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usando las tipografías libres Linux Libertine y
Jauría (de Pablo Marchant).
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DARA de EL SALER
Planeta tierra
Abril 2017
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ÍNDICE
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ISLAMOFOBIA DE GÉNERO COMO
VIOLENCIA MACHISTA
BRIGITTE VASALLO
7
explicaciones a las compañeras veladas por su
vestimenta. En la manifestación feminista del 8 de
marzo.
8
sobre las otras sin apenas darnos cuenta o sin
apenas darle importancia.
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– La violencia de mujeres blancas hacia mujeres
racializadas o “culturalmente racializadas” viene
marcada por unas estructuras sociales racistas que
la legitiman y la alimentan. Unas estructuras que
subalternizan a unas en favor de la superioridad
(también construida) de las otras.
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A partir de estas premisas, la violencia ejercida por
mujeres desde la construcción de una superioridad
racial o “culturalmente racial” hacia mujeres
racializadas o “culturalmente racializadas” no es
violencia horizontal, porque entre nosotras hay una
desigualdad sistémica marcada por las estructuras
racistas. Pero tampoco es únicamente violencia
racista ya que cuando va dirigida contra mujeres
adquiere las formas características del machismo:
cuestionamiento del derecho al propio cuerpo,
infantilización y cosificación, entre otras muchas.
Así lo explica, por ejemplo, Chandra Talpade
Mohanty:
“¿Qué sucede cuando esta suposición de
“mujeres como grupo oprimido” se sitúa en el
contexto de los textos del feminismo occidental
sobre las mujeres del tercer mundo? Es aquí
donde ubico la jugada colonialista. Al contrastar
la representación de las mujeres del tercer
mundo con lo que anteriormente llamé la auto-
representación de los feminismos occidentales
en el mismo contexto, podemos ver cómo los
feminismos occidentales por sí solos se
convierten en los verdaderos “sujetos” de esta
contra-historia. Las mujeres del tercer mundo,
en cambio, nunca se colocan más allá de la
generalidad debilitante de su estatus de
“objeto.”
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ejemplo es la idea, muy extendida en nuestra
sociedad, de que la única razón de estas mujeres
para convertirse al islam es el hecho de tener
pareja (siempre asumiendo una heterosex-
ualidad) musulmana. ‘Normalmente’ no se
entiende que busquen y encuentren otras
razones; y el problema es que con estas actitudes
se perfila una actitud totalmente paternalista y
patriarcal, que deja a estas mujeres sin agencia,
sin capacidad de decisión y acción”.
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ENTREVISTA CON SIRIN ADLBI
CORINA TULBURE
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son usurpados un lugar de enunciación. En el No
Ser es posible la aplicación de todo tipo de
violencia para la resolución de los conflictos. Un
ejemplo lo constituye el trato a los refugiados en las
fronteras europeas, la posibilidad de violar el
Derecho Internacional y negarles la posibilidad de
huir del genocidio del que son víctimas en Siria,
entre otros lugares, por parte del régimen asadí-
ruso-iraní en complicidad con la misma UE, la
ONU y EEUU y por supuesto, así como toda la
maquinaria mediática que los representó como
salvajes incivilizados y una amenaza a los valores
europeos para posibilitar dicho ejercicio de
deshumanización.
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lectura de Fatima Mernissi; ella habla de las
diferencias entre el patriarcado occidental y el
patriarcado en la cultura árabe-islámica. Lo que yo
añado es que Fatima Mernissi no se ha dado cuenta
de que el patriarcado occidental ha colonizado el
patriarcado en las sociedades árabe- islámicas. El
resultado es un engendro patriarcal en el que
aparecen mezcladas las formas patriarcales locales
con las formas patriarcales occidentales y su
particular forma de construir a las mujeres como
objetos sexuales. Eso se ha dado en todas las partes
del mundo de diferentes maneras: en los lugares
donde no había un patriarcado, se ha fundado uno,
en otros se han reforzado los patriarcados locales,
transformándolos también, y en otros han
sustituido el patriarcado local por el occidental.
