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Titulo original: Statine de Jean-Jacques MARIE Colecetén: Ayer y Hoy de la Mistoria cance World copyright © LIBRAIRIE ARTHEME FAYARD 2001 : © Ediciones Palabra, §.A., 2003 i Paseo de la Castellana, 210 - 28046 MADRID (Espafia) © Traduecton: Mercedes Villar Por. Disefio de cubierta: Carlos Bravo 1,5.B.N.; 84-8239-805-9 Depésito Legal: M. 51580-2003 Imprestén: Graficas Régar, S.A, Printed in Spain - impreso en Espana i . “Todos los derechos reservados. No esti permitda ta reproducién total o partial de exte Ube, i su tratamiento : Tnfermstsco, nila transmis de ringuna forma o por evalquier medi, ya sea lccirénico, mecénio, par foroeapl, par restr 1 otros métads, ‘an el permiso previo y por escrto del editor JEAN-JACQUES MARIE AYER Y HOY DE LA HISTORIA PREFACIO. Hace unos cuarenta afios comencé a estudiar la vida de Stalin y el estalinismo a partir de algunos documentos y recuerdos cuidado- samente seleccionados por el equipo de Jruschoy. Estos, indudable- mente, esclarectan algunas paginas de la vida del Gufa: el afio 1917, las consecuencias del asesinato de Kiroy, la eliminacion de sus pro- pios seguidores, la guerra y los diltimos dias ~asi como algunos as- pectos- del estalinismo!. Después trabajé sobre el Estado Mayor bok chevique con la publicaci6n, en colaboracién con Georges Haupt, de una serie de autobiografias y biografias comentadas de sus prin- cipales miembros?. Diez afios atras, después de varios breves estu- dios sobre Trotski y el trotskismo—Ia obsesion de Stalin’, y a raiz de la apertura de los archivos y las bocas moscovitas, me vi tentado de estudiar algunos perfodos de la existencia y la actividad de Stalin: su juventuds, que permanecia en la oscuridad; las deportaciones en masa de 1937, 1941 y 1943-44°; la eliminacién del Comité antifascis- ta judio en 1948-1952; y la conspiracién de las Batas blancas en 1952-19536, Por otro lado, los archivos procedentes del Ministerio. del Interior suministrados por el historiador ruso Podchtchekoldin me permitieron conocer algunos aspectos nuevos del Gulag y su funcién en la economia de la URSS de Stalin’, Hoy en dia, y a pesar de que todavia no todos los 16.174 expe- dientes de los fondos Stalin que existen en Moscti son accesibles, la progresiva apertura de los archivos de la época soviética y la publi- cacién de un conjunto de documentos, recuerdos y testimonios han enriquecido y renovado el conocimiento de la vida y la actividad de J. MARIE, Stalene, Paris, Seuil, 1967 2 Les Bolchevihs par cus-niémes, Paris, Maspero, 1968, 2 Le Troshisme, Paris, Rammarion, col. «Champs», 1977, Trotki, Pacis, LG, 1984. + La jeunesse de Stating, Paris, Autrement, 1998, ® Les Peuples déportés d’Union sovidtique, Paris, Complexe, 1996. § Les Derniers complots de Sialine, Paris, Complexe, 1993. 7 Le Goulag, Paris, PUF, col. «Que saisje?», 1999. ___JEANJACQUES MARIE Stalin: la correspondencia mantenida con su madre, su mujer, sus hijos y sus lugartenientes; las actas del Comité Central que organiza- ra el gran Terror de 1936-1938; los afiadidos y correcciones efectua- das en su biografia oficial por su propia mano; las actas de sus con- versaciones con los grandes y menos grandes de este mundo; los recuerdos de Alexis Balachov, antiguo miembro de su secretaria, del hiingaro Mathias Rakosi, el fiel secretario del PC hiingaro, de Valentin Berejkoy, su intérprete, de Dmitri Chepilov, a quien clev6 dentro del aparato politico en visperas de su muerte; los documen- tos sobre su devoto Lev Mejlis; el diario del Secretario General del Komintern entre 1935 y 1943, Gueorgui Dimitroy, 0 el del comisa- rio del pueblo para la Construccién mecanica, Vladimir Malychev, adorador del Mariscal; el texto completo de las memorias de Gue- orgui Jukov ~previamente expurgadas de un centenar de paginas consagradas a Stalin-; las cerca de 3.000 paginas del texto integro de las memorias de Jruschoy; el relato proporcionado en 1956 por Mao Tsé-tung de sus encuentros con Stalin en 1949; las actas del Se- cretariado del Comité Central; 0 el diario de Vladimir Antonov-Ov- seenko, cénsul general en Barcelona en 1936-1937. Este nuevo con- junto de informaciones, unido a los documentos aportados por los descendientes de viejos militantes y dirigentes soviéticos (en es- pecial, las cartas del joven protegido de Stalin, Beso Lominadzé, a Sergo Ordjonikidzé; las actas completas del interrogatorio de Nico- las Muraloy, acusado en el segundo juicio de Mosci; los recuerdos de la hija de Alexis Rykov, miembro del Politburé, acusado en el ter- cer juicio de Moscii; las memorias inéditas del anciano militante de Ja Oposicién obrera Mijail Baitalski), me han permitido escribir ¢s- ta biografia. Por dltimo, he podido utilizar la abundante documen- facion acumulada a Jo largo de seis aiios por el historiador Vadim Rogovin, de la cual dan testimonio sus seis trabajos