribera en la El martirio de San Felipe, 1639 (Museo del Prado).
Asunción de la Magdalena.

El lisiado o El patizambo (1642). Este lienzo se encuentra en el Museo del Louvre en París. El cuadro representa a
un joven mendigo con aspecto humilde. Ribera muestra la figura del lisiado de manera casi monumental, con tonos
casi monocromos y una estructura compositiva simple. Muchos detalles son realistas, por ejemplo, el pie deforme.
Este lienzo es fiel testimonio de una crítica a la cultura científica y a la miseria humana.
Santa María Egipcíaca (1651). Se encuentra este cuadro en el
Museo Cívico Gaetano Filangeri en Nápoles. Forma parte de la
nutrida serie de santos y santas que constituyeron el tema favorito
de una clientela profundamente marcada por el espíritu de la
Contrarreforma. Ribera trató varias veces este tema, en la etapa
final de su vida, el artista, marcado por diversas dificultades
existenciales, logró expresar con más intensidad que nunca las
emociones de sus personajes, retratándolos con gran espíritu de
humanidad. El vigoroso naturalismo de sus primeras obras deja
paso a un pictorismo más delicado y la gama cromática se rebaja
a unos tonos terrosos. Como en las obras maduras, los fuertes
contrastes claroscuristas son sustituidos por un uso más natural
de la luz.

Legado
Ribera es una de las figuras capitales de la pintura, no sólo de la española, sino
de la europea del siglo XVII y, en cierto modo una de las más influyentes ya
que sus formas y modelos se extienden por toda Italia, Centroeuropa y la
Holanda de Rembrandt, dejando una gran huella enEspaña. Magdalena penitente, 1641 (Museo del
Prado).
Pero la especial circunstancia de ser un extranjero en Italia le ha hecho ser
visto como una persona ajena a su tradición y a sus gustos. A su llegada a
Italia está en todo su apogeo la novedad caravaggesca, en tensión con la renovación
romano-boloñesa que revivía el gusto clasicista. Por este motivo, adoptó el
tenebrismo que daban los flamencos y holandeses presentes en Roma, pero no dejó
de ver y asimilar algo de las formas bellas del mundo clasicista.

Lord Byron decía de Ribera que pintaba con la sangre de los Santos, por su
intensidad en el trazo, por su desgarrada anatomía y por la truculencia de algunos
temas. Pero Ribera no es rudo ni primitivo; completa su formación enriqueciéndose
con otras obras de la cultura italiana que le son pronto familiares. Ante todo, el
estudio de la gran pintura del Renacimiento. En la educación de Ribera hay otro
elemento que le distancia de los artistas españoles: es el estudio de la antigüedad
clásica, al modo que hacían los maestros renacentistas y barrocos europeos. Se
interesa por los temas mitológicos (si bien no tuvo muchos encargos de este tipo) y
estudia las esculturas del antiguo Imperio romano. Su extraordinaria calidad como Santa Cecilia, 1647 (c.), considerado
dibujante y su dominio de la anatomía también le alejan de los pintores españoles de uno de los dibujos más bellos de
su época, mayormente limitados por la clientela religiosa y por cuestiones de moral. toda su producción.5 Museo del
Prado, Gabinete de Dibujos y
A lo largo de sus obras, podemos visualizar que Ribera no va a ser un pintor con un Estampas.
único registro, sino que su lenguaje va a ceñirse con admirable precisión a cada uno
de los hechos acaecidos. Superando el tenebrismo inicial, volverá a los intensos
contrastes de luz y de sombra cuando ciertos asuntos lo exijan o cuando la iconografía lo reclame.

Podemos decir que es un creador extraordinario ya que posee la capacidad de crear imágenes palpitantes de pasión verdadera al
servicio de una exaltación religiosa, que no es sólo española, sino de toda la Contrarreforma católica y mediterránea; su maestría
colorista, que recoge toda la opulencia sensual de Venecia y de Flandes, a la vez que es capaz de acordar las más refinadas gamas
planteadas del más recogido lirismo; y su inagotable capacidad de «inventor» de tipos humanísticos que prestan su severa realidad a
santos y filósofos antiguos con idéntica gravedad, hacen de él una de las cumbres de su siglo.

En los últimos treinta años se han realizado estudios, con los cuales surgieron nuevas exposiciones que fueron celebradas en 1992 en
Nápoles, Madrid y Nueva York. Precedente de ello fue la publicación, en la serie Clasici dell´Arte, de un catálogo casi completo de
las pinturas que se le atribuían. Con ello se puso a disposición de todos un enorme caudal de obras que permitían abordar el estudio
de este gran artista y superar los prejuicios que distorsionaban su valoración. Ya en 2011, una exposición en Madrid y Nápoles ha
plasmado los últimos hallazgos sobre el artista: su etapa inicial en Italia. Se han identificado como suyos más de treinta óleos sin
firmar, que demuestran su precoz maestría y le sitúan entre los primeros difusores del
tenebrismo de Caravaggio.

Referencias
1. Pérez Sánchez y Spinosa, 1992, p. 79.
2. «La revolución de Ribera» (http://www.arsmagazine.com/revista/1/2010/18-la-revolucion-de-ribera.), Ars Magazine,
1, enero-marzo de 2009.
3. «El Prado presenta en sociedad al joven Ribera»(http://www.abc.es/20110401/cultura-arte/abci-museo-prado-ribera-
201104011228.html), ABC, 4 de abril de 2011. Véase también la presentación multimedia (http://www.museodelprad
o.es/exposiciones/info/en-el-museo/el-joven-ribera/presentacion-multimedia/)
y los videos de la exposición (http://ww
w.museodelprado.es/exposiciones/info/en-el-museo/el-joven-ribera/video-sobre-la-exposicion/)«El joven Ribera» (htt
p://www.museodelprado.es/exposiciones/info/en-el-museo/el-joven-ribera/), comisariada por José Milicua y Javier
Portús, Museo del Prado, del 5 de abril al 31 de julio de 2011.
4. La mujer barbuda (http://es.fundacionmedinaceli.org/coleccion/fichaobra.aspx?id=378)
5. Portús Pérez, Javier. «Santa Cecilia [Ribera]» (https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/santa-cecili
a-ribera/bc6e16b3-d632-4aeb-bed5-244a668a9ab9) . En Fundación Amigos del Museo del Prado. Enciclopedia del
Museo del Prado (2006). Consultado el 26 de septiembre de 2017.

Bibliografía
Pérez Sánchez, Alfonso E.; Spinosa, Nicola (1992). Ribera (1591-1652) (catálogo de la exposición). Madrid: Museo
del Prado. ISBN 84-87317-17-0.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobreJosé de Ribera.
Retrato de José de Ribera con un epítome sobre su vida incluido en el libro Retratos de Españoles ilustres,
publicado en 1791.
Obras digitalizadas de José de Riberaen la Biblioteca Digital Hispánicade la Biblioteca Nacional de España

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