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Notas para elaborar una teoria del cambio sociocultural desde el concepto de frontera Andrés Fabregas Puig Nota introductoria desarrollo notable como disciplina de las ciencias sociales. Incluso se hablé y se habla de una escuela mexicana de antropologia generalmente asociada a la teoria y la préctica del indi- genismo. En miltiples ocasiones se ha destacado la influencia del indigenismo y su adopcién como programa politico por parte del Estado nacional mexicano. Debatido como ha sido este planteamiento, no invali- da la importancia de la antropologia en México, sino que la confirma, junto al hecho de que la propia sociedad mexicana ha sido generadora de obras y estilos analiticos considerados clasicos en antropologia. Nombres como los de Robert Redfield, Eric Wolf, Federico Katz, Evon Z. Vogt, Paul Kirchhoff o Angel Palerm, entre varios notables antropélogos, estan vin- culados a los problemas y caracteristicas de la sociedad mexicana, En este contexto es ampliamente reconocido el valor al trabajo cientifico desarrollado por el doctor Gonzalo Aguirre Beltran, uno de los mas importantes lideres académicos de la disciplina antropolégica. Pionero en un numero importante de temas, los anilisis antropolégicos de Aguirre Beltran conforman una de las obras més sélidas producidas por cientifico mexicano alguno. Su vinculacién con la puesta en practica de politicas del Estado nacional le otorga a la obra de Aguirre Beltran un mayor interés, Mas alld de los acuerdos y desacuerdos con el trabajo de Aguirre Beltrén y sus resultados, es un acierto que La Palabra y el Hombre, tri- buna de primera importancia en la vida cultural de México, le dedique un niimero de homenaje. Con esta conviccién he escrito el presente articulo con el que me uno al reconocimiento de un gran cientffico mexicano: Gonzalo Aguirre Beltrdn. M éxico es uno de los paises en donde la antropologia alcanzé un 79 En trabajos anteriores he discutido la complejidad teérica del concepto de frontera.! Es innecesario hacerlo de nuevo, aunque conviene apuntar que por frontera entiendo el espacio fisico o imaginado de contacto entre sociedades, culturas o procesos histéricos diferentes. Una frontera se crea partir de la actividad humana, de los encuentros y desencuentros con la propia historia y la de otros. Desde ese momento la frontera es modelada y transformada por la actividad y el crecimiento del grupo humano o por Jas consecuencias de su dominio sobre otro grupo. ‘La concepeién expuesta permite analizar el cambio social y cultural desde la perspectiva de la frontera. Vivimos en una época en donde la rapidez de los ‘cambios en la tecnologia velan el hecho de que la sociedad y la cultura muestran ritmos diferentes en sus transformaciones. La cate- goria “cambio” es, en el vocabulario de las ciencias sociales actuales, un adjetivo que califica a la sociedad, la vida politica, la economia, la religién o la cultura. Esta caracteristica en el uso de la categoria “cambio” ha lle- gado a confundir a los propios objetos de estudio del cientifico social. Es cierto que la historia social es un gran proceso de cambio, pero lo que interesa explicar es el porqué del cambio. Desde este punto de vista, la frontera esta en todos los niveles de la actividad humana y sus cambios son indicativos de las transformaciones sociales y culturales. La frontera se marca por la selectividad cultural de los pueblos o por los intereses de los grupos, lo que permite entender el cambio social y cultural desde su perspectiva. Nos interesa particularmente en esta época cémo cambian las fronteras de sociedad y de cultura, esto es, las disyunciones que mar- can la diferencia en el propio proceso de cambio. 