sobre la politica de Stalin entre 1923 y 1939, una obra monumental que ha perma- necido oculta tanto en Rusia como en Occidente por no considerar- la de acuerdo con los c4nones del pensamiento comtinmente admi- tido sobre esta cuestién. Actualmente resulta de buen tono presentar la ideologia como el motor de una historia reducida con demasiada facilidad a un conflicto entre buenos y malos, entre demécratas y totalitarios. Por eso, ver en la ideologia el mévil de unas decisiones que en realidad obedecen a motivos econémicos, sociales y politicos escondidos ba- 8 PREFACIO i jo ella, es tomar la paja de la propaganda por la realidad de las co- sas. Stalin jugé con millones de hombres y mujeres. No hace tanto que dejara de «desenmascarar» a los «individuos de dos caras» acu- sados de haberse pasado la vida disimulando su auténtico rostro. Es- ta imputacién de sus propias maniobras contra quienes se oponian a él, real-o imaginariamente, confirma que la naturaleza de su po- der diferia radicalmente de la imagen que ofrecia. Esta ¢s la reali- dad de su vida. Yes esta vida la que me he propuesto contar. Capitulo 1 EL HIJO DEL ZAPATERO éQuién recuerda atin esos versos alados que, exhatando wun aro- ma a incienso y sangre, cantaban hace tres cuartos de siglo el genio sobrehumano de Josiv Stalin? Un poeta, extraviado en su loca carre- ra en pos de los epitetos, abrumado por la impotencia de hallar imagenes dignas de su modelo, exclamaba: «Los narradores ya no saben a quién compararte, ni tienen los poetas perlas suficientes para describirte?»|. En efecto, ga quién comparar lo incomparable? Algunos esquiva- ban esta dificultad insuperable atzando al Secretario general hasta Jas alturas del Creador del universo: «Oh tit, Stalin, gran jefe de los pueblos, tii que hiciste nacer al hombre, ti que fecundas la tierra, ti que renuevas los siglos, ti que trenzas la primavera...»®. Otro wovador arrodillaba al universo entero ante este dios pan- tocrator: «Las estrellas del alba obedecen a tu voluntad. ‘Tu genio incomparable se eleva hasta las cielos, ‘Tu clarividencia sondea las profundidades del océano», Es dificil hacerlo mejor; pero para la emulacién socialista nada hay imposible y, bajo el litigo del halago, un cuarto petrastro, en un ldo esfuerzo, eleva a este nuevo sefior del cosmos mas all inclu- so de las esferas galdcticas: «Ti, Stalin, estés més alto qrue los altos espacios celestes, \ Fevestia, [-agosto-1936, 2 Pravda, B-aposto-1936. + Pravda, 27-noviembre-19206. ll JEAN-ACQUES MARIE 1 solo tus ideas ‘son més altas que ti... Tu esprritu, Stalin, es mas tuminoso que et sobr*. Un tal Prokofiev, homénimo del compositor, exclamaba: «Stalin... y no atiado més... Todo esté contenido en nombre tan inmenso. Todo: el partido, la patria, el amor, la inmor- talidad. Todo». En 1936, durante el VII Congreso de los soviets, el escritor prole- tario Adveenko se extasiaba en una letan‘a lir «Cultivo en mé el amor, la devocién, la honestidad, la abne- gacién, el heroismo, el desinterés: y todo ello gracias a ti, gran educador Stalin (...) Amo a la mujer con un amor nuevo (...) Viviré cien arios (...) y todo ello gracias a ti, gran educador Stalin (...) Puedo volar hasta la Luna, via- jar sobre al Artico, hacer un gran descubrimiento, inventar una maquina nueva (...) 9 todo ello gracias a ti, gran edu- cador Stalin»S, : Este delirio no tendria mas que un valor anecdético de no haber sido retomado y orquestado a través del mundo entero por todos los partidos comunistas y por quienes se reivindicaban a si mismos como los intelectuales del materialismo y del racionalismo; 0 si no reflejara los cambios radicales de una revolucién igualitaria ni ex- presara Ja desmesura de un culto que ha pesado enormemente so- bre la propia biografia de Stalin. En Francia, por ejemplo, el sema- nario Commune reproduce el discurso de Adveenko y saluda con esta prosa pararreligiosa jas sefiales de un nuevo humanismo; trece afios més tarde, en marzo de 1949, la revista Europe publica un ar- ticulo de Francis Cohen titulado «La edad de oro, objetivo namero 1 de la URSS». En Ia universidad de Mosci, su autor escucha decla- rar a un discipulo del bidlogo estalinista Trofime Lyssenko: «Hace- mos cuanto queremos», y se pregunta: «Es este el dios de Jean Effel esmerandose en su tiltima creacién?». Los bidlogos soviéticos han logrado vacas con ubres de dos metros de perimeto; y, na querien- Zozuuia, Lyouti y TonatcHmov, Sui i puesni o Staline, Mosci, 1937, pp. 52-53. * Literaturnaia Gazeta, S0-diciembre 1986 § Gitado en Commune, n® 20, 1935, y en NI 12 FL HJ DEL ZAPATERO. do agrandarlas mas, dudan entre alargarles las patas o bien estirar hacia delante esas ubres de las que manaran rios de leche sobre la - patria del socialismo. El autor de tanta estupidez expresa su deseo de que «todos los incrédulos» sc retinan con él en cl taboratorio, antes de concluir beatificamente: «es la abundancia para todos, ili- mitada, autora del bienestar, de la libertad, de la felicidad. La edad de oro, ese sueiio impreciso que mece desde siempre a los pueblos como el recuerdo de un paraiso perdido, es para nosotros una reali- dad al aleance de la mano, La edad de oro [...] es maviana»’. Stalin, el nuevo Saturno, Ja anuncia hoy, Un afio més tarde, faltara el pan en numerosas regiones de la Unién Soviética. Este culto primitivo, fabricado por el aparato dirigente del Parti- do y por el propio Stalin para sublimar su dominio politico, ha transformado la biografia de Stalin en hagiografias o en panfletos que ignoran la realidad. Su biografia oficial, publicada en la URSS en 1948, es la de un ser sin infancia, sin juventud ni familia, cuyos innumerables retratos oficiales sugieren que escapa al envejeci- miento. Silos cantos de los Jovenes comunistas proclaman: «Lenin ha vivido, vive y vivira», es Stalin quien encarna esta eternidad facti- ca. Un dios auténtico ni nace ni muere. Como Atenea saliendo ar- mada de Ja cabeza de Zeus, o el Dalai-lama, reencarnacién repetida de su predecesor, lleva en él la imagen de su destino. No podria te- ner més que una infancia mitica; su aparente aprendizaje es solo el embri6n de su omnisciencia y de su omnipotencia futuras. Al no poder horrarla por entero, Stalin reduce su infancia a su expresién mas simple o la envuelve bajo el velo del misterio. A prin- cipios de los afios 30, Bujarin, director de Pravda, publica una serie de ditirambos, uno de los cuales evoca-cémo la madre del Secreta- rio general lo Uamaba Soso (diminutivo georgiano de losiv). Stalin descuelga el teléfono y apostrofa con violencia a Bujarin: «Qué es esa historia de Soso?»’, y lo llena de insultos. Stalin ha cubierto con un velo el principio de su vida, haciendo dificiles hasta tas pesquisas mejor intencionadas. En 1938, los edito- res del Komsomol le envian las pruebas de un volumen sobre las Narraciones de la infancia de Stalin, que obtienen un amenazador re- chazo. En carta de 16 de febrero de 1938, Stalin denuncia esta obra 7 Europe, marzo 1949, p. 105. FA. Lanna, Boujarine ma passion, Paris, Gallimard, 1990, p. 58. 13 JEAN JACQUES MARIE «abarrotada de inexactitudes, de deformaciones, de exageraciones, de elogios inmerecidos. Los amantes de los cuentos, los fabuladores (quiza llenos de buenas intenciones), los aduladores han inducido a error al autor». De ahi que «este librito vierte agua en el molino de los socialistas revolucionarios haciendo arraigar en las concien- as de los niiios soviéticos (y de la gente en general) el culto a la personalidad, a los jefes, a los hérocs infalibles»?, y aconseja a los editores de estas Narraciones que las quemen. Dicho y hecho. Verda- deramente, en la URSS de 1938 verter agua en el molino de los so- cialistasrevolucionarios, prohibidos desde 1922, es muy peligroso. En agosto de 1939, Bulgakov, que est ultimando Batum, una obra de teatro sobre la juventud del Guia, toma el dia 14 un tren a Tiflis con intencién de consultar sus archivos. En la primera esta- cidn recibe un telegrama urgente de Moscii: «Regrese inmedia- tamente; han prohibido su obra». Su curiosidad es sacrilega. A Sta- lin no le parece conveniente la evocacién de aquellos afios, ni siquiera si es mitolégica. Sin embargo, en diciembre de 1939, la re- vista Molodaia Guardia publica un ramillete de testimonios de admi- raci6n sobre su primera juventud y ofrece un retrato de color de ro- sa de ese alumno modelo que a su incontestable autoridad sobre sus camaradas une una inagotable gentileza. Se trata de un hecho ex- cepcional, ligado sin duda a su deseo de distanciarse piiblicamente de Ja represin salvaje atribuida a Iejoy, el jefe del NKVD caido en desgracia. Su repugnancia ante la evocacién de su juventud es real. En su biografia oficial -248 paginas revisadas y corregidas por él mismo-, el relato de sus primeros veinte afios se reduce a una lacé- nica cronologia de unas cuarenta lineas. Stalin hizo anotaciones en la maqueta y contribuy6 con cerca de $00 correcciones, de las cua- les solo dos se refieren a aquellos afios. Una de ellas es puramente estilistica; la otra, acerca de la época en que Stalin coqueteaba con la Iglesia, subraya por dos veces que el seminario de Tiflis en el que estudié era un seminario «ortodoxo»'?, Asi es como hace desaparecer una juventud de la cual no habla- ‘ba ni con sus colaboradores politicos ni con sus mas allegados, salvo quiza con su hija Svetlana, quien no lograré lenar con sus relatos * Carta de 16-febrero-1938, Deberia haber sido publicada en el n® 14 de las Oruures completes, de las cuales solo se corrigieron las pruebas. Finalmente fue publicada en Veicher naa Masta, 12-mayo-1988, “1 Stalin samn o siebie» (Stalin por é1 mismo), lzvestia TS K XPSS, u* 9, 1990, p. 115. i4 EL HYJO DEL ZAPATERO mas de media pagina. Un dia de marzo de 1945, llevado