No puedo dejar de reconocer la importancia del uso de las nuevas tecnologías en el aula, pero también es necesario tener claro que toda esta tecnología no reemplaza la actividad del profesor, si bien es cierto la computadora ha revolucionado las comunicaciones y cambiado nuestra vida en más de un sentido, debemos preguntarnos quién nos enseño a manejar este objeto tecnológico que ha transformado la manera de adquirir información. Digo adquirir información, ya que el aprendizaje se adquiere al manejar, procesar, interiorizar esa información y en este proceso el rol de profesor es fundamental. Para las tareas que debe hacer un alumno, la computadora puede reemplazar al libro, con ciertas ventajas para quien las opera bien , es decir seleccionar la información, imprimir ampliar ilustraciones etc, pero no al profesor que saber despertar el interés y la pasión para aprender que tiene el alumno. Todos sabemos que en internet podemos encontrar programas interactivos, estos son impersonales y están diseñados para alumnos promedios cuyo perfil no coincide necesariamente con el interlocutor. En este sentido la tarea del profesor es irreemplazable, puesto que la afectividad, una palabra de aliento, la empatía no la entrega la computadora. Nadie discute la necesidad e importancia de que los alumnos se relacionen con la computadora, con ella tienen acceso a información ilimitada a través de Internet. Sin embargo hay que reconocer que el cálculo mental, el manejo del idioma y la ortografía quedaran fuera de su alcance una vez fuera del colegio. Por lo mismo sería necesario llegar a un consenso, puesto que ambas posturas son importantes y necesarias, el profesor es un gestor de procesos aprendizajes, guía, orientador y promotor de valores éticos y morales, por otro lado la computadora nos abre a un mundo desconocido el cual debemos aprender a conocer y manejar. Finalmente, en todas las épocas, desde siempre, la cultura, las ideologías, la sociedad han ido evolucionando, por lo tanto, la educación no tiene por qué ser la excepción, sin embargo lo que hace la diferencia entre una y otra es el papel y la actitud que asumamos frente a ella. El rol del profesor es fundamental ante todos estos cambios, es por ello que el docente tiene la obligación de estar preparado para enfrentar las nuevas tecnologías, es indispensable contar con profesionales de la educación que sean gestores de este nuevo perfil de cambio, que sean capaces de definir sus objetivos, así como la forma de llegar a ellos; que sean referente congruente con el ser y el pensar, pero sobre todo sembradores de esperanza. El desafío en la educación está claro y no es menor, la tecnología está y con ella los cambios son profundos e imparables y requieren de una visión amplia y reflexiva para no poner en juego el futuro de las escuelas y de nuestros niños.