1 Vor: Andrés Fabregas y Carlos Romin, Frontera sur. Cambio estructural en Chiapas, UNACH, Tuxtla Gutiérrez, 1983; Andrés Fabregas Puig, “La plurirregionalidad de la frontera sur", en Universidad de México, vol. XLV, nfamero 471, abril de 1990, pp. 9-15; “La frontera gh sus miltiples dimensiones”, en Néstor Aristiz4bal, Juan Claudio Martens e Isidro Pérez, recopiladores. Integracién y fronteras. Seleccién de ponencias del Tercer Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica. Instituto de Estudios Internacionales y ‘Asuntos Fronterizos “Luis Carlos Galan", Cécuta, Colombia y UNET, San Cristébal, Venezuela, 1993, pp. 21-29; *Hacia un concepto de frontera”, en XXII Mesa de Antropologia. IcHC-Sociedad Mexicana de Antropologia, Tuxtla Gutiérrez, 1994, pp. 21-41; “Las fronteras ‘como fendmenos histéricos: El caso de México”, en David Piftera, Compilador, Las fronteras en Iberoamérica, UABC, ICHC, UCV y AIEF, Baja Cal 1994, pp. 69-79; Andrés Fabregas Puig y Carlos Romén Gareia, Al fin det milenio: Bt rostro de la Frontera Sur, ICHC, Tuxtla Gutiérrez, 1994. No sobra rocordar que el vocablo frontera viene de frons, la frente de los romanos, la avanzada, Bate fue el sentido que en el siglo XIX le dio al concepto la Frontera Frederick Jackson Turner. Limite viene de limes, la linea limpia de vegetacién que delimita a un campo. 80 La frontera —como la hemos definido— surge de una relacién. Son los grupos humanos los que crean las fronteras espaciales o imaginadas, delimitando interna y externamente a los sistemas sociales y culturales. De esta perspectiva deducimos que las fronteras asumen una dialéctica particular cuyo ejercicio hace evidente hasta dénde llega un sistema social o cultural desde el punto de vista externo y cudles son sus estruc- turas internas. Es en estos aspectos en donde la relacién entre frontera espacial y las dimensiones social y cultural se muestra con claridad. La delimitacién espacial tiene que ver con el poder y con sistemas politicos concretos. La delimitacién espacial traza el marco territorial de una sociedad y una cultura cuyo enlace exige la elaboracién de una ideologia. Por ejemplo, la concepcién que tenemos de frontera en México forma parte de una ideologia que privilegia el nacionalismo y a éste como el proyecto de la sociedad y la cultura. Si el sistema politico se transforma realmente, la ideologia es modificada y ello esta en relacién con las trans- formaciones sociales y culturales. Por esta raz6n, al interesarnos el cam- bio social y cultural, el porqué de ello, es menester atender a la reestruc- turacién de las fronteras y la forja de nuevos entornos espaciales, sociales y culturales. Sin duda que a la luz de la conformacién mundial de blo- ‘ques, este ultimo aspecto es fundamental. Y lo es porque desde el concep- to de frontera, toda sociedad y toda cultura reconoce lfmites. El limite regula el territorio y el tiempo. Un territorio significa recursos a los que accede la sociedad que los ha delimitado. Al mismo tiempo, el limite expresa la economia, la sociedad, la politica y la cultura. Es decir, el limite traza zonas de relacién en cuyo interior y entorno se desarrollan practicas integrales asociadas a los proyectos de la sociedad. Por esta raz6n, alterar, transformar o sencillamente eliminar un limite provoca una crisis de la sociedad y la cultura y revela la capacidad de determina- da sociedad o cultura de rehacer sus fronteras y reestablecer su malla relacional, tanto interna como externamente. La existencia de una frontera marca una diferenciacién. Segin sea esta Ultima sera el tipo de frontera del que estemos hablando. La historia conoce de multiples rupturas de la diferencia, esto es, de la alteracién de las fronteras. La dialéctica del proceso reestablece el sentido de la diferen- ciacion no necesariamente con los mismos pardémetros pero si rehaciendo las fronteras. Por esta razén, la nocién de frontera es ubicua: subraya la pluralidad y la diferencia como constantes histéricas. La nocién de fron- tera no puede crecer al margen de una teoria de la cultura y del andlisis del cambio. La cultura es una préctica y en muchos sentidos, lo es de una frontera. 