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Resumen:
Introducción
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ISFD 127 “Ciudad del Acuerdo” – 2012 13
Jornadas del Profesorado de Lengua y Literatura
Esta ponencia tiene dos objetivos fundamentales. Por una parte, dar cuenta del
proceso que se siguió para diseñar un proyecto de investigación: “Representaciones
sobre alfabetización académica de los alumnos ingresantes. Un estudio de caso”. En
segundo lugar, compartir los avances correspondientes a los primeros pasos de ese
recorrido.
Desde hace tiempo las instituciones educativas de Nivel Superior han detectado la
necesidad de reflexionar acerca de los modos de producción y circulación del
conocimiento que les son propios y que pueden constituir una problemática para algunos
alumnos cuando comienzan a cursar sus estudios superiores.
Es así que surgió en los países anglosajones, el concepto de alfabetización
académica en referencia al conjunto de acciones que los docentes deberían realizar para
que los alumnos de Nivel Superior puedan leer, comprender, escribir, discutir, exponer
según las formas propias de cada disciplina científica.
Alfabetizar académicamente es, entonces, enseñar cómo participar en la cultura
discursiva oral y escrita que adopta particularidades específicas en cada campo del saber,
es decir, orientar, apoyar, monitorear, retroalimentar, los modos en que los alumnos
hablan, leen y escriben para aprender y comunicar lo aprendido en cada asignatura.
La verdadera trascendencia del concepto radica, en primera instancia, en la
definición del término alfabetización como un proceso continuo, que se desarrolla en la
medida en que se avanza en los estudios y que no concluye nunca, debido a que las
prácticas de lectura, escritura y oralidad se retroalimentan constantemente.
A su vez, que la alfabetización académica consista en enseñar y aprender los
modos propios de producción y circulación del conocimiento en cada campo específico
del saber, evidencia la responsabilidad de todos los profesores en lo concerniente al
acceso de los alumnos a las prácticas del lenguaje y del pensamiento propias del ámbito
académico, única garantía de pertenencia a esa comunidad.
Quien no es capaz de leer, escribir; decir y transformar el conocimiento de acuerdo
con las particularidades requeridas en el Nivel Superior, se encuentra excluido tanto de
ese campo disciplinar, como de la comunidad académica: no es, no pertenece.
Fue precisamente el acceso a la alfabetización académica como requisito de
pertenencia el sentido que elegimos para llevar adelante nuestra investigación, ya que
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La aplicación de este instrumento nos permitiría reunir los primeros datos acerca de
las representaciones construidas por los alumnos de primer año y, al mismo tiempo,
advertir sobre qué aspectos deberían construirse las entrevistas posteriores.
A fin de probar la encuesta, es decir, de advertir si la formulación de las preguntas era
adecuada para los datos que se esperaban obtener, ésta fue aplicada en uno de los
primeros años de los profesorados. El análisis de esos resultados nos permitió esbozar
algunas particularidades que se expondrán a continuación.
Para comenzar, en relación con cómo definen alfabetización y qué significa ser o
estar alfabetizado, todos los encuestados dan cuenta de ideas como “capacidad de
comprensión y producción de discursos”, “capacidad para desenvolverse sin dificultades”;
“manejar lenguaje técnico”; “proceso por el cual se adquieren conocimientos y
herramientas”; “el poder de saber escribir y leer, comprender”; “entrar en el mundo del
aprendizaje”.
Si bien no ofrecen una definición de alfabetización técnica, teórica en un sentido
estricto, resulta evidente que subyace la idea de que la alfabetización es un proceso
complejo y continuo, formado por prácticas de lectura y escritura que permiten el acceso,
construyen conocimiento y permiten darlo a conocer.
En segundo lugar, al dar cuenta de los textos leídos, marcaron: literarios 100%;
informes de lectura83%; teóricos/fuentes 67%; manuales 33%, ensayos 17%, poesías
17%, conferencias 8% y monografías 8%.