Esto es muy importante a la hora de pensar en las
luchas concretas de las mujeres y en cómo debemos
complejizar las maneras de analizar las diferentes
estructuras de poder que afectan de modo
interseccional nuestras vidas.
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resto del mundo, callando el modo en que las
personas se entienden a sí mismas, en que
entienden lo material, lo espiritual. Por eso en mi
libro hablo de “una cárcel epistemológico-
existencial y espacio temporal”.
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como el símbolo de la opresión femenina universal,
construcción que no tiene ninguna existencia real
fuera de la lógica de los discursos coloniales y que
va a justificar tres ejercicios violentos. En primer
lugar, los intereses geoestratégicos, geopolíticos,
geoeconómicos y geoideológicos de Occidente
quedan ocultos: se va a Afganistán, a Iraq o a Mali
para “salvar” a las mujeres, no a buscar salidas a la
industria armamentística, y a explotar los recursos
energéticos, como el gas o el petróleo, por ejemplo.
Luego se oculta la responsabilidad directa de
Occidente en la perpetuación de crisis, guerras,
pobreza, dictaduras y opresión generalizada. La
situación en la que vivían y aún viven las mujeres
afganas, por ejemplo, se debe en parte al ascenso de
los ex-amigos talibán al poder, gracias al apoyo
logístico y armamentístico estadounidense para que
lucharan contra la URSS en su momento, y
posteriormente, a la guerra que EEUU perpetró
durante 10 años en nombre de una liberación de las
mujeres que se ha realizado mediante su asesinato,
violación y la conversión de su país en el primer
narco-Estado a nivel internacional. En tercer lugar,
el objeto colonial “mujer musulmana con hiyab”
comprendido como lo que Bartra llamaría “el
salvaje en el espejo”, como una construcción que
como dijo Mohanty, tiene efecto boomerang, nos
devuelve automáticamente la imagen de una mujer
occidental libre, liberal y liberada que va a silenciar
los grandes retos que aún quedan por superar aquí:
¡una de cada tres mujeres europeas hemos sufrido
algún tipo de violencia machista!
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Por lo tanto, hay que hacer visible ese racismo que
está dando lugar a que se esté ejerciendo por parte
de estas mujeres occidentales una nueva forma de
patriarcado contra las mujeres no occidentales. Por
ejemplo imponer cómo deben vestir o no vestir o
qué tipo de liberación deben realizar, sin respetar
su forma de ver, existir o estar en el mundo, su
forma de ver sus cuerpos. Creo que estas formas de
violencia que se ejerce sobre las mujeres dan lugar
a políticas que tienden a aniquilar todos los
discursos de liberación de las mujeres musulmanas.
Por todo ello es necesario un trabajo de
deconstrucción de estos discursos.
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propagandística brutal, la del régimen, que desde el
primer momento en que salimos a manifestarnos,
nos ha tachado de terroristas. Y de ahí que no haya
existido un movimiento de solidaridad muy grande.
Porque durante la guerra de Irak fue precisamente
esa izquierda la que se solidarizó con el pueblo
iraquí, y esa misma izquierda niega ahora el hecho
de que en Siria haya existido una revolución. Para
mí, eso viene de un racismo invisible y de una
mentalidad colonial, porque lo que están diciendo
en realidad es: “estos árabes son incapaces de
levantarse, de exigir su libertad, etc.” ¿Acaso
nosotros no podemos exigir nuestros derechos,
justicia y dignidad? Detrás de este discurso se
identifican las formas de ese racismo invisible. El
primer genocidio lo llevan a cabo Assad, Rusia y las
milicias sectarias iraníes, iraquíes, libanesas y
kurdas, en complicidad con la UE, las Naciones
Unidas, EEUU e Israel… el segundo genocidio es de
los discursos de un sector de la izquierda que
silencia el genocidio y apoyan la dictadura. El
pueblo sirio está solo. Parece como si el mundo
entero se hubiera puesto de acuerdo para aniquilar
al pueblo sirio y para no permitir que alcance la
democracia. Claro, eso supondría la soberanía del
pueblo sirio sobre sus recursos y su destino y eso
no se va a permitir, no van a permitir que
levantemos cabeza, va en contra de los intereses del
sistema. Ahora mismo, mientras hablamos, hay
más de 250 000 personas en la parte sitiada de
Alepo y los están asesinado a las claras, delante de
todo el mundo ante la pasividad evidente de la
Comunidad internacional.