81 Por supuesto, para un acercamiento tedrico como el que aqui propongo es fundamental el andlisis de épocas historicas. El establecimiento de for- mas sociales y de mundos de la cultura establece el objeto de las ciencias sociales en general y de la preocupacién antropoldgica en particular. Las formas sociales y los mundos de la cultura trazan sus fronteras 0, si se prefiere, éstas resultan de la actividad humana, constructora de la histo- ria: actividad integral, praxis en una palabra. El interés de construir la teoria social para explicar el cambio y hacerlo desde el concepto de fron- tera radica en la capacidad de las formas sociales y los mundos de la cul- tura de controlar los medios de produccién, de intercambio, de adminis- tracién, de comunicacién y de coercién. El proceso que traza las fronteras nos dibuja la manera en que ello ocurre y cémo se relaciona la estructura social con la cultura en ese entramado que resulta en una malla rela- cional, esto es, en una forma social, y en un mundo cultural, en una época. Las épocas contienen formas sociales y mundos culturales que se desarrollan a través del tiempo, desde la historia minima local, o la microhistoria, hasta la formacién de los imperios y de lo que hoy lla- mamos “economia global”. Las formas sociales actuales se edifican desde la desigualdad y es ésta la que define los 4mbitos internos, las fronteras internas. A partir de aqui, los mundos de la cultura establecen los Ambitos externos, la frontera como limite. Esto es esencial para los propésitos de hacer teoria social desde la comprension de la historia, porque el “corrimiento” de la frontera es un resultado del cambio y la expansién. Los ambitos internos de una formacién social admiten la coexistencia de formas diferentes, segdn sea la condicién concreta del tra- bajo. De esta condicién concreta del trabajo arrancan las microhistorias, y del desarrollo de las historias posibles que aquellas contienen se llega a los émbitos macros, hasta el establecimiento de épocas. Si reconocemos en la actualidad la conformacién de una época de economia global, el andlisis de las fronteras se torna prioritario. {Cémo se trazan las fron- teras internas y de qué manera coexisten las formas sociales dentro de la globalizacién? ,Cémo se establecen y sostienen las diferencias entre Jos mundos de la cultura? Son preguntas esenciales desde el concepto de frontera para establecer una teor{a del cambio social y cultural. La interrelacién de las microhistorias es un aspecto inherente a la construc. cién de formas sociales, incluso la de los imperios o el sistema mundial. 4Cémo se mantienen las fronteras, por qué y para qué? Es un conjunto temdatico que exige responderse si hemos de entender nuestra historia presente, Ciertamente estamos ante la oportunidad de relacionar los esfuerzos de las ciencias sociales por aclarar la conformacién de nuestro presente, y recuperar la orientacién de hacer teoria social desde el andli- 82 sis hist6rico. Perspectivas como las propuestas por Wallerstein o Benedict Anderson son pertinentes a este propésito. La obra de Wallerstein adquiere una nueva perspectiva al igual que la de Anderson si se las lee desde el concepto de frontera. De hecho, la preocupacién central de la obra de Wallerstein es el corrimiento de las fronteras hasta llegar a la conformacién del sistema mundial, como praxis y como unidad de andli- sis de las ciencias sociales. En el caso de Benedict Anderson, la “imagi- nacién de fronteras” y no otra cosa es el problema inherente a la expli- cacién del nacionalismo. Imaginarse una comunidad es imaginarse una frontera. En ambos autores subsiste la preocupacién por cémo se mantienen las fronteras, cul es la dialéctica de la cohesién de las formas sociales y cémo se origina y se desarrolla el cambio. Por supuesto, para Wallerstein las caracteristicas de la economia explican la naturaleza de una forma social mientras que Anderson hace hincapié en el proceso de imaginar una forma y cémo se difunde. En ambos, el problema de la frontera adquiere relieve o, si se prefiere, su obra muestra angulos muy sugerentes leyéndola desde esa perspectiva. Igualmente importante resulta la obra de Lawrence Krader, Eric Wolf y Angel Palerm para la perspectiva que aqui se propone. En los tres autores sefialados es central la preocupacién por construir la teoria social desde el andlisis histérico. Krader nos ha heredado un sistema tedrico que atin esta por explorarse a conciencia, pero en el que puede leerse la importancia de la condicién concreta del trabajo para la identificacién de formas sociales y épocas, asi como la delimitacién (fronteras, de nuevo) y periodicidad de las mismas. En la obra de Wolf, particularmente Europa y la gente sin historia, vemos un esfuerzo por entender el paso de la microhistoria a la macrohistoria, y ello es el centro del anilisis de