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Las juntas de construcción en el hormigón

Una junta de construcción es una superficie plana, intercalada entre dos elementos de
hormigón, de forma que el segundo se ha colocado contra o sobre el primero una vez que éste
último ha endurecido y surge cuando finaliza una zona de estructura que requiere una
interrupción de hormigonado por razones constructivas. Estas juntas son prácticamente
inevitables, salvo para las estructuras de muy pequeña dimensión. Pueden ser horizontales,
como es el caso de los pilares, o verticales, como en las losas, y su situación debe venir
indicada en los planos del proyecto. A diferencia de las juntas frías, que se trata de juntas no
previstas en la planificación de la obra debido a interrupciones involuntarias, las juntas de
construcción se realizan deliberadamente pero con una previa planificación, de acuerdo a la
programación de vaciado que se tenga. Cuando se debe interrumpir el hormigonado al
finalizar la jornada laboral, la junta de hormigonado se denomina junta de trabajo.

Pasadores en una junta de construcción de un pavimento

Los aspectos más importantes de las juntas de construcción tienen que ver con su posición,
rugosidad, tratamiento de la junta y duración de la interrupción del hormigonado. A pesar de
la importancia que tienen en el ritmo de construcción y en la resistencia de la estructura, no
siempre se les presta la atención que merecen, especialmente en lo que respecta a su
disposición y su técnica de ejecución.

Cuando por cualquier razón es necesario disponer una junta de construcción, ésta se debe
situar en un plano normal a la dirección de la armadura y en la zona de esfuerzo cortante
mínimo. En las losas o vigas simplemente apoyadas, el mínimo de los esfuerzos cortantes se
encuentra en las proximidades del centro de vano. La armadura se dispone normalmente
continua a través de las juntas de construcción, debiendo preverse conectadores en caso
contrario.
Junta de construcción en centro de vano

Una vez que el hormigón alcanza suficiente resistencia, se retirará el encofrado y se procederá
a tratar la junta. El tratamiento puede realizarse mediante cepillado o bien con chorro de agua
de caudal y presión suficiente como para eliminar de la superficie la pasta de cemento, bien
con chorro de arena húmeda. Estos tratamientos deberán realizarse cuando se espere que los
áridos no vayan a desprenderse del hormigón. También es de gran interés utilizar elementos
de encofrado especiales, a base de rejillas de acero, que permite el paso de la lechada de
cemento, por lo que se forma una superficie rugosa para la segunda tongada. También se
podría usar una imprimación con resinas, aunque estas técnicas son de elevado coste y sólo se
utilizan en casos especiales. En cambio, está totalmente desaconsejado el “picado” de la junta
con medios mecánicos, pues los ensayos realizados demuestran que produce una
microfisuración del hormigón que debilita la adherencia de la junta.

Elemento de encofrado para junta de construcción. http://www.maxfrank.com/

Las cualidades de una buena junta son la regularidad y la rugosidad de superficie, evitándose
los resaltos y depresiones producidos por los áridos. El mejor tratamiento de limpieza, antes
de verter el nuevo hormigón, es la retirada del polvo y la suciedad con aspiradoras, aunque es
una técnica que sólo se aplica en presas. No se aconseja la limpieza con chorro de aire
comprimido salvo en superficies verticales. Si no es posible utilizar una aspiradora en la
limpieza, entonces se debería usar un chorro de agua a baja presión. Por último, es muy
importante realizar una vibración enérgica y cuidadosa del hormigón vertido sobre la junta, así
como realizar un curado cuidadoso para evitar reducir la resistencia estructural en dicha zona.

 Víctor Yepes Piqueras

 Sobre el autor
Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Catedrático de Universidad en el área de Ingeniería de la Construcción

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