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¿Y las Naciones Unidas?
Son cómplices por activa y por pasiva del genocidio
del pueblo sirio. Dentro de unos años se producirán
documentales y dirán: “!ay, qué horror, qué es lo
que sucedió, qué tristeza!”. Pero ahora no hacen
nada, no intervienen. Creo que todo eso tendrá
unas consecuencias terribles para todo el mundo.
Es decir, ha empezado en Siria, pero afectará a todo
el mundo. El silencio ante el genocidio sirio tendrá
consecuencias a nivel mundial y empezamos a
verlo. Están cayendo ahora, uno a uno, los
hipócritas velos discursivos del sistema. El sistema
nos está mostrando su realidad en toda su crudeza
y sin paliativos: la violencia, el racismo y el
colonialismo.
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¿Cómo frenamos la creciente islamofobia?
Primero hay que saber que la islamofobia no se
refiere sólo a una serie de prejuicios, no se trata
solo del odio hacia el islam o los musulmanes, sino
de formas de racismo institucionalizadas muy
profundas. Es obvio que no se acabará con eso de
un día para otro. Necesitamos un cambio sistémico
profundo para acabar con la islamofobia y con otro
tipo de fobias y racismos en otros niveles que
construyen a personas de diferentes grupos o
culturas como objetos o subalternos. De momento
la victoria de Trump, y todo lo que Trump significa
sólo va a empeorar el panorama. El hecho de que
ahora se lleven a cabo discursos racistas de una
manera tan abierta en los medios, violando todo
sentido común, va a hacer que todos los discursos
racistas se robustezcan de manera brutal. Es un
peligro, y la gente ya está sufriendo, los
musulmanes, los africanos o los latinos. Estamos
volviendo a los años 30 del siglo pasado.
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“ES MORA,
PERO ES MODERNA”
SALMA AMAZIAN
ISLAMOFOBIA Y RACIALIZACIÓN
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que hay grandes confusiones en torno a las
diferencias existentes entre identidades racializadas
e identidades religiosas, confusiones que
contribuyen a la marginación del racismo como
matriz de la islamofobia.
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dichos casos se va un paso más allá haciendo
hincapié en el carácter “español” de aquel islam
andalusí, como si reivindicar la españolidad del
islam le otorgase una mayor calidad. ¿Dónde nos
deja esa estrategia a las moras? Porque al fin y al
cabo con español estamos diciendo, querámoslo o
no, europeo, occidental, moderno.
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feminista, moderno y aceptable a los ojos de la
sociedad occidental.
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El hecho de obviar que se sigue ocupando esa
posición de poder, les hace reproducir el racismo
antimoro en el interior de la umma islámica. Un
claro ejemplo de las consecuencias este olvido es
exigir agresivamente que en el Estado español el
imam de la mezquita esté obligado a hablar español
para que los musulmanes españoles lo entiendan y
sobre todo se justifique tal demanda con
argumentos tales como: “estamos en España”.
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sujeto político “mujeres” es una de las prácticas
coloniales más habituales de los feminismos
blancos.
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En alguna ocasión, hemos podido ver cómo incluso
se va más allá. Por ejemplo, una mujer musulmana
blancoeuropea exigía en redes durante la
celebración del Ramadán que las instituciones
municipales de Barcelona excluyeran a los hombres
musulmanes y les obligaran a prohibir la
“segregación” en las mezquitas. Teniendo en cuenta
la posición de poder que ocupan estas instituciones
y la violencia racista que viven estos hombres
racializados, lo que pedía la mujer blanca era que se
ejerciera esa violencia sobre los moros. Y hay que
recordar que la violencia que se ejerce sobre el
moro es violencia sobre la mora, directa o
indirectamente.
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“patriarcado indígena” como condición para hablar
de islamofobia y racismo.
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Podemos apreciar en los trabajos antropológicos,
muchos derivados de proyectos de cooperación al
desarrollo o realizados a partir de becas de ONGs
dedicadas a ello, la forma en la que el género es de
por sí, sin necesidad de crear un marco específico,
un marcador intrínseco de la mirada islamófoba.
