Hace unos 3700 millones de años aparecieron sobre la Tierra los
primeros seres vivos. Eran microorganismos pequeños, unicelulares, no muy distintos de las bacterias actuales. A las células de ese tenor se las clasifica entre los procariotas, porque carecen de núcleo (karyon en griego), un compartimento especializado donde se guarda la maquinaria genética. Los procariotas alcanzaron pleno éxito en su desarrollo y multiplicación. Gracias a su notable capacidad de evolución y adaptación, dieron origen a una amplia diversidad de especies e invadieron cuantos hábitats el planeta podía ofrecerles.
La biosfera estaría repleta de procariotas si no se hubiera dado el
avance extraordinario del que surgió una célula perteneciente a un tipo muy distinto: eucariota, es decir, que posee un núcleo genuino. (El prefijo eu, de origen griego, significa "bueno".) Las consecuencias de este acontecimiento marcaron el inicio de una nueva época. En nuestros días todos los organismos pluricelulares están constituidos por células eucariotas, que tienen una complejidad mucho mayor que las procariotas. Si no hubieran aparecido las células eucariotas, no existiría ahora la extraordinaria variedad, tan rica en gamas, de la vida animal y vegetal en nuestro planeta; ni tampoco habría hecho acto de presencia el hombre para gozar de tamaña diversidad y arrancarle sus secretos.
Responde:
1.- ¿Qué tipo de células aparecieron en primer lugar en la Tierra?
2.- ¿Qué es la biosfera?
3.- ¿Qué diferencia hay entre una célula procariota y una eucariota?
4.- ¿Qué relación tiene la aparición de células eucariotas con la amplia
diversidad actual de vida animal y vegetal?
5.- ¿De que tipo de células están constituidos los seres vivos pluricelulares?