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El Despertar de la Conciencia
y la
Íntima Recordación de Sí mismo
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EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA
- El sueño,
- la conciencia de vigilia,
- la auto-conciencia
- y la conciencia objetiva.
Imaginad por un momento una casa con cuatro pisos. El pobre “ani-
mal intelectual”, equivocadamente llamado hombre, vive normalmente
en los dos pisos de abajo, pero jamás en la vida usa los dos pisos
superiores. Es decir, vive sólo en dos de esos estados de conciencia;
una parte la pasa en el sueño y otra parte en eso que denominamos
“conciencia de vigilia”, que es por desgracia otra “forma del sueño”.
En el primero de
esos estados, el sue -
Objetiva ño, mientras el cuerpo
f ís i c o d u e r m e e n l a
cama, el Ego anda con
Conciencia la conciencia dormida
co m o u n s o n á m b u l o
Vigilia moviéndose por la re-
gión molecular o mun-
do astral. En esa región
Sueño p roye c t a “s u e ñ os” y
vive en ellos.
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Todo ese universo de sue-
ños atraviesa nuestra psiquis sin
dejar más que un rastro ínfimo
en la memoria y casi siempre sin
dejar huella alguna.
Cu a n d o e l Ego r e g r e s a a l
cuerpo físico, aparece entonces
el segundo estado de concien-
cia, llamado estado de vigi lia, y
que en el fondo no es sino otra
“forma de sueño”. Sucede como
cuando sale el Sol, las estrellas
se ocultan ante la luminosidad
del día, pero eso no significa que
dejan de existir. Así son los “sue-
ños” en el estado de vigilia, ellos
continúan secretamente, no desaparecen. Al regresar al cuerpo físico
los sueños continúan en el interior; el llamado estado de Vigilia, que
algunos llaman conciencia lúcida o conciencia despierta, es realmente
un “soñar despierto”, un estado de conciencia relativa y subjetiva.
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vive en un mundo de sueños e ilusiones y cree firmemente que está
despierto, sin darse cuenta que permanece influido poderosamente
por los sueños. Con justa razón dijo el Poeta, que “la vida es sueño”.
P a r a l o g r a r l o,
ante todo es nece-
s a r i o co m p re n de r
que se está dor-
m i do. S ó l o cua n do
algu ien se da cuen -
ta cabal de q ue está
do rm i do, s ó lo cuan do
comprende lo que signi-
fica “estar dormido”, entra
realmente en el camino del
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despertar. Jamás podremos despertar si antes no nos damos cuenta de
que estamos dormidos.
Creemos general-
mente que poseemos
l a co n c i e n c i a d e s í
m i s m o s, q u e s o m o s
co n s c i e n te s d e n o -
sotros m ismos, o en
todo caso que pode-
mos ser conscientes
de nosotros m ismos
en el instante en que
lo deseemos; pero en
realidad la “auto-con-
ciencia” es un estado
que nos atri bu imos
sin el menor derecho.
Y en cuanto a la con-
ciencia objetiva, es un
estado del cual nada
sabemos.
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Para entender mejor los cuatro estados de conciencia, vamos a es-
tudiarlos desde el punto de vista de las posibilidades que ofrecen cada
uno de ellos para conocer la Verdad.
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prender que los destellos de conciencia objetiva sólo pueden tenerse
en el estado plenamente realizado de conciencia de sí mismo.
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es absurdo decir que no lo es, puesto que en ese instante os oye y os
comprende. Y tendrá completa razón, pero al mismo tiempo se equi-
vocará totalmente. Esa es la “broma-ilusión” que le hace la naturaleza.
Tendrá razón porque vuestra pregunta o vuestra observación le habrá
hecho vagamente consciente por un instante. Instantes después (cuan-
do no haya nadie ni nada que lo “despierte” vagamente) la conciencia
habrá desaparecido, pero él recordará lo que le habéis dicho, lo que
respondió y creerá de seguro ser consciente.
E s i n d isp ensab le ad q u i r i r
el tercer estado de concien-
cia, subir al tercer piso de la
casa, antes de tener derecho
a pasar al cuarto piso. El cuar-
to estado de conciencia, el
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cuar to p iso de la casa,
es real mente for m i da-
b le. Sólo quien llega a
la conciencia objetiva,
al cuarto estado, puede
estudiar las cosas en sí
m i smas, e l m u n do ta l
cua l es. Quien llega al
cuar to p iso de la casa
es fue ra de to da d u da
un Iluminado; conoce por
ex p e r i e n c i a d i r e c t a l o s
Misterios de la Vida y de la
Muerte, posee la Sabiduría,
su “sentido espacial” está ple-
n a m e n te d e s a r ro l l a d o… Pe ro
para ello tenemos que Despertar la
Conciencia.
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LA ÍNTIMA RECORDACIÓN DE SI MISMO
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Durante la íntima recordación de sí mismo, en ese tremendo
súper-esfuerzo por ser consciente de su propio Yo, es claro que la
atención se divide, y aquí volvemos nuevamente a aquello de la
división de la atención. Una parte de la atención se dirige, como
es apenas lógico, hacia el esfuerzo, y la otra hacia el Ego o Yo
pluralizado...”.
LA DIVISIÓN DE LA ATENCIÓN
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Por eso uno no puede “recordarse a sí mismo” de esta manera sino
por algunos instantes.
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tenía nada en común con la “introspección”, o el “análisis”. Se trataba
de un estado nuevo y muy interesante, con un sabor extrañamente
familiar. En segundo lugar comprendí que momentos de recuerdo de sí
ocurren de hecho en la vida, aunque raras veces, y que sólo la produc-
ción deliberada de estos momentos creaba la sensación de novedad.
Se me hizo claro entonces por qué esto era así y por qué no podía
ser de otro modo. Si nuestra memoria realmente mantiene vivos sólo
los momentos de recuerdo de sí, entonces resulta claro por qué ésta
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es tan pobre. Tales fueron mis experiencias de los primeros días. Más
tarde, cuando comencé a aprender a dividir mi atención vi que el “re-
cuerdo de sí” producía sensaciones maravillosas que no venían por sí
solas, sino muy raras veces y en condiciones excepcionales.
Así, por ejemp lo, me gustaba mucho en ese entonces vagar por
San Petersburgo en la noche y “sentir la presencia” de las casas y de
las calles. San Petersburgo está lleno de estas extrañas sensaciones. Las
casas, particularmente las viejas, estaban vivas para mí, no cesaba de
hablar con ellas. No había “imaginación” alguna en esto. Yo no pensaba
en nada, simplemente caminaba mirando a mí alrededor y tratando de
“recordarme a mí mismo”; las sensaciones venían por sí solas…
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irritación conmigo mismo y doblé hacia la calle de la izquierda, firme-
mente decidido, esta vez, a recordarme a mí mismo al menos por algún
tiempo, y en todo caso hasta que hubiera llegado a la calle siguiente.
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Primera: por ciertas razones cósmicas, nadie puede intentarlo o practi
carlo hasta que se le haya hablado de ello y se le haya explicado. Es decir,
el hombre no puede descubrirlo por sí mismo, necesita ser enseñado por
aquellos que lo saben.
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Concluiremos esta lección con las siguientes palabras del maestro
Samael:
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PRACTICA RECOMENDADA
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