Dicha mirada construye, como dice Sirin, la cárcel
espistemológica más allá de la cual nos resulta tan
difícil pensarnos y sentirnos. Mirada que cuando es
proyectada, por ejemplo, sobre las mujeres
marroquís las considera víctimas incapaces y sin
agencia, mirada que además percibe a sus
comunidades o sociedades como atrasadas en un
primitivo patriarcado, más violento y opresor que
el occidental. Sus relatos coloniales inventan una
situación naturalmente precaria de las mujeres, les
quitan cualquier tipo de agencia y, además, les
brindan una solución que ellas mismas inventan,
haciéndose necesarias las estrategias políticas de
los feminismos blancos.
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liberales, abandono de la espiritualidad... Las
tradicionales somos las que hemos seguido una
trayectoria de matrimonio, religiosidad y
dedicación a los cuidados de marido e hijos. Unas
somos las feministas, las otras somos las sumisas.
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Todo ello tiene consecuencias vitales en el seno de
nuestra comunidad, ya que, en base a dicha
dicotomía, se materializan fracturas radicales
impuestas colonialmente entre aquellas que
supuestamente optamos por la tradición y aquellas
que supuestamente optamos por la modernidad. La
opción del feminismo blanco pasa obligatoriamente
por una ruptura frontal con los hombres de nuestra
comunidad. Nos piden ser feministas y para serlo
debemos poner en el centro del análisis de nuestras
opresiones y las estrategias de resistencia el género.
Eso nos obliga a obviar la raza, que es parte
fundamental de las opresiones que nos afectan, a
nosotras y a ellos.
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conocimiento. El extractivismo en el activismo es
una realidad. Usan su privilegio blanco para
extraer las experiencias de las racializadas en su
beneficio, político, social, económico. Debemos
ocupar los espacios donde se producen esas
extracciones, cuestionar sus discursos y métodos,
desmontar sus relatos coloniales. Pero también hay
que saber leer muy bien sus prácticas, aunque a
menudo se presenten como discursos supues-
tamente descolonizados.
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COLONIALIDAD,
FEMINISMOS E ISLAM
SIRIN ADLBI
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contra-hegemónico, integrándolo en los llamados
feminismos de la tercera ola, tales como el chicano,
el negro o el postcolonial (Cfr. Nash, 2004; Prado,
2008; Mir-Hosseini, 1996; Tohidi,
2008, entre otros).
36
Lughod, 1991, 1993) y en la producción de
colonialidades múltiples.
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abordar la tradición islámica desde una
perspectiva decolonial que permita replantear un
proyecto plenamente emancipatorio desde una
cosmovisión islámica.
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(Adlbi Sibai, 2012), ni cómo las propias mujeres
musulmanas van a construir sus propios discursos,
proyectos y movimientos, desde una lógica
reactiva, que acaba por reinsertarlas paradójica-
mente en el poder, en el mismo momento en el que
piensan que lo están resistiendo (Butler, 1993).
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Islam y feminismo sean compatibles, sino que
pretendo situar el debate en un lugar que
trascienda los términos del oxímoron y, que tenga
muy en cuenta los efectos de una compleja
violencia epistémica que se practica sistemática-
mente por los diferentes discursos que abordan
esta cuestión, desde un planteamiento, consciente o
inconscientemente colonial e islamófobo.
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variables culturales y políticas del mismo,
presentándolo como un bloque homogéneo,
monolítico y estático. Esta simplificación parte
además, de un peligroso ejercicio que redunda en la
legitimación y alimentación de las lecturas
islámicas más reaccionarias, tales como las de los
talibán afganos, por poner un ejemplo extremo,
puesto que se les otorga validez en el mismo
momento en el que se está llegando a una
conclusión idéntica a la que ellos llegan en sus
interpretaciones del Corán, la Sira y el Hadiz: la
incompatibilidad entre feminismo e islam.