las fronteras. En Palerm, particularmente en su insistencia en la ecologia cultural, hallamos la sugerencia de cémo enfocar el establecimiento mismo de una frontera, su continuidad, su cambio. Al escoger una unidad de anilisis sin fronteras, Wallerstein puso de relieve la importancia de las mismas para comprender el cambio social. El concepto de sistema mundial es, por supuesto, una abstraccién, pero lo importante es que nace al final de una exploracién: cémo se “corrié” la frontera en la antigitedad hasta la conformacién del imperio romano. Este imperio se basé en la dominacién politica y militar de multitud de pueblos, que siguieron conservando sus mundos culturales. En contraste, la globalizacién de nuestros dias es el dominio econémico capitalista. Los conceptos mismos que utilizé Wallerstein llevan implicitos el problema de la frontera: para describir la territorialidad de la divisién del trabajo en el sistema mundial, Wallerstein propone las nociones de centro, perife- 83 ria y semiperiferia. El centro es el beneficiario del dominio econémico; la periferia est4 conformada por los territorios que proporcionan las mate- rias primas y la semiperiferia es una categoria residual que se refiere a regiones concretas que oscilan entre las explotadoras y las explotadas. Obviamente, Wallerstein no define en términos de fronteras entre esta- dos nacionales a la divisién territorial del trabajo, sino a cémo se divide econémicamente el trabajo en el mundo. En otras palabras, Wallerstein nos introduce en el problema de como logra el sistema mundial prescindir de Jas fronteras estatales. Es mds, el sistema mundial se ha desarrollado al margen de las fronteras politicas puesto que ha prescindido de un sis- tema politico unificado. En Benedict Anderson encontramos el planteamiento de cémo la imaginacién crea o rompe fronteras. Es particularmente interesante el tratamiento del papel que desempefian la imprenta y la novela asi como el periddico como medios técnicos para la presentacién de la nacién como una “comunidad imaginada”. Pero es particularmente atractivo para el concepto de frontera el sefialamiento de Anderson de que la nacién se imagina a si misma limitada, es decir, con fronteras concretas. Aqui, la nocién de imite apoya la construccién de una teoria de la cultura que auxilie a la explicacién de cémo las lenguas impresas rompieron limites, los rehicieron y finalmente se constituyeron en basamento del nacionalis- mo. Igualmente importante resulta el sefialamiento de Anderson acerca de los mapas como documentos esenciales en la forja de los estados nacionales, Es decir, la representacién grafica de los limites de una nacién como comunidad imaginada debe ser un elemento imprescindible para la teorfa de la frontera y el cambio social En la obra de Wolf, como en otras apoyadas en el analisis histérico, queda establecido que las fronteras no son inflexibles, es decir, puntos fijos que demarcan mundos aislados. Mas bien, las fronteras son la expresién de la interconexién entre formas sociales y mundos de la cul- tura. Hace algin tiempo que Owen Lattimore ilustré este aspecto ana- lizando las Areas limitrofes entre cultivadores y némadas (Lattimore, 1951). A lo largo de nuestro siglo se ha estudiado con regularidad esta dindmica de la frontera, produciéndose obras clésicas como las del propio Owen Lattimore o el espléndido trabajo de Karl J. Pelzer. Pioneer Settlement in the Asiatic Tropics (1945). Precisamente en esta obra de Pelzer, escrita al final de la Segunda Guerra Mundial, se aprecia el corrimiento de la frontera, la interconexién entre formas sociales y mun- dos de la cultura, en un proceso que consolidé la forja de lo que Wallerstein llama el sistema mundial. Fue ese momento de crisis una alteracién profunda de la frontera, marcada por el avance sobre el trépico 84 asidtico. Una época cuyo analisis nos revela cémo opera el cambio, mien- tras la dialéctica del proceso amoldé formas sociales y mundos de la cul- tura en arreglos que fueron basicos para la globalizacién. Territorio, imaginacién y tiempo se enlazan en el complejo proceso por el que una 6poea corre su frontera hasta abarcar la totalidad del planeta. En térmi- nos de Wallerstein, estamos ante el proceso por el que el centro