quiz4 por la euforia de una victoria ya préxima y mientras pasea junto al ma- riscal Jukoy, repentinamente le abre a este diltimo su coraz6n y le habla de su infancia durante «mas de una hora». Una conversacién que Jukov resumir4 en sus Memorias en cinco escuetas lineas, que cn la época de Brezhnev se consideraron indiscretas: «Me dijo que ha- bia sido un nifo enfermizo. Hasta casi los seis afios, su madre no le dejé separarse de ella; le queria mucho. Fue en respuesta a sus de- seos por lo que estudié en el seminario para ser ministro sagrado. Pero como, pasada Ia infancia, su cardcter se hizo més rebelde, no se entendié con la direcci6n y lo expulsaron del seminario»"!. El futuro mariscal nace en el extremo sur del Imperio, en el mis- mo corazén de Georgia. Gori es un extenso y tranquilo poblado de unos 6.000 habitantes, sin industria ni vida intelectual, agazapado en lo hondo de un valle y junto a una cadena montafiosa del Cauca- so de cumbres perpetuamente nevadas. Lo atraviesa el rio Kura, cu- yas fangosas y rugientes aguas fueron celebradas por Gorki, antes de bahar Tiflis y continuar su curso a través de Armenia y Azerbai- yan para legar al mar Caspio. Algunas calles de la ciudad estan em- pedradas con guijarros de rio, otras son de tierra. Desde hace diez afios se detiene en ella el ferrocarril de la linea TiflisPoti, acabada en 1871. Esta somnolienta ciudad de provincias pertenece a una historia plagada de leyendas, de continuas invasiones y guerras permanen- tes, Desde el de Prometeo, clavado a un pefiasco por Zeus, hasta el del arca de Noé abandonada después del diluvio, las montafias y los valles del Caucaso estan repletos de mitos. La parte occidental, la Célquida, fue en la época helenistica el reino del Toisén de Oro y de Medea, la hechicera que asesin6 a sus propios hijos para castigar Ia infidelidad de Jason, lejana antecesora de quien tiempo después declarara: «Elegir la victima, preparar minuciosamente el golpe, lle- var a cabo una implacable venganza y luego echarse a dormir, no hay nada mas dulce en el mundo». La historia de Georgia, en la encrucijada de las invasiones, es una larga tragedia. Tras la conquista de Roma, fue cristianizada des- 3G, Juror, Vasponinania maenyehena (Recuerdos yreflerbonet), Mosci, Novos, 199% £8, p.215. " Conversacion entre Stalin, Djerzinski y Kameney, relatada por este iltimo a Trotski en ‘TRoTsKI, Stating Paris, Grasset, 1948, reed. 1979, p. 518. JEANJACQUES MARIE a de principios del siglo tv durante el reinado de Constantino, en Bi- zancio, cinco siglos antes de la «Rus» kievina. Fue en Georgia donde santa Nino encontré una tunica de Cristo —depositada alli al dia si- guiente de la Crucifixién— que la Providencia divina le llev6 a des- cubrir haciendo brotar un gran ciprés de la gruta en donde se en- contraba. En ese mismo lugar, y en respuesta a su stiplica, un angel edificé una columna de vida luminosa que multiplica los milagros. Nino logré la conversién de Mirian, el rey de Georgia, de su esposa Nana y, finalmente, de todo el pais, Muy pronto en Georgia abun- darn los santos taumaturgos como san Peteré Murvanos, que hace Hover en época de sequia, concede fecundidad a las mujeres estéri- les, sana a los enfermos, Ilena de peces las redes de los pescadores y goza del don de profecia y del increible poder de contemplar de cuando en cuando Jas almas de los justos; ademas, oye de forma ha- bitual una voz que desciende del cielo ¢ incluso ha tenido una vi- sién de Cristo rodeado de angeles. Ni el milagro ni la conversién ni san Peteré Murvanos impiden que las hordas procedentes del este o del sur saqueen de tanto en tanto el pais. Desde el siglo v, Georgia sufre {as invasiones de los persas y, en el siglo vit, las de los 4rabes, deseosos de convertir el pais al Islam. Tanto unos como otros deportan y masacran a placer ala poblaci6n. En el siglo x11, durante el reinado de Thamar, Geor- gia conoce una breve edad de oro, barrida de un plumazo por las hordas de mongoles y tartaros que, entre los siglos xi y XV, atravie- san al galope la regién quemando, saqueando y asesinando. Mas tarde, turcos y persas se repartirdn el pais diezmando a sus habitan- tes y entregandose al pillaje hasta que, en el siglo xvi, los persas ocupan el este y los turcos el oeste. A lo largo de quince siglos, Ti- flis, capital de Georgia, situada al sur de Gori, ha sido destruida y quemada en 18 ocasiones. A finales del siglo xvui apenas sobreviven un millén de gcorgianos. En un intento de escapar a este carrusel de invasiones, Georgia se vuelve hacia Rusia, que esta deseando abrir la ruta del Caucaso. En 1783, el rey Irakli I y Catalina de Rusia firman un tratado que hace del pequeiio pais un protectorado ruso; en 1801, Pablo I lo transforma en provincia del Imperio. La Iglesia georgiana, auténo- ma desde el siglo 1v, se somete al Santo Sinodo de la Iglesia ortodo- Xa rusa y sus bienes son