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capacitados para llevarlas a cabo) que la de las
mujeres que plantean una relectura de los textos
desde la perspectiva de género. Muchos de los
discursos que sostienen la tesis de la antítesis
emanan del posicionamiento en lo que el filósofo
colombiano Santiago Castro-Gómez ha denomi-
nado la hybris del punto cero (Castro-Gómez,
2004).
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en el contexto de la Europa de la Ilustración que
comenzaba a reconocer unos derechos humanos,
donde a la vez se definía al “ser humano” como el
hombre, blanco, occidental, cristiano, militar y
burgués exclusivamente, en una flagrante
contradicción esquizofrénica de exclusión de las
mujeres. El feminismo entonces nació en un contex-
to concreto, el euro-norteamericano y cristiano, y
fue configurándose, asimismo, en respuesta a unas
necesidades concretas: derecho al voto, al divorcio,
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al aborto, a la independencia económica, etc.
Íntimamente relacionado con las constricciones
impuestas por la Iglesia católica y con los procesos
de secularización e industrialización europeos,
radicalmente diferente de otras trayectorias
históricas, epistemológicas y socio-políticas en
general, pero en particular de las trayectorias del
Islam, que es lo que nos ocupa aquí. Cuando las
recetas feministas occidentales se trasladaron al
lugar de un universalismo abstracto, se estaba
asimismo imponiendo la universalidad de una
trayectoria que violentaba las demás. El laicismo en
este sentido, se trata también de una respuesta
localizada cultural e históricamente, que busca la
separación del poder político del de la Iglesia
católica en el conocido contexto del siglo XVIII
europeo.
44
localización (respuesta determinada, por parte de
un grupo de personas concretas, a una serie de
situaciones y necesidades concretas, en un
momento y lugar concretos) se vuelve a producir el
mismo efecto. Sumado a ello la invisibilización de
su hecho constitucional, el hecho de ser un punto
de vista más. El laicismo aquí podría definirse
como otra religión que surge en respuesta a la
religión católica, una especie de mística mate-
rialista, se trata de otro punto de vista más, que sin
embargo no trasciende tampoco la cosmogonía
cristianocéntrica.
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de modo autónomo e independiente, su derecho al
divorcio y al aborto, e incluso ligó el paraíso con el
trato ético y moral con las mujeres. Nos estamos
refiriendo al s. VII d. C., cuando Europa se hallaba
sumida en la oscuridad de su Edad Media, por lo
tanto, lo que en la tradición europea y cristiana
supuso una evolución, es observado por muchas
mujeres musulmanas como una involución
(Lamrabet, 2008, 2011; Mernissi, 1995, 1999, 2001).
46
internacional (Cfr. Mahmood y Hirschkind, 2002).
Y, tercero, el invento de la mujer musulmana con
hiyab, comprendido como lo que Bartra (1992)
llamaría el salvaje en el espejo (como una
construcción que tiene efecto boomerang
(Mohanty, 2008) devolverá automáticamente la
imagen contraria de una mujer occidental libre,
liberal y liberada, que silenciará y ocultará también,
los grandes retos que aún quedan por superar en
las sociedades occidentales y el largo camino que
aún queda por delante para alcanzar una verdadera
igualdad.
ISLAM Y FEMINISMO:
¿LA ECUACIÓN IMPOSIBLE?
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Okin considera que ninguno de los defensores de
los derechos de grupo se enfrenta directamente con
las relaciones entre género y cultura y con las
tensiones que existen entre feminismo y
multiculturalismo, a pesar de que está claro que las
prácticas culturales condicionan y perjudican
especialmente la vida de las mujeres. Al igual que
los teóricos liberales, los defensores de los derechos
de grupo descuidan el carácter “sexuado” de los
mismos. Afinada la sensibilidad por las diferencias
entre los grupos, ellos no prestan atención a las
diferencias de poder dentro del grupo, no
distinguen los diferentes roles sociales atribuidos
con respecto al sexo ni tampoco se preocupan por
el ambiente privado, doméstico y familiar en el cual
se lleva a cabo la mayor parte de la vida de las
mujeres (La Barbera, 2007). No es suficiente
basarse en el criterio de la falta de discriminación
sexual para seleccionar los grupos en los que
pueden reconocerse los derechos ya que la
subordinación de las mujeres, muy a menudo, es un
hecho privado e informal: si este criterio se aplicara
al ambiente doméstico, ninguna cultura
actualmente existente podría considerarse
conforme con esto. Para Okin, desde este punto de
vista, el reconocimiento de los derechos de las
minorías, más que resolver el problema, lo
complicaría (La Barbera, 2007).
