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LA ADAPTACIÓN

La medicina psicosomática

Los modelos de la simbolización representan el cuerpo como un conjunto orgánico


compuesto de funciones variadas dotadas de la capacidad de expresar pensamientos,
afectos, fantasías, conflictos de origen psíquico y reemplazando a las funciones
psíquicas. Esta capacidad expresiva o de representación que los teóricos de la
simbolización confieren a las funciones orgánicas viene a añadirse a los fines
específicos y originales de las mismas funciones en el orden de la vida. Mediante esta
atribución generalizada de esta capacidad de expresión psíquica para el conjunto de las
funciones orgánicas, se franquea la frontera que estableció Freud entre la vía histérica
portadora de sentido, y la vía funcional, desprovista de sentido, y al mismo tiempo se
barren las diferencias económicas sobre las que ella reposaba. El organismo se convierte
en un amplio teclado que el psiquismo puede utilizar a su gusto para expresar
contenidos de ideas y afectos cada vez que un obstáculo externo o interno bloquee la
vía de expresión directa y comportamental.
Los primeros psicoanalistas en torno de Freud, que se enrolaron en la vía de la
extensión y de la aplicación del psicoanálisis a las enfermedades orgánicas abordaron
sus nuevas investigaciones como psicoanalistas con las dificultades que impone la
práctica psicoanalítica, limitando el número de observaciones y la extensión de las
indicaciones. Ya que para los primeros psicoanalistas que se interesaron en la
psicosomática, siguiendo las huellas de la práctica psicoanalítica clásica, las
observaciones no podían sino ser limitadas en el número de observaciones y en la
aplicación de las indicaciones. Porque para los primeros psicoanalistas que se
interesaron en la psicosomática, en el sector de la práctica psicoanalítica clásica, las
observaciones no podían ser sino limitadas en número y en variedad de enfermos
somáticos que requerían en encuentro con el psicoanalista.
A partir de los años 1920 y 1930, en los Estados Unidos, la psicosomática, apenas
incipiente en el Viejo Continente, va a sufrir profundos cambios tanto desde el punto de
vista metodológico y conceptual como desde el punto de vista práctico y terapéutico. Si
hasta entonces la psicosomática era un asunto de psicoanalistas aislados, animados de
un interés científico y médico por las enfermedades orgánicas y la aplicación del
psicoanálisis en su comprensión y en sus tratamientos, en adelante, en Estados Unidos,
se convierte, bajo el impulso de algunos psiquiatras y psicoanalistas, en una tarea
colectiva, utilizando métodos nuevos de investigación y poniendo metas prácticas y bien
definidas. Bajo el impulso de necesidades prácticas, médicos y psiquiatras van a unir
sus esfuerzos para resolver los problemas de la salud publica que se planteaban en la
sociedad norteamericana desde finales del siglo XIX y comienzos del XX en
proporciones más o menos alarmantes. Ya que la medicina tradicional que se desarrolló
a lo largo del siglo XIX en referencia a los modelos anatomo-clínico y experimentales
era impotente para dar un diagnóstico, una etiología y una terapia eficaces a un número
cada vez más importante de enfermedades somáticas. Según las estadísticas aportadas
por Flanders Dunbar en su obra Psico-Somatic Diagnosis, la Metropolitan Life
Insurance Company indica que uno de cada dos adultos por debajo de los 50 años muere
de afección cardiovascular y que, entre estas muertes, la mitad está relacionada con la
hipertensión arterial esencial. Por otro lado, los exámenes practicados en 20000
enfermos que padecían de alteraciones dispépticas crónicas en la clínica Mayo indican
un porcentaje de 15% de lesiones características de úlcera, 2,6% de una imagen de
cáncer, el resto (82%) revelan alteraciones funcionales.

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