va incor- porando a la periferia y la semiperiferia a las exigencias del sistema mundial. Cuando se alcance el limite del corrimiento operara el cambio. Estamos en los prolegémenos de tal suceso, ante la vecindad de una grave crisis que volverd a mostrar la flexibilidad de las fronteras y la historici- dad de las 6pocas. Dirfamos con Palerm que, al ocupar un territorio, la sociedad crea una frontera cuyo corrimiento esta en funcién de su cre cimiento y de las exigencias sociales que van derivandose. Las fronteras tienen origenes sociales y culturales porque la conciencia de pertenencia a un grupo, una tribu, una nacién, precede a la reclamacién territorial. Como diria Anderson, la comunidad imagina sus limites y los marca. Los ritmos del cambio deben entenderse porque los mundos de la cul- tura tienden a ser conservadores y difieren de los mecanismos de cambio que se dan en las mallas de las relaciones sociales. Por esta raz6n, la orientacién histérica apoya a la construccién de la teoria social. No abogamos por los relatos, sino por el descubrimiento de las interconexiones sociales y culturales y su explicacién. La interconexién mundial actual significa el paso de la microhistoria a la historia universal. Pero ese hecho no debe confundir ni ocultar la importancia del Ambito local, de la delimitacién de fronteras, cuya dinamica hizo y hace posible la univer- salizacién. En la historia mexicana mds reciente hemos tenido un ejemplo de la importancia de la frontera para explicar un suceso como el de la rebelién ocurrida en Chiapas en enero de 1994. Precisamente el tipo de procesos que antaiio describiera Peltzer en su Pioneer Settlement, se repitié en la selva chiapaneca, con el corrimiento de la frontera hacia el trépico.* La interrelacién de sucesos se muestra claramente en los comportamientos de la economia, por supuesto, no sélo en el pais, sino particularmente en el Ambito internacional. Igual importancia adquiere el concepto de fron- tera para comprender cabalmente los desgarradores sucesos actuales en la ex Yugoslavia, en donde la redefinicién de limites presupone los reconocimientos territoriales, étnicos y politicos. 2 Ver: Andrés Fabregas Puig, “Una reflexién sobre el conflicto chiapaneco", en Anuario 1993, ICHC, Tuxtla Gutiérrez, 1994, pp. 9-21. 85 En muchos sentidos, el tratamiento que ha hecho el doctor Gonzalo Aguirre Beltran de la aculturacién como proceso reviste importancia para la comprensién de los complejos problemas que he descrito. En concreto, el planteamiento de Aguirre Beltran acerca de la interconexién de los mundos culturales enriquece el concepto de frontera. No debe pasarse por alto que Aguirre Beltran contribuyé significativamente a entender la con- formacién de la nacién. Desde las configuraciones coloniales y los proce- 808 dominicales que implicaron. Ello es oportuno en la actualidad para comprender la dindmica del cambio sociocultural, la fijacién de fronteras en limites externos en el proceso de construccién del Estado nacional y la fijacién de fronteras internas. Estos son aspectos pertinentes a nuestra historia presente y de ninguna manera asuntos del pasado. Hemos de reconocer en Aguirre Beltran a un maestro en cémo establecer la teoria social desde la historia y en cémo acercarse a la historia desde la teoria social. Bibliografia Anderson, Benedict, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y ta difusién del nacionalismo, FE, México (1983), 1993. Kader, Lawrence, The Asiatic Mode of Production, Van Gorcum, Assen, The Netherlands, 5, Lattimore, Uwen, Inner Asian Frontiers of China, American Geographic Society, New York (1940), 1951, Palerm, Angel, “Sobre la formacién del sistema colonial: apuntes para una discusién”, en Ensayos sobre el desarrollo econdmico de México y América Latina, Enrique Florescano (comp.), FCE, México, pp. 93-127, 1979. Polzor, K. J., Pioneer Settlement in the Asiatic Tropics, Ams Sid Fibaee »pics, American Geographical Society, Wallerstein, I., “World-System Analysis", en Anthony Giddens y Jonathan Turner, Eds. Social Theory Today, Stanford Univorsity Press, Stanford, Cal,, pp. 309-825 (1987), Wolf, ., Europa y la gente sin historia, FCE, México, (1982) 1987. 86

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