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"La Célula"

Cuento escrito por Mará de los Ángeles Romero


TOMADO DE: http://cayayi.blogspot.com.co/2015/04/la-celula-cuento-escrito-por-m-de-los.html

Érase una vez una pequeñita, pequeñita partícula que se conocía con el nombre de célula. Esta pequeña llevaba días sin
dormir porque la inquietaba mucho saber de dónde provenía; hasta que un día se armó de valor y decidió preguntárselo a su mamá.
-Mamá, estoy muy confundida, mis compañeros en la escuela dicen que soy distinta, que no soy igual a ellos y que soy
demasiado pequeña, que yo soy más simple y no entiendo por qué lo hacen... Es por esto que me gustaría saber ¿qué me hace
diferente y de dónde provengo?
Su mamá, un poco preocupada por su hija le dice: -“Ven hija siéntate aquí y yo te voy a contar nuestra historia”. La
pequeña célula se sienta junto a su madre y comienza a escuchar:
- “Efectivamente, tú eres distinta a tus demás compañeros, pero el ser más simple no significa que seas menos inteligente.
Para que sepas, todas las células de este mundo provienen de nuestra familia”.
- “¿Cómo así mamá?, creo que no entiendo” – dijo la pequeña.
Entonces su madre comienza a narrar: - “Hace muchos, muchos años, cuando se creó nuestro mundo, apareció con esta
creación la primera célula de toda la historia, esa célula es mi tátara-tátara abuela. Ella, como era la primera y vivía en un mundo
muy distinto al nuestro tuvo que viajar por un larguísimo viaje de creación donde, en su interior se revolvió todo y por esto, ella
ni nosotras tenemos nada ordenado ni definido en nuestro interior, ¿te has fijado que al mirarte al espejo solo puedes apreciar unas
especies de cuerdas? Pues eso es lo importante: puede que esta primera célula haya perdido mucho de lo que tenía en su interior
durante el viaje, pero conservó eso que es lo más importante y lo que nos permite ser mamás y no desaparecer, eso para que tu
sepas se llama material genético, además para que el viaje no la deformara ni rompiera alguna de sus partes se cubrió muy bien
con un material muy rígido que la mantuvo con su forma y sin ningún otro problema, esta cobertura se conoce hoy como pared
celular. Esta célula prehistórica se llamaba célula monera o bacteria”
“¡Mamá ese es nuestro apellido!”
“Así es, porque viene desde mi tátara-tátara abuela, ¿ves? Bueno, sigamos: Monera tuvo 5 hijas y una vida muy difícil.
La primera hija, como era de esperar nació igual a ella, solo con el material genético repartido en su interior y por esto la llamó
Monera. La segunda célula llamada Fungi u Hongo era muy preguntona y le gustaba saberlo todo, así le preguntó a su mamá
cómo había nacido ella, al saber que durante el viaje había perdido todo lo que tenía dentro de ella, la célula hongo decidió ir a
buscar todos esos elementos, pero su madre le advirtió que sería peligroso que fuera con su material genético sin protección ya
que podía perderlo en el camino, además no sabía si alguno de estos elementos perdidos podría producir algo malo en él; entonces
su segunda hija decidió asegurarse y proteger el material genético dentro de una especie de bolsa, a ella y a sus demás hermanas.
Fue un viaje largo y agotador pero la pequeña célula encontró muchos de los elementos perdidos y los fue guardando en su
interior, siempre bien separados por la bolsa del material genético. En un enorme bosque encontró miles de piedras que de
inmediato la reconocieron y le dijeron que su nombre era vacuolas; luego pasó por un campo donde encontró otros elementos que
se llamaban mitocondrias junto con los lisosomas. Pero como la célula era tan generosa, cada vez que encontraba estos elementos
llamados organelos decidía guardar en una mochila que llevaba un poco de todos para sus demás hermanas.
Al llegar a su hogar nuevamente comenzó a repartir los organelos a sus hermanas, pero la mayor no quiso nada. Ella dijo
que quería ser siempre como había nacido: igual a su madre y que sus hijas serían iguales, ella por cierto es mi tátara abuela. La
tercera, llamada vegetal aceptó con gusto de todos los organelos un poco, pero solo pidió una de las grandes piedras llamadas
vacuolas ya que ella había encontrado otro elemento que necesitaba espacio en su interior y que podían hacerla diferente pues le
daban color, y como la célula vegetal era muy vanidosa prefirió tener solo una vacuola y más de este elemento llamado cloroplasto.
La cuarta hermana acepto con gusto todos los organelos, pero hizo una petición especial: ella quería tener una gran familia y
muchos hijos entonces le pidió a su hermana que le diera más bolsas con material genéticos, estas bolsas a las que le pusieron
núcleo fueron entregadas a la penúltima hermana llamada protista o protozoo, que tuvo muchas hijas, pero no todas compartían
esa opción de tener una gran familia como su madre, así que solo algunas pedían más núcleo al nacer. Finalmente, la última
hermana aceptó todos los organelos con mucho gusto y no hizo ningún cambio, ella era la célula animal”.
-“Y ¿Ahí termina la historia?”- preguntó la pequeña célula
- “No hija”- dijo su madre – “lamentablemente hay algo más que te debo contar: luego de la repartición de organelos, la
célula animal (que era la última hermana) y célula protista decidieron salir a dar un paseo para mostrar a toda su familia sus
nuevos cuerpos pero una gran ráfaga de viento, un huracán, las arrasó y mientras estaban dentro de este huracán fueron perdiendo
algunos elementos de su cuerpo: ambas perdieron la capa rígida que las mantenía con una forma estructurada, ¿recuerdas cómo
se llamaba?”
- ¡¡¡Sí, es la pared celular!!! – dijo la pequeña
- ¡Muy bien!, bueno entonces ambas quedaron sin esta pared y por lo mismo sus hijos, nietos y bisnietos no tienen una
forma definida.
- “¡A ellos en la escuela también los molestan porque dicen que son deformes!”
-“Bueno la verdad es que si, pero eso también puede tener sus beneficios. Pero no nos desviemos, déjame terminar de
contarte la historia porque aún queda por contarte un acontecimiento que casi termina en tragedia: Luego de ser arrasadas por el
huracán, ambas salieron despavoridas a casa, pero en el camino de regreso no se dieron cuenta de un río con un fuerte caudal, y
como la célula protista iba primera no alcanzó a frenar como su hermana animal y ¡¡cayó al río!! La pobre casi se ahoga, pero
justo cuando estaba a punto de hundirse por completo aparecieron unos organelos que no habían sido encontrados por la célula
fungi, y ellos también querían volver al interior de la célula.
Entonces uno de estos organelos le dijo al otro: “mira la pobre se está ahogando, vallamos a ayudarla, vamos a entrar
para que la célula sea capaz nada y desplazarse hasta la orilla, de esta forma la célula se podrá salvar” y así fue, estos dos elementos
llamados cilios o flagelos entraron en ella y con su ayuda pudo salvarse; y desde entonces les pidió que no la abandonaran nunca
y que también estuvieran dentro de sus hijas”.
-“Es así pequeña monerita como hoy encontramos 5 familias de células, pero ya ves que provenimos todos de una misma
gran célula madre y que justamente es familiar tuyo, por eso nunca debes avergonzarte de tu familia, ya que sin ella ninguno de
tus compañeros podría haber existido”.

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