Al analizar este punto de la encuesta nos surgieron algunos interrogantes
¿considerarán los alumnos que los textos literarios forman parte de los que componen los
académicos? ¿cuál puede ser la causa que lleve a los alumnos a no dar cuenta de la
lectura de textos fuente, manuales, ensayos, conferencias o monografías: desconocen el
género de los textos que leen o bien estos tipos textuales no forman parte de la bibliografía
de las cátedras?
Ante la solicitud de dar cuenta de las estrategias que ponen en juego para
comprender los textos, los ingresantes enumeraron:
1. Leer varias veces hasta comprender: 33%
2. Usar el diccionario: 33%
3. Acompañar la lectura con guías o cuestionarios elaborados por los docentes: 17%
4. Marcar las ideas principales: 8%
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conocimientos ya adquiridos; escribir bien; producir un texto con facilidad, evitar faltas de
ortografía, narrar de forma clara, expresar lo que uno quiere decir en forma escrita.
En séptimo lugar, dieron cuenta de los textos que produjeron: informes de lectura
83%, literarios 67%, prólogos 50%, argumentaciones 17% y resúmenes 8%. En este
punto nos llamó la atención la ausencia del tipo parcial en el listado de los textos escritos,
lo que nos permitió cuestionarnos si la mayor parte de los parciales se estructura de
acuerdo con preguntas y respuestas y por ello no son considerados textos; si el hecho de
que se trata de una producción inmediata, con un propósito evidente de acreditar saberes
hace que la imagen sobre esa situación esté más asociada con la aprobación o no que
con la tarea de escritura propiamente dicha; si estas instancias evaluativas se realizarán
de forma oral y los alumnos no la percibirían como una situación de producción textual.
En relación con lo anterior, las estrategias nombradas para resolver tareas de
escritura fueron: uso de borradores, lectura de textos fuentes, lectura de otros textos que
sirven como modelo, uso de diccionarios, control de normativa, apuntes de cátedra.
Llegado el momento de considerar su desempeño como escritores, tal como sucedió
con la lectura, se consideran buenos escritores debido a: no tengo errores graves; me falta
velocidad, conocimiento de herramientas; errores ortográficos; me falta lenguaje
académico; intenté transmitir distintas ideas; el número de correcciones se redujo.
Esas respuestas nos llevaron a observar que los estudiantes emplean como criterio
de clasificación aquello que no hacen o que les presenta dificultades, es decir, que se
evalúan según el déficit. Ante este hecho nos preguntamos: ¿esta actitud se deberá a que
solo se hacen ese tipo de observaciones en los textos que los profesores devuelven?
La pregunta 9 les pedía que diesen cuenta de qué implica la inclusión del soporte
digital en sus prácticas de lectura y escritura y sus respuestas giraron en torno a dos
ejes. Por un lado, que en relación con la lectura, favorece el acceso a más textos de forma
rápida y facilita la búsqueda de información. Y en lo que respecta a la escritura, que ésta
resulta más atractiva en el soporte digital y marca los errores de ortografía.
Finalmente, les preguntamos qué tipo de soporte (analógico o digital) prefieren para
llevar adelante sus prácticas de lectura y escritura. El 90% prefiere el soporte analógico
por cuestiones de costumbre o comodidad. Y el 80% elige el soporte digital ante tareas de
escritura ya que éste ofrece más rapidez, prolijidad, practicidad y facilita la corrección.
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Si recapitulamos, el análisis de los datos hasta aquí expuestos nos permite construir
algunas ideas que enriquecerán el trabajo que aún queda por delante:
1) En primer lugar, que el análisis de las representaciones sobre alfabetización
académica de los alumnos ingresantes nos permitirá conocer cómo se han apropiado de
las creencias presentes en esta comunidad académica y, a partir de la indagación sobre
ellas y sus prácticas de lectura, escritura y oralidad, conocer cómo configuraron un
universo de sentido que condiciona su desempeño como participantes de una comunidad
discursiva de Nivel Superior.
