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Primer Parcial.
Equipo de Cátedra:
Año: 2017
Consigna.
Punto 1)
a) Leer el texto “Un mundo mejor es posible y la educación es necesaria para conseguirlo”
de María Cecilia Rossi.
c) Elegir uno de los dos movimientos sociales abordados en clase (MOCASE o MST) y
caracterizarla experiencia teniendo presente las siguientes nociones teóricas: nuevos
actores sociales, educación popular, ciudadanía colectiva, perspectiva político-
pedagógica. Vincular además a la noción de imaginación sociológica.
d) Citar bibliografía consultada para ampliar el análisis del movimiento social elegido.
Punto 2)
c) Caracterizar los distintos lugares que ocupan cada uno de los protagonistas a partir de
las categorías de “Educación”, “Control social”, “Orden”, “Desvío y varianza” y
“Sanciones”.
Uno de estos movimientos sociales es el Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil, que
lucha para “poder modificar la realidad de marginalidad social en la que viven sus
miembros y en este sentido impulsa la Reforma Agraria” (Rossi, M. 2003: 3). Es
considerado como movimiento social ya que alude a “nuevas formas de acción colectiva
de sectores de la sociedad (…) que se organizan para reivindicar sus derechos” (Rigal, L.
2004: 11), y expresan públicamente los temas y problemas que antes eran propio del
ámbito privado.
El MST, expone públicamente su lucha por la tierra contra el latifundio y contra el modelo
agroexportador de explotación capitalista, buscando contribuir a la transformación de la
sociedad y a la construcción de un nuevo modelo de desarrollo para el campo a partir de
la reforma agraria (Leandro de Souza, R. 2015). Dicha lucha se logra, cuando estos
nuevos actores sociales se autoorganizan y resisten “para tener un lugar digno para vivir,
cultivar, y alimentar a los hijos”, tal como expresa uno de los miembros del movimiento,
ocupando aquellas tierras improductivas de los latifundistas.
Empero, para lograr el sostenimiento del movimiento y su lucha, uno de los pilares
centrales es la educación, pero no una educación que produzca y reproduzca la división
de clase, desvinculada del contexto del movimiento, sino una educación que esté
vinculada a las “luchas para la transformación en Brasil y en América Latina, porque
reconoce al ser humano como sujeto de conocimiento, producido éste en la interacción
con el mundo social y tomado como instrumento de transformación de la realidad”
(Leandro de Souza, R. 2015: 21).
En este sentido, la educación es tomada desde una perspectiva político- pedagógica, que
apunta a “promover ‘un complejo trabajo ideológico que debe llevar a la adquisición
progresiva de la conciencia de la propia personalidad histórica, a un desarrollo positivo
del espíritu de escisión’: transformar dialécticamente su negatividad en positividad. En
esto culmina la filosofía de la praxis, en un programa de acción” (Rigal, L. 2011: 5), que
va “de lo cercano a lo lejano (…), las referencias matemáticas relacionadas a la parcela,
al jornal (…), es la forma en que un sin tierra educa a otro sin tierra, los ejes centrales
sobre los que se articulan los procesos de enseñanza- aprendizaje” (Rossi, M. 2003: 9). A
su vez, se reconoce como sujeto político, de derechos, tomando conciencia de su
situación.
Para cerrar este punto, y considerando lo desarrollado en relación con el MST, se denota
en los nuevos actores sociales de los movimientos sociales, en general, y el Movimiento
Sin Tierra, en particular, una cualidad mental, a la que Mills (1961) denomina
imaginación sociológica que permite a su poseedor (o, en este caso, poseedores)
“comprender el escenario histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida
interior y para la trayectoria exterior de diversidad de individuos. (…) Permite captar la
historia y la biografía y la relación entre ambas dentro de la sociedad” (Mills, C. 1961:
25- 26). La educación juega un papel central para lograr en los sujetos dicha cualidad.
la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no han
alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por
objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos,
intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto
como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado (pág. 53),
En la escena en donde están los estudiantes en el aula y uno de estos está escribiendo en
un anotador un poema, es observado por el profesor y aplica dos tipos de sanciones que
Rocher (1980) denomina: una, como propiamente sociales ya que lo expone ante sus
compañeros, siendo objeto de burlas y risas por la “actividad que se aísla, que tiende a
separarse del centro común en torno al cual gravita” (pág. 51) el aula. A modo que no se
puede sancionar materialmente, sino con el gesto social de la risa; otra, como física, al
pegarle con el puntero en las manos, porque supone un “tipo de violencia, el empleo de
la fuerza física para corregir al recalcitrante, reducirle al orden o impedir que siga
perjudicando a los demás” (pág. 49). Tal expresión se puede ver, a su vez, en la escena
donde el docente los azota en las nalgas.
Estas sanciones son uno de los factores que disponen los modelos culturales para ejercer
su coacción a los miembros de una misma colectividad, buscando el orden u orden natural
“inherente a la vida social, porque constituye una exigencia fundamental de la misma”
(Rocher, G. 1980: 57).
Es en este sentido que la educación debe desarrollar los estados físicos, morales e
intelectuales pertenecientes a cada uno de sus miembros (ser individual) y los que
pertenecen al grupo social al que estamos inmersos (ser social), entiendo que ambos seres
son inseparables, para que la sociedad subsista, existiendo entre los miembros “una
homogeneidad suficiente: la educación perpetúa y refuerza dicha homogeneidad, fijando
(…) las similitudes esenciales que requiere la vida colectiva” (Durkheim, E. 1974: 52),
para mantener el orden.
Al respecto, Rocher (1980) habla del control social, destinado “a asegurar la conformidad
de las conductas, (…) representado o ejercido muy particularmente por ciertas
instituciones o determinados agentes” (pág. 52-56) como lo es la escuela y los actores que
allí trabajan. Sin embargo, agrega el autor, es confuso y extensivo, ya que cada agente,
ejerciéndolo sobre sí y sobre los otros individuos, o sea, es agente y objeto del control.
Tal es el caso del docente, agente en el control social de los estudiantes dentro de la
institución escolar, y objeto por parte de su esposa, al obligarlo a no dejar lo que no le
gustaba de la comida.
Como última cuestión, se puede considerar la escena de los estudiantes sacándose las
caretas, y empiezan a saltar arriba de los bancos, romper los mismos y los libros,
incendian la escuela, aprehenden al profesor. Esta situación hace visible las categorías de
variación y desviación. La primera, apunta a que, en la sociedad, existen dos o más
modelos determinados para su elección, aunque siempre uno que es el predominante,
preferencial y el resto solo son aceptados o tolerados por el conjunto. La segunda, son los
modelos que están al margen de lo permitido y lo que no. “Unas conductas desviantes, al
tiempo que son rechazadas por la inmensa mayoría de los miembros de una sociedad,
resultan sin embargo toleradas” (Rochar, G. 1980: 64).
Es menester aclarar, que es visible, no por la no conformidad, tal como señala el autor,
sino porque “supone un distanciamiento más radical respecto de las normas en las que el
sujeto fue originariamente socializado” (Rochar, G. 1980: 168).
Audiovisuales:
Pink Floyd - Another Brick in the Wall HD - Español / Inglés. Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=JjoLEXz8FkU