confiscados. Alejandro I consolidaré la ane- xién y colocara a Georgia, como a Polonia, bajo la férula de un 16 HiJO DEL ZAPATERO virrey, representante personal del zar. En el momento del nacimien- to de Stalin, es Galitsyn, un principe arrogante, orgulloso y cruel, quien ocupa el cargo. El ntimero de Estudios soviéticos publicado al dia siguiente de la muerte de Stalin intenta elevar su infancia a la misma categoria de este pasado hist6rico y legendario; los redactores procuran transfor- mar lo banal presentandolo desde la infancia como la encarnacién misma del proletariado oprimido, ese Prometeo colectivo que carga sobre sus espaldas el destino de la humanidad: «Stalin desciende de lo mas profundo del pueblo trabajador. A él se pueden aplicar los términos con que describié a los comunistas: Hijos de la clase obrera, hijos de la necesidad y de la lucha, hijos de increibles prvvaciones y esfuerzos heroicos»'8, Pero fa realidad resulta mas vulgar. El padre de Iosiy, Visarion Djugachvili, es un campesino-zapatero nacido en 1850 en Didi-Lilo, un pueblo situado en medio de vifiedos no lejos de Tiflis; la madre, Ekaterina Gueorguievna Gueladzé, a quien Haman Keké, hija tam- bién de campesinos, nace en la aldea de Gambareuli, cerca de Gori, en 1858; uno y otro son siervos de nacimiento que no se emanc ran hasta alcanzar una edad ya avanzada. Visarion descendia de sier- vos campesinos-zapateros al servicio de su sefior, quien los emplea- ba en verano para la cosecha y la vendimia, y en invierno les hacia remendar botas, sandalias y zapatos, embolsandose el importe de las reparaciones. El pueblo no ofrecia a sus habitantes mas que una penosa existencia vegetativa y desde tiempo atras entre los siervos existia el proyecto de montar una barberia, una zapateria, una tien- da de ultramarinos 0 una posada. La emancipacién les proporciona una nueva movilidad, permitiéndoles vender libremente sus fuerzas para el trabajo y convertirse en asalariados; Visarion —Beso para Jos amigos— partira enseguida a Tiflis para contratarse en la gran fabri- ca de zapatos de la ciudad, Adeljanov; mas tarde, su afan de inde- pendencia le hace instalarse por cuenta propia en Gori, donde fa le- yenda le atribuye la propiedad de un taller que cuenta con una decena de obreros. Ekaterina, que es huérfana, ha dejado la aldea para emplearse como criada de una familia de funcionarios 0 co- merciantes. En mayo de 1874 contraen matrimonio; en el registro municipal queda anotado: «El 17 de mayo han contraido matrimo- \S Brades soviétiques, n? 61, abril 1953, nimero especial losiv Stalin, p. 74, 17 = — ___JEANJACQUES MARIE. nio el campesino Visarion Ivanovitch Djugachvili, de religién orto- doxa, con domicilio provisional en Gori, primer matrimonio, de 24 anos de edad, y la hija de un campesino de Gori fallecido, Ekaterina Glaja Gueladzé, de religién ortodoxa, primer matrimonio, de 16 afios de edad»!¢, Visarion cuenta con un oficio y Ekaterina carece de dote. Entre 1874 y 1877, Ekaterina trae a! mundo tres hijos que falle- cen a edad temprana: Mijail, Gueorgui y un tercero cuyo nombre se ha perdido. El 6 de diciembre de 1878 nace Josiy, el tiltimo hijo y Gnico superviviente, a quien se registrara en su documento de iden- tidad como «campesino de Didi-Lilo», lugar de nacimiento de su padre, losiy sufre varias malformaciones: tiene unidos los dedos se- gundo y tercero del pie derecho, y el brazo izquierdo mas corto que el derecho. Ekaterina no volvera a quedar embarazada: a Visarion le bastaba con tener un niiio en brazos. A partir de 1921, Stalin renegara de su fecha de nacimiento y la fijara oficialmente el 9 de diciembre del calendario juliano ruso (es decir, el 21 del calendario gregoriano occidental) del aiio 1879. Pero el registro de la iglesia de Gori data el nacimiento de Iosiv Djugachvili el 6 de diciembre de 1878 y su bautismo, el dia 17; tam- bién aparece el nombre del padrino y el del arcipreste que lo bau- tiz6. Al acabar la escuela primaria, el pequeiio seminario de Gori le facilitara un certificado segin el cual habria nacido «el sexto dia del mes de diciembre del mil ochocientos setenta y ocho». Asi pues, la fecha del 21 de diciembre es doblemente errénea: tanto por el dia, como por el afio. Al parecer, una creencia persa reco- mendaba matar a los nifios nacidos el 21 de diciembre, calificados de , o fuera de la ley, es de gatillo facil y los granujas de Tiflis manejan a sus anchas la navaja. Sea como sea, el Stalin adulto no posee ninguno de los rasgos del georgiano tipico; 27 e JEANJACQUES MARIE _ su hija Svetlana lo confirma: «Mi padre era justamente todo lo con- trario [...] no era fogoso, ni abierto, ni emotivo, ni sentimental»*!, En efecto, Stalin es taciturno, frio, seco, vengativo, desconfiado, rencoroso, grosero, intolerante y despiadado, incluso con sus ami- gos y su famil Hay quien se ha sentido tentado de explicar esta discordancia