2) En segundo término, en relación con las prácticas de lectura y escritura, sería
posible afirmar que si bien los alumnos han leído y escrito una amplia gama de tipos
textuales, aún no se consideran buenos lectores o escritores sobre la base de las
estrategias que ponen en juego, sino en función de aquello que aún no pueden hacer.
Además, que no consideran las instancias de oralidad formal como situaciones de
producción de textos académicos.
A lo anterior se suma que, a partir de las respuestas acerca de las estrategias de
lectura y de escritura, y dadas aquellas que se presentan como dubitativas, es posible
pensar que si no reconocen concretamente lo que es una estrategia, tanto sea de lectura o
de escritura, la apropiación profunda del conocimiento no se produce. A la misma
profundidad nos referimos en relación con la consideración de buenos lectores, ya que el
tiempo es un factor determinante para ellos a la hora de “calificarse”. Por lo tanto, si el
tiempo resulta un impedimento, para algunos, la lectura no será profundizada; y lo
contrario sucederá con aquellos que sí poseen ese tiempo requerido.
3) En tercer lugar, daría la impresión de que la inclusión del soporte digital en sus
prácticas de lectura y escritura implica una herramienta que facilita la tarea en tanto
permite identificar y corregir errores, optimizar el tiempo de trabajo, que está en función de
ese propósito de leer o escribir. Los datos obtenidos hasta el momento no dan cuenta de la
percepción del entorno digital como nuevas formas de leer o escribir que requieren la
puesta en práctica de procesos cognitivos distintos a los que generan esas prácticas en su
versión analógica.
4) Despierta cierto interés, por otro lado, que los alumnos ingresantes al profesorado
de Lengua y Literatura encuentran una preocupación generalizada acerca de la Normativa,
en relación con las reglas ortográficas y el uso o no uso de ciertos tecnicismos en sus
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escritos. Esto nos permite pensar que no sólo la representación del profesorado es la
lectura de textos literarios, sino que los aspectos lingüísticos y gramaticales constituyen
factores importantes en su formación.
5) El desafío de la investigación resultará aún más interesante cuando los
ingresantes de todos los profesorados sean encuestados, ya que las representaciones de
los alumnos de Lengua y Literatura fueron cuasi - acertadas, debido principalmente
(creemos) a que muchos de los docentes de las cátedras se encuentran en estrecha
vinculación con los estudios acerca de alfabetización. Resultó pues un tema charlado o al
menos nombrado en clase. El nuevo interrogante que se nos presenta es ¿todos los
alumnos ingresantes tendrán las mismas representaciones? ¿la alfabetización académica
preocupa/ocupa a todos los profesorados en forma similar?
Finalmente, quisiéramos compartir con ustedes algunas consideraciones personales
acerca de esta tarea.
La experiencia de investigación, si bien la consideramos el inicio de una aún más
profunda (esto es sólo una aproximación) nos ha permitido retrotraernos a nuestros
primeros años del profesorado, con el objetivo de pensarnos como alumnos ingresantes
para elaborar las encuestas.
Resulta importante este tipo de tareas, ya que no sólo colaboran con nuestra cátedra,
Psicolingüística, sino que además proporcionan una herramienta interesante para el
desarrollo de todas las cátedras en los primeros años. Los resultados nos han permitido
incursionar sobre los modos de corrección de los profesores, los textos que se leen, los
temas que se tratan en clase, la implicancia en las aulas de las nuevas tecnologías, las
primeras representaciones institucionales de los alumnos, etc.
Creemos que no solamente para las cátedras resultan importantes este tipo de
investigaciones, sino también para mejorar el funcionamiento de la institución educativa.
Los alumnos de primer año comienzan un camino que no a todos les resultará fácil de
recorrer, por lo cual este tipo de acercamiento nos posibilitan la promoción de un
acompañamiento más cercano de estos futuros docentes, que también deberán
acompañar a sus alumnos en la apropiación de sus aprendizajes.
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