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simultáneamente (Ibíd.). De hecho, la convicción
de que las mujeres inmigrantes son víctimas de la
cultura patriarcal y que, cuando llegan a los países
occidentales, se encuentran en una sociedad mejor
con respecto a la de origen, se basa en la
presunción de inferioridad de unas culturas
calificadas como patriarcales y discriminatorias
(Ibíd.)/5
49
cales, también lo están por formas diversas de
resistencia a las mismas. La problematización de la
autora de la relación entre feminismo y multi-
culturalismo, se basa en realidad en la concepción
de un solo feminismo: el occidental (Facchi 2001, p.
135, citado en La Barbera 2007), sin tener en cuenta
otros tipos, como el postcolonial, el negro o el
chicano. De hecho, tal y como afirma La Barbera,
existe más de una respuesta correcta al problema
jurídico de la desigualdad de género, ya que el
mismo toma formas muy diversas en contextos
sociales diferentes (Ibíd.). Pero también, su
ecuación, a pesar de que habla de multicul-
turalismo, se basa en la concepción de una cultura
patriarcal por antonomasia: el Islam, que la autora
representa como un bloque homogéneo, monolítico
y retrógrado.
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mujeres, así mismo la cultura perdona el asesinato
o presiona el suicidio de las mujeres para restaurar
el honor de la familia.
51
tengan; en parte como consecuencia de esto y en
parte debido a la discriminación, las mujeres son
más pobres que los hombres. Las muchachas y las
mujeres son víctimas de la violencia de hombres
(ilegalmente) incluyendo violencia sexual. Pero las
mujeres en las culturas liberales, al mismo tiempo
tienen las mismas garantías legales y las mismas
oportunidades que los hombres. Adicionalmente en
la mayoría de las familias, con la excepción de
algunos fundamentalistas religiosos, no le comu-
nican a las hijas que deben tener menor valor que
los hombres, ni que sus vidas deben estar
confinadas al servicio de los hombres, y ni que su
sexualidad sólo sea valiosa en el matrimonio y para
fines reproductivos. Esta situación es muy diferente
de otras culturas, incluso aquellas de inmigrantes
que llegan a Europa y a Norte América”
(Ibíd. 10).
52
argumentos o, al menos, abrirse a otros modos de
feminismo diferentes a los occidentales (La
Barbera, 2007). Una apertura que debe darse en
términos de igualdad y no partiendo de una actitud
de acercamiento tolerante de la superioridad
occidental a la inferioridad de otras culturas. La
teoría feminista en Occidente, debería pararse a
resolver el desencuentro colonial y las
problemáticas categorías coloniales que sistemá-
ticamente generan un patriarcado occidental sobre
el resto de las culturas y epistemologías del mundo.
53
54
BIBLIOGRAFIA
55
Castro-Gómez, S. (2004) La hybris del punto cero.
Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1750-
1816). Bogotá: Instituto Pensar. Pontificia Universidad
Javeriana.
56
mujeres. Madrid: Ediciones del Oriente y
del Mediterráneo.
Mernissi, F. (2001) El harén en Occidente. Madrid:
Espasa Calpe.
Moghissi, H. (1999) Feminism and Islamic
fundamentalism. The limits of postmodern analysis.
Nueva York: Palgrave Macmillan.
57
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POSTAL DE VIDA
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Pensaré Cartoneras es un principio
de existencia, es también una
apuesta. Se trata de visibilizar textos
de márgenes en formatos de
márgenes. El material reciclable es
tanto el recipiente (la vida del
cartón) como el contenido (la vida en
los textos). Las ideas pueden ser
también reciclables, viajeras y se han
de apropiar. Por ello los textos son
reproducibles, abiertos, manipulables
bajo una idea ya conocida
61
Otros títulos de la colección Hemos decidido dejar
de ingorar ese hecho
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