haciendo nacer a Visarion en los Osetes, una region del norte de Georgia famosa por su rudeza, su brutalidad, su salvajismo y su ig- norancia. Un oficial de Un.héroe de nuestro tiempo, de Lermontov, los considera peores que los tartaros, esos salvajes insaciables y analfa- betos. En 1983, un poema satirico de Ossip Mandelstam presenta a Stalin con los rasgos de un osete bigotudo avido de sangre, de pe- cho fornido y gruesos dedos. Osete o no, Visarion transmitié a su hijo una serie de malformaciones y su gusto por la violencia y la crueldad y, segan el articulista ruso Radzinski, el veneno del antise- maitismo. En Georgia, los judios eran posaderos, sastres, usureros, comerciantes y zapateros. Seguramente el fracasado Beso no era ca- paz de soportar el éxito de sus competidores mas habiles; sin em- bargo, en Georgia no se conocia el antisemitismo y no existe el tér- mino «yupin» («id»). Visarion es el hombre que esta de més; su mujer, en sus testimo- nios, pasa en silencio por encima de él; tampoco lo menciona Stalin ni sus camaradas de infancia 0 sus descendientes... todo el mundo hace desaparecer a ese molesto personaje. Algunos hasta niegan su paternidad. Ciertos rumores insistentes surgidos en torno a los afios 30 hacen descender a Stalin a saber: de un principe, de un conde, de un general ¢ incluso de un clérigo. El general Prjevalski, con quien Stalin tiene un leve parecido, es el favorito; pero Keké ya esta- ba encinta cuando este pasé por Gori. Por su parte, el conde Egna- tachvili es el favorito del novelista georgiano Tchabua Amuredjibi -autor de la novela Gora Mgorbali- y de la nieta de Stalin, Nadejda, segiin la cual, Iosiv «sabia» quién era su verdadero padre, pero apo- y6 la leyenda de Visarion para salvar el honor de su madre. Pero éc6mo podia saber ella lo que «sab{a» Stalin cuando no lo habia di- che ni a su hija, su tinica confidente? Los rumores sugieren asi una Ekaterina Gueladzé en las antipodas de la mujer austera y devota que conocieron los cammaradas de Soso. Una ver liberada, la imagi- 22S, ALLILUIEVA, Ein une seule année (En wn solo aio), op. et, p. 319. 23. EL HIJO DEL ZAPATERO nacién galopa... Los americanos Fishman y Hutton afirman: los ju- dios georgianos, procedentes de la isla de Dju, fueron denomina- dos «Djuga» y, cuando en Georgia se establecié el uso de los apelli- dos, se les llamé hijos de Dju; es decir, ;Djugachvili! Asi pues, ;Stalin cra judio! Keké vuelca todo su carifio en el pequefio Losiv. Las raras foto- grafias que se conservan de ella cuando ya era abuela, vestida toda de negro, el severo rostro enmarcado por un tupido velo que oculta sus cabellos, sus or¢jas o su barbilla, a duras penas dejan adivinar a la joven de esta época, Su existencia no era de color de rosa. Maltra- tada por su marido, también ella maltrata a Soso. Svetlana da testi- monio de ello: «A veces mi padre nos contaba cémo su madre le zu- rraba cuando cra nifio»®. Al parecer, durante Ia tltima visita que hizo a su madre, Stalin le pregunt6: «gPor qué me pegabas tan fuer- te? «Asi es como te hiciste tan bueno», le respondié ella. De todos modos, Soso conservara un rasiro imborrable de esta infancia mar- cada por los golpes. Mas tarde, durante los interrogatorios de sus victimas, aconsejara a los miembros del NKVD: «jPegad! ;Pegad!». Al mismo tiempo, su madre intenta protegerlo y consagra todas sus energias a su educacién. En 1930 lo describira ante un periodis- ta americano, Knickerbocker, como un nifio modelo: «Soso siempre fue bueno. Nunca tive que castigarlo. Estudiaba mucho, y siempre estaba leyendo o hablando, ¢ intentaba aprender de todo». Yaad «Era mi tinico hijo y yo lo mimaba»%®. Iosiv no tiene hermanas ni hermanos, en esta época de familias numerosas —a pesar de los es- tragos que causa la mortalidad infantil, los hijos tinicos son muy po- co frecuentes-, la situacin de Stalin, un hijo timico maltratado por su padre y sin otro lazo afectivo que el tosco amor de una madre abrumada por cl trabajo y las tareas domésticas, es bastante excep- cional. Nunca conocié el afecto ni las rivalidades que pueden unir a los hermanos. El universo del sentimiento se reduce al solo amor de una madre piadosa, entregada y obstinada, pero poco expansiva. Es- (a myjer analfabeta, capaz apenas de garabatear su nombre, sucha con sacar a su hijo de ese ambiente y hacerlo sacerdote, el unico modo de ascenso social posible para el hijo de un zapatero y una 8S, AuiLUtEVA, Vingt lettres dun ami, op. a, p. 168. 2H. KNICKERBOCKER, Les progrés dit plan quinguenmal (Los progresos del plan quinque- lah, Ubrenia Valois 1851, p16 ih . 29 | i JEAN JACQUES MARIE, criada. Para lograr sus fines, Catalina lucha con un encarnizamien- to que marcard a Soso y le transmitira, como subraya Svetlana, «su firmeza, su testarudez, su severidad, su moral puritana, su caracter viril [...]. A su manera, concluye, él la quiso y Ja respeté toda su vi- da»24, Pero le costaba manifestarlo. Las dieciocho cartas que en. quince afios, de 1922 a 1937, enviaré asu madre, sola y recluida, son extremadamente secas. Es cierto que Stalin siempre vivié encerrado en si mismo, pero esas cartas telegraficas que repiten incansable- mente formulas estereotipadas alcanzan un extrafio grado de laco- nismo. La hipérbole de los rimales deseos de larga vida («que vivas mil afios») esconde dificilmente la incapacidad para expresar un sentimiento real. No sabia qué decir a una mujer ajena a su uni- verso y a sus anhelos: una indiferencia, sin duda, que refleja tam- bién su voluntad de cortar cualquier lazo con la etapa ya concluida de su infancia. En 1883, Visarion deja a su mujer y a su hijo. Incapaz de mante- ner su propio taller a punto de desmoronarse, parte a emplearse en la fabrica de calzado Adeljanov, en Tiflis. Segiin el novelista Rad- zinski, Keké, endurecida por su trabajo, se defiende cada vez mejor de su ignorante marido y le devuelve golpe por golpe. Beso acaba por sentirse a disgusto en un hogar del que ya no es el duefio y po- ne tierra por medio. Sin embargo, no hay testigos de estos imagina- rios altercados. Un burdo rumor extendido por el hijo de Beria en la edicién francesa (jpero no en la rusal) de sus memorias convierte a Keké en una mujer de costumbres ligeras. La realidad es que Keké se emplea como criada en casa del sacerdote ortodoxo Tcharviani y se instala junto con su hijo en un pequeiio apartamento contiguo a la vivienda. De vez en cuando, Visarion regresa al domicilio conyu- gal a pegar a su esposa. Un dia, Iosiv, indignado, le lanza un cuchi- Ilo, pero falla y Visarion se abalanza sobre él. El muchacho huye a casa de unos vecinos, que se encargan de albergarle hasta la marcha de su enfurecido padre. En 1906, Stalin difundira una imagen mitica de los aios pasados por Visarion en los sombrios y malolientes talleres de la fabrica Adeljanoy, en la que los obreros trabajan 14 0 15 horas diarias. Lo 2S, ALULUIEVA, Vingt lettres d'un and, op. cit, p. 214. % Todas las cartas de Stalin a su macire estén traducidas en JJ. Mawut, La jeunesse de Stali- ne, Paris, Autrement, 1998, pp. 60-04. 30 EL HIJO DEL ZAPATERO__ . que cuenta Stalin es la historia edificante de un zapatero propieta- rio de un pequefio taller que se ve obligado a cerrar, arruinado por la competencia, y que marcha a Tiflis a contratarse en Adeljanov so- fiando con conseguir un pequefio capital que le permita reabrir su taller. «La situacién de este zapatero ya es proletaria, pero su conciencia no; su conciencia atin es completamente pequefio-bur- guesa»®®. Este zapatero proletarizado se enfrenta con la dura reali- dad que le hace madurar; trabaja, pero no amasa nada porque su salario a duras penas le llega para vivir. Al mismo tiempo, se ha libe- rado de los problemas del amo de taller, y los sabados se embolsa la paga. Todo esto barre sus sueiios pequefio-burgueses. Como su sala- rio es insuficiente, reflexiona sobre el mejor modo de conseguir un aumento; oye a sus camaradas hablar de huelgas y sindicatos; toma conciencia de la necesidad de hichar contra el patrono; acaba afilién- dose al sindicato; va a la huelga y pronto se convierte en socialista. Esta vision idilica de un Visarion andnimo y sobrio, que pasa de las borracheras y los golpes a Ja actividad socialista, es completamen- te imaginaria. En aquella época, el movimiento obrero georgiano se encuentra en el limbo. Atm no existe sindicato, circulo socialdemé- crata ni huelgas. Asi pues, es imposible que Visarion haya podido vi- vir ese paso ejemplar desde el espiritu pequefio burgués a la conciencia proletaria: un padre ideal ha sustituido al padre real, cu- ya historia, revisada y corregida, utiliza losiv para ilustrar el aforismo marxista segtin el cual la existencia determina la conciencia. Visa- rion no ha combatido el embrutecimiento del trabajo en la Fabrica més que con el alcohol. Su existencia ha determinado su conciencia, si, pero justamente en sentido inverso al de este cuento rosa. A los 7 afios, Iosiv contrae Ia viruela. Su rostro quedara para siempre acribillado de agujeros. Los fotégrafos oficiales se emplea- ran a fondo para presentar un cutis liso, pero los estigmas de la en- fermedad le valdran enue la policia el sobrenombre de «el picado». Hasta la edad de 9 aiios, pasaré la mayor parte del tiempo en la calle con los demas chicos del barrio, que no hablan més que el georgia- no como su madre, Un dia, un coche lo atropella, y lo llevan a casa todo ensangrentado. EI se incorpora un poco en Jas parihuelas y, antes de desmayarse, musita a su madre que esta fuera de si: «no te preocupes, todo ira bien». Pero la herida se infecta y produce un 25 STALIN, Ocwares complites, 1, p. 314. «Anarchisme ou sociatismen, 31 JEANJACQUES MARIE = envenenamiento de la sangre; el accidente y la infeccién le defor- man del todo el brazo izquierdo, ya atrofiado desde su nacimiento. Segiin sea el talante de los testigos, se presenta a Soso como un muchacho alegre o malhumorado, buen camarada o colérico cabe- cilla. Hanna Mochiachvili, que se declara amiga de Keké, afirma: «Su siniestra vida familiar habia endurecido a Soso. Era un nifio in- solente, grosero y testarudo». Pero incomprensiblemente aiade: «Era para nosotros como nuestro propio hijo. a pesar de todos sus defectos. La calle, con sus juegos y sus peleas para las que carece de la cor- pulencia y de los puiios suficientes para imponerse como jefe, es su primera escuela. Enclenque como es, y en plena neumonia, Stalin incuba Ja tuberculosis. En la ditima fila de condiscipulos de una fo- tografia tomada a los alumnos del seminario menor que le sacan una buena cabeza, destaca por su pequeiia estatura y su aspecto es- mirriado. El miedo a verse derribado por Jos golpes en las rituales peleas callejeras a causa de su pequefiez y de su frégil constitucion le hacen afin més introvertido y rencoroso. Cuando Tleguen los tiempos de la leyenda, este chiquillo enclen- que se transformar en un campeén de todas las categorias. Un le- jano camarada de infancia lo describe como wn nadador sin rival que, desde los 6 afios, cruzaba el Kura de un tir6n, sin detenerse si- quiera a coger aire, igualando asf el récord de un Mao Tse-tung que, con mas de 60 afios, atravesaba las aguas del Yang-Tsé, un rio no tan rapido como el Kura pero mucho més caudaloso. La reali- dad es que Stalin no sabia nadar, contentindose con chapotear en el agua, ni practicaba ningiin otro deporte. Su mitica superioridad se establece en todos los érdenes: «Con el balén, dice uno, sabia se- leccionar a los mejores jugadores, de modo que nuestro equipo ga- naba siempre»; saber elegir a los miembros del equipo es una carac- teristica del lider. Otro alaba su «voz dulce y sonora» que impulsara a la direccién del seminario a escogerlo para el coro; en 1892 Hega- ra.a cantar un solo durante una misa en honor del zar. Stalin crece poco y despacio: nunca superaré el 1,62 m, lo cual le hace sufrir. Al igual que Luis XIV, se har fabricar alzas para los zapatos y, en lo posible, procurar4 elegir colaboradores de baja es- tatura. “" Gitado por E. RavziNski, Staline, Moscé, Vagrius, 1997, p. 30. 32 . EL HIJO DEL ZAPATERO Le encanta gastar bromas. Un dia se sube al tejado de una casa y mete por la chimenea un ladrillo que acaba cayendo en la lumbre y proyectando las brasas sobre los ocupantes, Con los pajaros, que ca- za a pedradas, 0 con el resto de los animales, no muestra mas pie- dad que los pequefios camaradas de su entorno. En esta crueldad con respecto a los animales, banal a su edad, hay quien ve exagera- damente la sefial -que no parece una prueba suficiente- de una psi- copatia paranoica. Parece excesivo buscar en el joven Stalin los indi- cios del futuro tirano. En efecto, demasiado fragil para imponerse por la fuerza, y demasiado introvertide para dominar mediante la palabra, Stalin, igual que miles de nifios mas, no Negé a sep jefe de una banda, ni reiné sobre los muchachos de la calle Sobornaia, ni conocié los placeres embriagadores de esa autoridad efimera, pero absoluta, En septiembre de 1888, a la edad de 10 afios, Soso entra en el se- minario menor de Gori, algo asi como una escuela primaria ortodo- xa, La pobreza de Keké, que acepta realizar las faenas domésticas en la institucién, y el apoyo del padre Tcharviani, que es quien la con- trata, permiten a Soso —considerado como «uno de los alumnos mas pobres y mas dotados»— obtener una beca completa de 3 rublos mensuales. Su madre echa Ia casa por la ventana: el dia del ingreso, 1 de septiembre de 1888, Soso llega a la escuela vestido con un abri- go azul nuevo, la cabeza cubierta con una gorra de fieltro y un pa- fiuelo rojo al cuello. No tiene nada que envidiar a los hijos de las fa- milias mas adineradas. De este modo, desde el primer dia, la escuela le parece un lugar donde tomarse la revancha y ascender so- cialmente. Por entonces, Rusia atraviesa una ctapa de fuerte reaccién. Ale- jandro III refuerza el cardcter policial de la organizacién religiosa rusa: todo stibdito del lmperio se inscribe.como miembro de una confesién autorizada; el estado civil y el matrimonio se consideran competencia del clero, y el ateismo queda oficialmente prohibido. A los ortodoxos se les prohibe también cambiar de religién; a los demés cristianos, la conversién a una religién no cristiana; y al judio o al musulmén convertidos a la ortodoxia, volver a su antigua reli- gion. La conversién de un cristiano no ortodoxo y de un judio a otra confesién que no sea la ortodoxa queda bajo la autorizacion del Ministerio del Interior. Y la de un no cristiano (a excepcion de os judfos)... bajo la del Ministerio de Asuntos Exteriores. Fl matri- 33

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